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domingo, 3 de marzo de 2024

3 de marzo de 1912: interesante concurso de ganaderías celebrado en El Toreo de la Condesa

El anuncio de la corrida concurso
El Diario 2 de marzo 1912

La temporada 1911 – 12 de la capital mexicana constó de 21 festejos que se celebraron entre el 15 de octubre de 1911 y el 10 de marzo de 1912. El peso del ciclo recayó sobre el madrileño Vicente Pastor, quien toreó en 10 de esas tardes y Rodolfo Gaona, quien actuó en 9. Es también necesario destacar que la mayor parte del elenco eran toreros ultramarinos, porque aparte del Califa de León, solamente actuaron Luis Freg y Pedro López por los diestros nacionales. En el renglón ganadero de los toros que salieron al ruedo, solamente 15 fueron españoles, de Veragua, Miura, Arribas y Anastasio Martín. De nuestras fincas, Piedras Negras fue la que más ejemplares presentó, en número de 46, seguida por San Diego de los Padres con 20. Pero no abundó lo bueno, según escribe Ceniza en su crónica aparecida en el diario El Tiempo de la capital mexicana:

La temporada ha sido tan endeble; en ella hemos visto tanto malo y tan poco bueno, que los aficionados cansados y aburridos habían visto con indiferencia carteles de tanto fuste como sea aquellos en que figuran los nombres de Pastor y de Gaona, pues el público bien sabe que aunque a estos diestros les sobra corazón y manera para enfrentarse con astados brutos, sus esfuerzos se estrellan cuando tienen que habérselas con bichos que no llevan una gota de sangre brava en el cuerpo, los cuales, por desgracia, han menudeado en la temporada que terminará el próximo domingo...

La penúltima fecha de ese ciclo lo dedicó don José del Rivero a un festejo con carácter benéfico. Organizó una corrida de concurso de ganaderías, a beneficio de la Cruz Blanca Neutral, un servicio de atención médica fundado por la enfermera Elena Arizmendi Mejía y que tenía por función el suplir las funciones de la Cruz Roja en los puntos en los que se combatía en la Revolución Mexicana y ésta última se negaba a socorrer a los revolucionarios heridos. Ya distintas personalidades del mundo del espectáculo como Virginia Fábregas, María Conesa o Leopoldo Beristaín habían organizado eventos para recaudar fondos a favor de las causas de esta asociación.

Seis ganaderías de primera línea ofrecieron toros de irreprochable presencia para el festejo de concurso, como lo fueron Atenco, San Diego de los Padres, Santín, San Nicolás Peralta, Piedras Negras y Tepeyahualco y los enfrentarían Vicente Pastor, Fermín Muñoz Corchaíto y Rodolfo Gaona.

El toro de mejor presencia y el toro más bravo serían calificados por un jurado integrado por el periodista Eduardo Noriega Trespicos quien además lo presidía, el doctor Pedro Pablo Rangel, el licenciado Abel Botello, el profesor Benjamín Liz, el señor Fernando A. Colín, el matador de toros Diego Prieto Cuatrodedos y el banderillero Manuel Barciela Ostión.

El encierro y el toro mejor presentado

De acuerdo con los reclamos que a página completa aparecieron en la prensa generalista de la época, los toros que los ganaderos presentaron al concurso fueron Canastero, número 30 de Atenco, castaño, ojo de perdiz, bien armado; Grillito, número 35 de San Diego de los Padres, negro zaíno, bien armado; El Colibrí, número 12 de Santín, castaño, ojo de perdiz, bien armado y se hacía la precisión de que no tenía cruza española; El Chato, número 530 de San Nicolás Peralta, negro entrepelado, bien armado; Recluta, número 18 de Piedras Negras, negro zaíno, bien armado y Tordo, número 13, de Tepeyahualco, negro zaíno, bien armado. Como veremos más adelante, no todos los anunciados fueron lidiados.

