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domingo, 21 de agosto de 2022

21 de agosto de 1960. La tragedia de Cañitas

Cañitas en Madrid
10 de junio de 1945
Foto: Martín Santos Yubero
Ya había dejado escrito por estas páginas algunas de las hazañas de Carlos Vera Cañitas, torero mexicano que tuvo por divisa el valor cabal y sin cortapisas. Surgido en una época en la que tuvo que competir con toreros que o dominaban la técnica y el oficio o eran artistas consumados, resultó un ingrediente interesante para integrar carteles en los cuales su manera de hacer el toreo contrastaba con la sabiduría o el refinamiento de sus alternantes, a quienes con sus alardes de temeridad muchas veces empujaba a dar ese paso hacia adelante que en otras condiciones no se produciría.

Alternativado el 26 de octubre de 1941 por Lorenzo Garza en Ciudad Juárez y confirmado en El Toreo el día 9 del mes siguiente por Armillita, en esa tarde comenzó a recorrer las enfermerías de las plazas, pues el segundo de su lote lo hirió de consideración, pero eso no detuvo su actuar por las arenas de nuestro país, aunque en la capital mexicana se le relegara a las temporadas económicas de verano, en las que tuvo faenas como las del toro Serranito de don Carlos Cuevas, o las dos realizadas la tarde de la despedida del Tigre de Guanajuato Juan Silveti.

Al mediar 1944 se reanudó el intercambio taurino con España y de inmediato buscó colocarse en los carteles de aquellas tierras. Logró sumar 19 tardes a pesar de que llegó allá ya avanzada la temporada y confirmó su alternativa en Las Ventas el 10 de septiembre, recibiendo los trastos de manos de Paquito Casado, en presencia de Rafael Albaicín y Arturo Álvarez Vizcaíno, también confirmante. El toro de la ceremonia, primero de la tarde, fue Atendido, de Concha y Sierra y de su actuación, escribió para El Ruedo, Benjamín Bentura Sariñena Barico:

Carlos Vera, Cañitas es un torero valiente, un fácil banderillero y certero estoqueador. Se para a veces con el capote y se ciñe muy decidido con la muleta. No es de los que se asustan con facilidad, y sus rasgos de valor son de los que emocionan al público. Su fuerte, a nuestro parecer, es la muleta, y no porque con ella logre pases de irreprochable factura, sino porque en cada muletazo pone una gran cantidad de valor y un empeño decidido de pasarse al toro…

Esa sería la primera de catorce tardes en las que actuaría en la principal plaza del mundo y que, hasta el 10 de mayo de 2018, lo tendrían como el torero mexicano que más veces había actuado en ese ruedo con catorce festejos. Su facilidad con las banderillas le emparejó con Emiliano de la Casa Morenito de Talavera, con quien toreó allí en seis de esas fechas, y también compartió cartel en distintas tardes con diestros como Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Pepe Luis Vázquez o Ángel Luis Bienvenida y abrió la puerta grande el día 10 de junio de 1945, después de cortarle las dos orejas a Javaíto el quinto de los de Juan Pedro Domecq corridos esa tarde. 

Cañitas tuvo vitola de figura dentro y fuera del ruedo en España. Escribe Francisco Olivencia en El Faro de Ceuta:

Estaba yo en uno de los primeros cursos de aquel bachiller de siete años, cuando, de pronto, irrumpió en las vías públicas de Ceuta un coche extraordinario, aerodinámico, increíble, que dejó pasmada a toda la población… Pronto se supo que era el coche del torero mejicano Carlos Vera “Cañitas”, reconocido por su arte y, sobre todo, por su valor. “Cañitas” acababa de contraer matrimonio con una chica emparentada con el juez Francisco Bocanegra, quien vivía en una de las primeras casas de la calle Real (entonces “Falange Española”) a cuya familia vinieron a visitar los recién casados. Durante los días que estuvieron en Ceuta, el coche de “Cañitas” solía estar aparcado en ese tramo, y generalmente se le podía ver rodeado de curiosos que examinaban su interior y su exterior. Era de una marca estadounidense que ya no recuerdo. En realidad, se trataba del primer “haiga” que pudimos contemplar los ceutíes. Ese curioso apodo de “haiga” se debió a una peculiar circunstancia… Se suponía que cuando uno de tales nuevos ricos, poco cultos, se disponía a comprar un coche, decía siempre: “el mejor que haiga”. Y así se les llamó. El torero “Cañitas” logró triunfar en muchos cosos mejicanos y españoles, sufriendo, por su arriesgado valor, numerosas y graves cogidas… Murió a los 58 años, en 1985, a consecuencia de un infarto. Pero en la retina de todos cuantos vimos aquel majestuoso “haiga” y podemos contarlo todavía, siempre quedará la imagen de un automóvil que nos parecía algo así como venido del espacio…

Sus actuaciones triunfales en plazas como Madrid, Barcelona y Bilbao le valieron sumar 94 corridas en sus campañas por esos ruedos, los años de 1944, 1945, 1946 y 1951 y en el año del 46 fue el torero mexicano que más tardes actuó en esas tierras.

De vuelta en México

A pesar de sus éxitos en los ruedos europeos, resulta paradójico que Cañitas no pudiera actuar en la Plaza México. Su única actuación allí se produjo a las doce del día del 10 de abril de 1955, alternando con Fermín Rivera y Nacho Treviño en la lidia de toros de Santa Martha. Ese festejo con entrada gratuita, fue organizado para la filmación de la película El Niño y El Toro – en inglés The Brave One –, dirigida por Irving Rapper y con guion del proscrito Dalton Trumbo. No había pisado antes ese ruedo vestido de luces y, los hados apuntaban a que ya no lo haría tampoco después.

Bajaron los contratos y se tuvo que buscar una ocupación fuera de los ruedos, colocándose en la Dirección de Policía y Tránsito del entonces Distrito Federal, pero nunca dejó de pensar en recuperar su sitio en los ruedos.

Agosto de 1960

La temporada de toros 1960 de la capital mexicana se repartió entre las plazas México y el Toreo de Cuatro Caminos y se dio sin el concurso de toreros españoles – se vivía una enésima ruptura entre ambas torerías – por lo que muchos diestros nacionales que tenían poco espacio en los carteles, encontraron oportunidades para actuar en distintas plazas. Ese fue el caso de Cañitas que se vio anunciado en Naucalpan, para el domingo 21 de agosto de 1960 para lidiar toros de Ayala, alternando con Luis Briones y Juan Estrada, otros dos sobrevivientes de la Edad de Oro mexicana. Así se resumió la actuación de Cañitas esa tarde:

Carlos Vera “Cañitas” con el que abrió plaza se lució con capa y banderillas. Inició la faena sentado en el estribo y estuvo muy valiente y enterado, terminando con estocada y descabello, para dar vuelta al ruedo. A su segundo, que saltaba al callejón, poco pudo hacerle y sufrió voltereta. Al pasar de muleta lo cogió de forma impresionante. Luis Briones acabó con el causante del desaguisado. La cornada interesó la femoral y es de las que ponen en peligro la vida...

El parte facultativo rendido por el Dr. Javier Ibarra hijo, encargado de los servicios médicos de El Toreo de Cuatro Caminos, decía:

Sufre una herida por cuerno de toro situada en el Triángulo de Scarpa derecho, de cuatro centímetros de orificio de entrada, que interesa piel, tejido graso, aponeurosis, desgarrando los músculos de la región, contundiendo la arteria femoral común y seccionando la arteria femoral profunda, además de la vena femoral. Gran hemorragia arteriovenosa, por lo que hubo de practicársele una transfusión sanguínea de 1,200 centímetros cúbicos. Pronóstico reservado.

La herida, independientemente de la zona anatómica en la que fue inferida, delicada por su naturaleza, fue recurrente con otras anteriores, las que, conforme a los procedimientos quirúrgicos comúnmente aplicados en la época, se repararon ligando los cabos de los vasos seccionados para inhibir la hemorragia, pero con una consecuencia hacia el futuro, que se comprometía la circulación en el miembro afectado. La afectación por cornadas similares de forma reiterada en la misma zona, podría tener consecuencias graves. Así lo refleja la nota aparecida en el diario El Siglo de Torreón fechado el 23 de agosto siguiente:

Quizá sea necesario amputarle una pierna a Carlos Vera “Cañitas” que sufrió una cornada al lidiar el cuarto toro en la Plaza El Toreo, donde alternó con Luis Briones y Juan Estrada... Esta tarde le fue practicada una operación. La intervención tuvo por objeto restablecer la circulación sanguínea en las arterias femoral superficial y profunda de la pierna derecha... Aunque la intervención fue exitosa, el pronóstico sobre la normalización de funciones de la pierna afectada sigue siendo reservado, durante la operación se le aplicaron sueros y transfusiones, el estado general de salud del diestro ha evolucionado satisfactoriamente, sin dejar de ser muy grave...

Al día siguiente, en el mismo diario, se seguía reportando la gravedad del diestro y el hecho de que el miembro afectado seguía sin recobrar la circulación:

Su estado sigue siendo delicado y todavía no ha desaparecido el peligro de que se le ampute la pierna derecha, pues no se ha restablecido la circulación sanguínea... La Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos reveló que “Cañitas” toreaba por un sueldo miserable de mil pesos y que podrá exigir responsabilidades a la empresa, ya que el sueldo mínimo para los matadores debe ser de cinco mil pesos, dijo hoy el Secretario General de ese organismo, Guillermo Carvajal...

El 25 de agosto, de nueva cuenta El Siglo de Torreón daba cuenta de una nueva re – intervención. En esta oportunidad participó en ella, aparte de los médicos de plaza, el cirujano vascular Manuel Castañeda Uribe:

El parte facultativo facilitado por los médicos que intervinieron en la laboriosa operación, es el siguiente: “Se hizo una revisión de la herida operatoria anterior, encontrando la arteria femoral común, la superficial y la profunda, trombosadas hasta la rodilla... Debido al traumatismo que sufren estos vasos, la nueva intervención fue hecha con el objeto de extirpar los trombos formados, cosa que se llevó a cabo con éxito, pues se dejó la sangre circulando en ellos”.

