lunes, 17 de mayo de 2010

Talavera de la Reina. La prensa regional toledana 90 años después (II/II)

Continúo con lo dejado pendiente ayer, y presento la conclusión de la revisión periodística sobre la muerte de Joselito.


En el Eco Toledano

Verde y Oro era la firma taurina de El Eco Toledano. Diario defensor de los intereses morales y materiales de Toledo y su provincia, dirigido por su propietario Antonio Garijo. Su versión de los hechos es menos prolija y más compuesta en un sentido literario. En algunos pasajes da la impresión de haber recibido la versión de algún asistente de confianza y después haber compuesto la crónica para no dejar a su diario sin la información del momento, sobre todo, cuando invoca el lugar común de la herida en la femoral como causa de la muerte del diestro de Gelves y cuando complementa su nota con datos de otros sitios, como vemos enseguida:



Muerte de Joselito, en Talavera

El lidiador más sabio y alegre que conocieron los tiempos, ha perdido ayer tarde la vida en una plaza de toros de "quinto orden", pues de otra categoría no podemos calificar la de Talavera de la Reina de nuestra provincia.

¡Pobre "Gallito"! Nos parece un sueño que haya matado un toro al que desde el año 1912, puso con su querido compañero Juan Belmonte, la Fiesta Nacional a un nivel no conocido en ninguno de los anales de la tauromaquia.


Un morlaco de la ganadería no asociado de la Sra. Viuda de don Venancio Ortega, tiró al maestro, uno de esos cornalones que llamamos "de caballo", seccionándole la femoral y produciéndole enorme destrozo en la región de los intestinos, falleciendo el gran torero, apenas llegó a la enfermería, en brazos de las asistencias.

La tragedia ocurrió cuando se hallaba pasando de muleta al quinto toro de la citada ganadería, que era gordo, astifino y largo de cuello. Parece ser que a José no le gustó el bicho desde que salió de los chiqueros y le tomó justificadas precauciones, que fueron en aumento; y al disponerse a prepararle con un pase para abrirle más de tablas y estando el espada casi materialmente metido entre los pitones con el fin de que el toro se confiara y no se le fuera, no tuvo éste más que largar el pescuezo, pegar el hachazo y quedarse con el muchacho, al que volvió a recoger del suelo.

El momento fue de inmensa emoción en el público y las cuadrillas, que con Sánchez Mejías al frente, continuaron la lidia bajo la impresión que es de suponer.

Después... ¡el horrible cuadro de dolor para todos! Joselito ya sabéis lo querido que era para los suyos y por todos los aficionados y no aficionados.

La ciencia no pudo salvar al que ya salió casi muerto del asta del toro.


En Talavera, en Toledo, en Madrid, en... toda España ha producido la fatal noticia una honda pena. ¡Un diestro de esa categoría, en sus veinticuatro años de edad; millonario e ir a morir a una plaza de un pueblo, como quien dice!

A José lo acompañaba desde a el año pasado cuando la cogida que tuvo en Madrid con aquél Benjumea, una mala estrella, hasta el punto que anteayer mismo en esta misma plaza, el último día que pisó en ella un sarraceno que le "despidió para siempre con un almohadillazo que le alcanzó la cara"... ¡Quién diría a Joselito que aquello era el fin de su historial en el ruedo de su más afecto, el de Madrid!

No acierto a escribir, queridos lectores, una sensación nerviosa me embarga desde ayer, porque para mí en la fiesta de los toros me arrastraban desde hace ocho años nada más José y Juan. Sin ellos no sabía ir a la plaza.

Ese gran carro con las "dos poderosas ruedas" que transportaba a la afición y formaba los dos bandos en que la tenía dividida, queda desecho.


La fiesta ha perdido el ciento por ciento de su entusiasmo e interés.

A las empresas les ha llegado un golpe inaguantable y los toreros han perdido al maestro de maestros.

Talavera de la Reina, nombre que ha de quedar grabado en los fastos del toreo, se ve invadida de aficionados y gentes de todas clases, altas, medias y bajas categorías que han ido a rendir el último adiós a Joselito.


Más de doscientos automóviles llegaron de Madrid. ¡De toreros no digamos nada! Su inseparable Belmonte fue presa de un fuerte síncope al saber la triste noticia y está abatidísimo.

¡Y Rafael! ¡Pobre Rafael! ¡No quería ver el cadáver cuando llegó!


"Bombita", Gaona, "Fortuna", La Rosa... ¡todos los diestros, ex diestros y admiradores que ayer estaban en Madrid, están en Talavera desde anoche.

El cuerpo de Joselito será embalsamado y transportado por ferrocarril a Sevilla, donde recibirá sepultura en el suntuoso panteón de familia, del Cementerio de San Fernando.

Descanse en Paz el torero más grande que conoció el revistero y amigo imparcial, que vierte lágrimas por su muerte.

Me llama la atención en la prolija crónica de El Castellano, que se pronuncie el nombre completo de la titular de la ganadería que lidió los toros del festejo, es decir, el de doña María Josefa Corrochano Viuda de Ortega, dejando claro su parentesco (algo que siempre escuché, pero de lo que tuve real certeza) con Gregorio Corrochano y que por la corrección política que exigió en su día el respeto al cronista más influyente de su tiempo, se dejó pasar a la historia como el de la Señora Viuda de Ortega, ocultando sus demás señas, para no avergonzar o dejar en entredicho al venerable don Gregorio.

Igualmente me llama la atención el origen de Bailaor, pues resulta ser lo que hoy conocemos como los patasblancas o encaste Vega Villar, producto de un cruce entre Veragua y Santa Coloma, aunque en sus inicios. ¿Sería que Corrochano aconsejaba a sus parientes como llevar la ganadería? ¿O sería que seguían los pasos de Pepe Vega y esta tragedia les cortó el camino? Además, leo una información que no recuerdo haber leído en ningún otro lado, el parte facultativo de la herida que le costó la vida a Joselito. Aunque lo que les presento se trata de prensa regional, contiene información que al paso del tiempo se vuelve invaluable, como podemos ver.

El reporte de la necropsia practicada al día siguiente por los médicos José Fernández Sanguino, Antonio Fernández Sanguino y Fermín Muñoz Urra, refiere lo siguiente:


En la inspección exterior, una herida de forma circular, de siete centímetros de diámetro, en la región hipogástrica derecha. En la cavidad abdominal, perforación de peritoneo y rotura de tres asas intestinales. Desgarro de la aorta descendente a nivel del cuerpo de la segunda vértebra lumbar. Hemorragia interna, producida por la herida arterial, mortal en pocos minutos y sin posibilidad de ninguna intervención científica.

De manera tal que queda confirmado el parte facultativo que se contiene en la relación de El Castellano y la necesaria mortalidad de la cornada que Bailaor infirió al considerado el más poderoso de los toreros.




