lunes, 18 de abril de 2011

La Feria de San Marcos y su actual estructura a 40 años vista, V

18 de abril de 1971: Cortando tres orejas, Manolo Martínez se alza como el triunfador de la primera corrida de feria

Pese a ser domingo, para incrementar el atractivo del inicio de la feria taurina de hace 40 años, Guillermo González Muñoz propuso una corrida nocturna como arranque del serial. Los toros seleccionados para ese efecto fueron de don Valentín Rivero Azcárraga (Valparaíso) y la terna encargada de hacerles frente se integró por Alfredo Leal, Manolo Martínez y Jesús Solórzano, quienes ante una buena entrada en el tendido de sombra y un gran lleno en el que tradicionalmente es el de sol, dieron inicio a una Feria de San Marcos que marcaría un cambio de rumbo definitivo en la manera de hacer las cosas para los empresarios taurinos de México.

Aunque la entrada pareciera no reflejarlo, el festejo generó expectación, en nota aparecida en El Sol del Centro, el mismo día de su celebración, se hacía notar lo siguiente:


Hoy la primera gran corrida de Feria
Manolo Martínez, Alfredo Leal y Solórzano se las verán con un precioso encierro de Valparaíso 
Con una auténtica euforia taurina, el Coso San Marcos abre sus puertas hoy por la noche para recibir a los aficionados que ávidos de emociones, acudirán a presenciar la primera corrida nocturna de la Feria Nacional de San Marcos, con un cartel lleno de atractivos por la actuación de varias de las principales figuras como lo son, indudablemente, Manolo Martínez, Alfredo Leal y Jesús Solórzano, quienes despacharán un magnífico encierro de seis ejemplares de la prestigiada ganadería zacatecana de Valparaíso... 
Toros de reserva 
Considerando la categoría de la corrida de toros de esta noche, don Valentín Rivero, propietario de la ganadería de Valparaíso, ha dispuesto enviar tres toros de reserva para que la afición tenga plena garantía de que sus toros responderán en la pelea, demostrando con ello su profesionalismo y la importancia que concede a preservar la fama de que goza la ganadería zacatecana.

¿Qué sucedió en el festejo? De la relación escrita por don Jesús Gómez Medina para el diario El Sol del Centro y aparecida al día siguiente de la corrida, extraigo lo siguiente:

TRES OREJAS A MANOLO EN SU DEBUT 

Gran faena de Solórzano malograda con el acero. Alfredo Leal, discreto 

Alfredo Leal, entre tanto, no pudo sino exhibir su bien hacer de manera ocasional. Porque sus tres enemigos – regaló uno, el séptimo – más que del toreo eslabonado, por abajo, tan grato a los públicos de hoy, requerían de la destreza del lidiador que, ciertamente, encontraron en Leal, que no en balde, es un torero cabal... anticipemos desde ahora a fin de que los aficionados calibren mejor lo realizado por los espadas, que los de Valparaíso no fueron un dechado de bravura. Por el contrario, varios de ellos mansurronearon de principio a fin, buscando el alivio de los tableros. Hubo otros, como el cuarto y el quinto, con genio, que trataron siempre de hacer presa en el torero... El mejor en cuanto a estilo y docilidad fue el octavo, que hubiera lucido más si lo pican y lidian en mejor forma. 

El triunfador 

Sí, indudablemente lo fue Manolo Martínez. Su madurez, el sitio que tiene ante los bureles quedaron puestos de relieve desde el primero momento: desde que, con sabios capotazos se apoderaba de su primer enemigo para terminar lanceándolo en forma espléndida por el lado izquierdo. El de Valparaíso terminó defendiéndose, buscando el alivio de los chiqueros. Pues bien; allí fue Manolo y precisamente en tal sitio le cuajó un trasteo mandón, poderoso, obligando al mansurrón y haciéndolo pasar en derechazos de recto trazo; erguido, sintiendo y haciendo sentir la hondura de un arte en el que las más puras esencias del toreo se complementan con una madurez tan lograda, con un aplomo de figura cumbre de la torería... Y en el quinto, todo lo anterior llevado a planos superiores aún, el arte y el temple y el mando de Manolo Martínez sublimados, consiguiendo transformar en dócil instrumento de su gran triunfo a un astado que, momentos antes, aparecía insumiso y fieramente hostil. ¡Prodigios del torerismo! ¡Maravillosos efectos de tener “sitio” en los ruedos! Y la locura en los tendidos...

El arte y la clase de Solórzano 

Hasta que salió el octavo, segundo de obsequio, la actuación de Solórzano no había tenido otros períodos lucidos que un lance a pies juntos y la media verónica del tercero... Pero ya está aquí el octavo, más terciado que sus hermanos. Una verónica a pies juntos, de clara ejecutoria solorzanista, y en otro sitio, el lance al natural, abierto el compás, con ritmo y sabor. Y una media verónica que fue un remoto trasunto de la de “Redactor”. Luego un tercio de banderillas accidentado por las deficiencias peoneriles, en que hubo un par, el primero de los que clavó Chucho, de exquisita ejecución y superior colocación. Y una faena brindada a todo el pópulo, iniciada con pases por alto, positivamente estatuarios, a los que se sucedieron las series de derechazos de longitud excepcional; tirando su embestida y ligando el toreo como toda una figura... Adornos mil. Las ovaciones y la música. El triunfo, en suma, ya casi en la espuerta. Pero, al prolongar la faena, el toro empezó a defenderse y necesitó Chucho de tres pinchazos antes del espadazo final. La última ovación de la jornada nocturna acompañó a Solórzano en su recorrido por la arena...

Como se puede deducir de lo escrito por don Jesús Gómez Medina, un Manolo Martínez arrollador estaba dando consistencia a la experiencia que hacía Guillermo González. El Príncipe del Toreo, sin faltar a su indudable categoría, solamente pudo cumplir aún regalando un toro y Jesús Solórzano por la espada, perdió la oportunidad de salir también en volandas del Coso de la calle de la Democracia junto con quien ya se perfilaba como el mandón de las cosas de los toros en este país.

Tras de este festejo, habría un paréntesis de tres días, para dar paso a cinco corridas seguidas, del 22 al 26 de abril, fecha en la que se verificaría la despedida del último gran ídolo que ha tenido la afición de Aguascalientes, El Volcán Rafael Rodríguez.

De lo sucedido en esos festejos, espero darles cuenta en su momento. Hasta entonces.

Prudente aclaración: Este año, en reconocimiento a la trascendente obra de don Guillermo González Muñoz y al 40º Aniversario de la Feria de San Marcos en su actual vertiente taurina, a diferencia de los anteriores, solamente recordaré las efemérides de las corridas del año de 1971. Ya en 2012, si hay tiempo y modo, continuaré con la manera anterior de hacer estos recuentos.

2 comentarios:

  1. Ayer nos quedamos esperando tu aportación. Cumplido con creces.
    Un abrazo.
    Paco.

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  2. Xavier:
    Si siempre se valora tu presencia, hoy mucho más. Leo la crónica de Manolo Martínez y me es mucho más fácil imaginar ahora al de Monterrey toreando a la verónica o con la muleta. En momentos de tanto pesimismo, este optimismo siempre refresca.
    Un saludo

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