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sábado, 6 de mayo de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (XIV)

Rafaelillo y Miraflores de Rancho Seco


Hipotético monterazo
: No estoy seguro de que lo que en este apartado hago sea correcto, o siquiera adecuado, pero esto lo dedico a mi amigo, don Carlos Hernández González Pavón, quien seguramente, hace 50 años, acompañó a su padre a esta corrida y la disfrutó, como yo lo hice desde el tendido, junto con el mío.

La corrida del cierre de la Feria, se anunció con la actuación del diestro colombiano Pepe Cáceres, Raúl Contreras Finito y el tijuanense Rafael Gil Rafaelillo, quienes enfrentarían un bien presentado encierro que trajo a nuestra feria don Carlos Hernández Amozurrutia desde Tlaxco, Tlaxcala. Prácticamente en la víspera del festejo, se anunció que se integraba al cartel el Centauro Potosino, Gastón Santos, quien tuvo una destacada actuación el 25 de abril anterior.

La Feria de San Marcos de 1973 tuvo una inusual y no vuelta a repetir presencia del campo bravo de Tlaxcala. El 25 de abril se lidió un encierro de Piedras Negras; el 1º de mayo uno de Coaxamalucan y el día 6 de mayo, fecha que en este momento me ocupa uno de Rancho Seco. Y si he de ser exhaustivo, tanto la corrida que abrió el serial, como la extraordinaria del 5 de mayo, fueron de la ganadería del ingeniero Mariano Ramírez, que en esos días era pura de ese origen, pues se fundó en 1956 con la mitad de la original vacada de Zotoluca, la que hogaño lleva el hierro que originalmente fuera de la fundacional de Tepeyahualco.

El sorteo del encierro fue accidentado, pues un toro, el número 73, que al salir al ruedo sería llamado Miraflores y saldría en séptimo lugar, presentaba en un anca una lesión, que para el ganadero y los apoderados era un mero puntazo o rayón y para don Jesús Gómez Medina, que ocupaba el palco de la Autoridad, podía ser una cornada. Tras de un largo rato de discusión y de observación del toro, que no tenía signos de cojera y tampoco presentaba síntomas de fiebre o de otros daños derivados de una lesión profunda, compatible con una cornada, por lo que el toro fue aceptado condicionado a que de mostrar signos de claudicación en el ruedo o de ser protestado por el público, sería devuelto a los corrales sin miramientos. Afortunadamente eso no sucedió y pudimos ver al toro de la Feria, y de muchas más.

La gran faena de Rafaelillo

Paso sin más a la relación de don Jesús Gómez Medina sobre esta gran tarde:

Rafaelillo y Rancho Seco dieron broche triunfal a la Feria. A la memoria de don Enrique Bohórquez, cronista ejemplar, que supo expresar como pocos “el sentimiento del toreo”; a Eduardo Solórzano y Rafael Rodríguez que, aunque alejados de los ruedos, sienten aún la fiesta a pleno corazón; a Juan Luis y Pepe Pérez Jaén, en cuya afición pervive la savia torera del inolvidable don José Pérez Gómez “Nili”... Fue a la hora del crepúsculo, durante esos minutos propicios al ensueño, ricos en presagios, en los que las sombras nocturnas se esparcen lenta e insensiblemente, prestas a ganar la diaria contienda a los esplendores solares. Durante ese breve lapso crepuscular que oscila entre la luz y las tinieblas y que constituyó, dicen, el marco de las grandes proezas belmontinas... Fue entonces que salió el séptimo de Rancho Seco, sexto de la lidia ordinaria. Se llamó “Miraflores”, tenía el número 73 y era negro, de cabeza acarnerada, tirando a veleto y con cuatro años largos en la boca. Nada más ni nada menos que un toro... “Rafaelillo” – desde ayer, tras la faena a "Miraflores" y mientras prosiga por el mismo camino, don Rafael Gil, torero artista si los hay –, se dio a torear al de Rancho Seco en una serie de lances a pies juntos, en una forma si no del todo clásica, de todas maneras espectacular y brillante, a lo que contribuía la brava acometida de “Miraflores”. Remató con pinturería, y oyó una ovación, la primera de las que luego brotarían en incontable sucesión... “Miraflores”, tras el fuerte puyazo y el trajín de las banderillas, había llegado al final con su bravura intacta, atemperada por el castigo recibido; dócil, nobilísimo, embistiendo con el hocico al ras del suelo; con una alegría, con un estilo, con un “son” extraordinarios... Erguido, sonriente, el chiquillo desafiaba al de Rancho Seco, llevando la faena en la diestra; acometía aquél sobre el señuelo que a su bravura se ofrecía, y brotaba, así, el derechazo lento, pausado, solemne. Cada pase superaba en calidad y en intensidad emotiva al precedente; y el ¡olé! que provocaba subía de diapasón a medida que la serie íbase redondeando... ¡El torero, ebrio de emoción artística, impelido por el fuego creador que crepitaba en su pecho, volcaba sobre la arena todo el profundo sentimiento – ¡“el sentimiento del toreo”! – que albergaba su corazón de artista ansioso de encontrar la fórmula de expresión para su mensaje! Y de los tendidos brotaba de inmediato la réplica, el eco más contundente y halagador para quienes usan coleta: ¡torero!... ¡torero!... clamaban a coro los espectadores, saboreando, ellos también y viviendo con toda la intensidad de que es capaz un aficionado, la gesta que en el ruedo se realizaba... En las alturas, las sombras eran cada vez más densas; pero en la arena había un incendio de arte que bañaba en luz y fuego a “Rafaelillo” y a “Miraflores”... Las series de toreo en redondo, con la derecha se sucedían; la emoción crecía de punto y el ritmo de triunfo aumentaba en la misma proporción en que cada muletazo resultaba más pulido, más templado, de mayor longitud. En algunos de estos, “Rafaelillo” toreó sin ver al burel; ¡tal era su nobleza!, ¡admirable toro de Rancho Seco, embistiendo con idéntica alegría, con la misma claridad, con tan depurado estilo como si en él confluyese toda la sangre bravía de muchas generaciones de bureles próceres!... Tan solo un bache registró la gran faena: fue cuando “Rafaelillo” confundió su condición de torero – artista con la de director de la banda; le perdió la cara al toro, acometió éste y le propinó la voltereta y el susto consiguiente. Mas, en cuento Rafael tornó a ponerse en torero – torero, dejándose de recursos que suelen emplear los mediocres, incapaces de provocar en otra forma la emoción popular, resurgió el bien torear; renació la emoción derivada de la evidencia del arte; y aquel sentimiento del toreo sustituido pasajeramente por la sensación del susto, readquirió la primacía conferida por la plena entrega del gran artista del toreo que es – que ayer fue cumplida plenamente – Rafael Gil “Rafaelillo”... Una entrega que encontró su expresión más dramática en el momento de la estocada: a toma y daca, yéndose sobre el morrillo con la mayor decisión a cambio de salir volteado de manera tan espectacular y peligrosa que provocó hasta la intervención de algunos – como Rafael Rodríguez y Pepe Pérez Jaén – que, como tantos más, desde el callejón presenciaban entusiasmados y extáticos la imprevista proeza. Rafael Gil puso remate a aquella. Y, aunque salió trompicado, al tornar al ruedo, vivió su momento de apoteosis, en unión del ganadero, don Carlos Hernández; las dos orejas y el rabo del admirable “Miraflores”; las vueltas al ruedo entre aclamaciones y a hombros de los capitalistas; las ovaciones, la música; en suma, el fervor popular volcado a sus pies de joven y brillante triunfador... Y para “Miraflores”, el toro que con su bravura y nobilísima condición revivió viejos lauros de su divisa, los honores del arrastre lento en torno a la barrera...

Lo demás de la corrida

El festejo se había desarrollado en un ambiente que medió entre el sopor y la tragedia. Del resto de la corrida unos batallaron para mantenerse en pie y otros fueron la antítesis de Miraflores, pero el primero de la lidia ordinaria fue el que condicionó en gran medida lo que habría de venir. Manolo Pérez, banderillero y compatriota de Pepe Cáceres sufrió una grave cornada al ser prendido y prensado contra el burladero que está exactamente en el tendido de sol, en el otro extremo de la puerta de cuadrillas. Desde ese momento la pesadumbre se apoderó de los presentes y de quienes estaban en el ruedo y ya poco se esperaba del festejo.

Pepe Cáceres y Finito no volvieron a actuar en una de nuestras ferias, y tuvimos que esperar 49 años para volver a ver un encierro de Rancho Seco en nuestras plazas. Y en cuanto a la faena de Rafaelillo, si algún día se hiciera un recuento de las grandes faenas ocurridas en el ruedo de la Plaza de Toros San Marcos, esta es una de las que se deben tomar en cuenta.

