domingo, 29 de diciembre de 2024

15 de diciembre de 1929: Félix Rodríguez y Cafetero de Piedras Negras

En memoria de don Antonio Ramírez González, quien el día de ayer hizo el último paseíllo.

La temporada de novilladas 1929 tuvo como principales triunfadores a Carmelo Pérez, Esteban García, José González Carnicerito y a Jesús Solórzano y como lo señala bien Verduguillo, el único que escapó a un destino trágico fue quien después sería conocido como El Rey del Temple, pero sin dejar de pagar su cuota de sangre, porque fue muy castigado por los toros. 

Así, la temporada 1929 - 30 en el Toreo de la Condesa tenía como bases entre los toreros mexicanos a Juan Silveti y a Pepe Ortiz, quienes encabezarían el elenco de los nuestros junto con los recién alternativados Heriberto García, Paco Gorráez y Edmundo Maldonado Tato, y con los que recibirían el doctorado en ese ciclo, Carmelo Pérez y Jesús Solórzano.

A esos siete diestros nacionales se sumarían los hispanos Joaquín Rodríguez Cagancho, Antonio Márquez, Ricardo González, Mariano Rodríguez Exquisito y quien me ocupa en estas líneas, el santanderino Félix Rodríguez.

Los dos toreros que más actuaciones sumaron y que tuvieron triunfos destacados en la temporada fueron Cagancho, que terminó siendo declarado el triunfador de ella y Heriberto García, quien se reveló además como un extraordinario estoqueador y que en su faena al toro Vigía de La Laguna, alcanzó uno de los puntos destacados de su trayectoria en los ruedos.

La temporada capitalina de Félix Rodríguez

El torero de Santander tuvo seis actuaciones en esa temporada, prácticamente consecutivas, a partir del 1o de diciembre de ese 1929, una tarde lluviosa, en la que, al decir de Heriberto Lanfranchi, la corrida debió suspenderse, pero al haberse dado, todo el mundo salió perjudicado con la decisión de la autoridad.

Al final de cuentas, Félix Rodríguez solamente pudo mostrar algo de lo que la prensa de la época dio a conocer de su paso por los ruedos hispanos, donde en ese calendario, de acuerdo con el anuario Toros y Toreros de Uno al Sesgo, actuó en 65 corridas. El juicio que hace de este diestro don Tomás Orts Ramos en ese resumen es el siguiente:

Perdió además 6 corridas, por diferentes causas. Ocupa el tercer lugar, por el número de actuaciones entre los matadores de toros, y aunque su campaña ha tenido grandes desigualdades, en nada ha bajado su cartel, porque como a todos los toreros de su clase y estilo, el público les concede un margen amplio de crédito, sabiendo que pueden volver por sus fueros y prestigios cuando se les antoje...

Es decir, plantea con claridad meridiana que Félix Rodríguez no era un torero que se distinguiera por ser consistente en su actuar en los ruedos.

La novena corrida de la temporada 1929 – 30

Para el domingo 15 de diciembre de 1929 se anunció la alternativa de Jesús Solórzano, quien la recibiría de manos del nombrado Félix Rodríguez y contando con el testimonio de Heriberto García. Los toros anunciados fueron de Piedras Negras, aunque al final terminaron lidiándose solamente cuatro de estos, pues el primero de la tarde y de la alternativa de Solórzano, llamado Cubano, y el quinto - bis, un retinto nombrado Lamparillo, segundo de Heriberto, fueron de La Laguna.

Por las disposiciones reglamentarias de la época, a Félix Rodríguez le correspondió lidiar a los toros tercero y cuarto de la corrida, siendo este último en donde pudo acreditar a la afición de la capital el por qué de su renombre. El toro se llamó Cafetero y fue de Piedras Negras. De la crónica de Armando de María y Campos, firmando como El Duque de Veragua, publicada en el semanario El Eco Taurino, extraigo:

En cuarto lugar, sale “CAFETERO” – número 27, cárdeno oscuro, morcillo, bragado y de muy buena construcción en general –, y con el primer capote que se encuentra es con el de “Posadero”. Salta al callejón, señal de que no es bravo. Félix lo torea de capa y de la serie de lances que da, no se nos olvida una verónica, uno doblando con el toro y el valiente remate de rodillas, aunque perdiera el capote. Pican “Cicoto” y “Marinero” y el toro se va creciendo por momentos. Félix corto y emocionante. Heriberto muy torero y Solórzano hace el gran quite de la tarde, embarrándose materialmente el toro a la cintura. Oye imponente ovación, música y sale al tercio a saludar... Lo parean rápidamente Delgado y Espinosa, y nos volvemos todos ojos para ver a Félix que sale con la muleta en la izquierda, arrastrándola indolentemente. Recordemos que a Félix se le llama en España “el torero de la mano izquierda” y que de él se ha dicho que su pase natural no se parece al de ningún otro torero, así de personal y emocionante es... El primer pase es el natural. Excelente principio. Un ayudado para colocarse él mismo el toro donde le convenía, y se pasa otra vez la muleta a la zurda. Y ante nuestros ojos atónitos - no incrédulos - Félix va desenvolviendo la película lenta de un inacabable pase natural, que liga con otro y con otro, y con otro, hasta sumar seis, que remata con uno de pecho, prodigio de sencillez y de emoción. Echad sobre un terciopelo negro un puñado de brillantes: uno, dos, tres, hasta seis, y una clara esmeralda, y tendréis un símil exacto de esta parte de la faena de Félix. En los tendidos la ovación es imponente. Y sigue la faena, con el toro bravísimo que se ha encontrado a un torero, a un gran torero, que no en balde torea en España ochenta y tres corridas, cerca de la mitad en Andalucía. ¿Es o no es Félix un torero jándalo? Y sigue por naturales... Como un Creador que arrojara sobre el tapiz azul del cielo puñados de luceros, así Félix Rodríguez sigue toreando al natural. Una vez, y otra, y otra, hasta consumar el clásico pase en redondo, y luego lo repite, como si quisiera ratificarlo, hacerlo otra vez, y otra, para que no quepa duda de que él es más que un Maestro del pase natural: un Rector del clásico muletazo. ¡De once pases naturales se compuso la segunda parte de esta faena!, una de las más grandes – y desde luego la más clásica que se ha hecho en la plaza de “El Toreo” –, que cerró con el áureo broche del pase de pecho, lento, echándose por delante a todo el bravísimo “Cafetero”... Hay una pausa. El jándalo Félix se retira a reponerse de una vasca imprevista, y que sirve para que “Cafetero” se refresque un poco... Y sigue la borrachera de naturales. Sobre el terciopelo negro de la tarde brillan hasta veinte clarísimos diamantes: los ¡veinte naturales! que Félix le ha sabido, y le ha podido, y le ha querido dar a este toro de Piedras Negras, bravo, qué duda cabe, pero que principió saltando al callejón... Sí, no se nos engañaba, no se nos contaba un cuento japonés, cuando se nos aseguraba que Félix Rodríguez torea al natural de modo personalísimo, cómo que sus naturales no son naturales – ¿por qué han de ser “naturales” estos pases maravillosos que Félix crea a la vista de miles de espectadores? – sino “legítimos” ... De hoy en adelante el pase clásico no será más un “bastardo” en el arte del toreo, no será un “natural”, porque ya tiene un padre que lo ha reconocido – veinte veces en una tarde –, y este es Félix Rodríguez. De hoy en adelante ese difícil pase que se da con la mano izquierda “situándose el lidiador en la rectitud del cornúpeta, teniendo el engaño en la mano de cobrar y a una distancia regular, dejando que el toro llegue a milímetros del trapo, cargándole la suerte y dándole lenta salida hacia el terreno que queda atrás del torero”, ya no se considerará como un pase natural, sino por un pase legítimo, de Félix Rodríguez... Una estocada atacando con fe, y las dos orejas, el rabo, dos vueltas al ruedo y una ovación imponente...

De María y Campos ve la faena como una obra bien compuesta, importante y merecedora de la atención que los aficionados le dieron por la emoción que les causó, y que al paso de los años, es como se quedó en la memoria colectiva, porque así es como la recoge la historia.

Más no todas las opiniones fueron encaminadas en el mismo sentido. La versión de Edmundo Fernández de Mendoza, Martín Galas, director y cronista del semanario El Taurino, es duramente crítica, a partir básicamente de dos hechos: que le pareció que el toro no tenía el suficiente trapío y de que la faena se realizó exclusivamente por naturales. Lo cito:

El toro menos toro de la camada de ayer, se lidió en cuarto turno; se llamó “Cafetero”, fue negro listón, bragado, bien encornado, sacudido de carnes, sin fuerza y pastueñote desde que pisó el ruedo. Félix le largó tres mantazos sin gracia, sin alegría, sin nada de lo que dicen sabe hacer con el capote. El bicho visitó el pasillo y cuando volvió a la escena, “El Sereno” ejecutó dos lances, distanciado, y moviéndose más de la cuenta, dobló dos veces con el burel y remató sin apretarse. El burel se arrancó de largo a “Azuquita”, que picó en los bajos; Félix hizo una chicuelina; pero Chucho Solórzano vino a demostrarle cómo se hacen esos lances, en el quite que le correspondió. Y, en la comparación, perdió Santander. Solórzano instrumentó después superior verónica y recortó como los grandes toreros. Heriberto también hizo superior verónica y remató con una artística rebolera. Para los dos mexicanos hubo palmas abundantes... Y entonces, con un becerro adelantado, como queda dicho, sin fuerza, francote y noble, Félix realizó una faena izquierdista, compuesta de naturales y de pecho, ligando los muletazos, corriendo muy bien la mano en unos y enmendándose en otros. Pero, en honor de la verdad, estuvo muy bien en conjunto, sobresaliendo cuatro naturales que le resultaron chipén. ¡Si así fuera siempre y con toros, otro gallo nos cantara, señor Rodríguez! No le escatimo a usted el elogio, porque ya se vio algo de lo mucho bueno que dicen sabe usted hacer; pero esto no es bastante. Faenas por naturales, desde el principio hasta el fin, se las hemos visto varias veces a Manuel Jiménez, que es, de los toreros que conocemos, quien mejor ejecuta el clásico muletazo fundamental del toreo. ¡Ojalá que usted repita esta hazaña, grande como fue, con toros hechos, que embistan fuerte y que tengan lo suyo en la sesera, porque, entonces, nos cansaremos de tocarle palmas, como se las tocó la mayoría del público, deseoso de que usted demostrara que en verdad es torero! ¡Ya veremos después, que para todo hay tiempo! … Volvió el matador a echarse fuera y a alargar el brazo, cuando entró a herir y esto restó méritos a la labor de Félix, pues el estoque quedó atravesado. Y entonces vimos lo que no se había visto antes en “El Toreo”: ¡Se concedieron al señor Rodríguez las orejas y el rabo de “Cafetero”! La ovación, por lo que hace a la faena, fue justificadísima, que, por lo que se refiere a la estocada, “El Sereno” no la merecía tan grande... 

