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domingo, 2 de abril de 2023

Feria de San Marcos 1973. La consolidación de un proyecto (I)

El anuncio de la tercera edición

El anuncio original de la Feria de San Marcos 1973

El año taurino del 73 inició con fuerza en lo taurino y en la polémica. El 5 de febrero don Guillermo González Muñoz ofreció una corrida de toros en la que actuaron mano a mano Manolo Martínez y Palomo Linares ante toros de Suárez del Real. El torero de Monterrey tuvo una tarde pletórica y, aunque solamente se llevó cuatro orejas en la espuerta por su manejo con la espada, pudo salir con todos los despojos de sus toros en las manos.

Palomo Linares, por su cuenta, realizó una faena importante al cuarto de la tarde, Platillero, pero a la hora de entrar por uvas, quiso jugar a la segura y trató de provocar el indulto del toro… pero después del primer pinchazo. El entonces juez de plaza, don Jesús Gómez Medina, lo negó y por su cuenta, el torero linarense también desistió de intentar poner fin a los días del toro de don Francisco Suárez del Real, por lo que le sonaron los tres avisos, en medio de una bronca de proporciones épicas. Escribió en su día Everardo Brand Partida para El Sol del Centro:

El de Linares volteó hacia el palco de la autoridad, y el señor Gómez Medina ordenó que debería matar al de Suárez del Real, y entonces Sebastián acató la orden del juez tirándose, pero pinchando en hueso, y fue ahí que consideró que había perdido las orejas, que el triunfo “que tanto necesitaba”, se le iba de las manos, y tras de torearlo nuevamente por lasernistas, “fabricó” e hizo su teatrito, ya que encarándose entonces a la autoridad, pidió que le tocaran los tres avisos reglamentarios, para que el toro fuera devuelto a los corrales... El público no se tragó la píldora, y abroncó al español, al que llevaron – su peón de confianza – las orejas y el rabo, tratando de hacer ver aquello como el indulto del toro concedido por el juez, pero sólo avivó las protestas y rechiflas en su contra, pues ¿“cómo pretende un torero que se indulte un toro después de haberlo pinchado”? y su actitud, su teatro, no fue enérgicamente sancionado, de ahí que señalamos que puso en evidencia a la autoridad... Tras de ese pinchazo, si bien volvió a torearlo, debería de haber intentado la suerte suprema, “y así debería habérselo exigido el juez”, para que diera muerte al astado en el ruedo, pero lamentablemente, sorprendió y esa es nuestra explicación, a la misma autoridad, ya que, aceptando el pedimento del torero, hizo sonar el clarín hasta en tres ocasiones, y el toro volvió a los corrales...

Pues la polémica continuó los meses siguientes y así, en la edición del 10 de abril de 1973 del propio Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina, escribía un artículo titulado Epílogo. El indulto de “Platillero” y los desahogos de S. Palomo Linares:

...No desconozco los ataques que de inmediato, a través del micrófono o bien en publicaciones aparecidas posteriormente, cuando no en corrillos y cafés, me han sido dedicados. Los esperaba, pues desde que, por razones de amistad, acepté el cargo de juez de plaza, sabía a lo que quedaba expuesto… Más es oportuno decirlo: ni ahora, como juez del espectáculo taurino, ni antes - ni tampoco mañana - como cronista del mismo, me ha llevado otro móvil que el de ser consecuente con una afición que llevo conmigo desde muy temprana edad… Esto, y el reconocimiento y la solidaridad de muchos excelentes aficionados, serán, siempre, mi mejor estímulo y la compensación más satisfactoria…

Es decir, intentaba dar por terminada una discusión que era infructuosa y que, a la luz de lo sucedido, ponía la razón de su lado. Me tocó presenciar ese festejo y sí, evidentemente que toda la situación se tornó en un despropósito. Palomo Linares se fue de México después de esa corrida y tardaría 20 años en volver, a torear solamente dos festejos.

El anuncio de una feria de una inusitada extensión

Los diarios de Aguascalientes publicaban, el viernes 6 de abril de 1973, una nota que, a comparación de lo que hoy sucede, resulta escueta, anunciando el elenco y los carteles de la Feria Taurina de San Marcos para ese calendario. Se ofrecían once festejos a la afición, que eran diez corridas de toros y una novillada.

A propósito de ese anuncio escribió don Jesús Gómez Medina en su tribuna de El Sol del Centro de la mencionada fecha:

Según lo previsto, ayer quedaron totalmente confeccionados los carteles de las diez corridas de toros que tendrán lugar en el curso de la próxima Feria de San Marcos... Y también, como en su oportunidad lo dimos a conocer, el elenco de matadores está encabezado por la trilogía máxima de los ases mexicanos de la presente etapa: Manolo Martínez, Curro Rivera y Eloy Cavazos, a cuyo lado entrarán también en funciones los más destacados del resto de lidiadores aztecas, que así mismo tendrán como alternantes a dos coletudos representativos de la torería española y colombiana, respectivamente... En cuanto a las ganaderías, se confirma lo informado anteriormente: por la arena del Coso San Marcos desfilarán las divisas de varias de las ganaderías de mayor y mejor historial en México, de aquellas que, con bravura y nobleza de sus astados, han permitido el desarrollo y auge de la fiesta brava en nuestro país. Pero, dejémonos ya de consideraciones y vayamos concretamente al punto básico, transcribiendo los carteles de los diez festejos, según nos los dio a conocer, ayer, Héctor de Granada...