Los infaltables

En la edición de El Castellano del día 18 de mayo de 1920, en su primera plana (la noticia de la muerte de José en Talavera se dejó para la tercera), quien firmó como Estebanillo González alza su voz y a partir de la reciente muerte de Joselito en Talavera, encuentra una razón para pedir la abolición de la fiesta de los toros. Su arenga de ocasión es la siguiente:



No incurriremos en la vulgaridad de hablar contra las corridas de toros en nombre de la civilización, ni menos vituperaremos a nuestra patria por no haber sabido "europeizarse", como por ahí dicen algunos ignorantes.

Entre el repugnante boxeo que tanto interés despierta entre ingleses y yanquis y las corridas de toros, preferimos éstas cincuenta veces, por ser menos crueles, por haber en ellas más arte y sobre todo, por ser algo nacional.

Pero aún llevando hasta el extremo nuestra benevolencia, tampoco podemos admitir que las corridas de toros sean precisamente una escuela de ahorro y de cultura. De esto se ha dicho ya tanto, que sería superfluo añadir nuevas consideraciones.

También en nombre de la Agricultura nacional y en nombre de la Sociología se ha pedido la supresión de las corridas de toros, pues grandes dehesas que ahora se dedican a la cría de reses de lidia podrían ser cultivadas provechosamente y dar empleo y sustento a centenares de familias; razón que no deja de tener peso en la actual crisis de subsistencias.

Valgan lo que valiesen estas razones, decimos que nunca se presentará ocasión más propicia para prohibir las corridas de toros.

Ha perdido la vida un torero que por su habilidad, por su juventud y por sus cualidades personales gozaba en toda España de las simpatías aún de aquellos que no son aficionados a las corridas de toros.

La prohibición de las corridas sería un funeral espléndido a la memoria de Joselito. Después de él, nadie.

Nosotros propondríamos que por suscripción nacional se erigiese un gran monumento al gran torero muerto en Talavera. Podría ser un monumento alegórico a esa que ha dado en llamarse fiesta nacional y para el cual sobrarían motivos ornamentales en la historia de la tauromaquia. En ese monumento podrían inmortalizarse las grandes eminencias en el arte de Cúchares.

Y cuando estuviese erigido el monumento, propondríamos también que las cortes publicasen una ley con estos dos únicos artículos:

1o Para satisfacción y consuelo de los aficionados, se permite celebrar una última corrida en cada plaza.

2o Una vez celebrada esta corrida "de consolación", se derribarán todas las plazas que no puedan aplicarse para otros usos y quedarán prohibidas para siempre las corridas de toros.

Más difícil que esto era la prohibición de las bebidas alcohólicas y ha bastado la voluntad de Wilson para lograrlo.

España debería gratitud al hombre público que lo intentase.

Concluyendo

Así es como se vio en la cercanía del tiempo y del espacio la muerte de Joselito. No son los renombrados escritores, ni las tribunas de importancia las que transmiten la información, pero como decía al inicio, tiene el valor agregado de que se publicó de inmediato, fijándola para la posteridad y dejando claros algunos datos que la historia oficial a veces oculta o pasa por alto.

Espero que estos puntos de vista, poco leídos, estudiados y dados a conocer, les hayan resultado de interés.

domingo, 16 de mayo de 2010

Talavera de la Reina. La prensa regional toledana 90 años después (I/II)

Hoy es el nonagésimo aniversario de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina. Las versiones que conocemos son las de los escritores más renombrados de ese tiempo y la de Gregorio Corrochano es la que tiene primacía sobre las demás, dado que él fue testigo de excepción de la tragedia de ese 16 de mayo en el coso que el 29 de septiembre de 1890 inauguraran Fernando Gómez El Gallo y Antonio Arana Jarana lidiando toros de Enrique Salamanca.

No obstante, existen otras versiones de los sucesos que Guerrita llegara a calificar como el fin del toreo, algunas con el valor añadido de la inmediatez. En el repositorio de la Biblioteca Virtual del Centro de Estudios de Castilla La Mancha y en la de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura encontré dos diarios toledanos de la época, El Castellano y El Eco Toledano, en los que con cierta profusión de detalles se narran los sucesos de la última corrida lidiada por el menor de Los Gallos. Los ejemplares vieron la luz al día siguiente del suceso, a despecho de la Ley del Descanso Dominical de Antonio Maura (que implicaba entre otras cosas, que los lunes no se publicaran periódicos), dada la magnitud del hecho.

¿Por qué fue Joselito a Talavera?

Existen diversas versiones que justifican la presencia de Joselito en Talavera ese 16 de mayo. La más común es la que sitúa a José y a Juan comentando la insufrible situación que pasaban en el abono madrileño, donde la afición, por la escasa presencia de los toros y el nulo juego que daban, llegaba incluso hasta a las manos con los toreros. En ese diálogo, se llega al consenso de que hay que retirarse de Madrid por un tiempo y allí surge para Joselito la posibilidad de ir a Talavera, una plaza de la que se ha escrito, le hacía mucha ilusión, porque la había inaugurado su padre.

Tan es así, que Francisco Narbona y Antonio García Ramos, en la biografía que escriben de Ignacio Sánchez Mejías, afirman que el cartel original del festejo del 16 de mayo de 1920 en Talavera estaba conformado por los toros de la Viuda de Ortega para Rafael El Gallo, Ignacio Sánchez Mejías y Larita, pero que al quedar desligado José de su compromiso madrileño, se decidió que la corrida fuera un mano a mano entre él e Ignacio, con el mismo encierro, producto de un cruce entre vacas de Veragua y toros de Santa Coloma.

Creo que esta versión es buena como recurso literario y nada más. Si se revisa la prensa madrileña de esas fechas, se podrá encontrar en el semanario El Toreo de Madrid, en su número del 10 de mayo de 1920, el anuncio de que el cartel de las fiestas de Talavera sería el mano a mano entre Joselito y Sánchez Mejías con toros de Ortega y en los días subsecuentes, el diario El Heraldo de Madrid anunciaba que la Compañía de Ferrocarriles de Madrid, Cáceres y Portugal ofrecía un tren especial para la corrida además de los ordinarios, que saldría a Talavera a las 7:30 de la mañana y regresaría a Madrid a las 8:30 de la noche de esa misma fecha.

Entonces, la versión literaria es solo eso, literatura.

En fechas recientes se ha hecho pública una versión políticamente incorrecta sobre la presencia de Gallito en Talavera. Es la que presenta Domingo Delgado de la Cámara en su libro Avatares Históricos del Toro de Lidia y que cito enseguida:


…La obra de Joselito fue admirable: creó el toro moderno… Pero también hizo otras cosas menos buenas y más vergonzantes. En el cortijo de Los Merinales por orden de Joselito se instaló una ‘barbería’ para ‘adecentar’ las corridas que torreaban los fenómenos. Los Merinales era un apeadero ferroviario donde se embarcaban todas las corridas de las ganaderías sevillanas. Pero antes de ser encajonados, los toros pasaban por un pequeño trámite. Una menudencia sin importancia que llenó de ira a Gregorio Corrochano cuando se enteró.

