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domingo, 8 de marzo de 2020

José Tomás: ¡así no!

Simón Casas escribió hace siete años
José Tomás se deja ver con cuentagotas, no accede a ninguna entrevista, rechaza las actuaciones televisivas e impone sus elecciones: fechas de compromisos, ganaderías que lidiará, matadores que le acompañarán e incluso la ilustración de los carteles destinados a anunciar sus escasas corridas... Cada veinte años surge un torero llamado «de época», es decir, cuyo estilo expresa efectivamente la época a la que pertenece... A comienzos de la década de 2000, aparece José Tomás... Cuando torea, José Tomás suspende el tiempo, la vida y la muerte se funden en una unidad con la incertidumbre de la gracia. José Tomás nos transporta más allá de la angustia que la muerte impone... (La Tarde Perfecta de José Tomás, 2013, Págs. 25 – 27)
Ilustra el empresario francés – aunque le guste que le llamen productor – en esas breves palabras, el profundo significado que tiene el torero de Galapagar para la fiesta de hoy en día. No es un torero de cantidad, sino de calidad. Es un torero que cuida personalmente de los detalles, hasta del más mínimo y sin duda, ha marcado a la afición de su tiempo y seguramente a los que venimos de otro también. Y es que toreros de ese calibre no surgen, como dice Casas, cada dos décadas, yo más bien creo que surgen una sola vez en la vida.

Lo que sí tiene veinte años de distancia, es el hecho de que José Tomás comenzara a dosificar su presencia en los ruedos. Y viene de aquella rueda de prensa celebrada en marzo del año 2000 en el Hotel Victoria para establecer su postura respecto de la cuestión de los festejos televisados. Allí, entre otras cosas, por voz de Enrique Martín Arranz en aquella ocasión, dejó ver que la presencia de un torero debe dosificarse para potenciar su interés en la afición. Y lo llevó a cabo.

Después vino lo de Navegante, un tabaco que a cualquiera otro lo hubiera quitado de torero. La historia de la fiesta tiene en sus páginas muchos nombres que por percances similares han decidido poner punto final a carreras más o menos destacadas, pensando en mantener su integridad y considerando también que el día de decir adiós fue precisamente ese. En el caso de José Tomás no ha sido así, ha decidido continuar, con medida, pero seguir andando el camino.

En esa tesitura el pasado viernes se anunció que el presente año reaparecería en el anfiteatro de Nimes el día 31 de mayo, para actuar junto al rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y que después lo haría en el mismo escenario el 20 de septiembre también con una rejoneadora, en este caso Lea Vicens. Ambos festejos serán matinales. Unas horas más tarde, se informó también que se tenía pactada también una presentación en la Feria del Corpus de Granada, pero sin precisar fecha o composición del cartel.

Los comentarios no tardaron en surgir. En primer término fueron encomiásticos por la esperada presencia en los ruedos del llamado Príncipe de Galapagar, pero enseguida en muchos corrillos se empezó a soltar la expresión: así no. Debo confesar que yo soy uno de los que la emitieron y entre las respuestas que recibí está aquella que dice que José Tomás no tiene nada que demostrar y que por ello, puede acartelarse con quien le convenga.

Efectivamente, José Tomás no tiene nada que demostrar. Ya recorrió el camino y es una figura del toreo. Conquistó el sitio delante de los toros y derramando más sangre que otros que ostentan la misma categoría. En ese orden de ideas, efectivamente puede hacer lo que quiera, pero en el fondo, el sitio de figura del toreo conlleva también una responsabilidad hacia la afición que es la que lo otorga y ante ella hay que salir a defenderlo. También se conquista entre pares y la defensa del sitio es ante ellos.

De allí mi expresión así no. De serme posible, de cualquier manera iría a verle torear, pero con cierto sabor de desencanto, no le vería defender su sitio, le vería únicamente crear arte – si las circunstancias son propicias – pero sin el acicate que representa la competencia en el ruedo.

Dice mi amigo Gastón Ramírez Cuevas: beggars can´t be choosers, que traducido al cristiano quiere decir algo así como que los pedigüeños no tenemos derecho a escoger. Siguiendo la lógica de mi abuela Eulalia, esos refranes son evangelios chiquitos, verdades verdaderas y entonces, no hay de otra, pero yo me mantengo en mis trece: ¡así no! Pero mi admiración y respeto por José Tomás seguirán siendo los mismos.

Como podrán ver, hoy he expresado en esta bitácora mi opinión, esa que casi siempre me guardo. Ya volveré la próxima semana con algún tema de los acostumbrados por aquí.

domingo, 27 de abril de 2014

Ponerse donde queman los pies…

No es mi costumbre publicar en esta bitácora cuestiones relativas a la actualidad inmediata, pero el pasado jueves tuvimos aquí en Aguascalientes un acontecimiento que creo que no debo dejar perderse en la noche de los tiempos, así que me tomo la libertad de comentarlo aquí de manera excepcional.

Toreros quieren el arte y la fiesta. Con toreros – unos seres especiales que hacen de su oficio liturgia y lo viven con la fe propia de los catecúmenos – la tauromaquia no estaría en cuestión ni los taurinos bajo sospecha.
Joaquín Vidal


Asistir a la presentación de un libro resulta es azaroso. Puede uno encontrarse con que quienes tienen a su cargo la tarea de comunicar a la concurrencia simplemente recurran a la repetición de los textos concentrados en la obra o que saliéndose por peteneras, intenten entretener a la audiencia con el repaso de algún anecdotario relacionado con el autor o alguno de los personajes relacionados con el libro en cuestión, pero asumir las aristas humanas que tiene toda obra impresa destinada a circular es difícil y más aún, el transmitirlas a quienes asisten a esta clase de eventos.

La tarde del pasado miércoles, el primer patio de la antigua Escuela Normal del Estado, hoy Museo de la Ciudad de Aguascalientes, albergó una de las presentaciones en las que las fibras sensibles y las impresiones intelectuales se movieron en un sentido positivo, cuando por supuesto José Tomás y antes, Francisco González, Director del Grupo Milenio y editor de la versión mexicana de Diálogo con Navegante, expusieron, éste último los motivos de publicar el libro en un plazo breve – 45 días – de este lado del Atlántico y por supuesto, el torero, lo que se puede considerar el decálogo de su decurso por los ruedos del mundo…

Ponerse donde queman los pies…

José Tomás condensó en algo más de seis minutos lo que significa para él el ser una figura del toreo y construyó su discurso a partir de un diálogo sostenido la mañana del lunes 28 de febrero de 1994 en la cafetería del Hotel Francia – el tradicional y añorado Café de Andrea, que al final de ese mismo año sucumbió a los embates de lo que hemos dado en llamar el progreso – al día siguiente de su presentación como novillero en la plaza de toros San Marcos. Su interlocutor en esa oportunidad fue Andrés García El Cholula, aficionado a los toros y asiduo del café quien, dijo el torero, le recomendaba: siempre que te vistas de luces y te ates los machos, hazlo con la intención de ponerte en el sitio donde queman los pies.... Y le ponía como ejemplo de aquellos que se ponían allí a sus admirados Lorenzo Garza, Silverio Pérez y Manolo Martínez quienes sin duda, son y han sido gente en esto.

También nos hizo saber José Tomás que le recordaba El Cholula que el riesgo es un elemento esencial de la fiesta de los toros y que como tal, es condicionante para encontrar el arte en ella, tanto así, que el torero que pretenda crear arte, tendrá que moverse en dirección contraria a la que su instinto le sugiere, pero siempre, siempre, respetando al toro, porque cuando al toro se le pierde el respeto, la fiesta pierde su sentido y los resultados pueden ser trágicos. 

Hace veinte años, un muchacho de dieciocho que venía cargado de ideales, quizás no encontró de pronto mucho sentido a lo que Andrés García le intentó explicar esa mañana de lunes cuando José Tomás leía el pie de foto de un diario local que señalaba que había impactado por su quietud. Sin embargo, el tener presentes esas palabras dos décadas después demuestra que tenía bien claro que el escuchar y aprender eran herramientas útiles para alcanzar esos ideales. Al menos a mí hoy, eso me queda bien claro.

Se siempre fiel a tus sentimientos, a tus principios...

Uno de los distintivos de José Tomás durante su carrera ha sido la independencia con la que se ha manejado. No se conduce con metas cuantitativas, sino cualitativas y esa es una cuestión que en estos tiempos que corren causa enormes quebraderos de cabeza a quienes difunden, estudian y promueven las cosas de los toros debido a que hacia las masas, la cantidad prima sobre la calidad. Hoy ya no cuenta tanto en donde se torea, sino cuanto se torea. Y la mayoría cifra su valuación de torero en ese baremo de cantidad. 

José Tomás, siguiendo esa línea de fidelidad a lo que siente, a lo que considera los cimientos de su ser y de su estar en la vida y en el toreo, ha preferido mantener una línea de actuación en donde la calidad sea primero y la cantidad lo que menos tenga que ver. Eso no le ha granjeado amistades precisamente en lo que Antonio Díaz – Cañabate llamara en su día el planeta de los toros, pero precisamente ese no dejarse llevar por los poderes que manejan al mundo del toro – otra recomendación o consejo de El Cholula – es lo que le ha dado ese halo de autenticidad que cautiva y que le hace ser único.

