domingo, 17 de noviembre de 2024

17 de noviembre de 1963: La alternativa de Mauro Liceaga en la reinauguración de la Monumental Monterrey

Mauro Liceaga, El Queretano y José García El Charro
15 de abril de 1973
Cortesía: Francisco Tijerina
La plaza Monumental Monterrey había sido inaugurada el domingo 29 de agosto de 1937, con una corrida de toros en la que alternaron Fermín Espinosa Armillita y Lorenzo Garza ante toros de La Punta. Vestida de china poblana, la señorita Hermila Anaya realizó el despeje y las reseñas de la prensa de la época a mi alcance, señalan que el general Juan Andrew Almazán fue calurosamente ovacionado cuando se instaló en su palco de contrabarrera. Armillita le cortó el rabo a Pandereto, quinto de la tarde y por su parte, El Ave de las Tempestades se llevó la oreja del cuarto y el rabo del sexto. Lorenzo Garza salió en hombros de la multitud, no así el Maestro de maestros, que entró en la enfermería después de la vuelta del quinto, a que se le atendiera una herida en la cabeza, producto de un botellazo, seguramente dedicado por un garcista inconforme durante la vuelta después de la lidia del quinto. 

De acuerdo con la Guía de la América Taurina de Luis de Tabique, publicada en el año de 1955, tenía una capacidad de 11,500 espectadores. La plaza estaba coronada en su parte superior de sus tendidos, por una serie de palcos de madera, mismos que por el material con el que estaban construidos, algo más de un cuarto de siglo después de su estreno, seguramente tenían ya evidente deterioro y, además, por su disposición, eran de capacidad reducida. Seguramente por esa razón, quienes llevaban el coso en esos días don César Garza y don David Yamallel, representantes de Espectáculos Monterrey, S.A., decidieron suprimir esos palcos y convertirlos en localidades ordinarias, dándole a la plaza la fisonomía que actualmente tiene.

En esas condiciones se programó una feria de reinauguración con tres corridas de toros, los días 17, 20 y 24 de noviembre de 1963. La primera sería con toros de La Punta, para Juan Silveti, Juan García Mondeño y la alternativa de Mauro Liceaga; la segunda, con Alfredo Leal, el lusitano José Julio y el torero cordobés Manuel García Palmeño ante toros de Reyes Huerta y cerraría el ciclo un encierro de Mimiahuápam, de don Luis Barroso Barona, para Jesús Córdoba, Joselito Huerta y Joaquín Bernadó. Una feria breve, con carteles formados con buena imaginación y de acuerdo a lo mostrado en la prensa de ese tiempo, con encierros bien presentados.

La feria de reinauguración
Diario El Porvenir

El festejo de la reinauguración

El interés de la corrida de la reapertura de la plaza Monumental Monterrey tuvo un ingrediente adicional al implícito en el interesante cartel que era el llamado a asistir al evento y al hecho en sí mismo. Lo constituían una serie de declaraciones de Mondeño, en las que anunciaba que dejaba los ruedos y se dedicaría a la vida monástica. Entre otras cosas, declaró al Licenciado Antonio García Castillo Jarameño, lo siguiente:

Mi mayor ilusión es volver a esta tierra, porque mi pensamiento está en los corazones de todos. Pero quiero regresar, no toreando, sino bendiciendo con las sagradas palabras del Evangelio, que es la palabra más verdadera, porque es la que nunca muere…

Efectivamente, el siguiente marzo, Juan García Mondeño ingresaría al postulantado de la Orden de Predicadores (Dominicos) y tomaría los hábitos en agosto de 1964. Dejaría la vida religiosa año y medio después para reaparecer en Lisboa el 17 de marzo de 1966 y permanecer activo en los ruedos hasta 1970. Falleció en enero de 2023.

