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domingo, 9 de marzo de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (II)

Gaona y la política

Los tiempos de Rodolfo Gaona en los ruedos fueron aquellos en los que los políticos no se ruborizaban por reconocer su afición a los toros y por ello, asistían a las plazas para ver las hazañas de los diestros en los ruedos, pero también, para que su pueblo conviviera con ellos en un ambiente en el que, disfrutando una afición común, por un rato, todos estaban en un plano de absoluta igualdad.

Ciertos eventos taurinos eran de asistencia casi obligada para los titulares de los poderes del Estado, porque en ellos se hacía patente la relación tradicional de la fiesta de los toros con los pueblos a los que gobernaban. En el caso de México, los presidentes de la República concurrían en esos días a el Toreo de la Condesa en numerosas oportunidades a presenciar las corridas de temporada, así, veremos en esta oportunidad, algunos casos en los que el eje de la historia fue precisamente el Indio Grande, don Rodolfo Gaona.

Antigua Plaza México, 1o de noviembre de 1908

Ante un lleno de no hay localidades, se celebró la corrida del beneficio de Rodolfo Gaona, en la que ante toros de Venadero, actuó el diestro leonés mano a mano con el bilbaíno Rufino San Vicente Chiquito de Begoña

A invitación del beneficiado, asistió a la plaza el presidente de la República, general Porfirio Díaz, quien, de acuerdo con las crónicas del festejo, fue recibido con gran entusiasmo por la concurrencia.

Rodolfo Gaona brindó el primero de su lote al presidente Díaz, quien correspondió la cortesía, dicen las crónicas, con una hermosa billetera con un hermoso monograma y adornos áureos... A propósito del obsequio, relata Guillermo Ernesto Padilla, que dicha billetera llevaba dentro un billete de alta denominación, que Gaona manifestó al general Díaz que nunca gastaría en su vida, hecho que cumplió hasta el último de sus días.

El Toreo de la Condesa, 28 de enero de 1912

De esta tarde han circulado profusamente fotografías, de cuando el presidente Francisco I. Madero mandó llamar al palco que ocupaba a Rodolfo Gaona para agradecerle el brindis que le hizo en una tarde en la que se anunció que despacharía en solitario toros de San Diego de los Padres y Piedras Negras. Al final, solamente daría cuenta de cinco de ellos, porque unos inoportunos calambres le impidieron terminar la lidia del sexto, que fue estoqueado por el sobresaliente Francisco Bonal Bonarillo.

Una cuestión interesante es que el presidente Madero no tuvo empacho en asistir a la corrida correspondiendo a la invitación de Gaona y de obsequiarle en correspondencia a su brindis, a pesar de que poco tiempo antes había tenido igual gentileza con quien pudiera considerarse que fue su adversario político.

El Toreo de la Condesa 23 de noviembre de 1913

La presentación de Gaona en la temporada 1913 - 14 de nueva cuenta produjo para la empresa el ansiado anuncio de agotadas las localidades. Se le acarteló con Luis Freg, mano a mano y con toros de Zotoluca, anunciada como antes Tepeyahualco

A este festejo, acudió, aparentemente sin mediar invitación alguna, el general Victoriano Huerta, en esos días titular del Poder Ejecutivo Federal, según escribe Jacobo L. Prantl Pata Larga para el periódico capitalino El Diario:

Quién se había de imaginar que el señor general de división don Victoriano Huerta, actual Presidente interino de la República, había de asistir como un simple espectador a la corrida en la que hacía su reaparición el pontífice de la tauromaquia, el gran Gaona, nuestro compatriota... sin que nadie se lo esperara, el primer magistrado de la nación se presentó durante el segundo tercio del primer toro, en el tendido de sombra, yendo a ocupar una barrera de primera fila, siendo recibido con estruendosos aplausos... permaneció en la plaza hasta terminar la lidia del quinto toro...

Huerta, de acuerdo con las crónicas, recibió los brindis tanto de Gaona como de Luis Freg. Parecería que esos brindis tendrían solamente su vertiente de la mera cortesía, pero en el caso de Gaona, al parecer tuvo consecuencias que fueron más allá.

El general Huerta ofreció a los diestros que le brindaron una comida en una finca en Huipulco, y de ese evento circuló con profusión una fotografía en la que aparece Rodolfo Gaona, acompañado del Presidente de la República y del Inspector General de Policía, Francisco Chávez. Esa imagen, se dice, causaría graves daños al torero y a la fiesta en la capital de la República.

