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domingo, 3 de diciembre de 2023

1º de diciembre de 1963: Guillermo Sandoval confirma su alternativa en la Plaza México

Guillermo Sandoval confirma en
Madrid 1° agosto 1965
Foto: Martín Santos Yubero
El inicio de la década de los sesenta fue promisoria para el toreo en México. Surgió una generación de novilleros que parecía que representarían el relevo de los toreros de nuestra Edad de Plata de una manera tersa, sin sobresaltos. Así, vimos surgir en las plazas México y el Toreo de Cuatro Caminos a Abel Flores El Papelero, Gabino Aguilar, Mauro Liceaga, Fernando de la Peña, y Guillermo Sandoval quienes atrajeron la atención de las casas de apoderamiento españolas que se hicieron presentes aquí a finales de 1961, en la persona entre otros de Alberto Alonso Belmonte, Cristóbal Becerra y los diestros retirados Pepe Iglesias y Antonio Posada, quienes buscaban contratar para sus grupos a algunos de esos novilleros y por supuesto a varios de los matadores que encabezaban nuestro escalafón.

Guillermo Sandoval, originario del barrio de Peralvillo de la capital mexicana, que se había presentado en Cuatro Caminos el 7 de mayo de 1961 y en la Plaza México el 16 de julio siguiente – ambas plazas las llevaba al mismo tiempo el Dr. Alfonso Gaona – se fue a España dándole poderes a Pepe Iglesias, quien por las plazas en las que actuó el torero capitalino, debió ser cercano a la empresa Jardón, que tenía a su cargo la plaza de Las Ventas. Así, casi al bajarse del avión, le contrata su presentación en Zaragoza, para el 8 de abril de 1962, alternando con El Cordobés y Rafael Ataide Rafaelillo en la lidia de novillos de Baltasar Ibán

Así iniciaría una campaña en la que torearía 27 novilladas, destacando sus actuaciones en plazas como Zaragoza (5), Madrid (3), Barcelona (2), Valencia (2), San Sebastián (2) o Alicante. Fue el novillero mexicano que más tardes sumó ese año y quedó arreglado para volver el siguiente, cuando toreó 5 novilladas más otras tres en Madrid, una más en Zaragoza y cerró ese capítulo de su carrera en Calatayud.

La alternativa la recibió en Barcelona el 18 de agosto de 1963, de manos de Joaquín Bernadó y fungiendo como testigo Vicente Fernández El Caracol. El toro de la ceremonia se llamó Algarrobito y fue de la ganadería salmantina de Lamamié de Clairac. Ese calendario todavía alcanzó a sumar otras tres corridas de toros, todas en Palma de Mallorca, entre el 25 de agosto y el 20 de octubre de ese año.

La confirmación de alternativa de Guillermo Sandoval

La temporada de toros 1963 – 64 en la capital mexicana se verificó en dos plazas. Por una parte, la México tenía como cabezas de su elenco a Luis Procuna, Joselito Huerta, Jaime Rangel, Paco Camino, Diego Puerta, El Viti y proponía como confirmantes a Guillermo Sandoval, Fernando de la Peña, Oscar Realme y Abel Flores El Papelero, todos ellos doctorados entre agosto y el final de septiembre en ruedos hispanos y en el caso de Realme, ya hasta confirmado en Madrid.

El elenco de Cuatro Caminos, plaza llevada en esta oportunidad por Alejo Peralta y Dolores Olmedo, se apoyaba en Calesero, Antonio Velázquez, Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba, Manuel Capetillo, Juan Silveti, El Ranchero Aguilar, Alfredo Leal y era el gran atractivo del mismo Manuel Benítez El Cordobés, que venía junto con Pedrés, El Caracol y el venezolano César Girón. En algún otro punto de esta bitácora, conté ya que el punto débil de esta empresa estuvo en la obtención de ganado de garantías, porque la empresa de la México, le bloqueó cualquier posibilidad de conseguirlo.

La corrida inaugural de esa temporada en la Plaza México se celebró el 1º de diciembre de 1963, cuando para lidiar un encierro de Tequisquiapan, se anunció a Humberto Moro, Santiago Martín El Viti y Guillermo Sandoval, quien confirmaría su alternativa. A propósito de ese festejo de apertura de temporada, escribió para El Redondel don Alfonso de Icaza Ojo:

La corrida inaugural de la temporada grande siempre es un acontecimiento en nuestra incomparable Ciudad de los Palacios... Hoy la gente ha llenado las localidades numeradas, mucho más que las generales, lo que demuestra que no persigue la baratura de los precios, sino el ver la fiesta desde más cerca y en el mejor asiento posible... Nuestras corridas seguirán siendo grandes, en tanto el público responda a los buenos carteles que se le ofrecen... Preside la corrida el licenciado Jacobo Pérez Verdía, asesorado por Samuel Solís... El tiempo es magnífico, pues brilla el sol en el azul de nuestro cielo, calentando el ambiente que al amanecer de hoy era gélido...

No fue precisamente un lleno el que provocó esa primera tarde, pero sí una entrada respetable, que reflejaba el interés de un cartel imaginativo, balanceado y que dejaba a la afición esperar que en ella se dieran hazañas dignas de ser recordadas.

El primer toro de la corrida se llamó Indiano, de pelo cárdeno claro y se le anunciaron 520 kilos en la tablilla. Fue el de la confirmación de Guillermo Sandoval. Su actuación ante él, de acuerdo con el ya invocado Ojo fue de la siguiente guisa:

Brinda el diestro de Peralvillo a un señor que suponemos sea su padre y pasa a habérselas con un toro que toma muy bien el engaño, yendo hasta donde lo mandan. Comienza a muletearlo cerca de las tablas, siempre por alto, hasta que remata la serie con un pase de trinchera bien instrumentado... Cita de largo con la zurda... resultando cogido a poco... Varios buenos derechazos llevando al toro desde aquí hasta allá, y nueva cogida, rompiéndole la taleguilla. Se levanta y el público lo aplaude ruidosamente... trata de entrar a herir, pero una parte del público se opone. Nueva ración de trapo, con abundancia de derechazos eternos, que demuestra que el toro tenía todavía mucho que torearle... media estocada delantera y perpendicular a un tiempo... los peones capotean y extraen el arma y Sandoval entra de nuevo y deja el estoque delantero, casi hasta el puño, doblando casi de inmediato la res... Hay palmas al toro en el arrastre y ovación para Guillermo Sandoval que saluda desde el tercio...

Por su parte, Carlos León, en sus Cartas Boca Arriba del diario Novedades, dirigiéndose en esta oportunidad a Pedro Chicote, en su Museo Internacional de Bebidas en Madrid, discurre:

Guillermo se pasó dos años en España y, si actuó bastante como novillero, viene apenas con cuatro actuaciones como matador de toros. Su verdor, pues, era lógico que fuera como el de un ligero vino abocado. Sin embargo, el novel espada salió con ansias novilleriles y, en el sorteo, tuvo mejor suerte que la venturosa del sacristán de Boccaccio 70... Nobilísimo era el cárdeno que Don Fernando de la Mora envió para abrir plaza. Un toro para consagrarse, pero... el neófito no lo comprendió y trató de muletearlo a salga pez o salga rana. Y así no es posible. Se llevó dos impresionantes volteretas, de las que se levantó como sólo podían hacerlo Adán y Eva: sin verse la ropa. Pero la voluntad y el valor no fueron suficientes ante un burel de seda que exigía un torero…

Guillermo Sandoval fue herido por el toro que cerró la corrida, llamado Rumbero, sexto – bis del encierro, ante el cual parecía estarse acomodando y presentando por fin el toreo de clase que le caracterizaba. Escribe Carlos León:

Con el sustituto del sexto volvió a tener la suerte de topar con un bicho excelente, más apenas empezaba a armar la escandalera con el capote, cuando se produjo otra cogida, que ahora sí lo mandó a la enfermería...

Por su parte, Ojo reflexiona acerca de la actuación del confirmante ante este segundo toro de su lote:

...después de unos cuantos capotazos de tanteo liga hasta media docena de buenas verónicas, que remata por partida triple con un recorte muy ceñido, una “brionesa” y una rebolera, oyendo palmas en abundancia de la concurrencia... Sandoval, en el quite, chicuelea primorosamente, pero es cogido después de la manera más tonta: remata de rodillas, el toro hace por él y él hace por el toro, que no tiene sino estirar la gaita, para inferirle una cornada en el muslo derecho, que provoca hemorragia...

Cuando parecía que Guillermo Sandoval iba a redimir su crédito ante la afición de la capital, se encontró con los pitones de los toros y sus intenciones se quedaron en mera declaración. Volvería a la Plaza México el 26 de enero de 1964, para alternar con Luis Procuna y Diego Puerta ante un encierro del Ing. Mariano Ramírez y ya no regresaría vestido de luces a la gran plaza.

