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domingo, 7 de febrero de 2021

5 de febrero de 1947: La celebración del primer aniversario de la Plaza México

Gregorio García a hombros
El Ruedo, Madrid, 27/02/47
La corrida del 5 de febrero en la Plaza México, planteada como el eje de la temporada taurina de la capital mexicana es un asunto bastante reciente. Antes de 1995 y sin contar la tarde de la inauguración, apenas se habían dado diez corridas en esa fecha en ese casi medio siglo de existencia del gran coso taurino.

Resultaba evidente que, de no coincidir la fecha con un domingo, no habría toros en el día del aniversario, independientemente de que durante muchos años era día inhábil a nivel nacional. De los festejos celebrados en ese lapso, cinco fueron en domingo (50, 56, 61, 67 y 84), dos en miércoles (47 y 92) y uno en lunes (79), martes (91) y viernes (93). Me queda claro que celebrar el cumpleaños de la México no tenía carta de naturalidad.

Es a partir de la gestión del escenario que hace el inefable Rafael Herrerías, cuando en torno al cincuentenario del mismo, que la corrida del 5 de febrero se organiza con regularidad anual. Hace apenas veintiséis años pues, que se puede considerar a este festejo como un acontecimiento fijo en la Temporada Grande del coso de Insurgentes y en la temporada taurina de México. Tan es así, que en los setenta y cinco años que ha cumplido la plaza, solo se han dado treinta y siete corridas en la fecha, las veintisiete que corren a partir de 1995, esas sí, de forma consecutiva.

El primer aniversario

Para el 5 de febrero de 1947, don Antonio Algara, gerente de la empresa encargada de los destinos de la México ofreció un cartel que en el papel se veía interesante, pues propuso un encierro de ocho toros de La Laguna para Joaquín Rodríguez Cagancho, Jesús Solórzano, Emiliano de la Casa Morenito de Talavera y Gregorio García. En la combinación se reunían dos parejas de toreros de significativas afinidades, los artistas y los estetas del segundo tercio.

Para Cagancho y El Rey del Temple era su presentación en la temporada y además este último, era nuevo en esta plaza. Morenito de Talavera reaparecía después de la tarde de su confirmación el 17 de noviembre de 1946, en la que cortó una oreja al 5º de la tarde que mató por Fermín Rivera quien fue herido por el 3º. Completó el cartel Luis Castro El Soldado. Ese día se lidiaron toros de Coaxamalucan.

Por su parte, Gregorio García volvía después del triunfo que tuvo el 1º de diciembre de 1946, cuando alternó con Lorenzo Garza y Manolo Escudero con toros de La Laguna. Con el 3º de la tarde, Pimiento, realizó una gran faena que no remató con la espada, dio dos vueltas y salió a hombros.

No está de más hacer notar que el festejo se dio entre un turbulento ambiente generado por las idas y venidas de los representantes sindicales de los toreros de España y México. El intercambio restablecido apenas un par de años antes, pendía de un hilo.

La corrida y su resultado

La entrada a los tendidos fue paupérrima, al final, en esos días, era una más de las corridas de la temporada, que si bien, en el papel tenía su interés, no llevaba a ninguna de las figuras del momento. El triunfador de la tarde fue el potosino Gregorio García, quien venía embalado y se impuso a toros y alternantes. La relación que aparece en el ejemplar del semanario El Ruedo, publicado en Madrid el 13 de febrero de 1947, entre otras cosas se asegura lo siguiente:

Para celebrar el primer aniversario de la Plaza Monumental de Méjico se corrieron en dicho coso taurino ocho toros de La Laguna. Con excepción de la última, las reses fueron sosotas. Carancho fue aplaudido en su primero por su labor con el capote. Hizo a este toro faena breve, y le mató de media tendida, fué ovacionado y salió al tercio. En el quinto hizo faena pinturera y mató de media buena. Oyó aplausos. Jesús Solórzano no hizo nada notable en el segundo. Brindó la faena del sexto a Domecq, y cuajó una faena valiente y adornada, que remató con un pinchazo y una entera desprendida. Fué ovacionado y saludó desde el tercio. A Morenito de Talavera se le ovacionó por cuatro verónicas y media y per un quite por chicuelinas en el tercero. Cogió las banderillas, a petición del público, y puso dos pares al cuarteo y uno al sesgo, magníficos. Se lució con la muleta y mató de un estoconazo. Fué ovacionado con entusiasmo.  En el séptimo cogió banderillas y se las ofreció a Gregorio García. Los dos se lucieron en cuatro colosales pares y tuvieron que salir al terció a saludar, Morenito hizo brillantísima faena por naturales, molinetes y derechazos. Perdió la oreja porque, después de entrar a matar dos veces, acertó d descabello al tercer intento. Fué ovacionado con entusiasmo. Gregorio García se lució con la capa y con las banderillas en el cuarto. Hizo faena variada y brillante, pero sin ligazón, y mató de una atravesada y varios intentos. En el octavo estuvo colosal con la capa. Ofreció banderillas a Morenito, y los dos se lucieron en este tercio. Gregorio García aprovechó las buenas condiciones del toro y cuajó faena por naturales, en redondo y adornos, para una buena estocada. Cortó la oreja y fué sacado en hombros…

