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domingo, 26 de junio de 2011

24 de junio de 1526: Se celebra el primer festejo taurino documentado en la Historia de México

Edición de las Cartas de Relación
de Hernán Cortés

Alguien afirma que México recibió tres grandes herencias de los sometedores españoles; la lengua, la religión y las corridas de toros. Durante ese sometimiento, pronto se hicieron costumbre los llamados juegos de toros y regocijo de cañas. No voy a incurrir en la irreverencia de afirmar que el festejo al que me estoy refiriendo sea efectivamente el primero que en estas tierras se celebró, pues es de sobra conocido que en los descansos de la guerra o de las labores de colonización, uno de los divertimentos preferidos por los hispanos era precisamente éste.

En las Cartas de Relación que Hernán Cortés enviaba al Emperador español, es hasta la fecha, el primer documento en el que se hace referencia a la celebración de un festejo con toros. En esa Carta de Relación, que es la Quinta, fechada el 3 de septiembre de 1526, Cortés escribe a Carlos V:

Otro día, que fue de San Juan, como despaché este mensajero, llegó otro, estando corriendo ciertos toros y en regocijo de cañas y otras fiestas…

Un cuarto de siglo después (1552), el clérigo nativo de Soria, Francisco López de Gómara, en su obra titulada Historia General de Indias, cuyo tomo segundo lleva por título Historia de la Conquista de México, vuelve a hacer relación de este acontecimiento, en los términos siguientes:

Cortés estaba en Sant Francisco confesado y comulgado cuando recibió este despacho, y ya había hecho otros alcaldes, y prendido a Gonzalo de Ocampo y a otros bandoleros y valedores del fator, y hacía pesquisa secretamente de todo lo pasado. Dos o tres días después, que fue Sant Juan, estando corriendo toros en México, le llegó otro mensajero con cartas del licenciado Luis Ponce, y con una del Emperador, por las cuales supo a qué venía...

La obra de López de Gómara fue objeto de críticas desde su aparición, una de ellas, la de fray Bartolomé de las Casas, es contundente en cuanto a que la escribe de oídas, sin haber presenciado lo que relata:

Gómara, clérigo que escribió la “Historia” de Cortés, que vivió con él en Castilla siendo ya Marqués, no vido cosa ninguna, no jamás estuvo en las Indias y no escribió sino lo que el mismo Cortés le dijo... el mismo Cortés, después de Marqués, dictó lo que había de escribir a Gómara...

El día de San Juan de 1526, óleo de Antonio
Navarrete
Sin duda que escribir la historia de algo no visto es complicado, pero aun aceptando la crítica de Las Casas sin ulterior análisis, reflejaría una cuestión importante, marginal para la Historia General y de trascendencia para la de la Tauromaquia. El hecho de ver correr toros, no lo separa Cortés de otra situación de gran calado en su historia personal, como lo fue el hecho de ser sometido a Juicio de Residencia con motivo de sus actos en la referida conquista y sometimiento de lo que hoy es México, entre otras tierras.

Tras de ese festejo, el primero documentado, nuestra Historia Patria nos revela que el 13 de agosto de 1521, día de San Hipólito, cayó bajo el dominio español la Gran Tenochtitlán. Ocho años después (1528), por mandato real, se celebró un festejo con toros para celebrar el aniversario de la toma de la capital de los mexicas por los ejércitos hispanos, inaugurando formalmente una tradición cultural que vive hasta nuestros días. Cabe señalar que ese día de San Hipólito es considerado por la mayoría de los escribidores, como el del primer festejo taurino ofrecido en la capital mexicana.

Los toros lidiados

Salvador García Bolio, Julio Téllez y José Francisco Coello Ugalde, historiadores taurinos, reparan en que el calificativo ciertos respecto de los toros, revela quizás que en el festejo mencionado en la carta de Cortés, no se corrieron toros de origen europeo, sino que se trataba en el caso de bisontes americanos o cíbolos y en el mejor de los casos, ganado vacuno traído de La Española o de Cuba. La explicación de la realidad de esos toros es algo que, como lo dijera el bibliófilo Alejandro Mora Barba, está perdido en la noche de los tiempos. Lo único que se puede afirmar con certeza, es que en ese día de San Juan se celebró el primer festejo taurino documentado en nuestro País.

