Mostrando entradas con la etiqueta Plaza de Toros San Marcos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Plaza de Toros San Marcos. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de agosto de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (III)

La clase de El Callao y el arrebato de Tirado, lo más destacado de la corrida de feria

Para la IV Feria de la Uva, verificada del 23 al 25 de agosto de 1957, fue invitada para fungir como reina la señorita Laura Irene Ortega Hernández Duque, quien tenía además la particularidad de ser hija del Gobernador del Estado, Ing. Luis Ortega Douglas. En esta oportunidad ya no se encomendó la difusión desde la capital al Brigadier Antonio Arias Bernal – quien solamente asistió como invitado especial –, lo que le restó difusión periodística a nivel nacional e internacional, así como tampoco se procuró la asistencia de diplomáticos y artistas de renombre.

La intención fue que conocieran las festividades escritores y personajes de la cultura y la industria como Jean Sirol, Agregado Cultural de la Embajada de Francia; los vitivinicultores europeos Paul Antebí, Jean Laine y Antonio Migliano.

Y por otra parte se convocó a un grupo de periodistas entre los que se encontraron Rodolfo Landeros Gallegos, Francisco Martínez de la Vega, Jorge Joseph, Rafael Solana, Elena Poniatowska, el decano del Periodismo Nacional, Luis Lara Pardo, Miguel Carriedo, y Fernando Castro entre los más destacados.

Por la presencia de todas esas personalidades y los visitantes del extranjero, se proclamó que la comida ofrecida en Viñedos Ribier tuvo carácter internacional, pues en torno a la mesa hospitalaria de don Nazario Ortiz Garza, se reunieron representantes de países tradicionalmente vinícolas. Además, el anfitrión estaba de plácemes, pues había enviado sus productos vínicos a concursar en la Feria de la Viña, en Montpellier, Francia, resultando galardonado por varios de ellos.

El festejo taurino de la feria

Para el domingo 25 de agosto de ese 1957, fecha del cierre de las festividades, se anunció una corrida de toros en la que actuarían Luis Procuna, José Ramón Tirado y Fernando de los Reyes El Callao, ante un encierro de El Rocío, ganadería que se presentaba ante el público de Aguascalientes. También se presentaban ante el público de Aguascalientes el mazatleco Tirado y El Callao, quienes habían recibido la alternativa apenas en el tramo final del año anterior, por esa razón eran "nuevos en esta plaza".

En la edición de El Sol del Centro del día de la corrida, se comentó lo siguiente acerca de los diestros debutantes:

Ramón Tirado pertenece al grupo de los toreros dotados de valor y decisión. Merced a su arrojo, el diestro mazatleco llevó a cabo en España, una relampagueante campaña novilleril, yendo de un triunfo al siguiente, hasta que sus reiterados triunfos tuvieron su epílogo cuando Tirado recibió la alternativa, en festejo de tronío, para luego venir a México a participar en la Feria Guadalupana... A su vez Fernando de los Reyes representa, en esta contienda de valor, destreza y arte, la solidez, el bien hacer y la calidad del toreo clásico... Es el suyo un arte sobrio, pero dotado de hondura y sentimiento, características que le permiten despertar las más intensas reacciones de admiración y entusiasmo...

Respecto de la ganadería que acudía por primera vez a la Plaza San Marcos, encastada principalmente con ganados de Pastejé y Mimiahuápam y procedente de Jiquipilco, Estado de México, propiedad de don Manuel Buch y Escandón, con divisa amarillo y rojo, y que se había presentado con corrida de toros en la Plaza México el 18 de enero de 1953, se decía:

Vacada que, entre las jóvenes, goza del mayor cartel, puede ufanarse de haber enviado el más bravo ejemplar que se lidió en México durante la última temporada. Y quien hace cesto, hace ciento... ¿Por qué no esperar que, entre los seis astados de esta tarde, esté el toro de bandera que, con su bravura y nobleza contribuirá a hacer memorable esta fecha en el recuerdo de los aficionados? …

Ese era el ambiente previo a una corrida en la que el cartel, encabezado por Luis Procuna, tenía siempre ese signo de incógnita que le imponen los genios:

Procuna, torero desconcertante y desigual, como suelen serlo los de su corte, en las tardes de inspiración ha ejecutado el toreo con un sello personal del que hay pocos ejemplos... Ahí están sus grandes triunfos, sus faenas cumbres a la vera de los más grandes ases, para testimonio de lo que estamos aseverando...

Como se ve, el cartel anunciado tenía imaginación, miga, no se veía repetitivo y resultaba interesante a la afición, aunque la mayor parte de los ingredientes del mismo, fueran de nuevo cuño.

El resultado del festejo

La crónica escrita por don Jesús Gómez Medina para El Sol del Centro, tiene un introito donde hace un resumen amplio de lo sucedido esa tarde del 25 de agosto de hace 68 años, y entre otras cosas apunta:

No fue muy pródiga en resultados de orden artístico la corrida de la IV Feria de la Uva... Hurgando en la lidia de los seis bureles, apenas cabe destacar, en este apartado de valores artísticos, una tanda de verónicas y unas chicuelinas de “El Callao”, el farol de rodillas – ¡auténtico chispazo de emoción y de arte! – con que prologó Luis Procuna su labor en el cuarto, y ampliando el alcance del significado del arte, la actuación de Ramón Tirado en su primero... El resto de la jornada quedó reducido a la exhibición de los propósitos triunfales que, al parecer, alentaban el ánimo de los tres espadas; a meros bocetos de obra de arte que a la postre no llegaron a cristalizar porque, entre el deseo del artista y la consumación de un intento, se interponía de continuo el mal estilo, el aplomamiento y la carencia de acometividad de que... dieron muestra los toros de “El Rocío”... Formaron dichos bureles un encierro desigual en tamaño y también en edad y casi todos bien dotados de cornamenta. Y, si bien los seis se mostraron prontos y recargaron ante los montados, ante los peatones de taleguilla, hicieron la lidia cambiante de las ganaderías cuyo estilo no está aún definido... efectuando medias embestidas o buscando el abrigo de los tableros, según suelen hacerlo los bureles que han alcanzado la mayoría de edad...

Pareciera que con esto queda contado el total de los sucesos del festejo, pero resulta ser que José Ramón Tirado le cortó la única oreja del festejo al segundo de la tarde. Ya en el desarrollo del hacer de los toreros, en lo individual, el cronista refiere a este propósito:

Ramón Tirado, ya lo hicimos constar, resultó el más aplaudido de los tres espadas actuantes. Inclusive, el único apéndice otorgado en la jornada, correspondió al mazatleco... Empero, como ya también lo dejamos consignado, el toreo de Tirado, espectacular, fosforescente, no llega a calar hondamente en el ánimo de los aficionados: al menos así ocurrió ayer... Diríase que cuanto se ha alejado Ramón Tirado de las normas perennes del arte taurino para adentrarse en el modernismo a ultranza, ha perdido su toreo en intensidad, en hondura, en calidad emocional, en suma, pese al innegable valor que posee este diestro. Sin embargo, este derroche de agallas y cuanto hay de impresionante, de sugestivo en su estilo, suelen valerle – como ayer ocurrió – la obtención del aplauso popular y, al final de cuentas, la consecución del éxito...

Pues no convenció a don Jesús Gómez Medina el pupilo de El Pipo, quien se convertía en un exponente de la corriente encimista que llegaría a su culmen unos cuantos años después cuando el mismo Rafael Sánchez sacara del anonimato a uno de Palma del Río y ahora sí, revolucionara el toreo, por completo.

De la actuación de Procuna, ya citaba que don Jesús resalta la ejecución de un auténtico farol de rodillas al cuarto de la corrida, agregando:

Al cuarto le dio la bienvenida con un farol de hinojos al que ya aludimos: fue aquel un lance impregnado de brillantez y de emotividad dentro del tono gris de la tarde. Pero luego el morito saltó al callejón y cuando tornó a la arena, había perdido la alegría de la que inicialmente parecía estar dotado... Y aunque Procuna forzó la máquina e inclusive tomó los palitroques en un intento infructuoso de ganar aplausos, el toro, reservón y con media embestida, pese a los arrestos de que dio prueba Luis al torearlo de muleta, impidió la realización de proezas dignas de mención...

Por su parte, El Callao tampoco tuvo tela de donde cortar, aunque el cronista refiere que los mejores momentos y de mejor calidad torera, corrieron a su cargo:

Los lances saturados de mayor calidad taurina, los de mejor ejecución, brotaron del capote de Fernando de los Reyes. Fueron estos los que “El Callao” instrumentó, embarcando al morito, templando y mandando en la embestida y cargando la suerte con la pierna y con el busto, al saludar al primero de la tarde... Todavía pudo “El Callao” dibujar dos o tres chicuelinas parsimoniosas y ceñidas; pero, en el último tercio, y con el toro aquerenciado en tablas, la escena perdió su brillantez inicial. Intentó Fernando torear por derechazos, sacando para ello al bicho a terreno más propicio; más, visto lo inútil de su propósito, recurrió al empleo de la tizona...

Como se puede deducir de la lectura de este pasaje, aunque breve, la actuación de El Callao ante el primero de su lote, le resultó satisfactoria y conforme a su manera de entender lo que es el toreo. 

Para terminar

La Feria de la Uva en esa primera etapa de su existencia era breve, apenas de un fin de semana, entonces, el azar del toreo no dejaba mucho margen para que en un solo festejo se pudiera tener una tarde triunfal cada año, sin embargo, como parte de las tradiciones de nuestra ciudad, se seguirían ofreciendo festejos en estas fechas.

Hasta la próxima semana.

domingo, 10 de agosto de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (I)

A 70 años de la primera corrida de una Feria de la Uva

Existen registros en los archivos de que en lo que hoy es Aguascalientes se cultivaba la uva y se producían vino y aguardientes desde el siglo XVIII. En ese entonces la Villa tenía apenas alrededor de seis mil habitantes y de acuerdo con el censo de cepas levantado a propósito de un expediente administrativo, conforme a los procedimientos agrícolas de la época, la superficie cultivada llegaría a lo sumo a unas diez hectáreas.

Posteriormente, en el primer cuarto del siglo XX, con la apertura del Distrito de Riego 01, en lo que hoy es Pabellón de Arteaga, originalmente la Colonia Progreso, ante la posibilidad de contar con aguas para el riego, se plantaron vides en esa región, pero sin la posibilidad de una explotación industrial, siendo su aprovechamiento como fruta en fresco y se relata que se hicieron algunos intentos de vinificación, pero principalmente a nivel doméstico o familiar.