El resto de la corrida

Santiago Martín El Viti firmó esa tarde una de sus grandes obras en el coso de Insurgentes. Lo hizo ante el quinto de la corrida, Hortelano, al que le cortó las dos orejas, faena de la que Carlos León dijo: Santiago era un ausente de sí mismo y de su alrededor – de su yo y sus circunstancias, como diría Ortega y Gasset – pues allí no existía sino el toro, sólo el toro que el “Viti” iba creando a la medida de su muleta...

Por su parte, Humberto Moro no tuvo una reaparición feliz en la Plaza México, no obstante que tuvo tres toros para revitalizar su cartel ante la afición capitalina. Fue una de esas tardes en la que simplemente no se acomodó.

El futuro de Guillermo Sandoval

Guillermo Sandoval confirmaría su alternativa en Madrid el 1º de agosto de 1965, recibiendo los trastos nuevamente de manos de Joaquín Bernadó y en presencia de Antonio Sánchez Fuentes, cediéndole el primero de los toros de Miguel Zaballos corridos esa tarde veraniega. Fue la única corrida en la que actuó ese año en aquellas tierras y sufrió una cornada grave, según se deduce del parte médico rendido:

Durante la lidia del primer toro ingresó en esta enfermería el diestro Guillermo Sandoval, con herida por asta de toro situada en cara antero interna del muslo izquierdo en la unión con el tercio superior con el medio, que interesa piel, tejido celular y aponeurosis femoral con una trayectoria de cinco centímetros de longitud dirigida hacia atrás y hacia arriba que produce grandes destrozos en el muslo, vasto interno y abductores; contusionando el paquete vascular con espasmo arterial, desgarro de la vena femoral y arrancamiento de la colateral con abundante hemorragia que hizo precisa transfusión de sangre durante todo el acto operatorio. Luxación escapulo humeral del lado derecho. Pronóstico grave.

Como se puede ver, a Guillermo los toros lo castigaron duramente en los momentos menos oportunos.

En 1966 se produjo un cisma sindical entre la torería mexicana y nació lo que hoy es la Asociación Nacional de Matadores de Toros, Novillos, Rejoneadores y Similares. Pero quedó subsistente en el ámbito local de la Ciudad de México la Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos, misma que fue liderada por Luis Procuna. El semanario El Ruedo de Madrid, fechado el 27 de diciembre de 1966 contenía la siguiente información:

Después de consumada la escisión entre los toreros mejicanos, las personas que forman los Comités o Juntas Directivas de la Unión y de la Asociación son las siguientes: Unión. - Luis Procuna, reelegido secretario general, Jesús Córdoba, Oscar Realme, Víctor Huerta, Guillermo Sandoval y Fernando de la Peña. En Honor y Justicia, Emilio Sosa, Eduardo Moreno y el novillero Rafael Ramírez. En Hacienda y Vigilancia, Emilio Rodríguez Vela, Jorge Carrillo y el novillero Roberto Segovia...

Prácticamente todos los toreros que se integraron a la Unión y que ocuparon cargos directivos en ella, terminaron casi en ese momento sus carreras, pues por una especie de pacto de caballeros, las empresas contrataban preferentemente a los afiliados a la Asociación. Guillermo Sandoval siguió toreando intermitentemente hasta el año de 1978, año en el que encontré el último registro de una actuación suya, el 19 de octubre, en Acapulco, mano a mano con el diestro ecuatoriano Bolívar Vasco, en la lidia de toros de Matancillas. Esa tarde cortó tres orejas a los toros de su lote.

Hoy recuerdo a Guillermo Sandoval en el sexagésimo aniversario de su confirmación de alternativa, un torero que por su clase pudo ocupar un sitio de privilegio en los ruedos de México.

domingo, 8 de agosto de 2021

Oscar Realme. Recuento de dos temporadas

Currito, El Malagueño y Oscar Realme
Madrid 25/07/1963
Archivos de la Comunidad de Madrid
Fondo: Martín Sánchez Yubero
Cuando a principio de la década de los 60 del pasado siglo se reanudaron – una vez más – las relaciones entre las torerías de España y México, vinieron a confirmar su alternativa varios toreros que son ya figuras históricas de esta fiesta. Me refiero, por su orden de presentación en la Plaza México, a Paco Camino, Juan García Mondeño, Santiago Martín El Viti, Diego Puerta, Joaquín Bernadó o Curro Romero y ellos venían representados por casas de apoderamiento como las de los Chopera o los Camará o por apoderados como Alberto Alonso Belmonte o Cristóbal Becerra

Esos apoderados y representantes hispanos, por aquellos días, no solamente vinieron a arreglarle fechas a sus toreros recién alternativados, sino que se dedicaron a observar el ambiente taurino mexicano y con mucha atención, además, a los novilleros que marcaban el paso en su escalafón. Así, lograron el apoderamiento de toreros mexicanos como Abel Flores El Papelero, Gabino Aguilar, Mauro Liceaga, Fernando de la Peña, Jesús Delgadillo El Estudiante y Guillermo Sandoval, a quienes llevaron a España y los pusieron a torear allá.

Oscar Realme

Ya había contado en alguna oportunidad por aquí que Oscar Realme se había vestido de luces por primera vez en las fiestas del año nuevo de 1954 en un pueblo del sur de Jalisco. Durante los años de 55 y 56 su actividad se concentra en el Norte de México, particularmente en Ciudad Juárez, donde tiene un gran predicamento, pues en las novilladas que se daban en la plaza Alberto Balderas y posteriormente en la nueva Monumental, era casi un fijo en esos calendarios.

Decir que en la capital mexicana Oscar Realme surge en El Toreo de Cuatro Caminos no es una exageración. Es de los novilleros que el doctor Gaona empujó en esa etapa de su carrera empresarial, cuando la México estuvo cerrada entre 1957 y 1958. De las sesenta y tantas novilladas que dio en ese periodo salieron toreros como Raúl García, Gabriel España, Antonio Sánchez Porteño, Felipe Rosas o Emilio Rodríguez. Y por supuesto, ya lo apuntaba, el personaje de estas líneas.

Reabierta la Plaza México, Oscar Realme torea allí diez novilladas entre 1959 y 1961 y se mete en el cartel de la Oreja de Plata en ese último calendario, en el que destacó la terna que formó junto con Eduardo Moreno Morenito y Mauro Liceaga, con quienes alterna en los dos festejos que cerraron la temporada novilleril de ese año, ¡en el mes de diciembre!

La campaña del 62

La prensa española del principio de 1962 ya anunciaba que Antonio Posada, hombre de confianza de la casa Chopera, venía a México por toreros y de inicio, se nombraba a Alfredo Leal y a Oscar Realme, con la intención de ponerlos a hacer campaña por aquellas tierras. Oscar se presentó el 15 de abril en Palma de Mallorca en lo que sería una campaña breve, pero intensa, pues actuó en las principales plazas de aquellas tierras: San Sebastián, Zaragoza, Barcelona o Madrid, es decir, no rehuyó los principales escenarios.

De su actuación en Barcelona, el 21 de junio de 1962, junto a Efraín Girón y Carlos Corbacho, con novillos de María, Manuel y Pilar Sánchez Cobaleda, Eduardo Palacio, cronista del diario La Vanguardia, escribió:

El debutante Realme, de gran figura y moviendo muy bien los brazos con capa y muleta, dio ocasión en su primero a que el veterano David corriese al novillo a una mano en forma maravillosa, por lo que se le tributó una de las más encendidas ovaciones de la fiesta. ¡Qué primor! El azteca veroniqueó con garbo, y tales lances y los que de la misma factura dio en su quite, se ovacionaron. Cumplieron los de los rehiletes, y el diestro ofrendó a los graderíos la musicada faena… Un pinchazo escupido por el salmantino, y una gran estocada, valiéronle dar la única vuelta al ruedo de la tarde, con salida a los medios, entre unánimes aplausos…

En Las Ventas se presentó el 26 de agosto, alternando con Rafael Montero Rafaelete y José Mata. Los novillos fueron de Manuel García – Aleas. Aunque las crónicas consultadas no lo reflejan, los anuarios estadísticos señalan que cortó la oreja de su primer novillo y la vuelta en el que cerró plaza. Andrés Travesí, en el ABC madrileño del 28 de agosto siguiente, relata:

Se presentaba en Madrid el mejicano Oscar Realme, que causó buena impresión. Es tranquilo, tiene buenas maneras y torea con una lentitud dominadora que agradó a los aficionados. Con el capote intervino en varias ocasiones, veroniqueando aceptablemente y en dos quites valientes con el capote a la espalda... Utilizó Oscar Realme ambas manos en la faena, en la que hubo pases meritorios… Mató de una casi entera...