El parte médico continúa reservado para la función del miembro. Se hizo una transfusión de 1200 centímetros cúbicos y suero. Aparte de los médicos de plaza, intervino el especialista en cirugía vascular doctor Manuel Castañeda Uribe. Se espera que con esta nueva operación la recuperación del infortunado diestro sea completa.

Al salir el sol una vez más, la tragedia se había consumado. En el diario El Informador, de Guadalajara del 26 de agosto se relata lo siguiente:

Al mediodía de hoy fue amputada la pierna derecha, hasta arriba de la rodilla, al torero Carlos Vera “Cañitas”, cornado el pasado domingo... Los médicos tomaron esta medida extrema ante el peligro de que se presentara la septicemia gaseosa, al no haberse restablecido la circulación sanguínea en el miembro herido, el torero, al salir de la anestesia, sufrió un ataque nervioso.

Todavía cuando era llevado a la sala de operaciones, “Cañitas” confiaba en que se le practicase una operación más para restablecer la circulación, pero el intenso color amoratado, en algunas partes negruzco de la pierna derecha, indicaba que la amputación debería hacerse desde luego.

Al principiar la operación, la suegra del herido, señora Ana Huerta, presa de una crisis nerviosa pedía a gritos que no le amputaran el miembro, la esposa del diestro Socorro Mendoza de Vera, estuvo a punto de sufrir un desmayo. El doctor Javier Ibarra tuvo que salir del quirófano a calmarlas diciendo: “si existiera una brizna de esperanza no amputaríamos el miembro”.

Dijo inicialmente que se había temido que la amputación se haría casi desde la cadera. El tipo de corte que le fue hecho permite la rehabilitación del lisiado por miembros artificiales.

Al conocerse la noticia de este desenlace, el doctor Alfonso Gaona, empresario de la Plaza México, ofreció el coso para que se organice una corrida en beneficio de “Cañitas”, igual ofrecimiento hará la empresa de El Toreo, en donde toreaba “Cañitas” cuando sufrió la cogida que le seccionó la vena y la arteria femoral.

De esa manera, la cornada que le infirió Buen Mozo, terminó con el andar por los ruedos de Carlos Vera Cañitas.

La solidaridad hacia Cañitas

Carlos Arruza es reconocido como el que organiza el beneficio de Cañitas. Por su parte, Daniel Medina de la Serna, afirma que también se unieron al proyecto don José Murillo Alvírez, Manuel González Pinocho y José Juárez Gitanillo de México. Consiguieron una corrida de don Jesús Cabrera y para el 16 de septiembre de 1960, en la Plaza México, se anunció al propio Carlos Arruza, quien se presentaría como rejoneador en ese escenario, Alfonso Ramírez Calesero, Luis Procuna, Rafael Rodríguez, Jorge El Ranchero Aguilar y José Zúñiga Joselillo de Colombia.

La gran plaza se llenó y aunque el clima y los toros no colaboraron, pues se devolvió al quinto por manso y fue sustituido por uno de Santín y el sexto se inutilizó y fue reemplazado por otro de Ajuluapan. In extremis, Joselillo de Colombia le realizó una faena vibrante, al anunciado como Sombrerero y le cortó las dos orejas. Se afirma, sin desglosar cifras, que Carlos Vera Cañitas recibió de sus iguales y de la afición una suma cercana al medio millón de pesos, cantidad que le permitió reencaminar sus pasos por la vida ya fuera de los ruedos.

Cañitas falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985, a causa de un infarto de miocardio a los 64 años de edad.

domingo, 13 de septiembre de 2020

En el centenario de Carlos Arruza (XII)

Carlos Arruza, el solidario. México (I)

Carlos Arruza

La mitad del siglo XX representó un tiempo de profundo cambio para la fiesta en México. Personalmente considero que fue el momento del tránsito de una Edad de Oro brillante en lo histórico y en lo taurino, hacia una Edad de Plata que representó también una etapa de gran lucimiento para nuestra tauromaquia, ya cimentada en nuevos valores y sobre todo en la transformación del toro mexicano, que a partir de esas calendas sería ya el único en lidiarse en nuestras plazas.

Una década después, los toreros que tomaron la estafeta de manos de los maestros de la etapa dorada eran ya quienes tenían en sus manos el devenir del toreo en nuestra patria, aunque todavía por esas fechas, algunas de las figuras de la etapa anterior tuvieran actuaciones esporádicas como en los casos de Lorenzo Garza, Luis Castro El Soldado o Fermín Rivera

Cañitas

Entre esos toreros de la Edad de Oro que seguían activos se encontraba Carlos Vera Cañitas, quien recibió la alternativa en 1941 y que fuera parte importante de la etapa final en la historia del Toreo de la Condesa. También Cañitas gozó de popularidad en ruedos españoles y en esos momentos, quizás la estadística de la fiesta no tenía la importancia que hoy se le adjudica, pero ya era el diestro nacional que más tardes había actuado en la plaza de Las Ventas en Madrid con catorce, sitio que conservó desde junio de 1951 y hasta mayo de 2018, cuando Joselito Adame alcanzó primero y superó después esa marca.

En 1960, Cañitas trataba de relanzar su carrera en los ruedos y llegar a actuar formalmente en la Plaza México, pues su única actuación allí tuvo lugar el mediodía del 10 de abril de 1955, alternando con Fermín Rivera y Nacho Treviño en la lidia de toros de Santa Martha. Ese festejo con entrada gratuita, fue organizado para la filmación de la película El Niño y El Toro – en inglés The Brave One –, de Irving Rapper. Ni antes, ni después había pisado ese ruedo vestido de luces y, los hados apuntaban a que ya no lo haría.

En ese plan de relanzamiento, Carlos Vera se contrató para actuar en el Toreo de Cuatro Caminos el 21 de agosto de 1960 para alternar con Luis Briones y Juan Estrada – otros dos sobrevivientes de la etapa dorada – en la lidia de toros de Ayala. El cuarto de la tarde se llamó Buen Mozo y a juzgar por las fotografías de la época, lo era. En la parte final de la faena, que tuvo sus momentos de brillantez, el toro de Ayala prendió a Cañitas en la entrepierna derecha. La gravedad del percance se percibió de inmediato, pues el terno blanco con pasamanería negra que vestía el torero se tiñó de sangre.

El parte médico rendido por los doctores Javier Ibarra hijo y Manuel Castañeda Uribe fue devastador:

Sufre una herida por cuerno de toro situada en el Triángulo de Scarpa derecho, de cuatro centímetros de orificio de entrada, que interesa piel, tejido graso, aponeurosis, desgarrando los músculos de la región, contundiendo la arteria femoral común y seccionando la arteria femoral profunda, además de la vena femoral. Gran hemorragia arteriovenosa, por lo que hubo de practicársele una transfusión sanguínea de 1,200 centímetros cúbicos. Pronóstico reservado.

La reserva del pronóstico derivaba de la situación que tenía la circulación sanguínea del torero herido en el miembro afectado. No era la primera cornada que recibía en la región y con los procedimientos médicos comúnmente aceptados en la época, los vasos afectados eran ligados en los cabos afectados y la continuidad circulatoria se dejaba a lo que los médicos llaman circulación colateral. Así pues, admitiendo que se usara el mismo procedimiento en esta herida de Cañitas, esa reserva derivaba de la necesidad de esperar que tras la ligadura de las femorales – arteria y vena – afectadas por el cuerno de Buen Mozo, la circulación se restableciera en la extremidad afectada.

Pero la suerte y el destino de Cañitas ya estaban echados. Cinco días después de la cornada, la prensa nacional daba a conocer lo siguiente:

Hubo necesidad de amputarle la pierna herida a Cañitas. – México, D.F., agosto 25. – Al mediodía de hoy fue amputada la pierna derecha, hasta arriba de la rodilla, al torero Carlos Vera “Cañitas”, cornado el pasado domingo… Los médicos tomaron esta medida extrema ante el peligro de que se presentara una septicemia gaseosa, al no haberse restablecido la circulación sanguínea en el miembro herido… Todavía cuando era llevado a la sala de operaciones, “Cañitas” confiaba en que se le practicase una operación más para restablecer la circulación, pero el intenso color amoratado, en algunas partes negruzco de la pierna derecha, indicaba que la amputación debería hacerse desde luego… El doctor Javier Ibarra afirmó: “si existiera una brizna de esperanza, no amputaríamos el miembro”… Dijo inicialmente que se había temido que la amputación se haría casi desde la cadera. El tipo de corte que le fue hecho permite la rehabilitación por miembros artificiales… (El Informador, Guadalajara, 26 de agosto de 1960)

Así pues, el valentísimo Carlos Vera Cañitas había terminado su carrera en los ruedos, como El Tato, como más recientemente Rocky Moody. Quedaba entonces, condenado a seguir sus labores en la Procuraduría de Justicia de la capital mexicana, donde obtuvo un empleo cuando las oportunidades de vestirse de torero comenzaron a escasear.

Cañitas falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985. 

Curro Ortega

El surgimiento del precoz Curro Ortega – curiosamente también “Cañitas” fue un torero que se inició casi desde niño – transcurre ya en la Edad de Plata del toreo mexicano. La alternativa la recibió en Acapulco en 1950 y tuvo actuaciones en ruedos hispanos, aunque no confirmara su alternativa en Madrid. 

Curro Ortega es de la generación de toreros que surgieron en la primera temporada novilleril de la Plaza México con Joselillo y Fernando López y paradójicamente es uno de los que a despecho de no haber encabezado el llamado escalafón menor en esos días, realizó una carrera más o menos larga en los ruedos del mundo.

En la frontera norte era un fijo en las temporadas veraniegas que por esos rumbos se daban y en esa frontera se encontraría con el final de su paso por los ruedos, pues en el mismo 1960, el 25 de septiembre, paradójicamente un mes exacto después de la retirada forzada de Cañitas, se anunció para lidiar toros de Pozo Hondo con Antonio Velázquez y Jaime Bravo en El Toreo de Tijuana.

