Plaza de Toros San Marcos |
En los últimos 73 años nuestro mes de abril se ha quedado sin toros en tres ocasiones, mismas en las que se han invocado motivos de salubridad general para dejar de ofrecer el espectáculo a los asistentes a las fiestas del santo patrono. 1947, 2009 y este 2020 son los calendarios en los que la tauromaquia ha dejado de estar presente en nuestras vidas durante la primavera.
1947: La fiebre aftosa
A finales de 1946 se decretó que era cuestión de interés general el combate y erradicación de la fiebre aftosa del ganado – principalmente vacuno –, que como epizootia se declaró cuando sin terminar el periodo de cuarentena de unas reses en la Isla de Sacrificios, Veracruz, se introdujeron a tierra firme unos ejemplares de ganado vacuno infectados. El mal se diseminó rápidamente y motivó la formación de una comisión binacional con los Estados Unidos para la erradicación de la enfermedad y el sacrificio, mediante el llamado rifle sanitario de alrededor de un millón de cabezas, de una cabaña que se estimaba en 14 millones. A este último propósito, sería interesante saber en qué medida afecto a la ganadería de lidia la aplicación de esa medida.
El 5 de febrero de 1947 se presentó en la plaza San Marcos Manolete. Alternó con Manuel Jiménez Chicuelín y Luis Procuna. El encierro que se anunció en los carteles para esa corrida fue de Pastejé, pero por venir de la zona del país que se consideraba afectada por la aftosa, no se pudo trasladar a nuestra ciudad, razón por la cual se le sustituyó con una de Peñuelas, ganadería situada en las afueras de Aguascalientes, que en una división que practicaron las autoridades, se encontraba en una zona de contención del mal.
Llegado el mes de abril se preparó la celebración de la verbena anual. Se organizaron las peleas de gallos, se instaló el casino y se prepararon las exposiciones y distintos eventos de tipo social que ocurrían durante las dos semanas que en ese entonces duraban las festividades, pero se anunció que debido a la fiebre aftosa, no se ofrecerían corridas de toros.
En el número 231 del semanario La Lidia de México, aparecido el 9 de mayo de 1947, don Luis de la Torre El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, hacía entre otras, las siguientes reflexiones:
Tradicional, sin punto de comparación, ha sido en la ciudad de Aguascalientes la Feria de San Marcos o Fiestas de Primavera, con sus vendimias y apetitosos platillos regionales, sus incomparables paseos matutinos y vespertinos reuniones de sabor netamente provinciano; sus peleas de gallos, partidas y ruletas, centros de reunión ampliamente animados con el contingente de enorme cantidad de visitantes de todos los rincones de la República. Pero a todos estos atractivos, como acontece en los lugares en los que ha tenido asiento la fiesta, les eran indispensables las corridas de toros, para las que siempre se tuvo cuidado especial en la confección de los carteles, con ganaderías escogidas y lidiadores postineros...
Pues bien, en este año de gracia de 1947, tomándose infantil pretexto la decantada fiebre aftosa, las autoridades, haciéndose cómplices en el decaimiento del espectáculo, tuvieron a bien no autorizar las corridas de toros durante la feria que acaba de celebrarse. En cambio, no tuvieron empacho en dejar libertad absoluta a las peleas de gallos, partida de ruleta, con beneplácito de viciosos y tahúres, no obstante la prohibición legal existente para tales manejos...
No ignoran tampoco la afición aguascalentense ni los numerosos asistentes a la feria, las exigencias monetarias de elevadísimo monto puestas en juego para la concesión de la licencia, así como tampoco lo improcedente de tal determinación, contándose, como se cuenta, en las cercanías de la población del pequeñísimo Estado, con ganaderías bravas de una de las cuales, recientísimamente se trajeron toros para ser lidiados en la Plaza México, sin la más insignificante traba, sin tomar en cuenta los peligros de la fiebre aftosa. Sábese además, que en los propios corrales de la plaza descansaba plácidamente un encierro completo, no habiéndose permitido su lidia ni siquiera para seguir la tradición en la fecha central de tan renombradas fiestas primaverales...
