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domingo, 28 de enero de 2024

21 de enero de 1964: Se presenta El Cordobés en Aguascalientes

Sin los medios de comunicación actuales, El Cordobés era, sin duda, un torero conocido ya para la afición mexicana. Entre los noticieros cinematográficos que reservaban una generosa porción de su metraje para informar de las cosas de los toros y la irrupción de Manuel Benítez en los foros cinematográficos, se tenía una idea bastante cercana a la realidad de la revolución que estaba llevando a cabo en los ruedos de su tierra. Meses antes de su llegada a nuestras plazas, en abril de 1963, se estrenó en las salas mexicanas, Aprendiendo a morir, su debut cinematográfico y justo en la antevíspera de su presentación en el Toreo de Cuatro Caminos, se proyectó por primera vez Chantaje a un torero.

Así pues, con los medios existentes, se podía tener una noción de lo que la empresa que tenía a doña Dolores Olmedo y Juan Cañedo como figuras principales, presentaría en las inmediaciones de la Navidad de ese año 63. Ya comentaba antes, que El Cordobés declaró a Rafael Morales Clarinero, que solamente venía contratado por dos tardes:

Tengo 60 firmadas para la temporada próxima... Después de estas dos corridas aquí me voy a Cali, para torear el 27 y 29... No sé si regrese a México, eso es cosa de mi apoderado... Yo estoy dispuesto a dejar contento al público, aunque como es natural, no siempre se puede...

Evidentemente que después del rotundo triunfo que se apuntó en la tarde del 22 de diciembre, los principales empresarios del país se dedicaron prácticamente a acosar a Manolo Chopera, encargado de los asuntos de Benítez, para intentar llevarlo a sus plazas. Y es que en esas calendas había muchos empresarios independientes, que llevaban una o dos plazas a lo sumo, lo que permitía competencia y variedad en la oferta en esos ruedos.

La consecuencia no tardó en hacerse evidente. Las apenas dos corridas que trajo firmadas El Cordobés al final de 1963 se transformaron en más de una treintena para el inicio de 1964. Y por supuesto que Aguascalientes no se iba a quedar fuera de esa ruta.

El anuncio de la actuación de El Cordobés

El sábado 18 de enero de 1964, la primera plana de la sección deportiva del diario El Sol del Centro, se dedicó por entero al anuncio de la contratación de Manuel Benítez para actuar en la Plaza de Toros San Marcos. ¡“El Cordobés”, torea aquí el martes!, decía la cabeza de la nota, que, sin firma, explicaba:

…es bien sabido que, desde que existe el coso San Marcos, por sus arenas han desfilado, casi sin excepción, todos los primates de la torería de este y aquel lado del charco. ¡Manuel Benítez no iba a dejar de hacerlo! … saldrán a disputarle las ovaciones y el triunfo dos toreros mexicanos, representativos de dos etapas y dos interpretaciones diversas del arte de Cúchares: Alfonso Ramírez “Calesero”, el emperador del primer tercio, y Jaime Rangel, el más joven entre los astros taurinos de México cuya revelación ha teñido de esperanzas el cielo de la afición mexicana… frente a los tres ases, lucirán su arrogancia y mostrarán su fiereza y bravura seis hermosos bureles de La Punta…

Y por otra parte, el cartelillo anunciador del festejo, aparecido en el diario Heraldo de Aguascalientes, rezaba:

Plaza de toros San Marcos. ¡Monumental corrida de toros! La empresa, Jesús Ramírez Alonso, sin escatimar gasto alguno, ha confeccionado este extraordinario cartel: Presentación del diestro de Palma del Río: Manuel Benítez "El Cordobés", Alfonso Ramírez “Calesero” y Jaime Rangel con primorosos toros de La Punta…

Se hacía especial hincapié en que don Jesús Ramírez Alonso, el empresario, no había escatimado gasto alguno para traer a nuestra ciudad al diestro más cotizado del momento, como en su día lo hiciera trayendo a Luis Miguel Dominguín o a Litri, cuando justamente estaban en la cresta de la ola.

La corrida de la decepción

Aunque los boletos se pusieron a la venta apenas la víspera del festejo, la San Marcos se llenó a toda su capacidad, y eso que los precios fueron incrementados en un 30% con relación a los festejos de la anterior Feria de San Marcos. La prensa de la época no refleja inconformidades de la afición por esa subida de precios, que seguramente consideraban adecuada, dada la redondez, en el papel, del cartel anunciado.

La esencia de la fiesta está justamente en los toros que han de ser lidiados. Si el toro no está presente o no da el juego que de él se espera, todo se va por la borda, y esto fue lo que sucedió este martes de hace 60 años. La anónima crónica publicada en el diario Heraldo de Aguascalientes del día siguiente del festejo, así lo refleja:

La enorme expectación que despertó entre los aficionados el cartel que confeccionó la empresa de Chito Ramírez, se fue apagando a medida que transcurría la lidia de los bureles malísimos de La Punta que en ningún momento se dejaron torear. Y así tuvimos una corrida que no pasará a la historia no obstante la inclusión en ella de “El Cordobés” y el auténtico triunfador de la Plaza México, Jaime Rangel… La entrada fue indudablemente lo mejor ayer en el Coso San Marcos, estuvo lleno a reventar, los aficionados que esperaban ver una corrida buena, salieron completamente decepcionados por las condiciones de los punteños…

Los mejores momentos de la tarde los dio Jaime Rangel, que fue premiado con la vuelta al ruedo tras de finiquitar al quinto. Relata don Jesús Gómez Medina en su crónica para El Sol del Centro:

...en su segundo, tras de un primer tercio aceptable y luego de un derechazo inicial de espectacular ejecución, citando a distancia y aguantando como los buenos y seguido de otros que también le fueron jaleados, el punteño buscó el abrigo de los tableros y, apencado en tal sitio, concluyó su lidia... Pero Rangel, que a todo trance deseaba refrendar y rubricar éxitos recientes, trastocando las situaciones, literalmente se convirtió en el agresor: “embistió”, por así decirlo, al descastado burel. Y cercándolo, cruzándose con él en forma tremenda, acosando al manso, obligándolo, en suma, logró instrumentar varios pases izquierdistas de gran mérito por lo expuestos, por el terreno que pisó y la forma en que aguantó el flamante ídolo de la afición mexicana... Por ello, al concluir de dos pinchazos y un espadazo tendido, Jaime Rangel fue obligado a recorrer el ruedo recogiendo la cosecha de su tesón, de su torerismo y de su honradez profesional...

El estelar de la combinación, El Cordobés, se mostró voluntarioso a pesar de que tampoco tuvo mucha tela de donde cortar. Refiere don Jesús Gómez Medina:

El sensacional torero de Palma del Río, autor principal del morrocotudo lleno, en realidad quedó inédito para la afición de Aguascalientes. Pues en su primero, un torillo raquítico, que rodó por la arena cuando apenas acababa de abandonar los chiqueros, no ofrecía posibilidad alguna, ya no digamos para la obtención del triunfo, sino tan solo para una actuación plausible. Se imponía abreviar, como lo hizo el hispano...

Ante el sexto de la tarde, las cosas parecían corregirse, pero tampoco llegaron a buen puerto. Sigue contando don Jesús:

Y con el sexto, que, como sus hermanos, hizo una prometedora irrupción en el ruedo. El Cordobés lanceó con su estilo basto, afinando un tanto en las chicuelinas del único quite a que dio lugar el punteño. Pues conviene hacer hincapié en que todos los bureles, a excepción del primero, recibieron un solo picotazo... Sin embargo, tan breve ración de hierro bastó para que el segundo adversario del Cordobés expulsara de su cuerpo la pequeña dosis de casta que trajo de la dehesa... Pero la casta de que carecía el bicho la exhibió entonces Manuel Benítez para extraer a pulso y a base de su indiscutible aguante, varios pases con la derecha que reavivaron un tanto los adormecidos entusiasmos de las graderías. Tales fueron aquellos derechazos en los que, entre la erecta figura del de Palma del Río y las tablas no existía sino el breve espacio suficiente para que pasara la cola del desangelado morlaco. Que, sin embargo, tenía dos pitones cuya existencia, al parecer, ignoraba El Cordobés... La desastrosa jornada llegó a su término, finalmente, cuando el pupilo de Chopera clavó medio espadazo delantero, que hizo doblar...

Por su parte, Calesero tuvo buenos momentos en los dos primeros tercios del que abrió plaza y ante el cuarto de la sesión, la concurrencia le hizo pagar los platos rotos por el mal rumbo que iba tomando la tarde, según lo escribió el citado cronista de El Sol del Centro:

Y en Alfonso Ramírez se cobraron entonces los aficionados, amén de las culpas del propio espada, agravios en los que indiscutiblemente aquél no tenía parte. Pues, ¿por qué inculparlo de la debilidad de remos y del descastamiento mostrado por la mayoría de los punteños? …

Queda evidente que los toros enviados por don Paco Madrazo no se prestaron para florituras y aunque los toreros le pusieron voluntad al asunto, ésta no fue suficiente para corregir el rumbo de la tarde, que por sí sola pasó a la historia, aunque el cronista del Heraldo de Aguascalientes afirmara exactamente lo contrario.

El deseo de volver

Después de la corrida El Cordobés fue agasajado por el Maestro Armillita en su casa de Chichimeco. Allí le entrevistó don Ramón Morales Jr., quien en El Sol del Centro, publicó lo siguiente:

Me voy con grandes deseos de volver pronto a Aguascalientes”, nos dijo Manuel Benítez “El Cordobés” antenoche, en la finca de Armillita… El martes, Fermín nos invitó a cenar… Se habló del resultado pobrísimo en lo artístico de la corrida que horas antes se había celebrado; de que, gracias a “El Cordobés”, la plaza se había llenado totalmente en un día laborable cuando los boletos se habían puesto a la venta apenas un día antes, etc… “El Cordobés” se refirió a la forma como había respondido el público en la taquilla y de su estupendo comportamiento, pues no obstante el resultado del festejo, por culpa del ganado, la concurrencia apenas sí mostró su enfado – la de sol – con algunos gritos, en tanto que los espectadores de sombra se mantuvieron callados, serenos… “Tengo deseos de volver pronto a Aguascalientes, quizás entonces haya más suerte”…

El Cordobés volvería a Aguascalientes alrededor de un mes después. Si las cosas se tercian, quizás en estas mismas páginas virtuales, pueda ocuparme de ello.

domingo, 3 de septiembre de 2023

3 de septiembre de 1972: Alternativa de José Antonio Gaona en Málaga

Alternativa de José Antonio Gaona
Foto: Arenas / El Ruedo
El año de 1970 despuntó con la presentación en los ruedos del nieto del gran Rodolfo Gaona. Aquí en Aguascalientes lo vimos en una de las primeras novilladas que ofreció don Guillermo González a la afición, en una temporada en la que vimos también por aquí a otros jóvenes descendientes de hombres ilustres de nuestra fiesta, como José Luis Velázquez o José Antonio Ramírez El Capitán. En la tarde de su presentación cortó dos orejas a uno de sus novillos y al decir de don Jesús Gómez Medina, produjo gratísima impresión y despertó grandes esperanzas entre quienes asistimos a su presentación…