El jurado se reunió en la víspera de la corrida para examinar a los seis toros, que de conformidad a las fotografías que se publicaron en la prensa y con las cuales, dicen las crónicas del festejo, don Pepe del Rivero hizo extensa difusión en aparadores y vitrinas de los principales comercios de la capital mexicana, hacían un conjunto bien presentado. El acta de esa sesión se publicó en el diario El Imparcial del día de la corrida y en lo conducente dice:

Previa votación secreta y firmando cada uno de los jurados su voto, fue concedido el premio de presentación al toro de Tepeyahualco por mayoría de cinco votos correspondientes a los votos de los señores Noriega, Rangel, Colín, Botello y Liz, contra uno del señor Barciela a favor de San Nicolás y otro de Diego Prieto a favor de Atenco… Se concedió un “accésit” al toro de Atenco, también por mayoría de cinco votos y mención honorífica al de Santín, por cuatro votos… El toro de Tepeyahualco, premiado en lo que a presentación se refiere, será jugado en sexto lugar, por ser el toro de la ganadería más moderna, el cual será estoqueado por Rodolfo Gaona…

Como se puede ver, los aficionados concurrieron de manera unánime a favor del toro de Tepeyahualco, en tanto que los toreros dividieron su opinión al votar Cuatrodedos por el toro de Atenco y el banderillero Ostión por el de San Nicolás Peralta.

El juego de los toros y el resultado del concurso en el ruedo

El toro es el que determina todo lo que en el ruedo ocurre, incluso cuando se trata de examinar preponderantemente su comportamiento. No me queda duda de que los seis ganaderos que concurrieron al evento, anunciado como primicia en el coso de la Colonia Condesa, enviaron ejemplares de irreprochables notas que pudieran prever un juego destacado en una circunstancia como la que los reunió en una misma tarde. Pero a veces lo que el ganadero espera no resulta exactamente así, y eso le sucedió a los señores de Atenco, San Diego de los Padres y San Nicolás Peralta. Escribe Ceniza, para el diario El Tiempo:

“Canastero”, de la ganadería de Atenco, castaño, ojo de perdiz, de gran romana, muy bien colocado de pitones y de hermosísima presencia... Su salida es acogida con una salva de aplausos, los cuales en breve se tornaron en sonoros pitos al ver que tenía tanta mansedumbre como hermosura, por cuya razón, y muy justificadamente, regresó al chiquero. ¡Lástima de toro! ... Fue sustituido por otro de la misma ganadería de nombre “Grifo”, retinto, rebarbo, algo sacudido de carnes y con las armas cortas... Después apareció el toro de San Diego de los Padres a quien decían “Grillito” y es un toro negro, muy largo, gordo y bien armado... “Grillito” resultó un manso de solemnidad, por cuya razón salió a substituirlo “Herrero”, retinto, albardado, gordo, muy bien armado y grande... se arrancó siempre de largo, con gran codicia y bravura y recargó muchísimo. ¡Vaya un toro bravo! ¡Mi aplauso muy entusiasta, señores Barbabosa, y muchos toros como éste! ... “El Chato”, negro, entrepelado, más gordo que una pelota, recogido de cuerna y una figura digna de una corrida de concurso... El bicho tenía mucha fachada, pero poca vivienda, o lo que es lo mismo, mucha hermosura, pero más mansedumbre que ésta, circunstancia por la cual fue “p’adentro”... Lo sustituyó un toro castaño, gordo, grande y bien armado, el cual fue más manso que su antecesor, siendo condenado justamente, al tueste...

Los toros titulares de Atenco, San Diego de los Padres y San Nicolás Peralta fueron devueltos al corral por mansos. Los sustitutos de las dos primeras ganaderías salvaron el honor de sus casas y el de San Diego, de hecho, fue valorado en las crónicas como el toro más bravo de la tarde, pero sin posibilidad de ser premiado. El caso de San Nicolás Peralta es patético, porque devolvieron al titular y foguearon al sustituto y, sin embargo, veremos adelante que la actuación más redonda de la tarde fue ante este bicharraco.

