miércoles, 28 de abril de 2010

Las cornadas no se curan solas

Los amigos me preguntaban desde el sábado 24 si escribiría sobre este tema. Mi primera respuesta fue negativa. Mi primera impresión, visto el movimiento informativo que se produjo, fue el de no entrar en el juego perverso que los medios generaron en torno a un acontecimiento como este, pero al paso de las horas y después de los días y después de que mi afición y mi interés – más por el hombre que por el torero – de saber la evolución de la situación me hacían conocer infinidad de versiones públicas que distorsionan la realidad, porque afortunadamente; por una parte tengo acceso a conocer información cierta de primera mano y por la otra, la vida familiar me ha aportado conocimientos acerca de casos como peste que me enseñan que lo que es vox populi, no es necesariamente vox dei. Por eso es que como escribiera Ramón López Velarde en su Suave Patria, alzo la voz a la mitad del foro y por una parte diré lo que pienso y siento y por la otra, intentaré poner los puntos sobre algunas íes, porque creo que José Tomás, Aguascalientes, los integrantes del Equipo Médico de la Plaza Monumental Aguascalientes y del Hospital Miguel Hidalgo y hasta los medios de comunicación merecen respeto y en la vorágine de versiones ridículamente encontradas que se han producido, lo único que veo es eso, ausencia de respeto, pues al hombre se le valora poco, se le ignora más y se le confunde mucho.

El torero y el hombre

El pasado martes 20 tuve la oportunidad de atestiguar un gesto inusual en un torero. José Tomás, a través de la Fundación que preside, puso a disposición de 500 estudiantes de bachillerato de Aguascalientes, becas que se aplicarán a personas en estado de necesidad o que se distingan por sus méritos académicos. La motivación del otorgamiento de esos estímulos la sustentó el diestro en la necesidad que casi siempre se tiene de tener un punto de apoyo para iniciar la consecución de una meta que se ha fijado para la vida. No basta querer ser, sino que se requiere tener los medios necesarios para lograr serlo, dijo en la ocasión.

Yo había cruzado algunas palabras con José Tomás en 1996, durante la presentación de un libro sobre el centenario de la Plaza de Toros San Marcos. Meras intrascendencias fue lo que comentamos ese día. El pasado martes tuve la oportunidad de volver a hacerlo durante unos cuantos minutos y ya no fue tan intrascendente el motivo. Tampoco se refirió a lo que hace en los ruedos y vaya que resulta complicado hablar con una figura pública cuando se trata de separar la arista que es de todos conocida, de la que tiene un espacio más reservado.

Allí percibí a un hombre con firmeza en sus ideales, transparente en su proceder y sincero en su expresión. Lo que dijo al momento de signar el convenio con el Gobernador de Aguascalientes, Ingeniero Luis Armando Reynoso Femat – por su conducto se aplicarán las becas – refleja con claridad su manera de ser y de ver la vida y tan es así, que nadie, absolutamente nadie se ha atrevido a señalar su compromiso con la formación para la vida de los jóvenes hidrocálidos como un montaje previo a su presentación en la Plaza Monumental Aguascalientes.

Cuando se es así, no se puede acometer actividad alguna de otra manera. Por ello es que en el ruedo José Tomás se comporta como lo hace. Su valor es sincero.

Recuerdo que hace más o menos 16 años discutía con Ricardo García, Caminito, hoy un destacado subalterno, sobre el valor de José Tomás ante los toros. Él afirmaba que le parecía un valor inocente, un valor que corría el riesgo de derramarse por el primer agujero de una cornada. Mi postura era la contraria, pero tenía que concederle el beneficio de la duda – Caminito se pone delante de los toros y yo no – aunque mi argumento de una expresión sincera siempre que le veía, era lo único que me daba la posibilidad de sostenerlo.

Cuando daba vueltas a este asunto de la sinceridad, recordé una lectura de hace bastantes ayeres, en la que se explicaba el origen del término y se decía que una escultura de mármol era sincera cuando el escultor no había utilizado la cera para ocultar imperfecciones o errores en su realización. La sinceridad pues, tratándose del carácter de las personas, resultaría ser la limpieza y la perfección de éste.

A mí no me queda duda entonces de la limpieza del carácter y de las intenciones de José Tomás este abril en Aguascalientes, ni como hombre, ni como torero. Su compromiso como persona quedó definido cuando marcó el tránsito de la caridad silenciosa – una sublime virtud – hacia el compromiso de suplementar una de las grandes necesidades de nuestros días.

Como torero, también mostró ese limpio carácter cuando salió a dar a la afición que le vio nacer como figura de los ruedos lo mejor de sí, sin dejar de mantener la verticalidad humana que le caracteriza. El torero soportó la falta de respeto que un juez de plaza – cegado por sus preferencias personales – le hizo al otorgarle una sola oreja por una faena que bien merecía las dos - a mi juicio - y sin necesidad, intentó satisfacer a quienes llenaron – con evidente sobrecupo – la plaza para verle triunfar, no obstante que Navegante le había advertido desde los lances de recibo que por ese lado izquierdo era materialmente intratable.

Alguien con escasez de esos valores pudo haber exhibido al toro – quizás a los dos de su lote – y haberse amparado en el viento que sopló toda la tarde para salir del paso sin pena ni gloria, pero entero, sin mancha y a esperar el mañana, que ese, seguramente llegaría.

El problema comienza cuando el bagaje valorar y formativo de las personas les hace obrar de otra manera, el dejar las cosas pasar, el salir a esperar el mañana es una comodidad que les resulta impermisible. ¿Qué conlleva más riesgo? Sí, pero generalmente también representa la diferencia entre trascender o no hacerlo. Por eso es que José Tomás ha trascendido.

Más de cien palabras, más de cien mentiras…

Los grandes acontecimientos generan grandes ríos – revueltos – de información. En adición, la era digital nos da espacio a todos para echar nuestro cuarto a espadas casi sin cortapisas, donde la única medida será nuestra propia concepción de lo que es la verdad y el justo medio de las situaciones en los casos en los que expresamos nuestra opinión, porque aunque el opinar es decir lo que pensamos acerca de algo, ese justo medio es el punto de equilibrio que deja las opiniones en una vertiente de claridad en las que pueden ser entendidas y apreciadas, porque hoy y siempre ha sido evidente que los radicalismos, ni se comprenden, ni llevan a parte alguna.

Leo a José Luis Vadillo en la bitácora de toros del diario madrileño El Mundo y hace, a muchos kilómetros de distancia, no sé si por meras inferencias o malintencionadamente guiado, las siguientes afirmaciones:


…el drama vivido en Aguascalientes demuestra que los taurinos se han confiado. Los toreros suelen ser gente supersticiosa y despreocupada. Ni por un momento se paran a pensar en el estado del quirófano del coso donde mañana se jugarán la vida. Lagarto, lagarto… Las figuras deben tomar cartas en el asunto y promover un cambio en otros países como lo hubo aquí hace un cuarto de siglo. No hay que esperar a que una muerte marque un cambio reglamentario…

En el mismo diario, pero en su edición correspondiente al lunes 26 de abril, el enviado especial Jacobo G. García afirma, evidentemente sin conocimiento de causa:


No deja de repetir que "se trató de un trabajo colectivo", pero durante muchos minutos, cuando la sangre formaba un charco bajo la camilla, cuando su hermano tuvo que abrir con sus manos el traje de luces o cuando su amigo Fernando Ochoa tuvo que apretar con sus manos el suero, su voz se levantó sobre el resto. Y lo hizo para salvar la vida a José Tomás, impidiendo que fuera trasladado a un hospital sin ser estabilizado previamente, evitando que se perdiera un tiempo precioso y haciendo que se empezara a operar incluso sin anestesia…

…No hay precedentes en esta plaza de una cornada de esta gravedad y por desgracia sólo nos damos cuenta cuando pasan las desgracias", señala Ochoa. "Estuve hablando con el presidente de la asociación de matadores porque una plaza como ésta, y de esta importancia, tiene que estar preparada. Por suerte, el hospital estaba cerca y llegó la sangre a tiempo, pero si esto llega a pasar en otro sitio y con otros médicos, no lo cuenta", señala a la puerta del hospital donde está ingresado su amigo.

Está claro que la clínica no estaba al 100%, el gran éxito fue el trabajo de los médicos". Y ahí es donde vuelve a aparecer el nombre del doctor Alfredo Ruiz. "En la enfermería había gritos y muchos nervios pero aquel descontrol estaba controlado por el doctor Ruiz, que dirigía todo. Gracias a él José Tomás sigue vivo. Cuando el propio doctor explica cómo tomó la decisión de empezar a operar contesta: "Fue una cuestión de segundos y, aunque le dolió, había que sacarlo vivo de la plaza", resume…

A ambos les tengo que refutar. Y es que los dos son ignorantes de nuestro idioma – se les ve el plumero, como dicen allá en su tierra – al no comprender la diferencia entre un quirófano y una enfermería, entre una clínica y un hospital – quizás deberían coger un diccionario – y son también ignorantes de las técnicas más modernas de tratamiento de las heridas por asta de toro. Se ve que ignoras la existencia de un protocolo universal conocido como Programa Avanzado de Apoyo Vital en Trauma (ATLS por sus siglas en inglés), que en México y todo el mundo taurino – a excepción de España, al menos no al completo Máximo García Padrós dixit – se aplica a los toreros heridos desde hace casi dos décadas y que ha motivado en primer término, que a los toreros ya no se les intervenga en las enfermerías de las plazas y en segundo lugar, que en esas enfermerías – no quirófanos, de esos solo hay en los hospitales – se tenga lo necesario para estabilizar al herido y trasladarlo al centro sanitario donde se le dará la atención completa, con todo lo necesario para resolver cualquier contingencia que se presente en ese tratamiento.