El decreto del 11 de octubre de 1916

Defenestrado Huerta, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo Federal, se encargó de restaurar el orden constitucional en el país y también de ajustar cuentas con aquellos que consideró apoyaron el movimiento huertista. Dentro de esa última categoría cayó, en la óptica de Carranza, nada menos que Rodolfo Gaona, a quien le fueron incautados sus bienes, entre ellos su casa de las calles de Puebla en la colonia Roma. Esa etiqueta le fue adherida por haber departido con Victoriano Huerta tras de esa corrida de tres años antes.

Pero también, sibilinamente, urdió la prohibición de la fiesta de los toros, al menos en la Ciudad de México y en los territorios federales que existían en la época. Para ello urdió una campaña mediática, anticipando la emisión de un decreto, que se aseguraba, prohibiría los festejos taurinos en toda la República. Así se anunciaba en la primera plana del diario La Defensa de la capital mexicana del 9 de octubre de ese 1916:

Se suprimirán las corridas de toros. Un colega de la mañana anuncia en su primera plana que las corridas de toros van a ser suprimidas en toda la República y que no será el Gobernador del Distrito, sino el C. Primer Jefe quien expedirá el decreto respectivo... La noticia fue inspirada en fuentes oficiales dignas de todo crédito, habiéndose asegurado que el C. Primer Jefe firmará probablemente en el curso de la semana, el moralizador decreto que suprime la fiesta brava. El Gobierno Constitucionalista completa así su labor reformadora y contribuye al enaltecimiento de la civilización mexicana...

Moralizador decreto..., es interesante advertir a más de un siglo de distancia, que la cortedad de miras de aquellos que pretenden imponer su línea de pensamiento es exactamente la misma que la de los de hoy, como también se observa que cuando a los encargados del poder les interesa hacer público algo que no será del agrado de la mayoría, lo liberan al conocimiento público mediante una filtración. O témpora, o mores!

Decía que Carranza actuó de manera sibilina y es que el periódico El Demócrata. Diario Constitucionalista, fechado el martes 10 de octubre de 1916, publicó en su primera plana el decreto de marras, bajo el siguiente encabezado:

Quedan prohibidas en toda la República las corridas de toros. El Gobierno tiene el deber de contrariar y extirpar los hábitos y tendencias que son un obstáculo para la cultura. El Demócrata obtiene un señalado triunfo

Nada tendría de singular esta publicación si la misma ya hubiera sido realizada en el Diario Oficial, pero... resulta ser que el decreto fue publicado en dicho medio de publicidad oficial hasta el día siguiente. Y se publicó escondido, en la segunda página y la versión oficial carece del señalamiento de las antefirmas de quienes lo expidieron, cuestión que, desde el punto de vista de mera legalidad, lo hace cuestionable.

No obstante, el decreto no era aplicable en toda la República como señalaban los palmeros de Carranza, sino solamente en el Distrito y Territorios federales y estuvo vigente hasta el día 2 de mayo de 1920, cuando la Cámara de Senadores derogó el absurdo y por qué no decirlo, vengativo decreto de Venustiano Carranza, a quien el tiempo y la historia del toreo le pagaron con una gran figura del toreo dentro de su árbol familiar.

Los festejos del Centenario en 1921

Todos recordamos la corrida del 20 de septiembre de 1921 como aquella en la que Gaona presentó en México el llamado Pase del Centenario. Sin embargo, esa tarde también tuvo como testigo de honor de sus hazañas al Presidente de la República en turno, al general Álvaro Obregón, quien a su vez, era acompañado por el escritor español Ramón María del Valle Inclán, dándose, al decir de Ignacio Solares, que ambos aplaudieran en collera, pues al ser mancos de distinto brazo, podían hacerlo de esa manera:

Buen humor el de don Ramón. En una foto que siempre conservó Obregón estaban los dos en la Plaza de Toros de la Condesa, aplaudiendo juntos, cada uno con la mano que le quedaba, ya que Valle – Inclán era manco del brazo izquierdo y Obregón del derecho.

Esa señalada tarde, Gaona le brindó a Obregón el segundo toro de su lote, el del Pase del Centenario y es de hacerse notar, que no hubo tampoco reclamo alguno, ni mediático, ni político, por sus amistades peligrosas de tiempos pretéritos.