El gran triunfo de Vicente Pastor

El cuarto – bis de la tarde de San Nicolás Peralta fue condenado al tuesten, porque ya no podía ser devuelto a los corrales y sustituido por otro, dada su notoria mansedumbre, pero el torero de la calle de Embajadores no quería irse de la plaza sin un triunfo, considerando que la temporada, al menos en el renglón ganadero, como comentaba antes, no había dejado mucho margen de lucimiento para los toreros. Miguel Necoechea Latiguillo, en su tribuna de El Imparcial, resume así su actuación ante el buey de don Ignacio de la Torre y Mier:

Tocó este hueso a Pastor. Menos mal. Vicente que es como el Tenorio, hombre capaz de hacer platos con las calaveras de todos los mansos, desplególe la sarga en los hocicos, le porfió en todos los terrenos y hecho un fenómeno logró hacer del manso, no un toro bravo, porque eso es imposible, pero sí lo que él solo es capaz, es decir, consiguió que el toro le tomara la muleta en tres o cuatro ocasiones… Todavía rebosando venía el toro rebrincando con los cohetes y ya había caído sobre él la muleta – garra del madrileño, primero en un esbozo de pase de rodillas y después en varios pases redondos en que el estoque golpeando el anca hacía revolver al manso sobre el bulto que se le metía entre los pitones… La faena entusiasmó al público y el éxito más colosal fue proclamado cuando Vicente, arrancándose para hacerlo todo por el animal, le hundió el estoque, ¡qué ovación! Lejos está Madrid, pero hasta la misma Puerta del Sol debe haberse estremecido ante la tempestad desencadenada en el coso… Una vuelta al ruedo, otra vuelta, otra, la oreja y no cesó aquel entusiasmo extraordinario sino hasta que ya se banderilleaba al quinto toro. El ruedo se llenó de sombreros y Vicente debe haber valorizado aquella ovación como una de las más estruendosas y merecidas de su vida...

El resultado del concurso

Al final de cuentas, el jurado declaró desierto el premio del concurso. Del acta publicada en el periódico El Diario, extraigo:

Que tratándose de un concurso de ganaderías bravas, al dar el diploma al toro que mereciese el premio, daban a la ganadería un justificante con el cual pudiera hacer presente la sangre y bravura de sus reses, y que, como entre todas las lidiadas no hubo una que mereciera propiamente el título a que el ganadero aspiraba, convinieron en no otorgar el premio ofrecido por la empresa, dejándolo vacante… Hacemos constar que conforme a la segunda de las bases generales para el concurso, entregadas a cada uno de los jurados, el toro de reserva en caso de lidiarse, quedaba fuera de concurso… Eduardo Noriega, Pedro Pablo Rangel, Benjamín Liz, Abel Botello Garay, Fernando A. Colín, Diego Prieto. – Rúbricas… En vista de la determinación del jurado, nos manifiesta el señor José del Rivero, director de la empresa de toros El Toreo y organizador de esta corrida, que ha dispuesto que los 1,000 pesos del premio, se den a la Cruz Blanca Neutral.

Al final, aparte del beneficio que le representó el producto del impresionante lleno hasta las azoteas, la Cruz Blanca Neutral se llevó un beneficio adicional, pues el premio que pudo ser para alguno de los ganaderos concursantes, también se aplicó para sus causas.

Un par de personajes en ese entonces, menores

La narración de la lidia del quinto toro de la tarde, el Recluta de Piedras Negras, refleja que fue picado por Ramón Frontana Portugués chico y por Aurelio Sánchez Mejías, quien llegara a México un par de años antes a cargo de los encierros españoles que se lidiarían en El Toreo y que después se quedó en el coso como guardaplaza. El segundo tercio de ese mismo toro fue cubierto por Alvaradito, que resultó prendido sin consecuencias en el segundo par y por un jovencito llamado Ignacio Sánchez Mejías.

Unos cuantos años después volvería este último a El Toreo, pero ya no colocado en la cuadrilla de algún paisano suyo, sino en calidad de figura del toreo y para ocupar un importante sitio entre la afición mexicana. Los giros de la existencia son inexplicables a veces, pero el camino siempre se recorre andando y en los ruedos de México fue donde lo inició Ignacio Sánchez Mejías.