El año de 1971 se presentó en la Plaza México y fue uno de los personajes de la temporada novilleril de ese calendario, detrás de Mariano Ramos y Rafael Gil Rafaelillo, quienes al final, en la historia, resultaron ser los estandartes de ese ciclo. Escribió Daniel Medina de la Serna:

José Antonio Gaona, nieto del Califa de León y sobrino de Jesús Cabrera – su madre era hermana del ganadero –, se presentó (7ª) con los mejores auspicios, demostrando personalidad y clase pues no en balde era nieto de quien era, a todos convención con su muleta de seda aunque estuvo muy mal con el pincho; quince días más tarde, con un toro de regalo convenció hasta a los más escépticos de que podía llegar a ser un torero grande y por lo pronto comenzaron a considerarlo la revelación de la temporada…

Sumó seis tardes en esa temporada, en las que echó a perder varias actuaciones de calado por sus defectos con la espada, pero en la novillada del 26 de septiembre de ese año, en la que alternó con José Ángel Adame y Mariano Ramos, por fin pudo redondear una faena. Escribió el cronista de la agencia que proveyó la información al diario El Siglo de Torreón:

Dos cosas buenas para José Antonio Gaona, ahora mata más que el cólera... y otra, que no se achicó ante el éxito de Ramos... se agigantó con el sexto, cuya muerte brindó al excelente as taurino español Domingo González Lucas “Dominguín”, resplandeciendo como oro de ley la clase de José Antonio, en una faena de pases de todas marcas entre incesantes ovaciones y otra vez a matar superiormente, para lograr una oreja muy bien ganada... El paseo triunfal a hombros fue el obligado epílogo a una tarde de muy grato recuerdo de Mariano y José Antonio...

Después de esa fecha participaría en un par de festejos más, incluido el del Estoque de Plata y empezaría a planear el viaje a la Península Ibérica, mismo que podía sospecharse, del brindis relatado en el párrafo antes transcrito.

Su campaña española de 1972

Llegó a tierras hispanas el 9 de marzo de 1972, con la intención de torear novilladas allá para entrar en el ambiente y recibir la alternativa al final de la temporada que por esas fechas iniciaba. Unos días después de su llegada, Jesús Sotos, redactor del semanario El Ruedo de Madrid, publicó una entrevista con el recién llegado, de la que extraigo:

- ¿A qué aspiras en España?

- A torear veinte o veinticinco novilladas y tomar la alternativa. Mi gran ilusión es ésta.

- ¿Tu debut?

- El domingo que viene, en Sanlúcar de Barrameda con Manolo de los Reyes y Currillo, lidiando ganado de Álvarez Hermanos.

- ¿Quién es tu apoderado?

- Manuel Morillas.

Llega el apoderado a la reunión. Le preguntamos:

- ¿Crees que estará listo el torero para tomar esa alternativa esta misma temporada?

- El chico está puesto y posee magníficas cualidades. Debe, primero, «tomar tierra», compenetrarse con el toro y el ambiente español… Posiblemente para el mes de agosto pueda con toda tranquilidad doctorarse en tauromaquia…

Al final torearía once novilladas entre ese 19 de marzo y la fecha de su doctorado, siendo Zaragoza, Córdoba y Sevilla las plazas de mayor categoría en las que actuó. Su segunda actuación en el ruedo maestrante, el 6 de agosto, alternando con José Andana y Andrés Parrado Niño de la Mañé en la lidia de novillos de Arcadio Albarrán, le reportó la oreja del segundo de su lote. Para el ABC de Sevilla, escribió Manuel Olmedo Sánchez Don Fabricio II:

La tarde de su debut en Sevilla, José Antonio Gaona nos pareció un torero correcto y fácil, pero frío. De aquí que pasara sin pena ni gloria. El domingo cambió notablemente la decoración, porque el nieto del famoso Rodolfo Gaona puso ardor en el empeño y superó la prueba airosamente. Su quehacer, auspiciado por el coraje, llegó a tener la vibración necesaria para calentar a la masa, sobre todo en el cuarto novillo, del que cortó una oreja el mozo azteca... A su segundo novillo lo recibió con elegantes lances rodilla en tierra y con ambas rodillas en la arena lo tomó gallardamente en la muleta. Luego, ya erguido, desarrolló un ajustado trasteo, casi todo sobre la derecha, en el que descollaron los pases en redondo. Con celo e inteligencia se impuso al temperamento de la res, a la que tumbó de media estocada, precedida de pinchazo. Por solicitud mayoritaria, obtuvo una oreja, que ostentó con legítima ufanía durante el paseo triunfal...

Terminaría su paso por la novillería la víspera de su alternativa, en Marchena, cortando cuatro orejas y un rabo a los novillos del Conde de la Maza que le tocaron en suerte. 

La tarde de la alternativa

El festejo que se anunció en Málaga para el domingo 3 de septiembre de 1972 tenía un atractivo para la afición local. El cartel era encabezado por dos toreros de la tierra, Andrés Torres El Monaguillo y Pepe Luis Román, quienes, apuntando siempre buenas maneras, no habían tenido suerte para despuntar en plazas de primera importancia. El cartel lo completaba José Antonio Gaona, quien recibiría la alternativa y los toros serían de la ganadería de Pepe Luis Vázquez.

Al final de cuentas solamente se lidiaron cuatro toros de la ganadería titular, uno de Caridad des Allimes de Núñez (2º) y uno de Manuel García Fernández Palacios (3º). El de la alternativa de José Antonio se llamó Serenito. La crónica de Mariano Tudela, enviado especial de El Ruedo al acontecimiento, relata:

LAS BUENAS MANERAS. – Me gustó, y mucho, el temperamento porfión y la gran voluntad torera — de casta le viene al galgo — del nieto de aquel mejicano que tan sonora hizo oír su voz en tiempos en que hacían todo el gasto en los ruedos Joselito y Belmonte. Exhibió, claro, esa falta de placeo de quien no ha toreado mucho en lo que va de temporada, pero demostró, a quienes nos dimos cita en los tendidos de la Malagueta, que mimbres hay para hacer buenos cestos de cara artesanía, teniendo en cuenta, sobre todo, que el joven Gaona se las ha visto el domingo con dos auténticos toros, tan distintos, sin duda, a los novillos que ha despachado hasta ahora en su corta carrera taurina… Si en el toro de su alternativa el público le obligó a dar una generosa vuelta al ruedo, precisamente como premio a las buenas maneras, tras un pinchazo bien señalado y otro hondo, en el otro se le concedió la oreja con toda justeza. Justeza por la valentía y la precisión con que se entregó al matar, volcándose sobre el morrillo y consiguiendo un estoconazo hasta las cintas, que tumbó al toro con espectacularidad. Fue, señores, la estocada de la tarde a un toro – toro que cobraba sentido, probaba, tiraba cornadas y se quedaba a medio viaje…

Si bien la tarde de su doctorado no fue precisamente redonda, José Antonio Gaona pudo dejar una buena tarjeta de presentación en su ingreso al escalafón superior. Agrego aquí que sus alternantes también cortaron una oreja cada uno, El Monaguillo al cuarto de la tarde y Pepe Luis Román al segundo.

Después de la alternativa, torearía seis corridas más, en Melilla, Alcañiz, Morón de la Frontera – plaza esta, propiedad de su apoderado –, Ibiza y dos tardes en Palma de Mallorca, lo que considero que demuestra el interés que creó en su momento, por una parte, su importante ascendencia y por otra, la calidad de su hacer ante los toros.

Su cierre de campaña

El semanario El Ruedo del 17 de octubre de ese año anunciaba que José Antonio Gaona había roto con su apoderado Manolo Morilla. El torero le declaró a Jesús Sotos, entre otras cosas, lo siguiente:

No estaba contento con su dirección y lo mejor que podía suceder era separarnos… ¿Quién te apoderará en el futuro? … La futura temporada española espero que me la trace el gran empresario Diodoro Canorea. Estamos ahora en conversaciones y es muy posible que comience el año taurino precisamente en la Feria de Abril sevillana…

b regresaba a América para estrenar su alternativa en Lima, en la Feria del Señor de los Milagros, en la segunda corrida de ese ciclo, anunciado con toros de Salinas y alternando con José Mari Manzanares y Rafael Puga, quien recibiría la alternativa.

Y todavía, en el número del 31 de octubre, volvió a declarar de nueva cuenta a Jesús Sotos de El Ruedo:

El nieto de Rodolfo Gaona… toreó unas quince novilladas y donde tomó la alternativa. Se llama José Antonio y tiene diecinueve años, y no soy un torero señorito. Yo tengo el apellido Gaona y mi familia el dinero… Vine con el que gané de novillero en Méjico. Allá no se explican siendo el triunfador de la última temporada de novilladas, qué es lo que me ha pasado en España… por una mala administración he pasado inadvertido. Mi apoderado no ha servido ni para aprovechar el cartel que traía de Méjico, ni siquiera para explotar mi apellido... José Antonio piensa que su apellido le debió abrir muchas puertas, y que, si no hubiese demostrado nada después, pues a casa, y en paz. José Antonio dice todas estas cosas del señor Morillas, que también ha roto con José Luis Parada…

Ya en México, José Antonio Gaona empezó el siguiente calendario confirmando en la Plaza México su alternativa malagueña, lo que hizo el 21 de enero de 1973, en una corrida de ocho toros de Tequisquiapan que enfrentaron Jesús Solórzano, Francisco Ruiz Miguel, el colombiano Jaime González El Puno y José Antonio Gaona. En virtud de que El Puno también era confirmante, José Antonio recibió los trastos para pasaportar al segundo de la tarde, nombrado Cazador para la fecha.

José Antonio Gaona ya no volvería a la Plaza México y aquí en Aguascalientes, donde le vimos en sus inicios, le tendríamos en la Feria de San Marcos de 1973, el 1º de mayo y sobre su actuación, escribió don Jesús Gómez Medina:

El José Antonio Gaona que vimos actuar el pasado día primero, sin mengua de su calidad congénita, pudo exhibir un asentamiento, una seguridad y una flexibilidad para hacer el toreo como ahora se estila, sin rigideces ni tiesuras y con ello tuvo para calentar los ánimos de los espectadores… Hay en José Antonio solera taurina de la mejor clase; y no tan solo porque sea nieto del Califa de León, sino también por la calidad y el buen gusto con que hace el toreo…

Así como José Antonio Gaona no volvió a la Plaza México tras de confirmar allí su alternativa, tampoco regresó a nuestras plazas en Aguascalientes. Hoy se desempeña entre otras cuestiones como Juez de Plaza en Puebla y tengo el gusto de recordarle en este aniversario de su alternativa.

domingo, 7 de mayo de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (y XV)

El reconocimiento a los triunfadores

Hierro y divisa de la ganadería del
ingeniero Mariano Ramírez
Al comentar la séptima corrida de la feria, en la que se disputó el Escapulario de San Marcos, hacía mención del hecho de que la fiesta de los toros es víctima de lo que hogaño es llamado la cultura de la cancelación, pues las grandes empresas que antaño se peleaban por patrocinarla, hoy esgrimen un concepto que enuncian como publicidad responsable, en el que cómodamente se refugian para evitar relacionarse por esa vía con la tauromaquia, no obstante que, en lo económico, celebren lucrativos contratos con las empresas taurinas, para comercializar, en exclusiva, sus productos dentro de las plazas. Como se ve, en esa materia aplican una política de ganar – ganar, pues hacia el exterior, no ofenden a sus posibles clientes, pero hacia el interior de la fiesta, siguen medrando y obteniendo importantes ganancias.

