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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Toros y Toreros, más allá de lo cotidiano

Esta noche se cumple el aniversario número 36 del programa de televisión Toros y Toreros que en el canal de televisión del Instituto Politécnico Nacional (IPN) conduce y dirige don Julio Téllez García, académico, investigador y funcionario de esa Institución de Educación Superior.

Ya en su entrada al octavo lustro, no va de más recordar que la emisión semanal se consolida gracias a la participación de diversos personajes del medio periodístico taurino y cultural, como Luis Carbajo, José Luis Carazo Arenero, Paco Terán, Marysol Fragoso, Luis Ramón Carazo Preciado, Pepe Alameda, Humberto Ávila, Armando Rosales El Saltillense, José Mata y Juan Manuel González Camarena entre los que ahora me llegan a la memoria, que con sus aportaciones, algunas marcadas por temporadas muy definidas y otras más esporádicas, pero no por ello carentes de sustancia, nos han dado lo que hoy resulta ser el programa de televisión dedicado a los toros de mayor antigüedad en este planeta.

Podría pensarse que la finalidad de Toros y Toreros es fundamentalmente noticiosa, pero creo que esta arista de su devenir, sin despreciar su riqueza, sobre todo en lo que a las imágenes se refiere, es quizás la menos trascendente, porque Toros y Toreros ha servido para impulsar la inagotable vertiente cultural del toreo en muchas de sus manifestaciones y es don Julio Téllez quien ha sabido adaptar la inmediatez de lo televisivo, con la permanencia de las demás expresiones que enriquecen a la fiesta.

Creo que vale recordar aquí que es obra de Julio Téllez y logro de Toros y Toreros, por ejemplo, el rescate y restauración (2001) de la única copia existente de la película ¡Viva Madrid, que es mi pueblo!, realizada en 1928 y dirigida por Fernando Delgado, en la que se fijan interesantes escenas captadas en la ganadería de los Sánchez de Terrones y la faena de Marcial Lalanda al toro Pañofino, de María Matea Montalvo en la vieja Plaza de Madrid. Esta copia única la donó a la filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México y promovió su estreno en Madrid, donde al parecer, nunca fue vista. Acerca de esto nos cuenta como llegó a su poder esta cinta:

…un par de señores con sus copas encima – uno de ellos era sobrino del señor Berrinches, un gran picador de toros que estuvo de moda por los años 30 y 40 – me dijeron que me la querían vender, les dije que me la llevaran, me la entregaron de inmediato y voy viendo que era la película ¡Viva Madrid, que es mi pueblo!. Tenía antecedentes de la cinta, ya que platicando con Pepe Alameda – gran amigo mío, ya fallecido – me decía: ‘…busque Usted una película que se llama ¡Viva Madrid, que es mi pueblo!’. La película, con sus rollos intactos, estuvo embodegada desde los años 1928 – 1929, cuando llegó a México. Nunca la abrieron. Estaba en perfectas condiciones. Me la vendieron barata, no se en cuanto, pero supongo que muy barata, porque se las pude pagar…


Otro hito importante es su aportación a la difusión de la obra de diversos artistas.Por ejemplo, conjuntamente con la señora Briguita Anguiano y el IPN logra la publicación del libro Raúl Anguiano. Sentir y ver los toros, en el que gráficamente y con pocos textos, presenta una extraordinaria selección de la obra del universal pintor tapatío, que logró una producción personal dedicada al tema de la fiesta que excede la idea de la alegoría o del cartel, con muchas piezas que reflejan una profunda sensibilidad y afición por la forma en la que los captó.

Otras cuestiones literarias son el libro Alfonso Ramírez El Calesero. El Poeta del Toreo, en el que participó activamente dentro del proyecto de realización junto con un interesante equipo de trabajo y el libro Un documento taurino de 1766. Interpretación histórica y reproducción facsimilar, obra esta última en la que apoyó la labor investigadora de José Francisco Coello Ugalde, para la presentación de un importante antecedente histórico del desarrollo de las cosas de los toros en México.

También vale destacar aquí su impulso a colecciones videográficas como La Pasión por los Toros o los Tesoros de la Filmoteca de la UNAM, obras en las que se involucró en su desarrollo y hasta compartió su extensa filmoteca particular en un afán de difundir la grandeza del toreo.

Así pues, podemos ver que si bien Toros y Toreros nace hace 36 años para darnos a conocer lo que pasó en la corrida del domingo anterior (10 de diciembre de 1972), los logros que ha obtenido trascienden el mero dar a conocer la corrida de ayer, lo que se ha tratado en estas algo más de tres décadas y media, es el resaltar la importante carga cultural y de tradiciones que tiene la fiesta, aunque algunos se preocupen por negarla.

En el año 2002, después de 30 años de emisiones don Julio anunciaba la salida del aire del programa. Afortunadamente él y las autoridades del Canal 11 enmendaron y el programa sigue, espero que haya sido por la comprensión de que la trascendencia de la obra que ha surgido en torno a él y no solamente por el espacio meramente informativo que llena.

¡Enhorabuena Maestro Téllez!

Post – Scriptum: El libro Alfonso Ramírez El Calesero. El Poeta del Toreo, puede ser obtenido en formato PDF a través de la Internet, utilizando la liga inserta en el título.

Aldeanos