domingo, 27 de septiembre de 2015

En el centenario de Silverio Pérez (IX)

26 de septiembre de 1935: Silverio debuta en Madrid

Portada del ABC de Madrid
27 de septiembre de 1935
Silverio Pérez toreó en Las Ventas. Ya decía en una entrada anterior a esta que su andar por los ruedos hispanos es una de las partes opacas de su historia, y sin razón a mi juicio, porque a más de la brillantez de muchos de los resultados obtenidos, creo que no se puede entender a cabalidad la leyenda de uno de los toreros más grandes que México ha aportado a la tauromaquia, analizando únicamente su hacer en una de las vertientes del Atlántico.

El jueves 26 de septiembre de 1935 se anunció una novillada a beneficio del Instituto Cervantes, en la que, en concurso de ganaderías, se lidiarían ejemplares de Terrones, Coquilla, Leopoldo Lamamié de Clairac, Rafael Lamamié de Clairac, Francisca Melgar y Lorenzo Rodríguez, por una terna formada por Ventura Núñez Venturita, Arturo Álvarez Vizcaíno y el debutante Silverio Pérez, siendo mexicanos los dos últimos. Agregaría yo que el festejo tuvo tal predicamento, que fue el motivo de la portada del diario madrileño ABC del día siguiente al de su celebración.

Voy a referirme a dos relaciones del festejo en esta oportunidad. La primera es la de Eduardo Palacio del ABC de Madrid, titulada El Toro de Oro y el de Fuego, de la que entresaco lo que sigue:
…Mucha gente acudió ayer a la plaza a presenciar el mentado concurso de ganaderías, cuyo premio era nada menos que un toro, modelado por Benlliure. A disputarse trofeo tan artísticamente valioso, acudieron los hierros de Terrones, Coquilla, Leopoldo Clairac, Rafael Clairac, Francisca Melgar y Lorenzo Rodríguez. Digamos enseguida que ninguno de esos ganaderos pareció esmerarse gran cosa en la elección de la res enviada al certamen. Pidió la llave Conchita Costanzo, y pasearon el ruedo en carruaje, pasando luego a ocupar la presidencia de honor, las torturantes bellezas de Anita Tormo, Pepita C. Velázquez, Pepita y Emilia del Cid, Luisita Rodrigo y otras no menos agraciadas y aplaudidas artistas… El toro de Terrones, bien puesto, parecía reparado de la vista, cumplió malamente y se silbó en el arrastre; el de Coquilla acudió alegre a los caballos, se apagó después un poco, pero fue en todo momento un novillo suave y de franco embestir, aplaudiéndosele al ser enganchado su cadáver a las mulillas; el de D. Leopoldo Clairac, embestía con mal estilo y cumplió en varas; el de D. Rafael Clairac no pudo librarse del fuego; el de doña Francisca Melgar hizo gala también de un tanto de mansedumbre y el de D. Lorenzo Rodríguez, tenía cara de toro, no se portó mal en el primer tercio y sirvió para que se aplaudiese al picador Gorrión, que como Zurito, que asimismo actuó en el festejo, mostró decisión y estilo en el menester que encomendado tenía. Total, que la corrida, en conjunto, fue sosona, y aún sin tener malas intenciones, aplanó a los diestros encargados de despacharla... ninguno sintió el deseo de brindar a las presidentas, cuya positiva belleza quizá les hubiese servido de aliento y estímulo para dar cima a la empresa en que estaban comprometidos... En la novillada concurso de ayer se presentó otro diestro mejicano, Silverio Pérez, que con la emoción de pisar por primera vez la plaza de más categoría de España, no lució lo debido, y sería injusto juzgarle con severidad. Es valiente y maneja percal y franela con cierta soltura, mostrando al herir no poca decisión. Se deshizo del bicho de D. Leopoldo Clairac de media estocada y concluyó con el de D. Lorenzo Rodríguez que cerró plaza - ya con los focos encendidos - de dos pinchazos hondos y un certero descabello… Con las banderillas fue muy aplaudido Cantimplas, en los dos pares que clavó al de Terrones… Seguramente se concederá el toro de oro al novillo de Coquilla, siendo solo de lamentar que los organizadores de la fiesta sufriesen la imprevisión de no disponer de otro toro relleno de fuegos de artificio, el que hubiera ganado por unanimidad, la res de D. Rafael Clairac. Aunque ya se yo que en tales certámenes, queda siempre algún cabo por atar. De allí mi legítima prevención por toda clase de concursos taurinos.
La segunda apareció la noche misma del festejo en El Heraldo de Madrid y está firmada por Don Nino. Trata a Silverio Pérez con más dureza, pero nos aporta datos que la anterior no contiene, como por ejemplo, el nombre del primer novillo que quien habría de ser el Faraón de Texcoco mató en Madrid. De ella, es conducente lo que a continuación copio:
La novillada de esta tarde en Madrid. Concurso de ganaderías. Matadores: Venturita, Arturo Álvarez y Silverio Pérez… TERCERO. – De Leopoldo L. de Clairac. Entrepelao. Largo y bien criado. Cornicorto. Embiste derecho. Entra y sale… Silverio Pérez torea a la verónica, sin lograr, ni mucho menos, entusiasmarnos. Ni dolor ni salor. “Sanluqueño” entra de largo al picador adjunto. Empuja con fuerza y derriba con estrépito. Acude al quite Silverio, que no consigue el aplauso de los espectadores… Dos puyazos más entrando con alegría el “morito”, que es tan voluntarioso para las fuerzas montadas como dificultosillo para los infantes; pero no supongan ustedes que es la fiera corrupia. Ni mucho menos… Cuando los de turno rehiletean al de D. Leopoldo, Silverio, el hermano de aquél valiente que se llamó Carmelo, se acerca unas veces y se distancia otras. La faena es breve y la estocada superior. (Muchas palmas y algún pito)… SEXTO. – De Lorenzo Rodríguez. Negro listón. Abierto de pitones. Sale con prisas y se revuelve en un palmo de terreno. Persigue a Castillo y no le cornea por verdadera casualidad… Silverio Pérez es abucheado al torear de capa. Se mueve más de la cuenta. No templa en ningún lance. Al quitar se estira. Da dos verónicas muy buenas. Remata con media de calidad. Y le aplauden, como es justo. ¡Lo ve usted, Sr. Pérez!... Aquí para que aplaudan hay que exponer y torear. Con mandanga, ni en Madrid ni en Monterrey. (Se hizo de noche y encendieron la luz)… El novillo ha cumplido bien con más nervio que bravura… Cuairán y su camarada banderillean. Alfredo supo hacerlo bien y le aplaudimos… Silverio muletea por bajo. Cuando se quiere estirar sufre un serio achuchón. Faena relámpago por las prisas que, al parecer, tienen novillo y torero. Todo rápido y nada bueno. Un pinchazo hondo, tendido, otro feo. Descabella con la puntilla…
Como podemos ver en la lectura comparativa de ambas crónicas, hay diferencias que van más allá del mero grado y que ayer como hoy, nos dejan perplejos en cuanto a entender si los narradores asistieron al mismo festejo o si nos están contando uno diferente cada uno. Sin embargo, de ambas se puede deducir que al final, la labor de Silverio Pérez fue aplaudida al finalizar la lidia de su primer novillo y que debió ser vuelto a programar en la siguiente temporada que terminó prematuramente por el llamado “boicot del miedo”.

Así recuerdo el octogésimo aniversario de la presentación de Silverio Pérez en la plaza de Las Ventas de Madrid.

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