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domingo, 29 de septiembre de 2013

Barcelona: La tarde redonda de Manolete y Arruza en la Feria de la Merced de 1945

Manolete y Carlos Arruza (Cª 1946) 
La Feria de la Merced de 1945 constó de cuatro festejos. En todos ellos Manolete y Carlos Arruza, emparejados, eran el eje de las combinaciones. No creo que haya sido falta de imaginación de Pedro Balañá el anunciarlos juntos la totalidad de esa feria, sino que más bien se trataba de reiterar la primacía de una plaza que durante el siglo XX, fue la que más festejos ofreció en toda la geografía española y también, de ratificar la taurinidad de una ciudad – por más que una panda de obcecados hoy se desgañiten proclamando lo contrario – que en esos días tenía dos plazas de toros de primera categoría en plena operación.

Más la Merced del 45 no descansaba solamente en los nombres de Manuel Rodríguez y Carlos Arruza. También eran parte de su elenco Domingo Ortega, Jaime Marco El Choni, Agustín Parra Parrita y los caballeros Simao da Veiga y Álvaro Domecq. Eso sí, como era tradicional por esos tiempos en la ciudad condal, los festejos fueron de muchos toros, porque en el que menos se corrieron fueron siete y hubo un par en el que salieron al ruedo nueve, pero así eran Balañá y Barcelona, cuando había, había a manos llenas.

La cuarta corrida de esa tradicional fiesta se celebró el 26 de septiembre de 1945. Actuaron los rejoneadores Simao da Veiga y Álvaro Domecq y mano a mano Manolete y Carlos Arruza. Los toros fueron uno de Bernardino Jiménez y uno de Villamarta para rejones y seis de doña Carmen de Federico para los toreros de a pie. Da Veiga abrió plaza y Domecq actuó entre los toros tercero y cuarto de la llamada lidia ordinaria. Ambos caballistas fueron muy ovacionados.

Los males que hoy impiden el desarrollo de la Fiesta en Barcelona – y en Cataluña toda – no eran novedad por esos días. Deduzco esto de la crónica aparecida en el diario La Vanguardia de la capital catalana al día siguiente del festejo y firmada por Eduardo Palacio, en el fragmento que sigue:
La «afición» de Barcelona, una de las más antiguas de España, cosa que estoy pronto a demostrar con textos de la época romana, sufría un letargo del que ha ido despertando poco a poco a lo largo de seis años para encontrarse, a la sazón, convertida en el inapelable juez de la «fiesta». Y el artista que ella consagra, consagrada queda en todo el territorio nacional. Pues bien, como entiende, siempre entendió de toros…
El anuncio de la corrida
Me da la impresión que de manera soterrada, se cuestionaba la existencia de una verdadera afición autóctona a los toros en Barcelona, atribuyendo su vigencia a quienes despectivamente se llama allí los charnegos.

Pero vamos al grano. Los toros de Carmen de Federico, dirían las crónicas de hoy, se dejaron hacer, aunque el recuento de su comportamiento en el primer tercio refleja que también tuvieron su dosis de bravura. El primero tomó tres varas; el segundo, dos; el tercero, dos muy fuertes de Parrita; el cuarto, también dos; el quinto, cuatro, una del reserva y tres de Barajas y el sexto, tres, señalándose que en la segunda, intervino en quites el sobresaliente Tarré. Diecisiete varas en total. El juicio del cronista acerca del encierro es así:
Los seis ejemplares que envió desde Sevilla la ilustre ganadera eran preciosos, finos, grandes, bravos, con poder, recogidos de cuerna, y ésta muy brillante; nobles, dóciles y alegres. Fueron una preciosidad. Varios de ellos aplaudiéronse en el arrastre, y uno, el lidiado en el penúltimo lugar, saludado al pisar la arena con una ovación unánimemente cerrada… las ovaciones que ayer se prodigaron a los colores negro y encarnado de la divisa propiedad de la aristocrática dama doña Carmen de Federico, constituyeron un legítimo galardón, no por merecido, menos de estimar, pera la renombrada vacada andaluza.  
Manolete salió de la plaza con dos orejas en el esportón en lo que era su actuación número cincuenta y siete de la temporada. El 29 de junio anterior, en Alicante, había sufrido una fractura de clavícula que le tuvo parado dos meses, pues aunque reapareció el 6 de agosto en Vitoria, tuvo que parar de nuevo tras esa tarde y volver a la actividad hasta el 28 de agosto en Linares. Dice Francisco Narbona que perdió treinta y tres fechas. Si se suma a las 71 que sumó en plazas europeas ese calendario, seguramente hubiera rebasado el centenar ese año.

Su faena al segundo de su lote fue la cima de su actuación de esa tarde. Dice la crónica de Eduardo Palacio:
«MANOLETE». Este diestro, soberano en su arte, del que cada tarde exhibe una nueva y singular faceta, aprovechó la corrida, según mi leal saber y entender, para demostrar que así como no tiene rival con el capote y la muleta, tampoco lo encuentra manejando la espada. En su primero había escuchado la música a lo largo de su esplendente faena, concluida entre entusiásticas ovaciones. Pero lo grande, lo que para encontrarle igual es preciso acudir a la memoria, y recordar la forma en que «Fortuna» mató en Madrid, alternando con Belmonte el grande, un Albaserrada; o a «Varelito» a un Parladé, en la misma plaza; o a Martín Agüero, con un Esteban Hernández; o a Luis Freg, con un Urcola, la tarde en que resultó después gravísimamente herido; hay que recordar esas excepciones, repito, para ponderar la forma maravillosa en la que «arrancó» a herir, «llegó» y «salió» en su segundo, al consumar un volapié metiendo el estoque centímetro a centímetro por el propio hoyo de las agujas. Es decir, que el cordobés, que de novillero destacaba con el acero más que con nada, al encontrarse en la cima como capeador y muletero, tornó a reencontrar sus primitivas disposiciones. Antes había señalado un gran pinchazo. Se le otorgaron las orejas, y también escuchó la música. En el último quedó, asimismo, muy bien, pero... aquel volapié fue, sin disputa, una cosa grande.
La campaña de Carlos Arruza es un hito de la historia del toreo. Es la única ocasión en la que un torero mexicano ha rebasado el centenar de corridas toreadas en ruedos europeos y es una marca que, conforme van avanzando los tiempos, se vuelve cada día más inalcanzable. Resulta impresionante el ver cómo un torero que un par de años antes fue incluido en una corrida de la concordia en Madrid – 18 de julio de 1944 – por ser el que estaba a mano, toreando en Portugal para evitar el paro al que casi estaba sometido en México, en ese breve lapso de tiempo se encaramó, por mérito propio, a la cabeza del escalafón español y mundial, porque a esos festejos habría que sumar los toreados en cualquier otra parte del mundo.