Coda con dos nombres de mujer

El 5 de diciembre de 1909 se encontró muerta, por su propia mano, en su domicilio a la señorita María Luisa Noecker. Entre sus pertenencias llevaba un medallón con en retrato de Rodolfo Gaona y la víspera había asistido a un festejo que se organizó por amigos del torero al que asistieron entre otros cercanos a Gaona, Algeteño y Enrique el hermano del torero. Allí alguno de ellos o de los otros invitados abusó de la dama y eso la orilló a tomar la fatal determinación.

La misma fecha en la que se encontró el cadáver, Rodolfo Gaona fue detenido y varios periódicos de la capital, encabezados por El Imparcial y su director Rafael Reyes Spíndola, y secundado por El Heraldo y El País, desataron una implacable persecución en contra del Califa de León, misma que fue apoyada por el fiscal José de la Garza, y el Juez Quinto de Instrucción Gabriel Cuervo, quienes determinaron la prisión provisional del torero.

Tres semanas permaneció en la cárcel de Belén Rodolfo Gaona, quien fue liberado por falta de méritos y quien sufrió esa prisión sin pruebas, pero a causa de la fuerza del llamado cuarto poder, que pretendió resolver en su persona, sus desencuentros económicos con la empresa de El Toreo.

El segundo nombre femenino corresponde a Carmen Ruiz Moragas, quien fuera en su día hija de un ex gobernador civil de Granada y con la que Gaona contrajera matrimonio en primeras nupcias. 

Conocida de todos es la historia del brevísimo final de esa unión matrimonial y de las razones que causaron su ruptura. Aquí, fue el poder político del titular de una casa real lo que le afectó la existencia y vino a determinar en importante medida el final de su paso por los ruedos de España.

Así pues, podemos ver que la política interviene a veces para bien y a veces para mal en las cosas de los toros y que los daños que puede causar a los actores de ella, pudieran llegar a ser en algún momento, irreparables.

domingo, 17 de octubre de 2010

El retorno de Los siete magníficos

Los Siete Magníficos: lucharon como si hubieran
sido setecientos...
El pasado miércoles, ahora sí, de manera pública – incluso con fotografía y abogado de por medio – y no morganática como lo hizo la señora González – Sinde, cuando estaba en vísperas el suicidio calculado del Senador García Escudero, el señor Alfredo Pérez Rubalcaba, Ministro del Interior del Gobierno de España, recibió a una versión de los Siete Magníficos de la torería para discutir y acordar con ellos el traspaso de las competencias que le restan al Ministerio a su cargo, al Ministerio de Cultura, a cargo de la primera señora mencionada.

Al finalizar el publicitado encuentro, se expresó satisfacción por los de la púrpura y entre lo que dijeron, fue que Pérez Rubalcaba había manifestado su conformidad de traspasar en breve tiempo esas competencias a Cultura. Pronto el letrado y ganadero Araúz de Robles se dedicó a presentar a algunos medios una ruta crítica del traspaso y a expresar su esperanza de que el inminente año 2011 se inicie con los asuntos de la Fiesta regidos por el Ministerio de Cultura y no por el del Interior.

Pero no todo será coser y cantar a partir de entonces, porque si bien la Fiesta de los Toros tiene una gran vertiente cultural, en el desarrollo de su etapa final, es decir, en la corrida de toros o de novillos, intervienen muchos aspectos que escapan de los límites de lo que es meramente cultura y entran en la esfera de lo que es absolutamente gubernativo y aunque la difusión, defensa y promoción de la Fiesta corresponda al Ministerio de Cultura, la autoridad gubernativa necesariamente tendrá que seguir regulando algunos de sus aspectos. Como escribe don Carlos Ilián:


No me imagino a los funcionarios de Cultura, gente dedicada a labores relacionadas con la pintura, la escultura, la ópera o cualquier otra manifestación de ese rango, metidos en labores de corrales, sanciones por afeitado, control del registro de nacimientos de becerros, ni en el intrincado y misterioso mundo de las suspensiones...
Algo sobre la Fiesta y su regulación

¿Qué es lo que se puede regular de la Fiesta? Afirma el profesor Tomás Ramón Fernández que hay reglas puramente taurinas – regulae artis las llama – y otras que son puramente jurídicas en la reglamentación de los festejos.