Como lo expone don Luis, en el 47, hubo feria pero no hubo toros. Y más gravedad adquiere la afirmación cuando se desprende de ella que para ofrecer al menos un festejo, un encierro estaba confinado en los corrales de la plaza. Entonces, en esos días, simplemente no hubo voluntad de ofrecer a la afición el espectáculo, pero al final el resultado es el mismo, la feria se quedó sin toros.
2009: El año de la influenza
Para el ciclo sanmarqueño de 2009 se anunciaron once festejos. Nueve corridas de toros y dos novilladas. José Tomás era quizás el atractivo del programa aunque venía a una sola tarde y El Juli, Sebastián Castella y Antonio Barrera llevaban el peso por los toreros ultramarinos a dos fechas cada uno. Por los nacionales, Zotoluco, Ignacio Garibay, Rafael Ortega y Joselito Adame eran los que hacían doblete.
Los primeros tres festejos se dieron sin mayores incidencias. Así, el domingo 19 de abril, en la primera novillada, actuaron Fernando Labastida, Jorge Adame y Fernando Alzate con novillos de Malpaso; el viernes 24 de abril se dio la primera corrida de toros con Rafael Ortega, Antonio Barrera, Juan Antonio Adame y Fabián Barba con toros de Medina Ibarra y el sábado 25 de abril, día de San Marcos, actuaron Zotoluco, José Tomás y Arturo Macías, con un encierro de Teófilo Gómez.
Para el domingo 26 de abril estaba programada la tercera corrida de la feria. Formaban el cartel el rejoneador Rodrigo Santos y los toreros de a pie Ignacio Garibay, Antonio Barrera y Víctor Mora, quienes enfrentarían un toro de El Vergel para rejones y seis de Carranco para la lidia ordinaria.
Todo estaba dispuesto para que el festejo se llevara a cabo, se celebró el sorteo; a la hora indicada los toreros llegaron a la plaza y a las seis de la tarde, del palco de la autoridad se ordenó el inicio del festejo, se abrieron las puertas y los charros que hacen de alguaciles hicieron el despeje y de pronto… regresaron al patio de cuadrillas, las puertas se cerraron y la concurrencia cayó en la perplejidad.
En el palco del Gobernador del Estado se verificaba al tiempo una airada conversación telefónica. Al otro extremo de la línea se encontraba el Secretario de Salud ordenando la inmediata suspensión de la feria y de todos los eventos y espectáculos que le eran consustanciales. Se imponían desde el Gobierno Federal medidas de distanciamiento social para evitar la propagación de lo que inicialmente se llamó influenza porcina y que después se conoció por su nombre técnico de influenza tipo AH1N1 entre la población.
Entonces, se anunció por el sonido local que la corrida, que estuvo a punto de iniciar quedaba suspendida y de paso se informó a los asistentes que todas las actividades feriales igualmente quedaban concluidas desde ese momento por disposición gubernativa.
Así pues, en 2009 quizás no nos quedamos absolutamente sin feria y absolutamente sin toros, pero fue un año en el que las cosas terminaron abruptamente “por motivos de salud”.
2020: El año del coronavirus
Para este calendario que corre apenas se iba a anunciar la feria. Primero se pospuso el anuncio del programa general de la misma y hace apenas un par de días el Gobernador del Estado tomó la decisión de posponer los festejos para el próximo verano, cuando se estima que la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud estará superada.
En esta oportunidad ni siquiera se habían anunciado los carteles que compondrían el serial sanmarqueño. De hecho, tampoco se habían iniciado en los medios locales aún las cábalas o especulaciones de quienes serían los toreros, sobre todo los extranjeros que participarían en esos festejos.
Habrá que esperar. Se espera que para finales de junio o principios de julio se pueda ofrecer a la afición y a los feriantes una verbena que sea al menos un sucedáneo de la de San Marcos. Nadie puede predecir, primero, cuál será el resultado de la situación sanitaria que vive el planeta y después, si fuera de las fechas primaverales, esa feria tendrá el mismo impacto en lo económico, en lo artístico y en lo taurino.
Lo que sí es cierto, es que en menos de un siglo, es la tercera vez que nos quedamos sin toros aquí en abril y eso sin duda, para nosotros, es un hecho histórico.
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