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domingo, 19 de noviembre de 2023

Universidad, tauromaquia y tolerancia

La biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México había anunciado, para iniciar el pasado jueves 16 de noviembre, una exposición de fotografías obra de don Carlos González Frey, quien firmó siempre sus instantáneas simplemente como Carlos, y que fuera el fotógrafo de cabecera primeramente, del doctor Alfonso Gaona y el indispensable, diría yo, de la Plaza México, porque el grueso de su actividad detrás de la cámara y la lente, la desarrolló en ese escenario taurino desde su apertura y hasta marzo del año 2003.

El día de la inauguración de la muestra se publicó en la red social X – antes Twitter –, en la cuenta oficial de la institución educativa, que la exposición se cancelaba, porque: La IBERO informa que suspendió esta exposición. La Universidad promueve el respeto a todas las formas de vida. Magra y pobre explicación para justificar un atropello que no denota más que ignorancia e intolerancia. Pero el daño, se lo hacen ellos mismos.

Don Carlos González Frey

Izka González, nieta del fotógrafo, en su perfil de Linkedin, en febrero de este año, al cumplirse el 15º aniversario de su fallecimiento, hace una serie de reflexiones acerca de lo que fue la vida de don Carlos González, a quien con justicia podemos calificar como el fotógrafo de la Plaza México. Entre otras cosas, nos cuenta lo que sigue:

Mi abuelito se quedó huérfano a los 7 años (1920), vivió en la calle un tiempo hasta que, dicho por él, se acercó a un hospicio porque no quería ser un vago… Aprendió la profesión de zapatero y después la vida y su afición por la fiesta brava lo llevaron al trabajo que lo llenó de satisfacciones y que estoy segura para él, de hecho, no era un trabajo, era su vida: la fotografía… Aprendió a hablar inglés porque quería leer los manuales de sus cámaras (a mediados del siglo XX los mejores equipos se manufacturaban en el extranjero y todo estaba disponible en inglés)…

Quizás esta es una situación que es el antecedente de la incomodidad de quienes señalaron con el índice la organización y el anuncio de la exposición cancelada, que don Carlos haya sido un hombre “hecho por sí mismo, algo que hoy en día le produce escozor a muchos, sobre todo a esos que se proclaman progresistas y que equiparan esa voluntad de ser alguien, a un mero egoísmo.

Tras su óbito, la familia de don Carlos decidió que el destino del testimonio de su obra fotográfica, recogido en más de 225,000 negativos, pasara a la custodia de la Universidad Iberoamericana, lugar en el que, por una mera razón lógica, considero que debería ser resguardado, clasificado, digitalizado y puesto a la disposición de quienes lo requirieran para su consulta en trabajos de índole académica, artística o cultural. Sigue escribiendo Izka González:

Por muchos años cuando dejó de trabajar, se preocupaba por su archivo, decía que los negativos se podían quemar y no sabía qué hacer con ellos… Su acervo tan valioso, que consta de 225,379 negativos en guardas de papel, de metal y sueltos, además de cámaras y otros documentos, hoy está protegido y resguardado en el Área de Acervos Históricos que pertenece a la Biblioteca Xavier Clavijero de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México…

Queda clara entonces, la finalidad con la que ese material fotográfico, que da testimonio de lo sucedido en la Plaza México principalmente, durante casi seis décadas, fue entregado a la Ibero y no fue precisamente para que permaneciera embovedada y lejos de los ojos de la humanidad.

Joselillo, Plaza México 1946
Foto: Carlos González

Don Carlos González Frey falleció en la Ciudad de México el 15 de febrero de 2008 y como lo afirma su nieta, en vida tuvo el reconocimiento de sus colegas y amigos, así como evidentemente de su familia, que pensó en procurar un destino para su obra en el cual se pudiera seguir accediendo a ella y se tuviera presente siempre su memoria.

