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domingo, 20 de agosto de 2023

21 de agosto de 1944: Gregorio García se presenta en plazas de España

Gregorio García
Foto: Orduña

El año de 1944 es uno señalado para la historia patria del toreo, pues el 18 de julio de ese calendario, se reanudó el intercambio taurino con España, suspendido efectivamente desde el 11 de junio de 1936, fecha en la que nuestros toreros – Armillita, Carnicerito de México y El Soldado – actuaron en Murcia, teniéndose como pretexto, la falta de la carta de trabajo que preceptuaba un decreto aparecido en la Gaceta de Madrid del 3 de mayo anterior y que sirviera, en mi concepto, para encubrir una serie de intereses políticos de toreros de primera línea y ganaderos españoles, así como para quitar de en medio a otros actores principales, que en las circunstancias que se vivían antes de la Guerra Civil, amenazaban con quedarse con el mando de la fiesta allá y quizás hasta aquí.

Por ese inicio tardío de la campaña para nuestros diestros, el escalafón final refleja pocos de sus nombres, apenas una media docena de matadores de toros, Fermín Rivera, Carlos Vera Cañitas, Luis Castro El Soldado y Arturo Álvarez Vizcaíno, aparte del nombrado Ciclón Mexicano y del personaje de este día. También actuaron allá varios novilleros o matadores de toros que renunciaron a la alternativa recibida aquí, con la finalidad de recibir una nueva allá. Nombres como los de Felipe González El Talismán Poblano, Antonio Rangel o Leopoldo Ramos El Ahijado del Matadero se vieron anunciados en la plaza de Madrid en ese calendario de la reanudación.

El abono de San Sebastián de 1944

Eduardo Pagés era quien llevaba la plaza de El Chofre en San Sebastián. Para ese calendario ofreció un abono de 5 corridas de toros, celebrándose las tres primeras, los días 13, 14 y 15 de agosto, dentro de la Semana Grande y contaban con la presencia de figuras como Domingo Ortega, El Estudiante, Manolete o Pepe Luis Vázquez. Los dos festejos complementarios del abono se darían los domingos 20 y 27 de agosto y entre estos dos últimos se intercaló, el jueves 24 de agosto, un festival benéfico que tenía como atractivo la actuación de Juan Belmonte toreando a caballo y del siempre genial Rafael Gómez El Gallo.

La corrida del domingo 20 de agosto sería una de concurso de ganaderías, en las que toros de Juan Pedro Domecq, Félix Moreno Ardanuy, y Clemente Tassara por los ganaderos andaluces y de Caridad Cobaleda Vda. de Galache, Antonio Pérez de San Fernando, y Atanasio Fernández por los de Salamanca, se disputarían el Toro de Oro, escultura realizada por Mariano Benlliure. El cartel de toreros se anunció originalmente con Manuel Álvarez Andaluz, Manolo Escudero y Luis Miguel Dominguín, quien apenas había recibido la alternativa el día 2 anterior en La Coruña, de manos de Domingo Ortega.

El día 15 de agosto, la prensa de San Sebastián advertía que habría una baja en el cartel y que sería precisamente la de Luis Miguel y también aseguraba que Gregorio García recibiría la alternativa en San Sebastián. Escribió J. Cortabarría para La Voz de España, de la capital guipuzcoana:

Parece que para la corrida concurso del domingo no vendrá uno de los tres toreros anunciados. No lo aseguramos, porque todavía no ha llegado el consabido e inevitable parte facultativo. Si llega – que, por lo que cuentan, llegará pronto –, en ese caso, sustituyendo al torero que falte, vendría otro que es mejicano, a punto de pisar tierra española. Se llama Gregorio García. De él cuentan y no acaban. Como banderillero, extraordinario, sobre todo. Más que Carlos Arruza, según algunos… Si lo dicho se confirma – que se va a confirmar –, Gregorio García tomará la alternativa el domingo en nuestra plaza… Y para que nadie se torture el cerebro, vamos a apuntar más. El torero que, posiblemente no vendrá el domingo, es Luis Miguel «Dominguín» …

Pareciera que al redactor de La Voz de España no le había llegado la información de que a partir del 18 de julio anterior, las alternativas concedidas en El Toreo y otras plazas de primera categoría en México eran plenamente válidas en España y únicamente requerían confirmarse en Madrid, por lo que en consecuencia, Gregorio García, quien fue investido matador de toros en la plaza de La Condesa el 5 de diciembre de 1943, por Jesús Solórzano, en presencia de El Soldado, podía actuar en corridas de toros allá, sin cortapisa alguna.