Así estaban las cosas de la fiesta en este país hace 112 años.

domingo, 20 de agosto de 2023

21 de agosto de 1944: Gregorio García se presenta en plazas de España

Gregorio García
Foto: Orduña

El año de 1944 es uno señalado para la historia patria del toreo, pues el 18 de julio de ese calendario, se reanudó el intercambio taurino con España, suspendido efectivamente desde el 11 de junio de 1936, fecha en la que nuestros toreros – Armillita, Carnicerito de México y El Soldado – actuaron en Murcia, teniéndose como pretexto, la falta de la carta de trabajo que preceptuaba un decreto aparecido en la Gaceta de Madrid del 3 de mayo anterior y que sirviera, en mi concepto, para encubrir una serie de intereses políticos de toreros de primera línea y ganaderos españoles, así como para quitar de en medio a otros actores principales, que en las circunstancias que se vivían antes de la Guerra Civil, amenazaban con quedarse con el mando de la fiesta allá y quizás hasta aquí.

Por ese inicio tardío de la campaña para nuestros diestros, el escalafón final refleja pocos de sus nombres, apenas una media docena de matadores de toros, Fermín Rivera, Carlos Vera Cañitas, Luis Castro El Soldado y Arturo Álvarez Vizcaíno, aparte del nombrado Ciclón Mexicano y del personaje de este día. También actuaron allá varios novilleros o matadores de toros que renunciaron a la alternativa recibida aquí, con la finalidad de recibir una nueva allá. Nombres como los de Felipe González El Talismán Poblano, Antonio Rangel o Leopoldo Ramos El Ahijado del Matadero se vieron anunciados en la plaza de Madrid en ese calendario de la reanudación.

El abono de San Sebastián de 1944

Eduardo Pagés era quien llevaba la plaza de El Chofre en San Sebastián. Para ese calendario ofreció un abono de 5 corridas de toros, celebrándose las tres primeras, los días 13, 14 y 15 de agosto, dentro de la Semana Grande y contaban con la presencia de figuras como Domingo Ortega, El Estudiante, Manolete o Pepe Luis Vázquez. Los dos festejos complementarios del abono se darían los domingos 20 y 27 de agosto y entre estos dos últimos se intercaló, el jueves 24 de agosto, un festival benéfico que tenía como atractivo la actuación de Juan Belmonte toreando a caballo y del siempre genial Rafael Gómez El Gallo.

La corrida del domingo 20 de agosto sería una de concurso de ganaderías, en las que toros de Juan Pedro Domecq, Félix Moreno Ardanuy, y Clemente Tassara por los ganaderos andaluces y de Caridad Cobaleda Vda. de Galache, Antonio Pérez de San Fernando, y Atanasio Fernández por los de Salamanca, se disputarían el Toro de Oro, escultura realizada por Mariano Benlliure. El cartel de toreros se anunció originalmente con Manuel Álvarez Andaluz, Manolo Escudero y Luis Miguel Dominguín, quien apenas había recibido la alternativa el día 2 anterior en La Coruña, de manos de Domingo Ortega.

El día 15 de agosto, la prensa de San Sebastián advertía que habría una baja en el cartel y que sería precisamente la de Luis Miguel y también aseguraba que Gregorio García recibiría la alternativa en San Sebastián. Escribió J. Cortabarría para La Voz de España, de la capital guipuzcoana:

Parece que para la corrida concurso del domingo no vendrá uno de los tres toreros anunciados. No lo aseguramos, porque todavía no ha llegado el consabido e inevitable parte facultativo. Si llega – que, por lo que cuentan, llegará pronto –, en ese caso, sustituyendo al torero que falte, vendría otro que es mejicano, a punto de pisar tierra española. Se llama Gregorio García. De él cuentan y no acaban. Como banderillero, extraordinario, sobre todo. Más que Carlos Arruza, según algunos… Si lo dicho se confirma – que se va a confirmar –, Gregorio García tomará la alternativa el domingo en nuestra plaza… Y para que nadie se torture el cerebro, vamos a apuntar más. El torero que, posiblemente no vendrá el domingo, es Luis Miguel «Dominguín» …