El protocolo ATLS está diseñado para evaluar el estado del lesionado con precisión y rapidez; reanimarlo y estabilizarlo, para después trasladarlo a un hospital en el que pueda recibir una atención óptima. A su vez, la fase de evaluación y estabilización incluirá las etapas de control cervical y preservación de una vía aérea permeable; la preservación de la ventilación y respiración del lesionado; el control de hemorragias y mantenimiento de la circulación del lesionado; la vigilancia y restauración del déficit neurológico, si lo hubiera y la exposición y control de la temperatura del lesionado.

Las prioridades del tratamiento siguen precisamente ese orden y son pre – hospitalarios, pues está demostrado estadísticamente que un cuidado apropiado, ofrece una mejora sustancial en el pronóstico del lesionado. El protocolo ATLS es reconocido universalmente como el procedimiento más avanzado para atender un paciente traumatizado – de cualquier índole – dentro de la primera hora después del accidente, independientemente del tamaño del centro sanitario en el que vaya a ser atendido.

Esa es la metodología científica aplicada por el Equipo Médico de la Plaza Monumental Aguascalientes. Me consta que sus integrantes toman con frecuencia cursos ATLS para dominar su metodología y estar en aptitud de atender a los toreros heridos y agrego, que ese modo de tratamiento reconoce que es mejor para el tratamiento el peor hospital que la mejor enfermería, dada la imposibilidad de mantener en ésta el complejo de servicios humanos y materiales que en su conjunto conforman un hospital.

Aclaro: no soy médico, pero me crié y vivo entre ellos y cuando tuve que decidir que hacer de mi vida, le pegué una larga a la bata blanca almidonada y me lié la toga y me calé el birrete, pero supe escuchar y entender a mi padre que fue médico de toreros y el mejor cirujano que he conocido. Aparte, las referencias al tratamiento ATLS las consulté directamente del manual del mismo, que está disponible en la red, para quien quiera consultarlo.

Señores Vadillo y García, es sencillo obtener conclusiones, pero cuando estas carecen de sustento y sobre todo, cuando la materia de que se trata, tiene un sustento científico, más que conclusiones, se convierten en verdaderos denuestos. Cuando se tiene la oportunidad – más bien la responsabilidad – de expresarse en una tribuna de tanta resonancia como la de El Mundo, lo menos que se puede hacer, es documentarse antes de publicar algo y no hacerlo de oídas, pues como decía un colega de mi padre: es malo no saber, pero es peor inventar…

Cuando termino el manuscrito, veo que Pablo G. Mancha, de Diario La Rioja y de la bitácora Toroprensa, se hace eco de estos mismos infundios. De los otros dos no me sorprende, de Pablo sí, pues lo leído hasta esta fecha me reflejó siempre una postura mesurada ante los acontecimientos que nos presentaba, pero en la entrada que publica el día 27 de abril sobre el particular, repite casi a la letra lo que el par de El Mundo considera su verdad sobre el tema y que como ya he apuntado, carece absolutamente de sustento.

El distorsionar declaraciones obtenidas a botepronto, al calor del momento, sin la necesaria reflexión previa no deja sin efecto una verdad evidente: las cornadas no se curan solas. Así, las más de cien mentiras aquí comentadas no son como las que Sabina canta, es decir, no valen la pena.

El colmo de la desfachatez

Dejo aparte este otro infundio, porque no es producto de la ignorancia, sino de la cobardía y de la mala fe, del ánimo de ofender, de causar daño. Un sujeto, que afirma vivir aquí en Aguascalientes – no creo que gentuza de esa ralea resida aquí – y que dice llamarse Guillermo Rovira Guadarrama, hace circular por la Internet el siguiente líbelo (del que respeto su desastrosa ortografía y sintaxis):


SHOW O REALIDAD EL PERCANCE DE TOMAS EN AGUASCALIENTES.
José Tomás fue herido por el quinto toro de la tarde, “Navegante” de la Ganadería potosina de Santiago, propiedad de Pepe Gárfías. Un toro pequeño y mansurrón seleccionado especialmente para el torero madrileño-hidrocálido, como suele llamarse por acá.-

Fue cogido en el tercer pase de muleta, cuando el toro frenó su embestida a medio viaje y Tomás, distraído, fue prendido del muslo derecho.


La cornada fue a las 7:20 p.m. horario del centro de México.

A las doce de la noche no se tenía parte médico.

La información difundida por la radio de gobierno local era aparatosa, los llamados solicitando sangre A RH negativa insistentes.

El matador michoacano, radicado en Aguascalientes y cercano a Tomás, de nombre Fernando Ochoa, dijo que lo vió pálido y grave.

Los mononsabios que lo recogieron del ruedo y lo llevaron a la enfermería señalaron que había perdido “Tres litros de sangre en el trayecto”. Salió de la Enfermería el torero español a las 9:00 de la noche rumbo al Sanatorio Hidalgo de ciudad de Aguascalientes.

A las doce de la noche aún operaban al dilectante torero.

Su apoderado una hora y media antes – 10:30 de la noche- Salvador Boix dijo que se retiraba a descansar y que la situación de su poderdante era estable.

Informalmente la radio dijo que Tomás tenía una cornada grave, de tres trayectorias, que habían seccionado la Iliaca y la Femoral.

La noche ha sido un escándalo en esta ciudad que está de feria y mañana domingo celebra las fiestas de su patrono San Marcos.

No se descarta que las informaciones sean exageradas, pues Tomás es bien conocido como un torero fenicio y mediático.

Para muestra un botón, el cronista de la corrida de toros, Juan Antonio Labra, se la pasó comentando la “gran faena de Tomás s su primer toro y la obtención de sus dos orejas”.

A las once de la noche con imágenes de juez, el locutor fue desmentido, Tomás únicamente cortó un apéndice.

Insistentemente durante la corrida se privilegió la actuación del madrileño y se hizo una referencia intensa y de mal gusto a las becas otorgadas por su recién fundación creada en esta ciudad del percance.

El rostro del padre del matador fue conmovedor cuando se enteró de la cornada en la enfermería. Rictus que fue tomado por la televisión, hecho que contrasta con los comentarios de los lectores del diario capitalino más importante y de mayor circulación en el país, El Universal, en donde se expresan contrarios al matador caído por su falta de oficio, quienes recuerdan que las cornadas son errores, insuficiencias de los toreros.

Se prometió una conferencia de prensa por parte de los médicos a la media noche, en la sala del Sanatorio Hidalgo, la que no se ha dado.

La gente en la Feria de Aguascalientes dice o Tomás muere, o fue un show bien montado. En esta ciudad apostadora esta es la apuesta más cazada de la noche.

¿Tomás llega a comercializar hasta sus propios percances? ¡Vaya fiesta!

Ahora resulta que la cornada y sus consecuencias son un camelo. Que solo se trata de engrandecer el cartel de José Tomás a costa de explotar – por eso le llama “fenicio”, creo – la sensiblería que produce que un torero ha sido herido, aprovechando sobre todo el impulso de los medios oficiales de Aguascalientes.

Todo me impulsa a creer que el nombre del firmante es un pseudónimo, que el correo electrónico fue enviado desde un lugar distinto a Aguascalientes, pues hay en su redacción términos que no son comunes en el lenguaje coloquial de nosotros los hidrocálidos, por ejemplo, el Hospital Hidalgo es el Hospital Hidalgo y jamás el Sanatorio Hidalgo y el término fenicio, no forma parte de nuestra habla diaria tampoco. Así que por más que crea que con señalar que reside aquí en una presunta firma, el autor del líbelo de marras, refleja con claridad que no es de aquí y que responde a otros intereses ajenos, tanto a la fiesta de los toros, como al conocimiento de la verdad en este doloroso asunto y que lo único que pretende es denostar, ofender.

Si es taurino, me da pena su proceder, porque por gente como él es que los grupúsculos de quienes no conocen ni respetan nuestra afición se organizan, gritan y piden la abolición de esta fiesta y si no lo es, pues poco ha conseguido, porque nadie se ha hecho eco de sus falsedades y ofensas, por fortuna.

Cerrar el círculo

Con toda la información que se ha generado sobre este caso, lo único que se ha hecho es dejar al descubierto el afán de la mayoría de los medios de obtener la mayor parte de la tajada de la audiencia que produce un evento de esta naturaleza, aún a costa de la verdad. Se me podrá señalar que cada quien proclama su verdad, pero no dejemos de lado que la verdad es solo una y que esas verdades particulares, no son más que mentiras.

El problema al final del día es de respeto. Respeto a la dignidad del hombre; respeto a la dignidad del torero, pero sobre todo a la tarea del informador y a la dignidad de sus destinatarios que no tienen por que ser víctimas de las preferencias personales o de los intereses inconfesables de aquellos.

