Cartel de la corrida del 7 de febrero de 1909 |
…bueno será que la autoridad competente ponga el remedio, así como que exija al señor Veterinario e Inspector de Diversiones cumplan con su obligación, pues domingo a domingo se sueltan algunos chotos, con lo que se engaña al público, puesto que los carteles rezan que se lidiarán toros, y por consiguiente soltar becerros es engañar al público… Los toros de Tepeyahualco lidiados en tercero y cuarto lugares, aunque no catedrales, sí fueron aceptables en cuanto a presentación y ambos cumplieron sin sobresalir… Los propietarios de Piedras Negras enviaron toros de todas edades, habiendo algunos becerros que ni por asomo llenaban los requisitos que para el ganado exige el mártir reglamento. ¿Qué dice de esto el veterinario?...
Hubo toros muy bravos y muy nobles, con la edad reglamentaria, y dos toreros artistas, que hicieron filigranas con sus capas y en la candente arena del anchuroso circo nos ofrecieron con su valor y con su arte, todas las bellezas del hermoso y viril espectáculo español… Piedras Negras y Tepeyahualco enviaron toros de empuje, de poder y de extrema bravura; los de aquella ganadería hicieron una pelea franca en todos los tercios y sólo los de Tepeyahualco llegaron un tanto inciertos a rendir el pellejo…
El ganadero, o por mejor decir, los ganaderos, pues han conquistado ayer una ovación, medio ruidosa y envidiable, con que las multitudes han premiado ampliamente sus afanes por hacerse criadores de verdaderos toros de lidia… Pelo liso y brillante, astas finísimas y bien colocadas, pezuñas pequeñas y redondas, la cola barriendo la arena, y en cuanto a la edad, paréceme que cada uno traía como pasaporte su fe de bautismo, expedida hace cinco años allá en la dehesa, donde el aire reverbera entre los altos pastos…
El diestro de Pachuca tuvo una mala tarde. Poco lucido estuvo con el capote y el gesto siniestro de la jindama se dibujó en su rostro al muletear a su segundo toro, en el que había tela para dibujar, pintar, calar, etc., pero el millonario equivocó la faena y dejó dormida la muleta, entre tanto, las «nanas» «Pulga» y «Pepín», descompusieron al torito que murió en manos de Vicente de una estocada baja. ¿Con las banderillas? Si el capote y la muleta no lucen manejadas por el pachuqueño, mucho menos lucen los garapullos. Puso un par medianejo, entrando y saliendo regular. En su abono: toreó con dos primeras figuras del toreo, sin llegar él todavía ni a la mitad del camino. Apláudale el público su afán de alternar con buenos toreros…
Vicente Segura adelanta, adelanta a ojos vistos. Su toreo se hace más afiligranado, su conocimiento de las condiciones de los toros es más perfecto, y su manera de arrancarse a matar se hace más verdad cada día, y eso que tirios y troyanos le han reconocido a este diestro una decisión admirable para meterse entre los pitones, buscando el morrillo con el estoque… En quites estuvo, como siempre, muy oportuno, y los remató con holgura y elegancia. La buena voluntad del diestro pachuqueño ha quedado ayer demostrada de una manera patente cuando cogió banderillas. Hasta la fecha, Segura no había banderilleado toros, y ayer, cuando el público se lo pidió, el espada, sin andarse con repulgos, cogió los palos y demostró habilidad…
Una vez más el millonario toreador, nos demostró que se ha equivocado redondamente al elegir como profesión el toreo, el cual, por lo visto, no le entra en la cabeza, y que lo de seguro estoqueador, ha sido sólo un mito, una fábula que él con demasiada candidez se ha creído. ¿Estoqueador seguro? Puede ser, pues en la corrida de autos aseguró a sus enemigos sin fastidiarnos, sí señor. ¡Pero cómo los aseguró! Yéndose descaradamente a los bajos y no de otra manera, perfilándose fuera del pitón derecho y abandonando el planeta aún antes de tocar con la espada la piel de los toretes que le cupieron en suerte. ¡Excelente matador!...
Gaona se ha revelado ayer, y parodiando una «becqueriana» del Bajío diré: «Ayer lo vide entre los toros…». No cabe duda que hay toro y torero de verdad y para rato. Bullicioso, animado, ganoso de palmas y ansioso de pelea, el diestro leonés toreó a su primero con tres verónicas petronianas, un farol y tres de frente por detrás, engendradas y rematadas con muchísima guapeza. De éstas sólo él sabe el secreto. El público, que está pendiente de lo que hace este muchacho, le aplaude con ruidosas ovaciones al rematar cada uno de sus lances, y al final le tocan música, muy merecidamente… El leonés se aprovecha perfectamente de las condiciones del toro y hace una faena de las que ponen de pie. Sus pases ayudados no tienen desperdicio y son magistrales, por lo tranquilos y ceñidos, sus pases de pecho. Realmente mientras Gaona trastea a su adversario, puede apreciarse toda la elegancia innata que imprime a todas las suertes que ejecuta y que viene a ser el sello de personalidad, con que visa cada uno de sus arrestos… Cuadrado el toro, y en la suerte natural, entra Gaona sin vacilaciones, por derecho, vaciando divinamente y colocando el estoque hasta lo rojo en la mitad del morrillo. Una estocada con todas estas condiciones, tiene que ser de rápido efecto, y así sucede, doblando el toro momentos después de herido y cobrando Rodolfo una gran ovación mientras da la vuelta al ruedo… De la ovación que se le tributó al torero mexicano, se puede juzgar, con decir que se le cortó la oreja al bicho y se le concedió al leonés como el galardón supremo y merecidísimo…
Actuaron «Gallito», Segura y Gaona. El primero llegó al ruedo ganoso de aplausos y con sus vistosos lances supo arrancarlos en buena ley; con la muleta trasteó con inteligencia y pupila, y las faenas de sus tres toros fueron muy aplaudidas. En quites entró con oportunidad y se mostró muy buen compañero. Al entrar por uvas no se desvió de la recta y estuvo certero con el estoque…
Y como apenas ha pasado una hora y cuarto de que empezó la corrida, al momento en que es arrastrado el sexto toro, y como la empresa de «El Toreo» es empresa que no se para en gollerías del toro más o menos para dar gusto al público, hete aquí que el público pide un toro más, que la empresa lo regala de buen grado… [Vicente Segura…] A su vez, hace gala de desprendimiento y de deseos, y regala un toro que ocupa el octavo lugar… En su último toro, que fue el «criminal» aquél de la fea lidia y peores instintos, Rodolfo trasteó con precauciones…
Por condescendencia del señor concejal que presidió ayer la corrida, se lidiaron nueve toros, o sean tres más de los anunciados, con lo cual se infringe el Reglamento en vigor, que claramente dice que no podrán lidiarse más toros que los anunciados, y sobre este particular bueno será que la autoridad competente ponga el remedio…
La gaonera, por Rodolfo Gaona |
Nota segunda: El resaltado en la crónica de Latiguillo no existe en su versión original, es imputable exclusivamente a este amanuense.