domingo, 12 de febrero de 2012

12 de febrero de 1967: Manolo Martínez confirma su alternativa en la Plaza México


Mondeño cediendo los trastos a
Manolo Martínez
Desde el 7 de noviembre de 1965, día en el que Lorenzo Garza le hiciera matador de toros en la Plaza Monumental Monterrey, Manolo Martínez se había vestido de luces en 32 ocasiones y en ellas, tuvo la ocasión de compartir carteles con toreros de tres edades distintas del toreo, pues pudo atestiguar el glorioso ocaso de las grandes figuras de nuestra Edad de Oro, como lo fueron su padrino de alternativa y Alfonso Ramírez, Calesero. También alternó con varios toreros de la Edad de Plata mexicana, como el valentísimo Antonio Velázquez, el Maestro Jesús Córdoba y el fino muletero Humberto Moro, además de tener en ese lapso de tiempo su primer encuentro con Manuel Capetillo, torero con el que dirimiría el liderazgo de su escalafón y la definición de la etapa histórica de nuestra fiesta que estaba por venir.

En ese mismo lapso de tiempo – quince meses – también tuvo sus primeras actuaciones en plazas del extranjero, específicamente en la ecuatoriana de Ambato y en el Nuevo Circo de Caracas y esos viajes le permitieron, junto con su presencia en El Toreo de Cuatro Caminos, compartir carteles con diestros que tenían importante presencia en plazas españolas por esas fechas como Antonio Ordóñez, José Fuentes, Paco Pallarés, Palomo Linares, Andrés Hernando o César Girón. Todo esto me deja claro que el confirmante de hace 45 años no era precisamente un indocumentado y que tenía las credenciales necesarias para comparecer en la plaza más grande del mundo.

La tarde de la confirmación

Para esa quinta corrida de la temporada 1967, Ángel Vázquez, el encargado de la empresa, había conformado un cartel con toros de Mimiahuápam, propiedad entonces de don Luis Barroso Barona, para Juan García, Mondeño, Mauro Liceaga y el invocado Manolo Martínez. Los toros llevaron nombres alusivos al Cid Campeador y el festejo sería presidido por don Jacobo Pérez Verdía, notable jurista y como dijera Lumbrera Chico, en su día juez de plaza de carrera que no requirió de alternantes en el palco de la autoridad.

Al final de cuentas el encierro no fue uno de esos que resultan redondos para su criador, pues de los seis toros, de acuerdo con las relaciones del festejo, solamente un par de ellos dieron opciones a sus matadores. El primero de la tarde, el de la confirmación de Manolo Martínez, se llamó El Cid y recojo de la crónica de Rafaelillo, de la agencia noticiosa AEE, publicada en el diario El Informador de Guadalajara, lo que sigue:

Su tarde de presentación como matador en la plaza más grande del mundo ha sido un éxito, a pesar de que el juez Jacobo Pérez Verdía le negó por egoísmo, la oreja del bicho de la alternativa, que merecía. Vaya con esos cambiadores de suertes que sólo conceden apéndices y con profusión, a los niños consentidos de la empresa, como Capetillo, pero que niegan todo estímulo a los nuevos valores… “El Cid” de 444 kilos, abre plaza. Es un toro con mucho trapío y velocidad. Manolo lo detiene y le dibuja tres verónicas preciosas y luego hace un triple remate con salero en los medios. Su quite por chicuelinas no se pierde de vista. La faena sí es digna de una consagración. “Mondeño” le ha confirmado la alternativa y Martínez inicia el trasteo con dos trincherazos y otros dos tantos pases de la firma que continúa con seis derechazos de mando imperial.
Pase de pecho, una serie de naturales y doblón producen lluvia de sombreros, y otra tanda de derechazos, ahora con los pies juntos, precede a un espléndido cambio. Una lozanía gallarda llega como un aire de renovación en la muleta aristocrática del joven neoleonés y el público lo siente así. Sus remates – porque este jovencito lo remata todo – poseen colorido. Los pases, por bien templados que sean no pueden vivir por sí solos, tienen que constituir para su cabal valer artístico, conjuntos coordinados cuyo término sea mandón y determinante. Es el punto final de cada encuentro entre matador y adversario donde se sabe quién de los dos domina al otro.
Cuando es el torero quien huye, el toro ha tenido más poder, pero cuando el matador sale paso a paso, mirando a la gente y el burel queda parado, embebido, quieto, es el hombre que ha podido más que la bestia. 
Aquí es donde puede valorizarse el toreo de Manolo Martínez. Esto es lo que le consagra, y lo que el juez no sabe ver porque le falta, ciertamente, la sensibilidad requerida para degustar la fiesta de los toros…

Manolo Martínez, al natural
Me llama la atención de la relación que hace Rafaelillo el hecho de que repare en situaciones como las de que las series de muletazos queden debidamente rematadas y por otra parte, que el torero logre, al final de su faena, tener dominado al toro. Por eso me parece fundada hasta cierto punto la crítica que hace al Juez de Plaza – Presidente – por negar la oreja pedida a Manolo Martínez, dado que, al parecer, la obra fue completa y su única mácula fue un pinchazo señalado en lo alto.

El resultado del festejo, de acuerdo con la crónica citada, fue el de que Manolo Martínez dio la vuelta al ruedo en sus dos toros; Mauro Liceaga hizo lo propio en el primero de su lote y Mondeño fue pitado en el suyo.

Algunas consecuencias de la temporada 67

Creo que sería válido considerar que es precisamente en 1967 cuando se inicia un relevo generacional en la fiesta mexicana. En ese año confirmaron su alternativa en la Plaza México, aparte de Manolo Martínez toreros como Jesús Delgadillo El Estudiante, Alfonso Ramírez Calesero Chico, Raúl Contreras Finito y Jesús Solórzano hijo. Aparte, la recibió – no en la México – Eloy Cavazos y ya estaba velando sus armas para hacer campaña como novillero, Curro Rivera, que completaría la terna que encabezaría los destinos de nuestra torería los siguientes tres lustros.

En el caso personal de Manolo Martínez implicaría el inicio primero, de una temporada que terminaría la noche del 8 de abril de ese mismo año, con la obtención del Estoque de Oro que prácticamente le arrebató a Finito de las manos con su faena a Catrín del Ingeniero Mariano Ramírez y en segundo lugar, el inicio de una relación a veces tormentosa con la afición de la capital mexicana, que a la vuelta de casi dieciocho años y mil trescientas once corridas toreadas, le deja como el torero que más tardes ha actuado en la Plaza México y que como matador de toros, más rabos ha cortado en ella.

Sobre un torero de dinastía

Mauro Liceaga (Foto: Lyn Sherwood)
Quiero hacer una breve remembranza de la actuación de Mauro Liceaga, el testigo de la ceremonia de confirmación. Miembro de una extensa dinastía, es quizás junto con David, con Anselmo y con la promesa rota que representó Eduardo, el torero de su casa que más alto escaló. Ese domingo de 1967 intentaba recuperar el terreno perdido después de una cornada sufrida en Monterrey en 1964 y en esa tarde parecía estar en el camino correcto. Después, la vida y los toros dejaron ver que no estaba llamado a ser una gran figura del toreo, pero sí uno de esos toreros que deben ser recordados y tenidos en cuenta para entender la grandeza de esto.

Traigo esto a su atención, porque de la crónica de la tarde que hoy rememoro, me llamó la atención lo siguiente:




Las verónicas habían emocionado y cuando hace un quite con farol de rodillas, otro de pie, tres gaoneras entre los pitones, inmóvil como estatua y lo remata con revolera, la plaza entera se acuerda de que el toreo con el percal es parte esencial de una fiesta necesitada ahora de variedad. Mauro Liceaga trae esa variedad. Domina los tres tercios y con la muleta tiene repertorio: no se limita a derechazos y naturales con monótona y desesperante exclusividad. Su faena a “Vencedor” es de un diestro enterado… por la calidad de lo hecho, por el dominio, y de acuerdo con lo incierto de la lidia que el toro desarrolla, Mauro Liceaga merece un largo aplauso... ¡Ah! Pero con la muleta Mauro se enfrenta a un burel que mueve la cornalona cabeza con peligrosidad impresionante. Lo recoge en los tercios con cuatro doblones rodilla en tierra – que son de cuadro y de escuela – y clavado en el mismo sitio obliga imperativamente a la loca cabeza a ahormarse en cinco derechazos y pase de la firma, todo ello en un solo marco, en un terreno estricto, como un grande de la fiesta. Hay más toreo de suprema calidad, lidia excelente que pocos le agradecen y un cierto y definitivo dominio hasta lograr que el intolerable adversario se vuelva colaborador...