No relaciona la actuación de Jesús Solórzano, sin embargo, en la edición de El Siglo de Torreón del día siguiente al del festejo, se comenta que fue aplaudido por su toreo de capa únicamente.

Así pues, para la estadística, es Gregorio García el que corta el primer trofeo en una corrida de aniversario, al toro Hilandero de La Laguna, y es también el primero en salir en hombros de la plaza en un festejo de esa naturaleza.

Al día siguiente…

Tras de la corrida se anunció la ruptura de relaciones entre las torerías de España y México. Los diestros hispanos no volverían a actuar en ese ruedo sino hasta el 25 de febrero de 1951, cuando se celebraron corridas de la concordia en México, Madrid y Barcelona.

Las cosas estaban agrias desde un año antes cuando se acusó a Manolete de no querer torear la corrida de la Rosa Guadalupana no obstante haber sido anunciado y no contribuyó a la mejora de las cosas que un grupo de diestros hispanos que no hicieron campaña en estas tierras encabezados por Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín y Juan Belmonte Campoy, quienes invocando falta de reciprocidad, dieran por terminado el convenio

Aunque el propio Manolete y otro grupo de toreros hispanos intentaron reparar las cosas, al final, en junio de ese 1947, los toreros mexicanos que estaban en España – entre otros los matadores Fermín Rivera, Antonio Velázquez, Carlos Arruza, Ricardo Torres, Cañitas, Manuel Gutiérrez Espartero y Antonio Toscano y los novilleros Pepe Luis Vázquez y José Antonio Chatito Mora – tuvieron que regresar, pues ya no se les permitió seguir actuando allá.

La consecuencia de ello fue que para Morenito de Talavera, este festejo fue el último que toreó en la Plaza México; Cagancho volvería una última vez el 24 de enero de 1954 a despedirse, alternando con Rafael Rodríguez y Pedrés y toros de La Laguna. Jesús Solórzano tendría un par de tardes más, pues regresaría el 16 de noviembre de 1947 con Alejandro Montani que confirmaba y Gregorio García con toros de Carlos Cuevas y terminaría su andar por los ruedos el 10 de abril de 1949 con Luis Procuna y Rafael Rodríguez y toros de Matancillas y La Punta.

Gregorio García, por su parte, pudo capitalizar el par de triunfos de esa temporada del inicio de 1947. En el ciclo 1947 – 48 torearía 5 tardes; en la 48 – 49, una y terminaría su paso por la gran plaza el 20 de marzo de 1952. Siguió en los ruedos hasta el año de 1965.

En resumen

La paupérrima entrada
El Ruedo, Madrid, 27/02/47

Si algo tuviera que agradecerle la fiesta de los toros a Rafael Herrerías sería la institucionalización de la fecha del 5 de febrero como eje de la temporada capitalina. El problema, desde mi punto de vista, es la manera en la que planteó la situación, porque para realizar una gran celebración, sacrificó el contenido y esencia de lo que es la temporada en sí.

Una plaza de temporada no puede depender de una sola fecha de su calendario, la que en todo caso debería ser el punto de llegada de lo más destacado de un ciclo equilibrado, constante y atractivo para el aficionado. La celebración de algo que se convirtió en lo que los millenials llaman un happening no puede ser el eje y el cimiento de algo más amplio y tradicional como es una temporada de toros.

