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domingo, 2 de noviembre de 2025

La otoñada taurina en Aguascalientes (V)

Noviembre de 1989. Manolo Espinosa Armillita celebra en solitario sus 24 años de alternativa

El otoño del año 89 acogió la celebración del primer cuarto de siglo del doctorado de Manolo Espinosa Armillita, un festejo que llevaba a recordar otros fastos dentro de la carrera del primer hijo del Maestro de Saltillo y venían a la memoria aquella faena suya a Recluta de Javier Garfias, en la Plaza México, malograda con la espada; o la que realizó a Sanjuanero, de Cerro Viejo, también en la gran plaza, en la que a pesar de cortar una sola oreja, motivó que la afición se lo llevara en hombros. O también la que realizó a un toro de Jesús Cabrera aquí en Aguascalientes el 25 de abril de 1969 o sobre todas, la que le hizo a Abrileño de Suárez del Real también el día de San Marcos de 1971, y que le valió conquistar el Escapulario de San Marcos en disputa.

Era la suya una carrera que iba enfilada hacia la cumbre, pero una serie de lesiones en los hombros, dos cirugías en el derecho y otra en el izquierdo, ralentizaron su hacer ante los toros, pero no dejó de estar presente en el ambiente, se hizo criador de toros de lidia y empresario, junto con Jesús Solórzano y Jorge Ávila, introdujeron la fiesta en Cancún, edificaron allí una plaza de toros y al final de ese año de 1989, resultaría en los números, que dieron festejos las 52 semanas del calendario, algo que tenía muchos años de no verse en nuestro territorio. Esa era la situación en la que celebraba Manolo Espinosa Armillita ese aniversario de su alternativa.

Las previas del festejo

El anuncio del festejo se hizo como una actuación en solitario de Manolo Armillita, en la plaza Monumental Aguascalientes, ante seis toros de Santa María de Gallardo, ganadería hidrocálida que en esos días era propiedad de don José C. López Muñoz, encastada en esos días, principalmente con simiente de don Jesús Cabrera. Igualmente, la publicidad del festejo hacía saber que era una corrida benéfica, pues sus ingresos se destinarían a la construcción del edificio del Colegio Independencia de esta ciudad.

La nota previa aparecida en El Sol del Centro el mismo día de la corrida, refiere entre otras cosas, lo siguiente:

Manolo “Armillita” estará como único espada en la corrida de hoy a las 5:00 P.M., en la Plaza de Toros Monumental de Aguascalientes, donde despachará seis toros de casta nacidos en la dehesa de Santa María de Gallardo y puestos en los cebaderos de la ganadería de Manuel Espinosa e hijos... El festejo encierra varios fines, el primero es obtener fondos económicos para la construcción del edificio del Colegio Independencia, antes Motolinía; otro es el de que el espada ha cumplido medio siglo de vida y nada mejor que conmemorarlo con una corrida en solitario y por último, celebrar merecidamente el aniversario XXIV de matador de toros... Los seis de Santa María de Gallardo traen edad y respeto, los aficionados pueden estar seguros que la tarde de hoy saldrán seis toros por el portón de los sustos... A la vista del público estarán hoy los cornúpetos hasta la hora del enchiqueramiento, cabe aclarar que por ir Manolo “Armillita” como único espada, no habrá necesidad de cumplir con el tradicional sorteo...

Tuve la ocasión de asistir tanto al enchiqueramiento como a la corrida y había un buen ambiente al mediodía en los corrales de la plaza. Allí nos enteramos que los toros de reserva serían de la ganadería del propio espada, es decir, de Manuel Espinosa e hijos y que los sobresalientes de espada serían los matadores de toros Guillermo Ibarra, de San Luis Potosí y David Bonilla, de Aguascalientes.

