domingo, 25 de agosto de 2019

Cayetano Palomino Palomino de Méjico

Cayetano Palomino, Palomino de Méjico
Foto: Búscame en el ciclo de la vida
En el primer tercio del siglo XX, apareció brevemente por las plazas mexicanas y con más frecuencia por las españolas, un torero que de este lado del Atlántico se anunció con su nombre, Cayetano Palomino y de aquél otro lado, fue más conocido como Palomino de Méjico, quizás para diferenciarlo de otro novillero del mismo apellido, Miguel Palomino, originario de Teruel, contemporáneo suyo y que gozó de cierto predicamento por aquellas calendas.

Cossío establece que Cayetano Palomino Benito – ese es su nombre completo – nació en la Ciudad de México el 7 de agosto de 1910. A partir de ese hecho se le considera un torero mexicano, pero existen evidencias que establecen como su lugar de nacimiento la ciudad de Madrid, el 7 de agosto de 1906. De esto me ocuparé un poco más adelante y estableceré mi particular teoría al respecto.

Cayetano Palomino no llegó a ser una figura del toreo. Es un caso interesante, pues su momento de mayor desarrollo coincide con el estallido de la Guerra Civil en España, misma que detuvo la carrera de muchos diestros y terminó con la de otros.

Palomino de Méjico se presentó en el Toreo de la Condesa el sábado 14 de septiembre de 1929, en la víspera de la novillada de la Oreja de Plata. Alternó en la lidia de novillos de Ajuluapan, anunciados como fracción de Tepeyahualco con Jesús Quintero, Paco Hidalgo, Miguel Gutiérrez, Pedro Peña y Juan Prieto y el cronista de El Taurino – semanario continuador de Toros y Deportes – señala que se le vieron buenas maneras y mucha habilidad con las banderillas.

En España

De sus actuaciones en ruedos hispanos pude localizar relaciones de algunas de ellas, de las que por orden cronológico extraigo lo siguiente:

En Tetuán el 7 de mayo de 1933: Novillos de Juan Belmonte (ganadería debutante) para José Vera Niño del Barrio. Manuel Suárez Magritas hijo y Palomino de Méjico. (Magritas herido, no mató ninguno). La crónica publicada en el ABC de Madrid del 9 de mayo relata lo siguiente:
En Cayetano Palomino, el torero mejicano, vimos apuntar más netamente en su actuación el estilo de un buen estoqueador de toros, aparte de otros detalles que le acreditan como poseedor de excelentes condiciones de torero. Con el capote supo parar y mandar con temple; quitando estuvo oportuno y adornadísimo, y como banderillero hizo gala de formidables facultades en el momento de unir los brazos, clavar y salir limpiamente de la reunión. Sus faenas de muleta en los tres bichos fueron de dominio, sobre todo en el quinto, al que muleteó por bajo de forma inmejorable, para entrar tres veces a herir, en corto y despacio, agarrando la última vez una magna estocada… Al sexto no le supo sacar todo el partido que permitían las condiciones del bravo novillo; no obstante logro lucidos muletazos de pecho y repitió su estilo de buen estoqueador. En este muchacho hay masa para moldear una buena figura taurina. – J. Carmona.
En Barcelona, el 3 de marzo de 1935: Novillos del Marqués de Albayda para Edmundo Zepeda El Brujo, Jesús González El Indio y Cayetano Palomino. En la crónica que se publicó en el semanario Fiesta Brava del 8 de marzo siguiente se dice:
Gustó el debutante Palomino y para él fueron las palmas más sinceras de la tarde… Desde el primer momento se apreciaron en el muchacho destellos de torero de buena clase… Está enterado del oficio y da en todo momento la sensación de que hay en él un novillero cuajado... La faena de su segundo tuvo más consistencia. Bravo y con temperamento el novillo, Palomino pudo desarrollar un toreo que produjo legítimo entusiasmo… Llevando siempre toreado a su enemigo, pasó por el de pecho varias veces en unos muletazos largos y ceñidísimos, dibujó unos trincherazos magníficos de aguante y mando y entre ovaciones y música, cada vez más metido en el toro, hizo un faenón al que puso por contera un estoconazo a un tiempo quedando prendido de un pitón… Se le ovacionó, cargaron con él en hombros y entre aplausos dieron con él la vuelta al ruedo y se lo llevaron hasta el coche... Gustó Palomino. Puso vibración en todo lo que hizo y junto a la frialdad de sus compañeros, su trabajo destacó notablemente... Trincherilla  
En Salamanca, el 23 de junio de 1935: Novillos de María Montalvo para Cayetano Palomino, Silverio Pérez y Jaime Coquilla. La crónica publicada en el ABC de Madrid del 25 de junio siguiente cuenta:
Salamanca 24, 12 mañana. – Ayer se celebró la novillada para la presentación profesional del joven ganadero Jaime Coquilla… El ganado, de doña María Montalvo, fue excelente; a dos bichos se les dio la vuelta al ruedo… Palomino de Méjico dio buenos lances al primero y le clavó tres buenos pares de banderillas; muleteó embarullado y movido, sacando algún pase aceptable para estocada ladeada y un descabello al tercer golpe. En el cuarto lanceó vulgarmente y puso tres pares de banderillas formidables. Hizo faenas de muleta buenas y adornadas para media estocada delantera, que le valieron ovación y oreja…
Presentación en Madrid, el 25 de agosto de 1935: 6 de Ramón Ortega y 2 de Lorenzo Rodríguez para Silvino Zafón Niño de la Estrella, Paco Bernal, Cortijero y Cayetano Palomino. La crónica de Eduardo Palacio publicada en el ABC de Madrid el 27 de agosto siguiente cuenta:
Cayetano Palomino es un diestro mejicano que hacía en esa fiesta su presentación dando la impresión en ella de ser un muchacho valiente, si bien manejando el percal ignora casi lo más rudimentario. Se banderilleó fácilmente sus dos enemigos, menester que domina, y se le aplaudió, y con la franela se mostró también un tanto verde. Por la muerte de su primero, realizada de media estocada en lo alto, se le ovacionó, haciéndole salir a los medios, y concluyó con el que cerró plaza, ya encendidos los focos, de tres pinchazos y media estocada... E.P.
En Tetuán, el 22 de septiembre de 1935: Novillos de Clemente Tassara, antes González Nandín para Palomino de Méjico, Manuel Suárez Magritas hijo y Pedro Martín Carmona. La crónica aparecida en el ABC de Madrid del 24 de septiembre siguiente relata:
En ese ambiente de alegría que hemos hablado vimos a Palomino de Méjico manejar con suavidad el capote y tirar con lentitud del toro, con ese estilo moderno que ha borrado el antiguo lance, movido y desajustado, y en los quites torear por chicuelinas y verónicas de rodillas, y después banderillear aguantando fuertes arrancadas con magníficos pares de frente, por ambos lados, y al cambio, verdaderos alardes de arrogancia y de arte. Y si bien estuvo en su primer novillo, al que, después de dominarle en tablas, le hizo rodar de soberbio pinchazo y media estocada en las agujas, logró superarse en la lidia cuidada que le dio a su segundo, al torearle con suavidad a la salida y en los quites, al clavarle cuatro pares de banderillas y al desarrollar con la muleta una teoría de naturales ligados con los de pecho, cambiándose la muleta de mano, molinetes y rodillazos que culminaron en un gran pinchazo, una estocada y un descabello. Palomino de Méjico cortó la oreja, dio la vuelta al ruedo y tuvo una apoteosis triunfal... J. Carmona
De lo que se transcribe hasta aquí podemos deducir que Cayetano Palomino fue un torero que era eficaz con la capa, un muy buen banderillero y también un eficaz estoqueador. Tanto así, que el año de 1935, según Cossío, logró sumar la friolera de 30 fechas, lo que lo dejaba a mi juicio en la antesala de una alternativa para el año de 1936, pero la actividad taurina quedó truncada por el estallido de la Guerra Civil y seguramente por eso no ocurrió.

El mismo Cossío señala que recibió la alternativa en Talavera de la Reina el 12 de octubre de 1937 de manos de Antonio Márquez y llevando a Victoriano de la Serna como testigo siendo los toros que se lidiaron de Galache. Por otra parte he de señalar que Antonio Fernández Casado en su obra Garapullos por Máuseres, fija la fecha un año antes, es decir el 12 de octubre de 1936, a unos cuantos días de la toma de la ciudad por las llamadas tropas nacionales.

El mismo Cossío señala que Palomino de Méjico toreó en Talavera y en Salamanca en el año de 1938 y que es a partir de ese año que se le pierde la pista en los ruedos hispanos.

¿Mexicano o Español?

Publicación aparecida en el ABC de Madrid el
11 de noviembre de 1978
Decía al principio que Cossío establece su lugar de nacimiento como la Ciudad de México. En la búsqueda de información acerca de este torero – he de aclarar que llevo una bitácora de los toreros mexicanos que han recibido la alternativa en plazas españolas y francesas – me encontré con un aviso judicial publicado en el diario ABC de Madrid el 17 de noviembre de 1978 en el que la que supongo ya entonces viuda del torero, promovía su declaración de muerte por ausencia prolongada.

Mi deformación profesional me hizo referirme a la legislación civil sustantiva y procesal vigente en el momento de la publicación para ver los alcances de la información allí contenida, sobre todo la que se refiere al lugar y fecha del nacimiento del diestro, que se señala como ocurrido en Madrid el 7 de agosto de 1906.

La iniciadora del proceso de declaración de muerte de Cayetano Palomino Benito tuvo que acreditar la celebración de su matrimonio con él y para celebrar ese acto del estado civil ambos contrayentes tuvieron que demostrar entre otras cosas su lugar de nacimiento y su filiación, razón por la cual, puedo concluir con algún margen de error que Cayetano Palomino nació efectivamente en Madrid, que su nacionalidad era española y que el único motivo por el cual se le anunciaba como Palomino de Méjico era quizás porque inició su carrera como novillero aquí en México antes que en España.

Existe otro motivo que puede reforzar mi anterior argumento, es que de haber sido efectivamente mexicano, el decreto publicado en la Gaceta de Madrid el 3 de mayo de 1936 y que desencadenó lo que se ha dado en llamar el boicot del miedo le hubiera impedido seguir actuando en España y hubiera tenido que regresar a México a bordo del Cristóbal Colón junto con los otros seis matadores de toros, trece subalternos y dieciocho novilleros que fueron deportados tras la puesta en vigor de la disposición firmada por Enrique Ramos, Subsecretario del Trabajo y Acción Social del Gobierno de la Segunda República Española.

