domingo, 15 de septiembre de 2013

14 de septiembre de 1968: Alternativa de Curro Rivera en Torreón

Curro Rivera, Aguascalientes Ca. 1976
Francisco Martín Rivera Agüero nació en la Ciudad de México el 17 de diciembre de 1951. Fue hijo de una de las figuras importantes de la mitad del siglo XX, el potosino Fermín Rivera y sobrino por la vía materna del gran estoqueador bilbaíno Martín Agüero. Se presenta como novillero con caballos en la plaza de toros que hoy lleva el nombre de su padre el día 6 de agosto de 1967, acartelado con Mario Sevilla y Jorge Blando para enfrentar un encierro de Valparaíso.

A partir de esa presentación Curro Rivera realizará una fulgurante campaña por los ruedos mexicanos, ofreciendo a la afición un toreo de sólidas bases técnicas pero reforzado con un refrescante aire nuevo que reflejaba por una parte la juventud del diestro – apenas 16 años – pero por la otra, la intención de escalar las más altas cumbres de la fiesta.

Su alternativa se programó para el día 14 de septiembre de 1968 en la plaza de Torreón, Coahuila, dentro de los festejos de la Feria del Algodón. Le apadrinaría Joselito Huerta y constataría la ceremonia Jaime Rangel. El encierro elegido para la ocasión fue de San Martín. Ya desde la víspera se hacían diversos comentarios sobre ese festejo, que sería el primero de feria. El licenciado Pedro Ramírez Rubio, en su columna Momento Taurino”, del diario El Siglo de Torreón, expresó lo siguiente la víspera:
Gran aparato en torno a Curro Rivera, deseosos estamos de conocerlo y posteriormente emitiré mi opinión... No cabe duda de que su padre conoce el medio... Don José Huerta, el maestro de Tetela de Ocampo, será todo un señor padrino y sabrá darle una buena lección… Jaime Rangel, esperamos verlo en su tarde... Los toros de San Martín y Zacatepec, afirman que son garantía... Parece que al fin el monopolio se acordó de nuestro coso... ¡Suerte a la afición lagunera!
Al día siguiente al festejo, se publicó sin firma, una crónica de la siguiente guisa:
Huerta fue el triunfador de la corrida ayer en esta ciudad. Rivera tomó la alternativa. Joselito Huerta cortó dos orejas, y fue el triunfador de la corrida celebrada ayer en la Plaza de Toros de esta ciudad, en la que tomó la alternativa Curro Rivera quien por pinchar 3 veces perdió los apéndices… Se lidiaron seis toros de San Martín que cumplieron y uno de Zacatepec, manso. Se registró media entrada y la corrida se celebró con tiempo que amenazaba lluvia… Curro Rivera toreó estupendamente con el capote al toro del doctorado por verónicas y gaoneras. Trasteo variado con el sello personal de la casa. Por pinchar tres veces perdió la oportunidad de cortar las dos orejas. En el otro bien con el capote, faena torera y voluntariosa, recibiendo aplausos, y regaló el sobrero de Zacatepec que no se prestó a lucimientos, pero mereció aplausos por su actuación… Joselito Huerta fue ovacionado con el capote en el primero, desarrollando faena de gran maestro destacando las series de derechazos y naturales con adornos. Mató de estocada. Dos orejas; en el otro, se mostró torero y fue aplaudido por variado trasteo, mató de tres viajes y dio vuelta al redondel… Jaime Rangel cargó con lo menos propicio del lote. En el primero fue ovacionado con el capote, trasteo breve, silencio. En el otro, mostrándose voluntarioso y valiente, mata de pinchazo y estocada, escuchando ovación.
El toro de la ceremonia se llamó Presidente y fue de la ganadería titular, por esas fechas recien adquirida por Jose Chafik y Marcelino Miaja a quien la fundó, el picador retirado Juan Aguirre Conejo Chico.

Podrán preguntarse el por qué de lo escueto de la crónica de un festejo ferial. De hecho y en primera instancia yo quedé sorprendido de la cobertura tan breve que se le dio a ese festejo, pero recorriendo las páginas del diario advertí que se había decretado la evacuación de distintas zonas de la ciudad de Torreón previéndose inundaciones por crecientes extraordinarias del río Nazas, debidas estas al ingreso a tierra del huracán Naomi que entró por el puerto de Mazatlán en la costa del Pacífico.

En esa forma, las páginas del diario estaban casi todas ocupadas con las distintas instrucciones que se daban acerca de las zonas tanto de Torreón, como de sus conurbadas Ciudad Lerdo y Gómez Palacio – estas pertenecientes al Estado de Durango – que deberían ser evacuadas con la intención de evitar en lo posible desgracias personales. Igual, se daba cuenta de una compañía vinícola que ofrecía hacer esfuerzos extraordinarios para salvar la cosecha y la producción de la región.

Los festejos de la Feria del Algodón de 1968
Por otra parte, el mismo 15 de septiembre de 1968 se anunció la suspensión del resto de los festejos de la Feria del Algodón en la siguiente gacetilla:
Se suspenden actividades de la feria. Las actividades de la Feria del Algodón tuvieron que ser suspendidas desde anoche y pospuestas para reanudarlas en la fecha que oportunamente se dará a conocer, tanto al público, como a los expositores… Se tomó esta medida en virtud de que el ambiente no es de fiesta y aunque el tiempo hubiera permitido el funcionamiento de la exposición agrícola, industrial, comercial y ganadera, se prefirió posponerla porque quizás hubiera habido pocos visitantes… Hoy tendrán los miembros del Club Rotario y los organizadores de la Feria una entrevista con el Gobernador del Estado, Sr. Braulio Fernández Aguirre, para solicitarle su opinión y su apoyo para pedir de la Secretaría de Gobernación el permiso para prorrogar el plazo que se les había concedido… Por su parte el Centro Campestre suspendió también el Baile de Independencia anunciado para esta noche, no así el Club de Leones, que efectuará el suyo en su Casino de la Colonia San Isidro.
Esta nota no hace alusión a la segunda corrida de la feria, en la que recibiría la alternativa el diestro venezolano Carlos Málaga El Sol, pero el día del festejo – 16 de septiembre – se publicó lo siguiente: 
Carlos Málaga “El Sol”, de Venezuela se hará matador de toros en otra ocasión. Esta tarde aquí estaba anunciada tal ceremonia, pero la corrida se suspendió por los torrenciales aguaceros que están cayendo en la ciudad… La mayor parte de las calles están inundadas, el río Nazas amenaza con desbordarse, y por ese motivo se decidió suspender el festejo taurino… Se dijo que la corrida se dará una vez que se normalice la situación… En el cartel de esta tarde estaban anunciados Raúl García que sería padrino de la alternativa de Carlos Málaga “El Sol” y Eloy Cavazos como testigo y los toros de Zacatepec.
El Sol recibiría la alternativa dos semanas después, el 29 de septiembre, en San Miguel de Allende, de manos de Eloy Cavazos y fungiendo como testigo mi paisano Fabián Ruiz. Los toros serían de Campo Alegre.

Curro Rivera salió de Torreón la noche misma de su alternativa a torear a Ciudad Juárez, plaza en la que recibió una cornada de consideración cuando alternaba mano a mano con Raúl García, perdiendo, según su administración al menos cinco fechas, según nota publicada en el diario El Informador de Guadalajara:
Curro Rivera tiene para 20 días de reposo. El diestro mexicano Curro Rivera que resultó gravemente herido ayer domingo en Ciudad Juárez al día siguiente de su alternativa, tiene una cornada de doce centímetros de extensión en el muslo izquierdo… La parte afectada es la cara anterior del tercio medio y con dos trayectorias, una de doce centímetros y otra de quince, que dejan al descubierto el fémur, la safena y la femoral… Según los médicos que le atienden, Curro Rivera – que por este percance pierde sus cinco primeras corridas como matador de alternativa – tardará en sanar unos veinte días.
Así fue el arranque de una carrera que concluyó en una primera etapa el 15 de noviembre de 1992 en la Plaza México, con el toro Cumbre de Julio Delgado, al que le cortaría las dos orejas, alternando con José Ortega Cano y Miguel Espinosa Armillita Chico. Volvería un par de ocasiones a los ruedos. La primera, el primero de enero de 1995, para dar la alternativa en San Luis Potosí a Miguel Lahoz, con el testimonio de Jorge Gutiérrez y toros de Xajay y una segunda el año 2000, iniciando el 27 de agosto, fecha en la que también en la plaza El Paseo – Fermín Rivera doctoró a Fermín Spínola y a Óscar López Rivera – ambos sus discípulos – y después actuó en un breve número de corridas, cerrando el calendario – 30 de noviembre – en la Plaza México en un festival a beneficio de la Fundación Teletón, en el que cortó dos orejas y junto con El Juli se alzó como triunfador.

Curro Rivera falleció en la finca de La Alianza, asiento de la ganadería que fuera de su padre, el 23 de enero de 2001 a causa de un infarto masivo de miocardio. Se asegura que tras de la redonda actuación del Festival del Teletón del anterior noviembre, la empresa de la Plaza México le había contratado para reaparecer vestido de luces en la corrida del 5 de febrero, la fecha estelar de la temporada americana y que allí se estaba preparando para esa importante cita a la que ya no pudo llegar.

