5 de mayo, 8ª de feria, un impresionante encierro de La Punta
En definitiva, don Guillermo González afirmó que la temporada taurina constará de siete corridas formales y una novillada, aunque dejó abierta la posibilidad de que se efectúe otro festejo…
Es decir, la celebración de una corrida extraordinaria nunca estuvo fuera de cuestión. Todo estribaba en que las condiciones entre afición, toreros y ganaderos se conjuntaran para que se habilitara una fecha y se pudiera ofrecer el festejo. En la columna de Francisco Lazo, cronista huésped de El Sol del Centro ese año, publicada el día 23 de abril, se relata lo que sigue:
Ya habíamos dicho que en La Punta hay un encierro que mete miedo, en 680 kilos de peso, con un toro que dio 714 en la báscula. Nos dice Guillermo González que es de su propiedad, pues lo compró ya al ganadero Francisco Madrazo. ¿No iba esa corrida a Tijuana? “No creo, dijo Guillermo, pues la quiere lidiar aquí...
Como se ve, las cosas se iban acomodando. Otras informaciones periodísticas afirmaban que esa corrida de La Punta era una de las que había reseñado la Asociación de Matadores para su corrida del Estoque de Oro que se verificó a principios de marzo. Al final, la corrida se quedó en el campo y entre don Francisco Madrazo Solórzano y don Guillermo González, decidieron que se lidiara aquí en Aguascalientes, a manera de un magno fin de feria.
La conformación del cartel
El 29 de abril se informó que la corrida extraordinaria se verificaría el viernes 5 de mayo y que, junto con los toros de La Punta, estaba ya listo Jesús Solórzano, que no está de más decirlo, era torero de la casa. Se adelantó que se esperaría a la celebración de la novillada del día primero de mayo, para rematar la combinación que se enfrentaría a los toros que ya eran esperados por la afición de Aguascalientes.
El 1º de mayo se anunció que Fabián Ruiz, torero de Aguascalientes que trataba de remontar la cuesta de un grave percance sufrido el 29 de julio de 1969 en la Monumental de Tijuana, cuando alternaba con Eloy Cavazos y Curro Rivera. Esa tarde, Montañés de Reyes Huerta le partió el pecho y le perforó un pulmón entraba en el cartel. Dijo el doctor José Rodríguez Olivas, jefe de los servicios médicos de las plazas de Tijuana en esos días acerca del percance:
Fue una de las cornadas más graves que se han visto en Tijuana. La herida está localizada a escasos cuatro centímetros del corazón, y hay perforación del pulmón derecho... De estas cosas no sabe uno el tiempo crítico, por tanto, no puede decirse nada sobre el término de 72 horas...
El percance mantuvo parado a Fabián hasta el 2 de febrero del año siguiente, por lo que prácticamente estaba reiniciando su andadura como matador de toros. La fecha además implicaba su presentación en esta, su tierra, como torero de alternativa.
El día primero de mayo se anunció que el encierro sería desencajonado en los corrales de la plaza de toros, quedando a la vista del público a partir del día siguiente y ese día, con el encierro ya manifiesto, se dio a conocer que Joaquín Bernadó era el tercer torero que formaría el cartel:
…está por delante el interés de la afición hidrocálida por ver a Fabián Ruiz, el extraordinario torero de esta tierra, quien, por primera vez, como matador de toros, pisará el ruedo del Coso San Marcos. La animación por ver a Fabián es indescriptible. En todos los medios sociales no se habla de otra cosa que no sea de irlo a ver… La empresa ya confeccionó el cartel, y por esta ocasión se puede decir que tres fundamentales aspectos determinantes han sido conjugados. El tercer espada es el catalán Joaquín Bernadó… Es decir, en la corrida se habrán de juntar los máximos atributos que se requieren para que sobre el ruedo se vea la corrida soñada, La valentía y enjundia de Fabián Ruiz. La plasticidad de Jesús Solórzano y la maestría de Joaquín Bernadó…
Así fue como, casi por entregas, supimos quienes serían los que se enfrentarían al singular encierro de La Punta, que, hasta estos días, medio siglo después, sigue siendo el más grande en cuanto a promedio de peso que se haya lidiado en una plaza de toros mexicana.
