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domingo, 15 de julio de 2012

Relecturas de verano IV: La Monumental de Sevilla. Voces y Silencios


Tengo un especial interés por la historia de algunas plazas de toros que han dejado de tener presencia material en lo que fuera llamado el planeta de los toros. Me sucede con El Toreo de Cuatro Caminos en México y también ejercen sobre mí una especial atracción los sucesos que fueron el origen y el final de la Plaza Monumental de Sevilla.

La obtención del conocimiento de los hechos que conforman la historia de esta última tiene ciertas complicaciones, porque a pesar de que su existencia fue azarosa y breve, la información es escasa y se encuentra, pareciera que estratégicamente dispersa en los medios de comunicación de su tiempo, de manera tal que resulta, dijera un preclaro hombre de mi tierra, don Aquiles Elorduy, una verdadera tarea de romanos el encontrarla y ordenarla, para encontrarse después, con que es incompleta e interesada en una gran cantidad de casos.

De allí se desprende el extraordinario valor de la investigación de la profesora de la Universidad Texas  TechLourdes Ramos – Kuethe al desarrollar el contenido del libro titulado La Monumental de Sevilla. Voces y Silencios, publicado a principios de este año por el Instituto de la Cultura y de las Artes de Sevilla, porque pese a los obstáculos documentales que enfrentó para estructurar la obra, logró sacarla a buen puerto y presentar un extraordinario estudio de lo que fue durante alrededor de quince años, la plaza de toros de mayor capacidad de la antigua Híspalis.

La estructura de la obra

La Monumental de Sevilla. Voces y Silencios parte de un estudio de lo que era la sociedad de Sevilla en el último tercio del siglo XIX hacia las dos primeras décadas del siglo XX, de acuerdo con la conformación de sus organizaciones sociales, políticas y económicas, que se desarrollan en una ciudad que prácticamente mantuvo su conformación medieval hasta esos días y que solamente ante la imposición legal de modernizar su infraestructura urbana, inició los intentos de asimilarse a los tiempos que vivía.

Plaza Monumental de Sevilla
(Fotografía de Juan José Serrano, mayo 1930)
La profesora Ramos – Kuethe nos llevará de manera concisa por las vías de cómo esa modernización urbanística generó lo que pudiera llamarse una nueva casta de industriales que a partir de la expansión de la mancha urbana instalaron establecimientos fabriles que generaron riqueza de fuentes distintas a la agricultura y la ganadería tradicionales en la zona y aunque quizás esos capitales de nuevo cuño podían competir en volumen con los que eran de raigambre allí, no pudieron evitar el estigma de ser calificados de advenedizos a la riqueza o como nuevos ricos, lo que les mantuvo apartados de los altos círculos sociales de esos tiempos.

La Plaza de Toros Monumental de San Bernardo – llamada así por localizarse en ese tradicional barrio sevillano – se construyó con fondos aportados mayoritariamente por José Julio Lissén Hidalgo, uno de esos industriales, quien actuó con la asesoría en lo taurino del llamado rey de los toreros José Gómez Ortega Joselito y contrató para el proyecto, diseño estructural y dirección de la obra a los arquitectos Francisco Urcola – realizador de la donostiarra de El Chofre  y José Espiau

Los   ominosos  silencios de Sevilla


Mucho se ha escrito y hablado de los silencios de Sevilla. Silencio de cofradía. Silencio de patio. Silencio de noche de verano. Silencio de claustro de convento. Silencio de tendido de la Maestranza. Silencio de pueblo antiguo. Silencio de equilibrio. Silencio clásico. Silencio humilde. Silencio orgulloso. Silencio profundo...

Como vemos, llamados silencios de Sevilla tienen fama. De hecho, el término, tratándose de toros, se refiere al hecho de la expectante ausencia de ruido que se genera actualmente en la Plaza de la Maestranza cuando se barrunta algo importante. Pero en el caso de la plaza de toros del Barrio de San Bernardo, creo que el silencio que se ha guardado, parcial o total, casi desde su fundación, es un silencio ominoso.

Desde antes de su apertura, se intentó silenciar el efecto benéfico que la plaza podría tener sobre las cosas de la fiesta y solamente se resaltaron los hechos negativos generados en su entorno. De hecho, pareciera que se intentó borrar su existencia de la faz de la tierra y de los anales de la historia, según lo revela la obra que intento comentar:

Con la construcción de La Monumental, la Maestranza se enfrentó a una nueva amenaza que podía quitar de sus manos el privilegio de organizar corridas de toros. Por eso y de manera más o menos subrepticia, se embarcó en un boicot de la nueva plaza tratando de desacreditarla lo más posible… Hoy día sin embargo, los documentos legales indispensables para una detallada historia de La Monumental, son imposibles de localizar en el archivo y la hemeroteca de la ciudad…

Sin embargo, el sol no puede taparse con un dedo y aunque los principales oráculos Corrochano a la cabeza  de la fiesta se sumaron al ejercicio de descrédito y por otra parte, los medios llamados especializados – algunos locales también – deliberadamente omitían informar sobre los festejos ocurridos en su redondel, la memoria colectiva retiene el recuerdo de la plaza de toros que Gallito construyó como un primer ejercicio para hacer más popular la fiesta de los toros.

Los motivos de la autora

Explica la profesora Ramos – Kuethe que su obra resulta del deseo de conocer lo que había detrás de un pedazo de muro que se ubica en la hoy Avenida Eduardo Dato, frente a los Jardines de la Buhaira, en el corazón del sevillano y taurino Barrio de San Bernardo, donde residió al hacer una estancia académica en Sevilla. Una vez que fue informada que ese resto de construcción, con una puerta tapiada que en su día fue la de los toreros de la Plaza de Toros Monumental de Sevilla, se dedicó a recabar la información necesaria para poner a disposición de quienes tenemos interés por la fiesta, por la historia o por ambas, el breve paso temporal de este monumental recinto taurino.

Algunas cifras de La Monumental de San Bernardo

Festejo de la última temporada
de La Monumental
La autora recoge la celebración de cincuenta y cuatro festejos, entre su inauguración en 1918 y su clausura en 1921 (1918: 24; 1919: 28; 1920:12). Un diestro recibió la alternativa en su ruedo, Juan Luis de la Rosa, el 28 de septiembre de 1919, de manos de Joselito y solamente un torero mexicano pisó su ruedo, Luis Freg, quien actuara como primer espada en la Corrida de la Prensa de ese mismo año, alternando con Domingo González Dominguín y José Roger Valencia, para dar cuenta de un encierro de Antonio Flores, antes Braganza. La Monumental pereció al embate de la picota en el año de 1930.

En fin, que considero que este es uno de esos libros que un aficionado a la fiesta no debe dejar de leer, sobre todo, porque tiene la ventaja de haber sido escrito por una persona que lejos de cualquier apasionamiento, acometió su investigación desde un ángulo meramente histórico y cuando el trabajo lo requirió, acudió a las fuentes taurinas para redondear o encontrar el contexto correcto al tema investigado.

Y no entro en más detalles, porque no creo que sea justo ni con la obra, ni con su autora, así que lo que habrá que hacer, es obtener un ejemplar y leerlo, que en el caso se trata de uno de esos libros que no se caen de las manos.

Referencia Bibliográfica: La Monumental de Sevilla. Voces y Silencios. – Lourdes Ramos – Kuethe. – Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), Biblioteca de Temas Sevillanos, Vol. 80. – 1ª edición, Sevilla, 2011, 238 páginas, con ilustraciones en blanco y negro. – ISBN 978 – 84 – 92417 – 48 – 3.

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