Mostrando entradas con la etiqueta Alternativa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alternativa. Mostrar todas las entradas

domingo, 23 de marzo de 2025

24 de marzo de 1935: Luis Castro “El Soldado” recibe la alternativa en Castellón

Puerta de Cuadrillas, Castellón 24 de marzo 1935
Foto: Vidal

Luis Castro El Soldado dijo haber tenido su primer contacto con la fiesta en el rastro o matadero de Mixcoac, al llegaba desecho de las ganaderías de lidia y ganado de media casta, por lo que los toreros y los aspirantes a serlo acudían a entrenar con ellos antes de su última hora. Allí, El Soldado conoció a Carmelo Pérez, quien fue el que le inició en el arte del toreo. Así se lo contó al periodista José Pagés Rebollar:

…Como ya te imaginarás, el ambiente donde crecí era un poco taurino y yo saliendo de la “chamba”, me iba pa’los terrenos donde lidiaban los matadores, nomás pa’ver, hasta que un día, ya muy entrada la tarde, Carmelo Pérez (a quien le decían " El Loco" aunque realmente se llamaba Armando) me aventó la capa y me gritó: “Ándale, chavo, dale unos capotazos a este zaino. ¿O tienes miedo?”. El miedo me lo tragué de golpe. Cogí el trapo y parado frente al toro supe instintivamente que tenía cualidades para ser torero, para llegar a matador de toros y así me ganó de golpe la afición por el arte...

Así, dejó el empleo que tenía en el rastro y comenzó a recorrer la legua, hasta que, en 1931, logró que El Amo, don Próspero Montes de Oca se fijara en él y lo pusiera en su plaza Merced Gómez de Mixcoac, y al calendario siguiente logró llegar al Toreo de la Condesa, donde El Soldado toreó 16 de las 31 novilladas que se dieron allí ese año. Allí comenzó a fraguar una seria rivalidad con un novillero de Monterrey llamado Lorenzo Garza y con quien escribiría importantes páginas de su historia.

Para entonces El Soldado ya se había revelado como un diestro que toreaba a la verónica con clase y gusto; que cuando era adecuado y conveniente tomaba las banderillas y pareaba con elegante exposición y con la muleta, le podía a los toros. Eso le anima para en 1933 hacer campaña en ruedos de Europa, toreando 17 novilladas en España, presentándose en Madrid el 20 de julio y regresando a México al final de la temporada para recibir una alternativa en el Toreo de la Condesa el 5 de marzo de ese año, de manos de Joaquín Rodríguez Cagancho, quien le cedió los trastos para dar muerte al toro Fundador de Coaxamalucan, en presencia de David Liceaga. Torearía una corrida más, en el mismo coso de la colonia Condesa, al siguiente domingo, para emprender otra vez el viaje a España, e intentar obtener una alternativa válida allá.

Junto con Garza, el amo de Madrid

El año de 1934 le reportó a El Soldado 33 novilladas en España y 4 en Portugal, pero la cumbre de esa temporada novilleril tuvo su verificativo entre el 24 de julio y el 23 de agosto de ese 1934, cuando en la plaza de la Carretera de Aragón, en Madrid, junto con Lorenzo Garza, se volvió el amo de la torería de aquellos días. Fueron tres novilladas en las que ambos pusieron de acuerdo a todo el mundo, donde no hubo reproche a sus actuaciones y que hoy, a algo menos de un siglo de distancia, se siguen aplicando como ejemplo de lo que debe ser la entregada actuación de un novillero.

Desde la primera de esas tardes, cuando una inoportuna cornada envió a la enfermería a Cecilio Barral tras pasaportar al primero del festejo, y que los mexicanos se quedaron con casi todo el encierro, la prensa de la época pedía el mano a mano entre ellos, pero la empresa se resistió, aun cuando para la segunda tarde – también tercia – algunas entradas, dijera más de un cronista, fueron tan caras como las de la Beneficencia...

Fue hasta la tercera fecha en la que pudieron enfrentarse los dos toreros mexicanos, con novillos de Coquilla, convirtiéndose, al decir de Eduardo Palacio, el cronista del ABC madrileño, en el fuerte revulsivo que requería la fiesta de toros... Así estaba el patio en aquellos días.

La corrida de la Feria de Castellón del año 35

En aquellos días la primera feria de categoría que se daba en ruedos hispanos era la de La Magdalena en Castellón de la Plana. Hace 90 años era una feria que constaba de una corrida de toros y de un festejo cómico - taurino. El cartel para la ocasión se compuso con Rafael Gómez El Gallo, Lorenzo Garza y Luis Castro El Soldado, quien recibiría la alternativa. Los toros para la ocasión serían de doña Carmen de Federico, anunciados todavía como de Murube, que era su origen.

El comentario previo al festejo, aparecido en el diario Heraldo de Castellón del 20 de marzo, firmado por Pedro Sala, entre otras cosas refiere:

Toros de la vacada de Murube, esos toros nobles, lidiables, de mucho empuje... Toros que obedecen al percal como cuando los lidiadores quieren lucirse, arrimarse, enfrentarse con ellos. Y esos toros serán toreados nada menos que por el pinturero Rafael. Allí veremos salsa esencial torera. Gracia a raudales, arte, filigrana, conocimiento maestro en el arte de Cúchares... Se nos presenta en nuestra plaza el joven Lorenzo Garza, de ruidosos triunfos en cuantas plazas ha toreado. Estilista, dominador, algo belmontista. Además, la furia triunfal de "El Soldado", que como veloz cometa ha conquistado uno de los primeros puestos en los cosos taurinos por su elegancia y valor... Lorenzo Garza y "El Soldado" embelesarán al público con sus faenas limpias, claras, de tonación puramente artística...

La prensa local destacaba los detalles importantes de la corrida de feria y reparaba en los aspectos más importantes de la tauromaquia de cada uno de los artistas que actuarían en el festejo, haciendo notar, como se aprecia, que, en el papel, el cartel era redondo.

La alternativa de El Soldado

El primer toro de la corrida, se ha podido saber que se llamó Perlito y la crónica consigna que El Soldado vistió de ceniza y plata. Lo que cuenta quien firmó como Suspiros para el citado diario Heraldo de Castellón acerca de su actuación es lo siguiente:

El primer toro de la corrida de ayer señala una nueva efeméride en la historia de nuestra plaza, la de la alternativa de El Soldado. Padrino Rafael “El Gallo” y testigo Lorenzo Garza. “El Soldado” luce lucido traje ceniza y plata. Encuentra al toro soso y quedadote. No embiste. Lo desafía valeroso y no consigue la arrancada franca. Varios trallazos por la cara para fijarlo. Un pinchazo sin soltar y media estocada ladeada, no ha habido lucimiento por la soberbia del torero. En el último triunfó El Soldado rotundamente. Mucho valor durante la faena, muletazos soberbios, tocaduras de pitón, música, ovaciones, entusiasmo, y para colofón, un soberbio volapié, saliendo el toro muerto de los vuelos de la muleta, rodando a los pies del mejicano, con las cuatro patas al aire. El Soldado salió triunfador en la tarde de su alternativa.

Por su parte, el enviado del diario madrileño El Liberal, escribió acerca de su actuación ante el sexto de la corrida, que fue el del triunfo:

El Soldado torea a la verónica entre aclamaciones. Alternan en quites los dos mejicanos. Las ovaciones son atronadoras. El Soldado coge las banderillas y clava tres excelentes pares, uno de ellos por dentro en un metro de terreno. Brinda al Sr. Pagés y. solo con el enemigo, el Soldado hace una faena pletórica de arte y de valor. Hay algunos muletazos de gran torero. Se arrodilla, da las espaldas al toro y se encoge de hombros como para evidenciar que esto tiene poca importancia. La faena, superior a toda ponderación, pone al rojo blanco el entusiasmo de los espectadores. Luis mata bien y por unanimidad se le conceden las orejas y el rabo del toro...

Hay algo más de detalle en esta relación, que entre la del cronista local, que, desde el inicio de su relación, confiesa que es gallista y dedica casi todo su espacio a recordar la manera en la que se afilió al partido del genial Rafael en el año de 1900 y la desazón que le produjo ver, que los años no perdonan, en un imaginario diálogo con un sobrino suyo:

Al salir de la plaza respiré tranquilo. Rafael no había fracasado.

- ¿Has visto que bien torea el Gallo? - decía mi sobrino. ¿Has visto qué pases y qué cosas más bonitas ha hecho?

- El Gallo - le contesté tristemente - no ha toreado hoy. ¡Con los años no puede nadie!

Por su parte, Lorenzo Garza también le cortó el rabo al segundo de su lote, quinto de la tarde, pero ese hecho no terminó por convencer al cronista de Castellón, quien resume así su juicio sobre el hacer de los dos toreros mexicanos que actuaron esa tarde:

El valor en el toreo, si bien es la base fundamental para llegar a ser figura, debe ir acompañado de otras cualidades y aptitudes, de las que ayer solo vimos destellos fugaces. Y decimos esto, porque si el valor bastara para ser torero, es indudable que Garza y "El Soldado" serían las figuras mexicanas del toreo pasado, presente y futuro. ¡Qué alardes temerarios los que ayer prodigaron los dos mejicanos en sus faenas de muleta! Ahora que a nosotros no nos convencieron esos desplantes que a nada práctico conducen y que no encierran más finalidad que hacer patente un desprecio total de la vida. Queremos el valor frío, sereno y consciente, pero no la valentía alocada...

El juicio es de una gran dureza y prematuro, porque Garza y El Soldado apenas iniciaban su andadura como matadores de toros y conforme iban asentándose en esa categoría, iban presentando a la afición el verdadero rostro de su hacer ante los toros. Uno como un excelente intérprete del pase natural y el otro, como uno de los más destacados realizadores del toreo a la verónica que la historia de la fiesta ha conocido.

Es así como recuerdo el día de la alternativa de una de las figuras más importantes de la Edad de Oro del Toreo en México, quien además se distinguió por tener una personalidad arrolladora fuera de los redondeles, lo que le hizo ser uno de los personajes más admirados en el llamado planeta de los toros.

domingo, 1 de diciembre de 2024

30 de noviembre de 1924: Juan Espinosa Armillita recibe la alternativa en El Toreo de la Condesa

Juan Espinosa Armillita había debutado como novillero en el año de 1922 y al año siguiente se había presentado en la plaza Chapultepec de la capital mexicana, alternando con el neoyorkino Sidney Franklin en la lidia de novillos de La Encarnación, en festejo matinal y lo haría en el coso de la colonia Condesa el 18 de mayo de 1924, cuando se abrió la temporada de novilladas de ese calendario, misma que constó de 15 festejos menores y tres corridas mixtas. El torero de Saltillo actuó en 14 novilladas y dos de esas corridas con matadores de toros, un hecho inusitado hasta nuestros días.

