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domingo, 12 de noviembre de 2023

John Fulton, a 60 años de su alternativa

John Fulton
Foto: Santos Yubero
Hay toreros que son calificados de exóticos por no ser de origen hispano. Quizás a John Fulton, natural de Filadelfia, en Pennsylvania en los Estados Unidos, se le pueda tratar de encasillar allí, pero no es precisamente así su caso. El hecho de no llamarse hispanamente Juan y apellidarse López, Gutiérrez o Martínez, no le hace precisamente una especie de bicho raro en el ambiente de los toros en los lugares donde se verifican festejos, pues, aunque su apariencia física, su manera de hablar la llamada lengua de Cervantes y su nombre delataban su origen anglosajón, su manera de comportarse en los ambientes propios de la fiesta denotaban que se había asimilado plenamente a ella.

John Fulton fue discípulo de Pepe Ortiz, el Orfebre Tapatío, quien en San Miguel de Allende tenía su ganadería de toros de lidia en la Hacienda de Calderón. Allí se convirtió en uno de los continuadores de la verdadera Escuela Mexicana del Toreo, la iniciada por Saturnino Frutos Ojitos y llegada a él por la vía de Luis Güemes, quien fuera banderillero en la cuadrilla juvenil del maestro de Gaona y después también en la cuadrilla del Petronio de los ruedos. A la vera de Pepe Ortiz se formaron toreros como Jesús Córdoba y Pepe Luis Méndez y es significativo que varios de nacionalidad norteamericana, como Robert Ryan, Diego O’Bolger o el mismo Fulton, aprendieron el toreo allí en la casa del gran artista de Guadalajara.

En ese orden de cosas se presentó como novillero en la Plaza de Toros Oriente en 1953 y tras de observar que era complicado actuar en tierras mexicanas, en 1956 marcha a España, estableciéndose en Sevilla, logrando presentarse como novillero en Cádiz, el 29 de junio de 1958, alternando con Pepe Álvarez y Emilio Oliva, en la lidia de novillos de Pepe Luis Vázquez. Álvarez no mató ninguno por haber sido herido por el que abrió plaza y Fulton fue herido por su primero, pero salió de la enfermería a matar al quinto y al sexto, dando vuelta al ruedo en ambos.

Se presentó en Madrid el 15 de octubre de 1961, para lidiar novillos de Jesús Sánchez Arjona en unión de Luis Alviz y Francisco Raigón. A propósito de esta tarde, Benjamín Bentura Sariñena Barico, en su crónica de El Ruedo, aparecido el día 19 siguiente, dice:

Se presentaba el norteamericano John Fulton, mocetón sobrado de facultades y bastante enterado de las reglas fundamentales del arte de torear... Se adivina en el norteamericano el adiestramiento en las placitas de tienta y una cuidadosa observación de lo hecho por toreros de categoría... Mató al tercero de media estocada caída y perpendicular. En el sexto oyó los tres avisos después de trece pinchazos y diez intentos de descabello...

Esa campaña sumó dos festejos más, uno en Sanlúcar de Barrameda, el 14 de mayo, enfrentando novillos de Álvarez Hermanos, junto con el rejoneador Baldomero Gaviño, Facultades y Joaquín Ceballos Quinito y otro, el 12 de octubre, en el Puerto de Santa María, cuando para lidiar novillos de José G. Barroso, se le acarteló con Mondeño II y Antonio Ruiz.

El número de El Ruedo fechado el 31 de mayo de 1962, daba cuenta de que en el Ateneo de Sevilla, se inauguró una exposición de pintura taurina, obra de John Fulton:

En el Ateneo de Sevilla  ha inaugurado una exposición de pintura taurina John Fulton, el torero de Filadelfia, afincado en la ciudad de la Giralda, y que alterna los pinceles con su afición a los toros. John tenía - y tiene - la ilusión de llegar a doctorarse en tauromaquia. Le anima a ello Antonio Ordóñez, su gran amigo. Fulton no quisiera volver a su tierra sin recibir su alternativa de manos de aquel, y en la Plaza de Ronda. De las dieciséis obras que expone en el Ateneo sevillano, la mitad son interpretaciones del artista sobre temas poéticos de Federico García Lorca. Concretamente, cuatro de los cuadros están dedicados a dar vida al celebérrimo "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías"...

En los ruedos, esa campaña la cerró con dos festejos toreados.