Dejó claro Mauro que lleva el toreo en la cabeza y la escuela que es signo de los de su dinastía. Por ello mi recuerdo para él en este breve espacio.

Apostilla final

Así fue la tarde de un domingo como este de hace 45 años. Un domingo en el que se comenzó a definir el devenir de la fiesta de este lado del mar y en el que se comenzó a escribir una historia de la que muchos creen que es un signo de grandeza, en tanto que otros consideran que es el inicio de una decadencia que continúa en estas fechas.

La realidad es que el advenimiento de una gran figura del toreo nunca está exento de controversia y el caso de Manolo Martínez no sería la excepción. Lo único en lo que creo que puede haber unanimidad, es en el hecho de que fue su calidad torera, su empaque en el ruedo, su gran carácter y su innegable personalidad lo que lo llevaron a las alturas que escaló y que a la vuelta de casi 16 años de su partida definitiva, sigue siendo la vara de medir de lo que aquí sucede en las cosas de los toros.

domingo, 5 de febrero de 2012

5 de febrero de 1973: Triunfo y escándalo en Aguascalientes. Manolo Martínez y Palomo Linares


Al delinear la personalidad y la actividad de Guillermo González Muñoz como empresario de las plazas de Aguascalientes, señalaba que a pesar de que inició el proceso que terminó por reducir la actividad taurina de nuestra ciudad al lapso temporal de la Feria de San Marcos, tuvo la creatividad para procurar a la afición de su tierra carteles con atractivo, procurando aprovechar los huecos que quedaban en las agendas de las exclusivas de las figuras con empresas que regentaban plazas de mayor capacidad, propiciando verdaderos acontecimientos como el que me motiva a escribir estos recuerdos.

El ambiente previo

El día 5 de febrero, aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917 hasta hace pocos años era feriado – hoy el feriado se ha recorrido al lunes siguiente – y por ello, era una fecha en la que se celebraban festejos taurinos a lo largo y ancho del territorio nacional. En 1973 nuestra Plaza de Toros San Marcos fue escenario de un festejo que tras concluir, quedaría en la historia del coso, un mano a mano entre Manolo Martínez y Sebastián Palomo Linares, para lidiar toros de Suárez del Real

Los dos toreros venían precedidos de notables actuaciones. Manolo Martínez era el triunfador de las últimas ediciones de la Feria de San Marcos y el domingo anterior, en la despedida de Joselito Huerta, en la Plaza México, realizó una faena de gran calado a un toro de José Julián Llaguno, en tanto que Palomo Linares todavía venía con el sambenito del rabo cortado en el San Isidro anterior en la Plaza de Las Ventas. La nota previa al festejo, publicada por Everardo Brand Partida en el diario El Sol del Centro del día de la corrida, recoge entre otras cuestiones lo siguiente:

Se ha dicho que un mano a mano debe tener una justificación, y esta es precisamente la que consideró el empresario Guillermo González para montarlo, al reanudar su temporada, confrontar a los dos toreros que más interesan, que más despiertan las pasiones entre el público, y estos son los de México, Manolo Martínez y de España, Sebastián Palomo “Linares”... Este torero, cabe así señalarlo, está en deuda con la afición hidrocálida, le debe una tarde. Aún recordamos aquellas declaraciones vertidas hace un año, en vísperas de su confrontación con Eloy Cavazos, en el mismo ruedo de la San Marcos. Sebastián dijo a EL SOL: “A la Sevilla de México, a Aguascalientes, vengo a dar la tarde, vengo por un triunfo grande”... Si bien Palomo “Linares” estuvo en plan grande aquella tarde, especialmente con su quinto enemigo al que toreó superiormente y mató mucho mejor, entregándose como los buenos, no logró redondear el triunfo que esperaba en la “Sevilla de México”, como es considerada Aguascalientes en la Madre Patria... ¿Será esta la tarde que Sebastián adeuda a la afición hidrocálida? Pues sinceramente así lo esperamos, ya que el público disfrutará en grande viendo torear a los ases de las barajas taurinas de aquí y de allá...

La corrida estaba sujeta a grandes esperanzas de la crítica y de la afición y aunque su desenlace sería agridulce, se puede considerar que terminó por responder al interés que despertó, aunque en los tendidos numerados no se reflejara en su totalidad ese interés, puesto que si bien recuerdo que las localidades generales lucían repletas, las de mayor precio ostentaban evidentes claros.

El triunfo… y el escándalo

Manolo Martínez vistió de negro y oro, en tanto que Palomo Linares lo hizo de negro y plata. No recuerdo quién ofició como sobresaliente, pero casi creo que fue el trianero Armando Mora. La corrida fue presidida por don Jesús Gómez Medina, que por esas calendas se tomaba un tiempo sabático en su tribuna de El Sol del Centro, para dedicarse a intentar conducir los festejos taurinos desde el palco de la autoridad en la Plaza de San Marcos. El encierro de Suárez del Real fue justo de presencia, acusando su procedencia de Jesús Cabrera y en términos generales dirían las crónicas, se dejó hacer, tanto así, que Manolo Martínez le cortó las orejas al primero y al quinto y perdió quizás el rabo del tercero por fallar con la espada y Palomo Linares pudo brillar a altas cotas, de no ser por lo que enseguida veremos.

La crónica de Everardo Brand Partida relata lo siguiente respecto del triunfo de Manolo Martínez:

“Caramelo”, fue el primero de la tarde... y el diestro de Monterrey se enfrenta con su enemigo, que cambia totalmente de lidia, ya que se fue p’arriba, embistiendo suavemente y con nobleza, y estas condiciones son aprovechadas extraordinariamente por el diestro regiomontano, para instrumentar una faena “de las suyas”, toreando con suavidad con una pasmosa lentitud que entusiasmaron a los tendidos. Los pases circulares, con el sello de Martínez, fueron surgiendo uno tras otro, los ayudados, en redondo y por abajo, fueron subiendo de tono, y el público estaba con el torero, que se crecía a cada muletazo… El toreo al natural de Manolo fue paladeado por el cotarro y los pases de extraordinaria magnitud surgían, y las series perfectamente rematadas con los pases del desdén y los forzados de pecho hicieron vibrar a la plaza hasta sus cimientos. Un estoconazo en todo lo alto, coronó esa faena, conquistando el de Monterrey las dos orejas de su enemigo... Tras de la bronca de Palomo Linares con el cuarto de la tarde, Manolo Martínez se enfrentó a “Velador”, un toro al que le sacó gran partido... Afloró el temple y la maestría de Manolo, su clase de excelso muletero y brilló en toda su intensidad el toreo derechista e izquierdista, los pases del desdén, “la regiomontana” y “el martinete”, no a toro parado, sino ante un socio que le embestía y que daba la sensación de peligro, pero éste desaparecía, ya que frente al bicho se encontraba un torero de pies a cabeza, bordando una faena que difícilmente será olvidada por cuantos la presenciamos. Manolo necesitó de un pinchazo y una estocada en bastante buen sitio para dar muerte al quinto de la tarde, del que recibió las dos orejas, con las que recorrió, hasta en otras tantas ocasiones, el anillo del Coso San Marcos… 

Por su parte, su apreciación de lo medular en la actuación de Palomo Linares es como sigue:

Sebastián Palomo fracasó, cabe la apreciación, hasta en su intento de recurrir a ardides pésimamente vistos por nuestro público, al que trató de sorprender pretendiendo que se indultara a un toro, el cuarto de la tarde, con el que armó una bronca, desorientó a los aficionados y puso en evidencia al Juez de Plaza... Señalamos lo anterior, porque el español, quien había estado bien, no a la altura de las condiciones del astado, bueno, con raza, de magnífico estilo, y prestándose extraordinariamente para el toreo, se dejó llevar, inicialmente, por los gritos de un sector, – mínimo éste – del público que, impresionado, consideró que el toro merecía el indulto. El de Linares volteó hacia el palco de la autoridad, y el señor Gómez Medina ordenó que debería matar al de Suárez del Real, y entonces Sebastián acató la orden del juez tirándose, pero pinchando en hueso, y fue ahí que consideró que había perdido las orejas, que el triunfo “que tanto necesitaba”, se le iba de las manos, y tras de torearlo nuevamente por lasernistas, “fabricó” e hizo su teatrito, ya que encarándose entonces a la autoridad, pidió que le tocaran los tres avisos reglamentarios, para que el toro fuera devuelto a los corrales... El público no se tragó la píldora, y abroncó al español, al que llevaron – su peón de confianza – las orejas y el rabo, tratando de hacer ver aquello como el indulto del toro concedido por el juez, pero sólo avivó las protestas y rechiflas en su contra, pues ¿“cómo pretende un torero que se indulte un toro después de haberlo pinchado”? y su actitud, su teatro, no fue enérgicamente sancionado, de ahí que señalamos que puso en evidencia a la autoridad... Tras de ese pinchazo, si bien volvió a torearlo, debería de haber intentado la suerte suprema, “y así debería habérselo exigido el juez”, para que diera muerte al astado en el ruedo, pero lamentablemente, sorprendió y esa es nuestra explicación, a la misma autoridad, ya que aceptando el pedimento del torero, hizo sonar el clarín hasta en tres ocasiones, y el toro volvió a los corrales...

De allí la corrida se fue por el despeñadero para el linarense, que cada vez que salía del burladero de matadores, era objeto de fuertes rechiflas.

Comentarios posteriores

Por esas fechas, el periodista Agustín Morales Padilla era redactor del diario El Sol del Centro. En la misma fecha de la crónica del festejo – 7 de febrero –, publicó un artículo titulado ¡Basta ya!, en el que hace una serie de reflexiones sobre lo sucedido en la corrida del día 5. Del mismo extraigo algunas de ellas:

Porque el desprecio al Reglamento taurino se ha costumbre inveterada. Porque el espectáculo se está manejando soslayando, muchas ocasiones, el interés del aficionado... es que decimos: ¡Basta Ya!... Acontecimientos como el que suscitó la insolente actitud del torero español Sebastián Linares, el último lunes, jamás deben repetirse en una arena donde muchos diestros han escrito las páginas que les han valido su consagración firme y total, y en la que, también, otros muchos han tenido que pagar, por su honesta entrega a una profesión que exige responsabilidad y entrega, un tributo de sangre... Lo de “Palomo” Linares no alcanza, empero, calificativo. Más tampoco habrá que lanzarle toda la culpa, si bien se trata de uno de los muchos extranjeros que todavía nos siguen llegando poseyendo una mentalidad avasalladora. Al hispano lo empujó en primer término, ese su concepto erróneo de que se hallaba en tierra de conquista. Y lo impulsaron, también: su apoderado y cuadrilla; el empresario González, que insultó ostensiblemente al juez; el ganadero Suárez del Real y un pequeñísimo grupo de beodos... Sabían ellos claramente que el indulto del astado era improcedente, porque el bicho, aunque suave y de buen estilo, pasó con un solo puyazo y no humillaba totalmente. A pesar de ello y no obstante la airada protesta del público, Linares fue varias ocasiones al pie del biombo y faltó a la autoridad del juez, al que ordenó, no pidió, el regreso del toro a los corrales, cuando en definitiva se negó a éste la gracia del conservar la vida, por una boyantía suprema que no poseía... La autoridad tuvo también su culpa en que el sainete se prolongara, pues contemporizó con el español, en lugar de aplicarle un severo correctivo económico y, en caso de persistir, ordenar su detención policiaca... Como epílogo de este bochornoso acto, Linares declaró ayer, con inconcebible cinismo, que la de Aguascalientes había sido la faena de su vida y que lamentaba que no la hubieran entendido ni el juez, ni el público que lo abroncó. Menos mal que estas han sido las últimas palabras en la existencia taurina – en México –, de Linares, quien curándose en salud, ha señalado que no volverá a ruedos aztecas... Pero en fin, dejemos aparte a esta pésima caricatura de “El Cordobés” y volvamos a lo que decíamos al principio. El Reglamento no puede continuar siendo letra muerta, porque a la autoridad corresponde velar por el interés del público. No olvidemos que es un espectáculo sumamente caro y eminentemente productivo para la Empresa, lo que otorga un derecho especial al aficionado para exigir más y mejor... Basta ya, repetimos, de deshonestidades para con una afición cuya nobleza conmueve…

Lo que después sería

Palomo Linares se fue de México tras de esa corrida y no volvió a México sino hasta 1993 para torear dos corridas que tuvieron carácter benéfico. Las dos fueron mano a mano con Eloy Cavazos. La primera fue en Querétaro el 25 de septiembre, con toros de Fernando de la Mora y llevando por delante al rejoneador Luis Covalles y la segunda en Aguascalientes, al día siguiente con toros de Arroyo Zarco.  También me tocó presenciar esa corrida. Desde entonces, no ha vuelto a torear en nuestro país.

Por su parte, Manolo Martínez sufriría algo más de un año después - el 3 de marzo de 1974 -, la cornada más grave de su vida – 2 trayectorias, 34 y 24 centímetros, con sección de las arterias femoral y safena –, del toro Borrachón de San Mateo, en la Plaza México, en tarde que alternó con Mariano Ramos y José María Manzanares. Una cornada que muchos afirman que marcó un antes y un después en la carrera del torero de Monterrey, pero que no le impidió escalar la cima de la torería de su tiempo.

Espero que esta larga remembranza les haya parecido interesante.

domingo, 29 de enero de 2012

En el centenario de José Alameda (I)


Algo sobre sus orígenes

José Alameda
Luis Carlos José Felipe Juan de la Cruz Fernández y López – Valdemoro nació en el número 47 (duplicado, dice él) de la Calle de Goya, en Madrid y sus padres fueron doña María Luisa López – Valdemoro y don Luis Fernández Clérigo, quien entre otros cargos públicos, fuera Juez de Primera Instancia en Marchena, y después en Sevilla; Diputado a las Cortes Constituyentes de la Segunda República; Director General de Registros y Notariado; Vicepresidente de las Cortes y Subsecretario de la Presidencia durante el gobierno de Manuel Azaña. Aficionado a los toros, fue padrino de bautizo del hijo mayor de Chicuelo y Dora la Cordobesita, en el año de 1928.

Por la vía materna, el neonato Luis Carlos José Felipe Juan de la Cruz Fernández y López – Valdemoro estaba emparentado con los Condes de Cazalla del Rey, resultaba ser bisnieto del Conde de Humanes y tuvo como ilustre antepasado también al que fuera Bibliotecario de la Casa Real, don Juan Gualberto López – Valdemoro, Conde de las Navas y del Donadío de Casasola, autor de una obra fundamental en la historia de la tauromaquia: El Espectáculo más Nacional, publicado en junio de 1900 y de la que Luis Carmena y Millán, en sus Lances de Capa escribió lo siguiente:

…La brillante monografía del Conde de las Navas, producto de directas y penosas investigaciones de primera mano, demostrada en todos sus extremos con pruebas ó documentos fehacientes, sin recibir opinión alguna por respetable que parezca, que no esté compulsada y depurada hasta el quilate, vendrá a hacer tabla rasa de numerosas tradiciones que corren como verdades inconcusas, y que sólo son fantasías que han pasado de unos á otros autores sin comprobación ni examen; pues preciso es decir que escritores de alta reputación, como Mariana, Quevedo, Argensola, Jovellanos, Moratín, Larra, el Solitario y cien más, dieron como bueno lo que escrito estaba, y fomentaron la credulidad de sus lectores con patrañas que, en fuerza de ser repetidas, tomaron la categoría de verdades...