Hoy le recuerdo en este aniversario de su llegada a la dignidad de matador de toros.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Relecturas de Verano (V)

Sol y Moscas

La portada de Sol y Moscas
La formación de una ganadería de toros de lidia generalmente se convierte en uno de los secretos mejor guardados por quienes se dedican a esa actividad y por sus pares y que en mayor o menor medida resultan ser partícipes de esa gestación de la nueva vacada, sea por aportar ideas o conocimientos, o sea por aportar la simiente necesaria para la integración del nuevo hato.

Es por eso que Sol y Moscas, escrito por Gabriel Lecumberri Pando resulta ser una novedad en el campo de la literatura dedicada a la vida en el campo y a la crianza del toro de lidia. Y lo es porque cuenta, con una inusitada sinceridad, la manera en la que, una afición que prácticamente podría considerarse como de fin de semana fue evolucionando a través de la construcción de instalaciones, de la adquisición de vacas y toros padres y del aprendizaje por la vía empírica – el camino de la prueba y el error – hasta llegar a obtener un hierro y divisa reconocidos por la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia (ANCTL).

Decía hace unas líneas que el libro es sincero. Y es que, en el decurso de sus capítulos, encabezados cada uno con expresiones alusivas a su contenido extraídas del riquísimo refranero mexicano, Gabriel Lecumberri expone la manera en la que él y su familia adquirieron tierras y ganados, haciendo especial hincapié respecto de estos últimos de la forma selectiva que actuaron en su adquisición, comprando siempre después de ver la tienta de hembras y machos y primando la bravura de los ejemplares sobre lo que hoy se califica por los más como toreabilidad. En estos tiempos que corren, la vía fácil hubiera sido adquirir el número mínimo exigido por la ANCTL en una ganadería al alza e iniciar con la vacada prácticamente hecha, pero en Sol y Moscas la historia nos es contada de la manera en la que ocurrió, creo que diametralmente opuesta.

Las vacas fueron llegando a La Necedad – las otras dos fincas en las que se lleva la ganadería son Ojoazul y Jarauta – en el Estado de Querétaro lo hicieron dijéramos a cuentagotas, primero, porque Gabriel y Carlos Lecumberri comenzaron a hacerse de ellas a manera de pasatiempo y después, porque cuando decidieron acometer la empresa en forma organizada, recurrieron a ganaderos amigos de los que sabían que eran depositarios de buena simiente – principalmente de origen Llaguno – y con vista de los resultados de la tienta, seleccionaban los que serían las fundadoras de su ganadería. En varias de las oportunidades, las vacas seleccionadas no eran precisamente las que hubiera preferido el ganadero anfitrión.

También es importante el recuento que Gabriel hace acerca de la importación de una serie de pajuelas de unos sementales de la ganadería de Hermanos Ozcoz de casta navarra. Nos hace un breve recuento de la leyenda de Atenco y de la presencia de la sangre de este origen que vía Zalduendo llegó a esa ganadería en el siglo XIX, misma que se perdió por absorción y de los esfuerzos que los hermanos Sergio y Félix Ozcoz Gracia hacen por recuperar para las plazas  a los toros royos originarios de Navarra. En la aplicación de algunas de esas pajuelas, logran un toro que ahora es semental de la ganadería, llamado Navarrito, que tiene la importante misión de hacer la ganadería.

Los sesenta y cuatro capítulos de Sol y Moscas transcurren contándonos el camino que sigue todo work in progress. Me resulta interesante enterarme de la manera en la que se fueron construyendo las instalaciones para el manejo del ganado y de cómo se fueron percatando los ganaderos de que algunas, pese a sus mejores ideas e intenciones, simplemente no funcionaron como se creyó que lo harían. Luego, resulta también edificante el advertir la manera en la que personas que han trabajado en el campo toda la vida, pero sin tener contacto con el ganado de lidia, pronto le toman cariño y respeto. 

Aparte, Gabriel Lecumberri nos participa, casi llevándonos de la mano, de las duras y de las maduras cuando se trata de ver las bajas causadas entre los becerros por el frío, la muerte súbita de vacas en los potreros y el tener que enfrentar en algunos círculos de taurinos – personas con intereses dentro de la fiesta, término opuesto a mi juicio al de aficionados – el sambenito de la tenencia de sangre española en su hato. Todos esos tragos amargos eran compensados con ver la lidia de novillos sueltos en pueblos y festivales, en los que algunos demostraron que el camino elegido es el correcto.

Todo el capitulado de la obra tiene una generosa dotación de notas a pie de capítulo, en las que Gabriel Lecumberri aclara al enterado y al catecúmeno cualquier situación que pueda ser motivo de duda o controversia. Ganaderías, ganaderos, toreros, personajes, tunantes, lugares y otras minucias son objeto de una clara y a veces extensa explicación que agregada a la narración sentida y en una prosa que bordea en momentos lo poético, le permite a uno leerse el libro de un solo tirón.

Hierro y divisa de Lecumberri Hermanos
Y es que, retomando lo que decía al principio acerca de la sinceridad de la obra, recuerdo una lectura que hice hace bastantes ayeres – creo que fue en mis años de primaria –, en la que se explicaba el origen del término sinceridad y se explicaba que una escultura de mármol era sincera cuando el escultor no había utilizado la cera para ocultar imperfecciones del mármol o errores en su realización. En este caso particular, la sinceridad de Sol y Moscas la percibo en el hecho de que Gabriel Lecumberri cuenta las cosas tal y como él las vivió, sin maquillar los sucesos, en un ejercicio de un gran valor literario y humano.

Creo que por eso Sol y Moscas es un libro que debe estar en la biblioteca de todo aficionado a la fiesta de los toros, por lo que lo recomiendo totalmente. El libro se publica mediante un novedoso sistema llamado impresión por demanda o print on demand (POD), lo que implica que se vuelve asequible en costo en cualquier lugar del mundo, pues se reducen sus costos de envío, carece casi de gastos de almacenaje, etc., y curiosamente, el trabajo editorial se hace en los Estados Unidos.

Sol y Moscas puede obtenerse con tapas duras, tapas blandas y en versión de e – book en las siguientes direcciones electrónicas: ventas@palibrio.com y http://solymoscas.com/ 

Referencia Bibliográfica: Sol y Moscas. – Gabriel Lecumberri – Palibrio. – 1ª edición, Bloomington, Indiana, E.U.A., 2013, 384 páginas, con ilustraciones en blanco y negro, de Óscar Matchaín. – ISBN 978 – 1 – 4633 – 5556 – 2.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Detrás de un cartel (X)

Ya había expuesto en esta misma Aldea que Domingo González Mateos se propuso hacer toreros a sus hijos en cuanto éstos aceptaron el reto que implica dedicarse a tan intrincada profesión y que por encontrarse España en medio de una guerra civil cuando les llegó la edad de empezar a recorrer la arena de los ruedos, les consiguió oportunidades en Sudamérica, Portugal y México. Sería hasta mediado 1939, cuando las hostilidades de la guerra terminaron, que los tres hijos varones de Dominguín comenzaran a torear vestidos de luces en España. Lo hicieron en festejos sin picadores, enfrentando, por lo regular los dos mayores, Pepe y Domingo, dos novillos y Luis Miguel, el menor de los tres, por delante despachaba dos erales.

Pepe Dominguín narra esa etapa de su carrera en los ruedos de la siguiente manera:
Con nuestros flamantes trajes hicimos el paseíllo en junio de 1939. ¡Qué emoción! «Los hijos de Dominguín», los Dominguines empiezan a sonar en los públicos y en la prensa ya como profesionales… Se suceden las actuaciones en salpicados puntos de España… Toreamos ese año 27 novilladas: nos vamos haciendo profesionales de la mano y consejo de mi padre… Domingo tiene un toreo macizo, basado principalmente en una valentía natural que llega deprisa a los públicos… Miguel, que mataba dos becerros erales cada corrida, era ya un asombro de sabiduría y técnica… Yo me podía considerar como un torero de corte fácil, de variado y grácil repertorio… (“Mi Gente”, Págs. 156 – 157)
Se presentaron sin caballos en San Martín de Valdeiglesias y al año siguiente, el 2 de mayo, Pepe y Domingo lo harían con los del castoreño en Barcelona, cuando para lidiar novillos de Domingo Ortega, fueron acartelados con Luis, el hermano del ganadero. La impresión que causaron fue grata, pues Ortega cortó la oreja del cuarto, Pepe las dos del segundo y Domingo una del tercero. Así se iniciaba un andar por las rutas del toreo que terminaría muchos años después.

Dominguín padre vio que el final de la temporada era un momento propicio para que sus hijos se presentaran en Madrid. Así, arregló con José Alonso Orduña y Carlos Gómez de Velasco que debutaran en Las Ventas el día 1º de septiembre de 1940. Los novillos elegidos para la ocasión fueron salmantinos de Arturo Sánchez Cobaleda y completaría la terna de los toreros el sevillano Mariano Rodríguez Exquisito, que después de haber recibido la alternativa, regresó al escalafón inferior intentando reordenar su paso por la fiesta.

