domingo, 28 de septiembre de 2025

26 de septiembre de 1962: Pablo Lozano se presenta en El Toreo de Cuatro Caminos

En medio de la temporada novilleril de 1962, para el día miércoles 26 de septiembre, se anunció una corrida de toros benéfica, nocturna, en El Toreo de Cuatro Caminos. El promotor de ella era Luis Procuna, a la sazón Secretario General de la Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos y pretendía recabar recursos para encauzar una serie de obras sociales en la colonia Legaria de la capital mexicana, pero también, establecer un adecuado marco para la despedida como matador de toros de un torero de dinastía, Ricardo Balderas, quien prácticamente tras de concluir el festejo, iniciaría su andadura como hombre de plata, manteniéndose así en activo en los ruedos.

Para el efecto, se anunció que se tenía adquirido un encierro hidrocálido de Peñuelas y que el cartel lo completarían Raúl Acha Rovira y el torero toledano Pablo Lozano, quien venía realizando una interesante campaña en ruedos mexicanos, misma que había arrancado apenas el último día de diciembre del año anterior, en Saltillo, donde alternó con Luis Procuna y El Imposible en la lidia de toros de Corlomé.

La Muleta de Castilla en México

Pablo Lozano había tenido en 1957 un gran triunfo en Madrid, cuando en solitario, enfrentó un encierro salmantino de Barcial en la Corrida del Montepío de Toreros, cortándoles cuatro orejas. Eso le dio un buen impulso a su carrera y le animó a buscar oportunidades al otro lado del océano. 

Entre ese primer festejo y el que nos ocupa, había ya sumado 16 corridas en plazas como las de Mazatlán, Moroleón, Nogales, Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Tampico o Torreón entre otras, muchas de ellas organizadas por Luis Procuna, quien en esos días estaba distanciado de las empresas principales por sus actividades como líder sindical y principalmente del doctor Alfonso Gaona, quien lo tenía fácticamente vetado. Cuenta Robert Ryan:

Una vez fui a ver al doctor Gaona a la óptica y le pedí a Pablo que me acompañara. Antes de salir de la oficina, en un aparte, el doctor me comentó que no llevara a Pablo ahí, y que no me juntara con él. Fue algo así como una recomendación, pues sabía que él era íntimo del maestro Procuna, con el que estaba peleado por temas, como suele ser siempre, de dinero...

La lealtad que nace de la amistad pudo más que cualquier otra cosa y Pablo Lozano no pudo conseguir la confirmación de su alternativa en la Plaza México, pero pudo actuar en Cuatro Caminos, que también estaba en la zona urbana de la capital, y, aunque no cortó orejas, tuvo una actuación muy destacada, según cuenta Gabriel Torres Tames en su crónica publicada en El Redondel, fechado el día 30 de septiembre siguiente:

Toreo recio es el de Pablo Lozano, supo andar sobre la arena y movió las manos con soltura... En su primero lanceó hasta en siete ocasiones sin enmendar el terreno, y la ovación no se hizo esperar, para volverse a escuchar cuando echándose el capotillo a la espalda, bordó luminosas gaoneras rematadas con preciosa rebolera... Con la bayeta vinieron los estatuarios, precedidos de naturales y derechazos de excelente sello, toreo por la cara y un molinete aprovechando el viaje que el público premió con cálidas palmas; abreviando el hispano, pasaportó al bovino de un pinchazo en buen sitio y una estocada desprendida que bastó para hacer doblar a la res, mereciendo por tan acertada faena, vuelta al ruedo y salida a los tercios... Tal vez, de los bureles, el más peligroso fue el sexto, pero Pablo, con voluntad y valentía cumplió en todas las etapas de la lidia hasta sepultar el acero en lo más elevado del morrillo de "Borrachito", que, al mismo tiempo de ser arrastrado por las mulillas, “El Toreo”, frente a la noche estrellada, comenzaba a quedarse solitario...

De la lectura de lo transcrito, se advierte que la primera faena de Pablo Lozano, quien tuvo la fortuna de llevarse al único toro potable de la corrida, pudo haber sido premiada con la oreja, de haberlo matado al primer intento. Pero aún con el fallo a espadas, el justamente conocido como La Muleta de Castilla, dejó una excelente impresión ante la afición de la capital mexicana e intuyo, el deseo de verle de nueva cuenta, en condiciones más favorables.

La despedida de Ricardo Balderas

Ricardo Balderas fue uno de los novilleros destacados de la temporada novilleril de 1944 en El Toreo de la Condesa y con esa aureola se presentó en la plaza de Las Ventas, en Madrid 25 julio 1945, sumando varias tardes en una temporada en la que, de los nuestros, allí refulgió con luz propia el malogrado Eduardo Liceaga. Recibió la alternativa en Bayona, Francia, el 8 de septiembre de 1946, de manos de Fermín Rivera y con el testimonio de Calesero y la confirmó en la Plaza México el 3 de noviembre de 1947, de manos de Luis Procuna y llevando como testigo a Luis Briones.

Después de casi dos décadas de recorrer la arena de los ruedos, decidió que había llegado el momento de cambiar la tonalidad de los bordados de los vestidos de seda que llevarían sus vestidos, pues, aunque el cartelillo anunciador del festejo decía que el público juzgaría si debía o no tomar esa decisión, la realidad, es que ya estaba tomada. Su actuación, conforme a la crónica citada, fue en el siguiente tenor:

Ricardo Balderas veroniqueó estupendamente a su segundo después de haberlo recibido de hinojos con un apretado farol, para después no saber qué hacer ante las inquietas astas de “Pajarito”, difícil animal de Peñuelas que sirvió de materia prima para que el espada, después de deshacerse de él de un pinchazo y una estocada caída, entre lágrimas recorriera el anillo cuatrocaminero, agradeciendo al cónclave los sinceros aplausos que aunados al momento apesadumbrado del adiós, hacían eco final sobre las melancólicas notas de “Las Golondrinas”...

Lo bronco y descompuesto de las embestidas de los toros de Peñuelas, pocas florituras permitieron a Ricardo Balderas ante ellos. Así, se despidió de los ruedos como matador de toros, para casi de inmediato integrarse a la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros y pasar a formar parte de las cuadrillas de distintas figuras del toreo como Luis Procuna, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Manolo Martínez, Antonio Lomelín o Curro Rivera. Una vez retirado en definitiva de los ruedos, fungió como Juez de Plaza en la Plaza México.

La noche de Rovira

Rovira también estaba ya en el tramo final de su carrera en los ruedos, pues el año siguiente torearía sus últimos tres festejos, vestido de luces. Igualmente tuvo que enfrentar dos toros complicados, papeleta que resolvió, cuenta el cronista, con el toreo sobre piernas, a la manera que recomienda la preceptiva:

A un par de astados gazapones, que tiraban cornadas sin cesar, "Rovira" capoteó movido y rápido, sin llegar a semejar su toreo con el esplendor maravilloso de la noche; con la franela la cosa fue distinta, pues los muletazos que instrumentó a cada uno de los adversarios fueron exactamente los indicados a la lidia que los bichos requerían; concretándose a doblones y faena por la cara, finiquitó a sus enemigos con facilidad y premura, saliendo a agradecer las palmas desde los tercios...

Raúl Acha se dedicó tras de dejar de vestir el terno de luces, al apoderamiento de toreros, uno de los más destacados, el de Antonio Lomelín, al que llevó a ocupar el sitio de figura del toreo.

Para concluir

Quizás los números de Pablo Lozano no le reflejen un gran volumen de actuaciones en México durante el tiempo que estuvo entre nosotros como torero, pero actuó en plazas de importancia, debiendo sumarse a las ya nombradas Yahualica, San Luis Río Colorado, Acapulco y Aguascalientes y además, alternando siempre con los principales del escalafón como Fermín Rivera, Calesero, Rafael Rodríguez, Juan Silveti, El Ranchero Aguilar, El Callao, Antonio del Olivar, El Imposible y evidentemente Luis Procuna.

Tengo la impresión de que también aprovechó el tiempo para ver toreros mexicanos que pudieran funcionar allá en España para tratar de corresponder, en conjunto con sus hermanos, la hospitalidad y el apoyo que aquí recibió en tiempos de tribulación.

Fernando, su hijo, nació en México y es matador de toros. Él sí tuvo la oportunidad de confirmar su alternativa en la Plaza México en diciembre de 1990 y una vez que dejó de torear, se dedicó al apoderamiento de toreros y aquí en Aguascalientes estuvo como instructor en la Escuela Taurina Municipal un buen tiempo y varios de los que fueron sus discípulos ya son matadores de toros.

Solamente puedo agregar que la afición mexicana de esos días, por lo visto en video, se perdió de ver un gran torero, por los líos de los despachos.

domingo, 21 de septiembre de 2025

20 de septiembre de 1953: Luis Solano recibe la alternativa en Barcelona

Enrique Martín Arranz, cuando participó en la dirección de la Escuela Taurina de Madrid hizo poner en uno de los muros más visibles de ese lugar un cartel con la leyenda: Ser torero es difícil; figura del toreo, casi un milagro. Esa expresión es el reflejo de la historia de muchos que aspiraron a ser toreros en su día y quizás sea el caso de Luis Solano, el torero que me ocupa el día de hoy.

Iniciar una carrera en los ruedos cuando surgen fenómenos que acaparan el interés de la afición, y evitan que las posibilidades de quienes avanzan a un paso diferente o les falta el carisma para atraer la atención de las masas que están absortas por el hacer de unos cuantos delante de los toros. Así parece haberle sucedido a Luis Solano, quien llega a la Plaza México en la temporada novilleril de 1946, aquella en la que surgen con fuerza tres novilleros que marcarían el inicio del cambio del rumbo de la fiesta en México: Pepe Luis Vázquez, Fernando López El Torero de Canela y José Rodríguez Joselillo.

Le tocaría acompañarlos todavía al calendario siguiente, y aunque solamente el primero de los nombrados llegaría a ejercer con extensión como matador de toros, porque al Torero de Canela y a Joselillo las astas de los toros los frenaron en seco, el torero de Jalisco sería testigo de la irrupción en los redondeles de la siguiente etapa de fenómenos cuando el 9 de noviembre de 1947, un entonces oscuro sobresaliente, llamado Manuel Capetillo, se lleva la tarde en un mano a mano que Luis Solano toreaba en El Progreso con Fernando López y al domingo siguiente, en el mismo coso del Hospicio, el propio Capetillo volvería a triunfar delante de Solano y de Santiago Vega.