La verdad y el justo medio deben ser honrados en primer término en la tarea de comunicar, pues al hacerlo así se dignificarán los demás aspectos, dándoles el sitio y el valor que en realidad les corresponde.

Es a nosotros, como destinatarios de la información a quienes corresponde el poner fin a todas estas cadenas de denuestos e infundios, rechazando la recepción de ese tipo de información y evitando el propagarla.

La imagen que ilustra esta entrada es obra de Armando Landín - Miranda y la uso con permiso de su autor.

domingo, 25 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1971. Manolo Espinosa se lleva el Escapulario de San Marcos

La noche del 8 de abril de 1967, en la Plaza México, Manolo Martínez lidió el último toro de la corrida del Estoque de Oro, trofeo que se consideraba ya en la posesión de Raúl Contreras Finito, por su faena al quinto de ese festejo, Lobito, que como todos los del encierro fue del Ingeniero Mariano Ramírez. Ese sexto toro se llamó Catrín y ante él, Manolo Martínez salió a defender su interés de aspirar a la cabeza de la torería mexicana, realizó una de las grandes faenas que acabaron consagrándolo como un torero de esa plaza y terminó por llevarse el dorado alfanje a despecho del triunfo del malogrado diestro de Chihuahua.

Este 25 de abril de 1971, una historia similar se produciría en Aguascalientes. Para el día del Evangelista se anunció la corrida en la que ante toros de Suárez del Real, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Finito, Manolo Martínez, Jesús Solórzano y Manolo Espinosa se disputarían el Escapulario de San Marcos, trofeo que durante el boom de la vitivinicultura en nuestro Estado, una casa de estos géneros, obsequiaba al triunfador de este festejo, que se formaba con las principales figuras anunciadas en el serial.

Lo sucedido en esa corrida se relató por don Jesús Gómez Medina en El Sol del Centro del día siguiente de esta guisa:


A Fermín Espinosa ‘Armillita’ que en el ruedo ennoblecido ayer por el toreo de ambos Manolos, dejó escritas antaño, muchas jornadas de gloria.


Fue a partir del cuarto burel que la tónica del festejo señaló un ‘crescendo’ que más tarde culminaría en el diapasón triunfal que iba a subsistir hasta el final y a Manolo el de Monterrey correspondió iniciar ese ritmo ascensional…

¿Estaría ya el trofeo en poder de Manolo Martínez? ¡Pues no señores, que voy a hacerlo mío; aquí estoy yo!, preció Manolo Espinosa a través de su actuación desde el lance inicial a pies juntos, hasta la estocada mortal con la que fulminó al nobilísimo ‘Abrileño’.

¡Qué bella lección de arte y torerismo de este Manolo! Y, a la vez, ¡cuánta riqueza de matices y qué insospechada cornucopia de remates y adornos, en el curso de una faena en la que el clasicismo más estricto hermanábase con los momentos de la súbita inspiración del orfebre.

Ah, Manolo Espinosa, hijo y nieto de toreros y gran torero también tú. ¿Cómo pudiste privar a la afición, durante tanto tiempo del ingente caudal de arte que llevas contigo? Olvídate en buena hora del restirador y de la regla de cálculo y date a lo que ha sido la vida y honra de los tuyos, porque eres torero y de los buenos, como a voz en cuello lo proclamó la plaza, cuando tras de fulminar a ‘Abrileño’, con las orejas y el rabo de este recorrías una y otra vez el ruedo acompañado en tu apoteosis por tu ilustre padre, por el ganadero y por Guillermo González, afortunado promotor de estos festejos. Y lo proclama también el trofeo que, por aclamación, te fue entregado al final de la corrida…

Manolo Martínez le había cortado el rabo al cuarto de la tarde y se daba por descontado que el Escapulario era suyo, pero como le sucedió a Finito algo más de cuatro años antes en la corrida del Estoque de Oro, ahora sería el de Monterrey el que vería su suerte cambiar de rumbo en el toro que cerró plaza y el trofeo en disputa acabar en las manos de uno de sus alternantes, en una de las tardes más destacadas de la historia reciente de nuestra feria de abril.

El festejo de hoy: Tercera corrida de feria. Toros de Begoña para el rejoneador Rodrigo Santos y los matadores Eulalio López Zotoluco, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 24 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1970. Jesús Solórzano y Poeta de Torrecilla

Jesús Solórzano llegó a este festejo por la vía de la sustitución. En el cartel originalmente anunciado Joselito Huerta era el que completaba la terna que integraban Rafael Rodríguez y Curro Rivera para dar cuenta del encierro de don José Antonio Llaguno Ibargüengoitia, pero en los diarios locales de la víspera del festejo, la empresa anunció que el León de Tetela había presentado un certificado médico que justificaba su imposibilidad de actuar y que: …salvaguardando los intereses de la afición taurina hemos procurado la contratación de Solórzano porque ha sido uno de los matadores mexicanos triunfadores de la temporada capitalina y triunfador también de la Plaza de Toros San Marcos.

La crónica de don Jesús Gómez Medina, en El Sol del Centro del día siguiente al festejo lleva por título Faena de Solórzano, dechado de arte y clasicismo y sin más, paso a referir lo medular de ella:

…torear en suma, es hacerlo como ayer lo hizo Chucho Solórzano en su segundo enemigo: con el ritmo perezoso e indolente con que la muleta del moreliano describió el arco de círculo del pase natural o del derechazo; con el desdeñoso imperio con que el leve giro de su mano diestra contuvo y quebrantó, en los de trincherilla, el curso bravío del de Torrecilla, con la actitud natural, clásica, mediante la cual el cuerpo, al gravitar suavemente sobre la pierna de afuera, imprime a la suerte una intensidad y un sabor de fruto plenamente logrado, de obra en sazón.

Casi al mismo tiempo, en Utrera, a la vista de la airosa Giralda, el conde ‘disfruta’ de los muletazos de Chucho. Y el mando y la longitud excepcional de muchos de aquellos. Veíamos al pasado: ¡no, no fueron mejores que estos los naturales y derechazos que integraron las faenas de ‘Granatillo’ y ‘Cuatro Letras’; ni los muletazos a ‘Revistero’ superaron en aplomo, en clasicismo, en gallardía a los que ayer Chuchito realizó ante este nuevo y también nobilísimo ‘Poeta’.

Elevado a impulso de arte, transido por la inspiración creadora, haciendo de la arena del coso sanmarqueño el pináculo para su triunfo, en cada pase, en cada muletazo, frente a la pleitesía colectiva que se expresaba en aclamaciones, vítores y revuelo de prendas, Chucho Solórzano estaba proclamando: ¡El toreo es esto!

¿Y el torero?... ¡El torero es ese!, replicaba, enfebrecida, la multitud.


Pero, ¿cómo olvidar al toro? ¿Cómo desentendernos de la boyantía infinita del de Torrecilla? Porque poseyó éste la docilidad y el son y la continuidad en la acometida que tanto representan en los astados de la estirpe saltillense.

Y de esta conjunción brillantísima resultó la faena que tal vez vaya a ser la faena de la feria. Quizás la faena del año. Una faena que Chucho trató de rematar con la estocada recibiendo, que se frustró porque a estas alturas ‘Poeta’ ya no tenía la pujanza que requiere esta suerte; pero cuando el astado finalmente dobló por efectos de un pinchazo hondo y luego de que sus despojos recibieron los honores del arrastre lento, sobrevino el apoteosis solorzanista, las dos orejas y el rabo, música, aclamaciones, ovaciones en serie. Y tres vueltas al ruedo, la segunda en compañía de José Antonio Llaguno, afortunado criador de este burel…

La hazaña de Jesús Solórzano ha quedado perpetuada en bronce en los muros de la Plaza de Toros San Marcos a escasos pasos de otra placa, la primera colocada allí para conmemorar el triunfo de su alternante de esta tarde y primer espada del cartel, Rafael Rodríguez ante otro Poeta, éste de San Mateo, once años antes, en otra de las grandes tardes que son parte de la histórica grandeza de nuestra Feria Nacional de San Marcos.

El festejo de hoy: Segunda corrida de feria. Toros de De Santiago para Rafael Ortega, José Tomás y Octavio García El Payo.

viernes, 23 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1961. Reaparece Manolo dos Santos en Aguascalientes

Aunque el Lobo Portugués fue un torero que tuvo gran predicamento en México durante el final de la década de los 40 y el principio de la siguiente, porque a más de su calidad indiscutible, en buena medida porque su presencia sirvió para llenar los huecos que dejaron las varias rupturas de las relaciones con la torería española en esa época, su presencia en las plazas de Aguascalientes no se dio con frecuencia en ese tiempo.

Debutó en Aguascalientes en 1951 junto a Carlos Arruza y un recién alternativado Humberto Moro y no le volvimos a ver por aquí, sino diez años después, cuando se le anunció para alternar con Juan Silveti Reynoso y de nuevo un torero de alternativa reciente, Felipe Rosas y como ingrediente añadido, la corrida despertó el interés de la afición, puesto que también traía la presencia de Arruza a Aguascalientes, aunque ahora nada más como ganadero, dado que los toros a lidiarse fueron de Pastejé.