Su infancia y primera juventud transcurren entre Marchena y Sevilla, lugares en los que su padre ejerció la judicatura, según su propia afirmación, por haberse equivocado su abuelo paterno en la contrata del edificio del Ministerio de Fomento, error al que se sumó el de su abuelo materno, que dejó su fortuna en la Bolsa de Valores y por ello su vida se transforma radicalmente, pues nos dice:

Me sacaron de la aristocracia ciudadana y me soltaron en el campo. Como a un pájaro recién nacido al que le abren la jaula…

Sus primeros contactos con la fiesta

El Mundo Gráfico, Madrid
7 de noviembre de 1928
Esa cercanía con la vida campirana pronto le llevará por los derroteros de la fiesta, y así visitaba con frecuencia las fincas de Salvador Suárez Ternero y Los Ojuelos de los Gamero Cívico, recordando que el primer festejo taurino que presenció fue una novillada en Marchena, en la dice que actuaron José Salvochea y Enrique García Hilacho; aunque también afirma que en esa misma plaza llegó a ver a Joselito, a Limeño, a Chicuelo y a Juan Luis de la Rosa. Su presentación en la Real Maestranza de Sevilla sería el 20 de abril de 1922, cuando dice que vio actuar a Varelito, Juan Luis de la Rosa, Chicuelo y Manuel Granero (la realidad es que La Rosa no actuó ese día y los toros fueron de Miura). Era la víspera de la tarde en la que Varelito recibiera de un toro de Guadalest la cornada que le causó la muerte y faltaban nada más tres semanas para que Granero se encontrara con Pocapena del Duque de Veragua en Madrid.

De regreso en Madrid continúa sus estudios hasta ingresar en la Universidad Complutense, donde obtiene el grado de Licenciado en Derecho y en el ambiente universitario conoce a Federico García Lorca, Luis Cernuda, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre y se interesa por la obra de los mexicanos Jaime Torres Bodet y Alfonso Reyes. Termina sus estudios un poco antes del inicio de la Guerra Civil, la que le decide a marcharse a París y a Bruselas, donde reside desde el año de 1938 y hasta 1940.

Destino: México

En este último año se embarca a México vía Nueva York. Al cruzar la frontera por ferrocarril por Laredo, se lleva la siguiente impresión:

…Frente a la tensión funcional estadunidense, casi aséptica, el abigarramiento mexicano me fascinó. Nuevo Laredo me pareció un inmenso mercado. Hacía mucho calor. Por todas partes objetos de colores, telas, lacas, plumas, cobre, plata, ónix. Mexican curios. No estoy descubriendo nada. Descubro lo que fue entonces para mí, como encontrarme de pronto un zoco árabe, como si me hubieran trasladado con la lámpara de Aladino…

Portada de El Hijo Pródigo
Noviembre 1944
El 1º de marzo de 1940 es su llegada a su destino definitivo, la Ciudad de México. Pronto se emplea como traductor para la Agencia Francia Libre y casi al tiempo abre una tienda de curiosidades cerca de la Alameda Central. Allí frecuenta a Ramón Gaya, a Juan Gil Albert, a Antonio Sánchez Barbudo y a Pablo Neruda. Poco faltaba para su ingreso a los medios de comunicación, en específico a la crónica taurina, pues el 23 de noviembre de 1941 es invitado a comentar la corrida de ese día al programa Boletín Radiofónico de las Américas de Bonifacio Fernández Aldama. El festejo que comentó fue una corrida de toros en la que actuaron Conchita Cintrón, Ricardo Torres, Calesero y Carlos Arruza. Se le anunció como Carlos Fernández – Valdemoro.

Don Ricardo Hinojosa, director de la XEBZ, que fue la estación en la que se presentó, se interesó por la bien timbrada voz y el dominio tanto del idioma, como del tema de los toros del invitado al programa de Fernández Aldama, por lo que le ofreció que, a partir de la siguiente semana, se hiciera cargo de un programa exclusivamente de toros, a las nueve y media de la noche. Así lo acepta y como dice, sin casi darse cuenta, el todavía Carlos Fernández – Valdemoro se está convirtiendo en cronista profesional. La primera corrida que comenta en solitario, es la del 30 de noviembre de 1941, fecha en la que Jesús Solórzano le corta el rabo a Picoso de La Laguna.

Nace José Alameda

Una vez integrado al medio taurino, siente que para dedicarse a la fiesta, requiere de otro nombre y así lo explica:

…yo necesitaba otro tipo de nombre. Un nombre de guerra, más sencillo, más sonoro, más pegadizo. Y que tampoco diera la impresión de un seudónimo rebuscado… Mi negocio fallido estuvo en la Avenida Juárez, frente a la Alameda, a unos metros del cine Alameda y el comercio de junto era la platería Alameda… Me acordé de la Alameda de Hércules en Sevilla, donde vivieron “El Gallo”, “Gallito” y “Chicuelo”… Faltaba el nombre propio. ¿Por qué uno de la “época de oro”?... Rodolfo es tan determinado, tan “situado” que en cuanto se pronuncia, no se puede pensar más que en Gaona… Con Juan es lo contrario. Demasiado genérico. Juan pueblo, Juan lanas, Juan soldado… Queda José. Es un punto de equilibrio. Y es, además, el nombre de un famoso carpintero, noble oficio… Ya está…

Así, nos narra, a las nueve de la noche de ese 30 de noviembre de 1941, la voz del locutor Eduardo Orvañanos anuncia por primera vez la presencia de José Alameda en los medios mexicanos.

Su rúbrica

José AlamedaLuis Procuna
En el mes de noviembre de 1944 ve la luz el número 20 de la revista literaria El Hijo Pródigo que dirigían diríamos, en collera Xavier Villaurrutia y Octavio Barreda, aparece un ensayo de Carlos Fernández – Valdemoro titulado Disposición a la Muerte, dedicado a José Bergamín. En este ensayo, que aparece publicado entre textos de Luis Cernuda, Ermilo Abreu Gómez y el propio Villaurrutia, el todavía Fernández – Valdemoro propone lo que sería su rúbrica profesional en uno de los aforismos finales del mismo: El toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega

La expresión la estrena José Alameda el 4 de noviembre de 1945, al presentarse en la XEW (La Voz de la América Latina desde México), a donde fue contratado por Othón M. Vélez, que ya le conocía de sus trabajos prestados a Francia Libre y por la tarea desarrollada en su competidora XEBZ.

La frase resulta feliz y pronto se convierte en parte de nuestra habla diaria y el hacer la graciosa huida se convierte en una expresión que resultará hasta manida en un momento determinado. No obstante, fue lo que hizo definitiva la presencia de José Alameda en los medios de comunicación y pronto los demás (aún a estas fechas), comenzaron a buscarle sucedáneos, aunque ninguno tan certero y profundo como éste.

Durante algún tiempo Carlos Fernández – Valdemoro y José Alameda coexistirían, aunque el segundo iría desplazando al primero, hasta quedarse como uno de los principales y más importantes escritores de este asunto, sin dejar aparte sus ensayos filosóficos y su creación poética, porque como ya lo expresé en esta misma Aldea, José Alameda se consideró siempre y primero que nada poeta.

Punto y seguido

El resto de sus datos biográficos los he puesto ya en otro sitio de esta misma Aldea. Mi interés en este su centenario, aunque hay algún sitio mantenido por organizaciones del exilio español que señala como su año de nacimiento el de 1917, apoyándose en una obra colectiva titulada El Exilio Español en México 1939 – 1982, publicada por el Fondo de Cultura Económica.

Mi intención es, durante este año, recuperar algunos textos de Alameda antes de Alameda, es decir, suscritos todavía por Carlos Fernández – Valdemoro, crónicas principalmente, en recuerdo y homenaje de este gran poeta, escritor, cronista e historiador del toreo.