Los carteles anunciados fueron:

Domingo 15 de abril. – 5 de la tarde. – Novillada del Cristo Negro del Encino: Gilberto Ruiz Torres, José Manuel Montes, Aurelio García Montoya, Luis Niño de Rivera, José Antonio Picazo “El Zotoluco”, y Rafael Velázquez. 6 Chinampas

Domingo 22 de abril. – 5 de la tarde. – Primera de feria: Eloy Cavazos, Curro Rivera, y la alternativa de David “Vito” Cavazos. 6 Ing. Mariano Ramírez

Lunes 23 de abril. – 9 de la noche. – Segunda de feria: Alfredo Leal, Manolo Martínez, y Mariano Ramos. 6 Valparaíso

Martes 24 de abril. – 9 de la noche. – Tercera de feria: Eloy Cavazos, Curro Rivera, y Antonio Lomelín. 6 Jesús Cabrera

Miércoles 25 de abril. – 5 de la tarde. – Cuarta de feria: Gastón Santos (Rej.), Jesús Solórzano, Francisco Ruiz Miguel, y Mariano Ramos. 7 Piedras Negras

Jueves 26 de abril. – 9 de la noche. – Quinta de feria: Alfredo Leal, Manolo Martínez, y Manolo Espinosa “Armillita”. 6 Suárez del Real

Sábado 28 de abril. – 5 de la tarde.  – Sexta de feria: Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera. 6 Torrecilla

Domingo 29 de abril. – 5 de la tarde. – Séptima de feria, corrida del “Escapulario de San Marcos”: Manolo Martínez, Manolo Espinosa “Armillita”, Jesús Solórzano, Curro Rivera, Antonio Lomelín, y Mariano Ramos. 6 Las Huertas

Lunes 30 de abril. – 9 de la noche. – Octava de feria: Antonio Lomelín, Francisco Ruiz Miguel, y Mario Sevilla. 6 Dr. Manuel Labastida

Martes 1º de mayo. – 5 de la tarde. – Novena de feria: Jorge Hernández Espinosa (Rej.), Raúl García, Jaime Rangel, y José Antonio Gaona. 6 Coaxamalucan

Domingo 6 de mayo. – 5 de la tarde. – Décima de feria: Pepe Cáceres, Raúl Contreras “Finito”, y Rafael Gil “Rafaelillo”. 6 Rancho Seco

El día en el que se dio a conocer el anuncio de los carteles, un grupo de aficionados de Aguascalientes residentes en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Tampico y Acapulco, publicaron en El Sol del Centro una carta abierta dirigida a don Guillermo González Muñoz solicitándole la inclusión en ellos del torero de la tierra Armando Mora. Su petición no pudo ser atendida, como se aprecia del resultado del anuncio que en la misma fecha se hacía público.

Como se puede ver, la feria seguía descansando de manera importante en las figuras mexicanas, pero sin faltar la presencia, casi simbólica, diría yo, de algún torero emergente como en el caso de Francisco Ruiz Miguel, o de otro ya consolidado y que reaparecía en ruedos nacionales después de muchos años de no torear ante nosotros, como era el caso de Pepe Cáceres.

También destaca un hecho inusitado en el renglón ganadero, como lo es la presencia de tres hierros del campo de Tlaxcala en la misma feria. Después de ese serial de hace cincuenta años, es algo que no hemos vuelto a ver por aquí. Muy de tiempo en tiempo y por alguna razón testimonial, se anuncia alguna ganadería de esas tierras en nuestras plazas, pero ya no es frecuente ver toros de esas tierras por estas nuestras plazas.

Y por supuesto, se seguía incentivando a la afición y a la población en general a asistir a los toros. Se programaron cuatro festejos nocturnos – a las nueve de la noche – cuando la fecha era en día laborable. Veo que en este año se retoma la idea, quizás el reclamo lleve más gente a la plaza por dos razones: por el hecho de que se ha terminado con los deberes propios del día y también porque a esa hora se está más a salvo de las inclemencias del clima. Cuestión de ver qué es lo que sucede.

Esa fue pues, la oferta de la empresa de don Guillermo González Muñoz para la feria de hace medio siglo. En los próximos días continuaré analizando la información que se fue produciendo en torno a esa feria.

domingo, 28 de marzo de 2021

Armando Mora: su alternativa a 50 años vista

Armando Mora
Matador de toros
Los Mora de nuestro Barrio de Triana tienen raíces toreras que se remontan a la mitad de la década de los cuarenta del pasado siglo, cuando la cabeza de ella Juventino, intentó ser matador de toros. Después siguió sus pasos su sobrino Víctor y tras de él su hermano Armando, desde el principio de la década de los sesenta, se tiró a correr la legua y a buscar la gloria vestido de seda y alamares.

Tenía condiciones y por ello don Manuel Arellano, el legendario transportista de toros de lidia lo llevó a Monterrey, con don César Garza, quien le proporcionó las primeras oportunidades y ante las buenas actuaciones se le abrieron las puertas de las demás plazas de importancia de nuestra República, como San Luis Potosí, Guadalajara y por supuesto, la Plaza México, donde se presentó el 31 de mayo de 1964, alternando con César Romano y Víctor Pastor en la lidia de novillos de El Romeral.

Su carrera no estuvo exenta de percances. Armando Mora sufrió una cornada en Monterrey el 7 de julio de 1963, de un toro de nombre Cantinero, de la ganadería de Presillas que lo frenó en su ascenso, pero que no le impidió seguir adelante coleccionando hazañas, como la del domingo 17 de agosto de 1969 en la Plaza de Toros San Marcos. Esa tarde alternó con José Luis Rodríguez El Praga, Eduardo Rivas y José Manuel Montes en la lidia de una seria novillada de La Punta, ganadería que conmemoraba su 45º aniversario en los ruedos de México y el mundo. Armando selló su tarde indultando a Maragato, 5º de la tarde, teniendo también Eduardo Rivas una gran actuación, pues le cortó el rabo a Romancero el penúltimo de la corrida. Existe en los pasillos del coso de la calle de la Democracia, una placa conmemorando esa hazaña del torero trianero.