En fin, que esta es una historia que tiene mucho todavía por escribirse, según se ve de todos los datos que están aquí.

En La Fiesta Brava, Barcelona
13 de abril de 1934

domingo, 18 de agosto de 2019

18 de agosto de 1946. Muere Eduardo Liceaga por cornada recibida en la plaza de San Roque

Eduardo Liceaga
Foto: El Ruedo
La dinastía Liceaga es una de las más largas que han existido dentro del llamado planeta de los toros. El tronco inicial surge de Mauro, David y el personaje que me ocupa el día de hoy. Después vendrían Anselmo, un segundo Mauro, otro Eduardo, Javier, Carlos y para cerrar temporalmente el círculo, un nuevo David.

Eduardo Liceaga Maciel nació en la Ciudad de México el 20 de noviembre de 1922, estando ya dedicados sus hermanos Mauro y David a las cosas del toreo, su familia procuró que él se dedicara a los estudios y logró avanzar hasta iniciar los de bachillerato. Sin embargo al cumplir ya los 17 años inició su andadura por los ruedos actuando como sobresaliente en algunos festejos en los que actuaba David su hermano, adquiriendo preparación para presentarse como novillero.

Se presenta en El Toreo de la Condesa el 6 de agosto de 1944, para lidiar novillos de Rancho Seco, alternando con Tacho Campos y Nacho Pérez, tarde en la que dio dos vueltas al ruedo y de la que me he ocupado en este lugar en esta misma Aldea. Se presentó en la plaza de Las Ventas el 26 de agosto de 1945, alternando con Rafael Llorente y Luis Álvarez Andaluz Chico, en la lidia de novillos de Garro y Díaz Guerra, cortando una oreja en esa tarde y logrando hacer una interesante campaña en ruedos hispanos que le invitó a permanecer en aquellas tierras el invierno de ese año para preparar la temporada siguiente. De acuerdo con las informaciones de la prensa de la época, la intención de Eduardo era recibir la alternativa al final de la campaña de 1946, para regresar a México como matador de toros. La fecha escogida sería el 6 de octubre en Barcelona, con Carlos Arruza como padrino.

La tragedia de San Roque

Pero para llegar a ese día tendría que cumplir con varios contratos pendientes. Entre ellos se encontraba el pactado para las fiestas de la plaza de San Roque en el Campo de Gibraltar. La fecha se pactó para el domingo 18 de agosto de ese 1946 y para lidiar novillos de Concha y Sierra se le anunció con Julio Pérez Vito y Manuel Chaves Flores.

El primero del festejo se llamó Jaranero, era el número 93 y era de pelo cárdeno. Por antigüedad le correspondía a Eduardo Liceaga. La crónica publicada en el ABC de Sevilla el martes siguiente al festejo, relata lo siguiente:
Liceaga había sido aplaudido al lancear, a pesar de que el novillo embestía de muy mal estilo. Igualmente fue ovacionado al quitar, repitiéndose las ovaciones al colocar tres pares de banderillas, el último, al cambio. Brindó el infortunado diestro al público, empezando con tres estatuarios que causaron emoción, porque el bicho derrotaba. Lo saca a los medios, y al dar un pase de costadillo es cogido, suspendiéndolo el de Concha y Sierra uno segundos, lanzándolo aparatosamente. Acudieron al quite Vito, Chaves Flores y los peones, pasando el diestro a la enfermería en brazos de la asistencia, quedando en la plaza la desagradable impresión de la mortal cogida. Vito remata al novillo…
Por su parte, la Hoja del Lunes de Madrid del día siguiente al festejo cuenta lo siguiente:
El novillero comenzó a torear con la muleta, dando unos pases con la derecha bastante aceptables que el público aplaudió. Algunos espectadores le pidieron que toreara con la izquierda, y el diestro, accediendo a ello, se dispuso a hacerlo. En el instante de cambiarse la muleta de mano fue empitonado por la espalda y arrojado al suelo, de donde el novillo volvió a recogerlo y lo encunó por la entrepierna, teniéndole suspendido cerca de dos minutos y arrojándole nuevamente al suelo de forma violenta, hasta que acudieron al quite algunos de sus compañeros…
El recuento de la manera en la que se produjo el percance es breve, casi telegráfico y sin imágenes que nos puedan ilustrar para darnos una idea de lo que en verdad ocurrió hace setenta y tres años en San Roque.

Trasladado a la enfermería, se inició una lucha que tuvo un final indeseado. La historia que cuenta la prensa sigue estos derroteros de acuerdo con el ABC sevillano:
En la enfermería. El traslado a Algeciras. Fallecimiento del diestro. El parte facultativo. – Algeciras 19. – Una vez el diestro mejicano en la enfermería de la plaza de San Roque, le fue desinfectada y taponada la herida por los doctores Marenco y Luna, apreciándole dichos facultativos una grave cornada en la región glútea, por lo que dispusieron el traslado a Algeciras, lo que se efectuó, acompañándole el empresario de la Plaza de Toros de Algeciras, don José Casero y el médico señor Luna…
La Hoja del Lunes de la capital de España no es más prolija en detalles, según vemos enseguida:
Inmediatamente fue conducido a la enfermería, donde le practicaron la primera cura de urgencia el médico forense don Fernando Marenco Pereztébar y el capitán de Sanidad Militar señor Luna. Una vez curado y en vista de la gravedad de la herida, situada en la región glútea, y de no disponerse de medios suficientes en la localidad, se dispuso el traslado inmediato al Hospital Militar de Algeciras…
En Algeciras

Eduardo Liceaga, de acuerdo con la información periodística, ingresó en el Hospital Militar de Algeciras a las nueve de la noche. Algeciras se encuentra a trece o catorce kilómetros de San Roque, aunque trazar una línea de tiempo es complicado, porque no existe constancia de la hora de inicio del festejo, así como tampoco hay señalamiento de la hora en la cual el torero ingresó en la enfermería. Es de suponer, además, que la magnitud de la cornada, exigió a los médicos que la atendieron en primera oportunidad, invertir tiempo para contener la hemorragia que producía y estabilizar al torero herido para preparar su traslado al hospital en el que pudiera ser intervenido.

Las informaciones de la prensa refieren lo siguiente y continuando con el orden utilizado hasta ahora, recurro a la versión del ABC de Sevilla:
El señor Casero, a la llegada del Hospital Militar y por haber sufrido el diestro “schot” traumático a consecuencia de la hemorragia, se ofreció a dar su sangre para la transfusión no llegando, desgraciadamente a realizarse, porque sobrevino un nuevo “schot”, falleciendo a las veintidós horas. 
Rodeaban al diestro en aquél instante, su mozo de estoques y banderillero facilitando los doctores Martínez Zaldívar y Pérez Espá el siguiente parte facultativo: 
“A las 21 horas de ayer ingresó en este Hospital el diestro Eduardo Liceaga, el que, según manifestaciones del mismo y de sus acompañantes, fue herido por un toro en la plaza de San Roque, donde fue curado de primera intención. El diestro sufre una herida de asta de toro en la región pironeal, penetrante en pelvis que produce grandes destrozos, rotura de plexon, con gran hemorragia y “schot” traumático de carácter gravísimo, falleciendo en este hospital una hora después sin salir de dicho “schot”, a consecuencia de las heridas sufridas”
La Hoja del Lunes de Sevilla refiere esto:
Algeciras 18. – Eduardo Liceaga ha fallecido en el hospital de esta localidad a consecuencia de la cogida sufrida en el primer novillo de la corrida de esta tarde en San Roque. El infortunado diestro fue trasladado a Algeciras después de serle taponada la herida en San Roque. En el hospital, al tratar de intervenirle el doctor Pérez Espá sufrió dos “schots” traumáticos seguidos que no dieron lugar a empezar la operación, falleciendo a los ocho minutos de ingresar en el citado centro benéfico. – CIFRA
La Hoja del Lunes de Madrid refiere una ruta distinta en el traslado de Eduardo Liceaga al Hospital Militar de Algeciras como se ve enseguida:
En la enfermería de la plaza le fue taponada al diestro la herida, ordenando los doctores el traslado inmediato a Algeciras. Seguidamente, y en su coche particular, fue traído a esta localidad el diestro mejicano por el empresario de esta plaza de toros, don José Casero Pesino, que lo llevó primeramente a la clínica del doctor Pérez Espá, quien reconoció al herido y, en vista de la gravedad de la herida, ordenó su traslado al Hospital Militar, donde procedió inmediatamente, en unión del director de dicho centro benéfico, don Tomás Martínez Zaldívar, a operar; pero debido a la pérdida de sangre, sobrevino “shock” traumático por dos veces, falleciendo a las diez y media de la noche, después de recibir los Santos Sacramentos…
Como se advierte de esta última información, que de ser cierta, quizás se perdió un tiempo importante en la atención de Eduardo Liceaga en su traslado a la primera clínica, en lugar de llevarlo directamente al Hospital Militar para ser intervenido, pero al no haber uniformidad en las relaciones sobre ese suceso, es preferible ponerle un signo de interrogación.
Algeciras 19. – Hoy le ha sido practicada la autopsia, facilitando los mismos doctores Martínez Zaldívar y Pérez Espá el siguiente parte facultativo: “El parte de la autopsia ratifica en todo sentido el facilitado esta mañana”.
Es decir, que ratifica el parte médico dado originalmente.

La temporada de Eduardo Liceaga

En la temporada de 1946 toreó 15 novilladas más ésta en la que se encontró con la fatalidad. Actuó en las plazas de Barcelona, Valencia, Sevilla (3), Madrid (2), Badajoz, Granada, Peñarroya, Huelva, La Coruña, Málaga, Cantillana, Cazalla de la Sierra y San Roque y como apuntaba líneas arriba, tenía en apariencia, apalabrada la alternativa para el 6 de octubre en Barcelona, con Carlos Arruza como padrino. Todo eso se quedó como un apunte para la historia.

