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domingo, 8 de junio de 2025

8 de junio de 1933: Armillita corta un rabo en Madrid en el homenaje a Martín Agüero

Foto de Baldomero aparecida en el diario La Nación
Madrid 9 de junio de 1933

El quinto toro de la sexta corrida del abono madrileño de 1928, celebrada el domingo 20 de mayo, llamado Aceitero, marcado con el número 6, de los herederos de Esteban Hernández, ganadería conocida en sus mejores días como los pablorromeros de Madrid, le infirió una cornada al diestro bilbaíno Martín Agüero.

El parte facultativo que rindió el doctor Jacinto Segovia acerca del percance sufrido fue el siguiente, según se publicó en el diario La Libertad:

«Durante la lidia del quinto toro ha ingresado en esta enfermería el espada Martin Agüero con una herida por asta de toro en la cara posterior, tercio superior, del muslo izquierdo, que interesa piel, aponeurosis, músculos abductores, y tiene dos trayectorias: una hacia la tuberosidad isquiática y otra hacia fuera. Pronóstico menos grave. – El profesor Segovia.» 

En una primera impresión parecía un percance menor que permitiría a Agüero regresar a los ruedos en unas cuantas semanas, pero de la descripción de las lesiones, no se advierte un puntazo corrido en el pie izquierdo y que quizás, junto con el compromiso circulatorio en el miembro herido, impidió que la herida le cicatrizara debidamente. Pudo reaparecer el 29 de junio siguiente, y el 9 de agosto vuelve a ser herido en Bayona. Después de ese percance suma cinco tardes más en el calendario, advirtiéndose que tenía serias dificultades para caminar y reponerse delante de los toros.

Con esas limitaciones físicas, seguirá en los ruedos las campañas de 1929 y 1930 y en 1931, se le somete a una intervención quirúrgica para amputarle los dedos del pie izquierdo, anunciándose por la prensa taurina de la época por el mes de julio, que había quedado imposibilitado para torear. Martín Agüero tenía apenas 28 años de edad.

En 1933, hizo pública su retirada de los ruedos, porque después de probarse con vacas en tentaderos, se percató de que no estaba ya apto para enfrentar a los toros en los ruedos y así lo comunicó epistolarmente a la prensa española de la época. Publicó el diario madrileño La Libertad el 3 de febrero de ese año:

Martin Agüero se retira. El que fue excelente estoqueador de toros, Martin Agüero, nos escribe una carta en la que nos comunica que el intentar entrenarse para reanudar su profesión y convencerse de que no está en condiciones paira ello, ha decidido retirarse del toreo... Las esperanzas que abrigaban el matador bilbaíno, sus amigos y los aficionados a la fiesta taurina no se han confirmado, y Martin, inútil a consecuencia de la operación que tuvo que sufrir en el pie derecho, no volverá a vestir el traje de luces... Sinceramente lo lamentamos, porque toreros del temple de Martín Agüero, toreros de tan acrisolada honradez profesional, toreros que se «vayan detrás de la espada» y den con el pecho en el morrillo de los toros, van quedando tan pocos que no es fácil resignarse con la desaparición de uno de los más caracterizados cultivadores de la escuela. Y, además, cuando el torero se retira porque ha logrado alcanzar la meta de sus aspiraciones... pero en este caso de Martín Agüero, cuando en plena juventud y lleno de afición se anhela el triunfo y se ve rota la carrera, desvanecidas las ilusiones y truncado el porvenir, sólo puede producir amargura y tristeza...

Tras de hacer pública su necesaria decisión, los estamentos de la fiesta se pusieron en movimiento para intentar auxiliar al compañero caído, como enseguida lo veremos.

