Mostrando entradas con la etiqueta Salvador Dalí. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Salvador Dalí. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de diciembre de 2025

Dalí en los toros

Cortesía: Joaquín Albaicín
A finales de 1960, al hacerse público que Salvador Dalí y su esposa Gala habían llegado a un acuerdo con el Museo del Prado para que todas sus pinturas, dibujos y otras creaciones artísticas pasaran al Museo del Prado después de su muerte, Ramón Guardiola, el alcalde de Figueras se entrevistó con el pintor para hacerle ver que dada la trascendencia de su persona y de su obra, Figueras debería tener un sitio en dedicado a representar y exhibir la obra de Dalí.

Fue el propio Dalí el que propuso que se rehabilitaran las ruinas de lo que fuera el Teatro Principal o Municipal de la ciudad, casi destruido en las postrimerías de la Guerra Civil, inspirado en lo que se realizó con la Sala de las Cariátides del Palacio Real de Milán, donde unos años antes había expuesto obra y que había sido rescatada de los efectos causados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

Figueras homenajea a Dalí

El 12 de agosto de 1961 se organizó un homenaje a Salvador Dalí en Figueras, su ciudad natal, con un extenso programa de actividades. Recorrido por las calles, corrida de toros, desfile de cabezudos, visita a las ruinas del teatro que se reconstruiría para instalar allí el museo, la entrega de la Hoja de Higuera de Plata y una cena de gala.

La corrida de toros

La decimonónica plaza de toros de Figueras, en esos días todavía de propiedad privada, se engalanó con un cartel formado por Curro Girón, Fermín Murillo y Paco Camino, quienes enfrentarían un encierro de Molero Hermanos, de Valladolid. Aunque la tarde fue ventosa, los toreros pudieron tener actuaciones destacadas. Relató el corresponsal de El Ruedo, en el número fechado el 17 de agosto siguiente:

En Figueras, la bella ciudad del Ampurdán, se celebró una corrida en homenaje del genio pictórico de Salvador Dalí, que hizo de las suyas a lo largo de la corrida y al término de la misma... Curro Girón realizó en su primero una faena valerosa y porfiona, para despacharlo de una gran estocada. Al cuarto le toreó de forma superior a la verónica, le banderilleó entre ovaciones y le cuajó una excelente faena que mereció los honores de la música y le valió dos orejas y rabo… Fermín Murillo tuvo el lote menos apto para el lucimiento. En ambos peleó contra el viento y el pésimo estilo de sus enemigos, a los que realizó dos valerosas y expuestas faenas, que fueron premiadas con música y grandes ovaciones. Pero la espada no estuvo certera y lo que pudo ser triunfo de orejas quedó en ovaciones… Paco Camino dejó la impronta de su arte en unos lances maravillosos. Con la muleta, dos grandiosas faenas, en las que la mano izquierda entró en funciones con un toreo al natural que entusiasmó a propios y extraños. Mató a su primero dé estocada y hubo premio de dos orejas y rabo, y al sexto, de estocada y descabello, pero como quiera que el puntillero le levantase en tres ocasiones el toro, todo quedó en vuelta triunfal...

En varias publicaciones se refiere que, a petición de Dalí, se pretendía que los despojos del último toro de la tarde fueran levantados por un helicóptero y depositados en el mar o en los picos de Montserrat. Refiere el redactor de El Ruedo:

Muchas, veces Dalí – que se hace el quite de la pintura buscando por medios pintorescos las páginas gráficas de los semanarios – ha sido atraído por la fiesta de les toros. Aún recordamos aquella corrida proyectada para ser celebrada en Lima, a cuyo final un autogiro izaría el cadáver de un toro sobre el pico más alto de los ingentes Andes. La versión andina cedió paso a la versión mediterránea - ninguna de las cuales vio la luz - y los Andes fueron sustituidos en el proyecto por los picos de Montserrat...