Esa actuación le valió volver a Las Ventas el 4 de octubre, tarde en la que para lidiar novillos de Antonio Ordóñez (1º, 2º, 4º), Carmen González de Ordóñez (3º, 6º) y El Pizarral (5º), fue acartelado con Alejandro García Montes y Luis Parra Jerezano. De esta actuación suya, escribió Antonio Díaz – Cañabate en el ABC de Madrid del día siguiente al del festejo:

El cuarto es de don Antonio. De la primera vara se sale suelto. Cumple en las otras dos. Llega a la muleta aplomado. Y Oscar Realme, que tan a placer pudo torear al primero, nos sorprende esforzándose en torear a éste que con tanto trabajo y desgana embiste. Y lo torea, y, además, con lentitud, un tanto sosa, pero muy torera. ¡La lentitud en el toreo! Sin ella el buen arte de torear es imposible... Aplaudo con todas mis ganas la lentitud de Oscar Realme. Fue un reposo. El reposo de un suspiro. Y, asimismo, lentamente, dejándose ver, entró a matar y cobra media estocada. Dio una merecida vuelta al ruedo, que en balde quisieron impedir unos cuantos gritos completamente injustos...

Cerró ese calendario actuando nuevamente en Madrid el 21 de octubre, en su tercera actuación en ese ruedo, con el rejoneador David Ribeiro Telles, Amado Ordóñez y Paco Villar, siendo los novillos de Antonio Pérez de San Fernando para rejones y del Conde de Villafuente Bermeja para los de a pie. Quien firmó como Interino, en el número de El Ruedo salido a los puestos el 25 de octubre de 1962 expresó:

Confirmamos que Realme puede llegar a ser un buen torero. Tiene figura y sabe hacer el toreo que tanto gusta ahora a las multitudes: bonito y al mismo tiempo hondo, largo, templado, serio. Estuvo con mucho decoro en un novillo, en cambio al tercero le hizo una faena merecedora de oreja. Faena completa, exquisita, limpia. Y valiente. El novillo lucía un par de cuernos imponentes, tremendos, capaces de poner cautela en el torero más fanfarrón. Realme, sin amilanarse, hizo cosas con sabor y sapiencia, sin miedo. Esto que parece sencillo no lo es, ni sencillo ni frecuente…

Ese fue el colofón de una temporada de 11 actuaciones, en las que dejó un cartel importante que le abriría las puertas de las plazas – y de los despachos – para el siguiente calendario.

El regreso al año siguiente

El arranque de la campaña del año 63 fue más comprometido pues se produjo el 11 de mayo en Sevilla, con Gastón Santos – también debutante – Curro Montenegro y Luis Parra Jerezano. Sin trofeos, volvió a causar una excelente impresión. De allí, el 26 de ese mismo mayo, va a Madrid al cierre de la Feria de San Isidro y el 2 de junio en Valencia es sacado a hombros a pesar de no cortar orejas, que le fueron pedidas, y al serle negadas quien presidió el festejo se llevó la consecuente bronca y el torero la salida en aires de triunfo grande.

El 13 de junio va a San Sebastián de los Reyes para alternar con Manuel Álvarez El Bala, Juan Calleja y José María Aragón en la lidia de novillos de Núñez Hermanos. Sobre esa tarde, Joaquín Jesús Gordillo escribió en el número de El Ruedo fechado el 20 de junio de 1963 lo siguiente:

Oscar Realme alargó la faena a su primer enemigo, buscando el lucimiento, que no llegó. Un pinchazo, una entera y descabello al primer intento. Silencio. Al novillo lidiado en quinto lugar Realme le instrumentó una buena faena sobre ambas manos, con empaque, temple y buen gusto. Un pinchazo y media. Dos orejas.

El 25 de julio torea en su última novillada en Madrid y tres días después regresa a la plaza francesa de Vichy. Y de allí a prepararse para la alternativa que sus apoderados le tenían programada para la feria de Oviedo, en septiembre, en uno de los principales carteles de ese ciclo, pues le apadrinaría Diego Puerta y sería testigo de la ceremonia Manuel Benítez El Cordobés, con toros de Atanasio Fernández.

La tarde de la alternativa, el 21 de septiembre de 1963, que recibió estrenando un vestido azul purísima y oro, la saldó dando la vuelta al ruedo tras la muerte del toro de la ceremonia y saliendo al tercio tras la muerte del que cerró plaza en la columna del haber y en la otra, sacó la fractura de un metacarpiano de la mano derecha al golpearse con la empuñadura de la espada tras de un pinchazo.

La confirmación en Madrid estaba dispuesta para el día siguiente. El padrino sería José Martínez Limeño y tanto Oscar, como José María Montilla ratificarían sus alternativas ese día ante toros de Francisco Ramírez. Por delante salió el caballero en plaza Rafael Peralta ante un novillo de Clemente Tassara. Las molestias en la mano derecha y el nulo juego de los toros salidos ese día, dieron al traste con las ilusiones de ambos confirmantes. Antonio Díaz – Cañabate, en su tribuna del madrileño ABC, escribió:

El sueño de Montilla y de Realme no pudo lograrse, no por culpa suya, sino de los toros que fueron mansos. Ya sabemos que esto puede no importar. Lo malo que tuvieron es que no se dejaron dar dos pases... Realme se limitó en el segundo a torearle con la izquierda, que, al resultarle fallido, desistió... El sexto tenía que ser cojo a la fuerza... y como el presidente, con muy buen acuerdo, se negara a devolverlo, pues el toro ni presentaba asomos de cojera, los chillidos, destemplados y continuos, impidieron a Realme que toreara y lo mató de media y dos pinchazos...

Esa tarde vino a ser el colofón de un par de temporadas en las que toreó 22 novilladas en las principales plazas de España – Madrid, Sevilla, Barcelona, Valencia, Zaragoza, San Sebastián – y hacer notar que en la capital hispana se presentó en seis ocasiones en novilladas y en la tarde de su confirmación de alternativa. A esto se debe sumar que en la tarde de su alternativa se estrenó Oscar Realme, pasodoble torero del compositor granadino Fernando Arquelladas.

De los novilleros que fueron llevados a España al inicio de la década de los 60 recibieron allá la alternativa Guillermo Sandoval, Fernando de la Peña y Jesús Delgadillo El Estudiante en Barcelona, Oscar Realme en Oviedo, Abel Flores El Papelero, en Sevilla y Gabino Aguilar en Madrid. Todos la confirmaron en Madrid, a excepción de Abel Flores y por supuesto, de Gabino Aguilar, quien no tenía por qué hacerlo.

De vuelta en México

Oscar Realme regresó a México a intentar continuar su carrera de matador de toros. Lo hizo en tiempos convulsos para la actividad sindical de los toreros y eligió el bando que a la postre resultó ser el que sacó la peor parte del conflicto. Apenas pudo sumar 23 o 24 corridas de toros en la siguiente década por esa causa.

Eso le permitió concluir sus estudios de Economía y dedicarse al ejercicio de su profesión, que le llegaba por la vía paterna, pues su padre fue un destacado economista y funcionario de diversas entidades de la administración pública mexicana.

El 21 de julio de 1974 en la plaza Monumental de Monterrey se produjo su despedida no anunciada de los ruedos. La corrida se organizó para la despedida de su contemporáneo Fernando de la Peña y completaría el cartel el hidrocálido Jesús Delgadillo El Estudiante con toros de La Playa. Esa fue la última vez que vistió el terno de luces, poco más de dos décadas después de que lo hiciera por primera vez.

Oscar Realme falleció en Monterrey, Nuevo León, el 1° de agosto de este año 2021. Hoy hubiera cumplido 85 años. 

domingo, 3 de mayo de 2020

Jaime Rangel. A 35 años de su despedida de los ruedos

Jaime Rangel
Foto: Cortesía altoromexico.com
Al final de la temporada 1956 – 57, las cosas de los toros en la capital de México quedaron revueltas. Tanto así que la gran plaza permaneció cerrada hasta junio de 1958 y aún con esa apertura, hasta el año de 1960 su funcionamiento no fue regular. Por eso no se dieron en ella novilladas durante el verano de 1959, pero eso no significó que la Ciudad de México se quedara sin temporada chica, pues ésta se verificó en el hoy difunto Toreo de Cuatro Caminos, donde el ingeniero Armando Bernal ofreció a la afición un ciclo de 31 festejos, en los que destacaron entre otros, toreros como Héctor Obregón, Antonio Sánchez Porteño, Rubén Bandín y quien me ocupa en estas líneas, el hidalguense Jaime Rangel.