Fueron sus compañeros de quinta Pepe Ortiz, Genaro Corona, Miguel Gallardo El Diablito, Manuel Gómez Blanco Yucateco o Sidney Franklin entre los novilleros, porque en ese ciclo actuaron varios diestros que habían recibido antes la alternativa y la renunciaron como Samuel Solís, Julián Rodarte, Porfirio Magaña, Cayetano González o Eligio Hernández El Serio. Se ve que habiéndose barruntado que la despedida de Rodolfo Gaona estaba ya cerca, muchos toreros intentaban escalar una cima que en su día no pudieron alcanzar, aprovechando que El Califa de León dejaba las lides en los ruedos.

Apoderado por el matador retirado Eduardo Leal Llaverito – tío abuelo de nuestro contemporáneo Curro Leal – el saltillense Juan Espinosa Armillita desarrolló una triunfal temporada novilleril en el Toreo de la Condesa, imponiéndose en varias de las tardes en las que actuó al complicado ganado al que le tocó enfrentar, porque las novilladas que don José del Rivero adquirió para la temporada en buena medida provinieron de hierros como Parangueo, Galindo, Cazadero, La Encarnación o San Nicolás Peralta y aunque también se presentaron ganaderías como Piedras Negras, Zotoluca, San Mateo o San Diego de los Padres, el número de novillos que enviaron fue bastante menor a las nombradas en primer término.

Polémica temprana

Pronto se desató una polémica acerca de las posibilidades de Armillita. Se comenzó a hablar de que él sería el sucesor de Gaona, quien ya había anunciado que al final de la inminente temporada de corridas de toros se despediría de los ruedos. Al pontifex máximus del gaonismo, Carlos Quirós Monosabio, no pareció caerle bien la propuesta, porque en el número de El Universal Taurino fechado el 24 de junio de ese 1924, en una pieza titulada No se ganó Zamora en una hora, entre otras cuestiones, escribió:

Espinosa no ofrece la singularidad de un caso. Imita – y muy bien hace en imitarlo –, a Gaona. Gaona lo mismo hubiera hecho, si en sus mocedades encuentra a quien copiar... Espinosa será un gran lidiador, muy seguro, muy enterado, muy fácil, pero no marcará huella personal. Se parecerá a otro... Gaona fue él desde sus comienzos. Tuvo semejanzas con modelos que no conocimos, y por ello no pudo sujetársele a ninguna comparación. Y aun cuando siguiera su escuela, puede decirse que no los imitó, sino que, desde un principio, buscó hacer destacar su personalidad... Juan, hasta hoy, poco es lo que tiene hecho para corresponder a las señaladas muestras de estimación que ha recibido de los aficionados... Los que ya creían ver en Juan Espinosa a enemigo de peso para arrojarlo sobre Gaona, se habrán convencido de que ese deseo está verde...

Juzgó, como se puede ver, con inusitada dureza y sin conceder atisbo alguno de duda al joven Armillita que, si bien tenía ya un par de años recorriendo las plazas de nuestra república, demostraba que entendía el torero y tenía voluntad de ser gente en esto.

Dos números después, el 8 de julio siguiente, en el mismo Universal Taurino, don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, replicó a Monosabio y de esa réplica entresaco:

Gaona y Espinosa, cada quien, en su nivel, el uno de maestro cuajado y el otro de aventajadísimo discípulo, los dos son lidiadores estupendos, y si se diera el caso anotado por “Monosabio”, entonces “Armillita” sería algo maravilloso, rayano casi en lo sobrenatural... ¿Qué Gaona creó una personalidad? ¡Quién lo ha dudado hasta ahora! Pero debemos no olvidar, sin que por ello disminuya en algo su enorme mérito, que fue guiado por un maestro que no desatendió el más insignificante detalle a fin de que sus discípulos, de acuerdo con su inteligencia y aptitudes, los aprovecharan, poniéndoles como modelos a los grandes clásicos de su época... Si Espinosa no es muy variado en su repertorio – que sí lo es – culpa debe ser de su modelo, que en los últimos tiempos se muestra demasiado avaro de las riquezas de su arte. Si Espinosa hubiera visto a Gaona en los tiempos a que alude el señor “Monosabio”, indudablemente que sería tan largo como lo era entonces el futuro Califa...

Muy temprano se le tiraron a la yugular al joven Armillita, por su deseo de tratar de ser un torero importante y de escalar con rapidez la primera línea de la torería nacional.

La octava corrida de la temporada 1924 – 25

La alternativa de Juan Espinosa Armillita se programó para el domingo 30 de noviembre de 1924, anunciándose como padrino al leonés Rodolfo Gaona y para atestiguar la ceremonia al madrileño Antonio Márquez quien se presentaba en la temporada. El encierro seleccionado al efecto fue de la ganadería de Zotoluca, propiedad de don Aurelio Carvajal. Las entradas a la plaza se agotaron con bastante anticipación. Escribió Verduguillo para El Universal Taurino:

La alternativa de “Armillita” y la reaparición de Márquez, han hecho el milagro. No cabe la gente en los tendidos y los que han llegado tarde, se han visto en la necesidad de escalar las azoteas y allí tomar asiento… Los Sres. Presidentes, Generales Obregón y Calles, han sido ovacionados al entrar en el circo. La ovación se ha prolongado por varios minutos, y han tomado parte en el agasajo todos los concurrentes… “Chicuelo” es también aplaudido, cuando ocupa su barrera de primera fila, Y para que nadie se sienta, también aplaudimos al C. Regidor que preside la corrida, a pesar de que no conoce el reglamento de toros vigente…

Lleno hasta en la azotea y personajes de renombre en los tendidos. Cuando en los carteles se ofrecen combinaciones formadas con imaginación, inteligencia y atendiendo al interés de la afición, ésta se retrata en las taquillas y llena las plazas. Esta particular fórmula es infalible.

Sigue escribiendo Rafael Solana en su crónica:

Las cuadrillas hacen el paseo, marchando al frente un charro vestido a la usanza de hace algunos años, y tras de éste, los maestros Rodolfo Gaona (de tabaco y oro), Antonio Márquez (de verde esmeralda y oro) y Juan Espinosa “Armillita” (también de tabaco y oro). Los tres espadas son ovacionados, y cuando los varilargueros ocupan sus puestos, sin colocarse ningún peón entre ambos, como lo dispone el reglamento, Rosendo Béjar manda que salga el primero…

El toro de la alternativa de Armillita se llamó Costurero, de pelo cárdeno oscuro, listón, salpicado, bragado y estaba marcado con el número 34. Ante él, el toricantano realizó una faena en la que destacó su actuación en el segundo tercio:

Juan Espinosa toma los garapullos... Después de dos salidas en falso, el niño se decide y prende un magnífico par, llegando a la. cara, y cuadrando como los grandes banderilleros… La ejecución ha sido colosal. Por el lado izquierdo va ahora el muchacho. Se pasa sin clavar una vez, y a la segunda, deja uno de poder a poder estupendo, Las palmas que se le tributaron fueron pocas, y eso que toda la plaza aplaudió... Lo dicho: “Armilla” es as con las banderillas. ¿Estamos de acuerdo? … brinda a los Presidentes, y se encara desde luego con “Costurero” que ha llegado al trance final con la cabeza suelta… Los primeros cuatro muletazos son de torero enterado, por bajo, para castigar… Lograda la cuadratura, el de Saltillo, se perfila en corto, emprende el viaje derecho y rápido, y hunde todo el acero, un tanto perpendicular y delantero, con lo que basta para que “Costurero” quede en condiciones de ser descabellado, lo que hace Juan en dos tiempos, es decir: primero toca un poquitín, cayendo el toro, pero el puntillero lo levanta, y luego Espinosa tiene que descabellar por segunda. vez; ahora sí completo…

Como se puede leer, la alternativa de Juan Espinosa Armillita no fue triunfal, pero sí fue una demostración de que se trataba de un torero poderoso, con capacidad para superar las dificultades que los toros le presentaran y, sobre todo, que estaba listo para la alternativa que le había sido concedida.

Rodolfo Gaona ante Pavo

Señalaba Verduguillo al relatar la actuación de Armillita que éste último era un as con las banderillas. Pues bien, Rodolfo Gaona, quien era un consumado artista del segundo tercio, no iba a dejarse pisar el terreno y aunque el cuarto de la tarde, Pavo, un muy bien armado berrendo en negro no era precisamente el toro ideal, salió a dejar su rúbrica y a establecer que él seguía siendo, todavía, el principal en esos menesteres:

Del segundo tercio se encarga Don Rodolfo. He puesto DON, y van ustedes a ver por qué. Por lo pronto, clava el Indio un par muy bueno, de poder a poder, por el lado derecho. Luego prende un sesgo por fuera colosalisímo. Cuartea en seguida otro par por el lado izquierdo, de maestro, llegando y... “Asómate a la: ventana para que mi alma no pene” ... ¿Y el cuarto par? Bueno: un sesgo por dentro, faltando un milímetro para que el Indio quedara clavado en las tablas. ¿Valientes a mí? Yo borro donde otro pinte. Por supuesto que ese cuarto par, que fue hazaña de maestro y además de hombre, provocó en los tendidos enorme alboroto… No escribí... y conste, que para que yo no escriba, y me dedique a contemplar una faena con todo el afán y toda la sed de emociones que mi pecho encierra, debe ser ella muy grande, enorme. Básteme decir, que las célebres faenas de “Brillantino” y “Faisán” quedaron borradas por la inenarrable labor del Indio…

El celo es un ingrediente fundamental para ser figura del toreo, el tener ese deseo de mantener y defender el sitio que se ha ganado delante de los toros.

El encierro de Zotoluca

La corrida enviada a El Toreo por don Aurelio Carvajal tuvo edad y cuajo. Los toros de la divisa celeste y rojo y que llevaban el antiguo hierro de Tepeyahualco, dejaron satisfechos a todos con su presentación:

Hay encerrados para esta tarde, seis buenos mozos de Zotoluca. Ya sabemos que don Aurelio Carvajal, es entre los ganaderos, uno de los que más se ha venido preocupando porque sus reses tengan buena presentación y tipo. De “Zotoluca” no salen becerros. Y el que quiera desmentirme, no tiene más que ver que las dos corridas que se han lidiado este año, han sido las más serias de cuantas hemos visto… Es una corrida de prueba la que hay encerrada en los corrales. No parece, sino que Pepe del Rivero quiso encerrar a “Armillita” en su alternativa con toros de respeto para que les vaya perdiendo el miedo, y para demostrar a los incrédulos que el joven de Coahuila puede con todo lo que le echen...

Coda

Sin duda que el hecho que se proclamara a Juan Espinosa Armillita como sucesor de Rodolfo Gaona, molestó a muchos de los seguidores del Califa. La historia nos enseña que después de una interesante y digna trayectoria como matador de toros en ruedos de España y de México, sería también un enorme y muy distinguido hombre de plata.

