domingo, 15 de junio de 2014

El traje nuevo del emperador

La pasada semana escribía aquí acerca de la aparente bipolaridad del público de Las Ventas. Después de haber dejado aquí las líneas que anteceden a éstas, tuve un feliz encuentro con un amigo con el que compartí lides peñistas y recordamos aconteceres de aquellos días. Entre lo que sacamos del cajón del olvido fue un tema que presentó titulado Los toreros elegantes y que despertó entre los reunidos en aquellos años – hará unos 15, quizás – una interesante discusión porque la elegancia en el toreo es una variable que se comenta poco y cuando se valora, tiene un sentido secundario y hasta peyorativo. 

Dice Alameda a propósito de Rodolfo Gaona y su traída y llevada elegancia:
Le llamaron en México “El Petronio del toreo” y con ello no le hicieron favor alguno, pues con ello se recalca lo más externo de su arte, la ya dicha y redicha elegancia… Algunos, por ensalzar a un torero, lo rebajan. Llamarle a Gaona “Petronio del toreo”, no es lo más, es lo menos que puede decirse de él… (El Hilo del Toreo, Págs. 151 – 152)
Alfonso Langle – es el nombre de mi amigo – me facilitó una copia del texto que leyó aquella noche de jueves y tras de leerla de nuevo, me encontré con la remembranza que hace Bebe Chico en sus Festivales de España acerca de la épica vivida por César Rincón con Bastonito de Baltasar Ibán hace veinte años, me pareció que ambos temas están vinculados de alguna manera con lo que hoy ocurre en lo que se da en considerar como la plaza de toros más importante del mundo.

Bebe Chico cita entre otras, la glosa que en su día hizo Andrés de Miguel para el desaparecido Diario 16 de Madrid y se lee lo que sigue:
«No hay más toreo que el toreo… el que se hace exponiendo generosamente la vida a cambio de ganar la vida del toro, después de someterlo a la voluntad dominadora del hombre… Alucinados, asistíamos a la ofrenda generosa de la vida del profeta que entregaba su vida al toro bravo arquetípico en los primeros derechazos de cada tanda, cargando la suerte y desviando el viaje del toro. El toro, bravísimo, no cesaba de pedir más, y puesto que más pedía, Rincón lo dominó en el toreo al natural… El rito pide la sangre del toro, pero éste sólo estaba dispuesto a entregarla a cambio de la del torero, y Rincón, generoso, le cambió la vida por la suya, que entregó al ara de los cuernos del toro bravo. Nunca había asistido a un momento tan fuerte, donde un torero de verdad estaba representando el rito del toreo con un toro mítico. Lo representó como debió ser el encuentro primero, a sangre y fuego…»
Ergo, lo que se hace con los engaños delante de un toro que no quepa dentro de los calificativos tan claramente descritos por Andrés de Miguel será cualquier cosa, menos toreo. En beneficio de la duda, lo calificaré como pegar pases o dar pases para no abandonar los terrenos de la tauromaquia y recurrir a la expresión textual de don Domingo Ortega, quien con acierto define así a la simulación del toreo.

Pero, ¿qué sucede cuando el dar pases se envuelve en un ropaje de elegancia? Pues que la belleza más o menos extravagante – elegante – del pegapasismo es capaz de deslumbrar y de engañar al espectador, haciendo posible que se le considere toreo y por añadidura, artístico.

Esa situación me recordó un cuento de Andersen, que me sirvió para titular esta entrada, en el que entre otras cosas, se narra lo que sigue:
«...montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche... Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados...»
Así sucede hoy en Madrid – desde mi particular perspectiva –, se hila en el vacío. Se aclama el pegado de pases envuelto en la vacía elegancia a la que en su día señaló José Alameda como un mero accidente y se ignora o se deja de reconocer el toreo que es llamado eterno y que ni siquiera requiere calificativos, como afortunadamente lo expresó hace dos décadas Andrés de Miguel. El traje nuevo del emperador es pues, ese pegapasismo envuelto en elegancia al que todo mundo aclama y en el que cree ver el toreo.

¿Será que la cátedra se ha vuelto cateta? ¿Será que en la Feria, el clavel es ahora el distintivo de los isidros? Pareciera ser así, porque la falta de respeto con la que se ha tratado a quienes han hecho el toreo y con la que se ha aclamado a toros que – voy a repetir – ocultaron su mansedumbre tras un velo de genio, no es propio de una afición que reclama para sí el estandarte de la primera del mundo.

Retomo el cuento de Andersen:
«Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél... ¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño... ¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño... ¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!... ¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero... Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: “Hay que aguantar hasta el fin”. Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola».
La comunicación de la fiesta, al igual que en la historia que cito pretende soslayar la oquedad de lo que hoy por hoy pasa en casi todos los ruedos y de acallar las voces que señalan esa ausencia del toreo en los festejos que se dan. Pero no hay mal que dure cien años y como en el cuento, seguramente irá creciendo el número de voces que se enteren de que eso que se quiere hacer pasar por toreo – con su envoltura de elegancia – es otra cosa bien distinta, que produce emociones auténticas.

Aclaración necesaria: Al tener casi concluido este mamotreto, me crucé en el éter con mi amigo Enrique Martín y al comentarle el título pensado me comentó que él ya lo había utilizado. Encontré la entrada que él publicó el viernes 2 de abril del año 2010 – y que pueden leer aquí –. Ya decidirán Ustedes si Enrique y servidor nos referimos a la misma ropita o si el emperador anda de estreno.

domingo, 8 de junio de 2014

Ética, estética, patética… ¿y la épica?

En el primer tercio del año 2003 David Silveti concedió a Francisco Prieto y a Eduardo Garza una extensa entrevista a propósito del anuncio que hizo de que debido a una lesión neurológica causada por un percance sufrido en San Miguel de Allende al final del año anterior, se veía precisado a dejar los ruedos en definitiva. En esa charla con los entrevistadores, El Rey David habla de lo que fue su vida en los ruedos, de lo que esperaba para el porvenir – que él mismo se encargaría de truncar meses después – y de lo que representaba para él la fiesta de los toros.

En uno de los diálogos iniciales, David Silveti expresó lo siguiente:
Haces cosas técnicamente aberrantes y, sin embargo, las haces porque ves que las puedes hacer y porque estás muy entregado y muy lanzado… En el toreo paralelo yo ya no me cruzaba sino que, a diferencia de Manolete, que dejaba la muleta atrasada, yo la echaba para adelante y únicamente corría la mano. Gané mucho en verticalidad, que es parte de la estética. Gané mucho en patética, porque los toros me pasaban cerquita – a diferencia de los toreros que se cruzan –. Siempre fui muy respetuoso de la parte ética, del ser coherente dentro y fuera del ruedo, de una serie de cosas por respeto a mis antepasados, a todos los que han regado sangre en la arena por defender una posición. Entonces me tomé como norma estos tres pilares: la ética, la estética y la patética… (Ética, estética y patética: tres ejes del arte taurino. – Ixtus, número 43, año XI, Homenaje a David Silveti, México, 2003, Págs. 91 – 92)
La ética

La declaración de principios – en retrospectiva – que hace David Silveti implica que el ejercicio del toreo lleva implícita una moralidad, un conjunto de virtudes que, desde un enfoque aristotélico, deben desarrollarse como hábitos – la valentía o la templanza – pues como afirmaba el estagirita, para ser valeroso, hay que actuar valerosamente. Cuando esas virtudes son llevadas a un ejercicio, toman la forma de saber práctico, de excelencia en la deliberación. Las virtudes se desarrollan con el aprendizaje y maduran con la experiencia.  De aquí podemos derivar que el toreo, como la vida es más compleja que un simple juego de teorías y de reglas, pero esas reglas y teorías son el cimiento de un ser y un estar, en este caso, en el ruedo, que hace diferente al torero que se sujeta a ellas, de todos los demás.

La estética

Luego, hace referencia a la estética. Samuel Ramos, filósofo mexicano, afirma lo siguiente:
Puesto que la estética tiene que definir el concepto del arte, su gran problema radica en la multitud de formas históricas que apenas parecen tener algo de común entre sí. Las formas del arte varían con los pueblos, las épocas, las culturas, los lugares; en un mismo lugar y en el mismo tiempo, el arte varía de individuo a individuo. Los valores artísticos tienen altas y bajas, a veces en cortos intervalos y parecen estar sujetos al capricho de la moda… Una vez acabada la obra de arte y salida de las manos de su autor, empieza a vivir una vida propia… La obra de arte una vez creada ejerce por contragolpe una sugestión en el espíritu de su propio autor y, con frecuencia, traza el cauce de sus creaciones posteriores. En un cierto momento, por debilitamiento del poder creativo, puede darse el caso del artista preso en su propia obra y condenado a repetirse a sí mismo…
La obra de arte vive por sí sola y ostenta cualidades objetivas, pero no necesariamente existe como cosa en sí. Efectivamente tiene un sustrato material, aunque lo artístico de la obra no radique en esa materialidad. La obra de arte se presenta como tal, solo cuando es apreciada por un espectador. Es allí cuando la obra de arte se convierte en objeto estético o como algunos lo señalan, un objeto de apreciación estética.

La materialidad de la obra de arte en la tauromaquia se circunscribe a la conjunción del toro y del torero en el redondel. Es una materialidad efímera, puesto que cada lance de la lidia es irrepetible. También, esa materialidad es fugaz, porque una vez llevada a cabo una faena, no queda más que en la mente del espectador y en la reproducción, más o menos fiel que de algunos instantes de ella se realizan. Al final, lo que queda para trascender, es el conjunto de sensaciones que toro y torero produjeron en quien los presenció, sensaciones que ningún medio puede reproducir.

