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domingo, 17 de noviembre de 2024

17 de noviembre de 1963: La alternativa de Mauro Liceaga en la reinauguración de la Monumental Monterrey

Mauro Liceaga, El Queretano y José García El Charro
15 de abril de 1973
Cortesía: Francisco Tijerina
La plaza Monumental Monterrey había sido inaugurada el domingo 29 de agosto de 1937, con una corrida de toros en la que alternaron Fermín Espinosa Armillita y Lorenzo Garza ante toros de La Punta. Vestida de china poblana, la señorita Hermila Anaya realizó el despeje y las reseñas de la prensa de la época a mi alcance, señalan que el general Juan Andrew Almazán fue calurosamente ovacionado cuando se instaló en su palco de contrabarrera. Armillita le cortó el rabo a Pandereto, quinto de la tarde y por su parte, El Ave de las Tempestades se llevó la oreja del cuarto y el rabo del sexto. Lorenzo Garza salió en hombros de la multitud, no así el Maestro de maestros, que entró en la enfermería después de la vuelta del quinto, a que se le atendiera una herida en la cabeza, producto de un botellazo, seguramente dedicado por un garcista inconforme durante la vuelta después de la lidia del quinto. 

De acuerdo con la Guía de la América Taurina de Luis de Tabique, publicada en el año de 1955, tenía una capacidad de 11,500 espectadores. La plaza estaba coronada en su parte superior de sus tendidos, por una serie de palcos de madera, mismos que por el material con el que estaban construidos, algo más de un cuarto de siglo después de su estreno, seguramente tenían ya evidente deterioro y, además, por su disposición, eran de capacidad reducida. Seguramente por esa razón, quienes llevaban el coso en esos días don César Garza y don David Yamallel, representantes de Espectáculos Monterrey, S.A., decidieron suprimir esos palcos y convertirlos en localidades ordinarias, dándole a la plaza la fisonomía que actualmente tiene.

En esas condiciones se programó una feria de reinauguración con tres corridas de toros, los días 17, 20 y 24 de noviembre de 1963. La primera sería con toros de La Punta, para Juan Silveti, Juan García Mondeño y la alternativa de Mauro Liceaga; la segunda, con Alfredo Leal, el lusitano José Julio y el torero cordobés Manuel García Palmeño ante toros de Reyes Huerta y cerraría el ciclo un encierro de Mimiahuápam, de don Luis Barroso Barona, para Jesús Córdoba, Joselito Huerta y Joaquín Bernadó. Una feria breve, con carteles formados con buena imaginación y de acuerdo a lo mostrado en la prensa de ese tiempo, con encierros bien presentados.

La feria de reinauguración
Diario El Porvenir

El festejo de la reinauguración

El interés de la corrida de la reapertura de la plaza Monumental Monterrey tuvo un ingrediente adicional al implícito en el interesante cartel que era el llamado a asistir al evento y al hecho en sí mismo. Lo constituían una serie de declaraciones de Mondeño, en las que anunciaba que dejaba los ruedos y se dedicaría a la vida monástica. Entre otras cosas, declaró al Licenciado Antonio García Castillo Jarameño, lo siguiente:

Mi mayor ilusión es volver a esta tierra, porque mi pensamiento está en los corazones de todos. Pero quiero regresar, no toreando, sino bendiciendo con las sagradas palabras del Evangelio, que es la palabra más verdadera, porque es la que nunca muere…

Efectivamente, el siguiente marzo, Juan García Mondeño ingresaría al postulantado de la Orden de Predicadores (Dominicos) y tomaría los hábitos en agosto de 1964. Dejaría la vida religiosa año y medio después para reaparecer en Lisboa el 17 de marzo de 1966 y permanecer activo en los ruedos hasta 1970. Falleció en enero de 2023.

Quizás el principal atractivo del cartel de reinauguración era la alternativa de Mauro Liceaga, un torero que era parte de una de las dinastías más extensas del llamado planeta de los toros. Y llegaba a ella después de hacer una importante campaña novilleril en ruedos hispanos, presentándose y triunfando en los principales escenarios de aquellas tierras. El cierre de su temporada fue fuerte, triunfando en Jerez, en una Feria de la Vendimia que se ofreció al final del mes de septiembre, en Sevilla, en el mes de octubre donde dio dos vueltas al ruedo con petición de oreja y principalmente, en Madrid, donde cortó una oreja a un novillo de Samuel Flores, escribiéndose en el semanario El Ruedo a ese propósito lo siguiente:

El mejicano Liceaga – ¡qué recuerdos nos trae este apellido, tan de torero azteca! – lució en varios muletazos, excelentes, al quinto de la tarde. Faltó ligazón, pero hubo temple y buen estilo. Entró a matar con decisión y cobró una estocada a cambio de una cornada. Cortó la oreja. Apéndice muy merecido...