Algunas reflexiones sobre Eduardo Liceaga

José Carrasco, en la edición del semanario El Ruedo aparecida el 22 de agosto de 1946 escribió lo siguiente:
A Liceaga, el destino le empujó hacia los ruedos. Su envidiable posición le obligaba a arriesgarse en la dura pelea con los astados. Pero los recuerdos de su hermano mayor obraron como vivos estímulos en Eduardo, hasta hacerle abandonar los estudios del Bachillerato, que cursaba en la capital de Méjico. 
A los diecinueve años, edad que contaba el infortunado diestro, era ya una figura de la novillería. Y triunfó en España y en Méjico, y abandonó por completo su preparación académica, para la que reunía magníficas condiciones. 
Inteligente, culto, con facilidad para alcanzar el éxito en otras profesiones, el desgraciado diestro mejicano sentía mas honda la atracción del riesgo que el goce de una vida tranquila. Estaba dotado de gran valor, y su arte hacía suponer que en un futuro próximo alcanzaría las cumbres de la fama. 
Desde que llegó a la capital de España vivía para su profesión. Y la alternativa constituía para él la ilusión más fuerte de su carrera artística. El doctorado de manos de su paisano y maestro, Carlos Arruza le tenía en tensión. Ese 6 de octubre, en que alcanzaría la codiciada borla, con la que tanto había soñado, le preocupaba. 
Vino a España con esa ilusión. Y cifraba toda su gloria con regresar a Méjico de matador de toros. Por este motivo no fue el pasado invierno a Méjico y se quedó en España, para actuar en tentaderos, recobrar fortaleza y entregarse de lleno al entrenamiento con las vaquillas en las ganaderías... Esta obsesión de arrimarse a los toros y de exponer le ha cortado su vida en plena juventud. Por valiente y por pundonoroso, ha caído en la plaza...
Por su parte Roque Armando Sosa Ferreyro Don Tancredo, en su libro La Fiesta que fue de Toros y Toreros. Recopilación histórica hasta 1987, expresa lo siguiente acerca de este torero:
Había en él consistencia, tenía sitio en la arena y frente al toro, estaba en plena madurez. Era valiente, pero sin temeridades, sin locuras, y fundíanse en él – casos raros en el historial de la fiesta – el dominador y el artista. No era sólo una esperanza sino una floreciente realidad, aunque podía haber llegado a un desenvolvimiento de mayores dimensiones hasta culminar en la cima de los elegidos, mandones de su generación y de su época. Torero completo, practicaba todas las suertes del primero y el segundo tercios; con la muleta era poderoso y afiligranado — clásico y rondeño y sevillano — y con la espada sabía coronar sus faenas haciendo gala de la verdad y la maestría de los grandes estoqueadores de antaño...
Así fue como se rompió otra promesa que pudo engrandecer el nombre de México en los ruedos del Mundo.

domingo, 11 de agosto de 2019

En el 105 aniversario del natalicio de Calesero

Calesero y Danzante de Rancho Seco en El Progreso de Guadalajara

José Alfonso Ramírez Alonzo – así con z está en su partida de nacimiento – nació el 11 de agosto de 1914 en la entonces llamada calle de la Cárcel, hoy número 506 de la calle Cristóbal Colón del Barrio de Triana o del Señor del Encino en la ciudad de Aguascalientes. Ya me ocupé hace un lustro de hacer algunos apuntes biográficos aquí y aquí en esta misma bitácora y hoy quiero recordar al Poeta del Toreo en una tarde que fue una de las grandes de su paso por los ruedos, la del 15 de febrero de 1942, verificada en una de sus plazas talismán, la de El Progreso en Guadalajara, misma en la que alternó con Fermín Rivera y Paco Gorráez en la lidia de toros de Rancho Seco, en lo que fue la segunda corrida de una feria celebrada con motivo de las celebraciones por el cuarto centenario de la fundación de la Perla de Occidente.

La tarde de ese domingo resultó ser una triunfal, primero por el gran juego que dieron los toros de don Carlos Hernández Amozurrutia y después, por el extraordinario partido que les sacaron los toreros que los enfrentaron. La faena de la tarde fue realizada por Calesero al tercero de la corrida, nombrado Danzante por su criador y la crónica aparecida al día siguiente del festejo en el diario tapatío El Informador, firmada por El Tío Castuera, relata lo siguiente:
Los aficionados ocasionales a los toros tendrán que lamentarse de no haber asistido a la corrida de ayer, que en conjunto ha sido la mejor de la temporada. ¡Cuánta bizarría, cuánto arte y cuánta voluntad del triunviro de gladiadores que campearon en la segunda corrida de feria! No es difícil adivinar el por qué de que mucho público se haya ausentado, privándose de concurrir a este festival bravo, que de seguro será el que nos deje más gratos recuerdos. Hacía ya muchas temporadas que no veíamos pasear en son de triunfo por las arenas del coso, ni a los ganaderos ni a los empresarios, y ayer, después de los triunfos que alcanzaron tanto Fermín Rivera como Calesero y Paco Gorráez, el público pedía a grito en cuello la presencia del dueño de los toros, que había hecho el envío de una corrida tan pareja en bravura que hizo poner muy en alto la divisa de Rancho Seco, y que precisamente por los propios toros, que no eran catedrales ni llevaban mucha leña, habían sido el principal factor de no haber simpatizado muchos con la fiesta, y aún dudaron que alcanzara las proporciones halagadoras que tuvo, y se quedaron en casa... 
Tercero. – Danzante, negro meleno. Calesero, desde el primer momento en el que va frente al toro clava en la arena los pies y nos obsequia con dos lances de esos que le han dado personalidad, y en seguida cuatro más muy artísticos, y suena la ovación. Amezola pone una vara de exposición y Calesero con chicuelinas hace el quite y oye palmas. Hay otra vara y Fermín, puesto de hinojos, ejecuta dos faroles que son de luz intensa. Palmas y dianas. 
Cuando el bicho ha sido mal adornado por los del coso, Calesero se pone de rodillas y ejecuta el primer pase por alto, luego de pie estirándose y con arte muy peculiar, le anotamos uno por lo alto. Se pone la flámula en la siniestra y suelta un natural, pero el toro se le queda en la suerte y luego lo alegra para seguir con un pase de costado, tres derechazos, ayudados por bajo y uno cambiando de mano por detrás. 
Cambia de mano la flámula y con la zurda hay dos naturales, dos afarolados y suenan las palmas, y la música toca en su honor. Hay varios pases de los de Fermín Rivera, luego un molinete y otro mucho mejor, y se repiten las palmas. El toro cuadra y luego cobra una estocada que hace rodar a su enemigo sin puntilla. Palmas, música y se pide la oreja para el matador. El Juez concede y se le da también el rabo del bravo toro, que por un descuido no se le dio la vuelta al ruedo que bien que la mereció. En medio del jolgorio, cuando todo le mundo de pie aplaudía a Calesero, es sacado el ganadero don Carlos Hernández, y juntamente con el torero dan la vuelta al ruedo...
También ante el sexto tuvo Calesero una actuación destacada, pero emborronó lo realizado al fallar con el acero. La crónica citada nos recuerda:
…ÚLTIMO. – Cárdeno listón. Alfonso Ramírez lo torea con cuatro verónicas con los pinreles fijos en la arena. Palmas, y luego termina con lances de aliño. Amezola coloca un puyazo, y Calesero quita con faroles invertidos que son de su propia invención, siendo muy aplaudido. Otra vara y Fermín quita por cortinas, también de gran sabor. Paco se adorna con el percal, liándose con el burel y ganando nueva ovación y oyendo música. 
Alfonso ejecuta una faena pinturera muy emotiva y luego, después de un pinchazo tira a su enemigo patas arriba de una media estocada. Las palmas suenan y la música vuelve a sonar en su honor. 
Tanto Calesero como Fermín Rivera y Gorráez fueron sacados en hombros, al igual que el ganadero, siendo paseados los cuatro por las calles de la ciudad. Están Ustedes servidos.
Del resto del festejo se refiere lo siguiente: Fermín Rivera dio la vuelta al ruedo tras pinchar al primero Patito número 26 y cortó la oreja al cuarto, número 25 sin que en la relación del festejo se precise su nombre, acompañado al torero de San Luis Potosí el empresario Ignacio García Aceves; por su parte Paco Gorráez dio la vuelta al ruedo en sus dos toros, Pirinolo número 34 y Escorpión número 33.

A las figuras del toreo se les reconoce por sus realizaciones. Aquí tienen Ustedes la historia de una de las de Calesero, la que traigo a recuerdo en el aniversario de su nacimiento.

domingo, 4 de agosto de 2019

Detrás de un cartel (XII)

Antonio Toscano es un torero que poco resuena en los anales de la historia a pesar de que en su tránsito por los ruedos tuvo jornadas brillantes. Aunque Alfredo Marquerie, crítico de El Ruedo lo describe como alto y desgarbadote, de lo que he podido leer en la prensa de su trayectoria, hoy le conceptuaríamos como un torero de pellizco, de esos que hacen las cosas con finura.

Nació en la Guadalajara mexicana el 14 de enero de 1918. Se presentó como novillero en el Toreo de la Condesa el 27 de abril de 1941, para enfrentar novillos de Santín alternando con Ángel Procuna y Manuel Gutiérrez Espartero. En su ciudad natal, debutó el 12 de abril de 1942, formando terna con Nacho Pérez que también se presentaba y Juan Estrada, para lidiar novillos hidrocálidos de Peñuelas. Ese año del 42, don Nacho le vio posibilidades y lo programó tres tardes más, en las que compartió cartel con toreros como el infortunado Félix Guzmán, Luis Procuna o Gregorio García

Marcha a España en el año de 1945 una vez arregladas las relaciones taurinas hispano – mexicanas y logra presentarse en Madrid el jueves 10 de mayo de ese año, alternando con Rafael Llorente y José Catalán en la lidia de novillos de Pérez de la Concha y de su actuación escribió Giraldillo que su presentación hizo concebir grandes esperanzas… Tanto diría yo, que le repitieron en la fecha que me motiva a escribir estas líneas.

Para el domingo 5 de agosto de ese mismo 1945 se anunciaron novillos – desecho de tienta y defectuosos – de José María de Soto para Antonio Toscano, Manolo Navarro y Luis Álvarez Andaluz. Un festejo que como veremos enseguida, fue accidentado y en el que, la diosa fortuna estuvo del lado de Antonio Toscano.