La patética

Y lo que el hijo y nieto de los Juanes llama la patética. Según el diccionario de la lengua, patético es aquello que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.

Entonces, esa patética se traduciría, creo, en la capacidad del artista de transmitir a sus observadores los sentimientos que pretende transmitir con la obra realizada o en el caso de la tauromaquia, con la faena que se realiza, pues dadas las características del arte del toreo – fugaz, efímero, pero trascendente – la comunicación con el espectador tiene que producirse en el instante mismo de la creación, no puede dejarse para después, porque entonces, ya no habrá obra, habrá concluido, fenecido.

La épica

La épica es la narración o el canto de lo heroico. Lato sensu, podrá afirmarse que el toreo lleva implícita su propia épica porque quien se viste de luces y enfrenta un astado tiene un cierto dejo de heroísmo. En otros tiempos quizás fuera así. Hoy con el toro determinado – Alameda dixit – el valor estética es el que parece primar sobre todos los demás y el de la ética parece ser el que se ha quedado al final de la escala de valores.

Pero hay oportunidades en las que tenemos la ocasión de recordar que el torero es mucho más que un héroe literario. Lo pudimos apreciar el pasado jueves 5 de junio en la plaza de Las Ventas, cuando una seria corrida de Victorino Martín exhibió por una parte, que el arte del toreo no es solo aquello de pegar pases – dar pases no es lo mismo que torear dijo textualmente Ortega – sino que implica el saber lidiar y el poder a los toros que no son adecuados al toreo que hoy gusta.

En casos como éste los toreros no pudieron expresar lo que la mayoría entiende como arte. La opción que les quedó a los torero fue la de – materialmente – jugarse la vida y lidiar y matar lo que le salió de los toriles de la plaza, es decir, luchar con el toro incitándolo y esquivando sus acometidas hasta darle muerte

Los toreros salieron entre almohadillas y pitos de la plaza. Manolo Rubio, tercero de la cuadrilla de Antonio Ferrera, con una cornada y una lesión de ligamentos en una rodilla que quizás le quite de torero. Y los toros de Victorino Martín se fueron al desolladero entre inmerecidas ovaciones, cuando en realidad ocultaron su mansedumbre con genio. 

Peligrosa bipolaridad de un público – excluyo al aficionado cabal – que dos días antes daba síntomas de su padecer al dividirle la opinión a Diego Urdiales tras de hacer el toreo y un par de toros después, pedir dos generosísimas orejas para Miguel Ángel Perera y al día siguiente volver a abrir la puerta grande a Daniel Luque en lo que pareció una barata de liquidación de premios por final de feria.

Rematando

David Silveti no enunció a la épica como valor en su declaración de principios y sin embargo está bien presente. Los toreros son héroes más allá de la literatura – de color o no – y han escrito brillantes páginas a partir de esa arista del hacer en los ruedos. No nos olvidemos de ella y no dejemos también de respetarla.

domingo, 1 de junio de 2014

El sobresaliente

Álvaro de la Calle, entre Antonio Ferrera y Javier Castaño
Gijón, agosto de 2013 (Foto: diario La Razón)
En torno del asunto tratado aquí la pasada semana, amigos me hicieron una serie de cuestionamientos acerca la pertinencia de que en los festejos taurinos hubiera permanentemente presente una especie de torero sustituto que pudiera permitir la terminación de esos espectáculos en los que, heridos o impedidos físicamente de continuar en la lidia los espadas anunciados, pudiera terminarlos. Las dudas vinieron del hecho de que en alguna de las efemérides recordadas un torero vestido de paisano salió del callejón para finiquitar al toro que se quedaba en el ruedo o en otra, que otro diestro bajaba del tendido y se ofrecía a terminar con la corrida, sin obtener el permiso de Usía para hacerlo.


Algunos conceptos

Ese torero sustituto sobre el que se me preguntó en la calle y en el trabajo, tiene nombre propio en la jerga y la historia del toreo. Se llama sobresaliente. La primera mención que se hace de él es en la Tauromaquia de Pepe - Illo y es referida a los picadores de reserva. Según los diccionarios que obran en mi poder, su función es la que sigue:
“Diestro anunciado en algunas corridas por si resultan lesionados los espadas; en la actualidad es un novillero, mientras que antes era un banderillero aventajado…” (José Carlos de Torres, Diccionario del Arte de los Toros)

“Diestro, antes por lo general banderillero y hoy novillero, que se anuncia en algunas corridas, para, en caso de inutilizarse los espadas anunciados, sustituirles. Actúa en todas las corridas en las que actúa un solo espada o dos diestros; o bien ayudando al rejoneador…” (Luis Nieto Manjón, Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos)
Ambas definiciones hacen referencia primero, al banderillero, que De Torres califica de aventajado y que nos lleva – a mi juicio – a un concepto teórico adicional, que es el de media o medio espada, que según este mismo autor es un torero que no había recibido la alternativa, que por lo regular estoqueaba el último – o los dos últimos – toro de la corrida. Se le anunciaba como tal en los carteles y además llevaba plaza de banderillero en la cuadrilla de su maestro.

Aclaro después, que los dos conceptos transcritos están construidos a partir del Reglamento Nacional español del 15 de marzo de 1962.

Es decir, de antiguo y sin distinción del número de actuantes en una corrida de toros, se podía contar con un espada sustituto en caso de imposibilidad del o los anunciados de continuar en la lidia, aunque hoy en día la presencia de ese sobresaliente es limitada a los casos en los que las regulaciones de la fiesta así lo disponen.

Las reglamentaciones 

El Reglamento de los Espectáculos Taurinos de España (BOE del 2 de  marzo de 1996), previene entre otras cuestiones; que cuando se anuncien festejos en los que actúen uno o dos espadas, habrá un sobresaliente que será un profesional en activo que corresponda a la categoría del espectáculo, es decir, se abandona aquella restricción en el sentido de que sería novillero y en corridas de toros necesariamente será matador de toros y en las de novillos, pertenecerá a esta categoría. (Artículo 28). Aquí cabría preguntarse si el calificativo categoría implica también la taurina y no solamente la escalafonaria.

Ese sobresaliente tendrá el deber de dar muerte a todos los toros que resten si los toreros anunciados se inutilizan durante la lidia. Si el sobresaliente a su vez queda imposibilitado, se dará por terminado el espectáculo. (Artículo 68)

La normativa española no impide la presencia de más sobresalientes en un festejo y en alguna ocasión se ha dado el caso de que un par de ellos han estado disponibles en una actuación en solitario en Madrid.

Los reglamentos mexicanos son variopintos. Coinciden con la normativa hispana en el sentido de que el sobresaliente deberá corresponder – en principio – a la categoría del festejo y así, deberán concurrir matadores de toros con matadores de toros y novilleros con novilleros, aunque hay algunos matices que vale la pena resaltar.

En un reglamento de diciembre de 1907, para el Estado de Querétaro – ya sin vigencia –, se establecía una función más amplia para el sobresaliente pues aparte del deber de sustituir a los espadas que se inutilizaran, se le imponía el de realizar las suertes que el espada o la empresa le indicaran. (Artículo 77)

El reglamento de la municipalidad de Guadalajara señala que el sobresaliente en corridas de toros deberá ser un matador de toros con cartel reconocido en plazas como la México, el Nuevo Progreso de Guadalajara u otras de igual categoría…, lo que me induce a pensar que el sobresaliente en corridas de toros debe tener confirmada su alternativa en la Plaza México. (Artículo 76)

El que se aplica en las plazas de toros del Estado de México, se exigen dos sobresalientes para las corridas de un solo matador y para las corridas de dos matadores enfrentando ocho toros. Aquí se mantiene aquello de que es indispensable ser matador de novillos, con cartel reconocido en plazas de primera categoría… (Artículo 81)

En Aguascalientes, hay distinciones. Si la corrida es de un solo matador habrá dos sobresalientes, uno matador de toros y otro novillero. Si es de dos matadores, bastará con que sea novillero. Agrega el Código Municipal: en todo caso los novilleros que actúen como sobresalientes, deberán haber actuado en una plaza de primera categoría... (Artículo 1486). En la práctica, en las corridas de toros, los sobresalientes que actúan son siempre matadores de toros.

Como podemos ver, la regla general es que habrá posibilidad de sustituir a los espadas anunciados en carteles de uno o dos espadas únicamente y en todos los demás casos, de quedar inutilizada la totalidad de los diestros anunciados, el festejo terminará en el momento en el que el último de ellos quede imposibilitado de continuar en la brega.

Historias de sobresalientes

El torero que ejerce de sobresaliente tiene una posición más que secundaria. Se viste de luces, hace el paseo y de no permitírsele hacer un quite o poner banderillas – si se especializa en ello – quedará relegado a esperar la mala hora de sus compañeros de profesión para entrar en acción y cumplir su cometido. En México se recurre generalmente a toreros del lugar en el que los festejos se celebran, pero en España hace tiempo que varios matadores de toros se han convertido en algo así como especialistas en fungir como sobresaliente de espadas en los carteles de más tronío.

Uno de los sobresalientes que en los últimos tiempos cobró notoriedad es David Saleri quien el 3 de octubre de 2008 concluyó con la corrida en la que Miguel Ángel Perera se enfrentó en solitario con seis toros en Madrid. Las crónicas refieren que ese sexto toro fue fiero y el torero lo despachó con dignidad y recibiendo por retribución el silencio de quienes permanecieron en la plaza tras el ingreso del extremeño en la enfermería.

