domingo, 29 de junio de 2025

29 de junio de 1965: Presentación de Jesús Solórzano en ruedos de España

La muy taurina Cádiz es hoy en día una ciudad sin plaza de toros. Está por cumplirse medio siglo de que el último coso que tuviera fuera derribado y casi seis décadas de que en él se diera la última corrida de toros. Sin embargo, desde el siglo XVIII existen evidencias históricas, como nos lo describen escritores gaditanos como Guillermo Boto Arnau o Francisco Javier Orgambides Gómez, de la existencia y funcionamiento de plazas de toros en las que se presentaron las principales figuras del toreo de sus respectivas épocas. 

La última, que, por cierto, fue la única de obra, tuvo una vida relativamente corta, porque operó entre 1929 y 1967, siendo cerrada por una serie de problemas estructurales y por la renuencia del ayuntamiento de la antigua Gades a invertir en su reparación, como nos lo refiere el nombrado Francisco Javier Orgambides:

Pero la plaza murió joven. Al finalizar el festejo del 17 de julio de 1967, el arquitecto municipal Sánchez Esteve – que también era técnico municipal cuando se construyó el coso – informó al alcalde – el hijo de quien tan decididamente había impulsado el edificio – del estado ruinoso de una parte de la plaza y del peligro que corrían los espectadores. Había ruina estructural en uno de los cascos de la plaza próximos al mar... Se acordó el cierre del coso nombrándose una comisión en la que además de Sánchez Esteve se integraron el ingeniero Moreno Torres y dos arquitectos designados por su colegio profesional, para estudiar el problema. En el estudio se concluyó que la plaza debía permanecer cerrada hasta su reparación, que proyectaron y presupuestaron en 12.572.000 pesetas...

A partir de esa fecha la plaza de toros de Cádiz permaneció cerrada y fue aprobada su demolición en agosto de 1976, iniciándose casi de inmediato las obras, para terminarse a finales de octubre de ese mismo año. Ese fue el final de una plaza de toros histórica.

Los Solórzano en la plaza de Cádiz

Los hermanos Jesús y Eduardo Solórzano, en la década de los treinta del pasado siglo, consiguieron tejer una profunda amistad con la familia Domecq que estaba afincada en Jerez de la Frontera. Eso les permitió en algunos años, hacer el invierno en sus fincas de aquellos lares, pero también acomodarse en los carteles de las plazas del llamado Rincón del Sur, sobre todo cuando ellos iniciaban por aquellas tierras su andar por los ruedos. 

Así, quien después sería conocido como El Rey del Temple, en 1930, la campaña que cerraría con su alternativa en la sevillana Feria de San Miguel, se presentó allí en tres ocasiones, los días 01 de junio, 05 de julio y 10 de agosto, alternando en el segundo de esos festejos, con Alberto Balderas, el futuro Torero de México y en el tercero con Carnicerito de México en el cartel.

Por su parte, en 1934, su hermano Eduardo tendría una actuación destacada en el coso gaditano al presentarse allí el día primero de junio, cuatro años justos después de la primera actuación allí de su hermano mayor. Así pues, los Solórzano toreros, tenían historia escrita en Cádiz.

Jesús Solórzano hijo

El hijo de El Rey del Temple se había presentado como novillero en Nogales en 1962, debutó en la Plaza México en 1963, con el hijo mayor de Armillita se presentó en Lima en 1964 y el 18 de octubre de ese mismo año, le cortó en la propia Plaza México el rabo al novillo Bellotero de Santo Domingo, en festejo televisado a nivel nacional.

A inicios de 1965, Jesús Solórzano hijo anunció su interés de hacer campaña en ruedos hispanos, trasladándose a la península para hacer tentaderos y adaptarse al toro de aquellas tierras. Al tardarse su presentación, la prensa de estos lares comenzó a elucubrar sobre esa dilación y a achacarla al incumplimiento del convenio. Se publicó entre otras cosas, lo siguiente en el ejemplar de El Ruedo fechado el 8 de junio de 1965:

Lean la versión que da un conocido cronista – Juan de Marchena – del caso de Solórzano; «Jesús Solórzano, Jr., ha decidido regresar de España. Auténtico novillero puntero, autor de la mejor faena de Ja temporada veraniega del año pasado, una faena, además, de las mejores que se han visto, en verano o en invierno, en la plaza capitalina. Durante tres meses Solórzano ha esperado que se le abrieran las puertas de alguna plaza española. Tiene derecho a una plaza de cierta categoría, por lo menos, para empezar, o a integrar un cartel adecuado y de importancia. Después de tres meses de inactividad, se le ofrece, de golpe y porrazo, y para darle un golpe y porrazo a su carrera, una novillada desesperada, alternando con dos desconocidos, en la plaza de Madrid y con novillos, seguramente, difíciles, traídos de Portugal. Un tropiezo en Madrid sería gravísimo y, tal vez, definitivo en la vida torera de Solórzano, que es acreedor, por su comprobado torerismo, a un trato decente y justo, que sería una expresión de reciprocidad, perfectamente lógica, correspondiente al trato que aquí reciben, por igual, figuras, segundones, maletas y maletillas que vienen de Ultramar. Pero en cambio, ya se rumorea que vamos a ver en los carteles de la plaza de Insurgentes los nombres de novilleros hispanos. Sé muy bien que otra vez, la enésima, voy a ser culpado de antiespañol. Pero nada más irritante, nada más indignante que la injusticia con que se trata a nuestros toreros en tierras de España...»

Sin evidencias o bases que sustenten las afirmaciones, se intentó justificar una inactividad que, por una parte, estaba por terminar y por la otra, quizás estaba planificada.

La inauguración de la temporada del 65 en Cádiz

La temporada de toros de 1965 en Cádiz llevaría dos fastos en su inauguración. El arranque de los festejos taurinos de ese calendario y la puesta en funcionamiento de un nuevo sistema de alumbrado de la plaza de toros, la que, a partir de esa fecha, sería anunciada como la Plaza mejor iluminada del mundo. Para la oportunidad, a celebrarse el 29 de junio de ese año, se anunció una novillada en la que actuarían el palentino Amado Ordóñez, el madrileñísimo José Teruel El Pepe y Jesús Solórzano, todos nuevos en esa plaza, ante un encierro de origen Hidalgo Barquero, vía Benítez Cubero de don Diego Romero Gallego

Gracias al encargado de la información taurina del Diario de Cádiz, Francisco Javier Orgambides Gómez, he obtenido la crónica del festejo publicada en ese medio, escrita por Francisco Gómez Carrasco, firmando FRANGOCA, misma que describe la actuación de Solórzano de la siguiente guisa:

El mejicano recibió al tercero de la serie con un arriesgado lance con ambas rodillas en tierra y otros en los que el novillo se le quedó. Colocó un gran par de banderillas, levantando muy bien los brazos y luego medio de superior ejecución. Brindó al público y empezó con dos muletazos rodillas en tierra siguiendo con redondos, dos naturales y una tanda de otros cuatro ligados con el de pecho. Un molinete arrodillado y dos manoletinas. Mató de media estocada sin puntilla. (Ovación, oreja y vuelta)… En el último, el mejicano puso a prueba su valor y su inteligencia ante un novillo peligroso que sólo buscaba el bulto. Lo lanceó con valor, clavó tres soberbios pares de banderillas y con la muleta toreó por redondos, naturales ceñidos y otros pases salvando con vista los derrotes de la res, que empitonó al torero al dar un pase por alto, derribándolo sin consecuencias. Entró sin igualar y dejó una entera atravesada, asomando la punta del acero y a renglón seguido, media que no necesita el puntillero. (Ovación y saludos)…

Como se puede ver, la actuación de Jesús fue casi redonda, pues por la precipitación al entrar a matar a su segundo, perdió seguramente el apéndice que le hubiera abierto la puerta grande. Destaca también la calidad que demostró con las banderillas y lo destacado de su toreo al natural.

No debo dejar de mencionar que Amado Ordóñez y El Pepe también cortaron una oreja cada uno al primero de su lote y que, en el segundo de este último, se tiró un espontáneo que se enfrentó con violencia a los agentes del orden que intentaron detenerlo.

El resto de la temporada de Jesús Solórzano

Al igual que su padre y que su tío, logró una breve pero intensa campaña apoyado por la familia Domecq y en ese calendario suma siete festejos, casi todos en el llamado Rincón del Sur, pues actuó posteriormente en las plazas de Sanlúcar de Barrameda (2 tardes), La Línea de la Concepción, Ayamonte, Jerez de la Frontera y Valencia. En ese ciclo actuaron allá otros novilleros mexicanos, como Manolo Espinosa Armillita, Raúl Contreras Finito, Joel Téllez El Silverio, Juan de Dios Salazar, Mario de la Borbolla y Juan Anguiano.

Ya volvería al año siguiente para presentarse en plazas de mayor responsabilidad y recibir la alternativa en Barcelona al final de la temporada, la que le serviría para escribir una serie de páginas importantes en la historia del toreo en México.

Aviso parroquial: Agradezco a mi amigo Francisco Javier Orgambides Gómez el haberme facilitado la crónica aparecida en el Diario de Cádiz que se cita en este texto y los apuntes hechos acerca de la plaza de toros de Cádiz, por su gran utilidad para lo que hoy les presento aquí.

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