La Biblioteca Clavigero

El doctor Luis Arriaga Valenzuela S.J., Rector de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, en un artículo publicado en la Revista Ibero salida en el mes de octubre del presente año, titulado La Biblioteca Francisco Xavier Clavigero. Una expresión de nuestro compromiso con la construcción del futuro, entre otras cuestiones, expresa:

...en la Ibero creemos que el acervo de nuestra biblioteca debe encontrarse al servicio de un Bien Mayor, especialmente cuando nos permite discernir la complejidad de cada momento histórico para actuar en consecuencia... Se trata, sobre todo, de una biblioteca concebida para hacer posible que la investigación, el intercambio de ideas... Es decir, que sea una biblioteca viva... una biblioteca abierta a la creatividad, las inquietudes y el talento de sus usuarios, especialmente cuando se reconoce que ellas y ellos también son “portadores de saberes” ... Por eso Goldin sugiere que concebir a una biblioteca como lugar de encuentro vivo no se opone “a la idea tradicional que se tiene de ella como un espacio que resguarda y posibilita el acceso a las ideas y al pensamiento” ...

Contradictoria la postura del señor Rector cuando por escrito habla de intercambio de ideas, de creatividad, de talento, de saberes y de apertura al pensamiento como elementos esenciales de existencia de un espacio como una biblioteca y por el otro, cuando se va a exponer una muestra de algunos de los materiales que se resguardan allí, cede a las presiones de unos cuantos, y sin mediar mayor explicación, se escuda en un argumento de catálogo y cancela la exposición, para que no parezcan ni él, ni la institución que dirige, políticamente incorrectos.

Universidad y Tolerancia

Desde sus tiempos más remotos la Universidad ha representado un lugar en el que se reúne el conocimiento, la discusión y la transmisión de las ideas de una manera digamos, democrática, porque todo el mundo tiene derecho a expresar su pensamiento, a que los demás se las escuchen y lo más importante, que, si no las comparten, que se las respeten. 

Todo ello implica necesariamente que en la Universidad todas las expresiones de la vida y del saber humano tienen cabida y todas las formas de pensar acerca de ellas también tienen lugar. En otras palabras, en la Universidad se puede – y agregaría yo, se debe – disentir, pero siempre dentro de un marco de respeto a las personas y a sus realizaciones. La Universidad es el terreno inalienable de la unidad en la pluralidad diversa.

El punto de partida de ese ambiente de respeto es la tolerancia. Puede no gustar a muchos, en este particular caso, la tauromaquia, pero otros muchos tenemos afición a ella. A unos y a otros, nadie nos obliga a acercarnos o a alejarnos de la fiesta de los toros. La solución es muy sencilla: que se aproxime a ella quien tenga gusto o curiosidad y quien no, por las razones que sean, tiene el inalienable derecho de pasar de largo.

Ser tolerante, ha establecido la UNESCO, en diversos documentos, es el reconocer los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás… Es por eso que la tolerancia no es resignación, derrota, ni sumisión. Y es que la resignación inmoviliza, y en cambio, la tolerancia promueve; la derrota implica aceptar que hay perdedores, y cuando hay tolerancia, todos ganamos; cuando nos sometemos, nos damos por vencidos, pero la tolerancia siempre nos posibilita triunfar.

Así pues, el escuchar solamente una de las versiones acerca del tema para cancelar la exposición, implica inmovilizar, derrotar y someter a quienes intentaron exponer la otra. Es un claro ejemplo de una conducta que no refleja precisamente un espíritu universitario, ni de parte de quienes pidieron – o seguramente – exigieron esa cancelación, y desgraciadamente tampoco, de aquellos que la decretaron.

Intentando terminar

La moda de lo woke ha impregnado la forma de vivir de muchos jóvenes en la actualidad y les hace estar enojados con todo y les ha convencido también que todos los demás les debemos algo, según el tiempo y el lugar en donde se encuentren. Esa manera de ver la vida les hace creer que todas las instituciones han de ser destruidas o transformadas de acuerdo a su particular modo de sentir en una situación determinada.

No admiten como válida la cultura del esfuerzo, pues sintiéndose acreedores del resto de la humanidad, creen tener autoridad para exigir y recibir todo lo que necesitan o crean necesitar, y desprecian profundamente a aquellos que, por su propio esfuerzo, intentan salir adelante. Y su actitud hacia ellos es la de echarlos fuera, borrarlos, cancelarlos.

