domingo, 20 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (II)

Domingo 20 de abril, primera corrida de feria en la Monumental

La apertura del ciclo de corridas de toros abrileñas en la Plaza Monumental se ofrecía con un cartel formado por un encierro del ingeniero Mariano Ramírez para ser lidiado por Jesús Solórzano, Mariano Ramos y Humberto Moro. El hijo de El Rey del Temple venía con la vitola de ser el primer gran triunfador de la nueva plaza, pues el 24 de noviembre anterior había cortado el primer rabo que se otorgaba en ese ruedo al toro Pinocho de la misma ganadería jalisciense que lidiaba en esta señalada fecha; por su parte, Mariano Ramos había sido, de manera arrolladora, el triunfador indiscutible de la feria de 1974 y al igual que Humberto Moro, era nuevo en esta plaza.

La ganadería del ingeniero Mariano Ramírez venía a tratar de recuperar aquel impresionante paso que demostró en el año de 1973, cuando lidió dos encierros, el segundo programado en corrida extraordinaria, mismos que en su conjunto fueron extraordinarios. Al año siguiente, tanto en la feria de abril, como en los festejos de inauguración de la nueva plaza, apenas un par de toros lograron salvar el honor de su divisa, así que el compromiso era importante también para el ganadero. 

Así, todos los elementos sumados, daban a la afición un cartel interesante en el papel y con la posibilidad de imprimir un rumbo triunfal al serial sanmarqueño desde el inicio.

La presentación de Humberto Moro

Humberto Moro, nacido en esta ciudad, es hijo del Humberto Moro nativo de Linares, Nuevo León, llamado El de la Izquierda de Oro, había recibido la alternativa en León, Guanajuato, apenas el 19 de enero anterior, de manos de Manolo Martínez y atestiguando Curro Rivera la cesión del toro Buena Suerte de San Miguel de Mimiahuápam. Esta corrida de apertura de feria le representaba su presentación en la Plaza Monumental, y por ello, en la edición del 20 de abril de 1975, el diario El Sol del Centro, don Jesús Gómez Medina publicó un artículo dedicado al hecho de su presentación y al primer festejo ferial, del que extraigo:

...en marzo de 1974, en Durango, toreaba su primer novillada y diez meses más tarde, el 19 de enero, en León, con veintiséis novilladas en su haber, el imberbe torero obtenía el doctorado en su profesión... Humberto alterna - alternar es un verbo muy taurino - la profesión de lidiador de reses bravas con la de estudiante de primero de Preparatoria en el Instituto Aguascalientes. Y con buen aprovechamiento, por cierto... ahora, está ya a punto de debutar como matador de toros en Aguascalientes... Y en la Feria de San Marcos, nada menos. En el primer festejo ferial, al lado de Chucho Solórzano, artista supremo, supremo definidor del toreo de calidad, y de Mariano Ramos, el arrollador torero capitalino, triunfador indiscutible de la recién concluida temporada en México... Y si a todo esto añadimos que el Ing. Mariano Ramírez es quien aporta la materia prima – ¡hay que ver la preciosidad del encierro enviado por el ingeniero! – tenemos la evidencia de que la feria iniciará por todo lo alto... ¡Suerte, Humberto! … ¡Suerte, Chucho y Mariano! … ¡Suerte Ing. Ramírez! … ¡Suerte, aficionados! …

La idea de don Jesús no iba mal encaminada, porque reitero, en el papel, la corrida de toros anunciada era redonda, pero hasta que no sale el toro al ruedo, es cuando se puede saber si el presagio que representa el cartel anunciador, se va a cumplir.

El encierro lidiado esa tarde

Al final de cuentas, el festejo no resultó triunfal como su anuncio lo prometía. De las relaciones que guarda la prensa de aquellos días, resulta que los toros no tuvieron las aptitudes para que se lograran con ellos grandes hazañas. Escribió Alejandro Hernández para el diario Heraldo de Aguascalientes:

“Los toros no tienen palabra de honor”, reza un refrán taurino, y como tal, y la corrida que tantas esperanzas había fincado, merced a los triunfos obtenidos en ferias pasadas, ahora ha fallado… El encierro del Ing. Mariano Ramírez resultó ser débil de fuerza, cayéndose casi todos los toros y llegando al tercio final con medias embestidas o muy agarrados al piso…

Por su parte, don Jesús Gómez Medina, en su crónica para El Sol del Centro, con un poco más de desarrollo, expresó:

Integraron un encierro de buena presencia y fino corte; todos de pelaje cárdeno, aunque con distintos matices. Y todos también, bravos para las caballerías y con magnífico estilo para los infantes. ¡Ah!; pero, cinco de ellos manifiestamente faltos de vigor, endebles en grado tal que, pese a su nobleza y bravura, su lidia resultó deslucida e inclusive tediosa...

Como se puede apreciar, la materia prima falló. Sin toro, no hay lidia posible y esto es lo que al parecer ocurrió esa tarde de hace medio siglo.

El hacer de los toreros

Ante el problema que implica el tener que desarrollar labor de enfermero ante toros inválidos o simplemente intentar cumplir por la manifiesta inutilidad de los astados que se enfrentan, los diestros quedan en desventaja, porque tienen que agradar a la concurrencia, sin mimbres para ello.

El toro que cumplió de toda la corrida resultó ser Andaluz, el primero de la tarde, al que, unánimemente, las crónicas consideran que no fue debidamente aprovechado. Escribió don Jesús Gómez Medina a ese propósito:

El mejor, el que amén de magnífico estilo poseyó más resistencia que el resto del encierro, fue “Andaluz”, el cárdeno lidiado en primer término, al que Solórzano aprovechó cumplidamente con el percal, toreándolo por verónicas plenas de solera, de clasicismo; si bien con la muleta, luego de un preámbulo brillante, prometedor, en el resto del trasteo, no logró Chucho mantener el ritmo, dejando la impresión de que “Andaluz” era merecedor de mejor suerte...

Por su parte, Alejandro Hernández, en el Heraldo de Aguascalientes, con más dureza, reflexionó lo siguiente:

El primer espada Jesús Solórzano tuvo una tarde mala merced a sus dudas y falta de afición, pues en primer término se enfrentó a “Andaluz”, un cardenito muy bonito y con algo de presencia, siendo este toro el que mejor llegó al tercio final y concretándose su matador a torearlo con desmedida precaución, "zumbándose" al toro que iba con la cabeza baja, muy lejos. Fue pitado…

A veces, a alguno le toca el toro de la corrida y no se entera o si lo hace, prefiere esperarse a la siguiente tarde.

Mariano Ramos y Humberto Moro cargaron con los toros que no anduvieron. Refiere don Jesús Gómez Medina:

…Mariano Ramos y Moro se excedieron en determinación y llegaron a terrenos vedados a los pusilánimes, intentando, con raquítico fruto, hacer pasar a sus menguados antagonistas... Con “Fundador”, el segundo de la jornada, plasmó Mariano Ramos su trance más lucido, fue al torearlo de capa, con quietud extraordinaria, ciñéndose, apretándose con el cárdeno y templando a la vez, en forma superior, tanto en las verónicas, como en otros pintureros lances con el capote a media altura... Pero de allí en fuera nada, o casi nada... Humberto Moro reafirmó que lo suyo es un caso de determinación... pues sin enemigos adecuados, puesto que sus dos adversarios terminaron sosos, embistiendo cuando Humberto los obligaba, paso a paso y con la cabeza encima de la muleta, logró, sin embargo, hacerse ovacionar con sus lances al natural en uno y otro turno, y en forma especialísima en tres estatuarias y ceñidas chicuelinas con el tercero...

La conclusión que pronuncia don Jesús Gómez Medina puede dar una idea bastante acercada a la realidad de lo ocurrido en esa, la primera corrida de feria que se dio en la historia de la Plaza Monumental:

En el espectáculo taurino todo es aleatorio, imprevisible... Cualquier resultado, en este que Enrique Vila llama “el negocio de los toros”, se deriva de la intervención de tantos y tan diversos factores que allí concurren: el toro, los toreros, también los empresarios. ¿Y cómo olvidar lo que en un momento cualquiera puede significar la actitud de los aficionados o la gestión de la autoridad? De aquí la conclusión: en toros, nada hay escrito; en un festejo taurino, todo puede ocurrir… Como aconteció... o dejó de ocurrir ayer, en la tan esperada primera corrida de feria… ¿Cómo esperar que, con tan selectos ingredientes, el platillo haya resultado insulso, frío, “esaborío”? … Y, sin embargo, así ocurrió… Ni siquiera la persistente intervención de la charanga, actuando casi siempre a destiempo – a destiempo porque lo que ocurría en la arena no justificaba su intervención – fue capaz de levantar el tono del festejo; de un festejo que se hundía en el piélago de la mediocridad y del tedio a la medida en que la bravura de los bureles naufragaba bajo el faro de su manifiesta debilidad... Y fue de esta manera que el primer festejo ferial, tan esperado y del que pendían tantas esperanzas, haya concluido tristemente, en un clima de hastío y desencanto, a mil años luz del que imperaba cuando dos horas antes, Su Majestad, Luz María I y sus gentiles princesas inundaron la plaza con su lozanía y belleza al hacer el primer “paseíllo” de la feria...

Un apunte importante que hace don Jesús, es la intervención indiscriminada de la Banda Municipal, dirigida en esas calendas por el maestro don Fernando Soto García, quien, por falta de regulación al respecto, “se arrancaba” a petición de los diestros actuantes y que es el antecedente mediato de lo que hoy ocurre todavía, previo permiso de la autoridad, en la misma plaza.

Así transcurrió la primera corrida de feria en la historia de la Plaza Monumental. Nos vemos el día de mañana.

viernes, 18 de abril de 2025

Abril de 1975: La primera Feria de San Marcos en la Plaza Monumental (I)

Se prepara la feria para ofrecerse en un nuevo escenario

Después de 79 años, los festejos taurinos de nuestra feria de abril ya no se ofrecerían en la Plaza de Toros San Marcos. A partir del sábado 23 de noviembre de 1974, Aguascalientes contaba ya con un nuevo escenario para las corridas de toros, que aparte de duplicar en capacidad al coso de la calle de la Democracia, contaba en principio, con algunas otras cualidades producto de las innovaciones de la ingeniería y de la arquitectura que la hacían más adecuada para albergar una feria taurina que en apenas un lustro, se había levantado como una de las principales de América y del llamado planeta de los toros. Es la Plaza Monumental Aguascalientes.