Aviso parroquial: Hace 11 años, publiqué una primera versión de este mismo asunto, que pueden consultar, en esta ubicación.

martes, 25 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (VII)

El día de San Marcos, surge una nueva figura

Mariano Ramos se había revelado ya ante nuestra afición, desde el anterior abril, en la única tarde en la que actuó, como un torero de poderío y de posibilidades y en la noche de la antevíspera, pudo dejar constancia de que sería en este serial hidrocálido donde saldría definitivamente lanzado a la cabeza del escalafón y de las preferencias de la afición, a partir de hacer un toreo sobrio, dominador y que le buscaba las posibilidades a todos los toros que le salían por la puerta de toriles. Era un caso de esos que se dan muy de cuando en cuando, pues no había para él un toro a contraestilo, pues a todos les encontraba la faena que llevaban dentro, a poco que se movieran.

La corrida del 25 de abril de 1973 se componía con la actuación del caballero en plaza Gastón Santos y en la lidia ordinaria, Alfredo Leal, Jesús Solórzano y el nombrado Mariano Ramos. La prensa divulgó que los siete toros a lidiarse serían de la prócer ganadería tlaxcalteca de Piedras Negras, aunque el desenvolvimiento de los hechos revelaría que los toros para los toreros de a pie efectivamente fueron de la ganadería anunciada y que el toro de rejones al final de cuentas llevaba el hierro del ingeniero Mariano Ramírez.

Mariano Ramos y Parrito de Piedras Negras

El tercero de lidia ordinaria y cuarto del festejo se llamó Parrito, y con él, Mariano Ramos escribió la página más brillante de la tarde y una de las más importantes de todo el serial. Fue, de conformidad con las crónicas, una faena lograda a partir de exponer y de porfiar. Así lo relató don Jesús Gómez Medina desde su cátedra de El Sol del Centro:

Mariano Ramos es un torero con celo, con afán de triunfo, con afición, en suma; y sobre tales cimientos el joven diestro logró erigir la sólida trabazón de una faena en la que el aguante, el dominio y el bien torear – pues torear, nunca será ocioso repetirlo, es parar, templar y mandar – desembocaron en la explosión de entusiasmo que enmarcó la gran faena de “Parrito” … Pues la gran faena fue esta, prototipo de entrega, sí, pero a la vez, del más cumplido torerismo; admirable por la forma de consentir, de aguantar a pie quieto y con el pitón en el muslo cuando no enfilando hacia el pecho, al agotado piedrenegrino; tirando, luego, de su débil embestida con un temple tan exquisito y exacto, que logró con ello el prodigio de que “Parrito” pasara en una y en muchas ocasiones, para eslabonar el toreo que, hoy en día, conmueve más intensamente la sensibilidad de los públicos; el toreo en redondo… ¡Oh!, los efectos de tener afición y eso indefinible, inapreciable que entre los taurinos se llama “sitio”. Porque Mariano es poseedor, en alto grado, de ambas virtudes; y con ellas, habrá de llegar muy lejos en la profesión… Es, por ahora, la inminente nueva figura de la torería nacional…Una estocada en sitio mortal. La ovación, que adquiere niveles tormentosos. Y las dos orejas y el recorrido triunfal a la arena, entre un diluvio de flores y prendas de vestir, inclusive de la condición más íntima…

Afición, oficio y poderío, tres prendas suficientes para llevar a un torero a la cima, y en ese día de San Marcos de hace 50 años, Mariano Ramos las dejó patentes en la arena de la Plaza San Marcos… Pero aún tendría más por decir en esa feria delante de los toros.

Tan bueno el toro, que Gastón Santos se bajó del caballo

El toro que abrió plaza, para rejones, decía, fue uno del ingeniero Mariano Ramírez y ante él, Gastón Santos estuvo certero con los rejones de castigo y con las banderillas y al llegar a la parte final de su lidia, en lugar de utilizar el rejón de muerte, se bajó del caballo y decidió matar pie a tierra, dadas las extraordinarias condiciones del toro de don Mariano, al que, conforme a la costumbre de entonces, no se le anunció nombre. Sigue contando don Jesús Gómez Medina:

Tras el preámbulo siempre espectacular que significó la actuación de Gastón Santos, rejoneando a la usanza portuguesa a un alegre bicho cárdeno del Ing. Mariano Ramírez, al que colocó entre otros, dos rejones en todo lo alto y un par de banderillas de excelente factura; pie a tierra toreó por alto y por pases de pecho; sufrió un achuchón y concluyó de un pinchazo y honda en lo alto, para escuchar palmas…

Un hecho inusitado, sin duda, porque si bien, los toreros a caballo echan pie a tierra cuando se les complican las cosas con el rejón de muerte, raro es el caso en el que lo hacen, evitando el uso de ese rejón.