Posposición de la corrida

Como lo señalaba en líneas anteriores, el festejo fue originalmente anunciado para el domingo 20 de agosto, pero a causa del mal tiempo, se tuvo que posponer para el día siguiente, lunes 21, según se anunció en la Hoja del Lunes de la capital donostiarra, aparecida el día que se verificó el festejo:

La corrida suspendida ayer a causa del mal tiempo, se celebrará esta tarde con los mismos alicientes y el mismo cartel. Y a la misma hora: cinco y media... Los toros, seis de las primeras ganaderías salmantinas y andaluzas seleccionadas para este concurso del «Toro de Oro» modelado por Mariano Benlliure, y la presentación en España del ídolo de los públicos mexicanos y portugueses Gregorio García, que alternará con el gran torero trianero «Andaluz» y el fino artista madrileño Manuel Escudero...

Allí la explicación del cambio de la fecha originalmente anunciada.

La actuación de Gregorio García

Al torero de la hacienda de Santo Domingo le tocó enfrentar a los toros de Atanasio Fernández y de Clemente Tassara. De su actuación ante el primero, llamado Cardillito, número 30, de 482 kilos de peso, el citado cronista de La Voz de España, escribió:

Mala suerte en el ganado, para presentación ante un público distinto al suyo, tuvo el mejicano Gregorio García. Para él fue el mansísimo toro de Atanasio Fernández – más de un manso así ha de salir en ganadería cual esta, sin base y menos abolengo – y a él le correspondió también el peligrosísimo de Tassara. El de Atanasio, por añadidura, y aparte del aparato en la cabeza, llegó a sus manos sin haberle partido apenas un pelo los del castoreño. Lo toreó suave de capa el mejicano y luego le colocó tres magníficos pares de banderillas: al cuarteo, de poder a poder y al sesgo. Los tres, apurado en la salida – una de las veces se vio perseguido y derribado – pero con elegancia, con gracia en la preparación y ejecución. La plaza entera se levantó para aclamarle. Con la muleta, tiró a abreviar. Hábil al matar…

Como se ve, Gregorio confirmó su fama de gran banderillero y la calidad de su toreo de capa. Quizás y de acuerdo con lo descrito por Cortabarría en su crónica, se vio un poco apurado por la pujanza del toro español en su primer encuentro, aunque desde el inicio, se deja en claro que no era un toro para el lucimiento.

El segundo de su lote fue el de Tassara, quien firmó como Feliú, en el Diario Vasco contó así su actuación y los sucesos de su lidia:

SEXTO. – De don Clemente Tassara, de Sevilla. Se llama «Canilejo», lleva el número 15 y es negro y gordo, magnífico de estampa y ancho de cuerna. Su salida, lenta y solemne, levanta aplausos de admiración. Lo merece en efecto su lámina imponente. Pesaba 443 kilos. Pero lo que ganó por presentación, lo perdió por su pelea cobarde, gazapona, huida y reservona, lanzando hachazos sobre seguro y esperando siempre al enemigo. Tomó seis varas saliendo huido y rebrincando en las seis. Su lidia fue peligrosísima por su pelea bronca y reservona… El mejicano García le propinó cuatro verónicas imponentes (las mejores de la tarde) que arrancaron olés y ovaciones. Después, contra la opinión del público, cogió las banderillas e intentó el primer par al cuarteo. Al ir a clavar, consintiendo mucho, lo esperó el toro y decidió salir del embroque sin ponerlas y por pies, cayendo en un tropezón ante la cara del bicho que hizo por él rompiéndole la taleguilla por la parte trasera del muslo derecho. Al quite se lanzan peones y espadas y el toro incierto buscó la salida. Escudero, que acudía presuroso advirtió que el toro se le echaba encima e intentó sacárselo, pero el cuerno le enganchó por el pecho y lo llevó colgado ocho o diez metros hasta que cayó por su peso, exánime. Lo recogen las asistencias y pasa a la enfermería. (La emoción es enorme pues se aprecia a simple vista una cornada grave). El mejicano vuelve a intentar clavar banderillas, pero al fin desiste ante la imposibilidad de hacerlo… Su faena de muleta, en cambio, fue una revelación. Logró hacerse con el toro y dominarlo con extraordinaria bravura, surgiendo pases de gran belleza. Mató recibiendo de una gran estocada. (Fue despedido con una fuerte ovación) …

