martes, 5 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 5 de mayo de 1972. Se lidia la corrida más grande de la Historia del Toreo en México.


NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la novena corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y por ello, publicando estas ideas, ya que Ustedes hasta ahora, no han expresado objeción.

La corrida con la que se cerró la feria del año de 1972 pasaría al capitulado de los grandes acontecimientos de la historia de la Plaza de Toros San Marcos y de nuestra feria abrileña, por haberse lidiado en ella lo que en presencia, tipo y en el ineludible baremo de la báscula, resulta ser la corrida de toros más grande que se haya jugado en la Historia del Toreo en México.

Para la fecha se anunció la presencia del torero de Santa Coloma de Gramanet, Joaquín Bernadó que durante varios años de la década anterior había tenido triunfos significados en el serial sanmarqueño, como en el de 1964, en la que se alzó como triunfador máximo. Jesús Solórzano hijo, quien en estricto sentido realizaría una gesta al enfrentar este encierro, pues su cuerda como torero era la del arte y no precisamente la del poderío, aunque conociera a profundidad la técnica del toreo y tuviera los argumentos para resolver solventemente una contrata como esta y la reaparición de un torero de la tierra que tenía por divisa el valor a toda prueba, Fabián Ruiz, quien después de una gravísima cornada penetrante de tórax sufrida en Tijuana, luchaba por retomar el paso y ser una figura de los redondeles.

El encierro provenía de La Punta y era producto del reordenamiento que don Francisco Madrazo Solórzano daba a su ganadería, diezmada por la persistente sequía y por las mermas que le causó la Reforma Agraria, por lo que los toros a lidiarse venían del cruce de sus vacas de origen Parladé – Campos Varela, con toros provenientes de San Miguel de Mimiahuápam, los números 80, el 110 de nombre Vencido y 193 de nombre Ventanito, de origen Llaguno con goterones de sangre del Conde de la Corte, según lo explicaba en la remembranza del pasado 26 de abril.

Los punteños lidiados esta histórica tarde fueron: Sombrerero, número 61 con 580 kilos; Lagrimoso, número 40, con 635 kilos; Recobito, número 75, con 630 kilos; Carretero, número 20, con 640 kilos; Enanito, número 25, con 672 kilos y Candilejo, número 49, con 730 kilos. El promedio de peso del encierro fue de 647.833 kilogramos exactos. Los nombres de los toros corresponden a los de las familias que se formaron con los toros y vacas que en 1925 llegaron de España para la formación definitiva de la vacada de los señores Madrazo.

La crónica del festejo realizada por Everardo Brand Partida para El Sol del Centro del 6 de mayo de 1972 nos presenta el siguiente juicio:

‘La Corrida del Toro’, esa fue innegablemente, la que ayer se dio en el Coso San Marcos, porque en el ruedo estuvieron, - únicamente ellos – los seis cromos seleccionados especialmente por don Francisco Madrazo, para el colofón de la Feria Taurina de 1972. Seis torazos con edad y presencia, que promediaron en la romana 650 kilogramos y que derrocharon bravura y nobleza al transcurso de la lidia de cada uno de ellos, en forma especial los corridos en primero y quinto lugares, ya que este último ‘Enanito’, marcado con el número 325, mereció los honores del arrastre lento.

Es precisamente ellos, de los toros, de quien debe hablarse, porque el encierro de ayer, lidiado en el Coso de la calle Democracia es, hasta la fecha, es hasta la fecha, el más grande y parejo de los que se han lidiado en plazas mexicanas, porque dieron un juego extraordinario para la lidia tras de pelear bravamente con las cabalgaduras y haciendo honor a su divisa, evidenciaron un magnífico estilo de bravura y poder, que no fue descifrado por los espadas actuantes, que se conformaron – cabe así asentarlo – con pararse enfrente de los punteños.

Contrariamente a lo que suponía el grueso de los aficionados tomando en consideración el peso de los astados, éstos no salieron parándose ni a la defensiva. Llegaron al tercio mortal plenos de facultades, esto es, con poder, embistiendo ‘de aquí hasta allá’, francamente, con estilo definido, con son y solo necesitaban que un torero se les parara, los templara y los mandara para que hubieran pasado a formar parte de un capítulo memorable de la historia taurina mexicana y hubieran cubierto de gloria a su divisa y a su criador, el pundonoroso ganadero don Francisco Madrazo.

El encierro de ‘La Punta’, bonito en verdad, demostró que los toros no llegan al último tercio con media embestida, semi – parados o completamente a la defensiva exclusivamente por su peso. No, los punteños fueron graneados – no cebados o engordados prematuramente para cumplir con el requisito del peso –, se les apreció fibra y poder y su sangre brava les hizo embestir en todo momento. Si acaso solo un detalle fue apreciado con desagrado por los aficionados, que hicieron un entradón en la Plaza, y es que los seis toros estaban astillados de los pitones. Que uno o dos lo estén, tiene una explicación lógica, pero que los seis torazos lidiados en el ruedo del Coso San Marcos salgan astillados de los pitones, eso es ya otra cosa…

A Joaquín Bernadó le tocaron en suerte Carretero y Lagrimoso; a Jesús Solórzano Recobito y Enanito, el que fue premiado con el arrastre lento y a Fabián Ruiz le correspondieron Candilejo y Sombrerero. La única oreja del festejo la cortó Fabián precisamente a Candilejo, al que liquidó de una estocada y cuatro golpes de descabello.