Corrochano lo hace público; Joselito se indigna, pues lo considera una traición personal. Durante el año de 1919 no se hablan. Los palos que atiza Corrochano Joselito desde su tribuna de ABC son tremendos. Al final hubo paz. A Joselito no le interesaba tener en contra al crítico más influyente de la historia. En el transcurso de la comida reconciliatoria se llegó al siguiente acuerdo: Corrochano se compromete a retractarse de lo dicho y a poner bien a Joselito; José a cambio se compromete a torear la corrida de feria del pueblo de Corrochano, un pueblo sin la menor importancia taurina llamado Talavera de la Reina. Esa y no otra fue la razón por la que Joselito fue a torear a Talavera…

Quizás una combinación de los dos motivos expuestos nos de la motivación exacta del por qué de la presencia de Joselito en Talavera ese día. Don Miguel Lizón cuenta que José pretendía que le acompañara a la corrida José María de Cossío, quizás para tener otro testigo de calidad en lo que allí sucediera, pero la compañía del enciclopedista del toreo no fue posible por un compromiso familiar, así que tuvo que asistir al compromiso sin esa deseada compañía.


En el diario El Castellano

Es el número 3,262 de El Castellano, diario de información el que contiene la información relativa a los sucesos de la corrida del día anterior en Talavera de la Reina. No menciona el nombre de su director, aunque por un anuncio contenido en su cuarta página, deduzco que lo publicaba la Editorial Católica Toledana, que para aprovechar la imprenta, ofrecía servicios de impresión en general a la comunidad.

La descripción de los acontecimientos, remitida por el cronista A. Zamora por la vía telegráfica a la redacción de El Castellano el día de los hechos es la siguiente:



¿Presentimientos?

¡Qué mala cara tienes!

La expectación reinante entre la afición para presenciar la corrida de feria de ayer en Talavera de la Reina era grandísima.

El viernes, a las tres de la tarde, ya se habían agotado las localidades en taquilla, que pasaron en su inmensa mayoría a mano de los revendedores. Localidad hubo que se pagó a 50 pesetas, sin que las autoridades pusieran coto a estos abusos; pues momentos antes de empezar la corrida, en las inmediaciones de las puertas de entrada a la plaza, el comercio clandestino de billetes era escandaloso y público.

LLa animación en las inmediaciones del edificio y particularmente en su interior, fue como jamás se ha conocido en Talavera.

La plaza se hallaba ocupada en su totalidad, abundando en palcos y gradas inmensidad de bellas señoritas ataviadas con la clásica mantilla española y el castizo mantón de Manila.

En el palco de la presidencia tomó asiento, además del alcalde D. José González de Rivera, el gobernador civil de esta provincia, D. José De Figueroa y otras distinguidas personalidades.

Las cuadrillas fueron acogidas con una gran ovación al hacer el paseo, al compás del pasodoble "Gallito" por ser la primera vez que pisaba este ruedo.

El tiempo amenazaba con lluvias, que por fortuna no se confirmaron.


La lidia de los cuatro toros primeros fue corriente, dadas las condiciones que reunía el ganado, que cumplió bastante bien en el primer tercio, poniéndose difícil en los dos restantes.

Al cuarto toro le banderillearon, a petición del público, los maestros, saliendo por delante Sánchez Mejías, que arrancando desde el estribo y a cuatro pasos del de Ortega, prendió un soberbio par, sobrado de valentía.

Joselito puso uno en los medios muy artístico y muy valiente. Mejías cambió a cuerpo limpio en la preparación de su segundo par, que después clavó saliendo del estribo.

Joselito cerró el tercio con otro par de poder a poder.

Lidia del quinto toro

El quinto toro de Da. María Josefa Corrochano, viuda de Ortega, llamado "Bailaor", brocho y cornicorto, negro zaíno, de cinco años, hijo de la vaca "Bailaora" de Veragua y del toro "Canastillo" de Santa Coloma, comprado a D. Dionisio Peláez, hizo una pelea en varas de toro bravo, certero y pegajoso.

Entró a los caballos cinco veces desde largo, dejando sobre la arena los cinco pencos.

En banderillas presentaba alguna dificultad e hizo varias arrancadas fuertes con ánimo de cobrar caza.

Joselito, que vestía por última vez terno grana y oro, se dirigió al toro con cierta desconfianza, toda vez que la gente le oyó decir al bicho: "¡Qué mala cara tienes!"

¿Presentiría el Wilson del toreo lo que pocos momentos más tarde iba a ocurrirle?

Joselito lo tomó con un ayudado, cambiándose luego la muleta por la espalda y después de otros pases vistosos, el toro tomó la querencia de un caballo situado en los tercios entre el 1 y el 2.

Con pases de tirón trató de sacarlo de su querencia, llegando a distanciarle en parte del caballo muerto.

Cogida de Joselito

Al intentar un nuevo pase por bajo se le arrancó el toro con tal ímpetu, que no pudiendo defenderse el torero de la terrible acometida, salió enganchado en el pitón izquierdo, volteado y derribado, quedando tendido en la arena con las manos sobre el vientre y en estado cadavérico, pasando en hombros de sus banderilleros a la enfermería.

La aparatosa cogida del diestro emocionó enormemente al público y lidiadores, quienes desde un principio sospecharon el fatal desenlace que pudiera tener.

Su cuñado Sánchez Mejías quedó en el terrible trance de tener que terminar con la vida del toro que había causado la sensible desgracia del rey de los astros coletudos, haciéndolo con valentía y estando el cornúpeto materialmente encima del caballo, al que tal querencia había tomado.

El público pedía a voces que se suspendiera la fiesta; pero Sánchez Mejías dio prueba de su valor temerario dirigiéndose al presidente y solicitando que diera suelta al toro que cerraba plaza.

Este pisó el ruedo demostrando mayor bravura que sus antecesores, arrancándose tan fuertemente a los caballos que ocasionó en una caída estrepitosa varias lesiones a los picadores Ceniza y Zurito.

Sánchez Mejías, en los quites, estuvo monumental y después cogió los palos, siendo perseguido tan de cerca por su enemigo que saltaron juntos al callejón, librándose milagrosamente de un serio percance.

No se arredró Ignacio y uno tras otro, sopló tres soberanos pares que entusiasmaron al público, que llegó a olvidar por breves instantes la emoción sufrida momentos antes.

Con la muleta, puesto que el toro se puso algo más difícil, trató de aliviar cuando antes, despachándolo de un pinchazo, una estocada medio caída y un descabello con la puntilla.