Lo demás del festejo

Jesús Solórzano dio de cal y de arena. Ante el primero de su lote se estrelló con la debilidad que sacó y ante el quinto del concurso ordinario, Tintorero, tuvo momentos de lucimiento en el segundo tercio:

Al quinto de lidia ordinaria, “Tintorero”, lo toreó Chucho sin gran quietud. Lo mejor de su labor, los tres pares de banderillas, particularmente el tercero, zigzagueando en el cite, y el prólogo espectacular del trasteo, con pases de hinojos rematados lucidamente de pie. “Tintorero”, aunque escaso de fuerza como todos sus hermanos, tenía buen estilo, pero tampoco ante este burel se resolvió Solórzano a pisarle el terreno, a aguantarlo como el caso requería para cuajar un trasteo lucido. Por el contrario, su actuación con el acero fue muy deficiente, escuchando pitos…

Por su parte, Alfredo Leal, el triunfador de la feria del año anterior, seguía manteniéndose en esa línea abúlica que le caracterizó en muchos momentos de su dilatada trayectoria en los ruedos:

A su vez Alfredo Leal, en contraste con el entusiasmo de Mariano Ramos, con el primer piedrenegrino, “Tintorro”, que terminó aplomado, se concretó a cumplir; con facilidad, sí, pero a la vez, con frialdad suma. Un estoconazo, y Alfredo escuchó leves aplausos… A “Barba Blanca” un cárdeno claro, caribello, débil de remos, pero de buen estilo, Alfredo lo toreó a la verónica en dos tandas, superándose en la segunda y en una tanda de quietas chicuelinas que ejecutó luego… Muleta en mano, comenzó en buena forma su cometido; instrumentó varios pases de límpida factura, pero sin la emoción y el sabor que logró imprimir Mariano a cuanto llevó a cabo. Sin afición, en suma. Para concluir, un espadazo con travesía que bastó…

Todavía se vería más adelante al Príncipe del Toreo en la feria y, como todos los toreros llamados de la onza, aprovecharía la ocasión para cambiarla.

Los toros de Piedras Negras

La corrida enviada por don Raúl González, como se desprende de lo contado hasta aquí, pecó de la escasez de fuerza, aunque no de bravura:

El encierro de Piedras Negras, terciado en general, mostró la bondad de su casta, su bravura congénita. Pero, a la vez una debilidad, una carencia de fortaleza tales, que en buena parte contribuyeron a hacer, de la tradicional corrida, un festejo gris, con el paréntesis luminoso, triunfal, de la faena de Mariano Ramos a “Parrito”.

Es dura la conclusión final de don Jesús Gómez Medina, en el sentido de considerar que el festejo fue gris. Quizás no fue enteramente triunfal, pero el triunfo bien conquistado de Mariano Ramos, seguramente dejó bien cubierto el precio de la entrada de todos aquellos que llenaron la Plaza San Marcos el 25 de abril de hace medio siglo.

domingo, 11 de julio de 2021

Gastón Santos, decano de los rejoneadores

Gastón Santos
Plaza de Las Ventas, Madrid
Gastón Santos Pue nació en Tamuín, San Luis Potosí el 12 de julio de 1931. Es hijo de un connotado militar y político mexicano que fue diputado federal, senador y gobernador de su estado. Se educó en una academia militarizada en los Estados Unidos, donde encauzó su afición por los caballos y ya de regreso en México siguió tomando clases de monta a la alta escuela. En esas clases, como ha sucedido en muchos casos, se presentan ejercicios relacionados con suertes del rejoneo y esos ejercicios y su afición por los toros llevaron al joven Gastón Santos a procurar a un buen instructor en el llamado Arte de Marialva.

Es así que se traslada a Portugal y consigue que Joâo Branco Nuncio, una de las piedras angulares del rejoneo portugués moderno, a su vez discípulo de Antonio Luis Lopes y de Antonio Cañero le admita en su finca y le transmita sus conocimientos. Será en el año de 1954, cuando considere el maestro Nuncio que su discípulo mexicano está listo para la siguiente etapa y le programa la alternativa en el coso de Campo Pequeno para el día 2 de septiembre, en un cartel en el que actuarán él mismo, el rejoneador Francisco Sepúlveda – también discípulo suyo – y los matadores de toros Diamantino Vizeu y Paco Mendes ante toros de Faustino da Gama.