El artífice de ese serial, don Guillermo González Muñoz, coloquialmente conocido como El Cabezón, seguía al frente de la empresa y para esta nueva etapa ofreció ocho corridas de toros en días consecutivos, del 20 al 27 de abril de hace medio siglo, de las cuales, las de los días 21 (lunes), 22 (martes), 23 (miércoles) y 24 (jueves) de abril, se celebrarían a las nueve de la noche, pues por esas fechas todavía esos días eran considerados hábiles o laborables en la ciudad y las de los días 20 (domingo), 25 (viernes), 26 (sábado) y 27 (domingo) de abril, se verificarían a la tradicional hora de las cinco de la tarde.

Aunque este año se cumple el medio siglo de dar toros de feria en la Monumental, el serial 2025 es el cuadragésimo noveno (49º) de su historia, porque habrá que tener en cuenta que, en el año 2020, a causa de la pandemia de COVID, la feria quedó suspendida al completo y además, los casos atípicos de los años 2009, cuando por la influenza A – H1N1, el serial se suspendió apenas completado el tercero de los carteles anunciados y que, en el año 2021, solamente se ofreció una corrida el 25 de abril. Así, seguramente habrá el próximo año, la ocasión de celebrar el quincuagésimo serial sanmarqueño en la Plaza Monumental.

El anuncio de la feria del 75

En nota aparecida el día 10 de abril de 1975 en El Sol del Centro, se daba cuenta de la feria taurina que ofrecía la empresa de don Guillermo González. A las ocho corridas seguidas, se añadía una novillada, que se puede considerar de preferia, el domingo 13 de abril, una semana antes del arranque oficial de la celebración. El elenco que compondría los carteles se formaba con los diestros Manolo Martínez, Curro Rivera y Mariano Ramos, quienes actuarían cuatro tardes cada uno; con tres fechas: Jesús Solórzano, Antonio Lomelín y Humberto Moro; con dos corridas, Fermín Espinosa Armillita; y, con una actuación: Eduardo Liceaga y los rejoneadores Gastón Santos, Pedro Louceiro, Jorge Hernández Andrés y Fernando Álvarez y los encierros a lidiarse provendrían de Mariano Ramírez, Suárez del Real, San Carlos (para rejones), Las Huertas, Tequisquiapan, Los Martínez, Torrecilla y Valparaíso.

Cabe señalar que la corrida de toros con la que arrancaría la feria, sería apenas la cuarta a celebrarse en la nueva Monumental, porque aparte de los dos festejos de la inauguración, el 8 de diciembre del año anterior, se había celebrado una corrida en la que, ante toros de Matancillas, actuaron mano a mano Eloy Cavazos y el sevillano de Gines, Manolo Cortés.

La novillada de preferia

Señalaba que para el domingo 13 de abril se anunció la celebración de una novillada. Se anunció un cartel formado por el teziutleco Gabriel Franzoni, el local José Antonio Picazo Zotoluco y el capitalino Ricardo Balderas, quienes enfrentarían un encierro de El Rocío. El festejo no dejó nada para el recuerdo. Escribe don Jesús Gómez Medina:

El dilatado ayuno a que se había visto sometida la afición de Aguascalientes, llegó a su término ayer cuando las puertas de la Monumental fueron abiertas para dar lugar a la verificación de su festejo novilleril... Sin embargo, es indudable que, a despecho de la novillada en cuestión, el apetito de los taurófilos hidrocálidos no está satisfecho ni mucho menos: ¡fue tan escaso lo que dio de positivo el festejo! El lucimiento, la brillantez, escasearon tan rotundamente a lo largo de la lidia del desigual encierro de El Rocío... Y es que, en realidad ni Gabriel Franzoni ni Ricardo Balderas ni tampoco José Antonio Picazo consiguieron atacar la nota aguda. O lo que es igual: ni los debutantes ni el reaparecido “Zotoluco” supieron dar el do de pecho. Resultado: un festejo anodino, gris, cuya monotonía tan solo fue capaz de romper la charanga con intervenciones que prodigó a través de la novillada con un entusiasmo digno de mejor justificación...

Al final, de la relación de don Jesús podemos rescatar solamente que quedó para la efeméride el hecho de su celebración, por haber sido el primero de su categoría que se celebró en el ruedo de la nueva Plaza Monumental.

Un nuevo Juez de Plaza

El día 15 de abril, el diario Heraldo de Aguascalientes publicaba en sus páginas una entrevista que Alejandro Hernández realizó a un joven Ingeniero Petrolero egresado de la UNAM, quien era en esos días Subdirector de Tránsito del Estado, llamado Jesús Herrera Robles, por su reciente nombramiento como Juez de la Plaza de Toros Monumental. La familia del ingeniero Herrera es sobradamente reconocida en el ambiente taurino de esta ciudad ya por varias generaciones y él mismo, por su forma de entender y exigir la integridad en la lidia y en la presencia del toro en la plaza. De la entrevista, extraigo:

El nombramiento de Juez de Plaza involucra una responsabilidad muy grande y un gran honor para un buen aficionado a la fiesta de los toros… Velaré por que los astados que se lidien, tengan un mínimo de 425 kg. de peso y el trapío necesario para una plaza con la importancia y categoría de ésta… Se dará mayor seriedad al espectáculo, evitando la entrada al callejón de personas que no tengan ninguna labor que desempeñar… A petición mía se nombró un Alguacil… que será la persona encargada de la entrega de orejas que la Autoridad previamente conceda, evitando con esto que los trofeos sean cortados a discreción por banderilleros o puntilleros, restando importancia y seriedad a los apéndices cortados.... En varias ocasiones he presenciado las ferias de San Isidro en Madrid y la de Sevilla, estando también en algunas ganaderías españolas como la de Carlos Núñez y la del ex – matador Miguel Báez “Litri” …Espero no defraudar la confianza que en mí han puesto las autoridades municipales, como también algunos taurinos…

Anunció también que colaborarían con él don Gabriel Salazar, en calidad de Juez de Callejón; don Guillermo Morfín, como Asesor Técnico; y que, el Alguacilillo al que asignó tarea específica, sería el charro Javier Cuéllar. Debo referir que, durante muchos años, el titular del palco de la autoridad, no daba a conocer quienes eran las personas que con él colaboraban. También debo señalar que, por disposición reglamentaria, el servicio veterinario estaba a cargo del Municipio de Aguascalientes.

Una nota luctuosa

El 17 de abril de ese año de gracia, el diario Heraldo de Aguascalientes daba a conocer que la víspera, en su finca Agua Bendita, ubicada en Santuario de Atotonilco, San Miguel de Allende, Guanajuato, había fallecido Pepe Ortiz El Orfebre Tapatío a la edad de 72 años, después de una serie de males crónicos que fueron minando su existencia. 

Estudió canto en la academia de José Pierson, teniendo como compañeros a José Mojica y a Pedro Vargas. En esos ejercicios obtuvo un papel como cantante en la ópera Carmen, que se presentaba en el teatro Esperanza Iris; y para realizar su actuación, tenía que vestirse de luces. En ese lugar el empresario taurino Pepe del Rivero al verlo le dijo: Tú lo que deberías ser es torero. Eso le animó a iniciar el aprendizaje del toreo con Luis Güemes, quien fuera banderillero de Rodolfo Gaona y discípulo de Ojitos.

Su extraordinario manejo del capote le llevó a crear quites como la orticina, la tapatía, el quite de oro, o la guadalupana. Esa creatividad fue la que le ganó el sobrenombre de El Orfebre Tapatío. También fue criador de toros de lidia en la Hacienda de Calderón, de 1937 a 1962, lidiando a su nombre y presentándose en tal calidad en la Plaza México el 24 de agosto de 1946.

Incursionó también en la actividad cinematográfica y teatral como guionista, compositor de las pautas musicales y también como actor en cintas como El Tigre de Yautepec, Bolero, Cielito Lindo, La golondrina, Seda, sangre y sol y más destacadamente como autor del argumento de la histórica ¡Ora Ponciano!, que pretende biografiar a Ponciano Díaz y que fue estelarizada por Jesús Solórzano y Consuelo Frank (1937) y por supuesto Maravilla del toreo en la que compartió papel estelar con Conchita Cintrón.

Contrajo matrimonio con la actriz Lupita Gallardo, quien le sobrevivió hasta el año de 1992.

Un par de notas publicitarias

El día 13 de abril, juntamente con la información previa de la novillada del día, se publicó por la empresa, la siguiente inserción:

AVISO: Se hace del conocimiento del público, que a partir de las 9:30 horas de hoy, estarán a la venta los boletos para las 8 GRANDIOSAS CORRIDAS DE FERIA. – TAQUILLAS EN: Peluquería Imperial. Farmacia Colonial. Restaurant Chela y Bolería Calesero. – NUMERADOS: Hotel Francia

Es decir, aunque faltaba prácticamente una semana para la coronación de la reina de la feria Luz María Alba Román (Luz María I), la actividad ferial prácticamente se echaba a andar ese domingo anterior, poniendo a la disposición de la afición el boletaje para asistir a los festejos taurinos de la feria.

Y cuándo todos nos preguntábamos: ¿Y la Plaza San Marcos?, días después, el 19 de abril, apareció este otro reclamo, respondiendo a nuestra interrogante:

POR PRIMERA VEZ EN LA FERIA DE SAN MARCOS, la categoría y excelente servicio en el ambiente artístico y taurino, el FAMOSO RESTAURANTE ARROYO, único en el mundo. Antes y después de la corrida, el ambiente está en su casa, RESTAURANTE ARROYO, ahora en una proyección maravillosa, instalado en la PLAZA DE TOROS SAN MARCOS. ¡¡SERVICIO DESDE LA UNA DE LA TARDE!!

Es decir, el coso de la calle de la Democracia no mantendría sus puertas cerradas, aunque no se dieran en él festejos taurinos, los personajes del ambiente de la fiesta se darían cita en ella, la presencia de don Jesús Arroyo así lo garantizaba.

Así se encaminaron los sucesos para dar paso a la celebración de la Feria de San Marcos en su vertiente taurina hace medio siglo. En los próximos días seguiremos los sucesos que en ella se fueron produciendo. Hasta entonces.

domingo, 13 de abril de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (y VI)

12 de abril de 1925: Rodolfo Gaona se despide de los ruedos

Cuando Rodolfo Gaona preparaba ya lo que sería su última campaña en los ruedos, celebró varias reuniones con Carlos Quirós Monosabio, para preparar la obra que se anunció como el libro íntimo de Gaona, titulado Mis Veinte años de Torero. En ese interesantísimo recuento, publicado primero por entregas en El Universal Taurino, el Califa de León explicó en la parte final una parte de los motivos – taurinos – que lo hacían apartarse de los ruedos. En el capítulo veinte de dicha obra, entre otras cuestiones, el torero hace estas reflexiones:

Pues sí: ya es tiempo. Después de veinte años de pelea, creo que se ha hecho bastante en todos sentidos... Hay que ir pensando en “pirarse”. Y está decidido: me voy... ¿Cuándo? Cualquier día. El menos pensado. Antes de lo que algunos puedan creer... Me siento en pleno goce de todo mi poder. Estoy fuerte. Puedo con el toro... Juzgo que mi misión ha quedado cumplida... Sin alardes de ninguna especie, estoy convencido de que mi carrera ha sido una de las más difíciles, porque fue una pelea sin tregua. Aquí y en España siempre me han echado un contrincante con quien disputar las palmas. No se ha querido que descanse, y de lo que yo haga depende el éxito de las temporadas de México... Toda fuerza tiene su límite... Me voy satisfecho porque no me han vencido, y de que en el último momento supe conservar el puesto que los públicos me dieron...