Sobrino de uno de los toreros más incomprendidos de la historia patria del toreo, me refiero a Ricardo Torres, nativo de San Miguel Vindhó, Jaime Rangel toreó en ese ciclo cuatrocaminero siete de los festejos ofrecidos en el serial y fue, al final el que mano a mano con Porteño, cerró esa temporada en una singular novillada de concurso de ganaderías organizada por la Asociación de Criadores, que ofrecía un premio de quince mil pesos al novillo triunfador a determinar entre Tejedor de Zotoluca, Bien Hecho de San Mateo, Marinero de Rancho Seco, Zacatecano de Jesús Cabrera, Aceitero de Pastejé y Anda Solo de Santo Domingo

Jaime Rangel fue uno de los novilleros que hicieron la transición a la temporada novilleril de la Plaza México para el año de 1960, ya normalizada su operación. Y lo hizo de manera triunfal. Esa temporada constó de 27 festejos de los cuales toreó 11, entre los cuales cuatro fueron de mano a mano y fue el primer novillero en la historia del coso en matar una novillada en solitario, el domingo 20 de noviembre con novillos de Pastejé. En ese calendario novilleril compitió con toreros como Víctor Huerta, Fernando de la Peña, Óscar Realme, Antonio Campos El Imposible, Felipe Rosas o Jorge Rosas El Tacuba.

Esa hoja de resultados le valió tomar la alternativa allí mismo el primer día de 1961 en un cartel redondo. Le apadrinó el Lobo Portugués Manolo dos Santos y atestiguó la ceremonia El Volcán de Aguascalientes Rafael Rodríguez. El toro de la ceremonia se llamó Relicario y fue de don Jesús Cabrera, como todos los de la corrida. Un dato estadístico interesante es que Jaime Rangel, al recibir la alternativa, se convirtió en el matador de toros número cien en presentarse en el ruedo de la plaza más grande del mundo.

Confirmó en Las Ventas de Madrid el 1º de junio de 1962, el encierro fue de Alipio Pérez Tabernero y le cedió los trastos el catalán Joaquín Bernadó en presencia del madrileño Luis Segura. El toro de la ceremonia se llamó Menudito y actuó en el festejo también el rejoneador Clemente Espadanhal. Una corrida complicada de juego, en la que el toricantano solamente pudo lucir su toreo de capa. Concluyó esa campaña española con 11 festejos, según el escalafón publicado por el semanario madrileño El Ruedo.

Con esa preparación acometió la temporada 1962 – 63 en la Plaza México. Vendría a competir con los toreros que venían del otro lado del mar: El Viti, Paco Camino, Diego Puerta, Pedrés, Mondeño y con los de aquí; Calesero, Velázquez, Rodríguez, Córdoba, Capetillo, Silveti, Huerta... Y dio el tono. La temporada se dividía en las dos plazas de toros de la capital en ese entonces. Así en Cuatro Caminos deja una gran faena al toro Amapolo de Jesús Cabrera el 11 de febrero, cuando alternaba con el Poeta del Toreo y Luis Segura, sin trofeos por sus fallas con la espada y el 22 de diciembre del 63, en la Plaza México, corta una sólida oreja a Turronero, también de don Jesús, preparando el terreno para lo que vendría el año siguiente.

Para el ciclo 63 – 64 en la Plaza México ya el nombre de Jaime Rangel era uno de los que adornaban la parte principal del derecho de apartado. Las hazañas rubricadas la temporada anterior en las dos plazas de la capital le habían otorgado ese derecho y la atención de la afición estaba en lo que podría lograr ante la ola de toreros que vendrían de ultramar para aderezar una temporada que atrajo, como en pocas ocasiones en la historia, la atención de quienes tienen gusto por estas cosas y también de quienes las aprecian solo ocasionalmente.

Así, el primer golpe en la mesa lo dio Jaime Rangel el 5 de enero de 1964. Encerrada estaba una seria corrida de La Punta para que Óscar Realme confirmara su alternativa de manos de Jaime y con el testimonio de Manuel García Palmeño. El primero de la tarde mandó al confirmante a la enfermería, y padrino y testigo se quedaron con la corrida. Jaime Rangel se entretuvo en cortarle las orejas a Malicioso, un toro bravo, al que le pudo y con el que demostró que estaba listo para mayores empresas.

Esa empresa mayor llegaría dos semanas después. La empresa anunció a Joselito Huerta, Paco Camino y Jaime Rangel para enfrentar un encierro de don Reyes Huerta. Camino estaba en el ánimo de la afición y Joselito Huerta era, sin duda uno de nuestros ases. Quien tenía que demostrar que su sitio en ese cartel, redondo en el papel, era válido allí, era Jaime Rangel. ¡Y vaya que lo hizo! El tercer toro de la tarde se llamó Moctezuma. La crónica de agencia publicada en el diario El Informador de Guadalajara refiere lo siguiente:
...Nuevamente Jaime Rangel triunfó en la Plaza México al realizar dos grandes faenas a sus enemigos, pese a ser poco propicios, los mató superiormente cortándole a su primero las orejas y el rabo y a su segundo le quitó un apéndice... Fue en el tercero de la tarde con el que Rangel hizo a los aficionados saborear su toreo estupendo. El de Reyes Huerta no se dejó torear con el capote... Con la muleta Rangel buscó sujetar a su enemigo a base de doblones y lo metió para instrumentar varios naturales y armar la escandalera... se perfiló a matar dejando un estoconazo hasta el puño, suficiente para que doblara el astado. Cortó las dos orejas y el rabo... Al sexto de la tarde, Rangel le hizo fiestas con el capote... Tras de brindar a la plaza entera, Jaime inició otra gran faena; toreó aguantando horrores, cada vez a menor distancia, ligando pases y obligando al toro a embestir. Terminó con media estocada en todo lo alto. Pidió el público la oreja y se le concedió, para refrendar su brillante actuación en esta tarde...
Paco Camino, ese día tuvo un diferendo con la afición y terminó abroncado en su primero, aunque después cortara la oreja del cuarto. y Joselito Huerta tuvo que recurrir incluso al toro de regalo, pero sin resultados plausibles.

Este fue quizás el momento cumbre de la carrera de Jaime Rangel en la gran plaza. Pero no dejó de ser un torero que fuera indispensable en las principales ferias y temporadas de las plazas de nuestro país. Así llevó su dignidad de matador de toros durante casi un cuarto de siglo, pues se anunció su despedida de los ruedos en la Plaza México para el domingo 5 de mayo de 1985, en un cartel que formaría junto al alicantino José Mari Manzanares y el hidrocálido Ricardo Sánchez, para lidiar toros de la ganadería debutante de La Soledad.

Para la ocasión eligió un terno azul marino y oro y de su actuación en esa tarde Luis Soleares en crónica de agencia publicada en el diario El Siglo de Torreón escribe lo siguiente:
...Jaime Rangel se fue de los toros ayer con el cariño de los aficionados. Cuando mató a su segundo, cuarto de la tarde, de una estocada fulminante, el público le permitió dar dos vueltas al ruedo y cortar merecida oreja, no de simple cortesía. Voluntarioso y aseado con la muleta, todavía logra sacar algunos derechazos con temple. El Gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández, le cortó la coleta en los medios... La actuación de Jaime Rangel, diestro pundonoroso a quien este cronista vio llegar a la fiesta como novillero y ahora lo ha visto irse de los ruedos para siempre... el hidalguense actuó con conocimientos, valor, entrega y voluntad... el de su despedida «Emir», con 492 kilos, da ocasión a Jaime, mientras le tocan «Las Golondrinas», de recordar que le conquistaron, hace dos décadas, la admiración de la gente. La sencillez y modestia de Jaime son bien recompensadas por el multicéfalo. Un estoconazo con el corazón del torero, y de resultados fulminantes, eleva la emoción del momento y da oportunidad a una oreja merecida y a dos largas vueltas al ruedo...
Después de esta tarde, Jaime Rangel no volvió a vestir el terno de luces. Era su corrida número 31 en la Plaza México, en la que siempre fue parte de carteles de polendas. Pero el dejar la vida activa en los ruedos no significó que se apartara de la fiesta. Se dedicó a enseñar los secretos del toreo a jóvenes que pretendían hacer armas dentro de la fiesta y a apoderar toreros. En esta vertiente, quizás Jorge Gutiérrez es su discípulo más notable.

Así pues, al cumplirse 35 años de su despedida de los ruedos, este día recuerdo a un torero mexicano que con dignidad llevó el nombre de nuestro país por las plazas del mundo.

domingo, 10 de noviembre de 2013

No hay quinto malo

No hay quinto malo
(La foto me la robé de Errox's blog)
Buscando un dato me di cuenta de que esta bitácora cumple mañana lunes cinco años – y 406 entradas – de estar dando la tabarra en el éter informático.

Así como cuando la abrí un martes 11 de noviembre de 2008, este día dudé en recordar y señalar que ya hay aquí un lustro de recuerdos, comentarios, críticas – confieso que de esto, lo menos – y paseos por la historia de una tauromaquia que un día fue. Y es que quizás lo que hoy sucede en la Fiesta y en su entorno, poco o nada le anima a uno a escribir.