Nota: Las citas de expresiones atribuidas a José Alameda fueron tomadas del libro Retrato Inconcluso, su autobiografía, publicado por Editorial Océano, en 1982.

lunes, 23 de enero de 2012

Relecturas de Invierno (III)


Recuerdos de un Torero. Andrés Luque Gago

Uno de los libros publicados el pasado 2011 que despertaron mi interés desde que se anunció su salida a la luz fue el que titulado Recuerdos de un Torero, trajera a la afición las remembranzas de uno de los más destacados toreros de plata de la segunda mitad del Siglo XX, don Andrés Luque Gago.

Más que una autobiografía, Recuerdos de un Torero resulta ser una recolección ordenada de una serie de recuerdos del paso por los ruedos de Andrés Luque Gago, quien en esa serie de apuntes, ordenados y pulidos por su hijo Andrés Luque Teruel, refleja la intensidad con la que puede vivir su paso por los ruedos aquél que tiene vocación por ser torero y que reconoce en el vestir el terno de seda y alamares una especial dignidad, la que de acuerdo con el ser y el parecer de cada quien, le otorgará su sitio dentro y fuera de los redondeles.

De su paso por el escalafón novilleril, Luque Gago recuerda lo siguiente:

…Tenía buenas formas, me faltaba ambición y, por eso, la principal cualidad para ser figura. En aquél momento, tampoco me acompañaba el físico, condición que, sin duda, y aunque entonces no lo supiese, determinaba la anterior carencia. Esa circunstancia limitaba y, en última instancia, impedía la mentalización necesaria para una lucha tan dura…

De allí su decisión de aceptar la invitación que le hiciera Curro Girón para ir con él como banderillero y a partir de ese momento, iniciar una andadura que duraría treinta años largos en el entorno de los principales toreros de su tiempo.

Ya como hombre de plata, Andrés Luque Gago presenta una serie de retratos de los diestros con los que formó cuadrilla. Luis Miguel Dominguín, Carlos Corbacho, José Julio, Manolo Vázquez, Miguelín, Pedrés, Antonio Bienvenida, Antoñete, Antonio Ordóñez, Francisco Ruiz Miguel, Paquirri, Manolo Arruza y Rafael de Paula. En algunos de esos retratos la técnica empleada es más impresionista que en otros, dependiendo del tiempo y la cercanía mantenidos con sus maestros, pero deja claro en todos los casos, el profundo respeto sentido por los jefes de cuadrilla a cuyas órdenes estuvo.

Por ejemplo, de Ordóñez en el ruedo, dice lo siguiente:

…Nosotros estábamos muy pendientes y cuando remataba, le quitábamos el toro rápido, de manera que evitábamos los tiempos muertos o las simples demoras… Con la mirada nos decía dónde debíamos colocarnos y dónde teníamos que situar al toro. Un simple gesto lo decía todo…

Y de su paso por la cuadrilla de Ruiz Miguel, recuerda esto:

…La diferencia de ganado era abismal. Luis Miguel, veterano y ya por encima de los condicionantes de la temporada, intervenía en corridas elegidas, con toros de ganaderías acreditadas y cómodos de juego y presentación; Ruiz Miguel, joven y capacitado, lo hacía ante todo tipo de toros y las ganaderías más duras incluidas las de Miura, Pablo Romero y todas las variantes de Santa Coloma y Atanasio…

También habla de la necesidad del torero de ir al campo, pues lo reconoce como el laboratorio de la técnica y así repasa primero su formación en los tentaderos de Juan Belmonte en Gómez Cardeña, Joaquín Buendía, los de las familias Galache y Cobaleda, los hermanos Cembrano, pero teniendo siempre como cuartel general de invierno la finca de los Rodríguez Pacheco en Ciudad Rodrigo, lugar en el que reconoce que adquirió el oficio para volverse torero de plata.

Luego, ya maduro y en el lugar de los principales dentro de los de su escalafón, persistiría en el paso por los tentaderos, recordando especialmente los compartidos con Luis Miguel Dominguín y Paquirri:

…Como sucedía con Luis Miguel Dominguín, pasábamos parte del invierno en el campo, en su finca de Cantora. En una ocasión, le compró ochenta vacas con más de diez años a Manuel Camacho, procedencia Núñez, que llevamos entre los dos y a pie de finca a finca, con la única ayuda del picador Antonio Torres. Pasábamos los días entrenando, jugando al fútbol y retentando ese ganado…

Por supuesto que guarda recuerdo y respeto también para sus compañeros Alfredo David – de quien reconoce su gran toreo de capa –, Michelín, El Boni, Julio Pérez Vito, Enrique Bernedo Bojilla y Luis González entre los que más nombra, aunque reconoce como sus espejos a Juan de la Palma, Chaves Flores y Tito de San Bernardo:

…Juan de la Palma, hermano y banderillero de Antonio Ordóñez… se convirtió en toda una referencia. Su dominio de los terrenos y la eficacia con la que desplazaba a los toros le daba un toque elegante sin acaparar ningún protagonismo. Lo veía y pensaba que algún día llegaría a tener esa soltura… Chaves Flores era un modelo para buenos aficionados… ofrecía garantías a toreros de corte muy distinto… Tito de San Bernardo, otro lidiador, capotero le decíamos entonces, con un conocimiento de los terrenos, dominio y temple fuera de lo común…

Andrés Luque Gago dejó la vida profesional como banderillero en abril de 1986 y como señala en el capítulo final del libro, sigue como aficionado disfrutando la fiesta a la que tanto dio y la que mucho también le ha dado. 

En lo personal, le recuerdo en su actuación los domingos 27 de enero y 3 de febrero de 1980, a las órdenes de Rafael de Paula en la Plaza México. Las circunstancias no fueron las propicias para el torero jerezano, pero Andrés Luque Gago pudo cautivarnos con su fino capote de brega, tanto así, que se le otorgó el Trofeo Domecq al mejor de su especialidad por esa temporada 1979 – 1980.

Como lo he afirmado en anteriores oportunidades, espero que con lo aquí presentado se despierte su interés por la lectura de este libro, que es de los que le mantienen a uno prendido a la tela hasta que concluye. Es por eso que no abuso ya en intentar describir la obra, o de citar más de su contenido, invitándoles mejor a que la obtengan y la lean en su integridad.

Recuerdos de un Torero
Andrés Luque Gago
La Isla de Siltolá
Colección Levante
Sevilla, 2011
ISBN 978 – 84 – 15039 – 41 – 9

domingo, 15 de enero de 2012

La forma es también fondo...


Durante el tránsito de la pasada semana, poco se movieron las aguas en torno a las pretensiones – apegadas a la legalidad, por cierto – de los fabulosos hombres G a propósito de la difusión televisiva de sus actuaciones. La única información con cierta sustancia, fue la generada por la reunión sostenida por Simón Casas, empresario de Valencia, con Javier Folqué, quien se manifiesta como Chief Executive Officer (CEO) de All Sports Media (ASM), la empresa gestora de los derechos audiovisuales de los toreros involucrados en este asunto.

La reunión, según la versión de Casas, le proporcionó datos generales y de concepto sobre el asunto y algunas cifras, pero según su propio dicho, tendrá que hacer cuentas para medir la viabilidad de lo que se le pide y por lo mismo, tendrá que retrasar el anuncio de la Feria de Fallas, previsto originalmente para el viernes 20 de enero, dado que el día 18 tendrá una segunda reunión con ASM para presentar la versión definitiva de lo que está en aptitud de ofrecer.

No obstante, habrá que tomar en cuenta algunas informaciones, producidas también en el entorno de la empresa valenciana y que pueden dejar claro el rumbo que va tomando esto. Un día antes de la reunión de Simón Casas con ASM, Santiago López declaró a una emisora de radio que: 

...la cuerda no podía estirarse más de la cuenta… pase lo que pase habrá feria y si no están las figuras habrá otro tipo de atractivos. A lo mejor se trae otra clase de ganaderías, de las llamadas duras, que también tienen mucha aceptación en el público de Valencia.  

Eso me hace pensar que se tiene dispuesto ya un plan de contingencia para el caso de que no haya entendimiento.