En la enfermería

Al ingresar Joselito a la enfermería de la plaza, a hombros de su cuadrilla, dijo estas últimas palabras, perdiendo poco después el conocimiento:

"¡Que llamen a mi médico, que me muero en Talavera!"

Depositado en la mesa de operaciones fue reconocido por los doctores, Sres. Luque y Ortega, quienes certificaron que durante la lidia del quinto toro había ingresado en la enfermería el diestro José Gómez (Gallito) con una herida penetrante de vientre en la región inguinal derecha con salida del epiplón, intestinos, vejiga y gran shock traumático y probable hemorragia interna. Otra herida en el tercio superior e interno del muslo derecho.

Muerte de "Gallito"

A consecuencia de estas heridas, falleció el infortunado Joselito a las siete horas y dos minutos de la tarde, sin que los esfuerzos de la ciencia pudieran hacerle reanimar.

Por el sacerdote D. Francisco Vázquez le fueron administrados los últimos sacramentos.

El diestro de Gelves murió rodeado de su hermano Fernando, su cuñado Sánchez Mejías y los individuos de su cuadrilla que estaban visiblemente emocionados.

La cabeza del toro

Sánchez Mejías mandó cortar la cabeza del toro "Bailaor" causante de esta desgracia, que ha sido enviada a Madrid para ser disecada y conservada como triste recuerdo.

Otros detalles

El gobernador civil, Sr. Figueroa, se emocionó grandemente con la inesperada desgracia y ordenó que la estación telegráfica de Talavera permaneciera funcionando toda la noche.

Le pusieron telegramas a Rafael Gómez (El Gallo), al doctor de Joselito, D. Agustín Mascarell y a otros amigos y deudos del finado.

Esta plaza, donde Joselito ha hallado su muerte, fue inaugurada por su difunto padre, Fernando Gómez (El Gallo), en el año 1891, matando él solo toros de D. Enrique Gutiérrez Salamanca.
 Bailaor

lunes, 10 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 2008. Israel Téllez se lleva la Oreja de Oro

La corrida de la Oreja de Oro nace como un cierre de temporada donde los triunfadores de ésta, se disputan un trofeo significativo y el carácter de triunfador del ciclo. Posteriormente, el festejo se aprovechó como un medio de allegar medios a la Asociación de Toreros, perdiendo su esencia y en buena medida su interés, porque hoy, carece del aliciente de taquilla que implica la presencia de los más importantes diestros en esta clase de festejos.

Al tener hoy en día un festejo de esta naturaleza un carácter fundamentalmente recaudatorio, la papeleta del mismo se busca sea lo menos onerosa posible y en ese orden de ideas, los toreros actúan por los gastos y se buscan economías en otros renglones, como el de los toros, por ejemplo.

Sobre el festejo en cuestión escribí lo siguiente:


… el encierro de Carranco, a mi juicio, fue una colección de complicaciones, aunque un par de ellos permitieran algunas facilidades a sus respectivos matadores, que no acabaron aprovechándolos a cabalidad.

… Israel Téllez se llevó a casa el trofeo en disputa y lo logró a base de exponerle a un toro que en los primeros lances le demostró que sabía lo que se dejaba atrás y que se lo echó a los lomos, infringiéndole lo que al inicio pareció un puntazo y que tras de ser examinado en la enfermería, resultó ser en apariencia una cornada de tres trayectorias.

La lesión sufrida no arredró al guanajuatense, quien se aplicó en banderillas, exhibiendo facultades y con la muleta, construyó una faena sobre la mano diestra, en los que se evidenció que el toro seguía desarrollando la tendencia a buscar lo que había detrás de los engaños, pero valerosamente Israel le plantó cara y le arrancó series con mucha intensidad.

Culminó su actuación con un par de muletazos de vuelta entera, siendo tropezado tras del segundo. Con la espada, dejó una entera algo caída que provocó derrame, lo que le redituó, por petición de la concurrencia, la única oreja de la tarde, pasando a la enfermería tras de pasearla alrededor del anillo.

Los toros potables se los llevaron Juan Antonio Adame y Ricardo Rivera, quienes no parecieron aquilatar debidamente las condiciones de ellos y no encontraron la cuadratura del círculo, yendo de más a menos en sus trasteos. Para Fabián Barba fue un galafate que le permitió solamente estar digno y Alfredo Gutiérrez bastante hizo con mantener de pie un inválido.

Por su parte Jorge Hernández Gárate, con el abreplaza, un toro fijo que se quedó parado pronto, lució con los rejones de castigo y las banderillas, viéndose imposibilitado para mantener el tono inicial de su actuación. Intentó dos veces la suerte de matar, descordando en el segundo intento…


Es loable el esfuerzo de la Asociación de Matadores por allegarse fondos para sus actividades benéficas, pero como lo expresaba al principio, el sentido de la Corrida de la Oreja de Oro se ha perdido y con ésta pérdida, también se ha ido su brillantez. En cuanto se recupere la presencia en ella de los auténticos triunfadores y deje de ser un clavo ardiendo para diestros que están en el paro, redundará en mejores recursos para la Asociación y en un real atractivo para la afición.

Con esta entrada concluyo esta serie de recuerdos en torno a nuestra Feria de San Marcos, que con el festejo de hoy se cierra. Si las cosas se presentan propicias, dentro de un año, procuraré hacer otros sobre el tema.

El festejo de hoy: 6 novillos de Jesús Cabrera para Sergio Flores, Gerardo Adame y Juan Camilo Alzate.

El infográfico con los carteles de la Feria 2008 es obra de Armando Landín - Miranda y lo uso con su autorización.

domingo, 9 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1992. Ortega Cano y Miguel Armillita tienen tarde triunfal

La corrida del 9 de mayo de 1992 originalmente se anunció con toros de De Santiago para Eloy Cavazos, Ortega Cano y Jorge Gutiérrez. Tanto Cavazos como Gutiérrez sufrieron percances en actuaciones anteriores y durante el transcurso del serial, Guillermo González Martínez se vio en la necesidad de recomponer los carteles, formando una serie de mano a mano para, sin deteriorar la calidad de la feria, mantener el interés en la misma. De allí que en esta fecha, la sustitución la tomara el hijo menor del Maestro de Saltillo y en los términos de la crónica de don Jesús Gómez Medina, a la que doy paso enseguida, se diera una gran tarde de toros:


Jornada memorable la de ayer. Corrida de perfiles históricos, en la que dos toreros - ¡dos grandes toreros! - ungidos con el don del arte, esparcieron generosamente sobre la arena de la Monumental las gemas preciosas de sus privilegiados tesoros e inundaron los tendidos con el cálido efluvio de su torerismo.

¡José Ortega Cano!... ¡Miguel Espinosa 'Armillita'!... Tales fueron los artífices que, a impulsos de la inspiración, en ocasiones transformaron el mezquino percal de su capote en espléndida capa de seda para dibujar con ella los lances de más peregrina belleza; a la vez que convirtieron la rústica condición de su muleta en manto de perfiles regios, con el que plasmaron reiteradamente las suertes de más noble prosapia en el toreo de muleta.