El desarrollo del festejo

La corrida tuvo cimas y simas. Los momentos más destacados se vivieron durante la lidia del primero, quinto y séptimo del festejo – este último, de regalo –, en tanto que los demás las cosas digamos que apenas transcurrieron, principalmente por el escaso poder de los pupilos de don Pepe López. Escribió don Jesús Gómez Medina, cronista titular de El Sol del Centro, acerca de la faena de Manolo Espinosa al quinto de la corrida, al que le cortó la única oreja de la tarde:

Otro periodo lucido y premiado con reiterados aplausos lo constituyó la lidia del quinto, “Polvorito”, un cárdeno que conservó más energías que otros de sus hermanos; que aceptó un puyazo acometiendo de largo y al que su matador, muleta en mano, toreó reiteradamente con la diestra, con brillantez y eficacia, poniendo a las series la rúbrica gallarda del pase de pecho o bien la filigrana del cambio de mano o el remate por delante; todo ello con torerismo y desahogo; y muchas veces, también, revestido de calidad. Vino luego la estocada, en debido sitio. Dobló “Polvorito” y su matador fue galardonado con la oreja y la respectiva vuelta al ruedo...

Aunque sin corte de orejas, el momento de más intensidad de la tarde llegó con el toro de regalo, el séptimo, que provino del hierro del propio espada. El cronista nos sigue contando:

El festejo vivía su episodio postrero; un séptimo toro con cuya lidia Manolo Espinosa buscaba imprimir un cerrojazo brillante a la corrida con la que conmemoraba sus casi cinco lustros como matador de toros... En el ruedo de la Monumental un toro de buen estilo, de nobilísima embestida, aunque no muy excedido de fortaleza, de pelaje castaño. Se llamaba “Alegre” y procedía de la vacada del mismo espada actuante... Un primer tercio sin otro relieve que el puyazo que aceptó el castaño, recargando con insistencia. A continuación, hicieron lo suyo los rehileteros, destacando la intervención de David Bonilla; y ya está Manolo, armado de toda arma, dispuesto a dar lucida lidia y la adecuada muerte a su pupilo… Y a fe que logró cumplidamente lo primero; porque acertó a llegarle al castaño y desafiarlo desde la distancia adecuada y, lograda la embestida, supo tirar de él templadamente, parsimoniosamente, en muletazos tan impregnados de cadencia como de mando... Especialmente al torear con la diestra, Manolo nos hizo recordar al torero que años atrás, en la tarde de un 25 de abril y en virtud de una faena impregnada de calidad y torerismo, hizo suyo el trofeo que parecía pertenecer ya a Manolo Martínez. Y es que ayer, como en aquella remota fecha, este Manolo arraigado en Aguascalientes revistió su labor muleteril de idéntico torerismo, y le imprimió una acentuada brillantez, particularmente durante el preámbulo y la parte media de la faena, cuando los pases surgían límpidos, con la rotundez de lo bien ejecutado, de la franela del vástago de Fermín el de Saltillo... Manolo Espinosa, con la faena a este séptimo astado, estaba poniendo un lucido remate al festejo con que conmemoraba sus veinticuatro años de matador de toros. Vino luego, sin embargo, un trance de indecisión, quizás de desconcierto. ¿Se buscaba acaso, el indulto del burel? De todas maneras, la faena perdió la ilación y el calor y el acento triunfal que había logrado adquirir. El desconcierto, además, se tradujo en desaciertos con el acero, pues los pinchazos se repitieron antes de la media estocada final, cuando ya había sonado un aviso... Y lo que hubiese sido un triunfo cabal se convirtió en el aplauso postrero, como rúbrica y final a la tarde en que, a despecho del tiempo, Manolo Espinosa supo mostrar, reiteradamente, la determinación, el torerismo y el arte de sus mejores días… Los despojos de “Alegre” recibieron el homenaje del arrastre lento. Honor excesivo y que nadie demandó; pues, si el castaño fue noble y de suave embestida, careció, en cambio, del vigor, de la fortaleza que debe poseer el toro de lidia...

A veces, equivocar los procedimientos para tratar de conquistar el favor popular complica las actuaciones de los toreros. No tengo claro el recuerdo del intento de obtener el indulto del toro al que alude don Jesús, pero su versión me merece todo el crédito. No obstante, salimos contentos de la plaza, pudimos ver el buen toreo esa tarde de noviembre de hace 36 años.