Faltaban unos meses para que aparecieran en el firmamento Rafael Rodríguez y Jesús Córdoba, quienes, unidos con Capetillo y Paco Ortiz, formaron la etapa de los Tres Mosqueteros del toreo mexicano, en una temporada novilleril, la de 1948, recordada como la más exitosa y fructífera que haya conocido la Plaza México en su historia. Después llegaron otros hombres con aire de novedad como El Ranchero Aguilar, Alfredo Leal, Juan Silveti o Humberto Moro, que comenzaron a dejar sin oportunidades a Solano, a pesar de que, como le viera don Paco Madrazo, tuviera buen corte y estupendas maneras de torero.

Eso le lleva a recibir una alternativa en León, Guanajuato, el 21 de enero de 1951, de manos de Luis Castro El Soldado, llevando como testigo a Luis Briones, con toros de Atenco, festejo en el que estuvo apenas discreto. 

La alternativa española de 1953

Con esos mimbres, Luis Solano marcha a España en 1953 para intentar, supongo, confirmar su alternativa de dos años antes. En los escalafones de ese año y del anterior, no tiene actuación alguna registrada en plazas europeas, de allí mi suposición, y la transmito, porque en una de las crónicas que encontré del festejo que hoy me ocupa, Ventura Bagués Don Ventura, en esos días cronista de El Ruedo y de la Hoja del Lunes de Barcelona, donde hace esta temeraria afirmación:

Vistió por primera vez el traje de luces en Ciudad Juárez; hizo su presentación en la capital de su país en 1946, y tomó una alternativa, de manos del «Soldado» en León de los Aldamas el 21 de enero de 1951... Por ser inválida tal alternativa en los ruedos españoles, hubo de aceptar la que ayer le confirió Cayetano Ordóñez...

El famoso cronista e historiador se muestra renuente a aceptar y reconocer un hecho - hoy en día todavía los hay - que ya estaba superado. La cláusula tercera del convenio firmado en febrero de 1951 para reanudar las relaciones taurinas España – México estableció: Las clasificaciones hechas en México y en España de los matadores de toros se respetarán mutuamente por las Asociaciones de Toreros de ambos países. Así entonces, eran válidas las alternativas reconocidas por la entonces Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos, por ser la facultada para registrar y clasificar a los matadores de toros mexicanos, mismos que, eran aquellos que habían recibido la alternativa en cualquier lugar de la República Mexicana o del extranjero.

En esas condiciones, la alternativa de Curro Ortega, del 10 de diciembre de 1950 en Acapulco, fue reconocida en España cuando se presentó allá el 14 de septiembre de 1952, precisamente en Barcelona, como testigo de la alternativa que Julio Aparicio le dio a otro torero mexicano: Rafael García. Y a este caso, se suman otros, como los de Guillermo Carvajal, Carmelo Torres o Manuel Jiménez Chicuelín. Consecuentemente, nada nuevo había bajo el sol, solamente el deseo de incordiar. Luis Solano no iba a recibir una alternativa allá porque la suya no valiera, sino porque la renunciaba, cosa muy distinta.

Luis Solano, 29 de junio de 1947, Plaza México
Foto: El Ruedo

La corrida del 20 de septiembre de 1953

La empresa Balañá anunció un cartel compuesto con un encierro de don Lisardo Sánchez, de Salamanca, que enfrentarían Cayetano Ordóñez hijo, Anselmo Liceaga y Luis Solano, quien recibiría la alternativa. Al final de cuentas, dos de los toros de la ganadería anunciada serían rechazados en el reconocimiento y serían sustituidos por otros de don José Matías Bernardos, también salmantinos, que saldrían en primero y tercer lugar.

La realidad es que esta tarde no es la que Luis Solano hubiera soñado. Lo que las crónicas relatan hacen que afirmar que salió del paso sea exagerado. Cuenta quien firmó como FEGUFI para el Diario de Barcelona fechado el 22 de septiembre siguiente, cuenta:

Como prólogo de las corridas de la Merced, lidiárónse el domingo en la Monumental, cuatro toros de don Lisardo Sánchez, de Bótoa, y dos, primero y tercero, de don José Matías Bernardos, de Salamanca. Se las entendieron con tales astados, de muchas arrobas y desarrolladas defensas, tres pundonorosos muchachos que a nada fruncen el ceño, se atreven con todo lo que vomita el portón de los chiqueros, y han de conformarse con su sino adverso, tan y mientras no puedan imponerse y exigir el torito cómodo y facilón. Apechugaron con el corridón Cayetano Ordóñez, primogénito del “Niño de la Palma”, Anselmo Liceaga y Luis Solano, diestro mejicano que se nos dio a conocer tomando la alternativa con la sana intención, sin duda, de regresar a su Patria convertido en todo un matador de toros... Mas como el hábito no hace al monje y, con o sin doctorado no es por hoy Luis Solano más que un novillero adocenado, poco provecho ha de reportarle allá y acá, su flamante alternativa si no se suelta y aprende lo que ignora, que no es grano de anís ni mucho menos...

El juicio es duro, pero es el más amable de los que encontré. Lo que sí refleja, es el desconocimiento total del escriba acerca de quien se doctoraba en la Monumental esa tarde.

Por su parte, Rafael López Chacón, en La Prensa, del día siguiente al de la corrida, hace las siguientes reflexiones:

En el toro de la cesión de trastos – “Limpiador”, negro, bragado, número 92 – el toricantano Luis Solano estuvo voluntarioso, aunque sabido es que la voluntad no basta y, a veces, el buen deseo encubre – descubre – inexperiencia, y algo que es peor, desconocimiento. Que es lo que “distinguió” esta... aventura de recibir la alternativa del neófito mejicano – neófito por partida doble –, puesto que no está en sazón para la investidura de matador de toros, ni basta alardear de valentía cuando la ignorancia es patente. Lástima que se preparen tan solemnes formalidades para su descrédito. No insinuó Solano en qué parar la atención para considerarle merecedor del doctorado en España. Si allá, en Méjico, lo alcanzaba, no sabríamos decir cómo, cuándo y por qué resulta desatino tomar alegre y frívolamente la alternativa en una plaza de primera categoría, como la Monumental de Barcelona. En fin, Solano habría hecho muy bien quedándose en un modesto lugar del escalafón de novilleros de su país...

También exhibe su desconocimiento del doctorante de esa tarde, pero he de decir en abono de ambos cronistas, que les asiste la razón en el sentido de que las corridas bien servidas salen al ruedo fuera de las fechas de relumbrón, cuando los toreros que encabezan el escalafón no pasan por las plazas en las que se lidian.

El triunfador de la tarde

Curiosamente, el triunfador de la tarde fue un banderillero de la cuadrilla de Luis Solano, el segundo de su cuadrilla, Joaquín Piquer, quien fue fuertemente ovacionado, escuchó música y saludó desde el tercio tras parear al descarado sexto de la corrida. Escribe el citado López Chacón:

No concluyo este amago de comentario sin señalar la atronadora ovación que el público hizo a Piquer al banderillear magistralmente al último. Baste decir que con anuencia del matador tuvo que destocarse y saludar montera en mano. En tanto, la charanga dejábase oír apenas en medio de las aclamaciones al formidable peón y genial banderillero...

Agregaría nada más que Cayetano Ordóñez estuvo lucido con su primero y aseado con el cuarto y que Anselmo Liceaga pasó de puntitas.

El devenir de Luis Solano

Luis Solano toreó su última tarde vestido de luces en Arcelia, Guerrero, el año de 1961. Fue un festejo mixto en el que alternó con el novillero Luis Espinosa. Esa tarde se lidiaron cuatro toros anunciados a su nombre.

En la obra de Heriberto Lanfranchi titulada Historia del Toro de Lidia Mexicano, se recoge que en 1985 adquirió parte de la ganadería de Acapangueo, misma que a su vez, fue la antigua michoacana de Cerro Prieto, de don Benjamín Mendoza.

En ese mismo año de 1985, Luis Solano adquiere los derechos del hierro y divisa que fuera de don Rafael Obregón Urtaza, cambiando el hierro y anunciando a su nombre, siendo dado de baja por la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia (ANCTL) en el año 2010.

Luis Solano falleció el 23 de noviembre de 1987.

lunes, 15 de septiembre de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (y VI/II)

Aguascalientes rinde homenaje a El Poeta del Toreo

Transcurrida la parte social, política y religiosa del día del homenaje a Calesero, el momento culminante del mismo se presentaría a las cuatro de la tarde en la Plaza de Toros San Marcos, donde el homenajeado alternaría con sus hijos Alfonso, José Antonio y Luis Francisco en la lidia de siete novillos que por su orden de salida fueron de: Torrecilla, Ing. Mariano Ramírez, San Nicolás, Begoña, Peñuelas, José Julián Llaguno y Santa Rosa de Lima.

Además, se tendría el espectáculo hípico de los caballos de doma de alta escuela de la Casa Pedro Domecq y la actuación de la Banda de Música del Estado de Zacatecas, juntamente con la Banda Sinfónica Municipal de Aguascalientes.

Las personalidades del tendido y del callejón

De la revisión de la prensa de la época, se puede advertir que el nombre de Calesero seguía siendo un importante reclamo para personas destacadas en los diversos aspectos de la vida nacional, así, estuvieron presentes entre otros el escritor y periodista Renato Leduc, el pintor Pancho Flores, Antonio Ariza, Pepe Ariza, Edmundo Fausto Zorrilla y Agustín Salgado, funcionarios de la Casa Domecq; Ramón Morales Padilla, funcionario de la oficina de comunicación de la Presidencia de la República; los compañeros de iniciación taurina del homenajeado, Rodrigo del Valle, Manolo García, Arturo Muñoz La Chicha y Rubén Ramírez, y el entonces director de El Sol del Centro, Agustín Morales Padilla. Pero, además, don Jesús Gómez Medina, en su crónica del festejo, refiere:

¡Qué marco más singular el que tuvo esta corrida! La presencia de grandes figuras, de los ídolos del pasado, así como de los ases del presente llenaron la plaza de torerismo. Allí estaban Conchita Cintrón, Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba, “El Ranchero” Jorge Aguilar, Eduardo Solórzano, Eliseo El Charro Gómez, Humberto Moro; y de los actuales, la trilogía Espinosa – Manolo, Fermín y Miguel – Humberto Moro, David Silveti. La plaza, realmente olía a torero...

Y a fuerza de hacer un ejercicio de memoria, seguramente podríamos deducir a más destacados aficionados y personalidades asistentes a este singular e histórico festejo.