Algunas contradicciones más en este asunto


Facsímil de la nota de prensa de la Unión
de Toreros
del 27 de octubre de 2010
Lo que sigue metiendo ruido a todo esto es lo siguiente, desde mi punto de vista. En el mes de octubre pasado trascendió que la Unión de Toreros estaba en negociaciones con una empresa para cederle los derechos de imagen de los toreros afiliados a ella. Por nota de prensa fechada el 27 de ese mes, la referida Unión negó haber cedido esos derechos y señaló que únicamente se recibió a los representantes de una empresa especializada, sin celebrar contrato alguno con ella.

El 10 de enero de este 2012, otra nota de prensa de la misma Unión de Toreros comunica que pone a disposición de sus afiliados los servicios de ASM para que gestione sus derechos de imagen. Y agregan: 





La novedad y la ambición del proyecto no están exentas de riesgos. Más aún cuando la concentración empresarial del sector taurino puede ejercer presiones sobre los propios matadores. Y, en particular, sobre los toreros que se encuentran en posición menos sólida. Es la razón por la que el proyecto arrancará inicialmente con el compromiso adquirido por las principales figuras del escalafón...

Más no explican la manera en la que cubrirán los derechos de los que están en posición menos sólida, tampoco lo hacen respecto de los derechos de los subalternos y mucho menos acerca de los que indudablemente corresponden a los ganaderos. Más bien da la impresión que las diez cabezas más notables de la Unión de Toreros se escudaron tras el membrete de ésta, para lograr sus particulares propósitos, importándoles un soberano cacahuate la suerte y los derechos de los demás.

Opacidad

Por otra parte, los interesados directamente en el asunto no han salido al foro para explicar sus intenciones más allá de la escueta nota de prensa del 10 de enero y de una comunicación de ASM, del día siguiente, con una retórica semejante a la de la nota de prensa de la Unión de Toreros y con el único añadido del anuncio de la primera reunión con Simón Casas

Fuera de lo anterior, ninguno de los involucrados ha salido a la luz pública a expresar qué es lo que espera de todo esto. Ninguna cifra se ha manejado. Entiendo que los números precisos son cuestión propia de cada uno de ellos, pero existen números gruesos o porcentuales que pueden dar una idea de la viabilidad de las peticiones y de lo que lo que podemos esperar como desenlace los que estamos fuera de esto. No obstante, los principales interesados son los que menos se interesan en dar la cara y son quienes, creo, tendrían el deber de hacerlo.

Facsímil de la nota de prensa de la Unión
de Toreros del 10 de enero de 2012
Total, que cada quien maneja sus números, sus cifras, y su probabilística acerca del desenlace de este culebrón, pero quienes realmente tienen los datos duros para exponerlos y dejar en claro la justeza y la viabilidad de sus pretensiones, prefieren adoptar la conducta del avestruz. Quizás les resulta más cómodo y más fácil. Allá ellos.

Y que no me salgan que al aficionado no le asiste derecho de saber de esto. Todo el que tiene un abono para asistir a una plaza de toros, el que saca sus entradas sueltas o incluso, el que se suscribe a un sistema de televisión de paga para poder ver los festejos por ese medio, tiene derecho de saber el destino de sus dineros. Así de fácil y así de claro. Por eso los que están en medio de esta rebatinga debieran dar la cara y exponer lo que es y lo que esperan que sea y dejar de tratar a la afición como el capitis diminutio de todo este asunto.





El brindis al sol

Cuando la opinión general reaccionó en contra de la forma escogida para reclamar lo que legalmente les corresponde, los fabulosos hombres G de inmediato respondieron con un gesto demagógico. Ofrecieron al ente público Televisión Española (TVE) el torear seis corridas televisadas sin problema de dinero

Lo interesante aquí es que pretenden lavar su imagen pública a sabiendas de que su oferta no puede ser ni aceptada por TVE, ni cumplida por ninguna de las dos partes, dada la normatividad interna de la televisora pública hispana, pues como se recordará, el Manual de Estilo que se impuso alli hace más o menos dos años, califica a los toros como cuestión sensible y por ello, con todas sus letras, establece que no emitirá corridas de toros.

La forma es también fondo

Nadie que tenga al menos dos dedos de frente puede negar que los toreros – y cualquier persona –, tiene derecho a percibir la utilidad de la explotación pública de su imagen fija o en movimiento. Pero tampoco nadie que tenga esa misma extensión frontal podrá negar que es una verdad tan grande como una basílica el refrán aquél que reza en la manera de pedir, está el dar.

No obstante desde dentro se comenzaron a deshonrar las maneras de hacer las cosas que existen desde tiempos cuando menos de Joselito El Gallo, que es el que institucionaliza el concepto de apoderado como hoy lo conocemos en la persona de don Manuel Pineda, al que encarga de llevarle sus asuntos en los despachos, para poder dedicarse él en cuerpo y alma a jugarse la vida delante de los toros.

Nota de prensa de ASM, 11 de enero
de 2012
Con la intrusión que los fabulosos hombres G decretaron a favor de ASM, se produce un ninguneo a la figura del apoderado del torero. Hoy, ese apoderado queda nulificado para llevar los asuntos de esos toreros ante determinadas empresas, puesto que – Simón Casas dixit – no saben cómo conducirse cuando hay tele de por medio en este estado de cosas. ¿Hubiera permitido Camará que le pisaran así sus terrenos? La verdad, no lo creo.

Por otra parte, nadie me quita de la cabeza la idea de que la actitud actual de los fabulosos G es cercana al concepto de la extorsión. Me resulta indudable que en octubre, cuando anunciaron que trataban con una empresa gestora de imagen, ya tenían preparado un esquema para reclamar sus derechos en una forma distinta a la acostumbrada.

La pregunta que me hago y que me lleva a la respuesta contenida en el párrafo anterior, es la que deriva del comunicado del 10 de enero pasado. ¿Por qué hasta esa fecha? ¿Por qué no iniciar las gestiones en ese mismo octubre, o antes? Tal parece que su intención era arrinconar al empresario de la primera feria importante del año y sacudirlo con los dineros, para así tener el camino allanado con los siguientes. El primero sería el difícil, así que entre menos tiempo tuviera para negociar, más tendría que ceder. Definitivamente, la táctica tiene tintes extorsivos.

Decía don Jesús Reyes Heroles, un notable político e historiador mexicano, que en la vida pública, la forma es también fondo. Los toreros son hombres públicos y como tales, creo que están obligados a guardar las formas en su quehacer, tanto en los ruedos, como fuera de ellos y más aún, cuando se trata de cuestiones relacionadas a su ejercicio profesional.

El cuidado de esas formas implica, la oportunidad, la transparencia y la lealtad en el actuar. Nada menos y en este asunto, esas virtudes creo que han brillado por su ausencia, dejándoles mal parados a ellos y dañando – una vez más – la imagen de esta fiesta tan propensa al vilipendio.

Corolario: Cuando las formas están mal llevadas, el fondo necesariamente será negativo también.

Y por último, lo que si me queda claro a mí es que ninguno de esos fabulosos hombres G me vuelve a sacar de mi casa. Seguro.

domingo, 8 de enero de 2012

¡Que se vayan!


Esta imagen se la tomé prestada a Antoñito Díaz
de Hasta el Rabo Todo es Toro

Durante cerca de 25 años me dediqué a enseñar temas de Derecho Civil en la Universidad. Uno de los que me gustaron, fue el relativo al patrimonio no pecuniario de las personas, discutido por muchos, porque las teorías clásicas – y aceptadas por los más – postulan que solamente se puede entender por patrimonio aquello que es valorable en dinero.

No obstante, como lo sostiene nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación a propósito del resarcimiento de los daños morales, desde las últimas etapas del Derecho Romano, se admitió la necesidad de resarcirlos, inspirado en un principio de buena fe, y a partir del principio de que junto a los bienes materiales de la vida, objeto de protección jurídica, existen otros inherentes al individuo mismo, que deben también ser tutelados y protegidos, aun cuando no sean bienes materiales.