Al final de cuentas, el helicóptero, que debió llegar desde una población francesa cercana, no llegó y el fin de fiesta sugerido y previsto por el pintor no se pudo producir, pero hubo un final adecuado a su personalidad, el estallido de un toro esculpido en yeso, por los artistas belgas Niki y Saint Phalle y Jean Timbuyill, mismo que estuvo a punto de causar un desaguisado, pues las chispas de uno de los cohetones casi le queman la cara. Relata el corresponsal de la Hoja del Lunes de Barcelona:

El primer cohete de la traca fue a dar, precisamente, en el ojo izquierdo de Dalí, que no se había movido de su sitial en la presidencia... A la salida de la plaza, abriéndose paso entre la muchedumbre, compuesta de turistas extranjeros en su mayor parte, una vistosa comitiva recorrió las calles de Figueras....

Y por su parte, refiere el corresponsal del diario madrileño Pueblo:

Esto no fue obstáculo para que, durante la desintegración del toro de yeso, lleno de cohetes, bengalas, fuego y una paloma viva que emprendió el vuelo ante el entusiasmo de los asistentes, Salvador se cubriera la cabeza con un gran pan de los denominados de “pages” para protegerse de los petardos y recibir, de paso, una gran ovación del público...

Fragmentos de una entrevista

Juan R. Vila, de la Hoja del Lunes de Barcelona, tuvo la oportunidad de entrevistar a Salvador Dalí ese día. Y le dio algunas respuestas muy interesantes:

- ¿Qué significado tenía el «toro sorpresa», sacrificado al final de la corrida daliniana?

- El alquitrán, que lanzaba a chorros, significa lo que de momento es blando y luego se endurece. Esto es la vida misma, que es así.

- ¿Y el fuego?

- El fuego que el toro despedía expresa el vigor, y da el tono de rito sagrado a lo que es la corrida de toros.

- ¿Sigue con la tauromaquia?

- Continúo haciendo bocetos sobre ella. Siempre me renuevo. Ahora pienso renovar mi forma de pintar. Yo siempre estoy en renovación.

- ¿Entonces, lo que ha hecho y hace, no es definitivo?

- Definitiva en sí es la idea; la expresión es variable. Como soy un genio, seis veces por minuto se me ocurre una genialidad...

Esas pocas respuestas pintan de cuerpo entero a Dalí.

Las corridas de homenaje

En varios de los textos periodísticos que he podido consultar se hace referencia al festejo como corrida daliniana, pero lo fue por el personaje en cuyo honor se celebró, porque al final de cuentas, como lo señala el redactor de El Ruedo, fue una corrida seria y al uso, es decir, no hubo ni vestidos de torear estilizados especialmente al efecto, ni intervenciones absurdas en la plaza para darle más efecto al evento. En suma, no se trató de una de las hoy en día tan traídas y llevadas corridas temáticas que tanto abundan y que tan poco aportan.

Por otra parte, aunque en su día y con vista hacia la taquilla, la confección del cartel puede considerarse como redonda, a veces ese tipo de festejos debieran formarse en función de la idiosincrasia del homenajeado, que será quien llevará a la afición a los tendidos. Escribe Joaquín Albaicín:

...creo que lo suyo habría sido confeccionar los carteles con espadas gitanos y mexicanos, que – con excepción de “El Platanito” y “El Cordobés” – han sido los únicos toreros destiladores de un arte afecto al surrealismo. Haber, sí, traído como fuese desde su retiro en Texcoco a Silverio, o al Procuna aún en activo, o hacer reaparecer para la ocasión a un “Rafael Albaicín” entonces a caballo por los “spaghetti – westerns” de Almería o a un “Gitanillo de Triana” al frente de su tablao madrileño. Y llamar a Yul Brynner para pedir la llave de la plaza… Y “Manitas de Plata” tremoleando desde un palco. Pero no se hizo...

Es decir, los toreros que rinden el homenaje, deben ser coincidentes con el ser y con la personalidad del homenajeado – vamos, de la misma cuerda –, de modo tal que éste sea más profundo y más sentido por todos.

Aviso Parroquial: Agradezco a Joaquín Albaicín el haberme puesto sobre la pista de este asunto y de la imagen que ilustra estos pergeños.

Aldeanos