Torero de guardia, le llama Javier Caballero en un reportaje, en el que hace notar la contradicción del calificativo de la función del torero – sobresaliente – con el hecho de que su actividad pasa por lo general desapercibida. En esa ocasión Saleri afirmó:
En dos ocasiones Saleri se ha topado con esa carambola. La primera vez ocurrió en la feria de Olivenza, en Badajoz, en 2001. Pedrito de Portugal es cogido en el segundo toro. El de Linares tiene por delante cinco astados a los que mandar al desolladero. Templando ganas y nervios, cumplió con la papeleta, mas sin gloria. Tuvo que esperar siete años para acaso atisbar la gloria de nuevo entre dos pitones. Aconteció en Madrid, en el marco de la Feria de Otoño de 2008. Comparecía en solitario el pacense Miguel Ángel Perera, que fue corneado en el quinto morlaco. Frente a 20.000 espectadores, y con la sangre del diestro regando el ruedo, David tuvo que pasaportar al sexto. Escuchó silencio tras un aviso. Las crónicas no relatan nada memorable de su actuación. «El tendido 7 [el más exigente, fundamentalistas taurinos, dicen] comprendió las dificultades de aquel toro. Ni siquiera en aquel momento pude confirmar mi alternativa, sin padrino ni testigos y con un matador en la enfermería. Cuando actúa un sobresaliente, el ambiente se vuelve nefasto y enrarecido. La gente ha ido a ver a una máxima figura y se encuentra con un chico al que apenas conoce. Hay una gran consternación, en el ruedo y en el tendido, porque hay un hombre herido. Superar todo eso es muy complicado. Y encima piden que rayes a gran altura... » Los emolumentos de los mejores espadas pueden superar los 300.000 euros por corrida. Las sobras a las que se refiere el linarense son los 3.200 euros que cobra por estar de guardia. «De ahí tienes que descontar el desplazamiento, la manutención, el alojamiento y pagar a tu mozo de espadas. No tengo ni apoderado. Al final, te quedan unos 2.000 euros limpios. Y si vas a una plaza portátil o de tercera, ganas alrededor de 1.200. Además, como los modestos toreamos poco, hay que matar antes un toro a puerta cerrada para estar entrenado y eso hay que pagarlo... »
El otro caso notable es el de Álvaro de la Calle, que también ha enfocado su carrera en los ruedos a ejercer como sobresaliente a falta de otro tipo de oportunidades para torear. Él se enfrentó a su destino en una fecha más reciente, en Gijón, en agosto de 2013, cuando Antonio Ferrera y Javier Castaño se fueron a la enfermería tras la lidia del tercero de la tarde y él tuvo que matar al cuarto de La Quinta – el primer toro que mataba vestido de luces en una plaza desde 2010 – y le cortó una oreja. 

A ese propósito, el torero castellano manifestó en una entrevista posterior a su triunfo:
«...desde entonces no había toreado prácticamente nada salvo algún que otro festival suelto. Lo que sí que había habido durante este tiempo era una dura  preparación física y mental para que cuando llegara el momento pudiera aprovecharlo... El toro me permitió interpretar el toreo dentro de ese concepto castellano y serio que me caracteriza... me ha dado el aliento necesario para seguir luchando de cara al futuro... Espero que éste de Gijón me sirva para relanzar mi carrera. Y es que no me cabe la menor duda de que si rompiera, por mi concepto no sería de muchas tardes durante la temporada, pero sí de dejar huella honda entre los aficionados...»
La nómina de diestros que en España ejercen esta dura faceta del toreo es larga. Entre los históricos están Antonio Mahíllo, Pedro Santamaría, Abelardo Granada, Antonio Briceño o Pascual Mezquita y entre los que se ven en los carteles hogaño en esa función están Miguel Ángel Sánchez, Alejandro Castro, José García o Enrique Martínez Chapurra. Reitero que en México se recurre a diestros locales, no especializados en la función, que al igual que los antenombrados, coinciden en la falta de contratos para actuar en festejos como cabeza de cartel.

El día de un sobresaliente

En esta ubicación pueden ver un vídeo, producido por Televisión Española en 2008, en el que se describe el día de un sobresaliente. El protagonista es Álvaro de la Calle.

¿De espectáculo a mero trámite?

Creo que a nadie le queda duda de que el atractivo de una corrida de un solo espada o de mano a mano son los anunciados en el cartel. Pero el hecho de que por los avatares de la lidia – recordemos la sentencia de Frascuelo –, se vayan a la enfermería y la terminación de la corrida quede en manos del o los sobresalientes, no implica necesariamente desde mi punto de vista que la actuación de éstos sea un mero trámite.

Los factores de la suerte y del politiqueo en el medio taurino determinan en mucho el progreso y el avance de la carrera de un torero y en muchos de los casos sus aptitudes poco tienen que ver en el sitio que ocupa en su escalafón.

Quizás una solución de justicia estaría en dar una mejor distribución de oportunidades en las ferias y temporadas a diestros con escaso número de actuaciones. Que los auto proclamados figuras permitieran la inclusión de toreros con posibilidades en sus carteles y de esa manera, tener sobresalientes con interés en los casos necesarios.

Porque no olvidemos que lo que parece ser un mero trámite para algunos, puede resultar en un triunfo que les saque del anonimato y les lance a una carrera de triunfos, como sucedió a Manuel Capetillo, y para otros, se puede traducir en verdadera tragedia, tal y como nos lo cuentan magistralmente, de este lado del mar, Carlos Pavón respecto de lo sucedido hace 55 años en El Toreo de Cuatro Caminos a su hermano Paco y allende el Atlántico Pedro Del Cerro, en su blog Dominguillos, acerca del cornalón que se llevó en estas lides Julián de Mata.

Edito: Agradezco a Octavio Lara que me haya recordado también la tragedia del sobresaliente mexicano Paco Pavón en el desaparecido Toreo de Cuatro Caminos, el 26 de abril de hace 55 años. Subsanada queda la involuntaria omisión, causada por la traicionera memoria.

domingo, 25 de mayo de 2014

La sentencia de Frascuelo

Salvador Sánchez Frascuelo
El pasado martes – 20 de mayo – ocurrió en la plaza de Las Ventas un hecho infrecuente. Tras de estoqueado el segundo toro de la tarde el festejo tuvo que ser suspendido porque los tres espadas del cartel estaban ingresados en la enfermería del coso y el servicio médico determinó que no les era posible continuar en la lidia. De inmediato se trajeron al recuerdo algunos de los antecedentes más inmediatos de suspensiones similares. De mi cuenta, repasé la historia de la plaza y creo haber encontrado todos los casos en los que sucesos así se han producido. Un breve recuento de cada uno de ellos es el siguiente:

26 de junio de 1955: Novillada picada. Alternaron Juan Gálvez, Jaime Ostos y Arán de la Casa Morenito de Talavera – la crónica le llama Antonio –. Salieron al ruedo 2 novillos de Fermín Bohórquez y uno de El Pizarral de Casatejada (1º, sustituto del titular, devuelto por reparado de la vista). 

Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, en su crónica publicada en el diario ABC de Madrid, entre otras cosas, relata lo que sigue:
En el segundo lance de la corrida Gálvez sufría una cogida que le produjo una herida de diez centímetros en el muslo derecho. El novillo era peligrosísimo por el lado derecho y reparado de la vista por el izquierdo. El presidente, según lo pedía el público, lo retiró y salió uno de «Pizarral», despachado por Jaime Ostos. El segundo novillo fue también, naturalmente para Jaime... Va su deseo más allá del genio del novillo. Se queda en la cara, sufre un pitonazo y dos achuchones más. Se pasa sin herir; tres pinchazos, media estocada. Descabella. Pasa a la enfermería. Cuando sale el tercero está solo el novel «Morenito»... Procura sobreponerse Antonio de la Casa... Ya está el cuarto sobre la arena. También ha de ser para «Morenito», según el turno del forzado mano a mano. Al dar Antonio uno por alto con la mano izquierda es enganchado y revolcado. Otra cornada en el muslo derecho, de diez centímetros de extensión y otra en la región perineal anterior... Ostos coge los trastos. Y el novillo le coge a él en seguida... Conmocionado, pasa a la enfermería... Pedro de la Casa despachó al novillo. El público pensó que iba a continuar la fiesta. Apareció el texto del artículo 97. Dentro quedaban dos novillos de Bohórquez. Un escándalo...”
Partes facultativos: Juan Gálvez sufre una herida en el tercio inferior, cara interna del muslo derecho con trayectoria ascendente de 10 centímetros, que deja al descubierto el conducto de los abductores, de pronóstico menos grave. «Morenito de Talavera» dos heridas: una situada en la cara interna, tercio inferior del muslo derecho, con dos trayectorias, una ascendente de 10 centímetros, que produce destrozos en los músculos semimembranoso y semitendinoso y tercer abductor y otra oblicua, de 15 centímetros que atraviesa el muslo y termina en el tejido celular subcutáneo de la cara externa, contusionando el paquete vascular y el nervio ciático; y otra herida en la región perineal anterior, con una trayectoria oblicua hacia adelante y abajo, que termina en la cara interna, tercio superior del muslo izquierdo. Pronóstico muy grave. Jaime Ostos, puntazo en la región glútea, conmoción cerebral y erosiones de pronóstico reservado. 
25 de mayo de 1975: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Alternaron mano a mano Francisco Ruiz Miguel y Antonio José Galán. Se corrieron 5 toros de Alonso Moreno de la Cova y uno El Jaral de la Mira (6º), que hirió al sobresaliente Julián de Mata. La corrida de Alonso Moreno sustituyó a una de Osborne, rechazada en el reconocimiento.