La principal razón taurina de Gaona para irse de los toros es la que compele a casi todas las figuras del toreo que se retiran en su plenitud: la desmedida exigencia de los públicos a partir de la capacidad reconocida a la figura en turno. Y cierto es también, como lo afirma el Petronio, que toda fuerza tiene un límite, por lo que llega un momento en el que hay que buscar el momento de dejar el sitio a los que vienen llegando atrás, eso sí, sin claudicar y defendiendo hasta el último instante el sitio conseguido delante de los toros.

Los prolegómenos de una despedida triunfal

La corrida de la despedida de Rodolfo Gaona fue organizada por el propio torero y su entorno. Si bien ocurrió en las inmediaciones de la temporada 1924 – 25, se celebró un par de domingos después de que esta concluyera. A propósito de la forma en la que este festejo fue confeccionado, escribió Rafael Solana Verduguillo:

“Monosabio” y yo estuvimos días antes a ver a Gaona, tratando de convencerlo de que no se fuera. Alegamos mil cosas... Gaona me escuchaba viendo el humo de su cigarrillo que se perdía en el infinito... Cuando yo terminaba de hablar, recogía el hilo de la conversación “Monosabio”... Gaona, cuando contestaba algo, decía siempre lo mismo: “Esto está resuelto: lo he meditado mucho, y se acabó” ... No tuvimos más remedio que conformarnos. Y nos pusimos a hablar sobre el cartel que había preparado para la tarde de su despedida; nada había resuelto... Estaba en México un torero, bueno nada más, muchacho atento y caballeroso que se hacía simpático no solo por su comportamiento en la plaza, sino por sus buenas maneras de gente educada. Se llamaba Rafael Rubio y lo apodaban "Rodalito". Juzgándolo oportuno, eché un capotazo a su favor, diciéndole a Rodolfo: La plaza se llenará con cualquiera que esté al lado tuyo, pon a “Rodalito” que te cobrará poco, y le darás una buena oportunidad a este muchacho para que se haga cartel en México... Y ya que se habla de oportunidad, dijo don Carlos Quirós, yo también quiero hacer una petición... ¿Cuál?, preguntó Gaona... Que pongas de sobresaliente a Pepe Ortiz, aunque no sea más que para que haga el paseíllo al lado tuyo... Bueno, ¿ya no quieren pedir más?, preguntó Rodolfo entre serio y gracioso. Yo le respondí: Hemos venido a pedirte que no te vayas, pero ya que “está todo resuelto”, cualquier cosa que te pidamos ahora es poco... Bueno, dijo Rodolfo; hablaré con “Rodalito” y con Pepe Ortiz hablará “Chano”, y le dirá que torea de sobresaliente. ¿Alguna otra cosa? ... Nos despedimos porque ya Rodolfo comenzaba a impacientarse...

No tengo manera de comprobar la veracidad de las afirmaciones de Verduguillo, pero del desarrollo de la prensa de la época, se advierte que él y Monosabio eran los escritores de toros más cercanos al torero de Guanajuato, así que tampoco me queda mucho espacio para dudar de la certeza de esas afirmaciones.

Rafael Rubio Rodalito, torero albaceteño alternativado por Luis Freg en 1922 y que tendría que esperar para confirmar en Madrid por Larita hasta agosto de ese 1925 cobra relevancia en la historia del toreo por un par de acontecimientos en su andar por los ruedos. El de más trascendencia, creo, es el haber actuado en la tarde postrera del Califa de León y el otro, es el haber sido participante en unas corridas de toros que se dieron en el Estadio Nacional de Roma los días 22, 29 y 3 de julio de 1924, alternando con Pedro Basauri Pedrucho. Del sobresaliente, Pepe Ortiz, solamente he de decir que es conocido universalmente como El Orfebre Tapatío y es el creador de algunos de los más hermosos quites que la tauromaquia reconoce en estos tiempos que corren.

La última tarde

La corrida se anunció para las tres y media de la tarde del domingo 12 de abril de 1925. Se lidiarían dos toros de Atenco, dos de San Diego de los Padres y dos de Piedras Negras por Rodolfo Gaona, quien se despedía de los ruedos y Rafael Rubio Rodalito, fungiendo como sobresaliente de espadas, José Ortiz. Las puertas de la plaza se abrieron refiere la prensa de la época, a las once de la mañana y alrededor de las dos de la tarde comenzó a lloviznar. Afortunadamente, a la hora del inicio del festejo, el cielo comenzó a abrirse y dejó de llover.

La tarde de Gaona tuvo lucimiento en dos toros, el quinto de la corrida y tercero de su lote, Veguero, número 17, de San Diego de los Padres, faena brindada en comandita al Secretario de Agricultura, Ing. Luis L. León, al Lic. Miguel Alessio Robles y al Gral. Arnulfo R. Gómez y de la que el corresponsal del diario tapatío El Informador, escribió:

En el quinto, el Indio deslumbra al público con nueve verónicas, de las cuales tres fueron coreadas y tres aplaudidas... Gaona comienza por sentarse en el estribo y así da un colosal pase por alto, luego de pie hace el de la firma, después cinco naturales con la izquierda, uno de pecho, otros tres naturales y uno de pecho, aquí escucha una gran ovación. Después un molinete entre los pitones, saca un pase ayudado con los pies clavados, vienen otros altos, que constituyen el delirio del público, que no descansa de aplaudir; caen al ruedo sombreros, bastones, se escuchan dianas, y después de que cesa un poco la ovación, el Indio continúa la faena y saca un pase de pecho, otro rodilla en tierra, se tira a matar y deja un pinchazo, después otro más y por fin deja una honda con que hace morir al bicho. Entonces escucha Gaona una ovación que se prolonga por cinco minutos, en cuyo tiempo da varias vueltas al ruedo en medo de un repiqueteo de campanitas...

Pero Gaona no pensaba irse con ese resultado y pidió que le echaran el sobrero. Y así salió en séptimo lugar Azucarero, cárdeno, número 20, de San Diego de los Padres. La crónica de El Universal Taurino, seguramente escrita por Verduguillo, está firmada por La Afición y acerca de esta última faena, relata, a la letra:

Un bonito ejemplar de San Diego de loa Padres llamado “Azucarero”, marcado con el número 20, berrendo en cárdeno y recogidito de pitones. Hizo salida de toro de bandera y a fe que resultó un azucarero, pues no era otra cosa que miel, rica miel de San Diego de los Padres, de la cual gustó el Califa hasta empalagarse. Remata el regalito en las tablas, acude con valor a los montados, ocasiona un tumbo a Conejo Grande, después otro a Guadalupe Rodríguez a quien hace el quite Gaona con una serie de verónicas de esas que ya no tienen calificativo, por lo grandes y remata con una larga vistosa. La ovación es imponente. Guadalupe Rodríguez, que ha sido arrastrado por su cabalgadura, hace coraje, monta otra vez y arrea un puyazo archimonumental, el puyazo de la temporada, nada menos; recargó con maestría, chorreó el palo y no se dejó desmontar, marcando la salida colosalmente. No se sabía para quien era la ovación que todavía duraba, si para el Gran Gaona o para el magnífico picador Guadalupe Rodríguez… Gaona coloca cuatro pares de banderillas; dos al cambio, uno de poder a poder y un cuarteo superior. ¿Para que repetir que se provocó el delirio en este tercio y que las manos se cansaron de tanto aplaudir? … Y vino la mejor, la última faena del maestro, que principió con el pase de la muerte; después obsequió a “Azucarero” con dos ayudados por alto, dos de pecho, un natural, uno de tirón, un ayudado por abajo, se cambia la muleta de mano y sigue dándonos la última emoción de la temporada… Hay en la faena de Gaona todo el arte que sabe doblegar, toda la finura de su estilo. La plaza entera parece venirse abajo. Ahora sí, “Las campanas de León tocan a gloria” … Pero el maestro se hartó de torear y “Azucarero” llegó a la muerte un tanto aplomado, lo que contribuyó a que Rodolfo pinchara cuatro veces y acabara en una estocada. Todo esto deslució la faena…

Esta última faena resultó ser el epítome de la tauromaquia de Gaona, salvo por sus desaciertos con la espada, siendo que siempre fue un estoqueador seguro. Pero la afición supo reconocerle, aún con esos fallos, la grandeza con la que se estaba despidiendo de los redondeles.

Rodolfo Gaona se retiró de la plaza en cuanto se preparaba el arrastre del toro. No esperó la ocasión de ser sacado en volandas y en olor de multitudes. Así lo cuenta el cronista del Universal Taurino:

La banda tocó la vieja pieza de “La Golondrina” y Rodolfo agradeció la ovación desde los medios. Y cuando todo el mundo creyó que el Indio aún estaba en la plaza para esperar el complemento de su homenaje, resultó que se había marchado y sin decirnos “adiós”…

No me queda la menor duda de que Rodolfo Gaona supo ser, pero también supo dejar de ser…

El día después

El Universal Taurino reunió en una edición especial numerosas colaboraciones de las principales plumas de la época con reflexiones acerca de lo que representó el adiós de Rodolfo Gaona. Así, podemos leer en sus páginas opiniones, positivas todas, de autores como Ángel Caamaño El Barquero, Tomás Orts Ramos Uno al Sesgo, Maximiliano Clavo Corinto y Oro, y el mismo Eduardo Pagés de España y de México, indudablemente, los nombrados Verduguillo y Monosabio así como también de hombres de letras como el Académico de la Lengua don Luis G. Urbina y muchos otros más. De entre ellas, tomo una breve reflexión de lo que en esos días escribió el acalitano don Luis de la Torre El – hombre – que – no – cree – en – nada acerca de la despedida del diestro leonés:

Las corridas de toros seguirán siendo el gallardo espectáculo de siempre, lleno de inusitado espectáculo, de alegría incomparable, de atractivo sin límites; seguiremos presenciando lidias pletóricas de incidentes sugestivos y bellos, y no veremos desaparecer de los espectadores esos apasionamientos creados por el partidarismo que solamente encuentra asiento entre los aficionados a la fiesta brava... Pero, ¿quién podrá negar que la retirada de Rodolfo Gaona haya muerto la figura más gigantesca con que ha contado el toreo? Vino Gaona. Se ha ido Gaona. La fiesta seguirá siendo la misma. Pero la historia tendrá que señalar un periodo de veinte años como excepcional, por haber figurado en él el mago del toreo, el único que merece el título de ÚNICO…

Unas reflexiones personales

De las propias expresiones de Gaona, considero que bien hubiera podido mantenerse en el superior primer plano que guardaba un par de temporadas más, para ceder el testigo a quien habría de sucederlo. Afirmo lo anterior, porque 232 días antes, vestido de corto, se había presentado en El Toreo de la Condesa un chiquillo nacido en Saltillo, hermano del torero que había alternativado el 30 de noviembre de 1924. ¿Su nombre? Fermín Espinosa Armillita Chico y al domingo siguiente, en la placita de Chapultepec, ya vestido de luces, volvió a poner a la afición de cabeza. La historia nos deja claro que la sucesión se produjo, pero la sede quedó vacante al menos un par de años.