En el día de la corrida
Las taquillas de la plaza y los demás puntos de venta de entradas se vieron colmados de interesados en asistir a ese festejo, que por el ángulo que se le mire, era verdaderamente extraordinario. La nota previa al festejo, aparecida en El Sol del Centro, presenta una reseña pormenorizada de los toros que se lidiarían:
“Sombrerero” marcado con el número 61 y con 580 kilos sobre los costillares; “Lagrimoso”, marcado con el número 40 y con 635 kilos; “Recobito”, marcado con el número 65 y 620 kilos; “Carretero”, marcado con el número 20 y 630 kilos de peso; “Enanito” marcado con el número 25 y con 672 kilos y finalmente, el más impresionante de los extraordinarios ejemplares de La Punta: “Candilejo”, marcado con el número 49 y la friolera de 730 kilos de peso… Son esas las características del encierro que ha sido admirado por una considerable cantidad de aficionados, quienes los observaron en los corrales de la plaza, con la opinión unánime de que están verdaderamente imponentes, sobre todo “Candilejo”, para el que se han vertido elogiosos comentarios y la incógnita de que ¿por quién será lidiado esta tarde?, pregunta que será despejada cuando se conozca el sorteo que al mediodía se verifique en la misma plaza de toros…
Es decir, el reclamo de la corrida era precisamente el toro, que presentado en su integridad y con el debido trapío y remate que debiera tener cualquier encierro que se envíe a una plaza, debe ser más que suficiente para hacer que la gente se interese en asistir. No por nada, la fiesta es de toros.
Los rumores sobre Candilejo
Hoy, a cincuenta años de distancia, se sigue rumorando acerca del origen de Candilejo, dudando acerca de su origen punteño y afirmándose, hasta con firmeza, que era un toro de El Colmenar, ganadería entonces de la titularidad del ingeniero Gerardo Martínez Ancira. Lo que cuenta el ganadero Francisco Madrazo Solórzano en su libro El Color de la Divisa acerca de este asunto, es lo que sigue:
...En 1969, le compré, al ingeniero don Gerardo Martínez Ancira, dilecto amigo mío, su ganadería de “El Colmenar”, formada con vacas de “Matancillas” y “La Punta”, aumentada después, con vientres de varias casas de prestigio como la de don Jesús Cabrera, “Mimiahuápam”, Javier Garfias, don Mariano Ramírez, y cinco sementales de las dos primeras vacadas… Lote que un año después vendí, en su totalidad, a don Alberto Bailleres, para su ganadería de “Begoña”. Durante una primavera, empadré con mis vacas, dos de los “Mimiahuápam”, uno de ellos, de pelo colorao bragado, “Vencido” Nº 110, muy bonito toro, muy bien construido y bien puesto de cabeza, que dio estupenda corrida. Y el otro, número 80, entrepelado, listón, bragado y meano, con mucha cabeza, padre de “Candilejo”, Nº 49, negro bragado, que el día de su brillantísima lidia (Aguascalientes, 5 de mayo de 1972), pesó 736 kilos en pie y 434 en canal. Hasta hoy ha sido el toro más grande que se ha lidiado en la historia de nuestra fiesta… Teniendo, por lo tanto, para estas fechas, en la corta piara del ganado bravo que me queda, sangre de “Mimiahuápam”. Hago este pequeño comentario al margen, porque nunca he ocultado lo que pasta en La Punta, y porque jamás he sido un comerciante de ganado bravo, al que tanto quiero, y tanto he respetado… (El Color de la Divisa, Págs. 348 – 349)
A confesión de parte, relevo de prueba. Candilejo quizás no era un toro puro de sangre Parladé, pero era definitivamente de La Punta. Espero que la cita anterior aclare las dudas y los bulos que en torno suyo se han construido y que, con relación a El Colmenar, únicamente tienen que ver en cuanto a que el padre de ese toro, venía con el ganado que compró allí don Francisco Madrazo en su oportunidad.
Pero estas notas ya se van extendiendo más allá de lo recomendable, así que las dejo aquí por hoy y continuaré el día de mañana.