viernes, 25 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (VII)

Viernes 25 de abril. Un arrollador Mariano Ramos vuelve llevarse el Escapulario de Oro

A partir de 1971 se volvió tradicional que para la corrida del día de San Marcos se confeccionara un cartel en el que actuaran los principales toreros anunciados en el serial, disputándose un trofeo, concebido como el Escapulario de Oro de San Marcos, patrocinado en esos días, por alguna de las casas vitivinícolas asentadas en la entidad. Eran por lo regular seis toros para seis toreros y con esa única oportunidad tenían que lucir lo suficiente como para convencer a la afición que se congregaba en la plaza hasta llenarla, porque el 25 de abril es casi una religión asistir a los toros en Aguascalientes.

Hace 50 años se acartelaron Manolo Martínez, Jesús Solórzano, Antonio Lomelín, Curro Rivera, Mariano Ramos, Fermín Espinosa Armillita y Humberto Moro para lidiar siete toros de Los Martínez. Los siete toros anunciados al final fueron ocho, porque fuera de concurso, se lidió un octavo, de regalo, por parte de Humberto Moro.

El encierro de Los Martínez

La ganadería de don Jorge Martínez Gómez del Campo se presentaba en Aguascalientes. El ganadero, que era un declarado orticista, bautizó a sus toros con nombres de otros que fueron famosos por ser importantes en la carrera de su amigo Pepe Ortiz, quien falleciera unos días antes. Por su orden salieron de toriles Sapito, Barrionuevo, Espía, Monterillo, Garlopo, Periodista y Aretito. Fue un gentil detalle del ganadero debutante. Acerca de la presencia del encierro, dice la crónica de El Sol del Centro escrita por Francisco Lazo:

Se lidiaron siete toros de Los Martínez, jóvenes, gordos, bien presentados, que tuvieron dos características definidas: unos querían huir, otros se agarraron pronto al piso. Imperó la mansedumbre, habiéndose salvado uno de ellos, el jugado en tercer lugar pero que desgraciadamente estaba lastimado de las manitas y rodaba constantemente…

De la descripción del cronista se puede advertir que se pretendió encubrir la falta de edad con el exceso de peso, de allí que su movilidad fuera limitada y se agarraran al piso y perdieran la vertical. También, ese peso desproporcionado, exagera la falta de raza y de casta. En suma, el trapío de los toros no se calibra en la báscula, sino en su apariencia externa y se adquiere con la edad.

La actuación triunfal de Mariano Ramos

Decía que Mariano Ramos se levantó como el triunfador de la tarde, porque a partir de este día, las corridas volvieron a su horario tradicional, a las cinco de la tarde. Si hemos de hacer caso a la reseña del encierro que hizo Lazo, el toro que le tocó fue uno de los que se quedaron parados, y, sin embargo, lo hizo moverse. El propio cronista de El Sol del Centro contó:

Muy buenas verónicas y mejores mandiles le dio Mariano a “Garlopo”, un manso al que Campos le puso dos pares superiores. Este toro no huye tanto, pero sale del muletazo con la cabeza alta. Ahí vemos al Mariano poderoso, sujetando y haciendo que la res humille, para torearle luego con mando, llevando muy bien a su enemigo. Por momentos parece destemplarse, pero vuelve a coger el ritmo a la embestida y llevaba los pitones a milímetros de la muleta. Terminó con la “regiomontana” en medio del júbilo popular. Cita a recibir y dejó un pinchazo a un tiempo. Luego otro echándose sobre el morrillo y finalmente, media arriba. Ligera petición (¿aquí no sacan pañuelos?). Oreja concede el juez. Chillan. La tira Mariano y da la vuelta…

La relación de Francisco Lazo es breve pero completa y destaca, la brillante actuación también, de Leonardo Campos, uno de los destacados banderilleros mexicanos de la época, que iban siempre colocados con los toreros que encabezaban el escalafón de estas tierras.

El resto de la tarde

Manolo Martínez estuvo breve, pero exponiendo y fue aplaudido. Jesús Solórzano tuvo una actuación que lo resarcía en parte de las pérdidas anteriores ante el segundo del festejo, incluso, puso el par de La Moreliana de su creación, que le valió dar la vuelta al ruedo a mitad de la lidia. Al final salió al tercio. Antonio Lomelín siguió hecho un león y también consiguió salir al tercio, tras de que su toro terminara hecho un marmolillo. Curro Rivera por su parte le robó una faena a un toro que huía en todos los terrenos y al igual que Mariano Ramos, fue llamado a dar la vuelta al ruedo.

Humberto Moro terminó enfrentado al respetable con el que le tocó en el sorteo y para resarcirse, regaló un octavo de Tequisquiapan, al que le hizo una faena que fue de menos a más. Aquí hay una controversia en cuanto a la premiación de la faena que realizó, porque en tanto que Francisco Lazo en El Sol del Centro habla de que se le otorgó una oreja, Alejandro Hernández en el Heraldo de Aguascalientes, refiere dos. Viendo el talante de Lazo hacia Humberto y otros diestros, me inclino más a creer en la versión de Alejandro, que en la suya. Y Fermín Armillita apenas tuvo material para salir del paso.

La concesión del trofeo

La tradición para la concesión del Escapulario de Oro era que se otorgara por aclamación popular en los casos en los que no hubiera un triunfador claro en la corrida en la que se ponía en disputa. Así se tuvo por sentado, pero al parecer, la Casa Pedro Domecq, patrocinadora en este año del 75 del trofeo, decidió designar un jurado para determinar al torero galardonado. Cuenta Francisco Lazo:

Al fin se llenó la plaza. Hasta arriba. Y es que hoy es gran día de fiesta, pues se celebra a San Marcos, patrono de la feria aquicalitense... Y, además, se ofrecía un cartel con siete toreros por un solo boleto, los que se disputaban el “Escapulario de Oro” que finalmente fue otorgado a Mariano Ramos por un jurado que nadie supo quienes lo integraron, pasando por alto el anuncio que hicieron al comenzar el festejo: que el trofeo sería otorgado por votación popular. Sí hubiera sido de esta última manera, Curro Rivera habría sido, junto con Mariano, fuerte candidato a quedarse con el galardón. Ambos hicieron muy buenas faenas a toros que presentaron dificultades, más el de Curro, que toreó con largueza y calidad; menos, pero sin dejar de tenerla, el de Mariano, que hizo una faena con poderío y mando. Los dos mataron mal, de dos pinchazos y entera desprendida Curro y Mariano de dos pinchazos, el primero intentando matar recibiendo, y media. El juez dio una oreja que el público protestó. La tiró Mariano y dio la vuelta, la misma que había dado Curro Rivera...

Así dice Lazo, que nunca se supo quienes integraron ese jurado y que antes de iniciar la corrida se había anunciado que el trofeo sería concedido por aclamación popular. Creo que a estas alturas de estos recuerdos queda clara la preferencia de don Francisco por su tocayo Curro Rivera, lo que me deja claro su deseo – o interés – de que su favorito se hubiera llevado el galardón, pero las cosas discurrieron de otra forma. Esa era la manera de ser del inefable Francisco Lazo.

Así pues, nada más arrastrado el octavo de la tarde, bajaron al ruedo S.G.M. Luz María I y Alfonso Ramírez Calesero, éste último en representación de la Casa Pedro Domecq a entregar a Mariano Ramos el Escapulario de Oro obtenido, con el que volvió a dar una triunfal vuelta al ruedo. Otra vez, hasta mañana.

Aviso parroquial: Extiendo mi sincera felicitación a todos los que hacen posible la edición de El Sol del Centro, pues en este día cumple 80 años de servir a Aguascalientes con información certera y veraz, siendo desde los inicios, una fuente invaluable para esta bitácora. ¡Que sigan muchos más!

jueves, 24 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (VI)

Jueves 24 de abril. En la alternativa de Eduardo Liceaga, Mariano Ramos es el triunfador

Dos cuestiones previas

La feria de 1975 iba entrando, en cuestiones de toros ya en su segunda mitad y, la verdad, a pesar de que varios de los carteles ofrecidos por la empresa, en el papel, tenían una definitiva redondez, la gente simplemente no se acercaba a la plaza de toros nueva a apreciar lo que en el ruedo ocurría. Eso, en un serial de la extensión que ya había adquirido nuestra Feria de San Marcos y en las condiciones económicas que genera una plaza con la capacidad que entonces tenía la Monumental, podría llegar a tener visos de tragedia. Alejandro Hernández, cronista del diario Heraldo de Aguascalientes, hacía en el introito de su breve crónica del festejo del 24 de abril, esta necesaria reflexión:

Qué pena de ver las malas entradas que ha tenido la Monumental Aguascalientes, y si pensamos un poquito lejos, esto se pone muy feo, pues es lógico pensar que Guillermo González (empresario) por más afición que tenga, no está peleado con su dinero, y tomará, seguramente, alguna medida - ojalá y no sea la que usted, amigo aficionado, piensa - pero es imposible sostener esta situación. Por ejemplo, en la corrida de ayer, fue muy baja la entrada, y lógicamente esto origina pérdidas a la empresa. Ojalá que, de hoy en adelante, asista la gente en beneficio de todos...

La intención de dar todos los festejos en días consecutivos, motivaba la celebración de festejos nocturnos. Cuando se celebraban en la Plaza San Marcos, los eventos propios de la noche quedaban a unos pasos del coso, así que en cuestión de tiempo, resultaba rentable ir primero a los toros y después al palenque o a alguno de los centros nocturnos que por las inmediaciones del Jardín de San Marcos se montaban, pero al ubicarse la nueva plaza de toros cerca, pero prácticamente en las orillas de la ciudad y casi en medio de la nada, se planteaba un dilema que obligaba a elegir. Y la elección, visto está, era a favor de las cercanías.