Es a la mitad del pasado siglo cuando don Nazario Ortiz Garza inicia en Aguascalientes la viticultura con vocación industrial, al plantar inicialmente trescientas hectáreas de vid con la intención de vinificación y crea la Vinícola San Marcos, que fue el buque insignia de la vinicultura acalitana durante las casi tres décadas que permaneció esa industria, que junto a los talleres de los ferrocarriles y la del vestido, se convirtieron en el sostén de la economía de Aguascalientes por ese tiempo.

Habrá que señalar que el producto principal que se elaboraba en esas épocas era el aguardiente, comercializado principalmente bajo la forma de brandy, siendo el más reconocido el Brandy San Marcos, a pesar de que existieron otras marcas locales como Parián, Filso, Cardenal, Alonso o Montoro. La superficie cultivada de vides, se afirma fue de alrededor de unas ocho mil hectáreas.

Después de un paréntesis de un par de décadas, causado por la absorción de los primeros viñedos por la mancha urbana, el encarecimiento del costo de la energía eléctrica para extraer el agua del subsuelo para la irrigación por la cancelación de subsidios, y sobre todo, por la apertura comercial de México, que hizo inviable la vitivinicultura en la región, se comenzó a retomar en superficies más reducidas y con la idea de producir vinos de mesa de calidad. Eso ha regresado a nuestra tierra una tradición reciente, pero que arraigó pronto en la población y ha sido, una de nuestras señas de identidad.

La Feria de la Uva

Es en el año de 1954, que el gobernador Benito Palomino Dena, juntamente con don Nazario Ortiz Garza, instauran la Feria de la Uva o Feria de la Vendimia, a celebrarse en la tercera semana de agosto de cada año, en la que se organizarían eventos culturales y sociales y en la que también, muy señaladamente, los viticultores obsequiarían algo de su producto a la población de Aguascalientes. Esto último se hacía mediante un desfile de tractores que remolcaban tolvas cargadas con racimos de uva, que las embajadoras de los viñedos entregaban a los espectadores del desfile.

El quincenario de la Asunción

Aunque la cédula de fundación de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes está fechada en octubre – día 22 –, la ciudad está encomendada a su patronazgo y la fecha de su conmemoración es el día 15 de agosto. 

Los primeros quince días del octavo mes del año convierten a Aguascalientes en el escenario de una serie de expresiones de devoción hacia la patrona de la ciudad. De todos los puntos de la diócesis llegan peregrinaciones hacia la Catedral Basílica a proclamar su fe y su admiración y respeto por la Virgen de la Asunción y los fastos concluyen el día 15 por la noche con la Romería de la Asunción, celebración que tiene ya casi siete décadas de llevarse a cabo.

Los toros, la Asunción y la vendimia

A partir de la mitad del siglo XX, se aprovecharon indistintamente las fiestas de La Asunción o de la Vendimia para ofrecer algún festejo taurino a la afición. Nunca se estructuró una feria taurina en forma, porque la fiesta patronal se concentraba en una sola fecha – el 15 de agosto – y la celebración de la vendimia se reducía inicialmente a un fin de semana largo después de las celebraciones patronales, así que sin una fijeza en el calendario, lo mismo se daba una corrida de toros, una novillada o un festival, vinculado con cualquiera de las dos celebraciones, dependiendo de la forma en la que los días de la semana se acomodaran.

En estas próximas entradas trataré de recordar algunos de los eventos más destacados de los sucesos ocurridos en el ruedo de la plaza de toros San Marcos entre 1955, cuando se dio la primera corrida de toros vinculada a la Feria de la Uva y el año de 1977, en el que, a mi juicio, lo taurino alcanzó su máximo esplendor con un magno festival en homenaje a Calesero. 

Seguramente en ese lapso de tiempo hubo varios festejos más en esa época del año, pero trataré de exponer aquí los que me parecen los más significativos.

La primera corrida de la Feria de la Uva

Para el domingo 7 de agosto de 1955 se anunció la celebración de la corrida extraordinaria con motivo de la Segunda Feria de la Uva. El cartel se componía con un encierro de Torrecilla, entonces todavía propiedad de don Julián Llaguno, que enfrentarían Alfonso Ramírez Calesero y Rafael Rodríguez mano a mano.

El festejo revestía un interés propio de nuestra ciudad. El solo anuncio de los dos toreros de Aguascalientes en el mismo cartel, producía ese ambiente de enfrentamiento que el amigo Gustavo de Alba señalaba como fácil de confundir con una especie de lucha de clases, cuando nos decía:

...sin necesidad de tener brochazos de marxológo, la comparación fácil de una lucha de clases que se dirimía, año tras año, durante la Feria de San Marcos en el ruedo del centenario coso de la calle de la Democracia: ricos versus pobres, curros versus descamisados, los de sombra frente a los de sol. Sin embargo, creo que esa rivalidad va más allá de la lucha de clases o, quizás mejor dicho, la trasciende con algo más importante que con el paso de los años se ha perdido en la afición aguascalentense: la emoción, el interés profundo por la fiesta... Aquellos que no iban a la plaza, solían acercarse, con genuina atención a los conciliábulos de taurinos que se formaban, ya fuera en la legendaria “Bolería Calesero”, en el Parián, o en los cafés de la época, para preguntar cómo habían estado “El Calesa” y “El Volcán”, aun cuando no fuera tiempo de feria...

Entonces, el ambiente estaba a punto y la entrada asegurada, sobre todo si se considera que Rafael Rodríguez había estado ausente de la Feria de San Marcos el abril anterior.

Cuando el toro todo lo descompone

Uno de los subtítulos de la crónica de don Jesús Gómez Medina para El Sol del Centro reza: Torrecillas mandó 6 feas ratas... Y la narración acerca de su comportamiento y presencia que hace acerca de ese encierro, es la siguiente:

...la lidia de los seis primeros toros (?) a punto estuvo de hacer naufragar al festejo en el mar de sosería y mal estilo que aportaron al festejo los pupilos de don Julián Llaguno. Su endeblez, además, y su carencia de respeto, los hacían inadecuados para lidiarse en un festejo de categoría. La conclusión se impone: o al Sr. Llaguno no le interesa conservar el prestigio de su ganadería, o bien tiene en muy poca estima a la afición de Aguascalientes...

Ante un encierro de tales condiciones, Calesero tuvo pocas oportunidades de lucimiento, teniendo algunos momentos brillantes ante el tercero de su lote, quinto de la tarde, pero sin pasar más allá.

Rafael Rodríguez y Tapatío de Ramiro González

Aunque ya le había cortado dos orejas al segundo de su lote, tras ser picado el sexto de la corrida, Rafael Rodríguez anunció el regalo de un toro, que fue autorizado por quien presidía el festejo. El sobrero era precisamente el toro llamado Tapatío, de la ganadería de don Ramiro González, toro que describe así la crónica:

“Tapatío” de las dehesas de Ramiro González fue el encargado de salir por los fueros de los de su especie. ¡Fue un hermoso ejemplar de toro de lidia! Fuerte, enmorrillado, corto y apretado de pitacos; con trapío, en suma, marcado con el número 91. Además, con bravura, poderío y nobleza, y con más de 450 kilos sobre los lomos. ¡Lo que se llama un toro! …

La faena, de acuerdo con la narración escrita de don Jesús Gómez Medina, fue emotiva, tanto por la entrega del torero, como por la pelea que dio el toro, que recibió tres puyazos, señala, estrellando a los jamelgos contra las tablas... Así pues, el toro fue bravo y poderoso. Ante él, El Volcán de Aguascalientes realizó lo siguiente:

Bravo, pujante, sobrado de codicia y duro de patas – inclusive pareció haberle faltado otro puyazo –, tal concluyó sus días el de Ramiro González. La faena de Rodríguez tuvo como nota de mayor relieve, la de su emotividad. En cada pase, el riesgo era evidente, la distancia, mínima. Pues bien: en tal sitio y en estas condiciones se desarrolló la lidia de “Tapatío”, que llegó a su clímax cuando con el engaño en la mano torera, Rafael se enroscó repetidas veces al astado en el pase fundamental del toreo de muleta. Y, tras los desplantes y los muletazos de adorno, la estocada en sitio desprendido... Fue entonces cuando el festejo alcanzó su culminación; al triunfo del torero - rubricado con las orejas y el rabo de su enemigo - se enlazaba el triunfo del ganadero. Entre ovaciones y música recorrieron ambos el ruedo, en tanto que a los despojos del excepcional “Tapatío” se les tributaban los máximos honores...

El encierro titular a punto estuvo de cargarse el festejo y un toro sobrero, de regalo, salvó in extremis la tarde, dejando claro a propios y extraños que el toro y su bravura son la esencia de esta fiesta.

Así fue como concluyó el primer festejo taurino celebrado para celebrar el cultivo de la uva y su vendimia en Aguascalientes, por estos días, hace ya 70 años.

domingo, 12 de mayo de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (y, XII)

A manera de balance de la Feria del 74

Durante 78 años la Plaza de Toros San Marcos fue el escenario de los festejos taurinos de la Feria de San Marcos. Hace 50 años se celebró en su ruedo la última feria completa y como hemos visto en estos últimos días, no estuvo exenta de complicaciones y trastornos. Al final en los dos festejos finales del tramo originalmente anunciado, la nave se enderezó y pudo concluir, en su tramo continuo, en un aire triunfal.

Don Guillermo González Muñoz organizó al final nueve corridas de toros, una de ellas de rejones, a partir de diez matadores de toros: Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera y Mariano Ramos, a cuatro tardes cada uno; Antonio Lomelín, con tres fechas; José Manuel Montes, con dos corridas y Jesús Delgadillo El Estudiante, Alfonso Ramírez Calesero Chico, Ernesto Sanromán El Queretano y Rafael Gil Rafaelillo, con una sola fecha. Los toreros a caballo fueron Gastón Santos, Pedro Louceiro, Jorge Hernández Andrés, que vinieron a una corrida y Felipe Zambrano, quien al final actuó en dos fechas.

La ganadería triunfadora del ciclo pasado, la del ingeniero Mariano Ramírez salvó sus lauros únicamente con un toro, el quinto de la primera corrida del serial, Carcelero, aprovechado debidamente por Antonio Lomelín, pero las crónicas refieren que el resto del conjunto acusó falta de raza y de fuerza. Y fuera de las cabezas del escalafón, el autor de una de las faenas que sin duda pasarán a la historia del coso de la calle de la Democracia, Rafaelillo, mostró la otra cara de la moneda y simplemente se concretó a presentarse sin estar. Total, que no siempre las vísperas anuncian al santo.