Después, unas semanas antes de ese 12 de abril, El Universal Taurino publicó que el Califa de León había contraído matrimonio con doña Enriqueta Gómez, madre de sus hijos Rodolfo y Enrique. Quiero pensar que también esa fue una de las razones de peso que le llevaran a afirmar con contundencia, que todo estaba decidido y que le dieron la firmeza necesaria para respetar la decisión tomada y también a la afición, no volviendo a vestir el terno de luces desde esa fecha.

Por último. Se ha cumplido un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona. Reitero, una auténtica despedida, porque nunca más volvió a vestir el terno de luces, por razón alguna. ¿Se imaginaría el Califa que su legado solamente permanecería vigente apenas cien años y que se intentaría sepultar por un puñado de insensatos?

domingo, 6 de abril de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (V)

Gaona y Revenido II de Zotoluca

La temporada 1924 – 25 del Toreo de la Condesa fue la final del ejercicio de Rodolfo Gaona ante los toros vestido de luces y fue una llena de triunfos. Entre los que se pueden listar a partir de la prensa de la época que relata sus hazañas, están las de Faisán de Atenco; Jorobado de Piedras Negras; en el beneficio de Valencia II; Cantarero de Coaxamalucan; Cornetín de Atenco, en el beneficio de Antonio Márquez; en la Corrida de la Prensa; y, Turronero II de La Laguna, aparte de las que he intentado relatar de manera individual en estas virtuales páginas.

Pero hay una tarde, la del 11 de enero de 1925, la corrida del beneficio de Gaona, en la que realizó una faena a un toro de regalo que la crónica consideró que superó a casi todas las realizadas en ese ciclo final de su paso por los ruedos y algún relator incluso llegó a calificarla de la faena más grande que le había visto al Califa de León en toda su trayectoria. Me refiero a la que le realizó al toro Revenido II de Zotoluca, nombrado así quizás en remembranza de aquel otro Revenido de la casa matriz de Piedras Negras, al que enfrentó el 17 de febrero del año anterior y acerca de la que, El – hombre – que – no – cree – en – nada escribió lo siguiente:

Sí, señores, en esa labor, grande entre las grandes, desde el primer muletazo iniciado y consumado de rodillas, hasta el momento en el que el estoque desapareció palmo a palmo en el morrillo del toro, hubo de admirarse valor enorme y sereno, tranquilidad pasmosa, sapiencia por toneladas y, sobre todo, arte puro, delicado y exquisito. ¡El acabose, señores! Torear con mayor quietud, con mayor dominio, con mayor coraje y con mayor belleza – sin hipérbole – ¡IMPOSIBLE!... Para esa faena cumbre, que nació inmortal, es una fortuna que los cronistas taurinos no hayan podido describirla; merece ser cantada por los artistas capaces de producir, al hacerlo, una obra tan perfecta, como lo fue la misma faena; necesita ser dibujada por mano maestra capaz de hacer comprender toda la belleza contenida en cada uno de sus detalles admirables...

Pues la obra de Gaona ante el segundo Revenido, despertó similares pasiones entre los cronistas, como podremos verlo enseguida.

El beneficio de Rodolfo Gaona

El cartel de la décimo cuarta corrida de la temporada 1924 – 25, a celebrarse el 11 de enero de 1925, se formó con toros de Piedras Negras para Rodolfo Gaona, José Roger Valencia I y Joselito Flores y como lo adelantaba antes, era el beneficio de Gaona. El cartel no era tan redondo que los anteriores del ciclo, descansando básicamente en la presencia del Petronio. Escribió en su día, Rafael Solana Verduguillo:

Sabemos de memoria que Rodolfo Gaona es afecto a presentar la tarde de su beneficio carteles un tanto débiles y a veces, escasos de interés. Mejor dicho, él no. El leonés no se ocupa por regla general de organizar las funciones en su honor. Comisiona a segundas partes, y como éstas nunca fueron buenas, de ahí que, taurinamente hablando, los beneficios del Maestro resulten un tanto esaboríos… Los organizadores de esos festejos no suelen ser personas entendidas en cuestión de toros, pero sí son comerciantes o bien negociantes que saben dónde se puede ganar un peso más. Y probablemente se harán este cálculo: Si la plaza se llena, Rodolfo, ¿para qué nos vamos a meter en trabajos de pagar toreros caros? … Hoy ha figurado en el cartel un buen torero, José Roger “Valencia I”, pero, en cambio, se ha hecho actuar también a Joselito Flores, modesto torero mexicano que por culpa de quién sabe quién, no se ha llegado a vestir de luces en toda la temporada. Y precisa dejar asentado aquí, que no era el momento para la presentación de un diestro de la categoría de Joselito, después de haber visto a los ases todos de la temporada en diversas actuaciones…

La critica de Solana es dura, pues hace notar que, al ser el producto de la corrida en su totalidad para Gaona, se procuró una inversión corta, en la pretensión de una utilidad grande, aprovechando sin duda, el tirón de taquilla del torero guanajuatense, al que todos querían ver a sabiendas de su despedida y por esa razón su equipo pareció haber procurado el mejor beneficio al menor costo posible.

La corrida de Piedras Negras fue de juego desigual, correspondiéndole a Gaona los toros de juego más complicado, aparte de que sopló viento toda la fría tarde. Al final de cuentas Valencia I saludaría un par de ovaciones y Joselito Flores sería herido por el sexto. 

Rodolfo Gaona y Revenido II de Zotoluca

Las crónicas señalan que la concurrencia pidió a Gaona el obsequio de un toro. Al final de cuentas él era el organizador del festejo y en cierto modo tenía el deber añadido de complacer a quienes llenaron el Toreo de la Condesa esa señalada tarde. En esa tesitura, al leonés no le quedó más que corresponder a la petición de la afición que quería acompañarlo en su temporada final. Sobre su hacer con el toro de Zotoluca, escribió Verduguillo para El Universal Taurino:

A petición del público, que no quiere llevarse una mala impresión del último beneficio de Gaona, el leonés obsequia un toro. Es de Zotoluca, cárdeno claro, vuelto de pitones. Se llama “Revenido”… Gaona torea de capa como en sus buenos tiempos; para, templa y manda en las verónicas, conservando los pies quietos y el cuerpo erguido. ¡Cuánto tiempo hace que no toreaba así! Y luego se echa el capote atrás y suelta cuatro lances estupendos y remata con una larga cordobesa. ¡El delirio! … En los quites, nos hace Rodolfo volver quince años atrás. Nada de modernismos, ni de retorcimientos, ni de quebrantamientos de la res. Todo suave, todo artístico, todo torero. Y Pepe Valencia, no le fue a la zaga, y también rayó a enorme altura, ya abanicando, ya doblando con el toro hacia las afueras, rematando apoyado en el testuz. Las palmas echaban humo… Y Rodolfo tomó las banderillas. Y comenzó con un par al cambio majestuoso, imponente, dejando llegar lo indecible. Metió los brazos el leonés, cuando ya tenía los dos pitones en la barriga. ¡Cuánto valor! ¡Cuánto arte! Y luego tres pares de frente, de los suyos, no hay que decir más… ¿Y la faena? Bastaría con decir que Rodolfo ha toreado como antes. El pase de la muerte, los naturales con la derecha, con la izquierda, los de pecho, los ayudados por bajo. Todo de torero bueno, de torero clásico… Y para coronar tan grande labor, el estoconazo hasta las uñas dando el pecho, saliendo por los costillares, limpio, sin más suciedad que la de los dedos tintos en sangre… ¡Qué bien ganadas las dos orejas y el rabo! ¡Y el paseo en hombros de los entusiastas! ¡Ese era Gaona... ese es Gaona! Somos jóvenes aún. Nuestras canas y nuestras arrugas nos engañan. ¡Mentira! No ha pasado el tiempo... Ahí está Ojitos llorando de emoción, con el puro apagado entre los labios... ¡Qué grande eres, Rodolfo! …

La faena que relata Rafael Solana recupera, en su concepto, aquellos matices que fueron objeto de duros señalamientos críticos por los críticos y aficionados que señalaban que su tauromaquia se había modernizado y dejado atrás las enseñanzas y los moldes clásicos que aprendió con su mentor Saturnino Frutos Ojitos

El juicio de Gaona ya en retrospectiva, respecto de su obra ante este toro es un poco diferente. Considera que la obra es absolutamente suya. Desde su óptica, el toro fue muy complicado y todo lo tuvo que poner él. Así le contó a Monosabio:

Con “Revenido II”, de Zotoluca, creo haber hecho mi mejor trabajo de muleta en esta última temporada... Para todo el público, aquel bicho fue un gran toro, y hasta se ha dicho que fue como “Revenido I”. Y no era un gran toro. Distó mucho de serlo... Era bravo, sí, pero no tenía lidia. Acabó sin pasar, con la cabeza alta, embistiendo reunido y sin humillar. Casi nada más atropellaba y en un principio creí que no podría matarlo, porque no se descubría... Y no obstante que a “Revenido II” no podía toreársele, le saqué lucimiento. Le obligué a pasar y, como es natural cuando el toro no acompaña, le expuse mucho y estuve a orillas de fracaso. Forcé el toreo... Ese toro se lo pongo a otro, ¡y a ver qué faena le hace!...