La evolución de Manolo Escudero

Manolo Escudero
La cornada que recibió el torero del barrio de Embajadores fue gravísima. El parte médico que se rindió por los doctores Urbina y Garmendia, aparecido en el número de El Ruedo salido a los puestos el 23 de agosto siguiente fue de la siguiente guisa:

Durante la lidia del sexto toro ha ingresado el diestro Manolo Escudero, que presenta herida penetrante en el pulmón, por la región axilar izquierda, con rotura de costillas y fuerte conmoción. Pronóstico, muy grave. El torero, al ingresar a la enfermería, fue asistido por los doctores Urbina y Garmendia. Sufrió un fuerte colapso, que inquietó a los facultativos, así como la gran pérdida de sangre. La primera impresión era que el diestro sufría una cogida de las que pueden hacer peligrar su vida. A la media hora de su permanencia en la enfermería reaccionó algo, lo que permitió a los médicos su traslado a la Clínica San Ignacio, donde se le hará nueva intervención.

Un par de semanas después, pudo ser trasladado al Sanatorio de Toreros en Madrid, para continuar su recuperación, allí, le entrevistó quien firmó como A.R.A., entrevista que salió publicada en el número de El Ruedo, fechado el 6 de septiembre de ese 1944, en el que, entre otras cosas, el torero contó:

...Una cogida tonta. Era el último toro de la tarde y Gregorio García prendía el último par de banderillas... Yo iba andando hacia la barrera para abandonar el ruedo, cuando vi al mejicano que caía y abrí el capote para hacer el quite. El toro se arrancó ciego, le atropelló y se me echó encima. Me enganchó y sentí perfectamente que me pegaba la cornada en el pecho. Me tuvo prendido unos instantes, durante los cuales no sólo sentí un dolor terrible, sino que me di cuenta de cómo se desgarraba la carne. Pensé que me había matado y ya no pude levantarme...

Hace unos años tuve la oportunidad de conversar con el maestro Raúl García, sobrino de Gregorio García, acerca de este incidente, tratando de obtener más información acerca del mismo. Lo único que me pudo contar fue que su tío Gregorio recordaba con claridad, pero con desazón esa tarde y esa grave cornada que seguro estaba que era para él y que nadie pudo hacer nada por evitarla, pero sin dar más detalles.

La recuperación de Manolo Escudero fue lenta. No estuvo en condiciones de reaparecer sino hasta el 26 de abril de 1945, en Barcelona, justamente en la presentación de Silverio Pérez como matador de toros en ruedos hispanos.

El devenir de Gregorio García 

Ese año de 1944, Gregorio García fue el torero mexicano que más actuaciones sumó en ruedos europeos, después de Carlos Arruza. Donde tuvo mayor predicamento fue en las plazas de Portugal, sobre todo en la de Lisboa, donde llegó a sumar 48 tardes. También en Portugal, Gregorio García fue pionero en cuanto al marketing taurino, pues había una marca de ropa para caballero con su nombre.

Nunca confirmaría su alternativa en la capital española, pero permanecería en activo hasta el año de 1965, despidiéndose del público mexicano el 1º de mayo en la plaza de Torreón y de la afición lisboeta en Campo Pequeño el 15 de julio de ese mismo año.

