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domingo, 31 de julio de 2022

31 de julio de 1927: Pepe Ortiz se presenta en Lisboa y se lidian toros a muerte

Una tradición que resucita...
Diario de Lisboa - 1° de agosto de 1927

Las corridas de toros en Portugal – touradas – son tradicionalmente sin la muerte del toro al final de la lidia. Coloquialmente se invocan añejas y oscuras legislaciones que desde la noche de los tiempos prohíben tanto la suerte de varas, como el terminar con la vida de los astados en el ruedo. Pero, hurgando en la literatura, se encuentra uno con que eso no es precisamente así. El pintor y escritor sevillano Antonio Martín Maqueda, quien vivió la mayor parte de su vida en Portugal, escribió para el semanario El Ruedo fechado el 8 de noviembre de 1951:

…la reina Doña María I llamada “La Piadosa”, prohíbe las corridas de toros “en todas las tierras portuguesas” (1752), para de una vez desterrar la bárbara y cruel diversión, “impropia de una nación civilizada”, manteniéndose esta ley hasta 1790… Volvieron a prohibirse las “touradas”, también sin fijar castigo… por decreto de 1836, siendo revocado por la ley del 30 de junio de 1837... Publicóse en 1921 la Orden Ministerial 2.700 refiriéndose al decreto núm. 5.650 del 10 de abril de 1919, que dice: “En nombre de la Nación, el Gobierno de la República Portuguesa decreta, para hacer valer como ley lo siguiente: “Artículo 1º. – Toda violencia ejercida sobre los animales es considerada punible. Art. 2º. – Serán castigados con multa de dos a quince escudos, liquidada en la Policía correccional, aquellos que en lugares públicos maltraten o flagelen a los animales domésticos. En caso de reincidencia, la multa será agravada con prisión correccional de cinco a cuarenta días”…

Si se observa la redacción del último dispositivo legal, ninguna mención hace a los festejos taurinos, a los toros, o a la muerte de estos en el ruedo. Así, el escritor lisboeta Alberto Franco, en su obra Campo Pequeno – Crónica da Monumental de Lisboa, comenta lo que sigue:

…la prohibición de las corridas con muerte se basó más en la tradición que en la letra de la ley. Como ya se mencionó, el Decreto 5650 castigaba la violencia contra los animales, pero era discutible si las corridas de toros caían dentro de él. Con el fin de aclarar dudas, se dictó el Decreto 2700, de 6 de abril de 1921, en el que se establecía que el Decreto 5650 se oponía «implícitamente» a las corridas de muerte. Sin embargo, ningún título legal los impedía expresamente…

Así entonces, con ese endeble título legal, se impedía la muerte de los toros en plaza, aunque de alguna manera se buscaba la forma de evitar sus efectos y el citado Martín Maqueda cuenta que con posterioridad al último decreto, Francisco Peralta, Facultades, mató un toro en una plaza o cortijo privado después de esa fecha, y que el 28 de septiembre de 1924, en la plaza de Caldas da Rainha, Joaquín Manzanares, Mella, mató al toro Ventaciro del hierro de Francisco Neto Rebelo.

Un segundo antecedente en Campo Pequeno

La temporada 1927 en Lisboa iba a ofrecer a la afición algunas novedades reales conforme a lo que estaban acostumbrados a ver en su plaza. Para el domingo 12 de junio de 1927, se anunció un festejo en el que actuarían el caballero en plaza Antonio Luis Lopes y los espadas Fausto Barajas y Juan Espinosa Armillita para enfrentar toros de Coimbra, aunque el diario madrileño La Nación, señala que fueron de Infante da Cámara. A ese festejo asistieron el Presidente de la República Portuguesa y personajes como el Duque de Palmela, el aviador madrileño Lóriga y el aviador italiano Márquez de Pinedo, y fue presidido por el Teniente Coronel Joao Maria Ferreira do Amaral, comandante de la Policía Cívica de Lisboa y héroe condecorado de la Primera Guerra Mundial, que será un personaje esencial en esto que intento contarles. La corrida NO fue anunciada previamente con la muerte de los toros en el ruedo.