En el renglón ganadero, la queja pertinaz de los relatores de los festejos fue la poca presencia de los toros jugados en cinco de los primeros seis festejos – excluido el de rejones – y, además, el escaso juego que dieron en muchos casos. También, fue motivo de un gran escándalo la notoria invalidez de los toros de Piedras Negras anunciados para el día del santo patrono. No se pudo jugar más que la mitad de la corrida y se habló de manipulaciones y sabotajes. Al final, unos incompletos exámenes post – mortem no revelarían anomalías, por lo que ya no podremos saber qué fue lo que exactamente pasó, porque un par de días después, dos de los toros devueltos, se comportaron de manera muy distinta cuando fueron lidiados a puerta cerrada.

La parte social de lo taurino

Se afirma que en 1974 había en Aguascalientes alrededor de 10 mil hectáreas plantadas de vid y alrededor de 28 empresas vinícolas en la entidad, mismas que elaboraban algunos vinos de mesa, pero la mayor parte de la uva que se producía terminaba en las plantas destiladoras que la convertían en aguardiente y en brandy.

Eso desataba en tiempos feriales una gran competencia por presentar, en los stands de la exposición industrial, que por esos años se instalaba en la calle Venustiano Carranza, personajes destacados de todos los ámbitos, y, por supuesto, la fiesta de los toros no escapaba a esa intención. Así, el día 24 de abril, después de la corrida, una de esas empresas, ofreció a José Manuel Montes, una cena – homenaje:

Antonio Fernández y Cía., elaboradora de los productos Bobadilla 103, vinos de mesa Santa María y vinos de mesa Reserva de Productores ofrecieron una cena al nuevo doctor en tauromaquia José Manuel Montes, la misma noche en que recibió la borla de matador de toros del diestro Manolo Martínez, obteniendo un triunfo arrollador, situándose al lado de las figuras de la torería mexicana... El nuevo doctor en tauromaquia, antes de concluir el festejo agradeció con sencillas, pero muy emotivas palabras, las atenciones que le fueron brindadas, la confianza que en él depositaron sus simpatizadores, a los taurinos en general y a sus amigos, a los que consideró no haber defraudado... Entre los concurrentes al festejo se encontraban don Francisco Lazo, cronista taurino del diario ESTO, Alejandro Hernández, Francisco Gamboa, Gildardo Rosales, el matador de toros Fernando Brand, Felipe Ávila Martínez y muchísimos aficionados y seguidores del nuevo matador de toros...

No es infrecuente que se organicen reuniones para celebrar fastos taurinos, pero, por lo regular, estos tienen un cierto aire de intimidad. En estos días que me ocupan, se hacían inserciones periodísticas con profusión de imágenes, para dejar patente, primero, la presencia de la empresa en la entidad, y segundo, creo, la cantidad y la calidad de los visitantes al puesto de exposición.

Dos días después, se develó en los muros de la Plaza de Toros San Marcos una placa en honor del empresario Guillermo González Muñoz, cortesía de otra compañía vinícola, con su posterior condumio:

Don Francisco Mateos, presidente de “Pedrages y Compañía”, fue el encargado de develar en el Coso San Marcos, la placa que perpetúa el homenaje de “Brandy Gran Reserva San Marcos” a la labor que ha hecho en favor de la fiesta brava el empresario de Aguascalientes, don Guillermo González. La familia taurina se reunió en el centenario albero, para atestiguar este acto que no tiene precedente. La inscripción de la plaza descubierta ayer en la tarde reza en el siguiente tenor: “Brandy Gran Reserva San Marcos se une a la afición taurina de México, para rendir homenaje al señor Guillermo González Muñoz, empresario de esta plaza, por su extraordinaria labor en pro de la ciudad de Aguascalientes, así como por la importancia y gran proyección que a través de la fiesta de los toros ha sabido darle a la Feria de San Marcos” ... Además de la placa colocada ayer en el coso taurino, Brandy Gran Reserva San Marcos otorgó una preciosa charola de plata pura a don Guillermo González, y fue puesta a la vista de los asistentes al acto de reconocimiento al popular “Cabezón” que se llevó a cabo en la planta baja del Club de Leones... En dicho acto estuvo presente María del Carmen I, Reina de la Asociación de Charros de Aguascalientes, quien fue, acompañada de Jesús Ferrer “El Teniente” la encargada de hacer entrega de la preciosa charola al empresario homenajeado...

La placa de bronce se conserva en los muros del pasillo de acceso al tendido de sombra de la plaza y es la que refleja la imagen que ilustra este texto.

Por su parte, la Casa Pedro Domecq ofreció espacios de convivencia a Mariano Ramos y a José Antonio Picazo El Zotoluco después de que ganaron respectivamente el Escapulario de Oro y el Cristo Negro del Encino, aunque con menos difusión periodística que los dos eventos anteriores y que en ferias pasadas. 

El anuncio de una nueva plaza de toros

En el mes de marzo de 1974, el gobernador Francisco Guel Jiménez anunció la realización de una serie de grandes obras para culminar su administración. Entre ellas, se encontraba la edificación de una plaza de toros que se levantaría aprovechando la estructura de una plaza portátil que el empresario hidrocálido Víctor de los Reyes El Embajador, había cedido al Gobierno del Estado, en unos terrenos que la Federación había donado al Estado, tras del entubamiento del Arroyo del Cedazo y en los cuales durante muchos años se tuvo un relleno sanitario, por el rumbo de la colonia Las Flores.

Al efecto, el proyecto de adaptación de la portátil a plaza fija se encomendó a los arquitectos Jorge Medina Rodríguez y Cecilia Vega Ponce, en tanto la obra civil la llevarían a cabo el ingeniero Javier Macías Peña Arellano y don Jesús Urzúa, con la supervisión del arquitecto Enrique Pimentel Serrano. La plaza se terminaría en un plazo relativamente corto, de ocho meses, pues sería inaugurada en el mes de noviembre.

Así quedaba claro que la suerte estaba ya echada para la plaza San Marcos como escenario principal de los festejos taurinos en Aguascalientes. El éxito del modelo de feria implantado por don Guillermo González fue tal, que apenas en cuatro años, fue necesario tener un escenario de mayor capacidad para atender la demanda de todos aquellos que deseaban asistir a sus festejos.

Así, la historia de la Feria de San Marcos en el coso de la calle de la Democracia entraría en una pausa. Esporádicamente se darían festejos, fuera de feria en su ruedo y pasarían dieciséis años para que fuera remodelada y reacondicionada para dejarla en su actual condición. Hasta el año de 1996 volvería a su ruedo una corrida ferial y posteriormente se advertiría que puede albergar en abril las novilladas en ese ciclo, pero hace 50 años, todavía fue el centro neurálgico de la tauromaquia en América.

Aviso parroquial: Quiero agradecer a mis amigos, la Maestra Dolores García – Pimentel y al Maestro Joaquín Chávez Pérez, dedicados funcionarios del Archivo Histórico del Estado, sus gentiles atenciones durante el proceso de recolección de la información que me sirvió para preparar estos pergeños.

domingo, 5 de mayo de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (XI)

En la novillada del cierre de feria, El Zotoluco se lleva otra vez el Cristo Negro del Encino

El año anterior la novillada de triunfadores se había celebrado una semana antes del arranque formal de la feria y fue un cartel originalmente de seis toreros, aumentado al final con un séptimo fuera de concurso. Para este ciclo de hace medio siglo, se acomodó el festejo para dar cierre a la parte taurina de la verbena sanmarqueña y fue con una tercia, integrada por Alfredo Gómez El Brillante – algunas reseñas le llamaban todavía El Brillantito como cuando era niño torero –, Rafael Íñiguez El Rivereño – quien fue el séptimo del cartel del año anterior – y José Antonio Picazo El Zotoluco, repetidor también del festejo del 73 y ganador ese año del trofeo en disputa.

Para la ocasión, se dispuso de un encierro de la ganadería acalitana de Garabato, entonces dirigida por don Celestino El Tato Rangel, quien envió un encierro de buena presencia, según relata en su crónica don Jesús Gómez Medina:

Los novillos de Garabato, de mejor trapío y con más respeto del que tuvieron varios encierros lidiados por matadores de toros, fueron, en cuanto a su lidia, desiguales: a ratos boyantes y claros, en ocasiones defendiéndose; ora recargando ante los montados y derribando con fuerza cuando no huyendo francamente. De todas maneras, hubo tres que, a cambio de que los muchachos les pisaran el terreno y los aguantaran, permitieron que aquellos lucieran…

Don Jesús vuelve a poner el dedo en la llaga. Reitera que durante los festejos mayores no fueron casos aislados aquellos en los que las reses que saltaron al ruedo carecieron de la presencia mínima necesaria para ser jugados en una corrida de toros, y que, en cambio, en un festejo de noveles, el ganado presentado superó lo que, en buen número, las figuras enfrentaron.

El Zotoluco asegunda

El año anterior José Antonio Picazo se había llevado el Cristo Negro en disputa, se asentó en las crónicas, más que por hacer bien el toreo, por el carisma que lo conectaba con los tendidos. En aquella oportunidad se le vio decididamente verde, aunque con voluntad de hacer las cosas. Un año después, habiendo toreado ya varias novilladas en distintos lugares de la república, el propio cronista de El Sol del Centro le describe de otra manera:

José Antonio Picazo mejora a ojos vistos. Porque ayer toreó de verdad. Con el capote y con la muleta. Con esta última, en sus dos turnos, a fuerza de aguantar, y de correr la mano y de mandar, consiguió redondear series de derechazos y naturales meritísimas. Adornos, desplantes y valor de continuo. El valor que debe ser virtud primara en un novillero. Vuelta al ruedo en el tercero. Y una oreja, nueva vuelta triunfal y el Cristo Negro, que, por segunda ocasión, hizo suyo, fue la cosecha de José Antonio Picazo. ¡Enhorabuena! …

También Alejandro Hernández, en su tribuna del Heraldo de Aguascalientes, hace apreciación en similar sentido:

José Antonio Picazo “El Zotoluco” nos mostró muchos adelantos, toreando con verdad, aguantando las embestidas fuertes, peleándole siempre, siempre en la cara, sin dar muestras de estar en ese lugar, sin presiones, sin angustias, al contrario, con gusto y sintiendo lo que hace, y lo que es más importante, empleando la cabeza, tratando de entender a sus enemigos, y darles la lidia adecuada, ese es el camino a seguir, por ahí se puede llegar a conquistar un buen sitio…

Esa entonada actuación le sirvió al torero de Aguascalientes para obtener, por segundo año consecutivo, ese prestigiado trofeo.