Esas eran las cartas credenciales del torero que se doctoraría en esa señalada tarde y que ante el primer toro que pisara el renovado coso, realizó lo siguiente:

Acto seguido, y ante la expectación de las 20,000 personas que llenaban la plaza; Juan Silveti cedió los trastos a Mauro Liceaga para convertirlo en el benjamín de los espadas mexicanos, atestiguando la ceremonia Juan García "Mondeño"... Después de brindar la muerte de su primer toro al público y a su padre; Liceaga se arrodilló cerrado en tablas para darle a “Africano” una tanda de escalofriantes muletazos de rodillas. Vinieron luego los ayudados por alto y los derechazos aguantando impávido el torero las acometidas de la res... Como la embestida del toro era cada vez más corta, Liceaga volvió a la carga con el toreo de rodillas, consiguiendo su propósito de entusiasmar al público, para que al dejar una estocada en todo lo alto, se le concediera una oreja, dando además la vuelta al ruedo, devolviendo prendas y recibiendo el cariño del público...

Me llama la atención el hecho de que el anónimo cronista del diario El Porvenir de Monterrey, salido al día siguiente de la corrida, aparte de describir con gran detalle la actuación del toricantano, señale como capacidad de la plaza la de 20,000 localidades. Seguramente hubo sobrecupo esa señalada tarde, pero no creo que haya llegado a tales proporciones.

Mondeño le cortó la oreja al tercero de la tarde, por una labor que llevó su sello personal:

Juan García “Mondeño” se llevó una oreja ayer tarde, galardón que ganó ante el primero de su lote, al que toreó soberbiamente de capa en sus muy personales lances... principió “Mondeño su faena para recetar al morito una tanda de estatuarios con los pies bien clavados en la arena. Vinieron luego los derechazos con el sello de la casa, rematando siempre con el forzado; naturales superiores por el temple y el aguante del torero y el colofón de su manoletina trágica y bella... Mató de una estocada hasta la yema, ligeramente caída, pero suficientemente buena para que el toro doblara y se fuera al desolladero sin uno de sus auriculares, que el público y la autoridad concedieron al misterioso torero...

Habrá que anotar para la estadística, que en el quinto de la corrida se le tiró un espontáneo a Mondeño, que fue oportunamente neutralizado por las fuerzas del orden y que en correspondencia, el torero de Puerto Real le brindó la muerte del toro a los agentes de policía comisionados en la plaza.

Por su parte, Juan Silveti apenas pudo lucir en el primer tercio con su toreo a la verónica, porque sus toros se quedaron parados. Pascual Navarro Pascualet, peón de confianza del Tigrillo, fue alcanzado al salir de un par de banderillas en el segundo de la tarde y recibió una cornada con una extensión de 15 centímetros en el muslo derecho, sin lesiones vasculares de importancia, con pronóstico de 15 días de recuperación.

El futuro de Mauro Liceaga

El porvenir de Mauro Liceaga parecía promisorio, tanto que estaba anunciado como parte del elenco de la temporada 1963 – 64 de el Toreo de Cuatro Caminos, en ese calendario en el que el ciclo de corridas de toros de la capital mexicana se ofreció a plaza partida y que tenía como cabeza de cartel a Manuel Benítez El Cordobés.

Pero apenas tres meses después de su alternativa, en la misma plaza de Monterrey, un toro de Santa Marta le daría una gravísima cornada en el vientre que lo tuvo parado bastante tiempo. Eso no le impidió ser parte de carteles importantes, como el de su confirmación de alternativa en la Plaza México el 14 de febrero de 1965 con Rafael Rodríguez y El Cordobés; el de la confirmación de Manolo Martínez en ese mismo ruedo, con Mondeño o en las presentaciones de Paquirri en diversas plazas de nuestra República.

Otra cornada, esta en Guadalajara, el 15 de febrero de 1970, por un toro de El Rocío, terminaron por ralentizar el andar por los ruedos de un torero que estaba llamado a ser una importante carta de la baraja taurina mexicana. 

Mauro Liceaga falleció el día de San José de 2017.

Aviso parroquial: Agradezco a mi Patrón Francisco Tijerina Elguezabal el que me haya facilitado el acceso a las páginas del diario El Porvenir de Monterrey, así como la información proporcionada para entender los cambios realizados a la plaza Monumental para efectos de su reinauguración.

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