La crónica de Rogerio Pérez El Terrible Pérez para el Diario de Lisboa, publicada al día siguiente de la corrida, titulada: Mulas de arrastre se llevaron por primera vez dos toros muertos en la plaza de Campo Pequeno, resalta lo siguiente:

7º. – También negro y también manso... brinda al heroico aviador Loriga, que por estar modestamente “a la paisana” no es reconocido por el público. Previo rápido muleteo, entra Barajas a matar “de verdad”, dejando media estocada en buen sitio, aunque perpendicular, por lo que el toro no cae inmediatamente. Intervención de los peones, un intento de descabello “a pulso”, Barajas acierta al segundo, cayendo el toro fulminado. ¡Ahora sí! ... ¡Las mulillas entran en funciones arrastrando al toro y las palmas se oyen hasta Pekín! Siete mil pañuelos piden la oreja y al matador se le concede esta y el rabo, que Barajas pasea por la plaza... El entusiasmo aumenta en forma indescriptible y dos espontáneos surgen sacando a Barajas en hombros... 

8º. – Negro y escurrido de carnes. Continúa la profunda emoción producida en el toro anterior, de la que somos meros narradores... Armillita se aprieta en dos lances y remata con lucimiento... deja un par que se aplaude y otro par igualmente aplaudido. Tocan a matar y nadie se mueve de sus asientos... Armillita muletea inteligente, sin perder la cara y valiente. Cuando el toro se para, aprovecha una igualada, tirándose a matar, pero el estoque se quiebra. Con otro estoque, pincha dos veces en hueso y después agarra una estocada hasta la empuñadura, siendo innecesaria la puntilla y rodando el toro patas arriba... Nuevamente se agitan los pañuelos reclamando la oreja, que es concedida a Armillita...

La narración de El Terrible Pérez describe a una multitud al borde de la locura. Y el final del festejo parece así revelarlo:

...decenas de entusiastas pasean a los dos espadas a hombros en todas direcciones... El público demora su salida, aplaudiendo de pie y saludando con sus sombreros. El espectáculo fue inédito y sorprendente. Se inicia la retirada entre una alegría que se extiende por los alrededores de la plaza y se prolonga en automóviles, trenes y tranvías avenida abajo. De todo esto se pueden sacar conclusiones que el cronista evita, describiendo apenas y sin comentar...

El festejo del último día de julio de 1927

Para cerrar el mes de julio del 27, se anunció una corrida en la que se lidiarían dos toros de Palha Blanco (1º y 5º) para rejones, dos de Alves do Río, dos de Neto Rebelo, uno de Faustino da Gama (7º) y uno de Francisco Ferreira Jordão (8º) mismos que serían lidiados y MUERTOS a estoque por el rejoneador Antonio Luis Lopes, Julián Saiz Saleri II, Emilio Méndez, Pablo Lalanda y Pepe Ortiz.

De la lectura de la crónica de El Terrible Pérez, se observa que la presencia de Lalanda y Pepe Ortiz fue planteada como complementaria de los tres primeros, porque en el caso de El Orfebre Tapatío, le correspondió ser una especie de sobresaliente del rejoneador Luis Lopes, toda vez que no pudo finiquitar a sus toros desde el caballo y en la lidia a pie solamente le correspondió lidiar un toro, el séptimo, de Faustino da Gama. Pablo Lalanda, por su parte, lidió al cuarto, de Alves do Río y le obsequiaron el octavo, de Ferreira Jordão.

Los permisos preceptivos para que los toros se lidiaran a muerte, fueron concedidos por el ya nombrado Teniente Coronel Joao Ferreira do Amaral, quizás más que nada, porque la corrida se daba a beneficio de la Caja de Beneficencia de la Policía, que atendía las necesidades de las viudas y huérfanos del personal de esa corporación pública. La crónica de El Terrible Pérez hace saber que para el festejo anterior – el del 12 de junio – a beneficio de la caja de los periodistas – que tenía similar noble finalidad – se pidió la misma franquicia, misma que fue negada:

…no podemos dejar de escribir que la autorización fue denegada recientemente, después de haber sido prometida, a la Caja de Beneficencia de los Periodistas, que está destinada a sus viudas y huérfanos… Ahora bien, si las viudas y los huérfanos de los policías merecen todo nuestro respeto, los de los periodistas no lo merecen menos, lógicamente, y nos parece inequitativo el uso exclusivo de un beneficio que desearíamos para varias obras de caridad…

Así pues, con ese borrón, se pudo dar el festejo, en el que, dice la cabecera de la crónica antecitada, resucitó una tradición al inaugurarse la temporada de corridas de muerte.