Como ejemplo de las primeras, cita las relativas a la manera de ejecutar la suerte de varas, las que previenen la colocación de los diestros y subalternos en el ruedo y de las segundas señala las que imponen prohibiciones a la ejecución de ciertas suertes en el segundo tercio y en la etapa de la muerte del toro.

Las segundas resultan de los deberes que tienen empresas, ganaderos y toreros en la oferta, preparación y desarrollo del espectáculo, como son el debido anuncio de éste, la obtención de los permisos y licencias necesarias, la edad, pero y trapío que deben reunir los toros a lidiarse, así como su integridad sanitaria y física; el hecho de que los toreros deben estar físicamente aptos para el ejercicio de la lidia y en general, de que el espectáculo anunciado debe darse en su integridad, cualitativa como cuantitativa.

El hecho de que se exista una regulación jurídica para los festejos taurinos, de ninguna manera implica un atentado contra la libertad artística de sus participantes, pues ésta solo puede darse en tanto esa actividad artística no perjudique a la colectividad en la que se desarrolla, dado que en esto, existen múltiples variables que quedan fuera del control del aficionado y del simple espectador. De allí que el Estado, se vea compelido a intervenir.

La reglamentación de los espectáculos taurinos tiene por finalidad proteger los intereses de quienes tenemos afición, deseo o simplemente curiosidad de ocurrir a esos festejos, dado que tenemos como única opción el aceptar la oferta de la empresa o rechazarla, pero carecemos de los medios de verificar si esa oferta se cumple en su integridad. De allí que la autoridad gubernativa tenga el deber y la necesidad de asegurar en la medida de lo posible, el mejor interés de la colectividad a la que la actividad del empresario taurino se dirige y la manera que el Derecho tiene para lograr ese cometido, es precisamente mediante la puesta en vigor de normas de orden público, cuyo cumplimiento no puede quedar al arbitrio de los particulares, las empresas o los diestros en este caso.

Por ello, es que me resulta claro que el pretendido traspaso de competencias del Ministerio del Interior al de Cultura que dicen los purpurados que obtuvieron el pasado miércoles, es una victoria pírrica, porque en lo que se refiere a la promoción de la Fiesta y a la difusión de sus valores, es probable que algo consigan, pero en las cuestiones que a alguno preocupan – Morante y las multas – nada deberá cambiar, pues la autoridad gubernativa (nacional o autonómica) seguirá ejercitando sus atribuciones y aplicando sanciones, cuando ello corresponda.

Lo anterior no implica que no se reconozca a los toreros su calidad de artistas, pero el hecho de que lo sean, no les hace refractarios al orden jurídico establecido.

Un retazo de historia

No sé de dónde sacan la idea de que a los toreros no se les considera artistas. El documento que transcribo (parcialmente) enseguida, aunque proviene de una de las etapas más oscuras de las relaciones taurinas entre España y México, pues es la Orden Ministerial que desembocó en el coloquialmente llamado Boicot del Miedo, refleja que a los toreros siempre se les ha reconocido esa calidad y para muestra, lo que sigue, que fue publicado en la Gaceta de Madrid, número 124 del 3 de mayo de 1936:

MINISTERIO DE TRABAJO, SANIDAD Y PREVISIÓN. Ilmo. Sr.: La actual crisis de trabajo, cuyos sensibles efectos se acusan con mayor o menor intensidad en los distintos países y en las diversas profesiones, ha invadido también la zona de los espectáculos públicos, de lo que en España constituye una de sus manifestaciones más típicas e importante la fiesta de los toros.

Ante la competencia muy lesiva que a los profesionales españoles del arte del toreo, organizados corporativamente y sometidos a la legislación laboral, produce la actuación de lidiadores extranjeros, las Asociaciones en que aquellos están organizados solicitaron en distintas ocasiones de este Ministerio protección para su trabajo en términos que, sin constituir prohibición para los extranjeros, regula la intervención de estos en los espectáculos taurinos.