Asistí a ese festejo y realmente recuerdo solamente el entradón, la expectación que causó cada uno de los toros en el ruedo y el hecho de que al final de la tarde, el único que haya cortado una oreja haya sido Fabián Ruiz, precisamente a Candilejo, el toro más grande y pesado de la corrida, aunque la realidad es que ese encierro y ese festejo es uno de los grandes hitos de los ya ciento trece años de historia de la Plaza de Toros San Marcos, tanto que hoy hay en sus muros tres placas que recuerdan o refieren el evento, una dedicada al Encierro, otra a Fabián Ruiz y una tercera al paso de Jesús Solórzano por ese ruedo, en la que se incluye su actuación en esta memorable tarde.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Corrida de la Oreja de Oro. Toros de Corlomé para Óscar Sanromán, Israel Téllez, Juan Antonio Adame, Guillermo Martínez, Aldo Orozco y Víctor Mora.

lunes, 4 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 4 de mayo de 1995. Primera corrida de rejones durante una Feria de San Marcos en la Plaza Monumental Aguascalientes

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la octava corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

Durante las temporadas 93 – 94 y 94 – 95, bajo el patrocinio de Bancrecer – Banoro (una entidad financiera), se dieron más de 100 corridas de rejones en México, anunciadas como La Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro. La base de los carteles fueron los rejoneadores Enrique Fraga, Rodrigo Santos, José Antonio Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Joaquim Bastinhas, Giovanni Aloi y también participó en ellos Rubén Acosta, quien era funcionario de la Entidad Financiera y practicaba el llamado Arte de Marialva. Tuvo también una decisiva influencia en esa forma de promover la fiesta y particularmente el toreo a caballo, el Dr. Carlos Escalante, que también ocupaba puesto de dirección en la entidad bancaria y que en una etapa de su vida también fuera rejoneador con relativa fortuna en los ruedos.

Los esfuerzos de la gira no se vieron reflejados en la aceptación plena del toreo ecuestre por la afición mexicana, aunque hoy en día, el Instituto Mexicano del Rejoneo, que dirige la señora Laura Peralta Quintero, recogió la estafeta que dejara la Gira, dedicándose a formar e impulsar toreros a caballo para lograr la permanencia de esta particular tauromaquia en México.

La corrida del 4 de mayo de 1995, se dio con algo más de la mitad del aforo cubierto, en una plaza que alberga quince mil localidades y con la circunstancia añadida de que el acceso no tuvo costo, lo que refleja un exceso de confianza o una falta de difusión de los encargados de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro encargados de la gestión y promoción de esta serie de festejos.

El cartel para esta oportunidad lo integraron Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y José Antonio Hernández Andrés quienes lidiaron 6 toros tlaxcaltecas de La Soledad que dieron buen juego, concediéndose el arrastre lento a Hidrocálido, el 5º de la tarde, que fue lidiado en collera por Enrique Fraga y Gerardo Trueba, en tanto que Rodrigo Santos y José Antonio Hernández Andrés hicieron lo propio en el sexto y último de la tarde.

El resultado numérico de la corrida fue que Rodrigo Santos cortó 2 orejas; Enrique Fraga, otras 2 orejas; José Antonio Hernández Andrés, una y Gerardo Trueba saldó su presentación con una vuelta al ruedo. Por otra parte, las crónicas destacan el toreo de muleta de Hernández Andrés al 4º, cuando se bajó del caballo a terminar con él pie a tierra tras fallar con el rejón de muerte.

El antecedente inmediato

Las corridas de rejones no son frecuentes en México y en nuestra Feria de San Marcos mucho menos. La que se había ofrecido antes de la que es objeto de este recuento, data del 22 de abril de 1974, celebrada en la Plaza de Toros San Marcos, un lunes por la noche, con algo más de media entrada (en una plaza de cuatro mil localidades) y actuaron en ella Gastón Santos, Pedro Louceiro, Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés que se enfrentaron a 5 toros de origen murubeño de las ganaderías de El Rocío y uno de Las Huertas, aunque habrá que hacer la aclaración de que en esos días, ambos hierros eran propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez.


La idea de este festejo de rejones era el de intentar ofrecer a la afición un espectáculo atractivo dentro de un serial que, transplantado a nuestra tierra por don Guillermo González Muñoz, el inolvidable Cabezón, ofrecía festejos en días consecutivos y para ello, se instaló alumbrado en el hoy centenario Coso de la calle de la Democracia y se buscaron alternativas que hicieran atractivo el tener más que las tradicionales corridas del 25 de abril y del 1º de mayo y sus fechas circundantes.

El resultado de este festejo, expresado en trofeos fue el siguiente: Gastón Santos obtuvo una oreja, Pedro Louceiro, dos; Felipe Zambrano, otras 2 y Jorge Hernández Andrés también una oreja. En colleras actuaron Gastón y Louceiro ante el 5º y Zambrano y Hernández Andrés frente al que cerró plaza, de Las Huertas.


La nota trágica de la corrida surgió en el primero de la noche, que hirió gravemente al veterano caballo Triunfador, lusitano de la cuadra de Gastón Santos, que toreaba su última corrida y que tras de ser intervenido por los veterinarios del rejoneador potosino, fue trasladado a la finca de éste, para su recuperación.