Adaptaciones a la tauromaquia tradicional

Rogerio El Terrible Pérez, en su crónica del festejo mantiene un tono optimista y considera que a partir de ese momento se mantendrían de fijo, por lo que hace una serie de propuestas acerca de la manera en la que se podrían llevar a cabo:

La suerte de varas, ya condenada por una gran mayoría española y por el propio gobierno, debido a que ha implicado el sacrificio reiterado de numerosos caballos, no es posible en Portugal y son peligrosas las tentativas que se hagan en ese sentido… pueden ser aprovechados nuestros caballeros en plaza para el «primer tercio». Bastará modificar el rejón, sustituido por otro «de tope», para no matar y limitar su uso de preparar al toro, regulando su número – dos o tres – de acuerdo al poder y condiciones de los toros… El uso del rejón «de tope», con una «cruz», no habrán más «morrillos destrozados», se evitará el efecto de «romaneo» de los toros ante los caballos, porque esto, más que puya, necesitan los toros, aunque mucha gente suponga lo contrario… El segundo sería idéntico al de España, con supresión de las banderillas de fuego, en cualquier caso, por ser su efecto más infamante que necesario… Para no perder la tradición de nuestro primoroso toreo ecuestre, se lidiarán, en medida de lo posible, en cada corrida, uno o dos toros embolados, como en España, para apreciar toda la maestría de caballeros como Simao da Veiga… Es así, con estas y otras modificaciones que irán resultando de la práctica, que se llegaría a una modificación lógica de las corridas portuguesas para los que no entienden su actual ritmo...

Así veía el cronista del Diario de Lisboa la manera de llevar a cabo festejos en Portugal con la muerte del toro. Quizás le animaba que para el día 7 de agosto, se anunciaban toros de Faustino da Gama (1º) y Neto Rebelo para los rejoneadores Ricardo Teixeira y Antonio Luis Lopes y los matadores Luis Freg, Emilio Méndez y Fausto Barajas, también para ser muertos a estoque en la plaza. Freg resultó herido, leve, por el cuarto de la tarde.

La tarde de la presentación de Pepe Ortiz

Decía al principio que la actuación de Pepe Ortiz fue aproximada a la de un sobresaliente que tiene por función la de finiquitar a los toros que el rejoneador en un cartel no puede despachar a caballo. Así, tuvo que despenar al primero de la tarde que no dobló después de tres rejones de muerte. Intervino con poca fortuna en quites en el segundo, que le tocó a Saleri II y en el quinto, el segundo de rejones:

…El caballero, con deseo de matar, da varias pasadas sin resultado, consiguiendo clavar más rejones de muerte, llegando a los seis sin resultado. Ortiz, medrosísimo por el poder del toro y tras repetidos pases que agravan sus dificultades, entra a matar de cualquier manera. El toro dobla y el «puntillero» lo levanta. Ortiz, completamente desorientado, intenta el «descabello», huyendo despavorido. El «puntillero» vuelve a levantar al de Palha y a la tercera termina con la escena, con aplausos para el ganadero y dándose al toro vuelta al ruedo…

Ante el séptimo, que fue el que le correspondió lidiar, su actuación no mejoró conforme a los ejercicios anteriores:

7º, «Jabonero» de Faustino da Gama. Ortiz torea vulgarmente con el capote, torpe e ignorante. Intenta banderillear y pierde un tiempo al igualar, clavando en la atmósfera. «La cosa» se torna pesada y el mexicano se resuelve a clavar con dificultad, dejando el encargo a sus subalternos… Con el toro arrancado, da el primer pase, para seguir un animado diálogo con el «asesor» «Rodriguito» y éste, enérgico y decidido, después de otro compás de espera, lo manda al toro. Un «pinchazo» y otros dos intentos protestados. Intenta el «descabello» con igual torpeza. Suenan los tres avisos, como en la plaza madrileña y ya con los mansos en el ruedo, el toro es rematado por el «puntillero»

Quiero pensar que el pánico escénico venció a Pepe Ortiz, porque si en algo precisamente se distinguió su hacer ante los toros, fue por la limpidez de su toreo con la capa y en el desarrollo de la narración de El Terrible Pérez, se advierte que se vio embarullado y vulgar en algunas de sus intervenciones. Ya tendría oportunidad la afición lisboeta de volverle a ver en otras condiciones.