Sobre la corrida número 101 de Carlos Arruza – en la que cortó seis orejas y un rabo –, el citado Eduardo Palacio escribió:
ARRUZA. El número que hacía su corrida de ayer era un capicúa: 101. Esas son las que lleva toreadas el mejicano esta temporada, a pesar de haber sufrido, a lo largo de ella, tres percances. No es mala cifra, ya que si no se tiene ningún contratiempo, sobrepasará el número de las que, en temporadas excepcionales, alcanzaron José y Belmonte. El mejicano se propuso, sin duda, en la fiesta a la que me refiero, solemnizar el haber rebasado el centenar de las que lleva toreadas, y ¡voto al chápiro!, que logró ampliamente su propósito. Porque lo hizo todo en los tres toros que le correspondieron, y lo hizo con inusitada brillantez. Toreando de capa, banderilleando sus tres enemigos, menos el último par en el bicho que cerró plaza, por haber recibido un palotazo en el brazo derecho, confió el menester a un peón; toreó de muleta exhibiendo la gama de su extenso, alegre y variado repertorio, y mató con la majeza que le es habitual. Su legión de partidarios no cabían en sí de gozo. Arruza escuchó la música en sus tres faenas, cortó todas las orejas de las reses e incluso también el rabo de la última – esto a exigencia fervorosa de la multitud –, y paseó el ruedo triunfalmente en los tres toros, no ahorrándosele ello ni en el que sirvió para concluir la gran corrida. Y como si quisiérase que el público admirase bien al diestro, se encendió la luz artificial cuando ya la última y brava res de doña Carmen de Federico, yacía sin vida a los pies del espada. ¡Bien solemnizó Arruza su corrida 101 de la temporada! Mientras tanto, el señor Balañá mordisqueaba un puro, pensando sin duda, en el negocio que sería otro mano a mano «Manolete» – Arruza. Porque lector, el atestón de la Monumental daba verdaderamente miedo.
Así que ya lo vemos, el cuarto lleno de no hay localidades en cuatro días seguidos de toros. De esa manera eran las cosas de los toros en Barcelona cuando existía la voluntad de ofrecerlos y la idea de que eran parte de una identidad nacional. Es por eso que hoy recuerdo esta Feria y este suceso puntual de ella, que nos deja muy en claro que lo que hoy sucede no es más que el capricho de unos cuantos.
La Merced de 1945
Nota marginal. En La Vanguardia del día del festejo que da motivo a esta entrada, aparece una nota de la agencia EFE, en la que se da cuenta del fallecimiento en Nueva York, en la víspera, de Encarnación López La Argentinita. No voy a citar el contenido de la nota en sí, pero no quiero dejar de poner aquí una nota de la redacción que se escribió a continuación:
N. de la R. – Con el fallecimiento de Encarnación López pierde el arte de la danza española una de las más destacadas figuras de todos los tiempos. La gracia el ritmo y la expresión prestaban a las interpretaciones de «La Argentinita» un sabor y un carácter pocas veces igualados… El arte de «La Argentinita» era algo realmente excepcional, y por ello la genial bailarina triunfó plena y rotundamente no sólo en España, sino también en el mundo entero. París, Londres y otras grandes capitales de Europa y América rindieron a Encarnación López los más encendidos homenajes de admiración… Aunque alejada hacía bastante tiempo de los escenarios barceloneses, aquí no se había olvidado a «La Argentinita»… Barcelona la aclamó repetidas veces, y ha recibido con sincero y hondo dolor la noticia de la muerte de la sin par artista.
Creo que esas afirmaciones, junto con los resultados de la Feria Taurina que es objeto del comentario principal, dejan bien clara la hispanidad y la taurinidad de Barcelona y de Cataluña entera.

domingo, 17 de febrero de 2013

Y mañana, ¿qué?

Apuntes de una jornada legislativa

Visitantes distinguidos en el palco de invitados del
Congreso de los Diputados 12/02/2013 (Foto: La Razón)
Haciéndose esa pregunta Luis Procuna termina la película ¡Torero!, dirigida por Carlos Velo. Una vez que el diestro había vencido a sus demonios interiores y conseguido el triunfo, se preguntaba qué era lo que venía después. Ahora yo, como creo que lo hace mucha de la afición, me pregunto lo mismo después de que el Congreso de los Diputados en Madrid, aprobó principalmente con el voto de la fracción parlamentaria del Partido Popular – y a pesar de la hipócrita abstención de los del Partido Socialista Obrero Español – la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que proponía que se declarara la Fiesta de los Toros como Bien de Interés Cultural del pueblo de España.

No voy a comentar en esta oportunidad la pobreza del debate, ni entre los que decían defender a la Fiesta, ni entre los que se posicionaron en contra de ella – Gustave Flaubert hubiera tenido abundante material para una reedición de su Diccionario de Lugares Comunes –. Si quieren conocer una buena opinión acerca del valor de esos debates, les invito a leer el blog de Juan Manuel Pérez Alarcón, Y digo yo…  en el que pone las cosas en su sitio. O si desean conocer en su integridad el debate, pueden pasar al Diario de Sesiones del Congreso y a partir de la página 4 y hasta la 18, leer la transcripción de lo allí expresado.

La única intervención que me pareció sensata y fundada, fue la del diputado del partido Unión Progreso y Democracia, Toni Cantó, que al establecer como esencia de su intervención la negativa a que la Fiesta sea prohibida o subvencionada, manifestó entre otras cuestiones lo siguiente:

El problema, el eje del problema es ese: ¿tienen  o no los animales derechos? De eso es de lo que hemos de hablar. El problema sería ese, si los tienen, y considerar además la defensa de sus necesidades y su bienestar como parte de nuestras obligaciones morales. En principio, estrictamente hablando, los animales no tendrían derechos, a la par que tampoco tienen obligaciones. Y al carecer de libre albedrío y capacidad de decisión, no podríamos considerarlos sujetos éticos capaces de discernir entre el bien y el mal. Por lo tanto, señorías, el tema de la libertad nos separa de los animales. Sin embargo, la capacidad de sufrimiento y la percepción de dolor establecen una continuidad entre animales racionales y animales irracionales. Esa continuidad no transforma a las bestias en nuestros iguales éticos, pero sí nos obligaría a considerar sus padecimientos y a velar por su bienestar.  
Señorías, todo contrato implica igualdad entre las partes; con los animales no puede haber contrato, este es el fondo del asunto, solo puede haber trato y, desde luego, todos deseamos que ese trato cada vez sea mejor. El maltrato a los animales no es un atentado ético, no viola ninguna obligación moral para con ellos, pero sí que es cierto una cosa: degrada, señorías, nuestra humanidad. Nuestra brutalidad con los animales, ¡ojo! —en esto creo que se está haciendo mucha hipocresía hoy— con todos los animales, no solamente con los toros, sino también con los que sacrificamos en los mataderos, e incluso también con los animales domésticos. Nuestra brutalidad con todos los animales nos hace menos humanos, nos predispone a ejercerla con nuestra especie, pero lo cierto es que ni los toros ni el resto de los animales tienen siquiera dos de los que son nuestros derechos fundamentales, uno es el derecho a la libertad y otro es ese tan importante, del que también estamos hablando hoy aquí, no nos olvidemos, que es el derecho a la vida.  
No los toros, pero, repito, tampoco las vacas, las gallinas, los corderos. No seamos hipócritas. Hay límites evidentes. Dentro de poco hablaremos aquí de un proyecto de ley que decidirá cuáles son esos límites en la forma que tenemos de comercializarlos, de transportarlos o de sacrificarlos. Como vamos avanzando cada vez más en nuestra civilización, cada vez queremos someterlos a un trato mejor. 
La realidad, señorías, es que vivimos a espaldas de cómo criamos y cómo matamos a aquellos animales de los que nos servimos para alimentarnos o, por ejemplo, para investigar, y los toros en eso son claros, son públicos, no se esconden. Hoy quisiera que hubiésemos hablado más de esto y no tanto de hacer política con la cuestión o de hablar de sentimentalismos. Pedimos derechos a sujetos, señorías — lo hemos hecho y lo he escuchado —, que no los poseen, pero no me parece raro. Hemos estado escuchando aquí muchas veces como los señores nacionalistas pedían derechos también a los territorios. No me extraña oírles que estén haciendo lo mismo con los animales. Por otra parte — y quisiera decirlo también —, tengo la sensación de que la fiesta de los toros no está en su mejor momento. Dejemos que sea el propio mercado, que sea la sociedad española la que decida si deben seguir o no deben seguir. Y desde luego, ya para terminar, señores del Partido Popular, ni que decir tiene que en una época en la que ustedes están retirando las subvenciones a todos los sectores, sobre todo en cultura, me parece injusto que se las otorguen a los toros y estaremos en contra de eso…

Jurídica y éticamente Cantó ha dado en el clavo y echa por tierra las más recientes argumentaciones animalistas, recogidas por las legislaciones como la catalana (BOE Nº 205, martes 24 de agosto de 2010), que invocan esa proximidad genética entre especies, o el hecho de que, al fin y al cabo, todos los animales somos el resultado de procesos evolutivos paralelos… para establecer que los animales tienen derechos, cuando la realidad es que el Derecho y los derechos fueron destinados, como lo plantea la historia, la ciencia jurídica y el diputado Cantó en su intervención, para quienes tienen capacidad de discernimiento y libertad para ejercitarla, nada más. La capacidad de razonar es un requisito indispensable para ser sujeto de derechos.

