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domingo, 29 de octubre de 2023

A 50 años de la alternativa de Manolo Arruza


Es muy probable que Manolo Arruza se haya presentado en público ya sin el concurso de los demás hijos de las figuras de nuestra Edad de Oro, en San Luis Potosí el 25 de agosto de 1971 en un festival benéfico, en el que alternó con Luis Castro El Soldado, Silverio Pérez, Manolo Martínez, Curro Vázquez y Gabriel Soto El Momo en la lidia de novillos de las distintas ganaderías de esa entidad. Tenía 16 años y por lo que se puede deducir de distintas informaciones de prensa posteriores, el que lo ayudaba en su aprendizaje era Javier Cerrillo, quien fuera miembro de la cuadrilla de su padre y en su día también su compañero de aprendizaje en la escuela que tuvo Samuel Solís en la placita de Tacuba cuando ambos iniciaron su andar por los ruedos.

Fue Cerrillo quien lo acompañó a España el siguiente calendario para dejarlo allá a la vera de don Andrés Gago, quien lo introdujo al ambiente en el campo primero y ya avanzada la temporada, le arregló siete novilladas, todas en plazas de Andalucía, para que se fuera poniendo a punto para una campaña completa y definitiva. También toreó tres festivales benéficos, entre ellos, uno celebrado en Córdoba conmemorando el XXV aniversario de la muerte de Manolete.

La temporada de 1973

Ya establecido su crédito en ruedos hispanos, don Andrés Gago pudo contratarle a Manolo Arruza 33 novilladas en 1973, las que pudieron ser algunas más, pero una fractura en una mano le obligó a iniciar su temporada hasta mediados del mes de julio, perdiendo prácticamente un tercio de la temporada en su rehabilitación. Terminó la campaña en quinto lugar del escalafón y fue considerado, junto con Paco Alcalde y Carlos Escolar Frascuelo, uno de los novilleros más interesantes de ese momento. Eduardo Guzmán, en el número de El Ruedo salido a los puestos el 4 de septiembre de 1973, le veía así:

Manolo Arruza goza de unas envidiables facultades físicas. Alto, joven, sonriente y simpático, puede ser un torero bastante completo. Ya está mucho más hecho de lo que podía hacer suponer el número todavía escaso de novilladas lidiadas. Con el capote es variado y florido, con más lucimiento en los lances de adornos – faroles y chicuelinas – que en la verónica fundamental. Es un banderillero tan excepcional como pudo serlo el autor de sus días. Con la muleta hace algo más que defenderse, llevando en ocasiones perfectamente toreados a los astados mientras guarda una impresionante inmovilidad, arrastrando la muleta por la arena. Mata rápido y bien, a lo que le ayuda su elevada estatura. Todo lo cual no constituye pequeño bagaje para quien está prácticamente empezando…

Cerró esa su temporada final como novillero cortándole el rabo a un novillo de Carlos Núñez en Barcelona y su última actuación en ruedos hispanos ese calendario fue en un festival celebrado el 6 de octubre en Benidorm en homenaje y beneficio del matador de toros colmenareño Agapito García Serranito, quien cuatro años antes, fuera herido en esa plaza y a consecuencia de ese percance, quedara imposibilitado para continuar en su profesión.

Los prolegómenos de la alternativa

Tras del festival de Benidorm, Manolo Arruza anunció su regreso a México a recibir la alternativa. Algunos medios españoles cuestionaron su decisión, porque consideraron que con la sólida campaña novilleril que había desarrollado ese año del 73, podría ser doctorado allá en alguna de las primeras ferias importantes del siguiente calendario. En una entrevista anterior a la corrida del doctorado, pero aparecida en el número de El Ruedo salido a la venta el 23 de octubre de 1973, Manolo Arruza le declaró entre otras cosas a Jesús Sotos, lo siguiente:

Me voy agradecido a todos los españoles. Me han tratado muy bien. Excesivamente. Es un país de caballeros. Algo quisiera decirles a todos ustedes... Qué tomo la alternativa allá en Guadalajara porque es mi país. Pero que amo al de ustedes como al propio; que me llevo el mejor recuerdo de empresarios, ganaderos y afición. Y de ustedes. Repito: Gracias a todos... ¿Te vas a hacer matador de toros en homenaje al padre o por propia afición? ... Siento decirlo. Posiblemente el recuerdo siempre imborrable, de mi padre, me impulsara a la afición. Pero el toreo nació en mí. creo que soy torero desde que me parió mi madre... ¿Cómo será la futura temporada? ¿Piensas en Madrid y en Sevilla? ... Estaré presente en la temporada española. Pero eso habría que preguntárselo a mi apoderado. Él sabe en todo momento lo que tiene que hacer...