Pero otro Armillita, Fermín Espinosa, que sí sucedió a Rodolfo Gaona y que, sin duda, es la principal figura del toreo que México haya dado a la historia, se presentó en El Toreo, con 13 años de edad, el 13 de agosto de ese mismo año de 1924. 

La dinastía Armillita había llegado para quedarse.

lunes, 16 de septiembre de 2024

16 de septiembre de 1934: Ricardo Torres recibe la alternativa en Barcelona

Ricardo Torres fue el triunfador de la temporada de novilladas en El Toreo en 1933. De los 27 festejos que consistió el ciclo, toreó 14, observándose en el elenco que allí se presentó la presencia de nombres como los de Silverio Pérez, Arturo Álvarez Vizcaíno, Alfonso Ramírez Calesero o Manuel Gutiérrez Espartero, quienes bastante darían de que hablar tiempo después. Cuenta Verduguillo en sus Tres Décadas de Toreo en México, la forma en la que se gestó la alternativa de Ricardo Torres en la plaza de la colonia Condesa:

La corrida de Covadonga, que había sido vieja costumbre celebrar, y que era tradicionalmente una de las más rumbosas de cada temporada, no podía celebrarse, porque los toreros estaban muy vistos ya, y el único español de la temporada, Ortega había toreado tanto, y sin interrupción, que ya había colmado la medida; pero entonces, don Antonio Llaguno tuvo una idea; tomó el teléfono y llamó directamente a Madrid a su amigo Victoriano de La Serna, y lo contrató para venir a matar dos corridas de San Mateo... en poco más de una semana lo tuvimos aquí... el “Rex” hacía de Gibraltar a Nueva York cuatro días, y el ferrocarril de Nueva York a la estación de Colonia tres y medio; otros barcos hacían entre La Coruña y Veracruz un promedio de once a quince días de navegación... vinieron las dos corridas de La Serna con los sanmateos: la primera fue la de Covadonga, mano a mano con Balderas, protegido entonces del señor Llaguno; y, la segunda, con Balderas y Ricardo Torres, que recibió la alternativa, esa fue la corrida de la Prensa...

Así pues, esa Corrida de la Prensa se celebró el domingo 18 de febrero de 1934, y en ella, Alberto Balderas, en presencia de Victoriano de La Serna le cedió los trastos para pasaportar al toro Rumboso, primero de la corrida de San Mateo lidiada esa tarde.

Con ese bagaje, el discípulo de Samuel Solís se marchó a España a intentar torear, a sabiendas de que para hacerlo tendría que renunciar a la alternativa recibida en la capital mexicana y torear novilladas para justificar que se le otorgara de nueva cuenta. Su buena manera de hacer el toreo le permite desarrollar una interesante temporada en ruedos hispanos, en la que destacan 5 tardes en Madrid, una en Sevilla y dos en Barcelona. Por ello, la corrida de su alternativa se programó para el día 16 de septiembre de ese año precisamente en la Monumental Barcelonesa, donde le apadrinaría Marcial Lalanda, con el testimonio de Antonio Posada, contándose además con la actuación en el primer y último lugar del rejoneador español Antonio Cañero; los toros serían de Julián Fernández, antes Vicente Martínez y dos de Nemesio Villarroel para el rejoneador. El semanario barcelonés La Fiesta Brava, fechado el 14 de septiembre de ese año, anunciaba:

De padrino oficiará, Marcial Lalanda, al que acompañará Antonio Posada. Los toros serán de Vicente Martínez y antes de la ceremonia habrá un prólogo a cargo del rejoneador Cañero… Ricardo Torres se ha ganado a pulso el doctorado en Barcelona. A la novillada de su presentación vino decidido a ganarse el espaldarazo y la empresa, ante el éxito alcanzado por Torres, se apresuró a ofrecerle la ansiada alternativa… Ricardo Torres llega a la alternativa con el refrendo de los públicos más exigentes de España, ante los que ha demostrado el joven mejicano que hay en él un torero de gran capacidad técnica y de una calidad artística extraordinaria. Esa impresión sacó nuestro público en la novillada de presentación de este artista que el domingo recibirá en España el refrendo de su doctorado en Méjico, ilusión que trajo de su patria y que deseamos vea satisfecha coronada por el éxito más decisivo… ¡Suerte Ricardo!

La corrida del 16 de septiembre de 1934

Abierta la puerta de cuadrillas, sale por delante el caballero en plaza Antonio Cañero, vestido a la usanza campera andaluza, y tras de él a la izquierda de la formación Marcial Lalanda vestido de verde manzana y oro; a la derecha, el sevillano Antonio Posada, quien llevaba un terno rosa palo y oro y al centro, el toricantano Ricardo Torres vistiendo un terno gris perla bordado también en oro. 

El primero de la lidia ordinaria, toro de la alternativa de Ricardo Torres se llamó Verdejo, un toro que de acuerdo a las crónicas era colorado, grande y cornalón. Ante él, la actuación del torero hidalguense que recibía la alternativa fue descrita de la siguiente manera por Fernando Sayos Trincherilla, a la vez cronista y director del semanario La Fiesta Brava:

Ricardo Torres, que vestía flamante terno perla y oro, saludó al que rompió plaza, "Verdejo", castaño, grande y cornalón, con unas verónicas en las que aguantó valerosamente la embestida incierta del enemigo. Se le aplaudió fuertemente, pues hubo en los lances, aparte un innegable valor, mucho arte de torero… Tres veces entró a los caballos el de Fernández, saliéndose siempre suelto, por lo que no hubo ocasión de que intervinieran los espadas… En su afán de complacer. Torres, uno de los banderilleros más grandes que han venido de Méjico, cogió los palos, porfió en todos los terrenos, tratando de alegrar al mansurrón cuya sosería aumentaba por momentos, para prender dos pares en los que Ricardo lo hizo todo… Entre aplausos. Marcial cedió los trastos al neófito, quien abrazó emocionado al padrino, brindando luego a su paisano “Verduguillo”, crítico taurino de “El Universal” de Méjico… Gazapeando tomó la muleta el de los cuernos y Torres, decidido y valeroso lo dobló tres veces con ayudados bajos, perdiendo los avíos en un derrote… Siguió con pases de castigo, muy cerca de los pitones, sin amilanarle los gañafones que le tiraba el galán, y, cuando éste se le puso a tiro, arrancó a herir, pinchó llevándose el arma y repitió con una estocada en la yema que hizo doblar… Hubo aplausos y saludos…

Destaca el hecho de que se hiciera constar en la relación el que Verduguillo hacía labor en aquellas tierras por esos días, siguiendo principalmente, creo, a la pareja Garza – El Soldado que se puso de moda justamente en Madrid en ese mismo calendario.

Por su parte y de manera más escueta, J.M. Hernández, quien escribió la crónica para el diario barcelonés El Noticiero Universal, resume la actuación de Ricardo Torres ante el toro de su alternativa, de la siguiente manera:

Ricardo Torres volvió a tomar ayer tarde la alternativa. La había tomado ya en Méjico este invierno último de manos de Victoriano de La Serna, y al venir a torear a España renunció al doctorado. Cuando se presentó en Barcelona nos impresionó tan favorablemente que dijimos de él se trataba de un gran torero... Con el de la alternativa aun estuvo el muchacho animosillo y torero. Veroniqueó con arte. Puso dos pares de banderillas haciéndolo todo él, porque el bicho esperaba. Lo pasó de muleta cerca, valiente, dominador, salvando por mando en el engaño las coladas del cornúpeto. Mató de un pinchazo sin soltar y una entera caidilla y atravesadilla. Le ovacionaron y salió al tercio...

De lo transcrito se puede advertir que no fue precisamente la alternativa soñada, más como veremos adelante, no ha sido por falta de voluntad de los toreros.

El encierro de Julián Fernández Martínez

Las crónicas que pude consultar se refieren a un a corrida ejemplarmente presentada, aunque la estampa de los toros no correspondiera al juego que después dieron en el ruedo. Señala el ya citado Trincherilla en su crónica del festejo:

Si la bravura hubiera corrido pareja con la presentación, ésta de Julián Fernández hubiera sido una corrida magnífica. El ganadero lo fio todo a la presentación de sus reses – gordas, lustrosas, bien armadas – y el resultado fue una esaborición… Salvo el corrido en quinto lugar – un ejemplar magnífico, berrendo en negro largo, – estupendamente criado y que peleó con alegría y acusó bravura y nobleza hasta el cuarto muletazo – las reses no acusaron aquellas excelentes cualidades que lucieron que los toreros codiciaran la ganadería de Vicente Martínez… Mansotes, reservones, con medias arrancadas, la lidia que dieron estos toros estuvo llena de dificultades, imposibilitando el lucimiento de los espadas…

No obstante, Marcial Lalanda se entretuvo en cortarle el rabo al primero de su lote y Antonio Posada con el quinto de la corrida realizó, a decir de las crónicas, la faena más torera. 

Lo que seguiría en la historia de Ricardo Torres

Ricardo Torres volvería a México a confirmar esta su segunda alternativa a El Toreo el 2 de diciembre de ese 1934, siendo su padrino Domingo Ortega y fungiendo como testigo Antonio García Maravilla, el toro de la ceremonia sería Colorín de Piedras Negras y hasta el año de 1936 volvería a Madrid a confirmarla allá, justamente el 12 de abril de ese año, de manos de Victoriano Roger Valencia II y siendo testigos Pepe Amorós y Pepe Gallardo, cediéndosele el toro Esparragueño de Pallarés Hermanos.

A la altura de esas fechas, Ricardo Torres era el décimo torero mexicano en recibir la alternativa en Barcelona. Antes que él la obtuvieron Carlos Lombardini, Pedro López, Juan Silveti, y Luis Freg en el ruedo de Las Arenas, Joselito Flores en el de La Barceloneta, y Pepe Ortiz, Fermín Espinosa Armillita, Heriberto García y David Liceaga en el de la Monumental.

No obstante, Barcelona seguiría siendo punto de ingreso y destino de la torería mexicana siempre que fue posible ofrecer toros en ese lugar, que más pronto que tarde deberá ser recuperado para la fiesta de los toros.



domingo, 25 de agosto de 2024

26 de agosto de 1951: En la inauguración de la plaza de Piedrahita, recibe la alternativa Paco Ortiz

Anuncio de los festejos de inauguración
Diario de Ávila 23 de agosto 1951

Piedrahita es la cabecera de uno de los municipios de la provincia de Ávila, situado en el valle de Corneja, en la Sierra de Gredos, actualmente parte de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Hace 73 años tenía una población algo superior a los tres mil habitantes, que se distinguía en esos días por contar en su casco urbano con el palacio de los duques de Alba, el templo de La Asunción, el convento de los Carmelitas, y muy principalmente la Ermita de la Virgen de la Vega.

