Introducción Es interesante acudir a fuentes no taurinas cuando se trata de reconstruir la historia de la fiesta, porque en esas fuentes cuya consulta casi siempre desdeñamos por no referirse expresamente a
cosas del toro, nos encontramos con claves que pueden ilustrarnos en forma muy clara el por qué de ciertos hechos de la tauromaquia.
Tal es el caso de la obra de nuestra coterránea
Beatriz Rojas Nieto - obviamente
gente de toro y gallo como diría
Juan Castaingts - intitulada
La Destrucción de la Hacienda en Aguascalientes misma en la que con base en las evidencias documentales, desarrolla un interesante estudio sobre ese fenómeno en nuestro Estado y nos muestra, quizá sin pretenderlo, la propensión de nuestra gente hacia la fiesta de toros, pues en la obra que se menciona, nos ubica en el tiempo y en el espacio haciendas como las de
El Pabellón, Cieneguilla, La Cantera, Venadero, Garabato, Chichimeco, Santa María de Gallardo y por supuesto
Peñuelas.
Todos estos nombres se han visto
colgados alguna vez de los carteles de las plazas de toros, especialmente de la de
San Marcos identificando la crianza y el origen de los toros lidiados allí.
Los Orígenes Es sabido que los
Condes de Valenciana y también de la
Casa Rul fueron los originales propietarios de la
Hacienda de Cieneguilla, lugar en el que desde finales del siglo XVIII los jesuitas criaban ganado, entre el que había bastante que era apto para la lidia.
Posteriormente ya iniciado el siglo XIX, se pasó ese ganado bravo a la finca de
Venadero, obteniendo renombre ambas heredades por la bravura de sus toros. Al morir don
Miguel Rul, Conde de Valenciana, heredarían la propiedad sus nietos
Miguel, José y
Salvador, ellos apellidados
Dosamantes Rul y por ser menores de edad, la administración de dichas fincas recaería en manos de su padre, don
José María Dosamantes quien se dio a la tarea de mejorar el ganado allí criado, introduciendo simiente española.
José María Dosamantes fue además el constructor y primer empresario de la
Plaza de Toros San Marcos misma que construyó en brevísimo tiempo a efecto de poder dar los festejos de abril de 1896. Cabe señalar que los toros lidiados en la nueva plaza, el 24 de abril de ese año, fueron del hierro de
Venadero, con divisa azul y oro.
Al llegar a la mayoría de edad los hermanos
Dosamantes Rul, es
Miguel quien adquiere de sus hermanos la titularidad del hierro, divisa y ganado de
Venadero, mismo que pacía en sus potreros desde el año de 1888, fecha en la que se le trasladó de los potreros de
Cieneguilla y en 1925, el ganado pasaría a la
Hacienda de Peñuelas, misma que era propiedad de la señora doña
María Guadalupe Nieto y Belaunzarán, primera esposa de don
Miguel.
Dos años después será la fecha en la que se lidie ganado a nombre de
Peñuelas, precisamente en la
San Marcos, ya que el 13 de enero de 1927, se lidiarían seis novillos de esta ganadería para el infortunado
Esteban García y el valentísimo queretano
Paco Gorráez. Aquí nace pues la historia de esta ganadería de Aguascalientes.
El encaste Al trasladarse el ganado de
Cieneguilla a
Venadero, don
Miguel Rul adquirió dos toros españoles para mejorar su sangre, siendo uno del hierro de
Miura y el otro de
Pérez de la Concha, es decir, uno de casta
Gallardo – Cabrera y el otro
Vistahermosa, pues el hierro de
Pérez de la Concha es al igual en origen que el de
Saltillo, derivados ambos de la porción que
Pedro José Picavea de Lesaca adquirió de la sucesión del
Conde de Vistahermosa.
Posteriormente ya entrado el pasado siglo, don
José María Dosamantes agregó por consejo de su amigo
Diego Prieto Cuatrodedos, vacas y sementales de
Tepeyahualco, mismas en las que predominaba la sangre de Saltillo y agregó nueva simiente hispana con sementales de
Concha y Sierra de puro origen vazqueño y nuevamente de
Miura, lo que explica las historias acerca del variopinto pelaje de los originales
Peñuelas, pues los agregados tlaxcaltecas también llevaban en sus venas sangre de hierros derivados, tanto del que fuera del utrerano
Vicente José Vázquez, como del otrora sombrerero hispalense.
Esta es la base ganadera que adquiere don
Miguel Dosamantes Rul en 1924 y con la que inicia su andar como titular del hierro de
Peñuelas, iniciando igualmente sus trabajos por mejorar el ganado allí criado y así veremos que una de las primeras actividades a las que se lanza es la de hacer nuevos agregados de simiente española y así adquiere un semental del hierro de
Arcadio Albarrán, de nombre
Paletas, número 5, de pelo negro zaino, otro del histórico hierro de don
Vicente Martínez, ganadero colmenareño que inició un encaste propio al cruzar toros del Colmenar con un semental de
Eduardo Ibarra llamado
Diano y un tercer padre con el hierro del
Marqués del Saltillo. El toro de
Martínez se llamó
Terciopelo, número 27, de pelo negro mulato. El toro de Albarrán era de origen
Campos Varela, es decir,
Murube – Ybarra – Parladé.