La actuación de El Brillante

Alfredo Gómez El Brillante es nieto del legendario puntillero Atanasio Velázquez Talín, esa es la razón que desde su infancia tuviera cercanía con el mundo de los toros y que prácticamente desde los 8 o 9 años de edad, comenzara a presentarse como becerrista, anunciándose entonces como El Brillantito. En la fecha de esta remembranza, tenía casi un par de años de haberse presentado en Acapulco con los del castoreño. Los de Garabato que le tocaron en suerte no se prestaron a florituras. Cuenta Alejandro Hernández:

Alfredo Gómez “El Brillantito”, ha tenido una actuación discreta en su primero, por la mansedumbre del novillo y las embestidas con genio que daba, terminándolo con pinchazo y media en buen sitio… En su segundo, que llegó con mucha fuerza al tercio final, acusó estar muy toreado, al defenderse con buenos modales, desgraciadamente nada se le pudo ver al muchacho en esta actuación…

Por su parte, don Jesús Gómez Medina hace notar:

El lote más difícil correspondió al jovencito Alfredo Gómez, quien, no obstante, lejos de afligirse, se mostró decidido, valeroso y, en ocasiones, cuando hubo lugar a ello, toreó de capa con excelentes modos; la mano abajo y cargando la suerte con primor…

Evidentemente, El Brillante era de los tres espadas del cartel el que más sitio tenía y debe ser por esa razón que con el lote complicado no se afligió y solventó el compromiso con dignidad y por instantes hasta con lucimiento.

El Rivereño

El año anterior a Rafael Íñiguez no le rodaron bien las cosas, y aunque en este festejo tampoco tuvo el santo totalmente de frente, pudo, por momentos, exhibir algunos detalles de torería. Refiere don Jesús Gómez Medina:

Rafael Íñiguez, en su primero, logró un magnífico quite por gaoneras. Banderilleó sin fortuna en la colocación; y con la izquierda, naturales aceptables; derechazos comprometidos, para concluir de pinchazo, media y descabello. Palmas. Al quinto lo recibió con un farol de hinojos. Y una faena muleteril en la que hubo derechazos bien ejecutados, entreverados con achuchones y desarmes sin que menguase la valentía de “El Rivereño”, quien, al concluir con media, dio la vuelta al ruedo entre palmoteo general…

Dice Alejandro Hernández en su crónica que lo apreció desentrenado y sin sitio. Es probable que eso haya sido la causa de los achuchones y desarmes a los que hace referencia don Jesús. Es la eterna paradoja del novillero que pretende subir peldaños en la escalera profesional, si no torea, anda sin sitio, pero para coger éste, necesita torear. 

La entrega del trofeo

Independientemente de los trofeos que alguno de los alternantes haya podido obtener en la tarde, la concesión del Cristo Negro quedaba a consideración de la concurrencia, que hacía las veces de gran jurado, que en esta oportunidad falló a favor de José Antonio Picazo. En esas condiciones, los señores Flavio Conde y Juan Ramírez, representantes de la Casa Pedro Domecq, patrocinadora del trofeo en disputa, salieron al ruedo a entregar al triunfador el medallón con la efigie del Cristo Negro del Encino que ganó en buena lid.

Con ese último acto, concluyó la última feria taurina celebrada en la Plaza de Toros San Marcos, un domingo como hoy, pero de hace 50 años. A partir del año de 1975, los festejos se darían en un nuevo escenario, mismo cuya obra constructiva había iniciado unas semanas antes y que implicaría el inicio de una nueva historia en las cosas de los toros en Aguascalientes.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (X)

Novena corrida de feria: Corrida extraordinaria que no correspondió a lo esperado

La memoria a veces lo traiciona a uno. Tenía presente la celebración de la corrida del 1º de mayo de hace 50 años, porque asistí a ella y daba por hecho de que había sido anunciada con el conjunto de la feria, pero al revisar la prensa de la época para elaborar estos apuntes, me sorprendí con el hecho de que tuvo el carácter de extraordinaria, por haber sido anunciada hasta el 29 de abril, un par de días antes de su celebración, y además, por etapas, según podemos deducir de esta nota aparecida en El Sol del Centro de esa fecha:

Fue hasta ayer cuando se dio a conocer el cartel con el que el día primero se dará el cerrojazo a las corridas de toros de la Feria Nacional de San Marcos. Lo integran Ernesto Sanromán “El Queretano”, Alfonso Ramírez “Calesero Chico” y Rafael Gil “Rafaelillo” quienes despacharán un encierro de la ganadería de don Guadalupe Medina…

Resulta al menos curioso, que Rafaelillo entrara casi con calzador a uno de los festejos feriales, cuando el año anterior había firmado una de las grandes faenas de la feria y sostengo, de la historia de la plaza. Se hablaba insistentemente en esos días, que se preparaba para hacer campaña en ruedos europeos, cuestión que efectivamente llevó a cabo, presentándose el 23 de junio siguiente en Palma de Mallorca. Quizás su temporada allá se comenzó a dilatar y no podía hacer compromisos aquí sin la posibilidad de incumplirlos.

Al día siguiente del anuncio de la celebración de la corrida, se anunció que entraba a la combinación el caballista Felipe Zambrano, quien el día 22 anterior había tenido una destacada actuación en la corrida del arte del rejoneo y que, a pesar de sus fallas con el rejón de muerte, fue galardonado con las orejas del toro de El Rocío que lidió en solitario. Eso añadía interés a la combinación y la posibilidad de que hubiera una gran afluencia de público a la corrida:

El rejoneador Felipe Zambrano, que tan lucida actuación tuviera en la corrida del pasado día 22, ha sido incluido en el cartel del primero de mayo, en donde también actuarán Ernesto Sanromán “El Queretano”, Alfonso Ramírez “Calesero Chico” y Rafael Gil “Rafaelillo”, con toros de la ganadería de don Guadalupe Medina… La noticia la dio ayer la empresa de la Plaza de Toros San Marcos, e indudablemente que causará el consabido beneplácito entre los aficionados, ya que Zambrano dejó una muy buena impresión tras de actuar en aquella atractiva corrida de rejoneadores, segunda de feria…

Así pues, la empresa intentaba aprovechar la inercia generada por la semana anterior, en la que los llenos se sucedieron prácticamente a diario, durante los ocho festejos consecutivos que se ofrecieron en el grueso de la feria en su arista taurina.

La corrida del primero de mayo

Al final de cuentas la corrida no fue una de esas que hayan de recordarse por los triunfos logrados en ella. La entrada a la plaza fue bastante floja, sin el ambiente que se había vivido en las fechas anteriores. De gris la califica don Jesús Gómez Medina en su crónica aparecida el día 3 de mayo siguiente, en El Sol del Centro:

La corrida – epílogo a los ocho festejos anteriores, de los que los dos últimos habían resultado singularmente brillantes tanto por la actuación de los toreros actuantes en una y otra tarde, como por las excelentes condiciones de los bureles, fue la contrapartida de ambas: una corrida gris, carente casi por completo de relieve, en la que, si lo censurable no abundó, tampoco hubo acopio de cosas plausibles… Una corrida más... y basta. Y el público, mostrando su buen olfato, optó por hacer mutis y, por vez primera en la agonizante feria, los tendidos mostraron vacíos desconsoladores…

A veces, aunque lo que abunda no daña, tampoco hace beneficio alguno, y esto parece ser lo que sucedió ese primer día del mes de mayo del año 74. Fue una corrida que se ofreció para aprovechar el día inhábil a mitad de semana, a impulso de la afición del empresario, nada más, porque ni siquiera la presencia de uno de los triunfadores del ciclo anterior, pudo llevar gente a los tendidos.

El encierro de don Guadalupe Medina

Quizás un atractivo no debidamente explotado, era la presentación en un festejo mayor en la Plaza San Marcos de la ganadería aguascalentense de don Guadalupe Medina, ubicada en la zona serrana de San José de Gracia y que seguramente probaba en ese festejo, los productos de los agregados de origen Jesús Cabrera que había añadido en el año de 1970, pero nada de eso trascendió, por la premura con la que se organizó la corrida. Hoy esa ganadería lidia a nombre de don Benito Cortés Blancas. Acerca de ese encierro, escribió don Jesús Gómez Medina:

A todo esto, el encierro de don Guadalupe Medina, tirando más bien a terciado, aunque de buen tipo, resultó sumamente escaso de fuerza, a tal grado que sus frecuentes caídas dieron pie a un grito de actualidad: “¡¿También a estos les echaron amoniaco?!” ... Lástima de lo anterior, pues los toros tenían buen estilo; un buen estilo que no lució debidamente por la razón señalada…

Así pues, terciada, sin fuerza, pero con buen estilo fue la corrida de la ganadería debutante.

La tarde de Calesero Chico

Alfonso Ramírez Ibarra tuvo en sus días de novillero, casi una década antes, una serie de tardes muy brillantes en el coso de la calle de la Democracia. Una de las tardes más recordadas de la historia de esa plaza es aquella que se dio en llamar la de los tres cachorros, cuando alternando con Jesús Solórzano y Manolo Espinosa Armillita, llenaron la plaza el 16 de agosto de 1964 y colgaron un auténtico no hay billetes. Ese día, a pesar de la debilidad de los novillos que le tocaron en suerte, dio cuatro vueltas al ruedo tras de su actuación.

Después, tras de su alternativa, los toros a contraestilo le empezaron a salir uno tras de otro. Esta tarde que aquí me ocupa, intentaba relanzar su carrera, pero la flojedad de los toros que le tocaron en suerte, no se prestaron para muchas florituras. Dijo don Jesús:

“Calesero Chico”, en sus dos débiles adversarios apuntó, en ocasiones con rotundez, las excelencias de un arte y de un bien hacer que pudo encaminarlo hacia la cumbre. Dio una vuelta al ruedo…

Recuerdo que tras de pasaportar a su segundo, él, don Guillermo González y Héctor de Granada entraron a los toriles a ver los toros de reserva, seguramente con la intención de ofrecer alguno de ellos como regalo, pero al final de cuentas, no se produjo. Seguramente no advirtió en ellos el torero la oportunidad de remontar la tarde. Esta fue su última actuación en una corrida de feria en Aguascalientes.