Posteriormente se ha celebrado algún otro festejo de rejones, pero no han cobrado carta de naturalidad en nuestro medio, tanto así, que cuando hace campaña en estas tierras el navarro Pablo Hermoso de Mendoza, en lugar de alternar con los toreros de a caballo mexicanos, lo hace con toreros de a pie, dada la poca comprensión que tenemos en México, de esta especial tauromaquia.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Bernaldo de Quirós para Rafael Ortega, El Juli y Joselito Adame.

domingo, 3 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 3 de mayo de 2003. Luis Fernando Sánchez se despide triunfalmente de los ruedos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la séptima corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

No obstante que desde su alternativa, cada feria de abril Luis Fernando Sánchez salía con las orejas en las manos, cada año que pasaba era menor su presencia. Ya no se tenían en cuenta los grandes triunfos que tuvo con los toros de Santo Domingo, mano a mano con Armillita Chico en 1984 o con los toros de Vistahermosa también un 3 de mayo de 1985. Por una parte, ya venía una nueva generación de toreros empujando fuerte detrás de él y por la otra, da la impresión de que en este País lo que sucede en un circuito empresarial, es inexistente en el otro y eso, al final de cuentas, acaba con la carrera de cualquier torero.

Es por eso que Luis Fernando Sánchez, a quien se llamara en su día El Torero de la Onza, decidió aceptar la oferta de torear la corrida de la despedida, llevando por delante al rejoneador José Antonio Hernández Andrés y alternando con Zotoluco y José María Luévano en la lidia de toros de De Santiago, en uno de los carteles mejor rematados de esa feria abrileña.

Sobre esa tarde del adiós escribí lo siguiente:

Afortunadamente, Luis Fernando Sánchez pudo disfrutar de una gran tarde de toros en la que sería la última en la que vistiera el terno de luces y mayor fortuna tuvo, por ser uno de los principales protagonistas de la efeméride, al cortar dos merecidas orejas del toro que representó el final de su ya dilatada carrera como matador de alternativa.

No cabe duda de que las despedidas de los toreros dejan un sabor agridulce en el paladar de quienes las presencian y las viven, y ese gusto se acentúa cuando el torero que se va, lo hace estando pleno de facultades y con una madurez profesional que deja en el aire la duda. ¿Por qué se va? Será que como decía el querido don Arturo Muñoz La Chicha, banderillero de esta tierra, hoy en la gloria eterna, los toreros deben irse cuando aún les pueden a los toros. Será por eso que veinte años después de su alternativa Luis Fernando decidió que la hora del punto y final, había llegado.

La postrera vuelta al ruedo fue de apoteosis y se preguntaba mi compañero de tendido sobre los pensamientos que circulan en la mente del que se encuentra en esa situación. Sin temor a equivocarme, creo que Luis Fernando revivía tardes de gloria, como aquella del 5 de mayo de 1984, en la que vistiendo un terno palo de rosa con pasamanería blanca, cortó el rabo a un toro de Santo Domingo, en su primer triunfo grande de esta plaza, que le abrió las plazas de importancia y que le llevó a una trayectoria que le colocó en una posición de importancia durante las dos décadas en las que ejerció su ministerio…

Posteriormente, al reflexionar sobre la feria de ese año, comentaba al respecto de la trayectoria de Luis Fernando:

…También tengo que tratar aparte el caso de Luis Fernando Sánchez, quien ante el desprecio de las empresas, de una manera digna, pero injusta por la forma en que se le impuso, dijo adiós a los ruedos la tarde del 3 de mayo.

No es comprensible que un torero que obtiene el premio a la mejor faena del ciclo ferial anterior tenga que guardar en el armario los ternos de seda y oro por casi doce meses, porque la empresa para la cual triunfó y que maneja las plazas de esta ciudad y otras importantes en el País, se niega a ponerlo en los demás festejos que organiza.

Resulta paradójico que hoy, cuando lo que falta son toreros con experiencia y solvencia taurinas, los dueños del negocio se permitan el cuestionable lujo de 'invitar' a un diestro como Luis Fernando a terminar su carrera taurina.

El Torero de la Onza se quitó el simbólico añadido dentro del mismo ambiente triunfal que siempre le propició la Monumental, aunque en esta tarde, el mayoritario público feriante no entendiera la trascendencia del acontecimiento que atestiguaba. Su postrera faena se premió con las dos orejas. Yo pido el rabo para una trayectoria que se vistió de triunfos durante dos décadas exactas.

Este es el fasto a recordar el día de hoy. Mañana traeré a la memoria otra página de la historia taurina de la Feria de San Marcos, que tiene en su haber muchas cosas que tienen que ser contadas, pues en ellas se conserva la grandeza de nuestra Feria y de nuestra Fiesta.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Xajay para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 2 de mayo de 2009

Hace un año...

Estaba gracias a la aficionada generosidad de dos grandes amigos, en Las Ventas, en una grada alta del 6. Lo mejor de la tarde creo que se quedó en estas imágenes que capté desde allí. Espero las encuentren visibles.




La gran entrada



Otra vista del entradón



Este remate de Uceda Leal al primero de la tarde



Y por sobre todo...



...este gran par de Curro Molina al sexto, que le valió la única salida al tercio de la tarde y la mejor ovación de ella.

De antes de la era del vídeo


Hace un rato, Carlos Lorenzo Hinzpeter, otro buen amigo, que en la actual circunstancia que pasamos, adquiere ya la calidad de buen samaritano, me comunicó la ubicación de un sitio, en el que se guardan tres breves cortes de película, de principios de los años sesenta, cuando Paco Camino vino por primera vez a México, a El Toreo de Cuatro Caminos.


