Algunos lugares comunes
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Antonio Montes |
Antonio Montes Vico nació en la Triana de Sevilla el 20 de diciembre de 1876. Afectado por una deficiencia auditiva, se volvió desde una edad temprana en una persona taciturna, ensimismada y, en algún sitio leí, que al contrario de muchos que padecen ese tipo de impedimento físico, hablaba muy quedo, casi musitando, quizás tratando de evitar el denunciar su condición hablando a gritos.
Antonio Montes fue vecino del número 63 de la
Calle Pureza y al paso de los años se volvería uno de sus habitantes ilustres como la actriz
Antoñita Colomé, como el cantaor
Armando Gutiérrez, Juan de Triana, como esa cumbre de la cultura que ha sido
Antonio Machado Álvarez Demófilo o más recientemente el diestro
Emilio Muñoz y por la cercanía de su domicilio con el
Templo Parroquial de Santa Ana, llamada con justeza
La Catedral de Triana, fue acólito allí y después, se dice, pasó a ser sacristán de ella, tomando de allí el primer apodo que su grupo de amigos le puso:
El Sacristán.
Quizás en esos días pasó por su mente consagrarse al estado eclesiástico, sin embargo, su juventud y la cercanía de la
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla le mostraron que podría encaminar su existencia por otros derroteros, así que pronto dejó la guarda de los ornamentos y los rudimentos de los latines y la teología para encaminar sus pasos a visitar por las noches la
Dehesa de Tablada.
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El Templo Parroquial de Santa Ana. Triana, Sevilla |
Será en esa dehesa en donde
Antonio Montes desarrollaría una particular manera de hacer el toreo, desconocida hasta entonces, pues la forma de lidiar, estaba determinada en mucho por las condiciones de los toros (
Alameda dixit). La lidia común en esos días se realizaba a partir de muchas facultades físicas, un amplio juego de brazos y una inteligente reposición de terreno.
En
Tablada pastaba lo mismo ganado de casta que
morucho, predominando éste. Era el campo abierto donde las querencias de los toros están más marcadas y sin barreras artificiales que los contengan. Al sentir el acoso del torero, el toro tiene más fácil la posibilidad de huir y escabullirse de la molestia que le implica el hostigamiento del torero. Cuando la res es de media casta (
morucha), esa condición tiende a ser más acentuada.
La lidia decimonónica hacía fácil la huida del toro en esas condiciones. Entonces, el que pretendía torear las noches de luna en
Tablada, tenía que
sujetar muy bien al toro o vaca
cortado de su piara y obligarle a repetir en un breve espacio de terreno. Montes desarrolló así una manera de hacer el toreo en la que
reponía poco terreno, pero con un eficaz juego de brazos y de cintura, llevando, diríamos hoy muy
tapadas a las reses con los engaños utilizados. Es decir, se quedaba
muy quieto. La mayor crítica que se le hacía es que era
codillero, sin reparar que ese
codilleo era el recurso técnico para
sujetar al toro huidizo y obligarle a repetir en ese corto espacio de terreno, recurso que
Belmonte perfeccionaría años después y volvería canon de la moderna tauromaquia.
El aprendizaje en
Tablada y el andar por las capeas de los pueblos le permiten, de manera desusada en sus tiempos, presentarse como novillero (sin haber pasado como banderillero en alguna cuadrilla antes) en la Plaza de Sevilla el 3 de mayo de 1896, para lidiar novillos de
José Torres Díez de la Cortina, alternando con
Costillares y
Guerrerito. El corresponsal del semanario madrileño
El Toreo, en su edición del día 11 siguiente, refiere de esta actuación:
Montes, que desconoce el manejo de la muleta, pasó de cerca y con arrojo y estuvo afortunado, al salir ileso de tres o cuatro cogidas que sufrió al estoquear el tercer novillo. A este lo despachó de dos pinchazos y una estocada baja, sin conseguir descabellar en dos veces que lo intentó. Al último consiguió darle muerte de otros dos pinchazos y una estocada, que resultó al lado contrario.
Los tres espadas trabajaron con buenos deseos, estuvieron activos en los quites y capearon a sus respectivos bichos con más o menos lucimiento…
No obstante esa actuación, que se puede calificar de desafortunada, se presenta en Madrid el 13 de noviembre de 1898. Recibe la alternativa el Sevilla el 2 de abril de 1899, de manos de
Antonio Fuentes y llevando de testigo a
Ricardo Torres Bombita y la confirmó en Madrid el 11 de mayo de ese mismo año, llevando de padrino a
Antonio Moreno Lagartijillo y de testigo a
Emilio Torres Bombita. En esta ocasión los toros fueron, uno del
Duque de Veragua, llamado
Tesorero (el de la ceremonia) y
5 de
Pablo y
Diego Benjumea.
Mariano del Todo y Herrero, en el número de
La Lidia correspondiente al lunes 15 de mayo de ese año refiere lo siguiente:
Le damos la preferencia, ya que las reglas de la cortesía taurina se la dieron también en el circo. El nuevo matador de alternativa, hizo su debut como tal en Madrid, con una faena de muleta breve, en la que sobresalieron los pases naturales, en los que paró bien, rematándolos con elegancia, si bien en los de otro sistema se embarulló algún tanto, dejando que el toro le adelantase en el terreno. Estuvo confiado, sin embargo, y entró á matar con mucha voluntad, dejando una estocada caída y con tendencias, á volapié. La brega del último tuvo dos partes: en la primera, el diestro estuvo algo desconfiado en los pases; en la segunda, los naturales fueron de la buena escuela de antes, y entró bien á matar, señalando en lo alto un pinchazo en hueso, y colocando luego una buena estocada hasta el puño, todo á volapié. Lanceó de capa al primero, con salida larga, pero parando y estirando bien los brazos, y cumplió en lo poco que de sí ofreció el resto de la cosa.
