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El Estudiante
(Publicidad de los años sesenta) |
Jesús Delgadillo López nació en Aguascalientes, en su castizo Barrio de Triana, por la calle de La Alegría, hoy nombrada en uno de sus tramos en honor a Alfonso Ramírez Calesero, muy cerca del templo en el que se venera a su Cristo Negro, el día 8 de octubre de 1938. Se presentó como novillero en Guadalajara, el 5 de junio de 1955 en una novillada de selección junto con Jesús Gómez, Jesús de Anda, Pedro Jiménez Pedrín, Gabriel Linares y Rodolfo Ramírez El Pirata y en ese festejo Jesús ya utilizó el sobrenombre de El Estudiante, pues al tiempo estudiaba teneduría de libros en la Academia Rodríguez Dávila de esta ciudad Capital.
En estos años el nombre de El Estudiante como novillero estuvo ligado al de varios toreros más que lograron traspasar los límites del anonimato y así actuaron en las plazas de México su paisano Víctor Mora, el mazatleco José Ramón Tirado, el guanajuatense Héctor Obregón, el tlaxcalteca Fernando de los Reyes El Callao, el regiomontano Américo Garza Romerita y el que en su día fuera apoderado de Arturo Gilio, Marcelo Acosta, entre otros toreros que lograron sacar la cabeza y hacer a la afición de ese tiempo concebir esperanzas de que en ellos habría una figura del toreo en ciernes.
Sus actuaciones en la temporada 1955 – 1956 le permitieron obtener su inclusión en el cartel del Estoque de Plata, celebrado en también en Guadalajara el 28 de octubre de 1956, fecha en la que para despachar una novillada de Matancillas, José Ramón Tirado, Rubén Aviña, Carlos Saldaña y El Estudiante, partieron plaza vestidos de luces en El Progreso. En esa tarde se llevó el gato al agua el venezolano Saldaña, quien tuvo la que quizás sería más importante tarde de su vida torera en México.
En 1957 logra actuar hasta 18 tardes en las plazas de Ciudad Juárez, Nogales y Tijuana y en el siguiente año, actúa en cuatro novilladas seguidas en El Toreo de Cuatro Caminos, dejando constancia de que estaba ya listo para el cambio de escalafón.
La Feria de San Marcos de 1958 iniciaba su ciclo de tres corridas con una en la que El Príncipe del Toreo, Alfredo Leal, otorgaría a El Estudiante la borla de matador de toros, fungiendo como testigo el poblano Joselito Huerta, con toros de don Lucas González Rubio, un festejo en el que efectivamente los tres alternantes triunfaron.
Después de actuar en seis tardes el año de su doctorado, el 18 de enero de 1959, Jorge Aguilar El Ranchero, le cedería al toro Coreano de La Laguna, ante el también tlaxcalteca Fernando de los Reyes El Callao, quedando revalidada su alternativa sanmarqueña en el coso de Insurgentes y como causara buena impresión en esa fecha, el 7 de abril de ese mismo año se le incluye en el cartel de triunfadores que se disputaban la Rosa Guadalupana, mismo en el que para estoquear ocho toros de Mimiahuápam, partieron plaza Curro Ortega, El Ranchero Aguilar, Jaime Bravo, Joselito Huerta, Antonio del Olivar, José Ramón Tirado, Fernando de los Reyes El Callao y El Estudiante.
Al final de ese festejo, el huamantleco de la triste mirada y del hondo toreo, El Callao, saldría con el trofeo en disputa dentro de la espuerta. Así, durante 1959, Jesús completaría una docena de actuaciones en plazas mexicanas. Entre 1960 y 1963 suma veinticuatro actuaciones, destacando la que tuvo en Aguascalientes el primero de enero de este último año, en la que con Luis Procuna y Pablo Lozano, dio cuenta de un encierro de Peñuelas, cortando las orejas y el rabo al sexto de la tarde.
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El anuncio de la alternativa |
Esta tarde resultaría ser un parteaguas en la vida taurina de
El Estudiante, pues su compañero de cartel, el castellano
Pablo Lozano, quien años después tuviera bajo su responsabilidad los destinos de la
Plaza de Las Ventas de Madrid, advirtió que
Jesús tenía aptitudes para caminar en la fiesta y le sugiere ir a España a probar suerte como novillero allá, renunciando al doctorado obtenido en el ruedo sanmarqueño casi un lustro antes.