Quizás el principal atractivo del cartel de reinauguración era la alternativa de Mauro Liceaga, un torero que era parte de una de las dinastías más extensas del llamado planeta de los toros. Y llegaba a ella después de hacer una importante campaña novilleril en ruedos hispanos, presentándose y triunfando en los principales escenarios de aquellas tierras. El cierre de su temporada fue fuerte, triunfando en Jerez, en una Feria de la Vendimia que se ofreció al final del mes de septiembre, en Sevilla, en el mes de octubre donde dio dos vueltas al ruedo con petición de oreja y principalmente, en Madrid, donde cortó una oreja a un novillo de Samuel Flores, escribiéndose en el semanario El Ruedo a ese propósito lo siguiente:

El mejicano Liceaga – ¡qué recuerdos nos trae este apellido, tan de torero azteca! – lució en varios muletazos, excelentes, al quinto de la tarde. Faltó ligazón, pero hubo temple y buen estilo. Entró a matar con decisión y cobró una estocada a cambio de una cornada. Cortó la oreja. Apéndice muy merecido...

Esas eran las cartas credenciales del torero que se doctoraría en esa señalada tarde y que ante el primer toro que pisara el renovado coso, realizó lo siguiente:

Acto seguido, y ante la expectación de las 20,000 personas que llenaban la plaza; Juan Silveti cedió los trastos a Mauro Liceaga para convertirlo en el benjamín de los espadas mexicanos, atestiguando la ceremonia Juan García "Mondeño"... Después de brindar la muerte de su primer toro al público y a su padre; Liceaga se arrodilló cerrado en tablas para darle a “Africano” una tanda de escalofriantes muletazos de rodillas. Vinieron luego los ayudados por alto y los derechazos aguantando impávido el torero las acometidas de la res... Como la embestida del toro era cada vez más corta, Liceaga volvió a la carga con el toreo de rodillas, consiguiendo su propósito de entusiasmar al público, para que al dejar una estocada en todo lo alto, se le concediera una oreja, dando además la vuelta al ruedo, devolviendo prendas y recibiendo el cariño del público...

Me llama la atención el hecho de que el anónimo cronista del diario El Porvenir de Monterrey, salido al día siguiente de la corrida, aparte de describir con gran detalle la actuación del toricantano, señale como capacidad de la plaza la de 20,000 localidades. Seguramente hubo sobrecupo esa señalada tarde, pero no creo que haya llegado a tales proporciones.

Mondeño le cortó la oreja al tercero de la tarde, por una labor que llevó su sello personal:

Juan García “Mondeño” se llevó una oreja ayer tarde, galardón que ganó ante el primero de su lote, al que toreó soberbiamente de capa en sus muy personales lances... principió “Mondeño su faena para recetar al morito una tanda de estatuarios con los pies bien clavados en la arena. Vinieron luego los derechazos con el sello de la casa, rematando siempre con el forzado; naturales superiores por el temple y el aguante del torero y el colofón de su manoletina trágica y bella... Mató de una estocada hasta la yema, ligeramente caída, pero suficientemente buena para que el toro doblara y se fuera al desolladero sin uno de sus auriculares, que el público y la autoridad concedieron al misterioso torero...

Habrá que anotar para la estadística, que en el quinto de la corrida se le tiró un espontáneo a Mondeño, que fue oportunamente neutralizado por las fuerzas del orden y que en correspondencia, el torero de Puerto Real le brindó la muerte del toro a los agentes de policía comisionados en la plaza.

Por su parte, Juan Silveti apenas pudo lucir en el primer tercio con su toreo a la verónica, porque sus toros se quedaron parados. Pascual Navarro Pascualet, peón de confianza del Tigrillo, fue alcanzado al salir de un par de banderillas en el segundo de la tarde y recibió una cornada con una extensión de 15 centímetros en el muslo derecho, sin lesiones vasculares de importancia, con pronóstico de 15 días de recuperación.

El futuro de Mauro Liceaga

El porvenir de Mauro Liceaga parecía promisorio, tanto que estaba anunciado como parte del elenco de la temporada 1963 – 64 de el Toreo de Cuatro Caminos, en ese calendario en el que el ciclo de corridas de toros de la capital mexicana se ofreció a plaza partida y que tenía como cabeza de cartel a Manuel Benítez El Cordobés.