Inicia la crónica de Giraldillo, aparecida en el ABC de Madrid del 7 de agosto siguiente al del festejo, con esta reflexión:
Novillos fogueados ...Y no era preciso hallarse en posesión de don profético para asegurarlo con éxito desde el día en que se fijó el cartel. De los cinco novillos que se jugaron pertenecientes a la vacada de Soto (López Plata), tres fueron fogueados, y el sexto lo hubiera sido también, a no volver a los corrales... ¿Cabe mayor proporción de mansos? El primero, que tomó cuatro varas, derribando a los jinetes en tres de ellas, dio mala lidia a la gente de a pie. Únicamente el torillo cuarto fue pasable. Y con estos mansos se presentaron tres novilleros de categoría. Tan de categoría y de interés para los aficionados, que se registró una entrada muy buena a pesar del calor y del insoportable bochorno. Ni Toscano, ni Manolo Navarro, ni Luis Andaluz podían ignorar que habían de vérselas con ganado de poca casta. Ni ellos, ni sus apoderados. Venían a correr un albur, que se presentía desfavorable, y lo corrieron. Yo se lo elogio. Sobre todas las reservas habituales pusieron el deseo de torear en Madrid. Séales esto alabado y agradecido, y tómeseles como descargo...
Por su parte, don Luis Uriarte, firmando como El de Tanda, en La Hoja del Lunes del día siguiente del festejo, hace la siguiente crítica:
De los cinco novillos de Soto, tres fueron fogueados. ¡Un éxito para el ganadero! Únicamente el cuarto cumplió en varas, pese a su flojedad de facultades – tomó dos y no admitió más que un par de banderillas –, y se dejó torear. Los demás, los otros cuatro, fueron broncos, huían hasta de su sombra y se defendían reculando y corneando con la incertidumbre y el traicionero instinto de los toros mansos, mansos, mansos... Por manso fue sustituido el sexto. ¿Con arreglo a qué reglamento? De sentar este funesto precedente, si de una corrida de seis toros salieran mansos los seis, habría que disponer de seis sobreros. Esto sería lo justificado si el reglamento lo dispusiera así; pero como no es así... Los toros mansos tienen su lidia…
Las crónicas del festejo me causaron cierta perplejidad al hablar de banderillas de fuego, pero la realidad es que investigando sobre el tema vine a enterarme que es hasta el año de 1950 que se sustituyen por las viudas, entonces, debió ser deprimente el espectáculo de ver a la mitad del encierro calentado por los cohetones en el segundo tercio y para más inri, ver a otro novillo devuelto por su manifiesta mansedumbre.

Los fogueados se los repartieron Manolo Navarro en el segundo y quinto lugar – lo que deja claro que a veces sí hay quinto malo – y Andaluz Chico con el tercero, pero además él vio al sexto devuelto y enfrentó al sustituto de Juan José Cruz que fue también una prenda.

El triunfo de Toscano

El cuarto de la tarde fue el único que se dejó hacer cosas y a partir de lo leído, Antonio Toscano se las hizo y le cortó la oreja. El de Tanda, le vio así:
A Toscano le correspondió el único novillo que se dejaba torear, y el mejicano lo aprovechó de la mejor manera posible. Hubo en su faena tranquilidad, aguante, compostura y hechuras de buen estilo. Si de algo se le podría tachar, es de haberse prolongado en su buen deseo de redondear el éxito. Así, le ocurrió que el novillo, tan flojo que no admitió más que dos varas y un par de banderillas, se le quedó a las dos docenas de pases, y a poco le estropea el triunfo. Se basó éste en los pases en redondo, en los ayudados y en algunos naturales, ejecutados con quietud, con prestancia y con decisión. Cortó la oreja y dio la vuelta al ruedo. Fue lo único, aparte algunos lances de capa de Navarro, que tuvo color y sabor de arte taurino en esta novillada, que duró, para aburrimiento de los espectadores, dos horas y media bien contadas. ¡Y con más de treinta grados a la sombra!...
Por su parte, Manuel Sánchez del Arco, Giraldillo entendió de esta manera su actuación:
Toscano brindó al público y comenzó la faena con dos pases por alto, muy quietos y elegantes, que elegante es este mejicano en el juego de muleta. Rompieron los olés entusiásticos y la faena se centró en unos soberbios pases en redondo. Tuvimos tres naturales y de nuevo surgió el muleteo en redondo, cerca, perfectos, medidos, con juego de toreo al natural. Seguían los olés la faena, que tuvo ligeras variantes sobre lo referido, y Toscano dio un pinchazo, para repetir después de unos pases buenos, con una estocada que mató sin puntilla. Tanto ha gustado la faena del mejicano, que le dieron la oreja, acompañada por una ovación larga…
Terminado el festejo, Antonio Toscano fue entrevistado por F. Mendo para el semanario El Ruedo, y estas fueron las impresiones del torero:
Como el hombre cortó una oreja, se le traslucía su contento a través del sudor vertido por todos los poros de su piel.
- Ese toro – el del trofeo – fue el de mejor embestida, aunque no anduviera desprovisto de sosería. Por su falta de alegría vino durante la lidia muy a menos. Por esta causa no pudo ser ni muy extensa ni muy vistosa mi faena de muleta. En los últimos pases hube de ayudarle con muletazos por bajo para hacer pasar a un novillo cuya fuerza se iba por momentos.
¿Contento amigo Toscano?
- Muchísimo, por haber conseguido cortar mi primera oreja en Madrid, que hace la octava desorejada en España. Y muy reconocido al público de la Plaza Monumental por las atenciones dispensadas, no solo hoy, sino también en la tarde de mi debut.
- Para terminar, ¿qué le pareció su primer enemigo?
- Pues que llegó a mis dominios con mucha fuerza, embistiendo mal y poniendo siempre de manifiesto sus ansias de coger. Era uno de esos toros que pareciendo bueno a los ojos del público, hace andar de cabeza a los que están en el ruedo...
Antonio Toscano
Foto: El Ruedo (08/08/1945)
Sin duda el torero mantenía los pies en la tierra. Eso le valió recibir la alternativa el 7 de abril siguiente en Barcelona, de manos de Domingo Ortega y llevando a Luis Miguel Dominguín como testigo. El toro de la cesión fue Rojillo de Atanasio Fernández.

Antonio Toscano falleció en la Ciudad de México el 26 de enero de 1993.

Así que esa es la historia detrás del cartel. Una historia que sin duda, merece ser contada.

Retales de información de la fecha

Muchos toreros mexicanos hacían campaña en ruedos españoles. De la prensa de esos días, extraigo lo siguiente:

El domingo 5, Carlos Arruza corta un rabo en Vitoria alternando con Domingo Ortega y Parrita. Toros de Luis Ramos (5) y uno de Cobaleda (5°)

El lunes 6, también en Vitoria, con toros de Antonio Pérez, Manolete reaparece alternando con Arruza y Pepín Martín Vázquez. Manolete corta 2 orejas del 4º, Arruza, 2 orejas del 5º.

En Santander, el domingo 5, Silverio Pérez escucha ovaciones, Manolo Escudero cumplió, Pepín Martín Vázquez corta una oreja y El Choni escucha ovaciones. Toros de Molero (6) y Villamarta (2).

En La Coruña. Toros de Gabriel González (1 rejones) y Conde de la Corte (6). Conchita Cintrón, vuelta al ruedo. Armillita, 2 vueltas al ruedo. Pepe Luis Vázquez, 2 orejas. Luis Miguel Dominguín, rabo.

Estella. Toros de Pérez de la Concha (4). Cañitas y Julián Marín, oreja cada uno.

Barcelona. Novillos de Manuel González (6) y Bernardo Escudero (2) Ricardo Balderas 2 orejas, Manuel Perea Boni, Alfredo Fauró, oreja y Lorenzo Pascual Belmonteño. Carnicerito de México y Arturo Álvarez Vizcaíno se encontraban en el tendido.

Barcelona. Lorenzo Garza sufre una recaída en su recuperación de la cornada sufrida el 31 de julio anterior. Presentó fiebre y tuvo que ser intervenido nuevamente por el doctor Olivé Gumá. Continúa el estado de gravedad.

domingo, 28 de julio de 2019

30 de julio de 1950. Por primera vez se transmite en señal abierta de televisión un festejo taurino en México

Miguel Ángel García
Foto: Mayo
Ya me había ocupado en esta bitácora de los asuntos de la fiesta con la televisión mexicana (aquí y aquí), pero las líneas pergeñadas tenían más que ver con asuntos de política y de administración del medio de comunicación que con la historia de su presencia en la fiesta. En ese espacio de hace más o menos una década, apuntaba también que el primer festejo transmitido, en una forma experimental por el ingeniero Guillermo González Camarena en una especie de circuito cerrado, fue la novillada que se dio en la Plaza México el domingo 4 de octubre de 1946, en la que ante novillos de Milpillas actuaron Saúl Guaso, Roberto Muñoz Ledo y Joselito Ríos y señalaba también que el segundo de la tarde mandó al taller de las reparaciones a Muñoz Ledo, quien salió de allí para cortarle la oreja al del lugar de honor.

Sin embargo, tendría que pasar casi un lustro para que se volviera a ver en la pequeña pantalla un festejo taurino. Rebuscando información sobre el tema, me encontré en la red una vista previa – ya lo tengo encargado – del libro del historiador y docente Carlos Silva titulado Los días que cambiaron México, en el que hace un breve, pero sustancioso resumen de la historia de la televisión mexicana y deja ver por qué tomó el camino que actualmente lleva. De la obra que cito, en su capítulo titulado La televisión comercial, copio esto:
..En 1946 se inauguró la primera estación de televisión experimental, con el auspicio de la Dirección de Telecomunicaciones. La señal quedó registrada con las siglas XH1GC - Canal 5, usando las iniciales de González Camarena... Las transmisiones experimentales se extendieron por dos años, y por la inexistencia de aparatos televisivos, los programas se transmitían cada sábado para ser vistos en los cines de la capital... 
...a finales de 1947 el presidente Miguel Alemán Valdés comisionó a González Camarena y Salvador Novo para que viajaran a Europa y “realizaran un estudio sobre el funcionamiento de la televisión y determinar las condiciones necesarias para traerla a México”. Novo analizaría los aspectos culturales, educativos y socioeconómicos y González Camarena los técnicos. El viaje resultó del todo fructífero, y casi un año después González Camarena realizó varios programas. Para uno de ellos, el de septiembre de 1948 que se transmitió desde el Estadio Nacional, ya contaba con siete receptores televisivos (de su propiedad), que se distribuyeron por varios puntos de la ciudad. Los temas fueron variados, sobre todo dedicados a productos de las casas comerciales y muebleras que apoyaron con dinero las transmisiones. Sin embargo, prevalecieron los temas de la agenda presidencial. (“Exposiciones objetivas de la Presidencia”). 
Y aunque González Camarena obtuvo la concesión televisiva para la trasmisión de su canal 5, paradójicamente, un empresario (de radio y prensa escrita) vio en la televisión un negocio con un potencial inacabable. En 1949, Rómulo O’Farrill acompañado de su hijo viajó a Estados Unidos y realizó un convenio con la compañía RCA para traer a México todos los implementos técnicos y poder instalar una estación de televisión, que tuvo su primera sede en los pisos 13 y 14 del edificio de la Lotería Nacional. “Fue tal la conmoción, la sorpresa y la curiosidad de las personas que causó la instalación de la antena trasmisora y el receptor de microondas, que el tráfico estuvo detenido por más de cuatro horas.” 
El 26 de julio de 1950 se realizaron las primeras trasmisiones de prueba. Apareció a cuadro Gonzalo Castellot leyendo las noticias del periódico Novedades y posteriormente Aurelio Pérez hablando sobre toros. De hecho, al día siguiente el mismo Aurelio Pérez (quien firmaba sus crónicas periodísticas bajo el seudónimo de Villamelón) transmitió en vivo una corrida desde la Plaza México. 
Las pruebas y experimentos habían terminado, y el 31 de agosto de 1950 se realizó la primera trasmisión comercial de televisión en México...
El profesor Silva incurre únicamente en un gazapo con el calendario. El festejo taurino transmitido en vivo no se celebró el 27 de julio de 1950 porque era jueves. La novillada a la que hace referencia se llevó a cabo el domingo siguiente, es decir, el 30 de julio de ese año

La novillada

La cuarta novillada de la temporada 1950 se formó con Curro Ortega, Antonio Gómez y el debutante Miguel Ángel García, ante novillos de La Laguna (5) y Zotoluca. Curro Ortega se presentaba en la temporada aunque su paso por el ruedo de la gran plaza ya databa desde el año de 1946 y Antonio Gómez se había ganado la repetición en su debut el domingo anterior. Por su parte, Miguel Ángel iniciaba ese domingo un camino de más sombras que luces que ya he apuntado también en esta ubicación y que terminaría en una tragedia.