Gregorio García falleció en Uruapan, Michoacán, el 6 de marzo de 1993.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en los originales de los que fueron copiados.

domingo, 6 de agosto de 2023

6 de agosto de 1933: Triunfal alternativa de Lorenzo Garza en Santander

Lorenzo Garza
Foto: Luis Reynoso
Lorenzo Garza se marchó a España en 1932, con una carta de recomendación de Carlos Quirós Monosabio para Eduardo Pagés y consigue actuar allí en seis novilladas – Barcelona, Santander, Bilbao, San Sebastián y Burdeos – dejando una buena impresión, a partir de hacerse notar como un torero predominantemente de valor. Algunos lo llamaron en esa primera época torero de parón, como Daniel Tapia en su Historia del Toreo, pero otros, como Néstor Luján, en su obra de igual título, lo califica más bien de estoico.

Sea como fuere, logró interesar a más empresas que a la de Pagés, que era la que lo amparaba y en el año de 1933 suma quince novilladas antes de que, se anuncie su alternativa en la plaza de Santander, que fue el puerto por el que entró a España el calendario anterior, apadrinándole Pepe Bienvenida y fungiendo como testigo Antonio García Maravilla. Los toros serían de Celso Cruz del Castillo, de origen Saltillo – Santa Coloma, vía Dionisio Peláez y cuyo hierro corresponde en la actualidad a la ganadería de La Guadamilla.

La impresión previa del festejo

La crónica que Federico M. Alcázar escribió como enviado para el diario madrileño La Voz, en esta ocasión recoge lo sucedido en la víspera en Vitoria y en la corrida que me ocupa. En la consideración previa a la narración de los sucesos en el ruedo, cuenta:

En Santander nos aguarda una novedad: la alternativa de Garza. Lorenzo Garza no es un improvisado en el toreo. Llega a la alternativa después de una campaña brillante y triunfal de novillero. De todos los toreros que han venido en estos últimos años de Méjico, Garza es el de más acusada personalidad. Tiene un valor tan extraordinario, que raya en la temeridad, y además torea bien… Pero lo característico de su toreo es la emoción, una emoción que hace temblar a la gente de angustia. Si los toros no le echan atrás, va a poner la tila a millón. Palabra…

Como se ve, su narrativa parte de la idea inicial que se tuvo de Lorenzo Garza, que era un torero todo valor, estoico, como lo calificó Luján y que resolvía todo a base de riñones y de jugarse la piel con alegría delante de los pitones de los toros. En suma, era un temerario que sabía torear y que podía complicarle la existencia a los que estaban en la cumbre con su entrega y su valor.

Habrá que agregar que la plaza se llenó y que asistieron al festejo el Ministro de Industria y Comercio José Franchy y Roca, el embajador de Francia, – seguramente ambos vacacionaban en el lugar –, y las crónicas reflejan que había en los tendidos numerosos aficionados de habla inglesa pues estaba atracado en el puerto el vapor Calgary.  

La actuación de Lorenzo Garza en esa tarde

Según la fuente que se lea, la actuación del Califa de Monterrey tuvo importancia, pero las fuentes más fiables que son el propio Alcázar y el cronista anónimo del diario madrileño Luz, reflejan que la tarde fue triunfal para él. En la edición de Luz, salida a los puestos el 7 de agosto de 1933, se relata acerca de su actuación ante el sexto de la tarde:

Negro y más grande que los últimos. Garza intenta armar el escándalo, pero el bicho no acude; cuando lo consigue se lo pasa por la barriga con un valor temerario. Garza brinda desde el centro, y en el primer pase sale trompicado, pero luego hace una faena valentísima. Se desmaya una inglesita en un palco. Cinco pases por bajo, y ya el público se pone de pie. Otros cinco de rodillas y arma el alboroto. Sigue entre los pitones, y entra a matar, dejando una estocada formidable. Descabella y es ovacionadísimo. Se tira al ruedo un grupo de «capitalistas» y lo sacan en hombros por la puerta grande, llevándoselo hasta el ferial de ganado, donde al fin puede escapar hasta el coche…