Una apreciación distinta

Pepe Caro trató de ser matador de toros y fue triunfador en plazas como las de El Progreso y la entonces Monumental Jalisco de Guadalajara, llegando a presentarse en la Plaza México. Después de dejar el vestido de seda y alamares, se dedicó entre otras actividades a la literatura y a escribir y comentar temas de la fiesta. En las fechas de esta corrida, su columna Arrastre lento se publicaba en El Sol del Centro y también al día siguiente del festejo, salía con estas reflexiones:

Manolo evidenció voluntad. Por momentos lograba fugaces roces con el éxito. El corto recorrido de los astados, que no su estilo pues, exceptuando al segundo de la tarde, todos se dejaron, más el corto arrebato del torero, fueron determinantes para que el coqueteo de Manolo con el triunfo no culminara el romance. Uno y otro se dieron a medias, a medias que el triunfo. Y ahí sí puede decirse que hay gato encerrado: las medianías pueden acercarse, con singulares riesgos del prestigio, a lo que debió haber sido un triunfo inconmensurable, como al fracaso censurable. Ni una cosa sucedió, todo quedó... en medianías. A pesar de la oreja cortada al quinto y de los momentos culminantes que se realizaron durante la lidia del séptimo toro, toro de la ganadería de Manuel Espinosa e hijos... Lauros tibios, definitivo. Proeza inconclusa. No hubo aquel romance convincente, no se concretó la maravilla idílica. Y triste es decirlo, habremos de darle vuelta a la hoja. Empezará, mañana mismo, otro capítulo...

Pepe Caro parece haber quedado insatisfecho y hasta cierto punto desazonado con el resultado de la corrida. Quizás, como muchos, esperaba más de un torero que por su historia, merecía una tarde verdaderamente triunfal, pero a veces las cosas se alinean de manera diferente y los resultados esperados no son los que se producen. 

Manolo Espinosa Armillita seguiría adelante con su hacer en los ruedos todavía tres años más, pues se despediría aquí mismo, en Aguascalientes, matando seis toros en solitario otra vez y después en la Plaza México, para dedicarse ya plenamente a sus actividades ganaderas y empresariales.

Un par de notas, de memoria

Algo que manchó el desarrollo de este festejo, fue la falta de mulillas para arrastrar los despojos de los toros, utilizándose en su defecto, un automóvil para ello, algo imperdonable en una plaza de la categoría de nuestra Monumental. Y la otra cuestión, la ingobernabilidad de las bandas de Zacatecas y del Municipio de Aguascalientes, que tocaron a troche y moche durante toda la corrida, sin que la autoridad las pudiera meter al orden.

Hasta la semana próxima.

domingo, 11 de octubre de 2020

El anarquista de la fiesta...

11 de octubre de 1970: Manuel Díaz de León El Bule – Bule es gravemente herido en la Plaza de Toros San Marcos


Aunque los documentos archivados en el Registro Público de la Propiedad reflejan que Guillermo González Muñoz adquirió la plaza de toros San Marcos en agosto de 1970, la realidad es que él ofreció su primer festejo en ese escenario el 21 de diciembre de 1969, una corrida de toros en la que se lidió un encierro del ingeniero Mariano Ramírez para Rafael Rodríguez que reaparecía después de varios años de ausencia de los ruedos, Joselito Huerta y Raúl García.

Ya propietario oficial del coso, para el domingo 11 de octubre de ese 1970 inició la temporada que comprendería el resto de ese calendario y buena parte del siguiente y se haría con una novillada en la que alternarían el novillero de Aguascalientes Pepe Caro, José Torres El Pajarito de San Luis Potosí y Armando Chávez Carnicerito de Puebla en la lidia de un sexteto de novillos de Chinampas, hierro puesto a nombre de la señora Esperanza de la Torre de Madrazo y fundado en 1944 por el doctor Manuel Cortina Rivas.

Pese a que Carnicerito de Puebla se alzó como el triunfador de esa tarde al cortar las dos orejas a Andaluz, número 60, tercero de la tarde, sería un espontáneo, Manuel Díaz de León apodado El Bule – Bule quien se quedara en la memoria colectiva y enseguida veremos por qué.