La tarde fue tormentosa para los debutantes, que cargaron con el peso de una irracional exigencia de la afición madrileña que llenó los tendidos de la plaza. Quien firma como El de Tanda en la Hoja del Lunes del día siguiente al del festejo, relata lo siguiente:
¡También existen imponderables en el toreo! Por su virtud, el papel habíase agotado ayer antes de la hora de comer; por su maleficio, la gente fue a la plaza no precisamente dispuesta a presenciar con su acostumbrada benevolencia la presentación de dos nuevos novilleros, sino a exigirles como si se tratara de dos matadores de toros y aún a pedirles cuentas de cuentas que a ellos no les conciernen... En tales condiciones, entre la borrascosa destemplanza de un ambiente cargado de hostilidad manifiesta y desconcertante, que a cualquiera le hubiese materialmente aplastado, por su injusta coacción, no era fácil triunfar. Y de triunfar, como triunfaron los Dominguín en el magnífico tercio de banderillas durante la lidia del quinto novillo, como triunfaron en otros meritísimos lances, y principalmente el pequeño de los hermanos en su faena al sexto de los cobaledas, era inútil aspirar a la brillantez de un éxito que de antemano había propensión a no apreciar... Pero no faltaron intransigentes que no cedieran ni un ápice en su actitud. Y ello puede bastar para aguar la mejor fiesta, aunque, al fin y a la postre, reconozcan hasta los contumaces el justo valor de las cosas y se convenzan de que no se debe negar por sistema el agua y la sal...
En ese ambiente hostil resultaba difícil simplemente quedar bien. Por su parte, Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, en el ABC madrileño cuenta lo que sigue:
Venían los chiquillos de «Dominguín» precedidos de la fama que les dio una bien dispuesta propaganda. El pro fue que al mediodía no hubiera un billete y el contra, que el público fuese con un criterio formado, con un feroz prejuicio. No hubo ecuanimidad al juzgar a los dos muchachos. En ellos quisieron vengar muchos agravios de la administración taurina. Las injustas protestas tuvieron muy caracterizados promotores. Ángeles que hubieran pintado Domingo y Pepe, demonios que hubieran parecido a los que fueron con todos los diablos en el cuerpo, no a ver a dos debutantes, sino a exigir a dos «amos del toreo». A mí me parecieron dos buenos toreros, valientes y con voluntad, que todo lo intentan y en tarde de más aplomo podrán lograrlo. El domingo tuvieron poco reposo. En realidad, no había nervios capaces de aguantar la constante e injustificada gritería. En el quinto novillo parecía ganado el público. Fue en un magnífico tercio de banderillas. ¡Pero qué si quieres! Domingo hizo alardes de valor y estuvo temerario. En el sexto, Pepe hizo una gran faena, digna de oreja si se hubiera llamado Pérez y Fernández. Yo salí francamente apenado. Bien la pasión en la fiesta pasional, pero es lastimoso que se vaya a la plaza a hundir a unos muchachos que empiezan, que tienen sus defectos – ¡qué duda cabe! –, pero que mostraron pundonor…
No hay diferencia esencial entre una versión y otra. Quizás la justeza de la presencia de los novillos lidiados – aunque Giraldillo los califique de aceptables – y el aparato publicitario armado por Dominguín padre incomodó a muchos. Tanto, que Mariano Rodríguez se levantó como el triunfador de la tarde dando una vuelta al ruedo tras la muerte de cada uno de sus novillos.

Pepe Dominguín resume así el debut suyo y el de su hermano Domingo en la plaza de Las Ventas:
Para nuestra presentación se decide una novillada de Cobaleda, ni grande ni chica, normal para aquellos tiempos de posguerra… La endeblez del ganado dio al traste con nuestro posible éxito y el público paseó su injusticia (alertada por profesionales fracasados) por encima de nuestras ilusiones… (“Mi Gente”, Pág. 166)
La revancha – y el principio del ascenso – se tendría el jueves siguiente, alternando con Morenito de Valencia al enfrentar un encierro de Miura – una corrida de toros –, teniendo una tarde en la que, sin cortar apéndices, se les juzgó de manera más imparcial.

Antes de concluir. Revisando el programa veo que solamente la nómina de picadores y banderilleros anunciados para actuar garantizaba por sí sola el espectáculo. Por los de aúpa salieron Salustiano García, Paco Díaz, Juan López Tigre, Ramón Atienza, Manuel Suárez Aldeano, Aurelio Pacheco, Fernando Vallejo Barajas y Antonio Salcedo y para la brega y las frías estuvieron Cayetano Leal Pepe – Hillo, Francisco Escudero, Emilio Ortega Orteguita, Isidro Ballesteros, Luis Suárez Magritas, Antonio Labrador Pinturas, Pedro Aparicio Pedrín, Enrique Clemente Alpargaterito y Emilio Rodríguez Cata. ¡Casi nadie!

Así fue la historia detrás de este cartel, que resultó ser el inicio de una gran historia y una leyenda.

domingo, 25 de agosto de 2013

Una tarde trágica en El Toreo de la Condesa

La temporada de novilladas de 1941 en El Toreo de la Condesa tuvo una duración inusitada. Constó de 46 festejos, celebrados entre los meses de junio y octubre – celebradas en jueves y domingos – de ese año y destacaron entre los que llegaron a matadores de toros Cañitas, Espartero, Chicuelín, Luis Procuna, Guerrita, Antonio Toscano, Juan Estrada y Pepe Luis Vázquez. Varios de los actuantes no trascendieron con espada y muleta, pero llegaron a la fama vistiendo de plata, entre ellos Rafael Osorno, Felipe González, Sixto Vázquez (picador), Javier Cerrillo y Rutilo Morales. Por su parte, el malogrado Félix Guzmán toreó 8 festejos y en la tarde del 13 de julio, fue tal su triunfo, que los aficionados que llenaban la plaza lo levantaron al tendido y allí fue paseado en vilo por los asistentes alrededor de la plaza. También destacó la presentación de Conchita Cintrón quien actuó en un festejo.

Las novilladas de los jueves se caracterizaban por ser festejos de oportunidad. Por lo general, en ellas se programaba a seis novilleros que buscaban triunfar para obtener la repetición, ya fuera en otro jueves o en una tercia dominical.

Para la noche del jueves 28 de agosto de 1941 fue anunciado un encierro guanajuatense de Quiriceo, para que lo enfrentaran Luis de la Sota, Ignacio Cruz Ortega, Julio Calleja, Lorenzo Cortéz, Rubén Ramírez y Santiago Vega. El programa anunciador señala que en las cuadrillas iban Carlos Vázquez El Costeño, Francisco Ríos, Bernardo Bustamante Habanero, Nicolás Echeverría El Chato, Rafael Azuela Lara y José Palafox como picadores. En tanto, entre los banderilleros irían Genaro Martínez, Emeterio Herros, Miguel Gallardo, Ramón Robles, Rodolfo Rodríguez y Ángel García. El puntillero, dice el programa para los seis toros, sería Macario Castelán Gallinito.

La novillada no concluyó normalmente. Tras de que se arrastrara al cuarto de la tarde tuvo que ser suspendida porque solamente quedaba uno de los espadas en el ruedo – Lorenzo Cortéz – y habían ingresado en la enfermería el banderillero Miguel Gallardo y por su orden los novilleros Ignacio Cruz Ortega, Luis de la Sota, Rubén Ramírez, Julio Calleja y Santiago Vega, además de un aficionado que se tiró de espontáneo y un picador que no identifican las relaciones de la época que pude consultar. ¡Ocho heridos en una tarde! Aunque alguna de las informaciones que consulté, elevan el número hasta diez de ellos.