La solidaridad del toreo

Anunciado el retiro de Martín Agüero y las causas del mismo, prontamente se movilizaron los distintos estamentos de la fiesta para auxiliar al torero de Bilbao. No fue precisamente un camino de rosas el llegar a la corrida que en este momento me ocupa y una posterior celebrada en su tierra natal, como lo narra Alfonso, cronista del diario El Liberal, en su edición del 9 de junio de 1933:

Bombita tuvo el rasgo, de todos conocido y alabado, de crear el Montepío. Ha habido necesidad de llegar a estos tiempos para que la benéfica institución haya dejado de ser un culto para los toreros... Bombita, Vicente Pastor, Marcial Lalanda y Domingo Ortega han hecho verdaderos sacrificios para el sostenimiento de la misma. Hay que pintar el cuadro con toda dureza para que no se repita el caso de que un hombre como Martín Agüero, cuando se hallaba en el apogeo de su arte y de su fama, por un desgraciado accidente tuvo que abandonar la profesión, y se ha visto en la imprescindible necesidad de organizar este beneficio. Pues bien; cuando esto sucede hay diestros... que se niegan a torear la corrida del Montepío, o piden cifras tan fantásticas, que de antemano sabe cuál ha de ser la contestación... Hay que hacer un escarmiento serio para terminar con estas cosas. Medios legales existen para que los hombres de corazón – en la plaza y en la calle – se nieguen a actuar con los que anteponen su conveniencia particular al interés general de los compañeros desvalidos. Aislarlos es un beneficio...

Y, sin embargo, la corrida se pudo organizar, contando con Nicanor Villalta, Fermín Espinosa Armillita, Domingo Ortega y Fernando Domínguez, quienes enfrentarían en el inicio, un encierro de Julián Fernández, antes Vicente Martínez, del que al final, solamente se aprobaron cuatro toros, completándose el lote, con otros cuatro salmantinos de Clairac.

La corrida contó, además, con la presidencia honoraria de Vicente Pastor, diestro madrileño en el retiro, quien, en su día, también fuera presidente del Montepío de Toreros.

Los triunfos de Armillita y Ortega

Las crónicas de casi todos los diarios de Madrid se ocuparon de señalar primordialmente la faena de Domingo Ortega al toro Tesorero, número 32, corrido en tercer lugar, ante el que el torero toledano recuperó, en el sentido colectivo de los cronistas, el sitio que parecía tener perdido. Le cortó las dos orejas y se llevó una de las grandes ovaciones de la tarde.

Por su parte, Armillita tuvo una labor breve ante el primero de su lote, de Julián Fernández, el que casi al abrirse de capa lo volteó y le destrozó la taleguilla, dejando para la posteridad una imagen suya poco frecuente, pues tuvo que terminar la corrida con un pantalón de arenero, pues los destrozos a su vestido de luces, eran irreparables.

Armillita visto por Roberto Domingo
Diario La Libertad, Madrid 9 de junio 1933

Ante el sexto de la tarde, Saltillo, negro bragado y escurrido de carnes, de Clairac, realizó una de las grandes faenas de su historia en los ruedos hispanos. Escribió Rafael Hernández y Ramírez de Alda, firmando como Rafael para el diario La Libertad:

Su segundo toro fue bravo y lo aprovechó Armillita para hacer una faena grande y completa, una faena de maestro y de artista. Empezó toreando de capa con mucho temple y mucha quietud y siguió en quites derrochando arte y valentía. El toro, bravo y noble, se arrancó bien a los caballos… Tomó Armillita los palos, y después de citar insistentemente para quebrar clavó un gran par al cuarteo. Volvió a citar al quiebro, y a fuerza de aguantar obligó al toro a que se arrancara; pero tan de cerca que no había sitio para ejecutar la suerte, y así resultó el par desigual y Armillita atropellado. Sin embargo, fue tan grande el valor con que aguantó al toro, que se le ovacionó con entusiasmo. Cerró el tercio con otro par al cuarteo muy bueno y se reprodujeron las ovaciones… Brindó la muerte del toro desde el centro del ruedo e inició la faena con un pase por alto superior, y seguidamente, con la muleta en la izquierda, dio seis naturales admirables de temple, de mando y de valor, y luego, ligado con ellos, uno de pecho soberbio, corriendo bien la mano y pasándose todo el toro por delante. Estalló la ovación en honor del gran torero y ya siguió durante toda la faena, en la que hubo pases de todas marcas y adornos de todo género, incluso un molinete de rodillas, realizado todo con una elegancia, un arte y una maestría imponderables. Entrando bien dio una estocada que mató sin puntilla, y a petición unánime del público se le concedió una oreja, luego la otra y el rabo (que Armillita tiró con muy buen acuerdo) y dio la vuelta al ruedo entre aclamaciones y tuvo que salir a los medios y aun se le ovacionaba durante la lidia del otro toro. Un éxito, en suma, tan grande como merecido...