¡Ortega Cano!... ¡Miguel 'Armillita'!... Figuras indiscutibles ambos, adalides del toreo de España y de México.

Dos toreros que, ayer, ascendieron el Himalaya del éxito, mientras dejaban en los afortunados testigos de su proeza el regusto de su toreo de calidad, el recuerdo de los lances de diáfana belleza, la nítida imagen de aquellos muletazos en los que el venido de allende el Océano y el nacido en Aguascalientes, mejor que torear, bordaron el toreo...

Pues ocurrió, en efecto, que el toreo en manos del diestro hispano como del nacido bajo el cielo de México, adquirió tal nivel de calidad y una plasticidad tan exquisita, que a la mente nos vino la definición belmontina: el toreo es un ejercicio del espíritu. Se torea con el alma.

Los brazos son meros intérpretes de la voluntad rectora y el capote y la muleta, ínfimos instrumentos para domeñar y conducir a la bestia.

¡El toreo, ejercicio espiritual!

Por eso, ayer, el arte del toreo, esa vieja disciplina con más de dos siglos de vigencia y que arrancando de los Romeros, 'Costillares' y los ‘Illos’ ha llegado hasta nosotros enriquecida con el aporte de multitud de lidiadores - Paquiro y 'Cúchares' -, 'Lagartijo' y 'Frascuelo', Gaona, Joselito y Belmonte, 'Armillita' y Garza, Silverio, Manolete y Arruza y tantos más, el arte del toreo, decíamos, tan espléndido como no lo hiciera antes en la expirante Feria.

Y lo realizado por el nacido en la Cartagena que fundaran los fenicios en la ribera del Mediterráneo como también lo realizado por el menor de los vástagos del glorioso Maestro de Saltillo, quedará en los anales de la Plaza Monumental como un hito histórico, como punto de referencia: el día en que José Ortega Cano y Miguel 'Armillita' bordaron el toreo...


El balance final del festejo fue que a Cartagenés – así se anunció en la pizarra – cuarto de la tarde, se le premió con el arrastre lento y Miguel le cortó una oreja al cuarto; Ortega Cano otra al quinto y el mal manejo de los aceros privó a los diestros de la obtención de más trofeos en una de las tardes más redondas que se recuerdan en nuestra Plaza Monumental Aguascalientes.

En un comentario posterior a la corrida, recabado por el recordado don Juan Esparza Rodríguez, también para El Sol del Centro, Guillermo González Martínez – entonces empresario de la Monumental – reflexionaba lo siguiente:


La faena de Miguel a “Cartaginés” toro de Santiago, la considero de momento como el broche de diamantes a un trabajo que me dediqué de cuerpo y alma de ofrecerle al público fiesta brava”, así lo comentó ayer el empresario Guillermo González Martínez en el propio estacionamiento de la Plaza de Toros Monumental de Aguascalientes, una vez terminada en forma tan clamorosa la décima segunda corrida del serial…

Memo señaló: no puedo mentir o fanfarronear, los aficionados taurinos de Aguascalientes y la región están debidamente informados que desde el mes de agosto de 1991, empezamos a trabajar en forma entusiasta con los alumnos de la Escuela Taurina Jesús Ramírez Gámez”.

Monté la corrida de la Independencia y acto seguido proseguí con las novilladas, los festejos chicos en la San Marcos no iban a ser demasiados, pero las cosas empezaron a rodar bien y la temporada se alargó demasiado, se encendió mi entusiasmo y ni las aguas de los meses de octubre, noviembre y diciembre del año pasado y ni las que cayeron en enero y febrero del 92 nos detuvieron…

No sé y ni me imagino como vayan a rodar el domingo las cosas, espero que se dé todo bien, pero insisto en que Miguel, con su faena al cuarto del festejo rubricó feliz y artísticamente un largo y pesado trabajo de nueve meses…


Así se vio y vivió ese penúltimo festejo de la Feria del 92, año del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y que para la historia, resulta ser uno de los más brillantes realizados en la historia de la Plaza Monumental Aguascalientes.

El festejo de hoy: Corrida de la Oreja de Oro, 6 toros de Medina Ibarra para Israel Téllez, Fabián Barba, Víctor Mora, César Delgadillo, Juan Chávez y José Manuel Montes.

viernes, 7 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 2000. Fermín Espinosa y El Cordobés a hombros en la última de feria

La última corrida de feria del Siglo XX se saldó con un triunfo para Fermín Espinosa Armillita, quien durante toda la vida del monumental coso, se fue asentando como uno de los toreros consentidos de la afición hidrocálida, ello, habida cuenta de que el primer toro que se mató en ese redondel, le correspondió a él en la tarde inaugural, que fue la misma de su alternativa.

La tarde de ese 7 de mayo del 2000, se anunciaron toros de La Venta del Refugio para Fermín, Rafael Ortega y Manuel Díaz El Cordobés y uno de Celia Barbabosa para el rejoneador Gerardo Trueba. En esa oportunidad relaté el festejo de la siguiente forma:


Con una pobre entrada, quizás la más pobre del serial, se cerró el capítulo correspondiente a las corridas de toros en la Feria Nacional de San Marcos de este año 2000, en el que por lo visto, no ha sido suficiente el tirón de “El Cordobés” en las taquillas. Por otra parte, se ha visto el encierro de mejor presencia de los diez lidiados, destacando el cuarto de la tarde por su nobleza, siendo premiado con el arrastre lento…

Fermín Espinosa ante su primero, excesivamente castigado en varas, no se acomodó, por lo que después de intentar torear con la muleta en la diestra, aliñó con aseo, finiquitando al toro con media estocada en buen sitio, para que la concurrencia le retribuyera con pitos y abucheos. Ante el cuarto de la tarde, el panorama cambió cuando toreó a la verónica, rematando con media. Con la sarga, realizó una faena exclusivamente sobre la mano derecha, con la que dio muletazos largos y templados, al son de la “Pelea de Gallos”. Mató de estocada entera que fulminó, para ser premiado el diestro con las dos orejas y el noble “Pacharán” con el arrastre lento. Salió en hombros al final del festejo.

Rafael Ortega se esforzó ante su primero, que saltó al callejón, destacando con las banderillas y con la muleta, al quedarse parado el toro, cortó por lo sano y se tiró a matar, requiriendo de dos pinchazos y media estocada para terminar su labor, misma que fue aplaudida. Con el quinto de la tarde, volvió a tener lucimiento con las banderillas, sobre todo en el tercer par, que fue de cortas al quiebro. Con la muleta, debido a que el toro se rajó y se quedó parado, el torero de Tlaxcala le pisó los terrenos y en la querencia, le sacó muletazos de valía. Mató de estocada desprendida que provoca derrame, para que tras leve petición, fuera llamado al tercio a agradecer las palmas.