Como se ve, Martín Galas no reconocía tanto mérito a Félix Rodríguez y he de agregar, que la línea editorial del semanario que dirigía, iba por el mismo sentido. Hay en el número del 16 de diciembre de 1929, donde se publicó la crónica a la que vengo aludiendo, un artículo demoledor de Enrique Arzamendi, criticando la actuación del torero de Santander.

Años después, en su revisión histórica de la fiesta que vivió, Rafael Solana, Verduguillo, relata lo siguiente:

La nota cumbre de la corrida de la alternativa de Chucho fue una de su padrino, Félix Rodríguez, a quien en España se apodaba "El Sereno", a un toro con poco respeto de Piedras Negras llamado "Cafetero", le hizo el diestro santanderino un trasteo exclusivamente sobre la mano izquierda y cortó orejas y rabo. Éste había de ser su único éxito en México; todo el resto de su actuación aquí fue una cadena de desastres... Félix, por cierto, salió en tan mal estado físico aquella tarde, a causa de las continuas fiestas que aquí llevaba, que tuvo que interrumpir varias veces su faena para ir discretamente a un burladero a "cambiar la peseta", un espectáculo bastante lamentable, si se tiene en cuenta que dieciocho mil pares de ojos se dedicaban a tan poco vistosos menesteres...

No es excesivo recordar que Verduguillo dirigió varios años a El Universal Taurino que es el antecedente directo del semanario que dirigía Martín Galas. Quizás la formación periodística y taurina dio un punto de vista semejante a ambos, pero aunque Félix Rodríguez dividió las opiniones de la prensa, la memoria de su triunfo quedó en los escritos para la posteridad.

El impacto de Félix Rodríguez

El diestro de Santander vivió deprisa y murió joven, a los 38 años de edad. Según a quien se lea, tenía padecimientos de distinta índole, que iban desde los reumáticos hasta aquellos de transmisión sexual. Creo que por lo que se narra de su forma de vivir, esta última opción es la más factible y era en esos días también la menos tratable médicamente.

Sin embargo, el impacto que causó como torero en sus pares fue grande. Me contaba don Arturo Muñoz La Chicha, banderillero de la Triana de mi tierra, que un torero que infundió respeto nada menos que al maestro Fermín Espinosa Armillita, fue precisamente Félix Rodríguez. Y hurgando las hemerotecas me encuentro esto que escribió José Luis Benlloch:

Comenzando por el gran Armillita, que cuando le pregunté en el callejón de La Monumental de Barcelona, en la que estaba acompañando a su hijo Miguel, después gran amigo y entonces novillero que seguía la huella de su padre, “El torero más grande que usted conoció en su larga carrera debió ser Joselito El Gallo, ¿verdad?”; me respondió inmediatamente: “No; Joselito era muy bueno, pero el mejor torero que yo he conocido se llamaba Félix Rodríguez”. Y me contó una serie de cosas que revelaban en aquel torero un personaje singular e irrepetible. Para terminar recordando con los ojos semientornados: “Aquel no era un torero, era un sueño vestido de luces”...

Un sueño vestido de luces... Me quedo con la opinión más autorizada, la de Armillita, quien dijo que fue el mejor torero que había conocido, y eso es lo suficiente para que cualquiera que se haya vestido de luces pueda ser considerado un ser superior. Por eso, Jorge Laverón no exageraba al considerar que pudo ser el verdadero sucesor de Gallito, pero citando de nuevo a La Chicha, le gustaba la jarana y le encantaban las gitanas...

En fin, que en México pudo ser visto, aunque fuera por una sola tarde.

Aviso parroquial primero: De la alternativa de Jesús Solórzano, ya me había ocupado en este sitio.

Aviso parroquial segundo: Los resaltados en los textos transcritos son obra imputable solamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.

domingo, 22 de diciembre de 2024

22 de diciembre de 1963: Se inaugura la plaza Santa María de Querétaro

La última Feria de Navidad que se llevó a cabo en la decimonónica Plaza de Toros Colón en la capital queretana fue la de 1961. Para la ocasión, Paco Gorráez, empresario del coso, ofreció a la afición dos carteles bien armados a celebrarse los días 24 y 25 de diciembre. En el primero, ante toros de Santa María, alternarían Alfredo Leal, Joselito Huerta y Antonio del Olivar y al día siguiente, los toros serían de Mimiahuápam para el catalán de Santa Coloma de Gramanet Joaquín Bernadó y repetiría el celayense Antonio del Olivar

Esa feria resultó triunfal en su resultado, porque en la corrida de la víspera de la Navidad, Alfredo Leal y Joselito Huerta le cortaron las orejas y el rabo respectivamente al segundo toro de su lote, en tanto que Antonio del Olivar se llevaba las dos orejas del toro que cerró el festejo. En la corrida del día de la Natividad del Señor, el triunfador sería Del Olivar, que le cortaría el rabo al quinto del encierro. 

La plaza Colón perecería a los golpes de la picota, pero Querétaro no se quedaría sin toros para las navidades del año 62. Así lo explican Miguel Luna Parra y Federico Garibay Anaya en su obra México se viste de luces:

Al llegar la época navideña de 1962 y por consiguiente la tradicional feria queretana, no existía una plaza para celebrar las imprescindibles corridas de toros. A la sazón el licenciado González Jáuregui era el presidente de la junta de los festejos y no permitió que se rompiera la tradición, improvisó una placita llamada “Santiago” en la esquina de Próspero C. Vega y 16 de Septiembre, en la que organizó una capea con reses de su propia ganadería que lidiaron Alfonso Ramírez “Calesero” Manuel Capetillo y otros novilleros que con ellos venían...

Al final del festejo, se paseó una manta por varios aficionados queretanos señalando que su ciudad necesitaba una plaza de toros y en la cena que se ofreció para cerrar las festividades, el licenciado González Jáuregui prometió construir una plaza para la afición de Querétaro.

La plaza Santa María

Don Nicolás González Jáuregui, abogado, filántropo, criador de toros de lidia y viticultor entre otras actividades, contrató de inmediato, señalan Luna Parra y Garibay, a la constructora Sigma para la realización de las obras tendientes a levantar una plaza de toros en un predio de su propiedad, que en esos días estaba ubicado en un polígono circundado por la autopista a Celaya o Avenida Constituyentes Poniente, la carretera libre a Celaya, el Hotel Real de Minas y una zona comercial y una calle de reciente apertura destinada también a la edificación de un conjunto comercial.

El proyecto que se presentó conforme iba avanzando la obra, reflejaba un edificio con rasgos de estilo colonial mexicano, con una arcada cubierta por tejas y cuatro torreones que resguardan las escaleras que permiten el acceso a los tendidos altos de sol y de sombra. 

Al irse adelantando la obra, se fue anunciando que la capacidad del nuevo coso sería de alrededor de 13,000 espectadores y que, en una especie de localidad de contrabarrera, se instalaría el restaurante – bar Santa María, que aparte de prestar servicio continuado, los días de corrida permitiría, desde sus instalaciones, apreciar cómodamente los festejos.

Lo apresurado de la decisión de edificar el coso, hacía dudar a la afición de Querétaro sobre la oportunidad de su conclusión, y, sin embargo, el promotor de su edificación anunció con oportunidad la celebración de la feria navideña correspondiente al año de 1963 en su redondel, consistente en tres corridas de toros a celebrarse los días 22, 24 y 25 de diciembre.

El cartel inaugural lo formarían Alfredo Leal, Antonio del Olivar y Miguel Mateo Miguelín, ante toros de Santa María. La segunda corrida se celebraría con toros de San Diego de los Padres para Manuel Capetillo, César Girón y Joselito Huerta y cerraría la feria un encierro de La Punta, con un toro para rejones de Santa María con la actuación de Juan Cañedo a caballo, Antonio del Olivar, Santiago Martín El Viti y Manuel García Palmeño.

Así pues, anunciada la feria, la plaza tendría que concluirse a todos los pesares.

La tarde de la inauguración

Refieren Miguel Luna Parra y Federico Garibay Anaya:

El plazo se cumplió y la plaza quedó lista para abrir sus puertas a la afición el 22 de diciembre de 1963. A las 12:00 horas el obispo de Querétaro la bendijo y a las cuatro de la tarde partieron plaza Alfredo Leal, Antonio del Olivar y Miguel Mateo “Miguelín”... Después del paseíllo dieron la vuelta al ruedo los tres toreros, el creador de la plaza y los aficionados Juan Peñaloza y Manuel Cisnel, quienes hicieron un reconocimiento de la afición queretana al tantas veces mencionado licenciado...

El resultado de esta esperada corrida de toros no fue precisamente el deseado por la afición. Escribió el corresponsal de El Redondel para la edición de este semanario aparecida el 29 de diciembre siguiente:

El cartel para la primera corrida de feria, la inaugural del flamante coso, fue el siguiente: seis toros de Santa María, del propio señor González Jáuregui, para Alfredo Leal, Antonio del Olivar y el hispano Miguel Mateo “Miguelín”... Leal cumplió en sus dos adversarios, sin poder ligarle faena a ninguno, por no prestarse a ello. Como siempre que torea este diestro, tuvo detalles de clase y finura, que le fueron celebrados... Antonio del Olivar toreó muy bien de capa y de muleta a su primero, del que se le concedió una oreja, protestada por algunos y que él acabó por tirar, dando la vuelta al ruedo. Su segundo fue difícil y lo despachó con brevedad y aseo... “Miguelín” estuvo muy valiente toda la tarde, y fue ovacionado por su extrema voluntad en agradar al público...

Quizás el resultado de la corrida no fue el apetecido, pero la palabra dada estaba cumplida. Querétaro tenía ya su plaza de toros y una de primerísima categoría.

Los dos festejos restantes

La corrida del 24 de diciembre tampoco se vio envuelta en el éxito. Manuel Capetillo tuvo lucimiento por momentos; César Girón pudo dar una vuelta al ruedo tras de despachar al quinto de la tarde y Joselito Huerta saldó su actuación con dos vueltas al ruedo tras de terminar la lidia del tercero.

La corrida del día de Navidad fue la en la que se produjeron los triunfos. Sigue diciendo el corresponsal de El Redondel:

La tercera corrida de feria fue la mejor, debido, entre otras cosas, a que el ganado fue propicio para que los toreros armaran el escándalo. Los toros de La Punta, muy bien presentados, cumplieron a satisfacción de todos... Juan Cañedo rejoneó a un toro de Santa María, demostrando sus grandes cualidades de caballista... Antonio del Olivar topó con los astados menos propicios, y sin embargo dio la vuelta al ruedo, tras de hacer en su primero una excelente faena, siendo aplaudido en el otro... Santiago Martín “El Viti”, veroniqueó superiormente a su primero, que se acalambró después, siendo necesario apuntillarlo durante la faena de muleta. En su segundo, buenos lances; una gran faena con el trapo rojo, plena de dominio, y una estocada hasta el puño, que le valió cortar las dos orejas... “Palmeño” fue ovacionado toda la tarde, pues con capote y muleta se arrimó lo indecible, conquistándose al público. Sus dos faenas fueron temerarias, y como mató bien, cortó cuatro orejas, entre innumerables vueltas al ruedo... Hubo un octavo toro, de Santa María, que fue estoqueado por Tomás Abaroa, para quien hubo aplausos, en premio a su mucha voluntad...