Al final de cuentas el festejo no produjo el resultado que todos esperaban. Los toros de Pastejé no fueron tan bravos como en su día lo fueron Tanguito y Clarinero - la nota previa al festejo pregonaba la historia de la ganadería - y la corrida de expectación terminó en decepción. La médula de la relación de don Jesús Gómez Medina, publicada en El Sol del Centro del día 24 de abril de 1961 sobre el asunto es esta:

Taurinamente, la Feria de San Marcos tuvo, ayer, un deslustrado capítulo inicial. Ocurrió lo anterior, pese a que en el cartel aparecían dos de los diestros que, a la fecha, disfrutan de mejor cotización en el mercado nacional – Dos Santos y Juan Silveti – y, completando la tercia, Felipe Rosas, que, entre los noveles, es el torero con mejor hoja de servicios.

Y, también a despecho de la concurrencia de una vacada cuyos inolvidables éxitos primeros la situaron rápidamente en el grupo de las de mayor categoría; y, finalmente, sin que fuera bastante a evitar el colapso final del festejo, el espléndido marco en que aquél se llevó a cabo; con la plaza atestada de un público cuyo primitivo entusiasmo fue languideciendo hasta extinguirse casi del todo.

Sin embargo, aquella expectación inicial aún resurgió poderosamente cuando, en el último turno compareció – ¡al fin! – un burel con bravura y con fuerza. Fue naturalmente, el segundo de los de Rosas y como el de Pastejé, cuenta aparte de fiereza y poderío, tuviese respeto, el primer tercio de su lidia transcurrió entre ovaciones. Inclusive los buenos aficionados encontraron ocasión de aplaudir las excelencias de la suerte de varas cuando ésta se ejecuta como entonces lo hizo, por partida doble, Pascual Meléndez.

La faena muleteril de Rosas transcurría ya por los cauces del triunfo, pero de súbito, un achuchón provocó el desconcierto del bisoño espada, a partir de entonces, Rosas perdió el ritmo y el plan del trasteo y en última instancia intentó liquidar prematuramente al de Pastejé. Un pinchacillo cuya levedad lo hizo pasar inadvertido por muchos y el burel rueda, descordado…

Como resulta de la crónica del festejo, al final de cuentas lo rescatable corrió a cargo del novel Felipe Rosas, que se llevó el lote menos malo y del varilarguero Pascual Meléndez. Ya tendría oportunidad Manolo dos Santos de restablecer su cartel ante la afición de Aguascalientes en los años por venir, dado que en esta, su reaparición, una década después de haberse presentado en la Plaza de San Marcos, no añadió nuevos lauros a su historial.

El festejo de hoy: Primera corrida de feria. Toros de Fernando de la Mora para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Joselito Adame.

jueves, 22 de abril de 2010

Tauromaquia mano a mano: La Estética del Arte Taurino

El pasado viernes 16 de abril se abrió al público la muestra Tauromaquia mano a mano: La Estética del Arte Taurino en el Museo de la Ciudad de Aguascalientes, siendo uno de los espacios que se abren a la cultura dentro de la Feria Nacional de San Marcos. Las estampas que están en exhibición son obra de Francisco de Goya, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Pierre Alechisky, Jean Cocteau, Saura, Soriano, Nishizawa, Lake Price, Alberto y Emiliano Gironella. Las fechas en las que se produjeron, abarcan casi trescientos años.

La muestra está conformada con las colecciones del Instituto Nacional de Bellas Artes, asignada al Museo Nacional de la Estampa, la colección del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y la colección del Centro Cultural Tres Marías de Morelia y el eje de la exposición es lo que para mí resulta ser una rara versión de La Tauromaquia de Goya.

La edición de La Tauromaquia que se encuentra en exhibición es la impresa por Eugene Loizelet en París en 1876 y contiene siete nuevas láminas que nunca antes habían sido impresas. La primera edición (1816) y la segunda (1855), aparecieron solamente con 33 láminas.

Esta tercera edición, la primera completa, contiene en total 40 láminas numeradas del 1 al 33 más las siete láminas adicionales señaladas con las letras "A" a la "G". Esas láminas fueron grabadas por Goya en el reverso de las planchas para las láminas 1, 2, 6, 7, 11, 17 y 22. Esta edición de La Tauromaquia de Goya realizada por Loizelet fue muy corta, y es de una gran calidad, a pesar de que las placas originales son de cobre no acerado.

La Tauromaquia de Goya trata diversos temas relacionados con la fiesta. Inician la serie las estampas históricas que reflejan los antecedentes de las corridas (1 y 2), la intervención en actos taurinos de moros (3 al 8, 12 y 17), el modo de torear de caballeros antiguos (9) y emblemáticos personajes históricos como Carlos V (10) o el Cid Campeador (11).

Previo a los grabados que representan acciones contemporáneas a Goya, hay una escena moderna, como lo indica la presencia del público tras una barrera, pero en la que el torero de a caballo va vestido a la usanza de la época (13). A continuación están los grabados dedicados a las faenas realizadas por los toreros famosos de época de Goya: Bernardo Alcalde El Licenciado de Falces (14), Martincho (15 y 16), quien en una de ellas (18) se representa entrando a matar sentado en una silla y en otra aparece subido a una mesa dispuesto a saltar por encima del toro (19), Juanito Apiñani con su espectacular salto de la garrocha (20); La Pajuelera, un curioso personaje femenino, picando un toro (22); el célebre Mariano Ceballos La Monja matando el toro desde el caballo (23) o poniendo rejones montado sobre un toro (24); Fernando del Toro, conocido varilarguero (27); el picador Rendón (28); el famoso Pepe - Illo (29) o el matador Pedro Romero (30).

Goya también refleja la tragedia de la fiesta, con espeluznantes cogidas o el público huyendo despavorido (21), las terribles caídas de los jinetes y sus cabalgaduras (26 y 32) o la dramática escena que muestra a Pepe - Illo muerto sobre la arena (33), las banderillas de fuego (31) el echar a los perros (25).

Los grabados ordenados por letras tratan escenas taurinas propias de la época de Goya, en algunos casos, se trata de las primeras versiones de los publicados después con número (A, C, E y F). Lo mismo sucede con las estampas inéditas en las que vuelven a aparecer Martincho y Ceballos.

El hecho de presentar dentro del marco cultural de la Feria Nacional de San Marcos 2010 esta muestra Tauromaquia mano a mano: La Estética del Arte Taurino resalta la vocación y la afición de Aguascalientes por la fiesta brava y al mismo tiempo significa destacar una reflexión sobre un tema que nunca deja de sernos actual, presente en nuestra vida cotidiana desde hace muchos años.

Tauromaquia mano a mano: La Estética del Arte Taurino está a la vista del público en el Museo de la Ciudad de Aguascalientes ubicado en Zaragoza número 505, casi esquina con Vázquez del Mercado, a un costado del Templo de San Antonio, en la zona centro de esta Ciudad. El acceso es gratuito.

domingo, 18 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1976. Se presenta como novillero en Aguascalientes Armillita Chico

Aclaración: Hoy arranca la Feria de San Marcos en su vertiente taurina, así que como lo hice hace un año, los días de festejo trataré de recordar aquí algunos de los hechos destacados ocurridos en ella en otros tiempos. Ojalá les resulten de interés.

Aunque ya tenía un tramo más o menos largo de arena recorrida, porque casi desde que pudo sostener un capote en sus manos recorrió muchas plazas de toros formando interesantes carteles con los hijos de las figuras de las Edades de Oro y de Plata de la Fiesta en México, Miguel Espinosa se encontraba, en el año de 1976, en el inicio de lo que sería una carrera que con el vestido de seda y alamares abarcaría casi tres décadas en los ruedos del mundo.

El festejo con el que abrió la segunda Feria de San Marcos que se llevaba a cabo en la Plaza Monumental Aguascalientes fue una novillada. En ella actuaron Pepe Luis Vázquez hijo, Alfredo Gómez El Brillante, Carlos Liceaga, Juan Miranda, Pedro Loredo y el personaje de estos recuerdos ante un encierro de San Manuel, en la disputa de un trofeo, el Cristo Negro del Encino, que durante muchos años fue el galardón otorgado a los novilleros triunfadores del serial sanmarqueño y que a su vez, eran los que más destacaban en el resto del calendario en nuestra ciudad.

Curiosamente, en su crónica publicada en El Sol del Centro el 19 de abril de 1976, don Jesús Gómez Medina se refiere a Miguel llamándole Luis Miguel y sobre su actuación nos refiere lo siguiente:

Luis Miguel Espinosa: ¡un torero más del al parecer inagotable venero ‘armillesco’! Coincidiendo con el alborear de la centenaria feria, asistimos ayer a la revelación de un novel diestro que, si atendemos a lo que mostró y a lo que dejó entrever, llegará lejos en este difícil y tan cuestionado arte del toreo. Serenidad, aplomo – no en vano es hijo del Maestro de Saltillo – pero, junto a esto y por encima de todo esto, determinación, buenas maneras, sentido del temple y de la distancia, alegría y bien torear.