Manuel Díaz “El Cordobés” se lució al torear a la verónica al tercero de la tarde, quitando lucidamente por chicuelinas; con la muleta, lució al torear al natural y en la parte final de la faena, intercaló el “salto de la rana”, los desplantes y terminó con estocada entera en buen sitio, para ser premiada su labor con las dos orejas. Ante el que cerró plaza, que también se quedó parado pronto, mostró mucha voluntad, arrancándole buenas series sobre ambas manos, sin aplicar ahora los “efectos especiales”. Mató de dos pinchazos y una entera, siendo aplaudida su labor. También salió en hombros al final del festejo.


De esa manera se cerró el Siglo XX en las cuestiones de los toros para la Feria de San Marcos, el que vio a una de sus plazas de toros llegar a su primer centenario; a la moderna, ser reformada en dos ocasiones hasta adquirir la apariencia y capacidad que actualmente tiene. También el Siglo XX observó la transformación de su arista taurina de una en la que se celebraban dos o tres festejos, hasta el actual, en el que se estructura una docena o más con los principales actores.

El año siguiente sería también el siglo siguiente y a partir de allí, comenzaría a escribirse una nueva historia.

El festejo de hoy: 6 toros de Corlomé para Israel Téllez, Guillermo Martínez y José Mauricio.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1982. Se lidian por primera vez toros vazqueños de San José de Buenavista

El encaste predominante en la cabaña brava mexicana es el forjado por don Antonio Llaguno en San Mateo, a partir de una seleccionada base de ganados adquiridos en España al Marqués del Saltillo, mediante una serie de cruzas con el ganado criollo que poseía, mismo que había comenzado a mejorar con un toro portugués de Palha que Bombita le había obsequiado en 1906, creó un toro de una gran aptitud para la lidia y que por ello ha sido el preferido por ganaderos y toreros como la base del espectáculo en este lado del Atlántico.

No obstante ello, en algunas fincas ganaderas se prefirieron algunas otras bases genéticas, como fue el caso de la de San Nicolás Peralta, que por la relación personal del ganadero Ignacio de la Torre y Mier con el entonces titular del Ducado de Veragua, tuvo la posibilidad de importar toros y vacas de esa procedencia en los albores del Siglo XX, como lo he explicado en otro sitio de esta misma Aldea y al tener sus sucesores que deshacerse de la ganadería, pasó por varias manos, quedando algunos de esos productos en poder de la familia Aranda, titulares del hierro de San José de Buenavista, con sede en el Estado de Guanajuato.

Para el 5 de mayo del 82 estaba anunciada la 10ª corrida de feria, en la que los rejoneadores Gastón Santos y Gerardo Trueba compartirían cartel junto con los matadores Mariano Ramos y Marcos Ortega. El encierro de San José de Buenavista era variopinto, contra la costumbre generalizada estaba herrado en el costillar del lado izquierdo, con el número del lado derecho y llevaban doble señal de sangre, el zarcillo en la oreja izquierda y la corbata, de abajo hacia arriba en la badana. Todos estos signos exteriores hicieron atractivo a la vista el lote enviado por don José Alberto Aranda Díaz Infante, sobre todo por la presencia de un toro albahío dorado, otro ensabanado y un par de jaboneros.

El resultado del festejo no deja para la memoria más que la espectacularidad de la pinta de los toros lidiados, de acuerdo con lo que nos relató en su día don Jesús Gómez Medina:


Mientras que en el viejo jardín y en los sitios aledaños, la Feria vive sus últimos días, en el interior de la Monumental asistimos, anoche, a la agonía de la fiesta brava.

¡Sí! El maravilloso espectáculo que por su gallardía y vistosidad deslumbra y embelesa a quienes lo presencian; el juego hecho de emoción, de gracia y de plasticidad en el que poetas y artistas han encontrado una copiosa fuente de inspiración; las corridas de toros, la fiesta brava de nuestra raza… fue ayer una triste parodia de lo que conocíamos: un evento sin emoción, sin calor y sin vistosidad en el que el llamado arte de ‘Cúchares’ naufragó y terminó hundido bajo las toneladas de mansedumbre de los toros – ¿de los toros? – de San José de Buenavista.

Y todo esto frente al desencanto y quizás frente a la repulsa de nuestros huéspedes, los miembros del cuerpo diplomático…

De manera que, lo que debió ser broche de oro, se convirtió en un cierre de vil latón y todo ello por las deleznables condiciones de los bureles…


La corrida fue nocturna, con el fin de ajustarla a la agenda de un grupo de integrantes del Cuerpo Diplomático acreditado en nuestro país que visitaban la feria a invitación del entonces Gobernador Rodolfo Landeros, quien en el segundo año de su administración, llevaba a cabo una intensa actividad de promoción de Aguascalientes dentro y fuera de nuestras fronteras en busca de reconvertir – así se expresan los tecnócratas hoy – su vocación económica.

Por supuesto, los efectos de la iluminación artificial del coso sobre el juego de los toros, ocupó espacios de opinión en los diarios, aunque he de señalar que don Jesús Gómez Medina no alude eso como problema, pues como lo anota en su crónica, el juego de los toros fue malo, por su mansedumbre.

Así pues, la presentación de esta singular vacada en nuestra plaza y en nuestra feria no fue exitosa, lo que motivó que a la fecha no haya vuelto a comparecer con sus toros a ella, ni a ninguna de nuestras plazas en circunstancia alguna.

El festejo de hoy: 6 toros de Carranco para Antonio Barrera, Fermín SpínolaJuan Antonio Adame. Spínola sustituye al herido Mario Aguilar.

martes, 4 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1984. Valente Arellano corta un rabo en su última actuación en Aguascalientes.


La segunda novillada del serial de 1984 contaba con la comparecencia de Valente Arellano, quien ya se encontraba en la etapa final de la fase novilleril de su carrera en los ruedos, pues en un mes escaso, estaría recibiendo la alternativa en Monterrey, de manos de Eloy Cavazos y en tres meses más, estaría cumpliendo con su cita inevitable con el destino, en Torreón, a bordo de una motocicleta.

No me queda duda de que ese accidente de tráfico nos despojó del gran potencial torero que Valente llevaba dentro. Seguramente esta fiesta, que hoy está en el ojo del huracán – por causa de los que, desde detrás de la barrera mueven el agua y velan por sus particulares intereses sin reparar en que los de la Fiesta en su conjunto son de un orden superior y por ello intangible por los individuos – se vería enriquecida por un torero con el carisma y la frescura que en su día, el torreonense trajo a los ruedos mexicanos.