Por su parte, Vicente Zabala Portolés, en su tribuna del ABC madrileño, también dedicó espacio a anunciar la inminente alternativa de Manolo Arruza, en información aparecida el 19 de octubre de ese año:

El lunes toma la alternativa también en Guadalajara Manolo Arruza, hijo del «Ciclón Mejicano». El joven Arruza ha llevado a cabo una brillante temporada novilleril en España, aunque le haya faltado el espaldarazo de plazas tan importantes como las de Madrid y Sevilla... El padrino de la ceremonia va a ser el ídolo azteca Manolo Martínez y como testigo actuará el español Paco Ruiz Miguel. Los toros pertenecen a la ganadería del empresario Javier Garfias. ¡Lo que hubiera dado el llorado Carlos Arruza por ver la continuidad de sí mismo! Y es que los toreros que rompen sus dinastías a propósito, alejando a sus hijos de la razón de ser de sus vidas, arrostran una gran frustración. Me refiero, claro está, a aquellos toreros que se sienten eternamente toreros, para los que no cabe nunca lo de «ex – matador de toros». No entiendo los «ex». Los toreros de verdad son siempre toreros, aunque no ejerzan. ¿Qué otra cosa puede poner en su carnet de identidad un Pepe Luis Vázquez, por ejemplo? A nadie se le ocurre llamar a un doctor retirado «ex - médico», ni a un periodista «ex – periodista», ni a un ingeniero «ex – ingeniero». Sin embargo, se utiliza mucho con los toreros retirados, creándoles una amargura innecesaria...

Zabala incurre en un gazapo notable al informar un cartel que raya en lo imaginario en cuanto a padrino, testigo y toros, apoyado quizás en alguna información previa que fue superada por el anuncio oficial de la Feria de Octubre que al final ofreció don Ignacio García Aceves, pero por otra parte cuando menos deja espacio para informar del hecho en una de las tribunas de información más importantes del planeta de los toros.

La corrida de la alternativa

La corrida de la alternativa de Manolo Arruza era la segunda de una Feria de Octubre que arrancó el sábado 20 con una novillada y que continuaría en días consecutivos hasta el domingo 28, con ocho corridas de toros, en las que estaban anunciadas las principales figuras del toreo españolas y mexicanas. Aparte de la alternativa, Manolo Arruza llevaba dos tardes más en ese ciclo, al igual que las demás figuras anunciadas, así entonces, el arranque de su andadura como matador de toros no podía ser menos prometedor.

Esa segunda corrida de feria fue nocturna, por celebrarse en lunes, día laborable y se anunció un encierro de don Jesús Cabrera para Eloy Cavazos, Curro Leal y Manolo Arruza, que recibiría la alternativa. La crónica “in situ” del festejo la escribió don Francisco Baruqui Michel para el diario El Informador de Guadalajara y no fue muy cordial con el ganadero, porque consideró pobre la presentación y el juego de los toros:

La segunda de feria y... nada. Mucha expectación por esta corrida que mal anunciada como tal, debió ser como novillada por los astados que se lidiaron, sin presencia, sin trapío, bureles de «casta aguada» que con ir una vez al caballo se rajaban después; escarbando todos y llegando aplomados al último tercio, y no por falta de fuerza, sino por falta de casta, lo que se confirmaba en tanto que la lidia avanzaba. Y de tan poca presencia que hasta un «animado» espectador, burlándose de las autoridades (que ni esfuerzo tuvo que hacer para llegar descamisado al ruedo), se bajó que no se lanzó siquiera al último novillete de la noche. Eso sí, una novillada que se envió como corrida que deja muy mal parada la divisa de Cabrera...

Es conocida la exigencia que como aficionado tuvo el licenciado Baruqui, que a veces, a decir de muchos aficionados, rayaba en la exageración. Pero también habrá que abonar en su favor que ese acendrado espíritu crítico, es lo que ha dado a Guadalajara a estas fechas, su título de ser la plaza más seria de México, aunque a veces tenga sus desviaciones.