Reportaje gráfico aparecido en La Lidia
México D.F., 27 de agosto de 1943
La crónica del festejo publicada en el diario El Siglo de Torreón al día siguiente del festejo, señala lo siguiente:
Los toros eran de la ganadería de Quiriceo. La más trágica corrida en el mundo se celebró ayer en la plaza de “El Toreo”. México, 28 de agosto. – Pese a cuanto se había dicho de la suspensión de las novilladas de los jueves, dizque en busca de nuevos valores taurinos, esta tarde, en “El Toreo”, se celebró la más trágica de las corridas de que se tenga memoria en los anales históricos de la fiesta brava… La tragedia batió esta tarde un récord mundial de lidiadores heridos en la plaza, al resultar cogidos cinco novilleros, dos banderilleros, un picador, un monosabio y un espontáneo de diez años de edad, que fue víctima del toro “embolado”. El único ileso de los matadores fue Lorenzo Cortéz, pero la corrida se suspendió por el escándalo del público y el temor de que el ruedo siguiera siendo bañado de la sangre de los noveles aspirantes al arte de Cúchares… El público, en formidable bronca, pidió a la autoridad que presidía la novillada que la suspendiera, ya que los aficionados se dieron cuenta de que los novilleros y demás gente de coleta fueron obligados por la empresa a lidiar toros de cartel con peso de 500 a 600 kilos… Entre los lesionados se cuentan los novilleros Ignacio Cruz Ortega, Luis Sota, Rubén Ramírez, Julio Calleja y Santiago Vela, éste con una horrible cornada en el vientre que lo tiene a las puertas del sepulcro… Solamente se lidiaron tres toros, pues para los demás ya no hubo personal… Las cruces Roja y Verde se vieron atareadas para conducir a sus enfermerías a los pobres aspirantes a toreros, mientras que la policía de la Octava Delegación levantaba acta tras acta… Los toros eran de Quiriceo, con edad y peso reglamentarios para corridas formales.
La ganadería de Quiriceo se formó en el año de 1924 por los hermanos Jorge y Eduardo Jiménez del Moral, que tenían ya la ganadería de Parangueo, ambas en el Estado de Guanajuato. Formaron el nuevo hierro con vacas de esta última ganadería – resultado de un cruce de ganado nacional y toros de origen Parladé – y agregando 40 vacas y 6 sementales de Campos Varela, también de origen MurubeYbarra - Parladé. Después, en 1937 agregaron sementales salmantinos de Graciliano Pérez Tabernero – dos – y uno de Antonio Pérez de San Fernando

Respecto del festejo y especialmente del ganado que en él se lidió, Heriberto Lanfranchi relata lo siguiente:
¡La corrida más sangrienta en la historia taurina de México! Ocho toreros, entre novilleros y subalternos, fueron heridos de más o menos gravedad por los astados de Quiriceo y Atlanga (viejos, cornalones y resabiados, es decir, completamente impropios para noveles) que se lidiaron y en el cuarto de la tarde tuvo que suspenderse tan injusta novillada…
En su comentario, Lanfranchi añade un hecho que no resulta ni del programa anunciador del festejo, ni de las crónicas periodísticas, en el sentido de que entre los novillos jugados esa tarde salió alguno del hierro tlaxcalteca de Atlanga. Otra versión escuché alguna vez del periodista Víctor Manuel Esquivel, en el sentido de que en realidad el encierro provenía de una ganadería que se formó con simiente de Piedras Negras y que fue fundada por Próspero Badillo y concluyó sus días en la tenencia de Roberto Sánchez Tapia. La realidad es que fuera de esas dos afirmaciones, la tarde es conocida como la de los quiriceos

El 27 de agosto de 1943, en su número 40, el semanario mexicano La Lidia publicó un reportaje gráfico de los sucesos que en ese día llegaban a su segundo aniversario. De los textos contenidos en el reportaje, escritos por Luis Gómez, extraigo lo que sigue:
Lo trágico de las corridas de toros. Un río de sangre fue la novillada del jueves 28 de agosto de 1941. Cinco novilleros heridos, un banderillero, un monosabio y un espectador también a la enfermería. Toros de Quiriceo… Parte facultativo: Los médicos estuvieron ocupados completamente. El más grave de todos es Santiago Vega, cornada de 11 centímetros interesando pared abdominal y epiplón. Es herida que pone en peligro la vida. Ignacio Cruz Ortega, una herida de 2 centímetros en el cuello y fractura de la clavícula izquierda. Rubén Ramírez, puntazo de 8 centímetros en una pierna. Julio Calleja, herida en la cintura. Miguel Gallardo, herido en la región inguinal. Luis de la Sota, conmoción cerebral…
Las fotografías del reportaje – que ilustra esta entrada – son de Enrique Sosa.

En el cincuentenario del hecho – 1991 – se publicó esta gacetilla acerca de la efeméride:
Hace 50 Años… 28 de Agosto de 1941… Una de las corridas más sangrientas que ha habido en la plaza de toros El Toreo fue la de ayer jueves, por culpa de la empresa, que contrató a novilleros para que lidiaran a toros de gran trapío, con un peso promedio de 600 kilos. No pudieron con el paquete y cinco fueron cogidos y enviados a la enfermería, al igual que dos banderilleros, un picador, un monosabio y hasta un espontáneo que se lanzó ruedo al ver lo mal que lo estaban haciendo los espadas. Los novilleros corneados fueron Ignacio Cruz Ortega, Luis de la Sota, Rubén Ramírez, Julio Calleja y Santiago Vega que se encuentra gravísimo; los banderilleros, Miguel Gallardo y Genaro Martínez; el picador Bernardo Bustamante; el monosabio, Francisco Bravo y, el espontáneo, Ignacio Macías…
Rubén Ramírez (28/08/1941)
Esta versión también amplía a 10 los heridos esa tarde y agrega los nombres de las personas que las anteriores no contemplan.

De los seis novilleros anunciados para esa trágica tarde, solamente volvió a actuar en El Toreo Ignacio Cruz Ortega – después llegaría también a la Plaza México – y un lustro después Santiago Vega y Luis de la Sota se presentarían en la plaza más grande del mundo, pero Julio Calleja, Lorenzo Cortéz y Rubén Ramírez no volvieron a actuar en la capital de la República.

Tuve la fortuna de conocer a don Rubén Ramírez – hidrocálido – y contaba que efectivamente los novillos que se lidiaron esa tarde eran descomunales y fuera de toda proporción para seis principiantes. Para él, dijo, fue el final de su carrera en los ruedos, pero nunca le quitó la afición.

domingo, 18 de agosto de 2013

23 de agosto de 1931: El adiós de Luis Freg

El anuncio de la corrida en Mundo Deportivo
El pasado 7 de junio se discutía sobre lo inusitado que resultaba un cartel en Madrid, en la llamada Feria del Arte y la Cultura en la que dos toreros mexicanos – Joselito Adame y Juan Pablo Sánchez – alternaban con El Cid. En los próximos días se cumplen 82 años de un hecho en el que, cuatro toreros mexicanos – sí, ¡cuatro! – actuaron en Barcelona en la misma tarde.

Fue la del día 23 de agosto de 1931, fecha en la que, habiendo cedido Eduardo Pagés la Plaza Monumental de la capital catalana a Luis Freg para organizarse un beneficio y despedida, logró que participaran en ese esfuerzo junto con él Juan Espinosa Armillita, Pepe Ortiz y Alberto Balderas, quienes lidiarían un encierro compuesto por ocho toros salmantinos de Alipio Pérez Tabernero Sanchón.

Luis Freg había toreado apenas cinco tardes en España el calendario anterior y todas en Barcelona. El toreo había evolucionado y quizás el hecho de ser El Rey del Acero ya no era suficiente para mantenerse en el gusto de una afición que había tenido la oportunidad de apreciar una profunda transformación en la manera en la que los toreros se conducen ante los toros. Por su parte Armillita apenas había actuado un par de tardes el calendario anterior y junto con Freg, tendría esta tarde su única corrida del calendario.

Pepe Ortiz
El Orfebre Tapatío Pepe Ortiz reaparecía en Barcelona después de 5 años y Alberto Balderas iniciaba en los ruedos hispanos un camino que terminaría alrededor de una década después en las astas de Cobijero en el ruedo del Toreo de la Condesa.

La convocatoria a la corrida tenía como aliciente adicional el sorteo entre los asistentes de 380 pesos mexicanos – en monedas de oro – en tres partidas de 150, 120 y 110 pesos cada una. 