Retomando el rumbo en España
Siguiendo el consejo de Lozano, el 20 de junio de 1963 se presenta de nueva cuenta como novillero en la Plaza Monumental de Barcelona, para despachar novillos del Conde de Ruiseñada en unión de Curro Montenegro y José María Aragón, logrando actuar en tres tardes más en cosos hispanos ese año.
1964 representa un buen año para el torero de Aguascalientes pues logra presentarse en 9 oportunidades dentro del escalafón novilleril, siendo cuatro de esas actuaciones en la plaza de Las Ventas, cortando además, una oreja en su debut, el 19 de julio de 1964, al lado de Eduardo Ordóñez y José Luis González Copano, para lidiar cinco novillos de Luis Frías Piqueras y uno – sexto – de Carlos Sánchez Rico. En su día, Antonio Díaz – Cañabate escribió:
Otro buen novillo fue el tercero, menos bravo, bastante menos que el primero, en el primer tercio, pero más noblote en el último. En el bochorno de la tarde canicular, el novillo, al tomar la muleta de “El Estudiante”, daba la sensación de que se bebía un apetitoso refresco de grosella bien helado, que “El Estudiante” le servía complacido, ya con la mano derecha, ya con la izquierda. Al novillo y al público le gustaron más los refrescos de la mano izquierda. ¡Oh, sí, nos venían muy bien, nos oreaban como una brisa que rompe el ardor! Fueron pocos estos buenos naturales y su corta cantidad acrecentó su valía. Entrando con arrestos cobró una estocada. El presidente concedió una oreja. Los insaciables pidieron otra, negada con buen criterio y “El Estudiante” se hartó de dar vueltas al ruedo...
En su presentación en Palma de Mallorca, es herido de consideración por un novillo de Enriqueta y Serafina Moreno de la Cova, llevándose a la enfermería una oreja y el 15 de agosto de ese año, en Madrid, tiene un encuentro con la otra muerte en el ruedo y le corresponde atestiguar junto al ya nombrado Copano y José Luis Teruel El Pepe, el fallecimiento del banderillero gitano Manuel Leyton Peña El Coli, quien fue herido por el primero de los únicos tres de Ángel Rodríguez de Arce corridos esa infausta tarde pues al conocerse la muerte del subalterno, se suspendió la novillada.
El 6 de septiembre de 1964 vuelve a recibir la alternativa, la definitiva, tras de justificarse en las dos temporadas novilleriles anteriores y así, en la Monumental de Barcelona, el gran estoqueador de Zaragoza, Fermín Murillo, con el testimonio de Curro Romero, le cede a Murciano, el primero de los seis de Torrestrella que se lidiaron esa tarde, dando Jesús la vuelta al ruedo en el sexto. Julio Ichaso, cronista del diario barcelonés La Vanguardia, cuenta así el hecho:
Le otorgó la alternativa con el conocido ceremonial, Fermín Murillo, presenciándola como testigo Curro Romero, con el toro lidiado en primer lugar, número 130, «Murciano», jabonero sucio o burraco, pues el pelo de las reses tiene muchas denominaciones, que el nuevo doctor lanceó con poco lucimiento, debido al viento, que descubría peligrosamente... Previo brindis al público, sus primeros muletazos fueron por bajo. Ya en el centro del ruedo, vinieron unos estupendos pases con la derecha. Llevaba al toro muy obediente a la flámula. (Olés y música). Hubo otra tanda, pero que muy buena de pases, también con la diestra y molinetes de rodillas emotivas y espectaculares. Después de unos naturales agarró, con habilidad, una estocada y el puntillero puso todo lo demás con el cachete para finiquitar al animal. (Petición de oreja, vuelta al ruedo con sostenida ovación y salida al tercio)...