El entonces interventor de la Administración del Estado en Ávila, Eugenio Gómez Pereira, tuvo la iniciativa de construir una plaza de toros en Piedrahita, según declaró al Diario de Ávila, fechado el día 23 de agosto de 1951:

Ilusiones nacidas del cariño que siento por el pueblo; no en balde soy hijo adoptivo del mismo y eran varios los años que, al llegar la época de las fiestas, escuchaba sus lamentaciones por el poco realce que alcanzaban al no haber Plaza de Toros. Esta fue la causa de que yo tomara la iniciativa para su construcción…

La obra se encargó al arquitecto municipal Clemente Oria González, quien también es el autor del proyecto y quien realizó un coso de mampostería con una capacidad para cinco o seis mil personas, según la fuente que se consulte. Dice la nota aparecida en el diario madrileño ABC del 28 de agosto del mismo 1951:

Ya tiene la ciudad abulense un circo taurino de primera categoría; su aforo es dé 6,000 localidades y está construido en piedra. Las obras han costado dos millones de pesetas…

La inauguración de la plaza de toros, nombrada la Monumental de Castilla la Vieja, constituiría un evento importante para la comunidad de Piedrahita.

Los preparativos del festejo

La comunidad piedrahitense esperó con alegría la inauguración del escenario que daría realce a sus fiestas de agosto. Así, en el Diario de Ávila del 22 de septiembre anterior a la corrida, se anuncia que uno de los principales establecimientos de la localidad se hacía eco del festejo inaugural:

Con una delicadeza exquisita, propia del establecimiento «Bazar El Siglo» se exhibe en sus escaparates un verdadero museo taurómaco, en el que no falta detalle de todos los aditamentos propios de la fiesta nacional… fotografías y programas de distintas épocas y gustos, desde el papel de estraza, hasta el de seda y raso, regalos de aficionados al arte de Cúchares, a sus novias, y, en fin, tantas y tantas cosas, que han llamado enormemente la atención del público, y que ha felicitado por esta nueva al dueño del establecimiento, el amigo Desiderio, que a pesar de haber permanecido mucho tiempo allende los mares, volvió a su patria chica que tanto añoraba…

También, la misma publicación daba cuenta de la reseña de los toros salmantinos de doña María Antonia Fonseca que lidiarían Pablo Lalanda, Julio Aparicio y Paco Ortiz quien recibiría la alternativa en tan señalada tarde:

Se lidiarán seis hermosos toros de la acreditada ganadería de doña María Antonia Fonseca Herrero, del campo de Salamanca, con divisa blanca y negra, que no hay duda darán guerra a los varilargueros y a los rehileteros, para después llegar a los maestros, de los que esperamos buenas lecciones… Los toros nos dicen que son de lámina y trapío y que prometen dar juego, y la lista por el orden de números es como sigue: el Número 43 «Botonero», negro; 57 «Sombrerero», negro listón; 74 «Lavandero», negro bragado; 31 «Perdido», negro; 33 «Pimentero», negro listón; 90 «Jovencillo», negro bragado»…

Los toros eran en ese día de origen Coquilla y el hierro y divisa que llevaban actualmente corresponde a la ganadería que se anuncia como Los Guateles. Julio Aparicio era uno de los toreros predilectos en esa casa.

En el número de El Ruedo salido el 16 de agosto anterior, se publicó este curioso adelanto:

El próximo día 26, domingo, se inaugurará la Plaza de toros de Piedrahita con una corrida en la que actuarán Pablo Lalanda, Julio Aparicio y el novillero mejicano Paco Ortiz, que tornará la alternativa, por acuerdo especial, de manos del segundo espada, de Julio Aparicio…

Como adelante veremos, las cosas no sucederían exactamente así.

La corrida inaugural

La Monumental de Castilla la Vieja casi se llenó en su primera tarde de toros y llevando como alguacilillo al frente al pequeño hijo del promotor de la obra Eugenio Gamo Gómez Pereira, los alternantes partieron plaza, guardando en el paseíllo justamente los puestos que por su antigüedad les correspondían, por lo que el anticipo de El Ruedo vino a ser cuando mucho, una declaración de buenas intenciones.

Paco Ortiz cortaría la oreja al toro de su alternativa. El cronista del Diario de Ávila, firmando como P.P. Luis, relata:

Paco Ortiz le recoge con unos lances muy ceñidos y con una sola vara, porque el pobre torete no puede más, se cambia el tercio en que los banderilleros cumplen… Pablo Lalanda entrega dos trastos de matar al mejicano que abraza emocionado a los dos matadores y empieza su faena que ha brindado al público, con unos pases por alto a los que siguen unas manoletinas y dos naturales que se aplauden, después intercala unos mantazos raros que un vecino del callejón califica de “pase del desprecio” y entra a matar agarrando un pinchazo y después una estocada. El público le aplaude y la Presidencia le concede la oreja…

En el segundo toro de su lote, el toricantano vuelve a conquistar la atención de la concurrencia. Sigue contando el cronista:

Sexto, negro. Paco Ortiz recoge al toro que es más grande y con más poder que sus hermanos y ejecuta unas chicuelinas ceñidísimas. Los piqueros cumplen y Ortiz que está deseando agradar comienza su faena que brinda a la señora de González de Vega (don Ramón), arquitecto de Ávila, con unos pases ayudados por alto a los que siguen una agrie de naturales, de pecho y les otros de su invención. Con un valor extraordinario aguanta varias tarascadas que le larga el morlaco, resultando cogido aparatosamente, pero se levanta sin inmutarse y con el traje destrozado sigue la faena va lentísimo, terminando con el toro de dos buenas estocadas…

Perdió los trofeos por los fallos con los aceros, pero dejó constancia de su valor y su entrega en una tarde trascendente para su futuro.

Pablo Lalanda, por su parte, le cortó las dos orejas al cuarto de la tarde, el que mejor comportamiento tuvo en el ruedo:

Pablo Lalanda le fija con unos capotazos y pide a la Presidencia que cambie el tercio, sin que los de aúpa intervengan y con el toro enterito, después de brindar a la Princesa de Bulgaria que ocupaba una barrera acompañada del Cónsul de Bolivia, empieza la faena de rodillas, siguiendo con pases de todas las marcas en los que sobresalen varios naturales citando de hinojos, (ovación) sigue con unas manoletinas mirando al tendido y otra serie de naturales y desplantes que se ovacionan. Entra a matar agarrando media estocada que con otra entera superior hacen rodar al toro sin puntilla, ovación dos orejas, vuelta al ruedo y salida al tercio…

Por su parte, Julio Aparicio sorteó el lote menos adecuado para el lucimiento y solamente pudo dar una vuelta al ruedo tras finiquitar al tercero de la corrida.

Nada nuevo bajo el sol...

P.P. Luis hace notar la irregularidad existente en cuanto a la integridad y la presencia de los toros que se lidiaron al inicio de su crónica:

La inauguración de una Plaza de toros en la provincia y el cartel anunciado para ello, trasladaron ayer al revistero a la Villa del Corneja, y a fe que llevaba la esperanza de pasar una gran tarde de toros, porque en aquellos momentos del viaje, en una buena tarde de sol que amortiguaba el aire serrano, no se acordaba que, en estos tiempos modernos, “Fígaro” tenía sucursales en casi todas las dehesas donde se cría ganado que algunas veces resulta bravo… Pero los tiempos adelantan que es una barbaridad como decía don Hilarión y así vimos que los toros enviados por doña María Antonia Fonseca Herrero, del Campo de Salamanca, además de pequeños, tenían tan bien cuidada la cabeza que quitaban toda emoción a la fiesta…

No cambian las cosas. De lo que hoy en día podemos enterarnos casi en tiempo real, hace casi tres cuartos de siglo, se dejaba patente en letra impresa. Los toros anunciados como tales, no lo parecían y también se hacía evidente que las astas de los lidiados en la fecha, no estaban íntegras, lo que, como dice el cronista, le quita el ingrediente de la emoción al espectáculo, indispensable en todo festejo taurino.

Y es que agrega, la calidad de la plaza que se inauguraba ameritaba otra presentación del ganado:

Y nos volvimos un poco apenados al comprobar cómo en una cabeza de partido puede llegarse a construir una plaza de toros, que es el espectáculo que mueve a las multitudes, mientras en la capital tenemos que seguir con este encerradero de ganados que creemos mandó construir Recaredo…

Sin embargo, el ambiente festivo contagió a quienes asistieron a este festejo de inauguración y así, se llevaron en hombros a la fonda a Pablo Lalanda y a Paco Ortiz, como triunfadores de la tarde.

Esta alternativa, la segunda que recibiría en su carrera, Paco Ortiz la confirmaría en la Plaza México el 6 de marzo de 1952, de manos de Félix Briones, quien le cedió al toro Churumbel de Atlanga, en presencia de Pepe Luis Vázquez (mexicano). También renunciaría a esta alternativa, para recibir una tercera el 16 de noviembre de 1959, de manos de Luis Castro El Soldado, en Pachuca, misma que ya no confirmó.

Paco Ortiz falleció en Pachuca, Hidalgo, el 13 de junio de 1984.

Aviso parroquial: Los resaltados en los extractos de la crónica de P.P. Luis son obra imputable únicamente a este amanuense, porque no obran así en su respectivo original.

domingo, 9 de junio de 2024

4 de junio de 1931: La alternativa de Carmelo Pérez en Toledo

Carmelo Pérez
Toledo 04/06/1931
Carmelo Pérez había recibido una alternativa el 13 de enero de 1929, en Puebla, apadrinado por Joaquín Rodríguez Cagancho y con el testimonio de Heriberto García, ante toros de San Nicolás Peralta. Sin embargo, el torero mexiquense ejercería poco tiempo ese doctorado, porque regresaría a las filas de la novillería el 5 de mayo siguiente, en El Toreo, alternando con Jesús Solórzano y Alberto Balderas.

Carmelo Pérez, Esteban García y Jesús Solórzano terminarían siendo los triunfadores de esa temporada novilleril de 1929. El texcocano ganó, en una tercia de festejos mano a mano con Esteban García celebrados los días 18 de julio, 18 de agosto y 1º de septiembre de ese año, un anillo de oro con un gran brillante y por su parte el futuro Rey del Temple se llevaría a casa la Oreja de Plata disputada el 15 de septiembre en un cartel de cuatro toreros y ocho toros.