El Queretano

Ernesto Sanromán El Queretano tenía ya un nombre como torero y hombre de empresa, porque para mantenerse activo, él organizaba festejos en los lugares menos imaginados como en la parte no fronteriza de Sonora, en Chiapas, en lugares como Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Huixtla o San Cristóbal de las Casas o en Veracruz, abriendo territorios como Misantla, Martínez de la Torre o Gutiérrez Zamora para la fiesta de los toros. En todas las informaciones de festejos celebrados cada semana, aparecía una actuación suya. Esta corrida fue su presentación en nuestra feria. Refiere el anónimo cronista de el Heraldo de Aguascalientes:

Ernesto Sanromán “El Queretano”, en el toro con el que hacía su presentación ante la afición local no tuvo gran suerte, pues llegó muy aplomado el astado al tercio final, por lo que su faena no fue muy ligada, pero se mostró muy valiente, lo que le valió salir al tercio a petición del respetable…

El quinto de la lidia ordinaria le infirió una cornada en la axila derecha, la que no impidió que liquidara al toro. Este es el parte médico:

El matador de toros Ernesto Sanromán presenta, herida por asta de toro como de 15 centímetros de extensión, situada en la región axilar derecha, perforando el eje de la misma región, que principia en su borde anterior y termina en el posterior. Interesa piel, tejido celular y descubrió paquete vásculo nervioso, conteniendo colgajo en piel interior. Lavado amplio, la herida no pone en peligro la vida, tardará en sanar menos de quince días, de no presentarse complicaciones…

La información anexa al parte facultativo agregaba que el torero perdía por lo pronto, tres fechas que ya tenía comprometidas, sin precisarlas. También esta corrida fue la única y la última que El Queretano toreó en nuestra feria de abril.

Rafaelillo

A pesar de que un año justo antes, Rafaelillo había dejado una importante carta de presentación en nuestra feria, en esta oportunidad conocimos la otra cara de la moneda. Toreo zaragatero, complaciente con la galería y aprovechando cualquier oportunidad para obtener las palmas, a como diera lugar. Escribió don Jesús Gómez Medina:

“Rafaelillo” tiene arte, y arte del bueno. ¿Para qué pues, el apelar con demasiada frecuencia a recursos de muy discutible calidad, si toreando tiene de sobra para triunfar en grande? De sus trabucos se arrancó dando dos vueltas al ruedo tras la muerte de su primero y con el último, hábilmente capitalizó el formidable descabello a la ballestilla de Jesús Gutiérrez “El Callos”, adjudicándose una ovación, que, en rigor, era para el puntillero y una oreja que nadie solicitó y, en consecuencia, tampoco fue otorgada…

Con la idea de que todo vale, el de Tijuana se dio vueltas al ruedo por su cuenta; luego se adjudicó ovaciones que no eran para él y al final, hasta una oreja se procuró, misma que no le fue concedida por la autoridad. A Rafaelillo seguiríamos viéndole por aquí en años siguientes.

Lo que sí es de hacerse notar, es el hecho de que don Jesús Gutiérrez El Callos, puntillero de las plazas de esta ciudad durante muchísimos años, ejecutó la suerte de la ballestilla para apuntillar al sexto de la tarde y le resultó bien y a la primera oportunidad. De allí que se le haya ovacionado. Cada vez que un toro se prestaba, don Jesús lo intentaba, con la anuencia del matador en turno.

Felipe Zambrano

La única oreja digamos, legítima, se la llevó Felipe Zambrano, quien enfrentó un toro del ingeniero Mariano Ramírez y con el que, según el Heraldo de Aguascalientes, realizó:

En primer lugar actuó Felipe Zambrano, quien lidió un astado procedente de la ganadería del Ing. Mariano Ramírez, resultando este soso y que terminó aquerenciado en la zona de chiqueros, teniendo momentos muy lucidos con los rejones de castigo, escuchando música. Mató desde el caballo con un rejón un tanto caído, para cortar una oreja y dar con ella la vuelta al ruedo…

El cierre

Esta fue la última corrida de feria celebrada en la Plaza de Toros San Marcos. La siguiente se daría hasta el 24 de abril de 1996, cuando se ofreció una para conmemorar el centenario del coso. En esas fechas, hace 50 años, se rumoraba que la plaza sería derribada, pero casi de inmediato su entonces propietario, don Guillermo González Muñoz aclaró que eso no sería así, que la dejaría en pie, aunque fuera nada más para que sus nietos quebraran allí sus piñatas. Afortunadamente fue remozada y sigue en uso hasta estos días, primordialmente en lo que su vocación original le ha señalado: para dar festejos taurinos.

domingo, 28 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (IX)

Octava corrida de feria: El gran cierre de una intensa semana de toros

Los siete días que corrieron del 21 al 27 de abril de 1974 representaron un amplio muestrario de casi todo lo que puede presentar la fiesta de los toros. Triunfos, broncas, engaños a la afición, pero también el hecho de que con algo de inteligencia y de voluntad, el rumbo se puede corregir y se puede ofrecer a la afición una fiesta que se acerque lo más posible a lo auténtico. No es mucho pedir, por el que paga un boleto por entrar a la plaza, que lo que se le presenta a partir de la hora anunciada, cuando menos aparente ser lo que se le anunció. Y en esa feria de hace medio siglo, cuando se reiteró el tratar de dar gato por liebre, los que llenaron los tendidos de la plaza San Marcos, dieron a entender su exigencia y su enojo. Quizás por ello en el tramo final fue que el rumbo se rectificó.

La octava corrida consecutiva de ese serial se dio el domingo 28 de abril de ese año y fue un mano a mano entre Curro Rivera y Mariano Ramos, quienes enfrentarían un encierro de don Jesús Cabrera. Curro había tenido una feria en la que había pasado de puntitas, dejando ver por momentos la calidad y la personalidad de su hacer ante los toros, pero sin convencer a la afición, misma que se lo reprochaba y con la que mantenía un notorio diferendo. Por su parte, Mariano Ramos repetía su arrolladora actitud del ciclo anterior, aprovechando los toros buenos y arrancándole las faenas a los que no lo eran. Quería, a cualquier precio, subirse al carro de los triunfadores.

El sumario del festejo

Alejandro Hernández, en su crónica aparecida en el Heraldo de Aguascalientes, hace un buen sumario de los sucesos de esa tarde:

Tarde redonda fue la de ayer, siendo la octava de la feria en la que con la participación de Currito Rivera mano a mano con Mariano Ramos, quienes lidiaron una buena corrida de don Jesús Cabrera, cortándoles a los toros seis orejas y un rabo, resultando cuatro toros muy bravos con los montados y todos muy fáciles y de buen estilo para los de a pie… Completa y redonda fue la actuación de los dos toreros que compusieron el cartel, siendo estos, dos figuras verdaderas y que demostraron por qué lo son, peleándose las palmas, no dejándose ganar la pelea, luchando por estar mejor uno que el otro. Así es como deben estar las figuras...

Otra vez hubo lluvia de apéndices, pero afición y público que llenaron de bote en bote el coso de la calle de la Democracia salieron satisfechos de lo que pudieron apreciar allí y aún más, porque tuvieron la oportunidad de ver a dos toreros disputarse las palmas sin cuartel, como pocas veces se ve ya.

La gran tarde de Curro Rivera

Anticipaba que Curro Rivera había tenido un tránsito de altibajos en las tres tardes anteriores en las que había participado ya en el serial y que eso le estaba pasando factura con los ocupantes de los tendidos, que esperaban de él algo más de entrega. Había cortado una oreja el día del Santo Patrono, pero a un torillo de escaso respeto, así que tenía todavía cuentas pendientes aquí. De su actuación, escribió así don Jesús Gómez Medina:

Perdido el rumbo y quizás más que esto, yerta la ambición, desprovisto, al parecer de todo estímulo, de la garra, del deseo y del anhelo de triunfo que debe obsesionar de continuo al torero, Currito Rivera caminaba por los senderos del toreo sin mayores tropiezos, pero, también, sin gran fortuna. Diríase que se concretaba a vegetar antes que a intentar la escalada de nuevas cumbres… Pero ayer, en un 28 de abril de perfiles memorables en los anales del vetusto tauródromo, el vástago de Fermín, el de San Luis Potosí, pareció reencontrarse: resurgieron la ambición y el afán y, desplegando las alas, fue a plantar su pendón en la cúspide más alta del Himalaya taurino… ¡Ah!, porque cómo toreó Curro Rivera... Con qué gusto, con cuánta entrega, con qué sentimiento tan auténtico actuó, especialmente toreando de muleta a “Gordito” y en particular al estupendo “Gallardo”, el toro de su gran triunfo… ¿Para qué ponderar, por otra parte, el aguante impar, el temple exacto, exquisito y el mando imperioso, inexorable, con los que Curro toreó a “Gordito” y a “Gallardo”; especialmente a este último? Y, encima, el perfecto encadenamiento de las suertes y la diversidad de éstas, en las que las suertes de raigambre más clásica se dieron la mano con las creaciones del toreo de hogaño… Un soberbio estoconazo, añadido a la faena que lo precedió, valióle las dos orejas del primero con la consiguiente vuelta al ruedo. Y del tercero, el maravilloso “Gallardo”, al que pinchó superiormente en todo lo alto, lo despachó luego de una estocada entera, para vivir luego su momento de apoteosis: las dos orejas, el rabo y la triple vuelta en triunfo bajo el estruendo del grito “¡torero... torero!”; acompañado en dos de ellas, del don Chucho Cabrera, el triunfal ganadero y Guillermo González, certero organizador de estas memorables jornadas taurinas…

Curro Rivera se resarció en esa su actuación final de sus inconsistencias anteriores y dejó claro que su sitio de figura del toreo seguía intacto. Eso le valdría, al final de cuentas, para convertirse en uno de los consentidos de la afición de esta tierra.

El imparable ascenso de Mariano Ramos

Con dos años y medio de alternativa, Mariano Ramos intentaba llegar y mantenerse en la cúspide del escalafón mexicano. Para conseguirlo tenía que imponerse a todos los toros una tarde y otra también, y en todas las plazas. Aguascalientes y su feria no iban a ser la excepción. De esa manera, se alzó con en triunfo en las tres tardes anteriores en las que se presentó y mantuvo su crédito al alza. 