Un gran amigo, el que más me animó a poner esto, me decía que esperaba ver aquí cosas jugosas de lo que era y es la Fiesta en México. No sé si he logrado ese cometido, pero si puedo asegurar que por una parte La Aldea de Tauro me ha permitido conocer mejor sus raíces y me ha enseñado también a quererla y respetarla por lo que es y representa a partir de su historia y su tradición.

También – me ha dado buenos amigos, que también entienden a la Fiesta como un conjunto de valores atemporales y por ello, trascendentes. A todos ellos y a quienes sin manifestarse pasan por esta Aldea virtual, mi gratitud, pues sin Ustedes, esto carecería de razón de ser.

Pero hay que seguir andando y espero que dentro de cinco años haya ocasión de hacer otra reflexión como esta.

Un breve reconocimiento

Mañana lunes, en La Casa de Coahuila de la capital mexicana, se rendirá un sentido homenaje al matador de toros en el retiro Óscar Realme, por el cincuentenario de su alternativa, recibida el 21 de septiembre de 1963 en Oviedo, de manos de Diego Puerta, con toros de Atanasio Fernández y con el testimonio de Manuel Benítez El Cordobés.

Óscar Realme en
El Toreo de Cuatro Caminos
Óscar Realme es miembro de una generación de toreros mexicanos que se atrevieron a cruzar el Atlántico para formarse en ruedos hispanos y en su caso, obtener la alternativa en ellos, como Guillermo Sandoval, Fernando de la Peña, Rafael Bejarano, Abel Flores El Papelero, Gabino Aguilar, Jesús Delgadillo El Estudiante, Juan de Dios Salazar, Carlos Chávez Barrón, Joel Téllez El Silverio, Raúl Contreras Finito o Mauro Liceaga.

Confirmó la alternativa en Madrid al día siguiente de recibirla, con un toro de Francisco Ramírez, de manos de José Martínez Limeño y en presencia de José María Montilla. En la Plaza México hizo lo propio hasta el 13 de diciembre de 1965, apadrinándole Jaime Bolaños y fungiendo como testigo Benjamín López Esqueda. El toro de la ceremonia fue Chamacón de Zamarrero.

Óscar Realme toreó su última corrida el 21 de julio de 1974 en la Plaza de Toros Monumental de Monterrey, alternando con Fernando de la Peña, quien se despedía de los ruedos y Jesús Delgadillo El Estudiante. Fue el adiós no anunciado de un torero que fue condenado al ostracismo por cuestiones de política sindical y no por sus méritos o deméritos en los ruedos.

¡Enhorabuena, torero!

domingo, 3 de junio de 2012

Detrás de un cartel (V)


Programa de mano de la
novillada del 29 de julio
de 1962
Fernando de la Peña es uno de esos toreros mexicanos que desde los últimos años cincuenta nos hicieron imaginar una inacabable sucesión de grandes tardes. Su concepción del toreo caminaba por las veredas del arte, pero a diferencia de los toreros de esa cuerda, tenía más que el valor justo para estar delante de los toros y cuando hacía falta, sabía pelearse con ellos y arrancarles las orejas sin tener que esperar que le saliera el que le permitiera las verónicas de alhelí.

Después de presentarse en la Plaza México en 1960 y hacer un par de sólidas campañas en México, dirige sus pasos a España en el año de 1962, para presentarse en la Plaza de Las Ventas el día de Santiago Apóstol alternando con Clemente Antolín El Millonario y Manuel Rodríguez en la lidia de un encierro complicado de Francisco Marín Marcos. Esta actuación la saldó dando una vuelta al ruedo tras la muerte del que cerró plaza, lo que le valió para que lo repitieran en el ruedo madrileño al domingo siguiente, en el festejo dominical que anuncia el cartel que da motivo a esta entrada.

Ese domingo Fernando de la Peña cortaría su primera oreja en el ruedo venteño. Formó cartel con el torero de Arnedo Antonio León y el salmantino José Luis Barrero. Los toros fueron de Ana Peña. La relación de su actuación la hace Andrés Travesí en el ABC de Madrid y de ella recojo lo que sigue:



... Nos pareció que el mejicano Fernando de la Peña sabe lo que trae entre manos. Da órdenes a sus peones, para impedirles los frecuentes desmanes a que nos tienen acostumbrados. Está pendiente de la lidia. Veroniqueó aceptablemente, arrimándose mucho. Hizo un par de chicuelinas, estrechándose, pero con reposo. Con la muleta me gustó más en el sexto que en el tercero. En éste empezó con cuatro ayudados por alto. Luego, tres redondos; bueno, por largo, el último; cuatro naturales, aguantando, y uno bueno, de pecho; otra serie corta, de derechazos; y otros tres naturales. Acertó a clavar una estocada caída y cortó la oreja, y dio la vuelta al ruedo con casi unánime complacencia... Al sexto lo dobló muy bien por bajo, con una rodilla hincada en la tierra, mandando. Dos tandas de pases en redondo y de ellos uno excelente. Cuatro naturales bajando la mano y llevando al toro prendido en la punta del engaño; otros tres, mejores. Por no igualar bien al toro y perfilarse con poca decisión, pinchó tres veces antes de clavar una estocada. Dio la vuelta al ruedo a hombros de los entusiastas de siempre...

Fernando de la Peña (Cª 1963)
Todavía volvería a cortar otra oreja en Las Ventas, esta vez a un novillo del Marqués de Albaserrada el 1º de mayo de 1963, alternando con Antonio Medina y Efraín Girón, lo que lo hace miembro de un selecto grupo de novilleros mexicanos que han logrado cortar más de un apéndice en sus comparecencias en la principal plaza del mundo.

Fernando de la Peña recibió la alternativa en Barcelona el 12 de septiembre de 1963, de manos de Antonio Bienvenida y llevando como testigo a José Martínez Limeño, siendo el toro de la ceremonia Fechorías de Graciliano Pérez Tabernero. Confirmó su alternativa en la Plaza México el 12 de enero de 1964, apadrinado por Humberto Moro, que le cedió al toro Jaleador, de José Julián Llaguno y fungió como testigo Joaquín Bernadó. La confirmación en Madrid se verificó el 22 de agosto de 1965, cuando Antonio Chenel Antoñete en presencia de Luis Parra Jerezano, le cedió un toro de Escudero Calvo Hermanos.

Tras de sufrir varios percances serios y los vaivenes de varios movimientos de política sindical taurina, las actuaciones de Fernando de la Peña disminuyen sensiblemente a partir del año de 1966. Su despedida formal de los ruedos se da en la Plaza Monumental Monterrey el el 21 de julio de 1974, alternando con Jesús Delgadillo El Estudiante y Óscar Realme en la lidia de toros de La Playa, en un festejo que representó también para Óscar Realme una despedida no anunciada. Fernando de la Peña apenas tenía 35 años de edad. La historia que hay detrás de este cartel, me sirve para recordarle en esta tarde de triunfo, que al final de cuentas solamente resultó ser un anuncio de lo que pudo ser.     

domingo, 24 de julio de 2011

2011: Presencia del toreo mexicano en España

Toreros mexicanos en San Isidro 2011
Infograma cortesía de altoromexico.com
Han concluido las Ferias de Abril en Sevilla, San Isidro y su forzado apéndice del Aniversario (que en este calendario en el que se ha producido en número, la mayor presencia de toreros de nuestro país en su historia), Pamplona y están en curso las de San Jaime en Valencia y la de Santander. En la que se considera la feria taurina más importante del mundo, hasta el año pasado, había sido el de 1964 el calendario con mayor presencia nuestra, con cuatro diestros, dos matadores de toros – Manuel Capetillo y Antonio Campos El Imposible – y dos novilleros – Fernando de la Peña y Óscar Realme – quienes cubrieron seis fechas en ese serial.

En Sevilla, solo fue llamado a comparecer Israel Téllez al último festejo, lidiando la corrida de Miura y con un resultado, que dependiendo del punto de observación que se tome, se puede computar como un fracaso rotundo o como una actuación digna, considerando lo que tuvo que enfrentar salido de la puerta de toriles. No obstante, el hecho de que se le haya ido vivo el andarín sexto del festejo (creo que ni el que inventó el toreo lo hubiera podido matar), le impidió conseguir más contratos y ya regresó a México, ante una campaña española muy escasa en perspectivas.

En la feria madrileña fueron acartelados tres matadores de toros mexicanos (Ignacio Garibay, Joselito Adame y Arturo Saldívar) y dos novilleros (Diego Silveti y Sergio Flores). Entre ellos cumplieron seis fechas, debido a que Saldívar – el único que al final hizo doblete – fue llamado a sustituir al lesionado Curro Díaz el día 27 de mayo. En general la crítica profesional aceptó de buen grado la actuación de nuestros toreros en el ruedo venteño y la opinión de los aficionados coincide en que llevaron un aire fresco a la manera de hacer las cosas en el ruedo. 