De ahí parte la idea de que existe un patrimonio no pecuniario de las personas, mismo que se compone de bienes como lo serían la propia imagen; nuestros afectos; nuestras creencias; nuestros sentimientos; nuestra vida privada; nuestra configuración y aspecto físicos; nuestro decoro; nuestro honor; nuestra reputación o la consideración que de nosotros tienen los demás.

Por esa razón muchas de las legislaciones que tutelan la autoría de obras, por ejemplo, establecen entre otras cuestiones, que el retrato de una persona solo puede ser publicado con su consentimiento expreso o con el consentimiento del titular de los derechos correspondientes. En esta última situación, se comprende el caso cuando a cambio de una remuneración se deje retratar. La imagen puede ser publicada sin permiso, cuando la persona sea parte mínima de un grupo o con motivos exclusivamente informativos o periodísticos.

De allí que los llamados por Antoñito Díaz como jédiez – yo les llamo los fabulosos hombres G –, hayan puesto precio especial a su imagen televisiva a partir del 8 de diciembre pasado, con la razón jurídica de su lado, porque al final de cuentas, es su propia imagen la que se transmite por la televisión y se hayan tirado a los brazos de una compañía llamada All Sports Media para, desde su punto de vista, intentar reivindicar lo que es suyo.

El problema aquí es de lo que los mercadólogos y políticos llaman de timing y que en correcto castellano, es de oportunidad. Los fabulosos hombres G, con El Juli a la cabeza, anuncian que negociarán, al margen de sus apoderados y a despecho de costumbres y contratos previos, sus derechos de imagen para la temporada que iniciará en un par de meses y eso, a contra reloj, tiene tintes de una verdadera extorsión.

Hace una docena de años, en una ya casi olvidada rueda de prensa celebrada en lo que fuera el Hotel Victoria de Madrid, Joselito y José Tomás hicieron un anuncio similar, indicando que contaban también con El Juli en sus filas. Al final de cuentas, solo los dos primeros, a los que apoderaba Enrique Martín Arranz se mantuvieron en sus trece, pues el de Velilla de San Antonio, saltó del barco y un mes después, se anunciaba con tele para Sevilla, pretendiendo negar incluso su participación en el intento de asonada de los otros dos. Y hoy retoma el tema, porque quizás cree que hay algo que en el año 2000, no estaba allí para él. 

Me enoja la incongruencia con la que se manejan además de El Juli, José María Manzanares, Miguel Angel Perera, Cayetano, Alejandro Talavante, El Fandi, Manuel Jesús El Cid, Morante de la Puebla y Enrique Ponce en estos días en los que la fiesta es objeto de toda clase de ataques, de dentro y de fuera. En estos momentos no necesita esto. No necesita que quienes se ufanan de ser sus principales, se valgan de esa condición para extorsionar con ella y obtener algo más de lo mucho que la fiesta les ha dado.

¿Por qué no hacer el mismo planteamiento a la mitad de la temporada anterior y dejarlo sobre la mesa para preparar la siguiente? De allí que insista en que su actitud es extorsiva, casi gángsteril, indigna desde mi punto de vista, de alguien que quiera llevar el estandarte de figura del toreo.

Por eso, mi proposición es: ¡Qué se vayan! Que en el llamado circuito paralelo – Enrique Martín dixit –, encuentro nombres suficientes para ofrecer carteles y ferias interesantes para el aficionado, aunque quizás no para el público clavelero y la prensa rosa

El pasado 2011 actuaron en ruedos de España, Francia y Portugal 212 matadores de toros. De entre ellos, extraigo una relación de los que creo que no están metidos en este lamentable asunto y ya me dirán sí no se puede hacer algo de interés: Iván Fandiño, David Mora, Curro Díaz, Serafín Marín, Morenito de Aranda, Javier Castaño, Rubén Pinar, Víctor Puerto, Rafaelillo, Matías Tejela, Uceda Leal, Juan Mora, Miguel Tendero, Leandro, Diego Urdiales, Salvador Vega, Fernando Robleño, Luis Bolívar, Oliva Soto, Sergio Aguilar, Joselillo, Jairo Miguel, Juan Pablo Sánchez, Eugenio de Mora, Arturo Saldívar, El Fundi, Jiménez Fortes, Diego Silveti, Iván García, Joselito Adame, Ambel Posada, Raúl Velasco, Andrés Palacios, José Luis Moreno, Ángel de la Rosa, Alfonso Romero, Frascuelo, Fermín Spínola, Ignacio Garibay, Mari Paz Vega, El CalifaPaulita, Guillermo Albán, El Zapata, Calita, Arturo Macías y El Payo. Con este personal, a lo mejor resulta que entre los emergentes, los recuperables y la legión extranjera, nos encontramos con que hay muchas cosas nuevas bajo el sol. De los toros no hablo, que los perjudicados dicen tenerlos cuando menos apalabrados.

Insisto en que lo que reclaman los jédiez les pertenece, pero no es lo mismo cobrar una deuda vencida ante un tribunal con todas las de la ley, que mandar un par de matones a cobrarla a como dé lugar. Y desde mi punto de vista, con su pésimo timing, la actitud que asumieron se parece más a la última, que a la primera.

Por eso, ¡Que se vayan!, considero que hay opciones para ofrecer ferias más allá de la dignidad sin ellos y con la expectativa de dar un aire nuevo a esto.

sábado, 31 de diciembre de 2011

¿Feliz 2012?


Ya lo decía hace un año y me temo que tengo que repetirlo, 2011 nos trajo preocupaciones y disgustos adicionales a los ya acumulados de calendarios anteriores. Pero en este caso con una calamidad añadida, creo, pues quienes tienen en sus manos la responsabilidad de sacar adelante a esta fiesta, parece que no se enteran de la llegada de unas míticas siete plagas que la atacan desde sus cimientos.

Encastes en proceso de extinción; condiciones monopólicas en el manejo de la que es en teoría la principal plaza de toros del mundo; una inoportuna y hasta cierto punto traicionera reivindicación de derechos de imagen de un grupo de toreros, algunos de los cuales, invitados hace algo más de una década a plantear lo que hoy reclaman, dejaron en la estacada a quienes lideraron ese movimiento y lo que me parece más grave, la absoluta desarticulación de los sectores que tienen intereses en el entramado taurino, para proceder a la defensa de la fiesta, hoy diana de múltiples ataques.

Ese es el horizonte inmediato que nos presenta el año que comienza en un rato más, esperemos que algo o alguien haga entrar en razón a quienes tienen una responsabilidad que va más allá de pagar su entrada para asistir a los festejos que se ofrecen en las plazas.

Por mi parte, yo deseo a todos Ustedes que el nuevo año sea mejor que el que está por concluir, que haya paz y armonía en su entorno y que tengan salud y trabajo, que teniendo eso, lo demás, como dice un amigo mío, como quiera que sea nos lo agenciamos. ¡Feliz 2012!

sábado, 24 de diciembre de 2011

Algunos de mis deseos para todos Ustedes

Norman Rockwell, Christmas trio
Hoy no escribiré de toros. Creo que la fecha amerita que les deje descansar y que me tome un descansito yo para expresarles algunas cosas que deseo para todos quienes en algún momento se pasan por aquí para enterarse de lo que quiero o puedo decir. La Navidad es una fecha de alegría, pero también de reflexión y por ello, recuerda uno muchas cosas y desea uno muchas más. Yo aquí les expreso, brevemente algunas, las que creo más destacadas, que deseo para Ustedes:

  • Que estén reunidos con su familia.
  • Que todos sus viajeros hayan llegado a casa con bien y que ya estén a su lado.
  • Que los que quieren y estiman tengan salud y que Ustedes gocen de ella también.
  • Que en estos tiempos complicados tengan ese bien tan escaso que es el trabajo.
  • Que su mesa esté servida y que la providencia les haya permitido ayudar a servir la de otro menos afortunado.
  • Que su afición a esta fiesta siga adelante y que les anime a seguir haciendo amigos...

Les deseo a todos que tengan una ¡Feliz Navidad!