Pero apenas tres meses después de su alternativa, en la misma plaza de Monterrey, un toro de Santa Marta le daría una gravísima cornada en el vientre que lo tuvo parado bastante tiempo. Eso no le impidió ser parte de carteles importantes, como el de su confirmación de alternativa en la Plaza México el 14 de febrero de 1965 con Rafael Rodríguez y El Cordobés; el de la confirmación de Manolo Martínez en ese mismo ruedo, con Mondeño o en las presentaciones de Paquirri en diversas plazas de nuestra República.

Otra cornada, esta en Guadalajara, el 15 de febrero de 1970, por un toro de El Rocío, terminaron por ralentizar el andar por los ruedos de un torero que estaba llamado a ser una importante carta de la baraja taurina mexicana. 

Mauro Liceaga falleció el día de San José de 2017.

Aviso parroquial: Agradezco a mi Patrón Francisco Tijerina Elguezabal el que me haya facilitado el acceso a las páginas del diario El Porvenir de Monterrey, así como la información proporcionada para entender los cambios realizados a la plaza Monumental para efectos de su reinauguración.

domingo, 10 de noviembre de 2024

5 de noviembre de 1994: Entre César Pastor y Joselito, Teodoro Gómez se alza con el triunfo en el Toreo de Cuatro Caminos

El Toreo de Cuatro Caminos se inauguró el 23 de noviembre de 1947 y funcionó con intermitencia hasta 1968, año en el que se anunció que sería cubierta para permitir su utilización en diverso tipo de espectáculos aparte de los festejos taurinos, que serían más cómodos, pues no serían molestados por el viento o la lluvia. La última corrida que se dio en esa primera etapa de su existencia fue el 29 de diciembre de 1968 y fue un mano a mano que sostuvieron Manolo Martínez y Eloy Cavazos ante seis toros de Javier Garfias.

Al iniciar 1969 se cerró para intensificar los trabajos de colocación de una estructura metálica que sostendría la techumbre y que tardó muchos años en ser terminada y una vez concluida. Pasarían 26 años para que se reabriera con una corrida y el cartel para la ocasión fue integrado por José Mari Manzanares, Manolo Arruza, Fermín Espinosa Armillita y Pepín Liria, quienes el 15 de octubre de 1994, dieron cuenta de ocho toros de Vistahermosa.

Pero antes, al menos de manera pública, en el mes de agosto de ese 1994, se ofreció un festival taurino en el que actuaron el rejoneador Rodrigo Santos, Joselito Huerta, Eloy Cavazos, Mariano Ramos, David Silveti y Jorge Gutiérrez ante novillos de José Julián Llaguno. Ese festejo tuvo la finalidad de allegar fondos a un partido político (PRI). En el ejemplar del semanario madrileño El Ruedo fechado el 16 de agosto de ese año, el corresponsal Tadeo Alcina Rivera, refiere entre otras cuestiones:

Después de haber permanecido durante 25 años cerrada a espectáculos taurinos la plaza de Toros “EL TOREO DE CUATRO CAMINOS”, que se encuentra casi ya en la Capital de México, fue reabierta para ofrecer un festival taurino para recabar fondos que serán adjudicados al partido político en el poder (PRI); para tal efecto se preparó un gran cartel encabezándolo el rejoneador Rodrigo Santos y a pie el matador de toros Joselito Huerta (dos orejas), Eloy Cavazos (dos orejas), Mariano Ramos (rabo), David Silveti (vuelta), Jorge Gutiérrez (oreja). Cabe mencionar que durante el mes de octubre comenzarán a realizarse festejos en esta plaza, las corridas se darán en sábado para evitar la competencia con la Plaza Monumental México... El empresario de dicho coso es EDGARDO MEADE GARFIAS, quién al parecer está en tratos con “EL CAPEA”, JULIO APARICIO, MIGUEL BÁEZ “LITRI”, “ESPARTACO” y posiblemente “EL CORDOBÉS” entre los diestros mexicanos están los jóvenes Arturo Gilio y Eulalio López “El Zotoluco” ... Por desgracia durante el festival antes mencionado, en el enchiqueramiento fue corneado por un toro de José Julián Llaguno el torilero Jaime Ramírez, quien recibió tres cornadas una en el tórax, otra en la pierna y una en la cabeza, dos de ellas eran mortales de necesidad, por lo que al día siguiente falleció en un hospital de esta capital...