La segunda cuestión ronda en torno a algo de lo que ya había comentado en alguna ocasión anterior, de una teoría que de cuando en cuando sacaba a relucir Francisco Lazo sobre los efectos de la luz artificial sobre el juego de los toros en las plazas. Dijo entonces el cronista huésped de El Sol del Centro:

En los tendidos de la Monumental de esta ciudad, un grupo de gente del toro, entre los que había ganaderos, toreros, taurinos en general, discutíamos si el pálido alumbrado del coso era o no el culpable del poco juego que están dando las reses en esta feria. Sacamos conclusiones: cuando el toro es bravo, ataca a cualquier hora. Y en el caballo tenemos la prueba, porque allí hasta con los ojos cerrados, las reses deben cargar para demostrar su casta. Los toros de Tequisquiapan lidiados esta noche, iban al caballo, pero luego hacían cosas extrañas, dando la impresión de que, en efecto, no veían bien, o se avisaban con el alumbrado de los palcos, más brillante que el de los reflectores que pretenden iluminar debidamente el ruedo y apenas consiguen su objetivo, produciendo además, sombras...

Después, cuando le salió un toro bravo a Mariano Ramos, tendría que hacer algunas machincuepas prosísticas para plasmarlas en el papel y evitar desdecirse de su teoría. No debo desconocer que llevaba un dejo de razón con lo de las sombras que genera un alumbrado defectuoso, que tocan a los toros, pero por lo demás, creo que era simplemente una animadversión personal del cronista, aunque debo confesar también que prefiero en lo personal las tardes de sol y moscas.

La gran noche de Mariano Ramos

Los dos abriles anteriores Mariano Ramos fueron redondos para él. Se alzó como el máximo triunfador de ambas ferias y ya en un nuevo escenario volvía a insistir en ponerse de nueva cuenta a la cabeza de los diestros actuantes en nuestro serial sanmarqueño. Su gran momento en esta noche ocurrió al enfrentar al cuarto de la sesión, llamado Limonero por su criador, don Fernando de la Mora Madaleno y así resumió el citado cronista de El Sol del Centro su actuación:

Desde que salió, tomó los capotes con alegría y Mariano, hábilmente volteó el suyo, toreando por la parte que es amarillo para darle mayor objetivo al morito, por verónicas y mandiles, lance éste que hemos de repetir, lo ejecuta con un sello especial. Luego atacó bravo al montado, para que el Zotoluco II le picara soberbiamente, haciéndole sangrar profusamente para llegar al tercio mortal atacando siempre con claridad y nobleza, sin acusar la falta de un buen alumbrado, sin distraerse con las sombras, es decir, demostrando que cuando el toro es bravo, acomete y si tiene nobleza, lo pone de manifiesto en todo momento, sea bajo las candilejas o a la luz del día. ¡Y no vea usted cómo lo toreó Mariano Ramos! Ayudados y naturales con temple y mando y en una ocasión dejó ver la bondad del animal, cuando en un pase de pecho, le dejó la muleta en la cabeza sin que la res derrotara. No le tiraba ni una mala mirada y el torero - charro se hinchó de torear, rematando con adornos de buen gusto. Y citó a recibir, dejando media estocada contraria, a un tiempo, que no surtió efecto. Tumbó al primer golpe de descabello y se ganó las orejas que le fueron justamente concedidas...

La alternativa de Eduardo Liceaga

Eduardo Liceaga es miembro de una de las dinastías más extensas que reconoce la historia del toreo. Hijo de Anselmo también matador de toros de brillante trayectoria, inició su andar por los ruedos en el año de 1972, presentándose en la Plaza México en agosto de 1974, donde le cortó el rabo al novillo Soldado de José Julián Llaguno el 15 de septiembre de ese año. Se despidió de la novillería el domingo anterior al día de su alternativa en Monterrey, donde le cortó el rabo al novillo Ramito de Suárez del Real. Era, sin duda, junto con Guillermo Montero, el novillero más interesante de ese momento.

Las crónicas de prensa no refieren el nombre del toro de Tequisquiapan que fuera el de su alternativa, pero ante él su actuación fue la siguiente:

Y Mariano le dio la alternativa a Eduardo Liceaga, esa joven promesa que esta noche no pudo lucir sus cualidades. Por el contrario, se acentuaron sus naturales defectos. No fijó los pies con el capote y con la muleta estuvo indeciso en el de su doctorado y a ratos se animó con su segundo. Pero en general, su actuación fue desvaída, haciendo pensar a muchos que le han precipitado al lanzarlo al doctorado. La verdad es que Eduardo no es un temerario de los ruedos, por el contrario, es medido de valor. Sus virtudes son otras, el temple y el arte. Vamos a ver si más adelante, conforme vaya viéndole más seguido la cara al toro, va cuajando para llegar a ser el toreo que de él se espera. A su primero lo mató de pinchazo hondo y media. Y a su segundo, de dos pinchazos, media delantera y dos golpes de descabello...

La realidad es que Lazo fue muy considerado con Liceaga. Estuve presente en esa corrida y recuerdo con claridad que el toricantano, vestido de blanco y oro, montó un espectáculo esperpéntico, por el pánico que hizo presa de él. Los golpes de descabello que le dio al sexto de la corrida no fueron dos, sino una docena cuando menos y le sonaron dos avisos. Así transcurrió la segunda alternativa que se otorgaba en la Plaza Monumental.

La noche de Humberto Moro, el testigo de la ceremonia tampoco transitó por cauces de fortuna, pero ya le vendría un momento más acercado a la gloria. Era la víspera del día de San Marcos, todo Aguascalientes ya estaba de fiesta. Aquí dejo estas notas por hoy. 

miércoles, 23 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (V)

Miércoles 23 de abril. Antonio Lomelín reafirma su total recuperación

La cuarta corrida de la Feria de San Marcos del 75 también fue nocturna y tuvo como aliciente la presentación de Curro Rivera en el ruedo de la Plaza Monumental, que permitió que la entrada al coso fuera mejor que en los días anteriores. No obstante, la cultura feriante de nuestra ciudad aún no estaba totalmente arraigada. Los días de entre semana las labores ordinarias seguían su curso de manera casi normal y eran los fines de semana los que se dejaban para festejar, aparte hecho, para el día del santo patrono. Al paso de los años, el serial taurino se agruparía en fines de semana, para atraer a los festejos la mayor cantidad de público posible.

Nuevamente don Guillermo González confeccionó un cartel que en el papel tenía visos de redondez, porque aparte del hijo de Fermín el de San Luis, completaban la terna Jesús Solórzano y Antonio Lomelín, quienes ya habían actuado en el serial con fortuna diversa. Los tres enfrentarían un encierro de Las Huertas, en esos días de la titularidad de don Luis Javier Barroso, el inolvidable Chacho, quien en ferias anteriores había logrado triunfos importantes.

La importante tarde de Antonio Lomelín

Ya habíamos anotado por aquí que el lunes 21 anterior, Antonio Lomelín había dejado bien claro que no cargaba secuelas de la gravísima cornada que sufrió el 16 de febrero anterior en la Plaza México. En esa noche de dos días antes, los toros que le salieron en el sorteo no se prestaron a muchas florituras, pero en esta nueva ocasión tuvo la ocasión de mostrarse como el torero poderoso y valiente que siempre fue, terminando por alzarse como el triunfador de la corrida. Escribió para El Sol del Centro su cronista huésped, Francisco Lazo:

Antonio Lomelín achicó la muleta y la movió para fijar al toro, al mismo tiempo que se echó la espada a la cara, a la altura de la barbilla. Y entró a matar dando el pecho, volcándose luego sobre el morrillo en un perfecto volapié. Ejecución valiente y emocionante, aunque el acero quedara un tanto perpendicular sin producir los efectos deseados. Y Antonio repitió la escena, para dejar ahora sí, una estocada muy bien colocada, mientras el público se ponía de pie, aclamándole. Dobló el toro. El público pidió las orejas, el juez concedió una con la que Antonio dio dos vueltas al ruedo, bajo lluvia de prendas, y se retiró al callejón sonriente, cerrando así su actuación de esta noche, de torero valiente, de banderillero excepcional y de eficiente matador. Parece ser que, como decíamos hace días, a Antonio no le hizo ni cosquillas esa terrible cornada que le puso al borde de la muerte. Se desplaza por el ruedo como por su casa, seguro, con tanto valor, que por momentos aborda el terreno de la temeridad. Y creemos también que ha encontrado el camino, al fin, hacia la cumbre, porque a sus dos enemigos les ha toreado, cuando no parecían tener un pase, dos mansos peligrosos, sobre todo su primero que tiraba cornadas a diestra y siniestra sin que Antonio se descompusiera. Finalmente, resultó ser el triunfador del cuarto festejo de la feria taurina de esta Aguascalientes...

Más adelante relata el que en la fecha era el jefe de información taurina del diario deportivo Esto de la Ciudad de México, que en el quinto de la corrida, puso hasta cuatro pares de banderillas y que si solamente cortó una oreja, cuando le eran pedidas las dos, fue únicamente porque la primera estocada que dejó, hasta la empuñadura, le quedó perpendicular y en lugar de intentar una prolongada labor de enterramiento, extrajo la espada y se volvió a tirar a matar con la misma decisión, dejando, ahora sí, una estocada en todo lo alto, de instantáneos efectos. El ingeniero Herrera, entonces Juez de Plaza, se llevó una bronca, dice el cronista, por no conceder esa segunda oreja.