Esa corrida pareció torcérsele a Curro Ortega desde el inicio. Aunque las notas de prensa publicadas en la época señalan que fue herido por el segundo de la tarde, en realidad la grave cornada que recibió fue al abrirse el festejo, pues Jim Fergus, testigo presencial, en su revista Toros correspondiente al mes de octubre de ese 1960, refleja que por un error de los torileros, el primero del lote de Curro – teóricamente el segundo de la tarde – salió al ruedo para iniciar el festejo:

25 de septiembre (Tijuana – Centro) Curro Ortega fue gravemente herido por el primer toro de la corrida. Curro era el segundo espada del cartel, pero por un error en los chiqueros, se abrió el festejo con el primero de su lote. Un incierto toro de Pozo Hondo de aproximadamente 400 kilos de peso prendió a Curro durante la faena de muleta. El torero, que acababa de completar una primera tanda de naturales, iniciaba la segunda al momento del percance. Al caer al suelo, se hizo evidente que la herida era de varias trayectorias, pues el cuerno le penetró el muslo izquierdo, arrancando tanto la vena como la arteria femoral…

Fue atendido en la enfermería por el equipo comandado por los doctores José Rodríguez Olivas y Gustavo Arévalo, quienes inhibieron inicialmente la hemorragia y posteriormente lo trasladaron al hospital del Dr. Rodríguez Olivas para continuar el tratamiento de la herida. El pronóstico se reservó, pero la visión general era más o menos optimista, pues los facultativos declararon al citado Fergus, que quizás el sábado siguiente el diestro estaría en condiciones de volver a la Ciudad de México y continuar su tratamiento allá y descartaron definitivamente un desenlace como el de Cañitas:

Curro fue trasladado a la enfermería de inmediato y en unos 12 minutos, un equipo de cinco cirujanos, encabezados por el Dr. Gustavo Arévalo hicieron una cura de urgencia, procedimiento que duró más de dos horas. Después fue trasladado al hospital del Dr. José Rodríguez Olivas, jefe de los servicios médicos de la plaza… El lunes fue un día crítico para Curro y para el martes comenzó a dar muestras de mejoría, pudiéndose anticipar que sería trasladado a la Ciudad de México el siguiente sábado. El Dr. Rodríguez descartó la posibilidad de que el diestro herido perdiera la extremidad lesionada, como en el caso de “Cañitas”...

Sin embargo, en el número siguiente de Toros se desplegaba esta información:

Una mala circulación consecuencia de percances anteriores, derivaron en la amputación de la pierna derecha de “Cañitas”. Por ese mismo motivo Curro Ortega ha quedado impedido de continuar toreando. Después de la cornada de hace unos días en Tijuana, los médicos le han advertido que otra herida podría causarle daños irreparables...

Como datos curiosos, el día que Curro Ortega fue herido, Carlos Arruza también toreaba en Tijuana, en la Monumental, formando cartel con Calesero y Manolo dos Santos para lidiar toros de la Viuda de don Miguel Franco y ganadería de Pozo Hondo que lidió ese 25 de septiembre del 60 en Tijuana, es la que hoy se anuncia como San Lucas y fue formada por José Antonio Llaguno García en 1955, con vacas y sementales de San Mateo. Lidió su primera novillada en 1958 en Acapulco y su primera corrida ese mismo año en Nogales.

Así pues, también la suerte de Curro Ortega quedó echada en un ruedo mexicano. Tendría que dedicarse a otra cosa, pues ya la vuelta a las plazas no quedaba en su futuro.

Curro Ortega falleció en la Ciudad de México el 30 de septiembre de 2012.

Carlos Arruza y sus gestos solidarios

En el caso de Cañitas, en cuanto se supo el final triste que tuvo su carrera en los ruedos, tanto el doctor Alfonso Gaona, como quienes hacían empresa en el Toreo de Cuatro Caminos pusieron a la disposición del diestro esos escenarios para que se organizara un festejo benéfico. En el caso de Curro Ortega no tengo información publicada de que así haya sido. De cualquier forma, faltaba que alguien pusiera manos a la obra para lograr la celebración de esas fechas para auxiliar y honrar a los toreros caídos en el ejercicio de su ministerio.

Carlos Arruza surge como el que tomaría el bastón de mando para lograr aliviar, cuando menos en lo económico, las penas de sus iguales. Daniel Medina de la Serna, para el caso de Cañitas, afirma que también se unieron al proyecto don José Murillo Alvírez, Manuel González Pinocho y José Juárez Gitanillo de México. Consiguieron una corrida de don Jesús Cabrera y para el 16 de septiembre de 1960, en la Plaza México, se anunció al propio Carlos Arruza, quien se presentaría como rejoneador en ese escenario, Alfonso Ramírez Calesero, Luis Procuna, Rafael Rodríguez, Jorge El Ranchero Aguilar y José Zúñiga Joselillo de Colombia.

La gran plaza se llenó y aunque el clima y los toros no colaboraron, pues se devolvió al quinto por manso y fue sustituido por uno de Santín y el sexto se inutilizó y fue reemplazado por otro de Ajuluapan, in extremis, Joselillo de Colombia realizó una faena vibrante al sexto, anunciado como Sombrerero y le cortó las dos orejas. Se afirma, sin desglosar cifras, que Carlos Vera Cañitas recibió de sus iguales y de la afición una suma cercana al medio millón de pesos, cantidad que le permitiría reencaminar sus pasos por la vida ya fuera de los ruedos.

Escribía en alguna parte de esta serie que Carlos Arruza era un hombre inquieto. Y a fe mía que esa inquietud la desplegaba siempre en causas nobles. Anunciado el final del paso por los ruedos de Curro Ortega, aprovechó el impulso adquirido con la organización del festejo pro Cañitas y se avocó a actuar en igual forma a favor de Ortega. Tomó la palabra de los empresarios del Toreo de Cuatro Caminos, dada en principio para auxiliar a Cañitas y para el 30 de octubre de ese mismo año, consiguió una corrida de Valparaíso para volver a actuar como rejoneador y anunciar su despedida de la afición de la capital mexicana en esa faceta de su paso por los ruedos y completar el cartel con Manolo dos Santos, Manuel Capetillo, Juan Silveti, Alfredo Leal, Joselito Huerta y Antonio del Olivar. Es de señalarse que el toro que enfrentó Arruza fue uno de San Mateo, lo que le agrió un poco la amistad con don Valentín Rivero, quien esperaba que el Ciclón se enfrentara a uno de sus toros en esa tarde. Arruza cumpliría varios compromisos más y torearía su última corrida en este ciclo el 6 de noviembre siguiente en Tijuana, plaza en la que retornaría a los ruedos el 20 de junio de 1965.

A diferencia de la corrida a favor de Cañitas, la de Curro Ortega fue un éxito redondo. Arruza le cortó las dos orejas a Azteca; Manuel Capetillo una a El Diablito; Juan Silveti, el rabo a Farolero – toro de arrastre lento – y Joselito Huerta también obtuvo el rabo de Soldado, que recibió el homenaje de la vuelta al ruedo a sus despojos. Manolo dos Santos, Alfredo Leal y Antonio del Olivar estuvieron empeñosos y tuvieron momentos de lucimiento. Como afirma Horacio Reiba, todos estuvieron a la altura en este festejo que resultaría histórico.

Curro Ortega también recibió una suma importante para reencaminar sus pasos por la vida. Jim Fergus, en el número correspondiente al mes de noviembre de su citada publicación, refleja algunas cifras de la siguiente manera:

Curro Ortega recibirá $252,877.70 pesos ($20,230.00 dólares) como producto de la corrida celebrada en su beneficio el pasado 30 de octubre en El Toreo. Dicha suma incluye además diversos donativos por $19,753.00 dólares y $12,000.00 dólares por concepto de la venta de la carne de los toros lidiados ese día, sumando en total lo que se entregará al torero la cantidad de $455,175.00...

En ambas situaciones – la de Cañitas y la de Curro Ortega – la inquietud y el sentido de solidaridad de Carlos Arruza para con sus iguales, lograron algún alivio para sus aflicciones y demostraron que los toreros se pueden ayudar entre sí en momentos de tribulación.

El próximo 16 de septiembre se cumplen 60 años del primer festejo al que he hecho referencia y el segundo, al decir del nombrado Horacio Reiba, resultó un punto de inflexión en nuestra historia patria taurina:

Esta corrida memorable – siete orejas y dos rabos de los de antes – marcó la frontera entre la década de transición que clausuraba y la de realizaciones plenas que estaba a punto de comenzar. Porque los años sesenta serían muy diferentes: las figuras de esa tarde histórica afianzaron su soberanía; la reanudación del convenio trajo la gran generación de los Camino, Puerta, Viti y El Cordobés; Arruza volvió a montar para maravillarnos fugazmente hasta su muerte. Y mediado el decenio, Manolo Martínez lanzaría el guante que iban a recoger los Cavazos, Rivera y Ramos, para adentrar nuestra Fiesta en una época bajo cuyos aparentes esplendores iba a germinar, por desgracia, la semilla de su posterior degradación…

Así pues, es como Carlos Arruza mostró que no solamente en los ruedos es donde los toreros deben responder a los estados de necesidad de sus iguales. Y en este caso con un valor añadido, se hizo historia y se encaminó la del porvenir. Más no serían estos los únicos hechos notables del Arruza solidario como veremos en la siguiente entrega de estos pergeños…

Aviso parroquial: Agradezco al amigo Doblón (@toritosyburros), el haberme facilitado la información aparecida en la revista Toros de Jim Fergus.

domingo, 14 de septiembre de 2014

70º aniversario de la confirmación de Cañitas y Vizcaíno

Carlos Vera Cañitas
Ricardo Torres fue el último torero mexicano en confirmar su alternativa en Madrid previo al llamado boicot del miedo y a la Guerra Civil Española. Lo hizo el 12 de abril de 1936 y después renunciaría a esa alternativa. Carlos Arruza sería el que reanudaría el intercambio entre nuestras torerías el 18 de julio de 1944, en una histórica Corrida de la Concordia. De estos dos asuntos ya me he ocupado en esta bitácora aquí y aquí.