La relación del festejo que encontré es la que publicó el semanario La Lidia de México, en su número 320, fechado el 4 de agosto de 1950 y he de señalar que ninguna mención hace al hecho de que el festejo haya sido televisado. Igualmente he de anotar que el ejemplar tampoco contiene alguna nota diversa que haga referencia a la presencia de las cámaras de televisión en la plaza de toros y es que ese medio de entretenimiento aún era cosa de iniciados.

La crónica a la que aludo, titulada Novillada intrascendente está firmada por Paquiro y de ella extraigo estos pasajes:
Escasísimas oportunidades tuvo el público para aplaudir, ya que el festejo se simbolizó por el fastidio que originó. – Curro Ortega, aparte de ahuyentar a la gente de los tendidos, demostró que nada tiene que hacer en los ruedos. – Oyó un aviso. – Antonio Gómez, con el segundo toro, lo mejor de la tarde. – Sus muletazos fueron torerísimos. – Miguel Ángel García – muy verde – tuvo detalles. – La Laguna mandó un encierro bravo, fácil, propicio, del que sobresalió el sexto, “Chinito”. 
Una vez más los tendidos registraron bajísima entrada. Daba tristeza contemplar las graderías de la “México” semi vacías y conteniendo un importante porcentaje de turistas. Porque la verdad de las cosas es que los aficionados autóctonos y auténticos prefirieron quedarse en casa, a desafiar otra tormenta – que al fin y al cabo no se produjo – y a soportar al diestro que figuró como primer espada y que bien sabe que nada tiene que hacer en los redondeles… 
Antonio Gómez estuvo en torero toda la tarde. Discreto en el triunfo. Pero torero cabal.
Cierto es que no se puede pedir a los diestros que siempre estén en plan de apoteosis, y mucho menos, tratándose de un principiante como Gómez. Pero el hecho de que haya estado sereno, entendido, capaz, tranquilo y muy dueño de la situación, es un dato halagador, como halagador fue su éxito brillante del día de su presentación. 
Gómez, aparte de capacidad, demostró que es un artista. Todo lo hizo con gusto, con sabor, con tino, sintiendo el toreo e interpretándolo con verdadera inspiración. La esperanza que en él fincó la afición desde su debut quedó plenamente ratificada. 
Si en esta novillada se escucharon palmas, ello fue obra de Gómez que, en realidad no fue ovacionado como se debía, ya que el trasteo que le instrumentó al segundo de la tarde fue magnífico y enaltecedor. 
“Rasposo” se llamó este bicho. De 336 kilos, cárdeno y bien armado. Lo saludó Antonio con una tanda de verónicas en la que hubo tres muy buenas. El remate fue artístico. En su quite volvió a instrumentar la verónica aguantando a ley. Ovación. Miguel Ángel dio la sorpresa de la tarde al burilar otras verónicas templadísimas. Recortó y se llevó sonora ovación. Inició Antonio Gómez su faena con pases por alto. Estéticamente hizo la estatua el muchacho. Citó de largo y ligó una tanda de naturales en un palmo de terreno. Se adornó y al fin cuajó el forzado de pecho de gran calidad. Continuó con torerísimos derechazos para terminar con una serie de manoletinas muy ajustadas. Puso el punto final con el de pecho. Ahí terminó su trasteo que mucho dice de la capacidad torera y artística de Antonio Gómez que había conseguido una actuación serena, templada, torera… 
Miguel Ángel. La primera intervención en su debut fue estrepitosa. En el quite del segundo toro, echó las manos abajo y templó a ley varias verónicas. Un monumento. Pero después Miguel Ángel, aunque derrochó valor y voluntad, no logró que la gente lo tomara en serio. Está auténticamente verde. Carente de posibilidades y recursos para solucionar el problema que significa el vestirse de torero en el coso más grande del mundo. 
El sexto, “Chinito”, por principio de cuentas, le propinó tremenda paliza en el rumbo del burladero de matadores. Y con la franela Miguel Ángel dio la impresión de que solo ha aprendido un solo pase: el forzado de pecho, porque este lo repitió con tal insistencia que hasta llegó a fastidiar. Nuevamente sufrió enormidades antes de acertar con la estocada final. 
Obligación de Miguel Ángel es aprender el toreo. Su valor y voluntad representan significativa “madera”… 
Don Romárico González tuvo a bien enviar un encierro cómodo, bien presentado y con inocente bravura. Cierto es que los picadores ejercieron sus funciones en forma salvaje restándoles facultades a los bichos, que de esta manera llegaron al tercio final un tanto agotados y carentes de alegría. Pero si los diestros así lo hubieran querido, a la mayoría de los laguneros le hubieran sacado mayor partido. 
Traían sangre buena, noble y no necesitaban sino que les llegaran cerca y los aguantaran toreramente. 
La divisa tabaco y rojo escuchó ovaciones.
Terminando

Como podemos apreciar de lo aquí transcrito, desde el título se nos indica que el festejo apuntó apenas algunos detalles en la actuación de dos de los diestros actuantes – los más nuevos – y el buen juego de los novillos de La Laguna. Lo único que la hace trascender es precisamente el hecho de que fue transmitida por televisión, en señal abierta, para que todo aquél que tuviera un aparato receptor y la antena necesaria para ello, hubiera podido apreciar desde la comodidad de su hogar el festejo celebrado. No encontré en la prensa de la época algún anuncio de que se fuera a realizar la transmisión y creo que no hay un censo de cuantos aparatos de televisión había en los hogares mexicanos en esa época, así que es casi imposible saber la penetración que tuvo la transmisión que es motivo de estas líneas, así que me quedo con el único hecho constatable, que es que se realizó.

domingo, 21 de julio de 2019

22 de julio de 1951: El Callao y Cuadrillero de San Mateo

Fernando de los Reyes El Callao
Foto: Fred Hochberg ©
Colección: El Mundo
La memoria del aficionado tiene espacio para recordar muchas grandes faenas, pero la sección dedicada a las hazañas de los novilleros es generalmente reducida y es que los noveles – al menos en otros tiempos – transitan en gran número por los ruedos y son pocos aquellos que permanecen en el recuerdo colectivo. En las plazas de la capital mexicana, son tres o quizás cuatro las faenas realizadas por novilleros que han trascendido el tiempo y permanecen en la memoria, como la de Rafael Osorno a Mañico de Matancillas en el Toreo de la Condesa o la de José Antonio Ramírez El Capitán a Pelotero de San Martín en la Plaza México. De la que hoy me ocuparé, creo que puede ocupar un lugar en la historia de la fiesta junto con las dos que mencioné arriba. Me refiero a la que Fernando de los Reyes El Callao realizó al novillo Cuadrillero de San Mateo en el ruedo de la Plaza México.

Fernando de los Reyes tuvo un largo paso por la arena del Coso de Insurgentes. Desde que se presentó allí el 12 de junio de 1949, hasta el 28 de enero de 1968 que pisó su arena por última vez vestido de luces, actuó allí 50 tardes, de las cuales 36 fueron novilladas, prueba de la inquebrantable fe que tuvo en él el doctor Alfonso Gaona y del respeto y el cariño que por el sintió la afición de la ciudad de México que supo esperarle hasta el momento en el que estuvo listo para dar lo mejor de sí delante de los toros y decir el misterio que llevaba dentro. Algo más de su paso por los ruedos lo pueden consultar en esta ubicación.

La temporada de novilladas de 1951, la sexta de la historia de la Plaza México se inició el 20 de mayo de ese año y terminó el 28 de octubre con un balance de 23 festejos celebrados. El Callao toreó ocho de ellos, cortando un total de cuatro orejas.

El Callao y Cuadrillero

La décima novillada del serial se anunció con novillos de San Mateo para el debutante sevillano Julio Pérez Vito, Fernando de los Reyes El Callao y Miguel Ángel García, quienes actuaron ante una respetable entrada, como las que generaban los festejos menores en aquellos ayeres.