Pareciera que al redactor de La Voz de España no le había llegado la información de que a partir del 18 de julio anterior, las alternativas concedidas en El Toreo y otras plazas de primera categoría en México eran plenamente válidas en España y únicamente requerían confirmarse en Madrid, por lo que en consecuencia, Gregorio García, quien fue investido matador de toros en la plaza de La Condesa el 5 de diciembre de 1943, por Jesús Solórzano, en presencia de El Soldado, podía actuar en corridas de toros allá, sin cortapisa alguna.

Posposición de la corrida

Como lo señalaba en líneas anteriores, el festejo fue originalmente anunciado para el domingo 20 de agosto, pero a causa del mal tiempo, se tuvo que posponer para el día siguiente, lunes 21, según se anunció en la Hoja del Lunes de la capital donostiarra, aparecida el día que se verificó el festejo:

La corrida suspendida ayer a causa del mal tiempo, se celebrará esta tarde con los mismos alicientes y el mismo cartel. Y a la misma hora: cinco y media... Los toros, seis de las primeras ganaderías salmantinas y andaluzas seleccionadas para este concurso del «Toro de Oro» modelado por Mariano Benlliure, y la presentación en España del ídolo de los públicos mexicanos y portugueses Gregorio García, que alternará con el gran torero trianero «Andaluz» y el fino artista madrileño Manuel Escudero...

Allí la explicación del cambio de la fecha originalmente anunciada.

La actuación de Gregorio García

Al torero de la hacienda de Santo Domingo le tocó enfrentar a los toros de Atanasio Fernández y de Clemente Tassara. De su actuación ante el primero, llamado Cardillito, número 30, de 482 kilos de peso, el citado cronista de La Voz de España, escribió:

Mala suerte en el ganado, para presentación ante un público distinto al suyo, tuvo el mejicano Gregorio García. Para él fue el mansísimo toro de Atanasio Fernández – más de un manso así ha de salir en ganadería cual esta, sin base y menos abolengo – y a él le correspondió también el peligrosísimo de Tassara. El de Atanasio, por añadidura, y aparte del aparato en la cabeza, llegó a sus manos sin haberle partido apenas un pelo los del castoreño. Lo toreó suave de capa el mejicano y luego le colocó tres magníficos pares de banderillas: al cuarteo, de poder a poder y al sesgo. Los tres, apurado en la salida – una de las veces se vio perseguido y derribado – pero con elegancia, con gracia en la preparación y ejecución. La plaza entera se levantó para aclamarle. Con la muleta, tiró a abreviar. Hábil al matar…

Como se ve, Gregorio confirmó su fama de gran banderillero y la calidad de su toreo de capa. Quizás y de acuerdo con lo descrito por Cortabarría en su crónica, se vio un poco apurado por la pujanza del toro español en su primer encuentro, aunque desde el inicio, se deja en claro que no era un toro para el lucimiento.

El segundo de su lote fue el de Tassara, quien firmó como Feliú, en el Diario Vasco contó así su actuación y los sucesos de su lidia:

SEXTO. – De don Clemente Tassara, de Sevilla. Se llama «Canilejo», lleva el número 15 y es negro y gordo, magnífico de estampa y ancho de cuerna. Su salida, lenta y solemne, levanta aplausos de admiración. Lo merece en efecto su lámina imponente. Pesaba 443 kilos. Pero lo que ganó por presentación, lo perdió por su pelea cobarde, gazapona, huida y reservona, lanzando hachazos sobre seguro y esperando siempre al enemigo. Tomó seis varas saliendo huido y rebrincando en las seis. Su lidia fue peligrosísima por su pelea bronca y reservona… El mejicano García le propinó cuatro verónicas imponentes (las mejores de la tarde) que arrancaron olés y ovaciones. Después, contra la opinión del público, cogió las banderillas e intentó el primer par al cuarteo. Al ir a clavar, consintiendo mucho, lo esperó el toro y decidió salir del embroque sin ponerlas y por pies, cayendo en un tropezón ante la cara del bicho que hizo por él rompiéndole la taleguilla por la parte trasera del muslo derecho. Al quite se lanzan peones y espadas y el toro incierto buscó la salida. Escudero, que acudía presuroso advirtió que el toro se le echaba encima e intentó sacárselo, pero el cuerno le enganchó por el pecho y lo llevó colgado ocho o diez metros hasta que cayó por su peso, exánime. Lo recogen las asistencias y pasa a la enfermería. (La emoción es enorme pues se aprecia a simple vista una cornada grave). El mejicano vuelve a intentar clavar banderillas, pero al fin desiste ante la imposibilidad de hacerlo… Su faena de muleta, en cambio, fue una revelación. Logró hacerse con el toro y dominarlo con extraordinaria bravura, surgiendo pases de gran belleza. Mató recibiendo de una gran estocada. (Fue despedido con una fuerte ovación) …

La evolución de Manolo Escudero

Manolo Escudero
La cornada que recibió el torero del barrio de Embajadores fue gravísima. El parte médico que se rindió por los doctores Urbina y Garmendia, aparecido en el número de El Ruedo salido a los puestos el 23 de agosto siguiente fue de la siguiente guisa:

Durante la lidia del sexto toro ha ingresado el diestro Manolo Escudero, que presenta herida penetrante en el pulmón, por la región axilar izquierda, con rotura de costillas y fuerte conmoción. Pronóstico, muy grave. El torero, al ingresar a la enfermería, fue asistido por los doctores Urbina y Garmendia. Sufrió un fuerte colapso, que inquietó a los facultativos, así como la gran pérdida de sangre. La primera impresión era que el diestro sufría una cogida de las que pueden hacer peligrar su vida. A la media hora de su permanencia en la enfermería reaccionó algo, lo que permitió a los médicos su traslado a la Clínica San Ignacio, donde se le hará nueva intervención.

Un par de semanas después, pudo ser trasladado al Sanatorio de Toreros en Madrid, para continuar su recuperación, allí, le entrevistó quien firmó como A.R.A., entrevista que salió publicada en el número de El Ruedo, fechado el 6 de septiembre de ese 1944, en el que, entre otras cosas, el torero contó:

...Una cogida tonta. Era el último toro de la tarde y Gregorio García prendía el último par de banderillas... Yo iba andando hacia la barrera para abandonar el ruedo, cuando vi al mejicano que caía y abrí el capote para hacer el quite. El toro se arrancó ciego, le atropelló y se me echó encima. Me enganchó y sentí perfectamente que me pegaba la cornada en el pecho. Me tuvo prendido unos instantes, durante los cuales no sólo sentí un dolor terrible, sino que me di cuenta de cómo se desgarraba la carne. Pensé que me había matado y ya no pude levantarme...

Hace unos años tuve la oportunidad de conversar con el maestro Raúl García, sobrino de Gregorio García, acerca de este incidente, tratando de obtener más información acerca del mismo. Lo único que me pudo contar fue que su tío Gregorio recordaba con claridad, pero con desazón esa tarde y esa grave cornada que seguro estaba que era para él y que nadie pudo hacer nada por evitarla, pero sin dar más detalles.

La recuperación de Manolo Escudero fue lenta. No estuvo en condiciones de reaparecer sino hasta el 26 de abril de 1945, en Barcelona, justamente en la presentación de Silverio Pérez como matador de toros en ruedos hispanos.

El devenir de Gregorio García 

Ese año de 1944, Gregorio García fue el torero mexicano que más actuaciones sumó en ruedos europeos, después de Carlos Arruza. Donde tuvo mayor predicamento fue en las plazas de Portugal, sobre todo en la de Lisboa, donde llegó a sumar 48 tardes. También en Portugal, Gregorio García fue pionero en cuanto al marketing taurino, pues había una marca de ropa para caballero con su nombre.