El devenir de los toros de muerte en Portugal

El Terrible Pérez, entrevistado por Francisco Montero en el número de El Ruedo correspondiente al 2 de octubre de 1947, manifestaba que en 1933, ya en el gobierno de Salazar, organizó tres corridas a muerte en Campo Pequeno, en las que actuaron toreros como Armillita, Domingo Ortega y Manolo Bienvenida. Contando que llevó a los monosabios de España y que en los tres festejos, solamente murió un caballo de pica.

El 3 de junio de 1951, se volvió a matar un toro a estoque en Campo Pequeno. Ese día alternaron los rejoneadores Simao da Veiga y José Rosa Rodrigues y a pie Luis Miguel Dominguín y Manolo dos Santos, ante toros de João da Assuncão Coimbra. Al segundo de la lidia ordinaria, El Lobo Portugués, después de una aclamada faena, lo terminó de media estocada en lo alto. 

Fue premiado con las dos orejas y el rabo y posteriormente sancionado con 30,000 Escudos de multa, aceptándose su justificación de que no se trató de un acto premeditado.

Las corridas con la muerte del toro en el ruedo no echaron raíces en Portugal, como afirma mi amigo Alberto Franco, más por costumbre que por alguna traba legal. En todo el territorio portugués solamente hay una localidad, la de Barrancos, en el Alentejo, limítrofe con las provincias de Badajoz y Huelva en España, donde los toros se lidian a muerte desde tiempos inmemoriales. Fuera de allí, no sucede, ni tiene trazas de volver a ocurrir en el futuro próximo o lejano.

Agradecimiento

Quiero agradecer a mi amigo Alberto Franco, con sede en Lisboa, el que me haya proporcionado valiosísimo material para elaborar esta entrada y que será de utilidad para futuros trabajos. Espero que no lo considere desperdiciado.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos, solamente se pueden imputar a este amanuense, pues no obran así en sus correspondientes originales.

domingo, 11 de julio de 2021

Gastón Santos, decano de los rejoneadores

Gastón Santos
Plaza de Las Ventas, Madrid
Gastón Santos Pue nació en Tamuín, San Luis Potosí el 12 de julio de 1931. Es hijo de un connotado militar y político mexicano que fue diputado federal, senador y gobernador de su estado. Se educó en una academia militarizada en los Estados Unidos, donde encauzó su afición por los caballos y ya de regreso en México siguió tomando clases de monta a la alta escuela. En esas clases, como ha sucedido en muchos casos, se presentan ejercicios relacionados con suertes del rejoneo y esos ejercicios y su afición por los toros llevaron al joven Gastón Santos a procurar a un buen instructor en el llamado Arte de Marialva.

Es así que se traslada a Portugal y consigue que Joâo Branco Nuncio, una de las piedras angulares del rejoneo portugués moderno, a su vez discípulo de Antonio Luis Lopes y de Antonio Cañero le admita en su finca y le transmita sus conocimientos. Será en el año de 1954, cuando considere el maestro Nuncio que su discípulo mexicano está listo para la siguiente etapa y le programa la alternativa en el coso de Campo Pequeno para el día 2 de septiembre, en un cartel en el que actuarán él mismo, el rejoneador Francisco Sepúlveda – también discípulo suyo – y los matadores de toros Diamantino Vizeu y Paco Mendes ante toros de Faustino da Gama.

El festejo se hizo público el día 28 de agosto cuando se anunció en las páginas del Diario de Lisboa y el día 30 de ese mes apareció la siguiente nota publicitaria:

Jueves 2 de septiembre a las 22 hrs. 8 hermosos toros 8 de variedad española de la ganadería acreditada en Excmo. Sr. Faustino da Gama. Una corrida que será memorable por su perfecta organización.

El Maestro JOÃO BRANCO NUNCIO Dará la alternativa de un torero al distinguido caballista mexicano GASTON SANTOS, de quien es íntimo amigo. FRANCISCO SEPULVEDA Un artista tan querido por el público volverá a revelar sus méritos en el arte del toreo a caballo.