La tarde de la alternativa

Santiago Sánchez Traver, en su obra Un siglo de corridas de la prensa de Sevilla, narra lo siguiente:

Curioso y original el cartel de la Asociación de la Prensa de 1963, el 18 de julio de nuevo. (se) hablaba de estar orgullosos de haber "logrado formar un cartel verdaderamente revolucionario. Ya está listo para su uso el cartel de no hay billetes. Grandioso cartel que forman Susoni, El Bala y Gabriel Aguilar"… Susoni como El Bala fueron cogidos en esos días… Y sigue la previa: "los periodistas sevillanos cambian la novillada por una corrida. A tal fin han conseguido la contratación de tres diestros hace tiempo alejados de nuestro ruedo". Y no era cierto porque ese cartel del 18 de julio ya estaba organizado mucho antes de la suspensión del día 14. Y destaca: "La primera alternativa que se otorga en España a un torero de ese país"...

La Corrida de la Asociación de la Prensa de Sevilla se anunció finalmente para el jueves 18 de julio de 1963, con seis toros de Félix Moreno Ardanuy (Saltillo) y un novillo de Barcial para rejones que enfrentarían don Rafael Peralta, José María Montilla, César Faraco y John Fulton, que recibiría la alternativa.

Antonio de los Santos Cutiño Santiño, fue el encargado de escribir la crónica para el ABC hispalense, misma de la que extraigo lo que sigue:

John Fulton cumplió plausiblemente su quehacer como matador de toros, teniendo en cuenta sus propias aptitudes y las circunstancias adversas en las que hubo de desenvolverse. A su primero, que cabeceaba ostensiblemente al embestir, lo recogió bien en unos lances, y, tras de recibir los trastos de su padrino Montilla, realizó una faena de reducido repertorio... aprovechando las inconstantes acometidas del enemigo, hasta lograr que la música alegrara el trasteo. Se quitó de enmedio al bruto de un pinchazo, estocada contraria y media en buen sitio y hubo vuelta a la redonda, acreditativa de su primera actuación en la categoría superior... En el sexto, bronco e incierto... el diestro de Filadelfia anduvo decidido con capa y muleta, pero la faena adoleció de falta de ligazón, aunque fueron estimables algunos derechazos... repitiéndose en su honor los aplausos que el respetable le otorgase a lo largo de su voluntariosa actuación...

Por su parte, Don Celes, en el ejemplar de El Ruedo del 25 de julio siguiente, opinó en el siguiente sentido:

De John Fulton no sabemos aún si pensar que es un pintor que torea o es un torero que pinta. Ambas aficiones se dan vigorosas en su curiosa personalidad, que esta tarde afrontó valientemente la suprema ocasión de la alternativa. Recibió ésta, en un toro que cabeceaba, de manos de Montilla, teniendo que limitarse, dadas las condiciones del bicho, a un escaso repertorio de pases con la derecha, acabando de un pinchazo, estocada contraria y media en su sitio, dando la vuelta al redondel. El sexto, que también le correspondió, era bronco; pero el diestro de Filadelfia – ¿qué tal le suena, lector? – mostró decisión, tanto en el capote como con la muleta. Lástima que la faena no lograse un poco de ligazón, pues los derechazos que la integraron tuvieron gallardía y mando. Terminó de pinchazo, media y descabello...

Su alternativa sevillana, en la que el toro de la cesión se llamó Espartoncillo, la confirmaría en Madrid el 29 de octubre de 1967, de manos de José Mata con el toro Dormido de Benítez Cubero, junto a Luis Navarro El Isleño quien también revalidaba ese día. La función la abrió el rejoneador Manuel Vidrié quien enfrentó un novillo de Pío Tabernero de Vilvis.

Torearía su última corrida en España el 30 de septiembre de 1973, en Torremolinos, actuando mano a mano con Bartolomé Sánchez Simón y la rejoneadora Antoñita Linares en la lidia de toros de Isaías y Tulio Vázquez para los de a pie y uno de Pérez Valderrama para la caballista.

Después andaría a caballo entre Sevilla y México, donde actuaba esporádicamente, principalmente en las plazas de la frontera Norte y tendría su última actuación en nuestras plazas el 14 de abril de 1995, donde todo comenzó, en San Miguel de Allende, alternando con Mariano Ramos y llevando por delante al rejoneador José María Fuentes para enfrentar un encierro de San Antonio de Triana.