Presentación de la ILP en marzo de 2012
(Foto: Qué!)
Pero al margen de lo que sucedió en la tribuna parlamentaria, en las gradas destinadas a la asistencia del público se observaron algunos distinguidos visitantes al recinto de la Carrera de San Jerónimo. Dadas las proporciones de las fracciones parlamentarias representadas en el Congreso de los Diputados, podía preverse que la ILP sería aprobada. Lo único que quedaba “en el aire”, era el monto de los votos aprobatorios, dado que la fracción del PSOE ya había anunciado su negativa a ello, junto con varias formaciones nacionalistas, en tanto que algunas otras formaciones políticas con menor presencia en la Cámara, no habían fijado una posición al respecto.

Así pues, ante la evidencia de la victoria, concurrieron varios de los que el año pasado formaron el fallido G – 10 y así, El Juli, José María Manzanares y Miguel Ángel Perera estaban sentados en postura que les hacía parecer profundamente interesados en los debates de la tribuna. Allí les acompañaban Santiago Martín El Viti, Curro Vázquez y Simón Casas, quienes hacían las veces de embajada de las fuerzas vivas de la Fiesta en tan trascendente evento.

Descortesía profesional

Serafín Marín solo en el Parlamento de Cataluña
27/07/2010 (Foto: Público)
A quien no se vio por el palco de invitados, - ¿le llamarían siquiera? -, es a Serafín Marín, al torero catalán al que El Juli, José María Manzanares y Miguel Ángel Perera y El Viti y Curro Vázquez y Simón Casas y muchos más dejaron solo en el Parlamento de Cataluña el día 27 de julio del año 2010, cuando se perpetró allí una de las villanías más grandes que registra la Historia del Derecho y la Historia del Toreo. Ese día sí que era necesaria su presencia como embajadores de la Fiesta, ese 27 de julio la Fiesta requería de todo el apoyo que se le pudiera dar y se dejó a Serafín Marín solo. En cambio, el 12 de febrero pasado, con la victoria segura, todos ellos estuvieron presentes, para salir en la foto y colgarse las medallas.

Ya lo decía el diputado Cantó, será lo que él llamó el mercado – yo prefiero llamarle la afición o la falta de ella – lo que determine la pervivencia o no de la Fiesta, pero con ayudas como las que le proporcionan sus fuerzas vivas o la mayoría de sus defensores en la reciente sesión del Congreso, lo más seguro es que ni con blindajes como el que se persigue con la ILP aprobada se pueda avanzar mucho. De allí mi pregunta, se aprobó la iniciativa legislativa, pero, y mañana, ¿qué?…

Nota importante: La intervención del diputado valenciano Toni Cantó la pueden ver y escuchar en vídeo en esta ubicación.

domingo, 3 de julio de 2011

Con mi invitación a su lectura

Y mi disculpa por delante

Perdóneseme por hacer este intento de parangón, pero en este caso creo que sirve aunque devenga de mi (de) formación profesional. Y es que hay derechos que derivan de la naturaleza y hay derechos que tienen por único origen la llamada voluntad del legislador. En el caso de Barcelona y de Cataluña toda (con “ñ”, en español), estamos delante de un ejemplo claro de una de esas situaciones en las que la mala voluntad de esos legisladores, privan de algo que por su naturaleza es pertenencia de una comunidad; la tauromaquia.

De 1914 a 1923, Barcelona tuvo el honor de ser la única ciudad en el mundo que tenía tres plazas de toros que podían considerarse de primera categoría en funcionamiento y lo más importante, que en un mismo día, se daban festejos al menos en dos de ellas en muchas ocasiones. Después, de 1923 a 1977, fue de las pocas en las que funcionaron dos plazas, en las que también se ofrecían festejos a la par. El resultado de todo esto, es que en el Siglo XX, la ciudad española en la que más festejos taurinos se ofrecieron, fue precisamente Barcelona, lo que hace innegable que en lo taurino, la capital catalana y sus gentes tengan una unión indefectible, mancillada quizás en los últimos tiempos por el manejo descuidado de las cosas desde el ángulo empresarial y la actitud irrespetuosa hacia la fiesta y la afición que han observado los estamentos profesionales de esto, pero eso no destierra la afición natural que hay en el ciudadano común de Cataluña y de Barcelona, que en cuanto se le ofrece un espectáculo con visos de dignidad, acude a la Plaza Monumental de Barcelona (la única que le han dejado en pie), a ejercer el derecho que por naturaleza tiene y que un grupúsculo pretende quitarle.

A lo que vine

José Luis Cantos Torres es un catalán que es aficionado a esta fiesta. Y por sus hechos, considero que se ha propuesto reivindicar el derecho al que me he referido en la parrafada anterior. Y no lo hace en la arena de la política, ni en el foro del tribunal. Se vale del método más claro y contundente para dejar sentada la afición de un pueblo, un método que consiste en recurrir a la evidencia de los hechos ya consumados, reconocidos por la historia y por lo tanto, imposibles de ser rebatidos.

La Monumental de Barcelona. De Joselito El Gallo a Manolete, 1914 – 1947, apenas presentado el pasado 17 de junio en Barcelona y llegado a mis manos doce días después, es un minucioso recorrido por el primer tercio de la primera centuria de existencia del Coso de la Calle de la Marina, de la Plaza de las Cuatro Cúpulas, como José Luis Cantos la llama con admiración respetuosa, planteándonos a los lectores los datos esenciales y destacados a partir de su apertura como la Plaza del Sport (denominación que toma de la sociedad que se constituyó para lograr su edificación) y hasta su posterior transformación en la actual Plaza Monumental de Barcelona.

No debo dejar de lado el hecho de que el corazón de la obra son las efemérides. José Luis recoge en ella las más memorables actuaciones de los diestros que entre 1914 y 1947 vienen a representar en cierto modo, la argamasa de lo que sería el edificio de la afición taurina barcelonesa. Repasar el tránsito por ese redondel de Joselito, Rafael, Belmonte, Gaona, Luis Freg, Armillita, Marcial Lalanda, Chicuelo, Carnicerito, Manolete, Arruza, Cañitas, los Dominguín o los Bienvenida ante toros de Sánchez Cobaleda, Clairac, Pablo Romero, Concha y Sierra, Julián Fernández, Soler o Atanasio Fernández, representa el penetrar en una época en la que se generó el tránsito a lo que hoy se llama el toreo moderno, pero también y visto desde este lado del mar, se observa una plaza en la que un empresario visionario hacía los primeros ejercicios quizás, de lo que hogaño llamamos globalización, porque Pedro Balañá Espinos fue un incansable promotor de toreros mexicanos y allí están en el libro las fechas, los carteles y los resúmenes de las corridas para atestiguarlo. Y más de alguno de los nuestros entró a España por Barcelona y fue ídolo en la Ciudad Condal. Más no solo se recuentan festejos taurinos, sino otros fastos y hechos que no siendo agradables, merecen ser recordados, porque son el cimiento de la taurinidad de Barcelona, por su íntima relación con la Monumental y su existencia, tales como las diversas publicaciones taurinas que se generaron en el lapso de tiempo al que se refiere la obra.