Visto desde este lado del mar y con las limitaciones que genera el ver los festejos por televisión, pude observar que efectivamente mis compatriotas mostraron una actitud distinta a la de muchos diestros de este y de aquél lado del Atlántico. Tanto los alternativados, como los pendientes de ceremonia, mostraron un notorio interés por captar el interés de la afición española y por colocarse en los carteles de las ferias que vienen después del mayo de Madrid, sobre todo en los meses de julio, agosto y septiembre.

Hoy en día Sergio Flores es el que tiene el mayor número de fechas por delante y Diego Silveti recibirá la alternativa en Gijón el próximo 12 de agosto. Entre los matadores, es Arturo Saldívar el que se ve anunciado en los carteles de más relumbrón, apreciándose la diferencia del peso específico de sus apoderados con quienes llevan la carrera de Joselito Adame, quien a pesar de hacer campaña en ruedos españoles desde hace ya varios años, parece ser que se presentará por lo pronto en plazas de menos trascendencia y si a eso sumamos que el pasado 26 de junio fue herido en una de las corridas veraniegas de Madrid, su actividad se verá aún mayormente ralentizada. 

Ignacio Garibay, quien salió en las peores condiciones a actuar en San Isidro, parecía que en principio esperaría a terminar de recuperarse de las lesiones que le causó Morito, de Partido de Resina, el pasado 22 de mayo, para reasumir primero, la búsqueda de la reaparición en Las Ventas y después, intentar remontar la temporada en España, pero ante lo limitado del horizonte, al igual que Israel Téllez,  regresó a México, donde al parecer tiene menos obstáculos en el camino para mantenerse activo y mantener una campaña dividida entre ambos territorios. Ignacio regresará a Madrid el próximo 15 de agosto e Israel aún confía en poder confirmar allí en este verano.

El sistema imperante de intercambio de cromos entre las empresas que además apoderan toreros y el hecho de que muchas de las ferias importantes están armadas mucho tiempo antes de su celebración complica que de pronto nuestros toreros sean incluidos en ellas, por lo que quedan en la espera de ser llamados para sustituir a quienes por alguna razón puedan ser bajas en los originalmente anunciados, aunque tendrán que competir con otros varios toreros que también en San Isidro, o relanzaron su carrera o dieron el paso adelante que de ellos se esperaba.

Arturo Saldívar el 15 de mayo pasado
Pero además de los diestros mexicanos ya nombrados, están por la Península Juan Pablo Sánchez, llevado con mucho tiento por la Casa Lozano y que actúa por lo pronto en plazas de menor predicamento y se prepara en el campo, quizás para dar el salto el año entrante. Además, entre otros van sueltos Fermín Spínola, Fernando Ochoa, Ernesto Javier Tapia Calita y Alejandro Amaya, el primero con la intención de confirmar en Madrid, el segundo al parecer solamente para hacer campo y tratar de negociar la confirmación para el 2012 y Amaya ha toreado por allá una o dos tardes con resultados buenos, pero en plazas de poca entidad, que no le han redituado más contratos en aquellas tierras. Aparte, está el caso de Arturo Macías, quien al terminar su relación de apoderamiento con Antonio Corbacho, desistió de hacer una campaña española alternada con otra en plazas mexicanas y solamente estará una tarde en Azpeitia que le quedó pendiente de cumplir el año pasado por encontrarse lesionado.

Desde mi óptica, lo único que faltaría es que variaran los criterios para justipreciar la actuación de los toreros. Ya no se valora igual la torería o el estar bien ante los toros. El único baremo que justifica la repetición de un diestro, es el corte de orejas, sin importar cómo se hayan obtenido éstas y a veces, el contador de apéndices refleja muchas cuestiones que están bien alejadas de lo que en realidad sucede en el ruedo, pero por otro lado, la única manera en la que los toreros de esta tierra pueden penetrar y mantenerse en el ánimo de la afición hispana, es acudiendo a las plazas y demostrando delante del toro que el arte del toreo es universal.

domingo, 22 de mayo de 2011

Mexicanos en San Isidro (I/III)

Monumento a Livinio Stuyck, interior de la
Plaza de Las Ventas
Livinio Stuyck, quien según Dominique Lapierre y Larry Collins, es descendiente de unos alfombristas flamencos llegados a España en la época de Felipe V, era abogado y accedió a la gerencia de la empresa Nueva Plaza de Toros de Madrid S.A. (Jardón) en una situación coyuntural que sería temporal en un principio, más su habilidad innata para dirigir se reflejó también en los destinos de la Plaza de Las Ventas, la más importante del planeta de los toros, lo que le haría permanecer al frente de ella más tiempo del que habrían calculado, tanto él, como quienes le encomendaron esa tarea.

Una de las innovaciones que don Livinio llevó al manejo de los asuntos de Las Ventas, fue la creación de una serie de festejos de gran tronío en torno a la festividad de San Isidro Labrador, patrono de Madrid y que tenían por objeto el resaltar la importancia taurina de la Villa junto con las demás festividades que enmarcaban la celebración. La primera Feria Taurina de San Isidro – aunque las ferias fueran cosa de pueblos el Marqués de la Valdavia dixit – se da en 1947 y ya en relación con los toreros mexicanos, será hasta 1951 cuando comiencen a aparecer en ella, pues es al final de la temporada mexicana 46 – 47, que se rompen las relaciones hispano – mexicanas y se reanudan precisamente hasta ese calendario.

El primer torero mexicano en comparecer en San Isidro será Rafael Rodríguez El Volcán de Aguascalientes, que el 16 de mayo de 1951 entrará a sustituir a Manolo dos Santos en un cartel que éste inicialmente formaba junto a los sevillanos Pepe Luis Vázquez y Manolo González, para lidiar un encierro de don Felipe Bartolomé. Al final, de los toros anunciados, solo se lidiaron cuatro, completando la corrida uno de doña Francisca Sancho Viuda de Arribas y otro de Castillo de Higares de don Pedro Gandarias.

Esa tarde Rafael Rodríguez confirmó su alternativa de manos del Sócrates de San Bernardo, siéndole cedido el toro Guitarrero de don Felipe Bartolomé, toro al que le cortó la oreja, en consecuencia, la primera que un torero mexicano ha obtenido en esta trascendente feria taurina. Para la anécdota, contaba El Volcán que teniendo preparado el inicio de su campaña para unas semanas después, la ropa de torear que había encargado a la maestra Marcén no estaba lista, por lo que cuando se le avisó de la sustitución, no tenía un terno para vestir y de esa manera, Antonio Velázquez le prestó un terno blanco y oro, nuevo, que fue el que sacó para tan señalada corrida, vestido que después le obsequió Corazón de León y que la familia del diestro hidrocálido aún conserva con gran orgullo.

Debido a la extensión del tema – abarca seis décadas – intentaré presentárselos en tres partes, la primera que cubrirá las décadas de los 50 y 60; una segunda que se referirá a los años 70 y 80 y la final que amparará desde los años 90 y hasta la fecha. El objeto de lo que se relacione aquí, será exclusivamente la Feria de San Isidro, motivo por el cual, no obstante su cercanía cronológica, no quedarán comprendidos aquí, hechos ocurridos en otras ferias o festejos señalados, como la Corrida de la Beneficencia, o la Feria del Campo, que se daba en los años 50, la de la Comunidad o la más reciente del Aniversario, insisto, aunque a veces, en el tiempo, no tengan diferencia temporal con la del Santo Patrono, pues el objeto es meramente lo que se anuncia y abona como Feria de San Isidro.

Los 50 y 60. La Edad de Plata Mexicana

Ya apuntaba arriba que fue El Volcán de Aguascalientes quien abrió la presencia mexicana en lo que inicialmente se quiso denominar como Corridas Extraordinarias del Santo Patrono y en esos cuatro lustros de lo que bien puede considerarse como la Edad de Plata del Toreo en México, fueron quienes llevaron el pendón nacional a lo que se considera la principal plaza de toros del mundo.

Confirmaron su alternativa o actuaron en ese periodo de tiempo, además del citado Rafael Rodríguez, diestros como Manuel Capetillo, Jesús Córdoba, Juan Silveti, Joselito Huerta, El Ranchero Aguilar o Alfredo Leal y de lo sucedido en esas calendas, destaco lo siguiente:

Juan Silveti
1952: El 15 de mayo de 1952 confirmó su alternativa Manuel Capetillo. Le apadrinó Paquito Muñoz y llevó de testigo a Antonio Ordóñez. Esa tarde le cortó la oreja a Brillante, que fue el toro de la ceremonia y que fue de Antonio Pérez de San Fernando, como todos los corridos ese día. Giraldillo, cronista del ABC madrileño, señaló acerca de la actuación del diestro mexicano: …hubo unánime petición de oreja, concedida con los honores de la vuelta al ruedo y la salida hasta el centro, pues las palmas seguían. Capetillo, en el séptimo toro de los 63 que han de correrse, había puesto un punto de luz en la Feria de San Isidro...