Hace medio siglo, una de esas empresas, la Casa Pedro Domecq, cada Feria de San Marcos organizaba un Certamen Taurino en el que premiaba a lo más destacado del serial, otorgándoles trofeos que tenían un importante valor artístico – y también económico – que era un aliciente adicional para los toreros, al interés de triunfar delante de los toros, porque la obtención de uno de esos trofeos tenía resonancia y reconocimiento en todo el llamado planeta de los toros.

Los premios Domecq del San Marcos del 73

Para el serial de 1973, la citada casa vitivinícola puso en concurso cuatro galardones. Dos de ellos se disputarían en el ruedo, como fue el caso del Cristo Negro del Encino, para la novillada de triunfadores del 15 de abril y el Escapulario de San Marcos en la corrida del domingo 29 del mismo mes. La mecánica del otorgamiento de esos premios era mediante la aclamación popular, que ordinariamente coincidía con el diestro que obtenía, dado el caso, el mayor número de trofeos en la tarde en la que se ponía en disputa.

Los otros dos, consistentes en estatuillas obra del escultor mexicano Humberto Peraza, se adjudicarían al triunfador de la feria y al ganadero criador del mejor encierro lidiado en la feria. Para el efecto, se integró ese año un jurado formado por los señores Jesús Ramírez Gámez, doctor Antonio Ramírez González, Francisco Arturo Muro, Ramón Morales Padilla y Salvador Martínez Pedroza, quienes tendrían a su cargo la decisión de designar a los receptores de esas distinciones.

En nota aparecida en el diario El Sol del Centro del día 6 de mayo de 1973, se comenta lo siguiente:

Hoy a las 23:00 horas serán entregados los Trofeos Domecq en el restaurant EL CORTIJO, a los triunfadores de la máxima temporada taurina que ha organizado la empresa del señor don Guillermo González con motivo de la Feria Nacional de San Marcos… Los trofeos son obra del artista y escultor Humberto Peraza, mismo que se estuvieron exhibiendo en el Stand que la Casa Domecq ha montado al final de la Exposición de la Feria Nacional de San Marcos… El presente año ha sido el único con 10 corridas durante la temporada de Feria, gracias al entusiasmo del empresario Guillermo González y la Casa Domecq, inquieta siempre por estimular y premiar a los mejores valores taurinos, culturales, de la charrería y sociales, participa en una forma explícita en todas estas manifestaciones de alegría, premiando: a) Al mejor encierro; b) Al mejor matador; c) Trofeo del Escapulario de Oro, ya entregado a Mariano Ramos; y, d) Trofeo del Cristo Negro del Encino, también ya entregado a José Antonio Picazo… El Jurado Calificador fue integrado por los distinguidos aficionados taurinos, señores Jesús Ramírez Gámez, doctor Antonio Ramírez González, Francisco Arturo Muro, Ramón Morales y Salvador Martínez Pedroza, y de acuerdo con su veredicto, hoy serán entregados los dos primeros trofeos: Al mejor encierro y al torero triunfador de la temporada...

La nota deja ya claro que el Cristo Negro del Encino y el Escapulario de San Marcos ya habían sido adjudicados, respectivamente a José Antonio Picazo El Zotoluco y a Mariano Ramos, en los respectivos festejos en los que fueron puestos en disputa y que, en la velada de esa fecha, se adjudicarían las estatuillas del maestro Peraza, según determinación del jurado.

Los triunfadores designados por el jurado

El triunfador de la feria nombrado por el jurado fue Eloy Cavazos, quien sumó la cantidad de cinco orejas y un rabo en las cuatro tardes que actuó. Los rabos los cortó a los toros Caperuzo, toro que regaló en la tercera del serial y Caporal, en la décima, ambos del ingeniero Mariano Ramírez y obtuvo una oreja de otro de Torrecilla además en la sexta tarde. Por sus compromisos previos, no recibió personalmente el trofeo en la ceremonia.

El ganadero triunfador fue, sin margen para la duda, el ingeniero Mariano Ramírez, quien lidió catorce toros durante la feria, en dos encierros completos, un toro de regalo y otro de rejones. De esos toros, sobresalieron los citados Caperuzo y Caporal, ambos de vuelta al ruedo; otro llamado Cartujo, lidiado en la primera del serial y que a decir del cronista y Juez de Plaza, don Jesús Gómez Medina, merecía al menos el arrastre lento, pero no se lo concedió por no demeritar la labor de Curro Rivera, su matador, y el toro de rejones que enfrentó Gastón Santos el 25 de abril. Así visto, la feria del ingeniero Ramírez fue redonda y resultó ser el gran triunfador de ella.

En el diario El Sol del Centro del 7 de mayo de 1973, se relata lo siguiente:

El Cortijo se vistió de lujo para la entrega de trofeos que donó la Casa Pedro Domecq para esta feria taurina. El ingeniero Mariano Ramírez recibió el trofeo al mejor encierro acompañado de su hija, de manos de “La Morris”, cabeza del cuadro flamenco que actúa en el local… José Antonio Picazo “El Zotoluco” también fue premiado con el trofeo “Cristo Negro del Encino”, correspondiente al mejor novillero de la feria… El trofeo al mejor matador se adjudicó al matador Eloy Cavazos, por los repetidos triunfos durante sus actuaciones en la feria recién concluida… El evento fue presidido por los señores Eduardo Solórzano y Juan Luis Pérez Jaén, acompañados de los integrantes del jurado y de otras distinguidas personalidades del mundo taurino que dieron con su presencia mayor realce a esta magnífica entrega de trofeos…

La información viene ilustrada con muchas imágenes del evento, en las que se aprecia la asistencia de numerosas personalidades de los medios político, artístico, cultural y social de Aguascalientes, lo que refleja que, en ese entonces, ser aficionado a los toros, o dejarse ver con los aficionados a los toros, no era considerado vergonzante, como lo es para muchos, hoy en día.

Fin de fiesta

Así fue como concluyó la arista taurina de la Feria de San Marcos de hace 50 años. El modelo de feria taurina que hoy tenemos ya se había consolidado y, sin que se hiciera público, ya se trabajaba en la edificación de una nueva plaza de toros y los días de la celebración de la feria en la Plaza de Toros San Marcos estaban contados. Nuestra feria había cambiado, para siempre. Y por cierto, este blog vuelve a su normalidad.

sábado, 6 de mayo de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (XIV)

Rafaelillo y Miraflores de Rancho Seco


Hipotético monterazo
: No estoy seguro de que lo que en este apartado hago sea correcto, o siquiera adecuado, pero esto lo dedico a mi amigo, don Carlos Hernández González Pavón, quien seguramente, hace 50 años, acompañó a su padre a esta corrida y la disfrutó, como yo lo hice desde el tendido, junto con el mío.

La corrida del cierre de la Feria, se anunció con la actuación del diestro colombiano Pepe Cáceres, Raúl Contreras Finito y el tijuanense Rafael Gil Rafaelillo, quienes enfrentarían un bien presentado encierro que trajo a nuestra feria don Carlos Hernández Amozurrutia desde Tlaxco, Tlaxcala. Prácticamente en la víspera del festejo, se anunció que se integraba al cartel el Centauro Potosino, Gastón Santos, quien tuvo una destacada actuación el 25 de abril anterior.

La Feria de San Marcos de 1973 tuvo una inusual y no vuelta a repetir presencia del campo bravo de Tlaxcala. El 25 de abril se lidió un encierro de Piedras Negras; el 1º de mayo uno de Coaxamalucan y el día 6 de mayo, fecha que en este momento me ocupa uno de Rancho Seco. Y si he de ser exhaustivo, tanto la corrida que abrió el serial, como la extraordinaria del 5 de mayo, fueron de la ganadería del ingeniero Mariano Ramírez, que en esos días era pura de ese origen, pues se fundó en 1956 con la mitad de la original vacada de Zotoluca, la que hogaño lleva el hierro que originalmente fuera de la fundacional de Tepeyahualco.

El sorteo del encierro fue accidentado, pues un toro, el número 73, que al salir al ruedo sería llamado Miraflores y saldría en séptimo lugar, presentaba en un anca una lesión, que para el ganadero y los apoderados era un mero puntazo o rayón y para don Jesús Gómez Medina, que ocupaba el palco de la Autoridad, podía ser una cornada. Tras de un largo rato de discusión y de observación del toro, que no tenía signos de cojera y tampoco presentaba síntomas de fiebre o de otros daños derivados de una lesión profunda, compatible con una cornada, por lo que el toro fue aceptado condicionado a que de mostrar signos de claudicación en el ruedo o de ser protestado por el público, sería devuelto a los corrales sin miramientos. Afortunadamente eso no sucedió y pudimos ver al toro de la Feria, y de muchas más.