Lo interesante del caso, es que se trata de la conversión a algún tipo de formato digital de filmaciones hechas originalmente en cine de 8mm, pero, con la particularidad de que dos de ellas, fueron tomadas ¡de la pantalla del televisor por quién las captó!


Hace unas semanas Francisco Camino Gaona - Abogado, empresario taurino, hijo del Maestro y nieto del Doctor Alfonso Gaona -, puso a la venta un DVD con algunas de esas faenas que tienen una calidad de imagen infinitamente superior y el valor agregado del sonido y la narración de Pepe Alameda, pero el intento de perpetuar lo que se vivió en aquél momento, motivo de este comentario, con la tecnología que había a disposición es digno de ser visto y disfrutado en este tiempo.

Tal día como hoy: 2 de mayo de 2004. Jorge Gutiérrez y José María Luévano sacan la casta y se imponen a los elementos.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la sexta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.
Para el 8º festejo del serial 2004 se anunciaron toros de José Garfias para Jorge Gutiérrez, Eulalio López Zotoluco y José María Luévano.

Uno de los discursos recurrentes de los ecologistas es el del cambio climático. Pues una muestra de que el tiempo ya no es como solía ser, se vio esta tarde del 2 de mayo de 2004, en el que al principio de la 8ª corrida de feria, se soltó un viento casi huracanado, que hacía si no imposible, si muy complicada la lidia y después, al final del mismo, cayó un chaparrón de regulares proporciones, que de no ser por la disposición de Jorge y Luévano en especial, no hubiera tenido un final para ser recordado.

Sobre este festejo escribió Juan Antonio de Labra:

…Desde un par de horas antes del comienzo del festejo se desató un viento huracanado. Las ramas de los árboles se mecían con ímpetu y todo apuntaba iba a ser casi imposible torear. La lidia de los dos primeros toros de la tarde fue un vaivén de desconfianza porque los toreros no podían mantener planchados los engaños en ningún momento.

El toro que abrió plaza no se empleaba nada y Jorge Gutiérrez se vio obligado a abreviar con el lógico temor de ser cogido debido al amargo trago que significaba el vendaval…

…Y de pronto ocurrió lo que nunca antes había presenciado en mi vida de aficionado: la autoridad anunció a través del sonido local que el festejo se iba a interrumpir durante diez minutos para ver si amainaba el temporal. ¿Habrá algún día un artículo en los reglamentos taurinos que permita suspender un festejo por viento? Sería un tema a poner sobre la mesa, pues cuando sopla con tal violencia el espectáculo se arruina.

Tras la pausa el viento siguió molestando. Entonces, se plantó en la arena José María Luévano, un torero que venía dispuesto a jugárselo y hacer válida la importancia que supone sobreponerse a la adversidad; en este caso, al precio que fuera.

El tercer toro de la tarde era un ejemplar de armonioso trapío, muy en el tipo de la casa, que galopó con alegría desde su salida y embistió con codicia al caballo, donde fue duramente castigado en varas. A la muleta llegó un tanto parado, pero esto no fue impedimento para que José María se pusiera a torear no obstante la tremenda fuerza del viento que le flameaba la muleta. De uno en uno, consiguió muletazos de garra y la gente agradeció el esfuerzo desplegado por este temperamental torero hidrocálido, que nunca se desmoronó anímicamente y se jugó la piel con valentía. El pinchazo previo a la estocada quizá fue la mácula que ocasionó la protesta de la concesión de una oreja, una actitud injusta por parte del público ya que lo hecho Luévano, delante de ese toro y con ese viento, era digno de la más respetuosa alabanza.

Como José María había puesto el ejemplo a sus compañeros de cartel, a Jorge Gutiérrez no le quedó más remedio que echar p’adelante y coger el capote con varios pliegues, para contrarrestar los embates del viento, y llevarlo muy abajo para recetarle unas enjundiosas verónicas al preciosos cuarto, un toro bajito y noble que embistió con calidad de principio a fin.

La sonrisa se reflejó en el rostro de Gutiérrez y fue sinónimo de que estaba a gusto delante de 'Naranjero', así que poco a poco hilvanó una faena de acusada suavidad y temple, ya cuando el viento había dado una tregua, que fue coreada con entusiasmo por el público. Jorge tuvo la sapiencia de dar pausas al toro, pero sin perder nunca la comunicación con éste, hasta que sobrevino el acoplamiento entre ambos y cuajó muletazos deletreados. Consciente de la trascendencia del triunfo que tenía en la punta de su espada, se echó encima del morillo y cobró una estocada tan despaciosa como habían sido cada unos de los muletazos y el juez de plaza no dudó en concederle dos orejas que sirvieron para dejar en alto su jerarquía de figura del toreo.

Visto lo visto, a Zotoluco no le quedó más remedio que salir a morirse en el quinto, su último toro de una feria mal planteada de la que no salió bien parado, pues en nueve toros estoqueados solamente cortó tres orejas. Toreó bien a la verónica porque jugó los brazos con soltura y más tarde se entonó en los primeros compases de una faena intermitente, porque el toro de Pepe Garfias se rajó cuando se sintió podido.

El deslucido sexto volvió a sumir el festejo en el tedio y Luévano se concretó a estar dispuesto y breve.

Gutiérrez disfrutó enormemente la salida a hombros, después de dos actuaciones maduras y toreras por la edición sanmarqueña correspondiente a 2004.