El festejo se hizo público el día 28 de agosto cuando se anunció en las páginas del Diario de Lisboa y el día 30 de ese mes apareció la siguiente nota publicitaria:

Jueves 2 de septiembre a las 22 hrs. 8 hermosos toros 8 de variedad española de la ganadería acreditada en Excmo. Sr. Faustino da Gama. Una corrida que será memorable por su perfecta organización.

El Maestro JOÃO BRANCO NUNCIO Dará la alternativa de un torero al distinguido caballista mexicano GASTON SANTOS, de quien es íntimo amigo. FRANCISCO SEPULVEDA Un artista tan querido por el público volverá a revelar sus méritos en el arte del toreo a caballo.

Pero por si esto fuera poco, los amigos de la Fiesta Brava tendrán la oportunidad de presenciar un sensacional mano a mano, que será inolvidable, entre nuestros dos grandes matadores portugueses.

DIAMANTINO VIZEU y FRANCISCO MENDES, cada uno con su propia característica individual son dos ases consagrados por la afición. Ambos tienen su estilo y también sus admiradores. El público, sin parcialidades, tiene ahora el momento de elegir su ídolo: ¿DIAMANTINO?, MENDES? Aquí está lo desconocido que se presenta a los aficionados.

El Excmo. Ricardo Rhodes Sergio dirigirá el distinguido Grupo de Forcados Amateurs de Santarém, cuyas tradiciones de valentía se han establecido desde hace mucho tiempo. La venta de entradas comienza hoy en la taquilla de Plaza de los Restauradores 7, Tel. 21712. Señores, los abonados deben recoger sus entradas antes del día 30 y 31. Después de este período, perderán el derecho a sus apartados.

El reclamo publicitario fue eficaz. Campo Pequeno tuvo un lleno esa noche y la actuación de los toreros a caballo fue exitosa. El Terrible Pérez, cronista del Diario de Lisboa, refiere, el día después de la corrida, lo siguiente acerca de su actuación y de la alternativa de Gastón Santos:

Campo Pequeno se llenó por segunda vez y, si pregunta por qué el queso tenía agujeros antes, cada uno atribuye el milagro a su propio tronco. Solo mediante un balance retroactivo, o la futura exclusión de nuevos elementos, se podría llegar a una conclusión que, de hecho, es más importante para la empresa y para los propietarios. Pero el partidismo prevalece, y afortunadamente, en cierta medida, y ayer, además de la riada, hubo debate de opiniones, llegando al punto de dar en el 6 y gritar a todo el mundo. Que la corrida fue a menudo animada, y los toros del Sr. Faustino da Gama, todos bien presentados y satisfaciendo a casi todos, se debe, en gran parte, al éxito de los toreros, empezando por el caballero Joâo Branco Nuncio, a quien le gusta la bravura de esta vacada, que en esta oportunidad le dio una apoteosis triunfal. Antes, le había dado la alternativa a Gastón Santos. Joven mexicano que lo eligió como maestro, y que se formó en el toreo ecuestre a la portuguesa, con casaca bordada y tricornio de plumas. Por todo ello, recibió bien merecidos elogios, el joven caballero fue aplaudido y brindado incluso por los valientes forçados amadores de Santarém, que brindaron, junto con Joâo Nuncio, por el exiliado Simâo da Veiga…

Gastón Santos se convertía así en el primer rejoneador mexicano en ser alternativado en la primera plaza del mundo para el toreo a caballo. Y de allí arrancaría una carrera que terminaría tres décadas después, actuando en las principales plazas de México, España y Sudamérica. Se presentó en la Plaza México el 6 de marzo de 1955, precediendo a Luis Briones, Emilio Ortuño Jumillano y Juan Posada que confirmaba su alternativa en la lidia de 4 toros de Ernesto Cuevas – uno para rejones – y 3 de Tequisquiapan. El toro de su presentación se llamó Antequerano.

Regresaría a Europa en 1963 y se presentaría en Sevilla y en Madrid. En la Maestranza incluso cortaría una oreja en su debut, el 12 de mayo, en una novillada en la que actuaron Luis Parra Jerezano, Curro Montenegro y nuestro paisano Oscar Realme, que también debutaba. De su actuación allí, Manuel Olmedo Sánchez Don Fabricio II, escribió en el ABC hispalense:

El caballero en plaza Gastón Santos venía precedido de renombre, que justificó plenamente en su debut en la plaza del Arenal. Vistosamente ataviado a la federica, realizó montas notabilísimas, seguras y espectaculares, sobre corceles de bella estampa, que evidenciaron perfecta doma, a la par que demostró relevantes cualidades de lidiador, cuyos méritos encarecieron las condiciones de su enemigo, un novillo de don José Luis Hidalgo Rincón, distraído, de irregular embestida y quedado al final... Siempre hizo la reunión con habilidad y justeza y siempre clavó en lo alto. Una certera lanza de muerte acabó rápidamente con el novillo, del que, a petición unánime, le fue otorgada al caballero una oreja. Brillante presentación la del rejoneador mejicano, rubricada por admirativos clamores...