Pero creo que aquí voy a dejar esta relación. No es de justicia, ni para la obra, ni para el autor, que les largue aquí otra parrafada con un detalle profundo sobre el contenido del libro, porque de lo que se trata, es de invitarles a que lo adquieran y a que lo lean, dado que es la única manera en la que tendremos la certeza de que José Luis Cantos podrá continuar su faena hasta el tercio final, que entiendo culminará con el centenario de la Monumental el año 2014. Afirmo esto, porque según su propio dicho, escribe sin subvención o patrocinio alguno y ese calvario se supera solamente con la revolvencia de la obra ya publicada.

Lo que yo puedo garantizarles, es que La Monumental de Barcelona. De Joselito El Gallo a Manolete, 1914 – 1947, es uno de esos libros que no se caen de las manos, de allí que logré leerlo de cubierta a cubierta en un breve espacio de tiempo. Además, tiene la ventaja añadida de ser una obra de consulta extraordinaria e indispensable para el lapso de tiempo que cubre en la historia taurina de Barcelona y de su plaza de toros.

Destaco también que La Monumental de Barcelona. De Joselito El Gallo a Manolete, 1914 – 1947 se publica mediante un novedoso sistema llamado impresión por demanda o print on demand (POD), lo que implica que se vuelve más asequible en costo en cualquier lugar del mundo, pues se reducen sus costos de envío, carece casi de gastos de almacenaje, etc.

Por último, doy mi sincera enhorabuena a José Luis por haber logrado esta publicación y le invito a seguir adelante con su labor de investigación, pues al menos en mi persona, tiene a alguien en espera ya de la siguiente etapa de esta historia.

domingo, 31 de octubre de 2010

Un plan de choque para Barcelona

Plaza Monumental de Barcelona
Fotografía de chicadelatele
La legislación catalana que impide la celebración de corridas de toros entrará en vigencia plena el día 1º de enero del año 2012, lo que implica que queda un año completo, con su temporada taurina implícita como periodo de transición para esperar, entre otras cosas la resolución del Recurso de Inconstitucionalidad planteado por la fracción parlamentaria del Partido Popular en el Senado de España el día 28 de octubre pasado. Aunque ya algún vocero oficioso de la Administración socialista dejó entrever que la cuestión judicial podría tardarse cuatro o cinco años en resolverse – quizás aplicando aquella fórmula de que las cosas de Palacio caminan despacio… – no se debe dejar la solución de la problemática a la resolución del caso en los tribunales y esperar que mágicamente, la probabilidad de que el traspaso de ciertas potestades al Ministerio de Cultura, resuelvan la compleja problemática que vivirán Cataluña y la Fiesta en 2011.

Se requiere además, creo, el preparar el terreno para resistir la batalla legal que vendrá a partir del 31 de diciembre de 2011, en el caso de que el Tribunal Constitucional no resuelva antes de esa fecha el Recurso planteado por los senadores del PP y otras cuestiones, que si bien no tienen tinte político, sí tienen relación directa e inmediata con la conservación y fomento de la afición en Cataluña y su principal bastión, Barcelona, mismos que puedo resumir en los siguientes puntos:

1. La empresa debe ofrecer a la afición de Barcelona principalmente, sin depender de la confluencia de público y aficionados de otras ciudades, regiones o países, una temporada en la que se presenten los mejores y más imaginativos carteles y con los encierros mejor presentados, dejando de lado todas las prácticas empresariales defectuosas que durante años fueron desterrando a la afición local y foránea de las plazas de la Ciudad Condal.

2. Se debe garantizar a la afición de Barcelona, de España y del mundo, que la Plaza Monumental no será objeto de modificaciones que la inutilicen para los espectáculos taurinos o de demolición, razón por la cual, alguien, supongo que podrían ser los mismos senadores que iniciaron el Recurso de Inconstitucionalidad, los que promuevan algún tipo de acción interdictal para lograr esa protección al inmueble. Incluyo en esta propuesta el evitar que caiga en el abandono y en la incuria, como pasó con Las Arenas, que al paso de unos años, su rehabilitación se volvió incosteable.

3. Los magníficos y algunos más, dentro de su programa de generosidad como el que planean mostrar a la televisión del Estado, deberán plantearse comparecer con más frecuencia de la acostumbrada en Barcelona esta temporada en aras de recuperar la plaza con su presencia y demostrar a la afición, sobre todo a la local, que les interesa mantenerla. Y con esto quiero decir que el peso del mantenimiento de la afición allí, no debe caer exclusivamente sobre las hombreras del terno de José Tomás, los demás líderes del escalafón también tienen responsabilidad – y grave – en esto.

4. La revisión de la historia no estaría de más. Don Pedro Balañá Espinós organizaba con frecuencia carteles monstruo, en los que colocaba a tres, cuatro o hasta a cinco de los más cotizados diestros de un momento determinado. Quizás hablar en estos días de corridas de ocho o diez toros sería poco atractivo, pero aún así, se deben ofrecer varios carteles en el curso de esta temporada que rememoren esos acontecimientos que provocaba el viejo Balañá para hacer valer su plaza.
Como pueden ver, son varias las cuestiones que se quedan pendientes para hacer por la Fiesta en Barcelona y en Cataluña. Aquí las que por ahora se me ocurren, quizás Ustedes puedan tener presentes otras más puntuales. Un amigo, residente en Madrid y del que he aprendido muchas cosas – aunque él se resista a creerlo – me dice que aquello está poco menos que muerto. Yo prefiero ser optimista y creer que con un poco de buena voluntad, espíritu organizativo y vigencia del Derecho, las aguas volverán a su cauce.

domingo, 10 de octubre de 2010

El cántaro y el agua

Hace diez días que los purpurados de esta Fiesta se reunieron con la titular del Ministerio de Cultura de España, la señora Ángeles González – Sinde, confesa aficionada a los toros, pero que en ese señalado último día de septiembre, se preocupó por pintar su raya, como decimos aquí en México y dejar claro, tanto a los visitantes a los que se dijo que recibió – no hay testimonio gráfico de ello – como a la opinión pública, que su gusto por la Fiesta es una cosa y su trabajo es otra. Por ello, no permitió a sus augustos visitantes ni el ser acompañados por el ganadero y abogado Javier Araúz de Robles, aduciendo que de llevar los diestros asesor, el Ministerio tendría derecho a ello también – como si de litigio se tratara, lo que habla de la poca claridad de las intenciones de la señora Ministra – y tampoco les cumplió su íntimo deseo de llevarse a casa y para la posteridad, una instantánea que perpetuara el momento de ese extraordinario esfuerzo que hacían en pro de la Fiesta.

Ya apuntaba aquí mismo hace unas semanas que esa reunión tendría un final carente de resultados y que a lo más, generaría un declaración de buenas intenciones, pero ningún resultado concreto y así fue. Al final, se generó un documento que ni siquiera ocupó un folio completo en el que, se reitera la posición del señor Rodríguez Zapatero en cuanto a evitar la politización de los asuntos de la Fiesta – como si no lo estuvieran ya –, y el señalamiento al fracaso de cualquier otro intento de mejorar la actual situación, cuando se propone la creación de un grupo de expertos que analice la situación actual de la Fiesta. Decía el general Álvaro Obregón, en su día Presidente de esta República, si quieres que a algo se lo lleve la chingada, encomiéndaselo a una comisión… Seguramente la Ministra entiende los efectos nocivos de esos grupos de expertos y los toreros, llamados por Paco Cañamero del G – 7, entraron al trapo sin chistar y sin medir los efectos negativos que eso producirá, porque al final, no es más que una maniobra dilatoria.