El día 24 de mayo Jesús Córdoba tras de fallar con la espada da dos celebradas vueltas al ruedo en corrida en la que alternó con Manolo Vázquez y Julio Aparicio en la lidia de toros de Sánchez Cobaleda. De él dijo esa tarde Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, cronista del diario ABC de Madrid: Torea tan limpiamente que ello, acaso, le perjudique para los que adoran el barullo del torero y el toro rebujado en maraña emocionante... sin una concesión ni a los morenos del sol ni a los pálidos de la sombra…

Al día siguiente, Juan Silveti se convertiría en el primer torero mexicano en abrir la Puerta Grande de Las Ventas en San Isidro y escribiría una de las grandes páginas de su historia y de la Feria, al quedarse casi con la corrida completa de Pablo Romero que en principio lidiaría en unión de Raúl Acha Rovira y Pablo Lozano. Canario, el tercero de la tarde hiere primero a Pablo Lozano y después a Rovira. Así, Silveti se queda con Chaleco, Campero Cautivo y es al quinto, Campero, al que de acuerdo con la crónica del nombrado Giraldillo, el hijo del Tigre de Guanajuato, toreó estupendamente al natural, para cortarle las dos orejas y salir a hombros junto con el mayoral de la ganadería.

1953: Por primera vez en la historia de la Feria, un diestro mexicano se acartela tres tardes. Es Jorge El Ranchero Aguilar, quien había confirmado el verano del año anterior. La primera, el 10 de mayo, sirviendo de testigo para que Jerónimo Pimentel le confirmara la alternativa a Emilio Ortuño Jumillano, con toros de Antonio Pérez de San Fernando, siendo aplaudido; la segunda, el día del Santo, para lidiar toros de Fermín Bohórquez y alternar con Rafael Ortega y Antoñete, con lleno de no hay billetes, está discreto y dos días después, alternando con Antonio Bienvenida y Rafael Rodríguez en la lidia de toros de Joaquín Buendía, salda su participación con una vuelta al ruedo tras la lidia del tercero.

1957: José Ramón Tirado, hábilmente apoderado por El Pipo, quien aprovechó que en la temporada anterior el sinaloense cortó orejas en tres novilladas consecutivas, abriendo la puerta grande la última de ellas, le coloca en tres de los carteles más señalados de la Feria de ese mayo. Confirma el 10 de mayo, de manos de Julio Aparicio y llevando como testigo a Antoñete, lidiándose toros de Eusebia Galache de Cobaleda. Repite al día siguiente alternando de nuevo con Julio Aparicio y Manolo Vázquez en la lidia de 3 toros de Atanasio Fernández, 1 de El Pizarral de Casatejada (3º), 1 de Flores Albarrán (5º) y 1 de Eusebia Galache (6º) y cierra su comparecencia a la semana exacta de su presentación actuando junto a Gregorio Sánchez y de nuevo Manolo Vázquez para enfrentar toros salmantinos de Barcial. El resultado de las tres tardes del mazatleco no fue halagüeño y quedan como un hecho meramente anecdótico.

En esa misma feria, Joselito Huerta – quien había confirmado en el San Isidro del año anterior –, el 15 de mayo, al alternar con Rafael Ortega y Chicuelo II en la lidia de toros de Pablo Romero – el de Tetela sustituía a Antoñete – fue herido gravemente. El parte rendido por el doctor Jiménez Guinea dice: Herida en parte alta de la región glútea izquierda, con una trayectoria ascendente de 15 centímetros hacia región lumbar, que produce destrozos en los músculos de la región lateral del abdomen y termina a nivel de la duodécima costilla, calificada de pronóstico grave.

Jesús Córdoba
El 19 de mayo Jesús Córdoba actuó por última vez en una Feria de San Isidro, sustituyendo al herido Joselito Huerta. Alternó con José María Martorell y Gregorio Sánchez y llevaron por delante al rejoneador portugués Simao da Veiga. Los toros fueron de Salvador Guardiola para los de a pie y del Marqués de la Ribera para rejones. La opinión de José María del Rey Selipe acerca de esta actuación del Joven Maestro es en este sentido: …Llevó a cabo el mejicano dos faenas limpias, tersas y elegantes, con un sereno entendimiento del toreo, que desarrolló principalmente con la muleta en la mano derecha mediante pases redondos acabados y de excelente traza... Esta actuación fue premiada con una aclamada vuelta al ruedo, quedándose sin orejas nuevamente por sus fallos con la espada.

1962: Alfredo Leal firma tres tardes para la Feria de este calendario. Se presenta el 13 de mayo alternando con Gregorio Sánchez y Curro Girón, con el prólogo del rejoneador Ángel Peralta, para lidiar 5 toros de Antonio Pérez Angoso (uno para rejones) y 2 de María Montalvo (5º y 6º). La segunda comparecencia de El Príncipe del Toreo sería siete días después, flanqueado por Curro Romero y Manolo Vázquez y llevando por delante al caballero jerezano Fermín Bohórquez. Los toros para la ocasión serían de Carlos Núñez para los de a pie y el de rejones, de las dehesas del propio caballista. Cerraría su actuación abriendo con los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta y alternando con Curro Girón y Rafael Chacarte en la lidia de 7 toros de Clemente Tassara. De acuerdo con las crónicas de Antonio Díaz – Cañabate – por lo leído, poco amigo de lo mexicano – la actuación de Leal fue desafortunada en esas tres tardes.

1963: Se presentan por primera vez novilleros mexicanos en la Feria. El 25 de mayo lo hace el regiomontano Fernando de la Peña, quien alterna con Jerezano y José María Aragón en la lidia de 4 novillos de Carmen González de Ordóñez y 2 de Antonio Ordóñez (2º y 6º) y el día 26 cierra la feria Óscar Realme, que alterna con Jerezano y Antonio Medina en la lidia de novillos de Clemente Tassara. Al final, Realme y Jerezano quedaron mano a mano, pues el tercero de la tarde hirió muy grave a Medina.

1964: El 31 de mayo Antonio Sánchez Porteño, debutante en Madrid, abre la Puerta Grande – es el último mexicano en hacerlo en esta etapa histórica – de Las Ventas al cortarle las dos orejas al tercer novillo de un importante encierro del Marqués de Albayda, cuando alternaba con José Luis Barrero y Antonio Sánchez Fuentes. Sobre este festejo escribió Antonio Díaz – Cañabate: La novillada del señor marqués de Albayda fue magnífica. Fue soberbia. Fue ejemplar. Sobre todo esto, ejemplar. Demostró lo que vengo sosteniendo con reiteración, que la fiesta es de toros y que los ganaderos, en su afán de complacer a los toreros, la han convertido en fiesta de los borregos. El señor marqués de Albayda, por lo menos en esta novillada, ha sabido conservar la casta, la fiereza de los toros... Dos vueltas al ruedo a dos toros, primero y quinto. Cuatro orejas e innúmeras ovaciones a los toreros. Vuelta al ruedo acompañado de los espadas. Es decir, la apoteosis de la casta. El triunfo de los toros sobre los borregos... Un triunfo auténtico del novillero acapulqueño, que no tuvo ocasión de reiterarse. 

Alfredo Leal
Antes, el tlaxcalteca Gabino Aguilar se había presentado el día 10 de mayo, alternando con Rafael Corbelle y el cordobés Manuel Cano El Pireo en la lidia de novillos de Andrés Parladé. El compromiso lo cerró Gabino con discreción, teniendo ya en puerta su alternativa en la cercana Corrida de la Beneficencia.

1966: El 26 de mayo el torero de Monterrey, Raúl García confirma su alternativa de manos de Paco Camino y llevando de testigo a El Cordobés. El toro de la cesión se llamó Camilloso, de Francisco Galache. Fue una corrida en la que el padrino y el testigo fueron abroncados toda la tarde, por imputárseles la blandura y poca presencia de los toros lidiados, en tanto que al regiomontano, como confirmante, se le trató respetuosamente, pero el éxito fue ausente para todos.

Resumen del periodo

Años de ausencia: 1958, 1959, 1960, 1961, 1967, 1968, 1969.

