Si algún día se hace algún recuento de las faenas más importantes que se han realizado en la historia de la Plaza México, sin duda alguna que entre las principales de éstas se contará la que el día de la primavera de 1982 realizó Mariano Ramos al toro Timbalero de Piedras Negras. No fue una faena que vaya a recordar por los momentos de sublimación artística que en ella se generaron, o por la cantidad de suertes que en la misma se realizaron, sino porque en su realización el torero dominó y después toreó al toro imponiéndose a las condiciones de éste.
El cartel de la octava corrida de la temporada 1982 de la Plaza México se formó con toros de Piedras Negras para Mariano Ramos, Christian Montcouquiol Nimeño II y Felipe González hijo, quien recibió la alternativa esa tarde, con la cesión del toro Tercia de Ases.
El segundo toro de la tarde fue Timbalero. Daniel Medina de la Serna cuenta lo siguiente acerca del desarrollo de esa memorable tarde:
Mariano Ramos... se sacó la espina con creces cuando se enfrentó (8a) a “Timbalero” de Piedras Negras, al que le hizo la faena de la temporada, y aún de muchas temporadas; fue aquella una lidia (de lid, lucha, pelea) que nos tuvo al borde de los asientos y con el alma en los dientes, pues dicho astado era, más que bravo (en algún momento trató de saltar al callejón, un toro de mala leche que no permitía a su lidiador la menor vacilación; cualquier otro le hubiera largado tres trapazos y se lo hubiera quitado de enfrente a la mayor brevedad posible, pero el de La Viga, profesor numerario de geometría y trigonometría de la Universidad Taurómaca, se enfrentó bizarro al morito y le pudo. La narración que Alberto Bitar envió por teléfono a la redacción de “El Redondel” fue esta:
“dos muy buenos doblones y una especie de trincherilla que gusta a la asamblea. Con la derecha y por abajo, a un animal de mucha fuerza y muy mal estilo, tres intentos de derechazos y un terrible estilo de Ramos. Procede como de él se espera, de un torero poderoso y le vemos tres formidables doblones, muy bien instrumentados, que le festejan todos, para que luego se diga hoy en día, que eso no se comprende. Se juega la vida, con la zurda y volvemos a ver al diestro poderoso que nos gustara en sus inicios... cuatro derechazos, que no hay tela para más, hacen vibrar a los tendidos... preciosos doblones rodilla en tierra y un abaniqueo de torero poderoso y el teléfono, jugándose la vida, ante un aullido en los tendidos. Casi todo el estoque, en sitio apenas desprendido, cayendo el toro a los pies de Ramos y pidiendo la gente una oreja que concede el juez. A fe nuestra que merecía las dos...”
Otra versión que nos recuerda esta gran faena es la de Guillermo Salas Alonso, que algo más de dos décadas después del suceso, lo recuerda de esta manera:
El artista de La Viga después de dos series de muletazos, al intentar torearle por abajo con la mano diestra, el astado piedrenegrino se le puso por delante. Segundos de incertidumbre, belleza, peligro y resplandor. Todavía no se explican ni aficionados, ni toreros, ni críticos, cómo pudo írsele de distancia, tras recorrer medio ruedo, sin hacerle daño... Todo mundo pensó lo inevitable: que lo “trincaría” y le lesionaría. No. A partir de ese momento el trasteo transcurrió en medio de una emoción que se marcaba con los aficionados al borde de sus asientos. Estremecidos. Oliendo la sangre y el peligro... Tras ello, el diestro se volvió el protagonista de esa escena; procedió dándole una tanda de poderosos doblones para después torearlo, sobre todo, con la mano izquierda, en el pase fundamental del toreo, o sea, el natural. Uno, otro. Y uno más, elaborándolos con ritmo y con cadencia. Siempre de menos a más. Los últimos pases de las dos series, con el toro entregado al mandato del poder humano, ya seguía el engaño dando la impresión de una docilidad que, indudablemente, no era un atributo marcado por el burel que crió Raúl González y González... Tanto fue el poder de Mariano Ramos, que concluyó la labor haciéndole a “Timbalero” el desplante del “teléfono”... Y el público en fervorosa comunión con el arte, el toro, el peligro y el torero... Habría más: la estocada que terminó con la vida del toro tlaxcalteca, mortal por necesidad, no hizo que el estado doblara, sino que cayó rodado como pelota, en fracasado intento de embestir a quien le está proporcionando la muerte. Morir queriendo coger a su matador. ¡Cuánta emoción! Una obra de torero para toreros. Pero... En la opinión del juez en turno, Pedro López Anaya, sólo fue merecedora de una oreja. Una placa recuerda aquella tarde...
