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lunes, 19 de octubre de 2009

17 de octubre de 1889. Ponciano Díaz recibe la alternativa en Madrid

El primer torero mexicano que recibió una alternativa española fue Ponciano Díaz, natural de la Hacienda de Atenco, la que cuenta con el hierro y divisa con mayor antigüedad en el mundo. Ya cuando fue a España, Ponciano tenía alrededor de diez años en la brega, combinando las suertes de charrería con las propias de la lidia a pie, creando una singular tauromaquia a la mexicana, aunque su paso por la cuadrilla del torero gaditano Bernardo Gaviño, definió la predominancia de la manera de hacer el toreo a la manera del llamado abuelo del toreo mexicano, aunque sin apartarse de los orígenes que le eran propios.

El pasado sábado se cumplieron 120 años de este fasto, mismo que recuerdo a través de la revisión hemerográfica del hecho y de algunos de sus antecedentes y consecuencias cercanas.

Las crónicas parecen indicar que es el periodista taurino Julio Bonilla Recortes el que le convence de ir y le lleva a España, según se desprende de lo publicado por Federico Mínguez, en el ejemplar de la revista La Lidia de Madrid el 5 de julio de 1889:

...El señor D. Julio Bonilla es propietario, fundador y en la actualidad director de un periódico que se publica sin interrupción desde hace cinco años titulado El Arte de la Lidia... Sus consejos son escuchados como artículo de fe, y su amistad se la disputan desde el primer día que le tratan los toreros españoles... nada tenía que hacer en Madrid; le indicó su grande amigo Ponciano Díaz su deseo de venir a España y como quien toma el tranvía, tomó el vapor y aquí está, muy contento en esta tierra que no conocía, familiarizado ya con nosotros como si hubiese nacido en Maravillas y sintiendo el momento de abandonarnos...

En La Ilustración Española y Americana del 30 de julio de 1889, se relata la presentación de Ponciano Díaz – previa a su alternativa – ante la afición de Madrid, en la que exhibió su personalísima manera de enfrentar a los toros de lidia, en los términos siguientes:

…En la Plaza de Toros de Madrid se han presentado los mejicanos Ponciano Díaz, Agustín Oropeza y Celso González, para hacer gala de su destreza en la lidia y dominio de reses á la usanza de su tierra… El público madrileño tiene en materia de toreo un gusto muy formado y muy estrecho, y es difícil satisfacerle con lo que se aparte de sus aficiones: hay matadores muy aplaudidos en otras plazas, que no son tolerados en la de Madrid, donde todo estreno y novedad son peligrosos… El arte antiguo del rejón, que sólo se usa ya en las fiestas Reales, no es del agrado de los aficionados del día, con ser un arte muy gallardo. Bien puede estar satisfecho Ponciano Díaz de los aplausos que obtuvo al poner banderillas á caballo, suerte tan lúcida como bella, en que no supimos qué admirar con preferencia, si su habilidad de jinete ó de domador por lo bien amaestrada de la jaca que montaba, ó el arte, precisión y gallardía con que plantó las banderillas, que al desplegar sus cintas cubrieron al toro con los colores mejicanos y españoles… También halló el público mérito en las suertes de colear, lazar y montar el toro, aunque no gustaron tanto como espectáculo y diversión. El banderilleo mejicano obtuvo la palma, y ó mucho nos equivocamos, ó ha de hacer escuela y alternar en nuestras corridas con las suertes españolas, por lo airoso y lo lucido…

Por su parte, M. del Todo y Herrero, en el número de La Lidia correspondiente al 5 de agosto del mismo año, hace la siguiente presentación y juicio de Ponciano, de acuerdo con lo que había visto y leído sobre su persona y su actuar en los ruedos hasta ese momento:

Ponciano Díaz y Salinas, nacido en Atenco (Estado de México) el 19 de noviembre de 1858 e hijo de D. Guadalupe, caporal de dicha hacienda y de doña María de Jesús…La circunstancia de producirse en Atenco ganado de lidia de alguna nombradía y contar con redondel adecuado para ella, sirvió a Ponciano de aliciente y acicate para lanzarse por el peligroso camino que recorre, haciendo sus primeros ensayos bajo la dirección de los hermanos Hernández y formado luego como banderillero en la cuadrilla del célebre Bernardo Gaviño, en la que solo permaneció seis meses, al cabo de los cuales se presentó como matador o jefe de cuadrilla el domingo de Pascua, 13 de abril de 1879 en la plaza de Puebla... Hay motivos para que este torero sea simpático a los españoles, uno de los cuales, que prueba la bondad de su carácter, es el de que, despreciando rivalidades de nación, hace causa común con casi todos los diestros que van de España a México, trabajando con ellos en muchas ocasiones,especialmente en sus beneficios… La crítica de Ponciano, como matador de toros, la hace la prensa del país, por punto general, manifestando que no está muy suelto en el manejo de la muleta, razón por la que en este concepto es poco artístico su trabajo; pero que en cambio reúne gran certeza para herir en lo alto, y suma facilidad para practicar la suerte aguantando. Es, además, excelente conocedor de la lidia de las reses, y no tiene rival clavando banderillas a caballo...


Acerca de su alternativa, recibida antier hace 120 años, en la 14ª corrida del abono madrileño, de manos de Frascuelo y llevando de testigo a Guerrita, lidiando toros de Veragua y de Orozco, se hicieron diversos juicios, unos más en serio, otros, me parece a la distancia y derivados de la simple lectura de las crónicas, tirando más a chacota.

Paco Media Luna en El Toreo, revista madrileña de la misma fecha del festejo, escribió lo siguiente:





…La verdadera novedad a que nos referimos era la presentación del diestro mejicano Ponciano Díaz, como matador de toros y a quien ya conocíamos como gran jinete y excelente banderillero a caballo... El resto del programa lo componían tres toros del duque de Veragua y tres de Orozco, y los diestros Frascuelo y Guerrita, con quienes había de alternar el mejicano... Ponciano Díaz, después de agradecer la deferencia del diestro español y darle las más expresivas gracias, se dirigió en busca del cornúpeto, que estaba aplomado y acudía bien. Y previa una faena compuesta de cuatro pases altos, otros cuatro con la mano derecha y uno natural, le dio pasaporte con una estocada honda y caída. El diestro mejicano que lucía terno azul con golpes de oro y cabos rojos, escuchó algunas palmas al retirarse al estribo... Las condiciones con que este diestro ha tomado la alternativa nos impiden ocuparnos del trabajo de Ponciano como matador de toros… Es valiente en el acto de meter el brazo y tira siempre a asegurar, pero su arte de torear no puede agradar en las plazas de España. Se mueve demasiado y la muleta es un estorbo en sus manos… Pero como este apreciable diestro no ha tomado la alternativa en Madrid con objeto de exhibirse en plazas de la Península, sino que su viaje a España ha tenido por objeto estudiar el arte a que se dedica, y con su ensayo perfeccionarse en la ejecución, solo merece de nosotros un aplauso...

Por su parte, Mariano de Cavia, Sobaquillo, en crónica formada a partir de un supuesto diálogo con Sidi Mohamed Ben-Guassán, embajador extraordinario de un llamado S.M. Cheriffiana en Madrid, dijo:

Ponciano... Al llegar tal torero de los bigotes, ya fue más locuaz y se mostró más expansivo que el simpático magrebí… Pero cometería yo un verdadero abuso de confianza (aprendan de mí los inteviewadores de oficio) reproduciendo todo lo que oí de labios de Ben-Guassán, quién sabe si daría origen a un conflicto diplomático entre México y Marruecos… Reserva ante todo, y conténtese el curioso lector con conocer esta frase, elegida entre varias del marroquí: "No ser hombre dominando fiera. Ser tigre luchando toro"… Estas palabras pintan la gran valentía y la gran ignorancia taurina de Ponciano, a quien el público de Majerit (como dice el moro) trató con benevolencia y cariño…