Las crónicas de agencia son breves. Como decía la semana anterior, casi de stock, pero nos permiten conocer, aparte del triunfo de El Callao, qué fue de la actuación de sus alternantes. En primer término recurro a la aparecida en el diario El Informador de Guadalajara del día siguiente del festejo, que relata lo siguiente:
El Callao logró ligar magnífica faena ayer a un toro de San Mateo
El Vito no tuvo mucha fortuna, aún cuando se le vio “algo”
Miguel Ángel derrochó voluntad
(Por hilo directo) 
México D.F., julio 22. – Magnífico ganado de San Mateo se lidió hoy por la tarde en la plaza México, sobresaliendo el primero y el segundo y siendo de bandera el quinto que mereció los honores de la vuelta al ruedo. 
En cuanto a los novilleros Fernando de los Reyes “El Callao” y el español Julio Pérez “Vito” que debutaba en medio de la expectación y Miguel Ángel, el triunfador fue "El Callao". 
“El Callao” supo aprovechar a su primero, lo toreó con aliño pero sin parar, en cambio a su segundo, el magnífico ejemplar corrido en el lugar de honor le cuajó una lidia completa que le valiera las dos orejas y una ovación de las grandes. 
Al “Vito” se le vio nervioso en su primero, falto de quietud y mando. En su segundo mejoró en la faena, pero deslució con el estoque. Dio vuelta al ruedo entre palmas y pitos. 
Miguel Ángel derrochó voluntad pero se le vio atropellado y consiguió algunos trompicones por falta de mando. Se le aplaudió en sus faenas pero su mejor nota fue un quite por gaoneras extraordinario al segundo toro de “El Callao” que mereció para Miguel Ángel el dar una vuelta al ruedo en medio de la lidia.
La aparecida en El Siglo de Torreón es algo más prolija, pero peca de lo mismo que la anterior. Prácticamente se limita a consignar el resultado del festejo y a dar un catálogo de suertes de la tauromaquia:
Brillante triunfo del novillero mexicano “El Callao” en la México
Debutó el español Julio Pérez “Vito” 
México, 22 de julio (AEE). – Brillante triunfo tuvo el novillero mexicano Fernando de los Reyes, “El Callao” en la Plaza México, alternando con el español Julio Pérez “Vito”, quien se presentó y Miguel Ángel, con toros de San Mateo, que resultaron muy buenos sobresaliendo el primero y el segundo, pero especialmente el quinto que dio la vuelta al ruedo en medio de grandes aplausos tras el triunfo de “El Callao” que lo lidió. 
“El Callao” tras de realizar una buena faena con la capa y hacer quites a su primer enemigo, a su segundo le realizó artística faena de muletazos por alto, naturales, de pecho, manoletinas, derechazos con gran suavidad y temple y varias series muy bien ligadas coronando su labor con un pinchazo y una estocada. Dos orejas, dos vueltas al ruedo y salida a los medios. 
“Vito” estuvo deslucido en su primero por la falta de quietud y mando. Mejoró en su segundo, especialmente con la muleta ya que cuajó muy buenos naturales, pero se mostró deficiente con el estoque. Dio vuelta al ruedo entre palmas y pitos. 
Miguel Ángel derrochó valor y voluntad, pero frecuentemente resultó atropellado y zarandeado por su falta de mando. Solo fue aplaudido. En el toro de “El Callao” hizo un extraordinario quite por gaoneras que le valió enorme ovación y vuelta al ruedo.
Es en el primer volumen de la obra de Daniel Medina de la Serna y Luis Ruiz Quiroz Plaza México. Historia de una Cincuentona Monumental, publicado por los Bibliófilos Taurinos de México, en donde hay una relación también breve, pero más sustanciosa de los hechos de esa tarde:

El Güero Miguel Ángel con sus gaoneras y El Callao con Cuadrillero de San Mateo 
El 22 de julio, la temporada tuvo su momento cumbre. Era la décima novillada y el cartel estaba integrado por Julio Pérez Vito, Fernando de los Reyes El Callao y El Güero Miguel Ángel García, reses de San Mateo. En quinto lugar salió Cuadrillero, un bravo y noble ejemplar, que una vez muerto mereció para sus restos la vuelta al ruedo. Correspondió al Callao, pero en el primer tercio Miguel Ángel García le hizo un quite por gaoneras de escándalo, estrujante, por el que le hicieron dar la vuelta al anillo, la plaza era en ese momento lo más parecido a un manicomio. Después vendría el faenón que consagró al tlaxcalteca Fernando de los Reyes. Enrique Bohórquez y Bohórquez escribió en su crónica: 
Centró muy bien en los muletazos por el lado derecho, toreó maravillosamente al natural por el izquierdo y largó un pase de pecho - el segundo dentro del muleteo - tan gallardo que fue el remate más bello y brillante que se podía poner a los muletazos que le precedieron.
Y Manuel García Santos, en El Ruedo de México, fue más allá, en una época en que el indulto de un toro tenía otra significación de la que tiene hoy día: 
El domingo el público entendió tan a la perfección el toreo hondo, serio, lleno de calidad y de sabor de Fernando de los Reyes que a pesar de haber pinchado al toro, le concedió las orejas de él: ¡De un toro que, si cae en otras manos, a estas horas estaría indultado y pastando en la vacada de San Mateo...! Pero cayó en las de Fernando, y el toro lució todo lo que era, y el público lo vio y lo paladeó, porque Fernando no le dejó inédita al toro ninguna embestida y además de torearlo por los dos lados le hizo toda la gama del toreo y le dio todos los muletazos que el toro tenía, y todos con estilo grande y con sabor exquisito.
Tomando de aquí y de allá, creo que podemos imaginarnos la magnitud de la obra de Fernando de los Reyes. Una gran faena que a pesar de ser emborronada con un pinchazo fue premiada con las dos orejas, lo que me induce a pensar que si lo mata a la primera, le dan el rabo del toro. Rafael Osorno no le cortó las orejas a Mañico por manejar mal la espada y José Antonio Ramírez no mató a Pelotero porque fue indultado.

Poco hay escrito sobre El Callao y pocas imágenes sobre su toreo. Con estas líneas que hoy les presento contribuyo a que se conozca a este torero mexicano del que tiene mucho por saberse.

domingo, 14 de julio de 2019

14 de julio de 1968: Se presenta Curro Rivera en la Plaza México

Curro Rivera
La temporada grande 67 – 68 terminó el domingo 17 de marzo del convulso 1968. Dos semanas después, el último día del tercer mes del año, la empresa de la gran plaza, iniciaba con la temporada de novilladas, que a diferencia de estos tiempos que corren – en los que se busca apenas cumplir con los mínimos legales –, constaría de 31 festejos consecutivos con entradas más que dignas y terminaría el domingo 17 de noviembre de ese año, justo a una semana del inicio de la temporada de corridas de toros siguiente.

En esa temporada chica, actuaron novilleros que han caminado más o menos largo en esta Aldea de Tauro. Mario de la Borbolla, Fabián Ruiz, Gonzalo Iturbe, Pepe Bravo, Guillermo Montes Sortibrán, Arturo Magaña, Paco Villalba, Diego O’Bolger, Arturo Ruiz Loredo, Mario Sevilla, Pepe Orozco, Pepe Caro, José Luis Medina, Leonel Álvarez El Diplomático, Daniel Vilchis, Carlos Málaga El Sol, Gilberto Ruiz Torres, Óscar Rosmano o Polo Meléndez son algunos de los nombres de los entonces novilleros que se vieron anunciados en los carteles de esa temporada del 68, en la que surgió para la posteridad un torero que resultaría ser una gran figura del toreo: Curro Rivera.

Francisco Martín Rivera Agüero nació en la ciudad de México el 17 de diciembre de 1951. Hijo de Fermín Rivera Malabehar y de Ángeles Agüero Ereño, es decir hijo y sobrino de toreros. Torea por primera vez en público en un festival celebrado en la plaza de Matehuala, San Luis Potosí, el 14 de mayo de 1967, alternando con su padre, Jorge El Ranchero Aguilar y el doctor Manuel Hernández Muro. Se presenta como novillero en San Luis Potosí el 6 de agosto de 1967 alternando con Mario Sevilla y Jorge Blando y arranca una etapa novilleril por los estados, habiendo actuado aquí en Aguascalientes el 5 de noviembre de 1967, junto con José Luis Velázquez y José Antonio Ramírez El Capitán en la lidia de novillos de Villa Alicia.

En la Plaza México

La decimoquinta novillada de la temporada de 1968 se anunció para el domingo 14 de julio con novillos de Javier Garfias para Mario Sevilla, Arturo Ruiz Loredo y el debutante Curro Rivera, quien a la postre sería el triunfador del festejo.

Encontré dos relaciones de la novillada. La primera, sin firma, de la Agencia France Press (AFP), aparecida en el diario El Informador de Guadalajara del día siguiente al del festejo, expresa lo siguiente:
México D.F., julio 14. (AFP). – El novillero Curro Rivera, hijo del ex – matador mexicano Fermín Rivera, alcanzó hoy sonadísimo triunfo en la plaza capitalina México, y precisamente en la tarde de su debut; tres orejas, cinco vueltas al ruedo y salida a hombros. 
En su primer enemigo, de la ganadería de Javier Garfias, como todos los corridos hoy, logró confirmar lo que durante la semana se vino diciendo de él. Se decía que es un muchacho de 16 años, figura espigada, con gran afición, con mucho valor, con enorme clase y gran personalidad. Y ha de repetirse, lo ha confirmado plenamente. 
A ese su primer novillo, tercero de la tarde, lo toreó bien con el capote, aunque no excesivamente. En quites solo cuajó cuatro chicuelinas sin mover una pestaña. Pero con la muleta hizo un faenón variadísimo, extenso, en el que hubo ayudados por alto, de la firma, trincherazos, naturales, derechazos, forzados de pecho, adornos, etc. Todos esos pases ligadísimos y en un palmo de terreno. Fue una faena brillantísima, en la que hubo personalidad, temple y clase. Dos orejas y tres vueltas al ruedo fueron el primer premio a éste joven torero.  
En su segundo se mostró muy breve. No había tela de donde cortar. Obsequió un sobrero, y con ese logró otra magnífica faena. Ligada, perfecta, torerísima. Una oreja con petición de otra, dos vueltas al ruedo y salida a hombros de los aficionados. 
¡Al fin se vio en la Plaza México un novillero de postín!... 
...Para el domingo se anuncia la repetición de Curro Rivera…
Una segunda versión de lo sucedido en el festejo, que confirma lo que se contiene en la anterior, es la que, también anónima, difundió la United Press International (UPI), replicada por el diario El Siglo de Torreón y que es de la siguiente guisa:
Triunfo grande de Curro Rivera en la “México”
También Mario Sevilla y Arturo Ruiz Loredo fueron ovacionados 
México (UPI). – La mejor entrada de la temporada en la decimoquinta novillada en la Plaza “México”, con novillos de Javier Garfias, tres resultaron buenos y los demás mansos, débiles y con dificultades... 
Curro Rivera triunfó rotundamente en su presentación. Con el tercero veroniqueó sin nada de particular. Quite por chicuelinas, siendo aplaudido. Faena alegre y torera al son de la música y las ovaciones. Principió con pases altos, trincherazos, naturales. También logró derechazos bien ligados, para terminar doblándose toreramente rodilla en tierra. Estocada. Ovación, 2 orejas, 2 vueltas al ruedo y saludos. Con el sexto, débil y manso, que se caía constantemente, poco pudo hacerle con el capote. Con la muleta aliñó para 2 pinchazos, estocada y aplausos.  
Regaló un séptimo de la misma vacada; al que nada pudo hacer con el capote. Con la muleta le instrumentó gran faena, coreada por el público. Pases con la derecha y con la izquierda rematando con el de pecho, templando y mandando a ley. Trincherazos y pases de otras marcas. Ovaciones y dianas. Media estocada desprendida. A los gritos de torero, torero, torero, le fue entregada una oreja, dando varias vueltas al ruedo en hombros y en esta forma salió del coso…
Como se puede apreciar de ambas crónicas de agencia, la relación se centra más en los apéndices obtenidos por el torero y en un relato diría yo de stock de lo que es una faena. No obstante, transmite la gran impresión que la frescura y el desparpajo de un jovencito que aún no cumplía los 17 años había causado a un público que hacía una respetable entrada en la plaza más grande del mundo y habrá que apuntar aquí también, que esos festejos se transmitían por la televisión abierta a toda la República, lo que daba una mayor exposición a los logros de los toreros y ganaderos en esa arena. 