Así pues, la feria de inauguración de la plaza Santa María concluyó en un ambiente triunfal, augurando que ese nuevo coso podría ser el escenario de grandes fechas dentro de la historia del toreo mexicano.

El devenir de la plaza

La Plaza Santa María de Querétaro fue efectivamente un enclave que mantuvo el interés por la fiesta de los toros, sobre todo en la capital de la República y sus zonas aledañas, en los tiempos en los que la Plaza México, por distintas razones, permanecía cerrada.

Fue el escenario que Paco Camino eligió para su retorno a México después de alrededor de una década de ausencia y en donde escribió brillantes páginas de su historia torera, señalándose como una de las principales del país en esos días.

Hoy está inactiva, se afirma que por un problema de carácter estructural, mismo que incluso pone en peligro su continuidad. Esperemos que exista la voluntad y la afición para resolver ese problema y devolver a Querétaro y a su afición la fiesta que merece.

domingo, 8 de diciembre de 2024

La permanente solidaridad del toreo

El pasado domingo veía por la televisión el festival taurino que, en lo que ayer fuera la Chata de Vista Alegre, en Carabanchel, se ofreció para recaudar fondos para ayudar a aliviar los estragos que una DANA causó en diversas poblaciones de la Comunidad Valenciana. El final inesperado que tuvo, al más puro estilo de las obras del boom latinoamericano de la literatura, me recordó otro evento similar, celebrado en 1986, también ideado para intentar paliar en alguna medida las desgracias causadas por la erupción del volcán Nevado del Ruiz en Colombia. Y leyendo sobre este último festival, encontré lo que me parecen ciertos paralelismos. Es por eso que hoy trataré de exponerles lo que sucedió ese 5 de abril de hace ya casi 39 años y plantear lo que creo que son esos puntos de contacto.

Apuntes sobre una tragedia… ¿anunciada?

El volcán Nevado del Ruiz se ubica en la parte central de la cordillera de los Andes, entre los departamentos colombianos de Tolima y Caldas. Para 1985, la última erupción importante que tenía registrada databa del año 1845, pero ya a finales de 1984 se había advertido que el llamado León durmiente mostraba signos de actividad. Se afirma que las previsiones para un evento volcánico de gran magnitud fueron tardías y así, el 13 de noviembre de 1985, se produjo una gran erupción que afectó señaladamente a la ciudad de Armero, que prácticamente quedó sepultada bajo los materiales arrojados por las avalanchas causadas por la erupción.

Se habla hoy en día de una suma de entre 20 y 30 mil personas fallecidas o desaparecidas; 4000 heridos; más de 20,000 personas sin hogar por la destrucción de alrededor 5,000 viviendas. Se estima que los damnificados llegaron a los 250,000; y, las pérdidas materiales fueron estimadas entre 35 mil y 50 mil millones de pesos colombianos.

Sin duda, la fuerza de la naturaleza causó a las personas y a sus bienes una serie de daños, muchos de ellos irreparables. Las crónicas periodísticas de la época dejan ver que el resultado catastrófico pudo al menos ser amortiguado, si se hubiera respondido con diligencia a las advertencias de los geólogos y vulcanólogos que detectaron la inusual actividad del Nevado del Ruiz. Más el hubiera no existe y en esos días ya no quedaba más que tratar de paliar las consecuencias en la medida de lo posible.

La respuesta del planeta de los toros

Relatan tanto Vicente Zabala Portolés – en Tiempo de Esperanza –, como José Carlos Arévalo y José Antonio del Moral – en La Guerra Secreta – que, en medio de, justamente una guerra por los destinos de la plaza de Las Ventas, la Federación Nacional Taurina, encabezada en esos días por don Lucio de Sancho y la Embajada de Colombia en España, coordinaron sus esfuerzos para organizar un festejo taurino que generara recursos a favor de los damnificados en la región de Caldas – Tolima en Colombia. Pronto empezó Lucio de Sancho a encontrar respuestas y quizás las más resonantes fueron las de la Comunidad de Madrid, que puso a disposición la plaza de Las Ventas y la de Manuel Benítez El Cordobés, que, teniendo catorce años sin actuar allí y cuatro, retirado de los ruedos, era casi la garantía del lleno absoluto. Y el Huracán de Palma del Río” se mostraba animoso. Esto declaró a José Luis Suárez Guanes para el ABC madrileño:

Estoy encantado de hacerlo. No se puede decir que contento, pues el motivo de que se trata es por una verdadera tragedia, por una auténtica catástrofe. Pero yo no tengo más remedio que torear. Le debo mucho a Colombia. Indudablemente también se lo debo a todos los países donde se dan corridas de toros, pero Colombia, especialmente, siempre me trató muy bien y ahora es la ocasión de correspondería. Aprovecho esta ocasión para decir que también me ofrecí en su día para actuar con destino a los dañados por el terremoto de México, pero no he encontrado ninguna respuesta…

Me sorprende la última frase, en el sentido de que también se apuntó para aquel festival que se celebró el 12 de octubre de 1985 en la Plaza México, también a beneficio de los damnificados del sismo del 19 de septiembre anterior. Hubiera sido un ingrediente más de categoría al rico cartel que ese día se presentó y que representó, si la memoria no me traiciona, la última tarde en la que allí actuaron Antoñete y Manolo Vázquez.

El anuncio original del festival, programado para el día 5 de abril de 1986, contemplaba a Julio Aparicio, Antonio Chenel Antoñete, Andrés Hernando, Manuel Benítez El Cordobés, Sebastián Palomo Linares y los novilleros José Miguel Arroyo Joselito y Walter Castillo Macareno de Colombia, quienes lidiarían novillos de distintas ganaderías. El cartel comenzó a sufrir modificaciones, porque un problema de salud de Julio Aparicio motivó que se anunciara su sustitución por Paco Camino, que fue quien apareció en los carteles, cuando el festejo se anunció públicamente.

Al acercarse la fecha del festejo, se le adicionaron dos ingredientes adicionales: la transmisión por televisión a varios países de Hispanoamérica y la presencia en los tendidos de Julio Iglesias, invitado especialmente por El Cordobés y quien haría el viaje desde Miami para presenciar la reaparición de su compadre en el ruedo de Las Ventas. Así pues, en el papel, todo apuntaba a la redondez del evento.

La hora de la verdad

El sábado 5 de abril de 1986 fue un día lluvioso y frío, pero eso no impidió que la afición de Madrid y de muchos otros lugares del mundo se congregara en la plaza de Las Ventas. El reclamo de la presencia allí de El Cordobés después de casi tres lustros de ausencia tenía su encanto y un profundo toque de nostalgia. Escribe Vicente Zabala Portolés en el introito de su crónica para el ABC madrileño:

A la hora en punto, con el cielo entoldado, la gente se apretuja en los tendidos de la Monumental. Paraguas, gabardinas, impermeables. Da lo mismo, como si el tiempo se hubiera detenido en los años en que la gente comenzó a comprarse el coche, el piso y el chalé; como si viviéramos en el país de las horas extraordinarias, la chapuza, la seguridad ciudadana y la cartilla de la Caja de Ahorros con unas perras «por si una enfermedad»; como si tuviéramos no sé cuántos miles de obreros – ¿por qué no decirlo también? – currando en Alemania y enviando divisas; como si hubiéramos entrado en el túnel del tiempo, para instalarnos en la década de los años 60, así estaba ayer de pletórica de euforia la Monumental de las Ventas a la hora del paseíllo…

Para esa hora, ya se había anunciado que Paco Camino no actuaría por haber presentado un parte médico y que el novillo que le tocaba en suerte sería lidiado por Antoñete, quien se quedó con la encomienda por sorteo y en ese sorteo se llevó la suerte de la tarde.

El toro que correspondía a Paco Camino era de Torrestrella y su turno se corrió al quinto sitio. Ante él, Antoñete realizó una obra verdaderamente importante, tanto por su estructura y contenido, como por el hecho de que fue parte de la salvación de una tarde que se iba por el despeñadero. Escribe Joaquín Vidal para el diario El País:

Una muleta en la mano, se supone, sirve para torear. Unas veces, librando broncas embestidas, como hicieron Hernando y Palomo con dignidad; otras, para recrear el toreo sublime. Antoñete lo recreó ayer, en algunos pasajes del primer toro y, sobre todo, en los monumentales naturales que le sacó al noble Torrestrella. Adelante el engaño, lo traía toreado para ligar naturales hondos, y el de pecho de cabeza a rabo, y restallaban los oles, y los gritos de ¡torero!, con el ruido del mar embravecido. En redondo toreó peor el maestro: ahora la muleta quedaba atrás, y el pico delante y arriba. Pero se reconcilió con el arte mediante un trincherazo de cartel…

Por su parte, Zabala Portolés, en retrospectiva, en su libro Tiempo de Esperanza, reflexiona así la actuación triunfal de Antoñete esa lluviosa tarde:

El del mechón blanco tuvo la suerte de llevarse un gran toro de Álvaro Domecq. Le llegó la hora de su particular venganza. Un tonto a mi lado dijo eso de ¡vaya toro que le ha tocado a ese torero! Le respondí sin vacilar: ¡y vaya torero que le ha tocado a ese toro! … Una y otra vez la muleta del torero de Las Ventas se adelantaba hasta el morro para tirar rítmicamente del burel jerezano... Perdió la noción del espacio... Entre serie y serie abría la boca como un pájaro pión, porque se ahogaba él mismo de la emoción que le producía contemplar a la cátedra puesta en pie aclamándole, gritándole ¡torero!, ¡torero! … Y vuelve otra vez a llevar el trapo a los ojos del de Torrestrella, como para cegarle... y como ciego de temple, de gusto, diría yo, sigue la trayectoria que le marca el mando de "Antoñete"... En pleno delirio de los graderíos, cita a recibir... deja una estocada corta. La plaza se pone blanca de pañuelos. El cielo, también conmovido, cierra la llave del grifo del agua... Una oreja. La otra. Hay quien pide el rabo. Con los despojos en la mano inicia una lenta vuelta al redondel, mientras la afición le vitorea y le pide a gritos que vuelva a los toros...