Por su parte, Alcázar, de una manera más compuesta en el aspecto literario, expone de la siguiente forma la actuación del toricantano:

Lorenzo Garza ha estado a punto de darnos un disgusto en el primer toro. Al engendrar un lance de capa ha sido cogido y volteado, metiéndole el toro la cabeza en el suelo. Afortunadamente el percance no le ha impedido hacer un quite colosal y derrochar un valor extraordinario en la faena de muleta. Empezó con el ayudado por alto, al que siguió uno de pecho formidable. Estalló la ovación, y ligó cuatro naturales estupendos. Al doblar la muleta para echarse el toro por delante en el obligado de pecho se dobló el animal de las manos y la suerte quedó rota. Continuó toreando a los acordes de la música, metido entre los pitones, en medio del entusiasmo del público. Mató de una corta delantera, un pinchazo y un descabello. (Le ovacionaron) … En el último armó un alboroto mayúsculo. El toro era tardo; pero Garza se metió en el terreno, le obligó a embestir, y después de dos ayudados espléndidos que se jalearon dio una serie de pases en redondo formidables. Toro y torero parecían fundirse en un solo cuerpo. Tan ajustado, tan ceñido, le pasaba el toro. Cada muletazo iba seguido de un clamor de entusiasmo y un susto de la muchedumbre. Rompió de nuevo la música a tocar, y continuó toreando temerariamente, entre ovaciones clamorosas. Después se hincó de rodillas, dando varios pases colgado en los pitones. Entró derecho a matar, y el estoque cayó delantero. Por tardar en doblar el toro no le dieron la oreja; pero el público se tiró al ruedo y se lo llevó en hombros por la Alameda. Una alternativa con éxito. Con el valor que ha derrochado esta tarde Garza, sobre todo después del tantarantán del primer toro, se podían hacer varios toreros… Garza es un torero que asusta, y precisamente en esto radica el interés de su figura. También torea, y torea admirablemente, parando, templando, cargando la suerte, sobre todo al toro de pronta arrancada; pero su nota característica es el valor: un valor que, como hemos indicado anteriormente, raya en la temeridad…

El estilo del cronista es más claro para exponer, en conjunto, la realidad de la actuación del torero que se alternativaba esa tarde, describe las suertes que la integraron, pero no es la mera reseña de las mismas, sino que intenta plantear la manera como apreció lo que vio en la plaza. En lo que coincide con la anterior, es en que aún sin corte de apéndices, se lo llevaron en hombros de la plaza.

El resto de la corrida

Dice Alcázar en su crónica que vio a Pepe Bienvenida dar los mejores lances que le había visto en su vida y que como banderillero tuvo un éxito rotundo. No tengo elementos para determinar si esa afirmación era ditirambo o en realidad ocurrió así. Lo cierto es que Pepe Bienvenida es, por lo que le he visto en las cintas y el video, el torero más completo de esa casa, quizás algo corto de personalidad, pero para mí, el más completo de todos.

Maravilla le cortó la oreja al tercero, al que toreó con lucimiento tanto de capa como con la muleta. Esa tarde, según la mayor parte de las relaciones consultadas, fue el que mejor estuvo con la espada, por eso la obtención del trofeo.

Del encierro lidiado, escribió Federico M. Alcázar:

Los toros de D. Celso, hoy de sus hijos, Manolo Muñoz y Celsito, es de lo más puro que pasta en campos de Castilla. Por su procedencia y por su casta merecen la misma estimación que los de Graciliano, Coquilla y demás ganaderías punteras de Salamanca. La corrida de esta tarde ha estado magníficamente presentada. Tipo, peso, pitones, finura y trapío. Una corrida para Madrid, con un peso que no bajará de trescientos kilos. Los seis toros se han arrancado pronto a los caballos, recargando con codicia, derribando con estrépito, haciendo una pelea superior, y sobre todo, acusando la brava casta de Santa Coloma y Saltillo. El más bravo ha sido el cuarto, un ejemplar precioso, y el más flojo, el quinto. Para los toreros no han dado tanto juego. El primero y último, dóciles, y el tercero y quinto, tardos, reservones. Todos han llegado al final quedados por su pelea con los caballos…

Ya aprecio por allí que se puede deducir que hay toros bravos para el ganadero y toros bravos para el torero, cuestión de ver las entrelíneas del párrafo.