El triunfo de Mariano Ramos se concretó con el segundo de la corrida, al que le cortó las dos orejas. Fue una faena en la que el torero tuvo que imponerse a las condiciones de un toro quedado y que embestía descompuesto. Relató don Jesús Gómez Medina en su crónica para El Sol del Centro:

Lo que Mariano Ramos fue capaz de realizar ante “Jacalero”, el primero de sus tres enemigos; la forma en que toreó, especialmente con la muleta, a un toro reservón, aplomado, que traía la cabeza suelta al principio y al que terminó subyugando en forma total, supeditado por completo el astado ante el derroche de serenidad, de seguridad y dominio del joven as; asustado, tal vez, el propio burel frente al sereno desenfado con que su matador lo citaba, lo encelaba ofreciendo el cebo de su propio cuerpo y provocaba la embestida pegando con el muslo en el pitón de "Jacalero"; y además, la manera de correr la mano, de templar de manera prodigiosa y de ligar los muletazos por sobre todos los obstáculos, sensacionalmente, prodigiosamente; y todo ello sin alardes ni ufanías, sino con la autenticidad de un valor fundamentado en el cabal conocimiento de las propias y vastísimas posibilidades; todo ello realizado, insistimos, ante un rival que no era propicio en forma alguna, terminó por emocionar y entusiasmar al máximo a los aficionados… ¡Era, aquella, la lección más completa de torerismo y maestría! ¡La evidencia más contundente de que Mariano Ramos es ya, indiscutiblemente, innegablemente, una espléndida realidad, un auténtico y formidable astro taurino! …La estocada que coronó la insospechada y brillantísima faena frente a “Jacalero”, precedió al otorgamiento de las dos orejas y a una doble y triunfal vuelta al ruedo, entre aclamaciones, música y todo lo demás…

Una vez más el poderío de la muleta de Mariano Ramos le procuró un triunfo de importancia. Nuevamente, dejaba sentado que tenía interés en ocupar un sitio de primacía entre la torería mexicana y lo consiguió, porque a partir de esas fechas, fue pieza importante en carteles y ferias postineras en toda nuestra república.

El encierro de don Jesús Cabrera

La ganadería de don Jesús Cabrera se formó con lo más puro que tuvo en su día don Antonio Llaguno en San Mateo, al formarla Lorenzo Garza. El listón lo mantuvo en altura don Jesús durante todos los años que tuvo en su dirección la vacada. La tarde del 28 de abril de 1974 volvió a reafirmar esa circunstancia:

¡Cuánta calidad y que acopio de nobilísimo estilo en los bureles de don Jesús Cabrera!; de los que el tercero, el “Gallardo” de la extraordinaria faena de Curro, mereció, para sus despojos, los honores del arrastre lento, y para su criador, ¡la vuelta en el triunfo en torno a la barrera! …Por eso ayer, como la víspera, hubimos de volver al cielo los ojos iluminados de entusiasmo, para agradecer el regalo impagable de otra gran tarde de toros… Y ayer, una vez más, al concluir el festejo, de los añosos muros del Coso San Marcos, rejuvenecidos al conjuro de las singulares proezas de que habían sido testigos, brotó un aroma que, en las alas del triunfo, fue a posarse y a impregnar el Jardín vecino… Porque ayer, de nueva cuenta, la Feria toda olió a toreo...

Así lo deja en claro don Jesús Gómez Medina. De allí podemos desprender y reiterar que no hay fiesta si no hay toro y que cuando lo hay, las cosas pueden alcanzar cotas altísimas. Estas líneas de hoy pueden servir, indiciariamente, de prueba de ello.

Faltaba todavía una corrida y una novillada para celebrar el ciclo, pero se celebrarían hasta el 1º y 5 de mayo. En su momento trataré de ocuparme de ellos en este mismo espacio. Hasta entonces.

sábado, 27 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (VIII)

Séptima corrida de feria: Cuando las aguas vuelven a su cauce… ¡La gloria de una tarde de toros!

La corrida anunciada para el 27 de abril de hace medio siglo era un mano a mano entre Manolo Martínez y Eloy Cavazos, quienes se entenderían – o tratarían de hacerlo – con un encierro de Valparaíso. Desde los corrales de la plaza se veía una mejoría en puerta. La corrida no era pareja en presentación, pero sí mejor que lo que se había visto en la semana anterior. Eso daba esperanzas de que las cosas mejoraran, porque el rumbo que iban tomando, según hemos ido leyendo en estos días, no era precisamente el que se pretendía.

Hasta el tono de la crónica de don Jesús Gómez Medina es distinto. Sin dejar de señalar lo que no se ajusta a los cánones, con su prosa, intenta dejar patente la grandeza de los momentos vividos ese sábado de abril:

La diáfana tarde de abril – torera tarde de feria – se vistió de gloria y, arropadas en el nimbo luminoso que de ella surgía, caminaron en triunfo por un sendero cuajado de claveles y ofrendas y entre los jubilosos “hosannas” que brotaban de millares de enfebrecidos corazones, Manolo Martínez, Eloy Cavazos y el ganadero Valentín Rivero… ¡Admirable trilogía de vencedores, que transportaron el arte del toreo a la cúspide señalada a los elegidos! Maravillosa conjunción de torerismo y de arte en los espadas, y de aterciopelado estilo e incomparable docilidad y alegría en los bureles, para forjar con tan excepcionales elementos, la jornada de éxito rotundo, reiterado, estruendoso, que había estado ausente en el transcurso de la feria…

En una breve parrafada nos expresa el resultado de la tarde y la función que en el mismo desempeñaron cada uno de los actores de la corrida. Con este breve introito, podría entenderse que la tarde fue triunfal. Y a fe mía que lo fue, una de las grandes tardes de la historia reciente de la Plaza de Toros San Marcos.

Manolo Martínez

Esta actuación la saldó el llamado Milagro de Monterrey cortándole la oreja al primero de la tarde Saleroso y el rabo al quinto Fundador. No se salvó de un par de volteretas, una en el primero y otra en el segundo de su lote, pero eso no impidió que entregara a la afición de Aguascalientes todo su saber para forjar una importante efeméride en la historia de nuestra fiesta:

¡La gloria de una tarde de toros! ... La gloria de la tarde para ti, Manolo Martínez, en cuyo arte se funden la sobriedad y la hondura del toreo rondeño en la noble indolencia y el ritmo atemperado y entrañable de un estilo surgido del mestizaje; que manejas el capote con la acompasada elegancia con que se lleva un manto cardenalicio y que, en tu muleta, atesoras por igual la exquisitez del temple y la férrea e incontrastable solidez del acero; que no en balde naciste a la vera de la Fundidora regiomontana. Y que ayer, como para redondear tu personalidad artística, te mostraste, en dos ocasiones, como un estoqueador de perfiles clásicos… El quinto se llamó “Fundador”, como un bravo sanmateíno inmortalizado por Lorenzo el Magnífico en el antiguo Toreo… Pues bien; el “Fundador” toreado ayer por este nuevo coloso regiomontano está ya inscrito en la lista de los toros inmortales. Y esto, a despecho de que el cárdeno no tenía toda la alegría y acometividad que fueran de desearse… llegó el momento final; armóse Manolo de toda arma y, al conjuro del temple surgió la gran faena. ¡La gran faena, la faena cumbre de Manolo Martínez! ¿Para qué intentar su descripción? Baste el consignar que fue aquello la fiesta del bien torear; la demostración más cabal de que el temple, “caricia suave”, consigue hacer pasar y repetir incontables veces, a bureles al parecer despojados de toda acometividad; reaviva la bravura que yacía hundida, adormecida, en las entrañas de los astados; y ennoblece a las suertes y las vuelve más intensas y emotivas en virtud de la lentitud a la que son realizadas. Y sí a esto agregamos la ligazón, el cabal redondeamiento de las series y, además, la elegancia, el garbo con que actúa Manolo... Torear – escribió Federico M. Alcázar – torea cualquiera. Lo difícil es torear con arte. Y más difícil que torear con arte, es torear con garbo, porque el garbo es un don de los elegidos... De los elegidos, como este Manolo Martínez que, para concluir en tono mayor una faena que había transcurrido en pleno delirio, se acostó en el morrillo, al volapié neto, y dejó un estoconazo desprendido, mortal de necesidad. Tremenda ovación. Las dos orejas y el rabo. La vuelta triunfal, a paso lento. Y una segunda, en compañía del ganadero…

La tarde de Eloy Cavazos

Quien haya leído los escritos de don Jesús Gómez Medina, sabrá que Eloy Cavazos no era, precisamente, un torero de su predilección. Sin perder la ecuanimidad que debe guardar todo aquel que relata o reseña festejos taurinos, siempre encontraba la forma de dejar claro que el de la Villa de Guadalupe no era un torero que llenara sus aspiraciones como aficionado. En la crónica de este festejo deja claro que independientemente de sus apreciaciones personales, la objetividad va por principio, como enseguida lo veremos.

La gloria de la tarde para ti, Eloy Cavazos, que ayer dejaste facilonas pinturerías y te revelaste, para nuestro asombro y nuestra delicia, como un torero de dimensiones en verdad extraordinarias, al realizar un toreo macizo, rotundo, hecho de quietud, de templanza y mando, del que nos habías dado ya un anticipo en tu actuación del pasado 23 de diciembre, y que ayer culminó en tus faenas al estupendo “Rumboso” y al sexto, “Abrileño”, en las que tu arte, despojado de iridiscencias cascabeleras, adquirió la intensidad, el señorío y la limpidez de aquello que pudiera constituir un dechado de bien torear… Eloy Cavazos, volvemos a decirlo, dejó de ser ayer el torero que busca el aplauso fácil y se transformó ante nuestros deslumbrados ojos, en un señor torero... Eloy Cavazos; un artista todo sensibilidad, volcó en cada pase el caudal emotivo de su corazón y saturó la plaza, ya no con la superficial alegría del torero cascabelero, sino con la entrañable verdad del arte auténtico, del toreo verdad, del toreo eterno...

Paradójicamente, fallos con la espada nada más permitieron a Eloy Cavazos cortar el rabo de Rumboso, que hizo cuarto, en lo que resultó ser una corrida dispareja en presencia, pero extraordinaria corrida en cuanto a juego, enviada por don Valentín Rivero Azcárraga.

Los toros de Valparaíso

Sin toros no puede haber fiesta. De los apuntes anteriores ya se puede advertir que una corrida de buen origen y mejor selección estrecha los efectos del azar en el resultado de un festejo taurino. Escribió don Jesús a este propósito:

Y la gloria de la tarde para usted, don Valentín Rivero, en cuyos bureles alentó ayer, de nuevo, la sangre prócer que hiciera la gloria y fuera el origen de tantas preclaras ganaderías; que en la dócil bravura de los seis bichos que llevaron su señal, se incubó la singular brillantez de esta tarde llamada a hacer historia; y cuya perspicacia y pupila de criador de reses bravas se pusieron de relieve al pugnar, contra el parecer de los apoderados, por la inclusión del ya ilustre “Rumboso”, dentro del lote que habría de ser lidiado…

Qué importante es la opinión del criador en la formación de los lotes que se han de lidiar en un festejo. De primera mano, don Jesús Gómez Medina conoció que los apoderados de los diestros actuantes – José Chafik y Rafael Báez – pretendían dejar fuera a Rumboso, quiero pensar que para dejar en su lugar a un toro más recortado y agradable a la vista de sus poderdantes. Al final, el criterio del ganadero, que es quien sabe lo que lleva a las plazas, fue lo que se impuso y Eloy Cavazos, que fue quien se lo llevó en el sorteo, sacó el premio mayor.