El Estudio de John Fulton

Después de dejar los ruedos, John Fulton instaló su estudio – galería de arte. Lo hizo en la Plaza de la Alianza número once, a unos pasos de los Reales Alcázares de Sevilla. Allí se dedicó a desarrollar su otra pasión, la pintura y pronto adquirió una gran reputación como ilustrador de temas taurinos. Desarrolló una técnica para pintar obra con sangre de toro, tratada con anticoagulantes para que no perdiera su color característico.

Escribió Félix Machuca para el ABC madrileño en 2022:

…Pintaba con la sangre de los toros. Cosa que descubrió en un viaje a las cuevas de Altamira, quedando impresionado de los que los hombres de la saga del Oso cavernario habían pintado en las rocas de sus paredes. Fulton los imitó. Habló con amigos médicos que le aconsejaron qué hacer para que la sangre no se diluyera. Y dibujó sus toros y toreros con la sangre totémica de un animal al que siempre consideró sagrado…


También quiso ser apoderado y se dedicó a introducir en el planeta de los toros a Atsuhiro Shimoyama, un gimnasta originario de Tokio, a quien anunciaba como El Niño del Sol Naciente, quien después de ver la versión de Sharon Stone de Sangre y Arena se fue a Sevilla, se inscribió en la escuela taurina de Alcalá de Guadaira e intentó hacerse torero.

El 16 de agosto de 1995, El Niño del Sol Naciente fue volteado por un utrero en Pedro Bernardo, en la provincia de Ávila y a consecuencia de ello sufrió, según unas informaciones, una cuadriplejia, según otras, una hemiplejia, pero el resultado final fue que se tuvo que quitar de torero. Actualmente reside en Sevilla, recuperado, pero sin perder su afición.

John Fulton sufrió una serie de eventos cardiovasculares el 7 de febrero de 1998, en Sevilla y no se pudo recuperar de ellos, falleciendo el día 20 siguiente.  

Concluyo estas líneas con una reflexión que hizo el torero de Filadelfia a Lyn Sherwood, para su libro Yankees in the Afternoon, acerca de su manera de entender el por qué a los toreros extranjeros y en particular a los norteamericanos, les cuesta tanto trabajo entrar en el ambiente taurino hispano:

Considero que el factor más determinante que ha impedido que los norteamericanos se conviertan en verdaderas figuras del toreo en España y México, es la creencia de que solamente un español, en particular el andaluz, puede llegar a ser figura. El español puede admitir el valor de un extranjero, pero de inmediato lo etiqueta como suicida o temerario, en lugar de valorarlo como sereno, como el de ellos. El torero extranjero jamás recibirá el apoyo o la pasión incondicional de las masas que pudiera recibir el más torpe o desangelado de los suyos...

domingo, 23 de julio de 2023

22 de julio de 1923: Pepe Ortiz se presenta en El Progreso de Guadalajara

Al arranque de la década de los veinte del pasado siglo, Pepe Ortiz, nativo de Guadalajara, radicaba en la Ciudad de México e intentaba ser cantante. Estudiaba con José Pierson, el formador de algunas de las voces más importantes que México ha dado. José Mojica, Alfonso Ortiz Tirado o Pedro Vargas pasaron por el estudio del maestro Pierson y es este último el que contó a Elena Poniatowska lo siguiente:

…durante un tiempo el maestro Pierson me invitó a vivir en su casa; allí vivía Jesús Mercado, barítono; Pepita Alonso, contralto, y José Arce, tenor, y a los cuatro nos dio habitación, comida y clases de canto a cambio de que le ayudáramos a hacer la limpieza de la casa. Yo era muy bueno para hacer las camas. Un día sentí que mi voz no era la misma y Mario Talavera, mi segundo padre, me consiguió entonces un empleo de profesor de coros en las escuelas secundarias. El era un hombre muy querido y me introdujo en todos los círculos artísticos, sociales, políticos, todos; él es autor de Gracia plena y con él conocí a Pepe Ortiz, quien andaba ya de torero y le gustaba cantar; entonces yo quise ser torero también, y a las seis de la mañana me levantaba, iba por él a Tacuba y luego a ejercitar el toreo, en casa de un banderillero, Luis Güemes…

Luis Güemes, discípulo de Ojitos enseñaba el toreo en la placita de toros de Tacuba, allí donde después lo haría otro contemporáneo suyo, Samuel Solís. Y allí inició su formación como torero Pepe Ortiz, y de allí obtuvo los conocimientos para presentarse en El Toreo de la Condesa el 23 de marzo de ese 1923, en un festejo, llamémosle mixto, en el que alternó con Guillermo Danglada, Agustín Escajadillo, Rafael Ezquerra Granerito, y la Cuadrilla Juvenil Guanajuatense, en la lidia de 4 novillos y 4 erales de Venadero. La relación aparecida en El Universal Taurino lo califica apenas como solvente.

