Juan Luis Silis Foto: Armando Landín - Miranda Cortesía: altoromexico.com |
El pasado domingo 11 de mayo, en la Corrida de la Oreja de Oro, el público asistente a la plaza Monumental Aguascalientes presenció un hecho infrecuente en la historia del toreo. El diestro Juan Luis Silis salió a recibir al cuarto de la tarde ataviado con unas gafas deportivas, las que le son necesarias como consecuencia de la cornada recibida en la cara el pasado 13 de octubre en la plaza de toros Vicente Segura de Pachuca.
Al ver las imágenes del torero con el poco taurino – pero necesario – artilugio calzado sobre el rostro, recordé que alguno de los clásicos había salido también al ruedo usando antiparras, pero de momento, sin poder precisar quién fue y la razón del uso de ellas. Ya sumergido en la biblioteca me pude acordar que quien se había vestido así de luces fue nada menos que Francisco Montes Paquiro y en la plaza de toros de Sevilla.
El asunto de Paquiro
Francisco Montes Reina, el autor – o inspirador, según se vea – de la preceptiva taurina más importante de la historia – aún vigente en casi todos sus temas –, gobernó la fiesta en España de 1836 a 1845. Era esta una época en la que la humanidad tenía una expectativa de vida de 40 años a lo sumo y quienes dedicaban sus afanes a actividades riesgosas como la tauromaquia, podían ver truncadas sus aspiraciones de alcanzar esa edad entonces provecta.
Paquiro había nacido en Chiclana de la Frontera en 1805 según unos o en 1808 según otros. Ingresa por recomendación de Jerónimo José Cándido en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla en 1821 y tras de abrevar allí los fundamentos del toreo, se presenta en Madrid en 1831. A partir de 1837 se convierte en el director de lidia y primera espada de los festejos de la capital española – toreando todos los de esa temporada – y se mantiene en esa calidad hasta 1845, cuando resintiendo los efectos de los percances sufridos, empieza a reducir el número de sus actuaciones, dejando de torear el año de 1847.
En 1848 retorna a los ruedos para cumplir con una sola actuación, precisamente la de las gafas y es la que tiene lugar el 5 de noviembre de 1848. Paquiro torea provisto de anteojos pues al parecer su visión ya no le permitía hacerlo de otra manera. En esta tarde, Francisco Montes Reina se convierte en el primer torero que sale al ruedo vestido de luces y ataviado con gafas. El festejo – tardío por su fecha - fue una corrida de toros organizada por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla para celebrar el nacimiento de la infanta María Isabel, primera hija de la infanta Luisa Fernanda, hija de Fernando VII.
Después de esa tarde Paquiro volvería a seguir atendiendo su bodega en Chiclana, pero los vientos de la economía y de la bohemia le hacen volver a los ruedos en 1850, y el 21 de junio cuando torea su última corrida en Madrid – alternando con Chiclanero y Cayetano Sanz – un toro de Torre y Rauri llamado Rumbón le infiere una cornada, misma que será indirectamente la causante de su muerte el 4 de abril de 1851.
Juan Luis Silis
Juan Luis Silis Foto: Armando Landín - Miranda Cortesía: altoromexico.com |
El 13 de octubre de 2013 en Pachuca, un toro de José Julián Llaguno le infirió una cornada de unos seis centímetros de extensión que fue de la parte inferior de la mandíbula del lado izquierdo lesionando el maxilar superior, la mandíbula y la trayectoria fue por lo menos de 25 a 28 centímetros, produciendo compresión de masa encefálica y edema cerebral consecuente.
Tras de mantener al diestro en coma inducido varios días para controlar la remisión del edema cerebral, se le sometió a la cirugía reconstructiva de los destrozos causados por el pitón del toro y como secuela, quedó una disfunción en la irrigación del ojo izquierdo, que es la que motiva la necesidad de que el diestro utilice en determinados compases de la lidia las gafas protectoras, ante la imposibilidad de aplicarse continuamente lubricantes tópicos – lágrimas artificiales – en el ojo lastimado.
Y una disculpa
Ofrezco desde aquí a mis tres lectores una disculpa por salir tan tarde este domingo, pero algunas cuestiones de familia me permitieron sentarme a escribir apenas hasta ahora.
Y una disculpa
Ofrezco desde aquí a mis tres lectores una disculpa por salir tan tarde este domingo, pero algunas cuestiones de familia me permitieron sentarme a escribir apenas hasta ahora.
Nunca es tarde... en tu caso. Un abrazo desde mi disminuida afición.
ResponderEliminarPaco Abad
Paco: Gracias por pasar por aquí. La hora es la desacostumbrada, para Ustedes y para mí.
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