El otro triunfador fue un novillero, el más prometedor en ese momento de la entonces Escuela Nacional de Tauromaquia – hoy Escuela de Tauromaquia de la Comunidad de Madrid – llamado José Miguel Arroyo y apodado Joselito. El chaval se llevó también las dos orejas del novillo de Carlos Núñez que le tocó en suerte. Escribió Vicente Zabala para el ABC:

El joven Joselito estuvo muy bien con el que brindó a Lucio de Sancho. Llevó a cabo una bonita faena, sacando partido del buen son del toro de Núñez, al que toreó primorosamente con la izquierda. Soberbio el volapié, entrando con arrestos. Las dos orejas para el crío. Le viene de perlas este triunfo de cara al futuro, que se le presenta esperanzador. Esta vez le ha visto mucha gente, y han salido hablando mucho – y bien – de este Joselito que lleva el toreo en la cabeza y la afición a punto, incluso desmedida. Como debe ser…

Por su parte, Joaquín Vidal, en El País le refiere lo siguiente:

La apoteosis del papa torero de Madrid enlazaría, ratito después, con la de Joselito, otro madrileño, un chavalín, aún monaguillo, aunque ya ascenderá. Ejercitaba el toreo con la facilidad y la cadencia de los virtuosos; un temple inacabable en la largura de los naturales y redondos; el de pecho cerniendo la embestida al hombro contrario; la personalidad en la interpretación de las suertes, y un aplomo pasmoso para ceñir el pitón a distancias de escalofrío. Finalmente, los ayudados, al estilo de los maestros, para cuadrar, y la estocada volcándose sobre el morrillo…

Como se ve y como podemos comparar con el festival de hace una semana, resulta ser el novillero que viene cerrando la tarde, quien provoca que todo el mundo se haga lenguas con su toreo. En el caso del festejo de 1986, fue el penúltimo, el del primer día de este diciembre, fue la torera Olga Casado, quien, además, debutaba con picadores.

¿Y El Cordobés?

Manuel Benítez se situó en el centro de la polémica. No habrá que perder de vista que el influjo de su nombre fue seguramente, el que llenó los tendidos de la monumental madrileña, pero como decía el introito de la crónica de Zabala en el ABC, su toreo era ya de otro tiempo y además, con cierta sorna, señalaba que el novillo que mataría en el festival, sería quizás más grande que muchos de los toros que mató vestido de luces.

Por su parte, Joaquín Vidal relató:

El Cordobés, – ¡Manolooo!, para los fans – traía preparado su show, con participación de Julio Iglesias, y estaba en el tendido todo el cordobesismo nostálgico dispuesto a reafirmar su militancia en fervorosa adhesión a Manolo ¡Manolooo! La afición madrileña apenas tenía voz entre tanto alboroto y el toreo parecía que tampoco tendría cabida en la fiesta. Pero habían comparecido también allí dos toreros, Antoñete y Joselito, y a impulsos del toreo sublime – ¿no es siempre sublime el toreo? – limpiaron de bufones y bufonadas el histórico ruedo de Las Ventas…

Y para más INRI, al rematar un quite, se le tiró un espontáneo, quien por esos días afirmaba ser hijo de Benítez, pero sin aportar mayores evidencias. Manuel Díaz El Manolo, fue sacado del ruedo de mala manera por la cuadrilla de su entonces, presunto padre. (Video en esta liga)

Mal saldó sus cuentas y aunque José Carlos Arévalo y José Antonio del Moral intentaron aliviar su situación señalando que el triunfo y el fracaso fueron de dos toreros retirados, que ni El Cordobés volvería a la lucha, y tampoco Antoñete cambiaría el devenir del toreo, que, en todo caso, la lucha estaba en otros campos de la propia fiesta.

Al final de todo, como el pasado domingo, los mayores dejaron que Joselito fuera quien saliera en hombros de la plaza, reconociendo a una nueva generación de toreros que pedía paso. Y quedó también claro en esa tarde que el toreo eterno es el que pone de acuerdo a todos y el que permanece en todo tiempo y en todo lugar.

domingo, 1 de diciembre de 2024

30 de noviembre de 1924: Juan Espinosa Armillita recibe la alternativa en El Toreo de la Condesa

Juan Espinosa Armillita había debutado como novillero en el año de 1922 y al año siguiente se había presentado en la plaza Chapultepec de la capital mexicana, alternando con el neoyorkino Sidney Franklin en la lidia de novillos de La Encarnación, en festejo matinal y lo haría en el coso de la colonia Condesa el 18 de mayo de 1924, cuando se abrió la temporada de novilladas de ese calendario, misma que constó de 15 festejos menores y tres corridas mixtas. El torero de Saltillo actuó en 14 novilladas y dos de esas corridas con matadores de toros, un hecho inusitado hasta nuestros días.

Fueron sus compañeros de quinta Pepe Ortiz, Genaro Corona, Miguel Gallardo El Diablito, Manuel Gómez Blanco Yucateco o Sidney Franklin entre los novilleros, porque en ese ciclo actuaron varios diestros que habían recibido antes la alternativa y la renunciaron como Samuel Solís, Julián Rodarte, Porfirio Magaña, Cayetano González o Eligio Hernández El Serio. Se ve que habiéndose barruntado que la despedida de Rodolfo Gaona estaba ya cerca, muchos toreros intentaban escalar una cima que en su día no pudieron alcanzar, aprovechando que El Califa de León dejaba las lides en los ruedos.

Apoderado por el matador retirado Eduardo Leal Llaverito – tío abuelo de nuestro contemporáneo Curro Leal – el saltillense Juan Espinosa Armillita desarrolló una triunfal temporada novilleril en el Toreo de la Condesa, imponiéndose en varias de las tardes en las que actuó al complicado ganado al que le tocó enfrentar, porque las novilladas que don José del Rivero adquirió para la temporada en buena medida provinieron de hierros como Parangueo, Galindo, Cazadero, La Encarnación o San Nicolás Peralta y aunque también se presentaron ganaderías como Piedras Negras, Zotoluca, San Mateo o San Diego de los Padres, el número de novillos que enviaron fue bastante menor a las nombradas en primer término.

Polémica temprana

Pronto se desató una polémica acerca de las posibilidades de Armillita. Se comenzó a hablar de que él sería el sucesor de Gaona, quien ya había anunciado que al final de la inminente temporada de corridas de toros se despediría de los ruedos. Al pontifex máximus del gaonismo, Carlos Quirós Monosabio, no pareció caerle bien la propuesta, porque en el número de El Universal Taurino fechado el 24 de junio de ese 1924, en una pieza titulada No se ganó Zamora en una hora, entre otras cuestiones, escribió:

Espinosa no ofrece la singularidad de un caso. Imita – y muy bien hace en imitarlo –, a Gaona. Gaona lo mismo hubiera hecho, si en sus mocedades encuentra a quien copiar... Espinosa será un gran lidiador, muy seguro, muy enterado, muy fácil, pero no marcará huella personal. Se parecerá a otro... Gaona fue él desde sus comienzos. Tuvo semejanzas con modelos que no conocimos, y por ello no pudo sujetársele a ninguna comparación. Y aun cuando siguiera su escuela, puede decirse que no los imitó, sino que, desde un principio, buscó hacer destacar su personalidad... Juan, hasta hoy, poco es lo que tiene hecho para corresponder a las señaladas muestras de estimación que ha recibido de los aficionados... Los que ya creían ver en Juan Espinosa a enemigo de peso para arrojarlo sobre Gaona, se habrán convencido de que ese deseo está verde...

Juzgó, como se puede ver, con inusitada dureza y sin conceder atisbo alguno de duda al joven Armillita que, si bien tenía ya un par de años recorriendo las plazas de nuestra república, demostraba que entendía el torero y tenía voluntad de ser gente en esto.

Dos números después, el 8 de julio siguiente, en el mismo Universal Taurino, don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, replicó a Monosabio y de esa réplica entresaco:

Gaona y Espinosa, cada quien, en su nivel, el uno de maestro cuajado y el otro de aventajadísimo discípulo, los dos son lidiadores estupendos, y si se diera el caso anotado por “Monosabio”, entonces “Armillita” sería algo maravilloso, rayano casi en lo sobrenatural... ¿Qué Gaona creó una personalidad? ¡Quién lo ha dudado hasta ahora! Pero debemos no olvidar, sin que por ello disminuya en algo su enorme mérito, que fue guiado por un maestro que no desatendió el más insignificante detalle a fin de que sus discípulos, de acuerdo con su inteligencia y aptitudes, los aprovecharan, poniéndoles como modelos a los grandes clásicos de su época... Si Espinosa no es muy variado en su repertorio – que sí lo es – culpa debe ser de su modelo, que en los últimos tiempos se muestra demasiado avaro de las riquezas de su arte. Si Espinosa hubiera visto a Gaona en los tiempos a que alude el señor “Monosabio”, indudablemente que sería tan largo como lo era entonces el futuro Califa...

Muy temprano se le tiraron a la yugular al joven Armillita, por su deseo de tratar de ser un torero importante y de escalar con rapidez la primera línea de la torería nacional.

La octava corrida de la temporada 1924 – 25

La alternativa de Juan Espinosa Armillita se programó para el domingo 30 de noviembre de 1924, anunciándose como padrino al leonés Rodolfo Gaona y para atestiguar la ceremonia al madrileño Antonio Márquez quien se presentaba en la temporada. El encierro seleccionado al efecto fue de la ganadería de Zotoluca, propiedad de don Aurelio Carvajal. Las entradas a la plaza se agotaron con bastante anticipación. Escribió Verduguillo para El Universal Taurino:

La alternativa de “Armillita” y la reaparición de Márquez, han hecho el milagro. No cabe la gente en los tendidos y los que han llegado tarde, se han visto en la necesidad de escalar las azoteas y allí tomar asiento… Los Sres. Presidentes, Generales Obregón y Calles, han sido ovacionados al entrar en el circo. La ovación se ha prolongado por varios minutos, y han tomado parte en el agasajo todos los concurrentes… “Chicuelo” es también aplaudido, cuando ocupa su barrera de primera fila, Y para que nadie se sienta, también aplaudimos al C. Regidor que preside la corrida, a pesar de que no conoce el reglamento de toros vigente…

Lleno hasta en la azotea y personajes de renombre en los tendidos. Cuando en los carteles se ofrecen combinaciones formadas con imaginación, inteligencia y atendiendo al interés de la afición, ésta se retrata en las taquillas y llena las plazas. Esta particular fórmula es infalible.