Trincherilla, cronista del semanario barcelonés La Fiesta Brava, relata los siguientes prolegómenos del festejo:
¿Despedida de Luis Freg? Así se anunció... Yo no puedo creerlo. No es posible que esta sea la última vez que en Barcelona aplaudamos a este torero, todo hombría, todo dignidad… Las ovaciones cálidas, entusiastas que sonaron en su honor, le fueron otorgadas a impulsos de un sentimentalismo hacia el torero que, cosido a cornadas en veinte años de ostentar orgulloso por los ruedos el glorioso airón de su pundonor profesional, amargado, desilusionado por la injusticia con que le tratan las empresas pone final a sus luchas, sacrificando su afición cada vez con más fuerza sentida. No. Porque más que un torero que se va, pareció un novillero que llega, rabioso por alcanzar su puesto, desbordante de afición y ambicioso de gloria… No quiero creer que Luis Freg no vuelva a pisar más estos ruedos, escenarios de sus mayores triunfos… No se va Luis por propio impulso. A ello le obliga el desdén con que se ve tratado quien es merecedor de las mayores admiraciones. Bien claro lo ha dicho… Y eso no puede ser, no debe ser. El domingo nos demostró que “aún” puede codearse dignamente con los gerifaltes de la torería, quienes tienen mucho que aprender de él. Y no me refiero a su pundonor, que eso es virtud intransferible, sino a sus cualidades de TORERO, así, con mayúsculas…
La afición de Barcelona se entregó sin reservas a Luis Freg en esta última tarde. Terminó cortando una oreja a cada uno de los toros que le cupieron en suerte y al final incluso, se le intentó sacar en hombros de la plaza, sin que el torero así lo permitiera. La relación citada antes lo cuenta así:
Torerísimas fueron las verónicas que Freg ejecutó esta tarde en las que paró, templó y mandó como los grandes estilistas… Erguido, arrogante inició el trasteo en su primero, que pasó todo entero bajo los pliegues del rojo engaño, quieto como un poste Freg, sin enmendar su terreno, jugando los brazos acompasadamente y dejándose acariciar la pechera por el pitón del enemigo… Continuó toreando por naturales y de pecho, altos y cambiándose de mano la muleta, muy ajustado, de impecable ejecución. Una gran faena para justificar a un gran torero… Amagó un pinchazo por desigualarle el toro al emparejar y cobró una gran estocada poniendo en el ataque su proverbial majeza… Estalló la ovación clamorosa, emocionante, se le concedió la oreja y recorrió el ruedo recibiendo las más francas demostraciones de entusiasmo… Un “regalo” fue el quinto toro. Tardeaba, pero cuando fe arrancaba lo hacía descompuesta y con fuerza de ciclón… Brindó en los medios la muerte de este bicho y sin arredrarle el peligro desafió de largo para el ayudado por alto, grandioso, emocionante. Repitió el muletazo y en el tercer viaje sufrió un acosón serio. Intervino Ribera eficazmente para quebrantar al morito que seguía sin abrir la boca y humillando… Jugándoselo todo, aprovechó Luis una igualada para entregarse en un estoconazo formidable, hasta las uñas. Duro en doblar el toro, apeló al descabello el matador acertando al segundo golpe… ¿Quién acierta a reflejar la emoción que produjo este momento? Volvió Luis a cortar la oreja. En tanto el público, en pie, daba rienda suelta a su sentimiento aclamando al torero que se iba en pleno triunfo… Acabada la corrida, el público cogió en volandas a Luis Freg, lo pascó por el ruedo e intentó llevarlo en triunfo hasta el hotel, a lo que se opuso resueltamente el diestro… Empresario de esta corrida era Luis Freg. Buscando un beneficio que le ayudara a vivir un retiro holgado la vida y su dinero… No creemos que el resultado material de esta corrida sea óptimo. Cuando más, habrá asegurado las pérdidas…
Pepe Ortiz tuvo una muy interesante reaparición en Barcelona. Un lustro antes había retomado su alternativa mexicana, causando una muy buena impresión, pero no había vuelto a la Monumental de las cuatro cúpulas. En este regreso causó una muy buena impresión según podemos leer:
Reaparecía Pepe Ortiz, a quien desde su alternativa en esta misma plaza el 20 de junio de 1926 no habíamos vuelto a ver. Por eso más que reaparición suya fue un debut… Había curiosidad por juzgar a este torero de quien tantos y tan entusiastas elogios ha venido haciendo la crítica de su país, y recientemente la madrileña… Torero finísimo con el capote, lanceó suavemente a su primero, sujetando al toro que quería irse. Luego en su quite nos maravilló con la suerte de su invención, esas "orticinas" deslumbrantes de alegría, elegancia y vistosidad, bellísimo lance en el que el genio creador de este gran torero se muestra con toda su imponderable grandeza y del que teníamos una idea remotísima a través de la grotesca interpretación que le diera Bienvenida… Ciertamente es incomprensible este desvío de las empresas, porque en Pepe Ortiz hay un artista magnifico, un torero de personalidad acusadísima. Pronto apreció esto el público, que se entregó al tapatío en los primeros momentos y tuvo para él entusiastas y fervorosos aplausos… José Ortiz, a pesar de que el ganado no se prestó para el lucimiento del artista, obtuvo un éxito muy estimable y dejó al público con el deseo de volverlo a ver pronto... La figura de Ortiz había despertado en Barcelona extraordinario interés, interés que no resultó en ningún momento injustificado, pues desde los primeros capotazos el mejicano se nos reveló como un torero excepcional, en quien concurren un sin fin de cualidades de las que forman un torero… Ortiz practicó durante toda la tarde un toreo preciosista y valiente, admirablemente ligado con los conocimientos taurinos, que le valió constantes ovaciones…
Por su parte, Alberto Balderas logró destacar en el primero de su lote. La relación de su actuación que hace el corresponsal de El Heraldo de Madrid es de la siguiente guisa:
Cuarto. Con muchas arrobas. Balderas entusiasma al respetable con unos lances por bajo llenos de suavidad y temple. En quites compite con Ortiz, a cual más adornado. Los montados abusan del palo, destrozando al bicho. Balderas coge palos y prende un superiorísimo par de frente. Cierran los de turno. El toro llega al último tercio bronco y avisado. Balderas, dominador e inteligente, liga una faena sobria y serena, que corona con media en las agujas. (Ovación, petición de oreja, vuelta y salida.)
El Rey del Acero
Juan Armillita no tuvo suerte en la única tarde que toreó en ese calendario. Era la antepenúltima que torearía en los ruedos hispanos vestido de oro, pues su destino estaba en la grandeza de los hombres que visten de plata, donde fue una primera figura.

Pese a la incredulidad del cronista barcelonés, la tarde que nos ocupa fue la última que toreó Luis Freg en ruedos españoles. Su carrera se prolongaría en México todavía tres años más y terminaría de manera abrupta, con su muerte por ahogamiento en el río Palizar en Campeche el 12 de noviembre de 1934.

En cuanto al sorteo de los pesos mexicanos, el corresponsal de La Voz de Madrid, señala lo siguiente:
Se sortean monedas de oro mejicanas, por valor de 2.500 pesetas, y corresponde el primer premio al número 9.057; el segundo, al 3.163, y el tercero, al 1.653…
Don Luis de la Torre El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, resume así el paso por los ruedos de Luis Freg:
No fué Luis Freg un lidiador que se distinguiera por un estilo depurado en su toreo de capa, ni tampoco fué un muletero preciosista, pero supo usar el capotillo y de la roja franela, ejecutando todas las más bellas suertes con el clasicismo y la escuela imperantes con anterioridad al revolucionismo traído por Juan Belmonte... lo que los hizo descollar como figura prominente dentro de las modalidades de la época, fué su estoque formidable, unido a un valor rayano en heroísmo. Estas cualidades lo hicieron acreedor a ser calificado en tierras españolas con las significativas designaciones de “El Rey de Acero” y “Don Valor”, con que ampliamente era reconocido en toda España... Excepción hecha de Salvador Sánchez “Frascuelo”, la historia taurina no señala lidiador alguno tan castigado por los toros como lo fuera nuestro compatriota Luis Freg. Calculándose en los veinticinco años de su carrera, no menos de sesenta cornadas recibidas, de las cuales más de treinta fueron graves y no menos de cinco de las que ponen en inminente peligro la vida... Torero sin estrella, ni en su propia Patria pudo lograr la aceptación definitiva de los públicos, muy merecida si en cuenta se toma su preponderancia como estoqueador puro, certero, valeroso, y buscada por él al no escatimar esfuerzo alguno, aún a costa de su sangre, generosamente ofrendada en aras de la fiesta..

domingo, 11 de agosto de 2013

14 de agosto de 1969: Manolo Martínez triunfa en San Sebastián

El cartel de la Semana Grandede 1969
Las dos campañas que hizo Manolo Martínez en España tienen, en la memoria colectiva, el signo de que no se distinguieron por los triunfos obtenidos. La causa de ese recuerdo es que no tuvo rotundidad en Madrid – a pesar de cortar una oreja el día de su confirmación de alternativa – y en Sevilla no se presentó sino hasta muchos años después. Pero una revisión exhaustiva de su paso por las plazas españolas y francesas, nos reflejan que triunfó en plazas de importancia, como Málaga, Toledo, Valencia, Bilbao o Mont de Marsan alternando con los principales toreros de allá de esos días.

La Semana Grande de San Sebastián de 1969 fue una feria en la que se lidiaron encierros ganaderías como Moreno Silva, Núñez Hermanos, Baltasar Ibán, Atanasio Fernández, Clemente Tassara, Salustiano Galache, o Fermín Bohórquez y en el aspecto de los toreros actuaron Paquirri, Manolo Cortés, Paco Camino, Antonio Ordóñez, Ángel Teruel, Jaime Ostos o Serranito. En ese entorno, la corrida a celebrarse en El Chofre el día 14 de agosto, tenía como ingredientes a los toros de don Antonio Pérez, de San Fernando, Salamanca y a los toreros Diego Puerta, Paco Camino y Manolo Martínez.

Manolo Martínez llegaba a Donostia con la aureola de haber cortado cuatro orejas y dos rabos en su anterior actuación – Málaga, 5 de agosto – en la que alternó con Antonio Ordóñez y Santiago Martín El Viti en la lidia de toros de doña María Pallarés. Entonces, para la tarde que me tiene aquí con Ustedes hoy, se tenía anunciado un cartel que puede considerarse bien rematado.

Así se anunció en España
Manolo Martínez
Me llama la atención el hecho de que en aquellos días los diarios de la capital española enviaban a sus cronistas titulares como enviados especiales a cubrir distintas ferias, sobre todo aquellas que por su tradición y calidad podían considerarse como verdaderos acontecimientos. Hoy ya son pocos los diarios madrileños que cubren así las grandes ferias y en el caso de San Sebastián y además, resulta triste que hoy, por la cerrazón de unos cuantos políticos, ni siquiera haya feria. Sobre la tarde que me ocupa, encontré dos relaciones en los diarios de Madrid. La primera, en el ABC, escrita por Antonio Díaz – Cañabate y una segunda en el diario Madrid, firmada por Julio de Urrutia.