Aficiones, en el diario El Imparcial de Madrid, en su ejemplar correspondiente al 18 de octubre de 1889 manifestó:

...Lumbrero, de Veragua, cárdeno oscuro y bien armao… Muy bravo, toma siete varas de los de a caballo, nacionales y extranjeros... Galindo y Pepete, agregados diplomáticos de Ponciano, toman los palos de los banderilleros de Salvador, clavando aquél par y medio y Pepete un par, después de salir en falso cuatro veces... Va de oro y azul y brinda por España y su tierra; previa la investidura que le concede en las formalidades de ritual Salvador Sánchez... Ponciano y compañía pasan de muleta, de capote, de montera y de todo al Lumbrero... Y se acaba este trabajo, atizando Ponciano un bajonazo...



Con algo más de ecuanimidad, en el ejemplar de La Lidia publicado el 21 de octubre de 1889, Sánchez de Neira reflexionó:

…Es valiente si los hay, y a pesar de que no conoce el miedo, para poco, está en constante movimiento, como acostumbrado a un género de lidia completamente distinta a la que en España se usa. En su país cuídanse los lidiadores de esquivar la acometida de las reses, ganándoles la cabeza con el cuerto, no conduciéndolas a voluntad con el engaño, que para ellos es un auxiliar secundario, y precisamente nosotros concedemos mayor mérito al buen uso de la mano izquierda con la muleta, o a la que lleva el capote, que a la agilidad de piernas… Por eso ha parecido deficiente en Madrid su modo de torear, que, volvemos a decir, es enteramente distinto al nuestro, de lo cual pocos se hicieron cargo en la corrida del jueves. Únicamente hay semejanza en el modo de entrar a matar, que lo hizo perfectamente, en línea recta, marcando bien la salida e hiriendo en lo alto hasta la guarnición del estoque, sobre todo en la estocada del último toro, que fue monumental, entrando al volapié en tablas y en un terreno donde pocos entran. No es posible juzgar a un espada en una sola tarde, pero no consiguió poco el nuevo matador, escuchando aplausos…

Más la actuación de Ponciano no fue solamente la novedad de una tauromaquia distinta y la alternativa de un diestro que pudiéramos llamar exótico. Dejó escuela y es el picador José Bayard, Badila quien la pone en práctica, como lo consigna La Ilustración Española y Americana del 15 de mayo de 1890, a propósito de la retirada de Frascuelo de la vida pública:

…El acontecimiento popular de estos días ha sido la retirada de la vida pública hecha solemnemente por el célebre matador Salvador Sánchez, ó Frascuelo… Hace veinticinco años era Frascuelo un obscuro y pobre oficial de papelista, que pedía un capote prestado para aprender á torear. Hoy se retira á la vida privada rico, famoso y vitoreado… En la función de despedida, todos le obsequiaron haciendo habilidades. Badila, ese picador que canta y representa, banderilleó á caballo, á la mejicana: cuando vimos a Ponciano Díaz hacer esa bonita suerte, presentimos que nuestro arte nacional la adoptaría, y vemos que no nos engañábamos. Frascuelo salió de la Plaza luciendo por última vez el traje corto, y aclamado por sus admiradores. Dejaba de ser hombre público para ser padre de familia. Ya puede, si quiere, asegurar su vida en La Equitativa, ó en alguna sociedad del mismo género, sin pagar exceso de prima…

Este es el resumen de cómo se juzgó en su día la presencia del primer lidiador mexicano que acudió a España a obtener el grado de matador de toros, perpetuando así en México, la manera de lidiar toros como se hacía en España y abriendo un camino que lleva ya más de seis decenas de diestros que han ocurrido allá por lo mismo. Es este pues, el inicio de una de las grandes tradiciones taurinas mexicanas.

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