Festejos toreados en el periodo:

Joselito Huerta, 7 [1956 (2), 1957 (1), 1964 (2), 1965 (2)]; Jesús Córdoba, 5 [1952 (2), 1954 (2), 1957 (1)]; Manuel Capetillo, 3 [1952 (2), 1963 (1)],  Jorge El Ranchero Aguilar, 3 [1953]; José Ramón Tirado, 3 [1957]; Alfredo Leal, 3 [1962]; Rafael Rodríguez, 2 [1951 (1), 1953 (1)]; Juan Silveti, 2 [1952 (1), 1954 (1)]; Antonio Campos El Imposible, 2: [1963]; Miguel Ángel García, 1 [1955]; Raúl García, 1 [1966]; Fernando de la Peña, 1 [1963, novillada]; Óscar Realme, 1 [1963, novillada]; Antonio Sánchez Porteño, 1 [1964, novillada]; Gabino Aguilar, 1 [1964, novillada].   

A mi parecer, estos son algunos de los hitos que marcan la presencia de México en la Feria de San Isidro en este periodo de la Historia. Cada quien, en su opinión particular, podrá recordar estos mismos u otros distintos. No obstante, la riqueza de esta fiesta y de su Historia, está precisamente en lo que cada uno de nosotros podamos aportar a su recuerdo.

Continuará… 

domingo, 8 de agosto de 2010

Óscar Realme

Óscar Realme, nacido Óscar Enrique Realme Flores en Saltillo, Coahuila, la tierra de Armillita, el 8 de agosto de 1936 es hijo de un afamado economista y hombre de letras que cultivó una estrecha amistad con el poeta salmantino de la Generación del 27, Pedro Garfias, afincado en Monterrey, México desde 1940. La afición de su padre por la fiesta de los toros le hace frecuentar las plazas desde la primera infancia.

Se presenta como novillero en Zapotiltic, Jalisco el 3 de enero de 1954, alternando con Eugenio Alvarado, Enrique Cervantes y Gabriel Linares y esa tarde corta una oreja al novillo de Cerro Prieto que le tocó en suerte. Su presentación en el Toreo de Cuatro Caminos fue el 18 de agosto de 1957 acartelado con el utrerano Juan Gálvez y Enrique Aguilar, yéndosele vivo uno de sus novillos por manejar mal la espada. En la Plaza México debuta el 7 de agosto de 1960, formando terna con Antonio Durán y David Maldonado para despachar un duro encierro de Tepetzala. Farolito, con 342 kilos, sería su primer novillo en la plaza mayor y su actuación le vale volver el 18 de diciembre siguiente.

Tardaría casi un año para volver al Coso de Insurgentes, pues reaparece allí hasta el 15 de octubre 1961 en la primera de 7 veces que se vería allí anunciado ese calendario, incluida la Novillada de la Oreja de Plata. Su tarde más destacada en cuanto a resultados fue la del domingo 10 de diciembre, cuando acartelado con Juan Gálvez y el tapatío Pedro Jiménez Pedrín se enfrentó a novillos de la Viuda de Miguel Franco y dio vuelta al ruedo tras lidiar a Siete Leguas, tercero de la tarde. A la semana siguiente, Lunero, 2º de los de Pepe Ortiz jugados ese domingo, le mandó a la enfermería con una cornada, cuando alternaba con Eduardo Moreno Morenito y Guillermo Sandoval.

Marcha a España en 1962 y antes cierra sus actuaciones en el escalafón novilleril mexicano en la Plaza Monumental de Monterrey el 4 marzo, alternando con Joel Téllez El Silverio y Carlos Peña Peñita para dar cuenta de un encierro de La Playa. Inicia su campaña española en Palma de Mallorca el 15 de abril alternando con Alfonso Vázquez II y Rafael Chacarte en la lidia de novillos de la Viuda de Alicio Tabernero y José Matías Bernardos. Logra presentarse en Las Ventas el 26 de agosto, alternando con Rafael Montero Rafaelete y el canario Pepe Mata y obtiene la oreja de su primer novillo, que llevaba el legendario hierro de don Manuel García – Aleas. Además logró presentarse ese año en otras plazas de importancia como Barcelona, Zaragoza y San Sebastián.

En 1963 torea novilladas también en las principales plazas españolas. Se presenta en Sevilla el 12 de mayo, en cartel formado por el rejoneador mexicano Gastón Santos y los novilleros Luis Parra Jerezano Curro Montenegro enfrentando todos novillos de don Clemente Tassara. Actúa 4 tardes en Madrid, una de ellas en la Feria de San Isidro y pasa además por plazas como Logroño, Valencia y San Roque. Más o menos 80 novilladas toreó Óscar en nueve años en el escalafón menor. De ellas 60 fueron en México y el resto en España.

Recibe la alternativa en Plaza de Oviedo el 21 de septiembre de 1963 de manos de Diego Puerta y con el testimonio de El Cordobés. Los toros fueron de Atanasio Fernández. Contra la costumbre, esa tarde estrenó un terno azul purísima y oro. La tarde de la alternativa la saldó con la vuelta al ruedo en el de la ceremonia; una salida al tercio en el que cerró plaza y la fractura de un metacarpiano de la mano derecha. Al día siguiente confirma en Madrid de manos de José Martínez Limeño que le cedió un toro de Francisco Ramírez, en presencia de José María Montilla, quien también confirmaba su doctorado. Esa tarde la mansedumbre del ganado no permitió a Óscar pasar de estar discreto.

Se le anuncia para confirmar en la Plaza México el 5 de enero de 1964, pero el toro de la ceremonia Señorito, de La Punta, le pega dos cornadas, una en el muslo derecho y otra en el glúteo del mismo lado, quedando la corrida en un forzado mano a mano entre quien iba a ser su padrino, Jaime Rangel, quien tuvo una gran tarde con Malicioso y Manuel García Palmeño el encargado de atestiguar la ceremonia, quien dio la vuelta tras pasaportar a Estrechito. Por esta razón, la confirmación se postergó hasta el 13 de diciembre siguiente, cuando Jaime Bolaños le cedió al toro Chamacón, de Zamarrero, en presencia de Benjamín López Esqueda, también confirmante ese día. Esa fue la única actuación de Óscar como matador de toros en la Plaza México.

Por esas calendas Óscar Realme entró en una dinámica sindical - que a la postre resultó de efectos desastrosos para sus actores - junto con Luis Procuna, Jesús Córdoba, Jorge Medina, Eduardo Moreno Morenito, el rejoneador Juan Cañedo y Joselito Huerta, surgida inicialmente de la postura del Secretario General electo de la Unión Mexicana de Matadores de Toros, El Ranchero Aguilar, acerca de la presencia de las cámaras de televisión en las plazas de toros. Eso produjo un cisma en la Unión y se celebró una nueva elección, siendo electo nuevamente El Ranchero. Los toreros disidentes se separaron de la Unión y vieron declinar sus carreras pues esa separación sindical los condenó prácticamente al ostracismo.

Es por eso que Óscar Realme retomó sus estudios de Economía, sobre los que manifestó lo siguiente en una entrevista concedida a Mario Erasmo Ortiz en diciembre de 1965, unos días antes de su confirmación de alternativa:

A los 28 años ha de escoger definitivamente su camino. La afición al toreo nació con él ya que tanto su padre y su tío fueron toreros aunque el primero sea hoy un conocido Economista y no quiso en un principio que su vástago siguiera sus pasos por los ruedos...el licenciado accedió y prometió a su hijo darle cuanto necesitara para hacerse torero a cambio de no cortar sus estudios... La madre le arrancó el juramento de que obtendría un título Universitario aunque tardara para lograrlo y aunque triunfara ante los toros. Por eso siguió estudiando y toreando y ahí nació el dilema que hoy encara Oscar Realme matador de toros y Licenciado en Economía.

La suerte aquí no le ha sido propicia desde entonces. Reapareció en la México el 5 de enero de 1964 y al segundo lance le regaló (de reyes) dos cornadas en el muslo y rodilla derechas. Desde, entonces apretó el paso para terminar la carrera universitaria... Acaba de obtener su carta de pasante y dentro de unos meses habrá obtenido el título que hace muchos años le juró a su madre. Tiene propuestas para torear en esta temporada. Y por un momento dejamos a Oscar Realme tratando de resolver un dilema que, a la postre, habrá de resolver el toro; porque estamos seguros de que quien, como Realme nació con afición al toro deja cualquier cosa por la gloria del aplauso que premia una faena.
Al final, Óscar Realme terminó toreando esporádicamente hasta el año de 1972, cuando las asperezas entre los que permanecieron en la Unión Mexicana de Matadores de Toros y la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos quedaron debidamente salvadas. Un celo sindical mal entendido privó a la afición de disfrutar de un torero de finas maneras, de gran personalidad y de probado oficio, que tenía todo para ser un importante personaje de la fiesta.

Torea su última corrida el 21 de julio de 1974 en la Plaza de Toros Monumental de Monterrey, en la despedida de Fernando de la Peña, alternando también con Jesús Delgadillo El Estudiante en la lidia de toros de La Playa, teniendo así una despedida de los ruedos no anunciada.


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