Al final de cuentas, el elenco presentado por la empresa organizadora de los festejos en Cuatro Caminos, que efectivamente iniciaron en octubre de hace 30 años, se formó con los diestros hispanos José Mari Manzanares, Pepín Liria, Manolo Cortés, José Miguel Arroyo Joselito, Fernando Lozano, y Vicente Barrera; por los nacionales participaron Manolo Arruza, Fermín Espinosa Armillita, Alejandro Silveti, César Pastor, Manuel Capetillo hijo, Teodoro Gómez, Enrique Garza, Jorge de Jesús El Glison, Eloy Cavazos, Joselito Ruiz y recibieron la alternativa Carlos Rondero y Rogelio Treviño

Los rejoneadores que se presentaron en la temporada, dentro de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro fueron Jorge Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y fueron alternativados en ese ruedo Giovanni Aloi y José Antonio Hernández Andrés. Los toros que se lidiaron en todos los festejos procedieron de Vistahermosa (14), Montecristo (7), Julio Delgado (6), Marco Garfias (8), Santo Domingo (7), San Martín (8), Arroyo Zarco (6), Real de Saltillo (6), Teófilo Gómez (2), Guanamé (1), Jesús Cabrera (1) y para los festejos de rejones los toros fueron de La Guadalupana (6) y El Junco (6).

La cuarta corrida de la temporada 94 – 95 

Para la tarde del sábado 5 de noviembre de 1994 se anunció un encierro de Vistahermosa para César Pastor, José Miguel Arroyo Joselito y el moreliano Teodoro Gómez. El madrileño reaparecía después de haber cortado una oreja el sábado anterior a un toro de Teófilo Gómez, que se vio precisado a regalar dada la desesperante debilidad de los de Julio Delgado que salieron al ruedo esa tarde. El cronista de la agencia EFE, remitió al ABC de Madrid la siguiente relación sobre la tarde que nos ocupa:

El diestro mexicano Teodoro Gómez, que cortó una oreja, fue el triunfador de la cuarta corrida del serial en la plaza de toros El Toreo a las puertas de esta capital, celebrada el sábado, en la que actuó el español José Miguel Arroyo «Joselito», que luchó con un lote problemático y fue ovacionado... Al conjuro del madrileño, el serial tomó otro sendero y en esta ocasión mejoró muchísimo la entrada, poco más de media plaza, y se corrieron seis toros de Vistahermosa, debiluchos que deslucieron el festejo y uno de Teófilo Gómez que cumplió... El mexicano César Pastor con el primero, toro con clase, pero sin fuerza, tuvo destellos toreros y saludó en el tercio; con el cuarto, bien con el capote, banderillas y trasteo ante un ejemplar sin problemas, pero muy pegado al piso. Lo mató de estocada para escuchar palmas. Regaló un séptimo, el de Teófilo Gómez, aplausos con el capote y faena voluntariosa, para ser aplaudido... «Joselito» la armó con el capote con el primero en verónicas y dos medias colosales. El toro recibió un puyazo y se acobardó, se paró y, además, con recorrido, espión, no obstante Joselito le expuso y lo mató de estocada, para saludar en el tercio. El quinto, un toro cuajado, bien con el capote, inició su trasteo con siete muletazos, sentado en el estribo y un remate muy torero. El toro cambió de lidia, tuvo muchos problemas, estaba con el torero y el madrileño valiente, le sacó los pases y lo mató de estocada para salir al tercio con algunos injustos pitos... Gómez tuvo el mejor astado del encierro, el tercero, al que toreo espléndidamente con el capote en verónicas y chicuelinas, trasteo que ya no tuvo el mismo nivel, pues la res se paró y mató de tres pinchazos y estocada. Aplausos en los medios. Se superó en el sexto, al que toreó muy bien con el capote, faena valiente hasta ser cogido sin consecuencias, le sacó los pases a fuerza y lo mató de estocada tirándose por derecho. Una oreja y vuelta al ruedo...