Nota: Como ya casi es costumbre, mi alícuota sajona me hace invocar la iconografía de Norman Rockwell para encabezar esta entrada. En esta ocasión lo hago con una portada del Saturday Evening Post, del 8 de diciembre de 1923, que reproduce una tradición navideña de los Estados Unidos, consistente en que quienes tienen habilidades musicales, salen a las calles a cantar villancicos como el caso del trío ilustrado en la portada.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Los giros de la fortuna


El 19 de diciembre de 1965, reaparecía en la Plaza de Toros Torreón un diestro que, teniendo ya algunos años recorriendo los redondeles mexicanos, atisbaba apenas la oportunidad de sacar la cabeza entre los del escalafón mayor. Me refiero a Emilio Sosa, quien, por decirlo de alguna manera cobraba la oportunidad ganada con sangre en la misma plaza el 20 de noviembre anterior, cuando alternando con Curro Girón y Emilio Rodríguez en la lidia de toros de La Trasquila, el sexto de esa tarde, Corsario, le infirió una cornada de veinte centímetros de extensión en el muslo derecho. Su actuación en ese festejo, de acuerdo con la crónica que publicara en el diario El Siglo de Torreón su cronista titular Guillermo V. Zamudio, fue la de un bravo de los ruedos y aún sin cortar orejas, fue quien causó mejor impresión en esa tarde en la que se conmemoraba el trigésimo aniversario del coso torreonense.

Para la fecha de su reaparición, se le anunciaba en un cartel con dos diestros que de alternativa reciente, eran, junto con otros de su generación, quienes estaban llamados a tomar el relevo de los de la Edad de Plata mexicana, como fue el caso en esta tarde de Mauro Liceaga y de un jovencísimo Manolo Martínez, que toreaba su tercera corrida como matador de toros. El encierro provenía de la ganadería de Las Huertas, propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez quien hacía su presentación en Torreón como ganadero.

Emilio Sosa se había presentado como novillero en la Plaza México el domingo 2 de agosto de 1953, llevando como alternantes a la rejoneadora norteamericana Georgina Knowles y a pie a Paco Honrubia y a Carlos Cruz Portugal. Los novillos fueron de Mimiahuápam, propiedad de don Luis Barroso Barona, persona que siempre trató de ayudar a Emilio, a quien se le fue vivo el segundo de la tarde nombrado Cantaclaro. Recibe una alternativa en Guatemala, el 22 de octubre de 1961, de manos de Jesús Córdoba con quien actúa mano a mano en la lidia de toros de Coapantes, misma a la que renuncia para volver a torear como novillero en la Plaza México el 15 de julio de 1962 y recibe el doctorado definitivo el 20 de diciembre de 1964, en Tapachula, Chiapas, de manos de Rafael Rodríguez, lidiando nuevamente toros de Coapantes.

Emilio Sosa había mantenido un cartel discreto en las plazas del Sur de la República Mexicana, toreando principalmente en los estados de Chiapas, Campeche y Tabasco y sin llegar más allá de las diez corridas al año. Con esa preparación es que llegó a Torreón a intentar dejar ese circuito en el que estaba inmerso, para intentar salir de allí con la oportunidad de convertirse en figura del toreo.

La corrida

La crónica es de Guillermo V. Zamudio y publicada en El Siglo de Torreón del día 20 de diciembre de 1965. Me parece algo alambicada, pero refleja quizás lo que a través del tiempo significó en realidad este festejo para algunos de sus participantes.

...no se puede ser honrado ni entregarse sin rodeos cuando se tiene enfrente no al toro que es nobleza en su bravura y es casta y es coraje en su divisa... sino al marrajo peligroso que salta a la arena a tirar la cornada que asesina y a cazar al torero en la embestida... Porque eso era “Comodín”, la fiera que inmolara ayer a Emilio; como así fueron “Cara Sucia”, “Castoreño”, “Cigarrito”, “Bravío” y “Fosforito”... Seis asesinos con cuernos que dieron siempre la impresión de estar toreados... que nunca tuvieron un gramo de nobleza, pero sí arrobas de cobardía, que volvieron la cara a los piqueros y que contra todas las reglas, tuvieron que ser castigados cerrándoles la salida y en los medios... Cobardes y asesinos, eso fueron los toros de Las Huertas... Ayer volvió a caer Emilio Sosa... Y su cornada no fue el producto de un desconocimiento de la lidia, ni de un intemperante alarde de valor, ni siquiera de un descuido... fue la manifestación clara del hombre que quiera darlo todo solo por recibir la satisfacción de cumplir con el que paga, de entregarse por entero a una afición como la nuestra que lo ha hecho suyo, que es parte de nuestra Fiesta y que lo quiere de verdad...

De lo que entresaco de la crónica, se deduce con claridad que el encierro del debutante ganadero Chacho Barroso no funcionó y que los toreros pasaron las de Caín con él. Y sobre todo Emilio Sosa, que se llevó una gran cornada en el tórax, según el parte médico:

Herida producida por cuerno de toro penetrante de tórax, como de diez centímetros de extensión, situada en el octavo espacio intercostal del hemitórax izquierdo, a nivel de la línea axilar media, que interesó piel, tejido celular subcutáneo, aponeurosis musculares intercostales, pleura parietal, fractura de costilla y entrando en la cavidad torácica, produjo un desgarre del pulmón izquierdo en cara posterior y superior del lóbulo medio, mediante una herida de un centímetro de extensión y medio centímetro de profundidad, y otra de siete centímetros de extensión y cinco de profundidad, con ruptura de pleura visceral y vasos pulmonares; además presenta hemotórax izquierdo abundante. Estas lesiones son de las que ponen en peligro la vida y tardan en sanar más de quince días. Doctores Gonzalo Reyes Gamboa. J. Romeo de la Fuente. Jesús Solís Fabila. David Martínez.

Emilio Sosa (Foto cortesía
Toreros Mexicanos)
Como podrán observar de la lectura de la descripción de la herida y de los destrozos que causó, es quizás una de las cornadas más graves que se han producido en ruedos mexicanos en el último medio siglo. Tan grave fue, que prácticamente quitó a Emilio Sosa de torero, porque si bien en 1966 y 67 todavía alcanzó a vestir el terno de luces en alguna oportunidad, ya no recuperó la posición que había alcanzado al final de ese 1965 y acabó por dejar los ruedos y si hemos de hacer caso al bibliófilo Daniel Medina de la Serna, integrado a la Policía Secreta de la Capital Mexicana.

Los giros de la fortuna

El tercer espada del cartel era un jovencito de Monterrey llamado Manolo Martínez, que esa tarde, decía arriba, salía al ruedo por tercera vez como matador de toros, pues apenas el 7 de noviembre anterior, Lorenzo Garza le había otorgado la investidura en la tierra de ambos, con el testimonio del linarense Humberto Moro, lidiando la terna toros de Mimiahuápam. La misma crónica que me trajo a recordar este festejo, dice sobre Manolo Martínez lo que sigue:

Manolo Martínez, que como novillero apuntaba como un pequeño Maestro, ayer parecía un estudiante, se dejó ver lo menos posible, se enfundó en su capote para cubrir su frío y tal vez su miedo y solo salió a la arena cuando las circunstancias así lo exigieron... Mal comienza como Diestro de Alternativa... tampoco en Monterrey se le dio bien...

Un juicio duro, directo y tempranero. Nadie pensaría que algo más de un año después, Manolo Martínez tendría el mando total de la Fiesta en México, que nada sucedía en ella sin su bendición y que igualmente, podía con todo y con todos en los ruedos y que ese estado de mando, se prolongaría por dos largas décadas, con todo lo positivo y también con todo lo negativo que una dictadura de esa naturaleza implica. Pero ese 19 de diciembre de 1965, no convenció al cronista de Torreón, que pensó que su alternativa fue precipitada.

Así son los giros de la fortuna, quien parecía salir del anonimato, en cuanto pudo ver la luz, resbaló para caer y no volver a salir y el que se dijo que no tenía la talla, fue el que resplandeció y mandó por largo, largo tiempo. 

Aldeanos