La tarde triunfal del homenaje y beneficio a Martín Agüero quedó redonda, con esta importante faena del Maestro de Saltillo.

Nicanor Villalta y Fernando Domínguez terminaron por enfrentarse a los huesos del encierro y terminaron por demostrar su voluntad de agradar y de auxiliar a su compañero caído ante las astas de los toros.

El homenaje a Martín Agüero

Tras despachar al tercero de la tarde, Domingo Ortega sacó a Martín Agüero al ruedo y le invitó a dar la vuelta al ruedo junto con los demás diestros actuantes en el festejo. Escribió Eduardo Palacio en su crónica aparecida en el diario ABC de Madrid:

Martín Agüero salió al ruedo de la mano de Ortega en el toro en que triunfó plenamente el de Bórox, y ambos y los otros tres espadas escucharon muchos aplausos... Ver a Martín Agüero cojeando sobre la arena donde tantas tardes triunfara su gallardía, en ese coso que fue el de sus éxitos y del que salió en hombros infinidad de veces, producía una tristeza infinita. No obstante, el inválido, correspondiendo a los aplausos que se le tributaban, sonreía satisfecho, reconociendo que aquella prueba de cariño era el epílogo de la historia brillante de un pundonoroso matador de toros. Y así era, en efecto...

Era un reconocimiento justo, aunque la plaza no se haya llenado. Quizás si se hubiera dado en domingo, la entrada pudo ser otra. En fin...

Termino estos apuntes con una reflexión que hizo en su día el citado Eduardo Palacio, en el introito de la crónica de esta corrida histórica:

El 31 de agosto de 1924 tomó en Málaga la alternativa de manos de Chicuelo, que le cedió el toro de Pablo Romero, “Sotillo”, chorreao en verdugo, el diestro bilbaíno Martín Agüero, que contaba a la sazón veintidós años de edad… llegó a sumar cincuenta y dos corridas el año 27, y eso que perdió algunas por diversos percances, marchando luego a Méjico ventajosamente contratado, y realizando allí una brillante campaña. Regresó a su patria, y la temporada de 1928 se le presentaba espléndida, teniendo ya en su haber las orejas de oro de la Asociación de la Prensa de los años 26 y 27, cuando en la corrida del domingo 20 de mayo, alternando con Fuentes Bejarano y Mendoza, un toro de los lidiados, su segundo, de D. Esteban Hernández, le infirió una cornada en un muslo y un puntazo en el pie derecho, determinando esta última lesión, tras dos años de lucha y sufrimientos, el tener que abandonar el arte a que había consagrado sus desvelos, por encontrarse cojo. Su última actuación fue en Logroño, el 24 de septiembre del 30, matando un toro de Murube, tan admirablemente, que cortó la oreja del bicho…. Tristezas, ingratitudes, decepciones del pobre inválido, y una lucha homérica para llegar al día de ayer, en la que se verificó, ¡al fin!, una corrida en su beneficio. Antes de hablar de ella quiero en estas líneas enviar a Martín Agüero un fuerte abrazo, compendio de la sincera admiración que le profesé siempre, como artista y como hombre. Primero supo luchar con los toros; después ha sabido luchar denodadamente con otra fiera más temible: la adversidad. Y ni con aquéllos ni con ésta trató de defenderse con ningún truco. A los primeros dio su valor sin par y su arte, y a esta ha hecho frente con una sonrisa de desdén y la firmísima voluntad de consagrarse al trabajo. Por eso deseo al valiente inválido que, como fin de su jornada, encuentre convertidas en rosas las espinas que bordearon el camino de su triunfo. Todo lo merece por bueno y por hombre...

Martín Agüero, quien nos dejó para la posteridad la muestra de la manera de matar correctamente a los toros y que también ha sido el inspirador de uno de los más hermosos pasodobles que la música del toreo conoce, falleció en el año de 1977, perseguido por las secuelas de la cornada de Aceitero. Que haya encontrado el merecido reposo.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Toreo en la Maestranza cuando me da la gana don José...