Pero por si esto fuera poco, los amigos de la Fiesta Brava tendrán la oportunidad de presenciar un sensacional mano a mano, que será inolvidable, entre nuestros dos grandes matadores portugueses.

DIAMANTINO VIZEU y FRANCISCO MENDES, cada uno con su propia característica individual son dos ases consagrados por la afición. Ambos tienen su estilo y también sus admiradores. El público, sin parcialidades, tiene ahora el momento de elegir su ídolo: ¿DIAMANTINO?, MENDES? Aquí está lo desconocido que se presenta a los aficionados.

El Excmo. Ricardo Rhodes Sergio dirigirá el distinguido Grupo de Forcados Amateurs de Santarém, cuyas tradiciones de valentía se han establecido desde hace mucho tiempo. La venta de entradas comienza hoy en la taquilla de Plaza de los Restauradores 7, Tel. 21712. Señores, los abonados deben recoger sus entradas antes del día 30 y 31. Después de este período, perderán el derecho a sus apartados.

El reclamo publicitario fue eficaz. Campo Pequeno tuvo un lleno esa noche y la actuación de los toreros a caballo fue exitosa. El Terrible Pérez, cronista del Diario de Lisboa, refiere, el día después de la corrida, lo siguiente acerca de su actuación y de la alternativa de Gastón Santos:

Campo Pequeno se llenó por segunda vez y, si pregunta por qué el queso tenía agujeros antes, cada uno atribuye el milagro a su propio tronco. Solo mediante un balance retroactivo, o la futura exclusión de nuevos elementos, se podría llegar a una conclusión que, de hecho, es más importante para la empresa y para los propietarios. Pero el partidismo prevalece, y afortunadamente, en cierta medida, y ayer, además de la riada, hubo debate de opiniones, llegando al punto de dar en el 6 y gritar a todo el mundo. Que la corrida fue a menudo animada, y los toros del Sr. Faustino da Gama, todos bien presentados y satisfaciendo a casi todos, se debe, en gran parte, al éxito de los toreros, empezando por el caballero Joâo Branco Nuncio, a quien le gusta la bravura de esta vacada, que en esta oportunidad le dio una apoteosis triunfal. Antes, le había dado la alternativa a Gastón Santos. Joven mexicano que lo eligió como maestro, y que se formó en el toreo ecuestre a la portuguesa, con casaca bordada y tricornio de plumas. Por todo ello, recibió bien merecidos elogios, el joven caballero fue aplaudido y brindado incluso por los valientes forçados amadores de Santarém, que brindaron, junto con Joâo Nuncio, por el exiliado Simâo da Veiga…

Gastón Santos se convertía así en el primer rejoneador mexicano en ser alternativado en la primera plaza del mundo para el toreo a caballo. Y de allí arrancaría una carrera que terminaría tres décadas después, actuando en las principales plazas de México, España y Sudamérica. Se presentó en la Plaza México el 6 de marzo de 1955, precediendo a Luis Briones, Emilio Ortuño Jumillano y Juan Posada que confirmaba su alternativa en la lidia de 4 toros de Ernesto Cuevas – uno para rejones – y 3 de Tequisquiapan. El toro de su presentación se llamó Antequerano.

Regresaría a Europa en 1963 y se presentaría en Sevilla y en Madrid. En la Maestranza incluso cortaría una oreja en su debut, el 12 de mayo, en una novillada en la que actuaron Luis Parra Jerezano, Curro Montenegro y nuestro paisano Oscar Realme, que también debutaba. De su actuación allí, Manuel Olmedo Sánchez Don Fabricio II, escribió en el ABC hispalense:

El caballero en plaza Gastón Santos venía precedido de renombre, que justificó plenamente en su debut en la plaza del Arenal. Vistosamente ataviado a la federica, realizó montas notabilísimas, seguras y espectaculares, sobre corceles de bella estampa, que evidenciaron perfecta doma, a la par que demostró relevantes cualidades de lidiador, cuyos méritos encarecieron las condiciones de su enemigo, un novillo de don José Luis Hidalgo Rincón, distraído, de irregular embestida y quedado al final... Siempre hizo la reunión con habilidad y justeza y siempre clavó en lo alto. Una certera lanza de muerte acabó rápidamente con el novillo, del que, a petición unánime, le fue otorgada al caballero una oreja. Brillante presentación la del rejoneador mejicano, rubricada por admirativos clamores...