El toro con el que Manolo Arruza fue investido matador de toros se llamó Zacatecano. De su actuación esa noche, relata lo siguiente el citado cronista de El Informador:

Con elegante terno azul ultramarino y oro, muy bien vestido con pañuelo y todo (olé por la solera) y luciendo el capote de paseo de su inolvidable padre (vaya bordados que se hacían entonces), partió plaza Manolo al son de un paso doble muy retrasado e instrumentado por la semidormida banda, en la noche de su alternativa... Muy grata impresión me ha causado Arruza, bien cimentados los comentarios que de él se hacían antes de su presentación. Joven, torero, con planta y figura hacía sentir la presencia del incomparable Carlos, su padre. Lidiador fácil, dominador, imprime a su toreo esa característica del jugueteo que es consecuencia de su firme pisada y valor sereno; vaya forma de caminarle a los astados y de hacer verdad al torear (no usa para nada el pico del engaño, sino que cita con la muleta planchada y al realizar el pase no «saca» al toro de la pañosa, sino que lo torea bien mandado con las bambas de la muleta). Seguro, alegre y con repertorio; ¿hace cuánto que no veíamos quitar por gaoneras?, ¿cuánto qué no se remataba con afarolados?; ¿y la arrucina? ... Con el capote no destaca mucho, salvo en un farol de rodillas, en el que llevó muy toreado al animal. En verónicas acusa el defecto de echar el pie para atrás, pero en banderillas se muestra como un excelente rehiletero, seguro, con verdad, se deja llegar mucho al toro para levantar muy alto los brazos cuadrando bien, «asomándose al balcón»; y aunque luce las cualidades del padre; facultades, elasticidad que le permite verse atlético, tiene el muchacho mucho arte... Ahora que lo hemos visto con novillotes, en una «corrida» muy apañada, habrá que verlo con toros. Pero indiscutiblemente en Manolo Arruza hay una figura del toreo, que será cuña para muchos y habrá de quitar más de algún moño... (y, además, torea con la espada de matar y no pide musiquita). Con el acero se va muy derecho, y además es certero y con su elevada estatura, puede convertirse en un magnífico estoqueador...

Así fue la primera tarde de un torero que permaneció en activo, actuando en las principales plazas de toros del mundo hasta el 8 de noviembre de 2009, cuando se despidió de los ruedos en la Plaza México, alternando con Enrique Ponce y Fermín Spínola. El último toro que mató se llamó Veracruzano y fue de San José, ganadería propiedad de don José Arturo Jiménez Mangas. Hoy en día se dedica a preparar jóvenes que tienen la intención de hacerse toreros en la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.

domingo, 28 de agosto de 2022

Una fotografía con historia (VIII)

Manolo Arruza. A 50 años de su presentación como novillero

Manolo Arruza y Emmanuel
9 o 17 de septiembre de 1972
El 9 o el 17 de septiembre de 1972 se tomó la fotografía que ilustra este texto. Y se obtuvo en Utrera o en San Roque. Nos presenta la imagen de dos toreros que, resultan ser la segunda generación de su familia, dedicados a la tauromaquia. Uno, el de la izquierda, es Manolo Arruza, hijo del Ciclón Mexicano y el otro, descendiente de Raúl Acha Rovira, el único torero de este lado del mar que ha matado una corrida en solitario en la plaza de Las Ventas. Ambos iniciaban, hace medio siglo, su andar por los ruedos. Manolo Arruza fue un importante torero mexicano por casi tres décadas; el hoy conocido como Emmanuel, sería figura, pero de los escenarios, como cantante. Aquí algo de la historia ligada a esa imagen.

La mayor parte de las recopilaciones de efemérides de la fiesta en México, señalan que la fecha en la que Manolo Arruza – hijo del Ciclón Carlos – se presentó como novillero con picadores fue el 27 de agosto de 1972, en Aracena, población de la Sierra de Huelva. Pero la revisión hemerográfica deja claro que esa primera actuación ocurrió 15 días antes, el viernes 12 de agosto, en la plaza gaditana de San Roque, en la que alternando con el rejoneador Luis Valdenebro y Terremoto de San Roque, enfrentó novillos de la ganadería de Miguel Mateo Miguelín. Ese día comenzó su andar por los ruedos con el pie derecho, porque le cortó las orejas y el rabo a los dos novillos a los que se enfrentó.

Manolo Arruza había anunciado a los públicos españoles, por conducto del semanario El Ruedo de Madrid, su intención de ir a aquellas tierras a prepararse para iniciar una carrera en los ruedos. En el número correspondiente al 1º de febrero de hace 50 años, se decía:

A mediados de febrero llegará a España de manos de Javier Cerrillo, eficaz banderillero del inolvidable Carlos Arruza… Hemos querido saber si la decisión estaba referida a posibles actuaciones en los ruedos españoles y la respuesta ha sido afirmativa… “Manolo Arruza viene a ponerse a punto en el campo con los toros españoles. Nada de contratos. Entrenamientos. Si luego algo surge y el muchacho lo estima oportuno, se estudiará su presentación en los ruedos en los que su padre se consagró y obtuvo tantos éxitos”.