Así pues, con la visión del cronista desde el tendido y el parecer del autor de la obra, podemos apreciar que coinciden en que fue una gran faena, sin duda la mejor del Califa en su temporada de despedida, aunque en los matices relativos al toro y su comportamiento, haya divergencia en sus comentarios, pero eso es parte de la riqueza de la fiesta. Hasta la próxima semana.

domingo, 30 de marzo de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (IV)

Rodolfo Gaona y la evolución del toreo

El toreo había cambiado con una rapidez inusitada en las dos décadas que Rodolfo Gaona permaneció en los ruedos como matador de toros. Por una parte, Juan Belmonte apareció y depuró el elemento del temple y después vendría Gallito a traer los primeros esbozos del toreo en redondo. Sin embargo, a esas dos piezas les faltaba un tercer elemento para que unidas debidamente produjeran una verdadera evolución. Escribe José Alameda:

La consideración preferente de los valores espaciales, de postura o de plasticidad es una trampa en la que ha caído la crítica y la historiografía taurina... Los valores de tiempo son esenciales en el toreo... Y Gaona los tenía... Gaona les andaba a los toros, pero no solo en banderillas... también con la muleta... dentro del desarrollo de la faena, para mantener la reunión entre suerte y suerte, en el enlace de ellas... en las pocas filmaciones que se conservan, se encuentran algunos momentos en que le anda al toro con un “tempo”, con una cadencia, que no son frecuentes hoy en día, pero menos lo eran en aquellos...

El tercer elemento era ese tempo o ritmo que aportaba Gaona y que como dice Alameda, se le escapa a la mayoría de los historiadores del toreo. Por azar o por preclara inteligencia, Chicuelo reúne las piezas y las expresa por primera vez en México el 1º de febrero de ese 1925 ante Lapicero de San Mateo, demostrando que otra forma de hacer el toreo es posible.

Gaona ante la crítica en su última temporada

El Califa de León alguna vez confesó que Belmonte había llevado a todos los toreros de su tiempo a terrenos que nunca sospecharon pisar. Igualmente, con el paso del tiempo, la tauromaquia del torero de León fue evolucionando de manera imperceptible, distinguiéndose con claridad diferencias entre lo que le hacía a los toros el Gaona anterior a 1916 cuando permaneció prácticamente exiliado en España hasta 1921, y lo que realizó en sus últimas temporadas en México. Escribe una entonces jovencísima Esperanza Arellano, quien después sería conocida por su seudónimo de Verónica sobre este particular:

Ha toreado con esa arrogancia, con esa elegancia suya, es cierto, pero siempre en el terreno del más neto de los modernismos. Y sigue siendo, no lo niego, el amo, el único, modernista y todo, porque sabe lo que nadie y domina como nadie. Ahí lo imperdonable. ¿Qué necesidad tiene Gaona de torear así? ¿El mal gusto de los públicos? ¡No y mil veces no! ¿Es que Rodolfo dejaría de ser el gran torero que es, dejaría de querérsele y aplaudírsele, sólo porque no prodigara el relumbrón, la chabacanería y no torease con refinado modernismo? Él, el gigante, el coloso, debía imponerse e imponer al relajamiento, la degeneración, el mal gusto de los públicos, su arte grande, quintaesenciado; su toreo clásico, bello y gallardo, y aquéllos no tendrían más remedio que rendirse a la verdad, avasallándose al arte que satisface y a la belleza que cautiva y subyuga...

Estas duras afirmaciones contenidas en el ejemplar de El Universal Taurino aparecido el 5 de enero de 1925, cuestionan la evolución de la tauromaquia de Gaona, le critican que se haya adaptado a los cambios que evidentemente estaba sufriendo el toreo y de alguna manera le exigían que volviera a sus maneras originales.

Pero no es solamente Verónica quien alza la voz para señalar que la evolución del toreo del llamado Petronio es motivo de desagrado. También don Luis de la Torre El – hombre – que – no – cree – en – nada, en el ejemplar del El Universal Taurino del 19 de enero siguiente, se expresa en semejante sentido:

En su libro “Mis Veinte Años de Torero”, Capítulo IX, Párrafos II y IV de la página 117, refiriéndose a la mejor faena de su vida, ejecutada el día 21 de abril de 1912, en la plaza de Sevilla, España, dice Gaona: “La faena de muleta fue breve y artística: quince muletazos magistrales, solo, derecho y toreando de brazos... Aquella fue una faena seria. Sin arrodillamientos. Sin molinetes, ni cogerse de los pitones. Nada: toreo clásico, del que yo sabía... Los pases fueron ligados todos, en el terreno que yo quise, mandando y. haciendo del toro lo que me dio la gana”. ¿Se dan cuenta, señores gaonistas (?), de lo que es una faena cumbre de las que ahora se ven pocas, simple y sencillamente porque no las entendemos? Junto a ese modelo de faena y comparadas con algunas otras que han ejecutado no sólo Gaona, sino también otros diestros modernistas a quienes no queremos darles mayor importancia, digan ustedes, ¿qué lugar les corresponde a las tan cacareadas de “Pavo”, “Faisán” y algunas más? Yo juzgo que colocadas entre el modernismo – lugar que les corresponde –, son faenas magníficas, pero nunca comparables con otras portentosas en las que, según opinión netamente gaonista, ha sobrado toro o ha faltado torero, únicamente porque no ha sido el ídolo quien las ha ejecutado. Para las de Gaona hubo oreja bien ganada; para las otras, aunque también la hubo, se concedió por indulgencia y nada más. ¡Vaya imparcialidad y buena fe! ...

Algo de miopía, sin duda, ante el inminente cambio de maneras que estaba ya tocando a la puerta. El 1º de febrero de ese mismo año ocurrió la epifanía y el 25 de octubre siguiente Manuel Jiménez Chicuelo regresaría a ratificar que el modelo a seguir para la realización de una faena en una plaza de toros, sería a imagen y semejanza de la que él realizó ese domingo a otro toro de San Mateo, ahora llamado Dentista. A veces somos renuentes al cambio, pero con afición, terminamos aceptándolo.

15 de febrero de 1925, el encuentro de Gaona y Azote de San Diego de los Padres

En el año de 1921, a iniciativa de los directores de los diarios El Universal, El Gráfico, El Demócrata, El Heraldo, El Mundo y Últimas Noticias entre otros, se inició la edificación de la Casa de Salud del Periodista en la zona conocida ese entonces como Chapultepec Heights hoy las Lomas de Chapultepec en la Ciudad de México. Entre los eventos generados para financiarla, se incluyó en la temporada 1921 – 22 una corrida de toros, que se volvió tradicional desde entonces.

La correspondiente a la temporada 1924 – 25 se ofreció el día 15 de febrero de 1925 y para lidiar toros de San Diego de los Padres, se anunció a Rodolfo Gaona, Manuel Jiménez Chicuelo y Antonio Márquez. Esa tarde fue fecha de uno de los grandes hitos de la campaña final del Indio Grande, por su hacer ante el toro Azote, del que el torero recordó ante su biógrafo Carlos Quirós Monosabio:

A “Revenido II” y a “Azote” también los maté a mi gusto... Entre los pares que vivirán muchos años, dejo el de “Pinturero” y el de “Azote” – de San Diego los dos –; éste muy parecido al de “Pavo”... En la corrida de la Casa de Salud del Periodista, con “Peinador” y “Triciclo”, hice dos tercios de quites que, vaya, todavía se están aplaudiendo...

La crónica escrita por Verduguillo para El Universal Taurino acerca de la actuación de Gaona ante el sandieguino, en lo esencial es la siguiente:

En cuarto turno aparece “Azote”, cárdeno bragado, coletero, calcetero. Número 12. Tiene todo el tipo de aquel célebre toro “Sangre Azul”, de quien se dice que es hermano… toma el Califa las banderillas; y después de gallear, prende un colosalisímo par de poder a poder. Y sigue con otro, llegando a la cara, y levantando los brazos, maravillosamente. El tercer par es imponente. Vaya forma de medir los terrenos y de cuadrar en la misma cabeza… Rodolfo tiene que contender con un enemigo que, aunque escaso de poder, conserva codicia y acude donde le llaman. El primer pase es ayudado por alto; sigue un natural muy vistoso, aunque despegadillo. Se pasa el leonés la muleta a la derecha. Un natural, luego el de pecho, con los pies juntos, corriendo la mano, y pasándose todo el toro por la faja. Y después de esto, toda esa serie de pases y medios pases que el Califa lleva guardados en el baúl, y sólo saca los días grandes. ¡Qué faenaza! Cuánto valor, cuánta salsa ha derrochado el mexicano. Los que han opinado que para tener salsa torera hay que nacer en las márgenes del Guadalquivir, se han equivocado; que no contaban con que en el Estado de Guanajuato hay una ciudad que se llama León, que también da lo suyo… Y cuando “Azote” junta las manos, nuestro entusiasmo se torna en locura, al ver a Gaona volcarse, materialmente, sobre el toro, y hundirle la tizona un poquito del lado de allá pero con magnífica dirección. El toro tarda en doblar y Rodolfo descabella a pulso… Ovación delirante: las dos orejas, el rabo, tres vueltas al redondel. Sombreros, pañuelos, palomas, bastones… El acaboselipsis…

La faena de Gaona no fue precisamente breve y tendiente únicamente a despachar al toro que, falto de fuerza, pocas opciones dejaba para esperar la realización de algo de lucimiento ante él. Y sin embargo, tirando de una nueva manera de hacer, de una tauromaquia que estaba por llegar para quedarse, pudo evitar el adormecimiento de la concurrencia, alegrarla y alzarse con un gran triunfo en esa señalada tarde.

15 de marzo de 1925. Gaona y Hortelano de Veragua

La corrida a beneficio del Montepío de Toreros fue la penúltima que toreó Gaona en El Toreo. Se repetía el cartel de un mes antes, para alternar con Chicuelo y Antonio Márquez en la lidia de un encierro del Duque de Veragua, que permitió a los lidiadores recaudar recursos para sus compañeros heridos y también para los actuantes, que tuvieron una tarde redonda. Gaona le cortó el rabo al cuarto del festejo, Hortelano. Escribe Verduguillo acerca de su actuación:

“Hortelano” se llama el cuarto: es negro entrepelado, listón… Tras de brindar al señor Secretario de Industria y Comercio don Luis N. Morones, que ocupa un delantero de tendido, Rodolfo pasa a contender con “Hortelano”, al que encuentra aplomadísimo, pero dando la cara. Al dar Gaona el primer pase, de pecho con la derecha, el toro clava los pitones y da la voltereta, y con esto se le acaba el poco gas que le quedaba… El Indio supo aprovechar las condiciones de inmovilidad de su adversario y lejos de aburrirnos le sacó gran partido. Vimos al artista adornarse en todos los momentos, aunque el toro no le embistiera. No fueron pases los que dio el leonés, fueron simples adornos al margen de la fiera que le veía asombrada del dominio que derrochaba el maestro… Sí, señor, porque maestría y mucha se necesita para alcanzar lucimiento con un toro que no solamente no pasa, sino que ni siquiera se mueve…  Gaona ha logrado hacer del toro lo que se le da la gana. Y así vemos que lo lleva de un sitio a otro, como si fuera un corderito amaestrado. Le gustó a Rodolfo para dar la estocada, la querencia natural de los toriles, donde el torito podría hacer algo por él. Y sí que lo hizo. El leonés se perfiló en corto, dando la espalda a la misma puerta de los chiqueros, entró derecho, y hundió todo el acero en la misma cruz. Después descabelló al segundo golpe. Ovación grande, las dos orejas, el rabo, etc. Ovación también al toro…

La descripción que hace Rafael Solana de esa actuación es importante, porque no refleja una actuación tradicional, de manual, diríamos, ante un toro aplomado, agarrado al piso. Rodolfo Gaona quería cerrar su temporada regular con un gran triunfo y lo consiguió recurriendo a cuanto recurso estuvo en su mano para salir avante. Aparte del bien dominado oficio y de su evidente raza, recurrió a formas de salir a enfrentar a los toros que entonces eran novedosas.