El 23 de junio siguiente haría lo propio en Las Ventas en Madrid. Ahora en una corrida de toros con Antoñete, Joaquín Bernadó y Rafael Chacarte. Los toros serían de Dolores de Juana de Cervantes para rejones y 6 de Infante da Cámara para los de a pie. Una típica corrida del verano madrileño. Las crónicas se concentran en la alabanza de la bravura de los toros portugueses y reseñan con brevedad la actuación de quien ya era anunciado aquí en México como El Centauro Potosino, así, José María del Rey Caballero Selipe, en la Hoja del Lunes del día siguiente a la corrida, dice:

Abrió el espectáculo el rejoneador mejicano Gastón Santos, que salió vestido a la usanza de los caballeros en plaza portugueses; montó con soltura y dominio magníficos caballos, consintió al enemigo, emplazado, y clavó, con diversa suerte, arpones, banderillas y rejones de muerte; remató al enemigo pie a tierra. Creemos que puede alcanzar superior brillantez...

Toreó también en Santa Cruz de Tenerife – donde abrió su campaña –, El Puerto de Santa María y Barcelona en esa campaña. Volvería a ruedos españoles en 1969.

Es en la década de los 70 cuando junto con don Pedro Louceiro impulsa la cultura del toreo a caballo entre los aficionados mexicanos. Así, logra que en la Feria de San Marcos de 1974 se incluya por primera vez una corrida de rejoneadores, que se celebró la noche del 22 de abril de ese año y en la que actuaron tanto Gastón Santos como don Pedro, junto con Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés en la lidia de toros de El Rocío y Las Huertas, en la que todos cortaron orejas y en la que Triunfador uno de los caballos veteranos de la cuadra de Gastón resultó con una cornada de consideración.

Después, para los festejos del aniversario de la Plaza México en 1979, convencen al doctor Gaona de dar una corrida a la portuguesa, es decir, con el paseíllo donde los rejoneadores parten plaza en carruajes, los toreros de a pie, salen por un costado, los forçados por el otro y se hacen las llamadas cortesías. Ese 4 de febrero, domingo, actuó junto con don Pedro Louceiro, Jesús Solórzano y el torero de Mozambique, Ricardo Chibanga, que confirmaba su alternativa. Fue un espectáculo de gran lucimiento y que, atrajo a muchos aficionados y a una gran cantidad de curiosos.

El intento era para, decía, difundir la cultura del toreo a caballo, para quitarle el sambenito de ser una especie de añadido extraordinario o lúdico que poco o nada tenía que ver con lo que se podría considerar el programa principal, que sería el cartel de toreros a pie – aunque más de alguno haya utilizado rejoneadores con tal fin – y eso motivó que muchos jóvenes se interesaran primero, por aprender la monta a la alta escuela y de allí, a un paso, el toreo a caballo.

En nuestro país impulsó y defendió el sitio de los rejoneadores mexicanos. Creo que no es casualidad que sea precisamente el estado de San Luis Potosí donde se concentre una importante veta de dinastías de rejoneadores de renombre, con los que, curiosamente aquellos llegados de ultramar, en sus giras invernales, no gustan de alternar. Es sintomático, desde mediados del pasado siglo, que los toreros de a caballo que vienen de Europa, en pocas tardes actúan en carteles con los nuestros. 

Gastón Santos fue durante algo más de treinta años el representante más destacado del toreo a caballo de México. Cumple mañana noventa años de edad y con seguridad es el decano de los rejoneadores en el mundo. ¡Que los lleve de maravilla!

martes, 30 de abril de 2013

Tal día como hoy: 1961. Antonio Velázquez reaparece triunfalmente en Aguascalientes


La historia de Antonio Velázquez en los ruedos es la de un torero que, a despecho de los obstáculos que la vida y los toros le pusieron en el camino, a partir de una templanza acerada y una voluntad a prueba de cualquier reto, logró escalar las más altas cumbres de la tauromaquia. Comenzó como banderillero en las principales cuadrillas mexicanas y de allí, como antes, dejó de vestir de plata para iniciar su camino como jefe de la suya propia, distinguiéndose siempre por su valor, su honradez y por su entrega en todas las plazas.