Quien lo llevaba para allá era uno de los compañeros de su padre, primero en la escuela taurina que tuvo Samuel Solís en la plaza de Tacuba y después como miembro de su cuadrilla. Javier Cerrillo intentó hacer carrera como jefe de cuadrilla, pero en 1942 decidió cambiar el oro por la plata y desde ese año y hasta la despedida de Arruza, fue, junto con Alfonso Tarzán Alvírez y Ricardo Aguilar, uno de los inseparables del torero.

Manolo Arruza tenía alguna actuación en ruedos mexicanos con anterioridad, el diario El Siglo de Torreón del 25 de agosto de 1971, relata su presencia en un festival celebrado en San Luis Potosí en esas mismas fechas:

San Luis Potosí (Informex). – Con motivo de la inauguración del Coso Potosino “España” se efectuará hoy un festival taurino en la plaza “Fermín Rivera”, con figuras que representarán el toreo, pasado, moderno y futurista… En el festejo se lidiarán reses de diferentes ganaderías de San Luis Potosí, en la cual intervendrán los espadas Luis Castro “El Soldado”, Silverio Pérez, Manolo Martínez, Curro Vázquez, Gabriel Soto “El Momo” y Manolo Arruza.

No encontré noticia que informara el resultado de esa actuación, pero seguramente, visto el calibre de sus alternantes, fue lo suficientemente convincente como para que siguiera su preparación y manteniendo la idea de dedicarse al toreo de manera profesional.

Su campaña española de 1972

La revisión de los escalafones que periódicamente publicaba El Ruedo se advierte que solamente le señalan cuatro actuaciones en ese calendario. Sin embargo, en la revisión de la relación de festejos que de manera más o menos pormenorizada se presentaba a la afición en sus mismas páginas, se puede observar que en realidad toreó ese año 7 novilladas y tres festivales benéficos, como sigue:

La ya señalada del 12 de agosto, en San Roque; el 19 agosto, Aroche (Huelva), enfrentando novillos de Miguel Báez Litri y alternando con Antonio Vargas. Manolo Arruza cortó de nuevo 4 orejas y 2 rabos esa tarde; el 26 agosto se presenta en Santa Olalla del Cala, también en Huelva, alternando con Fernando Serrano El Yiyo y Antonio Vargas, ante novillos de Jacinto Ortega; el 27 agosto, la también mencionada de Aracena, a la que se atribuye ser la primera, lidiando novillos de Socorro Sánchez – Dalp, en unión de Antonio Vargas y José Gardel.

El 9 de septiembre en Utrera, enfrentará novillos de Manuel Sanromán, alternando con Jesús Emmanuel Acha Rovira, Tomás Cid Rubio de la Plata y José González Pelusa. Esa tarde cortó cuatro orejas; al día siguiente, 10 de septiembre, se presentaría en Bélmez, para lidiar novillos de Belén Ordóñez alternando con José Antonio Campuzano y Eladio Peralvo; y, su campaña vestido de luces concluiría una semana después, el 17 de septiembre, justo donde comenzó, en San Roque, para lidiar novillos de Manuel Álvarez en unión de Antonio Vargas y Jesús Emmanuel Acha Rovira.

Los festivales en los que actuó fueron: el 30 de agosto, en Santander, a beneficio del Asilo de las Hermanitas. Se corrieron por su orden novillos de Fermín Bohórquez, Antonio Ordóñez, Marqués de Domecq, Juan Carlos Beca Belmonte, El Pizarral y Salvador Guardiola y compartió cartel con el rejoneador Fermín Bohórquez, Miguel Báez Litri, Juan Antonio Alcoba Macareno, Juan Carlos Beca Belmonte y Fidel Sanjusto. Manolo Arruza le cortó las 2 orejas al novillo de El Pizarral que le tocó en suerte.

Los siguientes fueron el 8 de octubre, en Huelva, donde actuó junto con el caballista Álvaro Conradi, Julio Aparicio, Miguel Báez Litri, Jaime Ostos, Antonio Borrero Chamaco, Manolo Cortés, Antonio Varela, Julián García y Antonio Infantes. Manolo Arruza cortó dos orejas esa oportunidad, en la que las informaciones de prensa no dan cuenta de la procedencia del ganado lidiado.