El incombustible arte de Calesero

Alfonso Ramírez dejó espacio para la evocación, pero también para el triunfo. Torero de arte puro, también lo fue de luces y de sombras. Y supo hacer su partido en las plazas y tener sus incondicionales dispuestos a esperar que le llegara el momento del triunfo. Esta tarde fue una de esas. Escribió don Jesús Gómez Medina:

La presencia de “Calesero” en el redondel que supo de sus primeros escarceos artísticos, que fue el escenario de los éxitos primeros como de los de la edad madura y que conoció, también, del agrio sabor de las tardes de derrota, verlo de nueva cuenta allí, enhiesto, gallardo, señorial, gentilmente vestido de corto con el buen gusto y la presencia que siempre fueron suyos, nos obligaba a echar la vista hacia el ayer en un afán infructuoso por retraer las emociones vividas entonces al conjuro del arte de Alfonso… Pero, también, surgía la interrogante: ¿Veremos de nuevo alguna vez, en esta plaza o en algún otro sitio, lances como los que ahora estamos paladeando de nuevo: las verónicas señoriales, la larga caligráfica, chicuelinas que son - ¡qué fueron una vez más, ayer! - un estallido de alegría y de color o el garabato caleidoscópico del manguerazo villaltino, simulando una rosa gigantesca al abrirse a la caricia del sol veraniego? … Y después con la muleta, frente al codicioso cárdeno de Torrecilla que salió en primer término y especialmente ante el nobilísimo “Manzanero” de Begoña, ¡qué efusión de bien torear! Desde los pases clásicos, el natural y el de pecho...  hasta la nota genial, graciosa, oportuna, de los remates y adornos de antigua y de nueva prosapia; que, para quien es esencialmente artista, no existen barreras de escuelas, ni de estilos y épocas... Se ganó la oreja del primero y ambos apéndices del de Begoña, al que despachó de superior estocada. Más, por encima del número y calidad de los apéndices, “Calesero”, el hombre, se adueñó definitivamente del afecto de un público al que subyugó siempre con la iridiscencia y la calidad de su arte. ¡Enhorabuena, torero – artista! …

Como podemos leer, Calesero estuvo inspirado y además, afortunado. Los dos novillos de su lote le permitieron hacer el toreo clásico, puro y artístico que siempre fue el de su signatura, alzándose, una vez más, con un triunfo que le reiteró el reconocimiento y el cariño de la afición de su tierra.

Un gran triunfo de El Capitán

La última vez que vimos vestido de luces en la Plaza San Marcos a José Antonio Ramírez fue el 1º de mayo de 1972, en la novillada de feria de ese calendario y en la que su actuación le valió llevarse el Cristo Negro del Encino en disputa. En esta su reaparición en este redondel, tuvo una actuación triunfal ante el sexto novillo del festejo, Nevadito de José Julián Llaguno, ante el que, de acuerdo a la crónica de don Jesús Gómez Medina, realizó lo siguiente:

Frente a “Nevadito”, el estupendo cárdeno de José Julián, fue cuando en el propio campo de batalla “El Capitán” ganó el ascenso a general. Faena de perfiles singulares por la cadencia, la ligazón y el señorío de los muletazos; faena impregnada de clasicismo; pero saturada, a la vez, con los jóvenes efluvios del toreo en uso. Y todo ello realizado a pie firme, con largueza en el trazo y con exactitud en el mando. Lo que se dice un faenón, coronado con el estoconazo en las agujas. Gran ovación. Las orejas y el rabo. Y recorrido en pleno triunfo, en compañía de sus alternantes – su propio padre y sus dos hermanos – ante la euforia y la emoción del público...

El Capitán volvió a dejar una exhibición del arte que atesora en el ruedo de la Plaza San Marcos, reiterando que es un torero de esos a los que hay que esperar. Ya se había quitado el añadido el 20 agosto de 1972 en los medios de la Plaza México, después de pasar un quinario con una dura novillada de Zamarrero. Volvió a torear a inicios de 1977 en Guadalajara y en la Plaza México el 9 de octubre de ese año, se encontró con Pelotero de San Martín, realizando con él una faena de esas consideradas de culto. No lo hurtó, lo lleva en los genes.

Alfonso, Calesero Chico

A Calesero Chico le habíamos visto en la Plaza San Marcos la vez anterior el 1º de mayo de 1974. Fue por esas fechas, la última corrida de Feria de San Marcos que se había dado en ese escenario. La debilidad de los toros que le tocaron en suerte no le permitió mayores cosas y lo que se quedó en los toriles no valía para recurrir al expediente del toro de regalo.

Así, en su reaparición, le tocaron en suerte los novillos del Ing. Mariano Ramírez y de Peñuelas. El primero de ellos le facilitó algún lucimiento, según nos cuenta don Jesús Gómez Medina:

¡Qué bien toreó José Alfonso al bravo ejemplar del Ing. Ramírez! A despecho del desentrenamiento el “Güero” trazó muletazos de singular calidad en una faena que no remató pronto con el acero porque, contra lo usual, falló el puntillero, luego con el de Peñuelas, que resultó mansurrón, Alfonso trasteó con pupila, pero el acero le fue hostil...

El sitio ante los toros es fundamental para resolver muchas cuestiones que presentan, pero demostró, en momentos, que el que tuvo, retuvo.

Por su parte, el Curro, se presentaba en esta oportunidad, diría yo, como aficionado práctico, porque su primera actuación como novillero sería hasta el siguiente año y recibiría la alternativa hasta 1983, por esa razón y respetándose las tradiciones de la fiesta, se enfrentó a un solo novillo y lo lidió en séptimo lugar. Cuenta don Jesús Gómez Medina:

Ahora, que la nota fuerte de emoción, de valor, casi según decíamos antes, la dio Luis Francisco “Curro”... Porque el de Santa Rosa fue bravo, con encastada bravura, al que, ciertamente, le faltó otro puyazo. “Curro” le paró con guapeza desde el primer lance y prosiguió derrochando esa singular determinación durante las banderillas y en el trasteo muleteril, sin dolerse por las volteretas y palotazos; por el contrario, con la ropa deshecha y el rostro lleno de contusiones, volvía a la lid con renovados arrestos, cada vez más valiente, cada vez más decidido. Su valor terminó por doblegar al de Santa Rosa como ya de antemano le había conquistado al público, que lo ovacionó largamente y lo premió con las dos orejas al concluir con su espectacular y tremebundo trasteo...

La manera de hacer de quien después se anunciaría como Curro Calesero, cuando menos en este festival, fue el epígono de la línea artística imperante en su familia. De lo que nos cuenta el cronista, se puede advertir que su incipiente tauromaquia se apoyaba en el tesón, el valor y la voluntad de triunfar a cualquier precio. Iría evolucionando con el tiempo, pero sería esencialmente distinto a los demás toreros de su casa.

El corolario del festejo

Fue esta una tarde redonda, sin duda. Refiere don Jesús Gómez Medina:

La entrada, un lleno total. La exhibición ecuestre, de primera, el duelo musical tan constante como brillante... Verdaderamente todo resultó de primera: la Casa Pedro Domecq y Lalo Solórzano pueden ufanarse del gran éxito obtenido...

Todo de primera... Era lo menos que se podía ofrecer a tan ilustre homenajeado.

Epílogo

Entrevistado por los medios locales, Calesero declaró lo siguiente acerca de los acontecimientos sucedidos ese 19 de agosto de 1979:

Amigos, paisanos, duré mucho en esta profesión llena de emociones muy fuertes, pero como las de hoy, no he sentido nada igual, gracias a los que han hecho posible este homenaje, a la Casa Pedro Domecq y a todos los que intervinieron en él y si se me escapa alguno, perdónenme, pero estoy tan emocionado que no puedo hablar. Este es uno de los momentos más felices de mi vida...

Las celebraciones concluyeron por la noche, con una cena que el gobernador del Estado ofreció al torero y a su familia, así como a diversos invitados, en el Salón Versalles del Hotel Francia.

Aviso parroquial primero: Un extraordinario reportaje gráfico, obra de Armando Rosales El Saltillense, puede consultarse en el libro Alfonso Ramírez, El Calesero. El Poeta del Toreo, cuya versión digital está para consulta libre en esta ubicación. (Págs. 161 y siguientes)

Aviso parroquial segundo: Agradezco al personal del Archivo Histórico del Estado, especialmente a la maestra Dolores García Pimentel y al maestro Joaquín Chávez Pérez la ayuda y las orientaciones para ordenar esta serie de notas sobre los festejos agosteños en Aguascalientes.

Aviso parroquial tercero: Los resaltados en la crónica de don Jesús Gómez Medina son imputables exclusivamente a este amanuense, porque no obran así en sus respectivos originales.

domingo, 14 de septiembre de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (y VI/I)

Aguascalientes rinde homenaje a El Poeta del Toreo

José Alfonso Ramírez Alonzo – así está escrito su nombre en su partida de nacimiento – fue hijo del farmacéutico Justo Ramírez Sánchez y de doña Rosa Alonso Parga, natural de nuestro Barrio de Triana, donde nació en el actual número 506 de la calle Cristóbal Colón. A invitación del entonces gobernador del Estado, Isaac Díaz de León, en el año de 1927, se forma una cuadrilla infantil con los muchachos que formaban en la llamada calle ancha o calle de la cárcel que se ubica al costado Poniente del templo parroquial del Señor del Encino, los hermanos Ramón, Rodolfo y Luciano Rodarte.

Esa cuadrilla infantil se integró inicialmente con Alfonso Ramírez y Rodrigo del Valle en calidad de matadores; y Ramón López, Manolo García, Juan Jiménez, y Rubén Ramírez como banderilleros. Se presentarían en la Plaza de Toros San Marcos el 27 de junio de ese año y por el éxito tenido, el gobierno estatal les repetiría varias fechas más.

Deshecha la cuadrilla, Alfonso Ramírez iniciaría su andar como novillero, consiguiéndose con la recomendación de los hermanos Francisco y José Madrazo, ganaderos de La Punta, su presentación en El Toreo de la Condesa para el primero de mayo de 1933, en un festejo de selección. Esa fue una tarde aciaga para él, porque el novillo que le tocó en suerte se le fue vivo y aunque exhibió su calidad al torear con la capa, a propósito de esa actuación, el influyente periodista Carlos Quirós Monosabio escribió lo siguiente: Alfonso Ramírez será torero el día que a las ranas les salgan pelos.

La suerte de Alfonso parecía estar echada, pero un comerciante catalán afincado en la Ciudad de México, Vicente Lleixá, quien había apoderado en su día a Julián Rodarte, observó aptitudes en él y se decidió a apoderarlo y a ponerlo a torear por las afueras, para prepararlo para volver a la capital. Es él quien le pone el mote de Calesero, con el que Alfonso Ramírez pasaría a la inmortalidad, y con él, le consigue la oportunidad de volver a El Toreo el 30 de junio de 1935, donde ante un encierro duro de Quiriceo mostró sus avances, lo que le permite repetir en el ciclo, hasta llegar al festejo de la Oreja de Plata, celebrado el 30 de octubre, cuando alternando con Chicuelín, Juan Estrada, David Liceaga, Eduardo Solórzano y Carlos Arruza, obtiene un resonante triunfo con el cuarto del festejo, Jardinero de San Mateo, llevándose a su casa el trofeo en disputa.