No obstante, su maestro Güemes, que seguía activo en los ruedos, intentaba encontrarle actuaciones en las plazas en las que actuaba como banderillero a las órdenes de distintos diestros y así le consiguió un festejo mixto en la plaza El Centenario de San Pedro Tlaquepaque para el 29 de junio de ese 1923, en el que alternaría con el matador Carlos Lombardini, en la lidia de ganado de El Astillero, afirmando el anuncio del diario El Informador, que eran los miuras de Jalisco. Esa tarde no pudo mostrarse por causa del ganado que se lidió, mismo que a punto estuvo de causar un motín en la plaza. Sobre su actuación escribió para el citado diario El Tío Castuera:

Por lo que toca al paisano Ortiz, por ahora nos abstenemos de hacer un juicio crítico de su labor, porque cualquier concepto que emitiéramos sería aventurado ya que este diestro no tuvo ocasión de demostrarnos todo lo que sabe ni todo lo que la prensa metropolitana dice. El chico tiene voluntad y estilo y desearíamos verlo con toros que no sean huesos como los que ayer tuvo al frente...

El hecho es que Pepe Ortiz mostró lo suficiente para que la empresa de la capital de Jalisco lo incluyera en su siguiente programación y así, lo anunció en otro festejo mixto para el 22 de julio de ese año, para alternar con un matador de toros de oscura trayectoria, José Couso Rubiales, en la lidia de dos toros de San Mateo y tres de La Estancia. Como fin de fiesta se tentaría un toro de Piedras Negras, destinado a semental de esta última ganadería.

El festejo de El Progreso de hace un siglo

Pepe Ortiz terminó quedándose con el peso de la tarde, pues Rubiales fue herido de gravedad por el cuarto de la tarde. La impresión que causó a la afición tapatía fue importante, sobre todo si se considera que, en su actuación anterior en Tlaquepaque, apenas pudo salir del paso a causa de las condiciones del ganado que le tocó enfrentar. El Tío Castuera, encargado de la crónica del festejo para el diario El Informador, entre otras cosas, reflexiona:

…tras del triunfo que obtuvo ayer en el coso del Progreso, pensamos que se trata de un diestro interesante y que de seguro llegará a ocupar un puesto muy envidiable en las filas de la torería contemporánea. José demostró que es competente y que con buenos auspicios se ha iniciado en la carrera que ha elegido con todo corazón y voluntad, habiendo logrado ya obtener sus primeros logros… El muchacho sabe manejar el capote con destreza, banderillea con gracia y con la muleta también es aceptable. Con el acero es donde está más corto, pero dada su voluntad y entusiasmo, esto pronto desaparecerá y se convertirá el paisano en un verdadero matador de toros…

Como se puede apreciar, el cronista de Guadalajara advirtió en ese primer contacto que Pepe Ortiz era un torero completo, de maneras refinadas y que requería ver con constancia la cara del toro para afinar, por ejemplo, la suerte de matar, la que se aprende precisamente matando toros. Ya en cuanto a los pormenores de su actuación, refiere especialmente:

El público aplaudió a rabiar dos faroles de rodillas de José Ortiz y tres pares de banderillas en su último toro. También José estuvo muy bien en el primer tercio del quinto toro, por haber endilgado dos buenas verónicas, dos faroles y un quite por navarras. El público, no obstante haber recibido una fuerte mojada por la lluvia que se desató a la hora de empezar la corrida y que por poco da al traste con ella, no dio muestras de fastidio y pasaron los aficionados una tarde de alegría. El torero José Ortiz fue sacado en hombros por la muchedumbre y paseado por las principales calles…

Así pues, la presentación de Pepe Ortiz ante sus paisanos, puede calificarse de un triunfo importante y de un avance importante para su vuelta a El Toreo, donde sería el eje de las dos siguientes temporadas novilleriles y al menos, publicitariamente, tratado como el sucesor de Rodolfo Gaona, quien ya anunciaba su despedida de los ruedos, aunque en realidad sería el inicio de una extensa carrera en los ruedos marcada con un sello y una personalidad propios.