El desconcertante Jesús Solórzano

Cuando el hijo del Rey del Temple sentía que salía con los hados de su lado, hacía el toreo como ninguno. Pero si sentía que no le acompañaban, también generaba broncas que podían llegar a alcanzar buenas proporciones. Esta fue una de esas últimas fechas, en las que, al salir del hotel anunciaba algo grande, pero al llegar a la plaza, daba lo contrario. Sigue adelante el cronista:

Poco antes de la corrida, Chucho Solórzano me dijo que la iba a armar. Y la armó. ¡Por poco se le va vivo el primero! Le pegaron dos avisos después de doce pinchazos y diez golpes de descabello. Al principio parecía decidido, hasta banderilleó, pero pronto volvió a las dudas y dejó escapar otra oportunidad. En su segundo, un toro refugiado en tablas, pareció dispuesto a jugarse la piel y hasta le puso la barriga al toro para dar algunos buenos muletazos, sólo que siempre sobre piernas. Y tumbó al buey de media delanterilla. Este Chucho parece no tener remedio...

Me tocó ver a Jesús Solórzano en ambas versiones dentro de los ruedos y la verdad es que tuvo todo para ser una gran figura del toreo. Es uno de esos casos en los que uno no se explica las razones por las cuales no llegó a serlo.

Un voluntarioso Curro Rivera

La noche de su presentación no pudo ser triunfal para Curro Rivera, y es que le tocó lo menos lidiable del encierro de Las Huertas. Sin embargo, eso no le impidió intentar por todos los medios, resalta la crónica, buscar el triunfo para mantener la posición que guardaba en el escalafón nacional.

Curro Rivera pasa por muy buen momento. Eso todos lo saben. Y hoy, ante reses impropias para el toreo, tuvo chispazos de su calidad y hasta le hizo la faena a su primero, un toro que atacó al caballo, pero que se dolió pronto y quería escapar. Lances a pies juntos, luego despatarrado, que le fueron coreados. El toro llegó al tercer tercio áspero, reservón, pero allí le anduvo Curro, poniéndole la pierna como diciendo, ¡aquí, aquí tienes dónde herir!, para irle encelando. Le dio diez muletazos, de bella ejecución, y se clavó una banderilla en un pie. Cojeando, entró a herir para pinchar y luego dejar medio acero de efectos fulminantes. Le llamaron al tercio a escuchar la aclamación. A este toro le hizo un quite por mandiles, muy ajustado, que encendió los entusiasmos. Su segundo suspiraba por el surco. Y después de intentos y de algunos pases, lo mató de pinchazo y entera...

Siguiendo la semántica del cronista, estoy en condiciones de afirmar, que ni la impropiedad de los toros que le tocaron, iban a detener la marca de quien era ya apodado Curro Cumbre. Ya tendría ocasión de resarcirse en esta misma feria.

El encierro de Las Huertas

Mencionaba antes que Chacho Barroso había tenido triunfos significativos en nuestra feria. En esta oportunidad las cosas no se le dieron como lo hubiera esperado. Éste es el juicio de Francisco Lazo a propósito de la corrida que envió en esos días:

Bien presentado el encierro de Las Huertas, reses con cara de toros y kilos, muy en tipo de la ganadería. Pero mansos cinco de ellos, y los seis terminaron poniéndose a la defensiva y finalmente huidizos, buscando por donde escapar. Si acaso, se salvó un tanto el primero, que tuvo pases, no muchos, pero sí los suficientes para hacerle la faena. Pero le tocó a Chucho Solórzano y ya se imaginan ustedes lo que pasó. En conclusión, el encierro de Las Huertas estuvo por debajo del crédito de la vacada y las reses que lo integraron, merecen llamarse bueyes.

Así fue la cuarta corrida de feria que se celebró en la entonces nueva Plaza Monumental Aguascalientes. La Feria Taurina de San Marcos iba a la mitad de su camino y el signo que llevaba era de pocos triunfos y entradas paupérrimas. Pero veremos que esa tendencia se iría corrigiendo. Hasta mañana.

martes, 22 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (IV)

Martes 22 de abril. Se celebra la primera corrida de rejones en la nueva plaza de toros

La corrida de rejones que se celebró el 22 de abril de 1974, demostró que había en la arista taurina de la Feria de San Marcos un interesante nicho de mercado. Así, ya trasladado el serial taurino a su nuevo escenario, se procuró repetir la experiencia y justo al año del primer ejercicio, se volvió a programar una Corrida del Arte del Rejoneo, en la que, para enfrentar un encierro de San Carlos, se anunció a Gastón Santos, Pedro Louceiro, Jorge Hernández Andrés y Fernando Álvarez.

Lo que ocurrió en la corrida

Revisando la prensa de la época, me encontré solamente con la crónica de El Sol del Centro, y firmada por Francisco Lazo, jefe de información taurina del diario deportivo Esto de la capital mexicana, en calidad de cronista huésped, función que desempeñaría hasta el final del ciclo. Y de la corrida, entre otras cosas dice:

Los alternantes Gastón Santos, el portugués Pedro Louceiro, Jorge Hernández Andrés y Fernando Álvarez, se enfrentaron a seis toros de San Carlos que dieron buen juego, permitiendo el lucimiento de los caballeros, que hicieron gala de buena monta y habilidad para clavar rejones de castigo, banderillas largas y cortas, a una y dos manos y entrar muy derecho a herir con el rejón de muerte. Además, se produjo un suceso emocionante, cuando Pedro Louceiro iba a cambiar caballo y como no le abrieron a tiempo la puerta y los subalternos no sujetaron al toro, éste se fue tras el jinete hasta la puerta de cuadrillas donde arremetió contra las monturas que allí había, sin lastimar seriamente a ninguna. El mismo Louceiro agarró por la cola al toro y como forcado, lo sacó nuevamente a la arena... Los rejoneadores mataron cada uno un toro y luego en parejas, Gastón y Louceiro y Hernández Andrés y Álvarez otros dos. Pudo apreciarse en sus actuaciones, la madurez de Gastón, el dominio que tiene sobre sus caballos y la seguridad para colocar los rejones... Por su parte, Louceiro volvió a mostrar su maestría y arrojo, toreando muy bien a sus enemigos, llevándolos pegados a la cola del equino, encelándolos, colocándolos con un caracoleo para entrar a clavar. Contra su costumbre, a su primero lo mató a pie, muy mal, pero lo tumbó finalmente... el joven Hernández Andrés es una centella en el ruedo, todo lo hace a velocidad, pero con entusiasmo, con ganas de agradar. Comunica pronto con el público y le entusiasma con su decidido empeño para buscar el triunfo. Por esa misma rapidez con que se desplaza, falla muchas veces, pero cuando clava, lo hace generalmente en todo lo alto... Fernando Álvarez que es el más joven de los cuatro parecía un tanto lento en el manejo de sus caballos y muchas veces daba la impresión de estar a merced de los toros. Lo intentó todo y mucho consiguió a derechas, sobre todo el rejón de muerte que clavó en todo lo alto, aguantando la embestida de la res... El festejo duró dos horas y media...

Dramatis personae

Gastón Santos fue alternativado en el coso lisboeta de Campo Pequeno para el 2 de septiembre de 1954, apadrinándole su mentor Joao Branco Nuncio, y completando la terna el rejoneador Francisco Sepúlveda, y a pie los matadores de toros Diamantino Vizeu y Paco Mendes ante toros de Faustino da Gama.

Pedro Louceiro, era originario de Sousel, Portugal, recibió la alternativa de manos de Manuel Conde, también en la plaza de Campo Pequeno, el 29 de abril de 1956, en festejo en el que actuaron a pie los entonces novilleros Paco Pita y José Julio. Los toros y novillos fueron de Claudio Moura, anunciándose que llevaban el fierro y la divisa de la Viuda de Soler. Llegó a México el año de 1968, constituyéndose en mentor de varios de nuestros rejoneadores y fundador y maestro de los primeros grupos de forcados que empezaron a actuar en México. Fue además un notable promotor de las corridas de rejones de este país.

Por su parte, Jorge Hernández Andrés, considerado potosino por sus raíces familiares, pero nacido en la Ciudad de México, recibió la alternativa el 17 de junio de 1973 en Ciudad Juárez, Chihuahua. Su padrino fue Gastón Santos y completaron el cartel los matadores de toros Raúl García y Guillermo Montes Sortibrán para enfrentar toros de Casablanca.

La combinación la cerraría Fernando Álvarez, quien apenas había recibido la alternativa en la plaza Caletilla de Acapulco el 24 de marzo de 1974, siendo su padrino Pedro Louceiro y atestiguando los rejoneadores Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés, enfrentando la cuarteta toros de don Manuel Labastida.

La ganadería de San Carlos era la que en su día formara el Orfebre Tapatío, Pepe Ortiz y que en 1962 enajenara a don Carlos Trouyet, quien con posterioridad la transmitió a sus hijos Carlos y Jorge y en este año de 1975 la adquirió don Juan Huerta Ortega, quien a partir de esa fecha varió el hierro y comenzó a lidiar a su nombre, eliminando además el ganado adquirido y refundando con vacas y sementales de don Reyes Huerta Velázquez. Así que, con seguridad, los toros corridos esta noche que hoy recuerdo, fueron de los de saca que recibió con la ganadería adquirida su nuevo titular.

Así iba progresando la primera feria que se celebraba en la entonces nueva Plaza Monumental Aguascalientes. El día de mañana continuaré con estos apuntes.

lunes, 21 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (III)

Lunes 21 de abril. En corrida nocturna, el primer gran triunfo de Fermín Armillita

La segunda corrida del serial abrileño del año 75, por cierto, año del Cuarto Centenario de la fundación de nuestra ciudad, fue la primera que se ofreció por la noche. El cartel que se ofreció para realizarla implicaba la reaparición de tres diestros que participaron en los festejos de la celebración de su inauguración cinco meses antes. Manolo Martínez, Antonio Lomelín y Fermín Espinosa Armillita, quienes darían cuenta de un encierro zacatecano de Suárez del Real, hierro que hacía su presentación en el ruedo de la Plaza Monumental.

El primer gran triunfo de Fermín Armillita

Al paso de los años, resultaría que Fermín Espinosa Armillita sería uno de los toreros de la Monumental”. En una trayectoria que duró casi tres décadas, Fermín fue un torero que realizó en esa arena una serie de faenas que han quedado para la historia del toreo, que son parte de la columna vertebral de la historia de la plaza y que establecen, sin duda, una etapa importantísima para la fiesta en Aguascalientes.