Al final de cuentas, lo que pudo ser un desastre se saldó de una manera que amerita ser recordada, gracias al tesón de dos toreros que hoy son ausencias notorias en nuestro serial, Jorge Gutiérrez por haberse cortado la coleta y José María Luévano, por esos misterios que tendrían que decirse, pero no se dicen…

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Fernando de la Mora para Zotoluco, Sebastián Castella y Joselito Adame.

viernes, 1 de mayo de 2009

Un buen amigo y un buen libro…


Ayer por la mañana recibí una llamada telefónica del buen amigo don Gustavo de Alba, que me notificaba que en una librería del centro de Aguascalientes estaba en oferta un libro sobre la obra del pintor valenciano Roberto Domingo.

Ante el encierro casi forzado al que nos vemos compelidos por estos días, hay que encontrar algo que hacer y en estos casos, la lectura es un buen paliativo para evitar los efectos nocivos de la falta de actividad.

Quizás a muchos no les represente novedad, pero la obra en cuestión se titula Roberto Domingo. Arte y Trapío y es de la autoría de María Dolores Agustí Guerrero, madrileña de origen valenciano, quien de acuerdo con la solapa del libro, cuenta con carnet de Investigadora del Ministerio de Cultura Español y es además filósofa, gemóloga y perito judicial en materia de Bellas Artes.

El prólogo de Ángel Luis Bienvenida nos refiere una visita que en el otoño de 1944 realizaron él y el Papa Negro al estudio del artista, para pedirle que le pintara un óleo en el que aparecieran sus hijos Pepe, Antonio y el propio Ángel Luis jugando con banderillas en la Real Maestranza de Sevilla. El objeto del cuadro era corresponder a Antonio un brindis hecho a Ángel Luis en una corrida que habían toreado juntos ese año.

El lienzo que llevaba don Manuel Mejías era descomunal y eso disgustó a Roberto Domingo, que pidió uno más pequeño. Refiere el torero que se fueron a Sevilla y a la semana siguiente volvieron al estudio del pintor con dos sacos de albero, los que esparció en el piso de madera del lugar diciendo: ¡Aquí lo tiene para que lo pueda hacer más exactamente!.

Al año siguiente el cuadro estaba listo, Antonio, de grana y oro, iba en la cara del toro; Pepe de azul y oro estaba en un segundo plano y Ángel Luis, de verde y oro quedó al fondo. Antonio no aceptó el cuadro, argumentando que tenía muchos de don Roberto, por ello, Ángel Luis remata su prólogo agradeciéndose la oportunidad de poder admirar todos los días por haberlo conservado, tan grande obra, de tan grande y olvidado pintor taurino.

El libro contiene una prolija biografía de quién, de acuerdo con la declaración de intenciones de su autora, refleja luminosa y sincera, la vida misma con todo su aroma y todo su dramatismo, reconociendo que en alguna medida su trabajo no hubiera sido posible sin una obra de 1957, publicada por Valeriano Salas y escrita por J. Peñasco.

La obra contiene, como dice su contraportada, extensa documentación gráfica, cerca de ochocientas fotografías y documentos que dan una idea completa de tan insigne pintor, devolviéndole la actualidad y el lugar preeminente que le corresponde en el mundo del arte, con especial referencia a su genial interpretación de la fiesta taurina.

Pero lo que más me llamó la atención, es este pequeño epílogo, que tiene mucho de verdad y que creo que explica, en unas cuantas palabras, el verdadero sentido de la obra:

He aquí una modesta aproximación a la vida y obra del insigne pintor Roberto Domingo. Sirva como llamada de atención sobre su injusto olvido y llegue algún momento, que deseamos esté próximo, a ocupar el lugar destacado que por derecho le corresponde en la historia de la pintura contemporánea.

Ya les contaré el resultado de la lectura completa.

Referencia bibliográfica: Agustí Guerrero, María Dolores. – Roberto Domingo. Arte y Trapío. – Editorial Limusa S.A. de C.V. – Grupo Noriega Editores, 1ª edición, México, 1998. La edición española es de Agualarga Editores S.L.

Tal día como hoy: 1º de mayo de 1960. Triunfal alternativa del trianero Rubén Salazar en la Plaza de Toros San Marcos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la quinta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

En la Plaza de Toros San Marcos se han otorgado 15 alternativas entre el año de 1910 y el de 1974, año en el que también, se verificaron por última vez los festejos de la feria abrileña en su ruedo. De los diestros que en su ruedo salieron matadores de toros, solamente cuatro son nativos de esta tierra y es precisamente el personaje de esta fecha uno de ellos.

Originario de nuestro Barrio de Triana, donde nació en 1932, Rubén Salazar había realizado ya varias campañas como novillero en las plazas de México y en Aguascalientes, fue integrante de una promoción que se compuso por toreros como Felipe Bernal El Chelín, Javier Maceira, Carlos González y Fernando Brand, en tanto que en lo nacional, compartió carteles en la novillería con toreros de la importancia de Alfredo Leal, Antonio del Olivar, Jaime Bolaños, Joselito Huerta y Fernando de los Reyes El Callao.

Como novillero actuó en once ocasiones en la Plaza México, destacando sus tardes del 7 de junio de 1953, cuando cortó la oreja de Presumido de Cerralvo; la del 14 de junio de ese mismo año, cuando se llevó las dos orejas de Farolito de Miguel Franco y siete días después cuando cortó una oreja de Rumboso y otra de Jazminero de Santa Marta. Viaja a España y se presenta en Las Ventas el 19 de marzo de 1957, alternando con Antonio León y Ruperto de los Reyes en la lidia de novillos de El Jaral de la Mira.