Me parece que la realidad de esa visita de café y pastas con la señora González – Sinde es que ella sabía que la fracción parlamentaria del Partido Popular presentaría días después en el Senado la iniciativa para que la Fiesta fuera declarada Bien de Interés Cultural y cómo en el caso se trata de que todo lo que venga de la oposición no prospere, ella tenía instrucciones de su superioridad de no resolver nada y de no aparecer en nada, de forma tal que sus dichos, argumentos o incluso, su imagen, no pudiera ser utilizada en el debate parlamentario correspondiente y en algún momento, poner en crisis la negativa de su partido (PSOE), a secundar la moción del PP.

Lo triste de todo esto es que, el tiempo sigue su inexorable marcha, los toreros, sobre todo, los purpurados, siguen buscando que los asuntos del toreo pasen del Ministerio del Interior al de Cultura y aunque las razones que dan en algunos casos tienen peso, en otros, mueven a risa, como la de alguno de ellos, que esgrimió como motivo para ese cambio de atribuciones el hecho de que desde el del Interior les tienen cosidos a multas. Hasta donde mi entender alcanza, la única forma de evitar una multa, es cumpliendo con la normatividad correspondiente y si no se hace así, podrá ser Cultura, Sanidad o cualquier otro Ministerio el que aplique la sanción económica que corresponda. Pero en fin, cada quien tendrá sus propias motivaciones para pedir el cambio.

Hace unos días un amigo y colega, criador de reses de lidia, me hacía notar otro detalle en este enredo. Ninguna moción, legislativa o judicial va a progresar si no es consensuada con todas o con la mayoría de las fuerzas políticas representadas en las cámaras, pues de no hacerse de esa manera, la propuesta de una de ellas sin el apoyo de las demás, está condenada al fracaso. Así fue como la presentación de Pío García Escudero resultó ser una especie de suicidio político calculado, pues de antemano tenía conocimiento de que los votos de su formación no le eran suficientes para ganar la partida.

Entonces, ¿cuál puede ser la solución? Yo insistiría en primer lugar, en que se debe litigar en contra de los afanes prohibicionistas como el de Cataluña. Algunas Asociaciones de Aficionados ya han recurrido al Defensor del Pueblo para intentar que se deje sin efecto la legislación que impedirá la celebración de festejos taurinos a partir del año 2012. Un amigo madrileño me dice que en Barcelona sobre todo, la afición es poca y yo le replico, que aún siendo poca la afición allí, no es saludable ni política, ni taurinamente el dejar subsistente un precedente como ese. Lo que debe existir es la opción de que el que quiera ir a los toros, que vaya y el que no, pues que se quede en su casa o en el fútbol.

La otra cuestión es en el sentido de buscar un verdadero interlocutor por parte de los sectores que tengan interés en la Fiesta, porque hasta ahora, la interlocución se ha llevado a cabo – y aquí reconozco a la Ministra González – Sinde, el hecho de haber advertido esa situación – de manera fragmentada y guiada por intereses sectarios, es decir, como decimos aquí en México, cada quien quiere llevar el agua a su cántaro, sin importarle qué sucede con el resto del entramado. El problema está en encontrar a ese interlocutor que pueda hablar con conocimiento de causa y de forma equilibrada y desinteresada por todos, la afición incluida. ¿Estará Diógenes dispuesto a prestar su lámpara?

Una luz que se ve al fondo del túnel es el que el Premio Nobel de Literatura fue otorgado a Mario Vargas Llosa, uno de los pocos intelectuales de este mundo que no se avergüenzan de proclamar su afición a esta Fiesta. Hasta ahora, nadie ha cuestionado el otorgamiento de la presea por su afición a los toros, pero seguramente dentro de poco será señalado por ello. Me pregunto: ¿podría Vargas Llosa  – o alguien con credenciales similares – ser ese interlocutor por el que preguntaba yo líneas arriba?

domingo, 5 de septiembre de 2010

Cataluña: la solución está en los tribunales

Plaza Monumental de Barcelona
Foto: Sergi Larripa
Hoy que comienzo a escribir esto, hace un mes que el Parlamento de Cataluña aprobó la reforma al artículo 6º de la Ley de Protección a los Animales que impide la celebración de festejos taurinos en el territorio de la Generalitat. Me tomó tiempo decidirme a escribir y publicar algo sobre este asunto, porque la mayoría de las informaciones que se generaron a su alrededor eran una mezcla de argumentos viscerales de taurinos versus antitaurinos o argumentos políticos casi siempre sesgados y casi ninguno con contenidos encaminados a esclarecer las implicaciones y las consecuencias jurídicas del asunto.

Quizás en esta ocasión les esté presentando algo en lo que la Fiesta aparente ser un tema marginal, pero mi (de) formación profesional me invita y diría, me obliga a expresar, con las limitaciones que me impone el escaso conocimiento que tengo de la legislación y de la operación del sistema jurídico español, pero su coincidencia con el nuestro, en cuanto a su común origen romano – germánico, me da las bases para poder intentar interpretar el sentido de algunos textos legales que considero que la reforma antes aludida pasa por alto.

Me faltaría también conocer el sentido de la interpretación que de esa legislación ha hecho la Jurisprudencia, pero creo que no se puede apartar mucho de lo que la recta razón y el sentido de la propia Ley nos puede indicar, así que espero que esto les resulte de interés, a pesar de su extensión y del lenguaje técnico que por momentos pudiera utilizar.

El paripé de los de la púrpura

A los pocos días de la aprobación de la reforma, los purpurados de esto anunciaron que buscarían reunirse con la Ministra de Cultura, Ángeles González Sinde. En una jugada sagaz de la Ministra, después de unos días de que le fuera pedida la audiencia, anunció que recibiría a una delegación de toreros en los primeros días de este mes de septiembre. Tras de saberse que serían recibidos por la funcionaria, los de la púrpura se envalentonaron y anunciaron que pedirían ser recibidos por el Presidente Rodríguez Zapatero. A esa bravata por supuesto que no recibieron respuesta.

Como en el ruedo, las figuras optaron por la comodidad, por buscar una solución que no tiene posibilidad alguna, como es la política. Por un lado, la señora González Sinde no tiene atribuciones para resolverles su problema y en el estado actual de cosas, tampoco creo que se tire al ruedo a comprar un problema que no es suyo. Cuando más, reiterará su afición a los toros, su voluntad de que se respeten los derechos de todos y su deseo de que este entuerto se resuelva de una manera correcta para todos los involucrados en él.

El señor Rodríguez Zapatero seguramente ni la cara dará. Ya pintó su raya – decimos aquí en México – casi exigiendo que no se politizara este asunto. Entonces, se desmarcará del mismo y ni recibirá a los involucrados, así como tampoco procurará solución alguna al problema – jamás se para en una plaza de toros con motivo de un festejo taurino – porque simplemente no le interesa, no es motivo de su agenda y en cierta medida, es una especie de instigador del mismo.

Los purpurados lo que buscan al final, es salir en la tele, en los papeles y quizás… hasta en las revistas del corazón… tomarse la foto y poder contar a sus nietos que ellos hicieron hasta lo indecible por remediar lo irremediable, pero que no fue posible, a sabiendas de que lo que pretenden, no tiene viabilidad. Sin embargo, el despliegue mediático que tendrá, les dejará dividendos, independientemente de sus nulos resultados.