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Antonio Fuentes |
Antonio Montes, a partir de su alternativa tuvo que competir con
Fuentes,
Machaquito, y
Bombita quienes en esos días formaban la
primera fila de la torería de ese tiempo. Los cartabones del toreo de esos días aún no estaban preparados para admitir una revolución en las maneras de ser y de hacer el toreo. De allí que en España,
Antonio Montes quedara en las más de las ocasiones relegado a ser un digno y batallador complemento de carteles de tronío, lo que le comenzó a formar una seria idea de que los nombrados
Fuentes,
Machaquito y
Bombita, las cabezas del
interregno producido entre los tiempos de
Lagartijo y
Frascuelo y de
Joselito y
Belmonte (otra vez
Alameda dixit), le cerraban el paso de manera intencionada, entonces, comenzó a buscar otros horizontes en los cuales pudiera exponer y explayar su particular tauromaquia.
Y así, a partir de 1903,
Antonio Montes pasa los inviernos en México y es aquí donde pronto se convierte en un torero respetado por su valor y sus maneras en el ruedo, aunque sin dejar atrás sus rivalidades y desavenencias con
Fuentes y
Bombita sobre todo. Un periodista de aquellos días,
Rafael Solana Verduguillo, lo relata así:
…Desde su presentación en la plaza de la calzada de La Piedad conquistó a la afición capitalina, especialmente a la de sol. Los aristócratas ricachos que iban a sombra le regatearon siempre su aplauso; a ellos les llenaba más Fuentes, con su majestuosidad, su gallardía. su señorío en el ruedo y su simpatía como particular. Jugaba con ellos al póker en el Jockey Club y asistía a las reuniones, impecablemente vestido y derrochando gracia en la conversación.
En cambio Montes; luchando siempre con los toros, expuesto a percances y antipático en la calle, no podía despertar grandes simpatías. Su sordera por una parte y su educación casi monacal que había recibido en su pueblo le hacían silencioso, retraído, poco comunicativo. Donde estaba El Sacristán no se podía hablar de nada; él no despegaba los labios y cuando lo hacía, era para decir una especie de sermón, con San Agustín por delante. En cierta ocasión le instaron mucho para que contara algo y se le ocurrió referir que había matado quién sabe dónde cuatro Miuras así de grandes…
Así pues, sus problemas de personalidad, seguramente derivados de su deficiencia auditiva y los naturales que derivan de la rivalidad en los ruedos, fueron creciendo en el ánimo de que en su día fuera Sacristán de
Santa Ana, preparando las situaciones para el desenlace de su historia en la temporada de 1907, objeto de esta participación.
1907
Cuenta el
Dr. Carlos Cuesta Baquero, que firmaba sus escritos periodísticos como
Roque Solares Tacubac lo siguiente acerca del desarrollo de la temporada 1906 – 1907 de la capital mexicana:
El arribo de Antonio Fuentes, y pocos días después el de Bombita, originó que la Empresa dejara sin lugar en las corridas al diestro trianero. Esa maniobra no encerraba malevolencia ni menosprecio. Era únicamente de conveniencia mercantil, pues no era razonable apagar inmediatamente la efervescencia que reinaba entre los aficionados, expectantes de las corridas en las que estuvieran reunidos los tres espadas, distanciados por sus rencillas, las que deberían influenciar en el esforzamiento de los artistas.
Montes, Que era suspicaz – a veces sin causa para ello – atribuyó a intrigas de Pepe del Rivero el que no torease. Creyó que éste se hallaba de acuerdo con Fuentes y Bombita a fin de boicotearlo, igual que en España.
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Ricardo Torres Bombita |
Por esa razón, se marcha
Montes a Puebla y amenaza con no cumplir con las tres fechas que le restaban por cumplir en su contrato, si no es emparejado con
Fuentes y
Bombita, de manera tal que se pudiera dilucidar de una vez el
lugar de cada uno de ellos y pensaba
Antonio, que a partir de un triunfo resonante ante quienes eran los principales toreros en España, poder armar allá una campaña importante ya en plan de figura.
Pero
Pepe del Rivero, el empresario de la
Plaza México de aquellos días (ubicada en la Calzada de la Piedad), para mantener el ritmo y la atención en la temporada, jugaba sus cartas y al decir de
Verduguillo, los enfrentaba
pared de por medio, en carteles separados, dejando la confrontación para el cierre del serial. La presión de
Montes con su amenaza de dar por terminado el contrato, fue lo que vino a precipitar los acontecimientos.
Así,
Del Rivero anunció para el domingo 13 de enero de 1907 la corrida de toros esperada por todos. 3 toros españoles del
Marqués del Saltillo y tres nacionales de
Tepeyahualco para los diestros
Antonio Fuentes,
Antonio Montes y
Ricardo Torres Bombita. El festejo iniciaría a las tres y media de la tarde, para evitar que por ser temporada invernal, se tuviera que suspender el festejo por falta de luz, ya que la plaza carecía de iluminación artificial.