Reabierto el tráfico trasatlántico, serían dos los toreros mexicanos que siguieran de inmediato los pasos de Arruza. Para ello, el festejo del 10 de septiembre de 1944 se anunció con ocho toros de doña Concepción de la Concha y Sierra para Paquito Casado, Rafael Albaicín, Carlos Vera Cañitas y Arturo Álvarez Vizcaíno, siendo los dos últimos, confirmantes de las alternativas que habían recibido el primero, en Ciudad Juárez, el 26 de octubre de 1941 de manos de Lorenzo Garza y confirmado en El Toreo de la Condesa el 9 de noviembre de ese mismo año de manos de Armillita, en tanto que Vizcaíno confirmaría la que recibió en la capital mexicana el 12 de abril de 1942, de manos de David Liceaga, después de haber renunciado a una obtenida en Puebla en 1936 y a otra de Caracas de 1941.

La corrida fue de ocho toros. A propósito de esa cuestión escribió lo siguiente Manuel Sánchez del Arco, Giraldillo, en una rara edición de lunes del ABC madrileño, aparecida el 11 de septiembre de 1944:
Ocho toros... ¡Nada menos!... Está llena la plaza cuando hacen el paseo las cuadrillas de Paquito Casado, Rafael Albaicín y los mejicanos Carlos Vera "Cañitas" y Arturo Álvarez. Estos se presentan montera en mano, en cortés saludo al público madrileño a cuyo fallo van a someterse… Y comienzan a salir los ocho toros de Concha y Sierra, que estos muchachos han aceptado también en rasgo de cortesía hacia los desdeñados ganaderos andaluces…
El primer toro de la tarde se llamó Atendido y fue el que sirvió para que Paquito Casado confirmara la alternativa de Cañitas. La actuación del valentísimo torero fue así ante este toro:
Primero. “Cañitas”, jugando bien los brazos, lo recibe a la verónica y termina con media muy apretada. (Muchas palmas). Tres varas por dos caídas. “Cañitas” toma las banderillas. Dejando llegar al toro muy guapamente, quiebra y coloca un par desigual. Luego cuartea uno y las banderillas quedan juntas y en lo alto. (Palmas). Otro sesgando que resulta de mucho efecto. (Ovación). Pide permiso y coloca un cuarto par, llegando muy bien. (Otra ovación)… Casado da la alternativa al mejicano, y tenemos ya a D. Carlos Vera, “Cañitas”, doctor en Tauromaquia por la Universidad de Madrid, frente al de Concha y Sierra. Hay saludo a la presidencia y brindis en redondo al concurso madrileño. La cortesía es correspondida con una ovación. “Cañitas”, en el centro del ruedo, cita con la muleta plegada. Parece que va a dar el cambio. Cuando el toro le acude, despliega la muleta y da tres naturales, en los que es de aplaudir el valor. Sigue sobre la izquierda, y luego hay unos derechazos apretados y un farol. (Palmas). Dejándose ver, coloca una estocada que basta. (Ovación y saludos)…
El segundo de la tarde fue nombrado Cotorro y fue el que permitió a Rafael Albaicín confirmar el doctorado de Arturo Álvarez, que se mostró así ante él:
Segundo. Arturo Álvarez lancea. Cuatro varas, un marronazo y una caída. Hay un precioso tercio de quites en el que rivalizan el mejicano y Rafael Albaicín. El de Méjico hace quites valientes y vistosos y el gitano tiende el capote majestuosamente en unos lances que se aclaman. Ambos se estrechan la mano y, descubiertos, saludan al público. Álvarez toma las banderillas y cuartea un par que no prende, y después, uno bueno. (Palmas). Cierra un peón… Albaicín da la alternativa a Arturo Álvarez. Hay saludo a la presidencia y brindis al público madrileño, correspondido con palmas de cortesía. El nuevo matador mejicano recibe el toro con un pase por alto, muy quieto, con la figura bien compuesta. En seguida tenemos una serie de pases por bajo. La faena tiene buena planta torera, caracterizada por la tranquilidad en la ejecución. Tres naturales y un molinete. (El toro está quedado). Entra recto y clava media estocada en las agujas, que mata sin puntilla. (Ovación)...
La actuación de ambos diestros mexicanos ante los toros de su confirmación fue más allá de lo meramente decoroso. Tanto así, que la valoración que en la Hoja del Lunes que hace quien firma como El de Tanda de su presentación en la plaza de toros más importante del mundo, es como sigue:
Algo y aún “algos” hay que estimarles y agradecerles a los toreros mejicanos – aparte y por encima de méritos o deméritos –, que entraña un beneficioso valor para la fiesta en estos tiempos de la “administración” como guía y la “comodidad” como norma de conducta, y es la gran voluntad con la que luchan y porfían por el triunfo. Si la intención bastara en el toreo – que no basta, como para ninguna cosa material –, los mejicanos – por ahora – serían unos perfectos bienaventurados, dignos de todos los bienes en fama y en riqueza que suele otorgar la pública estimación… Bueno éste, regular aquél, mediano el otro, no se les puede negar que la tónica de su actuación en España es la del pundonor profesional y el afán de éxito en el cumplimiento de su cometido. Y ello ha de redundar en favor de la fiesta. Porque aunque no todos esos nombres han de permanecer en los carteles, a los que hoy sirven de nuevo aliciente por la novedad, todos habrán contribuido un poco a despertar el espíritu de emulación que ejerza de reactivo para las ya un tanto adormecidas apetencias de la comodona torería contemporánea. Así ha de ser lógicamente, a nada que persistan en no importarles salir de la plaza con el traje manchado de sangre y de arena… Como salieron ayer Cañitas y Álvarez. Lo cual no es corriente que ocurra cuando los toreros sienten la preocupación de no fatigarse con exceso y de que no se les descomponga ni siquiera el peinado… De Cañitas destaco la valentía; de Álvarez, la experiencia… Cañitas insistió en banderillear – cuatro pares a cada toro, mejores unos que otros –, para predisponer en su favor al público, cuyo beneplácito trató de alcanzar en todo momento y obtuvo de pleno en algunos pases de muleta principalmente, primero en los redondos y después en los de pecho y por alto con que inició, sentado en el estribo, su segunda faena. Sus dos toros, aunque pronto en la arrancada el primero y boyante el sexto, se quedaban en el centro de la suerte y ello le impidió completar un conjunto de mayor solidez; pero en los dos oyó muchas palmas. Y en verdad que no se le debió regatear, en el sexto al menos, la vuelta al ruedo… Álvarez lució más con el capote. Sus quites por chicuelinas y de frente por detrás en el segundo fueron excelentes, en competencia con los no menos excelentes de Albaicín, a la verónica estos. No insistió con las banderillas, que dejó tras un par, al darse cuenta de lo que cortaba el terreno el segundo toro. Y sobresalió en los principios de su primera faena, redondeando bien los pases y cambiándose con gracia de mano la muleta, que manejó con menos soltura en los naturales. Mató bien y se le aplaudió mucho. El séptimo toro provocó las iras del “respetable” por sus extrañas embestidas, que pudieron achacarse a defectos de vista, que en realidad no eran sino síntomas de mansedumbre, y Álvarez se ajustó a las posibilidades del caso; faena de aliño y brevedad con la espada... Los toros de Concha y Sierra cumplieron en varas y no presentaron dificultades; pero se frenaban en el centro de las suertes, sin pasar, y ello no es tampoco una facilidad para el lucimiento de los toreros. El tercero hizo una deficiente pelea, con la cara por el suelo. El séptimo fue mansurrón. El octavo, incierto y avisado, mejoró algo al final. En conjunto, una corrida menos peor de lo que esperábamos de esta que un tiempo fue una ganadería famosa…
Arturo Álvarez Vizcaíno
Cortesía: Blog Toreros Mexicanos
Como podemos ver, el juicio crítico de la actuación de estos dos toreros nuestros no desmereció en manera alguna. De hecho, Cañitas se convirtió en un consentido de la afición madrileña y es, al día de hoy, el torero mexicano que más veces ha toreado vestido de luces y en corridas de toros en la plaza de Las Ventas. Son catorce actuaciones tenidas allí, entre 1944 y 1951 con el corte de tres orejas y la apertura de la puerta grande en una ocasión las que aún no han podido ser superadas.

Arturo Álvarez Vizcaíno, tras de dejar los ruedos se dedicó al apoderamiento de toreros y a actividades relacionadas con la empresa taurina, falleciendo en la Ciudad de México el 5 de diciembre de 1968.

Carlos Vera Cañitas, dejó los ruedos a causa de la cornada de Buen Mozo de Ayala, el 21 de agosto de 1960 en el Toreo de Cuatro Caminos, que motivó que le fuera amputada la pierna derecha. Falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985.

Nota: El sumario con las actuaciones de Cañitas en la plaza de Las Ventas, lo pueden consultar en esta ubicación.

domingo, 1 de julio de 2012

Cañitas, Cataluña y Luciano Cobaleda

Hace 65 años... y un mes

El anuncio de la alternativa de Luciano Cobaleda
La Vanguardia (Barcelona 01/06/1947)
Hoy hace un mes que se cumplieron sesenta y cinco años de la alternativa de Luciano Cobaleda en la Plaza Monumental de Barcelona. La recibió de manos de Curro Caro y atestiguó la ceremonia el diestro mexicano Carlos Vera Cañitas. El festejo por sí traspasa la mera efeméride del doctorado del que fuera  Ganadero de Toros de Lidia, miembro del Ejército del Aire de España, Licenciado en Derecho y Matador de Toros – creo que ese es el orden de los hechos – porque como lo comentaba hace un par de semanas, al final de 1946 se comenzaron a deteriorar las relaciones entre las torerías española y mexicana y así, a mediados de mayo de 1947, un grupo de toreros encabezados por Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín y Juan Belmonte Campoy – que no hicieron temporada aquí e invocaban falta de reciprocidad – declararon terminado el convenio que permitía que los nuestros actuaran allá y los hispanos aquí.