Esa noche del lunes 21 de abril de hace 50 años, vestido de tabaco y oro, ante el sexto de la función, llamado Orfebre por su criador, firmó, decía, la primera de sus grandes obras en ese redondel. A ese propósito manifestó en su tribuna de El Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina:

...la faena de “Orfebre” fue un dechado de quietud, de ritmo y de mando; de ligazón y de bien hacer. Estructurada sobre la mano diestra, dicha faena alcanzó la hondura entrañable, gozosa que suelen adquirir las obras culminantes del arte del toreo. Y dejó, en cuantos la admiramos, un regusto de tal exquisitez, y tuvo una brillantez y una vibración tan acentuadas, que ella sola bastó para resarcirnos de penalidades precedentes: la que nos deparó el festejo inaugural y las que habíamos vivido durante la lidia de los cinco primeros astados... ¡Ah!; pero esa faena, esos minutos durante los que Fermín bordó positivamente el toreo, habrán de pervivir fúlgidamente en nuestro recuerdo, señalando el día y la hora en que “Armillita” reafirmó de manera incontrastable que, verdaderamente tiene derecho a llamarse Fermín y apellidarse Espinosa... Concluyamos haciendo constar que, como justo tributo a tan singular trasteo... que fue rematado con un pinchazo en hueso y una estocada en todo lo alto, de rápidos efectos, Fermín Espinosa fue galardonado con las dos orejas del noble “Orfebre”, un toro de magnífico estilo, sí, pero que lució especialmente por la forma en la que fue toreado. Y con tales apéndices recorrió “Armillita” el ruedo, saliendo de éste entre aclamaciones...

Por su parte, en el Heraldo de Aguascalientes, su cronista, Alejandro Hernández, observó lo siguiente:

Qué gran faena la que nos regaló el hijo del maestro Fermín, a su segundo enemigo... Esto es torear, es muy difícil, pero en Fermín no lo es tanto, templando y mandando, consintiendo al toro, que en honor a la verdad fue muy bueno, haciendo una faena variada, al intercalar molinetes, afarolados... y más gusto nos dio al ver a buenos aficionados que eufóricos aplaudían al chiquillo, pero como nunca falta un pelo en la sopa, perdió el rabo que ya tenía en la espuerta al pinchar en lo alto, para dejar después una gran estocada, muy bien colocada, que hizo rodar sin puntilla al noble “Orfebre”, el que se fue al destazadero sin las orejas...

En lo medular, ambas narraciones son coincidentes. La faena se fundó en el mando y en el temple. También las narraciones reflejan una obra debidamente estructurada, que, como tal, fue reposada y permitió el cabal aprovechamiento de Orfebre. Un apunte más, ambas crónicas reflejan una situación inimaginable en estos tiempos que corren: el torero triunfador salió por su propio pie de la plaza, entre ovaciones, sí, pero sin costaleros voluntarios o a sueldo, que lo sacaran en hombros.

Antonio Lomelín, redivivo

El 16 de febrero anterior, el torero de Acapulco, Antonio Lomelín había sido herido gravemente en la Plaza México por el toro Bermejo de Xajay, en una corrida muy accidentada, que fue pasaportada casi en su totalidad por Antonio José Galán, porque el cuarto mandó también a la enfermería a Rafaelillo y el festejo se quedó prácticamente en una involuntaria encerrona del torero de Bujalance, quien saldó con un par de orejas el trance.

En su estancia hospitalaria, Antonio anunció que reaparecería en Aguascalientes, en su Feria de San Marcos, pero en realidad, su apoderado, Rovira, le arregló la vuelta a los ruedos para el 20 de abril en Durango, donde mató en solitario una corrida de Reyes Huerta, a la que le cortó un par de apéndices.

Con esos antecedentes reaparecía en la Monumental después de haberse presentado en ella el 24 de noviembre del año anterior, en la segunda corrida del ciclo de inauguración del coso. El resumen de su hacer en esta noche abrileña, fue, en la óptica de Alejandro Hernández, cronista del Heraldo de Aguascalientes, el siguiente:

Antonio Lomelín, a quien la gente recibió muy bien, después de la grave cornada, lo vimos muy bien de facultades y sobre todo, sin amilanarse nada, pero el lote que le correspondió, fue el más malo, tocándole en primer lugar un toro que siempre buscó la salida, y al que Lomelín le sacó buenos muletazos y lo mató con un gran volapié... En su segundo, lo más sobresaliente fue la gran estocada con que pasaportó al toro, valiéndole esta el dar la vuelta al ruedo...

Independientemente del reconocimiento público al torero, por su presencia en la plaza y por la labor realizada ante toros que no tuvieron mucho que aportar al lucimiento, considero que lo más destacable es que el torero se observó recuperado y sin secuelas anímicas para volver a ponerse delante del toro. Faltaban todavía un par de años para que llegara el día en el que se encaramara en la cumbre del toreo, pero tenía la onza y esperaba la oportunidad para cambiarla.

Manolo Martínez y el eterno diferendo

La noche de Manolo Martínez fue aprobada por lo mínimo. Como la principal figura mexicana que era en ese momento, era un diestro sumamente exigido y se consideraba que cualquier toro le valía para realizar una faena redonda. Cuando las circunstancias no se prestaban para ello, las masas no siempre lo aceptaban así, o lo toleraban a regañadientes. Esta, la noche de su presentación en la feria, fue una de esas últimas. Cuenta don Jesús Gómez Medina:

De Manolo tan solo recordamos sus lances al cuarto, de buena factura, y una tanda de muy buenos derechazos al que salió en primer lugar. Luego, el torillo se acobardó por completo y Manolo concluyó con un pinchazo y nueva ración de acero un tanto desprendido. Con el cuarto, manso, gazapón, abrevió al máximo y lo puso en jurisdicción de los destazaderos mediante dos picotazos y un espadazo caído...

La brevedad en el relato es clara. La actuación de Manolo, seguramente apenas evitó la bronca. Pero el torero de Monterrey tendría ocasión de reivindicarse.

Así se dieron los hechos en la segunda corrida de la Feria de San Marcos de hace 50 años, un festejo en el que las crónicas, en un par de renglones, ya ponían en entredicho las declaraciones del nuevo Juez de Plaza, señalando que la corrida que se lidió, carecía de trapío, una queja que se seguirá escuchando prácticamente per sécula… Nos vemos mañana.

domingo, 20 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (II)

Domingo 20 de abril, primera corrida de feria en la Monumental

La apertura del ciclo de corridas de toros abrileñas en la Plaza Monumental se ofrecía con un cartel formado por un encierro del ingeniero Mariano Ramírez para ser lidiado por Jesús Solórzano, Mariano Ramos y Humberto Moro. El hijo de El Rey del Temple venía con la vitola de ser el primer gran triunfador de la nueva plaza, pues el 24 de noviembre anterior había cortado el primer rabo que se otorgaba en ese ruedo al toro Pinocho de la misma ganadería jalisciense que lidiaba en esta señalada fecha; por su parte, Mariano Ramos había sido, de manera arrolladora, el triunfador indiscutible de la feria de 1974 y al igual que Humberto Moro, era nuevo en esta plaza.

La ganadería del ingeniero Mariano Ramírez venía a tratar de recuperar aquel impresionante paso que demostró en el año de 1973, cuando lidió dos encierros, el segundo programado en corrida extraordinaria, mismos que en su conjunto fueron extraordinarios. Al año siguiente, tanto en la feria de abril, como en los festejos de inauguración de la nueva plaza, apenas un par de toros lograron salvar el honor de su divisa, así que el compromiso era importante también para el ganadero. 

Así, todos los elementos sumados, daban a la afición un cartel interesante en el papel y con la posibilidad de imprimir un rumbo triunfal al serial sanmarqueño desde el inicio.

La presentación de Humberto Moro

Humberto Moro, nacido en esta ciudad, es hijo del Humberto Moro nativo de Linares, Nuevo León, llamado El de la Izquierda de Oro, había recibido la alternativa en León, Guanajuato, apenas el 19 de enero anterior, de manos de Manolo Martínez y atestiguando Curro Rivera la cesión del toro Buena Suerte de San Miguel de Mimiahuápam. Esta corrida de apertura de feria le representaba su presentación en la Plaza Monumental, y por ello, en la edición del 20 de abril de 1975, el diario El Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina publicó un artículo dedicado al hecho de su presentación y al primer festejo ferial, del que extraigo:

...en marzo de 1974, en Durango, toreaba su primer novillada y diez meses más tarde, el 19 de enero, en León, con veintiséis novilladas en su haber, el imberbe torero obtenía el doctorado en su profesión... Humberto alterna - alternar es un verbo muy taurino - la profesión de lidiador de reses bravas con la de estudiante de primero de Preparatoria en el Instituto Aguascalientes. Y con buen aprovechamiento, por cierto... ahora, está ya a punto de debutar como matador de toros en Aguascalientes... Y en la Feria de San Marcos, nada menos. En el primer festejo ferial, al lado de Chucho Solórzano, artista supremo, supremo definidor del toreo de calidad, y de Mariano Ramos, el arrollador torero capitalino, triunfador indiscutible de la recién concluida temporada en México... Y si a todo esto añadimos que el Ing. Mariano Ramírez es quien aporta la materia prima – ¡hay que ver la preciosidad del encierro enviado por el ingeniero! – tenemos la evidencia de que la feria iniciará por todo lo alto... ¡Suerte, Humberto! … ¡Suerte, Chucho y Mariano! … ¡Suerte Ing. Ramírez! … ¡Suerte, aficionados! …

La idea de don Jesús no iba mal encaminada, porque reitero, en el papel, la corrida de toros anunciada era redonda, pero hasta que no sale el toro al ruedo, es cuando se puede saber si el presagio que representa el cartel anunciador, se va a cumplir.