Andrés García El Cholula

Me cuenta el memorioso – y mejor amigo –, don Gustavo de Alba que Andrés García El Cholula, fue un comerciante en chiles secos, granos y semillas – y una especie de enólogo amateur en la trastienda de su bar Las Vegas, ubicado en la segunda calle del 5 de Mayo de esta ciudad, entre Rivero y Gutiérrez y Unión – que formó parte de una tertulia integrada entre otros por Héctor de Granada padre, novillero retirado y al paso del tiempo, gerente de la empresa taurina de Aguascalientes; Melesio González, empresario de boxeo y lucha libre, amigo del que fuera campeón mexicano de peso ligero Bernabé Babe Vázquez, quien también participaba en el grupo en sus visitas a Aguascalientes; Alfonso Pedroza La Gripa y Arturo Muñoz La Chicha, banderilleros retirados; José Luis Ornelas, novillero retirado y hoy en día, corresponsal de un diario capitalino; Francisco Iriarte El Buchacón; Andrés Díaz El Picorete, novillero retirado; el abogado Manuel de Alba; Jesús Chito Ponce; Alejandro Cervantes La Santa, mozo de estoques del matador Rafael Rodríguez, quien ocasionalmente se unía al grupo y Felipe García Felipillo, también ayuda del Volcán de Aguascalientes entre los más notables.

En esa especie de academia cafeinómana es probable que El Cholula haya abrevado los principios que le transmitió a José Tomás esa mañana del 28 de febrero de hace 20 años.

Transparencia ante todo

Hace algo más de cuatro años, escribía a propósito de la presentación de las actividades Fundación José Tomás en Aguascalientes que tras de conversar brevemente con el torero sus intenciones revelaban transparencia y sinceridad en sus propósitos. Hoy, sin cruzar una palabra con él puedo afirmar que nada de mi apreciación ha cambiado. Al contrario, se ha reforzado al escuchar las líneas que rigen su actuación dentro y fuera de los ruedos y al contrastarlas – de memoria – con los hechos de su historia.

La presentación de la versión mexicana de Diálogo con Navegante es una de esas a las que da gusto haber asistido, de las que se lamentaría uno no haber asistido y de las que hablará uno mucho después de haber asistido. Sin duda, uno de los grandes hitos de este muy taurino año 2014.

El vídeo

El vídeo con la alocución completa de José Tomás lo pueden ver en esta ubicación. Dura algo más de seis minutos.

miércoles, 24 de abril de 2013

Tal día como hoy: 1998. José Tomás y Saleroso de Vistahermosa


Es la tarde del 24 de abril de 1998 una de las más importantes que José Tomás haya vivido en la Plaza Monumental Aguascalientes. En actuaciones anteriores había tenido la ocasión de dejar atisbos de su calidad artística, pero sin contar con la posibilidad de redondear una actuación correspondiente a la leyenda que entre nosotros ya se había forjado al ir construyendo su carrera en los ruedos, principalmente en la Plaza de Toros San Marcos. En ese estado de cosas, la tercera corrida de la feria de 1998 se programó con toros de Vistahermosa para Guillermo Capetillo, Jorge Gutiérrez y José Tomás.

Tuve la oportunidad de asistir a ese festejo y ante una entrada que pudiera calificarse de pobre, José Tomás – vestido de purísima y oro – se mostró con una mentalidad y una preparación diferente a la que hayamos podido apreciar aquí en algún torero. Y es que preparaba el asalto a la cumbre que culminaría en Madrid el 28 de mayo de ese mismo año, motivo por el que cada tarde y cada toro previos a esa cita eran un capítulo más en su preparación para esos trascendentes compromisos.

De la crónica publicada en El Sol del Centro al día siguiente del festejo, sin firma, pero atribuible a don Juan Esparza Rodríguez, encargado ya en esos días de esos menesteres en el diario, extraigo lo que sigue:

José Tomás bordó el toreo de clase y cortó dos orejas. Gran estocada de Gutiérrez que dejó patas arriba a “Lucero”. Capetillo salió del compromiso. Poca gente en los tendidos para un 24 de abril. Salió el colorado “Saleroso”, que no lo fue tanto, pero que sí tuvo clase y permitió a José Tomás lucirse al torear con capa y muleta para luego coronar la actuación con la espada y pasear por el ruedo de la Monumental de Aguascalientes las 2 orejas, hubo arrastre lento para los despojos del astado de Vistahermosa... Podrán los inconformes sostener que “Saleroso” fue un bicho cornigacho y tirando a cubeto, o sea que no ofrecía gran peligro, pero cuando en la faena de muleta trató de que José Tomás se quitase o bien diera un paso atrás, le faltaron más de esos al astado para conseguir su objetivo, ahí inmóvil como estatua permaneció el torero y claro que terminó por obligar al vertebrado a embestir... Pero desde que se abrió de capa fue para ofrecerle a los paganos un recital de lo que es torear con clase a la verónica: brazos desmayados, bajos y llevando embebido al cornúpeta... Fue suficiente un puyazo, entonces José Tomás realizó un quite por principescas chicuelinas, todo era girar las plantas de los pies en un palmo de terreno... Un muletazo por alto, un firmazo hermoso, otro por alto y uno más de la firma, para luego uno hondo trincherazo y el júbilo de los asistentes al magno coso... Tanda de derechazos, eran muletazos aterciopelados... El engaño a la mano izquierda y la faena en el mismo lugar del ruedo de la Monumental... Naturales lentísimos, se podría decir que en cada uno de ellos el tiempo se detenía y al rematar con el de pecho, era un muletazo que iniciaba el 24 de abril para terminarlo el día siguiente... Habrá aficionados que recordarán aquellas verónicas, otros las quietísimas y sedeñas chicuelinas, no faltarán los que se queden con los circulares y todos recordarán aquellos templadísimos naturales, pero habrá algunos que se quedarán con aquellos casi eternos muletazos de pecho... La estocada, tardó en entregarse “Saleroso”, pero estaba herido de muerte y por fin se entregó...

Yo coincido en alguna medida con la relación de don Juan. Efectivamente Saleroso era de escaso trapío por su poca cara, muy justo de fuerza y soso, aunque precisamente podría ser en esas características negativas del toro que residiera el valor de la obra del torero, pues tuvo que ponerlo todo para capturar la atención de la asistencia a la plaza. También recuerdo que una estocada algo desprendida – y que provocó que Saleroso tardara en doblar – le privó quizás de cortar un rabo que seguramente nadie hubiera protestado.

El resto de la corrida participó de los mismos defectos de Saleroso, fue débil, sosa y de pobre presencia. De allí que como señala la cabeza de la crónica que me sirve para apoyar esta remembranza, aparte de la faena de José Tomás, únicamente se pueda traer también al recuerdo una gran estocada de Jorge Gutiérrez al segundo de la tarde.

El festejo de hoy: Novillos de Claudio Huerta - originalmente de Real de Saltillo - para Ricardo Frausto, Nicolás Gutiérrez y Diego Emilio. Los novilleros actuantes se disputan la Oreja de Plata, conjuntamente con los anunciados para el día 10 de mayo.

miércoles, 28 de abril de 2010

Las cornadas no se curan solas

Los amigos me preguntaban desde el sábado 24 si escribiría sobre este tema. Mi primera respuesta fue negativa. Mi primera impresión, visto el movimiento informativo que se produjo, fue el de no entrar en el juego perverso que los medios generaron en torno a un acontecimiento como este, pero al paso de las horas y después de los días y después de que mi afición y mi interés – más por el hombre que por el torero – de saber la evolución de la situación me hacían conocer infinidad de versiones públicas que distorsionan la realidad, porque afortunadamente; por una parte tengo acceso a conocer información cierta de primera mano y por la otra, la vida familiar me ha aportado conocimientos acerca de casos como peste que me enseñan que lo que es vox populi, no es necesariamente vox dei. Por eso es que como escribiera Ramón López Velarde en su Suave Patria, alzo la voz a la mitad del foro y por una parte diré lo que pienso y siento y por la otra, intentaré poner los puntos sobre algunas íes, porque creo que José Tomás, Aguascalientes, los integrantes del Equipo Médico de la Plaza Monumental Aguascalientes y del Hospital Miguel Hidalgo y hasta los medios de comunicación merecen respeto y en la vorágine de versiones ridículamente encontradas que se han producido, lo único que veo es eso, ausencia de respeto, pues al hombre se le valora poco, se le ignora más y se le confunde mucho.

El torero y el hombre

El pasado martes 20 tuve la oportunidad de atestiguar un gesto inusual en un torero. José Tomás, a través de la Fundación que preside, puso a disposición de 500 estudiantes de bachillerato de Aguascalientes, becas que se aplicarán a personas en estado de necesidad o que se distingan por sus méritos académicos. La motivación del otorgamiento de esos estímulos la sustentó el diestro en la necesidad que casi siempre se tiene de tener un punto de apoyo para iniciar la consecución de una meta que se ha fijado para la vida. No basta querer ser, sino que se requiere tener los medios necesarios para lograr serlo, dijo en la ocasión.