El ambiente previo al festejo

La alternativa de Armando Mora se programó para un festejo que bien pudiera ser considerado de pre – feria, pues se fijó para el domingo 28 de marzo de 1971. Le apadrinaría su combarriano Jesús Delgadillo El Estudiante, que reaparecía en Aguascalientes después de varios años de ausencia y sería testigo de la ceremonia el torero regiomontano Fernando de la Peña. Los toros vendrían de la ganadería de Corlomé, propiedad en esos días de don José C. Lomelí.

Dentro de la información previa al festejo, se publicó el anuncio de que el día de la corrida se estrenaría el pasodoble Armando Mora, obra del miembro de la Banda Municipal de Aguascalientes, don Ponciano Bernal Dávalos, la información aparecida en El Sol del Centro del 26 de marzo de 1971, es de la siguiente guisa:

El próximo domingo, durante la corrida que lidiarán Jesús Delgadillo “El Estudiante”, Fernando de la Peña y Armando Mora, la Banda Municipal, por acuerdo de su Director, el Maestro don Fernando Soto, estrenará el pasodoble del señor Ponciano Bernal “trombón” de nuestro formidable conjunto musical.

La Banda Municipal lo ensayó ya dos veces y habrá un tercer ensayo en la Casa de la Cultura.

El estreno, la inspiración de don Ponciano – nombre muy taurino – habla de cómo “ha llegado” a la afición la alternativa del trianero, quien arriba por propios méritos a la alternativa. 

Igualmente, se entrevistó a diversos aficionados notables de nuestra ciudad, como el hostelero, don Juan Andrea, que expresó:

¡Ya era tiempo! La alternativa de Armando Mora es muy merecida, nos dijo el señor Juan Andrea, aficionado de hueso colorado, al opinar sobre la corrida del próximo domingo. “Yo estoy prácticamente retirado de los toros como aficionado”, nos dice Juanito. Y su aserto nos confirma que las cosas no andan bien en la fiesta, cuando alguien tan aficionado como él se destierra voluntariamente de la plaza. Ojalá y se den las cosas bien, en esta y sucesivas corridas al trianero Armando Mora…

Por su parte, el ya nombrado don Manuel Arellano, dijo a la prensa:

Armando – nos dice –, tiene 7 años de novillero. Lo que llevo yo con mi camión transportador. Llevará a lo sumo toreadas unas treinta y cinco novilladas y es ejemplo de que un torero sí se puede formar entrenando, practicando y conservando una excelente condición física”.

Armando se ha hecho – sigue diciendo – a base del cariño que le tiene a la fiesta. Y es también algo extraordinario lo que prueba su constante entrenamiento, que haya podido dar triunfos rotundos como el de Guadalajara, donde toreó maravillosamente”.

Aquí mismo, la afición lo vio dar una demostración de poder y pundonor, cuando después de una grave cornada se levantó, sin verle la cara a una vaca, a un novillo, para cortarle las orejas a verdaderos toros. Esto, ninguna figura lo ha hecho, porque las figuras sí son invitados a las tientas de las ganaderías. Y un novillero ignorado, no. Al novillero rara vez se le invita.

Como se ve, la alternativa de Armando Mora era bien recibida por la afición local y se generó un ambiente interesante en torno a ella.

El día de la corrida

Tuve la fortuna de asistir a ese festejo con mi padre. Teníamos de vecinos de localidad al pediatra Alfonso León Quezada y a su hijo Sergio Alfonso, quien era mi compañero en la escuela. El Estudiante vestía de blanco y oro, Fernando de la Peña, de azul marino y oro y el toricantano de azul celeste y plata. La plaza no se llenó, según recuerdo, pero la entrada fue bastante buena y la tarde en su conjunto, satisfactoria para el aficionado.

Don Jesús Gómez Medina, en su tribuna de El Sol del Centro, el lunes 29 siguiente, contó entre otras cosas, esto:

Fue en el primer toro, que era eso: un TORO. Con edad, con trapío y peso.

Vestido de azul celeste y plata, el inminente nuevo doctor, tras los capotazos preliminares de la peonería, se enfrentó a “Pinocho”, que así se llamaba el de Corlomé, para lancearlo quieta y ceñidamente a pies juntos, si bien remató prematuramente por partida doble.

Bravo de verdad el corlomeño, fue al caballo con presteza y recargó de firme, antes de que Armando Mora interviniese para ejecutar una breve tanda de chicuelinas, precursoras de la revolera final.

Y llegamos al momento cumbre, a la tan anhelada alternativa. En el tercio, frente al burladero de matadores, “El Estudiante”, tras un discurso castelariano por su extensión, entregó a Mora el estoque y la muleta, en presencia de Fernando de la Peña. Se cumplía una vez más un ritual que tiene ya dos siglos de vigencia; y, mediante su realización, Armando Mora quedaba convertido en matador de toros entre el beneplácito de los numerosos parroquianos.

Y allá fue Armando en pos de “Pinocho” que, como los toros de clase, esperaba muy quieto, muy fijo, en la división de sol y sombra. Unos muletazos de exploración y, acto seguido, la muleta en la mano de las empresas mayores. Fueron tres naturales, en los que el bravo y dócil astado, en pos de la enseña diestramente manejada por el nuevo doctor, recorrió el arco de círculo del pase natural.

Para lograr los últimos, cuando el agotamiento había hecho presa de “Pinocho”, necesitó Mora de citar muy de cerca, a cuerpo descubierto; pero sin descomponerse, sin enmienda, cifrándolo todo al mando de su muleta. Y, además, mostrando un aplomo y un asentamiento de torero cuajado. Solo en el ruedo con su enemigo. Como un matador de toros, en suma.

Para su desgracia, en el momento supremo no mostró el mismo acierto. Tres pinchazos y otros tantos golpes con el estoque de descabellar, enturbiaron la limpidez de la que, de otra forma, hubiese resultado una alternativa triunfal.