Algunos conceptos doctrinarios

Luis Nieto Manjón, en su Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos define al espontáneo como: El aficionado que se arroja al ruedo a intentar alguna suerte...

Por su parte, José Carlos de Torres, en el Diccionario del Arte de los Toros lo define así: Persona que asiste a un espectáculo público como espectador, y, en un momento dado interviene en él por propia iniciativa, especialmente en las corridas de toros...

El encabezado de estas líneas lo he tomado de un capítulo del libro de José María Requena titulado Gente del Toro. El capítulo es El Espontáneo y allí Requena reflexiona esto entre otras cosas: Es el espontáneo, el anarquista de la fiesta, el que clava la vista en las parejas de los guardias, el de la vida a punto de aliviarse una manía de gloria en ese medio suicidio de echarse al ruedo contra lo ordenado y consabido…

Es decir, un espontáneo es alguien que rompiendo con el orden y la tradición establecidos, irrumpe en la lidia para intentar hacer la suya.

Prolegómenos del festejo

El encierro de Chinampas llamó la atención desde que fue bajado a los corrales de la San Marcos. Como era la costumbre de don Paco Madrazo, envió seis ejemplares muy bien presentados, bien comidos y bien rematados. La nota previa al festejo, aparecida en El Heraldo de Aguascalientes el viernes 9 anterior y firmada por José Luis Espinosa Ponce, encargado de la sección taurina en aquellas calendas, entre otras cosas refleja lo siguiente:

Seis primorosas estampas, auténticos toros, con un promedio de 414 kilos es el lote de Chinampas que serán lidiados mañana por los novilleros José Torres “Pajarito”, “Carnicerito de Puebla” y el hidrocálido Pepe Caro. El número y nombre de cada uno de los toros son los siguientes: 58, “Bonito”, negro zaino; 60, “Andaluz”, negro salpicado; 78, “Hilario”, negro bragadillo; 83, “Aragonés”, negro mulato; 93, “Zumayo”, negro zaino y 99, “Firulais”, negro zaino… Los corrales de la plaza están abiertos a todo el público para que pase a ver los toros y darse una idea del banquetazo que será servido para el domingo…

Si consideramos que el peso reglamentario para corrida de toros en esa época era de 425 kilos, la novillada estaba excelentemente presentada, aunque coincido con quien me diga que el peso no tiene nada que ver con la presencia del ganado. Aclaro también que ese peso es el que dieron al salir de la ganadería, pues en la plaza no había báscula por ese entonces, pero en el viaje de a lo sumo hora y media de la finca al coso, no debieron perder gran cosa.

Al final del festejo, se informó en la prensa que de los seis novillos, dos llevaban el hierro de Pastejé, propiedad también de los señores Madrazo y en la crónica del festejo publicada en El Sol del Centro, Everardo Brand Partida hizo este comentario:

El público aplaudió los seis novillos, 4 de la ganadería de Chinampas y dos de Pastejé, escogidos por el ganadero para la novillada inaugural de la temporada. Parejo, en términos generales venía el encierro, pesados, ya que promediaron 400 kilos y bien armados de pitones, empero algunos aficionados comentaron y criticaron la actitud de la empresa y el ganadero, al anunciar seis novillos de Chinampas, cuando efectivamente sólo cuatro provenían de las dehesas de la ganadería jalisciense y los otros dos estaban herrados con el fierro de Pastejé.

Si bien, esta ganadería, o el fierro de la misma es propiedad de Francisco Madrazo, ¿por qué no anunciarlo correctamente? 4 toros de Chinampas y 2 de Pastejé. De cualquiera forma, el público hubiera asistido al festejo.

Coincido con el argumento de Everardo Brand. Hoy se diría que por ser de ganaderías hermanadas por pertenecer los hierros a una misma persona, se pueden lidiar bajo una misma denominación por así permitirlo el estatuto de la Asociación de Criadores. Sin embargo, ese estatuto rige de la puerta de esa Asociación hacia adentro. Los toros son de la ganadería de la que vienen herrados y así se deben anunciar, por respeto al que paga por entrar a la plaza.