Ignacio Sánchez Mejías en su despedida en Ávila
Fotografía: Manuel Vaquero
© Manuel Vaquero - Archivo Ragel - Carlos González Ximénez
10 de octubre de 1922
Esto que hoy les presento aquí, lo había publicado hace ya algo más de ocho años en Tauropedia, una magnífica bitácora que administra Carlos González Ximénez y en la que nos presenta imágenes captadas por las lentes de las cámaras de Aurelio Rodero y Manuel Vaquero

En aquella ocasión, Carlos tuvo a bien presentarme algunas fotografías de Ignacio Sánchez Mejías y me sugirió que escribiera algo acerca del torero sevillano. Dándole vueltas a la situación me vino a la mente aquél hecho no igualado que ocurrió la tarde del 21 de abril de 1925, en la que actuaron ante toros de Santa Coloma, Manuel Jiménez Chicuelo, Martín Agüero, Juan Luis de la Rosa y Litri. Enseguida, lo que sucedió.

Algunos antecedentes de la situación

Ignacio Sánchez Mejías concluyó la temporada de 1922 en Ávila, estoqueando siete toros, tres de Antonio Pérez Tabernero, tres de Argimiro Pérez Tabernero y el sobrero de García de la Resina él solo. Al terminar la corrida, la sensación de que no había manera de satisfacer el interés de la afición con su actuar en el ruedo, le hizo declarar lo siguiente a Eduardo Palacio, cronista del diario madrileño ABC:
Sí, esto se concluyó; cuando me jugaba desesperadamente la vida en el último toro, lo tenía decidido firmemente; el público no me quiere, me exige que me cuelgue de los pitones, lo hago por darle gusto, por escuchar su aplauso enloquecedor, y aún así me lo regatea tacañamente; he sido vencido en lucha tan desigual y lo dicho, amigos míos, esto concluyó...
Se dedicaría a su familia y quizás a escribir, pero en esos momentos, los toros estaban fuera de toda cuestión.

Pese a todo, pudo más su afición y a mediados de la temporada de 1924 volvió a los ruedos y no obstante su tardío inicio, logró sumar 42 fechas. En esa temporada se conformó la Asociación de Empresarios y Propietarios de Plazas de Toros de España, que tenía como cabezas visibles a los señores Linaje (Madrid), Arau (Bilbao), Ucelayeta (Bilbao), Vallejo (Valladolid), Elío (Vitoria), Santiuste (Vitoria) y muy principalmente a José Salgueiro de Sevilla, que era la eminencia gris, aunque Linaje fuera el Presidente.

El funcionamiento de esa Asociación de Empresarios tendría en los hechos el de la agrupación económica conocida como cártel – pese a lo desprestigiado que está el término – toda vez que era un acuerdo celebrado entre dos o más empresas con miras a la dominación de un mercado determinado, para prevenir competencias externas. Las bases de operación de ese cártel, eran el establecer un honorario máximo para los toreros de 7 mil pesetas por corrida – se afirma que algunos toreros, como el mismo Sánchez Mejías percibían al menos el triple – y el sancionar económicamente a los diestros que se contrataran con empresas que no pertenecieran a la Asociación.

En el invierno de 1924 se forma la Sociedad de Matadores de Toros y Novillos y para presidirla se designa a Ignacio Sánchez Mejías, quien comenzará a pugnar por el derecho de los toreros a contratarse libremente y a gestionar con igual libertad el monto de sus percepciones. La respuesta de la Asociación de Empresarios fue el proponer en público una mesa de negociación, en tanto que en lo privado, José Salgueiro proponía a sus agremiados que no contrataran a Sánchez Mejías en ninguna de sus plazas.

Eso motivó que en febrero de 1925, la Sociedad de Matadores contratara al Presidente del Colegio de Abogados de Madrid, don Juan de la Cierva, para que le patrocinara una causa ante los Tribunales, en contra de los empresarios, que con su actitud, pretendían restringirles su derecho al trabajo y a la remuneración de éste. Al final, la resolución judicial fue favorable a los toreros.