José Couso Rubiales, ¿la larga sombra de Gallito?

Decía al inicio que este torero mexicano tuvo una oscura trayectoria. Y es que a más de su fecha y lugar de alternativa y esta infausta tarde, no son más las noticias las que de él se tienen. Ese domingo 22 de julio del 23, uno de los toros de San Mateo corridos esa tarde, quedados del domingo de Pascua, y que fueron adquiridos para un festival que iba a torear Rodolfo Gaona y que al final se canceló. El parte que rindieron los médicos José Trinidad Márquez y Luis Farah fue el siguiente:

El matador de toros José Couso “Rubiales” fue llevado a la enfermería durante la lidia del cuarto toro, y presenta una herida en el muslo derecho sobre la cara interna, de una longitud de 25 centímetros. Interesó piel, tejido celular subcutáneo y en parte los músculos. Se hizo la primera curación y se le puso un apósito, siendo trasladado después al Sanatorio de la Colonia Moderna en donde se efectuará hoy, a las 8 horas.

En el número de El Universal Taurino del día 24 de julio siguiente, apareció la siguiente información:

El diestro José Couso “Rubiales” quien como informé en mi telegrama anterior, alternó ayer con José Ortiz lidiando toros de San Mateo, tiene una cornada de treinta centímetros en el muslo derecho. En opinión de los médicos que han atendido al herido, en caso de que se restablezca, de lo cual abrigan esperanzas, quedará inutilizado para continuar en su profesión, pues la herida es de tal magnitud que habrá necesidad de amputarle la pierna derecha…

Aclaro desde ahora que no encontré información posterior que confirmara la amputación de la pierna de Rubiales o su recuperación, su nombre simplemente se pierde en la noche de los tiempos.

A Rubiales lo hizo matador de toros Ángel Fernández Angelete en Progreso, Yucatán el 21 de enero de ese año 23. A su vez, el cacereño Angelete había recibido la alternativa de matador de toros de manos nada menos que de Gallito en Salamanca, en 1917. 

Angelete terminó sus días prácticamente inválido, con secuelas de lesiones por las cornadas recibidas, especialmente una en el pecho en Tetuán y el corte de los tendones de una mano en Ciudad Juárez de los que nunca se recuperó. No había cumplido 40 años de edad. Completó la lista de los ahijados de Joselito que murieron por cornada, jóvenes o fracasaron vestidos de luces.

¿Sería que aparte de los trastos de matar, Angelete le pasó a Rubiales ese mal fario de Gallito?

El fin de fiesta

El programa del festejo anunciaba la tienta o prueba de un toro de Piedras Negras que padrearía en la ganadería de La Estancia, propiedad de don Justo Torres:

Para terminar el espectáculo fue exhibido el toro que fue enviado de la ganadería de Piedras Negras por don Lubín González como semental para la hacienda de La Estancia, propiedad del señor Justo Torres. El bicho, aunque a causa del viaje se encontraba sacudido de carnes, puso de manifiesto su bravura tan luego como saltó a la arena. Este animal que va a servir para la fundación de una ganadería de casta, la primera en el Estado, es un ejemplar de tipo netamente español, corto de cuello, fino de remos, largo de cola y de una encornadura perfecta… Tiene 33 meses y se llama “Pavito”; tiene tres cuartos de sangre de la vacada del Marqués del Saltillo y un cuarto de la de Murube. La nota que dio este bicho es de suprema. El señor Torres tiene en sus dehesas 20 vacas bravas seleccionadas con el fin de que sean las primeras que sean vaciadas. Dentro de seis meses empezaremos a ver lidiar en nuestros cosos reses de casta pertenecientes a nuestro Estado… El bicho fue aplaudido cuando apareció en la arena.

De acuerdo con el cartel anunciador del festejo, lo lidió el aficionado Jesús Torres, pero la crónica no refleja el resultado de su actuación.

Así se dieron las cosas hace cien años, cuando se presentaba en su tierra un torero que dejó para la posteridad una serie de creaciones que dan variedad al toreo de capa y que cuando son ejecutadas hoy en día, sorprenden todavía como cuando fueron ejecutadas la primera vez, piezas de verdadero arte. Por algo se le llamó El Orfebre Tapatío.

Aldeanos