La Constitución Española de 1978

Constitución Española de 1978
Foto: miguelazo 84
Es esta una de las leyes fundamentales paradigmáticas del Estado moderno. Lograda a través de un proceso que abarcó la etapa legislativa y que culminó con el referéndum de la población, evitó aquél sambenito que Maurice Joly pone en boca de Nicolás Maquiavelo en su diálogo infernal con Montesquieu: ...nos encontramos en Europa; mi constitución es presentada en bloque y es aceptada en bloque... En este caso se aceptó por la representación popular y después por el pueblo mismo.

La Constitución de 1978 resulta ser la ley suprema y fundamental de España. La supremacía y la fundamentalidad de toda constitución es explicada por Jorge Xifra Heras, quien en su día fuera profesor de la Universidad de Barcelona, de la siguiente manera:

Este carácter fundamental que concede a la constitución la nota de ley suprema del Estado, supone que todo el ordenamiento jurídico se encuentra condicionado por las normas constitucionales, y que ninguna autoridad estatal tiene más poderes que los que le reconoce la constitución, pues de ella depende la legitimidad de todo el sistema de normas e instituciones que componen aquél ordenamiento.
Eso significa que cualquier disposición jurídica emitida en el ámbito del Estado deberá sujetarse al texto, al espíritu y al mandato de la ley fundamental y cualquiera que la contradiga en alguno de esos sentidos, necesariamente deberá ser dejada sin efecto, en tanto no se ajuste a lo que ese texto legal supremo prescribe.

Pues bien, en el caso específico de la Constitución Española de 1978, se reconocen como derechos y deberes fundamentales de los españoles entre otros, los siguientes:

• Derecho a la libertad, justicia e igualdad (Art. 1º)
• Unidad del Estado y la Autonomía de las nacionalidades y las regiones (Art.2º)
• La sujeción de ciudadanos y autoridades a la Constitución y a las leyes (Art. 9º)
• El deber de las autoridades de promover las condiciones para la libertad y la igualdad de las personas (Art. 9º)
• La inviolabilidad de los derechos fundamentales de las personas (Art. 10º)
• Derecho a la libertad ideológica y religiosa (Art. 16º)
• Derecho a la libre difusión del pensamiento y a la libre creación artística, mismo que no puede ser restringido de ninguna manera (Art. 20º)
• Derecho a la libre asociación (Art. 20º)
• Derecho a la tutela judicial efectiva (Art. 24º)
• Derecho y deber de defender a España (Art. 30º)
• Derecho al libre acceso a la cultura (Art. 44º)
• Derecho y deber de disfrutar y conservar el medio ambiente (Art. 45º)
• Derecho y deber de conservar el patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España, bajo pena de sanción penal cuando se atente contra ellos (Art. 46º)
Como podemos ver, de la selección que aquí les presento, resulta una serie de cuestiones que se pueden aplicar al problema del ya llamado 28 – J y que son, desde mi punto de vista, los que realmente merecen ser atendidos, más que la visita a Ministros y Presidentes, los que insisto, solamente expresarán su solidaridad, pero en momento alguno harán algo efectivo para solucionar el problema, porque la corrección política así se los aconseja.

La Fiesta de los Toros y la noción de Cultura

Una frecuente materia de debate entre los que tienen afición por los toros y los que no la tienen, es en el sentido de que si esta Fiesta es una manifestación cultural. No pienso entrar al pseudo – debate en torno a la sangre, el maltrato y demás parafernalia que se invoca para entrar a discusiones sin final, en las que las tripas terminan trepándose a los sesos y nadie sale ganando – bueno, los que más gritan creen que ellos lo hicieron –, en este caso, voy a esgrimir exclusivamente los argumentos de la Ley, que creo que en el caso, son de la suficiente claridad para demostrar que dentro de la legalidad vigente en España, la Fiesta de los Toros es una manifestación cultural y artística.

El 25 de octubre de 2006, el Estado Español ratificó la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial promovida por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) y para elevarla al rango de legislación interna, en los términos del Capítulo Tercero del Título III de la Constitución. Su posición en el orden interno, será exactamente debajo de la Ley Fundamental y por encima de las demás leyes ordinarias, por su propia naturaleza.

La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el lunes 5 de febrero de 2007 y del mismo se pueden desprender algunas cuestiones interesantes que devienen en deberes para el Estado Español en consonancia con los deberes que el texto constitucional le impone:

Se entiende por «patrimonio cultural inmaterial» los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas – junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes – que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.

Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.
Esa es la definición contenida en el artículo 2º de la referida Convención y que a su vez se sustenta también en una recomendación de la Asamblea General de la propia UNESCO, del 15 de noviembre de 1989, titulada como Recomendación sobre la Salvaguarda de la Cultura Tradicional y Popular, en la que se define como Cultura Popular lo siguiente:

La cultura tradicional y popular es el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundada en la tradición, expresada por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes.
 De los dos párrafos transcritos podemos desprender la validez de la definición de la Fiesta como Cultura, pues es indudable que es una expresión reconocida por el pueblo de España – y por muchos otros pueblos herederos suyos también – como inherente a su historia y a su identidad, que tiene sus particulares espacios de expresión, es recreado constantemente y sus normas y tradiciones se transmiten oralmente y por otros medios.

Esto es Derecho Positivo porque fue aprobado por el Órgano Legislativo constituido, es Derecho Vigente porque fue promulgado oficialmente por el Jefe del Estado y porque la Convención Internacional de la que emana no ha sido denunciada, así como tampoco ha sido abrogada la disposición interna que le da validez en el ámbito interno español. Igualmente, he de hacer notar que el texto publicado en el BOE no difiere del original aprobado por la Asamblea General de la UNESCO, lo que implica que España no hizo reservas a su contenido. Entonces, legalmente, en España, los Toros son Cultura y lo demás que se diga, son apreciaciones meramente subjetivas, dignas de respeto, en cuanto en ese ambiente se expresen, por lo que aquí cobra aplicación el latinajo aquél de dura lex, sed lex...

Por eso, la aprobación de la reforma a la Ley de Protección a los Animales de Cataluña del 28 de julio pasado, deviene, a mi juicio, en una violación directa diversos a los derechos fundamentales descritos arriba:

• Al contenido en el artículo 20º, referido a la libre creación artística, dado que con la prohibición de celebrar festejos taurinos en la Comunidad Catalana, se impide esa forma de creación.
• Al contenido en el artículo 44º, dado que se impide a los que ejercen la tauromaquia el expresarse en su actividad cultural y de igual manera, a los que disfrutamos de esa clase expresión artística, el apreciarla. Ejecutantes y diletantes tenemos el derecho fundamental a ello y eso deriva del propio texto de la Constitución.
• Al contenido en el artículo 46º, al permitir el expolio de una parte del patrimonio cultural inmaterial del pueblo de España.
• Por vía de consecuencia se violan los derechos fundamentales contenidos en los artículos 1º, 9º y 10º de la propia Ley Fundamental, pues al impedir el goce de los dos derechos anteriores, se restringe la posibilidad de gozar de los derechos de igualdad y el Estado falta a su deber de facilitar las condiciones a los ciudadanos para acceder a la libertad y a la igualdad, así como falta a su deber de garantizar la inviolabilidad de los derechos fundamentales.
Debo insistir que esta interpretación la hago exclusivamente a partir de la letra de la ley, que me falta el acceso a una base sistematizada de datos con los criterios de los Tribunales Españoles acerca de estas materias, pero también reitero que la recta interpretación de los textos legales no puede ser muy diferente de lo que esas instancias jurisdiccionales pudieran haber resuelto, a menos de que en lugar de hacer justicia, a esos Tribunales les hubiera dado por hacer ciencia.