La tarde del festejo

Nada más salir el primero de la tarde, el número 58, Bonito, que correspondió a Pepe Caro y ya se había tirado El Bule – Bule al ruedo. Las cuadrillas lograron quitarle al toro y éste saltar al tendido de sol sin lograr su cometido de torear al de Chinampas. Pero no tardaría en volver al ruedo.

El segundo de la tarde se llamó Aragonés, número 83, negro mulato y le correspondió a José Torres El Pajarito. De nueva cuenta Manuel Díaz de León se tiró al ruedo en cuanto salió el novillo por la puerta de toriles, sorprendiendo a todos los que estaban allí y de acuerdo con la crónica de Everardo Brand Partida, aparecida en El Sol del Centro al día siguiente del festejo, sucedió lo siguiente:

…Al mismo tiempo que aparecía el segundo de la tarde, Manuel Díaz de León, mejor conocido como el “Bule – Bule”, brincó de nuevo al ruedo y en esta ocasión sí logró su propósito, brindó al respetable varios ayudados por alto que le fueron coreados. El muchacho, sintiendo el respaldo del público, que lo aplaudía, se creció y de esta forma aguantó al novillo en varios pases por abajo.

Hubo uno que paró al público de sus asientos. El espontáneo siguió aguantando al novillo, lo supo llevar y torear, hasta que, finalmente el toro fue llamado desde el burladero de matadores por uno de los peones de brega, y se interrumpió “la faena” de Díaz de León, quien siguió al astado y se colocó frente a él. Lo citó, y en el momento que el burel embestía, fue tocado, y sobrevino el percance. El bicho le pegó un cornadón en el muslo izquierdo de tres trayectorias, que lo tiene al borde de la tumba.

En los tendidos se escuchó el comentario de un entendido, que cabe reproducir: “¿Quién le pegó la cornada al espontáneo?”, y ese mismo aficionado preguntó a la vez: “¿El público?”, “¿el toro?”, o “¿LA AUTORIDAD?...

Entre Pepe Caro y un monosabio levantaron al espontáneo herido y lo llevaron a la enfermería de la plaza, donde fue estabilizado y trasladado al Sanatorio La Esperanza para ser intervenido. El parte facultativo que se rindió por mi padre, que era el Cirujano Jefe de los Servicios Médicos de la Plaza fue el siguiente:

Herida por cuerno de toro que produjo desgarro cutáneo irregular de 25 centímetros de longitud, siguiendo una dirección oblicua a dos centímetros por debajo y paralela al pliegue inguinal del muslo izquierdo, desde 6 centímetros por abajo y por dentro de la espina ilíaca anterior y superior hasta la cara postero – interna del muslo en su tercio proximal, lesionando la Safena mayor en cayado de este vaso. Se profundiza en la parte media de esta trayectoria y presenta una segunda, con dirección posterior y externa hasta llegar al fémur donde descubre trocánter menor, diseca la inserción del Psoas y se vuelve hacia arriba rodeando el cuello del fémur en su cara posterior y se extiende hasta la cara anterior del Glúteo mayor. Tiene esta trayectoria una longitud de 25 centímetros, causando desgarros importantes en el abductor medio, interesando numerosas venas musculares que causaron hemorragia profusa y presenta una tercera trayectoria, por la cara interna del muslo hacia abajo, hacia afuera y hacia atrás desgarrando los planos musculares del aductor mayor, vasto interno, cuádriceps, hasta llegar al fémur en su cara posterior, disecando y contundiendo la arteria femoral posterior. Esta trayectoria tiene una longitud de 30 centímetros.

Se hace debridación de las tres trayectorias, se ligan los vasos mencionados y se canalizan con 4 tubos.

Estas lesiones son de las que ponen en peligro la vida por el sitio en que fueron hechas y el instrumento que las produjo y ameritan hospitalización. Tardarán en sanar más de 15 días sin que se puedan predecir sus consecuencias.