Manolete y otro grupo de toreros – que si vinieron a torear a México el invierno anterior – intentaron reparar las cosas y un par de semanas después, se declararon restablecidas las relaciones, situación que perduró algo menos de un mes, porque el 28 de junio de ese año se tuvo por definitivamente suspendido el intercambio y ese estado de cosas permaneció hasta 1951. Nuestros toreros que se quedaron parados allá – y acabaron tomando el camino de regreso – fueron entre otros Fermín Rivera, Antonio Velázquez, Carlos Arruza, Ricardo Torres, Manuel Gutiérrez Espartero y Antonio Toscano entre los matadores y los novilleros Pepe Luis Vázquez y José Antonio Chatito Mora. También Cañitas, que logró actuar catorce tardes antes de la ruptura, se quedó en la estacada y es así como pasa a ser personaje de esta historia.

Los toros

El encierro anunciado fue de la ganadería de Hijos de Pablo Romero, de los que al final de cuentas se lidiaron solo cinco, por haberse inutilizado uno en los corrales y fue sustituido por uno, salmantino, de don Vicente Muriel. De este particular encierro, cuenta lo siguiente Eduardo Palacio, cronista del diario La Vanguardia de Barcelona, en su edición del 3 de junio de 1947:

…seis buenos mozos de la vacada sevillana propiedad de los señores hijos de don Felipe de Pablo Romero, cuyas reses, procedentes de Gallardo y Vázquez, fueron cruzadas hace siete años con una parte de lo de don Clemente Tassara, sangre de lo de Gamero Cívico. La divisa es celeste y blanca. Desechóse en el apartado de la corrida uno de los toros sevillanos, substituyéndosele con otro del campo charro, ganadería de don Vicente Muriel, divisa encarnada y caña, bicho que fue el que rompió plaza. Era una res grande, gorda, y bien puesta de cuerna...

En el número de El Mundo Deportivo aparecido en la Ciudad Condal al día siguiente del festejo, el cronista A. de Castro resume así las características y comportamiento de los toros:

...Primero. – «Pajarito», Núm. 4, cárdeno, grandote y descarado de cuerna. Es de Muriel... El reserva, al primer puyazo deja enhebrada la vara y admite después el de Muriel otros tres lancetazos derribando al piquero en el primero... Segundo. – «Pichileto», Núm. 48, berrendo en colorado, capirote, grande y bien puesto de pitones... Empujando y recargando admite el Pablo Romero hasta seis varas... Tercero. – «Trillador», Núm. 30, negro bragado, largo y brocho... También este toro es duro y poderoso, toma seis varas y proporciona en dos sendos coscorrones a los del castoreño... Cuarto. – «Pañero», Núm. 70, negro meano, veleto y de peso como sus hermanos... También saca el bicho genio y poder y arremete codicioso seis veces a los caballos... Quinto. – «Espantoso», Núm. 10, cárdeno, astifino... Seis varas... Sexto. – «Espejuelo», Núm. 50, negro entrepelado, bragado y astifino... El de tanda mete el palo seis veces...

Carlos Vera Cañitas
De lo leído, aprecio varias cosas. Primero me llama la atención la afirmación de Eduardo Palacio acerca de un supuesto cruce hecho en 1940 por los señores Pablo Romero con ganados de origen Gamero Cívico vía Clemente Tassara. Lo malo en este caso, es que no cita la fuente de su información. Después, de la descripción de los toros hecha por De Castro, me resulta interesante la del segundo, berrendo en colorado y capirote, una clara reminiscencia del origen Gallardo – Cabrera de los toros hoy anunciados como Partido de Resina y por último, que entre los cinco que se lidiaron, solamente haya salido al ruedo uno solo de pelo cárdeno, cuando hoy en día, esa pinta es prácticamente la insignia de la ganadería.

Luciano Cobaleda Gajate

Curro Caro, leíamos arriba, le cedió los trastos a Luciano Cobaleda para dar muerte a Pajarito, número 4 de la ganadería de don Vicente Muriel. Ante ese toro, al que las crónicas del festejo consideraron uno de los mejores vistos hasta ese momento en la temporada barcelonesa – las mismas relaciones hablan de que el toro era ya famoso por haber sido sobrero en varios festejos ese mismo tramo de temporada –, el toricantano se mostró solvente y hasta con gusto para realizar las cosas, llegando al tendido y dejando en claro que el ser torero no era solamente un pasatiempo para él. La reflexión que hace José Martín Villapecellín en el citado número de Mundo Deportivo sobre su actuación es así:

…Cuando se toma la alternativa en una plaza de la responsabilidad de la de Barcelona, es preciso salir a torear como ha salido esta tarde Luciano Cobaleda; o para llevarse una oreja de la res vencida, muerta, o para llevarse una cornada grande... Hoy el gentío de pie ovacionaba a Luciano Cobaleda cuando iba con el cuerpo roto, camino de la enfermería, porque quiso hacer un quite lento, tan lento cómo va el agua de ese Tormes en su ensanche. Por exceso de dignidad, de una profesión que para Luciano Cobaleda es el más agradable recreo, no le dio tiempo de devolver los trastos a Curro Caro, pero el nuevo torero de Salamanca ya había triunfado apoteósicamente en el toro de su alternativa, dando la vuelta al ruedo… La faena de Cobaleda ha sido reposada, maciza, señorial. Faena campera, sin campo. Con olor a tomillo y sabor a aire de montañas en noche de media luna. Pases por alto, en lo más alto de la emoción, para una serie de tandas naturales con naturalidad de movimientos, en perfecta acción desganada. Pero lo mejor de este nuevo matador de toros, con ser todo muy bueno, es eso: la forma de matar los toros. En corto y por derecho y acusando una recia personalidad, pincha dos veces para agarrar media estocada de matemática perfección. Luciano Cobaleda ha tomado la alternativa y el bautismo de sangre. Justificados están los deseos que él tenía de torear en nuestra plaza...

Como apunta el relator, ya no saldría Luciano Cobaleda a matar al sexto, pues al salir a quitar en el segundo de la tarde, fue herido y pasó a la enfermería. El parte facultativo es el siguiente:

«El diestro Luciano Cobaleda sufre una cornada que le produce una herida inciso – contusa en la región antero – superior del muslo derecho, que interesa aponeurosis y produce desgarro de los abductores, de unos cinco centímetros de extensión por quince de profundidad. Pronóstico menos grave. Doctor Olivé Gumá.»
Para conocer mejor el paso por esta fiesta de Luciano Cobaleda Gajate, principalmente en su arista ganadera, les remito a una extraordinaria pieza escrita por Martín Ruiz Gárate, publicada en su Taurofilia y visible aquí.

Cataluña

Hoy se invoca la falta de taurinidad de Cataluña y de los catalanes. De la crónica del festejo que me tiene aquí, publicada en La Vanguardia, extraigo lo siguiente:

A la fiesta... acudió mucho público a las localidades de sombra y poco a las de sol. No creo que en esto último influyera el hecho de que en las cuatro capitales catalanas hubiese el domingo gestas taurinas: En Gerona actuaron Pepe Luis Vázquez, «Andaluz» y Llorente; en Lérida, «Cagancho» (padre e hijo), «Pedrucho», «Morenito de Valencia» y «Fuentes», y en Tarragona, Carceller, Bamala y «Frascuelo». ¡Vaya si hay afición en Cataluña!...

Agregaría, que Palacio omite señalar que en Gerona actuó también el rejoneador Balañá y que también en Palma de Mallorca se dieron toros, plaza que si bien no está territorialmente en Cataluña, si era parte de la esfera de influencia de la empresa de don Pedro Balañá Espinós.

Cañitas

Curro Caro
Carlos Vera Muñoz resultó a la postre ser el triunfador de la tarde. Le cortó una oreja a cada uno de sus toros a base de lucir y exponer enormidades en el segundo tercio y de pelearse con los toros en el último, como siempre fue su signo. Y se lo llevaron en hombros por la entonces llamada Avenida de José Antonio. Pero antes del triunfo, su presencia fue bien recibida en la Monumental de Barcelona, según se lee en la crónica de Eduardo Palacio, titulada Yerro enmendado:

…Lo cierto y positivo es que los malos entendidos se han aclarado y que desde el domingo pueden los mejicanos pisar nuestros circos. A ningún «aficionado» de España habrá, pues, sorprendido que fuera el señor Balañá el primero que incluyó en un cartel a un diestro azteca...

Ya delante de los toros, Cañitas hizo valer su repertorio e intentó poner los medios para hacer perdurar un restablecimiento de relaciones que se veía endeble – y que a los pocos días se vería que así era – como lo relata la misma crónica citada:

…El mejicano «Cañitas» salió eufórico a la Monumental, comportándose cordialísima y cortésmente con la «afición» y sus compañeros, como verá el que leyere. En sus dos toros derrochó valor, hecho que sirvióle en diversas ocasiones para salvar su no muy extenso arte; banderilleó guapa y soberbiamente ambos cornúpetas, amenizó la música sus faenas de muleta, pasaportando su primer enemigo de un estoconazo en las agujas y el otro de un volapié en la cruz y hasta la cruz. Cortó orejas en entrambos toros, dio sendas vueltas al ruedo recogiendo cigarros y ramos de flores, salió a los medios, incluso después de banderillear, y vio escoltada, en suma, toda su actuación por grandes ovaciones... Y vamos con la cordialidad y la cortesía del valentísimo diestro azteca. Cuando tocaron a matar en su primer toro, el muchacho, antes de brindar a la multitud, destocóse ante: el palco presidencial y dijo: «Saludo al señor presidente y grito con el alma: ¡Viva España!, y ¡Viva Méjico!» Después, cuando el clarín ordenó comenzar el último tercio en el quinto toro, «Cañitas» fue al encuentro del único espada que había en el ruedo, que era Curro Caro, brindóle su actuación y estrechóle efusivamente en un abrazo que simbolizaba el cariño de los diestros mejicanos a todos sus compañeros españoles...