Hoy, 75 años después, la plaza está cerrada. No hay condiciones para festejar su aniversario cual debe ser, con una corrida de toros, pero no hay mal que dure cien años… ¿Aguantaremos nosotros?

domingo, 16 de agosto de 2020

1º de mayo de 1949: Jesús Córdoba hace su presentación en plazas europeas

Anuncio de la presentación de Jesús Córdoba en Lisboa
Diario de Lisboa, 30 de abril de 1949
De convenios y rupturas

Aunque desde el principio del año los ánimos estaban caldeados, fue a mediados de mayo de 1947, cuando Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Juan Belmonte Campoy y otros toreros que no hicieron campaña invernal en México, invocaron falta de reciprocidad de nuestras empresas y toreros y declararon definitivamente terminado el convenio de 1944 que regulaba las relaciones taurinas entre México y España. Ante tal hecho, Manolete y otros diestros que si actuaron en nuestras plazas en ese periodo, intentaron recomponer esa situación y lo reinstalaron un par de semanas después, pero el 28 de junio se declararon definitivamente suspendidas las relaciones taurinas entre ambos países.

En esa tesitura, se quedaron parados entre otros allá los matadores Fermín Rivera, Antonio Velázquez, Carlos Vera Cañitas, Ricardo Torres, Manuel Gutiérrez Espartero y Antonio Toscano, así como los novilleros Pepe Luis Vázquez y José Antonio Chatito Mora. De nada valió que Carlos Arruza, otro de los afectados, fuera el Presidente de la Asociación de Toreros de España y de su Montepío, simplemente no fue escuchado y El Ciclón, al ver que su opinión no era tenida en cuenta, terminó por renunciar a ese cargo en septiembre de ese calendario.

Es interesante ver que Armillita, en entrevista concedida a El Tío Carlos en abril de ese mismo 1947, publicada en El Universal y después en La Lidia, en la que hace un análisis de su paso por los ruedos y anuncia su inminente despedida de los ruedos, estimó que la normalidad se restablecería en unos tres meses. La realidad es que los nuestros volvieron a los ruedos hispanos hasta el año de 1951.

Las otras plazas europeas

No obstante el cierre de las plazas de España para los nuestros, quedaban francas las de Portugal y las de Francia y durante los veranos, era casi mandatorio que fueran por allá a hacer campaña varios de nuestros toreros. Durante el boicot del 36, allí estuvieron para los nuestros y ahora allí seguían. En el año de 1949 Jesús Córdoba fue uno de los que acudieron a ellas. Estando en Aguascalientes, como visitante en la Feria de San Marcos, fue entrevistado para El Sol del Centro el día 21 de abril y manifestó entre otras cosas lo siguiente:

…La “cosa” taurina tenía que salir a colación. “Mi deseo – nos dijo – era actuar en la Feria de Abril. Tú te diste cuenta. Hace apenas cuatro meses que toree en Aguascalientes mi última corrida como novillero. Dos horas después mi apoderado, el doctor Ruiz, había arreglado un contrato para que yo toreara en las Fiestas. Luego hubo ciertas dificultades y el contrato se rompió. Fueron líos internos, Bueno, ahí será en otra ocasión”.

Córdoba esperaba ayer comunicación de México. Se mencionaba su nombre como uno de los probables espadas que saldrían en domingo en la Monumental en la presentación de Conchita Cintrón. Todavía no se sabía nada en firme. Se hablaba insistentemente de un mano a mano entre Capetillo y El Soldado; pero nada seguro. “Mira si no reaparezco el domingo allá – refiriéndose a la Capital – me quedaré aquí. Sí, hasta después del famoso día 25. Pero nada. Tengo pasajes para el día 27 a Portugal, en donde debutaré el próximo domingo”.

- ¿Te gustaría que se arreglara el intercambio taurino hispano – mexicano?

- ¡Claro que sí! Arruza ya está haciendo gestiones desde hace tiempo. Ahora vamos Antonio Velázquez, Gregorio García y yo. Todos metemos “canilla” en favor de la solución del lío. Yo me presento el 1o de mayo, actuando con Parrita que es una de las figuras españolas y Manolo dos Santos.

- ¿Cuántas fechas llevas contratadas?

- Quince, nos contestó. Pero hay posibilidades de que ese número aumente. Todo depende de lo que yo haga frente al toro. “Armillita” me ha dicho que allá me “pondré” mucho, pues el toro de lidia es más grande y de mayor pujanza que el de México. Y debe tener mucha razón porque conoce como nadie de toros, como lo está demostrando con su ganadería que será una de las mejores de México…

Así pues en ese orden de acontecimientos, El Joven Maestro sería el primero de Los Tres Mosqueteros en presentarse en las plazas de toros del otro lado del mar.