La gran faena de Rafaelillo

Paso sin más a la relación de don Jesús Gómez Medina sobre esta gran tarde:

Rafaelillo y Rancho Seco dieron broche triunfal a la Feria. A la memoria de don Enrique Bohórquez, cronista ejemplar, que supo expresar como pocos “el sentimiento del toreo”; a Eduardo Solórzano y Rafael Rodríguez que, aunque alejados de los ruedos, sienten aún la fiesta a pleno corazón; a Juan Luis y Pepe Pérez Jaén, en cuya afición pervive la savia torera del inolvidable don José Pérez Gómez “Nili”... Fue a la hora del crepúsculo, durante esos minutos propicios al ensueño, ricos en presagios, en los que las sombras nocturnas se esparcen lenta e insensiblemente, prestas a ganar la diaria contienda a los esplendores solares. Durante ese breve lapso crepuscular que oscila entre la luz y las tinieblas y que constituyó, dicen, el marco de las grandes proezas belmontinas... Fue entonces que salió el séptimo de Rancho Seco, sexto de la lidia ordinaria. Se llamó “Miraflores”, tenía el número 73 y era negro, de cabeza acarnerada, tirando a veleto y con cuatro años largos en la boca. Nada más ni nada menos que un toro... “Rafaelillo” – desde ayer, tras la faena a "Miraflores" y mientras prosiga por el mismo camino, don Rafael Gil, torero artista si los hay –, se dio a torear al de Rancho Seco en una serie de lances a pies juntos, en una forma si no del todo clásica, de todas maneras espectacular y brillante, a lo que contribuía la brava acometida de “Miraflores”. Remató con pinturería, y oyó una ovación, la primera de las que luego brotarían en incontable sucesión... “Miraflores”, tras el fuerte puyazo y el trajín de las banderillas, había llegado al final con su bravura intacta, atemperada por el castigo recibido; dócil, nobilísimo, embistiendo con el hocico al ras del suelo; con una alegría, con un estilo, con un “son” extraordinarios... Erguido, sonriente, el chiquillo desafiaba al de Rancho Seco, llevando la faena en la diestra; acometía aquél sobre el señuelo que a su bravura se ofrecía, y brotaba, así, el derechazo lento, pausado, solemne. Cada pase superaba en calidad y en intensidad emotiva al precedente; y el ¡olé! que provocaba subía de diapasón a medida que la serie íbase redondeando... ¡El torero, ebrio de emoción artística, impelido por el fuego creador que crepitaba en su pecho, volcaba sobre la arena todo el profundo sentimiento – ¡“el sentimiento del toreo”! – que albergaba su corazón de artista ansioso de encontrar la fórmula de expresión para su mensaje! Y de los tendidos brotaba de inmediato la réplica, el eco más contundente y halagador para quienes usan coleta: ¡torero!... ¡torero!... clamaban a coro los espectadores, saboreando, ellos también y viviendo con toda la intensidad de que es capaz un aficionado, la gesta que en el ruedo se realizaba... En las alturas, las sombras eran cada vez más densas; pero en la arena había un incendio de arte que bañaba en luz y fuego a “Rafaelillo” y a “Miraflores”... Las series de toreo en redondo, con la derecha se sucedían; la emoción crecía de punto y el ritmo de triunfo aumentaba en la misma proporción en que cada muletazo resultaba más pulido, más templado, de mayor longitud. En algunos de estos, “Rafaelillo” toreó sin ver al burel; ¡tal era su nobleza!, ¡admirable toro de Rancho Seco, embistiendo con idéntica alegría, con la misma claridad, con tan depurado estilo como si en él confluyese toda la sangre bravía de muchas generaciones de bureles próceres!... Tan solo un bache registró la gran faena: fue cuando “Rafaelillo” confundió su condición de torero – artista con la de director de la banda; le perdió la cara al toro, acometió éste y le propinó la voltereta y el susto consiguiente. Mas, en cuento Rafael tornó a ponerse en torero – torero, dejándose de recursos que suelen emplear los mediocres, incapaces de provocar en otra forma la emoción popular, resurgió el bien torear; renació la emoción derivada de la evidencia del arte; y aquel sentimiento del toreo sustituido pasajeramente por la sensación del susto, readquirió la primacía conferida por la plena entrega del gran artista del toreo que es – que ayer fue cumplida plenamente – Rafael Gil “Rafaelillo”... Una entrega que encontró su expresión más dramática en el momento de la estocada: a toma y daca, yéndose sobre el morrillo con la mayor decisión a cambio de salir volteado de manera tan espectacular y peligrosa que provocó hasta la intervención de algunos – como Rafael Rodríguez y Pepe Pérez Jaén – que, como tantos más, desde el callejón presenciaban entusiasmados y extáticos la imprevista proeza. Rafael Gil puso remate a aquella. Y, aunque salió trompicado, al tornar al ruedo, vivió su momento de apoteosis, en unión del ganadero, don Carlos Hernández; las dos orejas y el rabo del admirable “Miraflores”; las vueltas al ruedo entre aclamaciones y a hombros de los capitalistas; las ovaciones, la música; en suma, el fervor popular volcado a sus pies de joven y brillante triunfador... Y para “Miraflores”, el toro que con su bravura y nobilísima condición revivió viejos lauros de su divisa, los honores del arrastre lento en torno a la barrera...

Lo demás de la corrida

El festejo se había desarrollado en un ambiente que medió entre el sopor y la tragedia. Del resto de la corrida unos batallaron para mantenerse en pie y otros fueron la antítesis de Miraflores, pero el primero de la lidia ordinaria fue el que condicionó en gran medida lo que habría de venir. Manolo Pérez, banderillero y compatriota de Pepe Cáceres sufrió una grave cornada al ser prendido y prensado contra el burladero que está exactamente en el tendido de sol, en el otro extremo de la puerta de cuadrillas. Desde ese momento la pesadumbre se apoderó de los presentes y de quienes estaban en el ruedo y ya poco se esperaba del festejo.

Pepe Cáceres y Finito no volvieron a actuar en una de nuestras ferias, y tuvimos que esperar 49 años para volver a ver un encierro de Rancho Seco en nuestras plazas. Y en cuanto a la faena de Rafaelillo, si algún día se hiciera un recuento de las grandes faenas ocurridas en el ruedo de la Plaza de Toros San Marcos, esta es una de las que se deben tomar en cuenta.

Aviso parroquial: Hace 11 años, publiqué una primera versión de este mismo asunto, que pueden consultar, en esta ubicación.

viernes, 5 de mayo de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (XIII)

En la extraordinaria, Eloy Cavazos se alza con el triunfo

En el anuncio de los carteles de la feria del 73, don Guillermo González Muñoz había dejado dos fechas descubiertas, el viernes 27 de abril y el sábado 5 de mayo. Ya tuvimos la ocasión de ver que el año anterior aprovechó el día de la Batalla de Puebla para dar una corrida de tintes históricos, con un gran encierro de La Punta y en esta oportunidad, seguramente esperando el desarrollo de los festejos pactados inicialmente, buscaría la manera de aprovechar esos huecos del calendario para ofertar a la afición algún festejo de carácter realmente extraordinario, si los hechos así se terciaban.

La primera fecha no ocurrió nada, pero el sábado 28 de abril, en El Sol del Centro, aparecía la siguiente información firmada por Everardo Brand Partida, encargado de la información taurina de ese diario:

Consciente del éxito que ha logrado, en todos los órdenes, la feria taurina que actualmente se celebra, y que forma parte del programa de festejos de la Feria Nacional de San Marcos, el empresario del Coso local, señor Guillermo González, informó ayer a este diario que se alargará a 11 festejos y existe la posibilidad – muy probable ésta – de que se den 12 corridas de toros, en lugar de las 10 programadas... Reflexionando detenidamente en ello, y tras de ajustar fechas y detalles con los apoderados de los cuatro toreros, se formó ya una excelente combinación, que se dará precisamente el sábado 5 de mayo, consistente en un mano a mano entre el pequeño pero enorme torero regiomontano Eloy Cavazos y el diestro potosino Francisco “Curro” Rivera, quienes lidiarán un primoroso encierro de la ganadería triunfadora, del ingeniero Mariano Ramírez... Un mano a mano para la historia: Manolo – Mariano. Son los dos toreros que han hecho furor en el Coso San Marcos, en la presente feria, el fino y poderoso diestro regiomontano Manolo Martínez y la nueva revelación, la esperanza de la juventud torera de México, Mariano Ramos, y es éste, ni más ni menos, el cartel que se pretende montar para la corrida del viernes 4 de mayo por la noche… En principio, comentó ayer Guillermo González, los apoderados de ambos diestros, y ellos en lo particular, se muestran encantados ante la posibilidad del mano a mano. La fecha, afortunadamente no la tienen comprometida con ninguna otra empresa, y es factible, casi un hecho, que se dará la confrontación de Manolo Martínez y Mariano Ramos, la noche del 4 de mayo próximo…

En la nota se comentaba que, para esa hipotética corrida de la noche del viernes 4 de mayo, se reseñaba un encierro de Torrecilla. Al final de cuentas, ese festejo quedó así, solamente como hipótesis, porque no se pudo cerrar la combinación. En retrospectiva, diré que después del petardo pegado por los toros de don José Antonio Llaguno el 28 de abril anterior, era difícil que pudieran haber llevado gente a la plaza, independientemente del cartel de toreros que los enfrentaran, así que solamente se celebró la corrida del sábado 5, a la que tuve la fortuna de asistir, en un digamos, ecosistema, en el que estaban mi padre, el químico Teodoro Jesús Martín González, don Antonio Ramírez González, don Isidoro Cárdenas Carranza y algunos otros aficionados de los de antes, con los que pude apreciar un festejo que, confirmaba la taurinidad de esta tierra.

El encierro del ingeniero Mariano Ramírez

Las corridas son de toros, y para juzgar lo que en el ruedo sucede, hay que empezar por valorar lo que sale por la puerta de toriles. Mi recuerdo es de una corrida bien presentada, con edad y que dio buen juego. Lo que relata don Jesús Gómez Medina en su crónica publicada al día siguiente en El Sol del Centro, es en el tenor siguiente:

Cuando los toros son toros, como lo fueron, sin duda de ninguna especie, los seis que ayer se lidiaron con la divisa de la ganadería del Ing. Mariano Ramírez… Seis toros, seis, que, amén de tener edad, prestancia y trapío de toros, fueron, en buena parte, partícipes y colaboradores en los éxitos logrados por los dos matadores en pugna… Seis toros, seis, de los cuales, tres, al menos, fueron el prototipo de cuanta nobleza y claro estilo puede ostentar un toro de lidia… Seis toros, seis; de los cuales el primero y el quinto merecieron los honores del arrastre lento; y que, en conjunto, operaron el inusitado prodigio de que los espectadores, embriagados de la emoción que imprime al espectáculo la presencia del toro – toro, mostrábanse reacios a abandonar los tendidos, inclusive cuando el sexto burel ya había sido conducido al destazadero…

Días atrás intenté escribir sobre la redondez de las tardes de toros. Pues bien, cuando el toro sale al ruedo, y el torero que lo enfrenta le da la lidia que le corresponde, con seguridad, la tarde resulta ser redonda. No es tan secreto el asunto.

El triunfo de Eloy Cavazos

Eloy Cavazos enfrentó esa tarde a Bellotero, Barbero y a Caporal, nombre este último que se repite en varias tardes gloriosas de la ganadería del ingeniero Mariano Ramírez. Pues bien, a ese quinto toro de la tarde – el que nunca es malo – el torero de la Villa de Guadalupe le cortó las orejas y el rabo. Así lo relató en su día don Jesús Gómez Medina:

Y triunfó en el quinto, “Caporal”, un cárdeno listón, apretado de cornamenta, al que Cavazos, previa labor de brega para sujetar, toreó pintureramente para concluir con un recorte superiorísimo, aprovechando la dócil, alegre y clara embestida de "Caporal". El puyazo de rigor, y un quite por chicuelinas del propio Eloy, ceñidas, brillantes, avaladas con un remate que, en realidad, le resultó dibujado… “Caporal” fue nobilísimo y alegre hasta el final. Y Cavazos aprovechó lo anterior para torear en forma espectacular y lucida, con una y otra mano, entre el beneplácito de la clientela; aprovechando cumplidamente la nobilísima condición del astado y adornándose en su oportunidad, frente al entusiasmo colectivo… El estoconazo espectacular y de efectos inmediatos. La ovación que estalla tumultuosa y los pañuelos que demandan, a porfía, todos los apéndices, que le son entregados a Eloy Cavazos mientras recorría el ruedo en compañía del Ing. Mariano Ramírez y de Guillermo González; a la vez que los despojos del estupendo “Caporal” eran paseados lentamente en torno a la barrera…

Así, Eloy Cavazos cortaba su segundo rabo en el serial a un segundo toro de la ganadería de don Mariano, que también era premiado con la vuelta al ruedo, alzándose sin margen para la duda, como el triunfador de la feria y defendiendo su sitial de figura del toreo.