Sigue escribiendo Rafael Solana en su crónica:

Las cuadrillas hacen el paseo, marchando al frente un charro vestido a la usanza de hace algunos años, y tras de éste, los maestros Rodolfo Gaona (de tabaco y oro), Antonio Márquez (de verde esmeralda y oro) y Juan Espinosa “Armillita” (también de tabaco y oro). Los tres espadas son ovacionados, y cuando los varilargueros ocupan sus puestos, sin colocarse ningún peón entre ambos, como lo dispone el reglamento, Rosendo Béjar manda que salga el primero…

El toro de la alternativa de Armillita se llamó Costurero, de pelo cárdeno oscuro, listón, salpicado, bragado y estaba marcado con el número 34. Ante él, el toricantano realizó una faena en la que destacó su actuación en el segundo tercio:

Juan Espinosa toma los garapullos... Después de dos salidas en falso, el niño se decide y prende un magnífico par, llegando a la. cara, y cuadrando como los grandes banderilleros… La ejecución ha sido colosal. Por el lado izquierdo va ahora el muchacho. Se pasa sin clavar una vez, y a la segunda, deja uno de poder a poder estupendo, Las palmas que se le tributaron fueron pocas, y eso que toda la plaza aplaudió... Lo dicho: “Armilla” es as con las banderillas. ¿Estamos de acuerdo? … brinda a los Presidentes, y se encara desde luego con “Costurero” que ha llegado al trance final con la cabeza suelta… Los primeros cuatro muletazos son de torero enterado, por bajo, para castigar… Lograda la cuadratura, el de Saltillo, se perfila en corto, emprende el viaje derecho y rápido, y hunde todo el acero, un tanto perpendicular y delantero, con lo que basta para que “Costurero” quede en condiciones de ser descabellado, lo que hace Juan en dos tiempos, es decir: primero toca un poquitín, cayendo el toro, pero el puntillero lo levanta, y luego Espinosa tiene que descabellar por segunda. vez; ahora sí completo…

Como se puede leer, la alternativa de Juan Espinosa Armillita no fue triunfal, pero sí fue una demostración de que se trataba de un torero poderoso, con capacidad para superar las dificultades que los toros le presentaran y, sobre todo, que estaba listo para la alternativa que le había sido concedida.

Rodolfo Gaona ante Pavo

Señalaba Verduguillo al relatar la actuación de Armillita que éste último era un as con las banderillas. Pues bien, Rodolfo Gaona, quien era un consumado artista del segundo tercio, no iba a dejarse pisar el terreno y aunque el cuarto de la tarde, Pavo, un muy bien armado berrendo en negro no era precisamente el toro ideal, salió a dejar su rúbrica y a establecer que él seguía siendo, todavía, el principal en esos menesteres:

Del segundo tercio se encarga Don Rodolfo. He puesto DON, y van ustedes a ver por qué. Por lo pronto, clava el Indio un par muy bueno, de poder a poder, por el lado derecho. Luego prende un sesgo por fuera colosalisímo. Cuartea en seguida otro par por el lado izquierdo, de maestro, llegando y... “Asómate a la: ventana para que mi alma no pene” ... ¿Y el cuarto par? Bueno: un sesgo por dentro, faltando un milímetro para que el Indio quedara clavado en las tablas. ¿Valientes a mí? Yo borro donde otro pinte. Por supuesto que ese cuarto par, que fue hazaña de maestro y además de hombre, provocó en los tendidos enorme alboroto… No escribí... y conste, que para que yo no escriba, y me dedique a contemplar una faena con todo el afán y toda la sed de emociones que mi pecho encierra, debe ser ella muy grande, enorme. Básteme decir, que las célebres faenas de “Brillantino” y “Faisán” quedaron borradas por la inenarrable labor del Indio…

El celo es un ingrediente fundamental para ser figura del toreo, el tener ese deseo de mantener y defender el sitio que se ha ganado delante de los toros.

El encierro de Zotoluca

La corrida enviada a El Toreo por don Aurelio Carvajal tuvo edad y cuajo. Los toros de la divisa celeste y rojo y que llevaban el antiguo hierro de Tepeyahualco, dejaron satisfechos a todos con su presentación:

Hay encerrados para esta tarde, seis buenos mozos de Zotoluca. Ya sabemos que don Aurelio Carvajal, es entre los ganaderos, uno de los que más se ha venido preocupando porque sus reses tengan buena presentación y tipo. De “Zotoluca” no salen becerros. Y el que quiera desmentirme, no tiene más que ver que las dos corridas que se han lidiado este año, han sido las más serias de cuantas hemos visto… Es una corrida de prueba la que hay encerrada en los corrales. No parece, sino que Pepe del Rivero quiso encerrar a “Armillita” en su alternativa con toros de respeto para que les vaya perdiendo el miedo, y para demostrar a los incrédulos que el joven de Coahuila puede con todo lo que le echen...

Coda

Sin duda que el hecho que se proclamara a Juan Espinosa Armillita como sucesor de Rodolfo Gaona, molestó a muchos de los seguidores del Califa. La historia nos enseña que después de una interesante y digna trayectoria como matador de toros en ruedos de España y de México, sería también un enorme y muy distinguido hombre de plata.

Pero otro Armillita, Fermín Espinosa, que sí sucedió a Rodolfo Gaona y que, sin duda, es la principal figura del toreo que México haya dado a la historia, se presentó en El Toreo, con 13 años de edad, el 13 de agosto de ese mismo año de 1924. 

La dinastía Armillita había llegado para quedarse.

domingo, 24 de noviembre de 2024

23 de noviembre de 1974: A 50 años de la inauguración de la Monumental de Aguascalientes


La escasez o dificultad de los gobiernos estatales para acceder a los recursos federales no es cosa exclusiva de estos tiempos que corren. Cíclicamente se presentan periodos en los que, por razones diversas, algunas entendibles, la redistribución de los dineros públicos no es precisamente equitativa. Hace 50 años se vivía una situación así, cuya inercia se rompió en el año de 1974, cuando el Estado de Aguascalientes recibió una importante bolsa para destinarla a la realización de obra pública.

En esas condiciones se decidió construir nuevos centros de readaptación social para mujeres y para hombres y así sacar del centro de la ciudad los existentes. Habiendo adquirido el basquetbol profesional un gran impulso, teniéndose incluso aquí un equipo campeón, se construiría un auditorio polivalente con capacidad adecuada que sustituyera a la vetusta Cancha del Estado, ubicada en los aledaños del Mercado Terán y también se acordó destinar una fracción de esa partida presupuestal a la edificación de una nueva plaza de toros que sustituyera a la de San Marcos, dado el éxito que tenía el modelo de feria taurina de abril implantado por don Guillermo González Muñoz.

Aunque se afirma que las obras de construcción de la hoy Plaza Monumental de Aguascalientes comenzaron en enero de ese año de 1974, la realidad es que esos trabajos comenzaron a trascender hasta marzo, cuando se empezó a percibir un movimiento inusitado en un punto de lo que fuera un relleno sanitario clausurado que ya estaba entre la colonia de Las Flores y la avenida Adolfo López Mateos, sitio en el que asentaría el nuevo coso taurino.

Al mismo tiempo, se hablaba de que los costos de la plaza se abatirían porque se convertiría en fija, una plaza de toros desmontable que aportaría el empresario aguascalentense Víctor de los Reyes El Embajador, misma que itineraba en el Estado de Sinaloa. El reciente rescate de imágenes de las obras de construcción de la plaza deja claro que al menos parte de esa estructura está embebida en la actual de la Monumental.

El avance de la obra

El 22 de septiembre de 1974, don Jesús Gómez Medina, en su tribuna de El Sol del Centro, daba cuenta del avance de las obras de la nueva plaza de toros, haciendo un repaso histórico de los cosos fijos habidos en Aguascalientes hasta ese día. También adelantaba una fecha tentativa para la inauguración de la Monumental:

Cuando el viernes 29 del próximo noviembre quede inaugurado el circo taurino que día a día vemos crecer, en volumen y altura, sobre la hondonada existente en el lado sur de la Avenida López Mateos, entonces, ese día dará principio una nueva etapa dentro de la historia de la fiesta brava en Aguascalientes... ¿Mejor que las que la antecedieron? ¡Tal vez! ¿Superior en brillantez a las que ya han transcurrido? ¡Quizá! … De algo, sin embargo, podremos estar ya plenamente seguros: de que el espectáculo va a desenvolverse en un escenario indiscutiblemente más lucido que los que hayan existido hasta ahora. Y que, al mismo tiempo, los espectadores, los taurófilos van a encontrar en el flamante tauródromo comodidades y ventajas que hasta el día no han tenido las plazas de toros que hayan existido en Aguascalientes...

En gacetillas por separado, se aseguraba que uno de los toreros que formaría parte del primer cartel de la nueva plaza, sería Mariano Ramos, pero sin señalar la fuente de la información que pudiera asegurar su presencia en tan señalado día.

En medio ya de las pruebas de carga estática del inmueble, publicadas mediante diversas imágenes en los diarios de la ciudad, para dar seguridad de que la nueva plaza tenía la seguridad estructural requerida, pues no olvidemos que está edificada sobre lo que fue un relleno sanitario, se empezó a rectificar la fecha de la inauguración y se barruntó ya, por parte de la empresa de don Guillermo González Muñoz, el cartel que se daría en el primer festejo de ese ruedo:

Definitivamente, será la tarde del sábado 23 de noviembre próximo cuando se inaugure la nueva plaza de toros, con un cupo superior de 8 mil espectadores y que se localiza por la avenida López Mateos poniente... Tal información emanó de Guillermo González, quien dará los dos festejos inaugurales, un precisamente el sábado 23 y otro al siguiente día, por lo cual ya se trabaja en la preparación de los mismos, y cabe adelantar que los planes que se tienen al respecto, son verdaderamente ambiciosos... dada la importancia de estos festejos, que forman parte de un bonito programa de actos sociales, religiosos – considerándose entre estos la bendición del nuevo coso – figura preponderantemente lo que se refiere al aspecto taurino, y el propio empresario... agregó que para la primera corrida que allí se dé, están seguros los nombres de Manolo Martínez y Eloy Cavazos... Y para tales toreros... tales toros. La tarde del sábado 23 de noviembre se correrá un precioso encierro de Valparaíso, la prestigiada ganadería zacatecana de don Valentín Rivero... A los nombres de Manolo y Eloy se unirá el de un tercer espada, y no es nada remoto que este sea, según los planes de la empresa, el del vástago del Maestro de Maestros, Fermín Espinosa "Armillita", con lo cual quedaría completamente redondeado...

Esa información, publicada en El Sol del Centro y firmada por Everardo Brand Partida, quien tenía a su cargo la fuente de la empresa taurina, deja delineado casi en su totalidad, lo que efectivamente sería el cartel inaugural de la nueva plaza de toros.