Curro Rivera cortó tres orejas la tarde de su debut, las dos de su primer novillo Platerito y otra del séptimo que regaló. Reaparecería el domingo siguiente alternando con el portugués Óscar Rosmano y Daniel Vilchis para despachar un encierro de Cerro Viejo. Esa tarde no obtuvo trofeos, pero dio cuatro vueltas al ruedo. En esta ubicación, pueden Ustedes ver el vídeo de su faena al sexto de la tarde, Tejuino de nombre y puede darles una idea de lo que se vivió con el entonces debutante por esas fechas.

Creo que es en esta fecha que recuerdo, que nace una de las grandes figuras del toreo.

Retales de información de esos días

En los diarios ya citados se contiene alguna información, que después de algo más de medio siglo creo que guarda algún interés:

Se anuncia el viaje a España para las negociaciones del Convenio Taurino, de Alfredo Leal con su apoderado Rovira, Raúl Contreras Finito en su calidad de Secretario General de la Asociación Mexicana de Matadores de Toros y Novillos, el doctor Manuel Labastida como empresario de la Plaza México, Luis Javier Barroso en su calidad de Presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, Javier Cerrillo como Secretario General de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, el ganadero Valentín Rivero y el empresario Carlos González

Al final, parece ser que lo del convenio se solucionó favorablemente, pero solamente El Príncipe del Toreo actuaría en ruedos hispanos según el escalafón publicado en el semanario El Ruedo, que le registra 11 festejos.

Para ese fin de semana se reseñan festejos en Monterrey, Tijuana, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Acapulco. San Buenaventura y Tampico, plazas que salvo Monterrey, están casi perdidas para la actividad taurina, sobre todo las de las fronteras en las que se celebraban corridas casi todos los domingos del año. Y añado, el hecho de que aunque climatológicamente fuera tiempo de lluvias, los festejos se programaban y se daban. Hogaño el tiempo de aguas es pretexto suficiente para evitar dar toros.

Así se daban las cosas de los toros hace 51 años.

domingo, 7 de julio de 2019

Rovira, a 70 años de su encerrona en Madrid

Rovira 

Rovira y Luis Miguel Dominguín
Lima, noviembre de 1949
Raúl Acha Sanz nació en Buenos Aires en 1920. Un mero accidente demográfico diría yo. Hijo de españoles, tenía en las venas una sangre que le impulsaría a andar caminos distintos a los que se dedican los hijos de la tierra en la que nació. Vivió en España durante su infancia y primera juventud y se trasladó con su familia después a Perú, donde decidió ser peruano y caminar así por el resto de sus días. Allí, en las tierras de Atahualpa, es donde decide hacerse torero y después de actuar en sus primeros festejos, viene a México, donde debuta en el Toreo de la Condesa como novillero en el año de 1945 y también en estas tierras recibirá una primera alternativa en nuestra Mérida, de manos de Luis Gómez Estudiante, con el testimonio de Gregorio García, siéndole cedido el toro Diablito de Palomeque.

Vuelve a España y conforme a la normatividad de la época tiene que recibir la alternativa de nuevo. Lo hace en lo que durante décadas fue el puerto de entrada de los toreros que llegaban a España desde América, en Barcelona. Fue el día de San Juan de 1946. Le apadrinó Manolo Escudero y atestiguaron Julián Marín y Luis Briones. El toro de la ceremonia fue Mochuelo, de Arturo Sánchez Cobaleda. Eso le permitió hacer campaña en ruedos hispanos y confirmar su alternativa en Madrid el 10 de octubre de ese mismo año, llevando como padrino a Gitanillo de Triana, quien ante Parrita, le cedió la muerte de Barbas Blancas de Joaquín Buendía.

Rovira mantuvo un buen cartel en los ruedos de España y el accidente demográfico de su nacimiento le permitió actuar en un singular festejo taurino celebrado el 12 de junio de 1947, en honor de Eva Duarte de Perón, en la que para lidiar toros de Clemente Tassara, se acartelaron el rejoneador Pepe Anastasio y los espadas Gitanillo de Triana, Pepe Luis Vázquez y el personaje que motiva estas líneas.

La encerrona

El 3 de julio de 1949 era domingo. Día de toros. La empresa de la plaza de Madrid tenía que dar el festejo del abono. Mucho se especula sobre el origen de esta corrida de único espada en pleno verano madrileño. Una de las leyendas en torno al asunto es en el sentido de que existiendo un fuerte pique entre Rovira y Luis Miguel Dominguín y estando anunciado éste último para el martes siguiente (5 de julio) para actuar en solitario en la Corrida de la Prensa, Raúl Acha movió lo movible y lo inamovible para lograr matar él en solitario antes que el hijo de don Domingo seis toros en Madrid y tratar de írsele por delante. Cierta o falsa esta especulación, el hecho es que así se produjeron y resultaron los hechos.

Para la ocasión se anunció una corrida del Marqués de Albayda para Rovira y uno de Manuel García – Aleas para rejones que lidiaría Pepe Anastasio entre el tercer y cuarto toro de la lidia ordinaria. Alberto Vera Areva, en el número 263 de el semanario El Ruedo, aparecido el 7 de julio de 1949, en columna titulada Las reses y sus condiciones de los cuatro últimos festejos celebrados en Madrid, analiza lo siguiente sobre los toros de Albayda:
El domingo 3 de julio, se jugó una notable corrida del marqués de Albaida, cuyo único "defecto" consistió en ser brava y en conservar los seis toros en la testa, por expresa voluntad de su criador, eso que han dado en llamar el “venenillo”. Corrida algo desigual en tipo, pero uniforme casi toda en casta y buen estilo, que proporcionó al ilustre y esmerado ganadero un legítimo triunfo. 
El primero, “Bravío”, número 40, negro bragao, tuvo poca presencia; bravo y codicioso, tomó tres varas y embistió rectamente, doblando las manos en alguna ocasión; pesó en canal 231 kilos. “Ignorado”, número 31, negro, apretó en tres varas y llegó a la muerte con poco gas, pero con temple y nobleza; pesó 277 kilos. “Carcelero”, número 22, negro bragao, gordo y de trapío, fue un espléndido bicho; suelto de la primera vara, crecióse en las cuatro siguientes, en las que recargó valientemente, derribando y volteando dos veces a caballo y picador; bravo y suave, llegó a la muerte embistiendo como un borrego; pesó el bicho, ovacionado en el arrastre, 285 kilos, “Cocherito”, número 42, negro bragao, terciado y con casta, tomó tres varas con mucha codicia, equivaliendo la última a media estocada; con bravura peleó en el mismo terreno, como todos sus hermanos y pasó a la muerte agotado, pero noblote; pesó 261 kilos. “Gastador”, número 34, negro bragao, recibió cuatro varas, saliendo suelto de la primera y recargando bravamente en las demás; embistió muy dócil, aunque gazapeando a lo último, por haberle pegado en demasía; pesó 281 kilos. “Bolero”, número 43, negro y serio, fue otro toro de bandera, que se dejó meter el palo en seis ocasiones, dando fuertes costaladas a los piqueros, sin acobardarse, siguió embistiendo hasta el último momento, con extraordinaria bravura y nobleza; pesó el bravo toro 294 kilos...
Areva hace algunas puntualizaciones interesantes. En primer término se refiere a la integridad de las astas de los toros. Faltaría alrededor de tres años para que Antonio Bienvenida denunciara que el afeitado era práctica cotidiana en las plazas de España y que una importante mayoría de los toros que se lidiaban en las plazas estaban mutilados. Después, hace notar con claridad que la bravura del toro no está reñida con la nobleza en el juego que dan en la faena de muleta y también que cuando el toro es bravo y tiene fuerza, rinde en la faena de muleta. No cabe duda que eran otros tiempos, desgraciadamente ya idos.

La tarde de Rovira fue redonda. Terminó cortando cuatro orejas entre el beneplácito de la concurrencia que no llenó la plaza de Las Ventas. Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, en su crónica del ABC madrileño del 5 de julio siguiente a la corrida, expone lo siguiente:
Al margen de todo comentario sobre la significación y la oportunidad de la corrida celebrada el domingo, atendiendo solo a la reseña de lo que en el ruedo ocurrió, el mero relato ya es un elogio para el gesto de Rovira. Tarde de fuego. Bajaban unas nubes de plomo para fundirse en el crisol de la plaza. Se acentuaba la borrasca veraniega; el ventarrón de Levante, típico solano, recogía todo el ardor de la estepa manchega. Las nubes, pesadas, se sentían perezosas y no descargaban. Este era el ambiente; nada favorable, por cierto. 
Cuenta Raúl Ochoa “Rovira”, con el fervor de los aficionados madrileños, inclinados hacia él, no por capricho, sino ganados por un valor a toda prueba y una voluntad siempre ofrecida. Se le puede discutir si tiene eso que se llama “clase” y que muchas veces consiste no más que en ser pícaro; se le puede negar eso que se llama "salero" y que suele ser no más que un fraude de triste gracia; pero, lo que nadie negará a “Rovira” es su valerosa voluntad, sus deseos sin medida, su propósito de luchar y seguir adelante. En este orden le consideramos capaz no ya de encerrarse con seis de Albayda, sino con doce ya de Palha, ya de Coruche o Miura. Por él, contra viento y marea, llueva agua helada o plomo derretido, no ha de quedar la cosa.
Algo sorprendente fue el gesto de Raúl. La sorpresa estaba en la ocasión, que, creo sinceramente, no fue bien elegida. En otro momento de la temporada hubiéramos considerado mejor encajada la hazaña. Si algo deliberado hubo en la organización, ese algo iba en contra del propio matador. ¡Pero váyanle ustedes con obstáculos al gallardo “Rovira”! Allá va él dando el pecho...
Y dar el pecho a todo fue lo que hizo el simpático y valeroso torero americano de contextura vasca, auténtico “morrosko” o así…
Vamos a la labor de “Rovira”, el animoso. En el primero, faena breve y estoconazo que mereció ovación prolongada hasta el saludo desde el tercio. En el segundo, gran faena con pases en redondo, que emocionan. La gente se ha puesto en pie. No es posible ceñirse más. Hay unas manoletinas y unos adornos por la cara. Cuadra la res. ¿Es un rayo que por fin ha dejado escapar la tormenta cernida sobre la plaza? No; es la espada de “Rovira”, la de alta tensión, que ha caído sobre el toro, fulminándolo. Hay ovación, corte de oreja, vuelta al ruedo y muestras de entusiasmo...  
Sale el tercer toro, “Carcelero”, honra de su divisa. Bravo y noble. Raúl ha hecho un quite muy vistoso. Brindis a Andrés Martínez de León. El toro, al que dejaron dentro el hierro y una cuarta de palo, sigue boyante. En el centro de “la candente arena” es la cosa. Y la cosa es que vemos unos pases de buen temple, sobre redondo. El torero marca el son y el toro le sigue. Hay mando. La faena, sencillamente buena. Pases de pecho. Ovaciones. Otra vez descarga el rayo, es decir, que la espada ha entrado por las agujas. Entusiasmo en signo “rovirista” y las dos orejas con dos vueltas al ruedo...