Al comentar las incidencias de la lidia del sexto, que Curro Caro mató por la cornada sufrida por Luciano Cobaleda, en su crónica, Eduardo Palacio le reprocha el no haber correspondido al brindis de Cañitas, calificándolo de una falta de cortesía. Así lo cuenta:

…debe saber Curro Caro que, entre las varias cosas en que no se puede aventajar a los españoles, es en la cortesía con los extranjeros, y si se está en Barcelona, que, según Cervantes, es el archivo de ella, menos todavía… Por eso, por estar aquí ese archivo, terminar la corrida, echarse el público al ruedo, tomar a «Cañitas» en hombros, pasearlo así en derredor del anillo y sacarlo de tal guisa a la calle, fue todo uno. Yo vi el grupo desembocar en la Avenida de José Antonio, y vi cómo la gente se paraba a aplaudir al diestro, aun no habiendo mucha parte de ella asistido a la corrida, y pensé para mi capote que el glorioso manco, que en todo tenía razón, habría gozado al columbrar, desde la mansión de su gloria literaria, cómo el pueblo remediaba gentilmente la falta de cortesía cometida con un extranjero. En definitiva – habrá pensado – así fue, es y será siempre España…

Curro Caro pasó diríamos, con discreción esa tarde.

Así fueron los sucesos de hace sesenta y cinco años. Tres hechos, a mi juicio, dignos de ser recordados.

sábado, 28 de mayo de 2011

Mexicanos en San Isidro (III/III)

Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid
El último tramo cronológico del tema que me ha ocupado estas últimas fechas, va a contener un importante número de novedades, pero implicará también, a la manera de la presentación de los grandes maestros de la música, una especie de encore de algunos importantes diestros de generaciones anteriores que, a pesar de haber dejado su impronta en la Monumental de Las Ventas en su tiempo, volvieron a intentar ratificar su categoría en su redondel – y alguno lo consiguió – a pesar de que en España y en México, venían promociones de toreros empujando fuerte y el promedio del aficionado que ocupaba los tendidos de la plaza, ni siquiera tenía idea de quienes eran.

En este misma sección temporal, vuelven a hacerse presentes en el ruedo madrileño los novilleros de nuestro país, que durante las dos décadas anteriores habían estado ausentes de lo que se reconoce como la feria taurina más importante del mundo y durante algunos años, fue su actuación la única que mantuvo presente a la torería mexicana en este serial. Tendremos también en esta última época la feria – la actual, de 2011 – con la mayor cantidad de toreros mexicanos actuando, cinco en total, superando al año de 1963, en el que estuvieron presentes cuatro diestros nacionales – dos matadores de toros y dos novilleros – aunque en aquella oportunidad ocupando seis fechas, al igual que este año.

Los contemporáneos en San Isidro

Decía arriba que los toreros contemporáneos son en la mayor medida los personajes de este último capítulo, aunque nos encontraremos en fechas señaladas con la presencia de nombres destacados de generaciones anteriores que volvieron a Madrid a demostrar que seguían siendo figuras del toreo. Alguno lo consiguió, otros simplemente acusaron los efectos del paso de Cronos. Aquí pues, lo que considero que destaca de las dos últimas décadas en la presencia mexicana en la Feria de San Isidro:

1991: Miguel Armillita, la tarde del 21 de mayo, en que alternó con Curro Vázquez y César Rincón en la lidia de toros de Baltasar Ibán, materialmente atestigua el surgimiento de una figura de época, en la persona del torero colombiano. De su actuación esa tarde, Vicente Zabala Portolés, escribió para el ABC madrileño lo siguiente: Armillita se dejó ir un buen toro. Inicia bien, pero no remata. Me parece que le falla el motor. Dicen en México que se trata de un buen torero, que se ha sacrificado poco. Me parece que no van descaminados. Fea se le pone la campaña española. Y lo siento, porque soy un sincero admirador de las dinastías toreras. Pero no olvide que los blasones hay que mantenerlos relucientes. Mala cosa es dormir sobre los laureles de la historia.


Miguel Espinosa Armillita Chico
El 29 de mayo, reaparecía en Las Ventas Eloy Cavazos. Su última actuación en ese ruedo fue el 18 de mayo de 1975, prácticamente 16 años antes. Con Roberto Domínguez y Joselito enfrentó 3 de Los Guateles (2º, 3º y 4º), 2 de Peñajara (1º y 6º) y uno de Alcurrucén. Tras del festejo, declaraba a Emilio Martínez, de El País, lo siguiente: «Animado por el cariño de este gran público, a mi primer toro le di, con mi estilo alegre y variado, los ocho ó 10 pases que tenía». El mexicano creía que el público también valoró mucho su valentía y entrega a la hora de matar: «No es ningún mérito, es que, como soy tan chaparrito, no me queda otro remedio. Hay que hacer honor a nuestra profesión de matador de toros, ¿no?».
 
El 1º de junio, es nuevamente Eloy Cavazos el que da la nota. Alternó con Fernando Lozano y Enrique Ponce en la lidia de toros de Los Bayones y le cortó una oreja al cuarto. Joaquín Vidal, en su crónica del diario madrileño El País, reflexionó lo siguiente: Eloy Cavazos contribuyó a la diversión toreando con alegría. Dios le bendiga por eso. En época de toreros aburridos, de toreros que confunden la grandeza del arte de torear con darse ínfulas -y acaban siendo bastante horteras, los pobres- era un gozo ver al veterano mexicanito, chiquito pero matón, alegrando la embestida del toro, llamándole de usted – «¡Ándele no más!», decía –, y con la sonrisa en los labios, sin necesidad de poner cara de drama, ni fingir tentativas de suicidio, iba y le enjaretaba redondos, ligándolos sin perder ni un milímetro de terreno, que es como se hace el buen toreo.

Mariano Ramos
1993: El 16 de mayo reaparece Mariano Ramos en Las Ventas. Alterna con José Antonio Campuzano y Vicente Ruiz El Soro, para lidiar una corrida portuguesa de Murteira Grave, cinqueña y que sacó muchísimas complicaciones. Vicente Zabala Portolés tituló así su crónica para el ABC de Madrid: Los Lozano se olvidaron de poner a Bombita, Machaquito y Vicente Pastor. Esta crónica la debería haber firmado Dulzuras, primer crítico de ABC. El torero, tras del festejo, declaró a Luis García, del mismo diario, lo siguiente: He visto lidiar toros de Murteira en varias ocasiones. Los he visto buenos; algunos con problemas; pero como éste, ninguno. Parece como si el más malo de la ganadería me lo hubieran reservado... Es posible que no haya acertado a cogerle la distancia, pero no obstante, he de decir que ha sido un toro más para el público que para el torero... espero poder desquitarme en la otra corrida que me queda.

El 30 de mayo volvió a actuar Mariano Ramos, esta vez alternando con Pepín Jiménez y Mariano Jiménez en la lidia de toros de Celestino Cuadri. De nuevo se vio desconfiado, aún teniendo un toro (4º) que de acuerdo con las crónicas, servía. Al final del festejo, declaró a Luis García lo siguiente: Esta profesión es complicada y tengo que decir que me voy en deuda con Madrid y su afición. Con una espina clavada, que voy a tener presente hasta que goce de una nueva oportunidad para quitármela.
 
1994: El 14 de mayo confirma su alternativa Alejandro Silveti. David Luguillano, en presencia de Miguel Rodríguez, le cede al toro Pastelero de Peñajara. De su actuación, Joaquín Vidal rescata: …Inválido el primero, Alejandro Silveti apenas pudo instrumentarle tres verónicas ceñidas, par de gaoneras, otros tantos derechazos. En el cuarto repitió Silveti las gaoneras, dio dos espeluznantes pedresinas en el centro geométrico del redondel, sorteó las inciertas arrancadas... y tras del festejo, el torero declaró a Luis García lo siguiente: Hubiera querido hacer mis cosas con más claridad... pero ha resultado imposible rematar la tarde. Después de esta actuación se queda uno con ganas de volver...


1995: El 2 de junio, en corrida en la que Miguel Armillita actuaba con Manuel Caballero y Antonio Borrero Chamaco, para lidiar toros de Juan Andrés Garzón (1º, 2º y 6º), Gabriel Hernández García (4º y 5º) y Herederos de Carlos Núñez. El cuarto de la tarde, al tirarle un derrote, le hiere gravemente en el cuello con una banderilla. El parte facultativo, aunque lacónico, no deja lugar a dudas de la gravedad del percance: El diestro Miguel Espinosa Armillita Chico fue herido en la región lateral izquierda del cuello. Trayectoria hacia adentro de 15 centímetros, penetrando en faringe. Contusión de arteria carótida y venas yugulares. Pronóstico muy grave. Pasa a la clínica La Fraternidad, de Madrid. Firmado: Dr. Máximo García Padrós.

2000: El 22 de mayo, fueron acartelados Eulalio López Zotoluco, Enrique Ponce y Manuel Caballero para dar cuenta de toros de El Puerto de San Lorenzo y Peñajara (6º). Zotoluco cortó la oreja al 4º de la tarde y de su actuación, Joaquín Vidal destaca lo siguiente: El torero más interesante de la tarde fue el llamado Zotoluco. Serio y entregado en la lidia, pundonoroso en los trasteos de muleta, empeñado en aplicarles a los toros el toreo puro, desgranó muletazos de alta escuela... La segunda faena, tenaz y valiente, también con algunos pasajes cálidos, alcanzó la cumbre en la suerte suprema: perfilado en corto, atacó no echándose fuera como se acostumbra, ni siquiera pasando al hilo del pitón, sino que se abalanzó sobre la cuna y fue la mano izquierda – la muleta echada bajo los belfos – la que vació, mientras hundía el acero en las agujas y salía limpiamente por el costillar... La estocada, por sí sola, valía una oreja. Y se la dieron. Y menudo iba de contento el moreno aceituno Zotoluco presumiendo de ella en su vuelta al redondel.