Curro Rivera destaca con el cuarto de la corrida

Curro Rivera se enfrentó por su orden a Farolero, Tabernero y Sanmarqueño. Es precisamente ante el segundo de los nombrados, ante el que tuvo la actuación más lograda en la tarde. Sigue contando don Jesús Gómez Medina:

A “Tabernero”, un cárdeno claro, Curro lo toreó de capa vistosamente, aunque enmendándose de un lance al siguiente. El propio Curro cubrió el segundo tercio, destacando, de sus tres pares, el segundo: un cuarteo en todo lo alto… “Tabernero” llegó al final de sus días bravo, revolviéndose pronto. De primera intención, Rivera lo toreó superiormente por derechazos, largos, templados, con mando y quietud, a los que agregó el remate clásico y sabroso del pase de pecho… Nuevo toreo derechista, precursor de un intento malogrado de toreo al natural; adornos, pases altos girando y de molinete; todo esto con el mérito irrefutable de llevarlo a cabo frente a un toro. Y para concluir, un pinchazo en una banderilla y el estoconazo mortal. Ovación. La oreja, la vuelta al ruedo y el saludo final desde los medios…

En conclusión

Las tardes de toros redondas dejan de lado los partidarismos y tienen la particularidad de poner a todo mundo de acuerdo. Como narra don Jesús Gómez Medina en su crónica, después de arrastrado el último toro, nos costaba salir de la plaza. También, se respiraba un aire justiciero, porque el recorrido triunfal alrededor del anillo, no solamente lo hizo el diestro triunfador, sino que lo compartieron su alternante, el ganadero y el empresario, es decir, todos aquellos que tuvieron parte en los hechos motivo del éxito. Hoy eso sucede cada vez menos y cuando ocurre o no se acepta en los tendidos o no se entiende, siendo que ese es uno de los síntomas notorios de la grandeza de esta fiesta.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable exclusivamente a este amanuense, porque no obran así en sus respectivos originales.

lunes, 1 de mayo de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (XII)

José Antonio Gaona se alza con el triunfo el 1º de mayo

José Antonio Gaona, nieto de don Rodolfo, el Califa de León, se había presentado como novillero aquí en Aguascalientes en el año de 1970. Apenas se le vio una tarde por aquí, en la que por sus buenas maneras y la facilidad con la que conectó con los tendidos, cortó dos orejas y la afición local quedó interesada en volverle a ver en nuestra Plaza de Toros San Marcos. Posteriormente haría su presentación en la Plaza México el 25 de julio de 1971, alternando con Mariano Ramos y Curro Leal, también debutante. Pudo cortar orejas en los dos novillos de De Santiago que sorteó, pero su mal manejo de la espada dejó su resultado en dos salidas al tercio.

Recibió la alternativa el 3 de septiembre del 1972 en Málaga, de manos de Andrés Jiménez El Monaguillo, llevando de testigo a Pepe Luis Román, siendo el toro de la ceremonia Serenito, de la ganadería de José Luis Vázquez Garcés y la confirmó en la Plaza México el 21 de enero de ese mismo 1973, siendo su padrino Jesús Solórzano, quien le cedió los trastos para matar al toro Cazador de Tequisquiapan, atestiguando la ceremonia Francisco Ruiz Miguel y el colombiano Jaime González El Puno, quien también confirmó esa tarde.

Su presentación como matador de toros en nuestra ciudad se produciría la tarde de ese martes 1º de mayo de 1973, para lidiar un encierro tlaxcalteca de Coaxamalucan, junto con el rejoneador potosino Jorge Hernández Espinosa y los matadores de toros Raúl García y Jaime Rangel.

El triunfo de José Antonio Gaona

José Antonio Gaona, al igual que en su presentación como novillero, volvió a caer de pie ante la afición de Aguascalientes. Le cortó las dos orejas al primer toro de su lote y al final de los acontecimientos, se alzó como el triunfador del festejo. Escribió don Jesús Gómez Medina, en crónica diferida – salió hasta el 3 de mayo siguiente – para El Sol del Centro:

Aquel jovencito que hará dos o tres años realizó aquí su debut como novillero, produciendo gratísima impresión y despertando grandes esperanzas entre quienes asistieron a su presentación, se desdibujó sensiblemente, hasta hacer que se desvanecieran casi del todo los augurios propicios, está ahora en el camino de convertirse en un señor torero… Es ya matador de toros, sí; pero, ciertamente, esto no es lo más importante – ¡a últimas fechas se han prodigado tanto las alternativas! – lo que en realidad tiene significado es que el José Antonio Gaona que vimos actuar el pasado día primero, sin mengua de su calidad congénita, pudo exhibir un asentamiento, una seguridad y una flexibilidad para hacer el toreo como ahora se estila, sin rigideces ni tiesuras y con ello tuvo para calentar los ánimos de los espectadores… Hay en José Antonio solera taurina de la mejor clase; y no tan solo porque sea nieto del Califa de León, sino también por la calidad y el buen gusto con que hace el toreo. El martes, insistimos, tanto al torear de capa por verónicas y gaoneras como en el tercio final, haciendo el toreo en redondo sobre una y otra mano, templando la débil embestida de un toro de escasas energías, y mandando y ligando los pases en debida forma, logró entusiasmar a los espectadores. Y como, además, estoqueó al de Coaxamalucan en magnífica forma, hízose el joven Gaona acreedor a las dos orejas de “Mandarín”, y, con ellas en la mano y entre aclamaciones entusiastas, dio una doble vuelta al ruedo… Todo esto ocurrió durante la lidia del cuarto burel de Coaxamalucan, tercero de la lidia ordinaria.

Como se puede colegir de la narración de don Jesús, el joven Gaona le daba extensión a las suertes y tenía entendimiento de las condiciones de los toros, porque adaptó su hacer a las condiciones del que le permitió el triunfo y de esa manera lo pudo aprovechar a cabalidad.

Exitoso debut del rejoneador Hernández Espinosa

También se presentaba el joven rejoneador potosino Jorge Hernández Espinosa, a quien correspondió lidiar el primero de la tarde. La impresión que causó a Jaime Martínez Fonseca, cronista de El Heraldo de Aguascalientes, fue la siguiente:

El rejoneador Jorge Hernández Espinosa dio una estupenda demostración del arte de lidiar a caballo… Arrancó las primeras palmas con el primer rejón, colocado en sitio ideal; el segundo demasiado caído, y el tercero formidable. En igual forma con las banderillas dos pares extraordinarios y uno regular. Para provocar las embestidas, el jinete hubo de ir hasta la cara del toro, para que éste embistiera. La suerte suprema la consumó a pie. Una entera caída…

Agregaré que fue premiado con una festejada vuelta al ruedo.

El resto de la corrida

Raúl García y Jaime Rangel eran dos toreros ya conocidos por la afición de Aguascalientes y que en su día habían dejado firmadas buenas tardes en el ruedo de la Plaza de Toros San Marcos, pero en esta ocasión las cosas no les rodaron en buena forma. Escribió don Jesús Gómez Medina:

…ni Raúl García ni Jaime Rangel fueron capaces de realizar alguna cosa de relieve. A sus buenos deseos opusiéronse, de una parte, la explicable falta de sitio, de confianza y las condiciones de sus bureles. De esta manera, la actuación de uno y otro transcurrió con más pena que gloria…

Así fue esta tarde para ellos.

Los toros de Coaxamalucan

La corrida que envió don Felipe González a nuestra Feria de San Marcos tuvo un toro que permitió el lucimiento, pero evidenció falta de fuerza:

Los toros de Coaxamalucan, bien presentados en general, se agotaron pronto y fueron débiles de remos. El primero de Raúl García, además, reparado de la vista…

Ese fue el juicio de don Jesús Gómez Medina acerca del encierro procedente de una de las ganaderías históricas del campo bravo mexicano.

Para concluir

El triunfo que obtuvo José Antonio Gaona en esta corrida, no le representó volver a nuestra ciudad para actuar vestido de luces. También esta corrida fue para Raúl García y para Jaime Rangel, la última vez que les veríamos vestidos de luces en nuestra Feria de San Marcos, pese a que, en ciclos anteriores, ellos dos fueron piezas importantes en su desarrollo y crecimiento. Después volverían por aquí, pero ya realizando labores de apoderamiento.

Aviso parroquial: Hace diez años publiqué una primera versión del recuento de estos hechos, misma que pueden consultar en esta ubicación.

domingo, 30 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (XI)

Triunfal cierre de feria para Antonio Lomelín y Mariano Ramos


La octava corrida del serial de hace medio siglo se celebró la noche del lunes 30 de abril. Aunque al final se lidiaron toros de tres hierros distintos, originalmente se anunció un encierro del Doctor Labastida para Antonio Lomelín, Mario Sevilla y Mariano Ramos, siendo el cierre de la participación en la feria del torero de Acapulco, que cerraba su tercera actuación, en tanto que el charro de La Viga, completaba su cuarta presentación, esta última, por la vía de la sustitución pues originalmente la fecha era de Francisco Ruiz Miguel, quien se cayó de nuestra feria, al ser contratado de última hora para actuar en la de Sevilla.

Decía que se lidiaron toros de tres hierros diferentes y es que, de las crónicas del festejo, se aprecia que el primero que saltó a la arena fue uno de Torrecilla, pues el del encierro titular murió en los chiqueros y al final, Mario Sevilla regaló otro de Valparaíso, completándose así el número de ganaderías que se lidiaron en ese festejo nocturno, el último a celebrarse en ese horario durante el ciclo que me ocupa en esta oportunidad.

Antonio Lomelín se alza con un triunfo

En sus dos actuaciones anteriores Antonio Lomelín tuvo algunos momentos de lucimiento, dejando claro que estaba ya totalmente repuesto de aquella cornada que Querendón, de Mimiahuápam le había inferido poco más de un año antes, pero el factor de la falta de pujanza en los toros que el sorteo le deparó, impidió el redondeo de alguna faena, quedando, para el recuerdo, algunos detalles con las telas y sobre todo, su espectacular manera de oficiar en el segundo tercio.