Cito en primer lugar la crónica de Díaz – Cañabate, en la que, dejando de lado lo que me parece es su poco gusto por nuestros toreros, se expresa en forma laudatoria de la actuación de Manolo Martínez. De su crónica extraigo lo que sigue:
El tercero fue el clásico toro que ha hecho famosa y perdurable la ganadería de Antonio Pérez. La bondad hecha toro. La arrancada alegre y reposada, la cabeza humillada, fija, sin el menor cabeceo en la muleta, dócil al mando del torero y suave su trote o su galope. El mejicano Manuel Martínez tenía que estar ciego para no ver todo esto. Lo vio enseguida y se puso a tono con el toro. Lo más sobresaliente de su buena faena fue que se apartó de lo mecánico, hoy tan prodigado. Había calor, regusto en sus pases, temple en la mano, largura en el brazo, finura y armonía en sus movimientos y también variedad. Se percibía que el toro y el torero estaban contentos de haberse encontrado. Se compenetraron y esto es esencial en el toreo. Tan esencial como que después de una buena faena muera el toro tan dignamente como ha sido toreado y en esto falló lamentablemente Manuel Martínez. Entra mal y señala un pinchazo. Vuelve a entrar mucho peor y la espada cae en los bajos y rueda el toro sin puntilla. Aun los más ignorantes de los espectadores tuvieron que percatarse de la muy fea manera con la que entró a matar, y a pesar de esta evidencia se enfadaron mucho con el presidente, que cumpliendo con su deber solo concedió una oreja. ¡Qué ceguera la del público!...
Otro pasaje interesante de su crónica se refiere al cambio de calidad entre los asistentes a los festejos taurinos, dejando cada vez mayor espacio al público feriante. La reflexión es la siguiente:
Hoy he observado a un matrimonio de esos que está uno seguro de que se llevan muy bien porque los dos son gordos. Confundían a Diego Puerta con Paco Camino. “¡Muy bien Paco!”, decía el marido; y la mujer le corregía: “No es Paco, es Diego”. Discutían un rato amigablemente. Y cuando Paco o Diego estaban toreando, el matrimonio se dedicaba a buscar entre la multitud a una prima de ella llamada Eusebia. Naturalmente, no la encontraban… ¿A qué no saben ustedes lo que más le gustó al matrimonio que se pasó la corrida buscando a su prima Eusebia? ¿La faena de Martínez? ¡Qué va! Los berridos que pegaron el quinto y el sexto, broncos los del quinto, aflautados los del sexto. “Ves tú – le decía el marido a la mujer –, por oír estos berridos merece la pena venir a los toros…
Por su parte, Julio de Urrutia destaca lo siguiente:

Una faena de Manolo Martínez y un toro de A.P., verdaderamente extraordinarios… El tedio abrumador de la tarde quebró durante diez minutos al salir el tercero de don Antonio, que, según dijimos al principio, resultó un toro extraordinario, el mejor de toda la feria hasta ayer y uno de los más pastueños de cuantos se llevan corridos por esas plazas en la presente temporada. Es muy difícil que a Manolo Martínez le vuelva a caer un animal semejante en los lotes que le quedan de su campaña actual. Porque meter la cabeza en el engaño como la metía el “apé”, humillar como humillaba en el centro de las suertes y quedar preparado como quedaba, cual si fuera un “robot” para el lance o pase siguiente, eso es muy difícil que vuelva a repetir un toro en el transcurso de los meses. El mexicano lanceó al toro en el primer tercio con una elegancia fuera también de serie, hizo un quite por navarras que puso a la gente en pie y cuando llegó la hora de la muleta instrumentó una faena a la altura de la bondad del bicho. Anotamos en ella tres naturales Inmensos con su correspondiente de pecho, un molinete, cuatro pases en redondo, varias tandas más de toreo al natural y dos circulares completos, rematados ahora con el pectoral con la derecha. El toro pasaba que era una bendición, pero el diestro no desmerecía en nada al acoplarse con él y obtener de la faena el máximo resultado artístico. Uno hubiera estado así cinco minutos más, contemplando la bella estampa formada en la arena entre los dos antagonistas. Pero lo que sucedía es que todos temíamos el instante preciso del diestro al entrar a matar por el resultado incierto de la espada. En efecto, la estocada – hasta las cintas – fue caída, pero hizo rodar fulminantemente al bicho patas arriba. El presidente tan sólo concedió una oreja a Manolo, porque el defecto del acero era visible a todas luces. Más... el público, que había seguido con singular admiración la perfecta armonía existente durante la lidia entre el toro salmantino y el torero azteca, hizo dar a éste dos vueltas al ruedo entre aclamaciones delirantes y saludar desde el tercio…
Otro apuntamiento de Urrutia va dirigido a la poca  o justa presencia de los toros que se lidiaron:
Al revés de los “apés” de hace veinte años, que cinco salían óptimos para el torero y uno barrabás, los corridos ayer en la plaza del Chofre tuvieron un balance exactamente a la inversa. Todos, por lo demás, estuvieron aceptablemente presentados y acusaron de primero a último la siguiente romana: 534, 501, 493, 500, 531 y 545 kilos. De edad no parecían estar muy sobrados. Esperemos, pues, con paciencia benedictina al año 1973, en que el ganadero venda cada toro con su respectiva partida de nacimiento. Entonces sabremos exactamente la edad natural y no la aparente, y habrá llegado el momento de desechar de toriles esos cartelitos con el pesaje de los cornúpetas, que a veces no hacen sino desorientar a la afición...
Manolo Martínez, en volandas
Los tiempos no parecen haber cambiado, puesto que todavía hoy se insiste mucho en el peso de los toros y se soslaya la edad cronológica que les corresponde, que es la que influye sobre su comportamiento. Y agrego, aunque en su momento el guarismo fue una solución a una problemática que se arrastraba de décadas antes, hoy se tiene que buscar otra alternativa que unida a esa cuestión deje en claro la edad de los toros que se lidian.

Más les distraigo de lo que me trae por aquí ahora. Como podemos ver, Manolo Martínez tuvo muy buenas tardes en los ruedos hispanos, aunque insistiré en que la rotundidad con la que actuaron sus contemporáneos en plazas como Madrid o Sevilla oscurecen su paso por esas plazas, pero la historia y la estadística nos dejan claro que el problema real es más de apreciación que de fondo.

domingo, 4 de agosto de 2013

1 de agosto de 1915: Rodolfo Rodarte triunfa en Tetuán

Rodolfo Rodarte en 1911
Rodolfo Rodarte fue originario de San Buenaventura, Coahuila, donde nació el 5 de febrero de 1887. Hijo de Luciano Rodarte, quien fuera en su día miembro de la cuadrilla de Ponciano Díaz – y se le atribuye el hecho de haber fundado la primera escuela taurina de México –, fue miembro de una dinastía de toreros de oro y de plata en la que destacaron José Julián Pepe, Refugio Cuco y Ramón en las infanterías y en la que fueron matadores de toros quien me hace distraerles en este momento y Julián

Tras de ser miembro de una de las primeras cuadrillas de niños toreros de este país – con la dirección de su padre y del banderillero Enrique Merino El Sordo – y después torear novilladas, es alternativado por Vicente Segura el 17 de enero de 1909 en Monterrey, con toros hidrocálidos de El Pabellón. Confirma esa alternativa en El Toreo de la Condesa el 3 de octubre de ese mismo año, apadrinándole Tomás Alarcón Mazzantinito y sirviendo de testigo Revertito

Rodolfo Rodarte se presenta en España en 1911 y aunque reside en Bilbao, suma un importante número de fechas en toda la geografía española, debutando en mayo de ese mismo año en la plaza de la Carretera de Aragón. Rodolfo va a alternar su presencia las temporadas mexicana y española hasta el año de 1924, cuando regresa a Aguascalientes, ciudad de la que será Presidente Municipal interino durante el año de 1927. En la galería del Salón Presidentes del Palacio Municipal, durante muchos años el retrato que daba fe del paso de Rodolfo Rodarte por la alcaldía, fue uno de él vestido de torero y con la montera puesta. Tras de ese paso por la política, se dedica a la enseñanza del toreo y a diversos negocios taurinos, falleciendo el 14 de diciembre de 1945.

Tetuán también es Madrid

Para el 1 de agosto de 1915, la empresa de la plaza de toros de Tetuán de las Victorias anunció seis novillos de don Antonio Arroyo, antes de don Ángel Cabezudo – hoy corresponde a la ganadería de La Guadamilla – para ser estoqueados por Rodolfo Rodarte, quien actuaba como novillero, pues en esos días las alternativas concedidas fuera de España no eran consideradas válidas. El sobresaliente para la ocasión fue el diestro originario de Gijón, Emilio Mayor Mayorito. Cabe indicar que lo que en ese momento era la ganadería ya de Antonio Arroyo se inicia en 1909 con ganado de Esteban Hernández, de origen Mazpule, Raso de Portillo y Espinosa – Zapata de Jerez de la Frontera y agregados vazqueños de Trespalacios.