De acuerdo con lo que contó en su día el relator de EFE, la entrada mejoró considerablemente, porque se podían leer y escuchar reiteradas quejas de que el escenario era de acceso difícil y que su interior era lóbrego, por la manera en la que se concluyó su techumbre. Sin embargo, cuando hay imaginación en la confección de los carteles, no es complicado conseguir que la afición ocurra a las plazas.

Otros hechos de esa breve temporada

El 19 de noviembre de 1994, en la sexta corrida del serial, misma en la que actuaron Fernando Lozano, Enrique Garza, Teodoro Gómez y Pepín Liria ante toros de Santo Domingo (7) y Jesús Cabrera, se rindió un sentido homenaje a Paco Camino en reconocimiento y recuerdo a las brillantes tardes que tuvo en ese ruedo tres décadas antes cuando se presentó por primera vez ante la afición mexicana. Se le entregó una placa conmemorativa por ese aniversario y dio una emotiva y aclamada vuelta al ruedo en la que fuera, quizás, la mejor entrada de esa temporada.

Por otra parte, retumbó en los medios la diatriba de Rafael Herrerías en el sentido de que toreros y ganaderos que hayan participado en la temporada de Cuatro Caminos no volverían a pisar la Plaza México mientras él estuviera al frente de la empresa que la llevaba. Herrerías cumplió a medias y en episodios su advertencia. La mayoría de los toreros volvieron alguna vez a la gran plaza, pero otros se quedaron sin torear allí hasta el final de sus carreras.

La temporada terminó el 7 de enero de 1995 con el segundo festejo de rejones y el Toreo de Cuatro Caminos volvió a cerrar sus puertas. No se volvería a abrir sino hasta el 28 de abril de 1996, para dar inicio a una accidentada temporada que llegó a los diez festejos. La última corrida de toros que se dio allí y que fue la de la no anunciada despedida del coso como escenario taurino, contó con las actuaciones del rejoneador Pedro Louceiro hijo y los matadores Javier Escobar El Fraile, Manolo García Méndez y Manolo Sánchez, quienes dieron cuenta de siete toros de Quiriceo

Después de esta fecha, el Toreo de Cuatro Caminos no volvió a funcionar como plaza de toros y en agosto de 2008 se inició su demolición, hoy quizás sería la alternativa para ofrecer festejos en la zona conurbada de la Ciudad de México sin las restricciones de carácter político que se imponen en la capital mexicana, pero los intereses económicos se impusieron, como siempre, a los de la fiesta, y así, actualmente, se ubica un centro comercial en el sitio que ocupó.

domingo, 3 de noviembre de 2024

1º de noviembre de 1944: Festival homenaje a Rafael El Gallo en Sevilla

Para el día de Todos los Santos del año 44 del pasado siglo, Rafael El Gallo era ya sexagenario y tenía casi una década de haber toreado vestido de luces por última vez. Sus señas reconocidas por la afición, eran las de la tertulia que en torno suyo y el de Juan Belmonte, se formaba en la calle Sierpes, en Sevilla, en Los Corales, que también tenía otro acceso por Almirante Bonifaz. Allí se podía encontrar a ese torero que, a casi siglo y medio de su natalicio, cabe cada vez más en la descripción que de él hiciera en su día Selipe:

Rafael rechazó catalogaciones y excedió las estrecheces de las escuelas. Sus suertes no se comprendían en lo definible, ni sus actuaciones dentro de lo regular: era imposible encasillar en netas cuadrículas el garbo relampagueante ni sujetar a predicciones los inequívocos alardes de valor y los celebrados eclipses del mismo. Tan genuinamente único era en su toreo Rafael "El Gallo" que anduvo solo y revistió de inverosimilitud su imitación. Al lado de la gran pareja de astros de primera magnitud, de Joselito y Belmonte, Rafael vivió su carrera diversa entre los polos de clamores hiperbólicos y de desastres ruidosos. No le estorbó el brillo más radiante porque él supo aureolarse de fulgor esplendoroso, ante el que se rendían joselitistas y belmontistas...

Rafael no se distinguió por cuidar los buenos dineros que debió ganar en su paso por los ruedos, así, para el mediar de la década de los 40 del pasado siglo, sus pares urdieron el organizar un festejo singular en el que ellos con su actuación, y la afición con su contribución, aportara algo para que el sobreviviente de aquella brillante dinastía de toreros, pudiera seguir caminando hacia adelante con la dignidad correspondiente a cualquiera que se haya vestido de luces.

En esas condiciones se programó un festival en la Maestranza para el jueves 1º de noviembre de ese año del 44 en el que se anunció que actuarían a caballo Juan Belmonte y Álvaro Domecq y a pie torearían Manuel Jiménez Chicuelo, Domingo Ortega, Pepe Bienvenida, Manuel Rodríguez Manolete, José Ignacio Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez, quienes enfrentarían novillos de Juan Belmonte, Concha y SierraEnrique Calderón, Félix Moreno de la Cova, Carmen de Federico, Pablo Romero, Conde de la Corte y Marqués de Villamarta. También se agregaba al programa que el propio homenajeado y beneficiado saldría en primer lugar, enfrentándose a un novillo de Miura.

La información previa aparecida en el diario ABC de Sevilla del 26 de octubre anterior, adelanta:

Del mayor acontecimiento taurino puede calificarse el grandioso cartel que la Comisión Organizadora de este homenaje ha podido confeccionar... Actuarán como rejoneadores los afamados Juan Belmonte y Álvaro Domecq, y la lidia ordinaria, el homenajeado Rafael Gómez “El Gallo”, que ha solicitado para él el toro de MIURA (¡Rafael siempre será “El Gallo”!), Chicuelo, Ortega, Pepe Bienvenida, Manolete, Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez. Presidirá este magnífico y único espectáculo un ramillete de distinguidas y bellísimas señoritas, asesoradas por veteranos ex matadores de toros, realzando aún más esta fiesta memorable la exhibición de un bello conjunto de caballistas y carruajes enjaezados a la andaluza, que desfilarán al comienzo de la corrida...

En el diario Ayer de Jerez de la Frontera, fechado el mismo 1º de noviembre, aparece una información en la que se hace saber que el 26 de octubre anterior, el doctor Fernández Zumel había intervenido a Domingo Ortega de una lesión en el tendón de Aquiles de uno de sus pies, ordenándole reposo por 15 días. Allí se encuentra la explicación de la nota aparecida en el ABC sevillano del 29 de octubre anterior, donde sin mediar mayor noticia, se anuncia que el torero toledano sería sustituido por Rafael Albaicín.

En la víspera del festival, se hacía el siguiente anuncio en la breve sección taurina de ese número del ABC sevillano:

Como se sabe, “El Gallo” es un apasionado del buen cigarro puro, y deseosa la afición sevillana de obsequiarle, satisfaciendo los gustos del genial artista, la Comisión Organizadora, recogiendo estos deseos, advierte que, en todas las puertas de entrada a la plaza de la Real Maestranza, serán colocadas unas cestas para que cuantos lo deseen puedan depositar en ellas los cigarros puros que hayan de ofrecerle. Estamos seguros que el gran Rafael estimará el obsequio, muy deveras...