La obtención del anillo de oro hizo pensar, ahora en este caso, a la empresa de El Toreo, que era el momento de que Carmelo Pérez se convirtiera en matador de toros de nueva cuenta. Rafael Solana Verduguillo, en su obra Tres Décadas de Toreo en México, cuenta lo siguiente a este propósito:

Al correrse la voz de que Carmelo iba a doctorarse y a tomar parte en la temporada grande, muchos viejos aficionados, amigos del diestro, nos pusimos en movimiento tratando de evitar que el torero de Texcoco cometiera semejante disparate… Yo hablé con Carmelo con toda claridad: Mira Carmelo, tú todavía no estás preparado para la alternativa, te cogen mucho los novillos… Cuando vengan las corridas gordas y graneadas, va a ser diferente el caso, vas a tener que sortear y si te toca un toro fuerte, te puede lastimar de verdad…

Al llegar a tratar con la empresa, encabezada por Rodolfo Gaona y Benjamín El Chato Padilla, Carmelo Pérez intentó evadir el compromiso, señalando precisamente la apreciación de Verduguillo, en el sentido de su verdor. El Califa de León insistió en hablar con su apoderado, Carmelo de la Rosa, quien era el encargado del zarzo de banderillas de la plaza y le empujó a firmar un contrato para una alternativa prematura y que como la historia lo demuestra, tuvo un final trágico.

En esas condiciones, Cagancho volvió a hacer matador de toros a Carmelo Pérez, en esta ocasión en El Toreo de la Condesa, el 3 de noviembre de ese 1929, con el testimonio otra vez de Heriberto García, con toros de San Diego de los Padres. El toro de la ceremonia se llamó Granado, y como lo vaticinó Rafael Solana, en la faena de muleta le dio una dura paliza. Tres domingos después, otro sandieguino, éste llamado Michín, marcaría el inicio del fin para los días del torero texcocano.

Después de Michín

Los médicos Javier Ibarra, José Rojo de la Vega y Carlos Herrera Garduño salvaron la vida de Carmelo, pero en una situación en la que la medicina carecía de los avances que hoy tiene, la ausencia de equipos de diagnóstico y de antibióticos, convirtieron en un verdadero vía crucis la recuperación del torero de Texcoco. A ese propósito, cuenta Guillermo H. Cantú:

Al despertar de la anestesia, Carmelo constató una cosa: el infierno no habían sido las cornadas tremendas de “Michín”, sino la penosísima, lenta e incompleta recuperación que en esos instantes se iniciaba… En 1929 aún no existía la penicilina ni otros antibióticos, la fístula de la espalda hubo de ser controlada con métodos prolongados como dolorosos. Una a una, las costillas del costado derecho de Carmelo fueron extirpadas… No fue únicamente tener que respirar con un solo pulmón, ni cargar el resto de su ya corta vida apósitos de algodón para dar volumen a aquél medio torso disimulado y supurante… sino además “un sufrimiento todavía mayor y para el que Carmelo necesitó echar mano de toda su hombría y de toda su fuerza de voluntad: desacostumbrarse a la droga, a la morfina, a base de la cual había vivido medio año”. ¡Y también lo logró! …

Los médicos que le atendían, advirtieron a Carmelo que era necesario guardar reposo absoluto para completar su recuperación y permitir en un futuro la reparación de la fístula que se generó a causa de la cirugía a la que se le sometió para reparar las heridas de la cornada. Pero el torero tenía otros planes al parecer, y en cuanto sintió las fuerzas suficientes se puso a prepararse para reaparecer, haciendo ejercicio para recuperar la condición física y haciendo toreo de salón.

Reapareció el 4 de enero de 1931 en El Toreo, alternando con Luis Freg y Manolo Bienvenida en la lidia de toros de La Laguna y volvería a la gran plaza los domingos 11 y 18 de ese mismo mes. Justamente en la corrida del día 11, alternando con Chicuelo y David Liceaga que recibía la alternativa, le cortó el rabo al toro Viñero de Zacatepec. El 15 de febrero en Guadalajara, realizó otra gran faena a otro toro número 66 de don Daniel Muñoz y terminó su campaña en México el 22 de febrero en El Toreo alternando con Francisco Tamarit Chaves y Pepe Ortiz en la Corrida de Covadonga.

España y Toledo

Terminada su campaña en México, Carmelo cultivó la idea de confirmar su alternativa en Madrid y hacer una campaña en forma por aquellas plazas, consiguiendo que le apoderara don Domingo González Mateos Dominguín.

Las alternativas recibidas en México no fueron reconocidas en España durante muchos años, así que los toreros mexicanos y en general, quienes las recibían aquí, tenían que volver a hacerlo en una plaza de allá para poder actuar como matadores de toros. La de Carmelo Pérez se programó para el 4 de junio de ese 1931, en Toledo. Era la tradicional Corrida del Corpus. Originalmente estaba puesto como su padrino Gitanillo de Triana, pero el 31 de mayo anterior Fandanguero de Graciliano Pérez Tabernero acabó a plazo con su vida en Madrid y se contrató para sustituirle a Manuel Jiménez Chicuelo. El testigo sería un torero de la tierra recién alternativado llamado Domingo Ortega. Los toros serían del Conde de Antillón antes de Ildefonso Sánchez Rico, de origen Contreras. Al final solamente se lidiaron cinco de los toros anunciados, pues el primero de la tarde fue de Terrones, llamado Presidente, sustituto de uno que fue muerto en los corrales.

Escribió Recorte para el diario madrileño La Libertad del día siguiente al del festejo:

El alternativado Carmelo Pérez no estuvo muy afortunado en el reparto, y de aquí que el resultado de su actuación no respondiese a lo que nos habían prometido sus mentores y nuestros compañeros del país de Moctezuma. Quizá la diferencia de temperamento en el ganado, unido al desentrenamiento que motivó una convalecencia de cerca de un año, a consecuencia de una gravísima cornada que recibió, y por añadidura el desconocimiento del carácter de nuestro público. Influyese en cierto apocamiento, azoramiento o preocupación que observamos en el nuevo matador… Sin embargo, le vimos ceñirse extraordinariamente con el capote y templar, ejecutando algo así como aquel lance que se denominó el «puente trágico», y en esto fue ovacionado… Luego, con la muleta, estuvo demasiado breve en el toro de la alternativa; dos muletazos tan solo, porque vio el mejicano que el enemigo no estaba para adornos. Al sexto, que ofrecía peligro por el lado derecho, le dio tres soberbios muletazos de pecho por el lado izquierdo, «haciendo la estatua». Matando estuvo muy breve también… Como fue tan sucinta la labor de Carmelo Pérez no nos atrevemos a formular juicio respecto a su porvenir en la carrera taurina, y hemos de conformarnos con hacer constar que la Empresa de El Toreo, de Méjico, ganó con Carmelo una buena cantidad de miles de pesos…

Por su parte, Corinto y Oro, en el ejemplar de La Voz, salido la noche misma del festejo, elaboró el siguiente análisis:

Carmelo Pérez recibe la alternativa de manos de Chicuelo y pasa a entendérselas con el toro, que está difícil y nada en su favor para debutar en España. El bicho está cada vez más bronco y tirando infinidad de cornadas por minuto. El mejicano le hace una faena brevísima y lo tumba de un sartenazo... Sexto. – Negro. De lámina, una preciosidad. Veremos de lo otro. Pues de lo otro, que se lleva muy poco con los anteriores; es decir, que es manso, sin redención posible. Salta al callejón por el 1. Carmelo Pérez veroniquea parando mucho y echando la mano abajo, como los toreros buenos, y lo mismo hace en el primer quite. Este torero, al toro que te le arranque franco le hará cosas de mucha emoción; con el difícil le falta prestancia y soltura. El bicho es tardo en varas y retrocede siempre ante los toreros de a pie… El mejicano insiste en pararse con el enemigo en dos ocasiones, pero le falta adversario claro… Carmelo Pérez quiere pararse con el toro en el pase de la muerte; pero el adversario le dice que nones; es decir, que no se le arranca. Un poco precipitado y algo inconsciente de lo que el toro necesita, que es machetearlo sobre las piernas para apoderarse de él, lo busca porfiadamente, queriendo hacer la estatua y sacarle la muleta por el rabo; pero no lo consigue, porque el bicho retrocede siempre. Y tras una faena breve, con dos pinchazos, sin estar el toro perfectamente igualado, y media estocada, lo entrega a las mulillas…

El mal juego de los toros redituó en una tarde en la que reinó el aburrimiento, conclusión unánime de los dos cronistas ya citados, así como de Gregorio Corrochano en el ABC madrileño, Rehilete en el diario La Tierra o Francisco Martínez Corbalán F. Asturias en el diario Ahora.

Después de la corrida de Toledo, Carmelo Pérez decidió ponerse en las manos del renombrado cirujano Jacinto Segovia para intentar librarse de la fístula torácica que tanto le molestaba. Ello a pesar de que ya desde antes de salir de México los doctores Ibarra, Rojo de la Vega y Herrera Garduño le habían advertido que era una cirugía de muy alto riesgo y que no merecía el riesgo intentarla. Sin embargo, la intentó y el resultado final ya lo conocemos y está contado en estas mismas páginas virtuales (aquí).

domingo, 2 de junio de 2024

3 de junio de 1984: Valente Arellano recibe la alternativa en Monterrey

Era el verano de 1975, fui invitado a una tienta en Chichimeco por Miguel Espinosa Armillita, quien había sido mi compañero en la escuela desde la primaria y quien se preparaba para presentarse en las plazas como novillero en el siguiente calendario. Era también época de vendimia, pues en esa época todavía en Aguascalientes se cultivaban vides con fines de vinificación y las tierras de su familia no eran excepción. Allí sus hermanos Manolo y Fermín, matadores de toros ambos y el Maestro Armillita dirigían las labores de selección de hembras, lo que presenciaba yo desde la gradería de la placita de tientas.

Me llamó la atención sobremanera que un chiquillo de alrededor de una docena de años, al que todos llamaban Valente, salía a tomar las tres de casi todas las becerras que eran tentadas y que con bastante gracia y, sobre todo, con conocimiento, les pegaba algunas series de muletazos. Pero, además, escuchaba las instrucciones que tanto el Maestro Fermín desde las alturas o sus hijos desde los burladeros le daban y las llevaba a la práctica.

Terminadas las faenas de tienta, al pasar a la mesa para comer, Miguel me contó que el chiquillo era hijo del enólogo que veía las cosas de la producción de mostos y vinos para su padre y para Manolo su hermano, que venía de Torreón, quien además era aficionado práctico, recordándome que había toreado en los festivales que se dieron en Aguascalientes a finales de 1972, en una convención internacional que se dio en la plaza San Marcos.

Tiempo después supe que el nombre completo de padre e hijo era Valente Arellano. Y años después, México entero conocería ese nombre, porque sería un torero que vendría a revolucionar un ambiente y sistema taurinos que estaban adormilados, en la espera de un diestro que vinera a llamar a las plazas a la afición de siempre y a crear nuevos interesados en conocer y seguir lo que esta fiesta es y representa.