Pareceres divergentes

Alejandro Hernández, en el Heraldo de Aguascalientes, consideró que la concesión de trofeos fue algo exagerada, al inicio de su crónica, escribió:

Cuatro orejas y 2 rabos, los que debieron ser cinco orejas, fue el resultado del mano a mano en el que alternaron Manolo Martínez y Eloy Cavazos, lidiando la corrida de don Valentín Rivero, quien, como gran triunfador, dio en dos ocasiones y con cada torero, la vuelta al ruedo, además de haberse premiado a uno de sus toros con otra vuelta...

Parte del interés de todo esto, es que cada quien puede tener y sostener su opinión. Quizás la concesión de ambos rabos le pareció excesiva a Alejandro por la forma en la que los toreros manejaron la espada, pero al final, el juez supremo, la afición, estuvo conforme. 

En conclusión

La nave parecía enderezarse, después de la tempestad vivida en los tres festejos anteriores. Esta tarde de toros – porque el festejo fue vespertino – dejó en claro que esta fiesta es grandeza, y que nada más hay que respetar sus valores fundamentales y sus principios, para que aquella resplandezca.

Aviso parroquial: Este amanuense se plagió, evidentemente, parte del subtítulo de esta entrada, de la crónica del festejo escrita por don Jesús Gómez Medina. A confesión de parte, relevo de prueba.

viernes, 26 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (VII)

Sexta corrida de feria: Mariano Ramos repite, llevándose el Escapulario de San Marcos

Cuando la feria se anunció, un puesto estaba vacante en la corrida del Escapulario de San Marcos. La oferta de la empresa era que se lo disputarían José Manuel Montes, quien recibiría la alternativa el 24 de abril y Jesús Delgadillo El Estudiante, con su actuación el día siguiente y el que tuviera el triunfo más resonante, ocuparía esa vacante en el cartel del sexto festejo del serial.

Ya repasamos que en la corrida del día 24, tras de la alternativa de José Manuel Montes, dada la brillante actuación que tuvo, sin esperar a los sucesos de la noche siguiente, don Guillermo González de inmediato señaló que ese puesto vacante era para el toricantano, deshaciendo la competencia inicialmente propuesta y cerrando desde entonces, el cartel del viernes 26 siguiente, que completaban Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Antonio Lomelín, Curro Rivera y Mariano Ramos con un encierro de Las Huertas, de don Luis Javier Barroso Chávez.

El trofeo en disputa, como en los últimos años, era cedido por la Casa Pedro Domecq, que en esos ayeres hacía una extraordinaria labor de difusión de nuestra feria y de la fiesta de los toros y de la manera acostumbrada, se entregaría al torero que triunfara mediante el corte de más apéndices o en defecto de éstos, por aclamación popular.

El encierro de Las Huertas tuvo mucho para toreársele, no fueron toros de entra y sal – asistí a ese festejo – y así lo deja entender don Jesús Gómez Medina en el introito de su crónica cuando escribe:

Torear es dominar… Torear es el arte de imponer a la bestia la ley y la norma prescritas por el cerebro y el corazón del hombre, y hacer de aquella el coadyuvante para la realización de la obra plástica, gallarda, plena de bizarría y de emoción que es el toreo… Se podrá torear con mayor o menor grado de elegancia o de emotividad, se podrá imprimir una dosis más alta de calidad a lo que se realiza ante la medialuna, siempre pregonera de la muerte, de los pitones. Pero siempre, en su origen y en su esencia, el toreo es el arte de dominar a la astada bestia… Ahora bien, este ejercicio dramático y bello que es el toreo, y, particularmente, el toreo moderno, tiene como sus tentáculos primordiales el aguante y el temple. Y quien para y templa, manda… De aquí la preferencia de los públicos hacia el toreo reposado, de pie quieto y de ritmo preciso, ajustado más al lento diapasón de un corazón bravío que a la briosa acometida de la fiera. Y de aquí también que quien sea capaz de conjuntar, se convierta en adalid triunfador, en el héroe ante cuyo pedestal se vuelca la admiración colectiva…

Y a partir de esa concepción de lo que es el toreo, observa en adelante, como se construyeron dos situaciones, una de triunfo y otra que se quedó a las puertas, como enseguida veremos.

La gran noche de Mariano Ramos

Mariano Ramos se llevó por segundo año consecutivo el Escapulario de San Marcos. Y lo conquistó pudiéndole al toro que le tocó en suerte, Perfumado, para después torearlo a placer. Así nos lo describe don Jesús:

“Perfumado” fue un toro muy bien cortado, fino, caído y apretadillo de pitones. Muy en tipo murubeño. Tras una breve intervención de la peonería, Mariano Ramos salió a enfrentársele: un lance para sujetar y acto seguido, la lección de toreo a la verónica, aguantando, con mando y con temple, con ligazón, para concluir con media de gallardo trazo. Un puyazo, recargando; y, al librar, el joven astro de la torería mexicana echó las manos abajo, abierto el compás, en tres lánguidos lances al natural, recreándose en ver que los pitones de “Perfumado” le pasaban cerca, muy cerca. Más, ¿qué importaba esto último, si el burel iba prendido y seguía como embrujado el lento movimiento del percal? ¿Si iba dominado, en suma? ...El de Las Huertas, siendo bravo, no era fácil: tenía raza, temperamento. ¡Ah!; pero frente a él estaba un torero que, muleta y estoque en mano, fue estructurando un trasteo en el que, sobre los cimientos inamovibles del aguante, del temple y del mando, florecieron también la brillantez, la emoción y la variedad. Trincherazos escultóricos; las tandas de derechazos formando apretado y lucido ramillete; los naturales, algunos de los cuales tuvieron un ritmo a tal grado perezoso que parecían no concluir nunca. Y la bizarría de los remates, el toque espectacular del toreo de adorno y el detalle de torero con cabeza, toreando por alto para refrescar al enemigo... Al remate de una serie de muletazos en los medios, igualó “Perfumado”. Fue entonces Mariano por el estoque mortal – ¿por qué muchos de los toreros de hogaño no acostumbran llevar siempre el acero de veras? –; cuando regresó al toro, éste había cambiado, comenzó a avisarse, a ponerse receloso y su matador a pasar apuros para lograr que cuadrara. Por último, un pinchazo y un horrendo metisaca dieron cuenta del bravo “Perfumado”. Por esta circunstancia, Mariano Ramos perdió unos apéndices que, prácticamente, eran ya suyos; más no la ovación estruendosa mientras recorría en triunfo el ruedo...

Poder primero, para torear después… Suena sencilla la fórmula, pero pocos son los que tienen la manera de resolver esa ecuación. A fe mía que Mariano Ramos ha sido uno de los pocos toreros de los últimos tiempos que ha sabido hacerlo, y bien.

José Manuel Montes sorteó otro toro que, dirían las publicrónicas de hogaño, se dejó, pero veremos que solamente pareció hacerlo, como veremos:

El sexto, “Vencedor”, permitió que Montes lo toreara aseadamente a la verónica. Vino luego un herradero horrendo mientras actuaban los montados; más, ya fuese porque la ración de acero lo asentó o porque José Manuel le echó coraje y reciedumbre a cuatro toreros doblones rematados rodilla en tierra, es lo cierto que “Vencedor”, en cuanto Montes lo aguantó y lo llevó bien prendido, templado, en el refajo, pasó una y muchas veces en el toreo en redondo, logrando con ello, calentar de firme a los aficionados que aclamaban su decisión y el sabor y la longitud – y desde luego, el aguante, el temple y el mando –, que José Manuel imprimía a su actuación… Hubo en los medios, un cambio por la espalda sensacional por lo ceñido y por lo mucho que aguantó el espada. Pero sobrevino un achuchón con la consiguiente voltereta y el oportunísimo quite de Cavazos; con el incidente, Montes perdió la serenidad y el rumbo y de allí en adelante todo transcurrió entre sustos y movimiento de pinreles. Y con el estoque, una pena, hasta llevarse un aviso, no obstante que se empleó la máxima tolerancia antes de ordenarlo. En suma: que a José Manuel Montes le brotó el verdor cuando a punto se hallaba de escalar la cima triunfal…

Montes perdió los terrenos primero, fue achuchado y después terminó por perder los papeles… Y como atinadamente escribió don Jesús Gómez Medina, acusó el verdor en el momento menos indicado.

El resto de la corrida

Manolo Martínez abrevió ante un marmolillo que no auguró nada, desde su salida; por su parte, Eloy Cavazos se mostró tesonero frente a otro toro parado, pero una gran estocada haciéndolo él todo le valió dar una vuelta al ruedo.

Antonio Lomelín tuvo un brillante segundo tercio destacando el segundo par, de poder a poder, pero allí se le acabó la cuerda al toro y Curro Rivera se llevó el hueso del encierro, al que fue difícil picar, y como se cambiara el tercio y su piquero Julio Acosta insistiera en hacerle sangre, fue multado desde el palco. La gente se metió con ambos.

Arrastrado el sexto, sin necesidad de consulta, don Edmundo Fausto Zorrilla entregó a Mariano Ramos el trofeo en disputa, siendo levantado en hombros por los entusiastas, quienes lo pasearon alrededor del redondel. Y para concluir, un apunte de don Jesús que valía entonces y también es bueno hoy y siempre:

“Un entradón, el quinto de la serie. Y dos sustos mayúsculos para la multitud de turistas que atestan el callejón… ¿Hasta cuándo durará esta anomalía, Adolfo de la Serna?”