Octavio García El Payo
2001: El 16 de mayo se produce la reaparición de la novillería mexicana en la Feria de San Isidro. Corresponde a Leopoldo Casasola quien alternó con Javier Valverde y el portugués Luis Vital Procuna, en la lidia de novillos de La Quinta. Casasola solamente pudo recoger una ovación al retirarse a la enfermería tras de llevarse una paliza en el cuarto. El parte facultativo dice: Leopoldo Casasola sufrió una herida inciso - contusa en la región frontal de ocho centímetros. Ligera conmoción cerebral. Puntazo en el tercio superior del muslo izquierdo. Pronóstico reservado. Firmado: Dr. Máximo García Padrós.

2009: Octavio García El Payo, confirma su alternativa el día 20 de mayo, de manos de Miguel Abellán y llevando como testigo al torero catalán Serafín Marín. Se lidiaron 3 de Peñajara (2º, 4º y 5º), Hermanos Torres Gallego (1º), María Cascón (2º) y Pío Tabernero de Vilvis (6º). El toro de la confirmación fue Arábigo, de Hermanos Torres Gallego. El confirmante dio la vuelta al ruedo en el 6º. De la crónica de Antonio Lorca, de El País, recojo lo siguiente: ...algo se puede salvar del desastre. Primero, el torero mexicano El Payo, que sorprendió a todos con su arrojo, valentía, disposición e inteligencia... El sexto era un soso zambombo con el que estuvo hecho un tío, un torero de los pies a la cabeza, y trazó muletazos hondos por ambas manos, aunque sin la necesaria continuidad... pero su forma de estar en la plaza y su disposición le auguran un futuro prometedor. Que no se olvide el tercio de quites que él y Abellán protagonizaron en el primero. Hasta cinco quites entre ambos: El Payo, por gaoneras, chicuelinas y delantales, y Abellán, por verónicas y delantales. No fue un tercio grandioso, pero sí alegre, emotivo y novedoso en tiempos de tanta uniformidad.

2011: El día de San Isidro, Morante de la Puebla, confirmó la alternativa de Arturo Saldívar, en presencia de Alejandro Talavante. El encierro fue de Núñez del Cuvillo. El toro de la ceremonia fue Aguador. De la actuación del torero de Aguascalientes, que salió dos veces al tercio, Ignacio Álvarez Vara, Barquerito, destaca lo siguiente: Confirmó la alternativa ambiciosamente el mexicano Arturo Saldívar... El de la alternativa se movió con son agresivo, y mal ahormado o díscolo, pegó muchos cabezazos. Saldívar, bien conocido en las Ventas como novillero valeroso, salió arrancado y, de rodillas y en los medios, citó de largo para una aparatosa tanda en redondo: los cabezazos del toro fueron como balas que le pasaron silbando las sienes. Si llega a estar Saldívar en pie, no lo perdona el toro, que no vino metido en el engaño. Sopló viento pero no se arredró ni volvió la cara el torero de Jalisco. Firmeza y ajuste impecables, conmovedores. No ceder ni un paso ni un centímetro. La segunda faena de Saldívar, a toro bastante más apacible que el de la confirmación, volvió a tener el sello de la firmeza y la resolución... Arturo repetiría el 27 de mayo en sustitución del linarense Curro Díaz, herido en la Feria de Abril de Sevilla.

El domingo 22 de mayo, reaparecía en Las Ventas Ignacio Garibay. Sus alternantes fueron Serafín Marín y Sergio Aguilar, quienes lidiaron toros de Partido de Resina (3º a 6º), Nazario Ibáñez (1º) y Los Chospes (2º). Pese a que algún sediciente iluminati – y para más tristeza, de Aguascalientes –, con ínfulas de sabio, ha querido hacer aparecer la actuación de Garibay como un fracaso, la realidad es que fue de una gran dignidad ante una corrida que presentó un gran número de complicaciones. El toro, llamado Morito, cercano a los seis años de edad y con 672 kilos de peso, lo brindó en comandita a Eloy Cavazos, Palomo Linares y César Rincón, más o menos en estos términos: Maestros: Quiero brindarles este toro y decirles que me voy a jugar la vida por ustedes, por lo grandes que han sido.

La visión de Andrés Amorós acerca de su actuación es esta: Ignacio Garibay se muestra toda la tarde digno y con oficio. El primero, de Nazario Ibáñez, es muy flojo. Aunque lo lleva templadito, se derrumba. Consigue algunos derechazos de mano baja, asentado y firme. Prolonga la faena y mata mal. El cuarto pesa 672 kilos, es abierto de pitones: ¡un tío! Lo ovacionan de salida pero mansea claramente, barbea las tablas. Huyendo, recibe seis picotazos. No se amilana Ignacio, lidia con oficio pero el toro va con la cara muy alta; en un arreón, lo voltea y se ceba con él. Hasta acabar con el toro, no pasa por su pie a la enfermería: hemos vivido el lado más áspero de la Fiesta. El parte facultativo es el siguiente: «Herida en el tercio medio del muslo derecho de 25 centímetros, con destrozos en músculos tensor, vasto y recto, con salida en el tercio superior». Pronóstico «grave».

El 23 de mayo se presentó en la Feria el novillero de Tlaxcala Sergio Flores, para alternar con el francés Thomas Duffau y el madrileño López Simón en la lidia de novillos de Montealto. La visión de Patricia Navarro, en el diario madrileño La Razón sobre su actuación es la siguiente: La voluntad del mexicano no tuvo fisuras, tampoco en el remate, buscando ajustarse con el toro, llegar al público, transmitir, y se tiró a matar con todo. Se le pidió la oreja, pero esta vez el presidente sacó la vara de medir con el novillero que olvidó con los matadores en otras tardes. El chaval, como si le hirviera la sangre, no quiso dar la vuelta al ruedo. El quinto fue un toro mucho más serio que muchos de los que han salido por Madrid en los últimos tiempos. Derribó al caballo, manseó después y se dejó en tres o cuatro arrancadas por abajo. Había que marcarle muy bien el camino, mucho toque, llevarle, guiarle. En nada ya no había toro, había sido una alucinación, y dejó Flores una faena de novillero cuajado que quiere, con buen concepto y corazón del bueno.

Joselito Adame
Foto: Juan Pelegrín
El 25 de mayo confirmó su alternativa Joselito Adame. Ofició como padrino Sebastián Castella y atestiguó la ceremonia Miguel Ángel Perera. Los toros fueron de Alcurrucén y el de la ceremonia se llamó Escribano, cuya muerte brindó al Rey Juan Carlos I. Tras de su lidia fue llamado a saludar en el tercio. De su actuación escribe Andrés Amorós: Comienza la tarde con ilusión pero se va despeñando hacia la grisura... Quedan en el recuerdo, en definitiva, la alternativa del mexicano Joselito Adame, y la presencia del Rey, al que brindan los tres toreros... Confirma Joselito Adame con «Escribano», levantado, bien hecho, que huye de salida; luego, resulta manejable. Muestra su disposición en chicuelinas. En la muleta, aguanta algún derrote, a costa de enganches. Va mejor por la derecha y consigue buenos pases, arrastrando la muleta por la arena. Mata con decisión. El último, «Guitarra», que pertenece a la famosa familia de los músicos, huye, casi salta la barrera, es francamente difícil. Brinda a sus padres. El mexicano se muestra dispuestísimo: firme, quieto, muy valiente. Aguanta parones y se saca al toro por la espalda. Se la juega de verdad: merece todo el respeto...


Este 30 de mayo se cierra la participación mexicana programada en esta Feria de San Isidro. Y es un cierre que por sí mismo hará historia. Diego Silveti, con su comparecencia, hará presente a la tercera generación de los Silveti en la Plaza de Toros de Las Ventas del Espíritu Santo. Su abuelo Juan, su padre David – su tío Alejandro también – y ahora él. Y ya que echamos cuentas – como decimos aquí en México –, sería la cuarta generación de toreros Silveti en las plazas de Madrid, porque también Juan, El Meco, su bisabuelo, inició la historia de esta dinastía en Madrid el 8 de abril de 1917 en la Plaza de la Carretera de Aragón, cuando Rafael El Gallo, en presencia de Pacomio Peribáñez y Cocherito de Bilbao, le cedió al toro Zarcillo, de García de la Lama, para confirmarle la alternativa.

El cartel de ese día lo forman el nombrado Diego Silveti, Víctor Barrio y Rafael Cerro, quienes se enfrentarán a una novillada de El Ventorrillo. Insisto, solamente el anuncio del cartel, es motivo para entrar en la historia, pues creo que pocos son los toreros de cuarta generación que han pisado la Plaza de Las Ventas.

Resumen del Periodo


Años de Ausencia: 1990, 1998, 1999, 2003, 2006, 2007.

Festejos toreados:

Miguel Armillita, 9: [1991 (2); 1993 (2); 1995 (2); 1997 (2); 2001 (1)]; Zotoluco, 8: [1997 (1); 2000 (2); 2001 (1); 2002 (1); 2004 (2); 2005 (1)]; Eloy Cavazos, 3: [1991 (2); 2002 (1)]; Alejandro Silveti, 3: [1994 (1); 1995 (1); 1996 (1)]; Jorge Gutiérrez, 2: [1992 (2)]; Mariano Ramos, 2: [1993 (2)]; Manolo Mejía, 2: [1996 (2)]; Arturo Saldívar, 2: [2011 (2)]; El Payo, 1: [2009 (1)]; Arturo Macías, 1: [2010 (1)]; Ignacio Garibay, 1: [2011 (1)]; Joselito Adame, 1: [2011 (1)]; Leopoldo Casasola, 1: [2001 (1) novillada]; El Payo, 1: [2008 (1) novillada]; Mario Aguilar, 1; [2009 (1) novillada]; Arturo Saldívar, 1: [2010 (1) novillada]; Sergio Flores, 1: [2011 (1) novillada].