En suma, una de las grandes obras cinceladas delante de un toro en la Plaza México. La pueden apreciar en el vídeo (pinchando aquí), comentada por el propio torero, veintitantos años después de haberla realizado, junto con el Licenciado Julio Téllez.
Edito: Después de que apareciera esta publicación, encontré la crónica aparecida el 22 de marzo de 1982 en el desaparecido diario capitalino Novedades, suscrita por el psiquiatra Enrique Guarner. De la misma, extraigo lo que sigue:
...Mariano ha dejado oscilar su cartel; sin embargo, esta temporada ha salido con cualquier encierro que le pongan y por ello merece nuestra admiración. La tarde de ayer Mariano Ramos volvió a ser el diestro que conocimos en sus inicios y logró imponerse a un pésimo astado de Piedras Negras, del que se llevó una justa oreja... El ganado. - La corrida en general dejó bastante que desear... En cuanto a trapío los dos primeros pasaban... Por ello solamente pudo lucir Mariano Ramos con el corrido en segundo lugar. No todos los toreros poseen la capacidad suficiente o el valor necesario para trastear esta clase de bichos... Mariano Ramos... buenas verónicas, pero donde el público le aplaude es en los lances a pies juntos, lo cual me parece decepcionante... En seguida el diestro de La Viga lleva al burel frente a Domingo López quien pica dos veces en lo alto. Los Kingston cubren banderillas haciéndolo adecuadamente Felipe, en tanto que Eduardo deja solo un palo... Ramos brinda a don Jesús Garduño, quien es Oficial Mayor del Departamento del Distrito. Comienza doblándose cerca de toriles y de pie instrumenta excelente pase cambiado. La primera serie de redondos se inicia bien, pero el toro lo busca en el cuarto y entonces Mariano pone rodilla en tierra y produce extraordinarios cambios al estilo de Vicente Pastor... El de La Viga toma la muleta con la izquierda y aguantando tarascadas pega algunos naturales mandones. Viene a continuación con cuatro pases en redondo con la derecha que son buenos en verdad. Claro que hay algún enmiende de repente, pero es que el burel no es de carril ni mucho menos. Termina Mariano Ramos su labor con muletazos de pitón a pitón y un desplante. Se tira a matar y cobra una buena estocada ligeramente delantera... Se pide la oreja que concede el ingeniero Pedro López Anaya, pero el público en forma absurda e intransigente pide otra. Mi opinión es que el Juez de Plaza estuvo en lo justo y que la faena valía ese apéndice. Aguardemos mayores hazañas para otorgar más trofeos. Lo que sí es criticable y debiera haberse multado, fue que el torero arrojara al suelo el premio, despreciando a las autoridades. Mariano a continuación dio dos merecidas vueltas al ruedo...La apreciación de Guarner no coincide con las anteriores en cuanto a la premiación de la faena y nos deja más datos (la inmediatez respecto de los hechos le otorga ese valor añadido), acerca del desarrollo de la lidia. Creo que es un interesante complemento a lo expuesto originalmente en esta entrada.
Aclaración necesaria: Los resaltados en los textos transcritos son imputables exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.