En cambio, con el sexto, de mucha menor presencia que “Pinocho” y que de salida anduvo incierto, con la muleta Armando se hizo del bicho y lo toreó largamente por derechazos; muchos de estos, estupendos de temple, aprovechando la docilidad que a estas alturas mostraba el corlomeño. Vino luego el espadazo final y tras de éste el otorgamiento de un apéndice y la vuelta al ruedo entre ovaciones…

Otro momento de gran torería se produjo durante la lidia del segundo de la tarde, primero del lote de El Estudiante:

Ocurrió en la primera década del siglo. “Bombita” y “Machaquito” detentaban el mando del cotarro taurino durante el interregno que medió entre la despedida del Guerra y la aparición de Joselito y Belmonte.

Y una tarde, en Madrid, Machaco se fue tras del estoque con férrea determinación y lo clavó todo en el morrillo de un imponente miureño. Del pitón de éste pendían luego los encajes de la camisa del bravo cordobés, en testimonio de cómo se entregó Rafael González en el trance supremo.

“Don Modesto”, pontífice de la crítica taurina de la época, emocionado ante la hazaña del Machaco, urgió al escultor Mariano Benlliure: – “¡Apresúrate, ilustre alfarero! ...” – decíale en su crónica el célebre revistero. Y Benlliure, tan buen aficionado como artista eximio, atendió el reclamo de don José de la Loma y sus manos prodigiosas produjeron esa estupenda obra de arte que se llama “La estocada de la tarde”.

Ayer, en la muerte del segundo burel, la sombra de “Machaquito” pareció aletear sobre el coso. Porque, al igual que entonces lo hiciera Rafael González, “El Estudiante” se perfiló marchosamente, fija la mirada en el morrillo de “Guapo”; el estoque, centrado entre ambos pitones y tan cerca de éstos que la punta parecía rozar sobre el testuz. Y al arrancar, lo hizo recta y decididamente; con tal precisión y maestría, que mientras la mano izquierda vaciaba la acometida del corlomeño, la diestra, empuñando el alfanje, concluía su viaje en el morrillo de “Guapo”, del que emergía solo la bola de la empuñadura.

¡Fue la estocada de la tarde!... De ésta y de muchas más...

Los espectadores, al unísono, botaron de sus asientos y tributaron a Delgadillo una cálida, estruendosa ovación. Y tras la ovación, la oreja, ganada en la mejor forma: con la verdad incuestionable del acero…

Fernando de la Peña lució sobre todo en el primer tercio de los toros que le tocaron en suerte. Todavía recuerdo la manera en la que toreó a la verónica al primero de su lote. Saldó su actuación con una aclamada vuelta al ruedo tras la muerte de ese toro.

Lo que llegó después

Poco toreó ya Armando Mora como matador de toros – apenas 8 corridas de toros – pero no se ha de olvidar aquella tarde del 1º de mayo de 1977, en la que alternando con Fabián Ruiz y Guillermo Montero en la lidia de un muy bien presentado encierro de Peñuelas, le cortó en la Plaza Monumental Aguascalientes las dos orejas al toro Rubio, sexto de la tarde, vestido de blanco y oro. 

Armando Mora ha centrado sus esfuerzos en formar toreros. Y a fe mía que los enseña a torear como es debido. Desde aquí le recuerdo en el cincuentenario de su alternativa. ¡Enhorabuena Maestro!

domingo, 22 de abril de 2012

Tal día como hoy: 1973. En la alternativa de Vito Cavazos, es Curro Rivera el que hace el toreo


El primer toro que se lidiaría en la Feria de San Marcos de 1973 sería un toro de alternativa. El suceso también tendría un dejo de novedad en nuestro ciclo abrileño, pues si bien en el pasado reciente del Coso de la calle de la Democracia se habían celebrado dos ceremonias de investidura de matadores de toros – El lusitano Óscar Rosmano el 29 de noviembre de 1970 y Armando Mora el 28 de marzo de 1971 –, la última que se había celebrado en un festejo sanmarqueño había tenido lugar en 1960, cuando Luis de Seda y Oro elevó a la categoría superior al trianero Rubén Salazar el primero de mayo de ese calendario.

La información previa al festejo, publicada en el diario El Sol del Centro refleja la expectación que producía el serial y en sí el cartel inaugural, tanto por la reaparición de Eloy Cavazos y Curro Rivera, como por la novedad que revestía el investir en la Feria a un nuevo matador de toros, en este caso, David Vito Cavazos. De esa nota, entresaco lo siguiente:

Reaparecen Eloy y Curro y se doctora Vito Cavazos. A guisa de preámbulo de lo que será esta Feria, ya el cartel inicial incluye la actuación de dos de las tres máximas figuras del toreo nacional: Eloy Cavazos, el sensacional pequeño y gran torero de Monterrey; Curro Rivera, el autor de la que fue, indiscutiblemente, la mejor faena en la pasada temporada metropolitana... Y al lado de ambos, compartiendo responsabilidades y disfrutando también, desde hoy, de idéntica jerarquía, Vito Cavazos, que en esta primera corrida alcanza la meta codiciada por cuantos en un día vistieron por vez primera el traje de torear: la alternativa, el doctorado...

Yo asistí a esta corrida. Mis recuerdos se limitan principalmente a los seis toros que se lidiaron en ese festejo al que fui llevado por mi padre. El toro de la ceremonia – un negro listón, al que recuerdo con mucha cara y arrobas – volteó la cara al primer picador y le comenté a mi padre que el toro era manso. En cuanto se colocó de nuevo al toro, este se arrancó de largo, recargando fuerte y metiendo los riñones, propinando un tumbo al piquero y lo que es más, recuerdo que repitió la escena en la siguiente vara. Cuando todo esto sucedió, mi padre me dijo Allí está tu manso, fíjate bien en ese toro, que es muy bravo, porque va a pasar mucho tiempo para que veas otro igual... Al final de la corrida tuve la oportunidad de conocer y felicitar personalmente al Ingeniero Mariano Ramírez, el ganadero de la tarde, quien se encontraba conversando con los matadores retirados Rafael Rodríguez y Humberto Moro y el empresario Guillermo González entre otras personas. No recuerdo la respuesta que me dio don Mariano, pero sí percibí que en ese momento era un hombre inmensamente feliz.