Justo es que lo legislado en España para proteger los intereses de nuestros trabajadores, en relación con la competencia de los profesionales extranjeros, alcance a todas las profesiones y oficios, y como, al mismo tiempo, resulta evidente que en la clase de espectáculos públicos de que se trata, el arte y el valor de cada profesional es lo que constituye el principal atractivo de la fiesta, ambas consideraciones, unidas a la muy digna de tener en cuenta de que, terminada en España la temporada taurina, algunos de nuestros profesionales se trasladan a otros países a proseguir en ellos su actuación, aconsejan tratar de conciliar los intereses en pugna, sin mengua de la protección debida de los artistas taurinos españoles…
Como se ve, las autoridades laborales de la República Española también consideraron artistas a los toreros y creo que nadie en sus cinco sentidos puede dudar de esa calidad para ellos. Entonces y recurriendo de nuevo a un dicho popular de estas tierras: ¿para qué tanto brinco, estando tan parejo el suelo…? El cambio de un Ministerio a otro no va a modificar el actual estado de cosas, ni les va a conseguir a los toreros un reconocimiento que ya tenían, porque insisto, el cambio tiene que venir desde dentro y para todos y no convertirse en una remodelación cosmética que con la primera tormenta, se venga abajo, no obstante que se trate de un traje a la medida, como el que proponen Zabalita y otros iluminati en esta dirección, en la que, los únicos que tenemos que tragar, somos los que pagamos por ver, porque como siempre sucede, los que tienen las soluciones son ellos, los profesionales, los que saben de esto, algo a lo que, los simples mortales en esa obtusa manera de ver la vida, no tenemos derecho.

Una aclaración: La denominación de Los siete magníficos, no es ocurrencia mía, se la tomo prestada a Enrique Martín de Toros Grada Seis.

domingo, 10 de octubre de 2010

El cántaro y el agua

Hace diez días que los purpurados de esta Fiesta se reunieron con la titular del Ministerio de Cultura de España, la señora Ángeles González – Sinde, confesa aficionada a los toros, pero que en ese señalado último día de septiembre, se preocupó por pintar su raya, como decimos aquí en México y dejar claro, tanto a los visitantes a los que se dijo que recibió – no hay testimonio gráfico de ello – como a la opinión pública, que su gusto por la Fiesta es una cosa y su trabajo es otra. Por ello, no permitió a sus augustos visitantes ni el ser acompañados por el ganadero y abogado Javier Araúz de Robles, aduciendo que de llevar los diestros asesor, el Ministerio tendría derecho a ello también – como si de litigio se tratara, lo que habla de la poca claridad de las intenciones de la señora Ministra – y tampoco les cumplió su íntimo deseo de llevarse a casa y para la posteridad, una instantánea que perpetuara el momento de ese extraordinario esfuerzo que hacían en pro de la Fiesta.

Ya apuntaba aquí mismo hace unas semanas que esa reunión tendría un final carente de resultados y que a lo más, generaría un declaración de buenas intenciones, pero ningún resultado concreto y así fue. Al final, se generó un documento que ni siquiera ocupó un folio completo en el que, se reitera la posición del señor Rodríguez Zapatero en cuanto a evitar la politización de los asuntos de la Fiesta – como si no lo estuvieran ya –, y el señalamiento al fracaso de cualquier otro intento de mejorar la actual situación, cuando se propone la creación de un grupo de expertos que analice la situación actual de la Fiesta. Decía el general Álvaro Obregón, en su día Presidente de esta República, si quieres que a algo se lo lleve la chingada, encomiéndaselo a una comisión… Seguramente la Ministra entiende los efectos nocivos de esos grupos de expertos y los toreros, llamados por Paco Cañamero del G – 7, entraron al trapo sin chistar y sin medir los efectos negativos que eso producirá, porque al final, no es más que una maniobra dilatoria.

Me parece que la realidad de esa visita de café y pastas con la señora González – Sinde es que ella sabía que la fracción parlamentaria del Partido Popular presentaría días después en el Senado la iniciativa para que la Fiesta fuera declarada Bien de Interés Cultural y cómo en el caso se trata de que todo lo que venga de la oposición no prospere, ella tenía instrucciones de su superioridad de no resolver nada y de no aparecer en nada, de forma tal que sus dichos, argumentos o incluso, su imagen, no pudiera ser utilizada en el debate parlamentario correspondiente y en algún momento, poner en crisis la negativa de su partido (PSOE), a secundar la moción del PP.