Una reflexión hecha algo más de una década después

Con esa alternativa, Lorenzo Garza toreó apenas tres corridas de toros y el 24 de febrero siguiente, volvería a torear novilladas, iniciando la definitiva campaña novilleril en Valencia. Ese calendario torearía quince novilladas y el 5 de septiembre de 1934 recibiría el doctorado definitivo en Aranjuez, de manos de Juan Belmonte. En 1945 regresó a hacer una campaña que resultó de gran importancia, porque el 15 de julio de ese año, le cortó dos orejas al segundo toro de su lote, de Alipio Pérez Tabernero, en la plaza de Las Ventas, alternando con Manuel Álvarez Andaluz, Manolo Escudero y la torera a caballo Conchita Cintrón.

Un mes antes de esa tarde triunfal, en el número de El Ruedo aparecido el 12 de junio de ese año, se publicó una entrevista que le concedió a Cruz Ernesto Franquet, entre otras cosas, Lorenzo Garza dijo:

Me costó mucho trabajo llegar donde quise. Hube de tomar en España dos veces la alternativa. Una, en Santander, que me la otorgó Pepe Bienvenida, siendo testigo Maravilla, y a la que renuncié más tarde, para volver a las novilladas, y luego, la definitiva, en Aranjuez, que me la dio Belmonte, actuando de testigo Marcial Lalanda. Pero hasta llegar aquí hubo mucho que luchar. El principio de mi carrera taurina empieza en junio del año 1934 con una tarde lluviosa, en la que conseguí el éxito que yo perseguía. Desde ahí todo fué relativamente fácil. Actuaba con El Soldado y Cecilio Barral, y me salieron las cosas como uno tantas veces ha pensado...

Así fue como se inició el camino de un torero que, según Néstor Luján:

...tiene una importancia excepcional en la historia del toreo. A él se debe la innovación del cite de perfil absoluto toreando con la muleta, que debía inmortalizar Manolete y hacerse habitual en el toreo moderno... Garza es el primero que cita de perfil... ello le permite encadenar los naturales en redondo con una fluidez que encontrará su máximo exponente artístico en Manolete y emocional en Silverio Pérez...

Sismo y estatua se le llamaría para la posteridad, a quien a partir de la voluntad de ser, inició hace 90 años el difícil camino para tratar de llegar a ser figura del toreo.

Aviso Parroquial: El resaltado en la transcripción de la entrevista aparecida en el semanario El Ruedo, es obra imputable exclusivamente a este amanuense, pues no obra así en su respectivo original.

domingo, 19 de julio de 2020

Una fotografía con historia (VII)

El Gallo en Pamplona, 1934

Rafael El Gallo en Pamplona 1934
Archivo Rodero - Vaquero
La temporada del año 34 fue turbulenta. Un calendario antes había nacido la Asociación de Ganaderos de Reses Bravas, formada inicialmente a iniciativa de Juan Belmonte, expulsado de la Unión de Criadores por haber ayudado a los hermanos Francisco y José C. Madrazo a traer a México los ganados de Gamero Cívico para su ganadería de La Punta y engrosada después por otros notables miembros como Marcial Lalanda, que llevó a la nueva agrupación su hierro de la Unión y también el que recién había adquirido para su esposa Emilia Mejías a Fermín Martín Alonso y que era el original de Florentino Sotomayor, los adquirentes de la ganadería de Coquilla, que lo hicieron en cuatro distintos lotes y otros notables como Carmen de Federico, Melgar, Escudero y los hermanos Ayala. Y es que en esos días no bastaba adquirir un hierro de la Unión para ser miembro, además se debía ser aceptado.

A ese ambiente caldeado se sumó el hecho de que en alguna forma se conminó por esas fechas al empresario Eduardo Pagés a deshacerse de su ganadería de origen Urcola, que había adquirido a Francisco Molina.