Firmado: Dr. Jesús González Olivares, Cirujano. Dr. Juan José de Alba Martín, Traumatólogo. Dr. Jesús Juan Esparza González, Transfusionista. Dr. Agustín Franco Zermeño, Anestesiólogo.

Grave sin duda el percance, además de aparatoso, pero, siguiendo la sentencia de Frascuelo, los toros dan cornadas porque no pueden dar otra cosa.

La evolución del herido

Dos días después de la cornada, una nota publicada en El Heraldo de Aguascalientes daba noticia de la evolución de El Bule – Bule:

Manuel Díaz de León “Bule – Bule”, el espontáneo que el domingo pasado recibiera fea cornada de uno de los astados, a grandes pasos se recupera, según los informes de los médicos que lo atienden, doctor De Alba y González Olivares. De no presentarse complicaciones en la herida el muchacho sanará en unos quince días, esta posibilidad cobrará fuerza al transcurrir las 72 horas reglamentarias para decir que se encuentra fuera de peligro.

El diagnóstico de los doctores que lo atendieron fue de gravedad, pero la fortaleza del muchacho ha permitido que la herida que recibiera en el muslo no se complicara, su estado de salud es satisfactorio y hasta el momento de cerrar la presente edición no se había reportado complicación alguna.

Por esas mismas fechas, el empresario Guillermo González ofreció públicamente a Manuel Díaz de León dos novilladas en la temporada, para cuando estuviera completamente restablecido y en condiciones de enfrentar a los toros.

Dramatis personae

Pepe Caro, el primer espada del cartel, tuvo una carrera prolongada en los ruedos. Se anunció que recibiría la alternativa el 12 de diciembre de 1981 en Calvillo, Aguascalientes, de manos de Manolo Espinosa Armillita. Ese hecho nunca se concretó. Actualmente es presentador de programas de televisión y radio y escribe una columna taurina en un diario de esta ciudad, titulada Arrastre lento.

Armando Chávez “Carnicerito de Puebla recibió la alternativa el 1º de febrero de 1976 en Manizales, Colombia. Le apadrinó Álvaro Laurín y fue testigo Fernando Manuel, los toros de Mondoñedo. Falleció en la Ciudad de México el 12 de agosto de 1999. Nunca la confirmó en la Plaza México.

José Torres El Pajarito recibió la alternativa en San Luis Potosí el 25 de agosto de 1976, de manos de Manolo Martínez y llevando como testigo a Eloy Cavazos, con toros de Tresguerras. Nunca la confirmó en la Plaza México.

Manuel Díaz de León El Bule – Bule, originario de Fresnillo, Zacatecas y que había llegado a Aguascalientes un par de años antes de estos hechos, fue devorado por sus demonios interiores. Nunca toreó las dos novilladas que le ofreciera Guillermo González y no recuerdo haberle visto anunciado en alguna por estos rumbos. Se convirtió en un personaje de la picaresca taurina de esta tierra, pero al final de esta historia, fue el que permaneció en la memoria colectiva.

En conclusión

Al final de cuentas terminó por suceder lo que Juan Belmonte contó a Manuel García Santos acerca de los espontáneos:

Ahora que soy torero me doy perfecta cuenta de lo que es en la plaza un espontáneo. No tiene medio de hacerle nada al toro como no sea por casualidad, ya que los toreros lo acosan para llevárselo y le distraen al toro para que no embista. Además, el espontáneo se echa al ruedo mal armado, con una muletilla insignificante y un palo, y antes de llegar al toro, entre la emoción que él lleva y las carreras que le hacen dar los toreros, la muleta se le lía y se le arruga, y cuando está delante del toro apenas si tiene con qué defenderse de la arrancada. Hay algo peor. Con ese ir y venir del espontáneo y los toreros, el toro se avisa mucho, estropean la lidia y se hacen odiar por nosotros… ¡Pero hay que soportarlos!...

Así es el paso del espontáneo por los ruedos...

viernes, 6 de febrero de 2009

¿Sumisión o formación?