Y una calidad de tan acendrado relieve que cuando afloró plenamente en aquellas verónicas con el compás plenamente abierto, pusieron a los aficionados de pie, y también variedad; una diversidad que llevó a su actuación más allá de los acartonados límites a que se ha sometido el toreo actual…

…el público prendado de su arte, de su precoz torerismo, se le entregó rotundamente, como haría que más tarde le fuera entregado al joven Espinosa el galardón en disputa, el Cristo Negro del Encino, que Luis Miguel recibió de otras manos, ungidas también con el don del arte, de otro gran torero de Aguascalientes, Alfonso Ramírez ‘Calesero’…

Era esta la tercera novillada con picadores que Miguel toreaba en su carrera, pues apenas se había presentado el 18 de marzo anterior en Jiquilpan, con Javier Tapia El Cala y Miguel Munguía El Inspirado para lidiar novillos de la ganadería de su padre y días después toreó otra en San Juan de los Lagos, previa a esta presentación en su tierra, riesgosa desde los modelos administrativos de estos tiempos, dado que el hecho de salir a una feria como la nuestra, lidiando un solo toro, es una apuesta peligrosa y que muchos apoderados actualmente ni siquiera considerarían.

En ese año de 1976, el primero de su andadura profesional en los redondeles, Miguel sumó alrededor de 20 festejos en México, los que le dieron el rodaje necesario para la campaña española que realizó el siguiente calendario, que culminó con su alternativa en Querétaro y que en esos días, resultaron ser la base de una historia de nuestro tiempo, una historia de muchos triunfos en los ruedos de todo el mundo y que es ampliamente conocida.

El festejo de hoy: Primera novillada de feria. Novillos de Boquilla del Carmen, para Sergio Flores, Fernando Labastida y Juan Camilo Alzate.

sábado, 10 de abril de 2010

Con su permiso, don Joaquín

Los aficionados de la doble militancia de toros y literatura nos pasamos media vida buscando al heredero de Cañabate y resulta que ese heredero se nos ha muerto sin que nos enterásemos.

Antonio Burgos

Hoy se cumplen 8 años de la partida definitiva de quien sin duda es uno de los analistas de la fiesta más importantes de la segunda mitad del cercano siglo XX. En la cercanía del primer año de su óbito y con la venia de su familia, la Asociación El Toro de Madrid convocó a la afición de todo el mundo a unirse a una suscripción que sería presentada a la autoridad taurina de la Comunidad Madrileña con la finalidad de que en el acceso a la localidad que siempre ocupó el Maestro, se colocara un azulejo que recordara que desde ese punto del tendido de la plaza de Las Ventas, Joaquín Vidal Vizcarro ejerció la crónica y la crítica de toros con una excepcional – y en esos días extraña – limpieza.

Afortunadamente los que suscribimos la petición conformamos el número suficiente para que el gobierno matritense la tomara en consideración y la aprobara, fijándose el día 13 de abril del año 2003, concomitante a la inauguración de la temporada venteña como la fecha en la que la memoria del Maestro Vidal quedaría perpetuada en los muros de la plaza de toros en la que, como reza el azulejo, ejerció un efectivo magisterio durante más de tres décadas.

Pero la develación de ese azulejo no constituyó el único homenaje a su recuerdo, porque la Asociación El Toro programó además para la efeméride, la salida a la luz y la presentación de un libro que recopila una excelente muestra de la obra literaria de Joaquín Vidal, misma que sin lugar a dudas refleja la trascendencia de este auténtico notable de la comunicación taurina de nuestros días.

Con su permiso, Don Joaquín es el título de la obra que lleva, a través de un admirable proceso de selección, aún al catecúmeno en estos temas, a un conocimiento cabal de lo que el Maestro Vidal realizó durante su tránsito por esta tierra, dejando bien claro que en la crítica, en la crónica o en la entrevista, don Joaquín siempre tuvo la visión de las cosas bien clara y las percibió desde el punto de vista de aquél que, sin intereses de por medio, pero con un gran interés por la fiesta, los toros le representan una parte importante de su existencia, es decir, la opinión de Vidal no era la de un profesional de esto, sino que con seguridad, sería la que sustentara el aficionado desde el tendido, lugar en el que, insisto, don Joaquín ejerció un efectivo magisterio.

De las notas introductorias vale resaltar la de José Antonio Pascual, Académico de la Lengua, porque desde esa peculiar óptica resalta otro de los atractivos que tiene la prosa de Vidal: el extraordinario manejo de la lengua española, del que hace gala en sus escritos, dominando, como afirma Pascual, diversos matices del idioma, que van desde el estilismo hasta el barroco, sin perder, en caso alguno, la esencia de la verdad a expresar y siempre, cautivando el intelecto de sus lectores, con la aguda visión de las cosas y su interés por la pureza, en este caso, de la fiesta de los toros.

De los textos recopilados, resaltaría las siguientes opiniones expresadas acerca de temas determinados:

Sobre la concesión de trofeos:

La fiesta ha cambiado hasta en la concesión de trofeos. Las orejas que se cortan en un solo día, antiguamente a lo mejor no se cortaban en toda la temporada. El triunfalismo forma parte sustancial del espectáculo. Que haya orejas es lo importante. El toro y el torero ya importan menos.
Sobre el aficionado que sabe ver al toro y al peligro que representa:

Por eso asombra que cuando la corrida sale dura, muy difícil, como ha ocurrido estos dos últimos domingos en Las Ventas, haya quien resuma la tarde con la síntesis de la frivolidad: “Aburrimiento”. Habrá aburrimiento para los inconscientes, para los que no saben ver al toro, para aquellos a quienes les tiene sin cuidado la lidia o – aún peor –, el riesgo cierto que unos hombres corren en la arena. Fue el domingo, precisamente: En un radio de pocos kilómetros se dieron simultáneamente cuatro festejos. Hubo público para todos. Y en los cuatro se produjeron cogidas, cuatro en total, tres de ellas de gravedad. A lo mejor fueron todas por errores técnicos de los toreros. Lo cual les da más mérito aún: He aquí un espectáculo de gran dinamismo y plasticidad, perfectamente estructurado en el que hay un valor añadido de emoción, porque en un solo instante de error, puede llegar la tragedia.
Por último, un apunte sobre su oficio:

Los artículos que se han publicado en esta página durante los días de feria son modelo de literatura taurina, y Rafael Conte ha hecho una aseveración que puede martillear la conciencia de quienes estamos en el oficio: “Para escribir de toros hay que escribir bien”. Al hilo de su ensayo, he de reconocer que lo más ingrato de la crónica taurina es la denuncia del fraude, al tiempo que también lo más fácil: Fluye el verbo; mientras que el relato de los grandes momentos de la fiesta supone una grave responsabilidad; que el texto no desmerezca de lo vivido.
Son como decía, botones de muestra que dejan bien claro el paradójico interés desinteresado con el que Joaquín Vidal vivió siempre la fiesta; que su punto de vista, desde el tendido, es el mismo que puede tener cualquier cristiano o moro que paga por ingresar al tendido de una plaza y que su pretensión, aunque sus muchos, variados y gratuitos detractores lo nieguen, siempre se encaminó a enseñar el deber ser de la fiesta a partir de su realidad fáctica, propiciada por quienes tienen intereses dentro de ella y que, lógicamente, al ser exhibidos en sus componendas, les produzcan escozor tales señalamientos.

Este comentario que viene no tiene que ver propiamente con la obra de don Joaquín, pero sí con sus realizaciones terrenales y es una circunstancia que no apreciamos en su integridad por la falta de costumbre para ello: El mérito de sacar la información taurina de las secciones deportivas de los diarios españoles, indiscutiblemente pertenece a Joaquín Vidal.

Al iniciar su labor en el diario madrileño El País hace ya casi 25 años, su primera preocupación fue la de colocar la información de los toros en el lugar que le corresponde en realidad, es decir, en el mismo sitio en el que se difunde la actividad cultural española, pues a don Joaquín nunca le cupo duda de que la fiesta es una parte importante de la cultura de su pueblo – y por ende de los que son hispánicos –, por lo que la difusión que se hiciera de ella, debería estar en el sitio adecuado, que no es precisamente la sección de deportes. Huelga decir que los demás diarios madrileños y después los de toda España, imitaron la política implantada por El País, a sugerencia de Vidal, en este respecto.

Lo demás que se pueda comentar sobre el libro, es a cargo de quien lo lea, que podrá tener su propia apreciación y obtener de su contenido, las conclusiones que considere apropiadas, pues al fin y al cabo, la mejor visión de una obra de esta naturaleza es la que cada cual se forma tras su lectura, recomendable para todo aquél que tenga afición por estas cuestiones.

Creo que esta es la mejor manera en la que se puede recordar a una persona, por sus hechos, pues como dijera algún día el apóstol José Martí, el mejor autógrafo de un hombre, son sus realizaciones.