Vicente Zabala Portolés escribió en su día lo siguiente:
Afortunadamente las aparatosas cogidas de Galán y Ruiz Miguel no han revestido caracteres graves. A partir del quinto toro se quedó solo el sobresaliente Julián de Mata, al que conozco desde hace más de veinticinco años, cuando iniciaba su carrera en unión de Alfonso Merino, Luis Parra «Parrita»... y otros tantos que iban a torear de salón al «Pilón» junto a la vía del tren de Arganda... Ni los años ni el desentrenamiento perdonan... Quiso dar la cara, pero ya no está en condiciones para ello. En mi vida me he acongojado más en una plaza de toros. El sobrero de Jaral de la Mira le atravesó un pulmón. Pudo costarle la vida el querer volver a sentir emociones, que bien muertas están...

Partes facultativos: Ruiz Miguel: Herida superficial en región malar izquierda. Puntazo en cara posterior del muslo izquierdo. Conmoción cerebral. Pronóstico Reservado. Antonio José Galán: Contusiones y erosiones múltiples. Conmoción cerebral. Pronóstico reservado. Julián de Mata: Herida por asta de toro en cara posterior del hemitórax derecho, entre novena y décima costillas, penetrante en cavidad torácica, produciendo graves destrozos en lóbulos inferior y medio del pulmón derecho, contusionando el pericardio. Intenso shock traumático que precisa 1,200 centímetros cúbicos de sangre. Pronóstico muy grave.
26 de mayo de 1979: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Los diestros fueron Rafael de Paula, Manolo Cortés y Francisco Ruiz Miguel. Salieron al ruedo dos toros de El Torero y uno de Juan Andrés Garzón (3º). 

Es de nuevo la crónica de Vicente Zabala Portolés, publicada en el ABC madrileño, la que nos relata lo sucedido ese día:
El Paula no midió que le quedaban tres toros. Animoso como estaba quiso darle un quite al toro de Torrealta. Recogió el capote y muy al filo del pitón, sin cruzarse, dibujó tres lances de corto mando, pero de precioso trazo, tres verónicas de pura filigrana por lo lentas y cadenciosas. Cuando se presentía el remate, el toro se le quedó debajo del capote. Lo derribó y le metió la cara en el suelo corneándole con saña. El gitano no pudo incorporarse. Estaba inconsciente. La cogida fue impresionante, pues Rafael sangraba por la cara abundantemente. Fue llevado a la enfermería sin sentido enmedio de la general preocupación. Ahí se acabó la corrida... Ruiz Miguel también salió con ganas de triunfo... Luego los nervios le traicionaron. Se aceleró un poquitín. Sufrió una cornada en un muslo de pronóstico menos grave, pero siguió en la arena hasta que mató al toro. Los aplausos le acompañaron hasta la enfermería. Parecía que Manolo Cortés había respondido al tratamiento del neurólogo que le asistió en Sevilla... Pero aquí volvió a hacer su aparición la parálisis precisamente ante el toro, que se manifiesta con una flojedad terrible que le deja indefenso. Mató como pudo al noble toro de Garzón... Según mis noticias no solo peligra su carrera taurina, sino que de avanzar la enfermedad medular, Manolo Cortés podría acabar sus días en una silla de ruedas... Con el cuarto toro en la arena se suspendió la corrida. Jaime Ostos saltó al redondel. Pidió autorización, a la vieja usanza, para estoquear los toros que quedaban. El presidente denegó el permiso. No era un chaval o un indocumentado el que pedía que la corrida continuara. Bajo la responsabilidad de Ostos, cuya profesionalidad está largamente acreditada, el usía debió complacer al público. Reglamentariamente cumplió, pero ¿cuántas veces se hace la vista gorda?...
28 de mayo de 1979: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Alternaban Paco Alcalde, Ortega Cano y Niño de Aranjuez. Se lidiaron dos toros de Victorino Martín y uno de El Torero (3º).   

Vicente Zabala atestiguó dos días después del festejo anterior otra tarde con visos de tragedia. Así lo contó en el ABC de Madrid:
La corrida de Victorino salió con un trapío decoroso... La corrida de Victorino era eso; una corrida de toros para una plaza de primera. No cabía motejarla esta vez de terrorífica... No tiene justificación la disparatada actuación de Paco Alcalde, que ha podido concluir en tragedia por haber perdido totalmente los papeles... cuando los toreros pierden el sitio, «su sitio», aunque sea el de voluntariosos trotarruedos, es absurdo insistir... Mal estuvo Alcalde con su primero... El toro de Victorino iba muy bien, especialmente por el lado derecho, pero no había que dudarle, afianzar las zapatillas y cerrar la mano... Al final incluso sacó algún muletazo aceptable. Pero se veía la inseguridad del que no está en su momento. De pronto se lo echó a los lomos. El «victorino» le corneó con rapidez, muy certero, volviendo a meterle la cara en el suelo... Ortega Cano, joven torero, está en su momento. La revelación de San Isidro se ve de lejos que tiene afición y unos enormes deseos de ser figura del toreo... Ortega Cano se había entregado con ese celo admirable de los toreros que quieren ser... a continuación, muy despacio, emprende el volapié con la mirada fija en el morrillo. El toro era rápido. Y también rápido había que haberle entrado. Cogida de novato, de honrado, de «primo» suelen decir las gentes de coleta en su jerga... El Niño de Aranjuez venía a sustituir a Ruiz Miguel. El hombre se llevó un sobrero de la ganadería de Salvador Domecq, más espectacular que los propios «victorinos», un auténtico «tío» manso y con fuerza. El de Aranjuez, muy nuevo todavía, anduvo a empellones con él. El muchacho quiso justificarse, pero el «pavo» era un regalito. Lo hirió por la axila. Cuando vino a la barrera muy pocos vieron que llevaba la casaquilla manchada de su propia sangre... Una vez más, por favor, respeto para los que se juegan la vida. Hay que pronunciarse al final de las actuaciones, incluso con toda la dureza que se crea conveniente, pero fuera de la broma, el pitorreo (que viene de pito) y las palmas de tango durante la lidia. No se pide blandenguería ni tolerancia. Solo justicia y respeto. Sobre todo respeto…

Partes facultativos: Paco Alcalde sufre dos heridas por asta de toro, una en el tercio superior de la cara interna del muslo izquierdo con trayectoria hacia abajo, de 20 centímetros de profundidad, que produce destrozos en músculos aductores y contusiona el paquete vásculo – nervioso y otra en el tercio medio de la cara interna del muslo derecho con trayectoria hacia arriba, de 15 centímetros, que produce destrozos en el músculo vasto interno. Pronóstico grave. Ortega Cano sufre herida por asta de toro con entrada en cara posterior del tercio inferior del muslo izquierdo, con trayectoria hacia arriba de 25 centímetros, que produce destrozos en el músculo semimembranoso y tiene su salida en el tercio superior del mismo muslo. Pronóstico grave. Pedro Fernández «Niño de Aranjuez», sufre herida por asta de toro en la cara interna del tercio superior del brazo derecho, con trayectoria hacia arriba, de 10 centímetros, que contusiona el paquete vásculo - nervioso. Pronóstico menos grave.  
En el límite

Hay múltiples tardes en las que un solo torero se ha quedado con varios toros o con la corrida completa por percances de sus alternantes. Algunas de las que la historia recuerda o de las que he encontrado de interés son las siguientes:

18 de mayo de 1941: Corrida de toros. Alternaban Gitanillo de Triana, Pascual Márquez y Fernando Domínguez. Enfrentaron toros de Concha y Sierra. Es la tarde de la cornada mortal de Pascual Márquez – falleció 12 días después – y aunque don José Mª Sotomayor afirma que Gitanillo de Triana mató 5 toros porque Fernando Domínguez solamente mató uno, la crónica que Giraldillo hace de la corrida afirma que el vallisoletano solamente se preocupó por salir ileso de la tarde, y lo logró

12 de agosto de 1945: Novillada picada. Alternaron Rafael Llorente, Jesús Guerra Guerrita y Manolo Navarro. Novillos de Demetrio Fraile. Rafael Llorente mató los seis novillos por percances de Guerrita – grave – en el segundo de la tarde y de Manolo Navarro – menos grave – en el tercero.

25 de mayo de 1952: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Raúl Acha Rovira, Juan Silveti y Pablo Lozano. Toros de Pablo Romero. El tercero de la tarde envió a la enfermería a Pablo Lozano y a Rovira. Así, Silveti mató 4 toros y se convirtió en el primer torero mexicano en abrir la puerta grande de Las Ventas en una feria de San Isidro, tras de cortar las dos orejas a Campero, quinto de la corrida.

26 de octubre de 1952: Novillada picada. José Rodríguez Pichardo, Manolo Cano y Francisco Blázquez Pacorro. Los novillos fueron de José Carvajal. Rodríguez Pichardo mató 5 novillos por cornadas de sus alternantes. Pacorro no mató ninguno. Ambas cornadas recibieron calificativo de graves. El encierro lidiado era el sexto que presentaba el ganadero en su prueba de ascenso.

13 de julio de 1968: Novillada picada. Juan Antonio Alcoba El Macareno, como único espada. 6 novillos de El Castillejo. Fue herido al iniciar la faena al sexto de la tarde con el cartucho de pescao en los medios. El sobresaliente Pedro Santamaría finiquitó el festejo.