Por su parte don Luis Uriarte, firmando como El de Tanda, en la Hoja del Lunes del 4 de julio de 1949, relata lo siguiente:
Matar seis toros, lo que se dice matarlos, puede ser cosa relativamente fácil. Matarlos con éxito, de cuatro estocadas y dos medias y tres intentos de descabello, en poco más de hora y media, cortando cuatro orejas en tres toros, dando la vuelta al ruedo en uno, oyendo muchas palmas en los otros dos y ni una sola voz de protesta en ningún momento de la lidia, esto ya es más difícil. Y esto es lo que ayer hizo Rovira... 
El sexto entraba mejor al engaño, y Rovira, que en el primer tercio lo aprovechó para instrumentar un buen quite por chicuelinas, le sacó en el último una bonita y muy completa faena, que inició con seis ayudados por alto aguantando impávido el embroque, prosiguió con afarolados, redondos, molinetes y manoletinas, muy valiente y muy dueño de la situación, y remató con otra estocada de las suyas y un descabello. Nueva oreja, nueva vuelta al ruedo, en hombros ahora de los “capitalistas”, y salida en andas por la puerta grande. 
Eran las nueve de la tarde. Como la corrida empezó a las siete menos cuarto, y de esas dos horas y cuarto hay que descontar media hora larga, larga, que se llevaron el rejoneador y los preliminares, quiere decirse que Rovira empleó poco más de hora y media en su hazaña de matar seis toros de seis entradas, a una por toro, refrendadas con tres descabellos. 
¡Ah! Y sin usar en ninguno la malhadada espadita de madera, sino la de acero, la de verdad, que es la única que deberían usar los toreros que no sean demasiado comodones.
El resumen de la actuación de Rovira se puede condensar en las palabras de Benjamín Bentura Barico, publicadas en el ejemplar de El Ruedo arriba citado:

Es indudable que “Rovira” logró el pasado domingo uno de sus más sólidos éxitos. A nuestro entender llegó al ápice de la perfección como estoqueador. Ni una sola vez pudo el más exigente espectador poner el más leve reparo a la ejecución de las estocadas del peruano. Ya es notable que un matador mate seis toros de cuatro estocadas, dos medias estocadas y tres intentos de descabello, pero si se tiene en cuenta que en todas las ocasiones en que entró a matar el estoque quedó en la cruz, en cuatro, hasta la cruz, y el matador cruzó siempre bien, la hazaña – las tres cruces en cuatro toros y dos cruces en dos – ha de calificarse de extraordinaria…”
Colofón

Dicen las crónicas que los capitalistas se llevaron en hombros a Rovira hasta el obelisco de Manuel Becerra. La leyenda cuenta que él pidió que lo llevaran hasta la casa de Luis Miguel… y que lo llevaron. La encerrona de Dominguín, un par de días después, pasada por agua, pocas opciones de triunfo tuvo, lo que agrandó el de Raúl Acha

El hecho es que la rivalidad entre ambos se fue agrandando, tanto que en la Feria del Señor de los Milagros de Lima de ese año, celebrada en la Nueva Plaza de Toros de Lima, acabaron a los golpes en el ruedo en el festejo celebrado el día 6 de noviembre.

Rovira es el único torero de a pie no nacido en España que ha matado una corrida en solitario en el ruedo de Las Ventas desde que se celebró el primer festejo en ella hace ya algo más de 88 años. ¿Veremos algún día a otro torero de este lado del mar repetir esa hazaña?

Después de dejar los ruedos Rovira se dedicó a apoderar toreros. Falleció en Cuernavaca, México el 3 de junio de 2007.

domingo, 23 de junio de 2019

Torería II

El toreo de frente
Luis Uriarte Don Luis, abogado de profesión, fue crítico taurino desde el año de 1918 y persistió en la profesión hasta el año de 1986 cuando se extinguió la Hoja del Lunes de Madrid, donde ejerció la parte final de su trayectoria.

Sustituyó a Manuel Serrano García Vao Dulzuras en la elaboración de los anuarios titulados Toros y Toreros y fue autor de libros como Figurones taurómacos y El toro de lidia español. Ensayo y revisión histórica de las ganaderías en su origen

En la mencionada Hoja del Lunes firmó también como El de Tanda y aparte de hacer la puntual crónica de los festejos que se celebraban en la principal plaza madrileña, de cuando en cuando publicaba artículos de opinión. Uno de ellos es el que les presento a continuación, aparecido en el ejemplar del 14 de junio de 1954:



La naturalidad de lo natural 
Ni toreo de perfil, ni de espaldas, ni de frente “a lo palo”, sino todo lo contrario 
Luis Uriarte Don Luis, en Hoja del Lunes 
Por y para la práctica del moderno “sistema” de torear de muleta – sin cargar la suerte, de lo que ya tendremos ocasión de hablar –, en el que se torea o se medio torea “fuera de cacho”, hubo de imponerse la moda nefanda y nefasta de torear de perfil, de costadillo, que es de lo más feo y ventajista que en la tauromaquia hemos conocido. Hasta llegar a lo todavía más feo – por lo antitaurino de ponerse al revés las vestiduras del arte, como quien se colocase boca abajo para danzar de coronilla – de citar para las suertes de espaldas al peligro. Así no se lucha – no se lidia en el toreo – en ninguna profesión, deporte, azar o empeño, ni ante ningún riesgo, sea o no aventurero. El lance de perfil es medio lance. Es medio toreo. Y la posición de espaldas, en pretenciosa y pueril ostentación de una superioridad inexistente y ridícula, se nos antoja la del que se dispone a huir y no precisamente a atacar. 
Los buenos modos, los clásicos, los de principio, son otros. Lo “revolucionario” de este sistema ha constituido, sencillamente, una degeneración del toreo. Lo “revolucionario” sería volver a la colocación de frente, pero inicial, no terminal, en la forma que preconizan los cánones taurinos. 
Citando de frente y a cierta natural distancia; midiendo bien los terrenos, como antes, no era tampoco demasiado difícil torear, porque ello entraba dentro de las reglas de la buena técnica del toreo. ¡La buena, sí, aunque parezca paradójico eso de saber “mantener distancia”! Lo que hizo Belmonte fue aquilatar ese espacio, metiéndose en terrenos que se tenían por imposibles, pero que eran posibles; metiéndose sin salirse de lo realizable, dominando la lidia hasta el límite de lo irrealizable, pero no más allá, porque la realización de lo imposible no es de humana facultad. Y así se erigió en la figura gloriosa de una auténtica revolución del arte. Que culminó, de añadidura, en la perfección con que interpretó a su manera la sabiduría de Joselito. 
Pero los “modos de moda” ahora, en que todos visten “a la última”, aunque apenas sin gusto personal propio, son otra cosa. Otra cosa muy distinta de la verdad pura, del toreo puro, que no es colocarse de perfil, ni mucho menos de espaldas, ni siquiera de frente en la forma en que ya se está haciendo con una rigidez e inamovilidad “de palo” que tampoco tienen nada que ver con la naturalidad de lo natural. 
Porque, después de que ya no existía el creador del nuevo sistema – ¡tardío piar! –, se empezó a decir que lo actual no era lo clásico, que se estaba mistificando el toreo y había que volver a lo antiguo, y lo que ha resultado es que se está incurriendo en el defecto contrario, con una nueva deformación decadentista, de citar de frente, sí, pero de ejecutar y rematar así mismo de frente, lo que es forzado, innatural, amanerado y antiestético, sin girar la figura al compás del lance y con la soltura, naturalidad, modo y estética del buen estilo. 
Con ocasión de la presentación de determinado torero en Madrid hace pocos años dijimos en estas mismas páginas que sus naturales, por su preparación y ejecución, cargando la suerte al llegar al toro a jurisdicción, sin violentar la postura, sin amanerar el estilo, habían sido mejores que los corrientes y molientes en boga impuestos, pese a sus deficiencias, por la recia personalidad de un innovador de tendencias ajenas al arte clásico; pero aquello, flor de un día, no es esto en que ha derivado una práctica enviciada por el amaneramiento de la exageración. No; todo lo exagerado es defectuoso – lo cursi es la exageración de la elegancia – y conduce a la deformidad de la belleza artística. 
Se debe citar de frente y en la rectitud de la línea del toro – como en todas las suertes del toreo -; pero esto no significa que el torero no varíe de posición – que es lo que ya se está haciendo - en el centro de las suertes y al rematarlas. Para cargar la suerte – requisito esencial de los buenos modos del clasicismo – hay que adelantar la pierna contraria y mover el cuerpo a tono con la embestida del toro, como es lo natural, que, por serlo, es lo perfecto, e ir completando el giro según se manda el toro y éste obedece, hasta rematar la suerte de forma que se quede en disposición de ejecutar otra nueva, por uno u otro lado. Quedarse en la posición de frente originaria hasta mal rematar el lance, además de violentísimo, es irregular, feo, peligroso, ineficaz para la lidia y contrario a las reglas del arte y a las leyes naturales y aún a las físicas que han de regular el toreo como toda creación artística. No se vaya, pues, a caer en el vicio opuesto al que imperaba. 
Y en cuanto a la exageración de torear de espaldas, como de coronilla o con las armas al hombro, ¿no será que a los toreros que apelan a esos pícaros recursos les pase lo que a los pintores que falsean el arte de la pintura porque no saben pintar?
El tiempo gira en círculos. ¿Alguna coincidencia del presente con el pasado de hace 65 años?

Aldeanos