El 24 de diciembre de 1939, en el mismo coso de la colonia Condesa, recibirá la alternativa de manos de Lorenzo Garza, en presencia de David Liceaga, siéndole cedido el toro Perdiguero de San Mateo. Confirmará ese doctorado en Madrid, en la plaza de Las Ventas el 30 de mayo de 1946, cuando lidiando cinco toros de Arturo Sánchez Cobaleda y uno de Julián Escudero, Pepe Luis Vázquez, con el testimonio de Pepín Martín Vázquez, le cede los trastos a Calesero para dar muerte a Cejudo de la ganadería titular del festejo.

Calesero encabezó el escalafón mexicano los años de 1958, 1959 y 1960 y tuvo resonantes triunfos en las principales plazas del país. Aunque suene a ditirambo, el 10 de enero de 1954, en la Plaza México, el día de la reaparición de Armillita, el mordaz cronista del diario Novedades, Carlos León, postulaba a Calesero para un Premio Nobel del Toreo. Y eso, nada más cortando una oreja. En Guadalajara, decía don Ignacio García Aceves, después de su gran faena al toro Yuca de Tequisquiapan, el día de la alternativa de Paco Huerta: Si Calesero saliera así todas las tardes, sería el dueño del Banco de México... Y aunque en Cuatro Caminos, también fueron en la capital aquellas faenas a Trianero de Torrecilla y Príncipe de Pastejé. En pocas palabras, donde quiera que estuvo, Calesero dejó su impronta.

Calesero anunció su despedida de los ruedos para los días 13 de febrero de 1966 en su tierra natal y al siguiente domingo en la Plaza México, pero no dejaría de torear ni de mantenerse presente en el ambiente de la fiesta.

La XXV Feria de la Uva

Para cubrir la arista taurina de la Feria de la Uva de 1979, la Casa Pedro Domecq, en la que Calesero era uno de los encargados de las relaciones públicas, decidió organizar una serie de eventos para homenajear en su tierra al torero que puso su nombre en alto. Así, se elaboró un programa en el que para el domingo 19 de agosto se le recibiría en la estación del ferrocarril, se celebraría una misa en su honor en el templo parroquial del Señor del Encino, después se develaría una placa que señalaría la casa en la que nació y se dedicaría una calle de su barrio con su nombre, para por la tarde, celebrar un festival taurino en el que el propio Calesero y sus hijos actuarían en la Plaza de Toros San Marcos, a beneficio de las obras de un parque infantil que se levantaba al Oriente de la ciudad.

En la información previa de las celebraciones, publicadas en El Sol del Centro del día de los festejos, don Jesús Gómez Medina entre otras cuestiones relata lo siguiente:

Cuando este día, al filo de las 11:15 horas efectúe su arribo a Aguascalientes Alfonso Ramírez “Calesero”, dará principio la serie de festejos que nuestra ciudad tiene dispuestos en homenaje a uno de sus artistas más connotados... Encabezando el contingente de recepción, ahí estará el Prof. J. Refugio Esparza Reyes, Gobernador Constitucional del Estado y el Lic. Francisco Ramírez Martínez, Presidente Municipal... S.G.M. Marcela I, Reina de la XXV Feria de la Uva y su gentil cortejo... Acto seguido, Alfonso, su esposa la gentil Alicia y sus hijos y nietos, abordarán la calesa de la Casa Domecq, para encabezar el desfile a través de la ciudad... También formarán parte del cortejo los amigos y compañeros de su primera etapa: Rodrigo del Valle, Manolo García, Arturo Muñoz “La Chicha”, Rubén Ramírez, etc... Al llegar la caravana a la Plaza Principal, Alfonso y sus familiares descenderán del carruaje para recibir, en la puerta de la Catedral, el saludo y la bendición de nuestro Obispo, Mons. Salvador Quezada Limón... Posteriormente el cortejo proseguirá su recorrido por la calle de Colón, haciendo alto en la casa donde vio la primera luz “Calesero” ... Tendrá entonces la develación de la placa que señala ese hecho... Sin duda alguna, va a ser este uno de los trances más emotivos del programa... Nuevo recorrido y nuevo alto, ahora en el arranque de la legendaria calle de la Alegría... a muy breve distancia del recoleto Jardín del Encino... en este lugar va a ser descubierta otra placa: la que le otorga un nuevo nombre a la calle... que a partir de hoy se llamará “Calle Alfonso Ramírez Alonso”... Concluido este acto, la primera etapa del programa culminará en el Templo del Encino... Tendrá lugar entonces una solemne misa concelebrada, presidida por el párroco Cango. Urbano Rizo...

Al día siguiente de los eventos, Mario Mora Legaspi, entonces un joven redactor del mismo Sol del Centro, contaba como fue la llegada del torero a la estación ferroviaria:

Entre una gran expectación, en punto de las 11 horas de una mañana esplendorosa, digno marco para un festejo de esta índole, hizo su arribo la máquina de vapor número 650 de la Western Railroad, que llenó una brillante página del sistema ferroviario nacional... Venía arrastrando el carro número 4920 de las Líneas Nacionales, en el cual viajaron los integrantes de la familia Ramírez Ibarra... Fueron recibidos por el presidente municipal de la capital del Estado, licenciado Francisco Ramírez Martínez, quien también llevó la representación personal del gobernador J. Refugio Esparza Reyes... Inmediatamente después se inició el desfile que fue muy vistoso, pues se contó con la participación de la Banda de Música del vecino Estado de Zacatecas...

Por su parte, el entonces alcalde, Francisco Ramírez Martínez, al develar la placa que perpetuaba el nombre de Calesero en una de las calles de su barrio, manifestó:

Una sociedad como la nuestra, cimentada sobre una serie de valores morales, cívicos y humanos, solo puede aspirar a su permanencia en la medida en que haya hombres capaces de practicar con plena convicción esos valores; y en la medida en que sea capaz de reconocer a esos individuos que, con todos los atributos cívicos, morales y humanos, dignifican su existencia... El H. Ayuntamiento de Aguascalientes en sesión ordinaria del pasado día seis, acordó romper con la tradición que, en el barrio de Triana, encierra el nombre de la calle de la Alegría, para imponerle, en un acto de elemental justicia, el nombre de un ciudadano poseedor de reconocidos méritos, el señor Alfonso Ramírez Alonso... El H. Ayuntamiento encuentra en este ejemplar ciudadano, los atributos necesarios y suficientes para ofrecerlo como ejemplo a la juventud del Municipio... Reciba usted el reconocimiento popular a su entereza de hombre... el exhorto a continuar por el sendero que lo ha llevado al lugar que ocupa, sin olvidarse que en Aguascalientes se le admira y se le tiene como ejemplo...

Por su parte, don Rodrigo del Valle, que iniciara con Calesero su andar por los ruedos, entrevistado por don Jesús Gómez Medina, comentó:

Sí, Alfonso y yo comenzamos al mismo tiempo... Todo principió como juego... Era gobernador del Estado por aquellos años don Isaac Díaz de León, a quien le llegó el rumor de que se había formado una cuadrilla de pequeños toreros que lo hacían muy bien, fue a vernos acompañado de otros funcionarios... “le caímos bien”, como suele decirse y se convirtió en nuestro patrocinador y hasta en nuestro empresario... Alfonso, desde el principio, pintaba para torero elegante, estilista. Yo más bien me caracterizaba por la decisión para ir al toro...

El cronista de la ciudad, el profesor Alejandro Topete del Valle estuvo presente en todos los eventos celebrados alrededor del homenaje a Calesero, en una breve entrevista para El Sol del Centro, entre otras cosas, manifestó:

El homenaje a “Calesero” ha sido muy justificado, pues su destreza como matador de toros ha sido algo sin paralelo. Ha sido un torero que supo disfrutar el triunfo y que supo poner en alto el nombre de esta tierra, y lo que es más importante, ha sido un hombre recto, consciente de sus deberes cívicos, trabajador, buen esposo y ejemplar padre... La ciudad recibió con emoción a uno de sus hijos más queridos... Todos debemos estar orgullosos de que nuestro Estado cuente con hombres bien nacidos, que destacan en todas las actividades positivas, hasta en el difícil arte de la tauromaquia...

Todos los eventos hasta aquí relacionados tuvieron una muy buena afluencia de espectadores. El atractivo de ver a una máquina de vapor en funcionamiento, la recuperación de la tradición de repartir uvas a la gente desde las tolvas de los viñedos a los viandantes, los charros de las distintas asociaciones locales vestidos a toda gala acompañando a Calesero y a su familia junto con el atractivo de los caballos de la Casa Domecq y la Banda de Zacatecas en el recorrido y posteriormente, el cálido y cariñoso arropamiento que sus combarrianos dieron al diestro homenajeado. Fue una fiesta de todo Aguascalientes, no solamente de un puñado de aficionados a los toros.

Dejo aquí estos apuntes por el día de hoy, dada la extensión que van adquiriendo. El día de mañana concluyo con estos recuerdos, que, desde mi personal punto de vista, se refieren al punto más alto que alcanzó la arista taurina de la Feria de la Uva.

domingo, 7 de septiembre de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (V)

Los tres cachorros casi colocan el no hay billetes en la San Marcos

La XI Feria de la Uva, celebrada entre el 9 y el 16 de agosto de 1964, contó con el apoyo del Consejo Nacional de Turismo, que produjo diversas pautas publicitarias en medios a nivel nacional, tanto en la prensa escrita, como en la radio, la televisión y placas fijas de cine, así como con la elaboración de diversos recuerdos como calcomanías, banderines y diversos artículos coleccionables.

La coronación de la reina de la feria, Cecilia Yolanda I, se verificó en el cine Encanto ubicado en la avenida Madero la noche del día 8 de agosto y allí se iniciaron las celebraciones que por primera vez duraron una semana completa. 