Esa segunda novillada de la feria del 84 se anunció con un encierro de San Antonio de Triana para Roberto Ramírez El Oriental, Paco Ramírez y Valente y la Plaza Monumental se llenó hasta el tope, como sucedía cuando el lagunero se presentaba en ella. El festejo fue uno de esos que provocaron una expectación que al final no fue correspondida por el resultado del mismo, dado que el encierro enviado por don Manuel Ibargüengoitia Llaguno, fue enrazado y con las complicaciones que da la bravura seca, motivo por el cual, los alternantes no pudieron estar a la altura de las condiciones del ganado que les salió por la puerta de toriles.

Más eso no arredraba a un torero como Valente, quien regaló un séptimo novillo, de José Garfias nombrado Jugador. Éste fue más noble, boyante y ante él pudo realizar una faena de gran calado en los tendidos, variada en los quites y sin los sobresaltos que los encastados novillos de la lidia ordinaria le causaron a él y a sus alternantes. Como lo matara de una estocada entera, se pidió y obtuvo para él el rabo de Jugador, saliendo en hombros de la plaza.
Ese fue el resultado de la postrera actuación en Aguascalientes de un torero diferente, que tenía la capacidad de despertar pasiones en los tendidos y que era intuitivo en la cara del toro y que despojándose de comodidades, se lanzó al camino para aprender a torear y hacerse torero y que de no haber terminado su vida en la forma tan temprana en la que ocurrió, hubiera representado un efectivo parteaguas en la historia taurina de México.

El festejo de hoy: 8ª corrida de feria. 8 toros de San Isidro. para Rafael Ortega, Antonio Barrera, Fabián Barba y Joselito Adame.

lunes, 3 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1991. Con triunfo del puntillero, Joselito corta una oreja

José Miguel Arroyo, Joselito, reaparecía en Aguascalientes después de que en 1989 resultara ser el triunfador de la feria de ese calendario y recibiera una cornada de un imponente toro de la ganadería de Claudio Huerta, en una tarde en la que la épica se hizo presente en la arena de la Plaza Monumental Aguascalientes y el madrileño, junto con David Silveti y César Pastor nos dieron una de las tardes de toros que son de las más destacadas en su historia.

La víspera del festejo se entregó a Joselito el trofeo que lo acreditaba como el mejor matador del serial del 89, entrega que había quedado pendiente dada la herida que el diestro sufrió en el 29 de abril de ese calendario en la corrida a la que antes me refería. El festejo era esperado con avidez, porque se anunciaba como alternantes del diestro de Madrid a dos toreros de la tierra, a Miguel Espinosa Armillita Chico y a Héctor de Granada, quienes enfrentarían un encierro del hierro de don Fernando de la Mora registrado a nombre de su esposa.

La crónica escrita para El Sol del Centro por don Jesús Gómez Medina nos revela lo siguiente acerca del resultado de esta corrida:


El toreo, como nos dice el Evangelio que ocurre en el reino celestial, posee diversas moradas destinadas cada una de ellas a distintos ocupantes. Existe, así, la morada de los triunfadores, de aquellos a los que la diosa Fortuna ha convertido en favoritos y que por ello caminan por el planeta de los toros nimbados con el aura de la idolatría popular.

Pero también está la morada de los segundones, aquellos que a través de una dilatada serie de acciones, quizás al cabo de muchos años, tan solo han podido disfrutar de una parte minúscula del gigantesco pastel del éxito.

Y que decir del recinto ocupado por los fracasados, aquellos a los que la adversidad, flagelándolos constantemente, terminó por despojar de todo entusiasmo, convirtiendo en receptáculo de amargura eso que antaño fuera manantial incesante de ambición y optimismo…

Pues al diseñarse el edificio que regiría la tauromaquia, el artífice, el arquitecto, o lo que Ustedes deseen llamarle, reservó otro espacio o morada para los humildes de la fiesta, para los modestos y, sin embargo, no por ello los menos importantes de los personajes que participan en la realización del espectáculo, tales como torileros, monosabios, puntilleros…

La historia del toreo registra los nombres de algunos de los pertenecientes a este último grupo, bien haya sido por su actuación en general o por algún hecho en especial, que conquistaron tal honor; así, al torilero de la vieja plaza de Madrid que se llamaba Carlos Albarrán, apodado ‘El Buñolero’, que desempeñó tal función durante más de sesenta años y mereció que Luis Carmena Millán le dedicara un poema.

En la Ciudad de México han sido célebres Ramón Medina, torilero del viejo Toreo; entre los monosabios Simón Cárdenas y como puntillero, Macario Castelán ‘Gallinito’…

Pues bien: ayer al llegar a su fin el festejo de feria, las puertas de la morada dedicada a las personas más modestas del espectáculo se abrieron de par en par para dar paso a un nuevo ocupante que aspiraba a tal lugar por legítimo derecho de conquista por la vía del éxito, con el beneplácito de la afición de Aguascalientes. ¿Su nombre? Jesús Gutiérrez ‘El Callos’.

‘El Callos’, sí, que cuando estaba a punto de concluir y había doblado el sexto y último toro, puso fin a la vida de éste y dio al ‘esaborío’ un remate pletórico de torerismo, rematando a ‘Buen Mozo’, que tal era el nombre del bicho, con espectacular y certero puntillazo a la ballestilla. Esto es: lanzando la puntilla, haciéndola entrar en el cerviguillo del burel, que quedó fulminado.

Y los aficionados, los que van a la plaza a disfrutar de las diferentes incidencias de la lidia y no tan solo a brindar a la salud de esto o de aquello, irrumpieron instantáneamente en una cálida, rotunda ovación.

¡Enhorabuena Jesús Gutiérrez ‘El Callos’!…

Como se puede apreciar, a pesar de la oreja cortada por Joselito – entre los compases de Las Golondrinas según denota la misma crónica – el detalle más torero de la tarde estuvo a cargo del puntillero y es el que fue el motivo a recordar por el cronista. En declaración posterior para el mismo diario, José Miguel Arroyo se quejaba de que la espada le había emborronado sus mejores trasteos durante ese serial.

A Joselito ya no le hemos vuelto a ver por aquí, pero a don Jesús Gutiérrez El Callos le tenemos todavía apuntillando con arte y seguridad a los toros, y que sea por muchos años.

domingo, 2 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1976. Fabián Ruiz triunfa en el doblete asegurado la víspera

El 1º de mayo de 1976 se ofreció una corrida en la que para dar cuenta de un encierro de Matancillas, se anunció a tres diestros hidrocálidos. Ellos eran Fabián Ruiz, Efrén Adame y Armando Mora, quienes en las semanas anteriores al serial habían protagonizado habían protagonizado una huelga de hambre reclamando una oportunidad a la empresa. En ese festejo Fabián cortó una oreja de cada toro y Armando una, dejándose Efrén un toro vivo y quedando en el ambiente la pregunta de sí en ese festejo había terminado su transitar por los ruedos vestido de seda y oro.