30 de mayo de 1971: Corrida de toros. Feria de San Isidro, Antonio Bienvenida y Andrés Vázquez. Mano a mano. Concurso de ganaderías: Palha, Juan Mari Pérez Tabernero, Passanha, Alonso Moreno de la Cova, Fermín Bohórquez y Murteira Grave. Andrés Vázquez fue herido por el 4º y así Antonio Bienvenida mató cuatro toros esa tarde y cortó cuatro orejas en una de las tardes más grandes de su trayectoria por los ruedos.

17 de octubre de 1971: Novillada picada. Ángel Rodríguez Angelete, Bartolomé Sánchez Simón, Antonio Martín Guerrita y Eduardo Torres Bombita (Rej.). 5 novillos de Flores Albarrán (1 Rej.) y 2 de García Aleas (4º y 5º). Angelete mató 5 novillos por percances de Simón en el 2º de la tarde – menos grave – y Guerrita en el 3º - probable fractura de húmero, pronóstico reservado – y además el banderillero Aurelio Calatayud, también ingresó en la enfermería con probable fractura de costillas.

La sentencia de Frascuelo

El 13 de noviembre de 1887 se celebró – tras dos posposiciones – la corrida a beneficio de la sociedad filantrópica El Gran Pensamiento. Ante diez toros de varias ganaderías actuaron Frascuelo, Cara – Ancha y Ángel Pastor. Originalmente Luis Mazzantini iba en la combinación, pero con el cambio de fechas no pudo actuar por tener programado un viaje a América y los toros de su lote los estoqueó al final de la corrida Rafael Sánchez Bebe, a quien Salvador Sánchez quería otorgar la alternativa al siguiente año en Madrid.

El primer toro de la tarde se llamó Peluquero, era de la ganadería de Antonio Hernández y de capa negra. Al tirarse a matar, el toro prendió a Frascuelo por debajo de la faja y le infirió una cornada en el vientre. Aún encontrándose herido se levantó y permaneció en el ruedo para finiquitar al toro.

Pasó a la enfermería y allí los médicos Pérez Obón y Alcaide de la Peña procedieron a explorar la herida y a practicar las primeras curaciones. Los miembros de su cuadrilla los miembros de su cuadrilla Ostión, Pulguita, Ojitos y Bebe aparecieron por la enfermería y el primero de ellos hizo un gesto de condolencia por el estado de su maestro. Ante tal expresión, la respuesta del Negro fue la siguiente:
Los toros dan esto porque no pueden dar otra cosa. Si dieran caramelos daría gusto torear. Pa evitar verse así no hay más que dos caminos: huir o cortarse la coleta…
Y remató la lección:
No me había tocao en toa la temporada un toro tan bueno como éste. Le toree a placer y cuando le vi cuadrado, quise meterle el pie a favor de obra, porque yo daba la espalda a los chiqueros. Entonces, se tapó. Quise ponerle en suerte y como hoy había en Madriz una teja que tenía que caerle a alguien en la cabeza, me cayó a mí. No ha pasao más
Apostilla final

En una de sus relaciones Vicente Zabala Portolés reclama respeto para los toreros. El contexto en el que lo pide es bien distinto al que en estos días se reclama ese mismo respeto para quienes se visten de luces. Hoy, la falta de respeto de un sector de la población es evidente y en los días de Zabala, me parece, era mera exigencia, subida de tono quizás, pero exigencia al fin, derecho inalienable del que paga una entrada para ver un espectáculo íntegro.

En estos tiempos, individuos sin nombre y sin rostro se dedican a injuriar y a denostar a quienes se visten de luces por el mero hecho de hacerlo. Sin embargo, los sucesos del pasado martes y los que aquí les presento de la historia de la plaza de Las Ventas, creo que dejan claro que en el enfrentamiento del hombre con el toro, el piso está parejo.

Aclaración necesaria: Los resaltados en los textos que se citan, son obra imputable exclusivamente a este amanuense.

domingo, 18 de mayo de 2014

Torear con gafas

Juan Luis Silis
Foto: Armando Landín - Miranda
Cortesía: altoromexico.com
El pasado domingo 11 de mayo, en la Corrida de la Oreja de Oro, el público asistente a la plaza Monumental Aguascalientes presenció un hecho infrecuente en la historia del toreo. El diestro Juan Luis Silis salió a recibir al cuarto de la tarde ataviado con unas gafas deportivas, las que le son necesarias como consecuencia de la cornada recibida en la cara el pasado 13 de octubre en la plaza de toros Vicente Segura de Pachuca.

Al ver las imágenes del torero con el poco taurino – pero necesario – artilugio calzado sobre el rostro, recordé que alguno de los clásicos había salido también al ruedo usando antiparras, pero de momento, sin poder precisar quién fue y la razón del uso de ellas. Ya sumergido en la biblioteca me pude acordar que quien se había vestido así de luces fue nada menos que Francisco Montes Paquiro y en la plaza de toros de Sevilla.

El asunto de Paquiro

Francisco Montes Reina, el autor – o inspirador, según se vea – de la preceptiva taurina más importante de la historia – aún vigente en casi todos sus temas –, gobernó la fiesta en España de 1836 a 1845. Era esta una época en la que la humanidad tenía una expectativa de vida de 40 años a lo sumo y quienes dedicaban sus afanes a actividades riesgosas como la tauromaquia, podían ver truncadas sus aspiraciones de alcanzar esa edad entonces provecta.

Paquiro había nacido en Chiclana de la Frontera en 1805 según unos o en 1808 según otros. Ingresa por recomendación de Jerónimo José Cándido en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla en 1821 y tras de abrevar allí los fundamentos del toreo, se presenta en Madrid en 1831. A partir de 1837 se convierte en el director de lidia y primera espada de los festejos de la capital española – toreando todos los de esa temporada – y se mantiene en esa calidad hasta 1845, cuando resintiendo los efectos de los percances sufridos, empieza a reducir el número de sus actuaciones, dejando de torear el año de 1847.

En 1848 retorna a los ruedos para cumplir con una sola actuación, precisamente la de las gafas y es la que tiene lugar el 5 de noviembre de 1848. Paquiro torea provisto de anteojos pues al parecer su visión ya no le permitía hacerlo de otra manera. En esta tarde, Francisco Montes Reina se convierte en el primer torero que sale al ruedo vestido de luces y ataviado con gafas. El festejo – tardío por su fecha - fue una corrida de toros organizada por la Real Maestranza de Caballería de Sevilla para celebrar el nacimiento de la infanta María Isabel, primera hija de la infanta Luisa Fernanda, hija de Fernando VII.

Después de esa tarde Paquiro volvería a seguir atendiendo su bodega en Chiclana, pero los vientos de la economía y de la bohemia le hacen volver a los ruedos en 1850, y el 21 de junio cuando torea su última corrida en Madrid – alternando con Chiclanero y Cayetano Sanz – un toro de Torre y Rauri llamado Rumbón le infiere una cornada, misma que será indirectamente la causante de su muerte el 4 de abril de 1851.

Juan Luis Silis

Juan Luis Silis
Foto: Armando Landín - Miranda
Cortesía: altoromexico.com
El 13 de octubre de 2013 en Pachuca, un toro de José Julián Llaguno le infirió una cornada de unos seis centímetros de extensión que fue de la parte inferior de la mandíbula del lado izquierdo lesionando el maxilar superior, la mandíbula y la trayectoria fue por lo menos de 25 a 28 centímetros, produciendo compresión de masa encefálica y edema cerebral consecuente.

Tras de mantener al diestro en coma inducido varios días para controlar la remisión del edema cerebral, se le sometió a la cirugía reconstructiva de los destrozos causados por el pitón del toro y como secuela, quedó una disfunción en la irrigación del ojo izquierdo, que es la que motiva la necesidad de que el diestro utilice en determinados compases de la lidia las gafas protectoras, ante la imposibilidad de aplicarse continuamente lubricantes tópicos – lágrimas artificiales – en el ojo lastimado.

Y una disculpa

Ofrezco desde aquí a mis tres lectores una disculpa por salir tan tarde este domingo, pero algunas cuestiones de familia me permitieron sentarme a escribir apenas hasta ahora.

domingo, 11 de mayo de 2014

Mexicanos que cortan orejas en la Feria de Abril de Sevilla

En la Feria de Abril sevillana – paradójicamente verificada en mayo – de este año de gracia de 2014, se anunciaron tres toreros mexicanos. Es este un hecho que llama la atención a la afición, sobre todo si consideramos que en los últimos ciento tres años (1911 – 2014), es más el tiempo muerto que el coso del Baratillo ha representado para nuestra torería.

Afirmo lo anterior porque durante los siguientes calendarios no localicé presencia de toreros mexicanos en la temporada sevillana: 1911, 1913, 1915, 1920 – 1929, 1931, 1932, 1934, 1936 – 1944, 1948 – 1953, 1958 – 1962, 1966, 1967, 1970, 1973 – 1976, 1980 – 1982, 1984, 1985, 1987 – 1993, 1995 – 1997, 1999 y 2003 – 2007.

Como lo reflejan las cifras, en ciento tres años, cincuenta y ocho de ellos han visto transcurrir el abono de Sevilla – y por ende su Feria de Abril – sin el concurso de nuestros diestros. De allí que ahora me ocupe de localizar quienes han actuado en ella más de una tarde – y aclaro desde ahora que solo me limito al espacio de tiempo de esa feria abrileña – y a que en ella hayan cortado alguna oreja.