Expreso mi solidaridad a Hugo Martínez Gómez, el alumno de la Ibero que fue el organizador y curador de la exposición, y una de las principales víctimas de la intolerancia de una institución que paradójicamente lleva por lema el de La Verdad nos hará Libres. A mi juicio, el resultado final es que la Ibero ha puesto en duda su calificativo de Universidad y aquellos que se opusieron a la exposición y los directivos que la cancelaron definitivamente les viene grande, muy grande el calificativo de universitarios.

Que pena que una que fuera una de las casas de estudio más importantes de México, haya caído tan bajo.

domingo, 7 de mayo de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (y XV)

El reconocimiento a los triunfadores

Hierro y divisa de la ganadería del
ingeniero Mariano Ramírez
Al comentar la séptima corrida de la feria, en la que se disputó el Escapulario de San Marcos, hacía mención del hecho de que la fiesta de los toros es víctima de lo que hogaño es llamado la cultura de la cancelación, pues las grandes empresas que antaño se peleaban por patrocinarla, hoy esgrimen un concepto que enuncian como publicidad responsable, en el que cómodamente se refugian para evitar relacionarse por esa vía con la tauromaquia, no obstante que, en lo económico, celebren lucrativos contratos con las empresas taurinas, para comercializar, en exclusiva, sus productos dentro de las plazas. Como se ve, en esa materia aplican una política de ganar – ganar, pues hacia el exterior, no ofenden a sus posibles clientes, pero hacia el interior de la fiesta, siguen medrando y obteniendo importantes ganancias.

Hace medio siglo, una de esas empresas, la Casa Pedro Domecq, cada Feria de San Marcos organizaba un Certamen Taurino en el que premiaba a lo más destacado del serial, otorgándoles trofeos que tenían un importante valor artístico – y también económico – que era un aliciente adicional para los toreros, al interés de triunfar delante de los toros, porque la obtención de uno de esos trofeos tenía resonancia y reconocimiento en todo el llamado planeta de los toros.

Los premios Domecq del San Marcos del 73

Para el serial de 1973, la citada casa vitivinícola puso en concurso cuatro galardones. Dos de ellos se disputarían en el ruedo, como fue el caso del Cristo Negro del Encino, para la novillada de triunfadores del 15 de abril y el Escapulario de San Marcos en la corrida del domingo 29 del mismo mes. La mecánica del otorgamiento de esos premios era mediante la aclamación popular, que ordinariamente coincidía con el diestro que obtenía, dado el caso, el mayor número de trofeos en la tarde en la que se ponía en disputa.

Los otros dos, consistentes en estatuillas obra del escultor mexicano Humberto Peraza, se adjudicarían al triunfador de la feria y al ganadero criador del mejor encierro lidiado en la feria. Para el efecto, se integró ese año un jurado formado por los señores Jesús Ramírez Gámez, doctor Antonio Ramírez González, Francisco Arturo Muro, Ramón Morales Padilla y Salvador Martínez Pedroza, quienes tendrían a su cargo la decisión de designar a los receptores de esas distinciones.

En nota aparecida en el diario El Sol del Centro del día 6 de mayo de 1973, se comenta lo siguiente:

Hoy a las 23:00 horas serán entregados los Trofeos Domecq en el restaurant EL CORTIJO, a los triunfadores de la máxima temporada taurina que ha organizado la empresa del señor don Guillermo González con motivo de la Feria Nacional de San Marcos… Los trofeos son obra del artista y escultor Humberto Peraza, mismo que se estuvieron exhibiendo en el Stand que la Casa Domecq ha montado al final de la Exposición de la Feria Nacional de San Marcos… El presente año ha sido el único con 10 corridas durante la temporada de Feria, gracias al entusiasmo del empresario Guillermo González y la Casa Domecq, inquieta siempre por estimular y premiar a los mejores valores taurinos, culturales, de la charrería y sociales, participa en una forma explícita en todas estas manifestaciones de alegría, premiando: a) Al mejor encierro; b) Al mejor matador; c) Trofeo del Escapulario de Oro, ya entregado a Mariano Ramos; y, d) Trofeo del Cristo Negro del Encino, también ya entregado a José Antonio Picazo… El Jurado Calificador fue integrado por los distinguidos aficionados taurinos, señores Jesús Ramírez Gámez, doctor Antonio Ramírez González, Francisco Arturo Muro, Ramón Morales y Salvador Martínez Pedroza, y de acuerdo con su veredicto, hoy serán entregados los dos primeros trofeos: Al mejor encierro y al torero triunfador de la temporada...