El cartel confeccionado para la ocasión que hoy les recuerdo lo integraron el torero regiomontano Luis Briones, llamado Luis de Seda y Oro por sus refinadas maneras y el moreliano Joselito Torres, quienes junto con el toricantano, enfrentarían un encierro también hidrocálido de Garabato, propiedad del pintoresco don Celestino Rangel Aguilar El Tato, una de las ganaderías tradicionales en los festejos de la región.

Sobre la tarde de la alternativa, de nueva cuenta recurro a la crónica de don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro del día 2 de mayo de 1960, que nos cuenta lo siguiente:

…Triunfalmente, cortando la oreja y el rabo del sexto burel y además saliendo a hombros de los capitalistas, de esta guisa coronó Rubén Salazar la tarde de su alternativa.

Con su éxito, mediante su magnífica y emotiva faena a dicho cornúpeta, Salazar corroboró sus merecimientos al doctorado y además, revistió la última etapa del festejo con la brillantez y el calor que son el marco insustituible de las jornadas de éxito. De aquí que, cuando el último de los astados de Garabato cayó en mitad del ruedo, fulminado por el acero del nuevo matador, el entusiasmo del público – de un público que llenó casi los dos departamentos – llegó a su clímax: tiñéronse de blanco los tendidos, los más impacientes izaron a Rubén y, aclamado estruendosamente, portando orgullosamente los apéndices del burel, recorrió en dos ocasiones la pista y finalmente, abandonó la plaza en hombros de los entusiastas.

La faena del triunfo

No le habían rodado las cosas a la medida de sus ilusiones a Rubén Salazar con el primer burel. ¡El toro de su alternativa!

Fue este – ¡oído al parche, los amigos de las estadísticas! – un bicho cárdeno, oscuro, bragado y lucero, capacho de encornadura, con el número 83 en los costillares.

Casi de salida se coló por un burladero al callejón; más tarde mostraría carencia total de bravura…

Ya tenemos a Luis Briones armando de estoque y muleta a Rubén Salazar, para otorgarle el grado máximo de tauromaquia. Atestigua Joselito y asiente el público con su aplauso.

El toro, manso, busca la zona de adentro. Permutando terrenos, Salazar lo trastea brevemente, destacando dos pases de pecho de su labor. Y para concluir, alarga el brazo y deja medio acero desprendido. Remata con descabello al cuarto golpe…


Rubén Salazar vio truncada su carrera por una inoportuna cornada sufrida en Ciudad Juárez en 1963, que le partió el Tendón de Aquiles y que le limitó la movilidad de su pie derecho. Por ello encauzó su afición en la organización de festejos y principalmente en la enseñanza de las artes toreras y fue el instructor titular de la Primera Escuela de Tauromaquia que se tuvo en Aguascalientes, llamada Abogado Jesús Ramírez Gámez, que organizara Guillermo González Martínez, entonces empresario de las plazas de Aguascalientes y que funcionó en la propia Plaza San Marcos en los años ochenta del siglo pasado y en la que contribuyó a la formación de los matadores de toros José María Luévano, Jorge Mora, Pedro Montes, Fabián Barba y César Delgadillo, que en la primera etapa de su preparación, pasaron por la que fuera la primera escuela taurina formal de Aguascalientes

Rubén Salazar falleció en su tierra el 15 de diciembre de 2006.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Begoña para Sebastián Castella y Arturo Macías, mano a mano.

jueves, 30 de abril de 2009

Tal día como hoy: 30 de abril de 1987. Manolo Martínez y Lebrijano de De Santiago.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la cuarta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

Manolo Martínez se había ido de los toros en 1982 y solo soportó el retiro durante tres años. Seguramente la crianza de toros de lidia y la formación de nuevos toreros no dieron satisfacción a esa hambre de miedo y sed de toros negros que refiriera nuestro Volcán, Rafael Rodríguez cuando la Diosa Rubia, doña Conchita Cintrón le preguntara el por qué de la vuelta de los toreros a los ruedos.

Esta nueva etapa de la égida martinista en los ruedos tuvo más claroscuros que la anterior. Si don Lorenzo Garza dijo en los inicios de Manolo que no dividía y que eso le faltaba para ser una gran figura, en ese momento, se encontraba en el culmen de la separación de la afición en istas y antis, sobre todo, contando con que una nueva generación de toreros mexicanos encabezada por Miguel Espinosa Armillita Chico, Jorge Gutiérrez y David Silveti se ocupaban de cautivar el interés de la afición.

Aparte, ya reabierto el intercambio con Europa, veíamos de España a diestros como Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea, José Mari Manzanares, José Ortega Cano, al portugués Víctor Mendes, al francés Nimeño II y una serie de toreros que dieron un aire distinto a la fiesta de este lado del mar y que además, cambiaron en mucho el modo de ser de nuestra Feria de Abril, tanto, que para compaginarla con la de Sevilla, comenzó a adentrarse en el mes de mayo en su parte principal.

El cartel del 30 de abril de 1987 era un mano a mano entre Manolo Martínez y Miguel Espinosa Armillita Chico, con toros potosinos de De Santiago, propiedad de José Antonio Garfias de los Santos, ganadería que por esas calendas estaba en la cúspide de su trayectoria, tanto así, que con el encierro de su otro hierro, José Garfias, unos días después, también Manolo Martínez y sus alternantes, rematarían otra tarde triunfal.