Rodolfo Gaona

Abre esta relación el Califa de León, que el 21 de abril de 1918 cortó una oreja al segundo de su lote, de Concha y Sierra, en tarde en la que alternó con Gallito y con Fortuna. La relación aparecida en el diario El Imparcial de Madrid, al día siguiente del festejo, dice lo que sigue:
En Sevilla, La cuarta de feria. Ganado de Concha y Sierra para Gaona, Joselito y Fortuna. Una oreja a Joselito y otra a Gaona. Sevilla 21 (6:10 tarde). Con el tiempo amenazando lluvia y un lleno completo se celebra la cuarta corrida de feria, en la que se corren toros de Concha y Sierra... Cuarto. - Un aficionado salta al ruedo para torear, cae ante la cara del toro y de milagro no es empitonado... Gaona torea por gaoneras, siendo colosales las tres primeras. (Ovación)… El mejicano empieza la faena de muleta con un pase de rodillas colosal; luego, pases de tirón para llevarse el toro a los medios. Allí hace una gran faena; arregla la muleta de espaldas al toro. Entrando bien, da un volapié inmenso y se sienta en el estribo, mientras el bicho dobla sin puntilla. (Grandísima ovación, oreja y vuelta al ruedo. Al cabo, con la colosal faena, ha redimido en parte el mejicano sus culpas de las anteriores tardes)...
Del mismo Madrid, El Heraldo, la noche misma del festejo, dice lo que sigue:
Cuarto. – «Rutinero», castaño... Un capitalista se arroja al ruedo. Gaona da dos verónicas valientes y una gaonera superior. Después hace un quite muy lucido. Gallito otro bueno y Fortuna otro de valiente... Gaona cuartea en un par muy fino. Repite con otro igual. Termina con otro, al cuarteo, de buena ejecución... Toma los trastos y da el primer pase hincado de rodillas. Sigue cerca, con pases de tirón para llevarse el toro a los medios. Una vez conseguido el objeto, da dos pases de rodillas agarrando el pitón. Un molinete muy lucido. La faena es muy adornada. Entrando de manera colosal, deja una estocada en la cruz. El toro tarda en doblar y Gaona se lo lleva al sol, donde dobla…
La crónica de El Heraldo no consigna el otorgamiento de la oreja, igual que el semanario El Toreo. Habría que aclarar que en el que abrió plaza también se le tiró un espontáneo a El Petronio y que Joselito le cortó una oreja al segundo de la tarde. La oreja obtenida por Gaona resulta ser, según los historiadores de la Maestranza, la tercera que se concedía en la historia de la plaza.

Armillita

La siguiente oreja que cortó un torero mexicano la obtuvo Fermín Espinosa Armillita el 20 de abril de 1933, cuando para lidiar toros de doña Carmen de Federico alternó con Manolo Bienvenida y Domingo Ortega. Es curioso que el Maestro, pese a la excelente impresión que causó en esa plaza, de acuerdo con la crónica publicada en el ABC de Sevilla por Juan Mª Vázquez al día siguiente de la corrida, no terminaría de entrar en ella sino hasta 1945, cuando corta un rabo a un toro de Manuel González en la Corrida de la Prensa. De la relación indicada extraigo lo que sigue:
Ocho toros y un torero… No necesitaron ser muy puros ni absolutamente reposados los cinco naturales que Fermín Armillita engarzó en su corrida de la Feria de septiembre, para que el ágil y gracioso torero de Méjico sobrepujase – aparte la gentileza de sus adornos sevillanos – la impresión producida entonces por las estrellas que le acompañaban en el cartel, de las cuales, porque eran estrellas fugaces, sería inútil preguntarnos ahora los nombres... Únicamente por el esfuerzo de su mano izquierda Armillita ha vuelto a Sevilla, y, gracias a su vuelta, volverá otra vez, como primerísima figura, a figurar en nuestras corridas más solemnes... Adornado, pinturero, valiente, decidido a abrirse paso... él – nadie más que él – alegró el circo de la Maestranza durante la lidia de una corrida que hizo difícil, no la malicia – que no existió –, sino la bravura auténtica y pegajosa de unos bichos en los cuales la traza veragüeña derivaba mejor al estilo pastueño, encarrilado y lento, de los murubes, por el camino sinuoso, de apremiantísimas curvas, de la sangre de Saltillo. Suelto, desahogado, muy torero, el reposo suave de sus verónicas, el floreo multicolor de sus quites y la majeza de sus pares de banderillas – al quiebro y al cuarteo – acusaron al único torero de la tarde, que, si un poco atosigado al muletear, por el nervio de sus enemigos, de ellos dio cumplida cuenta bien pronto, sin que le hubiese abandonado la tranquila sonrisa de quien sabe lo que hace, cómo lo hace y cuál ha de ser el resultado feliz de su esfuerzo... Armillita, frecuentemente ovacionado, cortó la oreja del quinto toro, y fue despedido con una calurosa salva de aplausos...
En el caso de Armillita hago una necesaria y muy honrosa excepción en esta relación de triunfos, porque en 1933, el Maestro actuó una sola tarde.

Carlos Arruza

El Ciclón Mexicano, el 18 de abril de 1945 será el siguiente en obtener un trofeo. Esa tarde los toros fueron de Clemente Tassara y sus alternantes Manolete y Pepe Luis Vázquez. La crónica de Antonio Olmedo Don Fabricio, también en el ABC de Sevilla, refiere lo que sigue:
Dos taleguillas rotas... El tema de los toros ha vuelto al ser habitual en esta nuestra Sevilla, madre del toreo. La expectación, forjada a fuerza de valor y estilo por esas dos figuras señeras de la tauromaquia, que son Manolete y Arruza, se ha justificado ayer plenamente sobre el ruedo de la Real Maestranza... Dos taleguillas rotas, las que ciñen Arruza y Manolete, califican y ponderan el éxito del festejo de ayer; las dos primeras taleguillas de la torería actual, hechas jirones por las astas de los toros de Tassara, son el exponente de una competencia que devuelve a la fiesta su emoción sustancial, sin la cual degeneraría el toreo... Arruza merece la consideración de benemérito de la fiesta nacional... Las faenas a sus dos toros fueron sencillamente inenarrables. La primera breve, pero cerquísima y eficaz, para matar como los cánones mandan. La segunda faena, tan cercana como la otra, más reposada y completa, sobresaliendo los pases por bajo iniciales, los magníficos naturales con la izquierda y dos emocionantísimos y soberbios molinetes de rodillas... La faena había puesto en vilo a los espectadores y como la estocada fue certera, hubo oreja y aún unánimemente se pedía mayor premio para el aclamado espada...
Al día siguiente, 19 de abril, alternando de nueva cuenta con Manolete y completando la terna Pepín Martín Vázquez, Carlos Arruza volvió a cortar otra oreja a uno de los toros de Carlos Núñez que le tocaron en suerte.

Jesús Córdoba

En 1953 Jesús Córdoba le cortó una oreja a un Miura el día 24 de abril y al día siguiente, otra a un sobrero de Benítez Cubero que los maestrantes le obsequiaron para que in extremi” salvara un festejo que se había ido por la borda a causa de la falta de casta y fuerza de los toros de Sánchez Cobaleda y Escudero Calvo corridos en la lidia ordinaria. De ese par de tardes me he ocupado ya en esta ubicación por lo que les remito a ella para recordar las particularidades de esas hazañas del Joven Maestro en el coso del Baratillo.

Joselito Huerta

El León de Tetela es el siguiente torero mexicano que actuó un par de tardes en la Feria de Sevilla y salió al menos con un apéndice en la mano. El 17 de abril de 1957 fue acartelado con toros de Manuel Sánchez Cobaleda y Carlos Núñez (4º, 5º) y con Antonio Ordóñez y Manolo Vázquez como compañeros de terna. La tarde transcurrió entre el sopor que producen el calor y el mal juego de los toros. La crónica de Gil Gómez Bajuelo en el ABC de Sevilla apunta lo que sigue:
En el segundo festejo Joselito Huerta realizó brillante labor, premiada con un apéndice… Los «cobaledas», gordos, congestivos, quedados al máximo, pero sin malas ideas... La fiesta transcurrió sosa, monótona, apenas sin relieve... El brindis de Joselito Huerta. Cuando juzgamos la labor del mejicano, el Domingo de Resurrección, dijimos que era muy otro del año pasado. Que se había superado... Hubo un momento ayer - ¡hombres de poca fe - en que estuvimos a punto de retractarnos... Y llegó el sexto. Tenía los cuernos en alto, ancha la cuna. Nada con el capote. El caballo repelía al toro. Estaba la atmósfera cargada de pesadez. Los banderilleros acentuaron el clima. Sólo Luis Andaluz pareó con discreción. Y vimos como Joselito Huerta molido por la paliza que le dio su toro anterior, cosido y recosido el traje en el callejón, salió al tercio brindando a la plaza. ¿Brindar de qué? ¿Qué había visto? Hasta el viento se levantó, haciendo el quite al torero, tratando de hacerle desistir. Pero el mejicano no cedió. Empapó de agua la muleta, para vencer al aire primero y vencer después al toro. Surgieron indómitas las reacciones del indio bravo. Le consintió a fuerza de arrimarse. Le hizo embestir, lo dominó y surgió en varias fases una magnífica faena, en la que los redondos fueron el motivo de varias tandas de naturales, soberbios, magistrales, en los que el mejicano tomó de largo al toro y lo llevó con temple, embarcándolo, corriendo la mano superiormente... Estupenda, magnífica faena, valerosa y artística, que culminó con la estocada, que puso al toro patas arriba, en decúbito supino, Aleteó de albura el graderío y el presidente concedió la oreja al mejicano. Quedó justificado el sorprendente brindis y nosotros sentimos el gozo de diferir la íntima retractación…
Curro Rivera