Eduardo Pagés Cubiña

Nacido en Barcelona, Pagés entró al planeta de los toros como periodista y firmando como Don Verdades. Es autor de dos libros Joselito y Belmonte, ¿Cuál de los dos?, de 1918 y La República del Toreo de 1931. También se le tiene por creador de las cuadrillas de toreros bufos, al ser el organizador de la de El Chispa y sus botones y la banda de El Empastre.

Cobra notoriedad cuando en 1932 toma en arrendamiento la plaza de toros de Sevilla por un periodo de cuatro años. Organiza su primera feria de abril al año siguiente y para ese entonces ya daba toros en Madrid, Santander, Salamanca, San Sebastián y Valladolid, llegando a ser, inclusive, propietario de estas dos últimas plazas.

Para la temporada del 34, contaba con ganado de garantías en cantidades limitadas. Entonces, debía suplir esa deficiencia de sus carteles de alguna otra manera. Pagés es el inventor de la exclusiva. En 1925 la patentó con Belmonte, en ese entonces le firmó una serie de corridas a honorario fijo, veinticinco mil pesetas, cinco mil duros, una suma astronómica en esos días, cuenta Paco Aguado, pero recompensable en la taquilla y en la venta de abonos con la presencia de la principal figura de ese tiempo.

Entonces, en 1934 Pagés, entrenado en esas lides, volvió a recurrir al expediente de la exclusiva, pero ya no solamente sacó del retiro a Belmonte, sino que también lo hizo con otro torero legendario y ofreció igualmente a Rafael El Gallo treinta corridas en sus plazas para ese calendario en condiciones que seguramente fueron superiores, porque ambos toreros las aceptaron y terminaron toreando los festejos contratados, con la mejor parte del ganado disponible dadas las circunstancias del caso.

Algo del 34 de El Gallo

En 1934 Rafael cumpliría ya 32 años de alternativa y 52 de edad. Pero su afición y su torería quedaban intactas. De esa manera, Eduardo Pagés lo puso a reaparecer en Sevilla el 1º de abril de ese año alternando con Chicuelo y Paco Perlacia con toros de Esteban González y su actuación lo convenció a darle la sustitución de Algabeño el 19 de abril, donde para lidiar toros de Torre Abad, quedó acartelado con Cagancho, Domingo Ortega y Diego de los Reyes. Esa tarde le cortó el rabo al segundo de su lote y se alzó como el triunfador de esa versión de la feria abrileña. Si alguien tenía duda acerca de la decisión de Pagés, allí quedó claro que había Gallo para un buen rato. Y sí que lo había, el 3 de mayo reaparece en Madrid y pega un petardo de los que solamente él  podía dar y así en ese tono particularmente suyo transcurre esa campaña que es particularmente histórica para la fiesta.

Pamplona, julio de 1934

La plaza de toros de Pamplona, llamada todavía plaza nueva se había inaugurado el día de San Fermín de 1922. Todavía conservaba el diseño original del arquitecto Francisco Urcola y era casi una réplica de la ya entonces desaparecida Monumental de Sevilla. De hecho, la fotografía que da pie a que hoy meta yo los míos, en un primer golpe de vista, sugiere que El Gallo torea en esta última, pero quienes conocen del asunto, Fidel y Julio Carrasco Andrés y Carmen del Castillo, autores de dos magníficas obras sobre la plaza que construyó Gallito, me sacaron del error y me aclararon que fue captada en Pamplona.

Por su parte, Ángel Erro, del Club Taurino de Pamplona ante la noticia de que la imagen se logró en su tierra, me confirmó la fecha de la misma, pues fue la única tarde en la que Rafael El Gallo actuó en ese ruedo, el 10 de julio de 1934, en la llamada Corrida del Comercio. Hoy la plaza de toros de Pamplona tiene una fisonomía diferente, pues sufrió reformas en 1942, 1952, 1966 y 2004 para dejarla con la apariencia que hoy le conocemos. Para conocer algo más de su historia, les recomiendo leer este artículo en el sitio Memorias del Viejo Pamplona.