Alguna información más precisa

Para este serial don Jesús Gómez Medina había vuelto a ocupar su cátedra en El Sol del Centro, combinando esa actividad con la Presidencia de los festejos taurinos en la Plaza San Marcos y de su narración de la corrida se desprende con más detalle y precisión lo siguiente:

¡Torear bien!... ¡Torear con arte!... Torear, en suma, como ayer lo hizo con el nobilísimo “Cartujo” del Ing. Mariano Ramírez, Currito Rivera. Feliz conjunción del burel dechado de alegría y excelente estilo, con el torero – torero, con el torero artista.
¡Oh! aquellos naturales cadenciosos, de dilatada trayectoria, ligados a la perfección en el último sitio y culminados, según la ley de toreo rondeño, con el pase de pecho ejecutado al mismo ritmo caricioso de los muletazos precedentes.
Especialmente en la segunda de las dichas series pareció culminar la plasticidad, la hondura y el bien torear. Negreaban las pisadas de “Cartujo” en torno del torero, transformado en epicentro que giraba levemente sobre las plantas, mientras que de su muleta brotaban, como rojas amapolas, la milagrería de aquellos pases naturales, flor de clasicismo, sí; pero nimbados a la vez con la luz iridiscente de un arte juvenil, radioso, alegre...
El toreo es liturgia y rito; pero, también, gallardo desplante, bizarría y alarde jocundo y triunfal.
Más tarde, con la diestra, idéntico derroche de torerismo y de belleza en los derechazos, en los pases circulares, en los molinetes; en toda la gama, en suma, de bien torear a que daba pie la nobleza sin límite y la aterciopelada embestida de “Cartujo”.
A estas alturas, prácticamente las orejas y el rabo estaban ya en las manos de Currito; más precipitóse un tanto éste, llevado sin duda del deseo de acabar cuanto antes; y aunque se fue en corto y por derecho, particularmente la segunda ocasión, pinchó dos veces antes de sepultar hondo el acero, en sitio un tanto trasero... se esfumaron los apéndices; más los aficionados, embriagados todavía de emoción taurina, hicieron a Curro Rivera objeto de una cálida, estentórea ovación, mientras los despojos de “Cartujo” habían desaparecido sin recibir en homenaje de que eran merecedores...

Don Jesús califica la actuación de Eloy Cavazos como integrada por una media faena y la de su hermano David, el toricantano como deslucida. El toro de la alternativa se llamó Esclavino y fue de pelo negro listón.

Algunas reflexiones finales

De la misma crónica de la corrida y a partir del hecho de que don Jesús Gómez Medina estimó en ella que el quinto de la tarde, Cartujo, merecía premio a sus despojos y de otro hecho ocurrido al final de la lidia del cuarto de la tarde, en el sentido de que Alberto Ortiz El Chaval de Orizaba, banderillero de la cuadrilla de Eloy Cavazos ahondara una espada para precipitar la muerte del toro, transcribo lo siguiente:

Se impone concluir esta reseña con algunas consideraciones de carácter netamente personal: ¿por qué el que esto escribe, al actuar como Juez de Plaza, no ordenó los honores que merecían los despojos del estupendo “Cartujo”? ¿Y también por qué no hubo sanción alguna para el Chaval de Orizaba?
En el primer caso, visto el desenlace poco feliz de la gran faena de Curro Rivera y conociendo la índole de los aficionados, juzgué que al tributar un homenaje al astado, aquellos interpretarían que con éste queríase decir que el torero no supo estar a la altura del toro; lo que era inexacto y por tanto, resultaría injusto.
En cuanto a la falta de sanción para el Chaval de Orizaba, que estas líneas sirvan de aviso a él mismo y a otros subalternos, a efecto de que, en los posteriores festejos se abstengan de realizar actos tan rotundamente antitaurinos como el llevado a cabo por dicho banderillero...

El festejo de hoy. 1ª corrida de feria: 2 de Fernando de la Mora para rejones y 4 de Jesús Cabrera para Pablo Hermoso de Mendoza, Rafael Ortega y Alejandro Amaya.

domingo, 5 de febrero de 2012

5 de febrero de 1973: Triunfo y escándalo en Aguascalientes. Manolo Martínez y Palomo Linares


Al delinear la personalidad y la actividad de Guillermo González Muñoz como empresario de las plazas de Aguascalientes, señalaba que a pesar de que inició el proceso que terminó por reducir la actividad taurina de nuestra ciudad al lapso temporal de la Feria de San Marcos, tuvo la creatividad para procurar a la afición de su tierra carteles con atractivo, procurando aprovechar los huecos que quedaban en las agendas de las exclusivas de las figuras con empresas que regentaban plazas de mayor capacidad, propiciando verdaderos acontecimientos como el que me motiva a escribir estos recuerdos.

El ambiente previo

El día 5 de febrero, aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917 hasta hace pocos años era feriado – hoy el feriado se ha recorrido al lunes siguiente – y por ello, era una fecha en la que se celebraban festejos taurinos a lo largo y ancho del territorio nacional. En 1973 nuestra Plaza de Toros San Marcos fue escenario de un festejo que tras concluir, quedaría en la historia del coso, un mano a mano entre Manolo Martínez y Sebastián Palomo Linares, para lidiar toros de Suárez del Real

Los dos toreros venían precedidos de notables actuaciones. Manolo Martínez era el triunfador de las últimas ediciones de la Feria de San Marcos y el domingo anterior, en la despedida de Joselito Huerta, en la Plaza México, realizó una faena de gran calado a un toro de José Julián Llaguno, en tanto que Palomo Linares todavía venía con el sambenito del rabo cortado en el San Isidro anterior en la Plaza de Las Ventas. La nota previa al festejo, publicada por Everardo Brand Partida en el diario El Sol del Centro del día de la corrida, recoge entre otras cuestiones lo siguiente:

Se ha dicho que un mano a mano debe tener una justificación, y esta es precisamente la que consideró el empresario Guillermo González para montarlo, al reanudar su temporada, confrontar a los dos toreros que más interesan, que más despiertan las pasiones entre el público, y estos son los de México, Manolo Martínez y de España, Sebastián Palomo “Linares”... Este torero, cabe así señalarlo, está en deuda con la afición hidrocálida, le debe una tarde. Aún recordamos aquellas declaraciones vertidas hace un año, en vísperas de su confrontación con Eloy Cavazos, en el mismo ruedo de la San Marcos. Sebastián dijo a EL SOL: “A la Sevilla de México, a Aguascalientes, vengo a dar la tarde, vengo por un triunfo grande”... Si bien Palomo “Linares” estuvo en plan grande aquella tarde, especialmente con su quinto enemigo al que toreó superiormente y mató mucho mejor, entregándose como los buenos, no logró redondear el triunfo que esperaba en la “Sevilla de México”, como es considerada Aguascalientes en la Madre Patria... ¿Será esta la tarde que Sebastián adeuda a la afición hidrocálida? Pues sinceramente así lo esperamos, ya que el público disfrutará en grande viendo torear a los ases de las barajas taurinas de aquí y de allá...

La corrida estaba sujeta a grandes esperanzas de la crítica y de la afición y aunque su desenlace sería agridulce, se puede considerar que terminó por responder al interés que despertó, aunque en los tendidos numerados no se reflejara en su totalidad ese interés, puesto que si bien recuerdo que las localidades generales lucían repletas, las de mayor precio ostentaban evidentes claros.

El triunfo… y el escándalo

Manolo Martínez vistió de negro y oro, en tanto que Palomo Linares lo hizo de negro y plata. No recuerdo quién ofició como sobresaliente, pero casi creo que fue el trianero Armando Mora. La corrida fue presidida por don Jesús Gómez Medina, que por esas calendas se tomaba un tiempo sabático en su tribuna de El Sol del Centro, para dedicarse a intentar conducir los festejos taurinos desde el palco de la autoridad en la Plaza de San Marcos. El encierro de Suárez del Real fue justo de presencia, acusando su procedencia de Jesús Cabrera y en términos generales dirían las crónicas, se dejó hacer, tanto así, que Manolo Martínez le cortó las orejas al primero y al quinto y perdió quizás el rabo del tercero por fallar con la espada y Palomo Linares pudo brillar a altas cotas, de no ser por lo que enseguida veremos.

La crónica de Everardo Brand Partida relata lo siguiente respecto del triunfo de Manolo Martínez:

“Caramelo”, fue el primero de la tarde... y el diestro de Monterrey se enfrenta con su enemigo, que cambia totalmente de lidia, ya que se fue p’arriba, embistiendo suavemente y con nobleza, y estas condiciones son aprovechadas extraordinariamente por el diestro regiomontano, para instrumentar una faena “de las suyas”, toreando con suavidad con una pasmosa lentitud que entusiasmaron a los tendidos. Los pases circulares, con el sello de Martínez, fueron surgiendo uno tras otro, los ayudados, en redondo y por abajo, fueron subiendo de tono, y el público estaba con el torero, que se crecía a cada muletazo… El toreo al natural de Manolo fue paladeado por el cotarro y los pases de extraordinaria magnitud surgían, y las series perfectamente rematadas con los pases del desdén y los forzados de pecho hicieron vibrar a la plaza hasta sus cimientos. Un estoconazo en todo lo alto, coronó esa faena, conquistando el de Monterrey las dos orejas de su enemigo... Tras de la bronca de Palomo Linares con el cuarto de la tarde, Manolo Martínez se enfrentó a “Velador”, un toro al que le sacó gran partido... Afloró el temple y la maestría de Manolo, su clase de excelso muletero y brilló en toda su intensidad el toreo derechista e izquierdista, los pases del desdén, “la regiomontana” y “el martinete”, no a toro parado, sino ante un socio que le embestía y que daba la sensación de peligro, pero éste desaparecía, ya que frente al bicho se encontraba un torero de pies a cabeza, bordando una faena que difícilmente será olvidada por cuantos la presenciamos. Manolo necesitó de un pinchazo y una estocada en bastante buen sitio para dar muerte al quinto de la tarde, del que recibió las dos orejas, con las que recorrió, hasta en otras tantas ocasiones, el anillo del Coso San Marcos… 

Por su parte, su apreciación de lo medular en la actuación de Palomo Linares es como sigue:

Sebastián Palomo fracasó, cabe la apreciación, hasta en su intento de recurrir a ardides pésimamente vistos por nuestro público, al que trató de sorprender pretendiendo que se indultara a un toro, el cuarto de la tarde, con el que armó una bronca, desorientó a los aficionados y puso en evidencia al Juez de Plaza... Señalamos lo anterior, porque el español, quien había estado bien, no a la altura de las condiciones del astado, bueno, con raza, de magnífico estilo, y prestándose extraordinariamente para el toreo, se dejó llevar, inicialmente, por los gritos de un sector, – mínimo éste – del público que, impresionado, consideró que el toro merecía el indulto. El de Linares volteó hacia el palco de la autoridad, y el señor Gómez Medina ordenó que debería matar al de Suárez del Real, y entonces Sebastián acató la orden del juez tirándose, pero pinchando en hueso, y fue ahí que consideró que había perdido las orejas, que el triunfo “que tanto necesitaba”, se le iba de las manos, y tras de torearlo nuevamente por lasernistas, “fabricó” e hizo su teatrito, ya que encarándose entonces a la autoridad, pidió que le tocaran los tres avisos reglamentarios, para que el toro fuera devuelto a los corrales... El público no se tragó la píldora, y abroncó al español, al que llevaron – su peón de confianza – las orejas y el rabo, tratando de hacer ver aquello como el indulto del toro concedido por el juez, pero sólo avivó las protestas y rechiflas en su contra, pues ¿“cómo pretende un torero que se indulte un toro después de haberlo pinchado”? y su actitud, su teatro, no fue enérgicamente sancionado, de ahí que señalamos que puso en evidencia a la autoridad... Tras de ese pinchazo, si bien volvió a torearlo, debería de haber intentado la suerte suprema, “y así debería habérselo exigido el juez”, para que diera muerte al astado en el ruedo, pero lamentablemente, sorprendió y esa es nuestra explicación, a la misma autoridad, ya que aceptando el pedimento del torero, hizo sonar el clarín hasta en tres ocasiones, y el toro volvió a los corrales...