La crónica de Don Benito en el semanario La Lidia aparecido el día siguiente del festejo, es en este sentido:
Con buena entrada se verificó la corrida de ayer, en esta plaza, lidiándose seis novillos de don Antonio Arroyo, de El Molar… El primero cumple en varas. Rodarte lo recorta capote al brazo. Con la muleta hace una faena valiente y desde cerca, entrando bien, da una estocada que resulta baja… El segundo toma cuatro varas, por tres caídas y dos caballos para el arrastre. Rodarte torea de muleta valiente, pero sin lucimiento, y termina con el toro de tres pinchazos, media contraria y un descabello… El tercero solo toma dos varas, por una caída y un caballo muerto, por lo que es condenado a fuego. Rodarte lo lancea superiormente. Con la muleta hace una faena valiente, y entrando bien, da un pinchazo hondo cayendo ante la cara del toro; después pincha otra vez y acaba de media buena… El cuarto toma cuatro varas, por tres caídas y cero caballos. Rodolfo hace una superior faena de muleta, y entrando muy bien da un pinchazo en su sitio y después una entera superior que hace polvo al bicho. (Ovación prolongada y la oreja)… El quinto toma cuatro varas por tres caídas y un caballo para el arrastre. Con la muleta hace Rodolfo Rodarte una faena superior y valiente, a pesar de estar el toro huido, hundiendo todo el estoque y oyendo una gran ovación… El sexto toma cuatro varas, por tres caídas y ningún caballo… Entre Rodarte y "Mayorito" se entabla un pugilato por cuál de los dos ha de matar al toro, ordenando la presidencia que lo haga Rodolfo; este da fin del toro y de la corrida de un pinchazo bueno y una entera superior… Resumen: El ganado cumplió, sin excederse. Rodolfo Rodarte superior en dos y bien en los restantes. Lo mejor de la corrida, dos pares de banderillas en el cuarto toro de José Rodarte, El servicio de caballos, detestable… La presidencia, muy acertada.
Como podemos apreciar, la calificación de Don Benito a la actuación del presidente del festejo es de muy acertada y como no pone excepciones, consideraré que incluye tanto el otorgamiento de los trofeos al diestro, como la negativa a que Mayorito matara al sexto toro de la tarde. Sin embargo, existieron otras apreciaciones sobre la actuación de la autoridad  del festejo y así Sansón, cronista de El Liberal, señala lo que sigue:
Hoy las cosas de toros están que arden, lo cual nada tiene de particular dada la temperatura que nos gozamos. Por todos lados surgen fenómenos y más fenómenos, que luego quedan en la estacada; todos se comen los toros crudos, sin duda porque carne poco pasada es más alimenticia... pero nada más que por eso… Siguiendo esta fiebre, ayer el mejicano Rodolfo Rodarte quiso “epatarnos” despachando él solo seis mocitos de Cabezudo, y aunque voluntad no le faltara, poco consiguió. Eso ya es harina de otro costal… En el haber del muchacho debe apuntarse el tanto de que salió a torear algo resentido de una pierna. Desde luego afirmo que Rodolfo estuvo valiente y cerca de los toros, aunque nerviosillo. Hizo algunas cosas buenas con capote y muleta; pero con el estoque no me satisfizo por completo, aunque se le concedieron las orejas de los toros cuarto y quinto… Esto de las orejas es otra de las cosas que se van poniendo muy feas. Antes no se concedían en estas plazas; luego se concedieron a faenas completas, sobresalientes, y ahora se otorga el galardón a un torero en cuanto da una estocada saliendo volteado, aunque ni la faena, ni la lidia en general hayan tenido nada de particular. De este modo llegaremos a ponernos a la altura de Vitigudino o Villaescusa, pongo por plazas… Con esto quiero decir que se vienen regalando orejas con gran profusión, casi injustamente. Y a otra cosa; basta de filosofías...
Por su parte Jusepe, en El Toreo, también del 2 de agosto de 1915, comenta la actuación del presidente en el caso de Mayorito de la siguiente guisa:
Luego, parte del público pidió que matara el sobresaliente, el cual se hincó de rodillas pidiéndolo, y como quiera que el presidente negó la petición, pues era Rodarte el espada anunciado para matar los seis toros, éste salió a despachar al bicho, haciendo la faena en medio de las palmas de unos y las protestas de otros… Dio varios pases buenos, entre ellos un molinete, y empleó para matarlo media estocada ida y una hasta el puño, cayéndose a la salida… Los dos hermanos fueron sacados en hombros de la plaza...
Rodolfo Rodarte
También hay discrepancias en las crónicas respecto de las pintas de los toros, pues en tanto que la mayoría coincide en que el primero fue un cárdeno salpicado; el segundo, colorado, careto y coliblanco; el tercero, simplemente colorado; el cuarto, berrendo en colorado; el quinto, negro, listón y meano y el sexto, también colorado, por su parte, el cronista de El País afirma que el primero fue berrendo en jabonero y que segundo, tercero y cuarto fueron berrendos en colorado. La distancia temporal impide conocer la realidad de la coloratura del encierro de Arroyo lidiado esa tarde, pero el voto de la mayoría en este caso creo que se impone.

Y termino...

La tarde del 1 de agosto de 1915 fue una de triunfo para Rodolfo Rodarte, quien una década después de estos hechos, junto con su padre y sus hermanos – principalmente Ramón – tuvieron funcionando en Aguascalientes una escuela para formar toreros. Primero en la Calle Ancha de nuestro Barrio de Triana y después en los rumbos del de La Estación. Y a fe mía que tuvieron éxito en su empeño, pues matadores de toros como Calesero, Rubén Salazar, Fernando Brand Jesús Delgadillo El Estudiante, aprendieron el oficio a su vera, al igual que Juventino Mora, Alfonso Pedroza La Gripa o don Arturo Muñoz La Chicha destacaron como novilleros o como toreros de plata.

domingo, 28 de julio de 2013

La navaja de Ockham

Cortesía del blog Las Cartas de Iblis
Guillermo de Ockham (o de Occam) fue un franciscano inglés que escribió su obra en el siglo XIV. Se distinguió por ser junto con Juan Duns Scot (o Escoto), por sentar las bases filosóficas de la orden religiosa a la que perteneció y que en lo jurídico, se refleja hoy en día en muchos de los postulados de la Filosofía de la Liberación, curiosamente desarrollada por jesuitas sudamericanos. Entre nosotros, su obra es poco conocida por el hecho de que en 1328 fue excomulgado y aunque la Iglesia le rehabilitó en 1359, 17 años después de su muerte, su oposición a la – dominante – aplicación tomista de las ideas de Aristóteles, le dejó en una situación de desventaja ideológica.  

Ockham propuso lo que en lenguaje coloquial es llamado la navaja de Ockham y que en expresión científica es conocida como el principio de parsimonia o el principio de economía

El principio de parsimonia postula que la pluralidad no se debe postular sin necesidad (Pluralitas non est ponenda sine necessitate), lo que se puede traducir a un lenguaje más llano así: en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta.

Para explicarlo en torno a alguno de los problemas de la Fiesta, quizás podríamos enunciarlo así: muchos toros son mansos, y eso podría ser porque durante ya varias generaciones se ha hecho una selección inadecuada de los que van a las plazas, contra esta otra proposición: muchos toros son mansos, porque en su crianza intervienen una infinidad de factores externos que inciden en su comportamiento en las plazas.

En este ejemplo – burdo, por cierto – resulta sencillo entender cuál es la explicación más sencilla. Guillermo de Ockham hizo evolucionar el pensamiento de su tiempo, al cuestionar también la validez que se le otorgaba a los conceptos universales, postulando que: todo lo que existe es singular. De esa manera, el filósofo abrió para las ciencias un nuevo modelo teórico de posibilidades ilimitadas.

Hoy en día la navaja de Ockham o principio de parsimonia es aplicado para la creación de hipótesis de trabajo en la actividad científica, partiendo de esa idea de que la explicación más sencilla es la más probable, aunque no necesariamente la verdadera y se utiliza en ciencias como la economía, teología, biología o la estadística.

Es un hecho que nos resulta más fácil dar credibilidad a teorías sencillas que otras que revisten mayor grado de complejidad. Albert Einstein lo expresaba así: todo se debe hacer tan simple como sea posible, pero no más simple.

Así pues, otras realidades que afectan el devenir de la Fiesta, como la reducción de festejos o la dominación del monoencaste pueden analizarse a la luz de la navaja. En el caso, diría que aplicar el principio obliga a no pedirle peras al olmo y sí a restarle fuerza a ideas que pretenden hacer complicadamente fortuitas las penurias de la Fiesta de nuestros tiempos, versiones que por cierto, son en la mayor parte de las veces, oficialistas y carentes de sentido común – el menos común de los sentidos, por cierto – que empírica o intuitivamente nos señala como excluir la mentira de la realidad.