Yo había cruzado algunas palabras con José Tomás en 1996, durante la presentación de un libro sobre el centenario de la Plaza de Toros San Marcos. Meras intrascendencias fue lo que comentamos ese día. El pasado martes tuve la oportunidad de volver a hacerlo durante unos cuantos minutos y ya no fue tan intrascendente el motivo. Tampoco se refirió a lo que hace en los ruedos y vaya que resulta complicado hablar con una figura pública cuando se trata de separar la arista que es de todos conocida, de la que tiene un espacio más reservado.

Allí percibí a un hombre con firmeza en sus ideales, transparente en su proceder y sincero en su expresión. Lo que dijo al momento de signar el convenio con el Gobernador de Aguascalientes, Ingeniero Luis Armando Reynoso Femat – por su conducto se aplicarán las becas – refleja con claridad su manera de ser y de ver la vida y tan es así, que nadie, absolutamente nadie se ha atrevido a señalar su compromiso con la formación para la vida de los jóvenes hidrocálidos como un montaje previo a su presentación en la Plaza Monumental Aguascalientes.

Cuando se es así, no se puede acometer actividad alguna de otra manera. Por ello es que en el ruedo José Tomás se comporta como lo hace. Su valor es sincero.

Recuerdo que hace más o menos 16 años discutía con Ricardo García, Caminito, hoy un destacado subalterno, sobre el valor de José Tomás ante los toros. Él afirmaba que le parecía un valor inocente, un valor que corría el riesgo de derramarse por el primer agujero de una cornada. Mi postura era la contraria, pero tenía que concederle el beneficio de la duda – Caminito se pone delante de los toros y yo no – aunque mi argumento de una expresión sincera siempre que le veía, era lo único que me daba la posibilidad de sostenerlo.

Cuando daba vueltas a este asunto de la sinceridad, recordé una lectura de hace bastantes ayeres, en la que se explicaba el origen del término y se decía que una escultura de mármol era sincera cuando el escultor no había utilizado la cera para ocultar imperfecciones o errores en su realización. La sinceridad pues, tratándose del carácter de las personas, resultaría ser la limpieza y la perfección de éste.

A mí no me queda duda entonces de la limpieza del carácter y de las intenciones de José Tomás este abril en Aguascalientes, ni como hombre, ni como torero. Su compromiso como persona quedó definido cuando marcó el tránsito de la caridad silenciosa – una sublime virtud – hacia el compromiso de suplementar una de las grandes necesidades de nuestros días.

Como torero, también mostró ese limpio carácter cuando salió a dar a la afición que le vio nacer como figura de los ruedos lo mejor de sí, sin dejar de mantener la verticalidad humana que le caracteriza. El torero soportó la falta de respeto que un juez de plaza – cegado por sus preferencias personales – le hizo al otorgarle una sola oreja por una faena que bien merecía las dos - a mi juicio - y sin necesidad, intentó satisfacer a quienes llenaron – con evidente sobrecupo – la plaza para verle triunfar, no obstante que Navegante le había advertido desde los lances de recibo que por ese lado izquierdo era materialmente intratable.

Alguien con escasez de esos valores pudo haber exhibido al toro – quizás a los dos de su lote – y haberse amparado en el viento que sopló toda la tarde para salir del paso sin pena ni gloria, pero entero, sin mancha y a esperar el mañana, que ese, seguramente llegaría.

El problema comienza cuando el bagaje valorar y formativo de las personas les hace obrar de otra manera, el dejar las cosas pasar, el salir a esperar el mañana es una comodidad que les resulta impermisible. ¿Qué conlleva más riesgo? Sí, pero generalmente también representa la diferencia entre trascender o no hacerlo. Por eso es que José Tomás ha trascendido.

Más de cien palabras, más de cien mentiras…

Los grandes acontecimientos generan grandes ríos – revueltos – de información. En adición, la era digital nos da espacio a todos para echar nuestro cuarto a espadas casi sin cortapisas, donde la única medida será nuestra propia concepción de lo que es la verdad y el justo medio de las situaciones en los casos en los que expresamos nuestra opinión, porque aunque el opinar es decir lo que pensamos acerca de algo, ese justo medio es el punto de equilibrio que deja las opiniones en una vertiente de claridad en las que pueden ser entendidas y apreciadas, porque hoy y siempre ha sido evidente que los radicalismos, ni se comprenden, ni llevan a parte alguna.

Leo a José Luis Vadillo en la bitácora de toros del diario madrileño El Mundo y hace, a muchos kilómetros de distancia, no sé si por meras inferencias o malintencionadamente guiado, las siguientes afirmaciones:


…el drama vivido en Aguascalientes demuestra que los taurinos se han confiado. Los toreros suelen ser gente supersticiosa y despreocupada. Ni por un momento se paran a pensar en el estado del quirófano del coso donde mañana se jugarán la vida. Lagarto, lagarto… Las figuras deben tomar cartas en el asunto y promover un cambio en otros países como lo hubo aquí hace un cuarto de siglo. No hay que esperar a que una muerte marque un cambio reglamentario…

En el mismo diario, pero en su edición correspondiente al lunes 26 de abril, el enviado especial Jacobo G. García afirma, evidentemente sin conocimiento de causa:


No deja de repetir que "se trató de un trabajo colectivo", pero durante muchos minutos, cuando la sangre formaba un charco bajo la camilla, cuando su hermano tuvo que abrir con sus manos el traje de luces o cuando su amigo Fernando Ochoa tuvo que apretar con sus manos el suero, su voz se levantó sobre el resto. Y lo hizo para salvar la vida a José Tomás, impidiendo que fuera trasladado a un hospital sin ser estabilizado previamente, evitando que se perdiera un tiempo precioso y haciendo que se empezara a operar incluso sin anestesia…

…No hay precedentes en esta plaza de una cornada de esta gravedad y por desgracia sólo nos damos cuenta cuando pasan las desgracias", señala Ochoa. "Estuve hablando con el presidente de la asociación de matadores porque una plaza como ésta, y de esta importancia, tiene que estar preparada. Por suerte, el hospital estaba cerca y llegó la sangre a tiempo, pero si esto llega a pasar en otro sitio y con otros médicos, no lo cuenta", señala a la puerta del hospital donde está ingresado su amigo.

Está claro que la clínica no estaba al 100%, el gran éxito fue el trabajo de los médicos". Y ahí es donde vuelve a aparecer el nombre del doctor Alfredo Ruiz. "En la enfermería había gritos y muchos nervios pero aquel descontrol estaba controlado por el doctor Ruiz, que dirigía todo. Gracias a él José Tomás sigue vivo. Cuando el propio doctor explica cómo tomó la decisión de empezar a operar contesta: "Fue una cuestión de segundos y, aunque le dolió, había que sacarlo vivo de la plaza", resume…

A ambos les tengo que refutar. Y es que los dos son ignorantes de nuestro idioma – se les ve el plumero, como dicen allá en su tierra – al no comprender la diferencia entre un quirófano y una enfermería, entre una clínica y un hospital – quizás deberían coger un diccionario – y son también ignorantes de las técnicas más modernas de tratamiento de las heridas por asta de toro. Se ve que ignoras la existencia de un protocolo universal conocido como Programa Avanzado de Apoyo Vital en Trauma (ATLS por sus siglas en inglés), que en México y todo el mundo taurino – a excepción de España, al menos no al completo Máximo García Padrós dixit – se aplica a los toreros heridos desde hace casi dos décadas y que ha motivado en primer término, que a los toreros ya no se les intervenga en las enfermerías de las plazas y en segundo lugar, que en esas enfermerías – no quirófanos, de esos solo hay en los hospitales – se tenga lo necesario para estabilizar al herido y trasladarlo al centro sanitario donde se le dará la atención completa, con todo lo necesario para resolver cualquier contingencia que se presente en ese tratamiento.

El protocolo ATLS está diseñado para evaluar el estado del lesionado con precisión y rapidez; reanimarlo y estabilizarlo, para después trasladarlo a un hospital en el que pueda recibir una atención óptima. A su vez, la fase de evaluación y estabilización incluirá las etapas de control cervical y preservación de una vía aérea permeable; la preservación de la ventilación y respiración del lesionado; el control de hemorragias y mantenimiento de la circulación del lesionado; la vigilancia y restauración del déficit neurológico, si lo hubiera y la exposición y control de la temperatura del lesionado.

Las prioridades del tratamiento siguen precisamente ese orden y son pre – hospitalarios, pues está demostrado estadísticamente que un cuidado apropiado, ofrece una mejora sustancial en el pronóstico del lesionado. El protocolo ATLS es reconocido universalmente como el procedimiento más avanzado para atender un paciente traumatizado – de cualquier índole – dentro de la primera hora después del accidente, independientemente del tamaño del centro sanitario en el que vaya a ser atendido.

Esa es la metodología científica aplicada por el Equipo Médico de la Plaza Monumental Aguascalientes. Me consta que sus integrantes toman con frecuencia cursos ATLS para dominar su metodología y estar en aptitud de atender a los toreros heridos y agrego, que ese modo de tratamiento reconoce que es mejor para el tratamiento el peor hospital que la mejor enfermería, dada la imposibilidad de mantener en ésta el complejo de servicios humanos y materiales que en su conjunto conforman un hospital.