Por otra parte, en 1927, se agregarían cinco toros con el hierro de
Campos Varela, adquiridos originalmente por los señores don
Francisco y don
José Madrazo y García Granados, ganaderos de
La Punta para la mejora de su vacada, dichos toros los obtuvo a cambio de la propiedad de la
Plaza de Toros San Marcos, que había heredado de su padre y se dio el hecho de que la retienta de los sementales la hizo
Marcial Lalanda, llamado el mas grande. Posteriormente don
Miguel agregaría toros de
Matancillas y
La Punta a sus dehesas, estos de puro origen
Parladé vía
Domingo Ortega y
Campos Varela.
Hasta aquí podemos observar que en alguna forma se intentó mantener un equilibrio entre las sangres de
Vistahermosa (Parladé, Campos Varela, Saltillo, Ibarra, etc.) y las que no son de ese origen (Vázquez, Gallardo – Cabrera, Martínez y otras), pero de nueva cuenta se hace una agregación que yo llamaría explosiva en 1928 cuando
se adquiere de doña Amada Díaz Viuda de de la Torre la vacada de San Nicolás Peralta, misma que tenía orígenes de
Anastasio Martín (Vistahermosa),
Concha y Sierra (Vázquez),
Veragua (Vázquez) y
Arribas Hermanos (Colmenar). Estos ganados serían retentados en su totalidad, refiriéndose que era tal la bravura o el nervio de alguna de las vacas, que morían acalambradas al pelear con los caballos en el tentadero de la ganadería.
Con esas raíces seguiría
Miguel Dosamantes Rul su andadura como ganadero de bravo durante veinte años más, pues en 1948 agregó dos toros españoles de
Luis Vallejo Alba encastados en
Murube y en 1950 otro semental de
Ernesto Cuevas de origen
Coquilla.
Estas bases ganaderas darían a
Peñuelas la oportunidad de presentarse en
El Toreo de la Colonia Condesa el 26 de junio de 1932, con seis novillos para
José María Calderón, Liborio Ruiz y
Luis Castro El Soldado, destacando en la lidia el sexto, de nombre
Opalito, de pelo jabonero sucio, pero al tiempo el segundo un negro de nombre
Fogoso, fue devuelto al corral por manso. Curiosamente el toro que abrió plaza, aunque anunciado a nombre de
Peñuelas, llevó el hierro de
Cieneguilla y fue un cárdeno bragado de nombre
Niño.
De este polifacético encaste salieron toros muy bravos, recordándose la lidia que dieron
Rubito, jabonero barroso,
Anacleto, cárdeno bragado,
Capullito de Alhelí, salinero,
Pegajoso, berrendo en albahío,
Calzonudo, negro,
Rayito, negro, desorejado en la México por
Curro Ortega y
Pinturero, desorejado por
Calesero en
Cuatro Caminos.
También hay toros que pasan a la historia por algún otro hecho, no siempre glorioso, como el llamado
Barqueño, que el 26 de abril de 1959 causó la muerte a
Paco Pavón, hijo del ganadero de
Rancho Seco, don
Carlos Hernández, quien iba de sobresaliente en la corrida que mano a mano torearon
Alfonso el de Triana y
Luis Procuna en el coso Cuatrocaminero.
También cupo el honor a don
Miguel Dosamantes Rul de
ser el ganadero que lidiara sus toros el 5 de febrero de 1947, fecha en la que
Manuel Rodríguez, Manolete, se presentó en la
Plaza San Marcos alternando con
Manuel Jiménez Chicuelín y
Luis Procuna, en la penúltima tarde en la que actuara en México.
Los toros originalmente anunciados eran de
Pastejé, pero por el problema de la fiebre aftosa, estos no pudieron pasar a Aguascalientes y así se vio salir de los toriles a
Lucerillo, que correspondió a
Procuna y se fue sin el rabo al destazadero,
Pajarito, que perdió igualmente su apéndice caudal para
Chicuelín y
Espadachín, toro con el que el
Monstruo de Córdoba la armó en el ruedo sanmarqueño perdiendo las orejas por fallar con la espada.
Será en 1974, que don
Miguel Dosamantes Rul decida variar el rumbo de su vacada y así agrega dos sementales de
Jesús Cabrera, puro
San Mateo y será su viuda, la siempre recordada doña
Raquel González quien agregue a la ganadería otros toros de
Javier Garfias en 1979 y
Valparaíso, en 1980. Después se ha continuado con los añadidos, principalmente de la familia
Garfias en sus distintas denominaciones, pero se conservan algunas líneas de sangre puras de lo original de la ganadería.
Una corrida que marcó la transición en esta ganadería, ha sido la lidiada en la
Plaza Monumental Aguascalientes en el año de 1977, una corrida bien comida, de hermosa presencia que fue lidiada por
Fabián Ruiz, Guillermo Montero y
Armando Mora, destacando el sexto, que se llamó
Rubio, premiado con la vuelta al ruedo y que permitió al trianero Mora lucirse aún evidenciando falta de sitio.
A guisa de conclusión La historia de
Peñuelas está ligada a la de nuestra Ciudad y de su Plaza de Toros San Marcos pues sus orígenes convergen en el mismo punto de partida que es la afición que tuvieron los señores
Condes de Valenciana y don
José María Dosamantes, constituyéndose pues en los iniciadores de una tradición que a mucha honra, es de Aguascalientes y de su gente, lo que nos debe llenar de orgullo, pues como nuestra Ciudad, en lo taurino, muy pocas.