El desarrollo del festejo

La tarde del primer día de noviembre de 1944 fue lluviosa, pero eso no impidió que la plaza de la Maestranza se llenara hasta el tope y que se viviera en ella una interesante tarde de toros. Al final de cuentas el cartel originalmente anunciado presentó más cambios como se verá enseguida. Actuaron por su orden: Juan Belmonte, Rafael El Gallo, Luis Fuentes Bejarano, quien sustituyó a Pepote Bienvenida, Cayetano Ordóñez Niño de la Palma, quien cubrió el sitio que no pudo ocupar Chicuelo, Álvaro Domecq, Manolete, Rafael Albaicín, quien ya apuntábamos, sustituía a Domingo Ortega, José Ignacio Sánchez Mejías y Pepín Martín Vázquez, quienes enfrentaron por su salida de toriles, novillos de Juan Belmonte, Miura, Enrique Calderón, Félix Moreno de la Cova, Concha y Sierra, Pablo Romero, Conde de la Corte, Carmen de Federico y Marqués de Villamarta.

Belmonte le cortó las orejas y el rabo al novillo que le tocó en su turno; El Gallo dio una aclamadísima vuelta al ruedo en el suyo, acompañado de su banderillero Pepe Rodas, quien bregó y cubrió con lucimiento el segundo tercio; Fuentes Bejarano, Álvaro Domecq y Manolete cortaron una oreja a los que les tocaron y todos ellos brindaron al homenajeado. El noveno del festejo, que correspondía a Pepín Martín Vázquez, regresó vivo a los corrales, dando la impresión, de acuerdo con la opinión de Filiberto Mira, como la del cronista de la agencia Cifra, de que estaba toreado.

Al final, el festival cumplió con su objetivo, Antonio Olmedo Don Fabricio, cronista del ABC de Sevilla, resume así lo sucedido:

Con la prestancia que corresponde al propio animador, se celebró la fiesta homenaje a Rafael “El Gallo”. Sevilla dio ayer una gran prueba de afecto al famoso torero, que ganó millones, pero no supo hacerse rico, siendo esta la más característica de sus genialidades entre las muchas y muy estimables que esmaltan la brillante historia del lidiador excepcional. Desafiando a la lluvia el pleno de la afición vieja y nueva acudió a la Maestranza a rendir a Rafael el tributo de su aplauso y la furia del meteoro quedó burlada...

El festival, en lo humano y en lo económico resultó ser un éxito. Nunca se reveló la suma recaudada para auxiliar al genial torero, pero Álvaro Rodríguez del Moral escribe lo siguiente:

…le preguntaron a Juan Belmonte que como debían entregarle el dinero, si anual o mensualmente. Belmonte contestó que ni siquiera semanalmente, que a diario y a ser posible la mitad por la mañana y la otra mitad por la tarde…

Ya lo decía Don Fabricio, Rafael ganó millones, pero no supo hacerse rico. Era demasiado desprendido.

El domingo 20 de octubre de 1957 se llevaría a cabo otro evento similar en Madrid, organizado por el ABC de Madrid y presidido por Vicente Pastor y Manuel Mejías Rapela El Papa Negro. En él actuaron Luis Fuentes Bejarano, Domingo Ortega, Gitanillo de Triana, César Girón, Pedrés y Rafael Jiménez Chicuelo hijo, para hacer frente a novillos de Antonio Pérez de San Fernando y de María Montalvo.

Esta clase de eventos son ya cada vez menos frecuentes, tal pareciera que la hermandad entre los actores de la fiesta se va perdiendo y también, que el sentido de la solidaridad de éstos con las mejores causas de la sociedad se disipa. En otros días, cuando una necesidad se hacía presente, nadie tenía que sugerir siquiera la celebración de un festejo para ayudar a aliviar una necesidad real. Hoy, pese a que los medios actuales nos permiten a todos conocerlas en tiempo real, no parecen inmutarse. O témpora, o mores!

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