El anuncio de la Feria de Abril de 1925

A finales de marzo de 1925, Salgueiro anunció los carteles de la Feria de Abril. El día 18 ante toros del Conde de la Corte, actuarían Chicuelo, Facultades y Antonio Posada; el 19, Chicuelo, Facultades y Litri lidiarían un encierro de Guadalest; el lunes 20, los toros de los hijos de Eduardo Miura serían para Juan Luis de la Rosa, Chicuelo y Martín Agüero y el martes 21 la feria cerraría con 8 toros de Santa Coloma para Juan Luis de la Rosa, Chicuelo, Martín Agüero y Litri. Posada fue herido el día 18 y fue sustituido por Chicuelo el día siguiente y por La Rosa los días 20 y 21.

Anunciados los carteles, Federico M. Alcázar, en el número correspondiente al día 1º de abril de la revista Mundo Gráfico, de Madrid, reflexionaba lo siguiente en un artículo titulado «En “La Perlita” darán razón»:
…Ya está hecho el cartel de la feria de Sevilla. Ya se ha cometido el atropello, o, mejor dicho, el despojo de que han sido víctimas Sánchez Mejías y Marcial Lalanda. Una vez más ha triunfado el capricho y la arbitrariedad de un señor frente a las justas demandas de la afición de todo un pueblo. ¿Es esto lícito? Rotundamente, no. Lo hemos dicho en otra ocasión y lo repetimos cuantas veces sea preciso. Un empresario no tiene derecho, en nombre de ningún interés particular, a privar a un público de ver a un torero cuando éste es una garantía en taquilla. En esto no debe haber vetos ni sociedades, sino la fiesta y el público. Por encima del egoísmo y de los rencores de un empresario está la afición, que paga y la fiesta por cuyo esplendor deben velar unos y otros…
El empresario de la Maestranza había cumplido lo que se propuso, al menos en lo que a él concernía, no contrató a Ignacio y se afirma que dijo: En esta plaza, mientras yo sea empresario, no pisará más su albero ese torero…

Eso último, estaría por verse.

La corrida del 21 de abril

Chicuelo fue abroncado; La Rosa pasó de puntillas; Litri se mostró esforzado y Martín Agüero demostró por qué la Historia del Toreo le recuerda como uno de los grandes artífices de la suerte de matar. Fue en el segundo toro de su lote, en el séptimo de la jornada, en el que Ignacio Sánchez Mejías, pese a la admonición de José Salgueiro, toreó en la Plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y pisó su albero en la Feria de Abril de 1925.

Los hechos sucedieron de la siguiente manera, según las relaciones que de ellos se conserva:

La versión que publican Antonio García – Ramos y Francisco Narbona, es la siguiente:
…tras la pelea con los jacos el clarín anunció el cambio de tercio y el banderillero de turno clavó el primer par, Ignacio, espectador de la corrida en primera fila de barrera, saltó al callejón y sin quitarse el sombrero de ala ancha se presentó en el redondel, requiriendo a Agüero. Solicitaba permiso para participar en el tercio. No puso obstáculo el vasco… conjuntamente, solicitaron la venia de la máxima autoridad en la plaza. Aceptó ésta y entre la renovada ovación del respetable allá se fue Sánchez Mejías, con la americana bien abrochada y el cordobés bien encajado, dejando tres pares de banderillas más. El conde de Colombí, testigo de la hazaña (y a quien debemos este testimonio) los describió así: «El primero fue espectacular, sin terreno casi para salir de la suerte; el segundo, de dentro a fuera, apoyando la espalda en los tableros de la barrera; el tercero, cambiando en la misma cabeza del toro, teniendo, después, que saltar al callejón.» Se escuchó una de las más grandes ovaciones registradas en la Real Maestranza. Luego Agüero brindó la muerte de su enemigo a Ignacio, que volvió, sonriente, a su asiento, como si tal cosa. Tan pronto el torero bilbaíno acabó con el bicho, el público le invitó a dar la vuelta al ruedo «con Sánchez Mejías», en medio de otra gran ovación. Cuando los dos espadas pasaron a la altura del burladero de la empresa, Ignacio se encaró con Salgueiro y muy cortésmente, le dijo: «Lo ve usté… Piso este ruedo y toreo en la Maestranza de Sevilla cuando me da la gana, don José…».
La segunda versión, más inmediata, es la que apareció publicada en la crónica del diario El Guadalete, de Jerez de la Frontera, el día 22 de abril de 1925, titulada Sánchez Mejías capitalista y que en su parte medular dice: 
Séptimo: Negro lombardo… Un voluntario se arroja al ruedo y después de dar varios pases es detenido. Agüero lancea bien. Sánchez Mejías, que se encuentra presenciando la corrida, pide permiso para banderillear, otorgándoselo la presidencia. Al saltar al anillo Ignacio el público le ovaciona y la música deja oír sus acordes. Entra por los terrenos de adentro y deja un buen par. Después intenta sesgar de nuevo y se ve precisado a saltar la barrera. Vuelve a la carga y con extraordinaria valentía, sin tener apenas salida, exponiéndolo todo, coloca un par magnífico, sucediéndose las ovaciones. Martín Agüero brinda a Sánchez Mejías. Está con el reflejo cerca y breve, intercalando dos pases de pecho estupendos. Entra soberbiamente al volapié y deja el estoque en todo lo alto. (Ovación grande, regalo del brindado y petición de oreja). Martín e Ignacio dan la vuelta al ruedo, siendo muy aplaudidos, incluso por los Reyes...
En lo esencial, las dos versiones son coincidentes, salvo por la mención que hace la segunda de la presencia de los Reyes de España en el festejo.

Lo que me impresiona de la información en torno al festejo y al hecho mismo, es la manera en la que se intentó silenciar. Los diarios de Madrid, lo consignan en un par de líneas. Solamente los nocturnos, El Heraldo y La Voz mencionan con algo de desarrollo el suceso; el ABC, simplemente lo omite y en las publicaciones especializadas, podemos ver que La Lidia lo reduce a un par de líneas y en El Toreo ni siquiera se reseña el festejo. Tal era la fuerza de la Asociación de Empresarios, que a toda costa pretendía mantener la victoria pírrica de Salgueiro, pues pese a todo, Ignacio Sánchez Mejías seguía manteniéndose en los primeros sitios del escalafón.

La temporada 1925 la concluyó Ignacio con 61 corridas y aún así se dio tiempo para hacer crónica y crítica taurinas en el diario La Unión de Sevilla. Hoy tenemos la oportunidad de conocer mucha de esa obra periodística en el libro titulado Sobre Tauromaquia, publicado en 2010 en Córdoba.

No obstante, considero que la hora dorada de Ignacio Sánchez Mejías en ese 1925 fue el momento que perpetuara Andrés Martínez de León en su obra que titulara El Lanzamiento y que con estas líneas intento recordarles.

domingo, 15 de septiembre de 2013

14 de septiembre de 1968: Alternativa de Curro Rivera en Torreón

Curro Rivera, Aguascalientes Ca. 1976
Francisco Martín Rivera Agüero nació en la Ciudad de México el 17 de diciembre de 1951. Fue hijo de una de las figuras importantes de la mitad del siglo XX, el potosino Fermín Rivera y sobrino por la vía materna del gran estoqueador bilbaíno Martín Agüero. Se presenta como novillero con caballos en la plaza de toros que hoy lleva el nombre de su padre el día 6 de agosto de 1967, acartelado con Mario Sevilla y Jorge Blando para enfrentar un encierro de Valparaíso.

A partir de esa presentación Curro Rivera realizará una fulgurante campaña por los ruedos mexicanos, ofreciendo a la afición un toreo de sólidas bases técnicas pero reforzado con un refrescante aire nuevo que reflejaba por una parte la juventud del diestro – apenas 16 años – pero por la otra, la intención de escalar las más altas cumbres de la fiesta.