Como podemos ver, la codiciada localidad de callejón ha estado atestada hoy y siempre. Han ocurrido accidentes en ella. Ojalá no se produzca allí nunca una real desgracia.

jueves, 25 de abril de 2024

Abril de 1974: la última feria de la Plaza de Toros San Marcos (VI)

Quinta corrida de feria: El día del santo, estalla la ira de los justos…

Decía hace un par de días que cuando el toro falta, todo se descompone. Pues resulta también que cuando está presente en la plaza, también las cosas suelen torcerse, como ocurrió el día de San Marcos de hace medio siglo, cuando se anunció un encierro de Piedras Negras para que lo enfrentaran Jesús Delgadillo El Estudiante, Antonio Lomelín y Curro Rivera. Las crónicas de la fecha señalan que la corrida tuvo edad, trapío y el peso adecuado para ser lidiados en un festejo de esta naturaleza, pero, como veremos adelante, aún así, no cumplieron con su destino final.

La corrida que envió don Raúl González aparentemente no tuvo la fuerza necesaria para mantenerse en el ruedo. Escribe don Jesús Gómez Medina:

Un encierro, un lote con edad y trapío, sí; también con bravura, pues cuando pudieron, fueron al caballo. ¡Ah! Pero con una debilidad de remos tan aplastante que dieron pábulo al estallido de la indignación popular. El ganadero, a manera de explicación a lo anterior, adujo la existencia de materias nocivas en el piso de los toriles. Más sea esta o no la razón de lo ocurrido; ya se trate de un lamentable síntoma degenerativo originado en la consanguinidad; en suma, sea cual fuere la causa, lo único positivo, por hoy, es que la divisa rojinegra echó un baldón en su añejo historial… Y esto, a reserva de lo que arroje la investigación solicitada por Raúl González…

Recuerdo la transmisión radiofónica de la corrida, en la que el ganadero de Piedras Negras explicaba al micrófono, primero por el sonido local y después por el de la radio, que los toros habían sido intoxicados o drogados de alguna manera que impedía su normal desplazamiento en el ruedo. También me llega a la memoria la monumental rechifla que se llevó cuando usó el sonido local, porque a la concurrencia que llenó la San Marcos, no le parecía creíble el argumento de don Raúl González, pero también me queda todavía la impresión de que se necesitan muchos redaños para hacer lo que hizo en esos momentos complicados.

La ira de los justos

La bronca que se fue produciendo al rodar por la arena los piedrenegrinos fue in crescendo. Que se caiga un toro, pasa; dos, pues quizás, pero cuando la tónica del festejo es que vayan rodando por la arena uno tras otro de los que componen el encierro, es para acabar con la paciencia hasta del Santo Job. En esos casos, es cuando la multitud en el tendido se convierte en una sola voz y reclama lo que por derecho le corresponde, una fiesta íntegra. Así lo percibió don Jesús Gómez Medina:

Desde que a la democracia auténtica la expulsaron de los recintos parlamentarios y de las lides políticas, es tan solo en las plazas de toros donde tan discutida como ilustre dama conserva, íntegras, todas sus prerrogativas y todos sus fueros… Son los tauródromos, en efecto, el postrer reducto del "ágora" donde mantiene aún plena vigencia y logra su cabal realización este concepto nacido en los tiempos clásicos de la vieja Grecia. Es allí, indudablemente, el sitio donde el pueblo ejercita real y positivamente su soberanía: y esto lo pone de relieve aclamando, pitando, aplaudiendo o zahiriendo sin cortapisas ni restricciones a cuantos factores se combinan para la verificación del espectáculo, sean ellos toreros, ganaderos, empresarios e inclusive autoridades. A éstas, quizás, con más fuerza: ¡dígamelo a mí! …Nada pues, más natural que ayer, al considerarse defraudados los espectadores por las misérrimas y deleznables características de los astados de Piedras Negras, su protesta haya estado, asimismo, en forma reiterada, tumultuosa…

Se reclama pues, a todas las fuerzas vivas de la fiesta, a todos los que de manera directa intervienen en la organización y realización de los festejos. Y sí, en el tendido hay una auténtica democracia, la que se hace presente cuando el interés primordial del que paga por ingresar a la plaza es defraudado por aquellos que, en principio, tienen el indeclinable deber de preservar y mantener la autenticidad en lo que en el ruedo sucede. En esos casos, definitivamente, la ira que se expresa, es más que justificada.

El transcurso del festejo

Poco hay que relatar acerca de esa corrida. El único que lidió su lote completo de los toros anunciados, fue El Estudiante, porque los de Piedras Negras que sorteó, Polvo de Oro y Conquianero, pudieron mantenerse de pie, aunque sin representar complicación alguna, pues dicen los cronistas que entre su exagerada debilidad y la falta de sitio mostrada por el torero de nuestra Triana, poco trascendió a los tendidos.

Antonio Lomelín fue quien se encargó de aplacar en algo el incendio en los tendidos, cuando tomó los palos para banderillear al quinto – bis, un torillo de Suárez del Real y Curro Rivera al lidiar a otro torete de Gustavo Álvarez que cerró el festejo y al que le cortó una oreja. Al final, se lidiaron tres toros del encierro titular (1º, 2º y 4º), dos de Gustavo Álvarez (3º y 6º) y uno de Suárez del Real (5º). Vale reseñar también que el tercero – bis, de Piedras Negras, nada más salir al ruedo se desplomó y tuvo que ser apuntillado allí mismo.

La versión del ganadero de Piedras Negras

En la crónica del festejo aparecida en el Heraldo de Aguascalientes, sin firma, se contiene esta versión de lo sucedido en los chiqueros de la plaza, atribuida a don Raúl González:

El ganadero de Piedras Negras, Raúl González, aseguró ayer que al hacerse la revisión de los chiqueros encontró varias cosas anormales que según él iban en contra del buen juego de sus toros, comunicándolo de inmediato a la empresa como a los matadores antes del festejo y además entregó una bolsa de polietileno con tierra en la que se encontraron vestigios de amoniaco y otras sustancias, dijo… Esperemos el dictamen de las autoridades que tomaron conocimiento de éste lamentable caso, en la investigación de que si fue amoniaco o falta de comida o bien consanguinidad, pero pasemos al toro, que es lo nuestro…

La investigación efectivamente fue ordenada por las autoridades municipales, misma que fue encomendada al Mayor Médico Veterinario Álvaro González Haro, quien dictaminó en el siguiente sentido, al alcalde don Ángel Talamantes Ponce:

Por medio del presente me permito informar a Ud., el resultado de la inspección sanitaria verificada a (SIETE TOROS), que fueron lidiados en la plaza de toros San Marcos el día de ayer, la cual, según el diagnóstico del C. Mayor Med. Veterinario Álvaro González Haro, es la siguiente: Ganglios: Cervicales, Mediastínicos, Mesentéricos, Crurales: NORMALES. Pulmones, Hígados, Corazones, Rumen, Intestinos, Riñones: NORMALES. Canales: Lesiones traumáticas propias de la lidia. Atentamente: Mayor Médico Veterinario: Álvaro González Haro (rúbrica). Administrador: Javier Cuéllar Díaz (rúbrica).

Lo que no se practicó, a mi juicio, o no se dio a conocer, fue una batería de análisis de sangre y orina que pudieran determinar la presencia de sustancias tóxicas en el torrente circulatorio de los toros, únicamente se acredita la integridad de los toros lidiados y muertos en la plaza de toros en la víspera. No obstante, esto viene a representar el primer examen post mortem de la historia reciente de la fiesta en Aguascalientes que, documentado, trasciende al público.

Los toros devueltos al corral

En las páginas interiores de El Sol del Centro del día 30 de abril aparece, sin firma, una nota en la que se hace alusión al dictamen rendido acerca de la salud de los toros lidiados el día 25 de abril y al mismo tiempo se relata que los dos de Piedras Negras que sobrevivieron por haber sido devueltos a los corrales, fueron toreados a puerta cerrada por Alfredo Gómez El Brillante y José Antonio Picazo El Zotoluco, anunciados para actuar en la novillada del 5 de mayo siguiente. Entre otras cosas, esa información revela:

¿Recuerdan ustedes a los toros reumáticos de Piedras Negras que en la corrida del pasado 25 de abril fue necesario devolver a los chiqueros precisamente por eso: por su absoluta invalidez que los hacía inaptos para la lidia? Pues bien; dos días más tarde, a puerta cerrada dichos bureles fueron lidiados por los novilleros Alfredo Gómez y José Antonio Picazo y, ante la sorpresa general, aquella invalidez que provocó las airadas y justificadísimas protestas generales y consecuentemente, la vuelta al corral de los piedrenegrinos, había desaparecido por completo…

Así entonces, el 27 de abril, una vez que reposaron y que dejaron de respirar el encerrado ambiente de los chiqueros de la plaza, esos dos toros se comportaron con absoluta normalidad. Del juego que dieron, se dijo entonces:

Vimos, en cambio a dos toros que fueron repetidas veces al caballo con presteza; que recargaron de firme ante el jamelgo; y que más tarde permitieron a los mencionados novilleros que los toreasen de muleta larga y exitosamente… Con mayor lucimiento, más quieto y centrado con el toro, que mostró gran docilidad y nobleza, Alfredo Gómez, que inclusive hizo demostración de temple y limpieza en sus muletazos. Por todo ello, cuando liquidó al de Piedras Negras, fue calurosamente aplaudido por los numerosos aficionados presentes… El burel que lidió José Antonio Picazo estaba reparado de la vista, circunstancia que, como es natural, creó ciertas dificultades al joven torero; el cual, pese a todo, lidió con acierto y despachó con prontitud al cárdeno piedrenegrino…

Y por supuesto, volvió a surgir la interrogante acerca del origen del comportamiento de esos toros el día que estaba originalmente anunciada su lidia:

¿La inaudita endeblez exhibida por los de Piedras Negras en el lamentable festejo del día 25 fue, como ahí se dijo, producto de una causa externa, o como parecen demostrarlo hechos posteriores, el resultado de una debilidad congénita agravada por las fatigas de un largo viaje, de las que no pudieron recuperarse los astados?

Ambos cuestionamientos pueden aceptarse como válidos. No olvidemos que la plaza San Marcos tiene apenas tres corraletas y que en una feria en la que se ofrecen corridas en días seguidos, resulta complicado tener los encierros con la anticipación suficiente para que reposen del traslado y se aclimaten debidamente; pero, también puede resultar válido el argumento de la causa externa, dolosa, porque el dictamen veterinario a mi juicio, resultó incompleto, toda vez que solamente se redujo a una exploración física de los cadáveres de los toros, pero no se profundizó en las cuestiones químicas y metabólicas que pudieran haber esclarecido ese capítulo de la intoxicación por agentes externos.

En fin, que todo esto sucedió hace 50 años y hoy resulta ser, cuando mucho, parte del anecdotario de la historia de nuestra feria… El día que estalló la ira de los justos…

Aldeanos