Aclaro: no soy médico, pero me crié y vivo entre ellos y cuando tuve que decidir que hacer de mi vida, le pegué una larga a la bata blanca almidonada y me lié la toga y me calé el birrete, pero supe escuchar y entender a mi padre que fue médico de toreros y el mejor cirujano que he conocido. Aparte, las referencias al tratamiento ATLS las consulté directamente del manual del mismo, que está disponible en la red, para quien quiera consultarlo.

Señores Vadillo y García, es sencillo obtener conclusiones, pero cuando estas carecen de sustento y sobre todo, cuando la materia de que se trata, tiene un sustento científico, más que conclusiones, se convierten en verdaderos denuestos. Cuando se tiene la oportunidad – más bien la responsabilidad – de expresarse en una tribuna de tanta resonancia como la de El Mundo, lo menos que se puede hacer, es documentarse antes de publicar algo y no hacerlo de oídas, pues como decía un colega de mi padre: es malo no saber, pero es peor inventar…

Cuando termino el manuscrito, veo que Pablo G. Mancha, de Diario La Rioja y de la bitácora Toroprensa, se hace eco de estos mismos infundios. De los otros dos no me sorprende, de Pablo sí, pues lo leído hasta esta fecha me reflejó siempre una postura mesurada ante los acontecimientos que nos presentaba, pero en la entrada que publica el día 27 de abril sobre el particular, repite casi a la letra lo que el par de El Mundo considera su verdad sobre el tema y que como ya he apuntado, carece absolutamente de sustento.

El distorsionar declaraciones obtenidas a botepronto, al calor del momento, sin la necesaria reflexión previa no deja sin efecto una verdad evidente: las cornadas no se curan solas. Así, las más de cien mentiras aquí comentadas no son como las que Sabina canta, es decir, no valen la pena.

El colmo de la desfachatez

Dejo aparte este otro infundio, porque no es producto de la ignorancia, sino de la cobardía y de la mala fe, del ánimo de ofender, de causar daño. Un sujeto, que afirma vivir aquí en Aguascalientes – no creo que gentuza de esa ralea resida aquí – y que dice llamarse Guillermo Rovira Guadarrama, hace circular por la Internet el siguiente líbelo (del que respeto su desastrosa ortografía y sintaxis):


SHOW O REALIDAD EL PERCANCE DE TOMAS EN AGUASCALIENTES.
José Tomás fue herido por el quinto toro de la tarde, “Navegante” de la Ganadería potosina de Santiago, propiedad de Pepe Gárfías. Un toro pequeño y mansurrón seleccionado especialmente para el torero madrileño-hidrocálido, como suele llamarse por acá.-

Fue cogido en el tercer pase de muleta, cuando el toro frenó su embestida a medio viaje y Tomás, distraído, fue prendido del muslo derecho.


La cornada fue a las 7:20 p.m. horario del centro de México.

A las doce de la noche no se tenía parte médico.

La información difundida por la radio de gobierno local era aparatosa, los llamados solicitando sangre A RH negativa insistentes.

El matador michoacano, radicado en Aguascalientes y cercano a Tomás, de nombre Fernando Ochoa, dijo que lo vió pálido y grave.

Los mononsabios que lo recogieron del ruedo y lo llevaron a la enfermería señalaron que había perdido “Tres litros de sangre en el trayecto”. Salió de la Enfermería el torero español a las 9:00 de la noche rumbo al Sanatorio Hidalgo de ciudad de Aguascalientes.

A las doce de la noche aún operaban al dilectante torero.

Su apoderado una hora y media antes – 10:30 de la noche- Salvador Boix dijo que se retiraba a descansar y que la situación de su poderdante era estable.

Informalmente la radio dijo que Tomás tenía una cornada grave, de tres trayectorias, que habían seccionado la Iliaca y la Femoral.

La noche ha sido un escándalo en esta ciudad que está de feria y mañana domingo celebra las fiestas de su patrono San Marcos.

No se descarta que las informaciones sean exageradas, pues Tomás es bien conocido como un torero fenicio y mediático.

Para muestra un botón, el cronista de la corrida de toros, Juan Antonio Labra, se la pasó comentando la “gran faena de Tomás s su primer toro y la obtención de sus dos orejas”.

A las once de la noche con imágenes de juez, el locutor fue desmentido, Tomás únicamente cortó un apéndice.

Insistentemente durante la corrida se privilegió la actuación del madrileño y se hizo una referencia intensa y de mal gusto a las becas otorgadas por su recién fundación creada en esta ciudad del percance.

El rostro del padre del matador fue conmovedor cuando se enteró de la cornada en la enfermería. Rictus que fue tomado por la televisión, hecho que contrasta con los comentarios de los lectores del diario capitalino más importante y de mayor circulación en el país, El Universal, en donde se expresan contrarios al matador caído por su falta de oficio, quienes recuerdan que las cornadas son errores, insuficiencias de los toreros.

Se prometió una conferencia de prensa por parte de los médicos a la media noche, en la sala del Sanatorio Hidalgo, la que no se ha dado.

La gente en la Feria de Aguascalientes dice o Tomás muere, o fue un show bien montado. En esta ciudad apostadora esta es la apuesta más cazada de la noche.

¿Tomás llega a comercializar hasta sus propios percances? ¡Vaya fiesta!

Ahora resulta que la cornada y sus consecuencias son un camelo. Que solo se trata de engrandecer el cartel de José Tomás a costa de explotar – por eso le llama “fenicio”, creo – la sensiblería que produce que un torero ha sido herido, aprovechando sobre todo el impulso de los medios oficiales de Aguascalientes.

Todo me impulsa a creer que el nombre del firmante es un pseudónimo, que el correo electrónico fue enviado desde un lugar distinto a Aguascalientes, pues hay en su redacción términos que no son comunes en el lenguaje coloquial de nosotros los hidrocálidos, por ejemplo, el Hospital Hidalgo es el Hospital Hidalgo y jamás el Sanatorio Hidalgo y el término fenicio, no forma parte de nuestra habla diaria tampoco. Así que por más que crea que con señalar que reside aquí en una presunta firma, el autor del líbelo de marras, refleja con claridad que no es de aquí y que responde a otros intereses ajenos, tanto a la fiesta de los toros, como al conocimiento de la verdad en este doloroso asunto y que lo único que pretende es denostar, ofender.

Si es taurino, me da pena su proceder, porque por gente como él es que los grupúsculos de quienes no conocen ni respetan nuestra afición se organizan, gritan y piden la abolición de esta fiesta y si no lo es, pues poco ha conseguido, porque nadie se ha hecho eco de sus falsedades y ofensas, por fortuna.

Cerrar el círculo

Con toda la información que se ha generado sobre este caso, lo único que se ha hecho es dejar al descubierto el afán de la mayoría de los medios de obtener la mayor parte de la tajada de la audiencia que produce un evento de esta naturaleza, aún a costa de la verdad. Se me podrá señalar que cada quien proclama su verdad, pero no dejemos de lado que la verdad es solo una y que esas verdades particulares, no son más que mentiras.

El problema al final del día es de respeto. Respeto a la dignidad del hombre; respeto a la dignidad del torero, pero sobre todo a la tarea del informador y a la dignidad de sus destinatarios que no tienen por que ser víctimas de las preferencias personales o de los intereses inconfesables de aquellos.

La verdad y el justo medio deben ser honrados en primer término en la tarea de comunicar, pues al hacerlo así se dignificarán los demás aspectos, dándoles el sitio y el valor que en realidad les corresponde.

Es a nosotros, como destinatarios de la información a quienes corresponde el poner fin a todas estas cadenas de denuestos e infundios, rechazando la recepción de ese tipo de información y evitando el propagarla.

La imagen que ilustra esta entrada es obra de Armando Landín - Miranda y la uso con permiso de su autor.

lunes, 30 de noviembre de 2009

México: Toros y televisión (y II)

Pero Ángel Vázquez también hizo de la televisión un arma al servicio de sus propósitos. Guillermo H. Cantú lo cuenta así:



…A finales de los sesenta… Leodegario Hernández… había firmado un contrato por 25 corridas con el torero dándole un buen anticipo, pero como no pudo organizarlas le pasó a Vázquez el contrato con varias corridas pendientes de cumplir. En el texto se especificaba que las transmisiones de televisión se mantendrían ‘de acuerdo a la práctica usual’, punto que motivó los problemas. La compañía transmitía las corridas por el canal 4 de la capital del país, que únicamente cubría el Valle de México. Cuando la televisora cambió la transmisión de las corridas al canal 2, con cobertura nacional, la guerra quedó declarada. ‘Eso no es usual’, alegaron los toreros. ‘O nos pagan los derechos de televisión o no toreamos, a menos de que las cámaras salgan de la plaza’.
La primera oportunidad de medir fuerzas se presentó en Querétaro. Primera transmisión televisiva a color de una encerrona de Manolo Martínez, anunciada por la cervecería en todo el país, con plaza llena y expectación enorme. ‘Manolo exigió que salieran las cámaras o no torearía’. Los abogados Pablo y Pedro Suinaga, en representación de la empresa… se mostraron firmes en su posición y llevaron Notario Público al patio de cuadrillas para constatar los hechos y proceder conforme a Derecho. En medio del ambiente electrizado se encontraba Enrique Ortiz Izquierdo, director de publicidad de la cervecería…