El 23 de junio siguiente haría lo propio en Las Ventas en Madrid. Ahora en una corrida de toros con Antoñete, Joaquín Bernadó y Rafael Chacarte. Los toros serían de Dolores de Juana de Cervantes para rejones y 6 de Infante da Cámara para los de a pie. Una típica corrida del verano madrileño. Las crónicas se concentran en la alabanza de la bravura de los toros portugueses y reseñan con brevedad la actuación de quien ya era anunciado aquí en México como El Centauro Potosino, así, José María del Rey Caballero Selipe, en la Hoja del Lunes del día siguiente a la corrida, dice:

Abrió el espectáculo el rejoneador mejicano Gastón Santos, que salió vestido a la usanza de los caballeros en plaza portugueses; montó con soltura y dominio magníficos caballos, consintió al enemigo, emplazado, y clavó, con diversa suerte, arpones, banderillas y rejones de muerte; remató al enemigo pie a tierra. Creemos que puede alcanzar superior brillantez...

Toreó también en Santa Cruz de Tenerife – donde abrió su campaña –, El Puerto de Santa María y Barcelona en esa campaña. Volvería a ruedos españoles en 1969.

Es en la década de los 70 cuando junto con don Pedro Louceiro impulsa la cultura del toreo a caballo entre los aficionados mexicanos. Así, logra que en la Feria de San Marcos de 1974 se incluya por primera vez una corrida de rejoneadores, que se celebró la noche del 22 de abril de ese año y en la que actuaron tanto Gastón Santos como don Pedro, junto con Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés en la lidia de toros de El Rocío y Las Huertas, en la que todos cortaron orejas y en la que Triunfador uno de los caballos veteranos de la cuadra de Gastón resultó con una cornada de consideración.

Después, para los festejos del aniversario de la Plaza México en 1979, convencen al doctor Gaona de dar una corrida a la portuguesa, es decir, con el paseíllo donde los rejoneadores parten plaza en carruajes, los toreros de a pie, salen por un costado, los forçados por el otro y se hacen las llamadas cortesías. Ese 4 de febrero, domingo, actuó junto con don Pedro Louceiro, Jesús Solórzano y el torero de Mozambique, Ricardo Chibanga, que confirmaba su alternativa. Fue un espectáculo de gran lucimiento y que, atrajo a muchos aficionados y a una gran cantidad de curiosos.

El intento era para, decía, difundir la cultura del toreo a caballo, para quitarle el sambenito de ser una especie de añadido extraordinario o lúdico que poco o nada tenía que ver con lo que se podría considerar el programa principal, que sería el cartel de toreros a pie – aunque más de alguno haya utilizado rejoneadores con tal fin – y eso motivó que muchos jóvenes se interesaran primero, por aprender la monta a la alta escuela y de allí, a un paso, el toreo a caballo.

En nuestro país impulsó y defendió el sitio de los rejoneadores mexicanos. Creo que no es casualidad que sea precisamente el estado de San Luis Potosí donde se concentre una importante veta de dinastías de rejoneadores de renombre, con los que, curiosamente aquellos llegados de ultramar, en sus giras invernales, no gustan de alternar. Es sintomático, desde mediados del pasado siglo, que los toreros de a caballo que vienen de Europa, en pocas tardes actúan en carteles con los nuestros. 

Gastón Santos fue durante algo más de treinta años el representante más destacado del toreo a caballo de México. Cumple mañana noventa años de edad y con seguridad es el decano de los rejoneadores en el mundo. ¡Que los lleve de maravilla!

domingo, 16 de agosto de 2020

1º de mayo de 1949: Jesús Córdoba hace su presentación en plazas europeas

Anuncio de la presentación de Jesús Córdoba en Lisboa
Diario de Lisboa, 30 de abril de 1949
De convenios y rupturas

Aunque desde el principio del año los ánimos estaban caldeados, fue a mediados de mayo de 1947, cuando Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Juan Belmonte Campoy y otros toreros que no hicieron campaña invernal en México, invocaron falta de reciprocidad de nuestras empresas y toreros y declararon definitivamente terminado el convenio de 1944 que regulaba las relaciones taurinas entre México y España. Ante tal hecho, Manolete y otros diestros que si actuaron en nuestras plazas en ese periodo, intentaron recomponer esa situación y lo reinstalaron un par de semanas después, pero el 28 de junio se declararon definitivamente suspendidas las relaciones taurinas entre ambos países.