Cerró esa su primera campaña el 24 de octubre, en Córdoba, actuando en el festival a beneficio de las residencias de ancianos de la ciudad, en conmemoración del XXV aniversario de la muerte de Manolete. Se lidiaron novillos de Antonio Pérez Tabernero, Juan Mari Pérez Tabernero, Manuel Camacho Naveda, Ramón Sánchez, Hermanos García Romero, Hermanos Flores Cubero, Torrestrella, y Herederos de Carlos Núñez. El cartel lo formaron los rejoneadores Álvaro Domecq y Díez y Álvaro Domecq Romero, quienes actuaron en collera; José María Martorell, Julio Aparicio, Paquirri, Miguel Márquez, Dámaso González y Antonio Benete El Mesías. Manolo Arruza saldó su actuación con la vuelta al ruedo tras la muerte del novillo que le tocó en suerte.

Recuerdo de una tarde señalada

Jesús Emmanuel Acha, hijo de Raúl Acha Rovira, pretendió hacer carrera en los ruedos. En ese año del 72, también hizo una breve aparición en los ruedos hispanos y en las dos tardes en las que actuó lo hizo compartiendo cartel con Manolo Arruza. Quizás una muy señalada fue la del 9 de septiembre, en Utrera. De la actuación de los dos novilleros mexicanos, se escribió en el ABC sevillano al día siguiente:

Utrera, 9. – Cinco novillos de doña Socorro Sánchez – Dalp de González y tres de Pérez Valderrama, que dieron buen juego en general. Buena entrada, sin llegar al lleno. Por fin debutaron con picadores “Rubio de la Plata” y “Pelusa”, utreranos ambos, y el ambiente en la plaza es de día grande… Manolo Arruza, el hijo del inolvidable Carlos, abrió la tarde. Apuntó buenas cosas con la capa y pone tres pares de banderillas formidables, particularmente el segundo. Faena valiente y artística. Mata de una entera y corta una oreja, dando la vuelta al ruedo. En su segundo pone dos pares muy buenos, sobre todo el primero. Comienza la faena con las dos rodillas en tierra y oye una gran ovación. Torea en redondo y al natural con maestría. Mata de una entera y descabello. Oreja, vuelta y salida a los medios… Jesús Rovira torea muy bien con la capa a su primero. Inicia la faena con la izquierda y saca pases magníficos. Está valiente y entusiasma al respetable, prodigando pases de todas las marcas. Mata bien y se le concede una oreja, dando la vuelta al ruedo y saliendo a saludar al centro de la plaza. Mejor fue todavía la faena al sexto, en la que estuvo muy torero. Brindó a su compañero Arruza. Mata al tercer intento y es ovacionado...

Como se puede leer, el hijo de Rovira, hoy conocido como Emmanuel en los escenarios, tuvo una tarde entonada y logró salir con una oreja en las manos. Es esta la segunda tarde que los escalafones le registran. No pasó mucho tiempo para que decidiera dejar los ruedos, para convertirse en figura, pero como cantante.

El devenir de Manolo Arruza

Las novilladas que toreó hace medio siglo Manolo Arruza, todas en Andalucía y en su mayoría limitadas a la provincia de Huelva, permitieron a don Andrés Gago, quien fuera el apoderado de su padre, decidirse a llevarle también a él sus asuntos. Para el año de 1973 le preparó una interesantísima campaña, en la que actuó en 34 novilladas y cinco festivales. Perdió, además, por una fractura en los dedos de una mano, sufrida el 22 de abril en Jerez de la Frontera, cuatro fechas más.

Manolo Arruza recibió la alternativa el 22 de octubre de 1973 en la plaza de toros El Progreso de Guadalajara. Le apadrinó Eloy Cavazos y fue testigo Curro Leal. El toro de la cesión, como todos los de la tarde, fue Zacatecano de don Jesús Cabrera y permaneció en activo hasta el 8 de noviembre de 2009, cuando se despidió de los ruedos en la Plaza México, alternando con Enrique Ponce y Fermín Spínola. El último toro que mató se llamó Veracruzano y fue de San José, ganadería propiedad de don José Arturo Jiménez Mangas.

Hoy en día se dedica a preparar jóvenes que tienen la intención de hacerse toreros, dirigiendo la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes, desde el año de 2019.

lunes, 13 de julio de 2020

En el centenario de Carlos Arruza (VIII/II)

La creatividad de Carlos Arruza

Retomo aquí lo que dejé pendiente el día de ayer y continúo con la relación de las suertes del toreo creadas por Carlos Arruza durante su trayectoria en los ruedos del mundo.

El Pase o Vuelta de Toledo

Carlos Arruza
Respecto de esta suerte Carlos Arruza no hace mención en sus recuerdos, cuando habla de la temporada de 1945, no hace especial recuerdo de su paso por Toledo y al rememorar su temporada del 51, curiosamente hace remembranza de días antes y del día después de su actuación allí, pero no de esa tarde ni de la creación de la suerte como en el caso de las anteriores. 