Ante la irreductible posición de los contendientes, Ortiz Izquierdo cedió unos cuantos minutos antes de las 4 de la tarde. ‘Está bien’, dijo, ‘la cervecería - Moctezuma - paga’. El matador esbozó una sonrisa equívoca entre el alivio y el triunfo, pero el misterio verdadero tenía cara de toro en ocho versiones inéditas de Mimiahuápam, que nerviosas aguardaban en los chiqueros. El pleito se extendió y la cervecería advirtió a la torería, el lunes siguiente, de sus sólidos propósitos, despidiendo fulminantemente al señor Ortiz Izquierdo… Lo anterior sucedió el 16 de junio de 1968…
(En Manolo Martínez. Un demonio de pasión)


El asunto de Manolo Martínez sucedió en Querétaro, y aunque Cantú incurre en un lapsus histórico, pues los festejos taurinos de la capital mexicana y de otras plazas importantes del país se transmitían por televisión a toda la República desde principios de los años sesenta, pero su aserto refleja esencialmente la realidad de lo que sucedía entonces. Un semestre después de lo de Querétaro, en la Plaza México, ya no hubo manera de enderezar las cosas. Allí sí los toreros se negaron a salir y efectivamente no salieron. La versión de Daniel Medina de la Serna sobre ese particular, es como sigue:



…Esa temporada de 1969 estuvo determinada por varios conflictos; el primero de ellos, la ausencia de Manolo Martínez a pesar de estar contratado; el propio diestro declaró que mientras Ángel Vázquez, que daba ‘preferencia’ a los diestros españoles, estuviera al frente del negocio él no actuaría en ninguna de sus plazas y la más importante de ellas era la México… Los empresarios provincianos – Leodegario Hernández a la cabeza –, por medio de los toreros, tanto matadores como subalternos, lograron echar a la televisión de la Monumental; sin embargo, las dos primeras corridas todavía se transmitieron sin contratiempos, pero en la tercera (19 de enero, con Mauro Liceaga y las confirmaciones de Miguel Márquez y Fabián Ruiz) por estar instaladas las cámaras en la plaza los diestros se negaron a hacer el paseíllo y la corrida se tuvo que suspender. Esa tarde, en medio del desconcierto y en una actitud asaz inexplicable de las masas o de algún sector de ellas que manipuló al resto, hicieron bajar al ruedo al ‘doctor’ Gaona que estaba de espectador y hasta lo sacaron en hombros, quizá como una repulsa al empresario en funciones… La temporada, ya sin televisión, se reanudó dos domingos después… (En Plaza de Toros México. Historia de una cincuentona Monumental, Vol. II)


A partir de esa fecha, se transmitirían festejos taurinos desde las plazas del país, pero solo en ocasiones muy señaladas, como el caso de las despedidas de Luis Procuna, Joselito Huerta o el mismo Manolo Martínez, o aquella corrida de toros organizada a beneficio de la Cruz Roja, en la que actuaron mano a mano el mismo mandón regiomontano y Pedro Gutiérrez Moya, El Niño de la Capea, aprovechándose el fasto para celebrar la reanudación de relaciones diplomáticas con España. Ya la televisión en los toros sería la excepción, no la norma.




Entonces, resulta que no es la maldad de José Tomás la que ha echado las cámaras de televisión de las plazas mexicanas, sino que el autor del injusto, en primera instancia es nada menos que ¡Manolo Martínez!, la figura del toreo más grande que este país ha tenido en las últimas cuatro décadas y sus razones han sido las mismas que hace casi diez años asumieron el torero de Galapagar y José Miguel Arroyo, Joselito, para excluirse de los carteles que son objeto de transmisión televisiva.

…los toreros no tienen nada en contra de ser televisados… lo que no vemos digno es que las empresas, de espaldas a la decisión de los matadores, negocien con las cadenas de televisión… El torero debe decidir si quiere o no ser televisado… Todo esto no es por dinero… Lo decidido es por el bien de la fiesta… es imposible sorprender a la afición y no resultar monótono cuando 30 de tus festejos se pueden ver en la pantalla… La televisión, sí; pero con orden. Aunque, y de momento, este año no se torea en ningún sitio, las ferias más importantes incluidas, si la televisión está de por medio. No queremos que haya agravios comparativos… (El País, Madrid, 9 de marzo de 2000)


Esa fue la respuesta que dio su entonces apoderado Enrique Martín Arranz en una conferencia de prensa celebrada el 8 de marzo del año 2000 en el Hotel Victoria de Madrid, a la actitud adoptada por la empresa de la Plaza de Las Ventas y la plataforma que transmitió los festejos de la Feria de San Isidro de ese año, que en nota aparecida en el diario ABC de Madrid del 29 de febrero de ese mismo año dice:

…la exigencia de los matadores Joselito y José Tomás para que los festejos en los que participen no sean emitidos por televisión ‘es un asunto que no está en manos de los diestros, ya que Vía Digital ha adquirido la totalidad de las corridas de toros que tendrán lugar durante la prestigiosa feria madrileña… Lo que plantean tanto José Tomás como Joselito es un problema entre los empresarios y los propios toreros, un problema en el que Vía Digital no va a entrar porque no es la encargada de resolverlo’…




Así pues, creo que las razones de la historia son claras, no es la falta de sensibilidad de un torero extranjero (o gachupa, según se lea) la que nos impidió ver ayer el festejo de la Plaza México por televisión, desde mi punto de vista, es simplemente una cuestión de dignidad profesional - merecedora de ser imitada, creo yo - y la continuidad de algo, que orgullosamente provocaron los toreros y empresarios mexicanos en defensa de sus intereses profesionales, así que si lo queremos ver, pues a la plaza y por supuesto, pagando nuestra entrada.

domingo, 29 de noviembre de 2009

México: Toros y televisión (I)


Al anuncio de que el festejo dominical de la Plaza México no sería transmitido por la televisión de paga, como ordinariamente se hace en la llamada temporada grande, en virtud de los acuerdos de la empresa del coso con el diestro madrileño José Tomás, a nivel local – y los comentarios que haré serán estrictamente a partir de cuestiones aparecidas en los medios de Aguascalientes, aunque seguramente a nivel nacional surgieron manifestaciones similares – se inició un desgarramiento de vestiduras con comentarios como estos:



...SEGUN SE VEA. – Si la política es un caudaloso río que arrastra, hasta en las épocas de sequía, las aguas del chisme y la intriga, el mundo del toro no le va en ese sentido a la zaga. Hoy en que queda confirmado que el domingo próximo no será televisada al país la corrida de la plaza Monumental México, en el ambiente de capotes y muletas mucho se comenta que el español José Tomás prohibió la entrada de las cámaras para que éstas, afirman los que dicen saber hasta el mínimo detalle, no capten las presuntas pequeñas ventajas a las que acude el ibérico para impresionar en los tendidos. Como quiera, no deja de ser una insolencia que un extranjero, y gachupa para colmo, venga a imponer condiciones de esa magnitud sólo porque atrae público a los cosos, aunque es el que se lleva carretadas de euros. Si el espíritu de Cuauhtémoc anda todavía por ahí, ha de lamentar que se haya dejado quemar los pies hace más de 5 siglos. Y se preguntará, seguramente, ¿para esto?... (Rigor en la columna Cómo, Cuándo, Dónde diario Hidrocálido, 25 de noviembre de 2009)


...'EL POPULAR' JOSÉ TOMÁS.- Pues sí que están que trinan de coraje los aficionados taurinos porque mañana domingo no podrán ver por Unicable, como es costumbre en la temporada grande, el mano a mano del paisano Arturo Macías "El Cejas" y el español José Tomás, avecindado aquí en sus tiempos libres en su casa del fraccionamiento Calicantos, eso sí, barbudo hasta las orejas, con la intención de que no lo reconozcan en sus paseos por la ciudad. Resulta que Tomás, ha prohibido la transmisión televisiva de la corrida desde la Monumental Plaza de Toros México. "¿Y nosotros, dicen los aficionados, qué culpa tenemos? Queremos ver a "El Cejas", y uno, dos, tres... el español"… (Matías Lozano Díaz de León, en la columna Cortando por Lozano, diario El Heraldo de Aguascalientes, 28 de noviembre de 2009)


Es decir, las plañideras se lamentan de no poder ver gratis el festejo en la comodidad de su hogar y le atribuyen indebidamente a José Tomás un hecho que, sí se hubieran tomado la molestia de revisar la historia reciente de estas cuestiones, verían que la autoría no corresponde a un gachupa como dijera uno de los quejosos, sino a un torero que, con la mera pronunciación de su nombre, hará palidecer a más de alguno.

Toros y tele en México
La televisión comercial mexicana nace en el año de 1949, cuando el Gobierno Federal le otorga a don Rómulo O'Farrill la concesión para explotar en el Valle de México la frecuencia del canal 4, misma con la que ya experimentaba desde años antes Guillermo González Camarena. Entre los experimentos realizados, se encontraba la de la gestión de transmisiones a control remoto que permitiría adquirir la experiencia necesaria para el momento en el que se hiciera público el invento.