Los toros en la vendimia del 64

La Feria de la Uva del año de 1964 tuvo como uno de sus atractivos la novillada que se daría el día de su cierre, el domingo 16 de agosto, en la que se actuarían en el ruedo de la Plaza San Marcos tres toreros de dinastía. Jesús Solórzano hijo, Alfonso Ramírez Calesero Chico y Manolo Espinosa Armillita, quienes se enfrentarían a una novillada de Matancillas. Los tres hijos de los grandes maestros eran la gran atracción para la afición local, como se puede deducir de lo que se leía en la nota previa al festejo, aparecida en el diario El Sol del Centro, la víspera:

Indiscutiblemente entre todos los carteles novilleriles que a la fecha pueden montarse, ninguno tan interesante, tan atractivo, tan prometedor como el confeccionado para esta corrida de la Feria de la Uva... Y he aquí que ahora, por un regalo del destino, los aficionados de Aguascalientes, antes que los de cualquiera otra ciudad, tenemos el privilegio de ver actuar a la vez a los críos, a los retoños de los tres grandes toreros mencionados. A la tercia novilleril que, al parecer, está destinada a conmocionar hondamente, intensamente al santuario del toreo mexicano... La corrida de Matancillas es sencillamente primorosa. Digna de la solemnidad en que va a ser lidiada. ¡Como para ser corrida en la Plaza México! No exageramos: los aficionados todos pueden constatar la verdad de nuestras afirmaciones, yendo a ver los seis cromos que ha seleccionado Paquito Madrazo. Si son uniformes en el pelaje, también lucen idénticos en trapío y finura. ¡A golpe de vista están proclamando la calidad de su brava estirpe!...

Una aclaración que creo prudente. Don Francisco Madrazo SolórzanoPaquito Madrazo – era en esas fechas el encargado de llevar las ganaderías de La Punta – propiedad suya y de su hermana – y la de Matancillas gemela de La Punta – pero propiedad esta de su tío, don José C. Madrazo y García Granados y ambas vacadas estaban encastadas en Parladé, vía Gamero Cívico y Campos Varela, ganados que se llevaron siempre en pureza, sin hacer cruces con reses nacionales.

Jesús Solórzano y Manolo Espinosa se presentaban ante la afición de Aguascalientes, en tanto que Calesero Chico ya había actuado aquí en varias oportunidades y tenía ya algún predicamento entre la afición. El ambiente previo al festejo motivó que la entrada fuera un lleno, que no puedo calificar de no hay billetes, porque como me lo contara en su día doña Carmelita Madrazo, sobrina del ganadero que lidiaba en la fecha y entonces condueña de La Punta, a don Jesús Ramírez Alonso, empresario de la Plaza San Marcos, se le quedó una entrada en las taquillas, misma que mandó colocar en un marco y la tuvo durante muchos años en un rincón taurino de su casa en la Ciudad de México.

Los tres novilleros actuantes parecían someterse a un examen de grado, porque en la plaza parecía haberse reunido un jurado importante para calificar su hacer ante los toros. Relata don Jesús Gómez Medina, en su crónica escrita para El Sol del Centro:

La tarde, espléndida. Y el lleno total, rebosante. Clima y ambiente de una gran solemnidad, en suma… Y dispersos aquí y allá, entre barreras y el tendido, los miembros del senado taurino en pleno: el Maestro Fermín, Carlos Arruza, Chucho y Lalo Solórzano. También Humberto Moro y Juanito Silveti. Y ganaderos y aficionados de postín en gran número… Todo ello a tono con la gran categoría y la importancia del cartel… En estas circunstancias hicieron el paseo los tres herederos: Chucho Solórzano, Calesero Chico y Manolo Armilla…

No era cualquier sínodo el que iba a apreciar la labor de los dos debutantes y del hijo del Poeta del Toreo, era toda la cátedra en su conjunto.

El triunfo de Jesús Solórzano

El hijo del Rey del Temple se había presentado en la Plaza México el 14 de julio de 1963 y llevaba desde entonces una sólida campaña novilleril con triunfos en las principales plazas del país. En esta su presentación en Aguascalientes, no haría excepción y ante el primero de su lote de esta señalada tarde, iniciaría un andar que convertiría a nuestras plazas en uno de sus talismanes. Así le vio don Jesús Gómez Medina:

Ya está en el ruedo “Solimán”, el primero de los astados de Matancillas. ¡Hermoso ejemplar de toro de lidia! Fino, recortado, con amplio morrillo y cómodo de pitacos. Y, además, muy bravo, muy dócil y alegre… Breve intervención de la peonería, y tras de ella, Chucho clava en tierra ambas rodillas para instrumentar un apretado farol. Luego, de pie, lancea al natural con gran lucimiento; añade dos airosas chicuelinas y concluye con la revolera. Y estalla la primera ovación… Un primer picotazo acepta el de Matancillas. Al librar, Solórzano se ciñe toreando por gaoneras a las que pone término con un remate al estilo de Lagartijo, el de Córdoba. Las palmas continúan sonando con estrépito… Segundo puyazo, recargando el morito. Y Calesero se adorna en dos chicuelinas y en la revolera final… El segundo tercio corre a cargo de Chucho. Y a fe que el muchacho lo hace con sobra de lucimiento, superándose de uno a otro par… El primero, un cuarteo bien igualado, precedido del giro que patentó Fermín. Para el siguiente Solórzano arrancó zigzagueando, al modo de Arruza, mejorando la ejecución y la colocación de los garapullos. Pero el tercero supera con creces todo lo anterior: ¡Cómo cuadró y alzó los brazos entre los propios pitones! ¡Y qué enhiestos y exactos quedaron los garapullos en lo más alto del morrillo! ¡Lo que se llama un gran par, un extraordinario par de banderillas! … Brindó Chucho al pueblo soberano. Y, sobre una y otra mano, fue forjando un trasteo que alcanzó su ápice en dos pases en redondo con la diestra, enormes de temple y longitud, y en otros tantos derechazos rodilla en tierra igualmente templados y con mando… El de Matancillas, nobilísimo, de sedeña embestida, daba pábulo a estas excelencias… Estocada honda, que hace doblar. Gran ovación. Doble otorgamiento de apéndices, que la protesta de las mayorías reduce a la mitad. Y dos vueltas al ruedo, entre aclamaciones y música, para el vástago del Rey del Temple… Durante el arrastre, los despojos del bravo “Solimán” recibieron el reconocimiento de los buenos aficionados…

El segundo de su lote se defendió y no se prestó a mayores florituras, no obstante Chucho hizo gala del oficio bien aprendido, pudo con él y lo despachó con limpieza, siendo premiado con la vuelta al ruedo.

El arte de Calesero Chico

El segundo del lote de Calesero Chico fue el que le permitió el lucimiento, después de que su primero fuera echado a perder por un puyazo trasero y bajo. Así lo relata don Jesús Gómez Medina en su crónica:

En el quinto, “Regalón”, noblote y suave de embestida, aunque sin mayor enjundia, reapareció el cincelador del pase natural… En tres o cuatro tandas, cruzándose con el socio, llegándole al sitio justo, insistiendo y tirando de él con admirable exactitud; templando, mandando, prolongando la dimensión del muletazo en fuerza de llevar embebido, aprisionado a “Regalón” en el embrujo de esa muleta tersa, pulida, como si el arte diese textura y gravidez a la ruin franela de que está construida, este nuevo Calesero buriló, frente al éxtasis colectivo, el pase fundamental del toreo de muleta… No dio para más la menguada acometividad del toro. Por ello, resultaron ociosos los posteriores intentos de Alfonso. El cual, tras de un pinchazo, clavó una estocada casi entera, que bastó… Gran ovación. Doble vuelta triunfal. Y una oreja recibida entre protestas: pero ganada de sobra con el prodigio de su toreo izquierdista…

La faena parecía encaminada hacia mayores alturas, pero la falta de fuerza de Regalón no le permitió más que lo que nos cuenta la crónica, que, no obstante, por lo que se lee, debió ser exquisito.

La presentación de Manolo Armillita

La relación que hace don Jesús parte de la añoranza, recordando la primera tarde en la que se encontraron en el ruedo de la Plaza San Marcos Armillita y Lorenzo Garza, y lo hace a propósito del vestido que llevó en esa tarde el maestro Fermín y el que en la novillada que narra, vistió su hijo Manolo:

El domingo 25 de abril de 1937, actuaron por vez primera en el coso San Marcos los colosos de la época: Fermín Espinosa y Lorenzo Garza… Fue aquella una corrida memorable, de la que, quienes la presenciaron, todavía se hacen lenguas. Fermín se ataviaba con un terno grana y oro; el de El Magnífico era blanco, con áureos bordados… Ayer, al presentarse ante la afición hidrocálida Manolo Espinosa, enfundábase en un terno similar al que ostentara en aquella remota fecha, su ilustre progenitor: corinto y oro… ¡Ah! Pero no fue tan solo el color del traje lo que nos hizo recordar el árbol de que es vástago este chaval. Su notable facilidad para realizar el toreo y el tranquilo desenfado con el que deambula por el ruedo y ante la cara de los bureles, son reflejo, indudablemente, de similares virtudes que en grado eminente poseyó Fermín… A Manolo, por lo que ayer le pudimos apreciar, fáltale madurar debidamente para que pueda exhibir cuanto de torero lleva dentro. Por hoy, su misma facilidad resta calor y brillantez a su labor. Le hace falta, por tanto, exponer más; mostrarse menos fácil, si ello fuere posible, para arrancar de las masas la reacción entusiasta que tan sólo se provoca por la vía de la emoción o del arte… Por lo demás, Manolo sabe torear, y torea estupendamente… “Flamenco” terminó aplomado. Pero ello no obstó para que Manolo Armilla llevase a cabo una faena limpia, desahogada, en la que, junto a los pases altos y de trinchera, intercaló derechazos y naturales con ritmo y mando; pero en pugna siempre con el agotamiento del burel… Llegado el capítulo de adornos, ciñóse Manolo toreando por manoletinas, en tal grado que se llevó una voltereta con rotura del flux. Volvió al bicho, para liquidarlo de una estocada contraria, que hizo pupa… Ovación estruendosa y vuelta al ruedo para el vástago de Fermín…

La experiencia de los toreros se fue reflejando en su manera de estar ante los novillos. Manolo Espinosa apenas se había presentado en los ruedos vestido de luces el mes de mayo anterior en Lima, donde tuvo un par de actuaciones triunfales, pero estaba comenzando a andar un camino que le llevaría a escalar cimas altas dentro de la torería mexicana.

Aguascalientes, agosto y toros

Como hemos podido ir apreciando hasta ahora, los toros de agosto en Aguascalientes han dejado notas para la historia. Son fechas que se dejaron de lado al concentrarse la actividad en la temporada de San Marcos, pero que, con imaginación y carteles interesantes, se pueden recuperar.

Hasta la próxima semana.