Para terminar

La grandeza del toreo y de los toreros se demuestra en su capacidad de adaptarse a su evolución, siempre que se respete su esencia. En esos días el toro estaba siendo objeto en México de una profunda transformación genética, hecho que, sumado a la que estaba ya sufriendo el toreo, lo que exigía una manera nueva de enfrentar a los toros en los redondeles. Rodolfo Gaona, en el cierre de su brillante carrera, dejó bien claro que estaba perfectamente adaptado a esos cambios y en aptitud de contender con los nuevos valores de la fiesta, en sus propias claves. A veces, pareciera, a los que nos cuesta adaptarnos es a nosotros, los aficionados.  

domingo, 23 de marzo de 2025

24 de marzo de 1935: Luis Castro “El Soldado” recibe la alternativa en Castellón

Puerta de Cuadrillas, Castellón 24 de marzo 1935
Foto: Vidal

Luis Castro El Soldado dijo haber tenido su primer contacto con la fiesta en el rastro o matadero de Mixcoac, al llegaba desecho de las ganaderías de lidia y ganado de media casta, por lo que los toreros y los aspirantes a serlo acudían a entrenar con ellos antes de su última hora. Allí, El Soldado conoció a Carmelo Pérez, quien fue el que le inició en el arte del toreo. Así se lo contó al periodista José Pagés Rebollar:

…Como ya te imaginarás, el ambiente donde crecí era un poco taurino y yo saliendo de la “chamba”, me iba pa’los terrenos donde lidiaban los matadores, nomás pa’ver, hasta que un día, ya muy entrada la tarde, Carmelo Pérez (a quien le decían " El Loco" aunque realmente se llamaba Armando) me aventó la capa y me gritó: “Ándale, chavo, dale unos capotazos a este zaino. ¿O tienes miedo?”. El miedo me lo tragué de golpe. Cogí el trapo y parado frente al toro supe instintivamente que tenía cualidades para ser torero, para llegar a matador de toros y así me ganó de golpe la afición por el arte...

Así, dejó el empleo que tenía en el rastro y comenzó a recorrer la legua, hasta que, en 1931, logró que El Amo, don Próspero Montes de Oca se fijara en él y lo pusiera en su plaza Merced Gómez de Mixcoac, y al calendario siguiente logró llegar al Toreo de la Condesa, donde El Soldado toreó 16 de las 31 novilladas que se dieron allí ese año. Allí comenzó a fraguar una seria rivalidad con un novillero de Monterrey llamado Lorenzo Garza y con quien escribiría importantes páginas de su historia.

Para entonces El Soldado ya se había revelado como un diestro que toreaba a la verónica con clase y gusto; que cuando era adecuado y conveniente tomaba las banderillas y pareaba con elegante exposición y con la muleta, le podía a los toros. Eso le anima para en 1933 hacer campaña en ruedos de Europa, toreando 17 novilladas en España, presentándose en Madrid el 20 de julio y regresando a México al final de la temporada para recibir una alternativa en el Toreo de la Condesa el 5 de marzo de ese año, de manos de Joaquín Rodríguez Cagancho, quien le cedió los trastos para dar muerte al toro Fundador de Coaxamalucan, en presencia de David Liceaga. Torearía una corrida más, en el mismo coso de la colonia Condesa, al siguiente domingo, para emprender otra vez el viaje a España, e intentar obtener una alternativa válida allá.

Junto con Garza, el amo de Madrid

El año de 1934 le reportó a El Soldado 33 novilladas en España y 4 en Portugal, pero la cumbre de esa temporada novilleril tuvo su verificativo entre el 24 de julio y el 23 de agosto de ese 1934, cuando en la plaza de la Carretera de Aragón, en Madrid, junto con Lorenzo Garza, se volvió el amo de la torería de aquellos días. Fueron tres novilladas en las que ambos pusieron de acuerdo a todo el mundo, donde no hubo reproche a sus actuaciones y que hoy, a algo menos de un siglo de distancia, se siguen aplicando como ejemplo de lo que debe ser la entregada actuación de un novillero.

Desde la primera de esas tardes, cuando una inoportuna cornada envió a la enfermería a Cecilio Barral tras pasaportar al primero del festejo, y que los mexicanos se quedaron con casi todo el encierro, la prensa de la época pedía el mano a mano entre ellos, pero la empresa se resistió, aun cuando para la segunda tarde – también tercia – algunas entradas, dijera más de un cronista, fueron tan caras como las de la Beneficencia...

Fue hasta la tercera fecha en la que pudieron enfrentarse los dos toreros mexicanos, con novillos de Coquilla, convirtiéndose, al decir de Eduardo Palacio, el cronista del ABC madrileño, en el fuerte revulsivo que requería la fiesta de toros... Así estaba el patio en aquellos días.

La corrida de la Feria de Castellón del año 35

En aquellos días la primera feria de categoría que se daba en ruedos hispanos era la de La Magdalena en Castellón de la Plana. Hace 90 años era una feria que constaba de una corrida de toros y de un festejo cómico - taurino. El cartel para la ocasión se compuso con Rafael Gómez El Gallo, Lorenzo Garza y Luis Castro El Soldado, quien recibiría la alternativa. Los toros para la ocasión serían de doña Carmen de Federico, anunciados todavía como de Murube, que era su origen.

El comentario previo al festejo, aparecido en el diario Heraldo de Castellón del 20 de marzo, firmado por Pedro Sala, entre otras cosas refiere:

Toros de la vacada de Murube, esos toros nobles, lidiables, de mucho empuje... Toros que obedecen al percal como cuando los lidiadores quieren lucirse, arrimarse, enfrentarse con ellos. Y esos toros serán toreados nada menos que por el pinturero Rafael. Allí veremos salsa esencial torera. Gracia a raudales, arte, filigrana, conocimiento maestro en el arte de Cúchares... Se nos presenta en nuestra plaza el joven Lorenzo Garza, de ruidosos triunfos en cuantas plazas ha toreado. Estilista, dominador, algo belmontista. Además, la furia triunfal de "El Soldado", que como veloz cometa ha conquistado uno de los primeros puestos en los cosos taurinos por su elegancia y valor... Lorenzo Garza y "El Soldado" embelesarán al público con sus faenas limpias, claras, de tonación puramente artística...

La prensa local destacaba los detalles importantes de la corrida de feria y reparaba en los aspectos más importantes de la tauromaquia de cada uno de los artistas que actuarían en el festejo, haciendo notar, como se aprecia, que, en el papel, el cartel era redondo.

La alternativa de El Soldado

El primer toro de la corrida, se ha podido saber que se llamó Perlito y la crónica consigna que El Soldado vistió de ceniza y plata. Lo que cuenta quien firmó como Suspiros para el citado diario Heraldo de Castellón acerca de su actuación es lo siguiente:

El primer toro de la corrida de ayer señala una nueva efeméride en la historia de nuestra plaza, la de la alternativa de El Soldado. Padrino Rafael “El Gallo” y testigo Lorenzo Garza. “El Soldado” luce lucido traje ceniza y plata. Encuentra al toro soso y quedadote. No embiste. Lo desafía valeroso y no consigue la arrancada franca. Varios trallazos por la cara para fijarlo. Un pinchazo sin soltar y media estocada ladeada, no ha habido lucimiento por la soberbia del torero. En el último triunfó El Soldado rotundamente. Mucho valor durante la faena, muletazos soberbios, tocaduras de pitón, música, ovaciones, entusiasmo, y para colofón, un soberbio volapié, saliendo el toro muerto de los vuelos de la muleta, rodando a los pies del mejicano, con las cuatro patas al aire. El Soldado salió triunfador en la tarde de su alternativa.

Por su parte, el enviado del diario madrileño El Liberal, escribió acerca de su actuación ante el sexto de la corrida, que fue el del triunfo:

El Soldado torea a la verónica entre aclamaciones. Alternan en quites los dos mejicanos. Las ovaciones son atronadoras. El Soldado coge las banderillas y clava tres excelentes pares, uno de ellos por dentro en un metro de terreno. Brinda al Sr. Pagés y. solo con el enemigo, el Soldado hace una faena pletórica de arte y de valor. Hay algunos muletazos de gran torero. Se arrodilla, da las espaldas al toro y se encoge de hombros como para evidenciar que esto tiene poca importancia. La faena, superior a toda ponderación, pone al rojo blanco el entusiasmo de los espectadores. Luis mata bien y por unanimidad se le conceden las orejas y el rabo del toro...

Hay algo más de detalle en esta relación, que entre la del cronista local, que, desde el inicio de su relación, confiesa que es gallista y dedica casi todo su espacio a recordar la manera en la que se afilió al partido del genial Rafael en el año de 1900 y la desazón que le produjo ver, que los años no perdonan, en un imaginario diálogo con un sobrino suyo:

Al salir de la plaza respiré tranquilo. Rafael no había fracasado.

- ¿Has visto que bien torea el Gallo? - decía mi sobrino. ¿Has visto qué pases y qué cosas más bonitas ha hecho?

- El Gallo - le contesté tristemente - no ha toreado hoy. ¡Con los años no puede nadie!

Por su parte, Lorenzo Garza también le cortó el rabo al segundo de su lote, quinto de la tarde, pero ese hecho no terminó por convencer al cronista de Castellón, quien resume así su juicio sobre el hacer de los dos toreros mexicanos que actuaron esa tarde:

El valor en el toreo, si bien es la base fundamental para llegar a ser figura, debe ir acompañado de otras cualidades y aptitudes, de las que ayer solo vimos destellos fugaces. Y decimos esto, porque si el valor bastara para ser torero, es indudable que Garza y "El Soldado" serían las figuras mexicanas del toreo pasado, presente y futuro. ¡Qué alardes temerarios los que ayer prodigaron los dos mejicanos en sus faenas de muleta! Ahora que a nosotros no nos convencieron esos desplantes que a nada práctico conducen y que no encierran más finalidad que hacer patente un desprecio total de la vida. Queremos el valor frío, sereno y consciente, pero no la valentía alocada...