Su alternativa se programó para el día 14 de septiembre de 1968 en la plaza de Torreón, Coahuila, dentro de los festejos de la Feria del Algodón. Le apadrinaría Joselito Huerta y constataría la ceremonia Jaime Rangel. El encierro elegido para la ocasión fue de San Martín. Ya desde la víspera se hacían diversos comentarios sobre ese festejo, que sería el primero de feria. El licenciado Pedro Ramírez Rubio, en su columna Momento Taurino”, del diario El Siglo de Torreón, expresó lo siguiente la víspera:
Gran aparato en torno a Curro Rivera, deseosos estamos de conocerlo y posteriormente emitiré mi opinión... No cabe duda de que su padre conoce el medio... Don José Huerta, el maestro de Tetela de Ocampo, será todo un señor padrino y sabrá darle una buena lección… Jaime Rangel, esperamos verlo en su tarde... Los toros de San Martín y Zacatepec, afirman que son garantía... Parece que al fin el monopolio se acordó de nuestro coso... ¡Suerte a la afición lagunera!
Al día siguiente al festejo, se publicó sin firma, una crónica de la siguiente guisa:
Huerta fue el triunfador de la corrida ayer en esta ciudad. Rivera tomó la alternativa. Joselito Huerta cortó dos orejas, y fue el triunfador de la corrida celebrada ayer en la Plaza de Toros de esta ciudad, en la que tomó la alternativa Curro Rivera quien por pinchar 3 veces perdió los apéndices… Se lidiaron seis toros de San Martín que cumplieron y uno de Zacatepec, manso. Se registró media entrada y la corrida se celebró con tiempo que amenazaba lluvia… Curro Rivera toreó estupendamente con el capote al toro del doctorado por verónicas y gaoneras. Trasteo variado con el sello personal de la casa. Por pinchar tres veces perdió la oportunidad de cortar las dos orejas. En el otro bien con el capote, faena torera y voluntariosa, recibiendo aplausos, y regaló el sobrero de Zacatepec que no se prestó a lucimientos, pero mereció aplausos por su actuación… Joselito Huerta fue ovacionado con el capote en el primero, desarrollando faena de gran maestro destacando las series de derechazos y naturales con adornos. Mató de estocada. Dos orejas; en el otro, se mostró torero y fue aplaudido por variado trasteo, mató de tres viajes y dio vuelta al redondel… Jaime Rangel cargó con lo menos propicio del lote. En el primero fue ovacionado con el capote, trasteo breve, silencio. En el otro, mostrándose voluntarioso y valiente, mata de pinchazo y estocada, escuchando ovación.
El toro de la ceremonia se llamó Presidente y fue de la ganadería titular, por esas fechas recien adquirida por Jose Chafik y Marcelino Miaja a quien la fundó, el picador retirado Juan Aguirre Conejo Chico.

Podrán preguntarse el por qué de lo escueto de la crónica de un festejo ferial. De hecho y en primera instancia yo quedé sorprendido de la cobertura tan breve que se le dio a ese festejo, pero recorriendo las páginas del diario advertí que se había decretado la evacuación de distintas zonas de la ciudad de Torreón previéndose inundaciones por crecientes extraordinarias del río Nazas, debidas estas al ingreso a tierra del huracán Naomi que entró por el puerto de Mazatlán en la costa del Pacífico.

En esa forma, las páginas del diario estaban casi todas ocupadas con las distintas instrucciones que se daban acerca de las zonas tanto de Torreón, como de sus conurbadas Ciudad Lerdo y Gómez Palacio – estas pertenecientes al Estado de Durango – que deberían ser evacuadas con la intención de evitar en lo posible desgracias personales. Igual, se daba cuenta de una compañía vinícola que ofrecía hacer esfuerzos extraordinarios para salvar la cosecha y la producción de la región.

