Necesaria aclaración previa: He planteado ya en este espacio algunos aspectos del origen de la ganadería de lidia en México. En esta oportunidad y en torno a un homenaje que en España se ha rendido recientemente al personaje central de esta entrada, me parece que vale la pena el retomar un artículo escrito hace ya una década y media (es de 1994, publicado originalmente en el diario
Hidrocálido). Además de lo anterior, tiene de reprochable su extensión, pero aún así, espero que resulte de su interés.
A finales de 1993, en una forma un tanto discreta,
José Chafic y
Marcelino Miaja, propietarios de los hierros de
San Martín, La Gloria y
El Olivo, anunciaron la adquisición de la ganadería española de
Sánchez Fabrés Hermanos. El móvil de la compra lo expresa así el primero de los ganaderos mencionados:
…la unica explicación por lo que a mi se refiere, es que le tengo un gran cariño a la Fiesta de los Toros, un gran cariño al encaste de Saltillo; que en España se va perdiendo poco a poco…
Las palabras de
José Chafic son en parte ciertas, porque como ya lo he expuesto alguna otra oportunidad, la generalidad de las grandes ganaderías españolas se inclinaron por la linea de sangre del
Conde de Vistahermosa que vía
José Arias de Saavedra se derivó en las ganaderías de
Murube,
Ybarra y
Parladé, encaste que en México pervive testimonialmente en las ganaderías de
Matancillas,
Pastejé y
Las Huertas, pues hoy en ellas predomina la línea del
Marques del Saltillo, traída principalmente a México en 1908 por don
Antonio Llaguno y que igualmente deriva del tronco vistahermoseño.
La critica que puedo hacer a la exposición de motivos de
Chafic es, que el origen de la ganadería de
Sánchez Fabrés Hermanos, no es
Saltillo en pureza, pues si bien comparte el común origen
Vistahermosa, con lo de
Coquilla, lleva mezclados otras derivaciones del encaste generado por esa casa condal.
Fernando Freire, vecino de Alcalá del Río, en Sevilla, ad¬quiere en 1823 ganados aptos para la lidia de la testamentaria del
Conde de Vistahermosa.
Filiberto Mira señala que fueron 5 sementales y más de cien vacas. Los
Freire eran ganaderos de antiguo, pues ya en 1784, adquirieron doscientas cabezas de ganado bravo a los frailes de la Cartuja de Jerez, reses que por su origen andaluz tendrían características genéticas similares a las de
Vistahermosa y demás de esa región y con las que mezclaron lo recién adquirido.
Los
Freire enajenan sus toros a
Justo Hernández en 1846 y en 1883 las adquiere el romántico
Faustino Udaeta, quien cruzó sus nuevos toros con cuatro sementales de
Miura, mismos que se dice le
ligaron admirablemente. La aventura ganadera de
Udaeta termina el 13 de mayo de 1894, cuando una corrida suya despachada por
Espartero, Guerrita y
Reverte sale mansa de solemnidad. Refiere
Fernández Salcedo que esa tarde don
Faustino ordenó mandar toda su ganadería al matadero, dado el papelón que jugaron sus toros ante la
Infanta doña Isabel de Borbón.
Antes de que
Udaeta acabara con su ganadería, vendió simiente a
Juan Rico, quien a su vez la transfirió a don
Andrés Sánchez Rodríguez, propietario de la finca salmantina de
Coquilla, en el año de 1905 y después agregará sementales de
Veragua y de
Carreros. Con este encaste, hereda la ganadería
Francisco Sánchez, hijo de don
Andrés, mismo que será universalmente conocido como
Paco Coquilla y que vendrá a definir los caracteres de esta ganadería y del encaste que propiamente representa.
Paco Coquilla adquirirá en 1916 ganado tanto del
Conde de Santa Coloma como del
Marqués de Albaserrada. No encontré referencias de que en
Coquilla se haya desechado lo originario, que por cierto, es del mismo origen que lo recién adquirido. Con esas bases, en
Coquilla se desarrolló un toro fino, recortado de tipo, bravo y noble, preferido por toreros como
Manuel Jiménez Chicuelo.
En 1934 por vicisitudes económicas
Paco Coquilla enajena su ganadería en varios lotes, quedando el hierro original en manos de
Daniel Ruiz Yagüe y el resto del ganado en poder de
Justo Sánchez Tabernero,
José Maria López Cobos y el
Marqués de Villagodio.
Justo Sánchez Tabernero inscribe su parte de
Coquilla a nombre de sus hijos, los señores
Sánchez Fabrés, para que en 1951 se vendiera la mitad de la ganadería a
José Matías Bernardos y la otra mitad se anunciaría como
Herederos de Sánchez Fabrés.
Muere en 1972
Alfonso Sánchez Fabrés y la ganadería se anuncia a nombre de sus herederos, que son representados por
Juan Sánchez Fabrés. La ganadería había dejado los primeros planos ya que con la rectificación en la presencia y el tipo del toro en la época posterior a El Cordobés, se alejó de las plazas de importancia y por ello, al final de la década de 1980,
Juan Sánchez Fabrés echó a sus vacas un toro de los hermanos
Martinez Elizondo, intentando dar más cara y alzada a sus productos.
Por su parte,
Pablo Martinez Elizondo en 1946 adquiere la ganadería de
Demetrio Fraile, creada con reses de
Santa Coloma, Albaserrada y
Graciliano Pérez Tabernero. En 1967 se agrega un toro padre de
Urquijo, puro
Murube y en 1964 un lote de vacas y sementales de
Joaquín Buendía, que no es mas que la original ganadería del
Conde de Santa Coloma.