El ser y el estar del torero

Valente Arellano no se preocupó solamente por aprender a esquivar artísticamente las embestidas de los toros. También, cuentan sus biógrafos, tuvo la preocupación de conocer la historia de la fiesta, la de los hombres que la han ido construyendo y, a entender que más que saber torear, hay que saber ser torero:

Del Maestro Fermín, más que aprender a torear, aprendí a ser torero, a sentir como torero, a vivir como torero, a entender por qué un torero es una persona distinta a los demás, un ser diferente... Ver al Maestro Fermín vivir para la fiesta, hablar con la devoción con que él lo hacía sobre los toros, tener tanta afición como él, aún después de retirado no perderse corrida... Ese andar como torero, vestirse como torero, oírlo platicar sobre la entrega que uno debe tener para con el toro... Por eso digo que el Maestro Armillita, más que enseñarme a torear, me enseñó a ser torero... (Valente Arellano. Una promesa. – Valente Arellano Flores. – Págs. 55 – 57)

La cercanía con el Maestro Armillita le permitió comprender desde una edad temprana que el hecho de ser torero no consiste solamente en salir al ruedo y trastear al toro, sino que implica entregarse al toro y a los públicos que van a ver actuar al torero. Por esa razón, entendería el joven diestro, el torero no puede ser monótono, debe ser variado, de manera tal que pueda ofrecer esa torería a la afición:

... he hecho estos quites: “El Ojalá”, “La Valentina”, “La Gaonera”, “La Saltillera”, “La Tafallera”. He toreado por “Tijerillas”, “A lo Chatre”, por “Fregolinas” y por “Vizcaínas”. De los quites de Pepe Ortiz he hecho “El Quite de Oro”, “El Quite por las Afueras”, “Tapatías”, “Orticinas” y “Guadalupanas”, también he quitado con “La Mariposa”, “La Crinolina”, “La Caleserina”, también con “Chicuelinas”, “Chicuelinas Antiguas”, “Chicuelinas Andantes” y todas las combinaciones que me han salido con ellas... (Valente Arellano Flores, op. cit. – Pág. 13)

Con ese bagaje y con alrededor de ciento y medio de novilladas toreadas, llegaría el chiquillo que había visto yo pegándole muletazos a las becerras en Chichimeco algo menos de una década antes, a recibir la alternativa de matador de toros.

La tarde de su alternativa

La corrida de su doctorado se anunció para el domingo 3 de junio de 1984 en la plaza de toros Monumental Monterrey. Se lidiarían seis toros de San Miguel de Mimiahuápam para Eloy Cavazos, Miguel Espinosa Armillita Chico y Valente Arellano.

Antonio Córdova, cronista del diario regiomontano El Porvenir, narró de esta manera la faena de la alternativa de Valente:

Brillantemente tomó ayer la alternativa en esta ciudad Valente Arellano, con el toro “Solitario” Nº 177 de 476 kilos que le cedió Eloy Cavazos, su padrino de alternativa. Con el coso monumental lleno en su totalidad, donde no cabía un alma, Valente recibe al toro de su doctorado con lances a la verónica cargando la suerte para después hacer una faena extraordinaria con la que ingresó al escalafón de matadores de toros con toda la grandeza y la expectación que ha rodeado su carrera... Una faena que brindó a sus padres Sonia y Valente, iniciada toreramente de rodillas para luego situar en el centro de la plaza, un pase de trinchera y una serie de derechazos extraordinarios que remató con el forzado de pecho. Vino luego una tanda de naturales llevando muy bien embebido al toro en los vuelos del engaño para volver luego al toreo derechista y rematar rodilla en tierra, en tanto la banda de música entonaba “De Torreón a Lerdo” ... Valente, entregado al público, toreó vertical a pies juntos poniéndose muy cerca de los pitones, jugándose la vida en verdad. Hizo un desplante ante el clamor del público, se llevó el toro a la zona de toriles, para pinchar en el primer intento con el alfanje y dejar luego media estocada que hizo doblar al toro, entregándosele una oreja que el torero de La Laguna lució en una vuelta al ruedo llorando de emoción...

Así iniciaba lo que sería una muy breve andadura por el escalafón mayor pues después de esta tarde actuó el 10 de junio en Texcoco; el 18, en San Juan del Río; el 24 en Celaya; el primero de julio en Ciudad Juárez; el 8, en Tijuana; el 15, en San Buenaventura; el 22 nuevamente en Tijuana y el 29 de julio se vestiría de luces por última vez en Matamoros, porque el 5 de agosto siguiente, su vida terminaría abruptamente.

Lo que pudo haber sido

El techo de Valente Arellano daba la impresión de ser altísimo. Su juventud y su voluntad de superar cualquier obstáculo que se le pusiera delante, daban la impresión de que el camino que pudo haber recorrido era muy extenso y la altura que podría haber alcanzado también era complicada de estimar. Esto reflexiona su padre:

Para andar por el mundo hay que caminar con los ojos puestos en algo, con un objetivo en la mira. Con el deseo de alcanzar algo. En ese permanente querer, en ese desear algo, en luchar por alcanzarlo está la clave de una vida con éxito. Cuando se descansa porque ya se alcanzó lo deseado, el hombre empieza a morir un poco... Torear en un festival... Matar un becerro... Ir a una tienta... Ser figura del toreo... Ser el mejor de aquí... Torear en Sudamérica, ser el mejor de allá... Debutar en Sevilla... Confirmar en Madrid... Ser el número uno allá también... En la vida de todo aquel que ha soñado con ser torero, en la vida de los que han sido toreros, en la vida de los que han sido figuras, en la vida de todos ellos, esta serie de metas, como finales de etapa en la azarosa carrera que es la vida del torero han sido siempre objetivos a alcanzar, sueños irrealizables para algunos, conquistas logradas para unos pocos, cumbres no escaladas, deseos irrefrenables... ¿Cuántas metas se quedaron esperándote Valente? ¿Hasta dónde hubieras llegado? (Valente Arellano Flores. Op. cit., Págs. 155 - 156)

El par de preguntas que deja al final son de esas que no tienen respuesta. El único que hubiera podido responderlas era el propio Valente, pero ya no está en posibilidad de hacerlo. Lo que nos deja, es la impronta de que con el deseo de hacer las cosas y con la voluntad de apartarse en buena medida de los convencionalismos y límites que a veces nos presenta el sistema que nos rodea, es posible destacar, salir adelante y poner las cosas en un nuevo ritmo de funcionamiento.

Lo importante es tener la voluntad de aceptar las incomodidades que representa al inicio, el enfrentar a lo establecido, la personalidad necesaria para atraer la atención de la afición y el valor y el oficio para imponerse a las condiciones de los toros. Esos activos se reúnen en una sola persona muy de cuando en cuando, y en esos casos hablamos de toreros de época.

Valente Arellano estaba llamado a ser uno de esos toreros de época. Por eso le recuerdo en este cuadragésimo aniversario de su alternativa.

miércoles, 24 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (V)

Cuarta corrida de feria: La alternativa de José Manuel Montes como parte del fin de fiesta…

La Plaza de Toros San Marcos fue escenario de los festejos taurinos de abril en 77 de sus 78 años de existencia, y resto a la cuenta la feria de 1947, en el que pretextándose la epidemia de la fiebre aftosa y a pesar de haber toros en los corrales del coso, no se autorizó la celebración de corridas por la autoridad, permitiéndose sin embargo las demás diversiones públicas. De estos hechos dio cuenta en su día don Luis de la Torre El – hombre – que – no – cree – en – nada y en estas virtuales páginas está reseñado su parecer sobre este asunto.

Pero en la existencia del coso, las ceremonias de alternativa no fueron hecho frecuente, apenas recibieron – entre 1910 y 1973 – el grado de matador de toros al cierre del año de 1973, trece diestros – Manuel Pérez Casquero, Juan Patlán, Ignacio Gómez, Salvador Freg, Julián Rodarte (2 veces), José Sapién Formalito, Heriberto García, Tacho Campos, Jesús Delgadillo El Estudiante, Rubén Salazar, Oscar Rosmano, Armando Mora y David Vito Cavazos – todos ellos mexicanos, a excepción de Casquero, originario de Madrid y Oscar Rosmano, portugués.

La décimo quinta ceremonia, se verificaría la noche del 24 de abril de 1974, cuando ante toros de Suárez del Real, Manolo Martínez, en presencia de Mariano Ramos investiría como matador de toros al novillero hidrocálido José Manuel Montes, quien contó lo siguiente a los redactores de El Sol del Centro la víspera de la corrida:

Comentó que hasta el momento tiene toreadas 65 novilladas, 12 de ellas en la Plaza México, donde ha quedado constancia de su valentía y de su arte y otras 5 en Caracas, Venezuela... Confía plenamente en que la afición en general y la de Aguascalientes en especial, estará alentándolo esta noche, pues será uno de los factores decisivos que lo impulsen a demostrar lo que puede hacer frente a los astados... Además, si hay suerte, José Manuel tiene ofrecimientos para torear en las plazas de Tijuana y de Ciudad Juárez y ello representa un más que halagüeño porvenir para su futuro como matador de toros...

El encierro de Suárez del Real

Al anotar los sucesos del festejo de la víspera, decía que la feria del 74 parecía irse torciendo en el renglón ganadero. Esta cuarta fecha, nocturna, parece confirmar la apreciación hecha por este amanuense, según lo que nos dejó escrito don Jesús Gómez Medina en su crónica de ese festejo:

Decididamente el grave problema de la devaluación que en forma drástica fustiga al mundo todo, ha hecho presa, también del espectáculo taurino… A la devaluación, a la desvalorización de las castas en las ganaderías, ha venido a sumarse otra disminución tanto o más sensible: la del trapío, edad y peso de los bureles… Pues en efecto, hoy en día es ya un hecho generalmente aceptado – cuando menos por los médicos veterinarios del Coso San Marcos – que, en festejos con matadores de toros, se lidien astados que, por su edad y kilos, resultan más idóneos para que se les enfrenten los novilleros… Como acaeció ayer, cuando, en el cuarto festejo ferial, se corrió un encierro de Suárez del Real falto de respeto y, a la vez, sin bravura, sin la acometividad que debieran ser las características de todo astado destinado a la lidia…

Y es que, el Reglamento vigente en la época, del 12 de marzo de 1972, daba al Jefe del Servicio Veterinario de Plaza la facultad de verificar que los toros reunieran las cualidades necesarias para ser lidiados y de decidir si eran o no aptos para la lidia, el Juez de Plaza solamente estaba facultado y obligado a asistir al enchiqueramiento, de allí que, don Jesús, que era al mismo tiempo el encargado del palco de la autoridad, insistiera en sus crónicas en el quehacer de los veterinarios.