Quizás las explicaciones sencillas que nos podamos formular acerca de las penurias por las que pasa el toreo en estos tiempos no sean las más correctas, pero si me resulta cierto que entre más sencilla y digerible sea la explicación de algo, resulta más comprensible y permite separar con más facilidad la paja del grano.

domingo, 21 de julio de 2013

22 de julio de 1979: César Pastor recibe la alternativa en Marbella

César Pastor

El anuncio de la alternativa
de César Pastor
Rogelio César Guedimin Victoria nace en la Capital de la República el 7 de mayo de 1958. Al igual que su padre y sus hermanos dedicados a las cosas del toro, deja para otras causas los apellidos paterno y materno y adopta el alias taurino que ya distingue a los de su casa, para anunciarse en los carteles como César Pastor.

Inicia su andar como novillero el 5 de junio de 1978 en Francia, aunque la mayor parte de ese tiempo se preparó en el campo bravo para obtener el oficio necesario que le permitiera iniciar una campaña formal en su tierra y así, se presenta en la Plaza México el 1º de octubre de 1978 alternando con Luis Miguel Chávez y Felipe González para lidiar novillos de Santa Marta. Su actuación le reditúa la vuelta al ruedo al finalizar la lidia del segundo de la tarde y se gana la repetición para el domingo siguiente, para lidiar junto con Felipe González y José Luis Ortega novillos tlaxcaltecas de Manuel de Haro. Esta fue la tarde en la que el monosabio Rafael Domínguez Gamucita fuera mortalmente herido por Minuto, sexto novillo de la lluviosa tarde, que al saltar al callejón prendió al monosabio y le infirió una cornada que terminó con su vida en la enfermería de la plaza la madrugada siguiente.

El 3 de diciembre de ese mismo año participará junto a Martín Agüero, Ángel Majano, Alfonso Hernández El Algabeño, El Pana y Félix Briones en la disputa del Estoque de Plata. Los novillos fueron de San Marcos y por fallos con la espada solo se lleva una cerrada ovación. Al final de este tipo de festejos, la costumbre era que se presentara a la concurrencia unos carteles con los nombres de los alternantes, a efecto de que por aclamación se determinara al ganador del trofeo en disputa. Era claro que sobre los demás, había dos toreros en el ánimo de la gente; César y El Pana. Las pasiones se desbordaron y convirtieron la premiación en un auténtico herradero, por lo que la Asociación de Matadores en primera instancia determinó declarar desierto el argentino alfanje. Posteriormente se rectificó la decisión y en un acto de estricta justicia, posteriormente se entregó el trofeo a César Pastor, quien lo ganó a ley.

Las pasiones fuera de cauce motivaron que para el siguiente domingo – 10 de diciembre –, la empresa ofreciera un mano a mano entre César y El Pana. Los novillos fueron de Begoña y aunque César cortó dos orejas a Confiado, cuarto de la tarde; El Pana logró el indulto del segundo de su lote – Cariñoso –, lo que dejó dispuestas las cosas para que el siguiente domingo se repitiera el cartel de toreros, quienes despacharon una complicada novillada de Campo Alegre, haciendo efectivo aquello de las segundas partes.

El 6 de mayo de 1979 se presenta en Sevilla, alternando con Fernando Vera y Mario Triana y corta la oreja de uno de los novillos de los Hermanos Sampedro que le tocaron en suerte. El 17 de junio siguiente se presenta en Madrid, alternando con el francés Patrick Varin y el sevillano Mario Triana en la lidia de novillos de Rocío de la Cámara y demuestra estar listo para dar el paso que le convierta en matador de toros.

La alternativa

Para el 22 de julio de 1979 es que se anuncia su alternativa en la plaza de Marbella. Rafael de Paula oficiaría como padrino y Paquirri como testigo. La crónica de la corrida publicada en el diario ABC de Sevilla del 24 de ese mes, fue firmada por Gonzalo Fausto y de ella, recojo lo siguiente:
El domingo, en Nueva Andalucía. El mexicano César Pastor recibió la alternativa. Paula, con el peor lote, fue abroncado y Paquirri cortó cuatro orejas. Buena entrada, pero sin llegar, ni mucho menos, al lleno. El coso tiene mucho aforo y asomaban toneladas de cemento. Plaza de toros de Nueva Andalucía, próxima a Marbella, ahora llamada plaza de toros Puerto Banús… El joven mexicano César Pastor, se convirtió en doctor en tauromaquia. Gustó, porque supo dominar el natural nerviosismo, trascendencia, responsabilidad de la alternativa y estuvo aseado, valiente y tesonero. Vistió de grana y oro, y el nuevo terno terminó roto, a consecuencia de las aparatosas cogidas sufridas. Al dar una media para cerrar una serie de verónicas a su primero, fue volteado, afortunadamente sin consecuencias. El azteca clavó tres pares de banderillas. Alargó demasiado – en su afán de agradar – la faena de muleta al toro de la ceremonia. Pinchazo y media que basta. Fue aplaudido y dio la vuelta al ruedo. En su segundo, que brindó a Antonio Ordóñez, estuvo muy bien. Comenzó con pases de rodilla al filo de las tablas. Midió la duración de la faena. Pinchó dos veces en hueso y estocada. Oreja y vuelta al ruedo.
César Pastor recibe la alternativa de manos
de Rafael de Paula
Foto cortesía del blog Toreros Mexicanos
El toro de la ceremonia se llamó Soñador y esa tarde Rafael de Paula fue abroncado por lo que fue interpretado como una actitud indolente de su parte – aunque la crónica dice que sus toros fueron el peor lote de la corrida – y refiere que se escuchó este grito desde los tendidos: «Paula, ¿es que no puedes ni con las “peritas en dulce” de los carlosnuñez?». Por su parte, Paquirri se alzó como el gran triunfador al cortar cuatro orejas y salir en hombros de la plaza.

Confirmó su alternativa el 22 de diciembre de 1979 en la Plaza México, de manos de Curro Rivera y ante el testimonio de Manolo Arruza, lidiando la terna toros de Campo Alegre – el toro de la ceremonia fue Serenito – y el día de San Isidro de 1982, hizo lo propio en Madrid, de manos de José Fuentes y con Francisco Ruiz Miguel de testigo. El toro de la ceremonia se llamó Pelele y fue del hierro de Francisco Martínez Benavides.

César Pastor se fue de los ruedos en Aguascalientes el 3 de mayo de 1998, después de que las empresas, con su actitud, le dijeron que era un torero que no les interesaba. Esa tarde cortó dos orejas y la impresión que causó fue la siguiente:
El quinto de la tarde, herrado con el número 125, de nombre “Zapatito” y con 488 kilogramos fue el toro de la despedida para César Pastor. El diestro salió a entregarse desde el inicio para recibirlo con dos largas cambiadas pegado a las tablas, posteriormente lanceó a la verónica cargando la suerte. Su enemigo cumplió en varas y Pastor, tras hacer un quite por chicuelinas, se decidió a cubrir el tercio de banderillas... Tras brindar la faena al público el torero hizo un segundo brindis a sus pequeños hijos a quienes entregó la montera. Aprovechó el buen estilo del toro para templar sus embestidas, por ambos lados teniendo de fondo “Pelea de Gallos”. Antes de entrar a matar escuchó “Las Golondrinas” y tras dejar una estocada entera y desprendida, las lágrimas rodaron por sus mejillas. En los tendidos surgió una manta que decía “César, torero honesto, la fiesta te necesita ¡quédate!”… La autoridad concedió las dos orejas y Víctor, hermano del diestro, fue el encargado de retirarle la coleta, misma que César entregó a sus hijos entre la ovación general.
César Pastor retornó a los ruedos el 22 de abril de 2007, para alternar en Mexicali con El Pana y Manolo Arruza en la lidia de toros de Jaral de Peñas. La corrida trascendió por la grave cornada sufrida por el banderillero Pepe Luna, de quien se dijo, había muerto en la plaza, sin que fuera cierto. Al final, lo más torero de la sesión fue la actuación de César Pastor, quien tras de esa tarde, no ha vuelto a vestirse de luces.

Otras informaciones de la fecha

La tarde de la alternativa de César Pastor fue una de acontecimientos importantes en las plazas de España. En el Puerto de Santa María, Paco Ojeda recibía la alternativa, con toros de los Herederos de Carlos Núñez de manos de El Viti y llevando como testigo a José Luis Galloso. También con toros de Núñez, El Cordobés reaparecía en solitario en Benidorm cortando la friolera de cinco orejas y un rabo.

En los hechos por venir, se anunciaban dos mixtas en Madrid, para 25 y 29 de julio, con Andrés Torres El Monaguillo y Bartolomé Sánchez Simón con toros de García Romero y dos novillos de Juan Mari Pérez Tabernero para la torera Maribel Atiénzar. La segunda sería con toros de Arcadio Albarrán, luego sustituidos por un encierro del Marqués de Villagodio para Juan Antonio Alcoba Macareno y Sánchez Cáceres que confirmaba y dos novillos de Peralta para Maribel Atiénzar y también se daba a conocer que la alternativa de Espartaco se programaba para el 2 de agosto en Huelva, de manos de El Cordobés.

En la actualidad, César Pastor se dedica a formar toreros y a guiar la carrera de su hijo José María, quien se prepara para iniciar su carrera en los ruedos como novillero.

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