Ya con posterioridad, nacerá uno de los grandes mitos de la Fiesta de este lado del mar. Nicolás Rangel, en su Historia del Toreo en México, refiere que Juan Gutiérrez de Altamirano, emparentado con Hernán Cortés, en 1528 importó de Navarra, por Merced Real, doce pares de toros y vacas seleccionados, para iniciar con ellos una ganadería en el Valle de Toluca, versión esta, que es admitida como cierta – casi como artículo de fe taurina – por los principales historiadores de la materia.

Bisonte americano o cíbolo
La tesis de Rangel ha sido puesta en crisis por el bibliófilo Daniel Medina de la Serna, quién en su opúsculo Atenco... o el mito, analiza la afirmación de don Nicolás y llega a la conclusión de que objetivamente, no fue posible que Gutiérrez de Altamirano hubiera importado ganado por Merced Real y mucho menos, que dichas reses, fueran seleccionadas, pues en la época, no había todavía selección de ganado de lidia, actividad que comienza, como la historia nos lo demuestra, bien entrado el siglo XVIII.

La tesis de Medina de la Serna, se funda en algunos hechos innegables: Gutiérrez de Altamirano pisó tierra mexicana por primera vez en 1527 y dados los medios de comunicación existentes en ese tiempo, no era factible que en un año, llegara hasta aquí, regresara a España, se entrevistara con el Rey, fuera a Navarra a hacer la selección, llevara a los toros hasta Cádiz, los embarcara y llegara con ellos a México en menos de un año. Concluye Medina con un hecho inobjetable: Lo único cierto es que a partir de 1652, se lidian toros a nombre de Atenco en las plazas de México y ese simple hecho, la convierte de todas maneras en la finca ganadera más antigua del mundo.

La permanencia de la fiesta en México

No faltarían los motivos para que se celebraran los fastos de las villas o de la metrópoli con el divertimento de correr toros, acondicionándose al efecto las plazas mayores de las poblaciones para el efecto Pronto también, la fiesta además se arraigaría entre los naturales de México. Un documento que obra en el Archivo Histórico de Guadalajara, fechado en 1799, mismo que por primera vez me mostró en 1992 el Dr. Charles Cutter, profesor de la Universidad de Purdue, transcribo lo siguiente:

Los indios justiciales del pueblo de San Martín de esta mi jurisdicción acostumbran anualmente celebrar al señor San Martín como a su titular, con función de iglesia y corridas de toros, y como quiera que el 11 del mes de noviembre próximo venidero se comience dicha acostumbrada función, hace presente Vuestro Teniente que en el día no deben cosa alguna de tributos, arcas de comunidad ni hospital real y que por tanto, no se encuentra impedimento por esa parte para la licencia que impetran. Dios nuestro señor guarde a Vuestra Alteza los muchos años que estos reinos necesitan de su respetable gobierno…   

Llegada de los toros navarros a las costas de Veracruz
óleo de Antonio Navarrete
Como vemos,  aunque el documento se refiere a un pueblo de indios cercano a Cocula, Jal., nos sirve para ilustrar que la pedagogía de dominación surtía sus efectos, pues ya no era diversión exclusiva de españoles el honrar a los santos con festejos taurinos; la tradición europea se arraigó en el gusto de los naturales y de los mestizos, creando el caldo de cultivo necesario para que las cosas de los toros, quedaran definitivamente enraizadas en México.

Es por eso que recuerdo este aniversario, el 485 de una tradición que de ser puramente española, quizás con el hecho que aquí recuerdo, comenzó a universalizarse, pues como escribió el historiador aguascalentense Agustín R. González:

Las costumbres, los hábitos de esa sociedad, desde su nacimiento hasta morir el último siglo, eran los hábitos y las costumbres europeas en plena Edad Media... Y esas costumbres se impusieron por la fuerza a los pueblos de distintas razas que poblaron nuestro territorio; de manera que, siendo estos heterogéneos, fueran homogéneas aquellas…

Este es uno de los medios por los que llega a formar parte de nuestra herencia cultural la Fiesta de los Toros.

Post - scriptum: A propósito de la Universalidad de la Fiesta, les recomiendo leer esto que escribió el torero retirado Mario Carrión.

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