Nunca confirmaría su alternativa en la capital española, pero permanecería en activo hasta el año de 1965, despidiéndose del público mexicano el 1º de mayo en la plaza de Torreón y de la afición lisboeta en Campo Pequeño el 15 de julio de ese mismo año.

Gregorio García falleció en Uruapan, Michoacán, el 6 de marzo de 1993.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en los originales de los que fueron copiados.

domingo, 27 de septiembre de 2015

En el centenario de Silverio Pérez (IX)

26 de septiembre de 1935: Silverio debuta en Madrid

Portada del ABC de Madrid
27 de septiembre de 1935
Silverio Pérez toreó en Las Ventas. Ya decía en una entrada anterior a esta que su andar por los ruedos hispanos es una de las partes opacas de su historia, y sin razón a mi juicio, porque a más de la brillantez de muchos de los resultados obtenidos, creo que no se puede entender a cabalidad la leyenda de uno de los toreros más grandes que México ha aportado a la tauromaquia, analizando únicamente su hacer en una de las vertientes del Atlántico.

El jueves 26 de septiembre de 1935 se anunció una novillada a beneficio del Instituto Cervantes, en la que, en concurso de ganaderías, se lidiarían ejemplares de Terrones, Coquilla, Leopoldo Lamamié de Clairac, Rafael Lamamié de Clairac, Francisca Melgar y Lorenzo Rodríguez, por una terna formada por Ventura Núñez Venturita, Arturo Álvarez Vizcaíno y el debutante Silverio Pérez, siendo mexicanos los dos últimos. Agregaría yo que el festejo tuvo tal predicamento, que fue el motivo de la portada del diario madrileño ABC del día siguiente al de su celebración.