Es el 4 de octubre de 1946, dentro de ese proceso experimental, que se transmite por primera vez un festejo taurino desde la Plaza México y se difunde en monitores colocados en escaparates de establecimientos comerciales en distintos puntos de la ciudad. Fue una novillada en la que actuaron Saúl Guaso, Roberto Muñoz Ledo y Joselito Ríos ante novillos de Milpillas. Para la estadística, Muñoz Ledo fue volteado por el segundo de la tarde, ingresando a la enfermería y salió para matar al quinto y cortarle la oreja.

Ya de forma comercial, la transmisión de festejos taurinos inicia la temporada de novilladas de 1950, año en el que toreros como Ramón Ortega, Jaime Bolaños, Humberto Moro, Lalo Vargas, Miguel Ángel García, Fernando Brand, Anselmo Liceaga o Pablo Tapia (aquél que el 2 de junio de 1946 cortara la primera oreja otorgada a un novillero en el nuevo coso capitalino), son quienes dieron paso a una nueva forma de disfrutar de la fiesta; en la tranquilidad del hogar y con la ilustración y el comentario de Pepe Alameda y de Aurelio Pérez, Villamelón.

Pronto los festejos taurinos televisados se hicieron parte de la vida de los habitantes de la Ciudad de México que era el área de cobertura de la incipiente industria, pero algo más de una década después, al empezar a cubrirse el resto del territorio nacional, las transmisiones empezaron a compartirse con el resto de la República, causando en algunos lugares un impacto negativo, pues ante el atractivo del cartel presentado en la llamada pantalla de cristal, la gente se abstenía de asistir a los festejos programados en las plazas de los lugares en los que residía.

¡Fuera cámaras!
El año de 1968 es reconocido como uno que trajo grandes cambios en la forma en la que la humanidad veía la vida y en México, también afectó a la fiesta de los toros. Primero, porque en cuestiones de transmisión de festejos se hicieron los primeros en colores. Unos afirman que fue el del 11 de febrero de 1968, el de la despedida del Ranchero Aguilar en la Plaza México y otros, que fue el 16 de junio de ese mismo año, en Querétaro, con una encerrona de Manolo Martínez. Sea cual fuere, la idea en este caso es que se comenzaba a regularizar la transmisión cromática con la finalidad de cubrir en esa forma los Juegos Olímpicos que iniciarían el 12 de octubre de ese año.

La empresa de la Plaza México en ese entonces estaba a cargo de Diversiones y Espectáculos de México (DEMSA), antecedente de la actual Espectáculos Taurinos de México y había tenido como gerentes al maestro Armillita, al ganadero Manuel Labastida y por esas calendas había puesto en la silla a una persona nacida en Cuba y de ascendientes originarios de Galicia de nombre Ángel Vázquez, que tenía una forma rara de hacer negocios taurinos. Este asunto lo cuenta de esta guisa Rafael Morales, Clarinero:

…Un letrero en su despacho dice: “Se prohíbe hablar de toros”. Una invitación ingeniosa y humorística a ser breve. En el negocio taurino, obviamente, se tiene que hablar de toros. Solía decir al principio Ángel Vázquez: “Yo no sé nada de toros. Sé de negocios. Háblenme de lo que entiendo.” Era una aceptación franca de su limitación en conocimientos taurinos; pero también un reproche a cómo se manejaba la fiesta de toros, en la que siempre se perdía a la larga…

Ángel Vázquez manejaba para DEMSA negocios del espectáculo como Los Pilotos Infernales o el espectáculo de patinadores Holiday on Ice y donde alcanzó cierta notoriedad fue en el beisbol, manejando los destinos del club Diablos Rojos de México.


Su forma de llevar el negocio de los toros fue la adaptación de la exclusiva a las maneras de los otros espectáculos que conocía. Ofrecía a los toreros un sueldo mensual a cambio de un determinado número de fechas al año en las plazas que DEMSA controlaba (Tijuana, Monterrey, Guadalajara, León, etc.) y el diestro se presentaría, previo aviso, en el lugar que se le asignara. Eso motivó que toreros como Jesús Córdoba, Juan Silveti, El Ranchero Aguilar y algunos otros dejaran los ruedos, pues su dignidad de figuras del toreo se veía agredida con esa manera de ser contratados.

viernes, 24 de julio de 2009

Gaona y Armillita. Seis toros en Madrid

Matar seis toros

Anunciarse para matar seis toros en una jornada se ha considerado siempre una gesta. Y es de difícil realización, porque el torero que se decide a enfrentar él solo un encierro, debe tener algo que decir, debe estar en aptitud de decirlo y además tener los medios para comunicarse. Es decir, al menos en teoría, este tipo de corridas son para los toreros llamados largos, de gran repertorio y recursos, que puedan dar variedad a seis lidias distintas y puedan resolver los problemas que les presenten los toros que vayan saliendo al ruedo.

En estos días aún sigue de moda hablar de este tipo de actuaciones, dada la que tuvo en este sentido José Tomás el pasado día 5 en Barcelona y en la cual, como eje de una parte importante de las discusiones que se generan en este ambiente, ha conseguido dividir las opiniones en torno suyo y de su actuación en ese festejo, que pese al ambiente triunfal en el que se envolvió, se mantiene un estado de cuestionamiento de la mayoría en cuanto al resultado final que tuvo. No vi la corrida y los vídeos que están a disposición, no me dejan mucho espacio para formarme una opinión publicable.

Yo he sido testigo aquí en México de varias corridas de esa naturaleza y la verdad es que, aún con la aureola de figura que un torero pueda llevar, si no tiene los recursos y la variedad para convencer al personal, al final del festejo el balance le puede salir con números rojos. En esas corridas, he visto a grandes figuras salir con su crédito a la baja y alguno hubo – Manolo Martínez – que repitió el hecho varias veces, aún cuando no le salían redondas las cuentas. El valor de esto no consiste solamente en salirle a seis toros en una misma tarde, sino que implica necesariamente también, el hacerlo con algo más que decoro.

Dos toreros mexicanos, Rodolfo Gaona en 1912 y Fermín Espinosa Armillita en 1932 enfrentaron solos una corrida en Madrid. En estos casos, tengo la impresión, por lo leído, de que intentaron acreditar ante la afición madrileña su posibilidad ante prácticamente cualquier clase de toro y por otra parte, buscaban también el mantener una posición como figuras principales de su tiempo, razón por la cual, teniendo poco que ganar y mucho para perder, aceptaron el reto que significó comparecer en esas condiciones ante la afición de la principal plaza del mundo.

14 de julio de 1912, Rodolfo Gaona con toros de Trespalacios y Benjumea

En una corrida que de acuerdo con las crónicas, prácticamente se improvisó para poder cumplir con el primer abono de esa temporada – al parecer hay cosas que no cambian – el Califa de León enfrentó en solitario cinco toros de Trespalacios y uno de Benjumea. Las dos vacadas eran de origen vazqueño. La primera, por estar formada con vacas de Veragua y un semental de Murube desde el año de 1883 y la otra, por adquisición que hiciera directamente don José María Benjumea a la Testamentaría de Vicente José Vázquez en 1832.

Monterito, Saltador, Garabito (este de Benjumea), Granizo, Azafranero y Churrero fueron saltando al ruedo en una tarde ventosa, que impedía realmente el lucimiento de los toreros y sí a esto sumamos el hecho de que los seis toros, de acuerdo con X.X. en su crónica publicada en El Imparcial del día siguiente, eran en realidad una parada de cabestros, el resultado para el discípulo de Ojitos no fue halagüeño en lo absoluto, pues el de Benjumea se le fue vivo tras los tres avisos y el sexto le dejó una paliza, que obligó a que por orden de la presidencia del festejo, lo terminara el sobresaliente Carlos Lombardini.

Al final de cuentas, las crónicas reparan en lo imposible del clima y las dificultades de los toros y coinciden esencialmente en el hecho de que esa corrida no le quitó, pero tampoco le hubiera dado al gran Rodolfo. Cito primero la opinión del nombrado X.X. en El Imparcial sobre el particular:

…No debe maldecir Gaona la hora que tuvo la inspiración de matar los seis toros. Los elementos que el azar ha juntado contra él son más que suficientes para que siempre, sobre el éxito poco feliz que ha logrado en su empresa, subsista el mérito de su brioso impulso y quede el prestigio de la buena fama de ese gran torero cuya defensa irrebatible se hace con decir que esta tarde, entre un ciclón y una parada de cabestros —que eran cinco de los seis bichos lidiados— ni una vez siquiera «pudo» tirar a gusto el capotillo de sus inimitables filigranas…


Y enseguida con lo que Don Modesto remató su crónica en El Liberal, también del 15 de julio de 1912:

...A mi juicio, carece de importancia para la historia de este torero el mal paso que dio ayer tarde. Hoy no es más ni menos que era ayer antes de empezar la corrida.

Si hubiese visto sus esfuerzos coronados por la victoria, sería lo mismo...