El encierro lidiado esa tarde

Al final de cuentas, el festejo no resultó triunfal como su anuncio lo prometía. De las relaciones que guarda la prensa de aquellos días, resulta que los toros no tuvieron las aptitudes para que se lograran con ellos grandes hazañas. Escribió Alejandro Hernández para el diario Heraldo de Aguascalientes:

“Los toros no tienen palabra de honor”, reza un refrán taurino, y como tal, y la corrida que tantas esperanzas había fincado, merced a los triunfos obtenidos en ferias pasadas, ahora ha fallado… El encierro del Ing. Mariano Ramírez resultó ser débil de fuerza, cayéndose casi todos los toros y llegando al tercio final con medias embestidas o muy agarrados al piso…

Por su parte, don Jesús Gómez Medina, en su crónica para El Sol del Centro, con un poco más de desarrollo, expresó:

Integraron un encierro de buena presencia y fino corte; todos de pelaje cárdeno, aunque con distintos matices. Y todos también, bravos para las caballerías y con magnífico estilo para los infantes. ¡Ah!; pero, cinco de ellos manifiestamente faltos de vigor, endebles en grado tal que, pese a su nobleza y bravura, su lidia resultó deslucida e inclusive tediosa...

Como se puede apreciar, la materia prima falló. Sin toro, no hay lidia posible y esto es lo que al parecer ocurrió esa tarde de hace medio siglo.

El hacer de los toreros

Ante el problema que implica el tener que desarrollar labor de enfermero ante toros inválidos o simplemente intentar cumplir por la manifiesta inutilidad de los astados que se enfrentan, los diestros quedan en desventaja, porque tienen que agradar a la concurrencia, sin mimbres para ello.

El toro que cumplió de toda la corrida resultó ser Andaluz, el primero de la tarde, al que, unánimemente, las crónicas consideran que no fue debidamente aprovechado. Escribió don Jesús Gómez Medina a ese propósito:

El mejor, el que amén de magnífico estilo poseyó más resistencia que el resto del encierro, fue “Andaluz”, el cárdeno lidiado en primer término, al que Solórzano aprovechó cumplidamente con el percal, toreándolo por verónicas plenas de solera, de clasicismo; si bien con la muleta, luego de un preámbulo brillante, prometedor, en el resto del trasteo, no logró Chucho mantener el ritmo, dejando la impresión de que “Andaluz” era merecedor de mejor suerte...

Por su parte, Alejandro Hernández, en el Heraldo de Aguascalientes, con más dureza, reflexionó lo siguiente:

El primer espada Jesús Solórzano tuvo una tarde mala merced a sus dudas y falta de afición, pues en primer término se enfrentó a “Andaluz”, un cardenito muy bonito y con algo de presencia, siendo este toro el que mejor llegó al tercio final y concretándose su matador a torearlo con desmedida precaución, "zumbándose" al toro que iba con la cabeza baja, muy lejos. Fue pitado…

A veces, a alguno le toca el toro de la corrida y no se entera o si lo hace, prefiere esperarse a la siguiente tarde.

Mariano Ramos y Humberto Moro cargaron con los toros que no anduvieron. Refiere don Jesús Gómez Medina:

…Mariano Ramos y Moro se excedieron en determinación y llegaron a terrenos vedados a los pusilánimes, intentando, con raquítico fruto, hacer pasar a sus menguados antagonistas... Con “Fundador”, el segundo de la jornada, plasmó Mariano Ramos su trance más lucido, fue al torearlo de capa, con quietud extraordinaria, ciñéndose, apretándose con el cárdeno y templando a la vez, en forma superior, tanto en las verónicas, como en otros pintureros lances con el capote a media altura... Pero de allí en fuera nada, o casi nada... Humberto Moro reafirmó que lo suyo es un caso de determinación... pues sin enemigos adecuados, puesto que sus dos adversarios terminaron sosos, embistiendo cuando Humberto los obligaba, paso a paso y con la cabeza encima de la muleta, logró, sin embargo, hacerse ovacionar con sus lances al natural en uno y otro turno, y en forma especialísima en tres estatuarias y ceñidas chicuelinas con el tercero...

La conclusión que pronuncia don Jesús Gómez Medina puede dar una idea bastante acercada a la realidad de lo ocurrido en esa, la primera corrida de feria que se dio en la historia de la Plaza Monumental:

En el espectáculo taurino todo es aleatorio, imprevisible... Cualquier resultado, en este que Enrique Vila llama “el negocio de los toros”, se deriva de la intervención de tantos y tan diversos factores que allí concurren: el toro, los toreros, también los empresarios. ¿Y cómo olvidar lo que en un momento cualquiera puede significar la actitud de los aficionados o la gestión de la autoridad? De aquí la conclusión: en toros, nada hay escrito; en un festejo taurino, todo puede ocurrir… Como aconteció... o dejó de ocurrir ayer, en la tan esperada primera corrida de feria… ¿Cómo esperar que, con tan selectos ingredientes, el platillo haya resultado insulso, frío, “esaborío”? … Y, sin embargo, así ocurrió… Ni siquiera la persistente intervención de la charanga, actuando casi siempre a destiempo – a destiempo porque lo que ocurría en la arena no justificaba su intervención – fue capaz de levantar el tono del festejo; de un festejo que se hundía en el piélago de la mediocridad y del tedio a la medida en que la bravura de los bureles naufragaba bajo el faro de su manifiesta debilidad... Y fue de esta manera que el primer festejo ferial, tan esperado y del que pendían tantas esperanzas, haya concluido tristemente, en un clima de hastío y desencanto, a mil años luz del que imperaba cuando dos horas antes, Su Majestad, Luz María I y sus gentiles princesas inundaron la plaza con su lozanía y belleza al hacer el primer “paseíllo” de la feria...

Un apunte importante que hace don Jesús, es la intervención indiscriminada de la Banda Municipal, dirigida en esas calendas por el maestro don Fernando Soto García, quien, por falta de regulación al respecto, “se arrancaba” a petición de los diestros actuantes y que es el antecedente mediato de lo que hoy ocurre todavía, previo permiso de la autoridad, en la misma plaza.

Así transcurrió la primera corrida de feria en la historia de la Plaza Monumental. Nos vemos el día de mañana.

viernes, 18 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (I)

Se prepara la feria para ofrecerse en un nuevo escenario

Después de 79 años, los festejos taurinos de nuestra feria de abril ya no se ofrecerían en la Plaza de Toros San Marcos. A partir del sábado 23 de noviembre de 1974, Aguascalientes contaba ya con un nuevo escenario para las corridas de toros, que aparte de duplicar en capacidad al coso de la calle de la Democracia, contaba en principio, con algunas otras cualidades producto de las innovaciones de la ingeniería y de la arquitectura que la hacían más adecuada para albergar una feria taurina que en apenas un lustro, se había levantado como una de las principales de América y del llamado planeta de los toros. Es la Plaza Monumental Aguascalientes.

El artífice de ese serial, don Guillermo González Muñoz, coloquialmente conocido como El Cabezón, seguía al frente de la empresa y para esta nueva etapa ofreció ocho corridas de toros en días consecutivos, del 20 al 27 de abril de hace medio siglo, de las cuales, las de los días 21 (lunes), 22 (martes), 23 (miércoles) y 24 (jueves) de abril, se celebrarían a las nueve de la noche, pues por esas fechas todavía esos días eran considerados hábiles o laborables en la ciudad y las de los días 20 (domingo), 25 (viernes), 26 (sábado) y 27 (domingo) de abril, se verificarían a la tradicional hora de las cinco de la tarde.

Aunque este año se cumple el medio siglo de dar toros de feria en la Monumental, el serial 2025 es el cuadragésimo noveno (49º) de su historia, porque habrá que tener en cuenta que, en el año 2020, a causa de la pandemia de COVID, la feria quedó suspendida al completo y además, los casos atípicos de los años 2009, cuando por la influenza A – H1N1, el serial se suspendió apenas completado el tercero de los carteles anunciados y que, en el año 2021, solamente se ofreció una corrida el 25 de abril. Así, seguramente habrá el próximo año, la ocasión de celebrar el quincuagésimo serial sanmarqueño en la Plaza Monumental.

El anuncio de la feria del 75

En nota aparecida el día 10 de abril de 1975 en El Sol del Centro, se daba cuenta de la feria taurina que ofrecía la empresa de don Guillermo González. A las ocho corridas seguidas, se añadía una novillada, que se puede considerar de preferia, el domingo 13 de abril, una semana antes del arranque oficial de la celebración. El elenco que compondría los carteles se formaba con los diestros Manolo Martínez, Curro Rivera y Mariano Ramos, quienes actuarían cuatro tardes cada uno; con tres fechas: Jesús Solórzano, Antonio Lomelín y Humberto Moro; con dos corridas, Fermín Espinosa Armillita; y, con una actuación: Eduardo Liceaga y los rejoneadores Gastón Santos, Pedro Louceiro, Jorge Hernández Andrés y Fernando Álvarez y los encierros a lidiarse provendrían de Mariano Ramírez, Suárez del Real, San Carlos (para rejones), Las Huertas, Tequisquiapan, Los Martínez, Torrecilla y Valparaíso.

Cabe señalar que la corrida de toros con la que arrancaría la feria, sería apenas la cuarta a celebrarse en la nueva Monumental, porque aparte de los dos festejos de la inauguración, el 8 de diciembre del año anterior, se había celebrado una corrida en la que, ante toros de Matancillas, actuaron mano a mano Eloy Cavazos y el sevillano de Gines, Manolo Cortés.