Carlos Vera Cañitas
Sumando actuaciones fuera de San Isidro, así como en los periodos anteriores objeto de esta serie – en corrida de toros y vestidos de luces – de los diestros que actuaron en el periodo de tiempo que abarca la parte final de esta serie de remembranzas, Miguel Espinosa Armillita y Zotoluco, suman 12 en total, lo que les coloca en el segundo lugar histórico de los toreros mexicanos que más han actuado en la Plaza de Las Ventas, solamente detrás de Carlos Vera Cañitas, que logró en total en su carrera, 14 corridas de toros en ese escenario entre 1944 y 1951. Por su parte, Eloy Cavazos, con las cuatro del periodo anterior, suma 7 en total para su contabilidad histórica; Jorge Gutiérrez así totaliza 6 y Mariano Ramos 4.

Concluyendo

Escribe Javier Villán que hacer una antología es hacer una opción y que hay tantas antologías como antólogos haya. Esta – que en tres partes les he presentado – es la mía. Insisto que cada uno de Ustedes puede tener algún recuerdo más importante para destacar que los que aquí les he presentado y esa diversidad de criterios es lo que hace rica y culta a esta Fiesta. Mi único interés es el recordar el hecho de que nuestros toreros y en algún momento también nuestros toros han sido parte crucial de lo que es reconocido como la feria taurina más importante del mundo. Ojalá que eso motive a nuestros toreros y a nuestros ganaderos a seguir siendo parte activa de ella, para seguir contribuyendo a la grandeza que es consustancial a la fiesta de los toros.

domingo, 13 de marzo de 2011

Pepín Martín Vázquez, un poco de su paso por México (comentario a toro pasado)

Pepín Martín Vázquez visto por Pepe Sala
Creo que no es necesario abundar en la sustanciosa brevedad del paso de Pepín Martín Vázquez por los ruedos. Esa brevedad nos ha dejado pocas imágenes a quienes por un mero accidente demográfico, no tuvimos el privilegio de verle en las plazas y tenemos que arreglárnoslas con lo que los veinticuatro por segundo nos alcanzan a transmitir, con todas las virtudes y los defectos que esa manera de recolectar y reproducir sucesos tiene.

Una de las mejores escenas que se conservan en ese formato – ya digitalizado –, recopilado en su inmortal Currito de la Cruz (Luis de Lucía, 1948), es la de la lidia al toro Caribeño de Xajay, la tarde del Jueves 14 de febrero de 1946 (corrida por la Rosa Guadalupana, a beneficio del Sanatorio de Toreros) en el viejo Toreo de la Ciudad de México donde su padre, el señor Curro se presentó en 1908 y su tío Manolo en 1914.

Pepín Martín Vázquez llegó a nuestro país para la temporada 1945 – 46, la segunda después la reanudación de las relaciones taurinas con España, tras de la ruptura de 1936 junto con Manolete, Pepe Luis Vázquez, Luis Gómez Estudiante, Manolo Escudero, Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, Joaquín Rodríguez Cagancho, Eugenio Fernández Angelete y Rafael Perea Boni para integrar esa temporada con los más importantes de la baraja mexicana.

Menciono como dato adicional, que en esa temporada se inauguró la Plaza México – 5 de febrero de 1946 – y de esos toreros hispanos solamente actuaron en la Plaza México Manolete y El Boni. En años venideros lo harían Cagancho, Gitanillo de Triana y Manolo Escudero. Los demás, pasaron a formar parte de la historia y la leyenda de El Toreo – que sucumbió a la picota ese calendario también –, pero quedaron inéditos en la plaza de toros más grande del mundo.

Después de su confirmación en El Toreo – 16 de diciembre de 1945 –, Pepín Martín Vázquez se presentó en Guadalajara, en cuya plaza El Progreso tuvo tres actuaciones, dos de ellas, de acuerdo con las crónicas, que aún sin corte de apéndices – retazos de toro al fin – pueden considerarse señaladas. La primera fue el día de Año Nuevo de 1946, cuando mano a mano con Luis Procuna, dio cuenta de un encierro de Zacatepec. Pepín Martín Vázquez salió en hombros según la crónica, pese a haber pinchado sus tres toros.

En columna diversa a la crónica del festejo, titulada El Deporte en Si Bemol y publicada en el diario El Informador de Guadalajara, en su edición del 2 de enero de 1946, Don Detalles resume la actuación de Pepín así:


Quizá nadie pueda decir que Pepín Martín Vázquez vino a darle una bañada en Guadalajara a Luis Procuna, pero muy cerca estuvo de ello. El español encendió el entusiasmo en las graderías, como hacía mucho que no lo veíamos, y se reveló como lo que es: el mejor de los españoles que aquí hemos visto… Queremos decir únicamente que el chico nos ha dado la mejor tarde de toros que hemos tenido en mucho tiempo, y que desde ese punto de vista, para nosotros puede ser mejor que el propio Manolete… y que por eso se llevó de Guadalajara una de las más calurosas ovaciones que se hayan dispensado a un torero en la tierra tapatía. Pepín gustó; entusiasmó; dio la sensación de lo que debe ser un torero bueno, y nos dejó el buen sabor de haberle visto una de sus mejores actuaciones... Pepín Martín tiene la madera del torero. Y no solamente la madera; tiene también la pose, la afición, la voluntad y todo lo que constituye un diestro de verdad. Ahora es demasiado joven, pero ya se nota en él lo que será después, y pronto. Tan pronto que quizá sea dentro de una semana. En una palabra: que hemos tenido la mejor corrida del año, y ojalá que no sea la última vez que veamos aquí a Pepín Martín... La temporada parecía que habría de pasar sin mucha pena, y sin mucha gloria también, pero ahora esto se compone, y ojalá, como decimos, que vaya de bueno en mejor.”

La segunda tarde que quiero traer al recuerdo es la del 13 de febrero de 1946, en la que para dar cuenta de un encierro de Lucas González Rubio – puro Parladé vía La Punta y Matancillas – alternó con Fermín Rivera y Carlos Vera Cañitas. La corrida fue accidentada por cuestiones climatológicas, pero el celo de Pepín Martín Vázquez lo sacó a flote – materialmente – y volvió a dejar en alto el pabellón de su torería. De la crónica de Puntillero, publicada en El Informador, extraigo lo siguiente:
…Serán las cabañuelas o la visita extraordinaria de la Virgen de Zapopan, pero llevamos unos días metidos en agua como si estuviéramos en junio, y lo que es peor en granizo o lluvia a punto de congelación, y no se escapó de este tiempo el magnífico cartel de toros que se nos ofrecía para ayer por la tarde... A su segundo y sexto de la tarde, de cuyo nombre no podemos dar razón, pues era de quince letras, como palabra alemana y para cuando se logró hacerlo salir de toriles, el agua estaba en toda su fuerza y nosotros guarnecidos en las alturas de la plaza, allí fue donde el españolito nos demostró toda su sangre y su vergüenza torera… Los triunfos de sus alternantes y las buenas condiciones en que le llegó su enemigo a pesar de su mala salida, de haber habido sol, y menos lodo en el suelo, aún estuviéramos comentando las hazañas del sevillano… En medio del aguacero desencadenado, agarra la muleta, el piso del redondel era peor que de algodón o de barro batido, empieza por alto con la derecha – y antes había tenido lucidas actuaciones con el capote –. Sigue la faena sobria y torerísima entre la que se pudo ver un natural citando como a cinco metros de distancia, aguantando toda la embestida del toro a esa longitud y despidiéndolo de la suerte derecho, muy digno del aplauso. Salidas de suertes como solo Rafael “El Gallo”, “Cagancho” y este Pepín nos las han dado, porque después de pasarse al toro muy torero, librarse de él es gracia aparte… Todo el toreo alegre nos lo dio Pepín, en medio del charco en que toreaba, no se podía pedir más al fijarse dos pinchazos y una pescuecera que acabó con su enemigo. De haber habido sol y público no congelado por la fría lluvia, Pepín obtiene otro clamoroso éxito en nuestra plaza

Como se puede deducir de la lectura de los textos que aquí inserto, esas dos actuaciones en El Progreso fueron de una gran importancia, pues en ellas dejó la impronta de un toreo distinto, heraldo de una nueva manera de enfrentar a los astados, aunque en plena euforia manoletista, complicada de explicar y así, se recurría al lugar común, al falso espejo, a la comparación cuestionable – …salidas de suertes como solo Rafael “El Gallo”, “Cagancho” y este Pepín nos las han dado… – ante el pasmo que produce al narrador una tauromaquia distinta a la que marcaba esos tiempos y que era la esperada y que le impide el describir con lucidez y precisión lo que realmente ve, aunque en el fondo perciba algo diferente y novedoso – …se pudo ver un natural citando como a cinco metros de distancia, aguantando toda la embestida del toro a esa longitud y despidiéndolo de la suerte derecho… – por estar preñado de gusto, de clase y de personalidad.



No obstante, la cortedad de la presencia de Pepín Martín Vázquez en México – 70 días – sería como su paso por los ruedos. El infortunio, encarnado en el certero pitón de un toro de Concha y Sierra en la plaza de Valdepeñas y la intransigencia entre las representaciones sindicales de los toreros de aquí y de allá, impidió que pudiéramos seguir disfrutando de la profunda y singular tauromaquia del diestro de la calle de la Resolana.

Pocos años después, a causa principalmente de ese percance, Pepín Martín Vázquez dejó de vestirse de luces y se retiró del ambiente taurino. Hace unos días entró en la inmortalidad. Yo le recuerdo ahora, quizás a destiempo, pero no quiero que parezca que su paso por México aunque breve, quedó desapercibido.

N.B. Los subrayados en los textos citados, son obra de este amanuense.

Aldeanos