En esa tesitura, se quedaron parados entre otros allá los matadores Fermín Rivera, Antonio Velázquez, Carlos Vera Cañitas, Ricardo Torres, Manuel Gutiérrez Espartero y Antonio Toscano, así como los novilleros Pepe Luis Vázquez y José Antonio Chatito Mora. De nada valió que Carlos Arruza, otro de los afectados, fuera el Presidente de la Asociación de Toreros de España y de su Montepío, simplemente no fue escuchado y El Ciclón, al ver que su opinión no era tenida en cuenta, terminó por renunciar a ese cargo en septiembre de ese calendario.

Es interesante ver que Armillita, en entrevista concedida a El Tío Carlos en abril de ese mismo 1947, publicada en El Universal y después en La Lidia, en la que hace un análisis de su paso por los ruedos y anuncia su inminente despedida de los ruedos, estimó que la normalidad se restablecería en unos tres meses. La realidad es que los nuestros volvieron a los ruedos hispanos hasta el año de 1951.

Las otras plazas europeas

No obstante el cierre de las plazas de España para los nuestros, quedaban francas las de Portugal y las de Francia y durante los veranos, era casi mandatorio que fueran por allá a hacer campaña varios de nuestros toreros. Durante el boicot del 36, allí estuvieron para los nuestros y ahora allí seguían. En el año de 1949 Jesús Córdoba fue uno de los que acudieron a ellas. Estando en Aguascalientes, como visitante en la Feria de San Marcos, fue entrevistado para El Sol del Centro el día 21 de abril y manifestó entre otras cosas lo siguiente:

…La “cosa” taurina tenía que salir a colación. “Mi deseo – nos dijo – era actuar en la Feria de Abril. Tú te diste cuenta. Hace apenas cuatro meses que toree en Aguascalientes mi última corrida como novillero. Dos horas después mi apoderado, el doctor Ruiz, había arreglado un contrato para que yo toreara en las Fiestas. Luego hubo ciertas dificultades y el contrato se rompió. Fueron líos internos, Bueno, ahí será en otra ocasión”.

Córdoba esperaba ayer comunicación de México. Se mencionaba su nombre como uno de los probables espadas que saldrían en domingo en la Monumental en la presentación de Conchita Cintrón. Todavía no se sabía nada en firme. Se hablaba insistentemente de un mano a mano entre Capetillo y El Soldado; pero nada seguro. “Mira si no reaparezco el domingo allá – refiriéndose a la Capital – me quedaré aquí. Sí, hasta después del famoso día 25. Pero nada. Tengo pasajes para el día 27 a Portugal, en donde debutaré el próximo domingo”.

- ¿Te gustaría que se arreglara el intercambio taurino hispano – mexicano?

- ¡Claro que sí! Arruza ya está haciendo gestiones desde hace tiempo. Ahora vamos Antonio Velázquez, Gregorio García y yo. Todos metemos “canilla” en favor de la solución del lío. Yo me presento el 1o de mayo, actuando con Parrita que es una de las figuras españolas y Manolo dos Santos.

- ¿Cuántas fechas llevas contratadas?

- Quince, nos contestó. Pero hay posibilidades de que ese número aumente. Todo depende de lo que yo haga frente al toro. “Armillita” me ha dicho que allá me “pondré” mucho, pues el toro de lidia es más grande y de mayor pujanza que el de México. Y debe tener mucha razón porque conoce como nadie de toros, como lo está demostrando con su ganadería que será una de las mejores de México…

Así pues en ese orden de acontecimientos, El Joven Maestro sería el primero de Los Tres Mosqueteros en presentarse en las plazas de toros del otro lado del mar.