Pude localizar tres tardes suyas en esa ciudad. En 1945 fueron dos, la del 31 de mayo cuando con toros de Rogelio Miguel del Corral, alternó con Manolete y Parrita y la del 7 de septiembre, cuando con los mismos alternantes, lidió toros de Galache. La siguiente que encontré es la del 15 de septiembre de 1951 en la que sus alternantes fueron Manolo González y Julio Aparicio y los toros de Arturo Sánchez Cobaleda.

Es en esta última tarde en la que una crónica, la de Benjamín Bentura Barico, aparecida en El Ruedo del 20 de septiembre de ese año, parece describir lo que después se conoció como El Pase o Vuelta de Toledo y lo hace de la siguiente manera:
...Y así vimos a éste Carlos Arruza – ¡qué lejos de aquel Arruza cuya presentación fue sensacional! – supervalorado. Y vimos aquél “péndulo” de la muleta tras el cuerpo del torero, como para hacer ver a la res que la pelea continuaba, y aquel doble muletazo que empezaba por un lado de la res, continuaba por alto para dejar muerta la muleta en el lado contrario y proseguir luego el pase. Arruza iba creando a medida que el bicho embestía, desacompasadamente de ordinario...
Aquí vamos a encontrar un término – péndulo – que será fundamental para entender la siguiente suerte creada por El Ciclón. Y es que ese movimiento pendular de la muleta por detrás del cuerpo del diestro, que sirve para fijar la atención del toro, daría como resultado otra suerte distinta unos meses después.

José Luis Ramón, en su Diccionario Ilustrado de las Suertes del Toreo, citando a Fernando Vinyes, define así esta suerte:
Fue un muletazo de recurso que Arruza improvisó, precisamente en la imperial Toledo, mientras toreaba sobre la mano derecha para salvar una colada del toro, al sacárselo hacia afuera con la panza de la muleta y haciéndole dar un giro en sentido contrario al natural. Una vez perfeccionado lo repitió – ya preparado –, incorporándolo a su repertorio.
El Pase o Vuelta de Toledo cayó en desuso. Manolo Arruza, hijo del creador de la suerte, lo practicaba cuando las circunstancias lo permitían, pero en España, el que revitalizó la suerte fue Jesulín de Ubrique y la rebautizó, le llamó El Pase de la Tortilla, del que el citado José Luis Ramón dice:
…consiste en ligar, con idéntico movimiento de abrir la mano y dar salida al toro, dos muletazos, uno en cada dirección, manteniendo siempre una absoluta quietud: uno dando salida al toro por el pecho del matador y otro dándosela por la espalda. Para rematar el feo nombre y su mala fama, al torero de Ubrique le gustaba explicar que había dado este nombre a la suerte no por el movimiento envolvente de la muleta, sino porque hacen falta un par de huevos para darla sin moverse. Carlos Arruza hizo este mismo muletazo y en aquella época se llamó la Vuelta de Toledo.
Nihil novum sub sole, nada nuevo hay bajo el sol, simplemente algunas décadas y unos públicos que desconocían el bagaje y el genio creador de Carlos Arruza que fue quien como recurso primero y como medio de captar la emoción de los tendidos después, lo hizo parte de su repertorio delante de los toros.

El Péndulo

Contó Arruza a Conrad:
Unos días después me fui a torear a Perú. Mari y la niña se quedaron en España y me encontrarían en México cuando terminara esa breve campaña sudamericana. No estuve bien en Lima. Empecé mal y aunque lo intenté, no pude hacer nada para corregirlo... Después de mi actuación en Lima volé a Tijuana y tuve una tarde como la que hubiera querido dar a los peruanos. Pero así es la fiesta. 
Fue en esta corrida que hice El Péndulo por primera vez. Intencionadamente esto es. Algunos meses antes, lidiando un toro complicado, citándolo para dar un derechazo, se arrancó de repente, sorprendido, vi que en lugar de pasar por enfrente de mis piernas donde sostenía la muleta, se colaba por detrás, probablemente por algún defecto en la vista, no tuve forma de salir del aprieto así que solamente hice un arco con el cuerpo y saqué la muleta por detrás, el toro pasó rozándome, pero sin causarme daño. Lo despaché pronto... Eso me dejó pensando las siguientes semanas acerca de sí fuera posible hacer eso deliberadamente... Entendí que no había manera de saberlo más que intentándolo frente al toro, así que cuando saque en el sorteo uno bueno en Tijuana, balanceé la muleta como un péndulo detrás de mí cuando estaba a cierta distancia del toro para probar su visión y me fui a los medios para llamarlo... el toro se arrancó, siguió el movimiento de la tela y me pasó por detrás... Ese día tuve uno de mis más grandes triunfos en México...
Estamos hablando del final de la temporada española de 1951. La feria de Lima se dio entre los días 1º de noviembre y 6 de diciembre de ese año. Arruza toreó el 4 de noviembre con Manolo González y José María Martorell toros de Yencalá y como refiere en sus recuerdos, el resultado que se le apunta en el semanario El Ruedo es que su actuación fue discreta