Como podemos ver, el encaste predominante en la ganadería de
Sánchez Fabrés Hermanos es pues el de
Santa Coloma – Albaserrada, que en 1905 fuera fundada con reses de
Eduardo Ybarra y añadido en 1912 con reses del
Marqués del Saltillo. Es menester señalar que la original ganadería del
Marqués de Albaserrada, hoy de
Victorino Martín, surge de la de
Santa Coloma en 1913. La de
Santa Coloma es vendida en 1935 a la sociedad formada por don
Joaquín Buendía Peña y don
Felipe Bartolomé Sanz, misma que al terminar, dejó el hierro de
Santa Coloma en manos de don
Joaquín y don
Felipe lidiaría en lo sucesivo con el antiguo de
Surga.
La conclusión hasta aquí es que si bien el hierro de los
Sánchez Fabrés tiene predominantemente sangre de
Saltillo, su encaste real es santacolomeño, que en principio es una mezcla de
Saltillo y
Murube, conjugando características de ambos orígenes, con un sello y personalidad propios.
De lo expuesto puedo deducir que los motivos de
Chafic y
Miaja no son precisamente los de preservar en España el encaste de
Saltillo, sino que como lo veremos enseguida, es dar un nuevo giro a la ganadería brava en México, que de resultar, será muy interesante.
José Chafic y
Marcelino Miaja compraron en 1966 al varilarguero
Juan Aguirre Conejo Chico quien anunciaba a su nombre la ganadería, que se presentó en
El Toreo en 1937. La vacada fue formada con ganado de
San Mateo y
Zacatepec, de origen saltillero puro de la primera y la segunda fundada con ganados de
San Mateo, Piedras Negras y
Carmen de Federico. En 1958 se agregan toros de
Mimiahuápam de origen
San Mateo y
Pastejé, este predominantemente murubeño. En 1968 se agregan toros y vacas de
San Mateo, José Julián Llaguno y
Valparaíso, acentuando el aspecto saltillero de la ganadería.
En 1988,
Chafic y
Miaja en sociedad con el rejoneador
Ramón Serrano adquieren la ganadería de
Tequisquiapan, fundada en 1942 por don
Fernando de la Mora Madaleno y don
Carlos Cuevas Lascuráin con ganados de este último, originarios de
Zacatepec, San Mateo, vacas de
Coquilla y un toro de
Graciliano Pérez Tabernero. Como dato curioso, señalaré que esta ganadería nació en los terrenos de la
Hacienda de Los Morales, hoy elegante zona residencial de la capital de la Republica.
En 1990 se rompe la sociedad
Chafic – Miaja – Serrano y se hacen una serie de intercambios de ganados de tres hierros involucrados en la transacción (
San Martín, La Gloria y
Tequisquiapan) y así nace el de
El Olivo, que permitiría a
Chafic y
Miaja el refrescar sus ganados con los de
Tequisquiapan, hierro que quedó en manos de
Ramón Serrano, refrescado con ganado de
San Martín y
La Gloria.
Agustín Linares señala que la ganadería de
Tequisquiapan se formo con cien vacas y cinco sementales de
Carlos Cuevas, de puro origen
Coquilla, como se dejo sentado con anterioridad.
En la declaración invocada al principio,
Chafic señala lo siguiente:
... a nosotros nos beneficiara porque se abrirá la consanguinidad y eso en los ámbitos humanos y genéticos es importante. De esta manera se evitan la consanguinidad, las posibles mutaciones y los problemas de poca fuerza...
Entonces, parece resultar que en el fondo, la finalidad de
Chafic y
Miaja no es la de
salvar en España la sangre de
Saltillo, predominante en México, sino la de abrir una nueva linea en sus ganaderías que a la fecha, son únicas en México, dado el origen singular de la sangre
Coquilla que hay en ellas; lo que sin duda, dará un nuevo matiz a la crianza del toro bravo en México, que ojala sea para bien.
Si a lo anterior sumamos que se adquirió también para
San Martín, El Olivo y
La Gloria, simiente de
Victorino Martín y que se planea enviar simiente mexicana a España tanto a
Victorino como a
Sánchez Fabrés (que se anunciará ya como
San Martín allá en España), veremos que aunque sin confesión, lo que se pretende en realidad es el ampliar el horizonte genético de la ganadería de lidia de aquí y de allá.
Post – Scriptum: A quince años de distancia, lo que barruntaba entonces parece que se confirmó, aunque con algún cariz distinto.
Chafic y
Miaja han cedido la mayor parte de su participación en la
San Martín hispana a
Ignacio Huelva. En México,
El Olivo hoy lidia como
Julián Hamdam y parece que es donde se ven los frutos de los esfuerzos del que fuera en su día apoderado de
Manolo Martínez, pues
San Martín, por razones que tienen cierta comprensibilidad, se ve relegada a lidiar en plazas de poco fuste y además, la importación de ganado español se amplió a otras procedencias, lo que nos ha dejado ver, aunque sea a cuentagotas, ejemplares con sangre de encastes como
Domecq y
Atanasio Fernández, lo que a pausas, ha dado algo de variedad al ganado que se lidia en este país.
No obstante, los que deciden en esto no terminan por aceptar el ganado que trae el renuevo importado a instancias de
José Chafic. Las sinrazones que se ponen para ello son múltiples, pero sinrazones al fin. Ojalá que pronto alguien se decida a dejarnos ver lidiar con más frecuencia algo distinto a lo habitual en nuestras plazas.