Pasarían 14 años para que otro diestro mexicano obtuviera algún apéndice y es en este orden Curro Rivera quien, alternando con Curro Romero y Victoriano Valencia en la lidia de toros de Fermín Bohórquez logra la hazaña. La tarde del 19 de abril de 1971 corta tres orejas y se convierte en el primero y único torero mexicano entre 1911 y esta fecha en abrir la Puerta del Príncipe en la Feria de Abril de Sevilla. Manuel Olmedo Don Fabricio II, relató en el ABC de Sevilla lo siguiente:
Curro y Currito… La presentación de Currito Rivera en la Maestranza ha sido triunfal y convincente. Lo hemos visto en todo momento muy seguro y muy suelto. Al tercero de la tarde lo lanceó con tanta decisión como prestancia... Luego, dominador y arrogante, con sereno coraje compuso una faena de muleta superior a las condiciones del toro... Excelente fue el trasteo y soberbia fue la estocada con que Currito tumbó a su adversario... difícilmente superable por la guapeza, por el buen estilo y por la precisión con que realizara la suerte el joven diestro, premiado justamente con las dos orejas de su adversario. En el sexto, manso integral... Currito lo persiguió denodadamente y le dio muchos pases, deshilvanados, llenos de majeza... concluyó su esforzada labor con un estoconazo, saliendo trompicado. Hubo eufóricos en número suficiente para que al interesante espada le concedieran una oreja. Halagüeño debut...
Los toros a los que Curro Rivera cortó las orejas fueron Zalamero (3º) y Gavilán (6º).

Joselito Adame

Cierra esta relación el torero de Aguascalientes, quien el 16 de abril de 2012, enfrentando toros del Conde de la Maza, cortó una oreja al segundo de su lote – sexto de la tarde –, en tarde en la que alternó con Luis Bolívar y Salvador Cortés. A esa fecha, habían pasado 41 años entre la tercera oreja de Curro Rivera – también cortada al sexto de aquella corrida – y esta obtenida por Joselito. Fernando Carrasco, cronista del ABC de Sevilla, contó así lo sucedido:
Joselito Adame capea la mansedumbre… Al que cerró plaza le dejó un quite por lopecinas para el recuerdo. Vino con muchas ganas este Adame, que brindó al respetable. Se la jugó sin cuento en unos estatuarios ajustadísimos rematados con un extraordinario pase del desprecio. Muy bien el mexicano, que le dio distancia a su oponente y al natural, le hilvanó una tanda majestuosa. Sin humillar del todo, Adame supo sacarle todo el partido por ambos pitones. Estuvo pinturero y a la par valeroso para tragar en las embestidas con la cara a media altura de «Puritito», que finalmente claudicó. Buena la estocada. Una oreja de ley por cómo planteó y resolvió la situación…
He de aclarar que en la Feria de 2012, esta fue la única tarde a la que Joselito Adame fue contratado.

El pasado viernes – 9 de mayo –, Joselito Adame cortó una oreja, de nuevo al sexto de la corrida de Victoriano del Río, un colorado llamado Despreciado. Sus alternantes fueron Enrique Ponce y Sebastián Castella. De nuevo y para no romper la línea de citación de opinión seguida, recurro a la crónica de Fernando Carrasco publicada en el ABC de Sevilla en la que expresa esto:
A por todas… Joselito Adame ha recibido a sus dos toros a portagayola. Muy bien el inicio de faena a su primero, un toro encastado que ha pedido mando y que le dejasen la muleta en la cara. Así lo ha entendido el mexicano, que ha brillado sobre todo sobre la diestra. Toro importante al que le ha tragado en los últimos compases de faena. Los dos descabellos han dejado todo en una vuelta al ruedo... Otro toro bueno ha sido el sexto, repitiendo y con vibración. Adame, queriendo mucho, lo ha toreado muy bien, primero en estatuarios y luego sobre la diestra en series quizá algo ligeras pero emocionantes. Bajó algo al natural pero subió de tono sobre la diestra, donde recibió una fea voltereta al rematar con un molinete. Se levantó sin mirarse y una postrera serie a diestras encandiló al respetable. Y la gran estocada, que ha necesitado de dos descabellos, le ha puesto la oreja en sus manos…
Dados los tiempos muertos a los que me he referido al inicio y a la gran cantidad de festejos fuera de feria a los que han acudido nuestros toreros, la cosecha de apéndices en los de abril es breve. Pero todos tienen su historia. Aquí tienen lo que yo considero lo más relevante de ella.

domingo, 4 de mayo de 2014

Las alternativas en la plaza de toros Monumental Aguascalientes

La plaza de toros Monumental Aguascalientes cumple 40 años de haber sido inaugurada el 23 de noviembre de este año. Durante los próximos meses recordaré algunos de los fastos ocurridos en su redondel. El primero de ellos consiste en que el toro que se mató en lo que en esos días era la nueva plaza de toros Monumental, fue un toro de alternativa. Pasadas cuatro décadas, dieciocho son los toreros que han sido investidos como matadores de toros en su ruedo y once de ellos vieron la primera luz en esta Ciudad. 

Con esa base, pasemos pues a revisar esta parte de la historia nuestra plaza y recordemos que en su momento, las alternativas aquí reseñadas representaron el momento en el que se culminaron en todo o en parte, los sueños de esos once toreros que las recibieron.

La alternativa

Los aficionados a los toros hemos presenciado en varias oportunidades la ceremonia por la cual, el matador de toros con más antigüedad en el cartel, al iniciar el último tercio de la lidia, entrega a un novillero muleta y estoque, a cambio del capote de brega y tras de dirigirle unas palabras más o menos breves, sella la entrega de esos trastos con un abrazo a quien a partir de ese momento asciende en el escalafón taurino a la categoría de Matador de Toros. Históricamente no es posible precisar la fecha en la que se otorgó la primera alternativa y así lo señala don José María de Cossío:
...no se puede precisar la fecha en que esta ceremonia se hace con tal rito, pero, sin duda, el hecho de alternar se consideró, desde que se organiza el espectáculo, como alternativa, y el acto de ceder al toro es muy propio de la política y cortesía de los diestros, y aunque sin carácter de obligación debió de practicarse desde tiempos muy antiguos...
Esta situación a la que hace referencia Cossío, nos ilustra que previo al formalismo que reviste hoy al otorgamiento de una alternativa, había una serie de normas consuetudinarias, inveteradas, que revestían un cierto carácter gremial. Así, se iniciaba el aprendizaje como banderillero al lado del maestro, que tenía calidad de espada. Una vez que ese maestro estimaba que el aprendiz era apto para dar una lidia completa a los toros, éste le permitía matar alguno en forma ocasional, adquiriendo el aprendiz la categoría de media espada y al paso del tiempo, si sus aptitudes seguían creciendo, se convertiría en espada y así se iniciaría de nuevo el proceso de la enseñanza taurina, pues ese nuevo espada, se suponía que procedería de igual forma con sus banderilleros. 

La cuestión de la alternativa vendrá a cobrar importancia cuando para el año de 1864, El Chiclanero, apoyado en una cláusula de su contrato, pretende ser primer espada en las corridas del abono madrileño. Cúchares por su parte, aducía que por antigüedad le asistía ese derecho. Total que nadie se puso de acuerdo y al tocar a matar al primer toro que se lidió, compartiendo ellos cartel, los dos intentaron hundirle la espada. Cúchares al final fue el que lo logró, pero creo firmemente que es este el momento en el que se hizo necesario el adoptar una tradición que aparte de dar lucimiento al advenimiento de un nuevo matador de toros, permitiera tener una referencia temporal definida que permitiera establecer el orden de la actuación de los toreros.

Así pues, no debemos perder de vista que la alternativa de un torero, en si es un acontecimiento trascendente y como tal, merece un capítulo aparte en la historia de la fiesta y veremos que en la que ahora como grupo taurino organizado tratamos de bosquejar, no pueden quedar sin repaso las de Fermín Espinosa Armillita, Eduardo Liceaga, Jesús Salazar, Ricardo Sánchez, Luis Fernando Sánchez, Pedro Loredo, Roberto Fernández El Quitos, David Bonilla, Héctor de Granada, Jorge Mora, Fernando Ochoa, Javier Gutiérrez El Cachorro, Gerardo Gaya, Fabián Barba, Arturo Macías, Jairo Miguel, Mario Aguilar y Gerardo Adame toreros todos que iniciaron su camino como matadores de toros, en la plaza de toros Monumental Aguascalientes.

Los catecúmenos

Alternativa de Fermín Espinosa Armillita
23 de noviembre de 1974
Fermín Espinosa Armillita: Recibió la alternativa en la corrida inaugural de la plaza, el 23 de noviembre de 1974. Se la otorgó Manolo Martínez en presencia de Eloy Cavazos. El toro de la cesión fue Hidrocálido de Torrecilla. Confirmó su alternativa en la Plaza México el 4 de enero de 1976 de manos de Manuel Capetillo y actuaría como testigo Curro Rivera. El toro de la ceremonia se llamó Don Chón, de las dehesas del ingeniero Mariano Ramírez. Se despidió de los ruedos en la misma plaza de su alternativa el 3 de mayo de 2002 alternando con Eulalio López Zotoluco y Julián López El Juli. El último toro que mató vestido de luces fue Salmantino, de Los Encinos.

Eduardo Liceaga: En corrida nocturna celebrada el jueves 24 de abril de 1975, Mariano Ramos como padrino y Humberto Moro hijo como testigo le hacen matador de toros con toros de Tequisquiapan. Confirmó su sanmarqueña alternativa en la Capital el 25 de enero de 1976, de manos de Manuel Capetillo y llevando como testigo a Curro Rivera. Los trastos le fueron cedidos para que matara al toro Er Canti, de Cerro Viejo.