El 12 de octubre de ese mismo año confirma su alternativa barcelonesa en Las Ventas, formándose el cartel con un novillo de Castillejo para el rejoneador Fermín Bohórquez, quien actuó a mitad del festejo y para los de a pie, toros salmantinos de Ricardo Arellano y Gamero Cívico. El padrino de la ceremonia fue Antonio Ortega Orteguita quien esa tarde confirmó a Santiago Castro Luguillano y a El Estudiante. El toro de la confirmación de Jesús se llamó Gladiador. Andrés Travesí relató así su actuación en el ABC madrileño:
Hacía tiempo que no veíamos una corrida de toros tan mala como la de ayer... Los seis bichos fueron mansurrones y difíciles y dos de ellos tuvieron que ser condenados a banderillas negras. Los toros recortaban peligrosamente, y como la lidia no fue buena llegaron al último tercio probones, achuchando a los de a pie. Y poco más puede decirse de este saldo de ganado que nos hizo pasar muy malos ratos... El mejicano Jesús Delgado, que tenía aceptable cartel en Madrid como novillero, no pudo hacer nada en su primera salida como matador. Fue el único de los tres que utilizó el capote en alguna ocasión suelta. Al segundo, mansurrón y distraído, lo pasó por la cara con precauciones y lo despenó de un estoconazo afortunado y un descabello y escuchó muchas palmas. En el sexto no mejoró la labor y mató de media, una entera, y descabelló al cuarto intento...
Uno de los momentos más importantes de su carrera, lo alcanzaría El Estudiante casi un año después de su confirmación y así, el 8 de agosto de 1965, alternando con Antoñete y el albaceteño confirmante Pepe Osuna, cortó una oreja al tercero de los toros murubeños de don Félix Cameno lidiados en la fecha. Esta tarde trascendería también, porque Antonio Chenel, cortó dos orejas al cuarto de la tarde, lo que le llevó a la Feria de San Isidro del siguiente año, en la que realizó la faena inolvidable del toro Atrevido de José Luis Osborne, el toro blanco de la leyenda del 15 de mayo de 1966. El relato de Gómez Figueroa en la Hoja Oficial del Lunes siguiente al festejo es así:
También Jesús Delgado (El Estudiante) supo tocar esa fibra sensible del público que termina por ganarse su admiración y simpatía. Largas cambiadas, un airoso quite con cierto aire de “ballet”, una faena bastante completa e inspirada, un estoconazo eficaz y naturalmente, la oreja para El Estudiante. Como el último de la tarde resultó manso y con dificultades, El Estudiante se desprendió de él no pronto, pero sí con decisión. Pinchó dos veces, clavó media estocada y utilizó dos veces el verduguillo. Fue despedido con una ovación...
La última etapa
Durante 1964 y 1965 Jesús permanece en España y es hasta 1966 que reaparece en su patria, ligando seis tardes, dos de ellas en El Toreo de Cuatro Caminos. En 1967 confirma su alternativa barcelonesa en la Plaza México, misma que ocurrió el 22 de enero de ese año, siendo su padrino Joaquín Bernadó y actuando como testigo Raúl García para lidiar a la usanza española seis toros de Tequisquiapan y uno de Pastejé para el centauro potosino Gastón Santos, cerrando ese año en Guadalajara el 17 de diciembre con el potosino Pepe Luis Vázquez y Alfredo Leal en la lidia de toros de Cerro Viejo.
En 1971 se viste de seda y alamares sólo una vez para doctorar en la propia plaza de San Marcos a su vecino de barrio, el dinástico Armando Mora ante el testimonio de Fernando de la Peña. Esa tarde Jesús realizó una de sus mejores faenas en la plaza de su tierra, al cortar las dos orejas al segundo de la tarde después de una faena completa, de la que merece recordarse el testimonio de don Jesús Gómez Medina:
La estocada de la tarde. Ocurrió en la primera década del siglo, Bombita y Machaquito detentaban el mando del cotarro taurino durante el interregno que medió entre la despedida del Guerra y la aparición de Joselito y Belmonte… Y una tarde, en Madrid, Machaco se fue tras del estoque con férrea determinación y lo clavó todo en el morrillo de un imponente miureño. Del pitón de éste pendían luego los encajes de la camisa del bravo cordobés, en testimonio de cómo se entregó Rafael González en el trance supremo… Don Modesto, pontífice de la crítica taurina de la época, emocionado ante la hazaña del Machaco, urgió al escultor Mariano Benlliure – ¡Apresúrate ilustre alfarero! – decíale en su crónica el