En las cercanías de la apertura de la plaza

Ya entrado el mes de noviembre, a unos días de la inauguración de la Monumental, don Jesús Gómez Medina publicó, seis días antes, un artículo derivado de una charla que sostuvo con los responsables de la obra, don Jesús Urzúa Quevedo, el ingeniero Javier Macías Arellano y el arquitecto Enrique Pimentel Serrano, acerca de las particularidades del nuevo escenario taurino:

En la construcción se han utilizado exclusivamente materiales de la máxima solidez y resistencia: hierro y cemento. Posteriormente, en los detalles de ornamentación, entrarán en juego otros elementos que aportarán al conjunto el toque de belleza y señorío que debe acompañar a toda obra de la importancia de la que ahora nos ocupa... Un amplio andador circular de cinco metros de ancho permitirá a los aficionados encaminarse fácil y cómodamente a sus localidades... Asomémonos ahora al vasto graderío, por alguna de las diez puertas que a él dan acceso, cinco en el tendido sombreado y en el mismo número en el de sol. El espectador, al rebasar la puerta de acceso, se encontrará en un pasillo que, a la vez que holgado ambulatorio, servirá de límite entre las localidades numeradas y las de tendido general... Pese a no estar concluido el aforo de rigor, se estima sin embargo, que podrá albergar, con toda holgura, a cuatro mil taurófilos en los asientos numerados - que, por cierto, tendrán una anchura de cincuenta centímetros - y a cinco mil más en las localidades generales... Además, contará con veintisiete palcos de contrabarrera, cada uno para ocho personas, dotados... de medio baño y cocineta... Por esta vez, lidiadores y astados tendrán un espacio lo suficientemente dilatado para que aquellos demuestren su bizarría... y los otros, los bureles... su catadura y su fiereza en un recinto donde el trapío y la bravura auténticos encontrarán un escaparate amplio y adecuadamente construido... Otra importante innovación, al menos en Aguascalientes: amén de las puertas de cuadrillas y de toriles, habrá una tercera, que conducirá al patio de caballos y servirá para llevar a cabo el arrastre de los astados...

La prolija relación de las dependencias del nuevo coso detalla efectivamente una serie de novedades que en la plaza San Marcos no existían, además de que, aunque no se desprende del relato de don Jesús, los terrenos de las puertas en la Monumental tienen la orientación tradicional, siendo que, en la calle de la Democracia, están prácticamente invertidos por la disposición del predio donde está edificada.

Entre tanto, los dos diarios de Aguascalientes continuaban informando con imágenes las pruebas de carga estática de la nueva plaza de toros.

Las vísperas de la inauguración

El acontecimiento hizo venir a Aguascalientes a numerosos representantes de medios de comunicación de distintas latitudes. Destacó por el espacio que tuvo en medios locales, Francisco Lazo, que era el jefe de la sección taurina del diario Esto de la capital mexicana y quien en varias oportunidades fungió como cronista huésped en El Sol del Centro, diario en el que el día de la corrida, publicó una nota relatando su visita a la casa del maestro Armillita el día anterior, de la que extraigo:

Tuvimos que repasar la lista y al fin sumamos ocho. Ocho “Armillas”. Por lo que Fermincito será el noveno... Llegan entonces el empresario Guillermo González y Enrique Vargas, apoderado de Fermincito. Traen el traje que va a estrenar el joven espada mañana, cuando Manolo Martínez le ceda los trastos y atestigüe Eloy Cavazos, al matar toros de Torrecilla... El vestido es verde, con bordados en oro, muy bonitos. Se lo lleva a su cuarto Fermín chico y atrás la madre, curiosa: “A ver, hijo, cómo te queda”...

Por otra parte, en nota sin firma, en el mismo diario, se daba cuenta del programa de eventos oficiales para la inauguración de la plaza Monumental:

A las 12 horas se llevará a cabo el acto oficial de inauguración, al que asistirá el Gobernador del Estado, Dr. Francisco Guel Jiménez (bajo su administración se construyó la plaza)… Los técnicos encargados de la Dirección de Construcciones del Gobierno del Estado, a cuyo cargo estuvo la obra, harán una amplia exposición de la misma, y posteriormente, a nombre de toda la afición taurina, el ingeniero Jorge López Yáñez, presidente del Círculo Taurino de Aguascalientes, hablará sobre la significación y trascendencia que representa la nueva plaza de toros... El acto oficial culminará con un brindis...

Terminado el acto oficial, Monseñor Salvador Quezada Limón, el entonces obispo diocesano, bendijo el coso y celebró juntamente con los presbíteros Ricardo Cuéllar y Jesús Rubalcava, éste último en esos días director de la Ciudad de los Niños, una misa en uno de los bajos de las graderías, porque la capilla de la plaza aún no estaba lista. Para la anécdota, se señala que Monseñor Quezada, jocundamente, reclamó que en los anales de la plaza se asentara que la primera vuelta al ruedo la había dado él, justamente en el acto de la bendición.

La corrida inaugural

A las cuatro y media de la tarde del 23 de noviembre de 1974 se abrió por primera vez la puerta de cuadrillas y partieron plaza Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Fermín Espinosa Armillita, quienes darían cuenta de un encierro de Torrecilla. El primer toro que saltó a la arena fue Hidrocálido, número 58, negro bragado y el primer capotazo en la brega lo recibió de Alfredo Prado. Los primeros lances a la verónica y la consiguiente ovación fue para el toricantano Fermín Espinosa. A Isabel Prado le correspondió aplicar la primera vara y fue el propio Fermín quien se encargó de colocar el primer par de banderillas.

Huelga decir que el primer torero alternativado en la plaza fue el hijo del Maestro de Saltillo y es a Manolo Martínez a quien correspondió el cortar la primera oreja que se otorgó en la nueva plaza al toro Doctor, primero de su lote.

Así, sucintamente se dieron los acontecimientos que llevaron a la edificación de nuestra plaza Monumental, la que ha sido remodelada en dos ocasiones hasta darle su fisonomía actual. Ayer se celebró su cincuentenario. Esperemos que pueda llegar a los cien.

domingo, 17 de noviembre de 2024

17 de noviembre de 1963: La alternativa de Mauro Liceaga en la reinauguración de la Monumental Monterrey

Mauro Liceaga, El Queretano y José García El Charro
15 de abril de 1973
Cortesía: Francisco Tijerina
La plaza Monumental Monterrey había sido inaugurada el domingo 29 de agosto de 1937, con una corrida de toros en la que alternaron Fermín Espinosa Armillita y Lorenzo Garza ante toros de La Punta. Vestida de china poblana, la señorita Hermila Anaya realizó el despeje y las reseñas de la prensa de la época a mi alcance, señalan que el general Juan Andrew Almazán fue calurosamente ovacionado cuando se instaló en su palco de contrabarrera. Armillita le cortó el rabo a Pandereto, quinto de la tarde y por su parte, El Ave de las Tempestades se llevó la oreja del cuarto y el rabo del sexto. Lorenzo Garza salió en hombros de la multitud, no así el Maestro de maestros, que entró en la enfermería después de la vuelta del quinto, a que se le atendiera una herida en la cabeza, producto de un botellazo, seguramente dedicado por un garcista inconforme durante la vuelta después de la lidia del quinto. 

De acuerdo con la Guía de la América Taurina de Luis de Tabique, publicada en el año de 1955, tenía una capacidad de 11,500 espectadores. La plaza estaba coronada en su parte superior de sus tendidos, por una serie de palcos de madera, mismos que por el material con el que estaban construidos, algo más de un cuarto de siglo después de su estreno, seguramente tenían ya evidente deterioro y, además, por su disposición, eran de capacidad reducida. Seguramente por esa razón, quienes llevaban el coso en esos días don César Garza y don David Yamallel, representantes de Espectáculos Monterrey, S.A., decidieron suprimir esos palcos y convertirlos en localidades ordinarias, dándole a la plaza la fisonomía que actualmente tiene.

En esas condiciones se programó una feria de reinauguración con tres corridas de toros, los días 17, 20 y 24 de noviembre de 1963. La primera sería con toros de La Punta, para Juan Silveti, Juan García Mondeño y la alternativa de Mauro Liceaga; la segunda, con Alfredo Leal, el lusitano José Julio y el torero cordobés Manuel García Palmeño ante toros de Reyes Huerta y cerraría el ciclo un encierro de Mimiahuápam, de don Luis Barroso Barona, para Jesús Córdoba, Joselito Huerta y Joaquín Bernadó. Una feria breve, con carteles formados con buena imaginación y de acuerdo a lo mostrado en la prensa de ese tiempo, con encierros bien presentados.

La feria de reinauguración
Diario El Porvenir

El festejo de la reinauguración

El interés de la corrida de la reapertura de la plaza Monumental Monterrey tuvo un ingrediente adicional al implícito en el interesante cartel que era el llamado a asistir al evento y al hecho en sí mismo. Lo constituían una serie de declaraciones de Mondeño, en las que anunciaba que dejaba los ruedos y se dedicaría a la vida monástica. Entre otras cosas, declaró al Licenciado Antonio García Castillo Jarameño, lo siguiente:

Mi mayor ilusión es volver a esta tierra, porque mi pensamiento está en los corazones de todos. Pero quiero regresar, no toreando, sino bendiciendo con las sagradas palabras del Evangelio, que es la palabra más verdadera, porque es la que nunca muere…

Efectivamente, el siguiente marzo, Juan García Mondeño ingresaría al postulantado de la Orden de Predicadores (Dominicos) y tomaría los hábitos en agosto de 1964. Dejaría la vida religiosa año y medio después para reaparecer en Lisboa el 17 de marzo de 1966 y permanecer activo en los ruedos hasta 1970. Falleció en enero de 2023.

Quizás el principal atractivo del cartel de reinauguración era la alternativa de Mauro Liceaga, un torero que era parte de una de las dinastías más extensas del llamado planeta de los toros. Y llegaba a ella después de hacer una importante campaña novilleril en ruedos hispanos, presentándose y triunfando en los principales escenarios de aquellas tierras. El cierre de su temporada fue fuerte, triunfando en Jerez, en una Feria de la Vendimia que se ofreció al final del mes de septiembre, en Sevilla, en el mes de octubre donde dio dos vueltas al ruedo con petición de oreja y principalmente, en Madrid, donde cortó una oreja a un novillo de Samuel Flores, escribiéndose en el semanario El Ruedo a ese propósito lo siguiente:

El mejicano Liceaga – ¡qué recuerdos nos trae este apellido, tan de torero azteca! – lució en varios muletazos, excelentes, al quinto de la tarde. Faltó ligazón, pero hubo temple y buen estilo. Entró a matar con decisión y cobró una estocada a cambio de una cornada. Cortó la oreja. Apéndice muy merecido...

Esas eran las cartas credenciales del torero que se doctoraría en esa señalada tarde y que ante el primer toro que pisara el renovado coso, realizó lo siguiente:

Acto seguido, y ante la expectación de las 20,000 personas que llenaban la plaza; Juan Silveti cedió los trastos a Mauro Liceaga para convertirlo en el benjamín de los espadas mexicanos, atestiguando la ceremonia Juan García "Mondeño"... Después de brindar la muerte de su primer toro al público y a su padre; Liceaga se arrodilló cerrado en tablas para darle a “Africano” una tanda de escalofriantes muletazos de rodillas. Vinieron luego los ayudados por alto y los derechazos aguantando impávido el torero las acometidas de la res... Como la embestida del toro era cada vez más corta, Liceaga volvió a la carga con el toreo de rodillas, consiguiendo su propósito de entusiasmar al público, para que al dejar una estocada en todo lo alto, se le concediera una oreja, dando además la vuelta al ruedo, devolviendo prendas y recibiendo el cariño del público...