La novillada de preferia

Señalaba que para el domingo 13 de abril se anunció la celebración de una novillada. Se anunció un cartel formado por el teziutleco Gabriel Franzoni, el local José Antonio Picazo Zotoluco y el capitalino Ricardo Balderas, quienes enfrentarían un encierro de El Rocío. El festejo no dejó nada para el recuerdo. Escribe don Jesús Gómez Medina:

El dilatado ayuno a que se había visto sometida la afición de Aguascalientes, llegó a su término ayer cuando las puertas de la Monumental fueron abiertas para dar lugar a la verificación de su festejo novilleril... Sin embargo, es indudable que, a despecho de la novillada en cuestión, el apetito de los taurófilos hidrocálidos no está satisfecho ni mucho menos: ¡fue tan escaso lo que dio de positivo el festejo! El lucimiento, la brillantez, escasearon tan rotundamente a lo largo de la lidia del desigual encierro de El Rocío... Y es que, en realidad ni Gabriel Franzoni ni Ricardo Balderas ni tampoco José Antonio Picazo consiguieron atacar la nota aguda. O lo que es igual: ni los debutantes ni el reaparecido “Zotoluco” supieron dar el do de pecho. Resultado: un festejo anodino, gris, cuya monotonía tan solo fue capaz de romper la charanga con intervenciones que prodigó a través de la novillada con un entusiasmo digno de mejor justificación...

Al final, de la relación de don Jesús podemos rescatar solamente que quedó para la efeméride el hecho de su celebración, por haber sido el primero de su categoría que se celebró en el ruedo de la nueva Plaza Monumental.

Un nuevo Juez de Plaza

El día 15 de abril, el diario Heraldo de Aguascalientes publicaba en sus páginas una entrevista que Alejandro Hernández realizó a un joven Ingeniero Petrolero egresado de la UNAM, quien era en esos días Subdirector de Tránsito del Estado, llamado Jesús Herrera Robles, por su reciente nombramiento como Juez de la Plaza de Toros Monumental. La familia del ingeniero Herrera es sobradamente reconocida en el ambiente taurino de esta ciudad ya por varias generaciones y él mismo, por su forma de entender y exigir la integridad en la lidia y en la presencia del toro en la plaza. De la entrevista, extraigo:

El nombramiento de Juez de Plaza involucra una responsabilidad muy grande y un gran honor para un buen aficionado a la fiesta de los toros… Velaré por que los astados que se lidien, tengan un mínimo de 425 kg. de peso y el trapío necesario para una plaza con la importancia y categoría de ésta… Se dará mayor seriedad al espectáculo, evitando la entrada al callejón de personas que no tengan ninguna labor que desempeñar… A petición mía se nombró un Alguacil… que será la persona encargada de la entrega de orejas que la Autoridad previamente conceda, evitando con esto que los trofeos sean cortados a discreción por banderilleros o puntilleros, restando importancia y seriedad a los apéndices cortados.... En varias ocasiones he presenciado las ferias de San Isidro en Madrid y la de Sevilla, estando también en algunas ganaderías españolas como la de Carlos Núñez y la del ex – matador Miguel Báez “Litri” …Espero no defraudar la confianza que en mí han puesto las autoridades municipales, como también algunos taurinos…

Anunció también que colaborarían con él don Gabriel Salazar, en calidad de Juez de Callejón; don Guillermo Morfín, como Asesor Técnico; y que, el Alguacilillo al que asignó tarea específica, sería el charro Javier Cuéllar. Debo referir que, durante muchos años, el titular del palco de la autoridad, no daba a conocer quienes eran las personas que con él colaboraban. También debo señalar que, por disposición reglamentaria, el servicio veterinario estaba a cargo del Municipio de Aguascalientes.

Una nota luctuosa

El 17 de abril de ese año de gracia, el diario Heraldo de Aguascalientes daba a conocer que la víspera, en su finca Agua Bendita, ubicada en Santuario de Atotonilco, San Miguel de Allende, Guanajuato, había fallecido Pepe Ortiz El Orfebre Tapatío a la edad de 72 años, después de una serie de males crónicos que fueron minando su existencia. 

Estudió canto en la academia de José Pierson, teniendo como compañeros a José Mojica y a Pedro Vargas. En esos ejercicios obtuvo un papel como cantante en la ópera Carmen, que se presentaba en el teatro Esperanza Iris; y para realizar su actuación, tenía que vestirse de luces. En ese lugar el empresario taurino Pepe del Rivero al verlo le dijo: Tú lo que deberías ser es torero. Eso le animó a iniciar el aprendizaje del toreo con Luis Güemes, quien fuera banderillero de Rodolfo Gaona y discípulo de Ojitos.

Su extraordinario manejo del capote le llevó a crear quites como la orticina, la tapatía, el quite de oro, o la guadalupana. Esa creatividad fue la que le ganó el sobrenombre de El Orfebre Tapatío. También fue criador de toros de lidia en la Hacienda de Calderón, de 1937 a 1962, lidiando a su nombre y presentándose en tal calidad en la Plaza México el 24 de agosto de 1946.

Incursionó también en la actividad cinematográfica y teatral como guionista, compositor de las pautas musicales y también como actor en cintas como El Tigre de Yautepec, Bolero, Cielito Lindo, La golondrina, Seda, sangre y sol y más destacadamente como autor del argumento de la histórica ¡Ora Ponciano!, que pretende biografiar a Ponciano Díaz y que fue estelarizada por Jesús Solórzano y Consuelo Frank (1937) y por supuesto Maravilla del toreo en la que compartió papel estelar con Conchita Cintrón.

Contrajo matrimonio con la actriz Lupita Gallardo, quien le sobrevivió hasta el año de 1992.

Un par de notas publicitarias

El día 13 de abril, juntamente con la información previa de la novillada del día, se publicó por la empresa, la siguiente inserción:

AVISO: Se hace del conocimiento del público, que a partir de las 9:30 horas de hoy, estarán a la venta los boletos para las 8 GRANDIOSAS CORRIDAS DE FERIA. – TAQUILLAS EN: Peluquería Imperial. Farmacia Colonial. Restaurant Chela y Bolería Calesero. – NUMERADOS: Hotel Francia

Es decir, aunque faltaba prácticamente una semana para la coronación de la reina de la feria Luz María Alba Román (Luz María I), la actividad ferial prácticamente se echaba a andar ese domingo anterior, poniendo a la disposición de la afición el boletaje para asistir a los festejos taurinos de la feria.

Y cuándo todos nos preguntábamos: ¿Y la Plaza San Marcos?, días después, el 19 de abril, apareció este otro reclamo, respondiendo a nuestra interrogante:

POR PRIMERA VEZ EN LA FERIA DE SAN MARCOS, la categoría y excelente servicio en el ambiente artístico y taurino, el FAMOSO RESTAURANTE ARROYO, único en el mundo. Antes y después de la corrida, el ambiente está en su casa, RESTAURANTE ARROYO, ahora en una proyección maravillosa, instalado en la PLAZA DE TOROS SAN MARCOS. ¡¡SERVICIO DESDE LA UNA DE LA TARDE!!

Es decir, el coso de la calle de la Democracia no mantendría sus puertas cerradas, aunque no se dieran en él festejos taurinos, los personajes del ambiente de la fiesta se darían cita en ella, la presencia de don Jesús Arroyo así lo garantizaba.

Así se encaminaron los sucesos para dar paso a la celebración de la Feria de San Marcos en su vertiente taurina hace medio siglo. En los próximos días seguiremos los sucesos que en ella se fueron produciendo. Hasta entonces.

domingo, 13 de abril de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (y VI)

12 de abril de 1925: Rodolfo Gaona se despide de los ruedos

Cuando Rodolfo Gaona preparaba ya lo que sería su última campaña en los ruedos, celebró varias reuniones con Carlos Quirós Monosabio, para preparar la obra que se anunció como el libro íntimo de Gaona, titulado Mis Veinte años de Torero. En ese interesantísimo recuento, publicado primero por entregas en El Universal Taurino, el Califa de León explicó en la parte final una parte de los motivos – taurinos – que lo hacían apartarse de los ruedos. En el capítulo veinte de dicha obra, entre otras cuestiones, el torero hace estas reflexiones:

Pues sí: ya es tiempo. Después de veinte años de pelea, creo que se ha hecho bastante en todos sentidos... Hay que ir pensando en “pirarse”. Y está decidido: me voy... ¿Cuándo? Cualquier día. El menos pensado. Antes de lo que algunos puedan creer... Me siento en pleno goce de todo mi poder. Estoy fuerte. Puedo con el toro... Juzgo que mi misión ha quedado cumplida... Sin alardes de ninguna especie, estoy convencido de que mi carrera ha sido una de las más difíciles, porque fue una pelea sin tregua. Aquí y en España siempre me han echado un contrincante con quien disputar las palmas. No se ha querido que descanse, y de lo que yo haga depende el éxito de las temporadas de México... Toda fuerza tiene su límite... Me voy satisfecho porque no me han vencido, y de que en el último momento supe conservar el puesto que los públicos me dieron...

La principal razón taurina de Gaona para irse de los toros es la que compele a casi todas las figuras del toreo que se retiran en su plenitud: la desmedida exigencia de los públicos a partir de la capacidad reconocida a la figura en turno. Y cierto es también, como lo afirma el Petronio, que toda fuerza tiene un límite, por lo que llega un momento en el que hay que buscar el momento de dejar el sitio a los que vienen llegando atrás, eso sí, sin claudicar y defendiendo hasta el último instante el sitio conseguido delante de los toros.