Lisboa, 1º de mayo de 1949

La empresa de Campo Pequeno anunció para esa fecha una corrida de toros – tourada le llaman allá – en la que a pie actuarían Pepín Martín Vázquez y el debutante Jesús Córdoba, con toros del Duque de Palmela y los caballeros en plaza Simao da Veiga y José Casimiro con toros de Francisco dos Santos y el grupo de forcados de Antonio Matías.

La tarde se torció en el aspecto climatológico, de acuerdo con la breve crónica aparecida en el Diario de Lisboa del día siguiente del festejo, firmada por F, en sustitución de quien tradicionalmente lo hacía como El Terrible Pérez y es, en traducción libre efectuada por este amanuense, de la siguiente guisa:

Si ayer hubiera sido un día primaveral, Campo Pequeno ciertamente se hubiera inundado, porque no solo era atractivo el cartel en su conjunto, sino que también había en él una persona que la afición, anhelaba ver en carne y hueso, tras las estupendas «faenas» de este «Currito de la Cruz», rehabilitando esta fiesta brava, tan distorsionada y dañada por películas, novelas y artículos pseudo – humanitarios...

Lamentablemente, el temporal que azotó con fuerza desde la madrugada, no solo perjudicó a la empresa, sino a los toreros y al público que, a su vez, dejó de lado una serie de pases redondos y dos molinetes del alegre y valiente sevillano, y unas notas con el capote, del mexicano Jesús Córdoba. Poco se pudo ver en la lidia con los trapos, de los cuatro toros de Casa Palmela, los cuales, descontando su amplia encornadura, estaban bien presentados y mostraron casta, bravura y suavidad, mostrando por qué la ganadería es de las primeras nacionales.

Los cuatro toros del Sr. Francisco dos Santos que salieron para los caballeros, también fueron de buena presentación, denotando las conocidas características de la finca ganadera de la que proceden, que tiene muchos admiradores en Portugal.

Simao da Veiga, a pesar de haber llevar en la lidia de toros ya un cuarto de siglo, mantiene la alegría que durante tantos años ha conquistado a nuestro público, al de España y al de México. Estuvo empeñoso, pisando los terrenos a los toros, y las ovaciones que le dieron fueron bien merecidas.

José Casimiro lució con su habitual seriedad y serenidad, clavando hierros largos y cortos en suertes que fueron justamente apreciadas y que le valieron una entusiasta llamada a los medios.

Alé nos dio con el capote, un poco del aire de su gracia, teniendo los peones restantes –Procopio, Correia, Joaquinillo, Gorjao, Gloria, Alemao, Navajas, Rubichi y Pla – voluntad de cumplir, luchando con el viento fuerte e incómodo.

Los forcados de Antonio Matías hicieron buenas pegas, como el «combolo», que funciona bien siempre que la «locomotora», – el  pegador – no «descarrile»...

Incomprensible la cogida de Jesús Córdoba – a quien queremos ver en una tarde más apacible – al intentar clavar un par, entrando al toro, sin pensar en la salida.

Manuel dos Santos, como siempre, es competente y rápido en la dirección de la lidia.

El próximo domingo fiesta para todos los paladares en Campo Pequeno. Parrita y otro torero, y destacan José Rosa Rodrigues y Fernando Salgueiro; y en Santarem el «mano a mano»  Diamantino – Manuel dos Santos con Simao y Manuel Conde.

Como se puede ver, salvo el hecho de que la fecha representó para Jesús Córdoba su primera actuación en un ruedo ultramarino, poco más hay para contar. 

La campaña europea de Córdoba en el 49

Al final del calendario Jesús Córdoba toreó en Europa once corridas, seis en Portugal los días 1º de mayo en Lisboa; 29 de mayo en Tomar; 31 de julio en Pavoa do Varzim; 8 de agosto en Guimaraes; 14 de agosto en Figueira da Foz y 28 de agosto en Espinho y cinco en Francia, el 19 de junio y el 14 de julio en Burdeos; el 19 de julio en Mont de Marsan; el 16 de agosto, en Collioure y cerró su temporada europea el 18 de septiembre en Arles.

Quizás el impedimento de actuar en ruedos españoles redujo el número de actuaciones de nuestros toreros en Europa, pero no impidió la circulación de ellos por esas tierras. Su paso por Portugal y por Francia es una arista de la historia de nuestra tauromaquia que está poco estudiada. Aquí un detalle de esos hechos que vale la pena averiguar. 

Aldeanos