La tarde del 10 de julio

La Corrida del Comercio del 10 de julio, a la vista del cartel anunciador de la feria, aparentemente estaba fuera del abono de la misma. Fue programada por el comercio organizado de la ciudad y se dio en martes, día hábil, pero como escribió quien firmó como Alfonso, en el diario madrileño El Liberal del día siguiente del festejo, la plaza se llenó. Y es que cartel completo era con toros de Concha y Sierra para Rafael El Gallo, Juan Belmonte y Victoriano La Serna.

La mayoría de las crónicas se centran en el gran triunfo de Belmonte en lo que también era su reaparición en el ruedo pamplonés. Pero ubicar el momento de la imagen que motiva estas líneas es lo interesante y creo que ha sido posible conseguirlo. Debió ser en un quite que Rafael hizo o al primero de su lote o al tercero de la tarde, casi seguramente a éste, según se lee de la crónica de Federico Morena, del Heraldo de Madrid, aparecido la misma noche del festejo:
Primero. - «Morisco», berrendo en negro, (Los toros son de Concha y Sierra.) Rafael torea por verónicas. Pone en la suerte enorme salero. (Ovación.) En el primer quite da una larga cordobesa que es muy aplaudida. Belmonte, en el de su turno, mete dos verónicas y media templadas, geniales. (Olés. La ovación se oye en Triana.) La Serna torea embarullado, unos cuantos lances y está a punto de ser cogido. El Gallo cierra con dos chicuelinas y media (Ovación.) 
El toro es bravo y nobilísimo, en la plaza hay gran entusiasmo… 
Tercero. – «Estafador». Capirote. Botinero. Dobla admirablemente. La Serna veroniquea sin quietud ni cosa que lo valga, (Palmitas. También se oyen algunos pitos.) Quita embarullado. Gallo mete en el de su turno la larga de rigor. (Palmas.) Belmonte derrama la esencia de su arte imponderable (Ovación entusiasta.) El toro se limita a cumplir. 
El Gallo, fuera de turno, nos obsequia con una larga y una revolera vistosísimas. (Palmas.)...
Federico M. Alcázar, en La Voz, también aparecido en Madrid la noche misma del festejo, publicó lo siguiente:
Primero. – «Morisco». Berrendo en negro, buen mozo, bien armado. El Gallo lancea parado y remata con salero. (Palmas.) Luego quita Rafael, dejando al toro en suerte. Belmonte se para, templa y da tres lances y media verónica sublime. (Ovación delirante.) Laserna sale trompicado en el quite. Gallo torea por navarras, provocando el entusiasmo en el público. El toro cumple dócil y suave... 
Tercero. – «Estafador». Berrendo en negro. Laserna baila unos lances que no agradan. Luego se hace un lío con el capote y torea embarullado en el quite. Rafael remata con el capote plegado, dejando al toro en suerte. Después tira una larga afarolada, que se aplaude. El toro cumple dócil…”
La imagen nos muestra al torero saliendo con el capote al hombro rematando una suerte de capa, evidentemente una larga. La pinta del toro es berrenda, y tiene el accidente de ser capirote y botinero, como lo describe Morena en su crónica. Así que es probable que esa imagen de Rafael saliendo andando de la suerte, haya sido captada al rematar la larga que las crónicas describen en el quite al tercer toro, correspondiente a La Serna.

En el fondo de la misma, se observa al peón corriendo a quitar al toro que parece ir a por el despreocupado diestro que sale andando de la suerte o simplemente siguiendo el vuelo de su mágico capote.

Mi gratitud

A Carlos González Ximénez, titular del Archivo Ragel, que contiene también los fondos de los archivos de Aurelio Rodero y Manuel Vaquero, por permitirme utilizar la imagen que da motivo a estas líneas y Fidel y Julio Carrasco Andrés y Carmen del Castillo y a Ángel Erro, este último del Club Taurino de Pamplona, por ponerme sobre la pista de este asunto.

Aviso parroquial

Los resaltados en las crónicas de Federico Morena y Federico M. Alcázar no obran así en sus respectivos originales, son imputables exclusivamente a este amanuense

Aldeanos