Me llama la atención el hecho de que el anónimo cronista del diario El Porvenir de Monterrey, salido al día siguiente de la corrida, aparte de describir con gran detalle la actuación del toricantano, señale como capacidad de la plaza la de 20,000 localidades. Seguramente hubo sobrecupo esa señalada tarde, pero no creo que haya llegado a tales proporciones.

Mondeño le cortó la oreja al tercero de la tarde, por una labor que llevó su sello personal:

Juan García “Mondeño” se llevó una oreja ayer tarde, galardón que ganó ante el primero de su lote, al que toreó soberbiamente de capa en sus muy personales lances... principió “Mondeño su faena para recetar al morito una tanda de estatuarios con los pies bien clavados en la arena. Vinieron luego los derechazos con el sello de la casa, rematando siempre con el forzado; naturales superiores por el temple y el aguante del torero y el colofón de su manoletina trágica y bella... Mató de una estocada hasta la yema, ligeramente caída, pero suficientemente buena para que el toro doblara y se fuera al desolladero sin uno de sus auriculares, que el público y la autoridad concedieron al misterioso torero...

Habrá que anotar para la estadística, que en el quinto de la corrida se le tiró un espontáneo a Mondeño, que fue oportunamente neutralizado por las fuerzas del orden y que en correspondencia, el torero de Puerto Real le brindó la muerte del toro a los agentes de policía comisionados en la plaza.

Por su parte, Juan Silveti apenas pudo lucir en el primer tercio con su toreo a la verónica, porque sus toros se quedaron parados. Pascual Navarro Pascualet, peón de confianza del Tigrillo, fue alcanzado al salir de un par de banderillas en el segundo de la tarde y recibió una cornada con una extensión de 15 centímetros en el muslo derecho, sin lesiones vasculares de importancia, con pronóstico de 15 días de recuperación.

El futuro de Mauro Liceaga

El porvenir de Mauro Liceaga parecía promisorio, tanto que estaba anunciado como parte del elenco de la temporada 1963 – 64 de el Toreo de Cuatro Caminos, en ese calendario en el que el ciclo de corridas de toros de la capital mexicana se ofreció a plaza partida y que tenía como cabeza de cartel a Manuel Benítez El Cordobés.

Pero apenas tres meses después de su alternativa, en la misma plaza de Monterrey, un toro de Santa Marta le daría una gravísima cornada en el vientre que lo tuvo parado bastante tiempo. Eso no le impidió ser parte de carteles importantes, como el de su confirmación de alternativa en la Plaza México el 14 de febrero de 1965 con Rafael Rodríguez y El Cordobés; el de la confirmación de Manolo Martínez en ese mismo ruedo, con Mondeño o en las presentaciones de Paquirri en diversas plazas de nuestra República.

Otra cornada, esta en Guadalajara, el 15 de febrero de 1970, por un toro de El Rocío, terminaron por ralentizar el andar por los ruedos de un torero que estaba llamado a ser una importante carta de la baraja taurina mexicana. 

Mauro Liceaga falleció el día de San José de 2017.

Aviso parroquial: Agradezco a mi Patrón Francisco Tijerina Elguezabal el que me haya facilitado el acceso a las páginas del diario El Porvenir de Monterrey, así como la información proporcionada para entender los cambios realizados a la plaza Monumental para efectos de su reinauguración.

domingo, 10 de noviembre de 2024

5 de noviembre de 1994: Entre César Pastor y Joselito, Teodoro Gómez se alza con el triunfo en el Toreo de Cuatro Caminos

El Toreo de Cuatro Caminos se inauguró el 23 de noviembre de 1947 y funcionó con intermitencia hasta 1968, año en el que se anunció que sería cubierta para permitir su utilización en diverso tipo de espectáculos aparte de los festejos taurinos, que serían más cómodos, pues no serían molestados por el viento o la lluvia. La última corrida que se dio en esa primera etapa de su existencia fue el 29 de diciembre de 1968 y fue un mano a mano que sostuvieron Manolo Martínez y Eloy Cavazos ante seis toros de Javier Garfias.

Al iniciar 1969 se cerró para intensificar los trabajos de colocación de una estructura metálica que sostendría la techumbre y que tardó muchos años en ser terminada y una vez concluida. Pasarían 26 años para que se reabriera con una corrida y el cartel para la ocasión fue integrado por José Mari Manzanares, Manolo Arruza, Fermín Espinosa Armillita y Pepín Liria, quienes el 15 de octubre de 1994, dieron cuenta de ocho toros de Vistahermosa.

Pero antes, al menos de manera pública, en el mes de agosto de ese 1994, se ofreció un festival taurino en el que actuaron el rejoneador Rodrigo Santos, Joselito Huerta, Eloy Cavazos, Mariano Ramos, David Silveti y Jorge Gutiérrez ante novillos de José Julián Llaguno. Ese festejo tuvo la finalidad de allegar fondos a un partido político (PRI). En el ejemplar del semanario madrileño El Ruedo fechado el 16 de agosto de ese año, el corresponsal Tadeo Alcina Rivera, refiere entre otras cuestiones:

Después de haber permanecido durante 25 años cerrada a espectáculos taurinos la plaza de Toros “EL TOREO DE CUATRO CAMINOS”, que se encuentra casi ya en la Capital de México, fue reabierta para ofrecer un festival taurino para recabar fondos que serán adjudicados al partido político en el poder (PRI); para tal efecto se preparó un gran cartel encabezándolo el rejoneador Rodrigo Santos y a pie el matador de toros Joselito Huerta (dos orejas), Eloy Cavazos (dos orejas), Mariano Ramos (rabo), David Silveti (vuelta), Jorge Gutiérrez (oreja). Cabe mencionar que durante el mes de octubre comenzarán a realizarse festejos en esta plaza, las corridas se darán en sábado para evitar la competencia con la Plaza Monumental México... El empresario de dicho coso es EDGARDO MEADE GARFIAS, quién al parecer está en tratos con “EL CAPEA”, JULIO APARICIO, MIGUEL BÁEZ “LITRI”, “ESPARTACO” y posiblemente “EL CORDOBÉS” entre los diestros mexicanos están los jóvenes Arturo Gilio y Eulalio López “El Zotoluco” ... Por desgracia durante el festival antes mencionado, en el enchiqueramiento fue corneado por un toro de José Julián Llaguno el torilero Jaime Ramírez, quien recibió tres cornadas una en el tórax, otra en la pierna y una en la cabeza, dos de ellas eran mortales de necesidad, por lo que al día siguiente falleció en un hospital de esta capital...

Al final de cuentas, el elenco presentado por la empresa organizadora de los festejos en Cuatro Caminos, que efectivamente iniciaron en octubre de hace 30 años, se formó con los diestros hispanos José Mari Manzanares, Pepín Liria, Manolo Cortés, José Miguel Arroyo Joselito, Fernando Lozano, y Vicente Barrera; por los nacionales participaron Manolo Arruza, Fermín Espinosa Armillita, Alejandro Silveti, César Pastor, Manuel Capetillo hijo, Teodoro Gómez, Enrique Garza, Jorge de Jesús El Glison, Eloy Cavazos, Joselito Ruiz y recibieron la alternativa Carlos Rondero y Rogelio Treviño

Los rejoneadores que se presentaron en la temporada, dentro de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro fueron Jorge Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y fueron alternativados en ese ruedo Giovanni Aloi y José Antonio Hernández Andrés. Los toros que se lidiaron en todos los festejos procedieron de Vistahermosa (14), Montecristo (7), Julio Delgado (6), Marco Garfias (8), Santo Domingo (7), San Martín (8), Arroyo Zarco (6), Real de Saltillo (6), Teófilo Gómez (2), Guanamé (1), Jesús Cabrera (1) y para los festejos de rejones los toros fueron de La Guadalupana (6) y El Junco (6).

La cuarta corrida de la temporada 94 – 95 

Para la tarde del sábado 5 de noviembre de 1994 se anunció un encierro de Vistahermosa para César Pastor, José Miguel Arroyo Joselito y el moreliano Teodoro Gómez. El madrileño reaparecía después de haber cortado una oreja el sábado anterior a un toro de Teófilo Gómez, que se vio precisado a regalar dada la desesperante debilidad de los de Julio Delgado que salieron al ruedo esa tarde. El cronista de la agencia EFE, remitió al ABC de Madrid la siguiente relación sobre la tarde que nos ocupa:

El diestro mexicano Teodoro Gómez, que cortó una oreja, fue el triunfador de la cuarta corrida del serial en la plaza de toros El Toreo a las puertas de esta capital, celebrada el sábado, en la que actuó el español José Miguel Arroyo «Joselito», que luchó con un lote problemático y fue ovacionado... Al conjuro del madrileño, el serial tomó otro sendero y en esta ocasión mejoró muchísimo la entrada, poco más de media plaza, y se corrieron seis toros de Vistahermosa, debiluchos que deslucieron el festejo y uno de Teófilo Gómez que cumplió... El mexicano César Pastor con el primero, toro con clase, pero sin fuerza, tuvo destellos toreros y saludó en el tercio; con el cuarto, bien con el capote, banderillas y trasteo ante un ejemplar sin problemas, pero muy pegado al piso. Lo mató de estocada para escuchar palmas. Regaló un séptimo, el de Teófilo Gómez, aplausos con el capote y faena voluntariosa, para ser aplaudido... «Joselito» la armó con el capote con el primero en verónicas y dos medias colosales. El toro recibió un puyazo y se acobardó, se paró y, además, con recorrido, espión, no obstante Joselito le expuso y lo mató de estocada, para saludar en el tercio. El quinto, un toro cuajado, bien con el capote, inició su trasteo con siete muletazos, sentado en el estribo y un remate muy torero. El toro cambió de lidia, tuvo muchos problemas, estaba con el torero y el madrileño valiente, le sacó los pases y lo mató de estocada para salir al tercio con algunos injustos pitos... Gómez tuvo el mejor astado del encierro, el tercero, al que toreo espléndidamente con el capote en verónicas y chicuelinas, trasteo que ya no tuvo el mismo nivel, pues la res se paró y mató de tres pinchazos y estocada. Aplausos en los medios. Se superó en el sexto, al que toreó muy bien con el capote, faena valiente hasta ser cogido sin consecuencias, le sacó los pases a fuerza y lo mató de estocada tirándose por derecho. Una oreja y vuelta al ruedo...