En esta tarde del 30 de abril del 73, Lomelín salió a por todas. Así lo contó en su día don Jesús Gómez Medina:

Desde el primer momento; desde que salió a vérselas con el burel de Torrecilla lidiado en sustitución de uno del encierro del Dr. Labastida que murió en los chiqueros, el de Acapulco dio prueba patente de que venía por el triunfo… se quedó quieto en los lances iniciales; encendió el fuego emotivo mediante un quite por gaoneras ceñidísimo… con la franela, se hizo del burel mediante una tanda de trincherillas con garbo, con arte, para tirar luego del aplomado astado y pasárselo por la pechera en una y varias tandas de templadísimos derechazos, con aguante, con ajuste, con emoción… media estocada y descabello al segundo golpe. Ovación y vuelta al ruedo… El cuarto, “Gallito”, de salida remató en el burladero de matadores. A guisa de bienvenida. Lomelín se quedó quieto en los lances iniciales, a los que añadió una serie de chicuelinas más que estatuarias, estáticas, en los propios medios, arrancando una ovación… un formidable tercio de banderillas. Porque fueron tres pares en los que Lomelín hizo derroche de gallardía, de arrojo y de destreza, saliendo inclusive rebotado y con la taleguilla rota del segundo, al que añadió, en cuanto le repararon el flux, otro espectacular par; determinante todo esto de que Lomelín hubiese tenido que saludar, emocionado, desde el tercio, entre las aclamaciones de los espectadores… Y para remate, una faena meritoria en extremo, pisándole el terreno y aguantando a un toro aplomado, al que hizo pasar mediante el prodigio del temple y a la que puso término, previa labor de aliño para cuadrar al burel y liquidarlo con un estoconazo a un tiempo, llegando con la mano al pelo y descabello al tercer golpe. Gran ovación. Una oreja y la vuelta entre aclamaciones, flores y prendas de vestir, concluida toreramente en los medios del redondel…

Antonio Lomelín también dejó claro que pedía paso. La historia nos deja claro que lo tendría más complicado, que los toros le pasarían caras facturas a cubrir, pero también que él no se arredraría y que, aprovechando las oportunidades adecuadas, se pondría en el sitio de privilegio que le correspondía. En esta oportunidad dejó su signatura en nuestra plaza y se aseguró volver a ella con asiduidad.

El batiente cierre de feria de Mariano Ramos

Mariano Ramos iba a triunfo por tarde en el San Marcos de 1973. Sin barruntar siquiera cual sería el techo de su hacer ante los toros, y sin sentirse apabullado por los blasones de sus alternantes, salió a darle a los toros que le tocaron en suerte la lidia que requerían y sobre todo, a conectar con los tendidos, activos estos, que se supone son esenciales en toda figura del toreo.

La noche de su cierre de compromiso en la feria de hace medio siglo, no tuvo precisamente toros a modo, de acuerdo con la narración de don Jesús Gómez Medina, la faena que realizó al primero de su lote, fue totalmente obra suya:

“Marquesito”, el tercero, salió con una alegría que no mostraron sus hermanos; sin embargo, Mariano Ramos no se acomodó al torearlo de capa… El puyazo de rigor y más tarde, frente a un bicho aplomado, reservó, la gran faena, ¿qué digo?: el faenón de Mariano, quien, a base de aguante, de llegar con admirable serenidad hasta la cara, de estar siempre allí, sin titubeos ni desfallecimientos, consiguió, con la virtud del temple, supremo definidor de los grandes toreros y de las grandes faenas, realizar una de altísimos y brillantes quilates. Los derechazos, por su dimensión inusitada, por el mando, por la tersa y pulida trayectoria del engaño, por la exactitud en el remate de capa pase y la trabazón con el siguiente, hasta integrar varias series en las que, asimismo, campeó el ajuste y la emoción, causaron la euforia, la explosión colectiva en el graderío. ¡Era aquella la lección admirable de un joven maestro del toreo!, cuyo arte está avalado con dos características de inapreciable valía: el aguante y el ritmo; un ritmo, un temple exquisito, que dio pábulo a aquellos pases por abajo y de pecho, en los que el torero tiró del astado con lentitud tal, que se antojaba inverosímil… Entre el desbordamiento de entusiasmo, un pinchazo en lo duro. Y, acto seguido, tres cuartos de acero que hicieron doblar al burel. Estrepitosa ovación; la oreja, la vuelta al ruedo y saludo desde los medios para el flamante astro en que salió convertido de esta feria, Mariano Ramos…

De nuevo fue la espada la que le privó de obtener más trofeos, pero la relación del cronista deja claro que la faena tuvo estructura, que el torero se tuvo que meter en terrenos que se consideran comprometidos y que tuvo que obligar al toro, que, como relata don Jesús, se aplomó, se quedó parado.

Mario Sevilla

En la feria del año anterior, Mario Sevilla había dejado un buen sabor de boca en la afición de Aguascalientes. Le cortó una oreja a uno de los toros de don Valentín Rivero el día que se presentó en ella Curro Rivera y dio vueltas al ruedo con el ganadero y el empresario don Guillermo González Muñoz. En la corrida del Escapulario, ya no estuvo tan bien con un toro más complicado. Pero esa primera actuación le valió regresar para el calendario siguiente, en esta tarde que trato de presentarles y en la que, a decir de don Jesús Gómez Medina, poco o nada dejó para recordar:

Emparedado entre dos toreros triunfadores y plenamente embalados, la actuación de Mario Sevilla resultó más insulsa, más deslucida. Poco, muy poco plausible hubo en su labor, pese a que, buscando el desquite, regaló un séptimo astado, de Valparaíso, mansurrón, pero manejable.

Y seguramente que así fue, porque en esta feria de 1973, varios toreros actuaron en ella por última vez, y Mario Sevilla es uno de esos diestros que ya no volvimos a ver por aquí vestidos de luces.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.


sábado, 29 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (X)

Mariano Ramos se lleva el Escapulario de San Marcos

Hace unos días conversaba a la distancia con Carlos Hernández González, el entrañable Pavón y a propósito de la novillada de preferia ya comentada por estos andurriales, me decía que se extrañaba la presencia de la Casa Domecq en los toros y de los certámenes que organizaba en las principales ferias y temporadas de nuestro país. No tuve más que asentir y reconocer que en estos tiempos que corren, las grandes empresas que antaño se ufanaban por patrocinar a la fiesta de los toros, hoy se refugian en un acomodaticio concepto que titulan publicidad responsable, que les impide relacionarse por esa vía con la tauromaquia, independientemente de que, en lo económico, puedan signar jugosos contratos con las empresas taurinas, para comercializar, en exclusiva, sus productos dentro de las plazas. Como se ve, juegan con una moneda que tiene dos caras y siempre que la tiran al aire, cae hacia arriba, la que les da el triunfo a ellos.

Y es que tanto el trofeo novilleril del Cristo Negro del Encino, como el Escapulario de San Marcos para los matadores de alternativa y en un inicio, dos trofeos a designar por un jurado nombrado ex – profeso, para el triunfador de la feria y el mejor encierro, consistentes en aquella época, en esculturas del maestro Humberto Peraza, eran parte del Certamen Taurino Domecq, que al paso de los años y de la introducción cultural de ideas que no corresponden a nuestra manera de concebir la existencia, se fue diluyendo hasta desaparecer completamente. Hoy en día, son los colectivos de aficionados, quienes, con sus propios medios, reconocen a los triunfadores, sin apoyo o patrocinio de ninguna de esas grandes firmas comerciales, que “en lo oscurito”, siguen medrando con la fiesta.

La corrida del toro de 1973

Se empezaba a generar como tradición en las ferias con el formato como la que se instauraba en Aguascalientes, que los toreros se contrataran por un determinado número de tardes, mas la corrida del toro, un festejo en el que, en disputa de un trofeo, actuaban seis matadores, una especie de beneficio de la empresa. Era una tarde en la que el lleno estaba casi asegurado, pues mucha gente acudía a la plaza para ver, por un solo boleto, a seis de las principales figuras anunciadas en el serial.

En el caso de Aguascalientes, durante muchos años tuvo un incentivo importante, porque el Escapulario de San Marcos era una pieza de oro macizo que la casa vitivinícola arriba citada, ponía en disputa y tenía, aparte del valor propiamente taurino, un valor económico considerable, por ello es que ese cartel era una especie de festejo de triunfadores, aunque se anunciara desde antes de arrancar la feria y los toreros en ella, en realidad se disputaban las palmas, el trofeo y el triunfo.

Posteriormente esa corrida se aprovechó con fines de beneficencia, y no creo estar equivocado que el incentivo en esos casos, sería algún medio para obtener deducciones fiscales, porque los carteles seguían llevando los nombres más destacados del momento taurino. En los últimos tiempos, se propuso la celebración de la Corrida de la Oreja de Oro, a beneficio de la Asociación de Matadores, pero desvirtuando su inicial propósito, que era el de acartelar a los triunfadores de una temporada, para convertirla en apenas una corrida de la oportunidad.

Pues bien, hace 50 años se anunció un encierro de Las Huertas, ganadería de don Luis Javier Barroso, que iba al alza en ese momento, para que la lidiaran Manolo Espinosa Armillita, Manolo Martínez, Jesús Solórzano, Antonio Lomelín, Curro Rivera y Mariano Ramos y esa tarde del domingo 29 de abril, la Plaza San Marcos se llenó hasta en la azotea del tendido de sombra.

El encierro de Las Huertas

A propósito del encierro enviado por don Luis Javier Barroso, titular del hierro de Las Huertas, don Jesús Gómez Medina escribió:

Astados con el respeto adecuado a un festejo de matadores de toros; inclusive hubo uno, el quinto, que, al salir de los chiqueros, arrancó una exclamación unánime de los aficionados; así era de impresionante su catadura… Más, además de respeto, los toros tuvieron bravura y encima buen estilo, exceptuando el mismo quinto ya mencionado… Fue, en suma, la de Las Huertas una corrida con la que los matadores anduvieron cómodos, desahogados y en plan torero; características que los taurófilos supieron estimar cumplidamente… Tan solo una tacha mostraron casi todos los bichos: su escasa fuerza de patas. ¿Deficiencia congénita? ¿Falta de la adecuada alimentación o, quizás, del terreno necesario para que los toros, con el ir y venir, vigoricen sus músculos...?