Jesus Salazar: Mariano Ramos, su compañero en las lides charras, en presencia del diestro colombiano Juan Gómez, le cede los trastos la tarde del 29 de abril de 1978. Ese día se lidió un encierro de Tequisquiapan del que destacó el tercer toro de la tarde, el número 378, nombrado Molinero, a mi juicio uno de los más bravos que se han lidiado en la historia de la plaza.

Jesús Salazar nunca confirmó su alternativa en la Capital de la República, aunque si actuó en la Plaza México como matador de toros el 29 de abril de ese 1990, en una corrida organizada por el Patronato Taurino del Distrito Federal, en la que, con la complicidad de la Asociación de Matadores, a Jesús y a otros ocho toreros, se les negó el derecho a esa confirmación, so pretexto de que tanta ceremonia restaría seriedad a esa plaza. Esa tarde lidio al toro Chorchero de Manuel de Haro.

Ricardo Sánchez: Es el 1º de mayo de 1982 que Manolo Martínez concedería la última alternativa de su primera etapa en los ruedos, llevando como testigo Manolo Arruza. Los toros para la ocasión fueron de la ganadería de Los Martínez. Ricardo confirmó su alternativa en la Plaza México el 17 de junio de 1983, cuando Mariano Ramos le cediera los trastos para despenar a Flamenco de Manuel Labastida, ante el testimonio del hispano Antonio Sánchez Cáceres. Se despidió de los ruedos el 28 de abril de 1996 en la misma plaza Monumental, siendo el último toro de su carrera, Ingeniero de Real de Saltillo, al que cortó las dos orejas.

Luis Fernando Sánchez: Asciende a matador de toros el día de San Marcos de 1983. Le apadrinó Antonio Lomelín, ante el testimonio de Miguel Espinosa Armillita Chico y el toro de la ceremonia fue Veintiuno, número 241, de Begoña. Confirmó su alternativa el 3 de febrero de 1995, cuando en la Plaza México, Curro Rivera le cediera los trastos para finiquitar a Apóstol de Reyes Huerta, ante Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea. Se despidió de los ruedos en la plaza de su alternativa el día 3 de mayo de 2003, cortándole las orejas al último toro que mató vestido de luces de la ganadería de De Santiago.

Pedro Loredo: Logró la alternativa en la Monumental el 7 de mayo de 1983, actuando como padrino Curro Rivera y como testigo Ricardo Sánchez, siendo los toros de Torrecilla.

Roberto Fernández El Quitos: El 22 de abril de 1986, José Antonio Campuzano, en presencia de Jorge Gutiérrez le cedió los trastos para dar muerte al toro número 22, con 482 kilos de peso, nombrado como Caramelo del hierro de La Paz. Confirma su alternativa en la Capital el 5 de febrero de 1993, de manos de Alejandro del Olivar y llevando a Germán Garza como testigo, con el preludio ecuestre de José Antonio Hernández Andrés, siendo los toros anunciados para lidiarse de Jorge de Haro. El toro de la confirmación fue Quitamoños.

David Bonilla: Su alternativa fue el día 16 de noviembre de 1983, actuando como padrino Manolo Arruza y como testigo Ricardo Sánchez, correspondiendo a la terna enfrentarse a un encierro de Torrecilla. El toro de la ceremonia se llamó Recuerdo, marcado con el número 54 y con 450 kilos de peso. David Bonilla se despidió de los ruedos en un festival celebrado en la plaza de toros San Marcos el 19 de octubre de 2008.

Héctor De Granada: El 24 de abril de 1988 el reaparecido Manolo Martínez, en presencia de Miguel Espinosa Armillita Chico, le cedería al primero de los de Begoña que se lidiaron esa tarde, llamado Doble A. Cabe señalar, que es la de Héctor de Granada, la primera alternativa televisada en directo desde la Monumental. Confirma en la Plaza México el 11 de marzo de 1990, de manos de Paco Doddoli y llevando como testigos a Pepe Murillo y a Arturo Díaz El Coyo, quien confirmó también en esa fecha. El toro de la ceremonia fue de Valparaíso y se llamó Duende

Exterior de la plaza. Monumento a
Rafael Rodríguez El Volcán de Aguascalientes
Jorge Mora: Su alternativa tuvo lugar el 24 de abril de 1995, siendo otorgada por Eloy Cavazos en presencia de David Silveti. El toro de la ceremonia fue Debutante, de De Santiago, número 29 y con 504 kilos de peso. La confirmó en la Plaza México el 23 de abril del año 2000 con el toro Profeta de San Manuel, siendo su padrino Alfredo Ferriño y llevando como testigo a Víctor Santos. Jorge Mora se despidió de los ruedos el 28 de noviembre de 2013 en el marco de un festival taurino celebrado en la plaza de toros San Marcos.

Fernando Ochoa: Su alternativa se programó inicialmente para el 25 de diciembre de 1995, pero el clima obligó a posponerla para el 7 de enero de 1996, siendo su padrino Miguel Espinosa Armillita Chico y atestiguando Javier Conde. El toro de la cesión fue Asturiano, de la Viuda de Emilio Fernández. Confirmó su alternativa en la capital mexicana el 4 de febrero de 1996, cuando entró a sustituir a Eloy Cavazos en un cartel que completaron Miguel Espinosa Armillita Chico y José Miguel Arroyo Joselito, siendo el toro de la ceremonia Amor Grande. Fue el primer torero alternativado en la Monumental en torear en ruedos europeos y se cortó el simbólico añadido ayer 3 de mayo de 2014 en Juriquilla, Querétaro. El último toro que mató fue Golondrín, número 62, de Fernando de la Mora, de regalo, al que cortó las dos orejas.

Javier Gutiérrez El Cachorro: Recibió la alternativa el 27 de noviembre de 1999, en la corrida con la que se celebraba el XXV Aniversario de la plaza Monumental. Su padrino fue Julián López El Juli, que por primera vez oficiaba como padrino y como testigo actuó Jerónimo. El toro de la ceremonia fue Garambullo de Xajay, número 652 y con 495 kilos de peso. Una inoportuna cornada recibida el 15 de abril de 2001 en Ciudad Juárez, que le causó una seria lesión en la columna vertebral y al parecer, le quitó de torero. 

Gerardo Gaya: Recibe la alternativa el 27 de abril de 2000. Su padrino fue Eulalio López Zotoluco y ofició como testigo El Juli, correspondiendo a la terna un encierro potosino de De Santiago. El primero de la tarde se llamó Idealista, herrado con el número 101 y anunciado como de 480 kilos de peso. Hasta donde tengo conocimiento, después de esta tarde Gerardo Gaya no volvió a vestir el terno de luces como matador de toros.

Fabián Barba: Recibe la alternativa el día 26 de abril de 2003, de manos de José María Luévano, quien en presencia de Ignacio Garibay le cede al toro Aprendiz, cárdeno carbonero, número 374, con 518 kilos de peso, de José María Arturo Huerta, en tarde, en la que actuara también el rejoneador Fermín Bohórquez. Confirma su doctorado en la Plaza México el 30 de noviembre de 2003, apadrinándole Jorge Gutiérrez y atestiguando la ceremonia el albaceteño Manuel Caballero, recibiendo los trastos para finiquitar al toro Lindos Ojos, de 482 kilos de peso, también de José María Arturo Huerta.

Arturo Macías: El 7 de mayo de 2005, José Luis Angelino, en presencia de Israel Téllez y Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea, le hace matador de toros, cediéndole al toro Cortijero número 553, de 481 kilos, de Xajay. Confirma en la México el 21 de mayo de 2006 con el toro Cordobón, de Barralva, de 529 kilos, siendo su padrino Leonardo Benítez y fungiendo como testigo el también confirmante Guillermo Martínez. Es el primer diestro alternativado en la Monumental en confirmar en la plaza de Las Ventas en Madrid, lo que hizo el 11 de mayo de 2010, cuando Miguel Abellán, en presencia de César Jiménez le cedió al toro Juntaollas de Martelilla.

Jairo Miguel: Recibe la alternativa el 3 de mayo de ese 2008 de manos de Eloy Cavazos, con el testimonio de Eulalio López Zotoluco. El toro de la ceremonia se llamó Talismán, número 519, con 479 kilos de peso y como los demás de la tarde, fue de la ganadería queretana de Bernaldo de Quirós. Confirmó su alternativa en Las Ventas el 9 de junio de 2011,  con el toro Aguilucho de Antonio Bañuelos, le apadrinó Víctor Puerto y fungió como testigo Pedro Gutiérrez Lorenzo El Capea.

Monumento a Miguel Espinosa Armillita Chico
Mario Aguilar: Recibe la alternativa el 1º de noviembre de 2009, siendo su padrino Sebastián Castella y fungiendo como testigo Joselito Adame. El toro de la ceremonia se llamó Cafetero de Bernaldo de Quirós. Confirmó en la Plaza México el 31 de enero de 2010 con el toro Tamarindo, también de Bernaldo de Quirós. Le apadrinó Julián López El Juli y fungió como testigo Arturo Macías.

Gerardo Adame: El 29 de abril de 2011 es investido como matador de toros por Miguel Ángel Perera, quien en presencia de Arturo Macías le cede al toro Vuela Alto de Teófilo Gómez.

A manera de conclusión

La historia de nuestra Monumental se seguirá escribiendo. Esperemos que se sigan otorgando en su redondel la alternativa a toreros que ocupen siempre un sitio de privilegio en la fiesta.

Aldeanos