De acuerdo con lo que contó en su día el relator de EFE, la entrada mejoró considerablemente, porque se podían leer y escuchar reiteradas quejas de que el escenario era de acceso difícil y que su interior era lóbrego, por la manera en la que se concluyó su techumbre. Sin embargo, cuando hay imaginación en la confección de los carteles, no es complicado conseguir que la afición ocurra a las plazas.

Otros hechos de esa breve temporada

El 19 de noviembre de 1994, en la sexta corrida del serial, misma en la que actuaron Fernando Lozano, Enrique Garza, Teodoro Gómez y Pepín Liria ante toros de Santo Domingo (7) y Jesús Cabrera, se rindió un sentido homenaje a Paco Camino en reconocimiento y recuerdo a las brillantes tardes que tuvo en ese ruedo tres décadas antes cuando se presentó por primera vez ante la afición mexicana. Se le entregó una placa conmemorativa por ese aniversario y dio una emotiva y aclamada vuelta al ruedo en la que fuera, quizás, la mejor entrada de esa temporada.

Por otra parte, retumbó en los medios la diatriba de Rafael Herrerías en el sentido de que toreros y ganaderos que hayan participado en la temporada de Cuatro Caminos no volverían a pisar la Plaza México mientras él estuviera al frente de la empresa que la llevaba. Herrerías cumplió a medias y en episodios su advertencia. La mayoría de los toreros volvieron alguna vez a la gran plaza, pero otros se quedaron sin torear allí hasta el final de sus carreras.

La temporada terminó el 7 de enero de 1995 con el segundo festejo de rejones y el Toreo de Cuatro Caminos volvió a cerrar sus puertas. No se volvería a abrir sino hasta el 28 de abril de 1996, para dar inicio a una accidentada temporada que llegó a los diez festejos. La última corrida de toros que se dio allí y que fue la de la no anunciada despedida del coso como escenario taurino, contó con las actuaciones del rejoneador Pedro Louceiro hijo y los matadores Javier Escobar El Fraile, Manolo García Méndez y Manolo Sánchez, quienes dieron cuenta de siete toros de Quiriceo

Después de esta fecha, el Toreo de Cuatro Caminos no volvió a funcionar como plaza de toros y en agosto de 2008 se inició su demolición, hoy quizás sería la alternativa para ofrecer festejos en la zona conurbada de la Ciudad de México sin las restricciones de carácter político que se imponen en la capital mexicana, pero los intereses económicos se impusieron, como siempre, a los de la fiesta, y así, actualmente, se ubica un centro comercial en el sitio que ocupó.

domingo, 3 de noviembre de 2024

1º de noviembre de 1944: Festival homenaje a Rafael El Gallo en Sevilla

Para el día de Todos los Santos del año 44 del pasado siglo, Rafael El Gallo era ya sexagenario y tenía casi una década de haber toreado vestido de luces por última vez. Sus señas reconocidas por la afición, eran las de la tertulia que en torno suyo y el de Juan Belmonte, se formaba en la calle Sierpes, en Sevilla, en Los Corales, que también tenía otro acceso por Almirante Bonifaz. Allí se podía encontrar a ese torero que, a casi siglo y medio de su natalicio, cabe cada vez más en la descripción que de él hiciera en su día Selipe:

Rafael rechazó catalogaciones y excedió las estrecheces de las escuelas. Sus suertes no se comprendían en lo definible, ni sus actuaciones dentro de lo regular: era imposible encasillar en netas cuadrículas el garbo relampagueante ni sujetar a predicciones los inequívocos alardes de valor y los celebrados eclipses del mismo. Tan genuinamente único era en su toreo Rafael "El Gallo" que anduvo solo y revistió de inverosimilitud su imitación. Al lado de la gran pareja de astros de primera magnitud, de Joselito y Belmonte, Rafael vivió su carrera diversa entre los polos de clamores hiperbólicos y de desastres ruidosos. No le estorbó el brillo más radiante porque él supo aureolarse de fulgor esplendoroso, ante el que se rendían joselitistas y belmontistas...

Rafael no se distinguió por cuidar los buenos dineros que debió ganar en su paso por los ruedos, así, para el mediar de la década de los 40 del pasado siglo, sus pares urdieron el organizar un festejo singular en el que ellos con su actuación, y la afición con su contribución, aportara algo para que el sobreviviente de aquella brillante dinastía de toreros, pudiera seguir caminando hacia adelante con la dignidad correspondiente a cualquiera que se haya vestido de luces.

En esas condiciones se programó un festival en la Maestranza para el jueves 1º de noviembre de ese año del 44 en el que se anunció que actuarían a caballo Juan Belmonte y Álvaro Domecq y a pie torearían Manuel Jiménez Chicuelo, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida, Manuel Rodríguez Manolete, José Ignacio Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez, quienes enfrentarían novillos de Juan Belmonte, Concha y SierraEnrique Calderón, Félix Moreno de la Cova, Carmen de Federico, Pablo Romero, Conde de la Corte y Marqués de Villamarta. También se agregaba al programa que el propio homenajeado y beneficiado saldría en primer lugar, enfrentándose a un novillo de Miura.

La información previa aparecida en el diario ABC de Sevilla del 26 de octubre anterior, adelanta:

Del mayor acontecimiento taurino puede calificarse el grandioso cartel que la Comisión Organizadora de este homenaje ha podido confeccionar... Actuarán como rejoneadores los afamados Juan Belmonte y Álvaro Domecq, y la lidia ordinaria, el homenajeado Rafael Gómez “El Gallo”, que ha solicitado para él el toro de MIURA (¡Rafael siempre será “El Gallo”!), Chicuelo, Ortega, Pepe Bienvenida, Manolete, Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez. Presidirá este magnífico y único espectáculo un ramillete de distinguidas y bellísimas señoritas, asesoradas por veteranos ex matadores de toros, realzando aún más esta fiesta memorable la exhibición de un bello conjunto de caballistas y carruajes enjaezados a la andaluza, que desfilarán al comienzo de la corrida...

En el diario Ayer de Jerez de la Frontera, fechado el mismo 1º de noviembre, aparece una información en la que se hace saber que el 26 de octubre anterior, el doctor Fernández Zumel había intervenido a Domingo Ortega de una lesión en el tendón de Aquiles de uno de sus pies, ordenándole reposo por 15 días. Allí se encuentra la explicación de la nota aparecida en el ABC sevillano del 29 de octubre anterior, donde sin mediar mayor noticia, se anuncia que el torero toledano sería sustituido por Rafael Albaicín.

En la víspera del festival, se hacía el siguiente anuncio en la breve sección taurina de ese número del ABC sevillano:

Como se sabe, “El Gallo” es un apasionado del buen cigarro puro, y deseosa la afición sevillana de obsequiarle, satisfaciendo los gustos del genial artista, la Comisión Organizadora, recogiendo estos deseos, advierte que, en todas las puertas de entrada a la plaza de la Real Maestranza, serán colocadas unas cestas para que cuantos lo deseen puedan depositar en ellas los cigarros puros que hayan de ofrecerle. Estamos seguros que el gran Rafael estimará el obsequio, muy deveras...

El desarrollo del festejo

La tarde del primer día de noviembre de 1944 fue lluviosa, pero eso no impidió que la plaza de la Maestranza se llenara hasta el tope y que se viviera en ella una interesante tarde de toros. Al final de cuentas el cartel originalmente anunciado presentó más cambios como se verá enseguida. Actuaron por su orden: Juan Belmonte, Rafael El Gallo, Luis Fuentes Bejarano, quien sustituyó a Pepote Bienvenida, Cayetano Ordóñez Niño de la Palma, quien cubrió el sitio que no pudo ocupar Chicuelo, Álvaro Domecq, Manolete, Rafael Albaicín, quien ya apuntábamos, sustituía a Domingo Ortega, José Ignacio Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez, quienes enfrentaron por su salida de toriles, novillos de Juan Belmonte, Miura, Enrique Calderón, Félix Moreno de la Cova, Concha y Sierra, Pablo Romero, Conde de la Corte, Carmen de Federico y Marqués de Villamarta.

Belmonte le cortó las orejas y el rabo al novillo que le tocó en su turno; El Gallo dio una aclamadísima vuelta al ruedo en el suyo, acompañado de su banderillero Pepe Rodas, quien bregó y cubrió con lucimiento el segundo tercio; Fuentes Bejarano, Álvaro Domecq y Manolete cortaron una oreja a los que les tocaron y todos ellos brindaron al homenajeado. El noveno del festejo, que correspondía a Pepín Martín Vázquez, regresó vivo a los corrales, dando la impresión, de acuerdo con la opinión de Filiberto Mira, como la del cronista de la agencia Cifra, de que estaba toreado.

Al final, el festival cumplió con su objetivo, Antonio Olmedo Don Fabricio, cronista del ABC de Sevilla, resume así lo sucedido:

Con la prestancia que corresponde al propio animador, se celebró la fiesta homenaje a Rafael “El Gallo”. Sevilla dio ayer una gran prueba de afecto al famoso torero, que ganó millones, pero no supo hacerse rico, siendo esta la más característica de sus genialidades entre las muchas y muy estimables que esmaltan la brillante historia del lidiador excepcional. Desafiando a la lluvia el pleno de la afición vieja y nueva acudió a la Maestranza a rendir a Rafael el tributo de su aplauso y la furia del meteoro quedó burlada...

El festival, en lo humano y en lo económico resultó ser un éxito. Nunca se reveló la suma recaudada para auxiliar al genial torero, pero Álvaro Rodríguez del Moral escribe lo siguiente:

…le preguntaron a Juan Belmonte que como debían entregarle el dinero, si anual o mensualmente. Belmonte contestó que ni siquiera semanalmente, que a diario y a ser posible la mitad por la mañana y la otra mitad por la tarde…

Ya lo decía Don Fabricio, Rafael ganó millones, pero no supo hacerse rico. Era demasiado desprendido.

El domingo 20 de octubre de 1957 se llevaría a cabo otro evento similar en Madrid, organizado por el ABC de Madrid y presidido por Vicente Pastor y Manuel Mejías Rapela El Papa Negro. En él actuaron Luis Fuentes Bejarano, Domingo Ortega, Gitanillo de Triana, César Girón, Pedrés y Rafael Jiménez Chicuelo hijo, para hacer frente a novillos de Antonio Pérez de San Fernando y de María Montalvo.

Esta clase de eventos son ya cada vez menos frecuentes, tal pareciera que la hermandad entre los actores de la fiesta se va perdiendo y también, que el sentido de la solidaridad de éstos con las mejores causas de la sociedad se disipa. En otros días, cuando una necesidad se hacía presente, nadie tenía que sugerir siquiera la celebración de un festejo para ayudar a aliviar una necesidad real. Hoy, pese a que los medios actuales nos permiten a todos conocerlas en tiempo real, no parecen inmutarse. O témpora, o mores!

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