Edito: El culpable de que Con su permiso, don Joaquín haya llegado a mis manos, es Martín Ruiz Gárate, con quien estoy infinitamente agradecido, dado que me permitió con ello conocer mejor la vida y la obra del Maestro.

domingo, 4 de abril de 2010

Tesoros taurinos de la filmoteca de la UNAM: Los Orígenes: Cine y Tauromaquia en México 1896 – 1945

Apuntes acerca de la historia del toreo en México

La historia del toreo no ha sido realmente objeto de un estudio sistemático. No lo ha sido no tanto porque no tenga el interés para serlo, sino porque como su objeto se produce en todo tiempo y en diversos lugares, resulta bastante complicado el compilar y ordenar las informaciones que se producen en lugares tan disímbolos como las principales capitales y en las aldeas más recónditas de la geografía de los países que conforman lo que Díaz Cañabate llamó en su día el planeta de los toros.

Si tratamos de ubicar el intento sistematizador en el final del siglo XIX y los albores del XX en México, tendremos que enfrentar otro problema de grandes proporciones, la nuestra era una tierra que tenía prácticamente tres cuartos de siglo en guerra permanente. A veces de baja intensidad, a veces con las potencias internacionales y al final de cuentas, la posibilidad de documentar y de conservar los datos sobre las cuestiones que iban más allá de lo estrictamente indispensable para vivir o mejor dicho, sobrevivir, era una cuestión que podría considerarse superflua. Por eso las noticias que tenemos de la historia de la fiesta en esos días son casi siempre de carácter regional, fragmentado y de difícil localización.

Es por eso que cualquier intento que se haga en la actualidad por ubicar, clasificar y publicar esos documentos, cualquiera que sea su naturaleza, es una verdadera actividad de amor a una fiesta que hoy, se encuentra en manos de una oligarquía que no ve más allá de la utilidad que pudiera redituarle la taquilla del festejo de esta tarde, cuando de las cartas de relación que en forma escrita o de imágenes se nos revela que la fiesta de los toros en México siempre ha sido un emblema de la grandeza de nuestro pueblo, que a través de ella ha encontrado la manera de expresar sus más hondos sentimientos de nacionalidad y que ha hecho de ella, desde hace ya casi cinco siglos, una forma de engrandecer sus fastos.

Los métodos de almacenar, reproducir y distribuir la información de hoy nos permiten recuperar muchas cosas que por su estado de conservación, estarían confinadas a la bóveda de seguridad de un banco o de un museo y a ser objeto nada más, del relato sobre su existencia. La ciencia y la técnica nos han dado la oportunidad de recuperarlas, de divulgarlas y de a partir de ellas, comenzar a escribir con sistema y método, esa historia del toreo que los que tenemos afición por estas cosas, creemos conocer a pedazos. Un preclaro hombre de estas tierras, don Aquiles Elorduy, diría que la obra es una verdadera tarea de romanos, pero vale la pena emprenderla y el DVD titulado Los Orígenes: Cine y Tauromaquia en México 1896 – 1945, que será objeto de estas líneas, en verdad que la justifica.

La trashumancia de la imagen

Por trashumancia se entiende el proceso de cambiar los ganados de unas tierras a otras. En los primeros tiempos del cine en México, el cargar toda la parafernalia necesaria para realizar las filmaciones, a lomo de mula, por los polvorientos caminos de herradura, era efectivamente un proceso trashumante que tuvieron que acometer los norteamericanos y franceses que para hacer viable el negocio que les representaba el novedoso producto de la modernidad que tenían en sus manos, se dedicaron a perpetuar hechos que se pudieran considerar insólitos, en donde estos se produjeran, para con su exhibición, recuperar las inversiones que habían realizado.

Es así que las primeras vistas que se nos presentan resultan de una plaza de toros en Durango, mitad de mampostería y mitad de trancas, justo en los tiempos en los que la tauromaquia a la española acababa de adquirir carta de naturalidad en México, pues no debemos olvidar que de este lado del Atlántico, se comenzó a gestar una tauromaquia propia de estas tierras, en la que se combinaban suertes de lo que hoy conocemos propiamente como toreo y de lo que también hoy llamamos charrería.

No olvidemos que la suerte por ejemplo, de poner banderillas a caballo, es una creación mexicana, del potosino Ignacio Gadea, quien a mediados del siglo XIX la perfeccionara y que encontrara después su mejor exponente en el atenqueño Ponciano Díaz, quien incluso, tras de ser alternativado en Madrid por Frascuelo, con éxito ejecutó en aquellas tierras la tauromaquia autóctona. Pero la semilla que dejara el gaditano Bernardo Gaviño fructificó y todavía hoy, con matices más de forma que de fondo, la fiesta de aquí y de allá, es la misma.

El hilo del toro… y del toreo

Otra cuestión importante que se nos presenta en Los Orígenes: Cine y Tauromaquia en México 1896 – 1945, es la demostración fáctica de que la teoría de José Alameda sobre la hilación histórica del toreo es susceptible de ser comprobada en los hechos.

Vemos en las imágenes captadas en los últimos años del ochocientos y en los primeros de la siguiente centuria, festejos en los que se lidian toros de la región, que en cuanto a su fenotipo, no dejan de parecer aptos para la lidia. Varios de los que se captaron en la plaza de Durango son de pelo berrendo aparejado, lo que puede dar a entender que en su procedencia, los de esa capa, tendían a embestir y a permitir a los diestros que los enfrentaban, el lucirse con ellos. El no señalar la procedencia específica de los ganados que se lidiaban en esos festejos, puede entenderse como que las fincas ganaderas de su origen no se dedicaban a esos menesteres, pero la más o menos uniformidad del pelo de los lidiados, implica de alguna manera un incipiente proceso de selección con esa finalidad, que vendría a ser completado con las grandes importaciones realizadas en el primer cuarto del siglo XX por las cuatro familias fundacionales de la ganadería brava mexicana: Barbabosa, González, Llaguno y Madrazo.

Otro aspecto que se nos presenta acerca de la evolución del toro, es el estado evolutivo que guardaban algunas ganaderías que hoy, se conciben de manera muy distinta. Pensar en estas fechas que un toro español de Partido de Resina antes Pablo Romero o uno mexicano de Piedras Negras llevara pelo berrendo, sería francamente descabellado. Pues en el DVD se nos presentan vistas de una corrida celebrada el 23 de octubre de 1910, con toros tlaxcaltecas de don Lubín González, entre los que destaca un precioso berrendo capirote y otras de un festejo del 12 de febrero de 1911, con toros sevillanos de la familia Pablo Romero, en los que dos o tres de los toros corridos eran berrendos en negro. Hoy, hablar de cualquiera de estas dos ganaderías es hacer referencia al toro cárdeno por antonomasia. De hecho, en España se habla de un pelo cárdeno romero o arromerado en alusión al que es constante actualmente en los de Partido de Resina y los toros de Tlaxcala, todos de matriz piedrenegrina, son cárdenos platinados y sin embargo, un día fueron berrendos.

El hilo del toro también nos deja ver cómo el protagonista de la fiesta va cambiando su comportamiento en el ruedo, a partir del manejo genético y de la selección. Vemos los primeros ejemplares de casta, que eran poco uniformes en cuanto a su tipo y de un comportamiento indefinido, para que al llegar al mediodía de la pasada centuria, encontrarnos con un toro fiero, pero afinado en su apariencia exterior y adecuado para una manera de practicar el toreo que había evolucionado enormemente en los últimos cincuenta años.

El toreo captado por los camarógrafos de la Casa Edison era el dominante en el siglo XIX, es decir, el de calibrar la bravura del toro en la suerte de varas, encontrar el diestro lucimiento en los quites, que entonces tenían la doble función de proteger la vida de los pencos y de los picadores y después, terminar, de la manera más rápida y efectiva posible, con la vida del toro.

A éste propósito se nos presenta una imagen verdaderamente interesante. Una escena de un festejo en el que interviene Ponciano Díaz con su cuadrilla, en el que se practica la suerte de varas desde un caballo protegido por un incipiente peto, llamado por la prensa de la época babero. ¿Cuál sería la razón de usar el aditamento? De pronto se me ocurren dos: En primer lugar, pensaría que por estar México en guerra en esos momentos, los caballos eran un artículo de primera necesidad para la milicia y eran entonces escasos y caros como para dejarlos destripar en festejos taurinos y en segundo término, consideraría que por ser Ponciano hombre de a caballo antes que torero, quizás le dolía ver que los toros mataran tantos caballos en las corridas, así que urdió el aparato de referencia, para tratar de evitar tantas pérdidas en ese sentido.

Después, se recogen en una reveladora antología una serie de realizaciones que nos permiten conocer las hazañas tempranas de Rodolfo Gaona, el ver en movimiento a toreros que si acaso conocíamos mediante vistas fijas como Cocherito de Bilbao, Emilio Torres Bombita, Machaquito, Torquito, Vicente Pastor, Chiquito de Begoña y otros varios que venidos de España fueron los animadores de las temporadas del primer cuarto del siglo XX en México, junto con los nacionales Juan Silveti, Luis Freg y Reverte Mexicano entre otros. Es significativa la recuperación de las imágenes de la actuación de Ignacio Sánchez Mejías en 1921, dado que en su momento no se les dio importancia y en lugar de cuidarlas, las latas que contenían las películas, sirvieron durante años como soporte a una maceta, lo que contribuyó al deterioro de la cinta y que aún en sus condiciones, nos dan una buena idea de lo que fue en el ruedo el personaje de la obra cimera de Federico García Lorca.