Lisboa, 1º de mayo de 1949

La empresa de Campo Pequeno anunció para esa fecha una corrida de toros – tourada le llaman allá – en la que a pie actuarían Pepín Martín Vázquez y el debutante Jesús Córdoba, con toros del Duque de Palmela y los caballeros en plaza Simao da Veiga y José Casimiro con toros de Francisco dos Santos y el grupo de forcados de Antonio Matías.

La tarde se torció en el aspecto climatológico, de acuerdo con la breve crónica aparecida en el Diario de Lisboa del día siguiente del festejo, firmada por F, en sustitución de quien tradicionalmente lo hacía como El Terrible Pérez y es, en traducción libre efectuada por este amanuense, de la siguiente guisa:

Si ayer hubiera sido un día primaveral, Campo Pequeno ciertamente se hubiera inundado, porque no solo era atractivo el cartel en su conjunto, sino que también había en él una persona que la afición, anhelaba ver en carne y hueso, tras las estupendas «faenas» de este «Currito de la Cruz», rehabilitando esta fiesta brava, tan distorsionada y dañada por películas, novelas y artículos pseudo – humanitarios...

Lamentablemente, el temporal que azotó con fuerza desde la madrugada, no solo perjudicó a la empresa, sino a los toreros y al público que, a su vez, dejó de lado una serie de pases redondos y dos molinetes del alegre y valiente sevillano, y unas notas con el capote, del mexicano Jesús Córdoba. Poco se pudo ver en la lidia con los trapos, de los cuatro toros de Casa Palmela, los cuales, descontando su amplia encornadura, estaban bien presentados y mostraron casta, bravura y suavidad, mostrando por qué la ganadería es de las primeras nacionales.

Los cuatro toros del Sr. Francisco dos Santos que salieron para los caballeros, también fueron de buena presentación, denotando las conocidas características de la finca ganadera de la que proceden, que tiene muchos admiradores en Portugal.

Simao da Veiga, a pesar de haber llevar en la lidia de toros ya un cuarto de siglo, mantiene la alegría que durante tantos años ha conquistado a nuestro público, al de España y al de México. Estuvo empeñoso, pisando los terrenos a los toros, y las ovaciones que le dieron fueron bien merecidas.

José Casimiro lució con su habitual seriedad y serenidad, clavando hierros largos y cortos en suertes que fueron justamente apreciadas y que le valieron una entusiasta llamada a los medios.

Alé nos dio con el capote, un poco del aire de su gracia, teniendo los peones restantes –Procopio, Correia, Joaquinillo, Gorjao, Gloria, Alemao, Navajas, Rubichi y Pla – voluntad de cumplir, luchando con el viento fuerte e incómodo.

Los forcados de Antonio Matías hicieron buenas pegas, como el «combolo», que funciona bien siempre que la «locomotora», – el  pegador – no «descarrile»...

Incomprensible la cogida de Jesús Córdoba – a quien queremos ver en una tarde más apacible – al intentar clavar un par, entrando al toro, sin pensar en la salida.

Manuel dos Santos, como siempre, es competente y rápido en la dirección de la lidia.

El próximo domingo fiesta para todos los paladares en Campo Pequeno. Parrita y otro torero, y destacan José Rosa Rodrigues y Fernando Salgueiro; y en Santarem el «mano a mano»  Diamantino – Manuel dos Santos con Simao y Manuel Conde.

Como se puede ver, salvo el hecho de que la fecha representó para Jesús Córdoba su primera actuación en un ruedo ultramarino, poco más hay para contar. 

La campaña europea de Córdoba en el 49

Al final del calendario Jesús Córdoba toreó en Europa once corridas, seis en Portugal los días 1º de mayo en Lisboa; 29 de mayo en Tomar; 31 de julio en Pavoa do Varzim; 8 de agosto en Guimaraes; 14 de agosto en Figueira da Foz y 28 de agosto en Espinho y cinco en Francia, el 19 de junio y el 14 de julio en Burdeos; el 19 de julio en Mont de Marsan; el 16 de agosto, en Collioure y cerró su temporada europea el 18 de septiembre en Arles.

Quizás el impedimento de actuar en ruedos españoles redujo el número de actuaciones de nuestros toreros en Europa, pero no impidió la circulación de ellos por esas tierras. Su paso por Portugal y por Francia es una arista de la historia de nuestra tauromaquia que está poco estudiada. Aquí un detalle de esos hechos que vale la pena averiguar. 

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