Un resumen final
El primer torero extranjero que se presentó en la Monumental fue el sevillano de Gines, Manolo Cortés. Lo hizo el 8 de diciembre de 1974, alternando mano a mano con Eloy Cavazos en la lidia de una corrida de Matancillas, en la que ambos triunfaron con rotundidad.
Después de Manolo Cortés, quien se presentó en la tercera corrida ofrecida en la nueva Monumental, no veríamos a un torero español sino hasta 1976, cuando Paco Camino vendría a presentarse en Aguascalientes, le seguiría la albaceteña Maribel Atiénzar en 1982 en un cartel que todavía reúne caracteres de singularidad histórica y la presencia ya habitual de las figuras del otro lado del Atlántico la tendríamos hasta el año de 1985, es decir, una década después de la feria que hoy me ocupa.
La feria había encontrado ya una estabilidad en cuanto al número de festejos, alrededor de los ocho o nueve, a partir de toreros mexicanos únicamente, manteniéndose la idea de darlos en días consecutivos, aprovechando el uso de la luz artificial para aquellos que eran ofrecidos entre semana y dejando las tardes de sol y moscas para los que correspondían al día grande de la feria – 25 de abril – y los fines de semana.
El nuevo escenario
Numerosos eran los comentarios, no todos positivos, en el sentido de que la nueva plaza de toros estaba alejada del centro de la actividad ferial. Y es que hace 50 años, salvo la colonia Las Flores y la unidad habitacional Vivienda Popular que estaban en sus inmediaciones, la Monumental estaba prácticamente fuera de la mancha urbana, en el punto donde las vialidades urbanas – la calle Nieto y la nueva avenida López Mateos – se entroncaban con la carretera a Calvillo. Eso fue un factor, visto en retrospectiva, que perjudicó las entradas a los festejos nocturnos, sobre todo, por lo inhóspito de las vías de regreso para aquellos que acudían caminando.
Luego, estaba también en la mente de todos, el tremendo problema de isóptica que presentaba el inmueble, pues cuando la acción en el ruedo se acercaba al tercio, ya en los terrenos de la primera raya, aquellos que tenían asientos más allá de la segunda fila de barreras, tenían que ponerse de pie para enterarse de lo que sucedía. Mil explicaciones se ofrecieron sobre el particular, pero nunca una solución, la que se vino a dar hasta una década después, cuando se le dio al coso la apariencia que hoy tiene.
También, entre profesionales se advertía que en las dependencias interiores de la plaza había defectos de funcionamiento en los corrales, toriles, la capilla para los toreros se quedó en una promesa apenas, la enfermería era rudimentaria, y en suma, se afirmaba que las prisas por inaugurar la plaza dejaron tras de sí un mudo testimonio de imprevisión, de irresponsabilidad y de mediocridad. Así de lapidario fue algún juicio.
La autoridad de la plaza
Días antes del inicio del serial, se anunció que el ingeniero Jesús Herrera Robles, un distinguido aficionado de estas tierras, se haría cargo de la tarea de ser Juez de Plaza. Se le reconoció que logró controlar el acceso de personas sin ocupación al callejón de la plaza; la entrega de trofeos por medio de un charro – alguacilillo a efecto de que éstos coincidieran con lo otorgado, fue, en buena medida, riguroso con los llamados retazos de toro, pero a falta de disposición legal a su favor, tenía un cabo suelto en la Banda Municipal, dirigida en esos días por don Fernando Soto García, quien tocaba a discreción y a petición de los diestros, lo mismo un pasodoble, que el Corrido del Norte, la Acuarela Potosina o hasta el Simón Blanco, según el destinatario de la pieza musical. Escribe quien firmó como Machaquito en El Heraldo de Aguascalientes:
Sin embargo, notamos que la desafinada murga de antaño fue una aceptable banda municipal, que se ha convertido en una palera de los matadores, que venga o no al caso, piden sones callejeros para torear, como si aceptaran de antemano que lo que van a hacer frente al toro es un remedio de baile de quintopatio. La autoridad debe imponerse para dar seriedad al espectáculo. La música en la plaza es para ambientar los intermedios; pero se torea en silencio, con el solo acompañamiento de las ovaciones y los olés, o se suelta una diana para subrayar un clímax...