La nota deja ya claro que el Cristo Negro del Encino y el Escapulario de San Marcos ya habían sido adjudicados, respectivamente a José Antonio Picazo El Zotoluco y a Mariano Ramos, en los respectivos festejos en los que fueron puestos en disputa y que, en la velada de esa fecha, se adjudicarían las estatuillas del maestro Peraza, según determinación del jurado.

Los triunfadores designados por el jurado

El triunfador de la feria nombrado por el jurado fue Eloy Cavazos, quien sumó la cantidad de cinco orejas y un rabo en las cuatro tardes que actuó. Los rabos los cortó a los toros Caperuzo, toro que regaló en la tercera del serial y Caporal, en la décima, ambos del ingeniero Mariano Ramírez y obtuvo una oreja de otro de Torrecilla además en la sexta tarde. Por sus compromisos previos, no recibió personalmente el trofeo en la ceremonia.

El ganadero triunfador fue, sin margen para la duda, el ingeniero Mariano Ramírez, quien lidió catorce toros durante la feria, en dos encierros completos, un toro de regalo y otro de rejones. De esos toros, sobresalieron los citados Caperuzo y Caporal, ambos de vuelta al ruedo; otro llamado Cartujo, lidiado en la primera del serial y que a decir del cronista y Juez de Plaza, don Jesús Gómez Medina, merecía al menos el arrastre lento, pero no se lo concedió por no demeritar la labor de Curro Rivera, su matador, y el toro de rejones que enfrentó Gastón Santos el 25 de abril. Así visto, la feria del ingeniero Ramírez fue redonda y resultó ser el gran triunfador de ella.

En el diario El Sol del Centro del 7 de mayo de 1973, se relata lo siguiente:

El Cortijo se vistió de lujo para la entrega de trofeos que donó la Casa Pedro Domecq para esta feria taurina. El ingeniero Mariano Ramírez recibió el trofeo al mejor encierro acompañado de su hija, de manos de “La Morris”, cabeza del cuadro flamenco que actúa en el local… José Antonio Picazo “El Zotoluco” también fue premiado con el trofeo “Cristo Negro del Encino”, correspondiente al mejor novillero de la feria… El trofeo al mejor matador se adjudicó al matador Eloy Cavazos, por los repetidos triunfos durante sus actuaciones en la feria recién concluida… El evento fue presidido por los señores Eduardo Solórzano y Juan Luis Pérez Jaén, acompañados de los integrantes del jurado y de otras distinguidas personalidades del mundo taurino que dieron con su presencia mayor realce a esta magnífica entrega de trofeos…

La información viene ilustrada con muchas imágenes del evento, en las que se aprecia la asistencia de numerosas personalidades de los medios político, artístico, cultural y social de Aguascalientes, lo que refleja que, en ese entonces, ser aficionado a los toros, o dejarse ver con los aficionados a los toros, no era considerado vergonzante, como lo es para muchos, hoy en día.

Fin de fiesta

Así fue como concluyó la arista taurina de la Feria de San Marcos de hace 50 años. El modelo de feria taurina que hoy tenemos ya se había consolidado y, sin que se hiciera público, ya se trabajaba en la edificación de una nueva plaza de toros y los días de la celebración de la feria en la Plaza de Toros San Marcos estaban contados. Nuestra feria había cambiado, para siempre. Y por cierto, este blog vuelve a su normalidad.

Aldeanos