Mariano Ramos reitera su intención de ser figura

Decía al inicio que Mariano Ramos fue quien se llevó el Escapulario. Ya había hecho su declaración de intenciones la noche del lunes 23 y la tarde del día de San Marcos, día este último, en el que desorejó a un toro de Piedras Negras. Pues bien, en el festejo que hoy me ocupa, se enfrentó al sexto de la corrida y don Jesús Gómez Medina escribió lo siguiente en su crónica para El Sol del Centro, a propósito de su actuación de esa tarde:

Para el joven as del toreo mexicano fue “Candidato”, otro burel de buen estilo, si bien terminó aplomado. Con el percal, lances de diversa factura, con los pies juntos, abierto el compás o realizados a modo de mandil… Y con la franela, imponiéndose al agotamiento de “Candidato”, Mariano, tesonero, valiente por sobre toda ponderación, pero, además, con una seguridad y un sitio y un mando admirables, cuajó una faena que tuvo periodos de gran brillantez y emotividad; que colmó los entusiasmos populares; y que, por último, cuando Ramos se fue sobre el morrillo de “Candidato”, recto, decidido, en entrega total, y dejó el acero en todo lo alto; aunque luego “Candidato” se amorcilló, requiriendo del descabello al segundo intento; albearon los tendidos y, al hacerse acreedor a las dos orejas, Mariano Ramos, a la vez, se convirtió en el triunfador del festejo, ganador, asimismo, del Escapulario San Marcos, entre las ovaciones del respetable…

El cronista, a la vez Juez de Plaza, le concedió al llamado Torero Charro, las dos orejas después de haber finiquitado a su toro al segundo golpe de descabello. Esa es una señal importante de la magnitud de la faena de Mariano Ramos al toro de Las Huertas, misma que le valió para que por aclamación popular – así se adjudicaba ese trofeo – se le premiara con el Escapulario en disputa.

El resto de la corrida

Manolo Martínez le cortó una oreja al segundo de la tarde. Una oreja que al final del día no le resultó suficiente para llevarse el premio del festejo. Así fue su labor:

Se la cortó, en buena lid, a “Cantaclaro”, al que lanceó al natural yendo de menos a más en cuanto a lucimiento; adornóse luego haciendo la chicuelina en forma estatuaria, personalísima y remató con señorío. Un puyazo, y el de Las Huertas dobló los remos. Así llegó al trance final: muy suave, apurado de facultades, pero excelente de estilo. Y Manolo lo aprovechó cumplidamente para torearlo en redondo, con una y otra mano, con temple, con largueza en los naturales y derechazos; molinetes exactos, escultóricos; el del desdén, repetido con idéntico alarde de señorío y torerismo; el adorno espectacular del toreo con el engaño por la espalda y, para culminar, media en lo alto, que hizo pupa a “Cantaclaro”. Ovación; una oreja ganada en buena forma, y la vuelta al ruedo entre ovación general…

Otra faena destacada, aunque fuera de más a menos, fue la de Jesús Solórzano, de la que don Jesús nos cuenta:

“Talismán”, el tercero. Chucho Solórzano lo toreó por verónicas de clásica instrumentación; abierto el compás y a la vez, con temple, con ritmo, rematadas con media estatuaria. Tras el puyazo de rigor, un quite, el único de la tarde, por gaoneras de límpido trazo y con ajuste… A instancias del respetable, tomó los garapullos Chucho para cuajar el periodo más brillante, tal vez, de su labor. Fue el primero un par desigual; mejoró sensiblemente en la realización y colocación en el cuarteo que vino luego y que arrancó una sonora ovación; para concluir con un paresazo de perfiles extraordinarios: salió de las tablas sesgando por fuera, para quebrar en falso y al relance, en la cara y cuadrando superiormente ante los pitacos, igualó los garapullos en todo lo alto, ante el clamor unánime de los espectadores, que, de pie, aclamaban al magnífico rehiletero… La faena ya no tuvo idéntico nivel: la inició Chucho de hinojos, sufriendo un achuchón; y de pie toreó con la derecha en repetidas series, con limpieza, sí, aunque sin la emoción que fuera de desearse y que se hubiese producido si Chucho se aprieta más con "Talismán". Tres pinchazos y una entera, desprendida, dieron cuenta del de Las Huertas. Y, entre palmas generales, Solórzano dio la vuelta al ruedo…

Antonio Lomelín se lució en el segundo tercio con el cuarto, que se apagó pronto y Manolo Armillita y Curro Rivera no tuvieron mucha tela de donde cortar, por lo que solamente pudieron cumplir con decoro en su actuación.

viernes, 28 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (IX)

Tras la tormenta, la calma del triunfo

El domingo 23 de abril de 1972, en la quinta corrida de la feria, el encierro de Torrecilla fue el centro de atención de un festejo que se calentó desde el desencajonamiento de los toros, por su escaso respeto. Francisco Lazo, en ese año cronista del diario deportivo Esto de la Ciudad de México y cubriendo la feria también para El Sol del Centro, escribió la víspera en su columna diaria:

Fue desencajonado el encierro de Torrecilla... Viene un toro que es medio hermano de “Payaso”, astado de Torrecilla que indultó "Currito" Rivera en la Plaza México... El señor Llaguno, al que todos llaman con afecto “El Mudito”, habla más de lo que muchos creen. Ahora que se fija bien en lo que dice... Así pues, no adelanta ningún, digamos, pronóstico, ni da datos de sus toros... Están en 420 de promedio y uno pesó 478 kilos...

Discreto fue Pancho Lazo al no adelantar la que le esperaba a los que asistirían a esa encerrona de Curro Rivera, porque en la crónica de la misma, al día siguiente, relata entre otras cosas:

Los tres primeros toros no lo parecían. tenían cara de “chotos”. Los otros tres tenían mal aspecto. Los primeros presentaron mejores condiciones de lidia y el diestro los aprovechó toreramente, sólo que, por la falta de presencia de esos astados, la gente no se lo tomó en cuenta…

Ese era pues, el antecedente inmediato de la presencia de los toros de Torrecilla en la Plaza de Toros San Marcos. Las cosas estaban dadas para que la histórica ganadería pudiera reivindicarse.

La tormenta en el horizonte

El festejo del 28 de abril de 1973 era el estelar de la Feria. En él se reunían por primera vez en la Plaza de San Marcos, en un mismo cartel los nombres de Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera

Al mediodía de ese sábado, hora del sorteo las cosas no iban bien. De nueva cuenta, el encierro que llegó a los corrales de la plaza carecía del mínimo respeto y de las condiciones para ser lidiado en una corrida de toros, por lo que desde unos días antes se estuvieron trayendo y llevando reses para intentar mejorar lo presentado por el ganadero José Antonio Llaguno Ibargüengoitia. Al final, el Juez de Plaza, don Jesús Gómez Medina indicó que suspendería el festejo por la impropiedad del ganado y por alguna razón urdida en los entretelones de la fiesta y de la administración pública, la corrida terminó celebrándose, a condición de que el ganadero sería multado y la sanción comunicada a la afición antes de iniciar la corrida.

La sanción se comunicó y hubo reacción en el patio de cuadrillas. Así lo contó Jaime Martínez Fonseca, el El Heraldo de Aguascalientes:

Escandaloso incidente hubo ayer en el Coso San Marcos, cuando el Juez de Plaza, Jesús Gómez Medina anunció una multa de cinco mil pesos para la ganadería de Torrecilla porque el encierro enviado para la corrida no reunía el trapío y peso reglamentario... El anuncio fue dado a conocer antes de que se diera la orden para el paseíllo. El inicio del festejo quedó suspendido por casi media hora debido a que los matadores Manolo Martínez, Curro Rivera y Eloy Cavazos se negaban a salir al ruedo, al parecer en protesta contra el mismo Juez y la Empresa...

Más adelante, en una información diversa, se explicará algo más a detalle ese retraso en el inicio de la corrida y lo que se pretendía con él.

Don Jesús Gómez Medina, en su tribuna de El Sol del Centro, refleja en su recuento el tenso ambiente previo y el vivido en la corrida. De su relación cito lo que sigue:

“Apología “pro domo sua”. Pues, a partir de 1948, desde que, en forma casi ininterrumpida, he venido haciendo las crónicas de toros en este periódico, desafío a toreros, a ganaderos y empresarios a que demuestren que, en alguna ocasión, o en cualquier fecha o lugar, quien esto escribe haya demandado de alguno de ellos alguna dádiva, alguna retribución, algún servicio a cambio de un elogio, de un panegírico, del comentario más simple... Y esto, que en el planeta de los toros pudiera sonar como insólito, no lo comprenden quienes viven por y para los toreros; quienes han hecho un oficio de alterar la verdad en provecho de no importa qué intereses... si me equivoqué al sancionar un encierro que no reunía el trapío y el peso requeridos para una corrida de toros – de lo que no tan sólo yo, sino cuatro mil y más espectadores fueron testigos – acepto plenamente mi responsabilidad y la culpa consiguiente... Y si el procurar la defensa de los intereses de los aficionados es razón y motivo para que se me destituya, ¡enhorabuena! Ya en líneas anteriores lo dije explícitamente: no estoy casado con el puesto; lo acepté con todos sus inconvenientes, en atención al amigo, más estoy dispuesto a dejarlo si ello es necesario... Tan sólo una cosa pediría antes de esto: hacer exigible, a despecho del Reglamento, la instalación de una báscula en el Coso San Marcos, para que no continúen dándonos coba con los pesos de los bureles...

Duras las palabras de don Jesús Gómez Medina, pero contundentes también sus razonamientos. Tuve el honor de conocerle y de constatar su rectitud, así que el hecho de que se haya intentado siquiera deslizar la idea de que su actuación era motivada por algún motivo inconfesable – en el caso, por algún cohecho – solamente quedó en la retorcida mente de aquellos que lo concibieron. Don Jesús fue siempre un hombre de una sola pieza y como lo dejó escrito, aceptó la presidencia de los festejos por afición y por corresponder a la amistad que le unía al alcalde en turno, nada más por eso. Y al final, se quedó solo, porque ni su amigo el alcalde le apoyó en sus determinaciones.

El remanso del triunfo

Sigue escribiendo don Jesús:

Luego del terremoto ocasionado por la imposición de la multa a la ganadería de Torrecillas, y tras más conciliábulos y discusiones que ocasionaron los tratados de Versalles o de Postdam, finalmente tuvieron a bien hacer el paseo Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera… Y vea usted lo que son las cosas: Manolo, acostumbrado de antiguo a lidiar reses sin respeto, consideró que el primero no tenía el suficiente para su jerarquía, por lo que fue cambiado por el primer reserva, un toro con más libras al que, con la muleta, toreó bien; en ocasiones, extraordinariamente bien, – ¡Oh; aquel pase natural ligado al de pecho, de pura cepa belmontina! – a despecho de la mansedumbre del burel; y al que liquidó en excelente forma, valedero todo ello para una oreja que el “rey” Manolo devolvió olímpicamente, antes de dar la vuelta al ruedo… Y yo, que dos días antes apenas había proclamado entusiasta y desinteresadamente en estas columnas las gestas de sus faenas a los dos bureles de Suárez del Real, no pude menos que recordar la frase aquella de Talleyrand, en relación con Bonaparte: ¡Qué lástima que un torero tan grande sea tan mal educado! … Eloy Cavazos, a su vez, que se encontró de primeras con un enemigo manso, sin casta ni fuerza, con el quinto, en cambio, llevó a cabo un trasteo espectacular a los acordes de la música vernácula; arrimándose y haciéndose aplaudir con fuerza, para concluir con un espadazo del que salió rebotado. Ovación, oreja y vuelta… Curro… con el sexto, “Serenito”, bravo y alegre – el único bravo del encierro – Curro triunfó cabalmente, rotundamente. Buenos lances con el percal; y en el último tercio, un trasteo pleno de torerismo, de temple, de quietud y de mando; imprimiendo a los muletazos dimensión y hondura, sacudiendo vivamente la sensibilidad colectiva, pues el público terminó entregado a su arte y a la plasticidad de su bien torear, en el que se aúnan con admirable síntesis el clasicismo con lo moderno. Media estocada en todo lo alto; las orejas y el rabo y doble vuelta al ruedo, en pleno triunfo...