...Y no pretenda Gaona imitar al coronel del cuento, Que esperaba destruir con un segundo cañonazo lo que no había conseguido alcanzar con el primero.

Hay que aproximar más la batería para meter el objeto en el radio de acción.

Todo lo que no sea esto, será gastar pólvora en salvas, con el peligro de quedarse sordo al ruido de los estampidos.

¡Una y no más, Santo Tomás!


Como se ve, las circunstancias permitieron observar que El Petronio tenía nada que ganar y mucho que perder, pero también, la crítica entendió y dio a conocer las condiciones adversas en la que el festejo se desenvolvió, se consideró que solventó la papeleta con dignidad, que es el último e indeseado recurso de aquél que se pone en una aventura de este calibre.

Hace unos días se cumplieron 97 años de su gesta, recuerdo esta hazaña, que al paso del tiempo resulta ser una de las bases importantes sobre la que se construyó la historia y la leyenda del Indio Grande, Rodolfo Gaona.



24 de julio de 1932, Armillita con seis de Marcial Lalanda

Las condiciones de Armillita en España en esos días eran similares a las de Gaona en 1912. Estaba en su cuarto año de alternativa y tras de una serie de destacadas actuaciones – apenas un mes y medio antes había realizado su gran faena a Centello de AleasDominguín, su apoderado siente la necesidad de demostrar que su torero está para mayores empresas, sobre todo, cuando se empieza a notar que a pesar de la gran tarde madrileña, los contratos no llegan. El torero, pleno de facultades y de confianza en sí mismo, acepta el reto que ello implica.

El encierro elegido para la ocasión, fue uno de la ganadería de Marcial Lalanda, torero en activo y que con esa corrida tomaba antigüedad en Madrid. La vacada del más grande - según su pasodoble - era la que en su día fue de Antonio Flores Tassara y que éste adquiriera de Patricio Medina Garvey, formada inicialmente por el canónigo Hidalgo Barquero principalmente a través del cruce de reses de Vistahermosa (Giráldez) y de la testamentaría de Vicente José Vázquez y que después pasó por manos como las de Adolfo Gutiérrez Agüera y Carlos Otaolarruchi.

Aunque en ese mismo 1932 agrega toros padres del Conde de la Corte y después, en 1935, Marcial Lalanda varió la base genética de su ganadería, al adquirir de los hermanos Martín Alonso la ganadería que en su día fuera de Florentino Sotomayor encastada en Parladé y Miura, los toros que mató Armillita esta tarde necesariamente fueron del primer encaste mencionado, famoso por su suavidad, pero también por su escasa fuerza.

Entonces, aquí el reto fue doble de nueva cuenta, enfrentar toros que tuvieron su buen día, pero que en esa fecha eran una real interrogante, ya que no fueron criados por el ganadero que los presentaba en la ocasión y que por lo mismo, no representaban garantía alguna ni para el torero que los iba a enfrentar, ni para el criador que los iba presentando.

Las relaciones aquí me resultan contradictorias. Varias hablan de un encierro bien comido, con buen trapío y sin decirlo, bajito de casta, pues unos toros gazapearon – dicen – y otros se quedaron. La contradicción reside en que por otra parte, se señala que Armillita se vio apático, toreando con la muleta …por medios pases, machetazos y ayudados, distanciado y movidísimo…, lo que me sugiere que el encierro fue de esos para lidiar y matar, sin posibilidad de lucimiento en ello, tal y como lo describe el cronista del diario La Época, de Madrid, del 25 de julio de 1932:

...Armillita Chico despachó ayer en la plaza de Madrid seis toros de Marcial Lalanda. Esto basta para dar una idea de lo que fue la corrida. El diestro mejicano se limitó a matarlos, lo que hizo con brevedad, que es lo único que se le puede elogiar. Con la muleta, únicamente en el quinto dio unos pocos pases buenos; lo demás, todo fue machetazos y medios pases con movimiento y desde lejos. Empleó para matar dos pinchazos y media estocada; una entera; media atravesada; dos pinchazos y media con travesía; un metisaca y un pinchazo y un bajonazo.

Los toros fueron grandes, pero faltos de bravura, llegando al final acabados...


La versión de don Gregorio Corrochano en el ABC del 26 de julio, resulta más extensa e ilustrativa y de ella extraigo lo siguiente:

...Los toros cumplieron, con esa desigualdad corriente en las ganaderías. El primero tuvo poca casta. El segundo cumplió bien, y como tenía mucha querencia hacia adentro, a muchos les pareció bravísimo, y hasta quisieron darle la vuelta al ruedo. Fue una falsa visión de los que no ven ¡as querencias. El tercero fue alegre en varas, apagándose en las dos últimas, que después de tomarlas se quedaba indiferente, abandonando el caballo, pero sin irse. El cuarto, manso. Los más completos, los mejores, el quinto y sexto, porque, si éste no salió bien, se creció... Sólo se vio que no eran, toros de esos difíciles y peligrosos, como tampoco lucidos, de los que se torean solos... Los toros, un poco aplomados, necesitaban un toreo de acometividad, un torero de genio que pelease con ellos... No era el toro suave, a propósito para el estilismo. Había que obligarles, que pisarles un terreno que no le pisaron, y, naturalmente, no embistieron bien. Había que aguantarlos con la muleta, y no les aguantaron. En resumen, que había que lidiarles y no los lidiaron...

…En esta corrida los toros dudaron mucho y Armillita dudó más, y anduvo como borrado, casi invisible, toda la tarde. Y yo lo sentí mucho. Hubiera deseado una tarde decidida, que fuese una lección a los toreros españoles que no quisieron la corrida de Marcial, incluyendo el propio ganadero. Porque ¿para cuándo se deja la ocasión de ser torero? Al ver don Marcial que no querían sus toros, debió decirle a Marcial: toréalos tú.

Es una pena que por líos de censura y cuestiones de corte político El Imparcial y El Liberal estuvieran fuera de circulación por esas fechas, pues de haberlo estado, nos hubieran dado una visión algo más extensa del asunto. Lo que sí se percibe, es un benevolente trato a Marcial como ganadero, cuando de la relación más extensa de Corrochano, se observa que el encierro fue en definitiva, manso, aunque diríamos en la jerigonza que en esto se usa hoy, sin peligro aparente, lo que le permitió tratar de culpar al espada de no haberse empleado para salvar la tarde, en beneficio de su amigo Marcial, que en realidad, insisto, no fue el que crió los toros que se lidiaron – compró la ganadería un año antes –, motivo por el cual, no tenía mucho de qué avergonzarse.

Total, que el esfuerzo de Fermín el Sabio parece ser que fue subvalorado en beneficio del torero – ganadero que se presentaba en la capital española y que curiosamente, decidió no enfrentar él mismo sus toros, esperando quizás el fracaso del saltillense ante ellos, porque unos años después, sería Lalanda uno de los que encabezarían lo que Belmonte llamó el boicot del miedo, que con El Maestro a la cabeza, terminó con la deportación de todos los toreros mexicanos de España, pero en este caso y para las temporadas siguientes, Armillita fue de los que encabezaron el escalafón de su categoría, demostrando no haber perdido terreno en esta oportunidad.

Aunque en esta víspera de Santiago sea únicamente el aniversario – 77º – de esta corrida en solitario de Armillita, creo que vale recordar al tiempo, a los únicos dos toreros mexicanos que han cumplido esta real hazaña en la Plaza de Madrid.

domingo, 31 de mayo de 2009

¡Los dos solos!: Como era antes y como es hoy

Ha terminado la Feria de San Isidro y hay mucho material para la reflexión. El éxito se apareció muy de momento en momento en la Plaza de Las Ventas y los momentos amargos fueron los que se sucedieron con más regularidad de la que todos quisiéramos y confirmando al final, que los presagios que se hicieron sobre la inadecuada y cicatera confección del serial, tenían fundamento lógico y que solo era cuestión de tiempo su confirmación.

En el entretiempo de la Feria de Abril de Sevilla y la de Madrid, comenzó a circular la especie de que en septiembre se daría en el Coliseo Romano de Nimes, un mano a mano entre dos de los toreros ausentes del ciclo de Madrid y que en consecuencia Enrique Ponce y José Tomás dirimirían ante los toros las diferencias que mediáticamente han hecho públicas.


La nota esencial que de esto se puede deducir sería que después de hablarse por años de vetos, de ventajas tiradas en los despachos, de evasiones premeditadas y de otras cuestiones que a la hora de la verdad poco o ningún sustento tienen, los directamente involucrados darían su versión en el lugar en donde realizan su principal forma de expresión: el ruedo de una plaza de toros.

El anuncio de esa posibilidad induce a la reflexión. El encuentro de esos dos toreros en una corrida de toros, que sin duda han de ser los que más atractivo de taquilla representan en este momento, es uno que se gestó en los medios. Antes, ese tipo de enfrentamientos se barruntaban en el ruedo, delante de los toros y de cara a la afición, que era la que los exigía. Hoy, tal parece que es a dimes y diretes como se gestionan las carreras de los toreros. Y parece ser que si es en la prensa rosa, mucho mejor.