Su reaparición en ruedos mexicanos fue en Tijuana, el 2 de diciembre de 1951, alternando con Miguel Báez Litri y Jorge El Ranchero Aguilar. Los toros fueron de La Punta. Allí le cortó el rabo al segundo toro de su lote y si hemos de hacer caso a su dicho, en esa faena fue donde estrenó el muletazo de El Péndulo como una suerte ya preparada.

No obstante, la conseja popular tiene una versión distinta del estreno de esa suerte, pues se atribuye que fue un par de años después y en la Plaza México durante un festival benéfico. Daniel Medina de la Serna, en el primer volumen de la obra Plaza México. Historia de una Cincuentona Monumental, escribe lo siguiente:
…El 20 de septiembre la Sra. María Izaguirre de Ruiz Cortines, esposa del mandamás, organizó el “Festival del Recuerdo” a beneficio de algún hospicio. Hicieron el paseíllo Pepe Ortiz, Heriberto García, Jesús Solórzano, Paco Gorráez, Silverio Pérez y Carlos Arruza, esa tarde “El Ciclón” dio a conocer, que casi fue poner de moda, el péndulo…
Es decir, conforme a esa versión, Carlos Arruza pondría a disposición del público capitalino, ya retirado, la suerte de El Péndulo, habida cuenta de que toreó su última corrida vestido de luces del 22 de febrero de 1953 en la gran plaza y lo hizo de manera final y definitiva en Ciudad Juárez el 1º de marzo de ese mismo año, toreando a beneficio de su cuadrilla.

Alejandro Silveti, uno de los toreros que después ejecutaron con frecuencia esta suerte, la explica de esta manera a José Luis Ramón:
La primera vez que lo vi hacer, siendo yo un niño, fue al maestro Carlos Arruza, cuando ya estaba en su etapa de rejoneador. Se bajó del caballo en la plaza México y le dio el péndulo a un toro de Pastejé, su propia ganadería, al que le cortó el rabo... Antes de ejecutar el péndulo, yo tengo en cuenta varios aspectos fundamentales: el primero; la espalda del torero (hacia dónde va a sacar su muleta) siempre debe estar hacia la puerta de toriles. Es más fácil que a un toro se le pueda cambiar su viaje si éste va hacia su querencia natural... En Madrid, por ejemplo, yo siempre pongo el toro entre los tendidos 6 y 7, quedando los toriles a mi espalda...
En conclusión

Escribía Díaz – Cañabate en la efervescencia del año 45 que Carlos Arruza daba un sentido deportivo al toreo. Bien sabido es que don Antonio, El Cañas para sus allegados, poco o ningún aprecio tuvo para lo que llegaba a España de este lado del Atlántico. Cierto es que Carlos Arruza desplegó siempre una tauromaquia que se apoyaba en una envidiable condición física, pero en ello demostró que era un adelantado a su tiempo, pues hoy en día los toreros cuidan casi como atletas de alto rendimiento esa arista de su preparación.

Con toda la admiración y el respeto que me merece la obra de don Antonio, creo que en el caso de Arruza no supo separar la paja del grano y la prueba está en estas líneas. Carlos Arruza dejó para la posteridad suertes del toreo que se siguen ejecutando y que, además, quienes las integran a sus faenas, procuran imponerles un sello personal, es decir, no son objeto de mera imitación, sino que sus autores tienden a encontrar en ellas un motivo de expresión personal.

Todo esto demuestra que la tauromaquia de Carlos Arruza era mucho más que una mera exhibición de poderío físico y tan es así, que a un siglo de su natalicio, nos sigue dando tema de conversación.

domingo, 5 de enero de 2020

En el centenario de Carlos Arruza (I)

1º de enero de 1939. Carlos Arruza corta un rabo en Guadalajara

Necesaria aclaración

El próximo 17 de febrero se cumple el primer centenario del natalicio del Ciclón Mexicano Carlos Arruza, quien resulta ser, a la luz de los hechos, una de las cumbres altas de la Historia Universal del Toreo. A partir de este día y cuando menos una vez al mes, procuraré ocuparme de alguno de los hechos notables de su paso por los ruedos del mundo, distintos a los que ya he dejado constancia en las páginas virtuales de esta bitácora. Espero que los encuentren de interés y que sirvan para dejar claro que independientemente de que haya un océano entre Europa y América, la Fiesta es una y así debe seguir siendo.