Escribe el constitucionalista mexicano don Felipe Tena Ramírez:

La supremacía de la constitución es el principio angular de todo sistema de gobierno. La constitución debe ser la norma suprema de conducta para todos los poderes y de todos los funcionarios. A ella deben ajustar sus actos todos, de suerte que antes de decidirlos deben cerciorarse de que están apegados a la ley suprema… La defensa de la constitución debe levantarse frente a los poderes públicos, cuyas limitaciones son el objeto de la propia constitución.
Así pues, en defensa de su supremacía, se deben de reclamar jurisdiccionalmente las violaciones que le representa la reforma del pasado 28 de julio al artículo 6º de la Ley de Protección a los Animales de la Generalitat de Cataluña.

El Estado Español y Cataluña

Creo que no falto a la verdad si afirmo que es tradicional la idea de que Cataluña pretende separarse del resto de España desde hace mucho tiempo y que ahora, en esta especie de nuevo orden dado por la Constitución de 78, los más recalcitrantes catalanistas han interpretado la Autonomía Estatutaria más como soberanía, siendo que en lo jurídico y en lo político, ambos términos – autonomía y soberanía – tienen significado profundamente diferente.

El segundo inciso del artículo 149º de la Constitución de España, al referirse a la distribución de competencias entre el Estado Español y las Autonomías, retiene como deber del Estado lo siguiente:

Sin perjuicio de las competencias que podrán asumir las Comunidades Autónomas, el Estado considerará el servicio de la cultura como deber y atribución esencial y facilitará la comunicación cultural entre las Comunidades Autónomas, de acuerdo con ellas.
Sentado ya que la Fiesta de los Toros es en términos de Ley una expresión Cultural, resulta que es, por mandato constitucional, deber y atribución esencial del Estado y aunque en los términos del propio texto fundamental éste ha transferido competencias a las Comunidades Autónomas (BOE 24 de diciembre de 1992), el Estado Español se reservó expresamente la facultad de dictar las normas que regulen los espectáculos taurinos (Art. 8º de la Ley Orgánica 9/1992 de transferencia de competencias a Comunidades Autónomas que accedieron a la autonomía por la vía del artículo 143 de la Constitución).

En ese sentido, y teniendo en cuenta la reserva expresa que contiene esa disposición, la reforma es contraria al inciso 1º del artículo 149 de la misma Constitución, que deja en exclusiva al Estado la regulación las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales.

En ese sentido, deberemos entender, en un recto sentido, que regular no significa prohibir, como bien lo señala el Notario y jurista mexicano Bernardo Pérez Fernández del Castillo:

La regulación es la búsqueda del equilibrio… entre el concepto de libertad y el de seguridad. Por tanto, el regulador se halla en el centro de una actividad o transacción: busca el equilibrio; da seguridad y limita los riesgos entre los diferentes actores.
Entonces, aunque las disposiciones relativas a la organización y funcionamiento de las Autonomías no estén en la parte dogmática de la Constitución, resulta que al dejarse de observar en perjuicio de la ciudadanía cuando se prohíbe algo – en este caso, la celebración de festejos taurinos –, devienen violaciones a otros derechos fundamentales, mismos que pueden ser reclamados jurisdiccionalmente.

Otras cuestiones constitucionales

El artículo 155º de la misma Constitución le impone al Estado el deber de exigir a las Comunidades Autónomas la observancia del texto fundamental y le proporciona los lineamientos fundamentales para llegar, hasta al capítulo de la ejecución forzada, en caso necesario, con la intervención del Senado.

Y es que el Estado tiene que velar por una cuestión importante, trascendente, que está plasmada en el numeral 139º de la Ley Máxima, que dice que todos los españoles tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones en cualquier parte del territorio español. La paradoja aquí estriba en que los españoles de Cataluña, al menos en teoría, ya no tendrán, a partir de 2012, el derecho de asistir a los toros si les place, debido a una arbitraria decisión de su Parlamento.

El problema aquí es el siguiente: El Jefe del Gobierno, el inefable señor Rodríguez Zapatero, – sí, el que pidió que no se politizara este asunto – es quien tendría prima facie, que requerir a Montilla y sus muchachos que entren en reculativa con su legislación, dado que no se sujeta a la Constitución. Pero seguramente, como eso no le parecerá políticamente correcto, hará mutis y esperará que pasen los días y los meses, que se diluya en la memoria colectiva y que le dejen en paz.

La prohibición y El Rey

El médico Carlos Crivell escribía que se debía dejar al Rey fuera de este asunto. Creo que no es así. Don Juan Carlos I (quien por cierto, entre los títulos nobiliarios que detenta, está el de Conde de Barcelona) es uno de los signos de unidad de la España moderna y fue uno de los factores que lograron que la Constitución y el Estado de Derecho cristalizaran después de la muerte de Franco.

Yo creo que así como después de que murió el dictador, fue a Barcelona y se dirigió a los catalanes en su lengua, tendiendo un puente para aglutinar a una España que se podía desmoronar en esos días de incertidumbre, hoy debe regresar a la Ciudad Condal y hablarles en castellano de este y otros asuntos y recordarles que pese a todo, primero son españoles y después, catalanes y dentro de ese estado de cosas, recuperar el respeto a una tradición española, catalana y mediterránea que solo unos cuantos obcecados pretenden negar en estos tiempos que corren.

Terminando

Monumento a la Constitución de 1978
Foto: Luis García
Me he metido en un berenjenal, lo reconozco. Confieso que no conozco a profundidad la legislación propia de España sobre el tema, así como tampoco la interpretación judicial de ella (y acepto las consecuencias de mi atrevimiento). Se me ha quedado en el hipotético tintero el análisis de disposiciones como la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales (BOE 12 de febrero de 2007); los Reales Decretos sobre la creación de la Medalla al Mérito en las Bellas Artes (BOE 16 de febrero y 7 de septiembre de 1979) o el Real Decreto 1435/1985 (BOE 14 de agosto de 1985) que se refiere a los toreros como artistas que trabajan en espectáculos públicos, pero no es mi objetivo el preparar una demanda judicial, sino simplemente establecer una postura en el sentido de que al ser la Fiesta de los Toros una manifestación cultural, su prohibición a pretexto de lo que sea, es violatoria de derechos fundamentales y debe ser reparada por las instancias judiciales conducentes.

Insisto en que debe ser por la vía judicial, pues los derechos públicos subjetivos que la Constitución concede, son vinculatorios para todos los poderes públicos (Art. 53º) y esos derechos solamente pueden ser regulados por el Estado, es decir, el Estado no los puede suprimir, sino solo facilitar su ejercicio, mas nunca impedirlo ya que como dice ese mismo precepto fundamental: El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos en el Capítulo Tercero informarán la legislación positiva.

De allí que haya, desde mi punto de vista, violaciones a los derechos fundamentales de los ciudadanos individualmente considerados y de los estamentos taurinos en su carácter de colectivos profesionales y en esa tesitura, indudablemente que deberán tener expedita la vía jurisdiccional para reclamar el ataque a esos derechos básicos que les asisten, en un caso por el mero hecho de ser personas y en el otro, por el hecho de dedicarse a una actividad determinada.