Para la cuarta y última corrida de la Feria de San Marcos de 1961 se anunció precisamente para encabezar el cartel a Antonio Corazón de León, quien después de varios abriles de ausencia, regresaba al coso de la calle de la Democracia. Formaron terna con él el mazatleco José Ramón Tirado y el hidrocálido y trianero Rubén Salazar, quien reaparecía también un día antes de cumplirse el primer aniversario de su alternativa en el mismo escenario. Les precedería en la lidia de un toro el rejoneador Gastón Santos. El encierro anunciado era de la ganadería aguascalentense de Peñuelas.

La corrida tuvo como protagonista al toro y del encierro destacó uno llamado por su criador Pajarito, que vino a hacer efectivo el dicho aquél de que no hay quinto malo. Don Jesús Gómez Medina narra así los sucesos del festejo:

Profusión de apéndices en la 4a corrida de Feria. Bravo encierro de Peñuelas, destacando “Pajarito”, el mejor burel de la Feria. Vaya por delante la enhorabuena más cordial y entusiasta para la afición hidrocálida... Ayer su intuición y su perspicacia quedaron puestas de relieve cuando, a despecho de lo espectacular de la actuación de Ramón Tirado con su segundo y pese a la miopía de la Autoridad, fue el público de sol el que impuso su recto parecer a toda la plaza, cuando, a voz en coro, rindió pleitesía a las excepcionales dotes de dicho astado. ¡A la extraordinaria nobleza, alegría y docilidad de “Pajarito”, de Peñuelas! ¡El toro de la Feria, sin lugar a dudas!... Aquellas primeras aclamaciones – ¡Toooro!... ¡Tooro! –, obligaron al resto de la concurrencia a parar mientes en lo que en el ruedo ocurría, ¡Teníamos ante nuestros ojos, un auténtico ejemplar de bandera: bravo, sí, pero, a la vez, dueño de una sedeña y templada embestida! ¡Y tan noble, como diez generaciones de reyes!... Ante un adversario de tan estupendas características, Tirado realizaba monerías de toda especie. Pero pasárselo una y otra vez por el pecho, y ligar los muletazos mandando y pudiendo con el burel, toreando en suma, ¡eso, muy pocas veces!... Aquél primer estallido de admiración quedó prolongado en la triunfal vuelta que los aficionados – ¡los aficionados, conste, no la autoridad! – hicieron obligatoria para los despojos de “Pajarito”... ¡Enhorabuena afición de Aguascalientes!... Lucida reaparición de Velázquez. En su reaparición, Antonio Velázquez mostró el valor constante, sereno de antaño, aunado al aplomo y a la seguridad fruto de sus muchos años de bregar con los toros... Ayer, mediante su derroche de agallas, el leonés hízose aclamar desde el primer momento. Y si en su primero, luego de un valiente y lucido trasteo, coronado con media en lo alto, recibió las dos orejas – galardón excesivo, a nuestro ver –, con el aditamento de la vuelta al ruedo, que acabó difícil y con un lado izquierdo francamente intocable, Velázquez hizo derroche de agallas y expuso y se pasó al pajarraco por la pechera, llevándose inclusive un achuchón con rotura de la taleguilla. Estocada, oreja y dos vueltas, una a hombros de unos intrusos capitalistas. A este su segundo adversario, Velázquez le dio la bienvenida lanceándolo en forma torera y brillante...

Al final el resultado fue superior en apéndices cortados para Antonio Velázquez, además de que su actuación fue más acorde a las condiciones de los toros que le cupieron en suerte. José Ramón Tirado obtuvo las dos orejas de Pajarito, pero con los asegunes que el cronista pone en su relación. Por su parte, tanto el caballista Gastón Santos, como Rubén Salazar saludaron ovaciones en el tercio.

De nuevo, el toro resultó ser uno de los grandes protagonistas de este festejo que quedó para la historia.