Los prolegómenos de una despedida triunfal

La corrida de la despedida de Rodolfo Gaona fue organizada por el propio torero y su entorno. Si bien ocurrió en las inmediaciones de la temporada 1924 – 25, se celebró un par de domingos después de que esta concluyera. A propósito de la forma en la que este festejo fue confeccionado, escribió Rafael Solana Verduguillo:

“Monosabio” y yo estuvimos días antes a ver a Gaona, tratando de convencerlo de que no se fuera. Alegamos mil cosas... Gaona me escuchaba viendo el humo de su cigarrillo que se perdía en el infinito... Cuando yo terminaba de hablar, recogía el hilo de la conversación “Monosabio”... Gaona, cuando contestaba algo, decía siempre lo mismo: “Esto está resuelto: lo he meditado mucho, y se acabó” ... No tuvimos más remedio que conformarnos. Y nos pusimos a hablar sobre el cartel que había preparado para la tarde de su despedida; nada había resuelto... Estaba en México un torero, bueno nada más, muchacho atento y caballeroso que se hacía simpático no solo por su comportamiento en la plaza, sino por sus buenas maneras de gente educada. Se llamaba Rafael Rubio y lo apodaban "Rodalito". Juzgándolo oportuno, eché un capotazo a su favor, diciéndole a Rodolfo: La plaza se llenará con cualquiera que esté al lado tuyo, pon a “Rodalito” que te cobrará poco, y le darás una buena oportunidad a este muchacho para que se haga cartel en México... Y ya que se habla de oportunidad, dijo don Carlos Quirós, yo también quiero hacer una petición... ¿Cuál?, preguntó Gaona... Que pongas de sobresaliente a Pepe Ortiz, aunque no sea más que para que haga el paseíllo al lado tuyo... Bueno, ¿ya no quieren pedir más?, preguntó Rodolfo entre serio y gracioso. Yo le respondí: Hemos venido a pedirte que no te vayas, pero ya que “está todo resuelto”, cualquier cosa que te pidamos ahora es poco... Bueno, dijo Rodolfo; hablaré con “Rodalito” y con Pepe Ortiz hablará “Chano”, y le dirá que torea de sobresaliente. ¿Alguna otra cosa? ... Nos despedimos porque ya Rodolfo comenzaba a impacientarse...

No tengo manera de comprobar la veracidad de las afirmaciones de Verduguillo, pero del desarrollo de la prensa de la época, se advierte que él y Monosabio eran los escritores de toros más cercanos al torero de Guanajuato, así que tampoco me queda mucho espacio para dudar de la certeza de esas afirmaciones.

Rafael Rubio Rodalito, torero albaceteño alternativado por Luis Freg en 1922 y que tendría que esperar para confirmar en Madrid por Larita hasta agosto de ese 1925 cobra relevancia en la historia del toreo por un par de acontecimientos en su andar por los ruedos. El de más trascendencia, creo, es el haber actuado en la tarde postrera del Califa de León y el otro, es el haber sido participante en unas corridas de toros que se dieron en el Estadio Nacional de Roma los días 22, 29 y 3 de julio de 1924, alternando con Pedro Basauri Pedrucho. Del sobresaliente, Pepe Ortiz, solamente he de decir que es conocido universalmente como El Orfebre Tapatío y es el creador de algunos de los más hermosos quites que la tauromaquia reconoce en estos tiempos que corren.

La última tarde

La corrida se anunció para las tres y media de la tarde del domingo 12 de abril de 1925. Se lidiarían dos toros de Atenco, dos de San Diego de los Padres y dos de Piedras Negras por Rodolfo Gaona, quien se despedía de los ruedos y Rafael Rubio Rodalito, fungiendo como sobresaliente de espadas, José Ortiz. Las puertas de la plaza se abrieron refiere la prensa de la época, a las once de la mañana y alrededor de las dos de la tarde comenzó a lloviznar. Afortunadamente, a la hora del inicio del festejo, el cielo comenzó a abrirse y dejó de llover.

La tarde de Gaona tuvo lucimiento en dos toros, el quinto de la corrida y tercero de su lote, Veguero, número 17, de San Diego de los Padres, faena brindada en comandita al Secretario de Agricultura, Ing. Luis L. León, al Lic. Miguel Alessio Robles y al Gral. Arnulfo R. Gómez y de la que el corresponsal del diario tapatío El Informador, escribió:

En el quinto, el Indio deslumbra al público con nueve verónicas, de las cuales tres fueron coreadas y tres aplaudidas... Gaona comienza por sentarse en el estribo y así da un colosal pase por alto, luego de pie hace el de la firma, después cinco naturales con la izquierda, uno de pecho, otros tres naturales y uno de pecho, aquí escucha una gran ovación. Después un molinete entre los pitones, saca un pase ayudado con los pies clavados, vienen otros altos, que constituyen el delirio del público, que no descansa de aplaudir; caen al ruedo sombreros, bastones, se escuchan dianas, y después de que cesa un poco la ovación, el Indio continúa la faena y saca un pase de pecho, otro rodilla en tierra, se tira a matar y deja un pinchazo, después otro más y por fin deja una honda con que hace morir al bicho. Entonces escucha Gaona una ovación que se prolonga por cinco minutos, en cuyo tiempo da varias vueltas al ruedo en medo de un repiqueteo de campanitas...

Pero Gaona no pensaba irse con ese resultado y pidió que le echaran el sobrero. Y así salió en séptimo lugar Azucarero, cárdeno, número 20, de San Diego de los Padres. La crónica de El Universal Taurino, seguramente escrita por Verduguillo, está firmada por La Afición y acerca de esta última faena, relata, a la letra:

Un bonito ejemplar de San Diego de loa Padres llamado “Azucarero”, marcado con el número 20, berrendo en cárdeno y recogidito de pitones. Hizo salida de toro de bandera y a fe que resultó un azucarero, pues no era otra cosa que miel, rica miel de San Diego de los Padres, de la cual gustó el Califa hasta empalagarse. Remata el regalito en las tablas, acude con valor a los montados, ocasiona un tumbo a Conejo Grande, después otro a Guadalupe Rodríguez a quien hace el quite Gaona con una serie de verónicas de esas que ya no tienen calificativo, por lo grandes y remata con una larga vistosa. La ovación es imponente. Guadalupe Rodríguez, que ha sido arrastrado por su cabalgadura, hace coraje, monta otra vez y arrea un puyazo archimonumental, el puyazo de la temporada, nada menos; recargó con maestría, chorreó el palo y no se dejó desmontar, marcando la salida colosalmente. No se sabía para quien era la ovación que todavía duraba, si para el Gran Gaona o para el magnífico picador Guadalupe Rodríguez… Gaona coloca cuatro pares de banderillas; dos al cambio, uno de poder a poder y un cuarteo superior. ¿Para que repetir que se provocó el delirio en este tercio y que las manos se cansaron de tanto aplaudir? … Y vino la mejor, la última faena del maestro, que principió con el pase de la muerte; después obsequió a “Azucarero” con dos ayudados por alto, dos de pecho, un natural, uno de tirón, un ayudado por abajo, se cambia la muleta de mano y sigue dándonos la última emoción de la temporada… Hay en la faena de Gaona todo el arte que sabe doblegar, toda la finura de su estilo. La plaza entera parece venirse abajo. Ahora sí, “Las campanas de León tocan a gloria” … Pero el maestro se hartó de torear y “Azucarero” llegó a la muerte un tanto aplomado, lo que contribuyó a que Rodolfo pinchara cuatro veces y acabara en una estocada. Todo esto deslució la faena…

Esta última faena resultó ser el epítome de la tauromaquia de Gaona, salvo por sus desaciertos con la espada, siendo que siempre fue un estoqueador seguro. Pero la afición supo reconocerle, aún con esos fallos, la grandeza con la que se estaba despidiendo de los redondeles.

Rodolfo Gaona se retiró de la plaza en cuanto se preparaba el arrastre del toro. No esperó la ocasión de ser sacado en volandas y en olor de multitudes. Así lo cuenta el cronista del Universal Taurino:

La banda tocó la vieja pieza de “La Golondrina” y Rodolfo agradeció la ovación desde los medios. Y cuando todo el mundo creyó que el Indio aún estaba en la plaza para esperar el complemento de su homenaje, resultó que se había marchado y sin decirnos “adiós”…

No me queda la menor duda de que Rodolfo Gaona supo ser, pero también supo dejar de ser…

El día después

El Universal Taurino reunió en una edición especial numerosas colaboraciones de las principales plumas de la época con reflexiones acerca de lo que representó el adiós de Rodolfo Gaona. Así, podemos leer en sus páginas opiniones, positivas todas, de autores como Ángel Caamaño El Barquero, Tomás Orts Ramos Uno al Sesgo, Maximiliano Clavo Corinto y Oro, y el mismo Eduardo Pagés de España y de México, indudablemente, los nombrados Verduguillo y Monosabio así como también de hombres de letras como el Académico de la Lengua don Luis G. Urbina y muchos otros más. De entre ellas, tomo una breve reflexión de lo que en esos días escribió el acalitano don Luis de la Torre El – hombre – que – no – cree – en – nada acerca de la despedida del diestro leonés:

Las corridas de toros seguirán siendo el gallardo espectáculo de siempre, lleno de inusitado espectáculo, de alegría incomparable, de atractivo sin límites; seguiremos presenciando lidias pletóricas de incidentes sugestivos y bellos, y no veremos desaparecer de los espectadores esos apasionamientos creados por el partidarismo que solamente encuentra asiento entre los aficionados a la fiesta brava... Pero, ¿quién podrá negar que la retirada de Rodolfo Gaona haya muerto la figura más gigantesca con que ha contado el toreo? Vino Gaona. Se ha ido Gaona. La fiesta seguirá siendo la misma. Pero la historia tendrá que señalar un periodo de veinte años como excepcional, por haber figurado en él el mago del toreo, el único que merece el título de ÚNICO…

Unas reflexiones personales

De las propias expresiones de Gaona, considero que bien hubiera podido mantenerse en el superior primer plano que guardaba un par de temporadas más, para ceder el testigo a quien habría de sucederlo. Afirmo lo anterior, porque 232 días antes, vestido de corto, se había presentado en El Toreo de la Condesa un chiquillo nacido en Saltillo, hermano del torero que había alternativado el 30 de noviembre de 1924. ¿Su nombre? Fermín Espinosa Armillita Chico y al domingo siguiente, en la placita de Chapultepec, ya vestido de luces, volvió a poner a la afición de cabeza. La historia nos deja claro que la sucesión se produjo, pero la sede quedó vacante al menos un par de años.