La alternativa de José Manuel Montes

El primero de esa noche se llamó Mandarín, número 43, negro bragado. Ese fue el toro con el que José Manuel Montes se convirtió en matador de toros. Ante él, el toricantano tuvo una actuación destacada que terminó en polémica. Esto cuenta don Jesús Gómez Medina al respecto:

Antes del solemne trámite de la cesión de trastos, José Manuel había lanceado al natural, a pies juntos y por gaoneras más tarde, entre aplausos encendidos. Y muleta en mano, eslabonó un trasteo en diversos sitios, sobre la mano derecha, en pugna siempre con la escasa acometividad de “Mandarín” y logrando, en repetidas ocasiones, calentar al cotarro con su derroche de determinación y buenos deseos; aunque sin estructurar ni redondear propiamente una faena. Con media en lo alto concluyó José Manuel con el bicho de su doctorado. La petición de oreja, se impone anotarlo, fue nutrida. La autoridad – quien esto escribe – estimó que resultaba incongruente galardonar a un nuevo MATADOR DE TOROS por lo realizado ante un novillo. Y estallaron las pasiones. Y brotó la grosería del flamante matador, acicateado, para ello, por su bilioso mentor. Y todo quedó en una vuelta al ruedo entre ovaciones clamorosas. Las cosas, como fueron…

Esta corrida la escuché por la radio, allí se dijo que en medio de la bronca al Juez, su asesor, don Arturo Muñoz La Chicha, por su cuenta, sacó un pañuelo blanco y le otorgó una oreja al nuevo matador de toros, misma que le fue entregada y que emberrinchado, paseó en una aclamada vuelta al ruedo.

En El Heraldo, Alejandro Hernández cuestiona lo que consideró un verdadero atropello de don Jesús Gómez Medina, en los siguientes términos:

…el público con los pañuelos pidió las orejas de “Mandarín”, pero en un alarde de mucha autoridad negó tales preseas y a una pregunta nuestra después de terminado el festejo, nos dijo que para él no mereció nada, negándose a dar más explicaciones como era su deber. A nuestra forma muy particular de ver las cosas, en muchachos como éste, puede estar el futuro de la fiesta y no hay por qué tratar de taparle el paso de una forma o de otra, pero también es justo decir, que el detalle irrespetuoso que tuvo José Manuel para con el Juez, un torero serio y un hombre con educación no debe jamás hacerlo, haciendo valer esto, con la orden de detención dictada por Gómez Medina, Juez de Plaza… Y es que, en este punto, del juez, es donde queremos ser escuchados por las H. Autoridades. ¿Por qué no integrar una tercia de personas con capacidad como para ser jueces y nombrarlas con permanencia de un año? ...Una pregunta al señor Juez: ¿Qué se necesita para que un torero corte o se le otorguen los apéndices? ¿Que la faena sea de su gusto, o que el torero sea de su agrado?

Al final de cuentas, José Manuel Montes salió ganando, porque antes de finalizar la corrida, don Guillermo González anunció que, el sexto puesto del festejo del día 26 de abril, presuntamente en disputa entre él y El Estudiante, desde ese momento era para el recién alternativado, así, a Jesús Delgadillo no se le dio ni siquiera la oportunidad de competir por él. 

Mariano Ramos realiza la faena de la noche

Si efectivamente la corrida fue totalmente falta de trapío y de condiciones para ser lidiada en un festejo de estas características, me siento compelido a pensar que quizás a Alejandro Hernández no le falta algo de razón en sus comentarios. Porque en principio, don Jesús Gómez Medina dijo que le negó los apéndices a José Manuel Montes por haber realizado una faena a una res indigna de ser lidiada por un matador de toros, pero, por otro lado, le otorgó dos orejas a Mariano Ramos por una faena a otro astado, supongo, de las mismas condiciones. En su relato, don Jesús no distingue diferencias entre uno y otro toro, según vemos enseguida:

Para no desentonar del resto del encierro, los dos enemigos que cupieron en suerte a Mariano Ramos resultaron otros tantos mansos sin pizca de codicia o alegría. Y, encima con mal estilo. Y si con el tercero, gazapón, con la cabeza entre las patas, Mariano estuvo apenas discreto; con el quinto, pese a sus pobres condiciones, el novel as de la torería azteca a fuerza de insistir, de ponerse cerca y, más tarde, de aguante y de mando, logró imponerse al mansurrón “Dos de Oros”, y toreó en redondo, con la diestra y también con la izquierda, con quietud y poderío; intercalando adornos y remates de buena calidad, para concluir con un estoconazo en buen sitio, cuando la plaza toda se había entregado ya a su cabal demostración de torerismo. Gran ovación. Petición de apéndices, que se otorgaron por partida doble. Y una doble vuelta, también, en torno a la barrera, entre ovaciones, música y toda suerte de aclamaciones…

Esas fueron las actuaciones más destacadas de la noche del 78 aniversario de la Plaza de Toros San Marcos. Manolo Martínez, señalan las crónicas, estuvo torero, pero ante un par de marmolillos que no le permitieron mayor lucimiento. 

Así fue como se produjeron los sucesos del festejo en el que se verificó la última alternativa que se ha otorgado en la Plaza de Toros San Marcos. El día de hoy, hace 50 años.

domingo, 14 de abril de 2024

14 de abril de 1974: Las alternativas de Frascuelo y Paco Alcalde en Barcelona

Un día como hoy de hace 50 años fue Domingo de Resurrección, fue domingo de inicio de temporada en muchas plazas de España y en esos días, cuando había toros en Barcelona, la temporada de la Monumental arrancó con una singular corrida de toros en la que Curro Romero convirtió en matadores de toros al madrileño Carlos Escolar Frascuelo y al manchego Paco Alcalde. Podrá pensarse que es extraño que en esa señalada fecha el Faraón de Camas no actuara en Sevilla, pero revisando los anuarios, puede uno darse cuenta que ese señalado domingo pasa a ser de su exclusiva hasta el año de 1981 y que en 1974, actuaron allí ante toros de María Pallarés el rejoneador Antonio Ignacio Vargas, Manuel García Palmeño y Julio Vega Marismeño

Una tarde en la que se otorgan dos alternativas no es frecuente en la historia de la fiesta. Así lo discurre Julio Ichaso, cronista del diario barcelonés La Vanguardia, quien, en el introito de su relación de esta corrida, refiere:

En lo que va de siglo se han otorgado las siguientes: el 10 de octubre de 1909, en Barcelona, La recibieron los diestros mejicanos Carlos Lombardini y Piña y Pedro López e Hinojosa, de manos de «Machaquito» y Moreno de Alcalá. El 26 de septiembre de 1918, en Madrid, con Joselito «El Gallo», como padrino se doctoraron Manuel Varé y García «Varelito» y Domingo González Mateos «Dominguín». Hasta el 12 de octubre de 1950 no se efectúa otra doble alternativa. «Cagancho» la confirió, en Valencia, a Julio Aparicio y Miguel Báez «Litri». El 1o de noviembre de 1951 tuvo lugar en Utrera (Sevilla) la misma ceremonia a favor de Juanito Doblado y Juan de Dios Pareja Obregón, de manos de «Chicuelo». De nuevo, nuestra plaza de Barcelona y durante los festejos de Nuestra Señora de la Merced, el 27 de septiembre de 1956, César Girón se las otorga a sus hermanos Rafael y Curro Girón, diestros venezolanos. La última alternativa doble que nos acordamos se refiere a Diego Cadena Torres, ecuatoriano, y Pepín Vega, los cuales, precisamente el 19 de septiembre de 1971, en el coso de La Algaba (Sevilla) recibieron los entorchados de matadores de toros de manos de «Utrerita»…

El encierro a lidiarse fue de Juan Mari Pérez Tabernero, de Matilla de los Caños, Salamanca, ganadería que actualmente lidia como Montalvo. Una corrida escasa de fuerza, que, a decir de las crónicas, condicionó en gran medida el resultado final de la corrida. Escribió Rafael Manzano para la Hoja del Lunes de la capital catalana:

El encierro de don Juan María Pérez Tabernero careció de fuerzas. El primero ya se ha dicho: cayó en la arena y allí tuvo que ser apuntillado; el segundo, llegó a la muerte con un refilonazo y dos pares de banderillas; el tercero, no aguantó más que una vara; el cuarto, una res más hecha, acusó media arrancada en el último tercio; el quinto tuvo una embestida larga, aunque punteó algo por el derecho; y, el que cerró plaza fue un pan sin sal, y también carecía de fuelle…

Y agregaría Juan Fontanet del diario Mundo Deportivo, más o menos en la misma línea de pensamiento:

…la corrida de Juan Mari Pérez Tabernero de ayer tarde en la Monumental de nuestra ciudad, primera de este ejercicio, no pudo satisfacer más que a contados espectadores, de esos que cuando un toro no puede con el rabo, y se cae y se vuelve a caer y el espada, montera en mano, solicita el cambio de tercio después un puyazo, cuando no de un leve picotazo, aplauden alborozados, sin comprender que al hacer esto, lo que hacen, en realidad, es aplaudir la inexistencia del toro. Porque si lo que salió por chiqueros es un toro, un toro de verdad, ni con vara ni con dos lleva suficiente castigo…

Y es que, dice la máxima, cuando se cae el toro, se cae la fiesta, y eso es una verdad que no se puede negar.

La alternativa de Frascuelo

El primero en recibir los trastos de Curro Romero fue Carlos Escolar Frascuelo, con la cesión del toro Desconocido, número 27. Pero lo destacado de su primera tarde como matador de toros lo tuvo con el quinto de la corrida, de nombre Gatuno, ante el que, de conformidad con lo que escribió el cronista de la Hoja del Lunes, realizó lo siguiente:

Al quinto, una res cornivuelta la saludó «Frascuelo» con dos largas cambiadas, de hinojos. Y volvió a lucirse en un quite por gaoneras. Esta vez fue premiado con palmas en las banderillas. Construyó el maestro una faena larga y voluntariosa, iniciada con tres pases ambas rodillas en la arena. Nos gustaron algunos naturales, pero siempre con el defecto de que la res le engatillase el engaño. Mató con agallas, de una hasta la bola, chispa tendida. Y como el respetable había ido con ganas de divertirse pidió la oreja concedida por el «usía». Dio la vuelta al ruedo con una cargazón de flores…

La tarde de Paco Alcalde

El torero manchego fue investido como matador de toros en el tercero de la tarde, nombrado Azuceno, número 36, pero al igual que Frascuelo, la médula de su actuación se encontraría con el toro que cerró plaza, anunciado como Leñador y del que refiere Julio Ichaso que su actuación fue:

Sexto, número 75, «Leñador». Se escobilló al rematar en tablas. Admiramos lances estupendos. Los garapullos los clavó Alcalde con gran juego de brazos, el último extraordinario, por dentro jugándose el tipo. Muchas palmas. Faena muy peculiar del manchego iniciándola con pases por la derecha, en dos tandas, a cuál más atractivas y llevando a su oponente uncido al engaño, sin perderle la cara. Olés y música. Todo lo realizó cerca, cerquísima, sin vacilaciones ni dudas. Un metisaca y, a la segunda ida hacia el morlaco, clavó la espada con una herida mortal de necesidad. Cortó una oreja y lo pasearon a hombros por la arena, al igual que a su compañero «Frascuelo»…

La tarde de Curro Romero

Las opiniones acerca de la actuación de Curro Romero son encontradas. No hay dos que coincidan en cuanto a forma ni en cuanto a fondo. La opinión de Rafael Manzano en la Hoja del Lunes es la más desarrollada, pero sin dejar de señalar que el maestro salió abroncado de la Monumental:

…confesemos que lo más artístico de la tarde a él se lo vimos: cuatro verónicas, lentas, armoniosas, con aire de sonata. Lástima que el toro, de chocolate, leche y mantequilla, careciera de fuerza. Casi sin picar y con dos pares de banderillas pasó al último tercio. Montó el maestro una faena adornada, donde destacaron algunos pases de la firma, llenos de garbo, así como algunos ayudados. Pero la res estaba completamente agotada. Y el maestro la rindió de un pinchazo y un bajonazo. Protestas. El cuarto de la tarde, una res astifina, no gustó al faraón desde que pisó la arena. Lo lanceó con la pañosa, movido. La res tomó dos varas, muy fuertes y llegó con media arrancada al último tercio. Curro Romero, se limitó a un toreo por la cara y a aventarle las moscas a su enemigo. Al que despenó de un pinchazo hondo y una estocada propinada a paso de banderillas. Bronca…

Fue Curro Romero en estado puro.