Solo encuentro una cuestión que a mi juicio rompe con el fino entramado que llevaba la historia contada con imágenes, que es en el caso, la faena de la presentación de Manolete en México, en 1945, tras de la de Sánchez Mejías. El único criterio que encontraría para emparejarlos en ese momento de la narración sería el de la nacionalidad. Si más o menos se había seguido una secuencia cronológica, ¿Por qué no sacarla así hasta el final? De mantenerse esa secuencia, quizás se hubiera bien acomodado, tras del documental Arlequines de Oro, de 1944 y antes de la secuencia de Cantinflas, pero, eso es al fin y al cabo, pecata minuta.

Otras visiones de la tauromaquia por el cine

Pero la tauromaquia en estado puro no es el único argumento de los materiales fílmicos que se nos recuperan. Nos encontramos también con una serie de documentos que pueden caber en las más diversas clasificaciones que del cine se hacen, así, vemos un par de ejemplares de noticieros cinematográficos, uno de ellos dedicado a Rodolfo Gaona, que recupera filmaciones hechas seguramente en 1922, cuando Antonio Fuentes vino a torear una corrida de despedida a México y el otro, dedicado a Alberto Balderas, ambos estupendamente narrados por Pepe Alameda.

Vemos también la variante promocional para la que se comenzó a utilizar el cine, con un magnífico documental titulado Alma Tlaxcalteca, en el que se recaba lo sucedido en un festival realizado en 1929 en la plaza de toros de Tlaxcala, hoy nombrada Jorge Ranchero Aguilar, en el que Wiliulfo González, ganadero de Piedras Negras, da una lidia completa a un novillo de su casa, desecho de cerrado, pues es bizco del pitón izquierdo. La lidia es a la mexicana, poniendo banderillas a caballo, como Ponciano y después a la española, con la muleta y la espada, demostrando que lo que afirmaba el Gallo Viejo era cierto, en cuanto a que los González de Tlaxcala siempre fueron buenos ganaderos y buenos toreros.

No podía faltar el cine argumental y se nos recuperan tres ejemplos. Primus tempus está el melodrama El Tren Fantasma, en el que El Tigre de Guanajuato Juan Silveti Mañón nos muestra la reciedumbre de su tauromaquia; después, la aplicación de una de las grandes faenas del Magnífico Lorenzo Garza, a la cinta Un Domingo en la Tarde, en la que el regiomontano tiene el papel principal y además, algunos descartes de lo filmado por Sergei Eisestein para ¡Qué Viva México!, en los que podemos apreciar a David Liceaga, Marcial Lalanda, Carmelo Pérez y a Chicuelo, siendo quizás en el caso de Carmelo, las únicas imágenes que se conserven de su corta y trágica carrera en los redondeles.

También la vertiente documental la encontramos dentro de esta relación y así vemos por una parte, la presentación de Arlequines de Oro, en la que se nos narran las vicisitudes del torero – Antonio Velázquez – que se prepara para ir a la plaza a cumplir con su compromiso y por la otra, la visión jocunda que puede contener lo taurino, cuando se le encuentra la arista de lo bufo y así, se nos presenta una extraordinaria actuación de tres cumbres de la comedia mexicana, Cantinflas, quizás el más grande torero bufo que haya existido, Germán Valdés Tin – Tán y Manuel Medel, quienes demostraron también no ser unos indocumentados a la hora de enfrentarse a los astados.

Comparación con el anterior

Es notable e importante la mejoría de Los Orígenes: Cine y Tauromaquia en México 1896 – 1945, con relación a Tesoros de la Filmoteca de la UNAM, Tauromaquia I, Momentos cumbre del toreo en México 1940 – 1946, pues en primer lugar se eliminaron los espeluznantes hiatos de silencio que dificultaron el apreciar en toda su magnitud éste último, tanto por una más amplia selección de la música de fondo, como por una mejor y más completa redacción de los textos alusivos a las imágenes, en cuya narración participa con acierto y frescura Juan Antonio de Labra Madrazo, quien es hoy por hoy, uno de los periodistas taurinos que mejor conocen, hablan y escriben de toros y de toreros.

Es aquí donde debo reconocer de nuevo la desinteresada y paciente labor de Paco Coello para ubicar y clasificar el material visual, así como para lograr la aceptación de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, de la Fundación Carmen Toscano I.A.P. y last but not least del también buen amigo, Julio Téllez García, que es uno de los grandes coleccionistas de películas con tema taurino en este país y en el mundo, para que sus materiales, algunos de ellos inéditos después de más de un siglo, vieran la luz precisamente en este DVD que desde mi punto de vista, es una obra que nos permite conocer desde el punto de vista de la imagen en movimiento, la verdadera evolución del toreo en México.

Post - scriptum: Otra versión de este texto la publiqué años atrás aquí.

Igualmente, mi gran amigo Martín Ruiz Gárate, en su extraordinaria Taurofilia, se ha ocupado de una parte de este DVD, en esta ubicación recomendando principalmente la sección de comentarios y el vídeo adjunto, tomado del DVD.

martes, 30 de marzo de 2010

Herrerías dixit

El pasado domingo, a la hora de los toros aquí, pasó por la tele una entrevista con el inefable Rafael Herrerías, guardaplaza (no encuentro otra manera de describirlo) del coso más grande del mundo.

Entre las perlas que soltó, se encuentran algunas como estas:

- Los que protestan los toros son reventadores pagados
- Cayetano pensó que esto era la revista Hola y resultó ser un petardo…
- Los que triunfan en España no son los que necesariamente interesan aquí
- Los que llevan gente a la plaza son Ponce, El Juli, Tomás, Pablo Hermoso y Castella
- No me fijo en los jueces ni comulgo con ellos. Es abominable que se reglamente la subjetividad. Los jueces deben cumplir con las exigencias del público, respetando las tradiciones…
- Ser empresario de la Plaza México implica administrar las vanidades de los taurinos…
- Los toreros que cortan una orejita no quieren repetir porque tienen que cuidar su carrera, eso le pasó al Zapata, al Cejas, a Joselito Adame
- Lo bueno de la temporada grande fue que en casi todas las corridas se cortaron orejas, la aceptación de Manolo Mejía, la aparición de ganaderías nuevas…
- Lo malo, la reglamentación, el Zapata y Arturo Macías, que ya no son mis cuates
- No es que yo sea malo, lo que pasa es que tengo que cumplir...

En la entrevista intentó mostrar una cara amable, pero al final su actitud bronca e impositiva acabó por aflorar y mostrarnos al personaje que estamos acostumbrados a ver. Pero no se queden con mi resumen, formen su propia opinión. Pueden verlo de viva voz aquí.

domingo, 28 de marzo de 2010

Una ventana digital a la Edad de Oro del Toreo en México

Contextualizando

Cuando los hermanos Lumiere secularizan la cinematografía, por allá al final del siglo XIX, usan la cotidianeidad de la vida familiar como argumento. El descubrimiento de que la proyección de imágenes concatenadas a una cierta velocidad para reproducir casi en su integridad el movimiento de personas y de cosas, consigue a través de un impulso comercial, convertirse en una de las nuevas maravillas de un mundo que estaba por ingresar a una centuria en la que los avances de las ciencias superarían todo lo logrado hasta entonces por la humanidad.

Pronto el cinematógrafo abandonó el confín de la vida diaria en familia y se aplicó para perpetuar otros aspectos del tránsito de las comunidades por el tiempo y a la vez, provocó la gestación de una industria que devendría en poderosa y que tendría por finalidad el simplificar la presentación de diversas obras literarias, originalmente destinadas a los teatros, con presentaciones en vivo y sujetas a todo el trajín y conjunto de contingencias que el movimiento de las compañías implicaba.

También se advierte que las manifestaciones de la cultura popular pueden ser trascendidas por el cine y la fiesta de los toros no debería ser refractaria a ello. Hoy, gracias al vídeo y a otras tecnologías digitales podemos coleccionar y conservar diversos testimonios de épocas que parecían irremisiblemente condenadas a ser conocidas únicamente por las relaciones escritas de quienes las vivieron, por las pinturas, grabados y apuntes recogidos en esos momentos y más recientemente, a través de la fotografía fija, medios que nos proporcionan la visión subjetiva del cronista, del pintor o del que seleccionó las fotos que habrían de conservarse para la posteridad. Estos medios son una valiosa ayuda para conocer el pasado remoto, pero tienen el estigma de no reproducir en su integridad los sucesos.

En el mundo de los toros, en cuanto la tecnología lo permitió, se inició un movimiento tendiente a preservar y a difundir los testimonios captados para la posteridad por el cine y así surgen firmas de coleccionistas, como las de Fernando Achucarro y José Gan en España, o las de Julio Téllez, Ramón Ávila Salceda o Nadim Alí Modad en México, mismas que por distintos vehículos han puesto a la disposición de los aficionados a los toros, selectas piezas de sus filmotecas, en formatos que permiten apreciarlas en la comodidad de sus hogares.