Aviso parroquial primero: Hace 15 años publiqué en estas mismas páginas virtuales una primera versión de este mismo asunto. (aquí)

Aviso parroquial segundo: Los resaltados en las transcripciones de la crónica de don Jesús Gómez Medina son obra imputable exclusivamente a este amanuense, porque no obran así en su respectivo original.

domingo, 31 de agosto de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (IV)

La postrera presentación de Garza, El Soldado y Silverio en  Aguascalientes el día de la Asunción

La XII Feria de la Uva tuvo verificativo entre los días 11 y 15 de agosto de 1965. Por lo que las crónicas periodísticas refieren, el agosto de hace seis décadas, también trajo agua, porque se refería en los diarios que el exceso de lluvia retrasaría la cosecha o vendimia y pondría en peligro al fruto cosechado, por ser más propenso a la pudrición una vez separado de la parra.

Esta edición de la Feria fue más austera a comparación de las que la precedieron, pues la información publicada no da cuenta de la presencia de grandes personalidades de los mundos de la política, de las artes o de los medios de comunicación, salvo la del literato mexicano Mauricio Magdaleno, quien en esos días era titular de la Subsecretaría de Asuntos Culturales de la Secretaría de Educación Pública, quien además tenía lazos personales en esta ciudad.

La coronación de la soberana Lucero I se verificó la noche del 11 de agosto, escogiéndose para el efecto, no un espacio abierto, como se había acostumbrado, sino el Teatro Morelos, aprovechándose el evento para su reinauguración, después de haber sido sometido a una profunda remodelación.

Los toros en la Feria del 65

Decía hace unas líneas que esta edición de la Feria de la Vendimia fue más austera y en alguna medida esa austeridad se reflejó también en su arista taurina, porque en lugar de una corrida de toros o una novillada para engalanar los festejos, se anunció desde los primeros días del mes de agosto, que se ofrecería un festival de auténtico lujo dentro de las fechas de las festividades.

Así, el sábado 7 de agosto de ese 1965, en el diario El Sol del Centro, se publicó la siguiente información:

Ya por todos los sitios acostumbrados circula la publicidad del magno festival taurino del próximo domingo 15... ¡El festival organizado en homenaje de la filial devoción a la Reina y Patrona de Aguascalientes! … Y es que, tratándose de una festividad tan acendradamente religiosa, no podían dejar de sumarse a ella los representativos de un arte esencialmente español y mexicano y, en consecuencia, católico... ¡El toreo, arte católico!, se intitula nada menos que un volumen que demuestra palmariamente la veracidad de este aserto...

Al final de cuentas, por la fecha de la conclusión de la Feria, se decidió ofrecer el festival anunciado en honor de Nuestra Señora de la Asunción, cuya festividad y Romería se celebra precisamente el día 15 de agosto, en lugar de incluirlo en la agenda de la Feria que ya vivía sus últimos instantes.

A propósito del cartel de toreros, la propia información, refleja lo siguiente:

Nada más justificado, por tanto, que Lorenzo Garza, Silverio, “El Soldado”, Fermín Rivera y David Liceaga, cinco gloriosas figuras del pasado taurino de México y unido a ellos el estupendo rejoneador Evaristo Zambrano, vengan ahora como toreros y como sinceros católicos, a realzar con su presencia – ¡y con su actuación, especialmente! – el festival del día 15...

En el papel, era un auténtico festival del recuerdo, con cinco toreros que habían escrito páginas muy importantes de la Historia del Toreo y quienes, además, todos tenían sus tardes de triunfo escritas en el escenario de la Plaza San Marcos, donde se verificaría el evento. Los toreros enfrentarían novillos de San Diego de los Padres, Peñuelas, Matancillas, Armillita Hermanos, Ramiro González y Cerralvo.

Lo que sucedió en el festival

La crónica que ubiqué fue una muy apretada de don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro, al día siguiente del festejo. Lo primero que revela, es que únicamente actuaron en él Lorenzo Garza, Luis Castro El Soldado, Silverio Pérez y el caballista Evaristo Zambrano, correspondiendo enfrentar dos novillos a estos dos últimos actuantes. No se explican las razones por las cuales no comparecieron Fermín Rivera ni David Liceaga, así como tampoco se hace especial mención de la respuesta del público a los tendidos de la Plaza de Toros San Marcos.

El triunfo de Lorenzo Garza

Vestido de luces, El Magnífico había comparecido en Aguascalientes por última vez en abril de 1958, justamente en una campaña de reaparición en los ruedos. Actuaría intermitentemente entre ese año y el que nos entretiene en este momento, porque el 30 de mayo de ese año 65 había toreado una corrida de toros en Nuevo Laredo y tengo la impresión – sin pruebas que la sostengan – de que este festival, y seguramente otros, eran parte de un plan de preparación para una corrida que tenía pactada para el 7 de noviembre de ese mismo año en Monterrey, su tierra, para cederle los trastos a un prometedor joven paisano suyo.

Ese 15 de agosto de hace 60 años, salió de Aguascalientes con las orejas en las manos. Así describe su tarde don Jesús Gómez Medina:

¡Personalidad, invaluable tesoro! … Personalidad, sí, y también arte y torerismo. Un torerismo acendrado, alquitarado. Un torerismo al que los años – ¡los muchos años! – habrán despojado, quizá, de acometividad y de afán, pero que esplende ahora con el reposo y la serenidad de los crepúsculos... El “Califa de Monterrey” además, hizo derroche de una habilidad y una pupila realmente singulares para “torear” al margen del toro. Cordial, versallesco casi con el público y prodigando sus intervenciones en ayuda de sus alternantes, muy pronto se hizo de las simpatías populares y terminó por echarse a la afición al bolsillo... “El Magnífico” ayer, utilizó más la mano izquierda para conquistar adeptos que para torear de muleta a su enemigo... ¡Ah!, pero cuando lo hizo - en lo poco que llevó a cabo -, ¡cuánto sabor y qué admirable señorío! ¡Cuánta prestancia la suya y qué aroma a solera la destilada por su capote y su muleta! … Algunas de sus verónicas, los lances rodilla en tierra y los remates de pie y de hinojos propinados al suave y noble astado de don Ramiro González; y, la verticalidad de su toreo de muleta, fueron, para los espectadores, revelación y añoranza. Para los neo aficionados, en efecto, constituía aquello la revelación, el descubrimiento de un toreo y de un torero que ¡ay!, no llegaron a conocer en plenitud. Y para los taurófilos de viejo cuño, la actuación de Lorenzo, pese a producirse en el reducido marco de un festival, fue ocasión para rememorar una época; una etapa que, pese a lo añeja, no deja aún de provocar apasionamientos... Y como para poner a su faena la rúbrica netamente garcista, toreó por último Lorenzo en varios muletazos rodilla en tierra, precursores de una media delantera de rápidos efectos... Ovación y música para “El Magnífico”. Y además el premio de las dos orejas y la doble vuelta al ruedo entre caravanas y sonrisas mil de este Talleyrand de los ruedos que nos resultó ser el “Califa de Monterrey”.

Creo que don Jesús se encontró con una versión añejada y debidamente reposada de lo que fue en su día Lorenzo Garza, y pudo observar cómo se adaptó a su circunstancia en ese momento y además fue descubierto por los aficionados que solamente lo conocían por la lectura o por la tradición verbal. Lorenzo Garza todavía tenía cuatro tardes portando el terno de luces por delante y casi todas ellas marcadas por el signo del triunfo, porque sería hasta el 20 de febrero de 1966 que se despediría en definitiva de los ruedos en su natal Monterrey.

El arte de Luis Castro El Soldado

En estos apuntes agosteños ya había tenido oportunidad de ocuparme de El Soldado, porque fue el eje del cartel de la corrida del año 1959. Siguió en la brega y hasta donde pude indagar, una de sus tardes postreras vistiendo el terno de seda y oro, fue la del 29 de abril de 1962 en el Toreo de Cuatro Caminos, cuando le cortó una oreja al toro Perlito de Tequisquiapan

A Luis Castro le correspondió un novillo complicado, pero en su turno al quite, en el de Garza, estuvo sublime. En su conjunto, así lo vio el cronista:

Luis Castro, antaño enconado rival, tenaz opositor de Garza; Luis Castro, el gran torero cuyo capote y cuya muleta solía tener suavidades de terciopelo, ritmo y cadencia de estrofa, inició ayer su actuación realizando un quite por chicuelinas … ¡Pero qué chicuelinas! Grave, pausado el movimiento del engaño, que Luis mantenía muy abajo; lleno de plasticidad y de garbo la actitud del torero; lento, preciso su girar. ¡Un quite pleno de armonía, de arte y de belleza! … ¡Un quite... para soñarlo! … Ocurrió lo anterior durante la lidia del enemigo de Garza, el nobilísimo burel enviado por don Ramiro González. Posteriormente, en su turno, como su rival, de la vacada de Cerralvo, andaba resentido de los remos posteriores y por ello escaso de fuerza, “El Soldado” llevó a cabo una labor pletórica de torerismo: la lidia sobria, medida, toda precisión y eficacia. Los muletazos de exacto remate, algunos concluidos rodilla en tierra; algún adorno de circunstancias y el espadazo entero propinado con facilidad... Ovación y vuelta al ruedo para el torero de Mixcoac, un torero cuyo capote bordó ayer el lance de Manuel Jiménez con el primor y la plasticidad con que toreó por chicuelinas a “Famoso” y a “Porrista”...

No todos los toros se prestan para hacerles florituras, pero cuando surge la ocasión de hacerlas, aunque sea en los del rival o del alternante, hay que salir a ello. El Soldado aprovechó la bondad del novillo Lorenzo Garza en su turno al quite y lució y consiguió el momento más destacado de su tarde.

¿El sino de Silverio?

Silverio Pérez fue uno de los dos alternantes que enfrentaron dos novillos. Por eliminación y porque la crónica no refleja otra cosa, le correspondieron los de San Diego de los Padres y de Armillita Hermanos. De la crónica aparecida en El Sol del Centro, se aprecia que simplemente esta no fue su tarde. Escribe don Jesús:

LOS INFORTUNIOS DEL “COMPADRE”: Decididamente Silverio Pérez al salir de su solar texcocano lo hizo bajo adversos auspicios. De allí que los dos bureles a los que ayer se enfrentó resultasen igualmente inadecuados al lucimiento: sin respeto y sin fuerza ambos... De esta manera el arte del genial inmortalizador de "Tanguito", el toreo pleno de sabor y hondura del "Faraón de Texcoco" - actualmente el señor Diputado por Texcoco - apenas asomó en este o aquel momento; en algún lance a pies juntos y particularmente, en varios muletazos de trinchera que algo tuvieron del arte silverista. Y nada más...

Silverio Pérez, si mis apuntes y memoria no me traicionan, había estado entre nosotros, vestido de luces por última vez en abril de 1944, reapareciendo después de la cornada de Zapatero de La Punta y se había despedido de los ruedos, en la Plaza México, en 1953.