La relación de don Jesús Gómez Medina en El Sol del Centro del día 1 de mayo de 1987 destaca lo siguiente:


Se le daba por liquidado, afirmábase que su retorno a los ruedos obedecía a móviles económicos. Más he aquí ayer, en el cálido escenario de la Monumental, el orfebre al que se consideraba extinto para el toreo abrió generosamente la vena de su arte y cinceló una faena de perfiles antológicos; y el conceptuado como mercenario de la fiesta enriqueció la historia de los festejos feriales con un trasteo de calidades extraordinarias. ¡La faena de la tarde! ¿La faena de la tarde? ¡La faena de esta feria… y de muchas ferias! Una faena, en suma, de relieves históricos: tal fue la realizada por Manolo Martínez con el estupendo Lebrijano, de Santiago, tercero de la sesión…

¡El toreo – arte, aspiración suprema, desiderátum de toreros y aficionados, tal fue el sello constante de la actuación del diestro de Monterrey en el tercio final!...

Cada vez más adentrado el diestro en su tarea; o, mejor, a cada muletazo yendo a más en temple y gallardía, prosiguió el toreo derechista de una calidad, con una hondura, con tal armonía y ritmo, con una cadencia deliciosamente musical, que a las mentes venían los versos del Divino Rubén: Era un aire suave de pausados giros / el hada Armonía ritmaba sus vuelos…

¡El toreo convertido en arte puro! El toreo, la recia y viril disciplina creada por los
bizarros lidiadores de hace dos centurias, elevado al nivel de las bellas artes…

Y, entre tanto, el torero – artista, borracho de inspiración, volcando su sentimiento en cada pase, sintiendo y haciendo sentir a plenitud todo cuanto el toreo encierra de plasticidad, de emoción y de arte.

Brotó también, el toreo con la izquierda; naturales largos, templadísimos, mandones y los adornos plenos de gallardía, los remates, torerísimos, oportunos; el despliegue más generoso, en suma, del bagaje artístico del gran torero de Monterrey, para deleite y embeleso de cuantos presenciábamos el prodigio… y del propio torero, que, literalmente se gustaba, se deleitaba con su propio arte…

Para ser congruente con su historia de luces y sombras, Manolo Martínez se dejó un toro vivo, pero también realizó una de las faenas que bien pueden contarse entre las más importantes de las realizadas hasta hoy en la Monumental Aguascalientes.

La que realizó con Lebrijano, públicamente fue reconocida en más de alguna ocasión por el torero de Monterrey como el compendio de su tauromaquia, diría yo, como su última lección magistral.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de San Miguel de Mimiahuápam para Zotoluco, El Juli y Arturo Macías.

martes, 28 de abril de 2009

Nuestra Feria en tiempos… de influenza

Ha concluido de manera abrupta y por ende inesperada la edición 2009 de la Feria Nacional de San Marcos. La cuasi pandemia de lo que coloquialmente se conoce como la Influenza Porcina ha aconsejado que nos pongamos a buen recaudo y que todos los lugares que funcionan a partir de la concentración de grandes grupos de personas – las plazas de toros incluidas – cierren sus puertas hasta una ocasión mejor.

Bajo esa lamentable circunstancia, en esta oportunidad, la Feria de San Marcos terminó con la apariencia de las que se daban entre la mitad y el último cuarto del pasado siglo. Tres festejos, dos corridas y una novillada. En aquellos días, era lo que había, hoy, nada más lo que pudo ser, quedándose en el caldero la parte más nutrida del serial, en la que participarían El Juli, Sebastián Castella y los jóvenes mexicanos Joselito Adame y Octavio García El Payo, como los principales atractivos de ese tramo del cartel ferial.

De acuerdo con declaraciones del Gerente de la Empresa, el matador de toros retirado Ricardo Sánchez, se calculaban entradas que rozaban el lleno para los días 30 de abril y 1, 2 y 3 de mayo. Me consta por otra parte, que para la corrida del día 2, ya no había entradas ni para remedio, como decía mi padre. Estas buenas entradas, sumadas al lleno de no hay billetes del día 25 de abril, redundaría seguramente en un éxito económico para los organizadores de la Feria, que al final de cuentas, verían que más de la mitad de los festejos mayores que ellos propusieron – la corrida de la Oreja de Oro la ofrece la Asociación Sindical de Matadores – tuvieron entradas calificables de extraordinarias, lo que no sucedía en muchos años.

En los festejos ocurridos, habrá que destacar por una parte la entrega y el valor del torero local Fabián Barba, que venía jugándose el futuro a una sola carta no obstante su interesante actuación del año anterior. Le correspondieron dos toros con diferente tipo de complicaciones – de esas que dan la edad y la casta – de la muy bien presentada corrida de Medina Ibarra, en el festejo del día 24 de abril. Evidenció que ha visto poca acción, pero suplió las deficiencias que la falta de sitio ocasiona poniendo el corazón por delante y cortando dos muy merecidas orejas en una tarde en la que Rafael Ortega poco expuso a pesar de la voltereta que se llevó; Antonio Barrera estuvo anodino – como casi siempre que está por aquí – y Juan Antonio Adame vio descender su cotización de una manera estrepitosa.

El día del Santo Patrono algunos pronósticos se cumplieron. En efecto, José Tomás y Arturo Macías fueron los que se quedaron con la atención de la afición que se congregó en la Monumental Aguascalientes y los que escribieron las páginas más memorables de la historia de esa tarde. El numerito de la sesión, quedó a cargo de los ocupantes del palco de la Autoridad, que una vez más exhibieron que en eso de medir, existen cuando menos dos varas.