De allí la corrida se fue por el despeñadero para el linarense, que cada vez que salía del burladero de matadores, era objeto de fuertes rechiflas.

Comentarios posteriores

Por esas fechas, el periodista Agustín Morales Padilla era redactor del diario El Sol del Centro. En la misma fecha de la crónica del festejo – 7 de febrero –, publicó un artículo titulado ¡Basta ya!, en el que hace una serie de reflexiones sobre lo sucedido en la corrida del día 5. Del mismo extraigo algunas de ellas:

Porque el desprecio al Reglamento taurino se ha costumbre inveterada. Porque el espectáculo se está manejando soslayando, muchas ocasiones, el interés del aficionado... es que decimos: ¡Basta Ya!... Acontecimientos como el que suscitó la insolente actitud del torero español Sebastián Linares, el último lunes, jamás deben repetirse en una arena donde muchos diestros han escrito las páginas que les han valido su consagración firme y total, y en la que, también, otros muchos han tenido que pagar, por su honesta entrega a una profesión que exige responsabilidad y entrega, un tributo de sangre... Lo de “Palomo” Linares no alcanza, empero, calificativo. Más tampoco habrá que lanzarle toda la culpa, si bien se trata de uno de los muchos extranjeros que todavía nos siguen llegando poseyendo una mentalidad avasalladora. Al hispano lo empujó en primer término, ese su concepto erróneo de que se hallaba en tierra de conquista. Y lo impulsaron, también: su apoderado y cuadrilla; el empresario González, que insultó ostensiblemente al juez; el ganadero Suárez del Real y un pequeñísimo grupo de beodos... Sabían ellos claramente que el indulto del astado era improcedente, porque el bicho, aunque suave y de buen estilo, pasó con un solo puyazo y no humillaba totalmente. A pesar de ello y no obstante la airada protesta del público, Linares fue varias ocasiones al pie del biombo y faltó a la autoridad del juez, al que ordenó, no pidió, el regreso del toro a los corrales, cuando en definitiva se negó a éste la gracia del conservar la vida, por una boyantía suprema que no poseía... La autoridad tuvo también su culpa en que el sainete se prolongara, pues contemporizó con el español, en lugar de aplicarle un severo correctivo económico y, en caso de persistir, ordenar su detención policiaca... Como epílogo de este bochornoso acto, Linares declaró ayer, con inconcebible cinismo, que la de Aguascalientes había sido la faena de su vida y que lamentaba que no la hubieran entendido ni el juez, ni el público que lo abroncó. Menos mal que estas han sido las últimas palabras en la existencia taurina – en México –, de Linares, quien curándose en salud, ha señalado que no volverá a ruedos aztecas... Pero en fin, dejemos aparte a esta pésima caricatura de “El Cordobés” y volvamos a lo que decíamos al principio. El Reglamento no puede continuar siendo letra muerta, porque a la autoridad corresponde velar por el interés del público. No olvidemos que es un espectáculo sumamente caro y eminentemente productivo para la Empresa, lo que otorga un derecho especial al aficionado para exigir más y mejor... Basta ya, repetimos, de deshonestidades para con una afición cuya nobleza conmueve…

Lo que después sería

Palomo Linares se fue de México tras de esa corrida y no volvió a México sino hasta 1993 para torear dos corridas que tuvieron carácter benéfico. Las dos fueron mano a mano con Eloy Cavazos. La primera fue en Querétaro el 25 de septiembre, con toros de Fernando de la Mora y llevando por delante al rejoneador Luis Covalles y la segunda en Aguascalientes, al día siguiente con toros de Arroyo Zarco.  También me tocó presenciar esa corrida. Desde entonces, no ha vuelto a torear en nuestro país.

Por su parte, Manolo Martínez sufriría algo más de un año después - el 3 de marzo de 1974 -, la cornada más grave de su vida – 2 trayectorias, 34 y 24 centímetros, con sección de las arterias femoral y safena –, del toro Borrachón de San Mateo, en la Plaza México, en tarde que alternó con Mariano Ramos y José María Manzanares. Una cornada que muchos afirman que marcó un antes y un después en la carrera del torero de Monterrey, pero que no le impidió escalar la cima de la torería de su tiempo.

Espero que esta larga remembranza les haya parecido interesante.

domingo, 27 de marzo de 2011

La Feria de San Marcos y su actual estructura a 40 años vista, III

30 de marzo de 1971: El empresario Guillermo González anuncia los carteles que integrarán la Feria, con 6 corridas de toros y una novillada

Guillermo González Muñoz, Jesús Ramírez Alonso y
Calesero (Archivo Carlos Meza Gómez)
El 10 de febrero anterior, don Guillermo González había anunciado un vuelco en la manera de dar la Feria de San Marcos en su vertiente taurina. Para ello, había dotado a la Plaza de Toros San Marcos de un moderno sistema de alumbrado y anunció el incremento del número de festejos al doble de su promedio histórico para ese año. También ofreció al hacer el anuncio, que los encierros a lidiarse y los toreros que comparecerían, serían los más destacados del escalafón.