Después, unas semanas antes de ese 12 de abril, El Universal Taurino publicó que el Califa de León había contraído matrimonio con doña Enriqueta Gómez, madre de sus hijos Rodolfo y Enrique. Quiero pensar que también esa fue una de las razones de peso que le llevaran a afirmar con contundencia, que todo estaba decidido y que le dieron la firmeza necesaria para respetar la decisión tomada y también a la afición, no volviendo a vestir el terno de luces desde esa fecha.

Por último. Se ha cumplido un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona. Reitero, una auténtica despedida, porque nunca más volvió a vestir el terno de luces, por razón alguna. ¿Se imaginaría el Califa que su legado solamente permanecería vigente apenas cien años y que se intentaría sepultar por un puñado de insensatos?

domingo, 6 de abril de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (V)

Gaona y Revenido II de Zotoluca

La temporada 1924 – 25 del Toreo de la Condesa fue la final del ejercicio de Rodolfo Gaona ante los toros vestido de luces y fue una llena de triunfos. Entre los que se pueden listar a partir de la prensa de la época que relata sus hazañas, están las de Faisán de Atenco; Jorobado de Piedras Negras; en el beneficio de Valencia II; Cantarero de Coaxamalucan; Cornetín de Atenco, en el beneficio de Antonio Márquez; en la Corrida de la Prensa; y, Turronero II de La Laguna, aparte de las que he intentado relatar de manera individual en estas virtuales páginas.

Pero hay una tarde, la del 11 de enero de 1925, la corrida del beneficio de Gaona, en la que realizó una faena a un toro de regalo que la crónica consideró que superó a casi todas las realizadas en ese ciclo final de su paso por los ruedos y algún relator incluso llegó a calificarla de la faena más grande que le había visto al Califa de León en toda su trayectoria. Me refiero a la que le realizó al toro Revenido II de Zotoluca, nombrado así quizás en remembranza de aquel otro Revenido de la casa matriz de Piedras Negras, al que enfrentó el 17 de febrero del año anterior y acerca de la que, El – hombre – que – no – cree – en – nada escribió lo siguiente:

Sí, señores, en esa labor, grande entre las grandes, desde el primer muletazo iniciado y consumado de rodillas, hasta el momento en el que el estoque desapareció palmo a palmo en el morrillo del toro, hubo de admirarse valor enorme y sereno, tranquilidad pasmosa, sapiencia por toneladas y, sobre todo, arte puro, delicado y exquisito. ¡El acabose, señores! Torear con mayor quietud, con mayor dominio, con mayor coraje y con mayor belleza – sin hipérbole – ¡IMPOSIBLE!... Para esa faena cumbre, que nació inmortal, es una fortuna que los cronistas taurinos no hayan podido describirla; merece ser cantada por los artistas capaces de producir, al hacerlo, una obra tan perfecta, como lo fue la misma faena; necesita ser dibujada por mano maestra capaz de hacer comprender toda la belleza contenida en cada uno de sus detalles admirables...

Pues la obra de Gaona ante el segundo Revenido, despertó similares pasiones entre los cronistas, como podremos verlo enseguida.

El beneficio de Rodolfo Gaona

El cartel de la décimo cuarta corrida de la temporada 1924 – 25, a celebrarse el 11 de enero de 1925, se formó con toros de Piedras Negras para Rodolfo Gaona, José Roger Valencia I y Joselito Flores y como lo adelantaba antes, era el beneficio de Gaona. El cartel no era tan redondo que los anteriores del ciclo, descansando básicamente en la presencia del Petronio. Escribió en su día, Rafael Solana Verduguillo:

Sabemos de memoria que Rodolfo Gaona es afecto a presentar la tarde de su beneficio carteles un tanto débiles y a veces, escasos de interés. Mejor dicho, él no. El leonés no se ocupa por regla general de organizar las funciones en su honor. Comisiona a segundas partes, y como éstas nunca fueron buenas, de ahí que, taurinamente hablando, los beneficios del Maestro resulten un tanto esaboríos… Los organizadores de esos festejos no suelen ser personas entendidas en cuestión de toros, pero sí son comerciantes o bien negociantes que saben dónde se puede ganar un peso más. Y probablemente se harán este cálculo: Si la plaza se llena, Rodolfo, ¿para qué nos vamos a meter en trabajos de pagar toreros caros? … Hoy ha figurado en el cartel un buen torero, José Roger “Valencia I”, pero, en cambio, se ha hecho actuar también a Joselito Flores, modesto torero mexicano que por culpa de quién sabe quién, no se ha llegado a vestir de luces en toda la temporada. Y precisa dejar asentado aquí, que no era el momento para la presentación de un diestro de la categoría de Joselito, después de haber visto a los ases todos de la temporada en diversas actuaciones…

La critica de Solana es dura, pues hace notar que, al ser el producto de la corrida en su totalidad para Gaona, se procuró una inversión corta, en la pretensión de una utilidad grande, aprovechando sin duda, el tirón de taquilla del torero guanajuatense, al que todos querían ver a sabiendas de su despedida y por esa razón su equipo pareció haber procurado el mejor beneficio al menor costo posible.

La corrida de Piedras Negras fue de juego desigual, correspondiéndole a Gaona los toros de juego más complicado, aparte de que sopló viento toda la fría tarde. Al final de cuentas Valencia I saludaría un par de ovaciones y Joselito Flores sería herido por el sexto. 

Rodolfo Gaona y Revenido II de Zotoluca

Las crónicas señalan que la concurrencia pidió a Gaona el obsequio de un toro. Al final de cuentas él era el organizador del festejo y en cierto modo tenía el deber añadido de complacer a quienes llenaron el Toreo de la Condesa esa señalada tarde. En esa tesitura, al leonés no le quedó más que corresponder a la petición de la afición que quería acompañarlo en su temporada final. Sobre su hacer con el toro de Zotoluca, escribió Verduguillo para El Universal Taurino:

A petición del público, que no quiere llevarse una mala impresión del último beneficio de Gaona, el leonés obsequia un toro. Es de Zotoluca, cárdeno claro, vuelto de pitones. Se llama “Revenido”… Gaona torea de capa como en sus buenos tiempos; para, templa y manda en las verónicas, conservando los pies quietos y el cuerpo erguido. ¡Cuánto tiempo hace que no toreaba así! Y luego se echa el capote atrás y suelta cuatro lances estupendos y remata con una larga cordobesa. ¡El delirio! … En los quites, nos hace Rodolfo volver quince años atrás. Nada de modernismos, ni de retorcimientos, ni de quebrantamientos de la res. Todo suave, todo artístico, todo torero. Y Pepe Valencia, no le fue a la zaga, y también rayó a enorme altura, ya abanicando, ya doblando con el toro hacia las afueras, rematando apoyado en el testuz. Las palmas echaban humo… Y Rodolfo tomó las banderillas. Y comenzó con un par al cambio majestuoso, imponente, dejando llegar lo indecible. Metió los brazos el leonés, cuando ya tenía los dos pitones en la barriga. ¡Cuánto valor! ¡Cuánto arte! Y luego tres pares de frente, de los suyos, no hay que decir más… ¿Y la faena? Bastaría con decir que Rodolfo ha toreado como antes. El pase de la muerte, los naturales con la derecha, con la izquierda, los de pecho, los ayudados por bajo. Todo de torero bueno, de torero clásico… Y para coronar tan grande labor, el estoconazo hasta las uñas dando el pecho, saliendo por los costillares, limpio, sin más suciedad que la de los dedos tintos en sangre… ¡Qué bien ganadas las dos orejas y el rabo! ¡Y el paseo en hombros de los entusiastas! ¡Ese era Gaona... ese es Gaona! Somos jóvenes aún. Nuestras canas y nuestras arrugas nos engañan. ¡Mentira! No ha pasado el tiempo... Ahí está Ojitos llorando de emoción, con el puro apagado entre los labios... ¡Qué grande eres, Rodolfo! …

La faena que relata Rafael Solana recupera, en su concepto, aquellos matices que fueron objeto de duros señalamientos críticos por los críticos y aficionados que señalaban que su tauromaquia se había modernizado y dejado atrás las enseñanzas y los moldes clásicos que aprendió con su mentor Saturnino Frutos Ojitos

El juicio de Gaona ya en retrospectiva, respecto de su obra ante este toro es un poco diferente. Considera que la obra es absolutamente suya. Desde su óptica, el toro fue muy complicado y todo lo tuvo que poner él. Así le contó a Monosabio:

Con “Revenido II”, de Zotoluca, creo haber hecho mi mejor trabajo de muleta en esta última temporada... Para todo el público, aquel bicho fue un gran toro, y hasta se ha dicho que fue como “Revenido I”. Y no era un gran toro. Distó mucho de serlo... Era bravo, sí, pero no tenía lidia. Acabó sin pasar, con la cabeza alta, embistiendo reunido y sin humillar. Casi nada más atropellaba y en un principio creí que no podría matarlo, porque no se descubría... Y no obstante que a “Revenido II” no podía toreársele, le saqué lucimiento. Le obligué a pasar y, como es natural cuando el toro no acompaña, le expuse mucho y estuve a orillas de fracaso. Forcé el toreo... Ese toro se lo pongo a otro, ¡y a ver qué faena le hace!...

Así pues, con la visión del cronista desde el tendido y el parecer del autor de la obra, podemos apreciar que coinciden en que fue una gran faena, sin duda la mejor del Califa en su temporada de despedida, aunque en los matices relativos al toro y su comportamiento, haya divergencia en sus comentarios, pero eso es parte de la riqueza de la fiesta. Hasta la próxima semana.

Aldeanos