El triunfo de Fabián – aunque fuera numérico – le valió el completar el cartel del día siguiente – estaba ofrecido desde que se anunció la feria que el triunfador de la víspera entraría a esta corrida – junto con Guillermo Montero y Fermín Espinosa Armillita, para dar cuenta de un encierro de Sierra Ortega y de nueva cuenta ha sido Fabián Ruiz el que ha salido mejor librado del trance, al cortar una oreja del primero de su lote.

El recuento que hace don Jesús Gómez Medina sobre este particular es el siguiente:


…los toros de don Manuel Ortega, desiguales en presentación y no muy sobrados, en general de fuerza y alegría, si exceptuamos al primero y en menor proporción al cuarto, obstaculizaron la labor de los espadas.

De estos, de nueva cuenta, el mejor librado fue Fabián Ruiz. Su estilo brillante y su notorio afán de complacer le conquistan de inmediato las simpatías populares y como además el muchacho lo intenta todo y se queda quieto al torear de muleta y como lo hizo ayer, con mayor asentamiento que en su actuación anterior, imprimiendo a sus pases una templanza y una longitud que no había tenido anteriormente y estuvo certerísimo con el acero, aunque sus estocadas hayan sido delanteras, de aquí que Fabián haya sido aclamado de continuo y cortado la oreja del noble cárdeno lidiado en primer término...

Guillermo Montero quedó poco menos que inédito para el público hidrocálido. Ciertamente sus dos enemigos fueron los menos aptos para el lucimiento; muy soso el segundo y dificilillo el quinto, al que se picó insuficientemente. En estas condiciones la labor del debutante resultó tan gris como intrascendente.

A Fermín Espinosa no acaban de embestirle los toros. Su primero de ayer, sea dicho con respeto, delantero de pitones y alto de agujas, terminó aplomado y Fermín que le había clavado tres magníficos pares de garapullos con esa facilidad tan de la casa, muleta en mano estuvo por encima de las condiciones del bicho y lo toreó lucida y eficazmente con la derecha, concluyendo con un estoconazo en todo lo alto. Ovación y vuelta al ruedo…

Así terminaba la segunda feria ofrecida en la nueva plaza de toros de nuestra ciudad, cuando el serial todavía se concentraba en su parte medular en el mes de abril y para lograr eso, se procuraba dar los festejos en días consecutivos, incluso, ofreciéndose de noche los que eran en días laborables, lo que entre muchos conocedores levantó muy variados comentarios, casi todos en contra, aunque sin razón científica de por medio.

Por ello hoy los festejos se concentran en fines de semana y la feria se adentra mucho en el mes de mayo, de forma tal que todos los festejos sean de día, lo que provoca que en ocasiones la parte medular del serial se aparta de la fiesta del Evangelista y se concentra en el siguiente mes, separándose en alguna medida de su original intención.

sábado, 1 de mayo de 2010

Tal día como hoy: 1964. Triunfo de Peñuelas. Juan Silveti actúa por última vez en nuestra feria.

Durante el último tercio de la década de los 50 y la primera mitad de la siguiente, el hijo del Tigre de Guanajuato fue uno de los toreros que fortificaron la tradición y la leyenda del serial de San Marcos. Su depurada tauromaquia era un platillo que la afición de Aguascalientes se solazaba en degustar, pues de los de su generación, es quizás junto con Jesús Córdoba, el torero que mejor dominó el conocimiento de la lidia, de los terrenos y de las suertes precisas para poder dar a cada toro la lidia correcta y adecuada a sus condiciones.

La oportunidad que da ocasión a este comentario, fue el festejo final de la feria en el que alternaron con él Humberto Moro y el utrerano Juan Gálvez, para dar cuenta de un importante encierro de Peñuelas. Las crónicas refieren la actuación del Tigrillo como discreta y como triunfadores de la corrida al encierro de Peñuelas y al linarense Moro que cortó una oreja.

El relato de de don Jesús Gómez Medina sobre lo destacado de la tarde es el siguiente:


El pasado viernes la del toro con nervio y pujanza. En efecto, por obra de los astados de Peñuelas volvimos a apreciar la suerte de varas con todo lo que encierra de emoción y dramatismo; de gallardía y de espectacularidad.

Por obra de los toros de Peñuelas, mal de su grado, visitaron varias veces la inhóspita arena – ¡los primeros tumbos de la Feria! – y también, en dos o tres ocasiones, el poderío de los bureles, aunado a su fiereza, lanzó estrepitosamente a jinete y cabalgadura contra los tableros, para reproducir una escena que arrancada, al parecer, de las añejas estampas de Daniel Perea, conserva aún su abigarrado patetismo.

Fueron los de Peñuelas en suma, fieramente bravos, con la bravura que emociona y entusiasma; con esa bravura, con esa fiereza que son y serán siempre las cualidades esenciales del toro de lidia. Con la bravura, con la fiera acometividad que, desgraciadamente, va escaseando en otras ganaderías; pero que hay que cuidar con todo celo, pues cuando tales características dejan de existir en los cornúpetas destinados al toreo, se habrá extinguido ya esa raza admirable llamada toro de lidia.

A todo esto, digamos que, con tales cualidades, los de Peñuelas tenían mucho que toreárseles, como se dice en el argot taurino. No, no eran los toros de azúcar y mazapán que por faltos de fuerza o de fiereza – de bravura – se antojan inofensivos. No.

A estos bureles había que dominarlos antes de hacerles florituras. Había que poder con ellos, en suma. ¿Lo consiguieron los maestros?...

El programa anunciador del festejo en los diarios invitaba al público a asistir a los corrales de la plaza a apreciar el encierro. Es curioso observar ese detalle, pues si bien la reglamentación exige que los toros estén a la vista unos días antes del festejo, es raro que se invite públicamente a verlos, más bien se trata de evitar, so pretexto de que con la afluencia de público se mueven y se pueden inutilizar.

Al final de cuentas y como decía antes, solamente Humberto Moro logró cortar una oreja al segundo de la tarde, con el que pasó algún momento de apuro en el primer tercio, cuando le echó mano. Por su parte, Juan Gálvez tuvo una tarde de esas para no recordar, en la que se vio sin deseos ni reposo al hacer el toreo.

Juan Silveti seguiría asistiendo a nuestra Feria de San Marcos, aunque ya no lo haría vestido de luces. La fiesta en México ya se comenzaba a manejar de una nueva manera y el respeto a la dignidad de los toreros estaba siendo soslayado, se pretendía tratar a los artistas como jornaleros sin importar la jerarquía que les es consustancial. Por eso él y varios de los de su tiempo decidieron que era el momento de dar vuelta a la página y dar por concluida con lucimiento una trayectoria, que seguir adelante pero sin esa necesaria dignidad.

Hoy le recuerdo en la que fuera su presentación postrera en nuestra feria y como actual cabeza de una dinastía de toreros, que se encamina a encontrar ya a la cuarta generación de matadores de toros en su historia.

Aldeanos