Es en estos días donde también, se gestó el desastroso desatino de introducir en nuestras plazas de toros el taurinamente nefasto himno palenquero de la Pelea de Gallos. Estimé mucho al Maestro Soto, mi vecino de toda la vida, pero en esta arista de su vida profesional, nunca le concederé la razón.
El ganado que se lidió
Las crónicas reflejan que los encierros lidiados en los festejos de la feria del 75 fueron casi todos de una presencia que iba de lo justo y hacia abajo. Alguno, en la pluma de Francisco Lazo, fue definitivamente chico, pero por causas de la sequía y de los problemas agrarios en la ganadería donde fueron criados. El único que en los escritos se narró como de buena presencia, fue el del ingeniero Mariano Ramírez, pero su juego no correspondió a su fachada.
Sigue diciendo Machaquito:
No podemos comentar nada particular acerca de los encierros que se corrieron en esta feria, ya que un solo calificativo general puede englobarlos a todos: se lidiaron cosa de medio centenar de toros y solamente uno salió pastueño y con buen son, todos los demás, aunque parezca exagerado decirlo, fueron débiles, más o menos mansos y uniformemente sosos, cobardes todos al final, defensivos, parados y unánimemente descastados... ¿Habrá todavía quien dude que la fiesta se precipita a la decadencia, a pesar de que actualmente se den los muletazos más bellos de la historia?...
Creo que no hay mucho que agregar. Los tiempos no han variado mucho, y para bien, como podemos deducir del párrafo transcrito.
Los toreros
Las figuras salieron a defender su sitio, cada uno a su manera. Destacaron a mi juicio, por lo logrado y por la impresión causada, Curro Rivera y Mariano Ramos. El primero, porque iba definitivamente encarrerado en un asalto a la cumbre. No desperdiciaba fecha u oportunidad alguna para dejar patente que pretendía el cetro de la torería mexicana. Por esa razón, con o sin orejas en las manos al final de los festejos, la gente salía contenta y convencida de su hacer ante los toros. Le llamaban ya Curro Cumbre y efectivamente estaba cumbre.
Por su parte, Mariano Ramos también estaba empeñado en destacarse por encima de sus pares. Era el tercer año consecutivo que, en nuestra feria, se alzaba como el ganador del Escapulario de Oro de San Marcos y salía a darle la pelea a todos aquellos que salían al ruedo junto con él, sumando a estos triunfos, los que conseguía en otras plazas del país, incluida la México.
La firme reaparición de Antonio Lomelín después de que el mes de febrero anterior fuera gravemente herido por el toro Bermejo de Xajay en la Plaza México causó sorpresa. En las tres actuaciones que sumó, no se le vieron dudas o recelos derivados de ese percance y sí la voluntad de recuperar el espacio perdido y de alzarse también como figura de los redondeles. Le faltarían unos años para confirmar eso último, pero el camino que iba andando era el correcto y aquí en Aguascalientes fuimos de los primeros en apreciarlo.
Fermín Espinosa Armillita se asentó como el primer torero de la Monumental, título que no dejaría nunca, con una brillantísima faena a un toro de Suárez del Real y entre los debutantes, Humberto Moro también demostró que podría andar más o menos largo en esos ruedos de Dios.
Al final de cuentas
Como todas las cosas que comienzan, mucho había que mejorar y mucho espacio había también para la innovación. Nuestra feria adquirió carta de naturalidad y su modelo ha sido tenido como punto de partida para organizar otros seriales en distintos lugares de este país y del extranjero. Creo que debemos cuidar esta feria y mejorarla en todos sus aspectos. Una Feria de San Marcos sin toros, se vuelve insustancial.
Aviso parroquial: Llegado a este punto, quiero agradecer al Archivo Histórico del Estado, a la maestra Dolores García – Pimentel Ruiz y al maestro Joaquín Chávez Pérez su valiosa ayuda y las facilidades que me proporcionan para recabar los materiales que me sirven de apoyo para redactar estas notas.
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