Por eso afirmo que el camino que han escogido los purpurados seguramente les dará lucimiento momentáneo y publicidad gratuita, pero creo que ningún resultado tangible. Lo que deberían estar haciendo ellos y los demás que tienen intereses en esta Fiesta, es empezar a buscar a un jurista que postule su causa en el Tribunal que corresponda. Y si les gusta la política, pues a iniciar el cabildeo indispensable para encontrar a los 50 senadores – los que tienen una Asociación Taurina y ésta una bitácora  – que hagan el pool que vaya al Constitucional a iniciar también la causa allí y a exigir el respeto al derecho que todos los ciudadanos tienen a la justicia pronta y expedita, haciendo caso omiso de lo que dijo en la tele Federico Arnás el pasado 31 de agosto, en el sentido que aunque se ganara el caso en los tribunales, sería una victoria pírrica, pues la resolución saldría cuando la Monumental de Barcelona tuviera muchos años cerrada. ¿O será esa la posición de los dueños de TVE?

Por lo que a la afición refiere, quizás le quede la opción de recurrir al Defensor del Pueblo, que constitucionalmente tiene el deber de postular las causas en las que los derechos fundamentales de los ciudadanos como individuos son afectados. Ya algunas asociaciones de abonados han acudido a esa instancia, esperemos que los encargados de esa Defensoría entiendan la postura de la afición y con un estudio concienzudo, serio y desprovisto de sentimientos políticos, encuentren los fundamentos legales para ello – que por lo visto aquí los hay – y la lleven con ahínco a las instancias judiciales conducentes hasta sus últimas consecuencias, que la Fiesta de los Toros, su historia y su tradición es lo menos que merecen.

Por otra parte, en breve y con referencia a los de la púrpura, ¿de verdad quieren empezar a resolver esto?, ¡defiéndanse, vayan a juicio!, que los políticos no les arreglarán nada.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Tres comentarios interesantes


A propósito de lo sucedido en Barcelona, la prensa de este día recoge varias opiniones interesantes, que sumados al de Paco Tijerina recomendaba en la entrada anterior, dejan ver que la intolerancia no es el camino adecuado para resolver esta situación.

En primer término está el comentario de Isabel Martín Barinagarrementería, publicado en El País, de Madrid, bajo el título Y al que no le guste, que no vaya, que precisa a mi modo de ver, la actitud que podrían adoptar los que no aceptan esta fiesta.

Después, el que publica Ramón de España en El Periódico, titulado Los aficionados a los toros no molestan, en el que destaca que mientras nosotros toleramos a quienes no comparten nuestra afición, ellos se empeñan en violentarnos cuando ejercemos nuestro legítimo derecho a disfrutarla.

Y last but not least, la opinión de mi amigo Leonardo Páez, aparecida en la edición de hoy del diario La Jornada de Ciudad de México, en la que describe con mordacidad la actitud de los parlamentarios catalanes que votaron a favor la ILP en su columna semanal ¿La Fiesta en Paz?, bajo el título Catalanes ganapanes.

Ojalá los disfruten.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Catalanismo, ecologismo o ignorancia supina? Una visión trasatlántica

Ante el resultado de la votación del Parlamento de Cataluña acerca de la llamada ILP, comenzaron a dar vueltas en mi mente una serie de ideas y de recuerdos y entre ellos, están aquellos relacionados con el VIII Congreso Mundial de Criadores de Toros de Lidia celebrado aquí en Aguascalientes, los primeros tres días de noviembre del año 2007.

En esa ocasión, uno de los temas medulares fue el de la conservación del hábitat del toro de lidia, mismo que fue tratado por los representantes de casi todas las Asociaciones de Ganaderos asistentes al Congreso. De las que conservo notas, son de las del francés Jean Gauthier y del sevillano Javier López Rubio. La primera, es un trabajo muy técnico acerca de los beneficios que la crianza del toro de lidia ha aportado al Delta de la Camarga y a la Llanura del Crau en Francia y el segundo, un análisis más cercano a lo que hoy me tiene aquí de nuevo con Ustedes.

Decía Javier López Rubio – con quien aparte del nombre, comparto también la profesión, la afición y la amistad - que la Directiva 92/43 EEC de la Comunidad Europea establece que la dehesa es un hábitat protegido. Agregaba que en España se tenían en esos días aproximadamente 2 millones de hectáreas de dehesa, de las cuales 982,000 se ubicaban en Andalucía y que las ganaderías de lidia españolas ocupan una media de 580 hectáreas de ese tipo de terreno.

Los citados Gauthier y López Rubio, Miguel Gutiérrez Botero de la colombiana ASTOLCO, Isabel Carpio, Ángel Gómez Cañitas y las hermanas María del Sagrario y María Victoria Aguirre Sánchez se ocuparon de destacar con claridad la gran cantidad de especies animales que tienen su espacio vital en las zonas de dehesa, mismas que se conservan y que no han sido roturadas para la agricultura, gracias a la crianza del toro de lidia, que por las condiciones que requiere para su desarrollo, encuentra, al igual que las especies autóctonas de la dehesa, el lugar adecuado en esas zonas declaradas como áreas naturales protegidas.

Todo esto viene a cuento, porque al seguir las noticias de que la ILP saldría a votación, se decía que su fundamentación y motivación se sostenía en dos tipos de argumentos. Unos de corte nacionalista, es decir, en la consideración – ciertamente maniquea – de que la fiesta de los toros es un elemento ajeno a la cultura catalana, importada allí por los inmigrantes españoles del franquismo. Los otros argumentos son – se dijo – verdes, es decir, ecologistas, de los que pretenden proteger el medio ambiente -¿o serán cuentos verdes?-.

Pues sí los que pretenden eliminar de la faz de la tierra esta fiesta, creen que protegen el medio ambiente, quizás se carguen a la fiesta, pero también se cargarán lo que quieren proteger, porque detrás de la fiesta, se irá la crianza del toro y detrás del toro, la dehesa, con todas las especies que en ella habitan, muchas, en real peligro de extinción.



La votación fue cerrada, 8 votos la diferencia a favor de la ILP (67 – 59), con nueve faltantes, entre abstenciones (5) y ausentes (4). Creo que la actitud de esta novena de parlamentarios raya entre la hipocresía y la cobardía, disfrazada de corrección política, pues en una decisión trascendente tanto para su comunidad, como para su país, debieron estar presentes y dar la cara, a favor o en contra, pero no ocultarse en la comodidad de una no decisión.

Hoy las cosas se han puesto cuesta arriba, empezando por Cataluña. En ese VIII Congreso, concluía Javier López Rubio en que la defensa que tradicionalmente hacemos de la fiesta casi siempre la centramos en la exaltación de los valores de su producto final: la corrida de toros y de todas las expresiones que se generan en torno de ella. Y yo parafraseo sobre lo que sigue: a partir de este lamentable suceso, necesitamos visualizar que existen vertientes que en la vorágine de estos acontecimientos podemos pasar por alto, cuando su valor como argumentos y su sustancia en los hechos, nos permiten sostener el verdadero valor de la fiesta de los toros, no solo como un elemento cultural de los pueblos que la viven – concebida la cultura como una manera de entender la vida – sino también como un medio de preservar el entorno físico y ambiental en el que la fiesta se desarrolla, a través de la crianza del toro apto para la lidia.

Los hechos nos enseñan ahora que hace ya algún tiempo se debió mostrar a la fiesta desde esos otros entornos y no solo, como lo dijo en su presentación el ganadero López Rubio, en el aspecto de la corrida de toros; que se debió abrir ese mundo cerrado y darlo a conocer, para poder salir en su defensa. Ojalá no sea demasiado tarde.

Por último, les recomiendo el análisis - sobre todo desde la vertiente política - que de lo sucedido en el referido Parlamento, hace mi buen amigo Paco Tijerina en su portal Burladerodos. No tiene desperdicio.

Aldeanos