La colección Daniel Vela

Daniel Vela, originario de Guadalupe, Zacatecas, fue propietario de una compañía distribuidora de gas denominada Vel – A – Gas que se anunciaba en el cintillo que formaba el friso de loa palcos de contrabarrera del viejo Toreo de la Ciudad de México. Era también – se advierte por el legado que ahora comentamos –, un gran aficionado al llamado séptimo arte y a la fiesta de los toros, logrando en su tiempo, conjuntar ambas aficiones, capturando con su cámara de cine una serie importante de imágenes, que constituyen hoy, una magnífica ventana a lo que puede calificarse como la Edad de Oro de la fiesta en México.

Las filmaciones de Daniel Vela que se recuperan en el DVD objeto de este comentario, muestran por una parte, la destreza de éste como operador de la cámara y su idea sobre las cuestiones trascendentes de los festejos taurinos y por la otra, la ya mencionada afición por el cine y por los toros, pues la mayoría de los testimonios fílmicos que ahora son divulgados, son capturados en color y sobre esto, habrá que hacer notar un par de cuestiones: la primera es que en el cine comercial se comienza a filmar en color desde la década de los treinta, pero solo para aquellas cintas calificadas como de gran presupuesto, popularizándose el formato sólo hasta los años cincuenta, cuando entra en el mercado general el formato de ocho milímetros. La segunda es que el filmar en color de una manera diríamos casera, representaba un costo altísimo en la década de los cuarenta, pues la película virgen y el revelado debían adquirirse y hacerse en los Estados Unidos.

Todas estas cuestiones agregan valor histórico al acervo puesto a la disposición de la comunidad por la filmoteca de la UNAM durante el rectorado del Médico Juan Ramón de la Fuente, uno de los pocos hombres públicos de este tiempo que no se abochornan al reconocer y al vivir su afición a los toros, como lo demostró apenas el pasado 28 de febrero al recibir un brindis de Manolo Mejía en la Plaza México y llevarse por amplio margen, la ovación de la tarde. Hoy el Rector de esa casa de estudios es el abogado José Narro Robles, de quien no tengo noticias acerca de su afición por todo esto, pero al menos su silencio respecto de ellas, en estos tiempos que corren, es confortante.

La Edad de Oro

No es tema de discusión, que la Edad de Oro de la fiesta de los toros en México corresponde al lapso de tiempo que va entre la mitad de la década de los treinta y la mitad de la década siguiente. Se produce cuando, por consecuencia del llamado boicot del miedo y la guerra civil española, quedan interrumpidos los intercambios de toros y toreros con España y la fiesta de los toros en México tiene que desarrollarse exclusivamente con elementos domésticos.

Es en este tiempo cuando toreros y ganaderías mexicanas alcanzan las cotas más altas de su historia. Es cuando Armillita, Jesús Solórzano, Lorenzo Garza, El Soldado y Silverio establecen su imperio enfrentándose a toros de San Mateo, Piedras Negras, Coaxamalucan, La Laguna, La Punta, Matancillas o Carlos Cuevas, dejando ver que en ese momento de la historia, no era indispensable la comparecencia de toreros hispanos para hacer atractivas las temporadas, pues la maestría, la clase, la personalidad y el sentimiento que imprimían a sus faenas ante los bravos toros mexicanos colmaban las aspiraciones de los aficionados de esa época y daban pábulo a esperar más el siguiente día de toros.

La fiesta en México era autosuficiente en esos días. Tanto, que a través de los testimonios capturados por Daniel Vela, nos encontramos con la presencia de toreros que, en lo que pudiéramos llamar la historia oficial de la fiesta mexicana, son considerados solo como elementos colaterales de ella. Carlos Vera Cañitas, Manuel Gutiérrez Espartero, Gregorio García, Ricardo Torres y Juan Estrada son toreros que se recuerdan por haber sido parte de corridas memorables, una especie de convidados de piedra para aderezar las hazañas de los que trascendieron como figuras, pero inexplicablemente sin pasar a la historia el por qué de su inclusión en esos momentos que hoy, constituyen los grandes hitos de nuestra fiesta.

México tenía en ese tiempo, muchos y muy buenos toreros. Las películas de Daniel Vela nos muestran la profundidad y la clase de Ricardo Torres al torear a la verónica; la planta torera de Gregorio García y su facilidad con las banderillas; el valor y la calidad torera de Cañitas, un torero que hoy, sería un fuera de serie, pero que saltó a los ruedos en una época en la que para ser primera figura, uno tenía que ser tan grande como Fermín o Lorenzo o Silverio. También entendemos por estas filmaciones por qué Juan Estrada ganó dos veces la Oreja de Plata en El Toreo y por qué Espartero fue impulsado y protegido por El Magnífico.

Por otra parte, bien decían Julio Téllez, Paco Coello y Luis Ramón Carazo al comentar en la televisión este DVD (2003) que rompería algunos mitos relacionados con el toro de lidia mexicano. En primer término, creo que concluye con aquél que hablaba de las catedrales con cuernos que se decía se toreaban en esos días y también da fin a aquél que dice que el toro de hoy es más bravo que el de antes.

El vídeo disco que hoy les comento nos deja ver que el toro que se lidiaba en ese tiempo, como producto de una crianza por métodos extensivos era de poco volumen, pero de gran pujanza. Son frecuentes las escenas en las que vemos que toman tres o cuatro puyazos, dados sin barrenar y sin hacer la carioca. Puyazos en los que los toros recargan, empujan y producen tumbos o llevan al caballo hasta las tablas y en alguna oportunidad – la alternativa de Cañitas – matando al equino aún a pesar del peto. En fin, que se advierte que los toros de entonces tenían edad y tenían raza, condiciones que hoy se ven, como diría Pepe Alameda, por rarísimo acaso.

Así pues, la colección de Daniel Vela nos presenta en un interesante panóptico, la fiesta de los toros mexicana en la edad mas grande que ha vivido, cuando los toros y los toreros nacionales eran de una calidad y categoría tales, que novillada o corrida, los tendidos del coso de la colonia Condesa se encontraban repletos domingo a domingo y a veces, con festejo en el jueves intermedio, hecho que en estos tiempos, se produce una o dos veces por temporada.

El DVD y su contenido

Al inicio hablaba de la subjetividad en la selección de los testimonios y aunque el cine y hoy, el vídeo reducen esa posibilidad, se advierte que en la selección de los materiales, se practicó algún trabajo de edición que dejó fuera algunas escenas que quizás no reproducen momentos trascendentes en sí, pero que tienen trascendencia por su valor histórico. A guisa de ejemplo, haré referencia a la tarde de Rafael Osorno con Mañico de Matancillas. Al comentarse en el programa Toros y Toreros del Canal 11 de la Televisión Mexicana la salida al mercado del DVD, se proyectó, creo que casi completa, la película filmada por Daniel Vela en esa oportunidad y así, vimos las actuaciones de Rutilo Morales y de Luis Briones esa tarde de 1942, mismas que no se recogen en el documento digital. La faena de Osorno con Mañico es la que pasó a la historia, pero hoy, las imágenes recogidas de la totalidad del festejo, tienen un importante valor histórico. ¿Por qué no dejarlas?

Por otra parte, considero que se pudo dar un mejor tratamiento al material reutilizado, en cuanto a que al inicio de cada apartado se indica la fecha y el cartel del festejo a que se refiere, pero deja al espectador la tarea de adivinar que diestro es el que actúa, sobre todo, si partimos de la realidad de que las filmaciones, dada la condición de las cámaras con las que se realizaron, no contienen en muchas partes, una división lógica de los diversos estadios de la lidia, ni de la actuación de los diestros que forman el cartel, identificables por quienes les vieron en su tiempo, pero un enigma para aquellos que solamente los conocen por las referencias que la historia hace de ellos y que – como dijera el amigo Claudio Vargas –, por un accidente meramente demográfico, constituyen quizás más de tres cuartas partes de los posibles espectadores. ¿No se pudo poner en subtítulos el nombre de los diestros recogidos por la imagen? Lo anterior se vuelve necesario, sobre todo, si consideramos que la mayor parte de las imágenes transcurren silentes, dado que tras una breve noticia histórica expuesta por Paco Coello, se reproduce un pasodoble de la época, cuya duración llega apenas a los dos o tres minutos y los cortes de película son de mucha mayor duración.

En fin, el esfuerzo realizado es importante y su resultado a mi juicio, extraordinario. El equipo de trabajo integrado por Sergio Iván Trujillo Bolio, José Francisco Coello Ugalde, Ángel Martínez Juárez, Francisco Ohem, Jesús Brito, Enrique Ojeda Castol, Alejandra Montalvo, Julio Téllez García, Juan Felipe Leal, Eduardo Barraza, Carlos Arturo Flores Villela, Jesús Flores y Escalante, Pablo Dueñas Herrera, Clara Guadalupe García y Ricardo Orozco Ríos tienen derecho a disfrutar de la satisfacción que deja una labor bien realizada y concluida en esta etapa.

Así pues, si se quiere conocer mejor la Edad de Oro de la fiesta de toros en México, el DVD que contiene la selección de la Colección de Daniel Vela constituye una extraordinaria ventana digital para asomarse a ella.

Post – scriptum: En la época de la aparición de este vídeo disco, había publicado ya una versión distinta de este mismo artículo, misma que pueden consultar aquí. La colección de DVD’s sobre tauromaquia de la UNAM comprende cuatro de ellos, por lo que próximamente me ocuparé de los siguientes ejemplares.

Aldeanos