Los festejos de la Feria del Algodón de 1968
Por otra parte, el mismo 15 de septiembre de 1968 se anunció la suspensión del resto de los festejos de la Feria del Algodón en la siguiente gacetilla:
Se suspenden actividades de la feria. Las actividades de la Feria del Algodón tuvieron que ser suspendidas desde anoche y pospuestas para reanudarlas en la fecha que oportunamente se dará a conocer, tanto al público, como a los expositores… Se tomó esta medida en virtud de que el ambiente no es de fiesta y aunque el tiempo hubiera permitido el funcionamiento de la exposición agrícola, industrial, comercial y ganadera, se prefirió posponerla porque quizás hubiera habido pocos visitantes… Hoy tendrán los miembros del Club Rotario y los organizadores de la Feria una entrevista con el Gobernador del Estado, Sr. Braulio Fernández Aguirre, para solicitarle su opinión y su apoyo para pedir de la Secretaría de Gobernación el permiso para prorrogar el plazo que se les había concedido… Por su parte el Centro Campestre suspendió también el Baile de Independencia anunciado para esta noche, no así el Club de Leones, que efectuará el suyo en su Casino de la Colonia San Isidro.
Esta nota no hace alusión a la segunda corrida de la feria, en la que recibiría la alternativa el diestro venezolano Carlos Málaga El Sol, pero el día del festejo – 16 de septiembre – se publicó lo siguiente: 
Carlos Málaga “El Sol”, de Venezuela se hará matador de toros en otra ocasión. Esta tarde aquí estaba anunciada tal ceremonia, pero la corrida se suspendió por los torrenciales aguaceros que están cayendo en la ciudad… La mayor parte de las calles están inundadas, el río Nazas amenaza con desbordarse, y por ese motivo se decidió suspender el festejo taurino… Se dijo que la corrida se dará una vez que se normalice la situación… En el cartel de esta tarde estaban anunciados Raúl García que sería padrino de la alternativa de Carlos Málaga “El Sol” y Eloy Cavazos como testigo y los toros de Zacatepec.
El Sol recibiría la alternativa dos semanas después, el 29 de septiembre, en San Miguel de Allende, de manos de Eloy Cavazos y fungiendo como testigo mi paisano Fabián Ruiz. Los toros serían de Campo Alegre.

Curro Rivera salió de Torreón la noche misma de su alternativa a torear a Ciudad Juárez, plaza en la que recibió una cornada de consideración cuando alternaba mano a mano con Raúl García, perdiendo, según su administración al menos cinco fechas, según nota publicada en el diario El Informador de Guadalajara:
Curro Rivera tiene para 20 días de reposo. El diestro mexicano Curro Rivera que resultó gravemente herido ayer domingo en Ciudad Juárez al día siguiente de su alternativa, tiene una cornada de doce centímetros de extensión en el muslo izquierdo… La parte afectada es la cara anterior del tercio medio y con dos trayectorias, una de doce centímetros y otra de quince, que dejan al descubierto el fémur, la safena y la femoral… Según los médicos que le atienden, Curro Rivera – que por este percance pierde sus cinco primeras corridas como matador de alternativa – tardará en sanar unos veinte días.
Así fue el arranque de una carrera que concluyó en una primera etapa el 15 de noviembre de 1992 en la Plaza México, con el toro Cumbre de Julio Delgado, al que le cortaría las dos orejas, alternando con José Ortega Cano y Miguel Espinosa Armillita Chico. Volvería un par de ocasiones a los ruedos. La primera, el primero de enero de 1995, para dar la alternativa en San Luis Potosí a Miguel Lahoz, con el testimonio de Jorge Gutiérrez y toros de Xajay y una segunda el año 2000, iniciando el 27 de agosto, fecha en la que también en la plaza El Paseo – Fermín Rivera doctoró a Fermín Spínola y a Óscar López Rivera – ambos sus discípulos – y después actuó en un breve número de corridas, cerrando el calendario – 30 de noviembre – en la Plaza México en un festival a beneficio de la Fundación Teletón, en el que cortó dos orejas y junto con El Juli se alzó como triunfador.

Curro Rivera falleció en la finca de La Alianza, asiento de la ganadería que fuera de su padre, el 23 de enero de 2001 a causa de un infarto masivo de miocardio. Se asegura que tras de la redonda actuación del Festival del Teletón del anterior noviembre, la empresa de la Plaza México le había contratado para reaparecer vestido de luces en la corrida del 5 de febrero, la fecha estelar de la temporada americana y que allí se estaba preparando para esa importante cita a la que ya no pudo llegar.

Hoy le recuerdo en este aniversario de su llegada a la dignidad de matador de toros.

Aldeanos