El último día de marzo de hace 40 años fue la fecha en la que se reveló a los medios de comunicación la composición de esos carteles de Feria. Contra lo inicialmente anunciado, a las seis corridas de toros ofrecidas, se agregó solamente una novillada y no dos, como inicialmente se había planteado, aunque por lo demás, en líneas generales, el anuncio de los festejos feriales coincide con lo originalmente manifestado por el empresario.

Transcribo a la letra, la nota aparecida en el diario El Sol del Centro el día 31 de marzo de 1971, en la que se hace público el anuncio al que aludo en esta entrada:

Confeccionados los carteles para las corridas de feria

Los ases del momento, Manolo Martínez y Huerta, tienen 4 fechas y Alfredo Leal, tres. 

Quedaron ya confeccionados los carteles taurinos para la próxima Feria de San Marcos. 

En rigor, en ellos están incluidos los mejores elementos disponibles a la fecha de entre los coletudos que se encuentran en México, en primer término los ases Joselito Huerta y Manolo Martínez. Y por lo que hace al ganado, procederá en cinco de las fechas de vacadas con simiente sanmateína; el encierro restante será de La Punta.

Las corridas, repetimos, serán seis; las cinco últimas a celebrarse en días consecutivos a partir del jueves 22. 

Otra innovación de importancia lo será la hora en que darán principio las tres primeras: a las ocho y media de la noche, algo que se antoja inusitado, pero que hace factible el magnífico alumbrado con que a la fecha cuenta el Coso San Marcos. 

LOS CARTELES 

Según nos lo hizo saber, ayer la empresa local, los carteles definitivos son los siguientes: 

Domingo 18, a las 20:30 horas: Alfredo Leal, Manolo Martínez y Chucho Solórzano, con toros de Valparaíso. 

Jueves 22, a la misma hora: presentación de Huerta, con Manolo Martínez que torea su segunda corrida y el catalán Joaquín Bernadó y reses de Chucho Cabrera. 

Viernes 23, a las 20:30 horas: un toro de rejones para Gastón Santos y seis bureles más para Leal, Huerta y Manolo Espinosa. El encierro será de Garfias. 

El sábado 24 a las 17 horas: el mano a mano cumbre de Huerta y Manolo Martínez, con ganado de José Julián Llaguno. 

Domingo 25 a las 17 horas: Leal, Huerta, Bernadó, Manolo Martínez, Chucho Solórzano y Manolo Armilla, con seis bureles de Suárez del Real. 

Lunes 26, a las 17 horas: la reaparición de Rafael Rodríguez, lidiando él solo una corrida de La Punta. 

Como podrán ver los aficionados, Huerta y Manolo Martínez tienen cuatro fechas cada uno, Alfredo Leal tres y Solórzano, Bernadó y Manolo Espinosa, dos. 

EL GESTO DE RAFAEL RODRÍGUEZ 

Por su parte, Rafael Rodríguez acomete la proeza de lidiar los seis punteños que, al decir de los bien informados, forman un encierro con respeto y trapío. Es toda una corrida de toros, con edad, peso y lo que hay que tener. 

OTROS FESTEJOS 

Además de las seis corridas que dejamos anunciadas, el sábado primero de mayo tendrá una novillada, en la que va a tomar parte el michoacano Miguel Munguía “El Inspirado”. 


Todo lo anterior, repetimos, se efectuará dentro del período de la Feria, independientemente de otras corridas que, como la novillada del domingo próximo, estaban programados de antemano.

Como se puede ver si se compara con el anuncio inicial, no se pudo traer ni a Eloy Cavazos, ni a Curro Rivera, que en ese calendario, junto con Antonio Lomelín, hicieron una importante campaña española, confirmando en Las Ventas los dos primeros, así como tampoco a Manuel Capetillo, no obstante, con siete diestros se armó un serial interesante e inusitado en nuestra ciudad.

La novillada se efectuaría el día 1º de mayo y se anunciaría días después, dado que la temporada de novilladas de la Plaza México motivaba el aprovechar la presencia de los triunfadores de allí para dar más realce al festejo. Al final, se enfrentaron a novillos de Chinampas, José Manuel Montes, Pepe Luis Sánchez y Luis Procuna hijo, pero de ese festejo me ocuparé en su momento.

La venta de las entradas para los festejos comenzaría en unos días más y también con ese hecho, se daría el primer traspiés de la nueva manera de dar la Feria, pues Joaquín Bernadó anunció a la empresa que no vendría a cumplir con sus compromisos a Aguascalientes, lo que será motivo de otro breve comentario en esta misma Aldea.

Así pues, con este anuncio se echó la suerte de Aguascalientes en su tránsito de ser una plaza de temporada, a ser una plaza de feria, con todo lo que eso representa, para bien y para mal.

Una efeméride notable de la preferia


Entre los festejos de preferia, el 28 de marzo de 1971 recibió la alternativa el torero de nuestra Triana, Armando Mora. Su padrino fue su combarriano Jesús Delgadillo El Estudiante y el testigo, el regiomontano Fernando de la Peña. Los toros, un encierro muy bien presentado de Corlomé.

Para la fecha, se anunció que el trombonista de la Banda Municipal de Aguascalientes, don Ponciano Bernal Dávalos, estrenaría en la fecha el pasodoble Armando Mora, dedicado al toricantano, mismo que fue ejecutado durante la faena de muleta del toro de la alternativa.

Para la estadística: El toro de la alternativa se llamó Pinocho y el alternativado le cortó la oreja al sexto. Jesús Delgadillo El Estudiante le cortó la oreja al cuarto Guapo, destacando su actuación en el segundo tercio y un extraordinario volapié, en tanto que de Fernando de la Peña recuerdo unos lances al primero de su lote y nada más.

Hoy, Armando Mora se dedica a formar toreros y se ve continuado en su sobrino Jorge y su nieto Víctor. ¡Enhorabuena Maestro!

Aldeanos