El festejo de hoy: Corrida de la Oreja de Oro. Seis de Rosas Viejas - sustituyen a los rechazados de Suárez del Real - para César Delgadillo, Juan Luis Silis, Jorge Delijorge, Antonio García El Chihuahua, Gerardo Adame y Luis Conrado.

lunes, 4 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 4 de mayo de 1995. Primera corrida de rejones durante una Feria de San Marcos en la Plaza Monumental Aguascalientes

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la octava corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

Durante las temporadas 93 – 94 y 94 – 95, bajo el patrocinio de Bancrecer – Banoro (una entidad financiera), se dieron más de 100 corridas de rejones en México, anunciadas como La Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro. La base de los carteles fueron los rejoneadores Enrique Fraga, Rodrigo Santos, José Antonio Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Joaquim Bastinhas, Giovanni Aloi y también participó en ellos Rubén Acosta, quien era funcionario de la Entidad Financiera y practicaba el llamado Arte de Marialva. Tuvo también una decisiva influencia en esa forma de promover la fiesta y particularmente el toreo a caballo, el Dr. Carlos Escalante, que también ocupaba puesto de dirección en la entidad bancaria y que en una etapa de su vida también fuera rejoneador con relativa fortuna en los ruedos.

Los esfuerzos de la gira no se vieron reflejados en la aceptación plena del toreo ecuestre por la afición mexicana, aunque hoy en día, el Instituto Mexicano del Rejoneo, que dirige la señora Laura Peralta Quintero, recogió la estafeta que dejara la Gira, dedicándose a formar e impulsar toreros a caballo para lograr la permanencia de esta particular tauromaquia en México.

La corrida del 4 de mayo de 1995, se dio con algo más de la mitad del aforo cubierto, en una plaza que alberga quince mil localidades y con la circunstancia añadida de que el acceso no tuvo costo, lo que refleja un exceso de confianza o una falta de difusión de los encargados de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro encargados de la gestión y promoción de esta serie de festejos.

El cartel para esta oportunidad lo integraron Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y José Antonio Hernández Andrés quienes lidiaron 6 toros tlaxcaltecas de La Soledad que dieron buen juego, concediéndose el arrastre lento a Hidrocálido, el 5º de la tarde, que fue lidiado en collera por Enrique Fraga y Gerardo Trueba, en tanto que Rodrigo Santos y José Antonio Hernández Andrés hicieron lo propio en el sexto y último de la tarde.

El resultado numérico de la corrida fue que Rodrigo Santos cortó 2 orejas; Enrique Fraga, otras 2 orejas; José Antonio Hernández Andrés, una y Gerardo Trueba saldó su presentación con una vuelta al ruedo. Por otra parte, las crónicas destacan el toreo de muleta de Hernández Andrés al 4º, cuando se bajó del caballo a terminar con él pie a tierra tras fallar con el rejón de muerte.

El antecedente inmediato

Las corridas de rejones no son frecuentes en México y en nuestra Feria de San Marcos mucho menos. La que se había ofrecido antes de la que es objeto de este recuento, data del 22 de abril de 1974, celebrada en la Plaza de Toros San Marcos, un lunes por la noche, con algo más de media entrada (en una plaza de cuatro mil localidades) y actuaron en ella Gastón Santos, Pedro Louceiro, Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés que se enfrentaron a 5 toros de origen murubeño de las ganaderías de El Rocío y uno de Las Huertas, aunque habrá que hacer la aclaración de que en esos días, ambos hierros eran propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez.


La idea de este festejo de rejones era el de intentar ofrecer a la afición un espectáculo atractivo dentro de un serial que, transplantado a nuestra tierra por don Guillermo González Muñoz, el inolvidable Cabezón, ofrecía festejos en días consecutivos y para ello, se instaló alumbrado en el hoy centenario Coso de la calle de la Democracia y se buscaron alternativas que hicieran atractivo el tener más que las tradicionales corridas del 25 de abril y del 1º de mayo y sus fechas circundantes.

El resultado de este festejo, expresado en trofeos fue el siguiente: Gastón Santos obtuvo una oreja, Pedro Louceiro, dos; Felipe Zambrano, otras 2 y Jorge Hernández Andrés también una oreja. En colleras actuaron Gastón y Louceiro ante el 5º y Zambrano y Hernández Andrés frente al que cerró plaza, de Las Huertas.


La nota trágica de la corrida surgió en el primero de la noche, que hirió gravemente al veterano caballo Triunfador, lusitano de la cuadra de Gastón Santos, que toreaba su última corrida y que tras de ser intervenido por los veterinarios del rejoneador potosino, fue trasladado a la finca de éste, para su recuperación.

Posteriormente se ha celebrado algún otro festejo de rejones, pero no han cobrado carta de naturalidad en nuestro medio, tanto así, que cuando hace campaña en estas tierras el navarro Pablo Hermoso de Mendoza, en lugar de alternar con los toreros de a caballo mexicanos, lo hace con toreros de a pie, dada la poca comprensión que tenemos en México, de esta especial tauromaquia.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Bernaldo de Quirós para Rafael Ortega, El Juli y Joselito Adame.

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