Lo que nos transmite don Jesús es, creo, claro, conciso y suficiente para expresar los sucesos ocurridos en esa fecha. 

Otra visión del escándalo

Me parece que no tiene desperdicio lo publicado al margen de la crónica por el periodista Agustín Morales Padilla, en el mismo diario y de lo que extraigo lo que sigue:

Un fraude más… La multa que la autoridad aplicó al propietario de “Torrecilla” fue benigna. Lo correcto hubiera sido impedir que los novillitos fueran lidiados, ya que no tenían la edad, ni el peso, ni el trapío reglamentario. Ahora bien, pudo haber sucedido que era el único encierro disponible y ante los riesgos que habría supuesto la cancelación de la corrida, se decidió darla... ¿Podría establecerse el origen de todo ese estado de cosas que privó en el coliseo taurino? Desde luego que sí. Dicho sin mayor preámbulo, habría que señalar en primer término, la compra, por la empresa de un encierro de mini toros para la corrida estelar de la Feria... Los diestros, particularmente Manolo y Eloy, tampoco son ajenos, pues se sabe que este último, sobre todo, pugnó por el cambio de toros y logró sustituir Valparaíso por Torrecilla... Tan existe culpabilidad de ellos, que, una vez anunciada por el sonido local la multa aplicada al ganadero, ambos se solidarizaron – y cómo no iban a hacerlo – con Antonio Llaguno y se negaban a hacer el paseíllo, desoyendo y burlándose de la reiterada orden para el despeje...

La multa anunciada por la megafonía fue de cinco mil pesos – en esos días equivalentes a unos cuatrocientos dólares – y la corrida, celebrada al fin, pasó a formar parte de la historia de nuestra Feria.

Aviso parroquial primero: Hace diez años publiqué una primera versión de estos mismos hechos, misma que pueden consultar en esta ubicación.

Aviso parroquial segundo: Los resaltados en los textos transcritos son imputables exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.

miércoles, 26 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (VIII)


La gran tarde (noche) de Manolo Martínez

Para la quinta corrida de la feria del 73, a celebrarse la noche del jueves 26 de abril, don Guillermo González Muñoz acarteló a Alfredo Leal, quien cerraba su actuación final en el ciclo; Manolo Espinosa Armillita, que debutaba en el serial; y, a Manolo Martínez, que hacía su segunda comparecencia para enfrentar un encierro de Suárez del Real. Esa noche era, especialmente para Alfredo Leal, quien fuera el gran triunfador de la feria anterior, la oportunidad de justificar ante la afición de Aguascalientes su inclusión en los carteles del serial, habida cuenta de que en las dos tardes anteriores había pasado prácticamente inadvertido. 

Ya la tarde del día de San Marcos, Alfredo Leal había dejado algún apunte de la gran clase que siempre atesoró. Pero no logró conmover a los tendidos, por lo que, especialmente para él, esa corrida con la que cerraba su participación en la Feria de San Marcos de 1973, era de un importante compromiso.

Los toros de Suárez del Real

El punto de partida de cualquier festejo exitoso es el ganado que se vaya a lidiar en él. En esta oportunidad, el éxito del festejo no derivó precisamente de la calidad de los toros de Suárez del Real, sino del tesón, la voluntad y el arte de los toreros que los enfrentaron. Escribió don Jesús Gómez Medina acerca del encierro corrido esa noche:

Sin presentar problemas, sin ser ni de lejos unos “pregonaos”, los seis astados que integraron el lote lidiado ayer, mostraron un descastamiento rayano en la mansedumbre, cuando no fueron totalmente mansos… Sin malas ideas, eso sí; con una docilidad borreguna, pero sin pizca de acometividad. Hubo uno, el quinto, rotundamente manso… Un encierro terciado, en suma, que permitió que a tres de ellos le cortaran orejas; si bien el mérito de esto fue exclusivamente de sus respectivos matadores…

La gran noche de Manolo Martínez

Manolo Martínez cortó tres orejas en esa noche, y no sería exagerado decir que se las arrancó a los toros que le tocaron en suerte. Ya dejó establecido el cronista que fueron quizás justos de presencia, pero de esos que no transmiten al tendido, a los que, para emocionar, el torero tiene que hacerlo todo. De la narración de don Jesús Gómez Medina de las faenas de Manolo Martínez, entresaco lo que sigue:

…cuando el torero, aunándolos al sitio y a la calidad, exhibe el celo, el afán de triunfo, la rotunda determinación de conservar, a todo trance, un lugar de antiguo suyo dentro del escalafón taurino, como un príncipe celoso de mantener la integridad y la limpieza de sus blasones, entonces, amigo lector, se producen actuaciones y faenas como las que ayer realizó Manolo Martínez: dechados y ejemplo de lo que debe entenderse por realizar el toreo – el buen toreo, el toreo de la mejor ley – a despecho de las condiciones negativas de los bureles y por encima de los factores adversos que representan la mansedumbre y el descastamiento…

Temple en la muleta, para llevar a son, el ritmo ora intenso, ora perezoso y lánguido de una mano con poderío, la acometida violenta o parsimoniosa del astado. Temple en el espíritu, para llegar hasta la propia jeta del burel, para cruzarse con él al máximo, rebasando esa linde espectacularmente emotiva que suponen el terreno del toro y el del torero.

¿Terrenos del toro? ¿Terrenos del torero? ... ¡Ah!; cuando éste manda, toda la dilatada superficie del ruedo es suya; cuando ocurre lo contrario, el lidiador no está a salvo ni en el burladero. Definición belmontina ésta, que, como todas las del “Pasmo de Triana”, encierra una profunda filosofía.

De idéntica procedencia belmontina es otra sentencia, que ayer recordábamos mientras éramos testigos de la actuación del regiomontano: “el toreo es una caricia suave”. ¿Acaso ni tiene algo de cariciosa insinuación la forma que Manolo emplea para enseñar a embestir a los bureles, incitándolos en una especie de jugueteo, llevándolos suavemente prendidos en el engaño, para despertar en esta forma la antigua bravura agotada por torpes manipulaciones?

El toreo, ¡caricia suave! ... Porque, una vez metido en la muleta, con qué parsimonia tira del astado, obligándolo, forzándolo a embestir una y multitud de veces; encelando su marchita fiereza con la voz, con la roja sarga, con el cuerpo, ¡con todo! ¡Y qué tersura la de los pases con la derecha, qué lánguida templanza en los naturales, qué señorío y cuánto sabor en los de pecho!

Y, además, la hierática elegancia de los molinetes y la pincelada majestuosa del pase del desdén; una suerte que Manolo Martínez no inventó, ciertamente; pero a la que imprime la augusta majestuosidad de los monarcas del antiguo Oriente.

Y todo esto, insistimos – y aquí radica, quizás, el mayor mérito de la labor de Manolo – a contrapelo con la mansedumbre de sus dos enemigos; a los que, tras de haberles extraído un partido inimaginado, entre el entusiasmo del pópulo, liquidó, al tercero con media estocada a toro desigualado y descabello al segundo golpe; y al sexto, con un estoconazo definitivo, valedero para la obtención de ambos apéndices auriculares; con vueltas al ruedo entre ovaciones y música en ambas ocasiones, especialmente a la muerte del último astado…

Creo que no hay mucho margen para el comentario, salvo dejar patente que la narración de don Jesús sería aplicable a una importante cantidad de festejos de estos tiempos que corren, en los que el descastamiento del toro es ya regla y no excepción.

El brillante fin de compromiso de Alfredo Leal

El Príncipe del Toreo, decía al inicio, había tenido un paso casi fantasmagórico por la feria en sus dos primeras actuaciones. Esos altibajos le caracterizaron en su dilatada carrera por los ruedos, pero en la época en la que surgió, la afición sabía esperar a los toreros de su cuerda, pues en la tarde y en la plaza menos imaginada, recuperaban el paso perdido y reencontraban la senda de los triunfos. Así le sucedió la noche del 26 de abril del 73, y así lo contó don Jesús Gómez Medina:

En rigor, pese a haber actuado, con anterioridad en dos ocasiones, fue hasta ayer, en el quinto festejo de la feria, cuando asistimos a la reaparición del arte principesco de Alfredo Leal… Porque al primero de Suárez del Real, lo toreó de capa, por verónicas y chicuelinas, con la sobria y erguida elegancia que suele imprimir a su toreo Alfredo; para más tarde, con la franela, realizar una faena tan pausadamente señorial, tan límpida, con un temple tan exacto, tan exquisito, que consiguió con todo ello enardecer a los espectadores... Luego el burel vino a menos; pero, en el momento definitivo – en la suerte suprema – Leal se perfiló parsimonioso y sereno, como lo haría Mazzantini; y, una vez fijado el burel, se fue tras el acero, recto y decidido, como un “Frascuelo”; con tal determinación, ciñéndose a tal grado, que sacó la taleguilla rota arriba de la rodilla izquierda … ¡Una estocada, un estoconazo que está pintando para la de la feria! Ovación, oreja ganada a ley con el acero, y la vuelta al ruedo…

Manolo Espinosa Armillita

La noche no fue propicia para Manolo Armillita. Las crónicas de los dos diarios locales son coincidentes en que se le vio falto de sitio y por ende, desconfiado, con una actitud muy distinta a la de dos años antes, cuando le disputó de tú a tú el Escapulario de San Marcos a Manolo Martínez y prácticamente se lo arrebató de las manos. Sigue contando el cronista:

En parangón con sus alternantes, en Manolo Espinosa es evidente la falta de sitio. T esta carencia engendra, como primer efecto, la falta de confianza, la inseguridad en el lidiador… De aquí que su labor de ayer haya sido tan desangelada, tan gris. Hay un mundo de distancia de aquel Manolo Espinosa que hace dos años ganó, en buena lid, con brillantísima actuación, el trofeo de la feria, sacándoselo prácticamente del bolsillo a Manolo Martínez, y el torero que ayer, aunque trató de hacerlo, fue incapaz de llevar la emoción y el interés a los tendidos… Y es que el arte del toreo es un arte exigente, que requiere de quienes lo cultivan, una entrega total y constante…

Y así fue como se produjo otro festejo nocturno en la Plaza de Toros San Marcos. Cabría resaltar que las crónicas reseñan la presencia de personajes como don Pedro Vargas y don Antonio Ariza, brindados respectivamente por Alfredo Leal y Manolo Espinosa. Los toros de nuestra feria ya atraían visitantes de renombre.


Aldeanos