El juicio es de una gran dureza y prematuro, porque Garza y El Soldado apenas iniciaban su andadura como matadores de toros y conforme iban asentándose en esa categoría, iban presentando a la afición el verdadero rostro de su hacer ante los toros. Uno como un excelente intérprete del pase natural y el otro, como uno de los más destacados realizadores del toreo a la verónica que la historia de la fiesta ha conocido.

Es así como recuerdo el día de la alternativa de una de las figuras más importantes de la Edad de Oro del Toreo en México, quien además se distinguió por tener una personalidad arrolladora fuera de los redondeles, lo que le hizo ser uno de los personajes más admirados en el llamado planeta de los toros.

domingo, 16 de marzo de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (III)

Rodolfo Gaona y Brillantino de Piedras Negras

La temporada 1924 – 25 en el Toreo de la Condesa constó de 25 corridas de toros, ofrecidas entre el 12 de octubre de 1924 y el 29 de marzo de 1925. Rodolfo Gaona fue indudablemente el eje y el soporte de ese ciclo, porque tomó parte en 15 de esos festejos, formados con un elenco de toreros integrado aparte de Gaona, por los diestros nacionales Arcadio Ramírez Reverte Mexicano; Luis Freg, Joselito Flores, José Ramírez Gaonita y Juan Espinosa Armillita quien recibiría la alternativa en esa temporada; por los hispanos vendrían José Roger Valencia I, Victoriano Roger Valencia II, Antonio Márquez, Manuel Jiménez Chicuelo, Mariano Montes, José García Alcalareño, Antonio Sánchez, y Gregorio Garrido.

En el renglón ganadero, los festejos se formaron con encierros de Piedras Negras, Atenco, Zotoluca, San Diego de los Padres, La Laguna, Coaxamalucan, San Mateo, Ajuluapan, Santín, San Nicolás Peralta y lotes hispanos de Justo Puente, antes herederos de Vicente Martínez y del Duque de Veragua.

Esos fueron los mimbres con los que el Dr. Jesús Luna y don Ignacio Soto arreglaron la temporada en la que el Califa de León se retiraría - definitivamente - de los ruedos.

La sexta corrida de la temporada 24 – 25

La presentación de Rodolfo Gaona en esa temporada de su adiós se preparó para el sexto festejo del ciclo, programado para el domingo 16 de noviembre de 1924, fecha en la que se le anunció para actuar mano a mano con José Roger Valencia I en la lidia de un encierro de Piedras Negras, ganadería tlaxcalteca dirigida en esas fechas por don Lubín González.

El hecho del anuncio de la primera actuación de Gaona en El Toreo durante ese ciclo, provocó una entrada superior en todas sus localidades. Así lo cuenta Miguel Necoechea Latiguillo, en su crónica del festejo para el diario El Demócrata de la capital mexicana fechado al día siguiente del festejo:

La presentación de Gaona ha tenido esta vez, como siempre, en la temporada de toros, el prestigio de brillante acontecimiento... La plaza de “El Toreo” llena de bote en bote lo atestigua; lo prueban, con la argumentación de costales de argentíferos y áureos tejos las taquillas; lo gritaba la “reventa” para la que ayer no existía el desalentador “¡barreras de primera fila al precio!”, sustituido por el denunciador de llenos: “¡compro el boleto que sobre!”... ¡Qué iban a sobrar! Persona hubo que el viernes ya pagara el ansiado papelillo a precio crecidísimo y que el sábado lo hiciera a valor de fábula; para el domingo no había una sola barrera, aunque se ofreciera por ella un ojo de la cara... La afición andaba loca...

Los síntomas eran de un gran acontecimiento, de esos que quedan, al menos por su arista económica, para la historia. Luego, lo que suceda en el ruedo, que no tiene visos de previsibilidad, tendrá que esperar a que los hechos programados, sucedan.

A la reaparición de Gaona se sumó otro acontecimiento, pues sin anuncio previo, se presentaron en la plaza los generales Álvaro Obregón, Presidente Constitucional de la República y Plutarco Elías Calles, Presidente Electo, quien entraría en funciones el 1o de diciembre siguiente. Escribe Gonzalo Espinosa Don Verdades para el diario capitalino Excélsior:

Poco antes de que diera comienzo la fiesta, llegaron a la plaza los señores generales de división Álvaro Obregón Presidente de la República y Plutarco Elías Calles, futuro Primer Mandatario. La muchedumbre, al darse cuenta de los dos Presidentes, los ovacionó cariñosamente...

La presentación de Rodolfo Gaona en la temporada no era indiferente ni a la clase política de la época, que se hizo presente en la plaza de toros para acompañar a quien en esos días y para la historia, es y ha sido, uno de los más grandes diestros que este país ha dado.

Rodolfo Gaona y Brillantino

El quinto toro de la tarde, último del lote sorteado por Rodolfo Gaona fue Turronero, un colorado, ojo de perdiz, bragado, que prácticamente desde la salida exhibió muestras de debilidad, por lo que después del primer encuentro con los montados, al perder las manos, fue devuelto por el Regidor en funciones de Juez de Plaza, el señor Petricioli, quien una semana antes, cuenta Don Verdades en su crónica, sostuvo a un toro de semejantes condiciones en el ruedo, siendo desastrosa la lidia del mismo. Agrega Gonzalo Espinosa:

Si nos hubiéramos resignado a que se lidiara este toro, según lo aconseja "Monosabio", ¡cuánto nos hubiéramos arrepentido! … Indudablemente que no hubiéramos presenciado la monumental labor que Rodolfo Gaona ejecutó con el sustituto y tal vez la bronca hubiera tomado las proporciones de un escándalo...

Y es que, afirmaba Don Verdades, el citado Monosabio, defendió hasta el extremo, la permanencia del toro de La Laguna que fue extremadamente débil el domingo 9 de noviembre anterior, no obstante que la prudencia aconsejaba su sustitución.

El toro que sustituyó a Turronero se llamó Brillantino, y fue de pelo negro, entrepelado y bragado. Este toro, contó Rodolfo Gaona en su libro autobiográfico Mis Veinte Años de Torero, fue el más manejable de su temporada postrera:

El toro más manejable que me han echado esta temporada, indudablemente fue “Brillantino”, de Piedras Negras... Le hice una buena faena, pero, como el toro puso lo suyo, el mérito nos lo repartimos entre los dos...

La faena de Gaona con Brillantino, fue calificada por Don Verdades, como superior a la que realizó el Califa a Revenido de Piedras Negras el 17 de febrero anterior y por su parte, Latiguillo va más allá, porque señala que supera no solamente a la de Revenido, sino también a las de Curtidor y Bordador. Esa fue la impronta que dejó esa tarde.

La versión de Rafael Solana Verduguillo para El Universal Taurino de lo sucedido esa tarde es la siguiente:

Comienza con el “pase de la muerte”, corriendo la mano con suavidad extraordinaria. Sigue un natural con la diestra y luego uno de pecho enorme. Mr. Smith se pone de pie y ya tiene el sombrero en la mano para arrojarlo a los pies del espada... Luego se lía Rodolfo a dar naturales; pero éstos tres muletazos que da con la zurda, constituyen el lunar en la artística faena. Ni para, ni manda, ni corre la mano, y, en cambio, deja que el toro le gane terreno y lo descomponga... Pero ya está Rodolfo con la muleta en la diestra nuevamente; ahora ejecuta tres pases de los llamados del “Centenario”; viene un molinete un tanto despegado, uno forzado de pecho, dos cambiándose de mano la franela, otro molinete ceñidísimo, y otro de pecho. Se arrodilla el diestro y, tomando al toro por la cepa del pitón, lo hace pasar en dos ocasiones; se pone de pie, vuelve la espalda al morucho, se hinca nuevamente, y en esa forma sigue toreando, hasta que, agotado, permanece un rato largo, de rodillas, ante el toro, terminando por volverle la espalda, para después pararse parsimoniosamente, y salir andando con lentitud de tortuga... Un pinchazo bueno y una honda tendenciosa, descabellando al segundo golpe… ¡Apoteosis! Sesenta dianas, mil sombreros en el ruedo, siete vueltas al ídem, catorce salidas a los medios... y la plaza convertida en un manicomio. Todos estamos locos...

Por su parte Miguel Necoechea Latiguillo en el diario El Demócrata, describe lo siguiente:

Quizá no lo entendieran quienes no lo vieron, y quizá no lo creyeran los que, ayunos de ese sentimiento de espiritualidad que nos empuja a la exaltación mística, que nos enmudece y que nos pasma a los que vamos a los toros por el arte mismo de la fiesta y divorciados de toda simpatía vulgar, pero todos quedamos convencidos, firmemente convencidos, después de verlo ayer frente a "Brillantino", de que Rodolfo significa, no durante una época, sino en todas las edades, el punto diamantinamente concéntrico del arte del toreo... Y es que en este artista magnífico, la persistente evolución del toreo puede luchar cambiando de procedimientos, pero a ellos ha adoptado fácil y gallardamente, los detalles de su arte peligroso, sin cambiar los valores fundamentales del principio que él mantiene, ÚNICO dentro de su integridad artística y en el límite preciso del clasicismo...

De la versión publicada en Excélsior por Don Verdades, extraigo:

“Revenido” ha pasado a la historia. El nombre de aquel famoso toro con que Rodolfo Gaona hizo una faena de muleta que hasta hoy no se olvida, va a ser reemplazado por el de "Brillantino", el sustituto del quinto animal de ayer, con el que el torero mexicano ejecutó una de las más admirables faenas de su vida torera y que en mucho sobrepasó la ejecutada con “Revenido”... La faena de “Brillantino” fue de esas faenas que jamás se olvidarán y que en una de las páginas de la historia de 20 años de la historia de un torero, que un colega prepara, debe quedar grabado con caracteres de oro y de diamantes, para que las generaciones futuras se recreen y sepan lo que los gladiadores taurinos de nuestra época sabían hacer... Gaona cortó la oreja de “Brillantino” que por unánime petición de millares y millares de espectadores fue concedida por su señoría el edil que presidía la fiesta. El apéndice auricular de “Brillantino” estuvo bien ganado por el torero de León y nadie, absolutamente nadie se opuso a que se le concediera...

Por su parte, Valencia I tuvo una actuación muy destacada ante el primero de su lote, segundo de la tarde Platanero, al que, de acuerdo con las crónicas, pudo cortarle también la oreja, de haber estado fino con la espada.