Una emisora de radio local tiene un programa de toros llamado Tertulia Taurina, que pasa de lunes a viernes de 3 a 4 de la tarde. Camino de regreso del trabajo, escuché ayer 5 de febrero de 2009 la intervención de uno de los conductores de la emisión, el novillero retirado y hoy periodista Pepe Caro acerca de que los toreros mexicanos que van a hacerse a España se someten a los intereses de una organización taurina ajena a la de su Patria. No estoy de acuerdo con esa apreciación, porque creo que parte de una premisa equivocada.

Tengo la impresión, a partir de las afirmaciones sostenidas en el curso de la emisión, de que el amigo Pepe tiene la idea de que la Fiesta de aquí y la de España son dos cosas distintas y allí es donde creo que está su error de concepto, pues no podemos hablar de la Fiesta de México y de la Fiesta de España. La Fiesta de los Toros tiene universalidad, esto último en el sentido de que en los lugares o países en los que se vive y disfruta, comparten una sola tradición cultural en torno a ella. Hablar de que hay dos o tres o cuatro Fiestas distintas, es fragmentar una tradición que tiene un origen único y restarle el valor que como parte de la manera de ver la vida de los pueblos hispánicos necesariamente tiene.

La diferencia entre España y México se da, desde mi punto de vista, en el toro que se lidia. Allá hay una variedad genética que permite tener distintas expresiones del toro de lidia -aún con la cuestión de lo que allá llaman el monoencaste- en tanto que en nuestro País, la expresión del toro de lidia es casi nada más una, la creada por don Antonio y don Julián Llaguno en San Mateo, llamada con razón la ganadería madre del campo bravo mexicano.

Desde mi punto de vista, lo que sucede hoy y aquí, es que no hemos superado el trauma -hago especial énfasis en las cursivas- de que se haya producido un relevo generacional sin sobresaltos. Tengo la impresión de que creímos que así como se dio la transición de la Edad de Oro (Armillita, Garza, Silverio, El Soldado y demás figuras) a la Edad de Plata (Los Tres Mosqueteros, Leal, Moro, Huerta, El Ranchero y demás figuras), las cosas serían siempre de la misma manera, sin detenernos a pensar que los toreros de tronío surgen muy de cuando en cuando y que a veces, como a los llamados toreros de arte o de pellizco, hay que saber esperarlos. Es al fin de cuentas, como todo lo que se hace delante del toro, hay que darle sus tiempos, sus pausas. Dar tiempo al tiempo... dijo don Renato Leduc.

Entonces, afirmar que es nocivo o negativo que un torero vaya a formarse a España o que implique una sumisión a los señores de la Fiesta de ese lado del Atlántico me parece que resulta de una hipótesis errada. Entonces: ¿el buscar conocimientos en una Universidad del extranjero implica sumisión a los intereses académicos o profesionales del lugar en el que dicha Institución de Enseñanza se encuentre?, ¿es algo negativo el buscar la mejora profesional allende nuestras fronteras?

No creo que las cosas sean así. Lo que nos pasa, es que el relevo de lo que yo llamaría la Edad Moderna del Toreo en México, a lo que sería la Edad Actual no se ha terminado de producir. La búsqueda del o de los valores que consumen esa transición o relevo ha llevado a quienes tienen interés en encabezarlo a buscar los medios necesarios para hacerlo, en los lugares en los que creen que los pueden encontrar y hoy, por el tipo de toro que se lidia, creo que no debe cabernos duda de que en España están esos valores.

Por eso es que no puedo coincidir con la opinión de Pepe Caro, a quien sin embargo, le reconozco un profundo amor por esta Fiesta y un enorme deseo de que salga del marasmo en el que está inmersa de este lado del Atlántico.

La imagen la tomo prestada del último post de Javier, en Toro, Torero y Afición.

Edito: Este día (9 de marzo de 2009), recibo un comentario que queda patente abajo. La fotografía que ilustra esta entrada es obra de Jon Roman. Al momento de utilizarla no tuve más referencia que la que se señala arriba, sin embargo, hoy corrijo la omisión y ofrezco una sincera disculpa por ella.

Aldeanos