célebre revistero. Y Benlliure, tan buen aficionado como artista eximio, atendió el reclamo de don José de la Loma y sus manos prodigiosas produjeron esa estupenda obra de arte que se llama “La Estocada de la Tarde”… Ayer, en la muerte del segundo burel, la sombra de Machaquito pareció aletear sobre el coso. Porque al igual que entonces lo hiciera Rafael González, El Estudiante se perfiló marchosamente, fija la mirada en el morrillo de “Guapo”; el estoque centrado entre ambos pitones y tan cerca de estos, que la punta parecía reposar sobre el testuz. Y al arrancar, lo hizo recta y decididamente, con tal precisión y maestría, que mientras la mano izquierda vaciaba la acometida del corlomeño, la diestra, empuñando el alfanje, concluía su viaje en el morrillo de “Guapo” del que emergía tan solo la bola de la empuñadura… ¡Fue la estocada de la tarde! ¡De esta y muchas más!... Los espectadores al unísono brincaron de sus asientos y tributaron a Delgadillo una cálida, estruendosa ovación. Y tras la ovación, las orejas, ganadas en la mejor forma, con la verdad incuestionable del acero”. (El Sol del Centro, 29 de marzo de 1971)
Alternativado por primera vez en la feria de su tierra, la despedida tenía razón para darse en ese mismo marco y así, el 30 de abril de 1982, tras de varios años de ausencia de los ruedos, hizo su presentación en la Plaza Monumental y al mismo tiempo tuvo su despedida de los ruedos, alternando con Eloy Cavazos y Humberto Moro hijo, en la lidia de seis toros de San Manuel, dando la vuelta en tras la lidia del cuarto de la tarde, el último que mató vestido de luces.
Después de esa señalada fecha, Jesús Delgadillo se mantuvo ligado a la fiesta de los toros y con frecuencia toreaba festivales benéficos. La última actuación pública que ha tenido, fue el 8 de diciembre de 1996, en un festejo organizado en honor del subalterno hidrocálido que muchas tardes le acompañó, don Arturo Muñoz La Chicha, obteniendo las orejas del novillo de Ángel Lascuráin que sorteó esa fecha.
La tauromaquia de Jesús Delgadillo
Las transcripciones que se hacen a lo largo de este texto, nos reflejan que El Estudiante ha sido un torero de los llamados de escuela, de los que ejecutan las suertes con clasicismo y que conocen y realizan una gran cantidad de ellas. Banderillero fácil, clavaba los palos por los dos lados del toro, cuestión que poco se ve, dado que por lo general se tiende a dominar la ejecución del segundo tercio por un solo perfil.
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El Estudiante en su última tarde 8/XII/1996 |
Con la muleta, Jesús Delgadillo gustó de trastear con la mano baja y aprovechando su estatura, daba dimensión a las suertes, pero cargando la suerte, a lo clásico y resultando ser un brillante ejecutor del pase natural. Las crónicas invocadas nos exhiben también que era un formidable estoqueador, que redondeaba sus faenas con el filo de su espada, como escribiera en alguna de ellas don Jesús Gómez Medina y en más de alguna oportunidad, fue su solo alfanje el que le deparó tardes de triunfo.
En suma, un torero conocedor de su oficio, dominador de los toros cuando así se requería y con la facilidad de transmitir a los tendidos la valía de su quehacer en el ruedo, lo que se refleja en las importantes tardes de triunfo que tuvo durante su carrera activa.
Arrastre
El Estudiante es uno de los toreros de Aguascalientes que no tuvieron temor de salir de sus confines para buscar el triunfo en la difícil profesión de ser torero. De los toreros de su tierra, es uno de los que más veces ha actuado en la Plaza de Las Ventas y de los mexicanos que allí lo han hecho, sólo le aventajan en número de actuaciones Carlos Vera Cañitas, Miguel Espinosa Armillita Chico y Eulalio López Zotoluco cabiéndole a Jesús el honor de ser junto con el Volcán Rafael Rodríguez, Joselito Adame y Arturo Saldívar uno de los matadores de toros de Aguascalientes, que vestido de luces, ha cortado oreja en la principal plaza de toros del mundo.
En este día se celebran cincuenta años de su definitiva alternativa como matador de toros y El Estudiante aún conserva la figura que le hiciera parecer torero para poder ser torero. Medio siglo hace y aún se recuerdan sus hazañas, las que son una de las columnas que sostienen la taurinidad de Aguascalientes. ¡Enhorabuena Maestro!