La faena de José Tomás fue una de las importantes que se han realizado en el ruedo de nuestra plaza, mal culminada, con un pinchazo en lo alto y una estocada trasera y tendida. Al final, se obsequió la petición mayoritaria y se le concedió la oreja.

Arturo Macías evidenció asentamiento, un avance que sin duda le lleva por el camino de consolidarse como uno de los toreros que pueden llevar con orgullo el pabellón mexicano en cuanta plaza se presente. Su faena tuvo momentos de mucha plasticidad y de toreo suave, acariciador, pero también, hay que reconocerlo, por instantes, recordó el torbellino que era y que le llevó a los primeros triunfos. Eso sí, sin que disminuyera la algarabía en los tendidos en momento alguno. A la hora de oficiar con la tizona, primero un pinchazo y después un espadazo atravesado que hace guardia y que habilidosamente extraen las infanterías. Don Manuel Ramírez de la Torre, Juez de Plaza – Presidente – de inmediato obsequia la petición popular con dos orejas, las que recibió entre algunas protestas el paisano.

Las circunstancias del remate de las faenas fue similar, un pinchazo seguido de una estocada defectuosa. ¿Cuál era el motivo de premiar de manera distinta? Una segunda oreja chauvinista en lugar de valorar un gran triunfo, pone en entredicho el real valor de la actuación de un torero. Y pensar que el Alcalde nombró solamente a un Juez de Plaza para evitar esas divergencias de criterio. ¿Se imaginan lo que sucedería si ocuparan el palco varios en los distintos festejos? ¡Guárdenos Dios!

En esta misma tarde actuó Zotoluco, que tuvo que ir a revientacalderas en el cuarto. Cortó una meritoria oreja en una tarde en la que se observó en los tendidos la urgencia de que terminara con su actuación para que dejara el ruedo libre a José Tomás y a Arturo Macías. Tiene sus inconvenientes el acartelarse con determinados toreros, porque a la hora de la verdad, no se valora en justicia lo que se hace frente a los toros, sobre todo, cuando andan bajos de raza.

La novillada del día 19 fue una prueba para los jóvenes que la enfrentaron. Al final, el mayor rodaje de Fernando Labastida fue lo que le permitió salir avante, Jorge Adame exhibió que tiene idea pero que le falta rodaje y el caleño Fernando Alzate volvió a mostrar su indómito valor, pero también confirmó que, de acuerdo con lo que le vimos el año pasado, ha retrocedido algo en cuanto a su hacer delante de los toros.

En cuanto a los tres encierros jugados – dos corridas y una novillada – habrá que señalar que los toros de Medina Ibarra tenían cuajo, fueron bravos para los montados y que sacaron las complicaciones que son propias del toro bravo que lo es por su edad. El quinto de esa corrida, segundo del lote de Rafael Ortega, era un toro para salir con un gran triunfo de la plaza, pero su matador prefirió instrumentar un trasteo de cara a la galería y en esa tesitura, hasta una voltereta sacó, lo que le impulsó a cambiar el planteamiento y a salir del paso con brevedad. Solamente Fabián Barba aprovechó dentro de sus capacidades el lote que le correspondió.

La corrida de los Herederos de Teófilo Gómez hizo buenas las previsiones que sobre ella se plantearon. Muy justa de presencia, muy escasa de raza y aunque se concedió el arrastre lento a un torito de esos de entra y sal, a falta de ese ejemplar y de la entrega de José Tomás y Arturo Macías, se pudieron cargar la tarde. Desde antes del festejo muchos nos preguntábamos por la fijación del de Galapagar por esos ganados, pues el año pasado, en la misma fecha, salió con lo mismo. Después, en un programa de radio, el matador retirado Ricardo Sánchez dio algo de luz sobre el asunto cuando dijo que en muchos casos, no es la Empresa la que adquiere los toros, sino que son los toreros los que se los revenden. ¿Será este uno de esos casos? Sobre este particular recomiendo ver esta interesante entrevista, realizada al ganadero mexicano José Marrón, en su calidad de Presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia.

La novillada de Malpaso sacó complicaciones, pero los novilleros están en una etapa de aprendizaje y en esa etapa es donde se tienen que adquirir las habilidades necesarias para dar a cada toro la lidia que requiere. En la carrera de un torero habrá más de un toro que le pida a su presunto matador el carnet y la única manera de aprender a resolver las interrogantes que estos plantearán, es delante de los que vayan saliendo. Seguramente que en esta tarde los interesados habrán obtenido ideas que en lo futuro les serán de gran utilidad.

En cuanto a la autoridad, aparte de lo ya indicado arriba, habrá que señalar que sin justificación, ordenaron el retiro de los montículos de arena que se colocaban delante de cada uno de los burladeros y que constituían un obstáculo visual para evitar que los toros se estrellaran en ellos. Eso tuvo su precio. El tercer toro del día 25 de abril se estrelló de salida y cayó fulminado allí mismo. Quizás no se vean muy estéticos esos cúmulos de arena, pero en verdad que en los casi treinta y cuatro años de existencia de la plaza, esta es la primera vez que esto sucede. Ojalá enmienden para futuros festejos.

Ya no resta más que esperar para el mes de noviembre, cuando se dé el Festival de Calaveras, en el que ya se habla de que en lugar de la solitaria corrida que se acostumbra, quizás se ofrezca una mini – feria de tres o cuatro festejos. Ya veremos…

Aldeanos