Voy a referirme a dos relaciones del festejo en esta oportunidad. La primera es la de Eduardo Palacio del ABC de Madrid, titulada El Toro de Oro y el de Fuego, de la que entresaco lo que sigue:
…Mucha gente acudió ayer a la plaza a presenciar el mentado concurso de ganaderías, cuyo premio era nada menos que un toro, modelado por Benlliure. A disputarse trofeo tan artísticamente valioso, acudieron los hierros de Terrones, Coquilla, Leopoldo Clairac, Rafael Clairac, Francisca Melgar y Lorenzo Rodríguez. Digamos enseguida que ninguno de esos ganaderos pareció esmerarse gran cosa en la elección de la res enviada al certamen. Pidió la llave Conchita Costanzo, y pasearon el ruedo en carruaje, pasando luego a ocupar la presidencia de honor, las torturantes bellezas de Anita Tormo, Pepita C. Velázquez, Pepita y Emilia del Cid, Luisita Rodrigo y otras no menos agraciadas y aplaudidas artistas… El toro de Terrones, bien puesto, parecía reparado de la vista, cumplió malamente y se silbó en el arrastre; el de Coquilla acudió alegre a los caballos, se apagó después un poco, pero fue en todo momento un novillo suave y de franco embestir, aplaudiéndosele al ser enganchado su cadáver a las mulillas; el de D. Leopoldo Clairac, embestía con mal estilo y cumplió en varas; el de D. Rafael Clairac no pudo librarse del fuego; el de doña Francisca Melgar hizo gala también de un tanto de mansedumbre y el de D. Lorenzo Rodríguez, tenía cara de toro, no se portó mal en el primer tercio y sirvió para que se aplaudiese al picador Gorrión, que como Zurito, que asimismo actuó en el festejo, mostró decisión y estilo en el menester que encomendado tenía. Total, que la corrida, en conjunto, fue sosona, y aún sin tener malas intenciones, aplanó a los diestros encargados de despacharla... ninguno sintió el deseo de brindar a las presidentas, cuya positiva belleza quizá les hubiese servido de aliento y estímulo para dar cima a la empresa en que estaban comprometidos... En la novillada concurso de ayer se presentó otro diestro mejicano, Silverio Pérez, que con la emoción de pisar por primera vez la plaza de más categoría de España, no lució lo debido, y sería injusto juzgarle con severidad. Es valiente y maneja percal y franela con cierta soltura, mostrando al herir no poca decisión. Se deshizo del bicho de D. Leopoldo Clairac de media estocada y concluyó con el de D. Lorenzo Rodríguez que cerró plaza - ya con los focos encendidos - de dos pinchazos hondos y un certero descabello… Con las banderillas fue muy aplaudido Cantimplas, en los dos pares que clavó al de Terrones… Seguramente se concederá el toro de oro al novillo de Coquilla, siendo solo de lamentar que los organizadores de la fiesta sufriesen la imprevisión de no disponer de otro toro relleno de fuegos de artificio, el que hubiera ganado por unanimidad, la res de D. Rafael Clairac. Aunque ya se yo que en tales certámenes, queda siempre algún cabo por atar. De allí mi legítima prevención por toda clase de concursos taurinos.
La segunda apareció la noche misma del festejo en El Heraldo de Madrid y está firmada por Don Nino. Trata a Silverio Pérez con más dureza, pero nos aporta datos que la anterior no contiene, como por ejemplo, el nombre del primer novillo que quien habría de ser el Faraón de Texcoco mató en Madrid. De ella, es conducente lo que a continuación copio:
La novillada de esta tarde en Madrid. Concurso de ganaderías. Matadores: Venturita, Arturo Álvarez y Silverio Pérez… TERCERO. – De Leopoldo L. de Clairac. Entrepelao. Largo y bien criado. Cornicorto. Embiste derecho. Entra y sale… Silverio Pérez torea a la verónica, sin lograr, ni mucho menos, entusiasmarnos. Ni dolor ni salor. “Sanluqueño” entra de largo al picador adjunto. Empuja con fuerza y derriba con estrépito. Acude al quite Silverio, que no consigue el aplauso de los espectadores… Dos puyazos más entrando con alegría el “morito”, que es tan voluntarioso para las fuerzas montadas como dificultosillo para los infantes; pero no supongan ustedes que es la fiera corrupia. Ni mucho menos… Cuando los de turno rehiletean al de D. Leopoldo, Silverio, el hermano de aquél valiente que se llamó Carmelo, se acerca unas veces y se distancia otras. La faena es breve y la estocada superior. (Muchas palmas y algún pito)… SEXTO. – De Lorenzo Rodríguez. Negro listón. Abierto de pitones. Sale con prisas y se revuelve en un palmo de terreno. Persigue a Castillo y no le cornea por verdadera casualidad… Silverio Pérez es abucheado al torear de capa. Se mueve más de la cuenta. No templa en ningún lance. Al quitar se estira. Da dos verónicas muy buenas. Remata con media de calidad. Y le aplauden, como es justo. ¡Lo ve usted, Sr. Pérez!... Aquí para que aplaudan hay que exponer y torear. Con mandanga, ni en Madrid ni en Monterrey. (Se hizo de noche y encendieron la luz)… El novillo ha cumplido bien con más nervio que bravura… Cuairán y su camarada banderillean. Alfredo supo hacerlo bien y le aplaudimos… Silverio muletea por bajo. Cuando se quiere estirar sufre un serio achuchón. Faena relámpago por las prisas que, al parecer, tienen novillo y torero. Todo rápido y nada bueno. Un pinchazo hondo, tendido, otro feo. Descabella con la puntilla…
Como podemos ver en la lectura comparativa de ambas crónicas, hay diferencias que van más allá del mero grado y que ayer como hoy, nos dejan perplejos en cuanto a entender si los narradores asistieron al mismo festejo o si nos están contando uno diferente cada uno. Sin embargo, de ambas se puede deducir que al final, la labor de Silverio Pérez fue aplaudida al finalizar la lidia de su primer novillo y que debió ser vuelto a programar en la siguiente temporada que terminó prematuramente por el llamado “boicot del miedo”.

Así recuerdo el octogésimo aniversario de la presentación de Silverio Pérez en la plaza de Las Ventas de Madrid.

Aldeanos