Carlos Arruza novillero

Carlos Arruza y su hermano mayor Manolo obtuvieron sus conocimientos iniciales del toreo con José Romero Frascuelillo primero y después con Samuel Solís. Se iniciaron emparejados como becerristas en 1934 y debutaron como novilleros en El Toreo de la Condesa el 5 de abril de 1936, alternando con Andrés Blando en la lidia de novillos de Peñuelas. Esa tarde el triunfador fue Carlos, que cortó una oreja al segundo de la tarde.

El hecho de que Manolo Arruza hubiera nacido en España, le impidió seguir actuando en México después de la ruptura con la torería española a partir de mayo de ese mismo 1936, por lo que Carlos su hermano tuvo que seguir su andadura por separado. Una de las plazas en las que tuvo gran predicamento fue la de El Progreso de Guadalajara, donde se presentó el 10 de octubre de 1937 y entre esa fecha y el 10 de noviembre de 1940, toreó 10 tardes, número no superado por ninguno de los novilleros de su generación.

La novillada del año nuevo de 1939

Para recibir el penúltimo año de la década de los treinta, don Ignacio García Aceves confeccionó un cartel asaz interesante. Anunció como atractivo central del mismo a la torera madrileña Juanita Cruz, que actuaba en nuestro país desde el año anterior para actuar junto a Alfonso Ramírez Calesero y Carlos Arruza. Los novillos a lidiarse serían de la ganadería mexiquense de San Diego de los Padres.

Hago el señalamiento de que Juanita Cruz actuaría junto a Calesero y Carlos Arruza, porque no alternaría con ellos en la lidia de sus novillos, sino que como se señala en la crónica del festejo aparecida en el diario El Informador de Guadalajara, en su número del día siguiente al del festejo, la torera de Madrid lidió y mató a los dos primeros de la tarde y posteriormente quienes después serían conocidos como El Poeta del Toreo y El Ciclón Mexicano alternaron con los cuatro restantes.

El festejo dejó contentos a quienes asistieron a él. Juanita Cruz demostró valor y maneras. Calesero justificó su vitola de artista y Arruza se llevó el gato al agua al final de cuentas. La crónica ya aludida, firmada por El Tío Castuera, en lo medular, relata lo siguiente:
... ¡qué valiente se muestra ante los astados Juanita Cruz y con cuantos riñones ejecuta las suertes del toreo que muchos diestros del sexo feo envidiarían! No cabe duda que la chica, que ayer fue admirada no solamente por los de casa, sino por los contingentes de varios cientos de chiquillos españoles de los que el Gobierno magnánimo hizo traer de la tierra Ibera para librarlos de los sufrimientos inherentes a la guerra y quienes asistieron con el fervor y entusiasmo de buenos españoles, se impuso y triunfó en toda la línea... 
Carlos Arruza y Calesero, también contribuyeron a dar el buen colorido a la fiesta brava de que nos ocupamos; el primero haciendo gala de su valor temerario y el segundo, cuando las circunstancias lo permitieron, arrancando palmas como fue al banderillear; y sobre todo, cuando ejecutaba alguna suerte con el estilo que tiene de un torero de clase.  
Arruza tuvo, sin dudarlo, su mejor tarde, porque estuvo afortunado en su primer toro, que por concepto de sus valientes pares de banderillas fue aplaudido y con la muleta hizo una gran faena, con pases de gran riesgo y con el estoque estuvo también muy certero, obteniendo al fin la oreja y el rabo del toro, que también recibió el homenaje póstumo de los buenos bichos, como es la vuelta al ruedo. San Diego de los Padres se sacó la espina y levantó el ánimo de los aficionados...
El triunfo de Arruza resultó ser inobjetable al final del festejo, independientemente del resultado de la actuación de sus compañeros de cartel. Aparte de los trofeos obtenidos, se observó que el proceso de maduración del torero en ciernes seguía su cauce de manera favorable, pues fue capaz de aprovechar en su correcta medida a un toro de bandera, que al final de la lidia fue premiado con la vuelta al ruedo, para orgullo y satisfacción de los señores Barbabosa, titulares del hierro sandieguino.

Carlos Arruza estaba a poco más de un año de recibir la alternativa. Sin embargo mostraba ya la raza que acabó por llevarle a la cumbre, apuntándose un triunfo en una plaza de importancia que le permitiría seguir andando el camino que le llevaría a ser una las grandes figuras de la historia del toreo.

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