Los tiempos que ya no serán

El lleno en la reaparición de un torero en su campaña de despedida con la presencia del titular del Poder Ejecutivo en la plaza para acompañarlo es algo que ya no será posible ver en el país que hoy vivimos. Es altamente probable que solamente nos queden estos recuerdos de una fiesta que tiene por divisa la grandeza y que un puñado de intolerantes, que enarbolan intereses que no merecen ser confesados, pretenden erradicar por decreto. Pero no la quitarán de nuestra conciencia ni de nuestra memoria y en lo que esté en nuestra mano, seguiremos difundiendo su trayectoria, para que quede claro que es parte de la cultura y la historia de México.

domingo, 9 de marzo de 2025

A un siglo de la despedida de los ruedos de Rodolfo Gaona (II)

Gaona y la política

Los tiempos de Rodolfo Gaona en los ruedos fueron aquellos en los que los políticos no se ruborizaban por reconocer su afición a los toros y por ello, asistían a las plazas para ver las hazañas de los diestros en los ruedos, pero también, para que su pueblo conviviera con ellos en un ambiente en el que, disfrutando una afición común, por un rato, todos estaban en un plano de absoluta igualdad.

Ciertos eventos taurinos eran de asistencia casi obligada para los titulares de los poderes del Estado, porque en ellos se hacía patente la relación tradicional de la fiesta de los toros con los pueblos a los que gobernaban. En el caso de México, los presidentes de la República concurrían en esos días a el Toreo de la Condesa en numerosas oportunidades a presenciar las corridas de temporada, así, veremos en esta oportunidad, algunos casos en los que el eje de la historia fue precisamente el Indio Grande, don Rodolfo Gaona.

Antigua Plaza México, 1o de noviembre de 1908

Ante un lleno de no hay localidades, se celebró la corrida del beneficio de Rodolfo Gaona, en la que ante toros de Venadero, actuó el diestro leonés mano a mano con el bilbaíno Rufino San Vicente Chiquito de Begoña

A invitación del beneficiado, asistió a la plaza el presidente de la República, general Porfirio Díaz, quien, de acuerdo con las crónicas del festejo, fue recibido con gran entusiasmo por la concurrencia.

Rodolfo Gaona brindó el primero de su lote al presidente Díaz, quien correspondió la cortesía, dicen las crónicas, con una hermosa billetera con un hermoso monograma y adornos áureos... A propósito del obsequio, relata Guillermo Ernesto Padilla, que dicha billetera llevaba dentro un billete de alta denominación, que Gaona manifestó al general Díaz que nunca gastaría en su vida, hecho que cumplió hasta el último de sus días.

El Toreo de la Condesa, 28 de enero de 1912

De esta tarde han circulado profusamente fotografías, de cuando el presidente Francisco I. Madero mandó llamar al palco que ocupaba a Rodolfo Gaona para agradecerle el brindis que le hizo en una tarde en la que se anunció que despacharía en solitario toros de San Diego de los Padres y Piedras Negras. Al final, solamente daría cuenta de cinco de ellos, porque unos inoportunos calambres le impidieron terminar la lidia del sexto, que fue estoqueado por el sobresaliente Francisco Bonal Bonarillo.

Una cuestión interesante es que el presidente Madero no tuvo empacho en asistir a la corrida correspondiendo a la invitación de Gaona y de obsequiarle en correspondencia a su brindis, a pesar de que poco tiempo antes había tenido igual gentileza con quien pudiera considerarse que fue su adversario político.

El Toreo de la Condesa 23 de noviembre de 1913

La presentación de Gaona en la temporada 1913 - 14 de nueva cuenta produjo para la empresa el ansiado anuncio de agotadas las localidades. Se le acarteló con Luis Freg, mano a mano y con toros de Zotoluca, anunciada como antes Tepeyahualco

A este festejo, acudió, aparentemente sin mediar invitación alguna, el general Victoriano Huerta, en esos días titular del Poder Ejecutivo Federal, según escribe Jacobo L. Prantl Pata Larga para el periódico capitalino El Diario:

Quién se había de imaginar que el señor general de división don Victoriano Huerta, actual Presidente interino de la República, había de asistir como un simple espectador a la corrida en la que hacía su reaparición el pontífice de la tauromaquia, el gran Gaona, nuestro compatriota... sin que nadie se lo esperara, el primer magistrado de la nación se presentó durante el segundo tercio del primer toro, en el tendido de sombra, yendo a ocupar una barrera de primera fila, siendo recibido con estruendosos aplausos... permaneció en la plaza hasta terminar la lidia del quinto toro...

Huerta, de acuerdo con las crónicas, recibió los brindis tanto de Gaona como de Luis Freg. Parecería que esos brindis tendrían solamente su vertiente de la mera cortesía, pero en el caso de Gaona, al parecer tuvo consecuencias que fueron más allá.

El general Huerta ofreció a los diestros que le brindaron una comida en una finca en Huipulco, y de ese evento circuló con profusión una fotografía en la que aparece Rodolfo Gaona, acompañado del Presidente de la República y del Inspector General de Policía, Francisco Chávez. Esa imagen, se dice, causaría graves daños al torero y a la fiesta en la capital de la República.

El decreto del 11 de octubre de 1916

Defenestrado Huerta, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo Federal, se encargó de restaurar el orden constitucional en el país y también de ajustar cuentas con aquellos que consideró apoyaron el movimiento huertista. Dentro de esa última categoría cayó, en la óptica de Carranza, nada menos que Rodolfo Gaona, a quien le fueron incautados sus bienes, entre ellos su casa de las calles de Puebla en la colonia Roma. Esa etiqueta le fue adherida por haber departido con Victoriano Huerta tras de esa corrida de tres años antes.

Pero también, sibilinamente, urdió la prohibición de la fiesta de los toros, al menos en la Ciudad de México y en los territorios federales que existían en la época. Para ello urdió una campaña mediática, anticipando la emisión de un decreto, que se aseguraba, prohibiría los festejos taurinos en toda la República. Así se anunciaba en la primera plana del diario La Defensa de la capital mexicana del 9 de octubre de ese 1916:

Se suprimirán las corridas de toros. Un colega de la mañana anuncia en su primera plana que las corridas de toros van a ser suprimidas en toda la República y que no será el Gobernador del Distrito, sino el C. Primer Jefe quien expedirá el decreto respectivo... La noticia fue inspirada en fuentes oficiales dignas de todo crédito, habiéndose asegurado que el C. Primer Jefe firmará probablemente en el curso de la semana, el moralizador decreto que suprime la fiesta brava. El Gobierno Constitucionalista completa así su labor reformadora y contribuye al enaltecimiento de la civilización mexicana...

Moralizador decreto..., es interesante advertir a más de un siglo de distancia, que la cortedad de miras de aquellos que pretenden imponer su línea de pensamiento es exactamente la misma que la de los de hoy, como también se observa que cuando a los encargados del poder les interesa hacer público algo que no será del agrado de la mayoría, lo liberan al conocimiento público mediante una filtración. O témpora, o mores!

Decía que Carranza actuó de manera sibilina y es que el periódico El Demócrata. Diario Constitucionalista, fechado el martes 10 de octubre de 1916, publicó en su primera plana el decreto de marras, bajo el siguiente encabezado:

Quedan prohibidas en toda la República las corridas de toros. El Gobierno tiene el deber de contrariar y extirpar los hábitos y tendencias que son un obstáculo para la cultura. El Demócrata obtiene un señalado triunfo

Nada tendría de singular esta publicación si la misma ya hubiera sido realizada en el Diario Oficial, pero... resulta ser que el decreto fue publicado en dicho medio de publicidad oficial hasta el día siguiente. Y se publicó escondido, en la segunda página y la versión oficial carece del señalamiento de las antefirmas de quienes lo expidieron, cuestión que, desde el punto de vista de mera legalidad, lo hace cuestionable.

No obstante, el decreto no era aplicable en toda la República como señalaban los palmeros de Carranza, sino solamente en el Distrito y Territorios federales y estuvo vigente hasta el día 2 de mayo de 1920, cuando la Cámara de Senadores derogó el absurdo y por qué no decirlo, vengativo decreto de Venustiano Carranza, a quien el tiempo y la historia del toreo le pagaron con una gran figura del toreo dentro de su árbol familiar.

Los festejos del Centenario en 1921

Todos recordamos la corrida del 20 de septiembre de 1921 como aquella en la que Gaona presentó en México el llamado Pase del Centenario. Sin embargo, esa tarde también tuvo como testigo de honor de sus hazañas al Presidente de la República en turno, al general Álvaro Obregón, quien a su vez, era acompañado por el escritor español Ramón María del Valle Inclán, dándose, al decir de Ignacio Solares, que ambos aplaudieran en collera, pues al ser mancos de distinto brazo, podían hacerlo de esa manera:

Buen humor el de don Ramón. En una foto que siempre conservó Obregón estaban los dos en la Plaza de Toros de la Condesa, aplaudiendo juntos, cada uno con la mano que le quedaba, ya que Valle – Inclán era manco del brazo izquierdo y Obregón del derecho.

Esa señalada tarde, Gaona le brindó a Obregón el segundo toro de su lote, el del Pase del Centenario y es de hacerse notar, que no hubo tampoco reclamo alguno, ni mediático, ni político, por sus amistades peligrosas de tiempos pretéritos.

Coda con dos nombres de mujer

El 5 de diciembre de 1909 se encontró muerta, por su propia mano, en su domicilio a la señorita María Luisa Noecker. Entre sus pertenencias llevaba un medallón con en retrato de Rodolfo Gaona y la víspera había asistido a un festejo que se organizó por amigos del torero al que asistieron entre otros cercanos a Gaona, Algeteño y Enrique el hermano del torero. Allí alguno de ellos o de los otros invitados abusó de la dama y eso la orilló a tomar la fatal determinación.

La misma fecha en la que se encontró el cadáver, Rodolfo Gaona fue detenido y varios periódicos de la capital, encabezados por El Imparcial y su director Rafael Reyes Spíndola, y secundado por El Heraldo y El País, desataron una implacable persecución en contra del Califa de León, misma que fue apoyada por el fiscal José de la Garza, y el Juez Quinto de Instrucción Gabriel Cuervo, quienes determinaron la prisión provisional del torero.

Tres semanas permaneció en la cárcel de Belén Rodolfo Gaona, quien fue liberado por falta de méritos y quien sufrió esa prisión sin pruebas, pero a causa de la fuerza del llamado cuarto poder, que pretendió resolver en su persona, sus desencuentros económicos con la empresa de El Toreo.

El segundo nombre femenino corresponde a Carmen Ruiz Moragas, quien fuera en su día hija de un ex gobernador civil de Granada y con la que Gaona contrajera matrimonio en primeras nupcias. 

Conocida de todos es la historia del brevísimo final de esa unión matrimonial y de las razones que causaron su ruptura. Aquí, fue el poder político del titular de una casa real lo que le afectó la existencia y vino a determinar en importante medida el final de su paso por los ruedos de España.

Así pues, podemos ver que la política interviene a veces para bien y a veces para mal en las cosas de los toros y que los daños que puede causar a los actores de ella, pudieran llegar a ser en algún momento, irreparables.

Aldeanos