Tras de su despedida de los ruedos, incursionó en la política, siendo electo Presidente Municipal de Texcoco, su tierra y después Diputado Federal por el distrito correspondiente a esa región. Hago el apunte, porque se refiere a él don Jesús Gómez Medina como el señor Diputado por Texcoco, cuando en realidad, el primer día de enero de ese año, había iniciado su segundo periodo como Alcalde de Texcoco, su pueblo natal.

La actuación de Evaristo Zambrano

Por su parte, Evaristo Zambrano enfrentó a los novillos de Matancillas y Peñuelas. Lució con el primero, sobre todo, dice don Jesús, con las banderillas a una y a dos manos, pero falló con el rejón de muerte, por lo que el sobresaliente, Jorge Reina El Piti hijo, tuvo que despenar al novillo, siendo llamado el rejoneador después a dar la vuelta al ruedo. Ante el de Peñuelas, complicado, se limitó a cumplir, aunque en ese sí estuvo fino con el rejón de muerte.

Terminando

En Aguascalientes, los festejos taurinos en agosto no son necesariamente abundantes en cantidad, pero se intenta presentar esta tradición de nuestra tierra asociándola a las actividades agroindustriales que nos distinguen o a las festividades religiosas que nos son propias, porque donde la taurinidad es parte de la entraña de los pueblos, en realidad no falta razón para celebrar fiestas de toros.

Aviso parroquial: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable únicamente a este amanuense, porque no obran así en sus respectivos originales.

domingo, 24 de agosto de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la vendimia (III)

La clase de El Callao y el arrebato de Tirado, lo más destacado de la corrida de feria

Para la IV Feria de la Uva, verificada del 23 al 25 de agosto de 1957, fue invitada para fungir como reina la señorita Laura Irene Ortega Hernández Duque, quien tenía además la particularidad de ser hija del Gobernador del Estado, Ing. Luis Ortega Douglas. En esta oportunidad ya no se encomendó la difusión desde la capital al Brigadier Antonio Arias Bernal – quien solamente asistió como invitado especial –, lo que le restó difusión periodística a nivel nacional e internacional, así como tampoco se procuró la asistencia de diplomáticos y artistas de renombre.

La intención fue que conocieran las festividades escritores y personajes de la cultura y la industria como Jean Sirol, Agregado Cultural de la Embajada de Francia; los vitivinicultores europeos Paul Antebí, Jean Laine y Antonio Migliano.

Y por otra parte se convocó a un grupo de periodistas entre los que se encontraron Rodolfo Landeros Gallegos, Francisco Martínez de la Vega, Jorge Joseph, Rafael Solana, Elena Poniatowska, el decano del Periodismo Nacional, Luis Lara Pardo, Miguel Carriedo, y Fernando Castro entre los más destacados.

Por la presencia de todas esas personalidades y los visitantes del extranjero, se proclamó que la comida ofrecida en Viñedos Ribier tuvo carácter internacional, pues en torno a la mesa hospitalaria de don Nazario Ortiz Garza, se reunieron representantes de países tradicionalmente vinícolas. Además, el anfitrión estaba de plácemes, pues había enviado sus productos vínicos a concursar en la Feria de la Viña, en Montpellier, Francia, resultando galardonado por varios de ellos.

El festejo taurino de la feria

Para el domingo 25 de agosto de ese 1957, fecha del cierre de las festividades, se anunció una corrida de toros en la que actuarían Luis Procuna, José Ramón Tirado y Fernando de los Reyes El Callao, ante un encierro de El Rocío, ganadería que se presentaba ante el público de Aguascalientes. También se presentaban ante el público de Aguascalientes el mazatleco Tirado y El Callao, quienes habían recibido la alternativa apenas en el tramo final del año anterior, por esa razón eran "nuevos en esta plaza".

En la edición de El Sol del Centro del día de la corrida, se comentó lo siguiente acerca de los diestros debutantes:

Ramón Tirado pertenece al grupo de los toreros dotados de valor y decisión. Merced a su arrojo, el diestro mazatleco llevó a cabo en España, una relampagueante campaña novilleril, yendo de un triunfo al siguiente, hasta que sus reiterados triunfos tuvieron su epílogo cuando Tirado recibió la alternativa, en festejo de tronío, para luego venir a México a participar en la Feria Guadalupana... A su vez Fernando de los Reyes representa, en esta contienda de valor, destreza y arte, la solidez, el bien hacer y la calidad del toreo clásico... Es el suyo un arte sobrio, pero dotado de hondura y sentimiento, características que le permiten despertar las más intensas reacciones de admiración y entusiasmo...

Respecto de la ganadería que acudía por primera vez a la Plaza San Marcos, encastada principalmente con ganados de Pastejé y Mimiahuápam y procedente de Jiquipilco, Estado de México, propiedad de don Manuel Buch y Escandón, con divisa amarillo y rojo, y que se había presentado con corrida de toros en la Plaza México el 18 de enero de 1953, se decía:

Vacada que, entre las jóvenes, goza del mayor cartel, puede ufanarse de haber enviado el más bravo ejemplar que se lidió en México durante la última temporada. Y quien hace cesto, hace ciento... ¿Por qué no esperar que, entre los seis astados de esta tarde, esté el toro de bandera que, con su bravura y nobleza contribuirá a hacer memorable esta fecha en el recuerdo de los aficionados? …

Ese era el ambiente previo a una corrida en la que el cartel, encabezado por Luis Procuna, tenía siempre ese signo de incógnita que le imponen los genios:

Procuna, torero desconcertante y desigual, como suelen serlo los de su corte, en las tardes de inspiración ha ejecutado el toreo con un sello personal del que hay pocos ejemplos... Ahí están sus grandes triunfos, sus faenas cumbres a la vera de los más grandes ases, para testimonio de lo que estamos aseverando...

Como se ve, el cartel anunciado tenía imaginación, miga, no se veía repetitivo y resultaba interesante a la afición, aunque la mayor parte de los ingredientes del mismo, fueran de nuevo cuño.

El resultado del festejo

La crónica escrita por don Jesús Gómez Medina para El Sol del Centro, tiene un introito donde hace un resumen amplio de lo sucedido esa tarde del 25 de agosto de hace 68 años, y entre otras cosas apunta:

No fue muy pródiga en resultados de orden artístico la corrida de la IV Feria de la Uva... Hurgando en la lidia de los seis bureles, apenas cabe destacar, en este apartado de valores artísticos, una tanda de verónicas y unas chicuelinas de “El Callao”, el farol de rodillas – ¡auténtico chispazo de emoción y de arte! – con que prologó Luis Procuna su labor en el cuarto, y ampliando el alcance del significado del arte, la actuación de Ramón Tirado en su primero... El resto de la jornada quedó reducido a la exhibición de los propósitos triunfales que, al parecer, alentaban el ánimo de los tres espadas; a meros bocetos de obra de arte que a la postre no llegaron a cristalizar porque, entre el deseo del artista y la consumación de un intento, se interponía de continuo el mal estilo, el aplomamiento y la carencia de acometividad de que... dieron muestra los toros de “El Rocío”... Formaron dichos bureles un encierro desigual en tamaño y también en edad y casi todos bien dotados de cornamenta. Y, si bien los seis se mostraron prontos y recargaron ante los montados, ante los peatones de taleguilla, hicieron la lidia cambiante de las ganaderías cuyo estilo no está aún definido... efectuando medias embestidas o buscando el abrigo de los tableros, según suelen hacerlo los bureles que han alcanzado la mayoría de edad...

Pareciera que con esto queda contado el total de los sucesos del festejo, pero resulta ser que José Ramón Tirado le cortó la única oreja del festejo al segundo de la tarde. Ya en el desarrollo del hacer de los toreros, en lo individual, el cronista refiere a este propósito:

Ramón Tirado, ya lo hicimos constar, resultó el más aplaudido de los tres espadas actuantes. Inclusive, el único apéndice otorgado en la jornada, correspondió al mazatleco... Empero, como ya también lo dejamos consignado, el toreo de Tirado, espectacular, fosforescente, no llega a calar hondamente en el ánimo de los aficionados: al menos así ocurrió ayer... Diríase que cuanto se ha alejado Ramón Tirado de las normas perennes del arte taurino para adentrarse en el modernismo a ultranza, ha perdido su toreo en intensidad, en hondura, en calidad emocional, en suma, pese al innegable valor que posee este diestro. Sin embargo, este derroche de agallas y cuanto hay de impresionante, de sugestivo en su estilo, suelen valerle – como ayer ocurrió – la obtención del aplauso popular y, al final de cuentas, la consecución del éxito...

Pues no convenció a don Jesús Gómez Medina el pupilo de El Pipo, quien se convertía en un exponente de la corriente encimista que llegaría a su culmen unos cuantos años después cuando el mismo Rafael Sánchez sacara del anonimato a uno de Palma del Río y ahora sí, revolucionara el toreo, por completo.

De la actuación de Procuna, ya citaba que don Jesús resalta la ejecución de un auténtico farol de rodillas al cuarto de la corrida, agregando:

Al cuarto le dio la bienvenida con un farol de hinojos al que ya aludimos: fue aquel un lance impregnado de brillantez y de emotividad dentro del tono gris de la tarde. Pero luego el morito saltó al callejón y cuando tornó a la arena, había perdido la alegría de la que inicialmente parecía estar dotado... Y aunque Procuna forzó la máquina e inclusive tomó los palitroques en un intento infructuoso de ganar aplausos, el toro, reservón y con media embestida, pese a los arrestos de que dio prueba Luis al torearlo de muleta, impidió la realización de proezas dignas de mención...

Por su parte, El Callao tampoco tuvo tela de donde cortar, aunque el cronista refiere que los mejores momentos y de mejor calidad torera, corrieron a su cargo:

Los lances saturados de mayor calidad taurina, los de mejor ejecución, brotaron del capote de Fernando de los Reyes. Fueron estos los que “El Callao” instrumentó, embarcando al morito, templando y mandando en la embestida y cargando la suerte con la pierna y con el busto, al saludar al primero de la tarde... Todavía pudo “El Callao” dibujar dos o tres chicuelinas parsimoniosas y ceñidas; pero, en el último tercio, y con el toro aquerenciado en tablas, la escena perdió su brillantez inicial. Intentó Fernando torear por derechazos, sacando para ello al bicho a terreno más propicio; más, visto lo inútil de su propósito, recurrió al empleo de la tizona...

Como se puede deducir de la lectura de este pasaje, aunque breve, la actuación de El Callao ante el primero de su lote, le resultó satisfactoria y conforme a su manera de entender lo que es el toreo. 