El devenir de los toricantanos

Paco Alcalde tuvo un breve espacio de gloria en las temporadas de 1975 a 1978, en las que toreó más de una cincuentena de corridas en cada una de ellas, llegando a ser una de las cabezas del escalafón, posteriormente comenzó a descender su número de actuaciones hasta que en el año de 1994, cambió el oro por la plata, habiéndose colocado en diversas cuadrillas, entre ellas, la de su sobrino Francisco Rivera Ordóñez.

Por su parte Carlos Escolar Frascuelo a la fecha se mantiene dentro del escalafón de matadores de toros, y hasta hace relativamente poco tiempo, era un infaltable en las corridas del verano madrileño, festejos en los que enfrentaba toros de los que no todos los diestros aceptan, y siempre desarrollando una tauromaquia clásica e inclinada hacia la pureza.

La corrida del día siguiente

La corrida del lunes 15 de abril, con los toros de don Lisardo Sánchez para El Viti, Niño de la Capea y Manolo Arruza, se suspendió por lluvia y quedó pospuesta para el domingo 28 de abril.


domingo, 17 de marzo de 2024

18 de marzo de 1979. El Pana recibe la alternativa en la Plaza México

El Pana junto a su cartel de alternativa
La asistencia más o menos continuada a los festejos taurinos nos permite en ocasiones, ser testigos de hechos que pueden marcar o cambiar el rumbo de la historia del toreo. Perdóneseme por hablar en primera persona, pero en esta oportunidad llega la ocasión de hacerlo acerca de algunos hechos vividos por este amanuense. Por motivos que aquí no vienen al caso, residí en la Ciudad de México de 1977 a 1981 y tuve la oportunidad de ver temporadas de novilladas y corridas de toros en la Plaza México y en esa etapa pude conocer de primera mano el desarrollo inicial allí de Rodolfo Rodríguez El Pana, desde aquel domingo 9 de octubre de 1977, cuando se le tiró de espontáneo a José Antonio Ramírez El Capitán en el cuarto novillo de la tarde, Pelotero de San Martín, con el cual, el hijo de Calesero realizaría al final de cuentas, una faena que es considerada una de las modélicas para un novillero en la historia de la gran plaza.

Esa tarde de Pelotero, me enteré por la cofradía que habitaba el balcón dos de sol donde me agregué desde mi primera entrada a esa plaza, que se trataba de un maletilla de Tlaxcala apodado El Panadero y que se dedicaba principalmente a recorrer la legua y a tirársele de espontáneo a quien fuera posible, ante la falta de oportunidades para torear.

Alrededor de año después, la temporada de novilladas del año 78 se inició después de que en las fechas previas dos novilleros, José Pablo Martínez y Gabriel de la Cruz hicieran una huelga de hambre a las puertas de la México. Arrancada la temporada, levantaron su protesta, pero el comentario generalizado era en el sentido de que el doctor Gaona nunca les daría una oportunidad, al menos en esa temporada concreta.

Pero la sorpresa llegó para el tercer festejo del ciclo, cuando se anunció una atípica novillada de selección como culminación de los festejos del Día del Novillero y en ella formaron cartel Rodolfo Rodríguez El Pana, Jesús Trigueros El Tabaco, Héctor de Alba El Pinturero, Longinos Mendoza y sorpresivamente, los huelguistas José Pablo Martínez y Gabriel de la Cruz, quienes enfrentarían un encierro de la debutante ganadería de Santa María de Guadalupe, propiedad del doctor Alfonso Castro Flores y que originariamente fuera fundada por el maestro Juan Silveti Reynoso.

La revelación del festejo fue precisamente El Pana, quien le cortó las dos orejas a Reyezuelo, el que abrió plaza y eso le valió para convertirse, en unión de César Pastor, en el eje de una temporada de festejos menores que es una de las verdaderamente importantes en la historia del llamado Coso de Insurgentes.

Rodolfo Rodríguez El Pana terminó siendo, tras de torear diez novilladas y un festival en ese año, el candidato natural a ser alternativado en la temporada grande siguiente, pero su grandilocuencia y su personalidad desenfadada le granjearon animadversión en el ambiente entre los profesionales. Escribe Daniel Medina de la Serna:

…le gustaba hablar y faltarle al respeto al pinto de la paloma; de hecho, las figuras le tenían decretado un boicot que se prolongó hasta el momento de encontrarle padrino para la alternativa…

Por su parte, el abogado y librero José Rodríguez Téllez – coloquialmente Pepe Rodríguez – expone en su extraordinaria obra El Pana, torero surrealista. Los inicios de una leyenda:

Se anunció la alternativa de “EL PANA” en primera página del periódico “El Redondel”, anunciándose al diestro como un “TORERO DE LEYENDA”, era su primera tarde corno matador de toros y ya era considerado ¡UN TORERO DE LEYENDA"… En esas condiciones cuesta arriba llegó “EL PANA” en la fecha 12 de la temporada a tomar la alternativa el día 18 de marzo de 1979, de manos de Mariano Ramos y de testigo Curro Leal, completando cartel el Caballero en Plaza Gastón Santos, quien abrió el festejo…

Así fue la manera en la que el doctor Alfonso Gaona dio cumplimiento a una regla no escrita de nuestra fiesta, que establecía que el triunfador del ciclo de novilladas anterior, recibiría como una especie de trofeo, su alternativa en la siguiente temporada de corridas de toros.

La corrida del 18 de marzo del 79

La crónica completa que he podido rescatar es la de Carlos León, quien en sus Cartas Boca Arriba publicada en el diario Novedades al día siguiente del festejo, dirigida en la ocasión a don José Ángel Conchello, proclamaba en su exordio lo siguiente:

Llamarse Rodolfo, como el inolvidable califa leonés, que fue el máximo Petronio de la fiesta nacional. Y apellidarse Rodríguez, como el ojiverde “Cagancho”, aquel gitano de leyenda, que a su vez encajó en el gusto de nuestro público como uno de sus ídolos predilectos. Y después de eso, salir a los ruedos desde una modesta tahona de Apizaco, donde en la paz provinciana, lejos del nublumo que envenena la metrópolis, aún se respira lo que López Velarde cantó en las tardes olfativas de su Suave Patria, “El santo olor de la panadería”…

Esa era la expectación que producía la presencia del toricantano que llegó en calesa o jardinera a la plaza y que por alguna razón hasta esas fechas solamente usaba vestidos bordados en plata o en pasamanería. Un torero que, como se deduce del párrafo del cronista, penetró profundamente en el gusto de la afición de la capital mexicana.

De su hacer ante los toros, sigue contando Carlos León:

Verá usted. “El Pana” se ha hecho matador de toros con el astado “Mexicano”, de la vacada de don Alfredo Ochoa Ponce de León, que ha enviado un lote muy bien presentado en cuanto a trapío y con varios de sus ejemplares de bondadosa bravura. Así fue el doctorado, estupendo para el torero, que no pudo con él. Con detalles sensacionales que provocaban un clamor, pero con torpezas que desataban las rechiflas. Pésimo con la espada llegó a escuchar un aviso, mientras se concedió arrastre lento al toro tan lamentablemente desaprovechado. Más tarde, con “Serenito” otro burel que vino de las dehesas de Zinapécuaro con más nobleza que un duque, tampoco pudo “El Pana” justificar la expectación que despertó su alternativa. Cierto que, tanto con el capote como con las banderillas y la muleta, ejecutó cosas que parecen imposibles, pero las hace. Mostró la clase, el aguante, su manera diferente de interpretar el toreo, pero otra vez la faena total se le escapó de las manos, a pesar de contar con otro toro de “Campo Alegre” que fue un dechado de boyantía y fue aplaudido en el arrastre, mientras para su matador hubo división de opiniones. Cosa encomiable, pues provoca pasiones, quedando en incógnita interesante lo que este singular matador pueda dar cuando madure…

Al final de cuentas, el peso de la púrpura superó la voluntad de El Pana. No estuvo absolutamente mal, pero se vio superado por las circunstancias de ese momento y quienes esperaban ver en la corrida de su doctorado una prolongación de los triunfos obtenidos en la temporada novilleril anterior, quedaron de alguna manera, defraudados.

Pepe Rodríguez, en su libro antes citado, lo resume de esta manera:

“EL PANA” recibió la borla de matador de toros con el toro “Mexicano” de Campo Alegre, con el que estuvo voluntarioso y bien a secas, sin lograr el triunfo grande, lo mismo sucedió con su segundo, sin nada digno que comentar, salvo la pasión que empezaba a despertar en los tendidos, unos apoyaban al toricantano, y otros no estaban convencidos de la torería de este diestro, lo que no se discutía era la personalidad del mismo…

La apreciación de Pepe Rodríguez, hecha en retrospectiva, refleja en una importante medida lo que sería una gran porción de la carrera de El Pana en los ruedos, la exposición de una personalidad arrolladora que muchas veces ocultaba al gran torero que llevaba dentro. Pasarían casi dos décadas de altibajos para que la personalidad y la torería encontraran su punto de equilibrio y pudiera eclosionar la figura del toreo que había anunciado ser desde ese domingo 6 de agosto de 1978 en una novillada de selección que nadie, quizás ni él mismo, esperaba.

En conclusión

Decía el pasado domingo, a propósito de otro genio, que el camino hacia la cima no está siempre pavimentado, sino que más bien es pedregoso y lleno de baches. El caso de El Pana que se tuvo que enfrentar a todos y principalmente a sí mismo, es otro ejemplo palpable de que eso es cierto. Ya cerca del ocaso de su andar por los ruedos es cuando pudo vivir el triunfo y su final, fue quizás el que él mismo hubiera esperado, en las astas de los toros. La fiesta es y seguirá siendo porque la nutren hombres como El Pana.

Aldeanos