Lo triste de todo esto es que, el tiempo sigue su inexorable marcha, los toreros, sobre todo, los purpurados, siguen buscando que los asuntos del toreo pasen del Ministerio del Interior al de Cultura y aunque las razones que dan en algunos casos tienen peso, en otros, mueven a risa, como la de alguno de ellos, que esgrimió como motivo para ese cambio de atribuciones el hecho de que desde el del Interior les tienen cosidos a multas. Hasta donde mi entender alcanza, la única forma de evitar una multa, es cumpliendo con la normatividad correspondiente y si no se hace así, podrá ser Cultura, Sanidad o cualquier otro Ministerio el que aplique la sanción económica que corresponda. Pero en fin, cada quien tendrá sus propias motivaciones para pedir el cambio.

Hace unos días un amigo y colega, criador de reses de lidia, me hacía notar otro detalle en este enredo. Ninguna moción, legislativa o judicial va a progresar si no es consensuada con todas o con la mayoría de las fuerzas políticas representadas en las cámaras, pues de no hacerse de esa manera, la propuesta de una de ellas sin el apoyo de las demás, está condenada al fracaso. Así fue como la presentación de Pío García Escudero resultó ser una especie de suicidio político calculado, pues de antemano tenía conocimiento de que los votos de su formación no le eran suficientes para ganar la partida.

Entonces, ¿cuál puede ser la solución? Yo insistiría en primer lugar, en que se debe litigar en contra de los afanes prohibicionistas como el de Cataluña. Algunas Asociaciones de Aficionados ya han recurrido al Defensor del Pueblo para intentar que se deje sin efecto la legislación que impedirá la celebración de festejos taurinos a partir del año 2012. Un amigo madrileño me dice que en Barcelona sobre todo, la afición es poca y yo le replico, que aún siendo poca la afición allí, no es saludable ni política, ni taurinamente el dejar subsistente un precedente como ese. Lo que debe existir es la opción de que el que quiera ir a los toros, que vaya y el que no, pues que se quede en su casa o en el fútbol.

La otra cuestión es en el sentido de buscar un verdadero interlocutor por parte de los sectores que tengan interés en la Fiesta, porque hasta ahora, la interlocución se ha llevado a cabo – y aquí reconozco a la Ministra González – Sinde, el hecho de haber advertido esa situación – de manera fragmentada y guiada por intereses sectarios, es decir, como decimos aquí en México, cada quien quiere llevar el agua a su cántaro, sin importarle qué sucede con el resto del entramado. El problema está en encontrar a ese interlocutor que pueda hablar con conocimiento de causa y de forma equilibrada y desinteresada por todos, la afición incluida. ¿Estará Diógenes dispuesto a prestar su lámpara?

Una luz que se ve al fondo del túnel es el que el Premio Nobel de Literatura fue otorgado a Mario Vargas Llosa, uno de los pocos intelectuales de este mundo que no se avergüenzan de proclamar su afición a esta Fiesta. Hasta ahora, nadie ha cuestionado el otorgamiento de la presea por su afición a los toros, pero seguramente dentro de poco será señalado por ello. Me pregunto: ¿podría Vargas Llosa  – o alguien con credenciales similares – ser ese interlocutor por el que preguntaba yo líneas arriba?

martes, 2 de diciembre de 2008

Agua de borrajas...


La última semana de noviembre se manejó con insistencia, más en la prensa de Sevilla, que en la local, que la XI edición de la Feria Mundial del Toro se verificaría aquí en Aguascalientes.

Incluso, se afirmó en alguna nota del diario ABC de la capital Hispalense que la organización de esa Feria sería una especie de arranque de la campaña del actual Alcalde de la capital hidrocálida para tratar de obtener la candidatura al Gobierno del Estado, misma que estará en disputa a mediados del año 2010.

Hoy ya tenemos noticias más o menos ciertas de que en realidad se trataba de vender una especie de franquicia de la Feria a nuestra municipalidad y de que, con algún retraso, se celebrará en la capital andaluza como ha venido ocurriendo en la última década.

Lo único que me resulta claro de todo esto, es que nuestro Alcalde (que es co – titular de una ganadería de lidia), fue llevado del tercio a los medios por alguien, que lo dejó allí emplazado, sin medir que todo acabaría precisamente en lo que dice el título de este post, porque la XI Feria se dará donde siempre y si no, al tiempo.

La fotografía es de Antonio Martínez tomada el 23 de julio de 2006.

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