Hace ya algunos ayeres sucedió un hecho, en Madrid mismo, en el que al mediar una corrida de toros, la afición congregada en la Plaza de la Carretera de Aragón, pedía a la empresa la actuación de dos diestros solos. Recurro a la Hemeroteca y a la Biblioteca y paso a contarles…

El 21 de junio de 1917 tuvo lugar en la vieja plaza de Madrid la Corrida del Montepío de Toreros, fasto que anualmente se celebraba para fondear a la mutualidad que se hacía cargo de costear los costos que generaba la estancia hospitalaria y la inacción de los diestros heridos. La fundación de la Asociación Benéfica de Auxilios Mutuos de Toreros – es su nombre oficial – se debe principalmente a la iniciativa de Ricardo Torres Bombita, que toma en 1909 – este año sería el de su centenario – el testigo de la labor que en el siglo anterior iniciaron Luis Mazzantini y Minuto.


En ese cartel de 1917, se lidiaron tres toros de la Viuda de Concha y Sierra (1º, 2º y 6º), dos de Gregorio Campos (3º y 4º) y uno del Marqués de Salas (5º), éste en sustitución de uno de Campos, devuelto por inválido. Los diestros que enfrentaron esos toros fueron Rodolfo Gaona, Joselito y Juan Belmonte, quien de acuerdo con sus propios recuerdos y lo que las crónicas de esa tarde reflejan, realizó una de las mejores faenas de su historia en la capital española.

Sobre esa tarde particular, Manuel García Santos, cuenta lo siguiente en su libro Juan Belmonte. Una Vida Dramática, publicado en México en el año de 1962, a poco de la muerte del torero de Triana:

… El público, enfebrecido, reclamó a Gaona también para que diera la vuelta al ruedo con Joselito, y aquello era el triunfo más grande que se recordaba para dos toreros. Al final de unas ovaciones que parecían interminables, la gente se volvió de espalo das al ruedo para dirigirse al representante de la empresa, que era Manolo Retana, y gritarle a coro:

- ¡Una corrida para los dos solos!... ¡Para los dos solos!...

Y todavía señalaron más, y gritaron estentórea mente: - ¡Fuera Belmonte!... ¡Que se vaya Belmonte!... Cuando sonó el clarín para la salida del sexto toro el público se disponía a abandonar la plaza. ¡Ya qué se iba a ver después de aquello!...



… Se abrieron los toriles, salió a la arena el toro, y el público se quedó un momento al ver a Juan Belmonte irse hacia la bestia. ¿Haría algo Juan?... ¡Era difícil!...

… Se fue al toro a la salida del caballo en la última vara, y dice él refiriéndose a ese instante:

"Dejándome de adornos y alegrías llamé a la res como manda la ley del toreo rondeño puro y, entregándome al placer de torear, con una confianza ciega, le di media verónica que acaso sea la mejor que haya dado en mi vida torera. Guardo de aquel lance la impresión de que el toro era una masa moldeable que se enroscaba en mi cuerpo y se plegaba inverosímilmente a mi cintura y a mi capote..."

"Dicen que fue aquella la mejor faena que yo he hecho en mi vida. Quizá. Yo sé únicamente que en aquel trance en que me había puesto mi abandono, hice lo que de modo inexcusable había que hacer para seguir siendo torero. Por eso seguí siéndolo. No se me concedió la oreja del toro porque la estupefacción de la multitud ante lo que sus ojos habían visto era tanta que nadie se preocupaba más que de llevarse las manos a la cabeza y dar rienda suelta a su emoción. La familia real, que presenciaba la corrida, permanecía también en la plaza terminada la corrida – cosa desusada en ellas –, y los buenos aficionados deliraban. Creo que un momento como aquel vale por todas las amarguras de la vida del torero. Porque así me lo parece es por lo que caigo en la impertinencia de contarlo yo mismo con una pueril inmodestia..."



Las crónicas de la fecha narran lo siguiente. En El Imparcial del 22 de junio de 1917, Barbadillo dice:

No se podría, por mucha voluntad que se pusiera en ello, relatar calmosa y ordenadamente lo sucedido en la fiesta de ayer. Vibra la pluma como si tuviera alma, y parece que sola, sin la mano nerviosa que la guía, podría correr atropellada y loca sobre el papel, trazando una vez y otra el nombre heroico, Belmonte, Belmonte, Belmonte. Siempre Belmonte y Belmonte no más. Inevitablemente, fatalmente, cuando se intenta concretar los mezclados recuerdos de la tarde, solo se ve salir de los chiqueros aquel torillo largo, flaco y feo, pelear tan suave y noblemente en la lidia más bella, más bizarra, más pinturera que ha visto la Plaza de Madrid desde hace muchos años, por parte de Rodolfo, José y Juan y por parte también del estupendo rehiletero Magritas y acabar cayendo a los pies de un magno artista tras la soberbia faena que nunca, nunca, nunca podrá ni él mismo superar…

…Nadie se mueve. Algunas manos ondean pidiendo la oreja. Luego caen lacias, sin insistir. La gente está rendida por la paliza de la enorme emoción. Unos muchachos se echan al ruedo, cogen al espada, lo pasean por el redondel. La Plaza entera, aún las personas de la Familia Real que siguen en su palco, prorrumpe en un aplauso cariñoso. Sale Belmonte por la puerta en triunfo. Sale la gente luego…

¡La mejor tarde de una vida torera!

¡Tal vez la mejor tarde desde que el toreo se inventó!


En la edición matutina del diario La Correspondencia, de Madrid, también del 22 de junio de 1917, el cronista P. Álvarez relata:

SEXTO. ‘Barbero’ número 45, negro y con abundante cornamenta. De Concha y Sierra. Belmonte veroniquea en las tablas del 1, y luego, después de un quite, administra dos verónicas apretadísimas y media, tan ceñida, que se arrolla el toro a la cintura. Gaona luego torea sublimemente de rodillas. José se mete dentro del toro con tres medias verónicas. Sigue el de Triana que pone de pie al público con sus medias verónicas y un farol limpio y diáfano. Finalmente acaba el asunto Gaona con unas gaoneras monumentales. Los tres toreros tienen que saludar, descubriéndose, cuando acaba el tercio, que ha sido como pocas veces se ve. Magritas está colosal en banderillas y Maera cumple. Belmonte nos pone de pie, pues cada pase es una ovación ensordecedora. Hay molinetes, naturales y se queda de rodillas toreando. Media estocada, entrando bien y se queda muleteando de una forma tan ceñida, que es imposible describir. Descabella a la primera, y hay ovación y petición de oreja. A Belmonte lo pasean en hombros por la plaza, entre una imponente ovación.



Por su parte, Don Severo, en La Lidia, del día 25 de ese mismo mes, describe lo que sigue:

…Los dos, los dos repetía el público.

Esto significaba la inutilización, la proscripción de Belmonte, que había quedado mal en el tercer toro y que se había echado al público encima en una caída peligrosa por dejar al piquero a merced del bicho.

Pero Juan Belmonte tiene amor propio, y sabe aprovechar las ocasiones. Y como la ocasión se presentó al poco rato, vino con ella la rehabilitación del trianero…

…Muchas veces he visto a Juan, bien, muy bien, superior. Pero como la tarde del jueves, no lo he visto nunca. Tan variado, tan preciso, tan suave, tan emocionante, no le había visto nunca.

Tenía que realizarse esa faena en la plaza de Madrid y tenía que venir yo verla yo desde Barcelona. Yo que admiro a Juan Belmonte en lo que vale; pero que no soy un partidario incondicional suyo, como muchos de los que ni siquiera le han visto torear...

Belmonte vuelve a ser lo que era. El Belmonte de las grandes tardes de emoción y de arte incomparable. El que se transforma delante de los toros y compone figuras magníficas. ¿Que ahora volverá a estar tres, cinco, diez corridas apático, indolente, sin afición? Es fácil; pero el día que le salga otro toro a propósito hará lo que hizo el jueves.

Hoy Juan Belmonte se parece en este detalle, a Rafael el Gallo. El día que quieren ó les sale un toro que embista...

Yo siento que el amigo Durá no haya hecho la crónica de esta corrida. Habría dicho del trianero lo que acabo de consignar y mucho más. Adolfo Durá, es de los belmontistas conscientes…



¿Sería esta la tarde en la que se inspiró Alameda para escribir su soneto de la Estampa de Gaona con Gallito? Suena a tal, porque fue, según las relaciones que llegan a nuestros días, una de esas fechas en la que los dos colosos salieron a defender su sitio de privilegio, así como también, ante el apremio, lo hizo también Belmonte y de una manera inenarrable.


Pero como podemos ver, el modo de hilar las cosas de ayer a hoy ha variado radicalmente. Gaona y Gallito precisamente ante el toro lograron convencer a la afición madrileña de su día de la necesidad de verles solos, sin prensa, juego de despachos u otro tipo de campaña de por medio, pero no contaban con que El Pasmo despertaría y volvería a poner las cosas en su sitio. Hoy, bastan dos o tres ditirambos mediáticos y ya está, cuando para dar verdadero fondo a esas confrontaciones hay que cocinarlas, ante el toro.

Así era entonces y así es hoy. ¿Veremos algún día que se pida, en las plazas de estos tiempos, algo similar?

Aldeanos