Para terminar

La Feria de la Uva en esa primera etapa de su existencia era breve, apenas de un fin de semana, entonces, el azar del toreo no dejaba mucho margen para que en un solo festejo se pudiera tener una tarde triunfal cada año, sin embargo, como parte de las tradiciones de nuestra ciudad, se seguirían ofreciendo festejos en estas fechas.

Hasta la próxima semana.

domingo, 17 de agosto de 2025

Aguascalientes en agosto: toros por la Asunción y la Vendimia (II)

La clase y el oficio de El Soldado se imponen en su actuación final vestido de luces en nuestras plazas

Para el año de 1959, la Feria de la Uva o Feria de la Vendimia, que en el vocabulario popular la denominación era indistinta, se celebró entre los días 14 y el 16 de agosto. Fue un evento que se diferenció de los anteriores, tratando de acercarlo más a toda la población, según lo refiere el académico Luciano Ramírez Hurtado:

En lo que respecta a la VI Feria de la Uva,99 ésta duró tres días, se celebró del 14 al 16 de agosto, y se aseveró que era “eminentemente popular”. No obstante, se llegaron a ventilar en la prensa ciertas dificultades, pues algunos de los vitivinicultores se negaban a cooperar con la amplitud necesaria en los gastos que implicaba su organización... (Luciano Ramírez Hurtado, El Paraíso Perdido, Pág. 247, UAA, 2016)

Así, aparte del desfile de la reina con sus embajadoras para compartir la abundancia mediante el obsequio de uvas a la población, en esta oportunidad se organizó un concurso de racimos, un concurso de tragones de uva, la carrera de meseros a la manera de la de la Feria de San Marcos, un desfile de calesas y algunos otros eventos más. Llama la atención también el apunte del profesor Ramírez Hurtado en el sentido de que los vitivinicultores no estuvieron por la labor de aportar los recursos necesarios para la organización de las festividades.

Ese giro del sentido de la Feria no impidió que se engalanara con la presencia de invitados especiales, y así, destacó la presencia del ex presidente de la República, General Lázaro Cárdenas, el General Raúl Madero, gobernador de Coahuila; el embajador de Colombia, Daniel Brigard Herrera; el embajador de los Estados Unidos, Robert C. Hill; el embajador de Perú, Germán Aramburu Lecaros; Antonio Arias Bernal El Brigadier, en su calidad de presidente del Comité Nacional de la Feria de la Uva; Abel Quezada, caricaturista del diario Excélsior; Emilio Sánchez Piedras, líder de la Cámara de Diputados; y, el Gobernador de Tlaxcala, Joaquín Cisneros Molina, entre los más renombrados.

El anuncio de la corrida de feria

El día 13 de agosto se desembarcó la corrida de Golondrinas, ganadería propiedad de los señores Jacobo y José María Domínguez Lecea, vecinos de Lampazos, Nuevo León, misma que se presentaba en Aguascalientes y se hizo público el cartel de toreros que la enfrentaría, encabezado por Luis Castro El Soldado, Gabriel España y Teófilo Gómez, estos dos últimos toreros de reciente alternativa y que se consideraba serían del interés de la afición local. Al día siguiente de esa operación, en el diario El Sol del Centro, se publicó lo siguiente:

Ayer fueron desencajonados los seis toros de Golondrinas que el próximo domingo lidiarán aquí Luis Castro “El Soldado”, Gabriel España y Teófilo Gómez, en el festejo taurino de la VI Feria de la Vendimia… Trátase, en efecto, de un encierro apropiado a la categoría del festejo: con peso y romana, lo cual podrán atestiguar los aficionados que concurran a las corraletas de la plaza desde esta mañana… Los ganaderos de Golondrinas han escogido minuciosamente este encierro para hacer su presentación en la plaza de San Marcos, sabedores de la categoría que taurinamente hablando, guarda ésta...

De lo dado a conocer en la información periodística, los toros a lidiarse, visualmente eran adecuados para el festejo a celebrarse y tenían el cuajo suficiente para atraer una buena entrada al coso San Marcos, el domingo en el que se cerrarían las festividades por el calendario de hace 66 años.

El día de la corrida, nuevamente se publicó información relativa al festejo, en el mismo diario, resaltando por una parte las ilusiones de los toreros de más reciente alternativa y la impresionante hoja de servicios del primer espada, por supuesto:

Al lado de un torero plenamente cuajado, poseedor de toda la ciencia que puede derivarse de los muchos años de andar por los ruedos del mundo; junto a un diestro que, además, puede alardear de ser poseedor de una clase de la mejor ley, como es Luis Castro “El Soldado”, veremos actuar hoy, en el coso San Marcos... a Gabriel España y también a Teófilo Gómez son dos jóvenes espadas que, con un crecido bagaje de ilusiones y de virtudes taurinas, inician actualmente el recorrido del cual, “El Soldado”, se halla ahora en su fase última. De esta manera, todo lo que Luis Castro pueda significar en experiencia, su lograda madurez, la vastedad de sus recursos y la calidad de su arte, lo compensan el arrojo juvenil y el explicable afán de triunfar, de marchar adelante, de que, naturalmente están animados Gabriel España y Teófilo Gómez...

Así pues, las cosas quedaron dispuestas para que se diera ese festejo de la sexta versión de la Feria de la Uva.

La corrida del 16 de agosto de 1959

Al final de cuentas la corrida no resultó lo triunfal que se hubiera esperado. El encierro de Golondrinas no dio el juego que tanto la afición como sus criadores hubieran esperado. La corrida, de acuerdo con la crónica, fue mansa, con un par de toros manejables, pero fuera de esos dos, los demás no permitieron el lucimiento de los toreros.

La actuación de El Soldado

Lo que resultó ser la última tarde en la que Luis Castro El Soldado actuó vistiendo el terno de luces en las plazas de Aguascalientes, no le fue redonda, pero sí obtuvo en ella el reconocimiento de la afición – de la auténtica – por su hacer ante los toros que le tocaron en suerte. Relata don Jesús Gómez Medina en su crónica escrita para el diario El Sol del Centro:

Es una verdad indiscutible que las figuras cumbres del arte taurino, todos los llamados toreros de época, han sido o llegado a ser, grandes lidiadores… Pues bien: “El Soldado” es, hoy por hoy, uno de los diestros más sobresalientes en este decisivo aspecto del toreo; lidiador consumado que, además, realiza la lidia con una limpieza, un aplomo y un señorío que difícilmente tienen paralelo en la actualidad... En este aspecto, Luis Castro es torero para el buen aficionado, nunca para el espectador adocenado, para el villamelón incapaz de percibir cuánto hay de mérito y valer en esto... ¡Y ayer había tantos espectadores de este tipo en la plaza! … La actuación del de Mixcoac, por cierto, tuvo un primer capítulo que, por su espectacularidad, satisfizo a todos los parroquianos: su actuación con el primer burel, uno de los dos astados de Golondrinas que se dejaron torear... Con el capote y con la franela, Luis toreó pausada y rítmicamente, haciéndose ovacionar repetidas veces. Y con medio acero lo puso en manos del veterano Chino Lara... Y al reclamo popular, “El Soldado” salió hasta los medios para agradecer las palmas... A su segundo lo lidió de principio a fin, haciendo cabal demostración de talento y eficacia… A todo esto, no faltaron los pitos... ¿De los exigentes, acaso? ¡No, de los exigentes que exigían que toreara! … ¿Acaso lidiar no es torear? … Con otro espadazo similar al anterior, Luis Castro puso término a la lidia de este cuarto y difícil astado...

La eterna contradicción que se produce entre la afición y entre el público se hizo patente en esta tarde, al no entender que no a todos los toros se les puede parar y pegar muletazos. Por eso, ante el segundo de su lote, a El Soldado, un grupo de espectadores le afeó su hacer, por no comprender que era lo adecuado a las condiciones del astado.

El resto de la corrida

Teófilo Gómez se mostró como un torero que tenía el valor por divisa. Se puso donde los toros hacen daño y logró entusiasmar a la concurrencia – escasa, refiere el cronista – con su despliegue de valor:

Por ser valiente aguanta a los toros e inclusive, en fuerza de parar casi por sistema, los obliga a tomar el engaño con mayor docilidad y continuidad que las previsibles, vistas las condiciones de los astados… Con su primer adversario – el otro de los dos manejables del encierro – el queretano tragó paquete con el percal, y luego, muleta en mano, prosiguió haciendo demostración de agallas en el toreo por alto, antes de ligar una tanda de muy buenos derechazos, rematados con superior pase de pecho. Repitió la dosis, y se adornó luego con manoletinas, Pero con el acero, el hombre es una calamidad: no tiene ni valor ni habilidad para estoquear. Se eternizó pinchando en la peor forma, y hasta escuchó un aviso... Con el quinto, nuevamente a base de parar y aguantar, consiguió hacerse del bicho, para torearlo sobre la derecha, entre aplausos... Y con el pincho, nueva dosis de desaciertos y exhibición de medrosidad e indecisión. Y justificadamente se “ganó” otro recado de la autoridad...

Lo conseguido con las telas, Teófilo Gómez lo perdió por manejar mal los aceros. No encontré referencia de que volviera a nuestras plazas vestido de luces, pero años después, sería visitante frecuente en su nuevo hacer como criador de reses de lidia y en esa arista de su vida taurina, se resarciría con muchos triunfos, del que se le escapó esta tarde.

Gabriel España, quien apenas el 24 de abril anterior había tenido una buena tarde en la Feria de San Marcos, en esta oportunidad cargó con los huesos del encierro y bastante hizo con salir del paso. Refiere el cronista:

Los toros que integraron su lote sacaron mansedumbre y el peor estilo; en estas condiciones, el estilista cordobés, pese a haberlo intentado, nada consiguió digno de encomio. Y a la hora de la verdad, a punto estuvo de seguir la huella de Teófilo Gómez...

Así, la corrida concluyó, insisto, sin un triunfo resonante, pero con la impronta que dejó la actuación firme y resuelta de un gran torero.

Un par de apuntes finales

Don Jesús Gómez Medina cierra su crónica con un par de reproches a los organizadores de la corrida, que bien vale la pena reproducir:

Dos detalles tuvo el festejo, que mucho desdijeron de su categoría y del prestigio de nuestra plaza: la presencia de una desafinada murga, que estuvo desafinando toda la tarde, y la inoportuna comparecencia en el ruedo del regio cortejo... cuando habían sido lidiados ya dos toros...

Y creo que razón no le falta. La música en los toros es esencial, en una medida justa y en los momentos oportunos. Pero siempre con calidad. Y los desfiles también tienen su momento, son antes del paseíllo o se dejan para mejor ocasión.

Hasta la próxima semana.


Aldeanos